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EL MOVIMIENTO NEO-APOSTOLICO DEL SIGLO XXI

“El peor enemigo de la verdad no es la mentira; es aquello que más se


parece a la verdad.”- Anónimo

En años recientes se ha desarrollado una nueva modalidad dentro del mundo


evangélico cristiano a través de la cual se ha intentado “restaurar,” resucitar el
„mover apostólico‟ del que disfrutó la iglesia cristiana del primer siglo.

Sus proponentes sostienen que la estructura de gobierno de la iglesia apostólica se


perdió con los siglos y que ahora debe ser restaurada y esta restauración goza de la
aprobación del dueño legítimo de la Iglesia, Jesús, quien la compró con su sangre.

He visto esquemas jerárquicos donde, es su cúpula, los nuevos apóstoles se


colocan debajo de Jesús y sobre los pastores, quienes a su vez están sobre las
ovejas, o miembros. Estos apóstoles dicen que son ellos y los profetas son los
recipientes de las revelaciones de Dios para Su pueblo hoy. Si leemos la definición
que se da de un apóstol en la página web de International Coalición of Apostles1
(Coalición Internacional de Apóstoles) encontramos un énfasis desmedido en un
reclamo de autoridad. Dicen que la connotación de las palabras de Jesús en Mateo
10:1, según se traduce en las Biblias comúnmente en uso hoy no reflejan el nivel
de autoridad impartida a los discípulos. Dicen que la palabra griega usada por
Jesús, exousia, implica más que autoridad o poder. Los autores apelan a una
palabra hebrea, sheliach, que, según ellos, debió ser la palabra que Jesús tenía en
mente cuando habló. Se alega que el verdadero significado es “derecho al poder.”
Esto se traduce, según ellos, en „llevar consigo la autoridad total de aquel que le
envió.‟ Señalan al ejemplo de Abraham a la hora de enviar su siervo a buscar una
esposa para su hijo Isaac (Gen. 24). Este siervo, como representante de su amo,
tenía autoridad, según los autores, igual a la de Abraham.

Pongamos las cosas en una perspectiva sobria. El siervo de Abraham fue enviado a
una misión. En esa misión específica tenía autoridad limitada para escoger una
esposa para Isaac. Ahí termino su misión. El siervo no podía, por ejemplo, ponerse
a hacer negocios ni comprar y vender propiedades bajo el amparo de la “autoridad”
o “poder” limitados que Abraham le extendió. Lo mismo es en el caso de los
apóstoles. Jesús les dio autoridad para: “contra los espíritus inmundos, para que

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http://www.coalitionofapostles.com/about-ica/definition-of-apostle/
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los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad y toda dolencia.” Eso es muy
diferente, por ejemplo, de las palabras de Jesús con respecto a si mismo cuando
dijo: “Toda potestad [exousia ] me es dada en el cielo y en la tierra.”

Estos nuevos apóstoles señalan a la carta de pablo a los Efesios con miras a
apuntalar su doctrina. En Efesios 2:20 Pablo nos dice que „fuimos [aplicándolo a
nosotros hoy] edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas.‟ Pablo
aquí estaba claramente hablando de los apóstoles originales a través de cuales se
fundó la iglesia cristiana y los profetas, son los que precedieron a la iglesia y
hablaron de ella, siendo Juan el último de estos.(Luc. 16:16) De ese fundamento,
sigue diciendo Pablo en la misma oración, Jesús es la piedra angular. Recuerde
que el fundamento o cimiento de un edificio se coloca una sola vez. Por eso Pablo
defendió la doctrina edificada sobre este fundamento genuino al punto de advertir a
la iglesia de los Gálatas (Gal 1: 7,8), que si aun „un ángel del cielo‟ bajaba con un
evangelio que no se conformaba al original, fuese rechazado como maldito
(anatema). ¿Por qué tomó Pablo una posición tan drástica? Porque ya en su propio
día, el fundamento genuino estaba bajo ataque.

