O

T 6 0
Final sin gloria. Un balance del Frepaso y de la Alianza
Eduardo Jozami.................................................................................................. 3
INSTITUTO DE ALTOS ESTUDIOS

Juan peron N
E AYO
20

-M
Un país en deuda. La Argentina y su imposible relación con el FMI

I
Marcelo Bonelli................................................................................................... 5

M
12
La América Latina del Siglo XXI
Alberto Methol Ferré y Alver Metalli.................................................................. 6

O
VI
Cinco balas para Augusto Vandor
Ciclo de Capacitación

ER
Álvaro Abós ........................................................................................................ 8

UM
La religión en la época de la muerte de Dios
Leandro Pinkler, compilador .............................................................................. 10 Política 2006

O
N
La formación ideológica del peronismo
Perón y la legitimidad política (1943-1955)

2-
Juan Fernando Segovia ...................................................................................... 12 El jueves 4 de mayo pasado el Dr. Antonio Cafiero dictó la clase inaugural del

M
Ciclo de Capacitación Política 2006 del Instituto de Altos Estudios Juan Perón.
La deuda de la política Durante los próximos meses se brindarán gratuitamente cursos, talleres y conferen-
I

O
Ricardo Rouvier .................................................................................................. 13 cias sobre los siguientes temas: Historia del peronismo, Justicialismo, filosofía e
ideas políticas, Política internacional, Economía del justicialismo, Cultura y educa-

AÑ
Política Sanitaria Argentina. Textos elegidos ción y Políticas sociales y desarrollo local.
Ramón Carrillo.................................................................................................... 15 Por el momento, expondrán en el ciclo, entre otros, Daniel Arzadún, Araceli
Bellotta, Luis Beraza, Mario Burkún, Mario Casalla, Oscar Castellucci, Hugo Chumbita,
Enrique Del Percio, Miguel Espejo, Carlos Fernández Pardo, Alieto Guadagni, Ana
Jaramillo, Adolfo Koutoudjian, Silvio Maresca, Carlos Mundt, Abel Posse y Cristina
Reigadas.
Colaboraron en esta edición:
Pablo Belardinelli, Mario Cafiero, Santiago Cafiero, Enrique Del Percio,
Jorge Luis Etcharrán, Mariano Fontela, Dolores Gandulfo, Catalina Pantuso
Diversas causas conspiraron

EDITORIAL
Inicialmente, las actividades pro-
gramadas no suponen el dictado de cur-
sos de formación básica. Más bien se pre-
tende con ellas instalar un ámbito de
reflexión y debate entre intelectuales,
Este Boletín es una publicación del Instituto de Altos Estudios Juan Perón, creado por profesionales y líderes políticos y socia-
les, para producir contenidos que apor-
disposición del Congreso Nacional del Partido Justicialista celebrado el 26 de marzo de 2004 el que
ten a la reconstrucción de la identidad
aprobó la creación de una asociación civil sin fines de lucro que actuara como órgano de capacitación y del movimiento peronista y a su pensa-
formación del Partido Justicialista. miento de futuro.
Aspiramos a que el Instituto de Altos Estudios Juan Perón se constituya en un ámbito dedicado Entre los fundamentos de los
partidos políticos hay uno que interesa
a la investigación científica y doctrinaria y a la producción, sistematización y difusión de estudios, destacar aquí especialmente: es aquel
investigaciones y documentos destinados a profundizar y perfeccionar el sistema democrático, que establece que ellos traducen un pro-
abordar los problemas nacionales, afianzar la justicia y la equidad social y proyectar a la Argentina en el yecto de transformación social en idea-
les y consignas lo suficientemente claras
mundo.
como para permitir articular el conoci-
Para asociarse al Instituto no es necesario ser afiliado al Justicialismo. Sólo se requiere poseer miento técnico de la gestión de gobierno
título universitario o terciario, estudios avanzados en carreras de grado, o poseer una reconocida con la movilización de la voluntad popu-
trayectoria en el desarrollo de tareas de índole político, social o cultural. lar. Históricamente, el peronismo deno-
Diseño: www.dydnet.com.ar
contra este ideal, provocando que hoy
las políticas de gobierno se justifiquen
casi exclusivamente con argumentos
técnicos o morales. Prácticamente no
hay medidas gubernamentales cuyo
fundamento explícito resida en un pro-
yecto partidario. Tampoco suele haber
reuniones en el Partido Justicialista -al
menos en el nivel nacional- que asuman
estas decisiones como propias o impro-
pias.
Como contrapartida, la movili-
zación de voluntades políticas se centra
casi exclusivamente en símbolos y perso-
nalidades, pero lejos está de articularse
coherentemente con un proyecto que
tenga expresión eficaz en un conjunto de
propuestas o decisiones de política
nacional.

minó a esto como “la doctrina”. Ella ins-
piraba a la vez las razones de la adhesión
Vicepresidente: Silvio Maresca Presidente: Antonio Cafiero
popular y las propuestas de políticas
públicas. Había que mantenerla al día
Para Informes e inscripciones: iaejuanperon@argentina.com
para que fuera constantemente la base
Reconquista 46 - Piso 9 - Buenos Aires - Tel.: (011) 4348-9601 de la unidad de concepción y de acción
Sitio WEB: www.iaejp.org.ar partidaria.
De hecho, hoy la pertenencia al
movimiento peronista en muchos casos
sólo se asienta en la adhesión a un pasa-
do glorioso. Pocos se identifican con él
por la coincidencia respecto a un núcleo
programático que se refiera al presente o
al futuro.

que las fuentes externas y endógenas de
nuestra identidad no alcanzaron a conver-
tirnos en una Nación”.
Sin embargo, lejos de un pronóstico
pesimista, la lectura del libro de Rouvier nos
deja la sensación de que vivimos una época
en la que las deudas se van saldando: uno
por uno los desafíos que el autor señala en el
Política Sanitaria Argentina
Buenos Aires, Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación,
El Presidente de la Nación ha decla-
rado al 2006 como el Año de Homenaje al
Dr. Ramón Carrillo. En ese marco, el
Ministerio de Salud y Ambiente y el
Programa Campaña Nacional de Lectura del
Ministerio de Educación, Ciencia y
Tecnología han publicado una selección de
capítulos de Política Sanitaria Argentina, un
libro de dos tomos y más de 500 páginas edi-
tado en 1949. El mismo contiene discursos y
artículos elaborados a partir del 1º de junio
de 1946, fecha en que Carrillo asumió como
Secretario de Salud Pública.
Los capítulos escogidos contienen
ideas que mantienen plena vigencia y no
requieren del lector una competencia espe-
cializada. Se logró así un texto de ágil lectu-
ra que facilita el acceso masivo al pensa-
miento del primer Ministro de Salud de la
Nación, quien en cada página transmite una
imponente concepción humanista que
enmarca toda su acción de gobierno, intro-
duciendo los fundamentos de la más
extraordinaria transformación sanitaria de
nuestra historia.
Muchos argentinos sabemos que la
obra de Ramón Carrillo fue admirable. Pero
hoy no es tan conocido el hecho de que su
pensamiento también era extraordinario. Él
escribía muchísimo, mucho más de lo que
fue publicado, que no es poco. Ha escrito
otros trabajos notables, especialmente
Teoría del Hospital, que está pensado inte-
gralmente y no es fácil seccionarlo. De
todas formas, es intención del Ministerio de
RESEÑAS
capítulo final han registrado avances en los
últimos tres años; especialmente la recons-
trucción de la autoridad política a partir de
un shock de ejemplariedad.
Pablo Belardinelli
Ramón Carrillo
Textos elegidos
2006, 136 páginas
Salud y Ambiente de la Nación seguir edi-
tando parcialmente otros libros suyos, espe-
cialmente Contribuciones al Conocimiento
Sanitario, que también tiene más de 500
páginas.
Se ha querido en esta ocasión hacer
una publicación breve y accesible para que
todos puedan disfrutarlo, aun sabiendo de
antemano que se estaban excluyendo escri-
tos muy valiosos. Pero esta edición procura
ser una puerta de entrada a sus ideas. Se
suprimieron, por ejemplo, artículos y discur-
sos sobre alergia, enfermedades del aparato
digestivo, brucelosis, cáncer, neurocirugía,
epidemiología o medicina laboral.
Quienes puedan leer este librito con-
firmarán la formidable capacidad de Carrillo
para planificar y para llevar a cabo lo que
había concebido. Pero además, era un polí-
tico que escribió sus ideas mientras ocupa-
ba un cargo de altísima jerarquía, lo que per-
mitiría no sólo someter a crítica su concep-
ción estratégica, sino además revisar los
resultados a la luz de los propósitos declara-
dos.
Espero que esta obra sirva de aperi-
tivo, que abra en quienes accedan a ella la
necesidad de leer muchos más escritos de
quien dirigió una empresa magnífica: la
obra por la cual los argentinos legítimamen-
te sentimos orgullo.
Mariano Fontela

tada descripción de estos problemas y la per-
cepción que de ellos tiene la opinión pública
que nos presenta el libro, el tratamiento indi-
vidual de cada uno de ellos nos haría perder
de vista la “naturaleza política” que tuvo
aquella crisis que nos tocó vivir.
Así, el argumento de Rouvier se
aparta de aquellas visiones que reducen la
crisis del 2001 a su aspecto económico y,
simultáneamente, se diferencia de explica-
ciones que encuentran causas económicas
para las crisis políticas: “la cuestión cultural
operaría como un condicionante de última
instancia en relación a la triple consecuencia
de las crisis: lo político, lo social y lo econó-
mico”.
La crisis política como “fenómeno
de condensación” y la cultura como causa,
son los temas principales del libro de
Rouvier.
El autor descarta rápidamente los
argumentos comunes y corrientes referidos
a la “crisis cultural” como caracterología de
la “constitución fallida de nuestro ser nacio-
nal”, o los individualistas, como aquellos
que hacen referencia a la deformación cul-
tural que produce nuestra inserción subor-
dinada y dependiente en el orden interna-
cional.
Rouvier nos señala que la cultura es
“la configuración de las conductas sociales
organizadas dominantes que se suceden
generacionalmente” y que la crisis cultural
se produce por un desajuste entre la norma
y la realidad.
En el Capítulo VI se describen los sín-
tomas de este malestar en la cultura
mediante un estudio empírico sobre el esta-
do psicosocial de la población del Área
Metropolitana y la Provincia de Buenos
RESEÑAS
Aires, realizado en el mes de julio de 2001.
En el relevamiento sobresalen los
sentimientos de angustia, tristeza, amargu-
ra y decepción como manifestación espon-
tánea y dominante de los entrevistados; que
a su vez atribuyen estas sensaciones a la
ausencia de futuro, la falta de trabajo, la emi-
gración y la falta de cambios.
Otro sentimiento prevalente era el
miedo ocasionado por la violencia delictiva,
el estallido social y la incertidumbre.
Una serie sucesiva de privaciones se
encuentran en la raíz de los sentimientos de
los entrevistados, su consecuencia actitudi-
nal es el enojo que se refleja en las variadas
conductas electorales negativas (absten-
ción, voto en blanco, impugnación volunta-
ria del voto).
Ahora, volvamos al concepto de cri-
sis cultural: Rouvier nos presenta un análisis
de las dimensiones que expresan esta crisis
en nuestra sociedad.
En primer lugar, en lo que parece
una actualización del problema sarmientino
del desierto, el autor analiza el problema del
lazo social desde cinco dimensiones: el espa-
cio vacío, el origen diverso de la población,
el autoritarismo en la vida social, el proble-
ma del otro y la falta de compromiso.
En apretada síntesis, el argumento
refiere que una población escasa y diversa
en un territorio que se le presenta inmenso,
no logra alcanzar el affectio societatis nece-
sario para constituir una sociedad organiza-
da; en consecuencia se instala una descon-
fianza hacia el otro más próximo, compa-
triota (ser yo sin el otro) y una idealización
del otro distante, europeo (ser yo en el otro):
“somos el no ser de los indios, de los gau-
chos. Y la fuerte influencia inmigratoria del
siglo XIX y XX significó la partida, la despedi-
da de otro lugar y la reconstrucción imagi-
naria mítica respecto del origen”.
En el plano del comportamiento
esta característica se manifiesta en un acen-
drado autoritarismo en la vida cotidiana y
en el desapego a la legalidad: “nuestras fra-
gorosas disputas han operado como reem-
plazo de una institucionalidad ausente. Esas
luchas finalmente han provocado una
derrota continua. Porque nunca hay una vic-
toria completa, una victoria nacional com-
pleta”.
También en una recurrencia funda-
cional: “Uno de nuestros problemas origina-
rios es que hemos nacido varias veces, no en
un proceso normal con saltos cualitativos de
refundaciones, como rupturas sobre un
pasado que también nos pertenece. Es decir
que en cada parto se abjuraba de los padres
anteriores, de las patrias previas. De esa
manera fuimos postergando nuestro naci-
miento definitivo”.
Estos rasgos que estructuran lo que
alguna vez Borges definió como nuestro “po-
bre individualismo” se refuerzan última-
mente con la influencia de la cultura posmo-
derna: “la pérdida del sujeto posmoderno se
intercepta con este sujeto borroneado de
nuestra idiosincrasia. Estos dos individuos
tienen algo en común, su desafectación, su
fijación en sí mismo, por narcisismo o por
autodestrucción”.
En segundo lugar, el autor retoma el
tema de la herencia cultural hispánica como
obstáculo para el desarrollo pleno del “espí-
ritu del capitalismo” como causa de un capi-
talismo rentístico, prebendario y corrupto:
“somos capitalistas a pesar nuestro y eso
provoca una personalidad social bastante
ambigua, contradictoria y a veces hipócri-
ta”.
Por último, la “declinación de la
ética republicana” donde “nuestro proble-
ma es que el ataque a las instituciones de la
República (…) proviene de las propias insti-
tuciones, de su interior. Es decir, nuestro pro-
blema con la ley no es originario de una opo-
sición a la ley, sino del obstinado incumpli-
miento”.
Estos elementos permiten al autor
afirmar que “somos el resultado de un mix
cultural controversial, porque cada aporte
fue parcial o contradictorio en sí mismo,
pero sobre todo, somos el resultado de la his-
toricidad de nuestros desencuentros, de las
luchas civiles y de una feroz manera de cons-
truir sobre la anulación del otro. Es decir,
Sin embargo, quienes ocupan car-
gos ejecutivos o legislativos en representa-
ción del Partido Justicialista suelen tener con-
ciencia de que al decidirse por unas acciones
y no por otras no aplican solamente su apti-
tud profesional: además entienden que con
ellas están “haciendo peronismo”.
Seguramente es así en la mayoría de
los casos, pero la ausencia de espacios parti-
darios de debate y su reemplazo por los
medios de comunicación impide reflexionar
sobre esto y por lo tanto inhabilita el funcio-
namiento de los partidos como correas de
transmisión entre la conducción del Estado
y la voluntad del pueblo, vulnerando uno de
los principios elementales del régimen
democrático.
La identidad del peronismo debe
volver a vincular el saber con el hacer, la capa-
cidad técnica con la participación popular.
Un balance del Frepaso y de la Alianza
Buenos Aires, Biblos, 2004, 164 páginas
El autor analiza la experiencia desde
la perspectiva de un actor político particular,
la de aquel que siendo parte de la “historia”
fue un opositor interno a la jefatura.
Los nueve capítulos en que Eduardo
Jozami divide el texto se podrían agrupar en
tres partes. Una primera, en la cual describe
el derrotero de Carlos “Chacho” Alvarez, en
su doble función de Director de la publica-
ción Unidos y la de referente político del
Movimiento Renovador Peronista y del
Grupo de los Ocho, etapa en la cual se
superponen las facetas de intelectual y mili-
tante.
La segunda pone de manifiesto las
tensiones generadas por la ruptura, la bús-
queda y construcción de una nueva identi-
dad nunca resuelta y las posturas cambian-
tes del Frente en los noventa.
Por último, en un análisis que hubie-
ra requerido de un mayor desarrollo, consi-
dera el paso del Frepaso por el poder en el
marco de la Alianza.
Las tres partes se articulan a través
de un hilo conductor que es la figura de
RESEÑAS
La mejor herramienta de la identidad de un
movimiento es una política activa que se
defina por lo que afirma y no sólo por lo que
se rechaza, que se sustente en un futuro
común y no sólo en el pasado. Quienes
desean terminar con el peronismo queda-
rían conformes si se transformara en una
mera forma de nostalgia. Por eso debe vol-
ver a proyectarse hacia el futuro y liberarse
de la sujeción a la coyuntura, recuperando
su pensamiento estratégico y su capacidad
para planificar y concertar.
La reconstrucción de los espacios de
debate y reflexión permitirá reformular un
conjunto de contenidos que podrán servir
como cimiento de una identidad peronista
que vuelva a fundarse en los principios de
soberanía política, independencia económi-
ca y justicia social.
Eduardo Jozami
Final sin gloria
Carlos Alvarez, con sus planteos, dudas,
cambios y devaneos.
El autor logra imbuir en el lector
más la certeza que la duda sobre la inexis-
tencia del Frepaso como fuerza política,
como también pone de manifiesto su incer-
tidumbre respecto de que hubiera existido
una corriente de pensamiento “progresista”
que mereciera esa denominación. La caren-
cia de construcción política y la ausencia de
identidad política sustentable en el tiempo
de un agrupamiento sin gestas populares
fundantes podrían haber contribuido para
que Carlos Alvarez ejerciera la jefatura sin
mayores cuestionamientos por parte de la
dirigencia frentista.
La libertad de decisión de la jefatura
se basaba en la influencia mediática de la
figura de Alvarez en los sectores medios de
la sociedad, en la opinión pública, más que
en la generación de líneas políticas alternati-
vas en el escenario menemista.
Del texto surge que la falta de ancla-
je se potencia con la muerte de Germán
Abdala. Si el peronismo había dejado de ser

