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TRES DIMENSIONES, UN COMIENZO.

RAZÓN PRÁCTICA.

Jürgen habermas nos presenta los tres puntos de vista desde los cuales se están
discutiendo las cuestiones teórico-morales, desde el inicio se establece y se deja
en evidencia que estos puntos a los que se hace referencia están dados desde
las teorías aristotélicas, kantianas y utilitaristas; cada una ostenta una visión
distinta en la aplicación a la razón práctica.

Para poder encontrar y dirimir la cuestión de la razón práctica desde las tres
perspectivas antes planteadas habermas utiliza la misma cuestión sobre la cual
ha venido trabajándose el estudio de la ética. haciendo este alusión a que esta
pregunta a sido la base desde la ética clásica y la moderna aun; y que siempre se
presenta como la indecisión sobre una tarea practica que se está por realizar, es
decir, como una duda practica esta es ¿Cómo debo comportarme, que debo
hacer? tal y como está planteada esta pregunta es presentada como un DEBER
INDETERMINADO esto porque el nivel de abstracción que esta pregunta emplea
es muy denso y puede abarcar cualquier tipo de problemática que sobre él pueda
adecuarse y por igual motivo queda abierta a una multiplicidad de formas o juicios
que podrán dar la solución al problema o indecisión que nos pone en conflicto. El
trabajo a realizarse sobre el uso de la razón práctica desde los ámbitos del
pragmatismo, de la ética y de la moral otorgaran distintos resultados sobre la
cuestión del deber indeterminado que hemos planteado y el motivo directo de esta
distorsión de resultados si se utiliza alguna de estas teorías corresponden a que
la razón y la voluntad en cada uno de los juicios se modifica buscando cada una
de ellas su constelación sea esta dada a partir de lo adecuado a los fines, de lo
bueno o de lo justo.

Juicios subjetivos
Voluntad individual

Voluntad individual Voluntad individual

Voluntad individual

Voluntad individual Voluntad individual

Voluntad individual
la teoría habermasiana discrepa del esquema kantiano en cuanto ya no trabajara
sobre el plano subjetivo se entrara a abordar desde un plano intersubjetivo y el
punto es simple la teoría kantiana toma la formación de la voluntad individual y
esta encontraba sus límites en el hecho de desconocer la realidad que presenta
voluntad ajena lo cual no permitía la formación de una voluntad colectiva
racional lo cual pone en cuestión la validez de las teorías normativas del derecho
y de la política, esto por provenir los juicios de un actor individual que podía no
tomar dentro de la construcción de sus juicios los fines generales, el bienestar de
la comunidad o ingredientes de justicia en su elaboración, mientras que con el
ingrediente de intersubjetividad se buscara no caer en choque con los juicios que
otros también están en capacidad de emitir; Por tanto se debe buscar una
voluntad colectiva racional.

Cuando se nos presenta un problema práctico hablando desde el plano


pragmático tenemos que solucionarlo con decisiones racionales entre distintas
posibilidades de acción para alcanzar un fin determinado que es la consecución
del acto, pero puede acontecer que la decisión racional que puede tomarse entre
distintas posibilidades de acción encaminadas a alcanzar un determinado fin
pueden tornarse problemáticas y esto porque no sabemos que camino escoger
para lograr dar solución al problema práctico en el que nos vemos envueltos pero
desde el punto de vista pragmático ahí un fin el cual se proyecta como el punto
de llegada al que debemos acudir para lograr salir del problema en el que nos
vemos envueltos. Un punto plenamente problemático y que genera crisis en este
pensamiento pragmático de adecuación a los fines, es cuando el fin es el que se
versado en conflicto, es decir acontece una colisión entre fines. Bajo este
presupuesto no tenemos una guía especifica, no se tiene una planificación sobre
lo que quiero hacer y es entonces donde debemos buscar los fundamentos para
una decisión racional esta vez entre los propios fines.

