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TEORÍA Y PRÁCTICA ./
DE LA EXCAVACION·
Traducción castellana de
María Ruíz del l\rbol
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CRÍTICA
BARCELON.'\
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TEORL\ y PRAcTICA DE LA EXCAVACIÓN
202
debe describirse, numerarse Y levantarse como una entidad individual.
matrices de planos simplemente facilitan el proceso de superposición
planos, facilitando la compleja tarea de calcular las relaciones estratigráfl
al fragmentarlas en elementos más manejables, Tal sistema asegura que
ponga en .marcha un métodO consistente y comprobable de cálculo de las
laciones estratigráficas, sin necesidad de apoyo en la memoria individual,.c
en estimaciones arriesgadas, al crear lo que debe ser una parte fundamenta
del registro de cualquier yacimiento.
10. LA DESCRIPCIÓN
DE LOS DEPÓSITOS
INTRODUCCIÓN
tan de su propio trabajo de excavación, es esencial que el arqueólogo sepa -el ~<dest.¡no analítico» de los datos (Carver, 1991)~ son aquí la conside-
lo que se escribió originalmente y cómo ha sido trabajada la descripción. ración fundamental. El problema sobre la informatización, y por tanto cual-
Una división del trabajo innecesaria entre el que maneja el «paletín» y el quier solución, concierne al arqueólogo, no al anal.ísta de sistema, y menos
que registra sólo sirve para complicar este proceso. al diseñador de 1 S(~/t',yar"C.
La forma en que los datos se introducen en el ordenador también debe
la estructura de conjunto del registro arqueológico y el ordeIl que
10.2. EL ALMACENr\1vUEN"TO lNFORYIA Tleo DEL REGISTRO se crea en el yacimiento. Así, si hay un sistema común de numeración
para todas las unidades estratigráficas independientemente de su tipo, la en-
En cuanto al almacenamiento de los datos descriptivos, los medios pa- trada de este nÚnltTO se hará lógicamente al comienzo del proceso ~debe
sados de moda. el bolígrafo y el papeL todavía son efectivos para muchos ser la primera pieza de información que se introduzca en el sistema. Si las
propósitos, aunque las copias almacenadas en un ordenador están ahora unid.ades se dividen después en diferentes tipos __ por ejerrtplo la séxtuple
o
ocupando su lugar. -Hoy, muchos proyectos se encuentran en una posición división entre depósitos, elementos de mampostería y ladrjllos: maderas,
intermedia, donde el registro escrito se produce en papel en el yacimien- esqueletos, cortes y grupos de hallazgos empleados en el estudio mús
to, pero se destina justo después ul almacenamiento ínfonnático. Este adelante- entonces la base dl': datos seguirá estos ramales. Si todas las
cambio hacia el empleo de tas bases de datos infonnáticas ha vencido una unidades tienen ciertos aspectos en común -por ejemplo el núnlero de
inercia considerable en la profesión de campo, especialmente la que con- planos o perfiles que registran sus características espaciales, sus relacio-
sideraba que los programas constreñían la diversidad del registro descrip- nes estratigráficas, cualquier muestra tomada o hallazgos derivados de
tivo (debe decirse que tales preocupaciones eran a menudo el producto de ellas - , entonces t:l programa las unirá para registrar esta." cosas.
