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Los oficios y los títulos de Cristo

La doctrina de Cristo - lección # 6


Joel Stephen Williams, autor – Héctor Cortez, traductor

I. Los oficios de Cristo son dados tradicionalmente en un arreglo triple. Éstos no se deben
pensar como secciones separadas o independientes. Son simplemente una manera lógica y
ordenada de resumir el trabajo que Cristo hace en nuestro beneficio como nuestro
mediador.
A. Profeta
1. Mc. 6:4, 15; 8:28; 14:65; Mt. 14:5; 21:11; 21:46; Lc. 7:16, 39; 13:33; 24:19; Jn.
4:19, 44; 6:14; 7:40, 52; 9:17. ¿Cuáles de éstos son las opiniones de la gente y
cuáles de éstos son las opiniónes de Jesús mismo?
2. Un profeta era un proclamador de la palabra de Dios. Con frecuencia los profetas
hablaban críticamente sobre los pecados y los males de su generación y
advertian de la ira venidera de Dios si la gente no arrepentia. ¿Esto describe
certeramente a Jesús?
3. Los profetas tenían a veces conocimiento especiales, aun de los acontecimientos
futuros. ¿Jesús también los tenía?
4. Algunos profetas tenían el poder de realizar milagros. ¿Jesús también lo tenía?
5. Jesús era un profeta, incluso el más grande de todos los profetas, pero él era
mucho más que un profeta. Discuta las siguientes palabras de William Barclay:
"puede ser que profeta sea el término humano más alto por el cual él (Jesús)
puede ser descrito, pero el hecho es que ningún término humano lo describe
adecuadamente... El era un profeta y más que un profeta, aunque hay muchos
profetas, hay solamente un Cristo" (Jesús como lo mirava, 239).
B. Sacerdote
1. El libro de Hebreos es la explicación preeminente del rol del sacerdocio de Cristo.
2. Heb. 4:14; 5:6; 7:26-27; 9:11-12, 24-27
3. ¿Cuál es el significado de Cristo como sacerdote después del orden de
Melquicedec?
4. Un sacerdote representa a la gente en su acercamiento a Dios para la expiación.
¿Cómo Cristo hace esto para nosotros?
5. Un sacerdote necesita entender las dificultades de la gente para representarlas
bien. ¿Cómo puede Cristo hacer esto?
6. ¿Que otros requisitos del sacerdocio son cumplidos por Cristo?
7. ¿Qué clase de sacrificio ofrece Cristo como nuestro sumosacerdote?
C. Rey
1. Discuta la pregunta de Jesús como rey en los el evangelio Jn. 1:49; 18:36-37; Lc.
1:32-33; 19:38; 23:2; Mt.21:5
2. Discuta a Jesús como rey en las epistolas Ef. 1:20-23; Fil. 2:9-11; 1 Co. 15:25;
Heb. 1:8; 2:8-9
3. Discuta a Jesús como rey en Apocalipsis Ap. 1:5-6; 5:1-14; 19:15-16
4. ¿De qué maneras cumplió Jesús los requisitos para ser rey?
a. Nacimiento
b. Ungimiento o cumplimiento del tiempo
II. Algunos títulos de Cristo. En cada uno de éstos discuta cuáles es el significado del
término o del título. Después discuta la significación de cada título para el trabajo triple
de Cristo según lo ejemplificado en las oficios que él tiene. Finalmente, discuta cómo la
deidad de Cristo es significativa para este numero de títulos.
A. Cristo - Mt. 16:16
B. Dios - Jn. 1:1; 20:28
C. Hijo de Dios - Jn. 3:16; 20:31; Ro. 1:3
D. Emanuel - Mt. 1:23
E. El cordero de Dios - Jn. 1:29
F. La luz del mundo - Jn. 9:5
G. Salvador - Lc. 2:11; Jn. 4:42
H. La Palabra - Jn. 1:1, 14
I. El Alfa y la Omega - Ap. 21:6
J. El buen pastor - Jn. 10:11
K. El Rey de los judíos - Mt. 27:37
L. El Señor - Hch 2:36
M. El Rey de reyes y del Señor de señores - Ap. 19:16
N. El Señor de gloria - 1 Co. 2:8
O. El Santo de Dios - Mc. 1:24
P. La piedra angular - Ef. 2:20
Q. La fundación - 1 Co. 3:11
R. El principal pastor - 1 P. 5:4
Q. El Hijo amado - Lc. 3:22; 9:35
III. Conclusión
A. ¿Puede usted pensar en un himno que describa a Cristo como profeta, sacerdote, o
rey?
B. Versículo de memoria - Ap. 19:16
Cristo Como Mediador.
Mediar de acuerdo con el uso común del verbo, quiere decir interponerse entre
dos partes; haciendo la necesidad de la mediación de la desavenencia entre las
partes. Como ya lo hemos estudiado, el pecado rompió la buena relación que
había entre el Creador y las criaturas. Y como todos los hombres siguieron siendo
pecadores, la relación quedó interrumpida. Los hombres se constituyen enemigos
de Dios. Esa enemistad entre los hombres y Dios necesitaba los servicios de un
mediador, de uno que pudiera unir las partes y restablecer la armonía y la
felicidad. Ese mediador es Jesucristo, quien vino al mundo "tomando forma de
hombre" para realizar esa obra de mediación. Jesucristo reune aquellas
cualidades indispensables que requería tal acto de mediación.