Para los dos problemas planteados cuando no tenemos definido los medios o
cuando no tenemos definido el fin, debemos encontrar una solución
determinados por lo que uno quiere, es decir que la solución a este conflicto
plenamente interno debe estar supeditado a buscarse una elección racional de los
medios ante fines dados o de la ponderación racional de los fines ante
preferencias existentes. Es menester concretar que la voluntad está determinada
por dos elementos los deseos y los valores; y bajo estos aspectos es que
concretamos o al menos determinamos según nuestras preferencias cuales son
los medios o los fines que son asimilables, compatibles a nuestros gustos pero
cuando la voluntad queda relegada por la complejidad del problema práctico
surgido debe acudirse a cerciorarse sobre la manera de proceder de nuestra razón
por lo tanto la razón debe volverse reflexiva así como una teoría de la elección
racional, entonces el proceso de valoración busca apoyarse de las informaciones
empíricas y basados en la eficiencia que cada decisión pueda tener por lo tanto se
puede llegar a una solución de la problemática a través de un examen interno de
nuestro ser. Es por eso que lo que Kant determino como reglas de habilidad y
consejo de sagacidad, de imperativos técnicos y pragmáticos solo relacionan
causas y efectos, según preferencias valorativas y fijaciones de fines por lo tanto
estas solo se muestran en el sentido imperativo de un deber relativo, es decir, un
imperativo condicional que podemos o no acoger según si el fin de este sea
acorde con el del individuo. A eso hacen referencia los preceptos de la acción
referidos a determinadas personas con voluntades y fines comunes.

Esos son los problemas que pueden surgir cuando se trata de hacer juicios
pragmáticos basados en lo adecuado a fines pero el punto de quiebre total de
estos juicios está supeditado a los valores, cuando estos se vuelven problemáticos
o en su defecto entran en colisión debe abarcarse desde otro punto de vista
porque queda excluido de manera definitiva del mundo de la racionalidad de los
fines, es decir es una ámbito que se sale de las manos del pragmatismo.

Como primera medida en toda toma de decisiones que un individuo desee hacer
debe tener en cuenta las inclinaciones, sus interés, el quién soy y que desearía
ser; debe haber la mayor auto-comprensión del individuo hacia sí mismo en
conclusión debe haber pleno conocimiento de nuestra identidad, cuando esto está
definido la razón práctica no solo aspira a lo posible y a lo adecuado a fines, sino
que comenzamos abarcar el terreno del bien común entramos en el campo de la
acción de la razón práctica ética. La auto-comprensión existencial es evaluativa
por un lado se tiene la génesis vital, el yo; y por el otro lado los normativos del yo
ideal, imperativos guías; es decir, que la auto-compresión no es solo una
descripción propia, él como uno se ve, lo que soy, sino también de los modelos
que seguimos, él como desearía verme, lo que seré; esto como un modelo de las
preguntas clínicas aristotélicas.

El resultado de esta auto-comprensión o cerciorameinto clínico expresa nuestra


historia, tradiciones y el proceso de formación continuo que refleja nuestra
identidad; es por eso que en la realización de este tipo de examen no podemos
crear ilusiones porque a consecuencia de ello nos veremos envueltos en el
auto-engaño; si realizamos una buena auto-comprensión profundizaremos
nuestras orientaciones y fundamentaremos nuestras valoraciones.

Bajo los anteriores presupuestos podemos afrontar con una mejor postura los
juicios éticos, estos se nos muestran como imperativos condicionales en los que
una decisión está tomada de la mano por un condicionamiento pero que a su vez
solo se muestra como un deber que no tiene ni fijaciones ni dependencias de los
fines o de las preferencias subjetivas por lo tanto no son absolutos, pero que a su
vez se muestran como lo bueno para ti. Por lo tanto en este punto la razón
práctica emitida o tratada desde un juicio ético puede ser desprovista por las
valoraciones fuertes que se orientan a un fin absoluto autárquico que en si mismo
concentra la voluntad del individuo. Pero es en ese punto donde vuelve a crearse
el conflicto por la decisión individual de vida buena puede contrarrestar con la de
los demás y el juicio ético no se vuelve exigible para el individuo, ya que no es
ajeno a la realidad que la voluntad es un elemento de todo individuo y siempre
estarán presente en la toma de las decisiones o en la aceptación de esos juicios
exteriores que pueden adoptar o no.

