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ESPAÑOLO
REVISTñ TRinESTRflL
(Antes REVISTO b E ARAGÓN)
n fl b R I b
AGOSTO « n cnix
NÚnERO XV
sunnRio
Páginas.
LITERATURA MODERNA
ARTE
FILOSOFÍA
HISTORIA
FILOLOGÍA
PEDAGOGÍA
VARIA
FILOSOFÍA
CUESTIONES INTERNACIONALES
CUESTIONES P E b A G Ó Q I C A S
PRECIOS DE SUSCRICIÓN
REVISTA TRinESTRflL
(Antes REVISTA b E ARAGÓN)
AGOSTO ncnix
NÚnERO XV
ES PROPIEDAD
TEObORO LLÓRENTE
Sus traducciones.
J U A N ALCOVEE Y MASPONS.
* *
E L DOCTOR FAUSTO.
El Patriarca valenciano.
ño; al terruño amado, que se orea con brisas del mar de las
tradiciones, que luce su intenso azul turquesa, como g a y a
gema ornato del mundo viejo.
Es la apacible musa de los latinos, la que aqui como en
Provenza, en Llórente como en Mistral, r e a p a r e c e ; emer-
giendo del pueblo enamorado de su sol y de su tierra, con la
sana alegría de una vida harmoniosa que convida á su perpe-
tuación sin dolorosas luchas; pues la ubérrima tierra p a r a to-
dos da, y rompe en flores y en mujeres bellas, que incitan-
al amor y al entusiasmo á los poetas.
Más afortunado Mistral que Llórente, tras de evocar con
su poesia el alma provenzal, puede ofrecerle á F r a n c i a la ad-
mirable cohorte de sus felibres. L a obra de Llórente es más
personal. Acaso h a b r á otros que h a y a n sabido inspirarse mejor
en el sentir del pueblo; otros menos eruditos, más al unísono
con el alma popular, pero ninguno que como él h a y a acertado
á encerrar en sus versos toda la poesía de su tierra, dado
con más alteza la nota justa del sentir de los espíritus selec-
tos, admiradores de la belleza n a t u r a l y de la tradición va-
lencianas: y a expresando el entusiasmo patriótico del erudito
conocedor de la historia magnífica de su pueblo, y a inspirán-
dose en la sencillez campesina, bien sintiendo al viejo modo de
los trovadores el ambiente cortesano y la efusión amorosa
llena de respetos y de idealidad, que eleva á la mujer y del
amor hace culto.
Pero Llórente, t a n sentimental, tan plácido y amable, t a n
trovadoresco; en quien se aunan, como en la platónica con-
cepción, verdad, bondad y belleza; Llórente, cantor de la
mujer, del hogar, de la tierra,—lo eternamente fundamental
y conservador de los pueblos—, asiste á un momento risueño
y alentador de l a v i d a costeña mediterránea.
Estos pueblos de estas costas clásicas, que g u a r d a n el re-
cuerdo de sus gestas brillantes, caudalosas de iniciativas, de
aventuras, de efusión c r e a d o r a de a r t e y de riqueza; estos
pueblos, que no desmienten su integración á la HistoriL apa-
drinados por fenicios y por helenos y por gentes del Oriente,
comprenden cegados los manantiales de su vida por la uní-
556 LITERATURA MODERNA
C a s t e U ó n de l a P l a n a , A b r i l 1909.
El poeta Llórente.
R. D . PERES.
(5-
CRÓNICA LITERflRin
(1) En mi futuí o eit idio: JDe 11 )iiist¡c:i y de l:t novela contemperaaea, ouyív
IiUrodiii-ción v i o la laz en esta R e v i s t a .
5/0 í.riKliATUHA MODERNA
II
111
IV
es uno de los que se nos aproximan por las vías del espíritu; dé-
los que rechazando la vil caricatura de la España convencional
y de exportación—predestinada, desde Dumas hasta Catulle Man-
des, al anacronismo y al absurdo—, viene á respiraren los labios-
de nuestro casticismo y en el ambiente de nuestras ciudades ar-
caicas el gran soplo romántico de nuestra edad épico-mística.
Y de este propósito y del de incarnar en su héroe, Don Ramiro,.
el alma de aquella magna edad, puede decirse con el poeta;
«El intentarlo sólo, es heroísmo.»
(1) Se escribió esta nota cuando, próxima la fecha del centenario, aún no
se atisbaba ninguno de los festejos con que deprísa y corriendo fué solemni-
zada.
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS 597
Así, por modo natural y con atractiva sencillez, nos atrae á sentir
con ella los golpes y asperezas con que el mundo nos alecciona en su do-
lorosa experiencia- Y vemos cómo es distraída Paulita de su ilusión y
objetivo por la urdimbre de los acontecimientos familiares; cómo vie-
ne á parar en eje de la vida afectiva de quienes la rodean, y cómo, al
cabo, fragua la malicia ajena la catástrofe en que perece y se esfuma
la ilusión de esta alma fuerte.
Sin duda escapan á toda previsión la boda y la mortaja La dolo-
rida Pauüta, discreta y refiexiva, se atempera á la realidad y acepta la
boda que el cielo le depara en consecuencia de otra mortaja que le
plugo enviar. Pero la felicidad no se le logra. Que apenas iniciada, para
su consuelo, luego se desvanece en una de esas tragedias horriblemente
incruentas, que gravitan perdurablemente sobre el espíritu para per-
petuo tormento y amargura de las almas.
Muy experto en bucear en almas feueninas ha demostrado ser el
Sr. Pamplona en otras de sus obras; bien sabe atisbar los veneros de arte,
la honda poesia que, bajo frivola apariencia, se oculta en el ordinario vi-
, . • . vir de muchas gentes; pero en este librito, como en ninguno, campea tan
.r^í.>>-k ;grande fuerza emotiva. En él, por misterio de arte, da una intensa acu-
¿' /'I- sación de vida; olvidamos el artificio, y ante pasajes de una verdad insu-
\or¿ '^/y- perable y de una realidad dolorosa, nos sentimos conmovidos. El Sr. Pam-
^0
. , • piona ha extraído la poesia, el hálito de misterio que envuelve alas
•'-V— y criaturas, que tuerce y determina la corriente de su vida por otros ál-
veos que los que la voluntad marcara
Y asi, este pequeño libro, Boda y mortaja es de los que no se ra-
zonan, sino que se sienten. Si el arte es emoción, es éste un libro inten-
samente artístico.