¿Quiere decir esto que la labor apostólica como oficio a favor del cuerpo cesó una
vez puesto el fundamento? Más adelante en la misma carta en el capítulo 4, Pablo
nos muestra una lista de dones enviados por Jesús, cabeza de la iglesia, que
comienza, como esperaríamos, en orden más o menos cronológico no
necesariamente en orden de rango:

Y Él mismo dio a unos, apóstoles; y a unos, profetas; y a unos, evangelistas; y a


unos, pastores y maestros; - Efesios 4:11

¿Para qué hizo esto Jesús? ¿Estaba estableciendo una jerarquía corporativa
moderna en la iglesia? El contexto nos demuestra que no. Pablo estaba mostrando
como el „cuerpo de Cristo‟ se conformaba de miembros, al igual que nuestro
cuerpo físico, y que todos los dones eran interdependientes para un bien común. En
los versículos siguientes leemos:

a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación
del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos en la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de
la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por
doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para
engañar emplean con astucia las artimañas del error.
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Antes hablando la verdad en amor, crezcamos en todas las cosas, en Aquél que es
la cabeza, en Cristo; de quien todo el cuerpo bien ligado entre sí, y unido por lo
que cada coyuntura suple, conforme a la eficacia y medida de cada miembro, hace
que el cuerpo crezca para la edificación de sí mismo en amor. – Efesios 4: 12-16

Es patente que el énfasis es en la unidad y que Cristo es la cabeza de la iglesia. Una


realidad era inescapable; la edificación se podía venir abajo si se permitía que
alguien socavara el fundamento original para colocar uno nuevo. Tal como ocurre
en un edificio literal, el resultado sería desastroso.

La única jerarquía que aparece claramente definida en el Nuevo Testamento


después de la creación de la Iglesia, es vertical y la encontramos en los escritos
apostólicos, especialmente en las cartas de Pablo a los Corintios y a los Efesios
donde leemos:

Mas quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la
cabeza de la mujer; y Dios la cabeza de Cristo. – 1Cor. 11:3

Porque el marido es cabeza de la esposa, así como Cristo es cabeza de la iglesia;


y Él es el Salvador del cuerpo. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así
también las casadas lo estén a sus propios maridos en todo. Maridos, amad a
vuestras esposas, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por
ella; para santificarla limpiándola en el lavamiento del agua por la palabra, para
presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni
cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha. – Efesios 5:23-27

Nótese que en la carta a los Efesios, donde se compara la Iglesia a una esposa, no
hay nadie entre Cristo y ella. Ni pablo mismo, como apóstol legítimo se coloco en
esta jerarquía. ¿Por qué no lo hizo cuando sabemos que él y los apóstoles
representaron un asiento real de autoridad en la iglesia mientras estuvieron con
nosotros? Quizás la razón estriba en cómo fueron enseñados. Veamos.

Lo que les enseñó el Maestro

Jesús, durante su ministerio y conociendo mejor que nadie la naturaleza humana,


aprovecho muchas oportunidades para poner en perspectiva – la correcta- el
concepto de rango y poder dentro del núcleo de la congregación de los hermanos.
No pasó mucho tiempo antes de que los primeros hombres escogidos como
apóstoles (literalmente enviados, embajadores) entraran en discusión, contienda y
aun manipulación con relación a rango y autoridad.
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Y llegó a Capernaúm; y estando ya en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre


vosotros en el camino? Pero ellos callaron; porque en el camino habían disputado
entre sí, de quién había de ser el mayor. Entonces sentándose, llamó a los doce, y
les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de
todos. Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos,
les dijo: El que recibiere en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe; y el
que a mí me recibe, no me recibe a mí, sino al que me envió. Y Juan le respondió,
diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, el
cual no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos sigue. Pero Jesús dijo: No se
lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre que luego
pueda decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. –
Marcos 9:33-40

La claridad con la que respondió Jesús debió ser suficiente para estos hombres.
Pero no lo fue. Seguida la conversación y descartando el asunto a nivel individual,
Juan pasó al nivel colectivo y a su vez elitista. Ahora era un asunto de la autoridad
del grupo, de la pequeña corporación que en su mente formaban Jesús y ellos, los
doce. Jesús nuevamente razona con ellos y les muestra el enfoque correcto; el
Reino de Dios no se trata ni del individuo ni del grupo.