el hogar, la izquierda no era una alternativa
válida, y si además desaparecía quien levan-
tara las banderas del nacionalismo revolu-
cionario en el incipiente frente, la opción se
reducía a la centro-izquierda. Lo expuesto
permite al autor diferenciar las estrategias
entre Bordón y Alvarez; mientras el primero
centraba su interés en el electorado peronis-
ta tradicional, la jefatura del Frente Grande
se desvelaba por los votantes que histórica-
mente se vinculaban con las distintas ofer-
tas socialistas y el radicalismo alfonsinista,
mas aún en un tiempo en el que la UCR
lograba su peor performance electoral
(1995). No obstante, esta visión de centroiz-
quierda “progresista” (con sesgos hereda-
dos del alfonsinismo) es abandonada luego,
en aras de alcanzar el gobierno, sin importar
las alianzas necesarias para tal fin, en una
suerte de salto al vacío.
Jozami vuelve a sus cuestionamien-
tos en cada uno de los análisis de los aspec-
tos centrales del accionar político de
Alvarez. En tal sentido, destaca la preocupa-
ción de Alvarez por la tensión corrupción-
calidad de las instituciones, en desmedro de
la discusión del modelo económico domi-
nante; no existía decisión política de la jefa-
tura del Frente para modificar el modelo y
toda objeción a su postura era subestimada,
adjetivándosela con el rótulo de testimonial.
Quien escribe estas líneas recuerda que
Alvarez se ufanaba en los medios de ser más
creíble que Duhalde para el “establish-
ment”.
Para el autor, la aceptación implícita
RESEÑAS
del modelo involucraba también la imposi-
bilidad de tejer redes con los movimientos
sociales desde el Frente, aprovechando la
militancia social de muchos de sus cuadros,
especialmente los provenientes del sindica-
lismo de la CTA. El desapego por la militan-
cia, tanto político-territorial como social,
dilapidaba la opción de crecimiento de un
horizonte directivo de cuadros propios.
Jozami insiste en resaltar el hecho de que
Alvarez opta por una relación política
mediática entre la jefatura y el ciudadano,
sin intermediaciones de los cuadros, renun-
ciando a representar intereses sociales sub-
alternos en aras de un hipotético interés
común de un ciudadano utópico, desligado
de intereses.
Sin embargo, la tensión en Alvarez
entre reformular la demanda como conduc-
tor político (tal como lo concibiera Roig) y la
imperiosa necesidad de no contradecir a los
sectores dominantes de la economía tuvo
casi siempre el mismo resultado negativo,
especialmente en las situaciones límite de la
gestión. El autor del libro da cuenta de esta
contradicción al evaluar la negativa de
Alvarez de avalar el proyecto de nulidad de
las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final
elaborado por varios diputados nacionales
del Frente (Juan Pablo Cafiero, Alfredo Bravo
y otros), como también las órdenes de mar-
chas y contramarchas impartidas a los dipu-
tados frentistas en la Legislatura de la
Ciudad de Buenos Aires ante el Código de
Convivencia, la derogación de los edictos
policiales y las normas relacionadas con la
prostitución en las calles. En todos los casos,
Alvarez, en la búsqueda de asegurar el “no
conflicto”, sobreactúa y asume las condicio-
nes del statu quo, como si le pesara hacerse
cargo de alguna demanda considerada des-
medida.
La tesitura de no exponerse, de pri-
vilegiar el control interno por encima de la
confrontación y de preservar una actitud dis-
tante frente a los conflictos sociales (salvo
en el discurso), es determinante en el
momento de establecer la política de alian-
zas electorales del Frente a partir de 1997.
Bastan como ejemplos la renuncia a compe-
tir por la Jefatura de Gobierno de Buenos
Aires, como la de gestar un acercamiento
con los sectores sociales y políticos contes-
tatarios (izquierda, incipientes movimientos
piqueteros). En la visión de Jozami, dado
que el objetivo era derrotar a Menem, la
única alternativa que le quedaba a Alvarez
era la alianza política con la UCR. En reali-
dad, Duhalde es quien desarticula la manio-
bra de re-reelección de Menem al amenazar-
lo con una consulta popular no vinculante
sobre el tema en la Provincia de Buenos
Aires. Jozami, sin embargo, resalta los
inconvenientes de Alvarez con el poder cuan-
do pone de manifiesto la diferencia de crite-
rio con Auyero sobre el acuerdo con el radi-
calismo.
En los últimos capítulos, Jozami des-
cribe la decadencia y la desintegración polí-
tica del Frepaso. Las medidas de gobierno
de la Alianza como el aumento de impues-
tos, la rebaja de sueldos de los empleados
públicos, la flexibilización laboral postfor-
dista y el escándalo de las coimas en el
Senado, fueron ejemplo de una política
regresiva, conservadora, de neto corte
menemista, que nada tenía en común con
las iniciativas del Grupo de los Ocho y el
Frente. El libro le asigna a Alvarez una actua-
ción relevante al apoyar varias de las iniciati-
vas del exMinistro Machinea, lo cual denota-
ría una sobreactuación más del exVicepresi-
dente frente al establishment.
Jozami destaca la paradoja de que
Alvarez renuncie por la crisis desatada por
los procedimientos corruptos de la política
(sobornos en el Senado), pero en ningún
momento cuestione las acciones de gobier-
no que agravaron la situación económica y
social de la inmensa mayoría del pueblo
argentino; es más, insta a los cuadros del
Frepaso para que no renuncien a sus cargos.
lución que las políticas oficiales ejecutan.
“Provenimos de una revolución”, dirá
Perón; “los peronistas nacimos de un movi-
miento revolucionario, no de una política o
de una acción política, esa revolución hace
lo que debe, no lo que quiere: interpreta la
voluntad revolucionaria del pueblo; está
para eso y si no lo hace, fracasa en el objeti-
vo”. Ya en la segunda presidencia, sobre
todo hacia el final, el tono de confrontación
se aminora, se aleja la visión maniquea, y los
enemigos, los “antipatrias”, el “imperialis-
mo”, los “oligarcas”, pasan a ocupar un esta-
dio dentro del juego político; ya sólo son
adversarios. Los logros de la revolución ya se
habrían internalizado en la Argentina, y
Perón explica que una nación no puede vivir
en una constante efervescencia. Vendrán
entonces tiempos de diálogo democrático
con otros sectores.
A lo largo de la obra, redescubrimos
un Perón clásico que enfrenta la coyuntura
desde posicionamientos teórico-filosóficos
que aún conservan vigencia. Librando nues-
tra imaginación enfrentamos las problemá-
ticas concretas de hoy en día con su legado.
El autor propone una interrelación entre las
palabras de Perón y el lector, permitiendo
una interpretación personalizada de cada
fragmento discursivo. Mediante su didáctica
accedemos a focalizar en cualquier aspecto
de la vida intelectual del peronismo, su
etapa revolucionaria, sus valores morales, su
contenido religioso y la concepción de una
tercera posición en el orden internacional.
Buenos Aires, Corregidor, 2004, 204 páginas
Hay momentos en la vida de las
sociedades en los que el tiempo se vuelve ver-
tiginoso. Los argentinos vivimos, en el perío-
do 2001-2003, la posibilidad cierta de una
inminente disolución nacional, seguida rápi-
damente por la apertura de una prometedo-
ra gestión de gobierno encabezada por el
Presidente Kirchner.
En esos momentos, los análisis y las
descripciones de la realidad se convierten en
mojones: operan como señales de referen-
cia que nos permiten ver el camino recorrido
y lo que nos falta.
Este es el caso de La deuda de la polí-
tica de Ricardo Rouvier. Escrito apasionada-
mente, inspirado por el amor a la patria y
una positiva valoración de la democracia
RESEÑAS
Nos permite analizar por partes la
cantera de la construcción identataria del
movimiento, sus banderas, sus luchas y sus
enemigos. Se abre lugar a la movilización de
sentimientos y pasiones; la patria, el sentido
nacional, la nueva Argentina. Accedemos a
conceptos de Perón como la inclinación ideo-
lógica del movimiento: “el peronismo no es
sectario, por eso no es centrista, ni izquierdis-
ta, ni derechista, porque tomar posiciones es
hacer sectarismo. El peronismo es la tercera
posición, está a la derecha, al centro o a la
izquierda, dependiendo de los hechos, por-
que es una consecuencia de estos hechos”.
La visión de una tercera posición: “el antima-
terialismo, porque tanto el individualismo
como el colectivismo son materialistas, mien-
tras que el justicialismo se decide por el hom-
bre, tal como es, armonía de materia y espíri-
tu, y como ser social, individuo o persona en
la sociedad humana, con fines individuales
propios y fines sociales ineludibles”. O la
misión de los peronistas: “ser peronista es
estar guiado por el supremo idealismo de
hacer cada día algo más para que los habi-
tantes de esta bendita tierra puedan ser más
iguales y más felices. Los peronistas son forja-
dores auténticos del bien, único orden social
posible, el que se basa en la justicia”. Justicia,
en palabras de Evita: “devolver a los pobres lo
que todos los demás les debemos, porque se
lo habíamos quitado injustamente”.
Santiago Cafiero
Ricardo Rouvier
La deuda de la política
como sistema de gobierno, el libro presenta
en forma sistemática los aspectos centrales
de la crisis política que afectó al país en aque-
llos años y nos ofrece una explicación sobre
las raíces culturales de nuestros problemas.
Una de las claves interpretativas que
nos propone el autor es la impotencia políti-
ca: “La gravedad de la crisis argentina está
dada porque los problemas son más impor-
tantes que los dirigentes que tienen que
resolverlos (…) los dirigentes no logran
manejar, ni evitar, ni controlar, los procesos
que nacen de la propia dinámica de la crisis”.
Son varios los “problemas que ven-
cen a la política”: desocupación, desigual-
dad, deterioro educativo, inseguridad e
impunidad. Sin embargo, más allá de la ajus-

La formación ideológica del peronismo
Perón y la legitimidad política (1943-1955)
Córdoba, Ediciones del Copista, 2005, 294 páginas
Si bien este libro de Juan Fernando Segovia ya fue reseñado en el número 7 de
Movimiento, en esta oportunidad se incluye otra visión, proveniente de un joven militante
peronista.
El desafío de encontrar un encade-
namiento causal en el pensamiento peronis-
ta que permita un análisis matizado de sus
estructuras teóricas no es tarea fácil. Dificulta
el ejercicio la artillería intelectual de la época,
sumada a la multiplicidad de interpretacio-
nes aceptadas muchas veces de forma dog-
mática. Segovia simplifica su obra utilizando
sólo como guía los discursos de Evita y Perón;
así despeja cualquier duda sobre la autoridad
de las palabras analizadas.
Desde un análisis sincrónico, hace
foco no en el proceso histórico como suce-
sión estratégica de construcciones político
sociales, sino abordando ejes temáticos pun-
tuales; la justicia social, el sindicalismo, las
fuerzas armadas, el nacionalismo, la tercera
posición y el cristianismo, entre otros. Para
cada argumentación el autor recurre indis-
tintamente a la palabra de los líderes del
movimiento, usando sólo fragmentos dis-
RESEÑAS
cursivos. A pesar de que la estructura de la
obra se presenta como compartimentos
estancos, la idea fuerza central que la atra-
viesa es la vida política del peronismo y su
relación con la construcción de una nueva
legitimidad.
La crisis del liberalismo argentino, la
crisis de posguerra, instituciones débiles a
inexistentes y una dirigencia cuestionada y
repudiada, provocaron el advenimiento de
un nuevo orden social impostergable; “el
peronismo es el anuncio del fin de la domi-
nación oligárquica”, sentenciaría Evita.
La crisis también puede percibirse
en el plano de las ideas, perdida la influencia
de un liberalismo refugiado en la defensa
del constitucionalismo tradicional y del esta-
do de derecho en un sistema de partidos
que se aprovechaba de un sufragio espurio.
Perón se focalizará en la crisis del paradigma
ideológico liberal y del estado de derecho
burgués, repudiando al liberalismo e inten-
tando superarlo. Propondrá salir del egoís-
mo y pensar en términos de comunidad,
para recuperar el sentido de la vida y devol-
ver al hombre su absoluto. Esta es su nueva
concepción del pensamiento nacional.
El autor no llega a un pleno desarro-
llo del rol histórico de la legitimidad peronis-
ta. Sorteando distintos fragmentos discursi-
vos consigue esbozar su génesis, mas queda
Juan Fernando Segovia
un vacío en cuanto a su funcionalidad. La
legitimidad peronista será garante del pro-
ceso de transformación del país, particular-
mente de la instauración de una nueva rela-
ción material de producción entre capital y
trabajo y de una nueva relación simbólica
entre el poder y el pueblo. Con logros de
carácter épico y una política estatal orienta-
da a la Justicia Social, se genera una identi-
dad justicialista. La irrupción del movimien-
to en la vida social, no sólo en cuestiones
materiales, sino en la forma de comunicar-
se, pensar y sentir del pueblo, la visión
patriótica del ser justicialista se convierte en
una sola bandera que inmediatamente es
adoptada, interiorizada y defendida por la
masa trabajadora, por los descamisados.
Así, el peronismo asume el monopolio de lo
nacional, de lo patriota, de lo argentino.
El bagaje de sentimientos, valores y
convicciones que hacen a la construcción
identataria peronista proveerá un cimiento
espiritual que no sólo acompañará las políti-
cas gubernamentales, sino que persistirá en
el tiempo como garante de legitimidad, de
origen carismática, tradicional o racional
(utilizando la tipología weberiana), indistin-
tamente o como componentes agregados.
La multiplicidad de elementos litúrgicos se
conjugan en una religiosidad justicialista
que viene a explicar y superar aspectos de la
doctrina cristiana desde una fuerte raigam-
bre nacional. En el justicialismo, explica
Perón, se da “una conformación espiritual
colectiva, vale decir alma peronista”; la doc-
trina es una teoría que brinda “una unifor-
midad en la conformación espiritual de nues-
tro movimiento”; la doctrina importa tam-
bién una forma de ejecución unificada que
alcanza la “unidad de acción”.
En los inicios del gobierno peronis-
ta, Segovia encuentra el origen de la legiti-
midad política principalmente en su conte-
nido revolucionario. La refundación y el
renacimiento de la Argentina se lleva a cabo
desde la revolución justicialista, manifesta-
rá Perón. El carácter revolucionario es
entendido por la ruptura con el pasado, el
llenado del vacío del régimen oligárquico y
la inclusión en la agenda gubernamental de
los sectores más postergados de la socie-
dad; está contenido en los canales de la evo-
Finalmente, el autor señala que lo que
Alvarez plantea como una respuesta ética
que podía ser el primer paso político de la
reconstrucción de un espacio, se desdibuja
por el fallido intento de retorno como Jefe de
Gabinete, en un gobierno en el que Cavallo
ostentaba la cartera económica como en las
mejoras épocas del menemismo.
La lectura de este libro permite con-
jeturar sobre las características personales y
psicológicas de un dirigente como el exVice-
presidente Alvarez, protagonista central de
los hechos relevantes de la vida política de
Argentina en la década de los noventa.
Una conjetura podría estar relacio-
nada con lo que planteaba el mismo Alvarez
La Argentina y su imposible relación con el FMI
Buenos Aires, Planeta, 2004, 366 páginas
Un testimonio importante para los
que quieran conocer la trama y el revés de
las negociaciones de la deuda externa
argentina de los últimos 30 años. El libro
tiene mucha y buena información de los
entretelones, las idas y venidas en las rela-
ciones de funcionarios y gobiernos con el
FMI. También contiene pertinentes relatos
mechados de historia, donde se nota el
buen aporte que hizo al libro el periodista e
historiador Fernando del Corro.
Hay anécdotas tragicómicas de los
aprietes del FMI, como la de Grinspun (pri-
mer Ministro de Economía de Alfonsín) y el
delegado del FMI Joaquín Ferrán: “Desde
que asumió su cargo Grinspun tuvo terribles
enfrentamientos con los enviados del FMI.
Uno de los más famosos fue cuando recibió
al delegado del organismo, el catalán
Joaquín Ferrán, en el Salón Padilla del
Palacio de Hacienda. El emisario exigía que
el gobierno tomara medidas para bajar los
salarios de la población. Grinspun, visible-
mente molesto, se levantó de su asiento y
dándole la espalda al enviado le dijo “¿Qué
querés? ¿Romperme el culo? Rompémelo
acá”. Ferrán quedó mudo… Poco tiempo
después Grinspun renunciaba a su cargo”.
El libro repasa y relata los hechos
más sobresalientes de la historia económica
reciente de nuestro país: el “rodrigazo”,
Martínez de Hoz, la tablita financiera, los
RESEÑAS
hace algunos años, cuando estipulaba que
en la opción entre intelectual y militante, él
se definía como militante. Cuesta entender
esta definición a la luz de los resultados.
Otra, tal vez más importante a futu-
ro es que, cuando se renuncia a una identi-
dad sin dar un salto cualitativo en la elabo-
ración teórica y la construcción política de la
nueva identidad, se suele dar un salto al
vacío, que termina con la vida política pro-
pia y la de los que lo siguen. De esto debe
dar cuenta un intelectual.
Jorge Luis Etcharrán
Marcelo Bonelli
Un país en deuda
fraudes bancarios y el comienzo del esque-
ma de endeudamiento externo y fuga de
capitales; la gestión de Grinspun; la bendi-
ción de los EEUU y el FMI al plan Austral de
Sourrouille, las peleas entre el Banco
Mundial y el FMI para sostener el Plan
Económico de 1988, llamado Primavera; la
presión de los banqueros por la deuda y la
gestión de Cavallo para desestabilizar al
gobierno de Alfonsín en su agonía; el plan
Brady y las privatizaciones.
La presencia de Menem en la asam-
blea del FMI en 1998 y la consagración de la
Argentina como alumno modelo tiene en el
libro un relato destacado. Sobre el plan de
convertibilidad, Bonelli sostiene que “el FMI
respaldó la convertibilidad durante una
década porque era el engranaje necesario
para la política económica que beneficiaba
en forma multimillonaria los negocios inter-
nacionales relacionados con la banca, el sis-
tema de jubilación privada y la especulación
financiera”.
Hay entretelones interesantes de la
gestión de Machinea-De la Rúa y el blindaje,
de la “tocata y fuga” de Cavallo en el 2001 y
del plan de dolarización del FMI. Si un buen
Juez de la Nación leyera atentamente el libro
encontraría un cúmulo de hechos que debe-
rían investigarse y que bien podría llevar a
los tribunales a varios funcionarios por el
delito de “traición a la Patria”.