CULTURA
ARTE
EPONAE
SEC
CVNDVS
M
(1) Sobre Ferrer Bassa es inédito el trabajo del Sr. Senpere y Miquel, que
ha hecho ya sendas publicaciones sobre la pintura catalana del siglo xv, y la
del siglo X , y quo tiene adelantadísimo el libro en que principalmente se ha
de ocupar de la pintura catalana del siglo xiv. Pero de sus investigaciones y
por su condescendencia algo nos ha revelado M. Bertaux, y precisamente
sobre Ferrer Bassa, ^
LA CULTURA ARTÍSTICA 613 |
(1) Véase en el año II, 1894, á la pág. 34, y la bolla reproducción en fototi-
pia Hauser y Menet, á la pág. S5.
(2) El puñal está dibujado en viñeta del citado BOLETÍN en el estudio y lu-
gar citados.
LA CULTURA ARTÍSTICA...^. 615
Pasados unos ocho años, Pedro IV pide que las diecinueve estatuas
ya labradas se lleven de Gerona y Belda (1) al mar y embarcadas
después á Barcelona, repitiendo ahora, en 1350 (17 de Julio), que son obra
de Maestro Aloy.
Pasa poco más de un año, y en 1351 (20 de Octubre), estando Pe-
dro IV en Perpiñán, pide que le envíen á aquella ciudad del Rosellón
una estatua de piedra retrato suyo, sin decir de qué autor, que so halla-
ba en Castellón de Ampurias.
Pero como encargos de estatuas retratos que no fueran sepulcrales
eran tan poco frecuentes eu el siglo xiv, ¿quién no pensará que deba ser
del mismo maestro la suelta y aislada y las diecinueve de la serie con-
dal y real, sabiendo que las unas estaban terminadas en 1350, y la otra
es reclamada en 1351, y que las unas, en 1350, estaban en Gerona y Bel-
(á?)) y la otra en Castellón de Ampurias, en 1351, en poblaciones tan
próximas?
Para mi es punto menos que certísimo que el llamado «San Cario
magno», de Gerona, es el retrato en alabastro que Maestro Aloy hizo del
Rey del Puñalet, y que éste reclamaba en 1351.
Pedro IV el Ceremonioso se preocupó mucho de la formación icono-
gráfica y de la serie de los monarcas predecesores suyos, tratando de co-
nocer bien sus fisonomías é indumentaria, pues una y otra cosa quiso que
le averiguara el abad de Ripoll respecto de los condes allí enterrados,
según carta inédita de 1353, diez años después de la labra de las esta-
tuas alabastrinas de Maestro Aloy, á menos que el detalle del color del
pelo, en que hace hincapié, no nos indicara que estaban entonces pin-
tándose dichas estatuas. También se preocupó de los enterramientos,
pues ahora, además de lo sabido, se declara que ordenó el traslado del
cadáver de Iñigo Aristíi al monasterio de San Victorián.
Pero es bien curioso notar que el Ceremonioso no daba importancia á
sus antepasados los reyes privativos de Aragón. La serie que él encargó
era de los condes de Barcelona y de los reyes-condes de la mismo dinas-
tía catalana, despreocupado de los antepasados de doña Petronila. Las
diecinueve estatuas bien dice que se referían á once condes soberanos
que creyó que se contaban, y á los «últimos»- ocho reyes de Aragón, es
decir, á los reyes-condes, no excluido sin duda el mismo monarca (2).
Y no se diga que el más aficionado á la historia de los monarcas ara-
(1) No conozco tal villa de Belda, si Beuda, arriba en la montaña, condado
de Besalú, donde creo recordar que hay unas canteras.
(2) En realidad se cuentan más de once condes soberanos desde Wifrodo ol
Velloso !i llamón Berenguer IV, pero resultaban once no contando los frecuen-
tes caso-i de diarquía, gobierno de dos hermanos, y algún desdoblamiento de
]>crsonalidad quo comprobó la crítica moderna. Por lo demás, el mismo D. Pe-
dro creía en el diploma imperial de independencia del condado otorgado á
Wifredo, pues se ve en uno de los documentos, quo decía que se buscara el di-
616 ARTE
=^1
FILOSOFÍA
Lfl S O C I O L O Q l f l D E n. Q. TflRbE
2.—Su origen.
§ n i . - L A IMITACIÓN EN LA SOCIEDAD
§ I V . - L A LÓGICA Y LA TELEOLOGÍA
I.—Historia de la Filosofía.
za, funciones y prácticas del corazón. 9.-'' El misterio del cuerpo y alma
del hombre, y las dos fuentes del conocimiento. 1 0 . L a s tentaciones del
corazón y la naturaleza de los espíritus diabólicos.
M. A. P.
E . VAN BIÉMA: Vespace el le temps chez Zeihniz el chez 'K.anl. Un volumen en 8.°,
de v-336 páginas. París, Alean, 1908, 6 francos.
»
El examen comparativo de las teorías de Leibniz y de Kant sobre el
espacio y el tiempo es la labor de B. en este volumen.
Como antecedente de la cuestión, presenta el juicio de Kant sobre la
teoría leibuiziana de la sensibilidad, y los motivos en que se funda para
NOTAS 641
Muchos han sido los trabajos y estudios que estos últimos años hanse
publicado sobre la actitud y sentir del Maestro Escoto y de otros filósofos
de la escuela franciscana acerca de la libertad de la voluntad, á la que
parecían dar excesiva independencia (1). Corre de boca en boca, como
un axioma ya de todos conocido, que Escoto es indeterminista y volun-
tarista; los unos lo atribuyen un indeterminismo absoluto, y algúi tanto
limitado los otros. El docto P. Minges, director actualmente del colegio
de Quaracchi, en trabajo muy concienzudo y objetivo, con cuyo titulo
encabe'.amos esta reseña, estudia muy á fondo este problema y llega á
la conclusión de que es errado el concepto que hasta el presente se tenía
comúnmente, fuera de la escuela, acerca del voluntarismo de Escoto.
La monografía va dividida en seis tesis:
1." Escoto no enseña y está muy lejos de establecer ó afirmar que
nuestra voluntad tenga un inñujo directo sobre la determinación ó juicio
del entendimiento acerca del conocimiento teórico de lo verdadero y lo
falso (págs. 5-24).
Esta tesis principal se desenvuelve en cinco puntos secundarios que
el autor estudia en todas las obras de Escoto: a), el entendimiento, según
Escoto, conoce rein natilrlich oder naturnotwmdig, es decir, por sola EU
naturaleza y necessitate naturce, como dirían los escolásticos-, 6), el en-
tendimiento es por sí sólo origen suficientlsimo del conocimiento, del
raciocinio ó discurso y del consentimiento ante la verdad conocida por
él, sin que para ello necesite en lo más mínimo de la voluntad; c), la ra-
zón es infalible en cuanto á los primeros principios y en aquellas con-
clusiones que de ellos dimanan inmediatamente; d), el conocimiento
debe preceder siempre á la voluntad, por lo menos prioritate naturoB,
si no prioritate temporis wen auch nicht zeitlich; é), la voluntad puede
influir en el conocimiento indirectamente, en cuanto de ella pende el que
la razón se dirija á uno ú otro objeto, considere más ó menos unos mo-
tivos, etc.
