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UNIDAD XOCHIMILCO
DIVISIÒN DE CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD
DEPARTAMENTO DE PRODUCCIÓN AGRÍCOLA Y ANIMAL
LICENCIATURA EN MEDICINA VETERINARIA Y ZOOTECNIA
Asesores:
MVZ. Yolanda Sánchez Castilleja
MVZ. Héctor Armando Herrera Gutiérrez
Lugar de realización:
Universidad Autónoma Metropolitana – Unidad Xochimilco
Fecha de inicio y Terminación:
17 de Mayo al 17 de Noviembre del 2007
Fecha de entrega: 31 de Octubre del 2008
1
ÍNDICE
RESÚMEN 3
INTRODUCCIÓN 4
Antecedentes 8
Reservorio 8
Ciclo evolutivo 9
Patogenia 9
Signos clínicos 9
Transmisión 10
Diagnóstico 10
Tratamiento y Prevención 11
METODOLOGÍA 12
ACTIVIDADES REALIZADAS 15
RESULTADOS 16
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES 21
RECOMENDACIONES 23
BIBLIOGRAFÍA 24
2
RESUMEN
3
Seroprevalencia de Neospora caninum en ganado bovino lechero del centro
de México y el impacto de una vacunación específica en los indicadores
reproductivos
Introducción
Los problemas reproductivos en ganado lechero representan un gran impacto
negativo en la economía de las explotaciones. Existen infinidad de factores tanto
infecciosos como no infecciosos que pueden desencadenar la presencia de estos;
sin embargo, el diagnóstico generalmente se orienta a las patologías más
comunes o que históricamente han trascendido en las explotaciones, sin
percatarse que cada día surgen nuevos agentes patógenos capaces de causar
grandes trastornos dentro del hato, pero que por ignorancia no se les toma
importancia, sobre todo en países en desarrollo, como México, en donde el
diagnóstico final se ejerce en menos del 50% de los casos (Patitucci et al., 1999).
En años recientes se ha descubierto un parásito, Neospora caninum, del que no
se conoce aún el ciclo de vida completo, pero del cual se tienen datos que
corroboran su participación en eventos abortivos en hatos lecheros a nivel
mundial, con pérdidas anuales que ascienden a millones de dólares sólo por
producción de leche. Se ha reportado en muchos países, en todos los continentes,
considerándose de carácter emergente, en países como Japón (Ogino et al.,
1992), Israel (Helman et al., 1998), Australia, Nueva Zelanda (Ogino et al., 1992).
En Inglaterra, se ha identificado una prevalencia del 6% debido a esta causa,
generándose aproximadamente 6000 abortos anuales (Björkman et al., 2000), con
pérdidas calculadas en 4.8 millones de dólares. También ha sido reportada en
Argentina (Venturini et al., 1999), Brasil (Brittain, 2000), y en EU, específicamente
en el estado de California, donde se considera endémico, con prevalencias del
33% en hatos lecheros y con pérdidas calculadas en 35 millones de dólares
(Anderson, 1991). En México, se demostró la presencia de Neospora caninum en
1997 en ganado bovino lechero, identificando lesiones microscópicas consistentes
(Morales et al., 1997). Así, prácticamente donde se ha investigado se ha
demostrado su presencia (Anderson et al., 1994; Barr et al., 1995, Dubey y
Lindsay, 1996), sobre todo en unidades de producción de leche, por el manejo de
mayores densidades de población, lo que favorece su diseminación,
independientemente de la participación del comercio internacional; (Anderson et
al., 1994; Patitucci et al., 1999, 2000, 2001).
En estudios serológicos realizados en México se encontró una seroprevalencia de
Neospora caninum del 72% en vacas de hatos con tasas anuales de abortos entre
el 13% y 30% en los últimos 3 años y del 36% en vacas de hatos con tasas de
abortos hasta el 12% anual en los últimos tres años, por lo que se considero que
la enfermedad podría estar ampliamente difundida en los principales hatos
lecheros mexicanos de acuerdo con Morales et al., 2001.