A. Poseer doble naturaleza - divina y humana.

Cuando la desavenencia es entre dos hombres, un tercero puede mediar, pues


este sigue siendo hombre, conoce la naturaleza de otros dos pudiendo así mediar
con justicia. Pero ahora nos encontramos conla dificultad de que el que quiera
mediar entre Dios y los hombres necesitará, de acuerdo con esta regla, tener dos
naturalezas - divina y humana - para poder mediar con justicia. ¿Cómo se podría
lograr esa unión? Unicamente por la encarnación. Esa unión deseada sólo la
posee el Cristo encarnado y aunque no podemos comprender lo misterioso de su
persona, sí podemos ver la necesidad y condición. Como Dios da una mano a
Dios y como hombre da una mano a los hombres para hacer la reconciliación. Si
pensamos en la cruz como el climax de esa mediación, descubriremos que como
hombre puede morir por los hombres y siendo Dios añade a su sacrificio un valor
infinito, suficiente para salvar a todos los hombres.

B. Ser Santo.

Una criatura contaminada con el pecado no podría mediar en este caso. La


santidad era absolutamente necesaria para poder mediar ante un Dios Santo. De
tal necesidad se nos dice: "Tal Pontifice nos convenía; santo, inocente, limpio,
apartado de los pecadores y hecho más sublime que los cielos". (Heb. 9:7). Ese
mediador ideal es Jesucristo. Como alguien ha dicho, Su más grande milagro fue
vivir en santidad en un mundo de pecado.

C. Poder Morir.

La obra de la mediación tenía que culminar con la muerte del mediador a favor de
los hombres, pues no había otra forma posible de resolver la situación. Para poder
morir fue que Cristo se humanó. La evidencia más grande de que podía morir es
que murió. (Mat. 27:50, Heb. 9:15-17)

V. Su Triple Ministerio - Sacerdote, Profeta y Rey.

En el Antigüo Testamento aparecen tres tipos de mediadores entre Dios y su


pueblo: el sacerdote, el profeta y el rey. Nuestro Señor Jesucristo, el Divino
Mediador, el Perfecto Mediador, reune en sí esos tres tipos de mediadores siendo
al mismo tiempo sacerdote, profeta y rey. Como sacerdote ofrece elsacrificio de
Su misma persona por todos los hombres; como profeta nos revela el carácter de
Dios y nos explica el plan de la salvación; y como rey gobierna el vasto imperio del
Reino de los Cielos.