Pero para que los problemas de la razón práctica tanto en el campo del
pragmatismo como en el de la ética puedan llegarse a constituir en conflictos de
nivel moral, cabe hacer la especificación de que en el primero los juicios
pragmáticos nunca alcanzan esa prerrogativa de problema moral porque los fines
y preferencias del actuante pueden verse en conflictos y solo poseen significación
como medios o condiciones restrictivas para un plan de acción en cada caso
surgido completamente particular; por otro lado cuando hay conflictos en los
juicios éticos por una desviación individual surgida de las valoraciones fuertes esta
solo alcanzan relevancia para los problemas morales cuando son ventilados y
puedan ser aceptados por otros que se sientan identificados, aunque podrían
encontrar solución cuando puedan ser dirimidos en el interés recíproco, pero de no
ser así se cae en un problema ya que ese nuevo juicio ético segundario acogido
por varios como modelo de vida buena surgido de las valoraciones fuertes de un
individuo buscan transformarlas en máximas que chocan con las establecidas y
ahí ya podemos comenzar a hablar de un conflicto moral, porque las máximas son
el punto de toque entre los juicios éticos y los morales; entonces nos enfrentamos
a alguna de estas dos situaciones: “si quiero que mi máxima se convierta en ley
general” y “si esa máxima general la quiero aceptar”.

Cuando la imposición de una máxima individual se quiera supeditar a la de los


demás la identidad y el proyecto de vida del individuo debe reflejar una forma de
vida generalmente valida, lo que desde mi perspectiva es igualmente bueno para
todos se colocaría objetivamente en el interés homogéneo de todos es por eso
que solo una máxima susceptible de generalización desde la perspectiva de todos
los ciudadanos vale como una norma que puede encontrar el acuerdo general y
en esta media ganar mayor reconocimiento, es decir, ser moralmente obligatoria.
Vemos que no hay imposición de máximas lo que ahí es una adopción de una
máxima individual por parte de otros individuos que la aceptan como una norma
valida y esto es así gracias a que no se está proponiendo como un “deber” o como
un “tiene que” aquí el sentido esta dado porque que la máxima es “justa” y por
ende obligatoria “universal”.
Un discurso pragmático adecuado es la recomendación de una tecnología
apropiada o de un programa realizable, un discurso ético-existencial adecuado es
un consejo para la correcta orientación de la vida, para la organización de un
proyecto vital personal. pero cosa distinta es al preparación racional de una
decisión valorativa cuando los juicos morales de acciones y máximas sirven para
la representación de expectativas legitimas de comportamientos en vista de
solución a los conflictos interpersonales que perturban la vida reglamentada
porque el discurso practico-moral adecuado es el acuerdo basado en la solución
justa de los conflictos.

Entonces tenemos que la razón práctica es la facultad de fundamentar


imperativos adecuados ahí donde según la referencia de la acción y el tipo de
decisión correspondiente, no solo transforma el sentido ilocutivo del “tener que” o
el “deber” sino también el concepto de la voluntad que en cada caso puede
determinarse mediante imperativos racionalmente fundamentados. La razón
práctica pasa a estar supeditada a los ámbitos del arbitrio del actuar racional, a la
fuerza de decisión del auto-realización o lo que es igual a la voluntad libre del
sujeto moralmente apto para juzgar.

La razón practica estudiada desde cada perspectiva enfrenta un mundo distinto


cada sujeto quiere darse sus propias prerrogativas ya sea sus propias estrategias
o apartarse de los consejos que están pre-establecidos, la búsqueda de una forma
de unificación de criterio seria devastadora para los interese individuales y más
cuando cada individuo es capaz de emitir un concepto que puede llegar a ser
completamente radical a los ya emitidos así que la tarea de encontrar esos puntos
de toques donde los juicios individuales puedan llegar a acoplarse o al menos a
partir desde un precepto general que tenga como inicio un precepto aceptado por
todos como lo es la JUSTICIA y más cuando la interacción de los individuo a
través del proceso de la acción comunicativa en su ámbito pragmático, es decir, la
búsqueda del consenso de los individuos en la elaboración de esa máximas que
para el caso de la razón práctica serian de carácter moral y además pasarían a
solo ser universales a ser universalmente aceptados lo que genera mayor
legitimidad y certeza al juicio moral que ha sido emitido y consagrado como ley
general.