De acuerdo con Anderson et al., 1995; en Estados Unidos de América se han
observado valores de 42.5%; en un estudio realizado por Pitel et al., (2001)
demostró una prevalencia del 21.2%; según Locatelli-Dittrich et al., (2001) en
4
Brasil, encontró una prevalencia del 34.8% y conforme a un estudio realizado en
Costa Rica por Romero et al., 2002, determinaron una prevalencia del 39.7%
Morales et al., (2001) determinó la seroprevalencia de Neospora caninum en
ganado bovino lechero del centro de México quienes encontraron una frecuencia
del 47%, sin embargo no señala los estados o municipios a partir de los cuales se
obtuvieron esos datos. De acuerdo con Gutiérrez et al., (2007) quienes realizaron
un estudio en Aguascalientes, México, encontraron una elevada seroprevalencia
57.5%, así como una amplia distribución de la infección por N. caninum.
En México la neosporosis fue detectada en 1997 en un feto abortado de la raza
Holstein, macho, de 5 meses de gestación, que presentó lesiones histológicas
características, confirmándose presencia del parásito a través de
inmunohistoquímica (Morales et al., 1997; Dubey, 2003; Calzada et al., 2002;
Salinas et al., 2005).
Debido a que la neosporosis bovina se reconoció recientemente en México
(Morales et al., 1997; García et al., 2002) los estudios seroepidemiológicos hasta
la fecha han sido escasos. Hay que considerar que la variabilidad de la
seroprevalencia es influida por el país, la región y la técnica diagnóstica empleada
(Dubey, 2003).
La Neosporosis es una enfermedad que se ha detectado en la mayoría de las
especies domésticas: bovinos, ovinos, caprinos, equinos, ciervos y caninos
(Dubey and Lindsay, 1996; Marsh et al., 1996). La ruta de transmisión mejor
descrita e identificada hasta el momento es la vía transplacentaria la cual parece
ser la forma más importante para mantener la infección en los hatos debido a la
eliminación del parásito a través de los fetos abortados o por el nacimiento de
terneros congénitamente infectados (Paré et al., 1996) que pueden morir entre los
90 y 180 días postparto (Anderson et al., 1997; Hietala y Thurmond, 1999),
presentar sintomatología nerviosa o pueden ser portadores de tipo asintomático.
Hietala y Thurmond, (1999), proponen también la posibilidad de infección postnatal
basados en el hecho encontrar que de las terneras nacidas en hatos con
seropositividad del 30 – 50% solamente el 1 – 2% de ellas presentaban infección.
Adicionalmente las terneras nacidas de vacas seronegativas alimentadas con
calostro y leche de seropositivas no presentaron seroconversión. Se documentó
que la evidencia de infección post natal es más frecuente desde el sexto mes de
vida cuando el animal ya consume una dieta mixta. Por esta razón y debido a su
similitud con el Toxoplasma gondii, se propone que puede haber transmisión por
vía oral a través del consumo de forrajes contaminados con materia fecal de
caninos u otros carnívoros que actuarían como huéspedes definitivos.
La transmisión entre carnívoros es demostrada por Anderson, (1997), la cual
sucede a través del consumo de tejidos bovinos o de otros carnívoros infectados.
Sobre la base en los trabajos realizados por Lindsay et al., en 1994, y la definición
por McAllister et al., en 1998, del perro como huésped definitivo de Neospora
caninum; el ciclo de vida de protozoo comprendería una fase sexual en el intestino
del perro con la formación de ooquistes que al ser eliminados en las heces y
posteriormente al ser ingeridos por los bovinos daría el inicio de la fase asexual
con la formación de quistes tisulares y taquizoitos en los tejidos del huésped
intermediario o del feto y que al ser ingeridos por los caninos cerrarían el ciclo
epidemiológico con la formación de ooquistes. Los únicos estados bien conocidos
5
hasta el momento son los taquizoitos y los quistes tisulares que contienen
bradizoitos; los primeros se encuentran en muchos tejidos de terneros infestados
congénitamente y se relacionan con las lesiones microscópicas. Los quistes
tisulares, se han detectado igualmente, en cerebro y medula espinal de los fetos,
pero en estos casos no se hallan asociados a lesiones microscópicas (Lindsay et
al., 1996). Los taquizoitos pueden crecer en cultivos celulares y son una fuente de
antígeno para el diagnóstico serológico (Veturini et al., 1995). Los primeros
cultivos se hicieron en monocitos bovinos y en células endoteliales de la arteria
cardio pulmonar, actualmente se utilizan las células VERO y los fibroblastos
humanos en forma rutinaria (Dubey and Lindsay, 1996).