Aprendieron la lección, ¿verdad? Falso. Solo un poco de tiempo después Juan y


Santiago, hijos de Zebedeo usan a su madre para solicitar un favor muy especial de
Jesús:

Entonces vino a Él la madre de los hijos de Zebedeo [Juan y Santiago] con sus
hijos, adorándole y pidiéndole algo. Y Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo:
Concede que en tu reino se sienten estos mis dos hijos, el uno a tu mano derecha, y
el otro a tu izquierda. Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís:
¿Podéis beber la copa que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con
que yo soy bautizado? Ellos le dijeron: Podemos. Y Él les dijo: A la verdad de mi
copa beberéis, y seréis bautizados con el bautismo que yo soy bautizado, pero el
sentaros a mi mano derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos
para quienes está preparado por mi Padre. Y oyéndolo los diez, se indignaron
contra los dos hermanos. Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los
príncipes de los gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen
sobre ellos autoridad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quisiere ser
grande entre vosotros, sea vuestro servidor, y el que quisiere ser el primero entre
vosotros, sea vuestro servidor; así como el Hijo del Hombre no vino para ser
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servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. – Mateo
20:20-28

¿Por qué se indignaron los diez? ¿Un acto vacio de hipocresía? ¿No estaban ellos
incluidos entre los que poco antes „discutían por el camino‟? ¿Estaban acaso
celosos porque Juan y Santiago le habían astutamente salido adelante para
apoderarse de una posición de mayor privilegio según su estima? Sea lo que fuere,
nuevamente, con amor y paciencia que supera la de Job, Jesús expande su
enseñanza usando más ejemplos de la vida real para mostrar de forma más gráfica
lo que pudiéramos llamar la pirámide invertida del poder del siervo de Dios.

Más adelante, en un escenario público que no eximió a los discípulos (apóstoles en


entrenamiento), Jesús vuelve a tratar el asunto del poder religioso y el abuso que a
menudo le acompaña:

Entonces habló Jesús a la multitud y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de


Moisés se sientan los escribas y los fariseos: Así que, todo lo que os digan que
guardéis, guardadlo y hacedlo, pero no hagáis conforme a sus obras, porque ellos
dicen, y no hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen en
hombros de los hombres; pero ellos ni con su dedo las quieren mover. Antes,
hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; porque ensanchan sus
filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en
las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas; y las salutaciones en las plazas, y
ser llamados por los hombres: Rabí, Rabí. Mas vosotros no queráis que os llamen
Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis vuestro padre a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el
que está en el cielo. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el
Cristo. Y el que es mayor entre vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se
enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. –Mateo 23:1-12

Anadir a esas palabras sería una redundancia inútil. Títulos, por el mero hecho de
prestigio y autoridad percibida o real deberían estar muy lejos del apóstol del
Señor. La actitud mental de siervo (griego diakonos, de una raíz que significa a
través del polvo) era una de humildad y servidumbre pública. La exaltación y
reconocimiento vendría del Amo, no de los hombres.