la negativa ele ciertos directores a reconocer la necesidad de un registro Por último, ciertos mecanismos de seguridad pueden construirse en
sistematizado, más que una objeción a los ordenadores peT se). Incluso la alquier s(~ftvvare de forma que algunos campos deban rellenarse obliga-
noción de que el uso excesivo de palabras clave limita la flexíbilidad en toriamente mient.ras que otros se dejan vacíos. Por ejemplo, todos los de-
crear y usar el registro puede evitarse, a medida que los desarrollos re- pósitos tienen color, así que puede establecerse que uno no siga sin regis-
cientes en software permiten buscar en los registros palabras designadas, trar algo en el campo «color». Por el contrario, algunos niveles tienen
de forma que la distinción entre palabras clave y texto libre es cada vez muchas inclusiones. otros ninguna en absoluto, así que este calnpo se
rnéis tenue. abierto. Claramente, el almacenamiento informático mejora la calidad yo"
Aunque en principio las objeciones para el uso de ordenadores han sido coherenci.a del registro. Sin embargo, esto sólo se consigue en una base de
largamente c.ontestadas, crear una base de datos efectiva para los registros datos diseñada apropiada.mente, y con suficiente velocidad de realimenta-
del yacÍTIllento todavía necesita re±1exión para nevarla a caDo efectivamente ción enlre el registro que se ha creado en el yacinúcnto y su almacena·,
en l.a práctica. Una decisión fundamental concierne al número y tipo de cam- miento. De este modo, si no se opta por ordenadores portátiles, ele cara al
pos descriptivos que toda base de datos puede necesitar. Esto requiere el trabajo, la transferencia de datos al ordenador debe tener lugar cerca, y lo
equilibrio de tres factores diferentes. ¡,Qué carac.terísticas son comunes a la más pronto posible.
mayoría de un tipo de unidad particular? ¿Cuáles serán presumiblemente La fonna rnás apropiada de asegurar una aproximación sistemática al n>
más necesarias para realizar comparaciones entre unidades en el trabajo pos- gistro de depósitos arqueológicos es introducir la infonnación -,?obre cada
terior a la excavación'? Y, ¿cuáles pueden registrarse sobre criterios acorda- uno en una hoja de registro especialmente diseñada (Figura ¡ 7). Esta inclui-
dos que pueden usarse sistemáti.camente en el yacimiento? Sólo si una ca- rá secciones que recojan la infonnación sobre el color, tamaño de partículas,
racterística cumple los tres factores será deseable, o de hecho factíble, para inclusiones, compactación, grosor y características de superficie, además de
comü un campo específico. En efecto, estos tres criterios real- una variedad dl~ otros datos burocráticos y de comprobación tales como re-
mente se reuncen a una consideración única y esencial. Veamos el ejemplo laciones estratigráficas. números de planos, hallazgos recuperados y mues-
de registrar las inclusiones presentes en los depósitos. Si la manipulación tie tras medioambientales tomadas.
tales juicios es necesaria en el análisis posterior péU"a permitir que el análisis
correlacione islas de estratigr~lfía (el segundo criterio), éstos tendrán que es-
tar presentes en un número significativo de casos para que sea factible (pri-
mer criterio). IgualInente, si estos juicios se van a usar con alguna validez,
deben ser susceptibles de registrarse sistemáticamente en el yacimiento (ter-
cer criterio). Así los requerimientos del trabajo posterior a la excavación
208 TEORíA Y PR¡.\CT1CA DE LA EXCAVAOÓ:--; LA DESCRIPCIÓN DE LOS DEPÓSITOS 209
Los depósitos de varios tipos son el tipo mis común de unidad estrati- CornpOSic'on
Or,,,ntac;,,jn
gráfica encontrada en los yacimientos arqueológicos, especialmente si se in- '-'5 (> 10 %1
.nC!\,s;ünes t" : O % ¡ Esq"""JS en pbnt,¡
cluyen los rellenos individuales de tos dementos cortados como fosas y ho- ¡teCiJl,,"leS
yos de poste. El examen de su composición. textura y estructura puede nlUC"r¿¡Q~S
Para interpretar los procesos de formaCÍón con precisión, a menudu es (nl,)rmución sobn;J hallazgos
útil dístlnguir los fenómenos humanos de los naturales. Consideremos el Ut.ljfótos C,)!Jfl1'G,l t,,¡U ;;jd'·l'() ""fl~O ~0<nlias 'Ylet.~1 Muestr"-s I<"an C>lrb e '4 Oend' Otros
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cuso de la coloración. El enrojecimiento de los estratos, interpretado inicial-
mente corno el resultado de un fuego. puede ser el producto de agentes na-
turales como lnundaciones o presencia de hierro; 'y' la coloración negra, que
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Este librO eS. sin tmb'.lrgo, uno UI.'; [os más empkados en España. Entre las guias que
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terpreting so;! \Vashingtoll, 1975. Otr;.\ guía muy <!mpk~\J¡¡ en Es¡niia es la GutÍ)
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pord fd ddcripci(5n perj7fps de suelo de la fAO, de la qUe existen varias ediciones tradu--
cuJas ai c:.L-;leUano. FIGURA J7. Lna hoja de registro para depósitos y elementos CUItados,
210 TEORÍA Y PRt\CTTCA DE LA EXCAVACIÓN LA DESCRIPCIÓN DE LOS DEPÓSITOS 211
niza, pueden sin embargo estar relacionadas con la presencia de manganeso, gistrarse como claro (tono), grisáceo (matiz) castaño (co.lor dominante).