Hay perlitas interesantes de la
reciente gestión económica de Roberto
Lavagna y Néstor Kirchner: “EL 11 de enero
de 2004, durante la misión a Monterrey que
reunió a George Bush y Néstor Kirchner,
John Taylor (secretario del Tesoro del los
EEUU) le propuso a Lavagna la elaboración
de una nueva propuesta a los acreedores…
Cinco meses después, la Argentina cambió
su propuesta original (de Dubai) al adoptar
exactamente los valores sugeridos por el
gobierno republicano de Bush”. En otra
parte del libro, Bonelli sostiene que “Taylor
prometió ayuda con la condición de que el
gobierno (de Kirchner) se comprometiera a
mantenerse dentro del sistema financiero
internacional”.
La conclusión central del libro es
que la Argentina no ha salido del modelo
agroexportador que se inició en los albores
de la República y que (ahora con el agrega-
do del petróleo y la minería) ese modelo fue
profundizado por el “rodrigazo”, Martínez
de Hoz y Menem. Este modelo causa exclu-
sión social y provoca déficit al estado nacio-
nal y a los estados provinciales, que tienen
que atender a los marginados del sistema.
De allí el problema de la deuda y de las crisis
recurrentes. También se afirma que “la
La América Latina del Siglo XXI
RESEÑAS
Buenos Aires, Edhasa, 2006, 178 páginas
“El mundo cambió; América Latina
no es la misma. El siglo XX se cerró con el
colapso del comunismo, el XXI se ha abierto
con el sello de una guerra al terrorismo que
prefigura escenarios inéditos y que prea-
nuncia un nuevo orden”.
De esta forma comienza la obra del
sociólogo, teólogo e historiador uruguayo
Alberto Methol Ferré y del periodista italia-
no Alver Metalli: una suerte de entrevista
que aborda temáticas tales como la crisis de
valores en los cimientos de las sociedades,
los movimientos nacional-populares, la inte-
gración latinoamericana y la proyección glo-
bal de la Iglesia.
Los autores definen al libro como “un
mosaico temático de la América Latina con-
temporánea”. Entendiendo que el presente
no se comprende con el mero análisis de la
actualidad, realizan un recorrido “desde el hoy
de América Latina a su pasado más reciente y
más remoto, en un viaje hacia las fuentes de
las que surgen los fenómenos que hoy vemos,
para volver al presente llevando un mayor
ausencia en todos los gobiernos de un pro-
grama económico de fondo que defina un
horizonte y solucione por etapas los proble-
mas sociales para transformar la realidad”.
Por eso tenemos esta monumental deuda
externa y somos Un país en deuda.
Hasta aquí las de arena, ahora un
poco de cal. A mi parecer, falta en el libro un
análisis más profundo de política interna-
cional y de la deuda como instrumento de
poder político y dominación económica,
tanto interno como externo.
La conclusión de que somos un
“país en deuda” porque nuestros gobiernos
no tuvieron un plan económico, es sólo una
parte del diagnóstico. Porque todas las medi-
das trascendentes que tomaron los gobier-
nos argentinos fueron con el aval explícito o
implícito del FMI y del G7. Ellos sí tenían y tie-
nen un plan y el poder para llevarlo a cabo.
En definitiva, no hemos salido del plan
agroexportador, porque no hemos dejado
políticamente de ser una colonia. Antes “co-
lonia informal” del imperio inglés, ahora
“factoría” de la globalización financiera y las
transnacionales.
Mario Cafiero
Alberto Methol Ferré y Alver Metalli
bagaje de hipótesis explicativas con las que de
nuevo partir para indagar el futuro”.
En un interesante diálogo que dina-
miza la lectura, analizan las causas de la cri-
sis de las sociedades latinoamericanas.
Partiendo de dos supuestos: con la aparición
del ateísmo libertino el sujeto no goza de
otros límites que el erigido por los de la pro-
pia voluntad; y consecuentemente, no exis-
te capacidad de sacrificio. El profesor
Methol Ferré arriba a la conclusión de que
así nuestras sociedades latinoamericanas no
sólo no mejorarán a nivel de convivencia
civil, sino que no alcanzarán siquiera a pro-
gresar para desarrollarse.
Siguiendo esta línea de análisis,
“con el suicidio del ateísmo mesiánico, al
afirmarse el ateísmo libertino, se pierde la
noción del 'otro' como sujeto, pasando a ser
eminentemente instrumental”; siendo esto
destructivo para cualquier sociedad, ade-
más de atentar contra el desarrollo de un
pueblo, desmantelando las bases de una
relación y de un trabajo humano.
ción que podría hacerle por escribir en un
lenguaje demasiado académico, más perti-
nente para una revista especializada en filo-
sofía que para una obra dirigida al gran
público, lo cierto es que su análisis de las
señas del último dios en el planteo de
Heidegger terminaron de convencerme de
que, como en un cuento de Borges, un
comentario al libro debería ser mucho más
extenso que el libro mismo.
Seguí entonces leyendo por puro
interés, habiendo abandonado mi original
pretensión de comentarista. Así, pasé por el
encantador e ilustrativo relato que hace Inés
Shaw de su eperiencia en India y por la apa-
sionada profesión de fe de Abdul Karim Paz
y su anuncio de la muerte de las concepcio-
nes erradas de Dios. En lugar de volver al
índice, seguí leyendo de corrido. Me encon-
tré entonces con el trabajo de José Pablo
Martín sobre la Mesa del Diálogo Argentino.
Por cierto, para todos los que nos interesa la
política, quizá este sea el ensayo que nos
resulte más afín. Pero acá debo hacer una crí-
tica: si bien el artículo en sí mismo es uno de
los mejores análisis que he leído acerca del
rol que le cupo a la Iglesia Católica en ese
período tan especial de nuestra historia, no
parece que fuera pertinente su inclusión en
esta obra. Pareciera más adecuado para un
libro de sociología política. Luego de leerlo
volví al índice y advertí lo que quizá sea la
objeción más seria que puedo formularle a
esta obra: no hay ningún artículo que abor-
de el tema que da título a la compilación
desde la perspectiva de la teología católica.
Ya que estaba en temas políticos,
seguí con el trabajos de Marcos Ghío sobre
tradición y geopolítica y con el de Ramiro
Anzit Guerrero sobre el choque de civiliza-
ciones entre el Islam y Occidente. En ambos
casos se registra una visión de la cuestión
diversa de lo usual, lo que, más allá de dis-
cordancias y disensos, los torna particular-
mente ricos e interesantes.
Cuando mis ocupaciones me lo per-
mitieron, retomé la lectura por el capítulo
escrito por Bernardo Nante acerca del abis-
mo de Dios en la psicología. Es la primera
vez que leí algo escrito por este prestigioso
filósofo especializado en Jung, con quien he
tenido el privilegio de departir en varias oca-
siones. Ciertamente su lectura es tan rica y
sugerente como su conversación. Mientras
lo leía pensaba en lo lamentable que resulta
la ignorancia de la obra de Jung por buena
parte de nuestros estudiantes de psicología;
ojalá estas páginas de Nante puedan circu-
lar en esos ámbitos, como una invitación a
ampliar sus horizontes.
RESEÑAS
Pasé luego al capítulo a cargo de
García Bazán, de quien hacía poco había
leído sus obras Aspectos inusuales de lo
sagrado y La concepción pitagórica del
número y sus proyecciones; por lo tanto, no
me sorprendió la penetrante agudeza con
que desde la fenomenología de la religión
arremete contra todos, desde Vattimo hasta
Dan Brown. Como siempre, García Bazán es
uno de esos autores que dan que pensar,
uno puede estar de acuerdo o no, pero no
puede pasarlo por alto.
Tras leer el ensayo de Tomás
Abraham sobre las nuevas pruebas de la
insistencia de Dios (¡cómo disfruto con la flui-
dez de su prosa y el inteligente humor que
destila!), pasé por la escritura entre poética y
filosófica de Esteban Ierardo y su rescate de
la ecología desde una perspectiva distinta a
la que emplea Daniel Goldman. Hablando
con un amigo judío acerca del estudio que
hace Goldman sobre la vinculación entre eco-
logía y religión y entre alimento y santidad,
descubrí que la ignorancia que muchos tene-
mos acerca del sentido trascendente de cier-
tas prohibiciones alimentarias alcanza inclu-
so a quienes, por tradición familiar, deberían
tener el tema mucho más claro.
Me sorprendió la lectura del capítu-
lo del sociólogo Hilario Wynarczyc sobre la
guerra a los demonios y la economía espiri-
tual del cosmos en el ámbito de algunos gru-
pos evangélicos.
Tras sobrevolar las tradiciones
orientales con los trabajos de José María
Bocelli sobre el budismo y la muerte de Dios
en la actualidad y con el de Masafumi
Sakanashi sobre la tradición marcial del
Aikido, volví a la psicología con el estudio de
Luis Vera sobre el planteo de Horkheimer
acerca de la posibilidad de salvar un sentido
incondicionado sin Dios y con el de Perla
Sneh, que es otro de los pocos que se ajusta
estrictamente al problema enunciado en el
título de la compilación: la muerte de Dios;
“temerarias palabras”, según dice esta psi-
coanalista y escritora. Leyendo a estos dos
últimos, pensé que si la gente del Instituto
no queda resentida con el incumplimiento
de mi compromiso de hacer un comentario
de este libro para la revista Movimiento,
podría sugerirles otra mesa redonda sobre
el tema, esta no con filósofos sino con psi-
coanalistas. Pero claro, para tener derecho a
sugerir, debería haber cumplido con lo soli-
citado…
Enrique Del Percio

