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Estarriol

BRYGAM

Diario de la Federación de Brygam:

Debido a los recientes sucesos, la federación de Brygam ha


decidido tomar ciertas decisiones, drásticas, pero necesarias.

Los nuevos decretos que se establecen en la carta de la


federación, son:

• Decreto 122: Nadie podrá abandonar el país. Sin excepción.


• Decreto 68: No se tolerarán ideas o corrientes que vayan
en contra de las decisiones del ministro.
• Decreto 34: Ningún híbrido podrá tener un fondo
económico o posesión de valor igual o superior al que
corresponda a un Puro.
• Decreto 13: Ningún híbrido podrá ocupar un cargo político
o de posición estratégica, a juicio del ministro.
• Decreto 18: Ningún híbrido será declarado inocente en los
juicios; quedan sin derecho a investigación previa todos los
miembros de su especie.
• Decreto1: Queda clara la diferencia entre híbridos y Puros;
ningún híbrido gozará de los privilegios que marca la
federación.

Todo esto es palabra de ley a partir del día 88 del vigente ciclo,
y su trasgresión será considerada una grave falta a la ley.

Atentamente,

Haley Duhay

Ministro de Brygam

David arrugó el periódico matutino, lanzándolo con fuerza al basurero


electrónico. Con una mano sostenía una taza de café y con la otra
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accionaba el botón del aparato. Vio complacido como el papel se
trituraba lentamente en las aspas del basurero.

Su cuerpo estaba presente. En cambio, su mente se encontraba


dispersa. ¿Cómo era posible que existiera tanta ignorancia en el mundo?

Por más que trataba de olvidarlo no podía; era como si intentará


ahuyentar una emboscada de mosquitos.

Se sentó en el sofá, bebió un poco de café y se tranquilizó. Eran las


12:30 y aún no estaba listo para ir a trabajar. Se desperezó y se dirigió
al baño todavía un poco soñoliento.
Encendió el espejo electrónico y la máquina de afeitar. Su imagen
reflejada en el espejo lo dejó perplejo. Se sorprendió de su propia
evolución, de la evolución del mundo, de recordar aquellas historias de
épocas que parecían más una realidad inexistente…un cuento de hadas.

Una vez que se arregló y peinó, David recogió su portafolio y se dirigió a


la puerta inteligente.

-Vuelvo a las 3:20

La puerta inteligente activó sus bocinas

-¿Contraseña?

-Elkin- respondió David

Y salió del apartamento dejándolo, como habitualmente hacía,


desordenado.

David salió disparado hacía el pasillo central, apenas alcanzó a oír el


chasquido de la puerta inteligente al activar los seguros.

Cuando llegó al "navipuerto" pudo observar que su nave ya lo esperaba


con la puerta abierta. Una gran ventaja de la evolución: poder
programar todo, incluso las naves anti gravedad.

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Voló rápido todo el camino, sin respetar los señalamientos. Volaba a más
de 20 metros por encima de las calles anti gravitatorias. Aquella falta
era severamente penada por la ley.

Después de todo, David puedo llegar a tiempo a la Universidad de


Brygam.

Estacionó rápidamente la nave y se bajó corriendo. Se dirigió al contador


y gritó su clave de entrada. Ingresó al edificio y subió las escaleras a
grandes zancadas. Llegó derrapando al salón 78.

-Buenos días alumnos…lamento la tardanza. -Se disculpó agitado


mientras se precipitaba sobre su silla y se acomodaba en ella.

Sus alumnos ya lo esperaban en los pupitres, sentados con sus unidades


digitales de intercomunicación integrada -conocidas como UDIS- que en
algún tiempo sustituyeron las laptops, que a su vez dejaron en el
pasado los cuadernos.

David recuperó el aliento y dijo:

-Bien alumnos… …la clase anterior veíamos la historia de la


desmoralización social después de la segunda edad.