2.=^ La voluntad no entra para nada en el juicio sobre la bondad ó
malicia de una acción (págs. 24-39).
S.''' En la tercera tesis se prueba que también, según Escoto, viene á
la voluntad, como que es una potencia intelectiva, una inclinación na-
tural hacia el bien, la felicidad y hacia Dios en particular (págs. 39-66).
4." La voluntad en su determinación no va determinada, es decir,
{gen'ótigt) necesitada, sino inclinada (geneigt) á querer por los motivos y
fuudamentos presentados por el entendimiento (págs. 66-98).
5.* En la quinta conclusión Escoto mantiene incólume la libertad de
la voluntad á pesar de las influencias del objeto, sus representaciones y
fundamentos para que ella se determine (pAgs. 98-101).
Q.'^ Explica el autor cómo en los pasajes en que aparentemente ense-
ña Escoto un indeterminismo absoluto, no pretende sino acentuar más y
más el que la voluntad, como tal, es la fuente propia, natural, y por
ende total del querer, que ella es la causa efflciens y no el objeto, el co-
nocimiento ó el Jidbito (págs. 101-138).
Como resultado de toda su investigación llega el autor á fijar su sen-
tir con estas palabras (pág. 138): «Si por indeterminismo se entiende
aquel sistema filosófico que defiende sin rodeos la libertad del querer y
de la elección, entonces cuéntese á Escoto como su más acérrimo defen-
sor, á quien nadie quizá haya igualado en esté sentido.
Mas si por indeterminismo se entiende aquella doctrina que afirma
que el querer de la voluntad es completamente independiente, despro-
visto de motivo, de fundamento y de dirección, es decir, puramente ar-
bitrario {rein willlcilr/.ich), entonces ya no puede Escoto ser contado
entre los indeterministas.»
Repetimos que el trabajo es concienzudo y objetivo: las demostra-
ciones nos parecen lógicas y fundadas en un conocimiento profundo de
las fuentes. Sólo haremos algunas observaciones de pormenor: 1.^, que
el índice de la página XI es completamente inútil, puesto que nada dice
del contenido de las tesis ni aun señala los puntos de que tratan, si bien
luego eu la introducción se corrige este defecto; 2.=^, que la lectura
serla más agradable y más tranquila, si las numerosas citas estuviesen
en las notas y no interrumpiesen á cada paso ol texto; 3.', De AVulf,
citado eu la página 27, tenia ya, para la fecha, la segunda edición de
su historia.
644 FILOSOFÍA
ll.-Filosofía,
DR. G . PÉCSI: Crisis der Axiome der modernen Physik. T{eform der Nalunoissens-
chafl. Imprenta de G . Buzárovits. Esztergom (Hungría), 1908.
III.—Psicología.
IV.-Aoral.
DR. SURBLED: ta moral del Joven. Un volumen de 287 páginas. Barcelona, librería
y tipografía católica, 1909, 3 pesetas.
V.—Filosofía religiosa.
tos» (pág. 653). Con igual fortima rebate la aseveración de que los
místicos se deshacen en lágrimas ante un Crucifijo, y oyen impasibles la
noticia de una gran calamidad pública (págs. 658 y 675, notas).
No falta tampoco quien afirma que esos contemplativos son miembros
inútiles para la especie, ya que nada hacen en beneficio de los demás,
sumidos en ese nirwana infecundo; á lo que contesta acertadamente el
P. A. diciendo en primer lugar que el mejor medio de contribuir al
progreso y perfeccionamiento de la raza es el de perfeccionarse á si
propio; que esas almas son como pararrayos que desarman la cólera
divina, y que es, por liltimo, falso que los contemplativos no sean acti
vos, pues son cosas perfectamente compatibles la contemplación y la
acción, como lo demuestran numerosísimos ejemplos.
Poco tiempo hace hubimos de hablar aquí mismo de las nuevas doc
trinas morales del Solidarismo y Soclologismo, é indicamos que cuanto
en esas doctrinas había do aceptable era ya viejo en la moral tradicio
nal; tal sucedía con la subordinación del individuo al organismo social y
con el hecho y el dogma de la solidaridad. En este libro del P. A. podrán
encontrarse numerosos comprobantes de aquellas nuestras afirmaciones.
«Los siervos infieles, dice, que no emplean bien las gracias recibidas
son como órganos parasitarios que consumen en vano la vital energía,
causando así en todos los órganos vecinos como un estado de anemia ó
debilidad» (pág. 673). «Dada la perfecta solidaridad orgánico-fisiológica
de todo el cuerpo místico de la Iglesia, veremos que en ól, lo mismo que
en un cuerpo humano, no tienen por qué envidiarse, sino mucho por qué
ayudarse y aliviarse mutuamente unos miembros á otros» (pág. 676).
Y no se crea por esto que el individuo queda absorbido por completo
on la sociedad, como pretenden los sociologistas y algunos partidarios
de la evolución; sin perjuicio de todo lo dicho, el cristianismo mantiene
un amplio individualismo; ya que el fin último del hombre es la propia
salvación.
J. G. C.
Vl.-Soclologla.
tan bien herir las fibras afectivas y tan adentro penetran en el alma,
que resulta difícil por extremo dejar de exteriorizar esa impresión.
Vaya, pues, por delante esta afirmación subjetiva: el libro del docto
profesor de la Universidad de Zaragoza ha causado en mi impresión su-
mamente halagüeña, y ha hecho que, sin conocerle, sienta hacia él pro-
funda simpatía por lo cálido y atrayente de sus convicciones, lo sereno
de sus apreciaciones y lo tierno y ardoroso de sus anhelos.