Buenos Aires, Marea, 2005, 286 páginas
Los mortales conocemos pocas
cosas acerca de las divinas costumbres. Una
de ellas es que los dioses no suelen morir, y
cuando lo hacen tienden a resucitar. Será por
eso que en el libro que comentamos poco es
lo que se habla sobre la muerte de Dios. En
cambio, se trata abundantemente acerca de
la religión en nuestro tiempo. Posiblemente,
“el tema de la divinidad en la sociedad con-
temporánea” hubiese sido un título más
acorde con el contenido de esta obra. Pero
claro, sería mucho menos atractivo.
A fines del pasado milenio, Berger y
Luckman se juntaron nuevamente para eva-
luar los aciertos y desaciertos de La cons-
trucción social de la realidad, aquel clásico
que habían publicado en los sesenta y con el
cual nos formamos varias generaciones de
científicos sociales. Ambos concordaron en
señalar como uno de los desaciertos más
notorios su pronóstico acerca de la inelucta-
ble decadencia de la visión religiosa del
mundo y el consecuente avance del proceso
de secularización. A la vista de lo que actual-
mente acontece, esto no ha ocurrido en
RESEÑAS
Leandro Pinkler, compilador
La religión en la época
de la muerte de Dios
ble e insufrible liviandad con que normal-
mente se abordan estas cuestiones. Por eso,
parece imprescindible alentar la producción
de trabajos al mismo tiempo profundos,
rigurosos y capaces de llegar a un público
más amplio que el de las revistas y estudios
académicos sobre teología o ciencias sagra-
das.
Con la seriedad a la que nos tiene
acostumbrados y su habitual amplitud de cri-
terios, Pinkler dio cita en esta obra a 18 des-
tacados filósofos, psicoanalistas, investiga-
dores y representantes de distintos credos.
El resultado guarda ecos de aquel extraordi-
nario Coloquio de Capri convocado por
Vattimo y Derrida que reunió, entre otros, a
Gadamer, Vitiello y Trías para reflexionar
acerca de la religión.
Confieso que cuando los responsa-
bles de Movimiento me invitaron a escribir el
comentario de este libro, aún no lo había leí-
do. Pensé que sería posible hacer un análisis
general de esta excelente compilación de
ensayos. De haber siquiera leído previamen-
te el índice, nunca me hubiese embarcado
En consecuencia, afirma que
América Latina padece de una profunda “cri-
sis de valores” en los cimientos de las socie-
dades, la cual, sumada a una “decadencia
religiosa sin ninguna alternativa capaz de
dar fundamento a la arquitectura y convi-
vencia social”, requiere del surgimiento de
una nueva forma de gerencia social basada
en el respeto a la dignidad de las personas,
sobre todo, de las más necesitadas.
Sin embargo, el punto central de
este trabajo es la integración latinoamerica-
na. El destacado profesor uruguayo rescata
en primer lugar, el enorme legado de una
generación que denomina “del 900”, que
emprendió el camino de una perspectiva
nacionalista a una visión latinoamericanista.
De las “patrias chicas” a la “Patria Grande”.
Una generación que formuló la necesidad
de superar la fragmentación y lograr la uni-
dad de América Latina, en sus propias pala-
bras: pasando de ser los “estados desunidos
del sur” a los “estados unidos del sur”.
Desde la etapa independentista,
América Latina se concebía con historias
nacionales, pero en la primera mitad del
siglo XX, una generación de hombres, entre
los que se destacan el uruguayo Rodó, el
argentino Ugarte, el venezolano Blanco
Bombona, el peruano García Calderón y el
mexicano Pereira entre otros, produjo un
conjunto de obras que pensaban a América
Latina “unitariamente, superando y sinteti-
zando las distintas historias nacionales”.
Quien no forma parte de un Estado-
Continente “está condenado a la nada,
RESEÑAS
dado que en la integración yace la única
forma de participar en la globalización”.
Esta idea encuentra sus raíces en el pensa-
miento del antropólogo alemán Federico
Ratzel, es retomada por los hombres de la
“Generación del 900” y es hoy nuevamente
recogida por aquellos que hacen hincapié
en que América Latina debe proyectarse al
mundo con una sola voz.
Methol Ferré examina luego el tér-
mino “populismo”, al cual se opone, por
considerar que no define bien el fenómeno y
es inducido desde afuera. En su lugar prefie-
re la expresión “Nacional-Popular”, para
diferenciarlo del populismo europeo, pues
considera “un deber intelectual acuñar los
términos desde dentro de la misma historia
de América Latina”. Este fenómeno, iniciado
en los años '30 con Haya de la Torre, Vargas,
Cárdenas y Perón, pone en práctica las pági-
nas escritas por la “Generación del 900” e
inaugura la lucha conciente y la construc-
ción de una sociedad industrial moderna en
América Latina. Esta lucha, lejos de estar ter-
minada, se encuentra hoy en una segunda
etapa “integradora propiamente dicha y sin
la cual no habría sociedad industrial en
América del Sur, base de toda unidad políti-
ca en América Latina”. La construcción de
un Estado continental sería pues la segunda
fase de la independencia de América del Sur.
Sin duda, esta tarea requiere de
algo más que una mera integración econó-
mica, pues precisa de una profunda integra-
ción cultural que una los lazos de los estados
latinoamericanos. Destaca el autor que hoy

modo alguno. En efecto, en Estados Unidos
la religión ocupa un lugar tanto o más
importante que hace unas décadas. En
Latinoamérica hubo algunos cambios carac-
terizados primordialmente por el avance de
diversas denominaciones cristianas no cató-
licas, pero los niveles de creencia en Dios se
mantienen más o menos estables. En los paí-
ses musulmanes hubo un claro resurgimien-
to de la religiosidad. En la Europa que
entonces orbitaba en torno a Moscú encon-
tramos hoy tasas de asistencia a los servicios
religiosos algo superiores al resto del conti-
nente y, sobre todo, las encuestas marcan
índices muy elevados de creencia en Dios.
Los judíos, dentro y fuera de Israel, mantie-
nen prácticas y estándares de creencia simi-
lares a los de hace unas décadas. En África
subsahariana los distintos cultos mantienen
idénticos niveles de adhesión. En Oriente
pasa algo similar. En cuanto a Europa
Occidental, además del alto grado de adhe-
sión a prácticas y creencias por parte de los
habitantes islámicos, se advierte un resurgir
del interés por la problemática religiosa,
bien que al margen de las iglesias estableci-
das.
Fenómenos como el éxito de El
Código da Vinci o la difusión del “Hollybu-
dismo” nos hablan, a la vez que de un reno-
vado interés por lo sagrado, de la insoporta-
en esta tarea imposible. Pero recién caí en la
cuenta de esta imposibilidad tras leer los
ensayos escritos por los amigos, que natu-
ralmente son los primeros que leí apenas
tuve el libro en mis manos. Por cierto, más
allá de los desniveles que naturalmente se
dan en una compilación de estas caracterís-
ticas, cada uno de los artículos aquí presen-
tados merecería un análisis particular.
Comencé por la lectura del trabajo
de Silvio Maresca, quien con la habitual
potencia de sus razonamientos pone en
entredicho las verdades tópicamente acep-
tadas acerca de la moral, el cristianismo y el
paganismo. Si bien no se aparta de lo que ya
había denunciado Nietszche hace más de un
siglo, lo hace de un modo tal que más que
un comentario ameritaría un ensayo de
mayor extensión que esta revista. Luego
pasé al del propio Pinkler, quizá uno de los
que más se ajusta a lo que se esperaba en
función del título de la obra: La religión en la
época de la muerte de Dios. Otra vez me inva-
dió la misma sensación en lo que a mi tarea
respecta, pero también pensé en proponerle
a los coordinadores del Instituto de Altos
Estudios Juan Perón la posibilidad de sentar
a ambos pensadores a dialogar sobre sus res-
pectivos artículos.
Pasé entonces a leer el trabajo de la
entrañable Dina Picotti. Más allá de la obje-

en las escuelas hay un pensamiento desfa-
vorable a la integración, “una visión localis-
ta que exalta lo nacional sobre lo sudameri-
cano y lo latinoamericano”.
Otro de los temas correctamente tra-
tados es la proyección global de la Iglesia a
partir del Concilio Vaticano II y de su asimila-
ción en América Latina a través de la
Populorum Progressio de PabloVI. “La
Iglesia es intrínsicamente globalizadora, su
vocación católica es global y tiende a la tota-
lidad”, afirma Methol Ferré. La Iglesia, a tra-
vés de Juan Pablo II, tomó la iniciativa de rea-
lizar el primer Sínodo de América que ha
unido a la Iglesia en un diálogo pastoral,
que ya no abarca sólo América Latina y el
Caribe, como aconteció en Medellín, Puebla
y Santo Domingo, sino que se extiende a
toda América, desde Alaska hasta Ushuaia.
En relación a la desigualdad en las
sociedades latinoamericanas, el intelectual
uruguayo afirma que la misma se superará
con la “elevación de los pobres en su capaci-
dad de trabajo y cultura”. En una sociedad
donde prima el consumo sobre el trabajo,
“la Iglesia debe acentuar el valor del trabajo
frente a la desvalorización que lleva a cabo
el ateísmo libertino”. En su propia visión, la
Iglesia no repudia al mercado, sino que “re-
RESEÑAS
Cinco balas para Augusto Vandor
Buenos Aires, Sudamericana, 2005, 285 páginas
No es la primera vez que Álvaro
Abós dedica su tiempo de investigador y
escritor al sindicalismo argentino, ya que
abordó el tema en La columna vertebral.
Sindicatos y peronismo (1983) y en Los
Sindicatos y el poder militar 1976-1983
(1986). Tampoco es su primera incursión en
el análisis del peronismo: en 1986 publicó El
posperonismo. En cuanto a biografías, tam-
bién tiene publicadas las de Natalio Botana,
Macedonio Fernández y Xul Solar, y obtuvo
el Premio Konex 2004 justamente en este
género literario.
La historia de uno de los máximos
dirigentes metalúrgicos ya fue contada por
Abós en Augusto Vandor (Fondo de Cultura
Económica, 1999) donde analiza la partici-
pación de los sindicatos en las luchas popu-
lares después de 1955 y también la relación
entre sindicalismo y política dentro del pero-
nismo. Sin embargo, el sindicalismo, el pero-
nismo, el poder y la violencia siguen siendo
temas presentes; esta vez los aborda desde
la novela.
chaza el imperio absoluto del mercado,
debiendo ser regulado para realizar el
mayor bien común ciudadano”.
Retomando la cuestión de la inte-
gración, el entrevistado afirma que “inte-
grarse, es para la Iglesia un acto de sensatez
pastoral; con estados separados no habrá
desarrollo seguro ni lucha eficaz contra la
pobreza”.
Alver Metalli cierra su entrevista con
“unas veloces anotaciones biográficas mez-
cladas con un puñado de perlas anecdóti-
cas” del profesor Alberto Methol Ferré, que
nos permiten comprender un poco más el
origen de sus ideas y su pensamiento.
Si bien en cierto pasaje se ofrece el
libro a la consideración de “quienes tengan
cierta responsabilidad histórica, en la
Iglesia, en las Instituciones civiles y en la
Universidad”, creemos que La América
Latina del Siglo XXI es una obra de lectura
obligatoria para aquellos que creen en una
América Latina unida, nutrida de observa-
ciones muy bien fundadas de la realidad lati-
noamericana y de un pensamiento crítico
difícil de hallar en estos tiempos.
Dolores Gandulfo
Álvaro Abós
Cinco balas para Augusto Vandor se
ubica en el estilo de thriller político. En él se
mezclan la novela con la crónica y el ensayo.
De este modo continúa la línea utilizada por
Sarmiento en el Facundo y transitada por
muchos escritores argentinos para dar cuen-
ta de sus ideologías sin someterse a los jui-
cios de los académicos (aunque es oportuno
recordar que buena parte de nuestra “histo-
ria oficial” ha resultado ser una mediocre fic-
ción).
El tema elegido involucra al autor
desde dos puntos de vista: como abogado
laboralista que conoció personalmente a
Vandor y como militante de la Juventud
Peronista durante los años de la Resistencia.
Sin duda tiene una opinión formada sobre
los episodios y los protagonistas de la obra,
pero elige un estilo que intenta ser objetivo.
Todo está contado desde la óptica del
comando que lleva a cabo la “Operación
Judas”; el dirigente sindical, en cambio, no
aparece nunca, salvo en la mirada de quie-
nes lo mataron.
Logra su primer mérito al elegir el
título del libro, en él se soslaya cualquier
tipo de calificativo. No es lacónico: el asesi-
nato de Vandor; ni “derechoso”: un crimen
terrorista; ni tampoco un hecho “revolucio-
nario”: el ajusticiamiento de un traidor. No
hay un sujeto explícito, no se dice quiénes lle-
van a cabo la acción. El énfasis se coloca en
los cinco proyectiles que están destinados a
Vandor; son cinco disparos para un objetivo
preciso. Hasta juega con la posibilidad de
que no hayan provocado su muerte. Sólo al
final, en una escueta nota, el autor alerta
que imaginó algunas situaciones, persona-
jes y diálogos, pero afirma que “no es inven-
ción del autor que el 30 de junio de 1969
sucedió el crimen que aquí se relata, ni lo
son los hechos narrados”. Ese atentado,
cometido un año antes que el de Aramburu,
instaló el uso del “ajusticiamiento” como
método. Después fueron asesinados otros
16 secretarios generales de diferentes sindi-
catos, y José Ignacio Rucci, secretario gene-
ral de la CGT.
Los protagonistas son los integran-
tes del comando y es a través de sus opinio-
nes que aparece el perfil de la víctima, como
parte de un rompecabezas. Al principio son
cuatro los integrantes del grupo que prepa-
ra el “Operativo Judas”. “Titi”, un estudiante
crónico de Derecho que trabaja en
Tribunales; su novia, Noemí, que no tiene la
menor idea de política; “Piccaso”, un inte-
lectual hijo de un dirigente de la UCR de un
pueblo de la provincia de Catamarca que
había conocido al Premio Nóbel de
Literatura Miguel Ángel Asturias; y “El
Profe”, un muchacho huérfano de padre y
con su madre internada por demente, de
salud frágil y asiduo concurrente a una
biblioteca pública donde había leído todos
los libros del “Che” Guevara, Franz Fanon y
Marta Harnecker. A ellos se les unirá poste-
riormente “Caballo Loco”, hijo de un diri-
gente gremial de reconocida militancia pero-
nista y amigo personal de Vandor, que
recién había salido de la cárcel -lo habían
condenado en el '66 por el delito de secues-
tro de una aeronave y usurpación, ya que
había participado del plan de recuperación
de las Islas Malvinas. Estos jóvenes militan-
tes revolucionarios, mientras investigan la
vida de Vandor, descubren el mundo del tra-
bajo fabril y la dinámica sindical.
Vandor aparece como el hijo de un
campesino francés de ascendencia holande-
sa, nacido en el pequeño pueblo de Bovril
(Entre Ríos). Muy joven llegó a Buenos Aires,
se alojó en la casa un amigo judío, entró en
la Escuela de Mecánica de la Armada donde
pasó seis años y pidió la baja como cabo pri-
mero maquinista en 1947. Tres años des-
pués entró a trabajar como obrero califica-
do en la fábrica Phillips. Rubio, alto, de
pocas palabras, no manejaba, no fumaba,
no bebía, no salía con mujeres. Iba a misa,
pasaba las tardes de verano en el recreo de
la UOM, vivía en Parque Chacabuco en una
casa digna de clase media. Como dirigente
gremial hizo alianzas con los comunistas y
RESEÑAS
además tuvo como asesores a destacados
abogados de izquierda. Su único vicio era ir
al hipódromo, donde apostaba fuerte. Su
apodo de “El Lobo” no tenía ninguna rela-
ción con su temperamento ni con su feroz
manejo del poder. Se lo llamó así cuando
estaba de novio con Elida María Curone -su
esposa desde 1963-, quien usaba un abrigo
con caperuza.
Es en el relato del “juicio popular” a
Vandor -realizado en una quinta del Tigre,
en una tarde de verano, mientras las chicas
toman sol, los muchachos disfrutan del
buen vino y todos nadan en el río- donde
Abós se convierte en su defensor. Toma la
mayoría de los veinticinco cargos que fue-
ron publicados en la revista El Descamisado,
dirigida por Dardo Cabo (N° 41, febrero de
1974), donde se describe “Quiénes y cómo
mataron a Vandor”, y poco a poco los va
rebatiendo.
A la acusación de traición al
Movimiento Nacional Justicialista y a la clase
obrera, el defensor responde que su gremio
aportó dinero para la campaña electoral de
Andrés Framini y que además facilitó los
medios para que Envar El Kadri hiciera una
gira por todo el país organizando la
Juventud Peronista. Cuando se lo inculpa de
burócrata sindical, responde que inició su
carrera después del '55, cuando el peronis-
mo ya no estaba en el poder. La defensa
toma la palabra y explica: “Vandor jamás se
planteó la revolución, por lo tanto no pudo
haber traicionado unas ideas que jamás
tuvo ni ofreció. Otra cosa son las fantasías
que cada uno de nosotros se haya hecho
con Vandor, o lo que esperábamos de él”.
Aquí vale recordar que el planteo de un “par-
tido obrero” que no respondiera a las direc-
tivas de Perón era un sueño recurrente de la
izquierda argentina. Fueron unos cuantos
los “intelectuales revolucionarios” que vie-
ron en Vandor el peronista rebelde con la
“conducción burguesa” -que estuvo preso
en muchas oportunidades y que además
lideró huelgas históricas-, un posible cuadro
político para sus filas. Por eso cuando el
autodenominado fiscal le imputa cargo de
traición a Perón, el defensor en la ficción pre-
gunta: “¿eso sería una crítica o un elogio?”
El asesinato de Vandor se llevó a
cabo justo un mes después del Cordobazo,
cuando el neoperonismo había sido neutra-
lizado políticamente y el dirigente metalúr-
gico ya se había acercado nuevamente a
Perón. Abós imagina un juicio que nunca
llegó a los tribunales argentinos y, aunque
sea en la ficción, se atreve a plantear una
defensa.
Hoy el vandorismo político es un
recuerdo casi borroso, tal vez no sea más
que esta novela negra muy bien escrita y
mejor documentada. Sin embargo, la alter-
nativa de un Justicialismo sin el pensamien-
to de Perón es una cuestión de estricta
actualidad y no es tema de esta reseña.
Catalina Pantuso