Uno de los alumnos alzó la mano. David sintió tristeza al verlo y recordar
el nuevo movimiento antihibridista.

-Sí, señor De Mor.

El alumno titubeó antes de preguntar.

-Maestro…yo…yo quería preguntar… … ¿usted sabe que pasará… ...con


nosotros los híbridos?

David fingió mantener la calma ante la pregunta.

-¿A qué se refiere, señor De Mor?

El alumno parecía desesperarse.

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-Usted sabe... ¿Podrán seguir teniendo acceso a la educación los de
nuestra raza?

David tragó saliva lentamente. Que pregunta tan difícil. Era como
cuando una madre trataba de calmar a un niño diciéndole que todo
estaría bien, cuando en realidad no lo estaría.

-Bueno-agregó David-. Creo, señor De Mor, que esos enredos son sólo
basura política. Trucos, usted sabe, para mantener la atención en otro
lugar ante la situación social y la crisis económica.

Hassio De Mor, en cambio, no parecía haberse calmado.

-¿Y si en realidad no lo es?

Ahora sí, no había escapatoria, David estaba entre la espada y la pared.

-Estoy seguro, señor De Mor, que la situación actual del país obliga al
gobierno a crear movimientos sin sentido. Estoy convencido de que no
pasará a mayores. Se lo prometo.

Al parecer estas palabras calmaron a Hassio, pues no insistió en su


pregunta.

David se aclaró la garganta, más por nervios que por irritación, y cambió
de tema drásticamente como si el punto ya hubiese quedado aclarado.

-¡Ah sí! Como les iba diciendo... ¿alguien recuerda algo sobre la
separación territorial durante la segunda era?

Salo, el alumno Puro más brillante de la clase, alzó la mano para


contestar.

-Sí, señor Salo.

Salo forzó una mueca de modestia.

-Verá, señor. Después de la primera era la tierra empezó a agruparse en


diferentes naciones, de las cuales surgieron los países actuales. De ellas

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puedo recordar claramente a: Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Brasil,
España, Bulgaria, Irlanda, México, Argentina, Alessania...

-¡Alemania! -le corrigió David-. Fue el causante de las guerras mundiales


aunque en realidad todo el mundo sabe que…

Salo hizo un gesto de desaprobación

-Disculpe profesor. Me pareció entender que usted ponía a prueba mis


conocimientos.

-No, no lo hice, señor Salo De Vont. Simplemente que soy su profesor de


historia y arte antigua y es mi deber corregirlo.

-¡Yo no necesito sus correcciones!

El rostro de David adquirió un gesto de desesperación y enojo. Sin


embargo se contuvo.

-Como usted diga, señor De Vont.

Uno de los alumnos miraba fijamente al profesor. Como si quisiera hacer


una pregunta y no la hiciera por miedo a que lo criticasen.

-¿Profesor?

David respondió atento

-Sí. ¿Qué pasa Hubert?

Hubert se sonrojó por un momento.

-Profesor…quería saber si usted podría explicarnos acerca de la división


entre híbridos y Puros.

¡Pero qué mal día! pensó David. Primero esto y luego aquello… ¿Qué
mas seguía?

Trató de mantener la calma y finalmente cedió.

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-Hace muchos años, a finales de la tercera guerra mundial, Estados
Unidos decidió atacar por sorpresa a los países asiáticos. Esta fue la
famosa operación “Scorpion”, en el 2050.

Scorpion era un proyecto biológico. Pretendía extender una peligrosa


plaga por todas las tierras orientales. Sin embargo, el proyecto se salió
de control. Durante 20 años el mundo estuvo contaminado por los
desechos biológicos. Esto causó un daño trágico que únicamente afecto
a los seres humanos. Alteró el código genético de su ADN y las
siguientes generaciones desarrollaron el virus de Hibridus

Una mutación de la estructura del ADN contaminó al 37% de la


población. Al paso del tiempo la mutación afectó la conformación y el
desarrollo de los fetos, y modificó sus caracteres estructurales: tres ojos
de diferente color, brazos más largos, doble color de piel, desde
amarillo verdoso hasta el azul, entre otras malformaciones.