Lo variado de las lecturas que el libro revela en su autor no ha per-
judicado á la originalidad y solidez de sus ideas; es, si, erudito, pero es
también un psicólogo penetrante y sutil y un profundo sociólogo, y de
ello abundan las pruebas: «El periodismo representa un fenómeno social
muy hondo: la subordinación del orden intelectual al capitalismo» (pági-
na 2). »No hay que confundir la imparcialidad con la neutralidad; aqué-
lla es rectitud y serenidad de alma; la neutralidad es incomprensión, pe-
quenez y egoísmo No basta la justicia para llenar los vacíos del egoís-
mo Los frutos de la caridad son más espontáneos, más exqui itos, más
delicados que los de la justicia» (pág. 71 y sigs.) «Los seres finitos se van
actuando parcialmente por momentos sucesivos; su vida es renovación
y cambio; el alma colectiva, como la individual, está sujeta á una suce-
sión de impresiones y fenómenos que el periódico tiene qiie reflejar. De
ahí la necesidad de que esté referido á un momento de la conciencia pú-
.blica, la necesidad de que la actualidad le anime y le vivifique» (pági-
na 112). Si el filósofo se nos revela en las frases que hemos citado, el so-
ciólogo cristiano aparece en éstas que escogemos de entre mil: «No es
el cristianismo una teoría intelectual anémica, quietista, que se man-
tenga en una región etérea é impalpable el cristianismo es una vida,
una sociedad y una fuerza »(pág. 119). El psicólogo surge con gran re-
lieve en el capitulo XI, dando un admirable análisis psicológico del an-
ticlericalismo, entre cuyas características menciona: el espíritu inquisi-
torial, la Jiipocresía, la escasez de sentido moral y «la falta de disciplina
mental y contextura lógica en sus ideas, casi siempre fragmentarias, ca-
prichosas, dislocadas y superficiales» (pág. 159). Muy hermoso es tam-
bién el último capitulo, y no lo es menos, ni de menor valor, el capítu-
lo XII; pero parece que se despega dol libro, con cuyo asunto no guarda
muy estrecha relación.
J. a. C.
G. C . - E . D .
MISTORin
I
íiquella Universidad, Mr. Carlos Ornan, quien á la vez nos favorece j
con la interesante biografía de Vaughan, que á continuación publí- j
camos.
E. I. E .
opuso otro español, sin olvidar por esto tener baterías de reserva en
las casas y calles principales.
El día 5 esperábamos un nuevo ataque general, siendo nuestro
mayor dolor que ya se había consumido todo el repuesto de pólvora
y cartuchos. A pesar de esto, nadie trató de rendirse. ¿En qué esta-
ba la esperanza? En que aguardábamos por momentos un convoy
con víveres y municiones y un refuerzo de 3.000 hombres, com-
puesto de un batallón de Guardias españolas, algunos Suizos y Vo-
luntarios de Aragón, y mientras tanto, teníamos arma blanca y la.
confianza en la Virgen del Pilar.
Xo atacó el enemigó y nos llegó el refuerzo. Ea los días siguien-
tes tratai'on los franceses de adelantarse por algunos puntos, y en
consecuencia, su artillería se batió con la nuestra á tan corta dis-
tancia como se deja ver. Algunos ediflcios, desde los cuales se les
hacía fuego, los cañonearon, como también la cruz llamada del
Coso (monumento de nuestra piedad}, sin otro objeto que el de ha-
cer daño precisamente. Hubo repetidos ataques y continuo tiroteo,
moviéndole por parte de los franceses el quererse apoderar de al-
gunos ediflcios antiguos. Se llegó á pelear dentro de las mismas ca-
sas, en algunas de las cuales horadando las paredes. De cuando en
cuando tiraban algunas bombas y balas rasas á la parte de la ciu-
dad que no habían ocupado.
A pesar de todas sus tentativas y esfuerzos para internarse en
lo restante de la plaza, ha sido, y no sin gran fundamento, la opi-
nión de muchos, de que, frustrado el memorable ataque del día 4,
los generales Verdier y Lefebvi-e conocieron la imposibilidad de do-
minarnos.
Por consiguiente, el haber incendiado muchas de las casas, con-
ventos y el antiguo y célebre Hospital general, no puede proceder
sino de un pueril é inhumano desquite, harto indigno de la decan-
tada generosidad de sus ejércitos.
El día 8 hubo un Consejo de guerra para tratar del estado de la
ciudad; su resultado fué decretar que se hiciesen tres cortaduras en
lo restante de ella, y que cada una se defendiera con el valor acos-
tumbrado; que si por desgracia fueran forzadas, el pueblo saliera
por la puerta opuesta á la de Santa Engracia, que es la inmediata
al Ebro; se retirara al arrabal, y desde allí defender ó cortar el
puente. Esta heroica resolución fué aplaudida del pueblo, que ja-
más pensó en otra cosa.
En las calles inmediatas á las ocupadas por los franceses, se
INFORME REFERENTEJ 681
COLTÜRi. • ''^
REVISTA BlBLIOGRrtFICfl
MISTORin b E E S P A Ñ A . - E ü f l O nEülfl
Bibliografía general.
Los Sres. Ureña y Bonilla han comenzado con este libro la pu-
blicación de una Biblioteca jurídica española anterior al siglo XIX,
encaminada á dar á conocer los materiales jurídicos inéditos ó cu-
yas ediciones son raras ó deficientes. Este primer tomo contiene la
publicación de uno de los fueros más típicos del siglo xiii, el de
Usagre, concedido á esta vüla por el Maestre D. Pelay Correa, y la
Orden de Santiago entre el 1242 y 1275.
Aunque no puede decirse que el Fuero de Usagre fuese inédito
en absoluto, pues en 1883 había publicado parte de él el Sr. Vignau
en la Revista de Archivos, dicha publicación quedó interrumpida;
la edición del Fuero de Oáceres (del que el de Usagre es traslado,
según dicen los editores en el prólogo), publicada en el siglo x v i i
por D. Pedro de UUoa, ha venido á ser rara y además no satisface
las exigencias actuales de la crítica histórica; razones que han mo-
vido á los Sres. Ureña y Bonilla á emprender la publicación del de
Usagre, poniendo las variantes que hay entre éste y el de Cáceres,
con lo caal puede decirse que están en un volumen mismo ambos
fueros.
Con muy buen acuerdo, á mi juicio, han conservado los trans-
eriptores la ortografía original del fuero, rompiendo con la práctica
seguida por algunos de reformarla, modernizándola al transcribir;
sirven tales textos legales, no sólo al jurista, mas también al filólogo
é historiador, y éstos desean poder utilizar los materiales sin adobo
ni mudanza; lo único que han modificado ha sido la puntuación de
los textos, para su mejor inteligencia, y desde luego han hecho la
versión de las siglas, indispensable en toda labor transcriptoria.
La vaha de este fuero es grande, no sólo por su antigüedad, sino
por su extensión y contenido; forma un código en que se refleja la
organización social, las costumbres, etc.; es, por tanto, fuente his-
tórica importantísima para el estudio de esta época,
' Los editores dan en apéndices el Fuero latino y los capítulos del
romanceado de Cáceres que no copió el de Usagre; ambos textos.
686 HISTORIA
Estudios monográficos.
ilustre,?, formada por el P. Cordón con los datos del archivo, hoy
I^erdido, así como la mayor parte de su riquísima biblioteca, merced
& las rapiñas y abandono de la época de la desamortización.
(1) Vide pág. xviii y los documentos 58, 59, etc., etc.
(2) Documentos 137, íiS, 147. 148, 210, 258, 295, 812, 320, 333, 338, 373, etcéte-
ra, etc.
(8) Documento 100.
REVISTA BIBLIOGRÁFICA 693
(i) Vid. Cancioneiro da Ajuda, vo). II, p. 25, 614, 685, 689, 734, 755.