en las escuelas hay un pensamiento desfa-
vorable a la integración, “una visión localis-
ta que exalta lo nacional sobre lo sudameri-
cano y lo latinoamericano”.
Otro de los temas correctamente tra-
tados es la proyección global de la Iglesia a
partir del Concilio Vaticano II y de su asimila-
ción en América Latina a través de la
Populorum Progressio de PabloVI. “La
Iglesia es intrínsicamente globalizadora, su
vocación católica es global y tiende a la tota-
lidad”, afirma Methol Ferré. La Iglesia, a tra-
vés de Juan Pablo II, tomó la iniciativa de rea-
lizar el primer Sínodo de América que ha
unido a la Iglesia en un diálogo pastoral,
que ya no abarca sólo América Latina y el
Caribe, como aconteció en Medellín, Puebla
y Santo Domingo, sino que se extiende a
toda América, desde Alaska hasta Ushuaia.
En relación a la desigualdad en las
sociedades latinoamericanas, el intelectual
uruguayo afirma que la misma se superará
con la “elevación de los pobres en su capaci-
dad de trabajo y cultura”. En una sociedad
donde prima el consumo sobre el trabajo,
“la Iglesia debe acentuar el valor del trabajo
frente a la desvalorización que lleva a cabo
el ateísmo libertino”. En su propia visión, la
Iglesia no repudia al mercado, sino que “re-
RESEÑAS
Cinco balas para Augusto Vandor
Buenos Aires, Sudamericana, 2005, 285 páginas
No es la primera vez que Álvaro
Abós dedica su tiempo de investigador y
escritor al sindicalismo argentino, ya que
abordó el tema en La columna vertebral.
Sindicatos y peronismo (1983) y en Los
Sindicatos y el poder militar 1976-1983
(1986). Tampoco es su primera incursión en
el análisis del peronismo: en 1986 publicó El
posperonismo. En cuanto a biografías, tam-
bién tiene publicadas las de Natalio Botana,
Macedonio Fernández y Xul Solar, y obtuvo
el Premio Konex 2004 justamente en este
género literario.
La historia de uno de los máximos
dirigentes metalúrgicos ya fue contada por
Abós en Augusto Vandor (Fondo de Cultura
Económica, 1999) donde analiza la partici-
pación de los sindicatos en las luchas popu-
lares después de 1955 y también la relación
entre sindicalismo y política dentro del pero-
nismo. Sin embargo, el sindicalismo, el pero-
nismo, el poder y la violencia siguen siendo
temas presentes; esta vez los aborda desde
la novela.
chaza el imperio absoluto del mercado,
debiendo ser regulado para realizar el
mayor bien común ciudadano”.
Retomando la cuestión de la inte-
gración, el entrevistado afirma que “inte-
grarse, es para la Iglesia un acto de sensatez
pastoral; con estados separados no habrá
desarrollo seguro ni lucha eficaz contra la
pobreza”.
Alver Metalli cierra su entrevista con
“unas veloces anotaciones biográficas mez-
cladas con un puñado de perlas anecdóti-
cas” del profesor Alberto Methol Ferré, que
nos permiten comprender un poco más el
origen de sus ideas y su pensamiento.
Si bien en cierto pasaje se ofrece el
libro a la consideración de “quienes tengan
cierta responsabilidad histórica, en la
Iglesia, en las Instituciones civiles y en la
Universidad”, creemos que La América
Latina del Siglo XXI es una obra de lectura
obligatoria para aquellos que creen en una
América Latina unida, nutrida de observa-
ciones muy bien fundadas de la realidad lati-
noamericana y de un pensamiento crítico
difícil de hallar en estos tiempos.
Dolores Gandulfo
Álvaro Abós
Cinco balas para Augusto Vandor se
ubica en el estilo de thriller político. En él se
mezclan la novela con la crónica y el ensayo.
De este modo continúa la línea utilizada por
Sarmiento en el Facundo y transitada por
muchos escritores argentinos para dar cuen-
ta de sus ideologías sin someterse a los jui-
cios de los académicos (aunque es oportuno
recordar que buena parte de nuestra “histo-
ria oficial” ha resultado ser una mediocre fic-
ción).
El tema elegido involucra al autor
desde dos puntos de vista: como abogado
laboralista que conoció personalmente a
Vandor y como militante de la Juventud
Peronista durante los años de la Resistencia.
Sin duda tiene una opinión formada sobre
los episodios y los protagonistas de la obra,
pero elige un estilo que intenta ser objetivo.
Todo está contado desde la óptica del
comando que lleva a cabo la “Operación
Judas”; el dirigente sindical, en cambio, no
aparece nunca, salvo en la mirada de quie-
nes lo mataron.
Logra su primer mérito al elegir el
título del libro, en él se soslaya cualquier
tipo de calificativo. No es lacónico: el asesi-
nato de Vandor; ni “derechoso”: un crimen
terrorista; ni tampoco un hecho “revolucio-
nario”: el ajusticiamiento de un traidor. No
hay un sujeto explícito, no se dice quiénes lle-
van a cabo la acción. El énfasis se coloca en
los cinco proyectiles que están destinados a
Vandor; son cinco disparos para un objetivo
preciso. Hasta juega con la posibilidad de
que no hayan provocado su muerte. Sólo al
final, en una escueta nota, el autor alerta
que imaginó algunas situaciones, persona-
jes y diálogos, pero afirma que “no es inven-
ción del autor que el 30 de junio de 1969
sucedió el crimen que aquí se relata, ni lo
son los hechos narrados”. Ese atentado,
cometido un año antes que el de Aramburu,
instaló el uso del “ajusticiamiento” como
método. Después fueron asesinados otros
16 secretarios generales de diferentes sindi-
catos, y José Ignacio Rucci, secretario gene-
ral de la CGT.
Los protagonistas son los integran-
tes del comando y es a través de sus opinio-
nes que aparece el perfil de la víctima, como
parte de un rompecabezas. Al principio son
cuatro los integrantes del grupo que prepa-
ra el “Operativo Judas”. “Titi”, un estudiante
crónico de Derecho que trabaja en
Tribunales; su novia, Noemí, que no tiene la
menor idea de política; “Piccaso”, un inte-
lectual hijo de un dirigente de la UCR de un
pueblo de la provincia de Catamarca que
había conocido al Premio Nóbel de
Literatura Miguel Ángel Asturias; y “El
Profe”, un muchacho huérfano de padre y
con su madre internada por demente, de
salud frágil y asiduo concurrente a una
biblioteca pública donde había leído todos
los libros del “Che” Guevara, Franz Fanon y
Marta Harnecker. A ellos se les unirá poste-
riormente “Caballo Loco”, hijo de un diri-
gente gremial de reconocida militancia pero-
nista y amigo personal de Vandor, que
recién había salido de la cárcel -lo habían
condenado en el '66 por el delito de secues-
tro de una aeronave y usurpación, ya que
había participado del plan de recuperación
de las Islas Malvinas. Estos jóvenes militan-
tes revolucionarios, mientras investigan la
vida de Vandor, descubren el mundo del tra-
bajo fabril y la dinámica sindical.
Vandor aparece como el hijo de un
campesino francés de ascendencia holande-
sa, nacido en el pequeño pueblo de Bovril
(Entre Ríos). Muy joven llegó a Buenos Aires,
se alojó en la casa un amigo judío, entró en
la Escuela de Mecánica de la Armada donde
pasó seis años y pidió la baja como cabo pri-
mero maquinista en 1947. Tres años des-
pués entró a trabajar como obrero califica-
do en la fábrica Phillips. Rubio, alto, de
pocas palabras, no manejaba, no fumaba,
no bebía, no salía con mujeres. Iba a misa,
pasaba las tardes de verano en el recreo de
la UOM, vivía en Parque Chacabuco en una
casa digna de clase media. Como dirigente
gremial hizo alianzas con los comunistas y
RESEÑAS
además tuvo como asesores a destacados
abogados de izquierda. Su único vicio era ir
al hipódromo, donde apostaba fuerte. Su
apodo de “El Lobo” no tenía ninguna rela-
ción con su temperamento ni con su feroz
manejo del poder. Se lo llamó así cuando
estaba de novio con Elida María Curone -su
esposa desde 1963-, quien usaba un abrigo
con caperuza.
Es en el relato del “juicio popular” a
Vandor -realizado en una quinta del Tigre,
en una tarde de verano, mientras las chicas
toman sol, los muchachos disfrutan del
buen vino y todos nadan en el río- donde
Abós se convierte en su defensor. Toma la
mayoría de los veinticinco cargos que fue-
ron publicados en la revista El Descamisado,
dirigida por Dardo Cabo (N° 41, febrero de
1974), donde se describe “Quiénes y cómo
mataron a Vandor”, y poco a poco los va
rebatiendo.
A la acusación de traición al
Movimiento Nacional Justicialista y a la clase
obrera, el defensor responde que su gremio
aportó dinero para la campaña electoral de
Andrés Framini y que además facilitó los
medios para que Envar El Kadri hiciera una
gira por todo el país organizando la
Juventud Peronista. Cuando se lo inculpa de
burócrata sindical, responde que inició su
carrera después del '55, cuando el peronis-
mo ya no estaba en el poder. La defensa
toma la palabra y explica: “Vandor jamás se
planteó la revolución, por lo tanto no pudo
haber traicionado unas ideas que jamás
tuvo ni ofreció. Otra cosa son las fantasías
que cada uno de nosotros se haya hecho
con Vandor, o lo que esperábamos de él”.
Aquí vale recordar que el planteo de un “par-
tido obrero” que no respondiera a las direc-
tivas de Perón era un sueño recurrente de la
izquierda argentina. Fueron unos cuantos
los “intelectuales revolucionarios” que vie-
ron en Vandor el peronista rebelde con la
“conducción burguesa” -que estuvo preso
en muchas oportunidades y que además
lideró huelgas históricas-, un posible cuadro
político para sus filas. Por eso cuando el
autodenominado fiscal le imputa cargo de
traición a Perón, el defensor en la ficción pre-
gunta: “¿eso sería una crítica o un elogio?”
El asesinato de Vandor se llevó a
cabo justo un mes después del Cordobazo,
cuando el neoperonismo había sido neutra-
lizado políticamente y el dirigente metalúr-
gico ya se había acercado nuevamente a
Perón. Abós imagina un juicio que nunca
llegó a los tribunales argentinos y, aunque
sea en la ficción, se atreve a plantear una
defensa.
Hoy el vandorismo político es un
recuerdo casi borroso, tal vez no sea más
que esta novela negra muy bien escrita y
mejor documentada. Sin embargo, la alter-
nativa de un Justicialismo sin el pensamien-
to de Perón es una cuestión de estricta
actualidad y no es tema de esta reseña.
Catalina Pantuso

Buenos Aires, Marea, 2005, 286 páginas
Los mortales conocemos pocas
cosas acerca de las divinas costumbres. Una
de ellas es que los dioses no suelen morir, y
cuando lo hacen tienden a resucitar. Será por
eso que en el libro que comentamos poco es
lo que se habla sobre la muerte de Dios. En
cambio, se trata abundantemente acerca de
la religión en nuestro tiempo. Posiblemente,
“el tema de la divinidad en la sociedad con-
temporánea” hubiese sido un título más
acorde con el contenido de esta obra. Pero
claro, sería mucho menos atractivo.
A fines del pasado milenio, Berger y
Luckman se juntaron nuevamente para eva-
luar los aciertos y desaciertos de La cons-
trucción social de la realidad, aquel clásico
que habían publicado en los sesenta y con el
cual nos formamos varias generaciones de
científicos sociales. Ambos concordaron en
señalar como uno de los desaciertos más
notorios su pronóstico acerca de la inelucta-
ble decadencia de la visión religiosa del
mundo y el consecuente avance del proceso
de secularización. A la vista de lo que actual-
mente acontece, esto no ha ocurrido en
RESEÑAS
Leandro Pinkler, compilador
La religión en la época
de la muerte de Dios
ble e insufrible liviandad con que normal-
mente se abordan estas cuestiones. Por eso,
parece imprescindible alentar la producción
de trabajos al mismo tiempo profundos,
rigurosos y capaces de llegar a un público
más amplio que el de las revistas y estudios
académicos sobre teología o ciencias sagra-
das.
Con la seriedad a la que nos tiene
acostumbrados y su habitual amplitud de cri-
terios, Pinkler dio cita en esta obra a 18 des-
tacados filósofos, psicoanalistas, investiga-
dores y representantes de distintos credos.
El resultado guarda ecos de aquel extraordi-
nario Coloquio de Capri convocado por
Vattimo y Derrida que reunió, entre otros, a
Gadamer, Vitiello y Trías para reflexionar
acerca de la religión.
Confieso que cuando los responsa-
bles de Movimiento me invitaron a escribir el
comentario de este libro, aún no lo había leí-
do. Pensé que sería posible hacer un análisis
general de esta excelente compilación de
ensayos. De haber siquiera leído previamen-
te el índice, nunca me hubiese embarcado
En consecuencia, afirma que
América Latina padece de una profunda “cri-
sis de valores” en los cimientos de las socie-
dades, la cual, sumada a una “decadencia
religiosa sin ninguna alternativa capaz de
dar fundamento a la arquitectura y convi-
vencia social”, requiere del surgimiento de
una nueva forma de gerencia social basada
en el respeto a la dignidad de las personas,
sobre todo, de las más necesitadas.
Sin embargo, el punto central de
este trabajo es la integración latinoamerica-
na. El destacado profesor uruguayo rescata
en primer lugar, el enorme legado de una
generación que denomina “del 900”, que
emprendió el camino de una perspectiva
nacionalista a una visión latinoamericanista.
De las “patrias chicas” a la “Patria Grande”.
Una generación que formuló la necesidad
de superar la fragmentación y lograr la uni-
dad de América Latina, en sus propias pala-
bras: pasando de ser los “estados desunidos
del sur” a los “estados unidos del sur”.
Desde la etapa independentista,
América Latina se concebía con historias
nacionales, pero en la primera mitad del
siglo XX, una generación de hombres, entre
los que se destacan el uruguayo Rodó, el
argentino Ugarte, el venezolano Blanco
Bombona, el peruano García Calderón y el
mexicano Pereira entre otros, produjo un
conjunto de obras que pensaban a América
Latina “unitariamente, superando y sinteti-
zando las distintas historias nacionales”.
Quien no forma parte de un Estado-
Continente “está condenado a la nada,
RESEÑAS
dado que en la integración yace la única
forma de participar en la globalización”.
Esta idea encuentra sus raíces en el pensa-
miento del antropólogo alemán Federico
Ratzel, es retomada por los hombres de la
“Generación del 900” y es hoy nuevamente
recogida por aquellos que hacen hincapié
en que América Latina debe proyectarse al
mundo con una sola voz.
Methol Ferré examina luego el tér-
mino “populismo”, al cual se opone, por
considerar que no define bien el fenómeno y
es inducido desde afuera. En su lugar prefie-
re la expresión “Nacional-Popular”, para
diferenciarlo del populismo europeo, pues
considera “un deber intelectual acuñar los
términos desde dentro de la misma historia
de América Latina”. Este fenómeno, iniciado
en los años '30 con Haya de la Torre, Vargas,
Cárdenas y Perón, pone en práctica las pági-
nas escritas por la “Generación del 900” e
inaugura la lucha conciente y la construc-
ción de una sociedad industrial moderna en
América Latina. Esta lucha, lejos de estar ter-
minada, se encuentra hoy en una segunda
etapa “integradora propiamente dicha y sin
la cual no habría sociedad industrial en
América del Sur, base de toda unidad políti-
ca en América Latina”. La construcción de
un Estado continental sería pues la segunda
fase de la independencia de América del Sur.
Sin duda, esta tarea requiere de
algo más que una mera integración econó-
mica, pues precisa de una profunda integra-
ción cultural que una los lazos de los estados
latinoamericanos. Destaca el autor que hoy