El verdadero problema surgió con la discriminación entre ambas razas.


Los Puros se atribuyeron todo el crédito de los hechos históricos exitosos
y los híbridos se convirtieron en una mancha para en la historia de la
humanidad.

Las diferencias entre las dos razas generaron miedo entre algunos. El
miedo de que resurgiera una etapa de esclavismo racial.

Pero hasta el momento… -David mantuvo su frase en el aire al recordar


la nota que había leído en el periódico-.

Hubert se sobresaltó. Sus labios palidecían al notar la inseguridad de su


mentor.

-Hasta el momento… ¿qué Profesor? -preguntó Hubert

David estaba perdido. ¿Cómo mentirle? ¿Cómo no decirle la verdad


sabiendo que lo destruiría?

Esto le hizo recordar a David las palabras que su padre le dijo antes de
morir:

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“A veces es mejor creer en una realidad propia y ajena. Esclava de lo
que deseamos. Pero sobre todo, es mejor sentir que uno es humano, a
desear morir para no serlo o para no enfrentar el dolor. Fingir que uno
maneja el universo y su destino. Así como tejer un mundo nuevo”

Cómo recordaba estas palabras, estas finas telarañas que formaban


nidos en su mente. ¿Qué decirle a aquel joven indefenso? ¿Cómo
expresarse sin decirle que sus temores eran reales?

David arrugó la frente y se limitó a decir

-El tiempo nos dará la respuesta.

Al parecer era todo lo que su mentor podía decirle a Hubert. David trató,
como de costumbre, de tranquilizarse un poco

-Bien… Ahora creo que podemos seguir con la clase. ¿No?

Los alumnos asintieron. El profesor siguió con su clase. No deseaba otra


cosa que terminar con aquella pesadilla.

Pero no fue así. Apenas volvió a retomar el ritmo, cuando la puerta se


abrió de golpe.

Un hombrecillo corpulento que vestía un curioso traje que recordaba a


un astronauta había entrado de súbito. Iba armado con una especia de
escopeta blanca, que parecía ser muy poderosa.

-Perdón, profesor. No tardaré mucho. ¿Recuerda usted los nuevos


decretos de la federación?

David asintió.

-Sí ¿Algún inconveniente con eso?

El hombrecillo lo miró fijamente. En sus ojos se translucía un odio sutil.

-¿Sabía que ningún hibrido tiene derecho a la educación ahora?

Esta vez David no se contuvo.

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-¿Sabía usted que la discriminación es un delito? ¿Qué si la federación
no la castiga si lo hace la Comunidad Intergaláctica?

Usted debería saber -agregó David- que yo no recibo órdenes de


inferiores, y mucho menos de la escoria y del residuo que la federación
patrocina como si de prostitutas se tratase. Inclusive, ellas tienen más
dignidad que esos gusanos para los cuales usted trabaja y sirve como si
fuera la más grande maravilla.

-¡No permitiré que…!

-¡Cállese!-interrumpió David- ¡No me importa que sea un agente de la


federación! ¡Así fuera usted el ministro me importaría lo mismo que una
lata de sardinas!

-Señor David De Cassey, usted está arrestado –dijo el hombrecillo-. Será


detenido y juzgado. Permanecerá encerrado hasta el día de su juicio y
no podrá hablar más sobre los decretos del ministro.

David no se opuso. Dejó que las esposas de rayos láser le sujetaran las
manos.

-¿Nombre?-preguntó la bocina que integraba las esposas.

-David De Cassey-respondió

El policía activó las esposas, con las manos de David sujetas por la
espalda. Con un ágil y fuerte movimiento lo derribó al suelo.

-No digas nada y no te levantaremos más cargos.

Los alumnos no daban crédito de aquel espectáculo; estaban perplejos y


asustados.