Los abortos pueden ocurrir en cualquier época de la gestación en manera
esporádica o en forma de brotes. Un reporte de neosporosis, en una finca en
Tasmania, describe una tormenta de abortos que afectó a un 23.5% de las vacas
gestantes sin diferencia en el número de partos (Ogino et al., 1992).
Los abortos se presentan entre los 90 y 240 días (158 10 días) de gestación,
aunque la mayor presentación (78%) se concentra entre los 4 y los 6 meses
(Lindsay et al., 1996). En los casos reportados, no se han detectado signos
clínicos previos al aborto, que se caracteriza por la expulsión de un feto
usualmente en estado autolítico y que ocasionalmente presenta grados variables
de momificación (Björkman et al., 2000), por lo general cursa sin retención
placentaria (Anderson et al., 1994).
Ogino et al., (1992), reportan que el 43.8% de las vacas que abortaron por primera
vez, lo volvieron a hacer, sin definir si la infección se originó de los quistes
existentes en ellas o si se debió a una reinfestación.
Se ha propuesto que probablemente las vacas infectadas con Neospora caninum,
además estén infectadas con otros virus como el de la diarrea viral bovina que
está presente en la mayoría de las poblaciones de bovinos de todo el mundo, con
una alta seroprevalencia mayor al 60% de acuerdo con Houe, (1999); Morán et al.,
2006, Kobrak y Wever, (1997), informan que la situación alrededor del mundo es
de un 70% de seroprevalencia, Odeón et al., (2001), obtienen seroprevalencias del
90,7% y 48,6% en bovinos adultos. Corrales et al., (2001) y Lértora, (2003),
informan que la infección por el virus de la diarrea viral bovina es endémica en la
mayoría de las poblaciones de bovinos, con una seroprevalencia que varía desde
50 a 90%.
Otra patología presente que fue encontrada en los sueros en estudio es la
Leptospirosis, Adúriz et al., (1999), consideran a la leptospirosis una causa
importante de abortos, aunque por debajo de otras como la diarrea vírica bovina o
la neosporosis. La prevalencia de la enfermedad varía notablemente entre los
distintos países, e incluso entre las diferentes regiones de un mismo país (Alonso
et al., 2001). En un estudio realizado en Polonia, se determinó 29 % de reactores
positivos a leptospira (Kocik, 1992), un estudio en Korea demostró una alta
prevalencia de esta enfermedad un 82% de animales positivos a leptospira Se-
Hoon et al., 1999, mientras que en África se encontró con un 47% de positividad
según Niang et al., (1994); por otra parte en Latinoamérica varían estos
resultados, en Cuba, se demostró 28 % de sueros positivos de acuerdo a Suárez
et al., 1989, en Venezuela se obtuvo una prevalencia del 41.8% de acuerdo al
6
estudio de Orjuela et al., (1991); por su parte Ochoa et al., (2001), demostró una
seroprevalencia del 30.5% para dicho padecimiento.
Gándara et al., (2001), menciona que la Brucelosis es especialmente prevalente
en zonas agrícolas del Norte y centro de México, mientras que en Canadá y
Estados Unidos ha disminuido considerablemente en los últimos años. Moreno,
(2002), señala que la Brucella abortus, está presente en todos los países de
América Central, siendo la prevalencia de un 4-8%. En el centro y norte de Europa
y en Australia la infección por B. abortus ha sido prácticamente erradicada.
Moreno et al., (2002), indican que la prevalencia de la enfermedad es más alta en
ganado lechero en sistemas de manejo intensivos, que en ganado de carne bajo
crianza en sistemas semi o extensivos donde las características ecológicas
permiten altos índices de agostadero y propician una alta densidad en la
población, siendo por lo tanto, las zonas productoras de leche las que presentan
tasas de infección bovina que fluctúan entre el 1 - 6% y un índice de fertilidad del
65-70%.