CULTURA , 45
()5)<S FILOLOGÍA
( 1 ) Sao as edifoes de Martim Xúcio de Anvers (a 2.°-, de 1550, a i.*'', sem data,
mas pouco anterior) que T. Braga costuma alegar, com a posterior de 1583.
(2) Dos séculos X V I I e xviii ha muitos, portugueses, de 1550 a 1600 poucosj
anteriores a 1550, sao preciosidades raras. Os tardíos sao todavía, em grande
parte, reproduíoes textuaes dos velhos, gastos por completo.
(3) Vej.im os N.os 6, 8, 9, 14, 15, 21, 26, 27, 37, 45, 57, 59, 63, etc.
704 FILOLOGÍA
(1) T. Sraga separa, com rigor que u.e parece inútil, romances impressos e ro-
mances oraes. Por terem sido impressos de 1550 em diante em Cancioneros de Ro-
mances, ou anteriormente em Cancioneros e Pliegos Sueltos, nao debcaram de co-
rrer de boca em boca. Verdade é que ás vezes ha nos tradicionaes mais vigor poé-
tico do que nos impressos. Mas em geral, eles süo deteriorados. Onde ha tradicio-
naes que emparelhem, p. ex. com os XV publicados por Foulché-Delbosc? Demos
grafas a aquellas que em Gástela se lembraram de os imprimir. E lamentemos que
em Portugal ninguem procedesse assim!
(2) Quanto á música dos romances velhos, nao ha nada feito. Quanto á historia
da música em gerál, vid. Joaquim de Vasconcellos, Os Músicos Portugueses (Por-
to 1870); Ensato sobre o Catálogo de D. Joao IV (ib. 1872}; Catálogo de D. JoCio IV
(1905); Sousa Viterbo, Artes e Artistas em Portugal, 1892 (cap. IX), e diversos
artigos solios do mesmo em Revistas como Arte Musical, e Amphion. Na Organo-
^•afia Musical Antiga Española, de Felipe Pedrell, nao ha senao raríssimas refe-
rencias (Barcelona, 190) a Portugal, infelizmente.
(3) Entre dúíias de passagens relativas a cantigas e dangas populares de en-
tao, a mais afamada é o Introito do Triutnplto do Invernó (II, 447):
Em Portugal vi eu já
em cada casa pandeiro
e gaita em cada palheiro...
a cada porta um terreiro,
cada aldea dez folias,
cada casa atabaqueiro...
tambor em cada moinho.
(1) Basta lembrar, como exemplos dos que de Portugal foram ao reino vizi-
nho, a Jorge de Montemór e Gregorio Silvestre.
(2) Contó puLlicá-la qualquer dia. O diccionarista Moraes conheceu-a, confor-
me se ve s. V. eagalkar e engal/ia/nento, vocábulos que traduz imperfeitamente com
4nganar, seduzi?:
(3) Escrita por Vicente Domingues, mas feita pelo próprio rei, se interpreto bem
3. fórmula per sy do sobrescrito: Carta que fez El Rey N'osso Senhor per sy pera El
Rey de Castella.
(4) Este Alvaro talvez seja de importancia capital. Barbieri fala de um distinto
músico d'esse nome (hespanhol, segundo ele), criado de D. Juan I I , e logo orga-
nista da Real Cápela, por alvará da Rainha Católica de 8 de Julho de 1480. Outros
citam um compositor Alvaro, que em 1472 dedicou a D. Afonso V de Portugal um
Oficio com a solfa de Cantocháo, em acíao de grapas pela conquista de Arzila.
Oficio cujo autógrafo se conservava em 1759 (depois do terremoto) na Biblioteca
do Infante D. Pedro, como o curioso poderá verificar em Barbosa Machado
(IV, 10). A nSo haver valor especial no organista de D. Duarte, nao havia motivo
para escrever a respeito d'ele uma Carta, guardada entre as suas obras.
Na sua Histoire de la Musique A. Soubies comete o singular anacronismo de
confundir o filho de D. Joao V com o vencido de Alfarrobeira.
(5) Quem seria? O próprio monarca? NSo é próvavel.
(6) Além de letras portuguesas, castelhanas e latinas, cantavam na corte com-
posiíoes italianas e francesas, em geral muito deturpadas ñas impressoes de Autos
« Cancioneiros. Uma francesa que subsiste ñas Trovas centónicas de D. Joao
Manuel {Canc. Ger., 11, 410), talvez a ouvissem pela primeira vez de Rene de Cha-
teaubriand, barao,de Loign^ ou a alguem da sua enorme comitiva. Este Mons«nhor
706 FILOLOGÍA
viera em 1493 á corte, oferecer a D. Joáo II seu bra?o ás armas feito para as gue-
rras africanas, com o intuito de ahi conquistar para si um reino. Mas afinal levou
de cá um mero titulo ¿n partibiis infidelium: o de Conde de Guazava, ou cousa
que o valha. Digo isto porque 0 3 Cronistas registaram que trazia muito boa cápela
de mtcitos e bous cantores, dos quaes diversos ficaram cm Portugal. Vid. Resende,
cap. 169; Braamcamp, Brasües de Cintra, II, 4 1 1 ; Conde de Sabugosa, Embrecha-
dos (1908), p. 1 1 7 . •
(1) Claro está que, se as Rainhas de Portugal, vindas de Hespanha, traziam
de lá os seus músicos, as que de cá se iam nao deixavam de levar cantores seus.
Exemplo: a princesa D. María, em cuja companhia foi Jorge de Montemór (1543).
Ñas Pravas ilustrativas da Historia Genealógica da Casa Real, pode o curioso
respii^ar muita nota solta a respeito de músicos da cápela e da cámara dos reinan-
tes. O tema dá margem a multas investigasoes. Castelhanos. com os mesmos no-
mes de poetas e músicos da na?ao vezinha, surgem cá entre os músicos de cámara,
mo9os da cámara que aprendianí a cantar e a tanger (II, 792), mo?os músicos (II,
618), moíos de cápela (II, 374), etc.
Chamo a atengáo para Lucas Fernandez, Castelhano; Pero Baya/tona, Mi¡>uel
de Sarzedo, que em 1517 figuram entre os Moradores da Rainha D. Maria, e com ela
tinham vindo de Gástela em 1499 (II, 374). Antonio e Alfonso de Baena eram ser-
vidores do Infante D. Duarte (II, 615). Entre os músicos da cámara de D. Joao III
figuram: yoüo de Badajoz, Gonzalo de Baena, Antonio de Madrid, A'icolás de Es-
covar (VI, 622); entre os cantores André de Torres, Prancisco de Madrid, A'icolás
de Valdevieso e Sedaño. E muitos d'esses nomes figuram igualmente no Cancionero
Musical: em parte como de autores de sons; em parte como de autores de letras.