Quizás una de las lecciones mas fuertes por parte de Jesús es la que encontramos
en Lucas capitulo 17 donde introduce una ilustración cuya aplicación es ineludible;
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¿Y quién de vosotros teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él


del campo, le dice en seguida: Pasa, siéntate a la mesa?¿No le dice más bien:
Adereza qué cene, y cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después
de esto, come y bebe tú?¿Da gracias al siervo porque hizo lo que le había sido
mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hubiereis hecho todo lo
que os es mandado, decid: Siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer,
hicimos. –Lucas 17: 7-10

Lo que se enfatiza aquí es la actitud con la cual desempeñamos nuestra labor servil.
Jesús no estaba tratando de humillarlos y herir su autoestima. Jesús podía hablar
así porque puso el ejemplo. En la carta a los Filipenses Pablo escribe;

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús;
el cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación el ser igual a Dios;
sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y hallado en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. – Fil. 2:5-8

En su cruzada por entrenar a estos testarudos apóstoles, hasta la ultima hora les
amo y educó (disciplinó). En la última cena de Jesús con sus apóstoles, podríamos
decir en la ocasión de su graduación, ejecutó el acto más extraordinario que
pudiéramos esperar para ejemplificar una enseñanza;

… se levantó de la cena, y se quitó su túnica, y tomando una toalla, se ciñó.


Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a
enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. …Así que, después que les hubo
lavado los pies, y que hubo tomado su túnica, se sentó otra vez, y les dijo: ¿Sabéis
lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor, y decís bien, porque lo
soy. Pues si yo, vuestro Señor y Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también
debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que
también vosotros hagáis como yo os he hecho. De cierto, de cierto os digo: El
siervo no es mayor que su señor, ni el enviado [griego, apóstolos] es mayor que el
que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis. – Juan
13:4-17

En la cultura del medio oriente en esos días, el diácono o siervo de casa era
asignado a lavar los pies de los invitados. ¿Cómo podrían olvidar esto los
apóstoles? Podemos decir que Jesús lideró por palabra y por ejemplo. Nada de lo
que enseñó daba pie para que estos hombres se enseñorearan sobre aquellos a
quienes se asignó, el rebaño de Dios.
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Jesús resucitado confrontó a Pedro y por extensión a los otros diez, cuando en la
playa del mar de Galilea le recordó su misión; cuidar de Sus ovejas. Esto se lo dijo
tres veces. Los apóstoles no habrían de olvidar a quien pertenecía el rebaño. (Juan
21:15-17, Juan 10:10-16) Por lo tanto aplicarían las buenas lecciones recibidas en
su entrenamiento apostólico. Pero, ¿fue realmente así? Veamos.

Lo que nos enseñaron los apóstoles

Unos ciento veinte discípulos que incluía los once apóstoles fieles se reunían en un
aposento alto en Jerusalén, probablemente el mismo lugar donde celebraron la
Pascua, orando y esperando la llegada del prometido bautismo del Espíritu Santo.
Pedro tomó la iniciativa en promover el que se completara el número total de 12
apóstoles y después de buscar la dirección divina y echaron suertes sobre dos
varones aptamente calificados para reemplazar al difunto Judas Iscariote. La suerte
vino sobre Matías. Cuando llegó el día de Pentecostés, de súbito se llenó la casa de
un estruendo y lenguas como de fuego se posaron sobre cada uno de ellos (el
prometido „bautismo en fuego‟ del que hablo Juan, el llamado bautista) y hablaron
en lenguajes nuevos - que ellos no habían aprendido - las maravillas de Dios para
beneficio de extranjeros residiendo en Jerusalén durante la fiesta judía. Esta
actividad conformaba el cumplimiento de la promesa de Jesús solo unos días antes;

Y estando reunido con ellos, les mandó que no se fuesen de Jerusalén, sino que
esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan a la
verdad bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo no
muchos días después de estos. Entonces los que se habían reunido le preguntaron,
diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y Él les dijo: No
toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola
potestad; pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo; y me seréis testigos, a la vez, en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y
hasta lo último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue
alzado; y una nube lo recibió, y lo encubrió de sus ojos. – Hechos 1:4-9