Una enfermedad involucrada en el aborto bovino es la Rinotraqueitis Infecciosa
Bovina (HBV-1) otra de las enfermedades estudiadas en este trabajo en la cual
Magaña, (2005), menciona que el virus de la Rinotraqueitis Infecciosa Bovina
(HBV-1), conjuntamente con el VDVB, se encuentran ampliamente distribuidos en
el mundo, son uno de los agentes más importantes que afectan el tracto
respiratorio y reproductivo del ganado bovino. Betancur, et al., (2006), mencionan
que una de las manifestaciones importantes de esta enfermedad es el aborto, el
feto es susceptible a la infección durante todo el período de gestación pudiendo
causar la muerte aún dentro de las primeras horas de vida. En vacas lactantes, se
presenta una disminución de la producción e infertilidad. Cantu, et al., 2007,
señala que las infecciones virales del aparato respiratorio se han descrito en
diversos países. Se ha registrado IBR en Canadá, Estados Unidos de América,
Nueva Zelanda, Australia, Gran Bretaña, Sudáfrica y Europa de acuerdo a Pidone,
(1999). En México se ha identificado presencia del virus en diferentes partes de la
República, la prevalencia de reactores serológicos indica que prácticamente todos
los bovinos mayores de tres años estuvieron en contacto con el virus (OIE, 2004).
En México se encontró una seroprevalencia del 22% en un estudio realizado en
Michoacán en la región de Cotzio y Téjaro (Magaña, 2005). Mientras que Pidone,
(1999), en otro estudio realizado obtuvo un porcentaje de reactores positivos a la
enfermedad de un 84% en la Comarca Lagunera y 19% en Tulancingo. En
Argentina durante 1980- 1982, un estudio demostró que BHV-1 se encuentra
difundido en todo el país, con índices de prevalencia entre 36 - 66 %, señalando
que no existen diferencias significativas entre el ganado lechero y el de carne y
que los índices de prevalencia aumentan progresivamente conforme aumenta la
edad de los animales, hecho que se repite en otros países del mundo. Mientras
que en la zona del Caribe en Colombia se reporto una seroprevalencia del 51.7%
y 21.5% en la región Andina (Betancur, et al., 2006). Estudios realizados en la
provincia de la Habana Cuba se determino una positividad de 22% y 21.6% en la
provincia de Granma en terneros que presentaban dicha enfermedad (Delgado, et
al., 2005).
7
Antecedentes
La Neospora caninum (N. caninum) es un protozoario perteneciente al phylum
Apicomplexa y estructuralmente similar a Toxoplasma gondii (T. gondii). Dicho
parásito produce comúnmente una infección natural en perros y el ganado, en el
ganado la infección se caracteriza por aborto entre el tercero y noveno mes de
gestación y ocurre con mayor frecuencia entre el quinto y sexto mes de gestación
Hasta la fecha se desconoce si la Neospora caninum aislada en perros infectados
y la Neospora aislada de tejidos fetales de bovinos son o no parásitos similares;
sin embargo, se ha visto que de no ser la misma especie, si son especies muy
parecidas y relacionadas entre si, por lo que comparten determinantes antígenos
(Salinas et al., 2005).
Reservorio
En desarrollo sexual exclusivamente toma lugar en los carnívoros el cual es su
huésped definitivo. El desarrollo sexual resulta en la producción de ooquistes
infecciosos que son excretados con las heces. Ha sido demostrado recientemente
que el perro actúa como huésped definitivo. En multiplicación asexual del parásito
toma lugar en un amplio rango de huéspedes intermediarios, incluyendo vacas y
otros animales de granja. Dos estados asexuados se distinguen: taquizoitos y
bradizoitos.
Taquizoitos: Es uno de los tres estados infecciosos de Neospora caninum y se
encuentra en el hospedador intermedio, en forma intracelular, generalmente a
nivel citoplasmático, específicamente, en la vacuola parasitófaga de la célula
hospedador. Puede parasitar a un gran número de células como neuronas,
macrófagos, fibroblasto, células endoteliales, miocitos, hepatocitos. Pueden ser
transmitidos transplacentariamente hacia el feto en los animales preñados (Dubey,
2003). Los taquizoitos se dividen por endodiogénesis en forma rápida. Miden
aproximadamente 7.5 mm aprox. (3 - 7 μm) de longitud, tienen entre 6-16 roptries
y en algunos casos presentaron entre 4-6 roptries localizados posterior al núcleo,
raramente se observa un microporo. Son de forma ovoide, semilunar o globosa
(Dubey et al., 2002; Moore et al., 2005).
