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PERSEVERAR EN EL BIEN COMUN

Cooperación y solidaridad en el ámbito local

ALBOAN Y ENTRECULTURAS
Octubre 2010

Nuestros tiempos exigen una determinación firme y perseverante por el bien común.
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Entendemos éste como “el bien de todas y cada una de las personas” con las que
compartimos el planeta, que tiene su origen en el respeto a la dignidad humana y el
compromiso con la solidaridad. La cooperación internacional al desarrollo comparte este
objetivo: perseverar en la creación de condiciones para el bien común.

Creemos que todas las personas y las instituciones tenemos una responsabilidad en la
construcción de este bien común. Y esto nos exige un compromiso activo y una participación
en la vida colectiva en el ámbito local, nacional e internacional. Todas las personas somos
corresponsables de un mundo que percibimos cada vez más roto, violento y desigual, y
estamos llamadas a ser coprotagonistas en su transformación.

Las ONGD hemos sido testigo de la rápida evolución que ha experimentado la cooperación al
desarrollo. Hemos pasado de “ayudar” a “cooperar” para después “acompañar”; hemos hablado
de “desarrollo”, de “post-desarrollo” y, finalmente, de “buen vivir”. Hemos vivido la
profesionalización creciente del mundo de la cooperación y la sofisticación de su discurso. Pero
no nos olvidamos de la principal fuerza que ha impulsado la cooperación al desarrollo en
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nuestro país: la movilización de la ciudadanía por la solidaridad internacional y el compromiso
por crear un mundo más justo para todas y todos.

Ahora que nuestros gobiernos autonómicos y locales experimentan serias dificultades


presupuestarias, y que en algunos casos se está llegando a cuestionar la pertinencia de su
labor en la cooperación internacional, queremos compartir nuestras constataciones y
consideraciones sobre la cooperación que practican las comunidades autónomas y las
entidades locales españolas. Creemos que es un momento oportuno para compartirlas, porque
consideramos que ahora más que nunca es necesario valorar el espacio de lo local y lo
regional como ámbito preferente para la construcción del bien común.

A nuestro juicio, algunos de los elementos diferenciales de la cooperación descentralizada, en


los que reside parte de su valor añadido pueden resumirse en los siguientes:

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Sollicitudo rei socialis, 38f formulado como “la determinación firme y perseverante de empeñarse por el
bien común; es decir, por el bien de todas y cada una de las personas, porque todos somos
verdaderamente responsables de todos”.
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Un ejemplo claro de estas movilizaciones fueron las campañas que reclamaron el 0,7% de la Renta
Nacional a principios de la década de los 90, ante las que respondieron muchos ayuntamientos,
diputaciones y gobiernos autonómicos asignando fondos para cooperación internacional.

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1. PROMOCION DE LA SOLIDARIDAD Y DE LA EDUCACIÓN PARA EL
DESARROLLO

Constatamos que la cooperación descentralizada española ha aportado un elemento


fundamental para la construcción de la solidaridad: la promoción de la educación para el
desarrollo. Han sido predominantemente los gobiernos autonómicos, los ayuntamientos, las
diputaciones y las ONGD quienes más esfuerzos han invertido en la promoción de la
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solidaridad internacional . Han sido múltiples las iniciativas en las que se han embarcado para
ofrecer experiencias, propuestas y metodologías para ayudar a que la ciudadanía se haga
consciente de la complejidad del mundo y de sus profundas interdependencias y asimetrías, y
se pueda plantear posibilidades de actuación y participación en la construcción del bien común.

Solicitamos que sea el espacio local, en cada uno de nuestros pueblos y ciudades, un
lugar desde el que se debe seguir fomentando el valor y la práctica de la solidaridad
internacional en las propuestas de educación para el desarrollo.

Son los gobiernos de nuestras comunidades autónomas y ayuntamientos, en diálogo con las
organizaciones sociales, los que están mejor posicionados para acercarse a la ciudadanía con
este tipo de propuestas. En este mundo globalizado, con sus profundas contradicciones y sus
inmensas posibilidades, la educación para el desarrollo tiene un fuerte potencial para aportar a
la formación de una ciudadanía crítica, informada, formada y libre, que apueste por la
solidaridad y persevere en la lucha por el bien común. Y es sobre todo desde el compromiso de
muchas personas con lo local y desde lo concreto como lograremos una ciudadanía
verdaderamente abierta al mundo, vigilante y crítica con las políticas públicas que afectan al
desarrollo y co-protagonista de los cambios estructurales y culturales que un mundo más justo
y en paz necesita.

2. PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y DEMOCRATIZACIÓN DE LA SOCIEDAD

Constatamos que la cooperación descentralizada también ha jugado un papel clave en el


proceso de democratización de la sociedad, al haber fomentado la participación ciudadana
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para la construcción de políticas públicas en los ámbitos autonómicos y locales . La propia
política de cooperación ha significado un ejercicio de diálogo que ha ido incluyendo a los
distintos actores sociopolíticos involucrados en la agenda de la ayuda local, autonómica y
estatal. Gobiernos autonómicos y locales, ONGD y otros agentes hemos ido afianzando
nuestra capacidad para participar en las construcción conjunta del desarrollo en los espacios
locales, tratando de transversalizar las políticas de cooperación a políticas de otros ámbitos y
tratando de construir una sociedad civil organizada, capaz de asumir su rol y avanzar en la
democratización de las estructuras políticas, y mejorar la coherencia de nuestras políticas
locales.

