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Reflexión política en la vida profesional.

Samuel Eduardo echenique Pérez


Estudiante. Cod. T00057843.

Universidad Tecnológica de Bolívar.


Facultad de ingeniería.
Informe de lectura.
Cartagena, Bolívar, Colombia.
2020.
¿es importante?
Mas allá, de una ideología, de un sueño, de un proyecto, la reflexión política debe
encaminar un orden para que se consigan los objetivos colectivos e individuales de los
individuos que conforman una sociedad. Partiendo de esa tesis, nace un sin numero de
argumentos que nos demuestran que la vida de todo ser humano necesita de la reflexión
política para que se de un avance y un desarrollo, y un convivir armonioso de nuestra
sociedad, donde se busca la equidad, la fraternidad y la libertad.
Se considera que hablar de reflexión política, te tiñe de un color, de una ideología, te plaga
de un sesgo que divide, que destruye, que provoca intolerancia, violencia y muchos de los
problemas que atraviesa la mal llamada “democracia más estable de Latinoamérica”
Colombia. Reflexión política, no es defender parcialmente una ideología, un tipo de política
única y considerarla como la verdad absoluta, perfecta e inmovible, la reflexión política nos
lleva a todo lo contrario, es buscar adaptarnos a los cambios que afronta la sociedad por las
diversas razones que esta afronta, tecnología, globalización, industria o pandemias.
Entonces, la reflexión política se hace fundamental para poder mantener el respeto, la
igualdad y la libertad de una sociedad, en la que imperan los derechos humanos y la vida.
De esta forma, el impacto de la reflexión política debe llegar a la vida profesional de los
seres humanos, donde claramente se pueden ver vulnerados los derechos humanos de las
personas que forman parte de la sociedad laboral. La esclavitud, la colonización, el pasado
histórico aun tiene sesgos en la sociedad actual, donde las personas con más recursos
económicos creen tener dominio y autoridad sobre los derechos, y la vida misma de los
trabajadores que le prestan su servicio, los cuales consiguen sus recursos económicos por el
trabajo y, aun estos dueños, jefes y grandes empresarios se creen señores también de
territorio y el ambiente en el que habitan y/o están sus empresas e industrias.
He aquí la gran importancia de la reflexión política en la vida laboral, esta lleva a recordar
que son los derechos humanos, muestra la importancia de la democracia, de la
participación, de el aporte de ideas, soluciones, caminos para que los objetivos colectivos
como la igualdad, la equidad, la libertad (en todos sus aspectos), y un buen entorno en el
que habitar, y nuestros objetivos individuales como la vida, la educación, los sueños y la
moral, puedan ser alcanzados y también respetados. Es de conocimiento de todos, de que
los ideales no son mas que eso, sueños, algo que no es real pues la perfección no existe,
pero la reflexión política lleva a que se establezcan unas pautas para que la armonía y la
sana convivencia de una sociedad tenga una base sólida, la cual se adapta a los cambios que
esta misma con el paso del tiempo va enfrentando.
Un ejemplo de la necesidad de esto Colombia, Luego de casi tres décadas de apertura e
integración económica, los vaivenes de la economía global ahora se sienten con fuerza en
este territorio. Y es así como los crecientes cambios asociados a nuevos desarrollos
tecnológicos en el mundo (la robotización-automatización, la digitalización, la inteligencia
artificial, entre otros) obligan a pensar en sus posibles impactos y desafíos para la
ciudadanía y el Estado. El Banco Mundial, en su más reciente informe sobre el Futuro del
Trabajo, insiste en que los gobiernos y los trabajadores deben ajustarse a los requerimientos
de la nueva economía impulsado por la tecnología y el conocimiento. Por el contrario, la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su informe de 2019, indica que, sin un
renovado contrato social, basado en regulación en beneficio de la humanidad, la
implementación de las nuevas tecnologías puede generar grandes rupturas políticas e
impactos nocivos para las y los trabajadores.
Esto es motivo de reflexión política, no tanto por la robotización, que podría transformar
otras economías más insertadas en cadenas de suministro global de alta especialización y
tecnificación, sino por la precaria presencia del Estado en asuntos regulatorios asociados
con el mundo del trabajo, y más en un país como Colombia, donde en la economía domina
la informalidad y el cuentapropismo.
Medido por la carencia de protección social (salud, pensión y riesgos laborales) el 65,7% de
trabajadores en el país son informales. En el sector rural sube al 87%. Pero aparte de
informales, no tienen ingresos adecuados. En 2017 el 70% de la fuerza laboral del país
ganó menos de 1,5 salarios mínimos mensuales, inferior al costo de la canasta básica
familiar. No debe sorprender entonces que los sectores que más empleo generan sean