Con la exegesis teórico discursiva hecha sobre el imperativo categórico permite


reconocer la parcialidad de esta teoría que se concentra solo en cuestiones de
fundamentación; por lo tanto no se puede consensar un juicio moral universal
separado de otras situaciones y otros elementos que no pueden quedar en el aire
si no se tuvieran en cuenta estas proposiciones solo se acoplarían estas reglas a
situaciones previas y no generalizadas completamente lo que las haría solo útiles
en ocasiones a lo solo contemplado por la máxima, entonces la razón práctica
debe verse como un principio de adecuación tratando que esta pueda acoplar la
mayor cantidad de situaciones posibles para su mejor funcionamiento y eficacia,
pero aunque se den las circunstancia de adecuación los juicios morales siguen
siendo solo ideales y no se puede determinar si todos los miembros de la sociedad
lo aplicaran en sus vidas y este será el punto sobre el cual se tomaran las
medidas de la autonomía de la voluntad dada en la capacidad del sujeto de
aplicar el juicio moral aunque esté no produzca para los individuos su acción
autónoma pero si el punto de partida. Desde el entendido que la autonomía está
dada por la razón y la voluntad, el primero otorgado por el juicio y el segundo la
capacidad de amplitud y de actuación que se le deja al individuo para su libre
desarrollo este seguido a su vez por los valores y los deseos individuales.

Para lograr que los juicios morales rompan esa generalidad falsa y meramente
pretendida de principios extraídos selectivamente y utilizados sin sensibilidad para
con el contexto se ha requerido hasta ahora de movimientos sociales y luchas
políticas para entender que nadie puede ser excluido en el nombre del
universalismo moral, porque, quien en nombre del universalismo excluye a otro
comete traición contra su propia idea. Solo cuando todo es un conjunto
amalgamado de relaciones intersubjetivos donde los juicios universales quedan
impregnados en equidad y generan solidaridad entre los consensantés lo cual le
crea rostro humano a la máxima generada.

La razón práctica desde los puntos de vista abordados necesitan llegar a un


momento para su mayor integración en el campo pragmático se necesitan
“compromisos” para lograr acoplar el interés individual con el ajeno. En el campo
de la eticidad los juicios necesitan generar una “identidad colectiva” que acepte la
multiplicidad de proyectos vitales individuales. Mientras que en el campo moral
además de la validez y adecuación de los mandatos normativos se necesita
también plausibilidad.

Para lograr que la razón práctica logre esos cometidos debe lograrse la aceptación
de condiciones objetivas generadas por una voluntad colectiva racional y para este
proyecto es necesario unificación de criterios, concientización del individuo y de la
sociedad, de que ellos que son el factor de cambio y de progreso; que necesita de
su apoyo incondicional para la mejoría de las relaciones, para el avance sin
discriminación; que ayude a sacar de esa atadura mental en la que está sometida
la sociedad que se ha dejado someter por sus dirigentes, la apersonamiento de las
riendas del estado con la abstracción de unos principios básicos que redirijan a la
población sobre unos lineamento que permitan el progreso de la misma y de igual
forma el libre desenvolvimiento del individuo, se necesita de una nueva revolución
del pensamiento en búsqueda de una sociedad más crítica y reaccionaria ante los
fenómenos que legitimados por la democracia están sumergiendo nuestra
voluntad.
BIBLIOGRAFÍA

ACERCA DEL USO ÉTICO, PRAGMÁTICO Y MORAL DE LA RAZÓN PRACTICA.


Jürgen Habermas.
Traducción De Sandra kuntz F. y Juan Sánchez Zermeño.

DIÁLOGOS SOBRE LA SECULARIZACIÓN.


Jürgen Habermas. Joseph Ratzinger.

¿COMO SALIR DEL LIBERALISMO?


Alain Touraine.

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