Entonces el apóstol Pedro, quien unos días antes había negado a su amado Jesús y
hasta maldecido diciendo que no le conocía, lleno de Espíritu Santo, pronunció un
discurso tal, que unas tres mil almas vinieron a los pies de Jesús y

“perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y en la comunión, y en el


partimiento del pan, y en las oraciones.” – Hechos 2:42
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No nos podemos cabalmente imaginar la escena caótica que se desarrolló en


Jerusalén, sin embargo los apóstoles tomaron la delantera en organizar el nutrir a
estos nuevos con alimento espiritual, en cuya dispensación ellos tendrían la parte
principal y el alimentar físico para lo cual nombraron varones „llenos del Espíritu
Santo.‟ Esto resulto en un gran crecimiento.

Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que eran salvos. –Hechos 2:47b

Así nació la primera iglesia cristiana en Jerusalén. Al principio gozaron del favor
del pueblo pero esto no duro mucho tiempo. Pronto los apóstoles fueron llamados a
cuentas por los líderes religiosos y comenzó una ola intermitente de persecuciones;
los apóstoles sufrieron encarcelamiento y hasta Esteban, varón escogido como uno
de los primeros diáconos, fue apedreado a muerte. Esto desató una reacción en
cadena que causó se dispersaran los cristianos más allá de Jerusalén, salvo los
apóstoles, quienes permanecieron en la ciudad (Hechos 11:19).

Entre tanto, el Señor Jesús tenía planes especiales para el más enconado fariseo
llamado Saulo de Tarso. Este celoso varón se convertiría en el apóstol no. 13. En
camino a Damasco, Siria, Jesús se le apareció y seguida su conversión Saulo se fue
al desierto de Arabia por un periodo de tres años durante los cuales recibió
directamente de Jesús las Buenas Nuevas o Evangelio del Reino. (Hechos 9 y
Gálatas 1) Esto creó problemas de identidad para el emergente „apóstol a las
naciones;‟ Saulo, alias Pablo, como veremos.

Es importante mencionar que Jesús, igual que Dios el Padre, no se rige por
patrones de predictibilidad. Ambos, siendo soberanos alteran el curso de sus
acciones dejándonos atónitos con su forma de hacer las cosas. En este caso le
plació a Jesús reclutar un archienemigo del la iglesia para llevar su mensaje a las
naciones. Un apóstol (embajador) con un testimonio muy peculiar.

Mientras todo esto ocurría, la iglesia en Jerusalén evolucionaba y Santiago


(Jacobo), el medio hermano del Señor, quien solo llego a ser cristiano después de
la resurrección de Cristo, ocupaba una posición de prominencia y autoridad
compartida con los „apóstoles y los ancianos.‟ (Hechos 15) ¿Cómo es posible que
los apóstoles, quienes unos años antes se disputaban quién de ellos era el mayor,
ahora se comporten como hombres humildes faltos de codicia y hambre de poder?

La única respuesta es que ellos aprendieron la lección del Maestro. Ellos entendían
que su trabajo era servir a la iglesia. No enseñorearse sobre ella. El respeto y fama
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de haber caminado en intimidad con Jesús lo llevaban con dignidad. No se les fue
„a la cabeza.‟ No sentían celos indebidos que les llevaran a tratar de acaparar para
si la autoridad apostólica y crear un asiento de autoridad sobre la creciente iglesia
con cede en Jerusalén, como afirman algunos.

Cuando Pablo es presentado a los apóstoles (Hechos 9:26, 27, Gálatas 1:18,19)
por primera vez, solo vio a Pedro y a Santiago. De ahí Pablo se fue a Damasco y
luego a Tarso de donde, a invitación de Bernabé, se trasladó a Antioquía, ciudad
donde pasó un año predicando y llego a ser el centro inicial de operaciones de su
ministerio. Entonces el Espíritu Santo, no ningún apóstol o concilio en Jerusalén,
envió a Bernabé y a Pablo en lo que conocemos como su primer viaje misional
(Hechos 13). Los capítulos 1 y 2 de la Carta a los Gálatas son muy reveladores
pues nos muestran como la congregación cristiana era consistentemente dirigida
por el Espíritu Santo. Por supuesto, como era de esperarse los, apóstoles eran
guardianes del evangelio y es por eso que escribían cartas y visitaban las iglesias.
Esta labor apostólica bajo la dirección del cabeza, Jesús, no tenía nada que ver con
crear un imperio religioso como se desarrolló más tarde.