El análísls de suelos fonnados naturalmente puede requerir políticas de Dos cuestiones más necesitan comentario. Primero; está la cuestión de las
muestreo y procedimientos especiales, o el uso de pruebas químicas simples variaciones en los depósitos. Porque In acción humana tiene un papel básico
como el ácido hidroclorh.ídico di..luiJo pma buscar carbonato de calcio, De en los procesos de fOTIllación d.e yacimientos, un solo estrato a menudo mues.:.
forma parecida, en casos concretos, la acidez puede mecErse por medio del tra más v;;u·iación de color en él, tantó en planta o en alzado, que entre él
valor de pE para ver por qué no se conservan huesos en el yacínüento, o otras unídades. Asf registrarlo c::n términos de un solo color «medio» será
cuadros ivlunsell para juzgar la coloración del sudo. Aquí estarnos movién- poca utilidad" Argumentar, como se ha hecho antes, que debemos tener una es-
donos fuera de los campos de la descripción «normal» de depósitos hacia tructura adecuada para la fonna del registro del color no es mantener que de~
análisis especializados pero basta con decir que se requiere un cierto enten- bemos .intentar límitar las variaciones de color que UD depósito individual pue-
dimiento de estos procesos para describir de forrna efectiva los depósitos ar- de exhibiL Cualquier juicio sobre el color debe integrar esta total vm1edzi.d.
queológicos. Segundo, está la cuestión delllSO de métodos especial.izados, sobre todo
Con todo es posible nevar este enfoque de los procesos naturales de- los cuadros de iv1unsell, para ayudar a las comparaciones de cotar entre es-
masiado lejos. Por ejemplo, la Stra[~f7:catÍ()n /ór the Archaeologist (1961) tratos. Se pueden subrayar cuatro puntos en relación con esto. Primero, si se
de Pyddoke considera sobre todo el medio geológico y los agentes natura- emplean tales cuadros, es importante incluir no sólo la referencia de
les; sólo en las últimas páginas revisa los agentes antrópicos, y principal- «d O YR 7/3) sinu también la ternúnología de color con-espondiente «<ama-
mente en términos de su efecto en el Inedio natural. Debe recordarse que rillo apagado/naranja:.» si estas detenninaciones van a ser titiles para una va-
los ~epósitos arqueológicos son creados por agentes hUITlanOS, no natura- riedad de personas que pueden desear emplear el archi.vo del yacimiento.
les. Estos no son simplemente un factGr contingente sobre tales niveles sino Segundo, está la cuestión práctica de cuánto tiempo lleva hacer cada deter-
un producto de la definición de la arqueología como la investigación de la minación de color usando un cuadro de este tipo. Debe humedecerse una
acción humana en el pasado (para un arqueólogo, «el hombre es el verda- mUestra de cada depósito hasta que no se oscurezca y después comprobarla
dero objeto de estudio de la humanidad», aunque a menudo en relación con con el cuadro. :,·\demás, si hay variaciones en el nivel, como se ha dicho an-
los factores medioambientales. y nosotros seleccionamos nuestros yaci- tes, este proceso neces.lta repetirse en ocasiones sucesivas, lo que lleva tiem-
mienlos y sus componentes de acuerdo con ello). Por lo tanto las descrip- po< Por último debe también recordarse que, si se trabaja con luz artificial,
ciones de estratos arqueológicos no serán un equivalente directo de las del los juicios sobre el color estaran afectados, limitando las comparacion.es con
sedimentólogo, aunque tengamos mucho que aprender unos de otros. La registros realizados al aire libre, si la luz es inadecuada o varía en el yaci-
descripción de los depósitos en el yaclrniento se estructura normalmente en mÍentü incluso ·entre estratos en la misma cata. Por supuesto, el hecho de que
términos de color. textura (tamaño de las partículas) y componentes grue- el uso de un cuadro llevt.~ más tiempq no es razón para rechazarlo, si propor-
sos (inclusiones), derivadas originalmente de la geología, y los criterios ciona mejores resultados.