modo alguno. En efecto, en Estados Unidos
la religión ocupa un lugar tanto o más
importante que hace unas décadas. En
Latinoamérica hubo algunos cambios carac-
terizados primordialmente por el avance de
diversas denominaciones cristianas no cató-
licas, pero los niveles de creencia en Dios se
mantienen más o menos estables. En los paí-
ses musulmanes hubo un claro resurgimien-
to de la religiosidad. En la Europa que
entonces orbitaba en torno a Moscú encon-
tramos hoy tasas de asistencia a los servicios
religiosos algo superiores al resto del conti-
nente y, sobre todo, las encuestas marcan
índices muy elevados de creencia en Dios.
Los judíos, dentro y fuera de Israel, mantie-
nen prácticas y estándares de creencia simi-
lares a los de hace unas décadas. En África
subsahariana los distintos cultos mantienen
idénticos niveles de adhesión. En Oriente
pasa algo similar. En cuanto a Europa
Occidental, además del alto grado de adhe-
sión a prácticas y creencias por parte de los
habitantes islámicos, se advierte un resurgir
del interés por la problemática religiosa,
bien que al margen de las iglesias estableci-
das.
Fenómenos como el éxito de El
Código da Vinci o la difusión del “Hollybu-
dismo” nos hablan, a la vez que de un reno-
vado interés por lo sagrado, de la insoporta-
en esta tarea imposible. Pero recién caí en la
cuenta de esta imposibilidad tras leer los
ensayos escritos por los amigos, que natu-
ralmente son los primeros que leí apenas
tuve el libro en mis manos. Por cierto, más
allá de los desniveles que naturalmente se
dan en una compilación de estas caracterís-
ticas, cada uno de los artículos aquí presen-
tados merecería un análisis particular.
Comencé por la lectura del trabajo
de Silvio Maresca, quien con la habitual
potencia de sus razonamientos pone en
entredicho las verdades tópicamente acep-
tadas acerca de la moral, el cristianismo y el
paganismo. Si bien no se aparta de lo que ya
había denunciado Nietszche hace más de un
siglo, lo hace de un modo tal que más que
un comentario ameritaría un ensayo de
mayor extensión que esta revista. Luego
pasé al del propio Pinkler, quizá uno de los
que más se ajusta a lo que se esperaba en
función del título de la obra: La religión en la
época de la muerte de Dios. Otra vez me inva-
dió la misma sensación en lo que a mi tarea
respecta, pero también pensé en proponerle
a los coordinadores del Instituto de Altos
Estudios Juan Perón la posibilidad de sentar
a ambos pensadores a dialogar sobre sus res-
pectivos artículos.
Pasé entonces a leer el trabajo de la
entrañable Dina Picotti. Más allá de la obje-

Hay perlitas interesantes de la
reciente gestión económica de Roberto
Lavagna y Néstor Kirchner: “EL 11 de enero
de 2004, durante la misión a Monterrey que
reunió a George Bush y Néstor Kirchner,
John Taylor (secretario del Tesoro del los
EEUU) le propuso a Lavagna la elaboración
de una nueva propuesta a los acreedores…
Cinco meses después, la Argentina cambió
su propuesta original (de Dubai) al adoptar
exactamente los valores sugeridos por el
gobierno republicano de Bush”. En otra
parte del libro, Bonelli sostiene que “Taylor
prometió ayuda con la condición de que el
gobierno (de Kirchner) se comprometiera a
mantenerse dentro del sistema financiero
internacional”.
La conclusión central del libro es
que la Argentina no ha salido del modelo
agroexportador que se inició en los albores
de la República y que (ahora con el agrega-
do del petróleo y la minería) ese modelo fue
profundizado por el “rodrigazo”, Martínez
de Hoz y Menem. Este modelo causa exclu-
sión social y provoca déficit al estado nacio-
nal y a los estados provinciales, que tienen
que atender a los marginados del sistema.
De allí el problema de la deuda y de las crisis
recurrentes. También se afirma que “la
La América Latina del Siglo XXI
RESEÑAS
Buenos Aires, Edhasa, 2006, 178 páginas
“El mundo cambió; América Latina
no es la misma. El siglo XX se cerró con el
colapso del comunismo, el XXI se ha abierto
con el sello de una guerra al terrorismo que
prefigura escenarios inéditos y que prea-
nuncia un nuevo orden”.
De esta forma comienza la obra del
sociólogo, teólogo e historiador uruguayo
Alberto Methol Ferré y del periodista italia-
no Alver Metalli: una suerte de entrevista
que aborda temáticas tales como la crisis de
valores en los cimientos de las sociedades,
los movimientos nacional-populares, la inte-
gración latinoamericana y la proyección glo-
bal de la Iglesia.
Los autores definen al libro como “un
mosaico temático de la América Latina con-
temporánea”. Entendiendo que el presente
no se comprende con el mero análisis de la
actualidad, realizan un recorrido “desde el hoy
de América Latina a su pasado más reciente y
más remoto, en un viaje hacia las fuentes de
las que surgen los fenómenos que hoy vemos,
para volver al presente llevando un mayor
ausencia en todos los gobiernos de un pro-
grama económico de fondo que defina un
horizonte y solucione por etapas los proble-
mas sociales para transformar la realidad”.
Por eso tenemos esta monumental deuda
externa y somos Un país en deuda.
Hasta aquí las de arena, ahora un
poco de cal. A mi parecer, falta en el libro un
análisis más profundo de política interna-
cional y de la deuda como instrumento de
poder político y dominación económica,
tanto interno como externo.
La conclusión de que somos un
“país en deuda” porque nuestros gobiernos
no tuvieron un plan económico, es sólo una
parte del diagnóstico. Porque todas las medi-
das trascendentes que tomaron los gobier-
nos argentinos fueron con el aval explícito o
implícito del FMI y del G7. Ellos sí tenían y tie-
nen un plan y el poder para llevarlo a cabo.
En definitiva, no hemos salido del plan
agroexportador, porque no hemos dejado
políticamente de ser una colonia. Antes “co-
lonia informal” del imperio inglés, ahora
“factoría” de la globalización financiera y las
transnacionales.
Mario Cafiero
Alberto Methol Ferré y Alver Metalli
bagaje de hipótesis explicativas con las que de
nuevo partir para indagar el futuro”.
En un interesante diálogo que dina-
miza la lectura, analizan las causas de la cri-
sis de las sociedades latinoamericanas.
Partiendo de dos supuestos: con la aparición
del ateísmo libertino el sujeto no goza de
otros límites que el erigido por los de la pro-
pia voluntad; y consecuentemente, no exis-
te capacidad de sacrificio. El profesor
Methol Ferré arriba a la conclusión de que
así nuestras sociedades latinoamericanas no
sólo no mejorarán a nivel de convivencia
civil, sino que no alcanzarán siquiera a pro-
gresar para desarrollarse.
Siguiendo esta línea de análisis,
“con el suicidio del ateísmo mesiánico, al
afirmarse el ateísmo libertino, se pierde la
noción del 'otro' como sujeto, pasando a ser
eminentemente instrumental”; siendo esto
destructivo para cualquier sociedad, ade-
más de atentar contra el desarrollo de un
pueblo, desmantelando las bases de una
relación y de un trabajo humano.
ción que podría hacerle por escribir en un
lenguaje demasiado académico, más perti-
nente para una revista especializada en filo-
sofía que para una obra dirigida al gran
público, lo cierto es que su análisis de las
señas del último dios en el planteo de
Heidegger terminaron de convencerme de
que, como en un cuento de Borges, un
comentario al libro debería ser mucho más
extenso que el libro mismo.
Seguí entonces leyendo por puro
interés, habiendo abandonado mi original
pretensión de comentarista. Así, pasé por el
encantador e ilustrativo relato que hace Inés
Shaw de su eperiencia en India y por la apa-
sionada profesión de fe de Abdul Karim Paz
y su anuncio de la muerte de las concepcio-
nes erradas de Dios. En lugar de volver al
índice, seguí leyendo de corrido. Me encon-
tré entonces con el trabajo de José Pablo
Martín sobre la Mesa del Diálogo Argentino.
Por cierto, para todos los que nos interesa la
política, quizá este sea el ensayo que nos
resulte más afín. Pero acá debo hacer una crí-
tica: si bien el artículo en sí mismo es uno de
los mejores análisis que he leído acerca del
rol que le cupo a la Iglesia Católica en ese
período tan especial de nuestra historia, no
parece que fuera pertinente su inclusión en
esta obra. Pareciera más adecuado para un
libro de sociología política. Luego de leerlo
volví al índice y advertí lo que quizá sea la
objeción más seria que puedo formularle a
esta obra: no hay ningún artículo que abor-
de el tema que da título a la compilación
desde la perspectiva de la teología católica.
Ya que estaba en temas políticos,
seguí con el trabajos de Marcos Ghío sobre
tradición y geopolítica y con el de Ramiro
Anzit Guerrero sobre el choque de civiliza-
ciones entre el Islam y Occidente. En ambos
casos se registra una visión de la cuestión
diversa de lo usual, lo que, más allá de dis-
cordancias y disensos, los torna particular-
mente ricos e interesantes.
Cuando mis ocupaciones me lo per-
mitieron, retomé la lectura por el capítulo
escrito por Bernardo Nante acerca del abis-
mo de Dios en la psicología. Es la primera
vez que leí algo escrito por este prestigioso
filósofo especializado en Jung, con quien he
tenido el privilegio de departir en varias oca-
siones. Ciertamente su lectura es tan rica y
sugerente como su conversación. Mientras
lo leía pensaba en lo lamentable que resulta
la ignorancia de la obra de Jung por buena
parte de nuestros estudiantes de psicología;
ojalá estas páginas de Nante puedan circu-
lar en esos ámbitos, como una invitación a
ampliar sus horizontes.
RESEÑAS
Pasé luego al capítulo a cargo de
García Bazán, de quien hacía poco había
leído sus obras Aspectos inusuales de lo
sagrado y La concepción pitagórica del
número y sus proyecciones; por lo tanto, no
me sorprendió la penetrante agudeza con
que desde la fenomenología de la religión
arremete contra todos, desde Vattimo hasta
Dan Brown. Como siempre, García Bazán es
uno de esos autores que dan que pensar,
uno puede estar de acuerdo o no, pero no
puede pasarlo por alto.
Tras leer el ensayo de Tomás
Abraham sobre las nuevas pruebas de la
insistencia de Dios (¡cómo disfruto con la flui-
dez de su prosa y el inteligente humor que
destila!), pasé por la escritura entre poética y
filosófica de Esteban Ierardo y su rescate de
la ecología desde una perspectiva distinta a
la que emplea Daniel Goldman. Hablando
con un amigo judío acerca del estudio que
hace Goldman sobre la vinculación entre eco-
logía y religión y entre alimento y santidad,
descubrí que la ignorancia que muchos tene-
mos acerca del sentido trascendente de cier-
tas prohibiciones alimentarias alcanza inclu-
so a quienes, por tradición familiar, deberían
tener el tema mucho más claro.
Me sorprendió la lectura del capítu-
lo del sociólogo Hilario Wynarczyc sobre la
guerra a los demonios y la economía espiri-
tual del cosmos en el ámbito de algunos gru-
pos evangélicos.
Tras sobrevolar las tradiciones
orientales con los trabajos de José María
Bocelli sobre el budismo y la muerte de Dios
en la actualidad y con el de Masafumi
Sakanashi sobre la tradición marcial del
Aikido, volví a la psicología con el estudio de
Luis Vera sobre el planteo de Horkheimer
acerca de la posibilidad de salvar un sentido
incondicionado sin Dios y con el de Perla
Sneh, que es otro de los pocos que se ajusta
estrictamente al problema enunciado en el
título de la compilación: la muerte de Dios;
“temerarias palabras”, según dice esta psi-
coanalista y escritora. Leyendo a estos dos
últimos, pensé que si la gente del Instituto
no queda resentida con el incumplimiento
de mi compromiso de hacer un comentario
de este libro para la revista Movimiento,
podría sugerirles otra mesa redonda sobre
el tema, esta no con filósofos sino con psi-
coanalistas. Pero claro, para tener derecho a
sugerir, debería haber cumplido con lo soli-
citado…
Enrique Del Percio