Bradizoitos: Los bradizoitos se dividen por endodiogénesis, en forma lenta y
permanecen en estado durmiente, encontrándose dentro de los quistes titulares.
Los tejidos enquistados con bradyzoitos sólo se han encontrado en el tejido
neural. Una disminución de la respuesta inmune del huésped puede causar una
reactivación de los bradyzoitos enquistados seguido por la ruptura del quiste y un
recrudecimiento de la infección. Miden aproximadamente 7-8 mm.
Morfológicamente son similares a los taquizoitos (Dubey, 2003).
Quistes: Es un estado encontrado en el hospedador intermedio. Los quistes en el
tejido son ovalados o redondos y miden hasta 107 mm de diámetro y se
encuentran primariamente en el sistema nervioso central, dentro de estos
encontramos los bradizoitos aproximadamente 50 - 500. Su pared es lisa y gruesa
(Speer and Dubey, 1999).
Quistes No esporulados: Son los eliminados por los perros infectados
experimentalmente, midiendo entre 11.3 a 11.7 mm de diámetro (Lindsay. 1996).
Esporulados: Los ooquistes esporulados, son los que después de tres días en el
medio ambiente contienen dos esporo-quistes con cuatro esporozoitos cada uno
8
(Dubey, 1999), son morfológicamente similar a los ooquistes de T. gondii y
Hammondia en perro (Dubey, 2002).
Ciclo evolutivo
Los hospedadores definitivos adquieren la infección al ingerir tejidos de
hospedadores intermediarios conteniendo quistes. La pared del quiste es
degradada por los jugos gástricos liberando las formas parasitarias que iniciarán
los estados enteroepiteliales. Luego de realizar una fase de reproducción asexual
y sexual en el intestino, los ooquistes son eliminados en las heces del hospedador
definitivo. Los perros que consumen tejidos infectados pueden eliminar ooquistes
manteniendo su condición de seronegativos. Por otro lado, un canino que se
comporte como hospedador intermediario puede ser seropositivo y transmitir la
infección verticalmente a sus cachorros o presentar miositis, parálisis y dermatitis
(Dubey et al., 2002). Los esporozoítos liberados en el aparato gastrointestinal del
hospedador intermediario son capaces de alcanzar las vías sanguínea y linfática
accediendo a todos los tejidos, no obstante sólo se ha informado la presencia de
quistes en el sistema nervioso central (SNC) y el tejido muscular. Aunque el
bovino puede infectarse por la vía oral, la principal vía de transmisión es la
congénita. Por otro lado, si bien la transmisión vertical es la forma de infección
más frecuente en bovinos, ello no explicaría debidamente el elevado número de
hatos infectados (McAllister et al., 1998; Hietala and Thurmond, 1999) El hecho de
haberse determinado que los bovinos pueden tener seroconversión por una
exposición postnatal avalan la importancia de la transmisión horizontal, motivando
intensa investigación, el descubrimiento de otras vías de infección postnatal.
Además, la transmisión vertical no sería un mecanismo suficiente para mantener
la infección en una población bovina debido a que su eficiencia es inferior al 100%
(Moore et al., 2005).
Patogenia
La Neospora en el ganado se asocia con parálisis neonatal, encéfalomielitis,
aborto entre el tercero y noveno mes de gestación. No se encuentran lesiones
macroscópicas características en fetos, placenta ni en neonatos y generalmente
no existe retención placentaria (Barr, 1994). El parásito afecta principalmente al
SNC, miocardio y músculo esquelético. Otros órganos afectados con menor
frecuencia son la piel, nódulos linfáticos, bazo, ojos y glándulas adrenales. En
virtud de que Neospora constituye un patógeno intracelular, puede matar
rápidamente las células del huésped como consecuencia de multiplicación activa
de taquizoitos pues produce necrosis, inflamación no supurativa y granulomas en
los tejidos afectados (Lindsay, 1996).
Signos clínicos
Los abortos son observados entre el 3º y 9º mes de la gestación aunque con
mayor frecuencia en el tercio medio. El feto muerto en el útero puede ser
reabsorbido, momificado, o expulsado con avanzado grado de autólisis. Más
comúnmente ocurre el nacimiento de terneros clínicamente normales pero
crónicamente infectados. Aunque no es patognomónico, la momificación es un
hallazgo frecuente habiéndose descrito en casos naturales y experimentales. Los
9
terneros infectados en el útero pueden tener signos neurológicos y bajo peso al
nacimiento (Anderson. 1997; Morales, 1997; Moore et al., 2005).