nlás «arqueológicos:.? de compactación, dimensiones en planta y alzado, y A continuación está la cuestión de si tales cuadros realmente permiten
tipos de tratamiento de superficie. Estos aspectos son considerados en or- un registro del color Inás preciso y coherente. Aquí la opinión está dívidida
den a continuación. l\tli propia experiencia, por ejemplo en experirnentos con personal del yaci-
miento en las grandes excavaciones de \Vrox.eter, es que existe tanta varia-
ción entre la adscripción de los colores de iV.lunsel.l por varios individuos
10.4. EL COLOR DEL DEPÓSITO como la hay usando lenguajes de color normales y que, si acaso, el último
puede ser más sensible a las variaciones de matiz y tono que el cuadro. Sin
El color de cada unidad estratigráfica tiene que describirse usando un embargo. otros experimentos han llevado a diferentes conclusiones (Booth,
lenguaje definido que sea lo suílcientemente diverso para ser sensible 3 las 1981J;1983).
características individuales, y con todo lo suficientemente limitado para La tercera, y más importante cuestión, se refiere a lo que uno espera
más tarde un análisis comparativo útil. De este modo llamar a todos conseguir registrílnuo el color de los depósitos. Los especialJstas en cerámi~
°
depósitos sea negro, castaño, gris rojo será ciertamente insuficiente, ca necesitan la detenninación de color de los lllateriales pan1 permitir lás-
pero usar una descripción como «negmzco oscuro verdoso-gris con un tinte cOll1paraciones entre estructuras derivadas de conjuntos enterarnente dife-
amarillento-naraoja» raramente permitirá una conelación entre depósitos. rentes, por ejemplo para ver si las cerámicas identificadas en un asenta-
En la mayoría de las situaciones es posible construir un registro viable en miento proceden del mismo centro de producci.ón que la;;; encontradas en
términos de tono, matjz y color dominante para reconciliar la complejidad otro. De fOffila parecida, los científicos del suelo usan su cuadro porque ne.-
de la realidad COIl I.a necesidad de la comparación: así un depósitu pucJe re- cesitan investi!:Zar lOS proceso;;; de fOffilación sobre amplias áreas y estable-
212 fEORIA y l'R..·\CTlCA DE LA EXC,-\VACIÓN LA DESCRIPCIÓN DE LOS DEPÓSITOS 213
cer conexiones entre configuraciones geulógicJ.s en diferentes regiones. Así, y 20 L;;:, arena media»). He encontrado más simple conseguir coherencia cla-
para ambas disciplinas. las comparaciones entre yacimientos estún a la Or- sificando los depósitos de la segunda fOlma, sin recurrir al triángulo y a un
den del día, En comraste, los que trabajan en un yacilniento necesitan, en la complejo rango de tipos de suelo como marga arcillosa, marga arenosa, crc.