La formación ideológica del peronismo
Perón y la legitimidad política (1943-1955)
Córdoba, Ediciones del Copista, 2005, 294 páginas
Si bien este libro de Juan Fernando Segovia ya fue reseñado en el número 7 de
Movimiento, en esta oportunidad se incluye otra visión, proveniente de un joven militante
peronista.
El desafío de encontrar un encade-
namiento causal en el pensamiento peronis-
ta que permita un análisis matizado de sus
estructuras teóricas no es tarea fácil. Dificulta
el ejercicio la artillería intelectual de la época,
sumada a la multiplicidad de interpretacio-
nes aceptadas muchas veces de forma dog-
mática. Segovia simplifica su obra utilizando
sólo como guía los discursos de Evita y Perón;
así despeja cualquier duda sobre la autoridad
de las palabras analizadas.
Desde un análisis sincrónico, hace
foco no en el proceso histórico como suce-
sión estratégica de construcciones político
sociales, sino abordando ejes temáticos pun-
tuales; la justicia social, el sindicalismo, las
fuerzas armadas, el nacionalismo, la tercera
posición y el cristianismo, entre otros. Para
cada argumentación el autor recurre indis-
tintamente a la palabra de los líderes del
movimiento, usando sólo fragmentos dis-
RESEÑAS
cursivos. A pesar de que la estructura de la
obra se presenta como compartimentos
estancos, la idea fuerza central que la atra-
viesa es la vida política del peronismo y su
relación con la construcción de una nueva
legitimidad.
La crisis del liberalismo argentino, la
crisis de posguerra, instituciones débiles a
inexistentes y una dirigencia cuestionada y
repudiada, provocaron el advenimiento de
un nuevo orden social impostergable; “el
peronismo es el anuncio del fin de la domi-
nación oligárquica”, sentenciaría Evita.
La crisis también puede percibirse
en el plano de las ideas, perdida la influencia
de un liberalismo refugiado en la defensa
del constitucionalismo tradicional y del esta-
do de derecho en un sistema de partidos
que se aprovechaba de un sufragio espurio.
Perón se focalizará en la crisis del paradigma
ideológico liberal y del estado de derecho
burgués, repudiando al liberalismo e inten-
tando superarlo. Propondrá salir del egoís-
mo y pensar en términos de comunidad,
para recuperar el sentido de la vida y devol-
ver al hombre su absoluto. Esta es su nueva
concepción del pensamiento nacional.
El autor no llega a un pleno desarro-
llo del rol histórico de la legitimidad peronis-
ta. Sorteando distintos fragmentos discursi-
vos consigue esbozar su génesis, mas queda
Juan Fernando Segovia
un vacío en cuanto a su funcionalidad. La
legitimidad peronista será garante del pro-
ceso de transformación del país, particular-
mente de la instauración de una nueva rela-
ción material de producción entre capital y
trabajo y de una nueva relación simbólica
entre el poder y el pueblo. Con logros de
carácter épico y una política estatal orienta-
da a la Justicia Social, se genera una identi-
dad justicialista. La irrupción del movimien-
to en la vida social, no sólo en cuestiones
materiales, sino en la forma de comunicar-
se, pensar y sentir del pueblo, la visión
patriótica del ser justicialista se convierte en
una sola bandera que inmediatamente es
adoptada, interiorizada y defendida por la
masa trabajadora, por los descamisados.
Así, el peronismo asume el monopolio de lo
nacional, de lo patriota, de lo argentino.
El bagaje de sentimientos, valores y
convicciones que hacen a la construcción
identataria peronista proveerá un cimiento
espiritual que no sólo acompañará las políti-
cas gubernamentales, sino que persistirá en
el tiempo como garante de legitimidad, de
origen carismática, tradicional o racional
(utilizando la tipología weberiana), indistin-
tamente o como componentes agregados.
La multiplicidad de elementos litúrgicos se
conjugan en una religiosidad justicialista
que viene a explicar y superar aspectos de la
doctrina cristiana desde una fuerte raigam-
bre nacional. En el justicialismo, explica
Perón, se da “una conformación espiritual
colectiva, vale decir alma peronista”; la doc-
trina es una teoría que brinda “una unifor-
midad en la conformación espiritual de nues-
tro movimiento”; la doctrina importa tam-
bién una forma de ejecución unificada que
alcanza la “unidad de acción”.
En los inicios del gobierno peronis-
ta, Segovia encuentra el origen de la legiti-
midad política principalmente en su conte-
nido revolucionario. La refundación y el
renacimiento de la Argentina se lleva a cabo
desde la revolución justicialista, manifesta-
rá Perón. El carácter revolucionario es
entendido por la ruptura con el pasado, el
llenado del vacío del régimen oligárquico y
la inclusión en la agenda gubernamental de
los sectores más postergados de la socie-
dad; está contenido en los canales de la evo-
Finalmente, el autor señala que lo que
Alvarez plantea como una respuesta ética
que podía ser el primer paso político de la
reconstrucción de un espacio, se desdibuja
por el fallido intento de retorno como Jefe de
Gabinete, en un gobierno en el que Cavallo
ostentaba la cartera económica como en las
mejoras épocas del menemismo.
La lectura de este libro permite con-
jeturar sobre las características personales y
psicológicas de un dirigente como el exVice-
presidente Alvarez, protagonista central de
los hechos relevantes de la vida política de
Argentina en la década de los noventa.
Una conjetura podría estar relacio-
nada con lo que planteaba el mismo Alvarez
La Argentina y su imposible relación con el FMI
Buenos Aires, Planeta, 2004, 366 páginas
Un testimonio importante para los
que quieran conocer la trama y el revés de
las negociaciones de la deuda externa
argentina de los últimos 30 años. El libro
tiene mucha y buena información de los
entretelones, las idas y venidas en las rela-
ciones de funcionarios y gobiernos con el
FMI. También contiene pertinentes relatos
mechados de historia, donde se nota el
buen aporte que hizo al libro el periodista e
historiador Fernando del Corro.
Hay anécdotas tragicómicas de los
aprietes del FMI, como la de Grinspun (pri-
mer Ministro de Economía de Alfonsín) y el
delegado del FMI Joaquín Ferrán: “Desde
que asumió su cargo Grinspun tuvo terribles
enfrentamientos con los enviados del FMI.
Uno de los más famosos fue cuando recibió
al delegado del organismo, el catalán
Joaquín Ferrán, en el Salón Padilla del
Palacio de Hacienda. El emisario exigía que
el gobierno tomara medidas para bajar los
salarios de la población. Grinspun, visible-
mente molesto, se levantó de su asiento y
dándole la espalda al enviado le dijo “¿Qué
querés? ¿Romperme el culo? Rompémelo
acá”. Ferrán quedó mudo… Poco tiempo
después Grinspun renunciaba a su cargo”.
El libro repasa y relata los hechos
más sobresalientes de la historia económica
reciente de nuestro país: el “rodrigazo”,
Martínez de Hoz, la tablita financiera, los
RESEÑAS
hace algunos años, cuando estipulaba que
en la opción entre intelectual y militante, él
se definía como militante. Cuesta entender
esta definición a la luz de los resultados.
Otra, tal vez más importante a futu-
ro es que, cuando se renuncia a una identi-
dad sin dar un salto cualitativo en la elabo-
ración teórica y la construcción política de la
nueva identidad, se suele dar un salto al
vacío, que termina con la vida política pro-
pia y la de los que lo siguen. De esto debe
dar cuenta un intelectual.
Jorge Luis Etcharrán
Marcelo Bonelli
Un país en deuda
fraudes bancarios y el comienzo del esque-
ma de endeudamiento externo y fuga de
capitales; la gestión de Grinspun; la bendi-
ción de los EEUU y el FMI al plan Austral de
Sourrouille, las peleas entre el Banco
Mundial y el FMI para sostener el Plan
Económico de 1988, llamado Primavera; la
presión de los banqueros por la deuda y la
gestión de Cavallo para desestabilizar al
gobierno de Alfonsín en su agonía; el plan
Brady y las privatizaciones.
La presencia de Menem en la asam-
blea del FMI en 1998 y la consagración de la
Argentina como alumno modelo tiene en el
libro un relato destacado. Sobre el plan de
convertibilidad, Bonelli sostiene que “el FMI
respaldó la convertibilidad durante una
década porque era el engranaje necesario
para la política económica que beneficiaba
en forma multimillonaria los negocios inter-
nacionales relacionados con la banca, el sis-
tema de jubilación privada y la especulación
financiera”.
Hay entretelones interesantes de la
gestión de Machinea-De la Rúa y el blindaje,
de la “tocata y fuga” de Cavallo en el 2001 y
del plan de dolarización del FMI. Si un buen
Juez de la Nación leyera atentamente el libro
encontraría un cúmulo de hechos que debe-
rían investigarse y que bien podría llevar a
los tribunales a varios funcionarios por el
delito de “traición a la Patria”.

el hogar, la izquierda no era una alternativa
válida, y si además desaparecía quien levan-
tara las banderas del nacionalismo revolu-
cionario en el incipiente frente, la opción se
reducía a la centro-izquierda. Lo expuesto
permite al autor diferenciar las estrategias
entre Bordón y Alvarez; mientras el primero
centraba su interés en el electorado peronis-
ta tradicional, la jefatura del Frente Grande
se desvelaba por los votantes que histórica-
mente se vinculaban con las distintas ofer-
tas socialistas y el radicalismo alfonsinista,
mas aún en un tiempo en el que la UCR
lograba su peor performance electoral
(1995). No obstante, esta visión de centroiz-
quierda “progresista” (con sesgos hereda-
dos del alfonsinismo) es abandonada luego,
en aras de alcanzar el gobierno, sin importar
las alianzas necesarias para tal fin, en una
suerte de salto al vacío.
Jozami vuelve a sus cuestionamien-
tos en cada uno de los análisis de los aspec-
tos centrales del accionar político de
Alvarez. En tal sentido, destaca la preocupa-
ción de Alvarez por la tensión corrupción-
calidad de las instituciones, en desmedro de
la discusión del modelo económico domi-
nante; no existía decisión política de la jefa-
tura del Frente para modificar el modelo y
toda objeción a su postura era subestimada,
adjetivándosela con el rótulo de testimonial.
Quien escribe estas líneas recuerda que
Alvarez se ufanaba en los medios de ser más
creíble que Duhalde para el “establish-
ment”.
Para el autor, la aceptación implícita
RESEÑAS
del modelo involucraba también la imposi-
bilidad de tejer redes con los movimientos
sociales desde el Frente, aprovechando la
militancia social de muchos de sus cuadros,
especialmente los provenientes del sindica-
lismo de la CTA. El desapego por la militan-
cia, tanto político-territorial como social,
dilapidaba la opción de crecimiento de un
horizonte directivo de cuadros propios.
Jozami insiste en resaltar el hecho de que
Alvarez opta por una relación política
mediática entre la jefatura y el ciudadano,
sin intermediaciones de los cuadros, renun-
ciando a representar intereses sociales sub-
alternos en aras de un hipotético interés
común de un ciudadano utópico, desligado
de intereses.
Sin embargo, la tensión en Alvarez
entre reformular la demanda como conduc-
tor político (tal como lo concibiera Roig) y la
imperiosa necesidad de no contradecir a los
sectores dominantes de la economía tuvo
casi siempre el mismo resultado negativo,
especialmente en las situaciones límite de la
gestión. El autor del libro da cuenta de esta
contradicción al evaluar la negativa de
Alvarez de avalar el proyecto de nulidad de
las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final
elaborado por varios diputados nacionales
del Frente (Juan Pablo Cafiero, Alfredo Bravo
y otros), como también las órdenes de mar-
chas y contramarchas impartidas a los dipu-
tados frentistas en la Legislatura de la
Ciudad de Buenos Aires ante el Código de
Convivencia, la derogación de los edictos
policiales y las normas relacionadas con la
prostitución en las calles. En todos los casos,
Alvarez, en la búsqueda de asegurar el “no
conflicto”, sobreactúa y asume las condicio-
nes del statu quo, como si le pesara hacerse
cargo de alguna demanda considerada des-
medida.
La tesitura de no exponerse, de pri-
vilegiar el control interno por encima de la
confrontación y de preservar una actitud dis-
tante frente a los conflictos sociales (salvo
en el discurso), es determinante en el
momento de establecer la política de alian-
zas electorales del Frente a partir de 1997.
Bastan como ejemplos la renuncia a compe-
tir por la Jefatura de Gobierno de Buenos
Aires, como la de gestar un acercamiento
con los sectores sociales y políticos contes-
tatarios (izquierda, incipientes movimientos
piqueteros). En la visión de Jozami, dado
que el objetivo era derrotar a Menem, la
única alternativa que le quedaba a Alvarez
era la alianza política con la UCR. En reali-
dad, Duhalde es quien desarticula la manio-
bra de re-reelección de Menem al amenazar-
lo con una consulta popular no vinculante
sobre el tema en la Provincia de Buenos
Aires. Jozami, sin embargo, resalta los
inconvenientes de Alvarez con el poder cuan-
do pone de manifiesto la diferencia de crite-
rio con Auyero sobre el acuerdo con el radi-
calismo.
En los últimos capítulos, Jozami des-
cribe la decadencia y la desintegración polí-
tica del Frepaso. Las medidas de gobierno
de la Alianza como el aumento de impues-
tos, la rebaja de sueldos de los empleados
públicos, la flexibilización laboral postfor-
dista y el escándalo de las coimas en el
Senado, fueron ejemplo de una política
regresiva, conservadora, de neto corte
menemista, que nada tenía en común con
las iniciativas del Grupo de los Ocho y el
Frente. El libro le asigna a Alvarez una actua-
ción relevante al apoyar varias de las iniciati-
vas del exMinistro Machinea, lo cual denota-
ría una sobreactuación más del exVicepresi-
dente frente al establishment.
Jozami destaca la paradoja de que
Alvarez renuncie por la crisis desatada por
los procedimientos corruptos de la política
(sobornos en el Senado), pero en ningún
momento cuestione las acciones de gobier-
no que agravaron la situación económica y
social de la inmensa mayoría del pueblo
argentino; es más, insta a los cuadros del
Frepaso para que no renuncien a sus cargos.
lución que las políticas oficiales ejecutan.
“Provenimos de una revolución”, dirá
Perón; “los peronistas nacimos de un movi-
miento revolucionario, no de una política o
de una acción política, esa revolución hace
lo que debe, no lo que quiere: interpreta la
voluntad revolucionaria del pueblo; está
para eso y si no lo hace, fracasa en el objeti-
vo”. Ya en la segunda presidencia, sobre
todo hacia el final, el tono de confrontación
se aminora, se aleja la visión maniquea, y los
enemigos, los “antipatrias”, el “imperialis-
mo”, los “oligarcas”, pasan a ocupar un esta-
dio dentro del juego político; ya sólo son
adversarios. Los logros de la revolución ya se
habrían internalizado en la Argentina, y
Perón explica que una nación no puede vivir
en una constante efervescencia. Vendrán
entonces tiempos de diálogo democrático
con otros sectores.
A lo largo de la obra, redescubrimos
un Perón clásico que enfrenta la coyuntura
desde posicionamientos teórico-filosóficos
que aún conservan vigencia. Librando nues-
tra imaginación enfrentamos las problemá-
ticas concretas de hoy en día con su legado.
El autor propone una interrelación entre las
palabras de Perón y el lector, permitiendo
una interpretación personalizada de cada
fragmento discursivo. Mediante su didáctica
accedemos a focalizar en cualquier aspecto
de la vida intelectual del peronismo, su
etapa revolucionaria, sus valores morales, su
contenido religioso y la concepción de una
tercera posición en el orden internacional.
Buenos Aires, Corregidor, 2004, 204 páginas
Hay momentos en la vida de las
sociedades en los que el tiempo se vuelve ver-
tiginoso. Los argentinos vivimos, en el perío-
do 2001-2003, la posibilidad cierta de una
inminente disolución nacional, seguida rápi-
damente por la apertura de una prometedo-
ra gestión de gobierno encabezada por el
Presidente Kirchner.
En esos momentos, los análisis y las
descripciones de la realidad se convierten en
mojones: operan como señales de referen-
cia que nos permiten ver el camino recorrido
y lo que nos falta.
Este es el caso de La deuda de la polí-
tica de Ricardo Rouvier. Escrito apasionada-
mente, inspirado por el amor a la patria y
una positiva valoración de la democracia
RESEÑAS
Nos permite analizar por partes la
cantera de la construcción identataria del
movimiento, sus banderas, sus luchas y sus
enemigos. Se abre lugar a la movilización de
sentimientos y pasiones; la patria, el sentido
nacional, la nueva Argentina. Accedemos a
conceptos de Perón como la inclinación ideo-
lógica del movimiento: “el peronismo no es
sectario, por eso no es centrista, ni izquierdis-
ta, ni derechista, porque tomar posiciones es
hacer sectarismo. El peronismo es la tercera
posición, está a la derecha, al centro o a la
izquierda, dependiendo de los hechos, por-
que es una consecuencia de estos hechos”.
La visión de una tercera posición: “el antima-
terialismo, porque tanto el individualismo
como el colectivismo son materialistas, mien-
tras que el justicialismo se decide por el hom-
bre, tal como es, armonía de materia y espíri-
tu, y como ser social, individuo o persona en
la sociedad humana, con fines individuales
propios y fines sociales ineludibles”. O la
misión de los peronistas: “ser peronista es
estar guiado por el supremo idealismo de
hacer cada día algo más para que los habi-
tantes de esta bendita tierra puedan ser más
iguales y más felices. Los peronistas son forja-
dores auténticos del bien, único orden social
posible, el que se basa en la justicia”. Justicia,
en palabras de Evita: “devolver a los pobres lo
que todos los demás les debemos, porque se
lo habíamos quitado injustamente”.
Santiago Cafiero
Ricardo Rouvier
La deuda de la política
como sistema de gobierno, el libro presenta
en forma sistemática los aspectos centrales
de la crisis política que afectó al país en aque-
llos años y nos ofrece una explicación sobre
las raíces culturales de nuestros problemas.
Una de las claves interpretativas que
nos propone el autor es la impotencia políti-
ca: “La gravedad de la crisis argentina está
dada porque los problemas son más impor-
tantes que los dirigentes que tienen que
resolverlos (…) los dirigentes no logran
manejar, ni evitar, ni controlar, los procesos
que nacen de la propia dinámica de la crisis”.
Son varios los “problemas que ven-
cen a la política”: desocupación, desigual-
dad, deterioro educativo, inseguridad e
impunidad. Sin embargo, más allá de la ajus-