(2) Vid. Sousa Viterbo, p. 194; Resende, na estrofa citada no texto; Gil Vi-
cente (II, 137), qua o menciona como tangedor da viola e músico discreto. Frey
,\ntonio de Portalegre escreveu um romance espiritual (em pareados dissonantes):
O ciudad de mi deseo, Tietra que tienes mi gloria, do qual diz fora «apontado sin-
gularmente por Badajoz, músico da cámara del Rey Nosso Senhor». Cotarelo,
nos seus notáveis Estudios de Historia Literaria, p. 45-47, nao acredita na idan-
tidade do músico de cámara de D. Joüo III e do poeta do Cancionero Musical e
Cancionero General.
(3) Vid. Sousa Viterbo, p. 194.
(4) Vid. Pravas; Miscelánea; Sousa Viterbo, 1. c; e Canc. Mus., p. 24 (Lope de
Baana.)
(5) Vid. Provas; Miscelánea; e Canc. Mus., N.° 92 e p. 44 (Salcedo).
ROMANCES VELHOS 707
( 1 ) Sousa Viterbo notou que Fonte, louvado por Garcia de Resende, como
músico, tambem fora trovador {Canc. Ger., II, 270).—Ignoramos, se D. Joao de
Meneses, autor de Adunca cerraran mis ojos, escreveu tambem o som.
(2) De D. JoSo Rodríguez de Sá e Meneses sei apenas que estudava solfa
com seu tio D. Joilo de Meneses (Canc. Ger., II, 356).
(3) Obras, I, 61. Trata-se da linda cantiga Muy graciosa es la doncella. Em
todo caso, nenhuma composigáo musical de Gil Vicente é hoje conhecida. No Ca-
talogo da Livraria de Música de D. Joao /K, nem memo o nome do fundador do
teatro nacional ocorre.
(4) Onde se diz feita pelo autor ao propósito (tomo II, 339, I, 333), deveremos
portanto entender feita e enssoada.
(5) Já dei, no §§ 154, a lista dos romances de Gil Vicente, indicando em
geral, quaes as figuras que tinham de cantá-los no palco, aparentemente sem
acompanhamento de instrumentos.
Na Bafea do Purgatorio tres anjos cantam ao som e compasso dos remos o
romance sacro Remando váo remadores (I, 246).
Os Planetas Júpiter, Venus, Mars, e os signos Cáncer, Leo, Capricornio cantam
a quatro vozes o romance: AHña era la Infanta (II, 416).
As Sereias entoam os louvores de Portugal: Dios del cielo. Rey del Mundo
(II, 4 7 8 ) .
O3 Presos do Limbo cantam Voces daban prisioneros (I, 333).
As damas de I'lérida, e em seguida o patrao da barca com seus remadores,
cantam: En el mes era de Maio (II, 249).
Por Maio era, era por Maio é cantado e bailado por todas as figuras da satírica
Rema^em de Agravados (II, 531).
7 1 0
FILOLOGf.V
Miranda, preconceito que se prolongou até aos nossos dias, mas que naturalmente
naft extirpou o costume antigo. Já contei em outros escritos meus que no D. Qui-
xote (II, o. 58) uma Égloga do excelentissimo Camoes é cantada eu su misma len-
gua portuguesa.
(j) Com troíos líricos procedia-se do mesmo modo. Motes alheios, quer nacio-
naes, quer castelhanos, eram assinalados como taes. Em trovas centónicas—com
citafoes em ambas as linguas no fim de cada estrofe,—a sua existencia costuma ser
anunciada na epígrafe. Veja-se, p. ex., Canc. Ger., I, 109, 230, 400, 501; II, 31, 193.
(2) Os mesmos versos, citados em ocasioes diversas pelo mesmo autor, apre-
sentam-se por isso com aspectos diversos. No Templo d'Apolo, um vilSo de Gil
Vicente canta:
Rogaré á Dios del celo
que era padre de mesura
ROMANCES VELIIOS 7í3
se por si; mim assim por mi assi; meus teus por mis tus; déos
por dios (1).
Outros lusismos mais incisivos ha, que comquanto incons-
cientes, sao evidentemente da algada dos autores: erros voca-
bulares, mórficos, gramaticaes, mas tambem fonéticos, que sao
fruto de reflexáo, e muita vez nao podem ser emendados sem
se tocar no metro e na rima (2). Aplicando mal a lei da diton-
gagño, 03 Portugueses escrevem ás vezes nuerte impuerta nue-
ble tuerno suelo ( = só), por analogía com muerte ¡muerta mue-
ble memo duelo; priesto (por analogía com tiesto); e tambera
piado em vez de pirado (por analogía com prata— plata) (3).
P5e livraria altanaría (em lugar de librería altanería); empre-
gam tarmos corauns a ambas as linguas em acepgfio exclusiva-
mente portuguesa, p. ex., prieto no sentido de negro; ou em for-
ma nacional [esmola cisne frol natureza seara ter vir) (4); hispa-
nizara levemente palavras e locugoes privativamente portu-
guesas (condón {b). peñera, juera, atijo); introduzera ligagoes e
assirailacóes inexactas como todalas, veloemos, pluraes como
leis reis bueis (monossilábieos), infinitivos em er, de verbos que
(l) Sou de opiaiáo que era futuras edi^oes críticas deviamos endircitar todos
esses descarrilamentos.
(2^ Englobando os lusismos nao só dos versejadores do Cancioneiro e de Gil
Vicente e seus imitadores, mas tambem dos poetas da idade áurea, podia-se es-
crever um estudo útil e interessante. Por ora ha apenas um opúsculo digno de
nota. O de Goníalvez Viana, sobre Lusismos no castelhano de Gil W««<<r, publica-
do na Revista do Conservatorio Real de Lisboa, por ocasiao do 4.° Centenario Vi-
ccntino (N.° 2, Junho de 1902). Sem ser completo, é excelente. Leite de Vascon-
cellos, no seu Gil Vicente e a linguagem popular (1902) em Revista Lusitana, 11,
nao se refere senüo de passagem aos defeitos pequeños do castelhano corrente, e
muita vez primoroso, do admirável dramaturgo. Além dos dois ensaios, e das ob-
servaíoes no meu Sá de Miranda, ha apenas notas soltas no Ensayo de Gallardo.
(3) Nao é de admirar, mas merece reparo que esses fenómenos sejam tam-
bem tragos distintivos dos dialectos occidentaes de Hespanha, sobretudo do leo-
nfis. Vacilando entre bueno tienes á castelhana, e bono tenes, eles chegavam a di-
zer fuella (em lugar de folhaj e nueite (em lugar de noite).
(4) Buele por fuelle (pg. fole); aciña e aiña em lugar de aina, sob influtncia
de aginha s3o outros exemplos.