mayor parte de tos casos, hacer comparaciones en el yacimiento, Por supuesto. en el análisis posterior a la excavación, hay que aceptar
Un lenguaje descriptivo que permita una COil1utÜCacÍón precisa entre que los porcentajes exactos no sean completamente precisos cuando se esta-
todos los qUe trabajan en un proyecto, pero que tenga valor limitado cuan-- blecen correlaciones entre estratos y, especiatmenre, cuando se niegan. Por
do se reaLizan comp¡u'aciünes fuera de puede ser perfectamente acepta- ejemplo, cualquiera que desee mantener que el depósito superior no conec-
ble 'y' no requiere el uso regular de los cuadrus Ñlunsell. Por supuesto, Los ta con un segundo descrito COlnO 70% limo, 209'0 arena fina, 10% arena me-
nÚlIleros i'vlunsell pueden volverse vitales si uno desea entender los nexos dia debido a las diferencias en los tamaños de partícula, se está engañando a
entre los procesos de fOffilación del y'acimiento a una escala mucho más sí mÍslno, porque puede haber más variación en el lamaño de las partícldas
amplia (el sedimento de la base del kcho de arroyo seco, para pennitir de un dep6sito de la que hay en depósitos arqueológicos independientes. La
comparaciones con el régimen tluvial en la parte inferior del cauce, por precisión de cualquier descripción dependerá de 1:1 experiencia del (los)
ejemplo). Pero en esta fase, una descripción mús precisa del mismo suelo que registra(n) y, afortunadamente menos, de la complejidad del depósito bajo
sed Lambién necesaria, trasladándonos a la esfera dd muestreo del espe- consideraci6n. La manipulación de estos datos sólo es efectiva con una con-
ciaJista. De lo contrariu, el uso del lenguaje de todos los días para describir ciencia de estas limitaciones.
los colores parece, según mi experiencia, producir suficiente coherencia Aunque se pueden esperar legítimamente estimaciones bastante precisas.
para los propósitos normales. de los tamaños de las partículas, no es posible cribar cada nivel para averi-
guar el tamaño del grano en condiciones de laboratorio (y una estrategia de
l11uestreo del tipo fallaría incluso en atender a las variaciones en los depósi-
LO.S. EL TAylA)¡O DE LAS PARTícULAS DEL SUELO tos). ASÍ, para que sea útil en la excavación, cualquier escala de tamaños de
partícula tiene que traducirse en prLlebas de campo específicas. General-
Como se ha mencionado arriba, el arqueólogo experirnentado hace las mente se empLea alguna forma de textura a mano para examinar depósitos
distinciones estratigráficas más importantes «sintiendo», literalrnente, te- en el campo, segltn la regla general de que la arcilla fOfila un conjunto sóli-
nues diferencias en la lextura entre estratos cuando trabaja con el {<paletÍn», do, el11rno se adhiere y la arena no hace nada de lo anterior. Por lo tanto al-
Por eso ei registro de esa textur3., a partir de la estimación del tamaño de las gunos de los atributos físicos relevantes son que la arcilla es pegajosa y plás-
partfculas del depósito en cuestión, es un elemento básico del registro des- tica: que el sedimento tiene partículas invisibles '/ una textura jabonosa,
criptivo de cualquier unidad, Algunos arqueótogos estiman la clase Lextural sedosa y algo pegajosa y puede ser untado sobre la piel: y las partículas de
utilizando un sistema (una figura triangular) que se emplea en las ciencias arena más pequeñas tienen un centelleo visible y se sienten granulosas cuan-
del suelo (véase, por ejemplo, el primer sistema propuesto por Prescott et do se humedecen, nlÍentras que las grandes pueden oírse cuando se retuer-
al.. 1934). La a.rcilla pura, elllmo y la. arena están situados en cada esquina cen entre el pulgar y el índice.
del diagrama y los suelos pueden clasificarse en términos de tres coordena- Quizá la forma más fácil de diferenciar entre estos tamaños de partícu-
das, dependi.endo de la combinaCIón de esos componentes. Aquellos que se las es crear un terrón de tierra, de 25 mm de ancho, humedecer parte de! de-
encuentren en el centro del diagralna se designan normalmente COTI10 rna.r- pósito con agua y amasado para darle la máxima plasticidad. Entonces se
gas, con algún depósito graduado dependiendo de donde se localice en el enrolla el terrón en una bola y se intenta formar un cilindro, o una «forma
diagrama. de salchicha», Si esto es posible, se comprueba además su maleabilidad in-
Para hacer funcionar este sistemJ, es neCesario definir lo que constitu- tentando doblarlo para hacer un aro completo. Las partículas puras de arena
yen realnlcnte los diversos elementos clave en [as esquinas del triángulo. Se no tomarán esta fOnlltl e, incluso cuando se mezclen con un poco de limo.