El relato de Hechos capitulo 15 ha sido y es usado por líderes cristianos a través de


la historia para justificar una jerarquía de poder que nunca existió en la iglesia del
primer siglo. Pero cuando leemos la carta a lo Gálatas tenemos un cuadro en
primera persona de las circunstancias que llevaron a lo que muchos llaman „el
primer concilio de la iglesia.‟ Cuando analizamos los dos relatos de forma paralela
tomando en cuenta que los detalles que nos da Pablo en primera persona son de
mayor peso, esto es lo que podemos concluir:

1. Hermanos vinieron de Jerusalén, de parte de Santiago, a Antioquía a esparcir


falsas doctrinas. – Hechos 15:1, Gal. 2:4
2. Pablo debatió con ellos y trato en vano de corregir sus puntos de vista erróneos.
– Hechos 15:2, Gal. 2:5
3. Pablo subió a Jerusalén por segunda vez por “una revelación” divina. Fue
directamente a la fuente del problema a hablar con los de „cierta reputación;‟ los
apóstoles y ancianos -Hechos 15:2, Gal.2:2
4. Podemos deducir que estos que bajaron a Antioquía estaban repitiendo las
ideas judaizantes que escucharon del los fariseos convertidos y que ocupaban un
asiento prominente en la iglesia. – Hechos 15:2
5. Pablo, osadamente declara que aquellos hombres de cierta reputación en
Jerusalén, no tenían nada que ensenarle. -Gal. 2:6
6. Estos hombres que dirigían la iglesia en Jerusalén; los apóstoles y ancianos,
humildemente concluyeron, bajo la guía del Espíritu Santo, que Pablo estaba en la
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doctrina correcta y que los gentiles no tenían que practicar los ritos de la Ley,
tales como la circuncisión. Lo que salió de Jerusalén fue más una disculpa que
una „encíclica.‟ Es digno de notar que constantemente en el relato los apóstoles no
se segregan de los „ancianos.”– Hechos 15: 19-23, Gal. 2:7-10

Esto muestra que la iglesia estaba dirigida por el Espíritu Santo y no por un núcleo
apostólico cuasi papal, sentando así las bases para algo parecido en nuestro tiempo.
Esto no quiere decir que no sea necesario el liderazgo dentro de la iglesia. De
hecho, es imprescindible. Lo que esto quiere decir es que este liderazgo,
llamémosle apóstoles, ancianos, pastores, etc., deben serlo en función y no título
solamente. Deben serlo en amor y no en arrogancia. El nuevo testamento no nos
deja a ciegas a la hora de determinar quien llena los requisitos para superentender
(episkopos). En 1ra. Timoteo 3 y Tito 1 tenemos bosquejadas las características de
los hombres que pueden gobernar la iglesia. Estos realizan la obra apostólica al
velar por congregaciones, visitarlas, reunirse con los líderes y asegurarse que la
doctrina es sana. Otros tienen el corazón de pastores y aman las ovejas. Aun otros
son profetas y maestros.

Pablo entrenó a Timoteo y a Tito para la labor apostólica. Nótese que Pablo no les
llamo apóstoles, sino que le asignó labor típicamente apostólica tal como nombrar
ancianos y diáconos para que cuidaran del rebaño. Nótese también que ninguna
iglesia del primer siglo era dirigida por un solo hombre. Siempre se hace referencia
a “ancianos.” Esta pluralidad de „dones en forma de hombres‟ es de gran bendición
y protección para el Cuerpo de Cristo como vemos en la historia.