El examen clínico puede revelar ataxia, disminución del reflejo patelar o falta de
sensibilidad propioceptiva; sin embargo, son escasos los trabajos que describan
esta forma de la enfermedad en neonatos. Eventualmente pueden presentarse
anormalidades congénitas como exoftalmia o asimetría ocular (Calzada et al.,
2002; Moore et al., 2005).
Transmisión
El perro es el huésped definitivo por lo tanto el principal factor de difusión de la
enfermedad, contaminando con su materia fecal las pasturas, aguas y alimentos
donde las vacas conviven.
La transmisión congénita o vertical: Es la más importante de contagio, más del
80% de las vacas seropositivas pueden pasar la infección a sus crías. Vacas con
altos niveles de anticuerpos durante el último tramo de la preñez, o con un
incremento de éstos entre el tercero y el octavo mes cuentan con mayor
probabilidad de gestar un ternero congénitamente infectado, que aquellas vacas
que presentan niveles bajos o decrecientes de anticuerpos. Si el ternero recibe
calostro con anticuerpos provenientes del calostro materno, estos niveles se
vuelven imperceptibles a partir del sexto mes de vida, en tanto que en aquellos
terneros infectados congénitamente los altos anticuerpos infectantes
permanecerán por mucho tiempo, y a veces no desaparecen nunca (Anderson,
1997).
La transmisión vaca a vaca (horizontal): Ocurre en un muy bajo porcentaje,
estimado entre el 2% al 5%. La hembra infectada puede abortar en sus primeras
preñeces y luego dar lugar a los nacimientos de terneros aparentemente sanos
pero congénitamente infectados y portadores de la infección en el 90% de los
casos. Se trata de una infección altamente persistente dentro de los grupos
familiares de los bovinos, con una vida larga, y en su mayoría los abortos
esporádicos y endémicos provocados por ella son el resultado de una reactivación
en las infecciones crónicas de las vacas seropositivas que pueden producirse por
un fenómeno de inmunosupresión (Dubey, 2003).
Diagnóstico
El diagnóstico en los casos de abortos por Neospora caninum incluye examen del
feto, serología fetal, y serología materna. Es importante que los fetos abortados
sean examinados mediante una necropsia y análisis microscópicos adecuados,
previa recolección y envío de fetos junto a la placenta. La presencia de lesiones
inflamatorias y necróticas en los tejidos fetales se halla en el cerebro y corazón.
Las miocarditis y encefalitis multifocal son altamente sugestivas de una infección
(Lindsay. 1999; Dubey, 2003; Lértora et al., 2004).
Serología fetal
Los fetos bovinos poseen la propiedad de producir anticuerpos desde la mitad de
la gestación, por lo tanto puede implementarse el examen del suero o de los
fluidos cavitarios en busca de anticuerpos (Morales, 1997).
10
La sensibilidad de este método oscila entre el 50% al 84%. Es fundamental
señalar que un resultado positivo no indica necesariamente que el Neospora
caninum haya sido el causante del aborto, ya que existen animales aparentemente
normales que tienen anticuerpos congénitos (Barr, 1994).
Serología materna
La detección de anticuerpos en la madre puede constituir una herramienta
epidemiológica muy valiosa. Las vacas que abortan fetos infectados con Neospora
caninum usualmente presentan niveles de anticuerpos séricos, los cuales pueden
caer luego del aborto aunque nunca desaparecen, las técnicas utilizadas son la
Inmunofluorescencia indirecta (IFI), y el test de Elisa (Dubey, 2002).
Tratamiento y prevención
Los tratamientos quimioterápicos no son efectivos en la fase enquistada o fase
bradizoito in vivo; in vitro se ha encontrado cierta efectividad en fase de taquizoito,
agregando las drogas que son utilizadas para tratar el Toxoplasma gondii. Los
tratamientos de las vacas lactantes tienen el inconveniente de la eliminación de la
leche durante mucho tiempo. Se puede considerar el tratamiento de las
vaquillonas preñadas para prevenir el aborto y la transmisión vertical de la
infección. Ha sido reportado que el tratamiento con Monensina (40-120
mg/vaca/día) no es absolutamente protector de los abortos de las vaquillonas
durante la primera preñez, pero es una profilaxis a tener en cuenta ya que no hay
muchas salidas terapéuticas. Por lo tanto no hay ningún método terapéutico
exitoso para la neosporosis bovina (Moore et al., 2005).