han propuesto varios puntos de corte, pero los esquemas antiguos parecen form:.lTl sólo Ulla salchicha que se rompe. Ellinlo puro fOffiwr<Í un verdade-
magnifi.car la arena excl:slvamenk a expensas del limo y la arcilla. Hoyes ro cilindro, y cuanto más pequeiio sea su diámetro más fina es la matriz de
nonnal definir como arcilla las partícuhls inferiores a 0,002 lTh"1l, el limo suelo. Puede incluso darse una fOlIDa de «u» si se mezcla con un poco de
como 0,002-0,06 mm y la arena COIno 0.06-2 mm (a menudo subdividida en arcilla, pero se rOlllperá si se intenta completar el cIrculo. Finalmente, la m-
fina, media y gruesa), por debajo de las entidad.:::s más grandes (guljarrü, cilla pura formará tanto una salchicha como un anillo. Este proceso de com-
adoquín, canto, etc). Sin emb~ugo, hacer definiciones de esta forma penni- probación está representado rnejor como un diagrama de flujos que cual-
te registrar el carácter de los niveles arqueológicos trabajanuo las propor- quier mqueólogo puede seguir (véase figura 18).
ciones entre los diferentes tamaños de partícula ((Ó(Y;¿' limo, 20S-{) arena fina
LA DESCRU'OÓN DE LOS DEPÓSITOS 215
Gll . '.
[]J 8 La compacidad de un depósito varía debido él los procesos de for~
o ~
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LLJ :-g mación, especialmente la naturaleza del material que. forma el nivel en
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,1, .~ cuestión y su modo de deposición, o debido a factores posdeposiclonales.
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"1~_n , -G .c
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particularmente su uso posterior, Los científicos del suelo valoran la com-
pacidad dd depósito empleando una ternrinolügia establecida como suelta.
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débil, finnc, fuerte, rfgicla, cementada, más pegajosa y plástica. Según mi
.~ experiencia, es difícil emplear esWs términos coherentemente cuando se
describen los estratos arqueológicos, tanto debido a la falta de conocimien~
'" tos de los arqueólogos conlO a la diferente naturaleza de: los mismos es-
~
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tratos, Quizá por esta razón, el grado de cumpacidad de un depósito rara~
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mente proporciona una buena base para establecer una correlación entre
i~ .2
depósitos en el yacímicnto.
-t- Una forma de valorar la consistencia es tomar un terrón de tierra SeC(L (")
ligeramente húmedo_ no trabajado con el «paletfn>f, y hacer presión sobre él
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con el pulgar y el índice. Si éste no hace resistencia significa que se trata de
un suelo suelto; si se rompe haciendo poca presión se trata ue un
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ble; una mayor presión lo define comofirrne y. si no se rompe, puede ser cla-
sificado como compacto. Una prueba alternativa para registrar la compaci-
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'g < dad puede ser anotar lo que llevó realmente a remover el depósito en la
excavación. Así «superficie removida con la punta del
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bastante suelto, levantado con el lado del "paletín"» o «este estrato necesitó
mayor empleo de la piqueta que el depósito que lo cubría» puede ser sufi-
ciente, Como con la estünación de] tamaño de las partículas, t~S más sabio
hacer una valoración inicial de la compacidad de superficie y aumentarla a
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H! I1 o t~
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medida que avanza la excavación.
Las variaciones en la compactación de la superficie de un depósito
son vitales para el análisis posterior, así que es más importante anotar las dife-
'3' rencias que hacer alguna estimación generaL Tales diferencias pueden re~
G:
gistrarse tanto por sí IllÍslllas (<<la superficie del depósito es bastante más
v"
compacta en su esquina noreste [véase el área delineada en e!