(5) Vid. C. M. de Vasconcellos, Conttibuiqües para o futuro Diccionario Etimo-
lógico das Linguas Hispánicas (Lisb. 1908, extr. da Revista Lusitana, XI), p. l-g.
ROMANCES VELHOS 7l5
(i) Entre os exemplos que conheío ha um salieres de Gil Vicente (11, 76) pre-
cioso porque inostra que para o Planto portugués o conj. fut. e o infinitivo pessoal
eram formalmente idénticos.
(2} Numa contenda entre Castelhanos e Portugueses {Canc. Ger., II, 29), re-
lativa aos diversos nomes dos pulmoes, ha lusismos acidentaes e intencionaes.
Acidentaes como prazerá. Intencionaos como o verso:
Onde incus e teiis avoos,
em rima com dios vos nos.
(3) A fala de taes personagens de comedia merece o nome de Kauderiijelsch
{liaragotdn). Tratar porém depreciativamente a linguagem toda de Gil Vicente de
geringonía Q'erga mixta de castellano) como fizeram Fitzmaurice-Kelly e seu tra-
dutor, é injustiga flagrante.
(4) Nos artigos já citados de Gongálvez Viana e Leite de Vasconcellos ha por-
menores a este respeito.
'716 FILOLOGÍA
t í c u l a r i d a d e s : a r c a í s m o s e idiotismos p r o v i n c i a n o s (1). N u n c a ,
p e r s o n a g e n s de a l t a c a t e g o r í a . Esses e x p r e s s a m - s e sempre
em portugués culto ou em c a s t e l h a n o culto, e m b o r a com os
defeitos inconscientes a que a l u d í . Os c a r a c t e r í s t i c o s dos t e x -
tos bilingües sao os j á i n d i c a d o s , m a s em a c u m u l a c á o . E isso
t a n t o em ditos da sua p r ó p r i a l a v r a como em t e x t o s alheios.
D a boca de víIQes, p a s t o r e s d a s e r r a , r a t i n h o s da B e i r a , t r a n s -
formados em e s c u d e i r o s de p o u c a m o n t a , s a e m c a n t a r e s v e -
lhos, com um pé á c a s t e l h a n a , outro á p o r t u g u e s a (2), de t a l
modo promiscuos que a n a c i o n a l í d a d e ñ c a ás v e z e s i n c e r t a (3).
Eis algunos e x e m p l o s :
Estes meus cabellos , madre,
dos á dos me los lleva el aire. (II, 410.)
( i ) Em outros escritos encontrei uma variante do refram: jfá vos jazedes, Pei-
xinhos, lias redes.
724 FILOLOGÍA
com ue (osso morto fora lifarrocos iiozes cordo aposta volta boa); e final, depois de
d (bondade lide salude, e os imperativos em ade ede ide); o plural monossilábico
reis; meló com valor de uma só silaba (como o portugués arcaico mho mi-o); verbos
que em portugués pertencem á a.* e em castelhano á 3."' conjugafao; distinjao
entre a 3 s. perf. da 2}^ e 3.^ conjugaíao. Em parte eles concordam com os
lusismos que sinalizei no Cancioneiro Geral e nos Autos de Gil Vicente.
( 1 ) Ca?tc. Vat., iV.° 209: El rey dom Affonso de Gástela e de León que venfeu
el rey de Belamarim com o poder d'alem mar a par de Tarifa; Em huum tiempo cog-
ñtres.—Nao me refiro a lusismos gráficos e fónicos, que podem ser obra de copis-
tas, mas apenas aos mórficos, autenticados pela rima (sofrir vivir defalir decir
pidií moriré e apar d'eles AVER FAZER ur/.ER MOKRER).
(2) Vid. Grundrigs, III', p. 205.
(3) Neste ponto afasto-me portanto do parecer, enunciado por Menéndez Pi-
dal na sua excelente ediíao da Leyenda del Abad Don Juan de Montemayor (Dres-
den, 1908). Cfr. Baist, em Literaturblatt, 1905, p. 1466.
17
73ü FILOLOGÍA
( i ) Gongálvez Viana pensa como eu, conforme vi, com prazer, no seu estudo
sobre os lusismos do grande Portugués.
ROMANCES VELHOS 731
nada más que il fonte della priioiia de i leáli amanti en «La seconda
parte di Platir», Venezia 1598, f. 303:
«11 fonte clie io dico, disse la donzella, 6 con tal arte fabricato, che
specchiando si in esso oaualliere che ami douna ó donzella, quando Tanii
di uero & buono amore, & del medesimo habbia la corrispondeuza di lei,
l'aequa che sempre di sua natura estua, & si inalza del fonte, si quieta
restando abonacciata & ferma, & dentro specchiando si il caualliere, ui
ue la propria effigie, cosi del naturale che par uiua, di colei che egli
ama, etc., etc., etc.»
La versión italiana de las tres primeras partes de Primaleón y de las
primeras de Platir y Plortir es de Mambrino Roseo, como se reconoce en
el uso frecuente de la palabra accappare, tan rara en italiano como
acabar es oomiin en castellano. En la cuarta parte de Primaleón y las
segundas de Platir y Flortir, esta palabra accappare falta por completo;
mas SB encuentra allí tal cual palabra rara, como burfare, que significa
lo mismo que el portugués borrifar, y es rarísima en italiano. Por eso
hay razón para pensar que estas últimas parte» que aparecieron en Ve-
necia en 1560 son obras originales italianas y no traducciones del espa-
ñol. Como esta palabra accappare se encuentra muy frecuentemente en
[a primera parte de Flortir, el original español—que se halle ó que no se
halle hoy—, debe haber existido.
JOSÉ DE PEROTT.
Worcester (Massachusetts).
PEbAGOGIfl
La g i m n a s i a pedagógica.
ni
Gimnasia moral.
que analizara los actos del hombre para formular facultades y po-
tencias con el fin de producirlas por medios artificiosos, sería como
el meteorólosfo que quisiera estudiar desmenuzadamente los com-
ponentes del aire, analizara los elementos del agua y la variedad
de los fenómenos eléctricos, y se empeñase después en producir,
dentro de estrecha vasija, el oleaje y las mareas del Océano, ó las
nubes, rayos y lluvia de terrible tempestad en la reducida atmós-
fera de su cuarto. Tal sería la pretensión del pedagogo que deseara
realizar él solo en su escuela el complejísimo hecho de la educación
humana.
Basta fijar superficialmente la atención en la naturaleza del hecho
que pretenden realizar los pedagogos, y en los factores que de or-
dinario entran, para inferir que, en la gimnasia moral, el arte pe
dagógico ha de fracasar irremisiblemente. Para realizar el hecho
de la educación moral concurren múltiples factores, algunos de los
cuales se nos ofrecen como secretas energías que escapan á todo
análisis y, aunque se analizaran, son imposibles de producir en
ningún laboratorio; otros son modiflcables á voluntad y utilizables,
siempre que se guarden las condiciones en que naturalmente obran.