Las vacunas inactivadas que estimulan el sistema inmune bovino y producen
anticuerpos circulantes no son capaces hasta ahora de frenar el aborto o
transmisión congénita madre/feto mediante el desafío experimental. La frecuencia
con que las vacas repiten abortos en su vida útil torna algo escéptico el futuro de
estas vacunas tradicionales. Asimismo es posible que exista un importante grado
de inmunidad celular involucrado ya que Neospora caninum es un parásito
endocelular (Lindsay et al., 1996).
La transferencia embrionaria (TE) es una técnica adecuada para evitar la
transmisión vertical de la enfermedad. A los fines de evitar la infección postnatal
de los bovinos se ha recomendado impedir el acceso de los perros a las fuentes
de agua, pasturas, galpones y silos donde se almacene alimento. Es importante
también recolectar y eliminar fetos abortados y placentas para evitar la infección
de los caninos (Moore et al., 2005).
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OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS PARTICULARES
METODOLOGÍA
12
Técnica inmunoenzimatica (ELISA)
Se diluyeron las muestras a una razón de 1:100 con un diluyente para muestras.
5:1µl de muestra con 500: 1µl de diluyente para la muestra.
Procedimiento de ELISA
13
Interpretación de la prueba
Las muestras de suero con cocientes S/P menores a 0.50 se clasifican como
Negativas hacia los anticuerpos contra Neospora.
Si el cociente S/P es mayor o igual a 0.50, las muestras se clasifican como
Positivas hacia los anticuerpos contra Neospora.
Cálculos
CNx = A1 + A2
2
CPx = A3 + A4
2
Análisis Estadístico
Para el análisis de los resultados del presente estudio se utilizó el método de la chi
cuadrada, este método es usado para comparar las seroprevalencias de N.
caninum, en vacas que presentan aborto y la presencia de anticuerpos contra
DVB, IBR, Brucella a. y Leptospira spp (Björkman et al., 2000).
14
ACTIVIDADES REALIZADAS
15
RESULTADOS
AGENTES INFECCIOSOS
BRUCELLA (%) DVB (%) IBR (%) NEOS (%) LEPTOS (%)
NÚMERO DE ANIMALES
SEROPOSITIVOS 49 (49%) 48 (48%) 67 (67%) 70 (70%) 47 (47%)
Nº MUESTRAS
16
En el análisis estadístico se presentó una relación de N. caninum entre los
agentes infecciosos posibles causantes de parámetros reproductivos (Intervalo
entre partos, Días abiertos y Abortos) en vacas lecheras pertenecientes al
CAITSA, Hgo., México.
N. caninum 52 48 46 49
AGENTES INFECCIOSOS
17
Gráfica 3. Porcentaje de seropositividades a 5 agentes infecciosos en 100 vacas
lecheras con respecto a los parámetros reproductivos pertenecientes al CAITSA.
Hgo., México.
Con parámetros 53 40 27 30 26
reproductivos
Sin parámetros 17 28 30 32 21
reproductivos
18
Grafica 4.
Se reporto que en los hatos en estudio había ocurrido por lo menos un caso de
aborto en los 2 últimos años, pero las causas no fueron determinadas por ninguna
prueba de laboratorio, solo se realizo el diagnóstico clínico por el veterinario. Las
principales causas reportadas fueron por leptospira (n: 3), brucelosis (n: 4), IBR y
DVB (n: 8) y N. caninum (n: 5). La mayoría de los abortos se produjeron durante
la segunda y tercera gestación. Los abortos no se analizaron ya que estos
ocurrieron fuera del tiempo estimado de este estudio; los datos fueron obtenidos
de los registros de cada vaca.
ABORTOS
Brucella a. DVB y IBR N. caninum Leptospira
4 8 5 3
Total de abortos: 20
19
Gráfica 5.
20
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
RECOMENDACIONES
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