"
[ relación con los depósitos contiguos (<<superficie bastante más
que el depósito que lo cubria 0315»). Por ejemplo, la compacidad de la su-
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"O
perficie de un depósito en un punto particular resulta de la inserci6n de un
-'! ;;
""- "
'
muro de carga 0,50 \TI por enóma de él, un factor posdeposlcional. :\sL se
'1
.~--_.
x esperaría que el murO afectara a la cOlnpacidad de todos los estratos que in-
tervienen en este punto. /-\1 contrarío, la ausencia de compacidad de lOS ni-
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veles intermedios sugeriría que deben considerarse explicaciones m~b loca-
les, por ejemplo el aumento del tráfico en la superficie del 111vei en cuestión
en este punto. Igualmente ímportantes serán las diferencias de compacidad
entre la superficie de un depósito y los componentes que estün debajo. Por
ejemplo, en una serie de ni veJes de gravas, la más alta puede ser bastante
más compacta en su superficie que en su base, mientras que los dos niveles
216 fEORÍA y PRAcTICA DE LA EXCAVACIÓN LA DESCRIPCIÓN DE LOS DEPÓSITOS 217
4ue se encuentran debajo son sueltos. Este cambio en la compactación es el te tenemos a numo. En cualquier caso, mi experiencia sugiere que este nivel
único indicadlH de que éste una vez formó la superficie de una carretera, y de resolución es suficiente para la mayor parte det trabajo posterior a la ex-
que lo que se conserva de la secuencia es lneramente un echadizo prepara- cavación.
torio. En contraste, si cada nivel es cOlupacto en la supertlci.e y suelto deba- En la determinación de estas proporciones aproximadas, el tamaño de
pue.ue que se trate: de tres sucesivos preparados finos de candera, no de las inclusiones debe registrarse también, las pequeñas divididas en catego-
uno solo y más g.rueso. fías como motas y fragmentos. Esta última puede dí vidírse adenlás entre
fragmentos pequel10s y grandes, quizá usando como división los 60 mm.
que así se corresponde con las categorías del tamaño de las partículas, de
10.7. INCLCSIONES EN LOS DEPÓSITOS las cuales estas determinaciones son, en esencia. una extensión. Para tas
inclusiones más grandes, es mejor dar las dúnensiones reales, medidas en
Al igual que La matriz de suelo básica, todos los depósitos contienen in- el terreno si hay sólo pocos ejemplos, o como una media con máxima y mi-
clusiones. Ames de discmir cómo registrarlas es necesario eliminar una con- níilla si hay' Ilmchas. Las motas y los parches de un depósito pueden tratar-
fusión sobre lo que constituye una G'lcluslón. Algunos m'queólogos definen se de forma parecida, mencionando su material, qué proporción del nivel
las inclusiones en térnlinos del tipo de Inaterial, por ejemplo eligiendo obje- constituyen, su tamaño y distribución. Finalrnente cualquier concentración
tos culturales, como opuestos a los naturales: ,dos fragmentos de cerámica de inclusiones en la superficie del depósito o en un plano vertical debe
SOll una inclusión, las particula..s de arena no», Sin embargo, los estratos ar- anotarse. Esto puede hacerse en el texto o, mejor aún, delinearse en el pIa-
queológicos casi siempre contienen una combinación de materiales cultura- no. Registradas cuidadosamente y coherentemente, las inclusiones en los
les y naturales, de forma que es inapropiado definir uno como una inclusión niveles pueden llegar a ser el elemento individual más lr11portante que per-
y el otro como parte básica de la matriz del depósito. El tipo de materiales mite la correlación entre secuencias durante el análisis posterior a la exca-
inlplicados no debe importar. vación.
