Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Carlos Salinas pudo superar su condición de “exiliado” -a la que Ernesto Zedillo lo había
remitido- conforme Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo fueron tejiendo alianzas con
los grupos de poder locales, la mayoría de ellos de corte caciquil. Cuando se hicieron de
la dirigencia del PRI, Madrazo y Gordillo retomaron la operación del PRIAN, con la franca
colaboración del presidente Fox. Salinas estaba de regreso y trabajaba a todo vapor en la
restauración conservadora, aprovechando la debilidad política y la confusión ideológica
del foxismo.
El trabajo coordinado del PRIAN no terminó con la jornada electoral: la toma de posesión
de Felipe Calderón pudo hacerse en la Cámara de Diputados y conforme al protocolo
gracias al PRI y a la labor de sus coordinadores, Manlio Fabio Beltrones, en el Senado, y
Emilio Gamboa Patrón, en la cámara baja. Parte de este compromiso fue que el PRI pudo
salvar de la picota a personajes deleznables, como Mario Marín, Ulises Ruiz o Fidel
Herrera, piezas de alto valor estratégico para el madracismo, puestos al servicio de la
restauración salinista.
Roberto Madrazo no sólo saqueó las arcas del PRI –eso lo hizo por naturaleza-, también
desmanteló su estructura nacional al dejar en manos de los gobernadores la operación
electoral y la toma de decisiones políticas. Ese fue el PRI que recibió Beatriz Paredes,
acotada en el territorio nacional y arrinconada en la cúpula por la actividad de los
coordinadores parlamentarios. Por si lo anterior no bastase, Beatriz Paredes hubo de
pasar la aduana salinista para acceder a la dirigencia nacional del PRI. Y fue en esa
aduana y bajo esos intereses en donde quedaron la frescura, la valentía, la visión
progresista, nacionalista y popular que habían distinguido a Beatriz Paredes durante su
trayectoria política.