-¡Niños no teman! ¡Regresaré, se los juro! -gritó David

El policía llamó alguien desde su móvil.

- ¡Ven al salón 78 y vigila a los niños!

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-Si amo- respondió una vocecilla.

-Bien, ahora levántate -apremió el hombrecillo

Ambos se levantaron, salieron del aula y se dirigieron a la salida. Se


toparon con el robot mientras bajaban por la escalera. Una forma
humanoide y mecánica.

David gritaba, sollozaba, se desgarraba el alma. La angustia


despedazaba cada parte de su ser. Sólo le interesabas salvar a los niños.
No le importaba morir en prisión únicamente quería que ellos estuvieran
a salvo.

-¡¡¡NOOO LOS NIÑOS NOO!!¡¡LOS NIÑOS NOOOOO!! ¡¡LLEVAME A MÍ


PERO A ELLOS NOOO!!!

El doctor lo hizo reaccionar.

-¿Qué niños David?

David despertó de su alucinación.

Se enderezó y miró su entorno. Ya no se encontraba en el edificio. Como


por arte de magia parecía haberse transportado a una sala amplia, muy
blanca. Era como un consultorio médico.

También notó la presencia de un hombre vestido de blanco. Era un


doctor

-¿Que niños David?-Volvió a preguntar

-¡¡Los niños son asesinados… ...los queman no!!!

David parecía fuera de sí. Su mirada se perdía en la nada y el brillo de


sus ojos contrastaba con oscuras ojeras

-David, ¡despierta! ¡Reacciona, David! ¡Estás alucinando!

David despertó totalmente.

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Miró al doctor como si empezara a reconocerlo

-¿Doctor Williams?

-Sí, David, soy yo

-¿Qué me ha pasado? Me siento confundido.

-Tuviste otro episodio

-¿Sigo en Brygam?-preguntó un poco atontando David.

-No, David, Brygam no existe, es sólo un producto de tu imaginación. Tú


eres de aquí, de Dublín, Irlanda.

-Europa ¿cierto?

-Sí, David.

David parecía más sereno ahora.

-¿En qué año estamos? ¿Qué día? ¿Qué mes?

-14 de marzo del 2005. Padeces de esquizofrenia paranoica desde hace


15 años.

-¿Cuantos años tengo yo?

-54, y tienes una hija y una esposa.

-¿Hijos?

David recordó a su padre.

-Mi padre… ¿está muerto?

-Sí, David. Al igual que tu madre.

-¿Doctor?

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-Sí, David

-¿Me curaré?

-No. David

David miró desesperado su entorno, como si alguien lo observara, como


si alguien controlara sus acciones.

Fue entonces cuando lo entendió todo.

-Doctor ¿Somos reales?

El rostro del doctor adquirió un gesto extraño, como si hubiese estado


esperando esa pregunta por años.

-No, David. No lo somos. Somos el producto imaginario de un escritor,


somos sólo un cuento.

Somos expresión de un alma pura. Tinta que conforma parte de un


universo infinito que coexiste en una realidad alterna. Tan sólo somos
polvo, esclavos de un capricho humano.

David preguntó con voz ronca

-Y engañarnos a nosotros mismos. ¿No sería crear una realidad


inexistente dentro de otra? ¿No será entonces que sí existimos por el
simple hecho de que deseamos hacerlo?

-Quizás. Quizás no.

David se levantó del suelo. Se aproximó al alfeizar de la ventana de la


habitación y recogió unas hojas que estaban en el suelo con el siguiente
título

“Brygam una realidad dentro de otra”

David leyó el inicio del texto, al tiempo que se le helaba la sangre

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“David arrugó el periódico matutino, lanzándolo con fuerza al basurero
electrónico. Con una mano sostenía una taza de café y con la otra
accionaba el botón del aparato. Vio complacido como el papel se
trituraba lentamente en las aspas del basurero.”

David despertó una vez más.

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