A. Cristo Como Sacerdote.

El sacerdote del Antigüo Testamento era un hombre consagrado divinamente para


representar a los hombres delante de Dios. Para poder conseguir el favor divino
para los representados, el sacerdote ofrecía sacrificios. Cristo se ofreció a sí
mismo como "El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" para reconciliar
a los hombres con Dios. Su ministerio sacerdotal no ha terminado. (Heb. 7:25). El
es nuestro actual Sacerdote, quien intercede al Padre a nuestro favor.
Estudie en relación con esto los capítulos 7 al 10 de Hebreos.

B. Cristo como Profeta.

El profeta traía el mensaje de Dios a los hombres por predicación y por predicción
de acontecimientos futuros. Cristo hizo estas dos cosas. (Mat. 5 al 7 comparado
con Mat. 24) Moisés profetizó de Cristo como El Profeta. (Hech. 3:22-26
comparado con Mat. 21:10-11) Como apunta el Dr. J. M Pendleton: "Ninguno
habló jamás como El en la manera autorizada de enseñar; en la adaptación de lo
que dijo a la generalidad del pueblo; en su revelación del carácter de Dios; en su
descripción de la naturaleza; en su manifestación del camino de salvació; en la luz
que arrojó sobre la doctrina de la inmortalidad del alma, la resurección del cuerpo,
la gloria del cielo y las miserias del infierno. ¿Quién entre lo sabios, filósofos,
patriarcas o profetas, jamás habló como El? En la majestad de su incomparable
superioridad abanza, ararncando de sus enemigos este elogio involuntario:
"Nunca ha hablado hombre así como este habla" (Juan 7:46)

C. Cristo como Rey.

Los judíos, basados especialmente en las profecías de David y de Daniel, creían


que el Mesías sería un rey y estaban en lo cierto, con la única diferencia de que
"su reino no era de este mundo". Jesús declara ante Pilato Su posición de Rey.
(Juan 18:36-37) El ladrón arrepentido le reconoció como rey y le pidió lugar en su
reino. (Luc.23:42) Los cristianos esperamos su segunda venida en la cual se
manifestará como "Rey de Reyes y Señor de Señores". (I Tim. 6:14-16) Es el
deber de los siervos de Dios predicar Su Palabra y hacer súbditos para este reino
mientras el Señor viene, sabiendo que El pagará a cada uno conforme a su labor.

VI. Su Exaltación.

En Fil. 2:5-11, Pablo presenta someramente el cuadro de la humillación y


exaltación de Cristo. Fue en su humillación hasta "la muerte y muerte de cruz",
pero en Su exaltación "le ha sido dado un nombre que es sobre todo nombre." El
primero paso en Su exaltación fue la resurección. La resurección de Jesucristo es
el milagro clave del cistianismo. Si Cristo no resucitó, todo es engaño, mentira y
fraude. Si podemos probar que Cristo resucitó, el edificio del cristianismo está
firme. (Véase I Cor. 15) La cuna del cristianismo y la converción de Saulo, no
pueden explicarse sin aceptar el hecho de la resurección. Cuando Pablo escribía
había muchas personas vivas que testificaban haber visto al Señor resucitado. (I
Cor. 15:6) Los incrédulos han formado algunas teorías para refutar el hecho de la
resurección pero sus argumentos en nada han afectado la realidad. Gracias a
Dios, en vez de signos de interrogación, podemos poner esta doctrina entre signos
de admiración, y decir, "Más ahora, Cristo ha resucitado de los muertos, primicias
de los que durmieron es hecho".

El segundo paso en la exaltación de Cristo fue su ascención para ir al Padre y


disfrutar de aquella gloria que había tenido antes de venir al mundo, tanto la
resurección como la ascención son hechos históricos declarados en la Biblia y
confirmados por más de dos testigos. (I Cor. 15:6-8, Luc. 24:50-51, Hech. 1:9)

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