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Los documentos oficiales de la ONU así como el borrador actual de Río+20 dedican gran

espacio al modelo de desarrollo sostenible: debe ser económicamente viable, socialmente


justo y ambientalmente correcto . Es la famosa tripleta llamada Triple Botton Line (la línea
de los tres pilares)  , creada en 1990 por el británico John Elkington, fundador de la
ONG SustainAbility. Pero este modelo no resiste una crítica seria.

Desarrollo económicamente viable: En el lenguaje político de los gobiernos de las


empresas, desarrollo equivale al producto interior bruto (PIB). ¡Ay de la empresa y del país
que no tengan índices positivos de crecimiento anual! Entran en crisis o en recesión con la
consiguiente disminución del consumo y generación de desempleo: en el mundo de los
negocios, éste consiste en ganar dinero, con la menor inversión posible, con la máxima
rentabilidad posible, con la competencia más fuerte y en el menor tiempo posible.

Cuando hablamos aquí de desarrollo no hablamos de cualquier desarrollo sino del


que existe realmente, que es el industrialista/capitalista/ consumista. Éste es
antropocéntrico, contradictorio y equivocado. Me explico.

Es antropocéntrico porque está centrado solamente en el ser humano, como si no


existiese la comunidad de vida (flora y faunay otros organismos vivos), que también
necesitan de la biosfera e igualmente demandan sostenibilidad.

Es contradictorio, pues desarrollo y sostenibilidad obedecen a lógicas contrapuestas.


El desarrollo realmente existente es lineal, creciente, explota la naturaleza y privilegia la
acumulación privada. Es la economía política de corte capitalista. La categoría
sostenibilidad, por el contrario, proviene de las ciencias de la vida y de la ecología, cuya
lógica es circular e incluyente. Representa la tendencia de los ecosistemas al equilibrio
dinámico, a la interdependencia y a la cooperación de todos con todos. Como se deduce,
son lógicas antagónicas: una privilegia al individuo, la otra al colectivo; una promueve la
competición, la otra la cooperación; una la evolución del más apto, la otra la evolución de
todos interconectados.
Está equivocado, porque alega que la pobreza es la causa de la degradación
ecológica. Por tanto, cuanto menos pobreza, más desarrollo sostenible habría y menos
degradación, lo cual es una equivocación. Analizando, sin embargo, críticamente las causas
reales de la pobreza y de la degradación de la naturaleza, se ve que resultan, no exclusiva,
pero principalmente, del tipo de desarrollo practicado. Él es el que produce degradación,
porque dilapida la naturaleza, paga bajos salarios y genera así pobreza.

Este desarrollo sostenible es una trampa del sistema imperante: asume los términos
de la ecología (sostenibilidad) para vaciarlos. Asume el ideal de la economía (crecimiento)
enmascarando la pobreza que el mismo produce.

Socialmente justo: si hay una cosa que el actual desarrollo industrial/capitalista no


puede decir de sí mismo es que essocialmente justo. Si lo fuera, no habría 1, 4 miles de
millones de hambrientos en el mundo y la mayoría de las naciones en la pobreza.
Detengámonos solamente en el caso de Brasil. El Atlas Social de Brasil de 2010 (IPEA)
refiere que 5000 familias controlan el 46% del PIB. El gobierno destina anualmente 125.000
millones de reales al sistema financiero para pagar con intereses los préstamos hechos y
destina solamente 40.000 millones de reales a los programas sociales que benefician a las
grandes mayorías pobres. Todo esto denuncia la falsedad de la retórica de un desarrollo
socialmente justo, imposible dentro del actual paradigma económico.

Ambientalmente correcto: el actual tipo de desarrollo se hace llevando a cabo una


guerra imparable contra Gaia, arrancando de ella todo lo que le es útil y objeto de lucro,
especialmente para aquellas minorías que controlan el proceso. Según el índice Planeta
vivo de la ONU (2010) en menos de 40 años la biodiversidad global sufrió una caída del
30%. Solamente desde 1998 hasta ahora ha habido un salto del 35% en las emisiones de
gases de efecto invernadero. En vez de hablar de los límites del crecimiento, mejor
haríamos en hablar de los límites de agresión a la Tierra.

En conclusión, el modelo patrón de desarrollo que se quiere sostenible es retórico. En


él se verifican avances en la producción de bajo carbono, en la utilización de energías
alternativas, en el reforzamiento de regiones degradadas y en la creación de mejores
eliminaciones de residuos. Pero fijémonos bien: todo esto se hace siempre que no se
perjudiquen los lucros ni se debilite la competición. La utilización de la expresión «desarrollo
sostenible» tiene un significado político importante: el cambio necesario de paradigma
económico, si es que queremos una sostenibilidad real. Dentro del actual, la sostenibilidad
es o localizada o inexistente.

Leonardo Boff

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