Solicitamos que se siga profundizando en la construcción participativa de todas las


políticas públicas que afectan al desarrollo en los ámbitos locales y autonómicos.

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Solo un 1% de la cooperación de la Administración General del Estado se destina a la educación para el
desarrollo. Este porcentaje oscila entre el 6 y el 15% en algunas comunidades autónomas y entidades
locales.
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El impulso a la participación y al diálogo de políticas se constata de forma creciente en los sucesivos
planes directores que han ido aprobando comunidades autónomas y entidades locales.

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3. EL ACOMPAÑAMIENTO: UN ESTILO DE TRABAJO

Constatamos que en el esfuerzo por impulsar la cooperación, que reconocemos imperfecto e


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inacabado, se ha ido afianzando el valor del acompañamiento como estilo y forma de trabajo
de organizaciones de la sociedad civil y agentes de la cooperación descentralizada.
Consideramos que éste alberga un inmenso potencial para apostar por el establecimiento de
vínculos de largo plazo entre territorios, grupos humanos y autoridades locales, sosteniendo
una cooperación de ida y vuelta y, en definitiva, de construcción conjunta de gobernanza, de
bien común. Pensamos que el acompañamiento debe impregnar la filosofía de cooperación
que impulsen nuestros gobiernos autonómicos y locales, favoreciendo el fortalecimiento del
tejido asociativo y gubernamental local y regional. El potencial de la cooperación
descentralizada consiste en interiorizar el acompañamiento como forma de trabajo y como
criterio de eficacia.

Solicitamos pasar del apoyo puntual a proyecto, a apostar por procesos de desarrollo
local y regional integral, de la asistencia al apoyo institucional y al reforzamiento del
tejido asociativo, de los beneficiarios a una relación de asociación, del proyecto a la
creación de redes y de la transferencia de recursos, a la creación de vínculos entre
personas, comunidades y colectivos.

4. EL VALOR GERMINAL DE LA COOPERACIÓN DESCENTRALIZADA

Finalmente, queremos destacar el valor germinal de la cooperación descentralizada. Por su


tamaño y su mayor flexibilidad, la cooperación desde lo local, tiene potencialidades para
detectar, buscar y construir iniciativas innovadoras, que pueden ser aprensibles y observables,
y que permitan generar criterios, aprendizajes y metodologías que sean replicables y
ampliables como políticas públicas de mayor impacto.

Solicitamos que se impulse con mayor vigor el potencial para el aprendizaje y la


innovación que alberga la cooperación desde lo local, favoreciendo el intercambio de
experiencias y aprendizajes como un estilo de trabajo.

5. CERCANÍA A LA REALIDAD DE LAS PERSONAS MÁS VULNERABLES

Gran parte de la cooperación que han promocionado los gobiernos autonómicos y entidades
locales ha optado como instrumento para hacer operativa su cooperación el apoyar proyectos y
programas de ONGD españolas que trabajan codo con codo con organizaciones aliadas
locales. Este tipo de instrumento tiene entre sus bondades la cercanía al contexto y las
problemáticas que experimentan las poblaciones del Sur. Esta cercanía es muy valorada por la
ciudadanía, que siente la satisfacción de ver cómo los recursos son invertidos en programas de
cooperación realmente transformadores, dirigidos a quienes más lo necesitan.

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El acompañamiento podría ser un forma de aplicar en la práctica el principio de apropiación
(democrática) que se cita en al Declaración de París de 2005 y en la Agenda de Acción de
Accra de 2008. En ALBOAN y Entreculturas definimos el acompañamiento como “un proceso
que promueve el potencial de las organizaciones y de las personas, a fin de que puedan
ofrecer un mejor servicio solidario para avanzar hacia la transformación social”. Se entiende el
acompañamiento como un camino compartido de escucha, diálogo y apoyo permanente, en el
que ambas partes se enriquecen e interpelan mutuamente en lo que son y en lo que hacen.

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Sabemos que los desafíos son grandes y los tiempos difíciles para la cooperación en general,
incluida la de nuestros gobiernos autonómicos y locales. Pensamos que es ahora el momento
de perseverar en el bien común y en su construcción, desde abajo, desde lo cotidiano, desde lo
local.

¿QUÉ LES PEDIMOS A NUESTROS GOBIERNOS LOCALES?

1. Perseverar en las apuestas locales por la solidaridad internacional desde un


claro mensaje de justicia social y construcción del bien común.
2. Impulsar los pactos contra la pobreza en las comunidades autónomas,
diputaciones y ayuntamientos.
3. Profundizar en el diálogo de políticas del desarrollo en el espacio autonómico y
local, incorporando el concepto de coherencia de políticas al discurso de la
cooperación descentralizada.
4. Fomentar el acompañamiento como estilo de trabajo de la cooperación
descentralizada y como criterio de calidad y eficacia.
5. Impulsar la innovación, el intercambio de experiencias y la búsqueda de
aprendizajes como horizontes preferentes de la cooperación descentralizada.

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