El consejo apostólico de pablo a los ancianos de Éfeso nos ayuda a ver cuál debe
ser la visión y misión de los líderes de la iglesia. Veamos.

Y desde Mileto envió a Éfeso, e hizo llamar a los ancianos de la iglesia.


… Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de
todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.

Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha
puesto por obispos, para apacentar la iglesia de Dios, la cual Él compró con su
propia sangre. Porque yo sé esto, que después de mi partida entrarán en medio de
vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se
levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos tras sí. Por
tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de
amonestar con lágrimas a cada uno. Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios y a
la palabra de su gracia, la cual es poderosa para sobreedificaros, y daros
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herencia con todos los santificados. No he codiciado plata, u oro, o vestidura de


nadie. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario, y para los que
están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he enseñado que
trabajando así, es necesario sobrellevar a los débiles, y recordar las palabras del
Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. Y habiendo dicho
estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos. Entonces hubo gran llanto
de todos; y echándose sobre el cuello de Pablo, le besaban, entristeciéndose sobre
todo por las palabras que había dicho, de que ya no volverían a ver su rostro. Y le
acompañaron hasta el barco. – Hechos 20:17-31

Pablo sabía el peligro que enfrentaba la iglesia y eso era motivo de gran
preocupación, pero al mismo tiempo se sentía satisfecho de haberles impartido
„todo el consejo de Dios‟ y de no haber abusado sus derechos de apóstol. Por
experiencia personal le puedo decir que algunos apóstoles nominales levantan
sentimientos en los líderes de „echársele sobre el cuello‟… y no es necesariamente
para besarles.

Pedro no se quedó atrás en su exhortación amorosa. Después de todo, el fue a


quien Jesús pidió cuentas por el rebaño. Escribió:

Por tanto, a los ancianos entre vosotros, exhorto yo, anciano como ellos y testigo
de los padecimientos de Cristo, y también participante de la gloria que ha de ser
revelada: pastoread el rebaño de Dios entre vosotros, velando por él, no por
obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero,
sino con sincero deseo; tampoco como teniendo señorío sobre los que os han sido
confiados, sino demostrando ser ejemplos del rebaño. Y cuando aparezca el
Príncipe de los pastores, recibiréis la corona inmarcesible de gloria. Asimismo,
vosotros los más jóvenes, estad sujetos a los mayores; y todos, revestíos de
humildad en vuestro trato mutuo, porque DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS,
PERO DA GRACIA A LOS HUMILDES.

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que El os exalte a su


debido tiempo, echando toda vuestra ansiedad sobre El, porque El tiene cuidado
de vosotros. Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo,
anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar. Pero resistidle
firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van
cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Y después de que hayáis
sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna
en Cristo, El mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá. A Él sea
el dominio por los siglos de los siglos. Amén. – 1 Pedro 5:1-11
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En conclusión podemos decir que el apostolado es una labor de gran sacrificio


reservada para aquellos cuyo interés está ligado con el bienestar de la iglesia de
Cristo y como él, están dispuestos a gastarse en el servicio falto de intereses
egoístas. ¿Existen hombres y mujeres de ese perfil hoy día? Usted los podrá
identificar sin que ellos tengan que mostrarle credenciales humanas. El siervo
verdadero de Dios se conoce por sus frutos, no por sus alegaciones.

Espero que el conjunto de escrituras contenidas aquí y tomadas de la versión Reina


Valera de 1960 sirvan como base para que usted haga su propia investigación sobre
este tema. Usted no tiene que estar de acuerdo con todas mis conclusiones, por eso
le invito a que comparta conmigo sus puntos de vista al respecto.

Que Dios le bendiga abundantemente.

Es Su servicio;

Alfonso Orellana
alforell@gmail.com

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