Enumez'émoslos rápidamente:
1.° Influjos morales derivados de la propia contextura física y
moral heredada; es decir, influencias, inmanentes en nuestro orga-
nismo, de las pasadas generacioaes. Es factor principalísimo, de
energía inmensa, que hay que aceptar tal cual es: imposible de
borrar.
2." Influjos morales del medio actual que nos rodea y que pode-
mos dividir en personales é impersonales.
Personales: a), padre, madre ú otra autoi'idad familiar, como
abuelos, tíos, tutores, etc.; h), amos, jefes, directores; es decir, au-
toridades sociales; cj, alcaldes, jueces, etc., autoridades políticas;
d), amigos, compañeros, etc. Estos factores personales son modifl-
cables ó utilizables á voluntad, pero sólo hasta cierto punto, porque
la organización de la familia y de la sociedad que nos rodea se mol-
dean, á su vez, según tradiciones heredadas y bajo la influencia de
estímulos sociales, económicos, políticos, religiosos, etc., más difu-
sos, que hacen fermentar en los individuos, familias y pueblos, dis-
tintos sentimientos y emociones, según los distintos estados de la
atmósfera social del mundo.
Impersonales: influjos topográficos, climatológicos, etc., que de-
terminan indirectamente influencias morales, puesto que obligan álos
LA GIMNASIA PEDAGÓGICA 737
(1) Wilman cree que el padre que trabaja y la madre que atiende, educan
pero que su inconsciente poder no está sujeto á arte alguno.
7 4 0 PEDAGOGÍA
(1) Esta idea fué formulada por el Sr. Vai Ferreira, discretísimo filósofo
de Montevideo.
LA GIMNASIA PEDAGÓGICA 743
•canismo del pensamiento; qne obramos sin darnos cuenta exacta del
mecanismo de la acción, y que somos morales ó inmorales, sin sa-
ber fija y determinadamente cómo se ha producido ese estado; pero
el pedagogo tiene la pretensión de saber respecto de otros, lo que
nadie sabe de sí mismo. El carácter, v. gr., no se puede deducir de
hechos aislados, ni uno mismo sabe las fuerzas que tiene hasta que
las prueba aplicándolas; mas el pedagogo, no sólo adivina, sino que
pretende hacer nacer en otros lo que uno mismo no puede sentir. El
pedagogo es el nigromante de las edades cultas, espíritu mágico
que todo lo ve, todo lo prevé y todo lo sabe.
Expuestos y a los prejuicios con que los pedagogos falsean la no-
ción fundamental del arte de educar, estudiemos los factores falsos
que emplean para producir el hecho de la educación.
La escuela, dice el pedagogo, es el gran factor de la educación
moral. Y hace esta afirmación sin percatarse de que todo el edificio
pedagógico para producir la moralidad, se basa sobre fundamento
que no puede ser moral: nna falsedad ó una mentira. Los fisiólogos
s e confiesan incapaces de producir artificialmente un organismo
como el humano, ni aun siquiera se atreven á fabricar un ser rudi-
mentario del grado más inferior de la escala zoológica; los sociólo-
gos se ven m u y apurados para comprender el organismo social de
la forma más sencilla; sin embargo, el peda^fogo se jacta desde hace
mucho tiempo, no sólo de conocer lo que es un organismo social,
sino que presume de tener el arte de producirlo; y no produce una
sociedad como cualquiera otra, sino una sociedad ideal, superior á
la sociedad que le rodea, un organismo perfecto, la escuela.
La escuela, en realidad probada históricamente, la inventó el
pedagogo para librarse de la molestia de ir de casa en casa y poder
ganar más cómodamente la escasa retribución que recibía; ahora,
no obstante, trata de hacerla pasar como creación de portentosos
efectos. Transcurrieron miles de años sin que se advirtiese que la
escuela pudiera servir para otra cosa que para instruir á los alum-
nos en ciertas operaciones de disciplina intelectual; sólo cuando se
puso en evidencia que ni siquiera instruía (y caía en ridículo por
inepta en lo intelectual) es cuando á los filósofos de esta alquimia
les ha ocurrido que es nna gran invención para producir la mora-
lidad.
AI pedagogo le dicen los psicólogos que las relaciones morales
no pueden mantenerse como alma en pena, separadas de la acción
•real, ni de las condiciones sociales necesarias para que el hecho de
7 4 4 PEDAGOGÍA
con los niños, no permitir que regateen la obediencia, no revocar una orden,
no reprender porfiadamente, etc., etc.. Para ellos estas cosas son principalí-
simas. Como estas otras: «La influencia de la risa en la educación.» «¿Qué es
mejor en la educación, el sentimiento ó la autoridad?. ¿Para qué quieren
averiguarlo, si ninguna de ambas cosas pueden emplear ellos?
(1) La pedagogía de los últimos tiempos pretende introducir, en las escue-
las, el trabajo, como elemento moralizador, sin advertir que los hábitos de la
escuela no son hábitos magistrales, sino pedagógicos. Ya trataremos de esta
materia en el artículo siguiente, en el que estudiaremos la gimnasia Ui-.nica
de los pedagogos.
752 PEDAGOGÍA
(1) El nuevo sistema tipográfico ha sido objeto de la patente 42.259. Los ti-
pos han sido fundidos en la acreditada casa &. Gans, de Madrid,
Formas de las letras en la tipografía Imitación de las mismas figuras con
actual. los nuevos tipos.
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« .... .... 9 9- . . ..
A r. J. J
v3 == -
764 VARIA
Hemos dejado un claro entre los tipos del cuadro anterior, para,
que el lector se haga cargo de la composición. Para apreciar en con-
junto la nueva tipografía, añadimos á continuación el texto de la,
primera azora del Alcorán, en tipo antiguo y en tipo nuevo.
V í..x-0'ls
(1) «Ilíada», Xr, 466. Comp.: «igual andaba la desigual guerra>, Ercilla,
«Araucana», parte I, canto II.
(2) «Iliada., X, 2-52 y 253. Comp.: « y como la noche iba casi en las dos
partes de su jornada», Cervantes, «Don Quijote», parte I, cap. XLII.
(3; «Iliada», XXIV, 141 y 142. Comp.: «muchas palabras se pasaron de par
te aparte». Granada, «Símbolo de la Fe», 2, 22.
NOTAS 769
RRNÉ BASSET; 7{apporl sur les eludes berbéres el haoussa {i^02-t goS) présenle au X\í°'
Congrés des orienlalisles, á Copenhague. A l g e r . Jourdain, 1909.