tada descripción de estos problemas y la per-
cepción que de ellos tiene la opinión pública
que nos presenta el libro, el tratamiento indi-
vidual de cada uno de ellos nos haría perder
de vista la “naturaleza política” que tuvo
aquella crisis que nos tocó vivir.
Así, el argumento de Rouvier se
aparta de aquellas visiones que reducen la
crisis del 2001 a su aspecto económico y,
simultáneamente, se diferencia de explica-
ciones que encuentran causas económicas
para las crisis políticas: “la cuestión cultural
operaría como un condicionante de última
instancia en relación a la triple consecuencia
de las crisis: lo político, lo social y lo econó-
mico”.
La crisis política como “fenómeno
de condensación” y la cultura como causa,
son los temas principales del libro de
Rouvier.
El autor descarta rápidamente los
argumentos comunes y corrientes referidos
a la “crisis cultural” como caracterología de
la “constitución fallida de nuestro ser nacio-
nal”, o los individualistas, como aquellos
que hacen referencia a la deformación cul-
tural que produce nuestra inserción subor-
dinada y dependiente en el orden interna-
cional.
Rouvier nos señala que la cultura es
“la configuración de las conductas sociales
organizadas dominantes que se suceden
generacionalmente” y que la crisis cultural
se produce por un desajuste entre la norma
y la realidad.
En el Capítulo VI se describen los sín-
tomas de este malestar en la cultura
mediante un estudio empírico sobre el esta-
do psicosocial de la población del Área
Metropolitana y la Provincia de Buenos
RESEÑAS
Aires, realizado en el mes de julio de 2001.
En el relevamiento sobresalen los
sentimientos de angustia, tristeza, amargu-
ra y decepción como manifestación espon-
tánea y dominante de los entrevistados; que
a su vez atribuyen estas sensaciones a la
ausencia de futuro, la falta de trabajo, la emi-
gración y la falta de cambios.
Otro sentimiento prevalente era el
miedo ocasionado por la violencia delictiva,
el estallido social y la incertidumbre.
Una serie sucesiva de privaciones se
encuentran en la raíz de los sentimientos de
los entrevistados, su consecuencia actitudi-
nal es el enojo que se refleja en las variadas
conductas electorales negativas (absten-
ción, voto en blanco, impugnación volunta-
ria del voto).
Ahora, volvamos al concepto de cri-
sis cultural: Rouvier nos presenta un análisis
de las dimensiones que expresan esta crisis
en nuestra sociedad.
En primer lugar, en lo que parece
una actualización del problema sarmientino
del desierto, el autor analiza el problema del
lazo social desde cinco dimensiones: el espa-
cio vacío, el origen diverso de la población,
el autoritarismo en la vida social, el proble-
ma del otro y la falta de compromiso.
En apretada síntesis, el argumento
refiere que una población escasa y diversa
en un territorio que se le presenta inmenso,
no logra alcanzar el affectio societatis nece-
sario para constituir una sociedad organiza-
da; en consecuencia se instala una descon-
fianza hacia el otro más próximo, compa-
triota (ser yo sin el otro) y una idealización
del otro distante, europeo (ser yo en el otro):
“somos el no ser de los indios, de los gau-
chos. Y la fuerte influencia inmigratoria del
siglo XIX y XX significó la partida, la despedi-
da de otro lugar y la reconstrucción imagi-
naria mítica respecto del origen”.
En el plano del comportamiento
esta característica se manifiesta en un acen-
drado autoritarismo en la vida cotidiana y
en el desapego a la legalidad: “nuestras fra-
gorosas disputas han operado como reem-
plazo de una institucionalidad ausente. Esas
luchas finalmente han provocado una
derrota continua. Porque nunca hay una vic-
toria completa, una victoria nacional com-
pleta”.
También en una recurrencia funda-
cional: “Uno de nuestros problemas origina-
rios es que hemos nacido varias veces, no en
un proceso normal con saltos cualitativos de
refundaciones, como rupturas sobre un
pasado que también nos pertenece. Es decir
que en cada parto se abjuraba de los padres
anteriores, de las patrias previas. De esa
manera fuimos postergando nuestro naci-
miento definitivo”.
Estos rasgos que estructuran lo que
alguna vez Borges definió como nuestro “po-
bre individualismo” se refuerzan última-
mente con la influencia de la cultura posmo-
derna: “la pérdida del sujeto posmoderno se
intercepta con este sujeto borroneado de
nuestra idiosincrasia. Estos dos individuos
tienen algo en común, su desafectación, su
fijación en sí mismo, por narcisismo o por
autodestrucción”.
En segundo lugar, el autor retoma el
tema de la herencia cultural hispánica como
obstáculo para el desarrollo pleno del “espí-
ritu del capitalismo” como causa de un capi-
talismo rentístico, prebendario y corrupto:
“somos capitalistas a pesar nuestro y eso
provoca una personalidad social bastante
ambigua, contradictoria y a veces hipócri-
ta”.
Por último, la “declinación de la
ética republicana” donde “nuestro proble-
ma es que el ataque a las instituciones de la
República (…) proviene de las propias insti-
tuciones, de su interior. Es decir, nuestro pro-
blema con la ley no es originario de una opo-
sición a la ley, sino del obstinado incumpli-
miento”.
Estos elementos permiten al autor
afirmar que “somos el resultado de un mix
cultural controversial, porque cada aporte
fue parcial o contradictorio en sí mismo,
pero sobre todo, somos el resultado de la his-
toricidad de nuestros desencuentros, de las
luchas civiles y de una feroz manera de cons-
truir sobre la anulación del otro. Es decir,
Sin embargo, quienes ocupan car-
gos ejecutivos o legislativos en representa-
ción del Partido Justicialista suelen tener con-
ciencia de que al decidirse por unas acciones
y no por otras no aplican solamente su apti-
tud profesional: además entienden que con
ellas están “haciendo peronismo”.
Seguramente es así en la mayoría de
los casos, pero la ausencia de espacios parti-
darios de debate y su reemplazo por los
medios de comunicación impide reflexionar
sobre esto y por lo tanto inhabilita el funcio-
namiento de los partidos como correas de
transmisión entre la conducción del Estado
y la voluntad del pueblo, vulnerando uno de
los principios elementales del régimen
democrático.
La identidad del peronismo debe
volver a vincular el saber con el hacer, la capa-
cidad técnica con la participación popular.
Un balance del Frepaso y de la Alianza
Buenos Aires, Biblos, 2004, 164 páginas
El autor analiza la experiencia desde
la perspectiva de un actor político particular,
la de aquel que siendo parte de la “historia”
fue un opositor interno a la jefatura.
Los nueve capítulos en que Eduardo
Jozami divide el texto se podrían agrupar en
tres partes. Una primera, en la cual describe
el derrotero de Carlos “Chacho” Alvarez, en
su doble función de Director de la publica-
ción Unidos y la de referente político del
Movimiento Renovador Peronista y del
Grupo de los Ocho, etapa en la cual se
superponen las facetas de intelectual y mili-
tante.
La segunda pone de manifiesto las
tensiones generadas por la ruptura, la bús-
queda y construcción de una nueva identi-
dad nunca resuelta y las posturas cambian-
tes del Frente en los noventa.
Por último, en un análisis que hubie-
ra requerido de un mayor desarrollo, consi-
dera el paso del Frepaso por el poder en el
marco de la Alianza.
Las tres partes se articulan a través
de un hilo conductor que es la figura de
RESEÑAS
La mejor herramienta de la identidad de un
movimiento es una política activa que se
defina por lo que afirma y no sólo por lo que
se rechaza, que se sustente en un futuro
común y no sólo en el pasado. Quienes
desean terminar con el peronismo queda-
rían conformes si se transformara en una
mera forma de nostalgia. Por eso debe vol-
ver a proyectarse hacia el futuro y liberarse
de la sujeción a la coyuntura, recuperando
su pensamiento estratégico y su capacidad
para planificar y concertar.
La reconstrucción de los espacios de
debate y reflexión permitirá reformular un
conjunto de contenidos que podrán servir
como cimiento de una identidad peronista
que vuelva a fundarse en los principios de
soberanía política, independencia económi-
ca y justicia social.
Eduardo Jozami
Final sin gloria
Carlos Alvarez, con sus planteos, dudas,
cambios y devaneos.
El autor logra imbuir en el lector
más la certeza que la duda sobre la inexis-
tencia del Frepaso como fuerza política,
como también pone de manifiesto su incer-
tidumbre respecto de que hubiera existido
una corriente de pensamiento “progresista”
que mereciera esa denominación. La caren-
cia de construcción política y la ausencia de
identidad política sustentable en el tiempo
de un agrupamiento sin gestas populares
fundantes podrían haber contribuido para
que Carlos Alvarez ejerciera la jefatura sin
mayores cuestionamientos por parte de la
dirigencia frentista.
La libertad de decisión de la jefatura
se basaba en la influencia mediática de la
figura de Alvarez en los sectores medios de
la sociedad, en la opinión pública, más que
en la generación de líneas políticas alternati-
vas en el escenario menemista.
Del texto surge que la falta de ancla-
je se potencia con la muerte de Germán
Abdala. Si el peronismo había dejado de ser

que las fuentes externas y endógenas de
nuestra identidad no alcanzaron a conver-
tirnos en una Nación”.
Sin embargo, lejos de un pronóstico
pesimista, la lectura del libro de Rouvier nos
deja la sensación de que vivimos una época
en la que las deudas se van saldando: uno
por uno los desafíos que el autor señala en el
Política Sanitaria Argentina
Buenos Aires, Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación,
El Presidente de la Nación ha decla-
rado al 2006 como el Año de Homenaje al
Dr. Ramón Carrillo. En ese marco, el
Ministerio de Salud y Ambiente y el
Programa Campaña Nacional de Lectura del
Ministerio de Educación, Ciencia y
Tecnología han publicado una selección de
capítulos de Política Sanitaria Argentina, un
libro de dos tomos y más de 500 páginas edi-
tado en 1949. El mismo contiene discursos y
artículos elaborados a partir del 1º de junio
de 1946, fecha en que Carrillo asumió como
Secretario de Salud Pública.
Los capítulos escogidos contienen
ideas que mantienen plena vigencia y no
requieren del lector una competencia espe-
cializada. Se logró así un texto de ágil lectu-
ra que facilita el acceso masivo al pensa-
miento del primer Ministro de Salud de la
Nación, quien en cada página transmite una
imponente concepción humanista que
enmarca toda su acción de gobierno, intro-
duciendo los fundamentos de la más
extraordinaria transformación sanitaria de
nuestra historia.
Muchos argentinos sabemos que la
obra de Ramón Carrillo fue admirable. Pero
hoy no es tan conocido el hecho de que su
pensamiento también era extraordinario. Él
escribía muchísimo, mucho más de lo que
fue publicado, que no es poco. Ha escrito
otros trabajos notables, especialmente
Teoría del Hospital, que está pensado inte-
gralmente y no es fácil seccionarlo. De
todas formas, es intención del Ministerio de
RESEÑAS
capítulo final han registrado avances en los
últimos tres años; especialmente la recons-
trucción de la autoridad política a partir de
un shock de ejemplariedad.
Pablo Belardinelli
Ramón Carrillo
Textos elegidos
2006, 136 páginas
Salud y Ambiente de la Nación seguir edi-
tando parcialmente otros libros suyos, espe-
cialmente Contribuciones al Conocimiento
Sanitario, que también tiene más de 500
páginas.
Se ha querido en esta ocasión hacer
una publicación breve y accesible para que
todos puedan disfrutarlo, aun sabiendo de
antemano que se estaban excluyendo escri-
tos muy valiosos. Pero esta edición procura
ser una puerta de entrada a sus ideas. Se
suprimieron, por ejemplo, artículos y discur-
sos sobre alergia, enfermedades del aparato
digestivo, brucelosis, cáncer, neurocirugía,
epidemiología o medicina laboral.
Quienes puedan leer este librito con-
firmarán la formidable capacidad de Carrillo
para planificar y para llevar a cabo lo que
había concebido. Pero además, era un polí-
tico que escribió sus ideas mientras ocupa-
ba un cargo de altísima jerarquía, lo que per-
mitiría no sólo someter a crítica su concep-
ción estratégica, sino además revisar los
resultados a la luz de los propósitos declara-
dos.
Espero que esta obra sirva de aperi-
tivo, que abra en quienes accedan a ella la
necesidad de leer muchos más escritos de
quien dirigió una empresa magnífica: la
obra por la cual los argentinos legítimamen-
te sentimos orgullo.
Mariano Fontela
 O
T 6 0
Final sin gloria. Un balance del Frepaso y de la Alianza
Eduardo Jozami.................................................................................................. 3
INSTITUTO DE ALTOS ESTUDIOS

Juan peron N
E AYO
20

-M
Un país en deuda. La Argentina y su imposible relación con el FMI

I
Marcelo Bonelli................................................................................................... 5

M
12
La América Latina del Siglo XXI
Alberto Methol Ferré y Alver Metalli.................................................................. 6

O
VI
Cinco balas para Augusto Vandor
Ciclo de Capacitación

ER
Álvaro Abós ........................................................................................................ 8

UM
La religión en la época de la muerte de Dios
Leandro Pinkler, compilador .............................................................................. 10 Política 2006

O
N
La formación ideológica del peronismo
Perón y la legitimidad política (1943-1955)

2-
Juan Fernando Segovia ...................................................................................... 12 El jueves 4 de mayo pasado el Dr. Antonio Cafiero dictó la clase inaugural del

M
Ciclo de Capacitación Política 2006 del Instituto de Altos Estudios Juan Perón.
La deuda de la política Durante los próximos meses se brindarán gratuitamente cursos, talleres y conferen-
I

O
Ricardo Rouvier .................................................................................................. 13 cias sobre los siguientes temas: Historia del peronismo, Justicialismo, filosofía e
ideas políticas, Política internacional, Economía del justicialismo, Cultura y educa-

AÑ
Política Sanitaria Argentina. Textos elegidos ción y Políticas sociales y desarrollo local.
Ramón Carrillo.................................................................................................... 15 Por el momento, expondrán en el ciclo, entre otros, Daniel Arzadún, Araceli
Bellotta, Luis Beraza, Mario Burkún, Mario Casalla, Oscar Castellucci, Hugo Chumbita,
Enrique Del Percio, Miguel Espejo, Carlos Fernández Pardo, Alieto Guadagni, Ana
Jaramillo, Adolfo Koutoudjian, Silvio Maresca, Carlos Mundt, Abel Posse y Cristina
Reigadas.
Colaboraron en esta edición:
Pablo Belardinelli, Mario Cafiero, Santiago Cafiero, Enrique Del Percio,
Jorge Luis Etcharrán, Mariano Fontela, Dolores Gandulfo, Catalina Pantuso
Diversas causas conspiraron

EDITORIAL
Inicialmente, las actividades pro-
gramadas no suponen el dictado de cur-
sos de formación básica. Más bien se pre-
tende con ellas instalar un ámbito de
reflexión y debate entre intelectuales,
Este Boletín es una publicación del Instituto de Altos Estudios Juan Perón, creado por profesionales y líderes políticos y socia-
les, para producir contenidos que apor-
disposición del Congreso Nacional del Partido Justicialista celebrado el 26 de marzo de 2004 el que
ten a la reconstrucción de la identidad
aprobó la creación de una asociación civil sin fines de lucro que actuara como órgano de capacitación y del movimiento peronista y a su pensa-
formación del Partido Justicialista. miento de futuro.
Aspiramos a que el Instituto de Altos Estudios Juan Perón se constituya en un ámbito dedicado Entre los fundamentos de los
partidos políticos hay uno que interesa
a la investigación científica y doctrinaria y a la producción, sistematización y difusión de estudios, destacar aquí especialmente: es aquel
investigaciones y documentos destinados a profundizar y perfeccionar el sistema democrático, que establece que ellos traducen un pro-
abordar los problemas nacionales, afianzar la justicia y la equidad social y proyectar a la Argentina en el yecto de transformación social en idea-
les y consignas lo suficientemente claras
mundo.
como para permitir articular el conoci-
Para asociarse al Instituto no es necesario ser afiliado al Justicialismo. Sólo se requiere poseer miento técnico de la gestión de gobierno
título universitario o terciario, estudios avanzados en carreras de grado, o poseer una reconocida con la movilización de la voluntad popu-
trayectoria en el desarrollo de tareas de índole político, social o cultural. lar. Históricamente, el peronismo deno-
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contra este ideal, provocando que hoy
las políticas de gobierno se justifiquen
casi exclusivamente con argumentos
técnicos o morales. Prácticamente no
hay medidas gubernamentales cuyo
fundamento explícito resida en un pro-
yecto partidario. Tampoco suele haber
reuniones en el Partido Justicialista -al
menos en el nivel nacional- que asuman
estas decisiones como propias o impro-
pias.
Como contrapartida, la movili-
zación de voluntades políticas se centra
casi exclusivamente en símbolos y perso-
nalidades, pero lejos está de articularse
coherentemente con un proyecto que
tenga expresión eficaz en un conjunto de
propuestas o decisiones de política
nacional.

minó a esto como “la doctrina”. Ella ins-
piraba a la vez las razones de la adhesión
Vicepresidente: Silvio Maresca Presidente: Antonio Cafiero
popular y las propuestas de políticas
públicas. Había que mantenerla al día
Para Informes e inscripciones: iaejuanperon@argentina.com
para que fuera constantemente la base
Reconquista 46 - Piso 9 - Buenos Aires - Tel.: (011) 4348-9601 de la unidad de concepción y de acción
Sitio WEB: www.iaejp.org.ar partidaria.
De hecho, hoy la pertenencia al
movimiento peronista en muchos casos
sólo se asienta en la adhesión a un pasa-
do glorioso. Pocos se identifican con él
por la coincidencia respecto a un núcleo
programático que se refiera al presente o
al futuro.