aquellos donde más trabajo informal y cuentapropismo existe.
Es el caso del comercio, hoteles y restaurantes, sector que emplea al 26,8% de los ocupados
del país; servicios comunales, sociales y personales que emplea el 19,5% y la agricultura
que participa con el 16,7% del empleo. Y en estos tres sectores el movimiento sindical es
un actor aislado, débil y fragmentado, y una falta de reflexión política, y en cambio se han
plagado del temible virus de la corrupción del Estado.
En materia de inspección del trabajo, preocupa la ineficacia y pasividad regulatoria del
Estado colombiano frente a riesgos laborales asociados a nuevas actividades económicas y
la reorganización del proceso productivo relacionado con cambios tecnológicos, los cuales
implican ritmos laborales más intensos, horarios flexibles, estrés mental, desgaste
ergonómico, menos estabilidad en el empleo e incremento del acoso laboral. En el primer
semestre de 2018 se reportaron 1.406 casos de este tipo, frente a los 803 en todo 2017. Pero
más agobiante es el subregistro, tanto porque los trabajadores desconocen sus derechos en
esa materia, contenidos en la Ley 1010 de 2006, como por el temor de denunciar acoso en
un entorno donde conseguir y conservar un empleo es tan difícil.
En los últimos años han surgido empresas como Uber (83 mil conductores en el país) y
Rappi, esta última de origen colombiano, que se ha extendido por Sudamérica y está
presente en 47 ciudades. La innovación digital por ahora no robotiza el trabajo en
Colombia, sólo construye un nuevo modelo de precarización laboral tecnológica.
Ni los de Uber ni los de Rappi tienen vinculación laboral alguna y trabajan como
contratistas independientes, en el sentido de que deciden cómo prestan el servicio y tienen
alguna flexibilidad horaria, pero padecen de altos niveles de ansiedad e incertidumbre por
la inestabilidad laboral.
Los Rappitenderos y conductores de Uber no solo ponen el capital y el esfuerzo, sino que
además asumen todos los riesgos, mientras la empresa que controla la conexión entre
mensajero y cliente devenga la mayor parte de las utilidades. Es una nueva dinámica
laboral montada para privilegiar el capital a costa del bienestar social. Por su parte, el
gobierno colombiano sólo fomenta discursos floridos sobre la economía naranja, un
eufemismo para vender la economía digital desregulada.
Estos son claros ejemplos de cómo la reflexión política debe jugar un papel importante en
la vida laboral de los trabajadores colombianos, profesionales, técnicos, doctores o
campesinos deben tener la oportunidad de ser parte de dicha reflexión política, donde haya
dinamismo, se privilegie la protección de los derechos, la vida, la libertad de los
participantes (los trabajadores y la sociedad colombiana), donde se aprecie la democracia e
impere el Estado social de derecho que tanto se aclama, donde se haga evidente la tan
anhelada democracia que está en la constitución de Colombia. Es por eso, la importancia de
un espacio en la educación donde los estudiantes universitarios o escolares tengan la
oportunidad de realizar este tipo de reflexión, donde se adentren y conozcan las leyes, los
derechos, los deberes, donde tenga la oportunidad de ser libres, y ser partícipe de una
reflexión política que impacte el futuro de la vida laboral colombiana, y la vida misma de la
sociedad de este país. De ahí entonces la necesidad de que la educación y el Estado mismo
como vehículo conductor, jueguen un papel relevante en el desarrollo de una sociedad que
pueda tener dicha reflexión.
La reflexión política debe llevarnos a soluciones y un camino donde todos en equidad e
igualdad seamos participes del desarrollo y cumplimiento de los objetivos colectivos que se
plantea un Estado social de derecho, por el contrario Situarse en “resistencia
constitucional” asumiendo, con todas sus implicaciones, el modelo constitucional que el
país adoptó en 1991, fundado en el “Estado social y democrático de derecho” y que ha
buscado superar el esquema de igualdad formal por el de la igualdad sustancial. No nos
lleva a un avance, ni a soluciones, ni a una visión de desarrollo, modernidad y participación
en el mercado laboral, por el contrario, la reflexión política nos lleva a una convergencia
del mundo actual, y el que va evolucionando a toda maquina con esta carta magna
(constitución de 1991) que nos lleva a que mantengamos la dignidad, honra y libertad de
los seres humanos. Así como señala John Rawls, no puede existir una “sociedad bien
ordenada” si sus instituciones –incluidas las económicas– no se orientan hacia la
realización de la justicia social a favor de quienes no resultaron favorecidos por la “lotería
de la vida”.
Bibliografía.
 ENS. (2019).” El futuro del trabajo en Colombia: Realidades y desafíos”. Resumen-
Informe-Coyuntura-Laboral-y-Sindical-2019. Medellín, Colombia.
 Echeverry, A. (2006). “Neoliberalismo y derechos humanos”. Revista Iusta. Bogotá,
Colombia.

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