Otros las dLferencian en términos de tamaüo, siguiendo de este modo la
indicación ele los científicos del suelo qU<2 distinguen «el suelo;» de los
«cumponentcs gruesos» que contiene. De aquí que una inclusión pueda ser 10.8, EL GROSOR Y LAS CARACTERÍSTiCAS DE SUPERFICIE
«cualquier entídad sobre 50 IIlln» , o lo que sea. Sin embargo, tal aproxima-
ción plantea problema::; en el extremo más alto de la escala. Por ejemplo, el Por último es vital registrar los cambios en el grosor y en las caracterís-
tamaflo ele algunos ladrülos caídos que fornull1 los restos primarios de la ríeas de superficíe dd depósito entero, El primero, en teoría, debe ser direc-
destrucción de un muro puede estar sobre el limite designado, y con todo tamente calculable usando las cotas y alturas en planos sucesivos. Sin em-
con;.;tituir la mayoría del depósito, Así las «inclusiones>:> aquí comprenderían bargo, reconstruir esta tnfOffilación es una cuestión trabajosa, mientras que
Ulla parte mayor de la unidad que la matriz de suelo que las rouea. registrarla durante el proceso de excavación es una tarea fácil (por ejemplo
Por tanto parece mejor basar la definición de lo que constituye una in- el simple juicio «el nivel tenía un grosor ele 50 lUIn en el norte, y llega a cero
clusión no en su carácter o tamaño, sino merarnente en qué proporcíón de un en el sur»).
depósito comprende. Como se ha mencionado antes, el grado de arenas de Las características de superficie son igualrnente vitales, Por ejemplo las
di versos tamaños en relación con la arcilla y el Urno en un nivel puede de- líneas discontinuas de limo grisáceo caSLaño en un preparado de arcilla pue-
terminarse SÓLO de forma aproximada. Sin embargo, cuando ¿stas aparecen den ser c:l único indicador de que un área estuvo una vez cubierta por un sue-
en menos de un 1(Y}(j cualquíer intento de precisión rnatelnática en el campo lo de tablas, después de haber encontrado este material deslizándose entre
sóto da una falsa apariencia cíentífica. Una inclusión puede por tanto defi- las fracturas. De fonna similar las manchas, si muestran un patrón regular,
nirse como cualquier elemento que ocupe menos de un 10% del volurnen del puede que deriven de accesorios contiguos como guarniciones de hierro o
depósito. En esta banda, es sólo posible subdividir en ténninos generales, miembros de madera, que fueron más tarde retirados, Tal decoloración se re-
por ejemplo. entre inclusiones frecuentes, moderadas y ocasionales. Las pri- gistra mejor en el plano. Las ondulaciones en la superficie de biJas al uso di-
meras sun las que a primera vista abundan considerabkInente pero, con una ferencial, quizá indicativas de puntos de acceso, deben anotarse cuidadosa-
consideración cUldadosa, no parecen pasar el tope del lOLJr). En el otro ex- mente, tanto por escrito corno, mejor aún, en piano y/o por fotografías,
trernd, las inclusiones ucasionales Se reconocen si se las busca, pero son po- Igualmente, sectores sin usar illdican la anterior existencia de característi-
Cits y contadas. Las mo(kraJas se encuentran entre estOs dos polos. Obvia- cas corno banco:::. que cubrian el área y así la protegían Jet tráfico. El reco-
mente éSla es sólo una guia burda, pero cualquier intento de estimacíones nocimiento de un uso diferencia! es difícil. ya que los procesos implicados
más rigurosas requeriría más tiempo y conocimientos de los que nonnalmen- son insuficientes para definir depresiones de forma que puedan ser dibuja-
218 TEORÍA Y PR.-\CT1CA DE L\ EXCAVACIÓN
I
278 TEORÍA Y PR,-\CTlCA DE LA EXCAVACIÓC;
ocupaClon, restos de destrucción, v así facilitar el acceso al cuerpo, Obviamente, tratar completamente todos los aspectos del trabajo poste-
dd informe, rior a la excavación llevaría mucho tiempo 'y' nos condicionó más allá de los
Los desafíos al escribir la estratigrafía no deri van simplemente de la nc- ) límites de este libro. Estos nurnerosos, diversos y complejos procesos son,
cesidad de que lodo grupo de datos tenga que entenderse con la misma pre-" correctamente, el tema para otro manual, como lo es la difícil cuestión de
cisión, lo ljue eS a menudo imposible. Existe adenlás la necesidad adicional cómo tales actividades deben proponerse de forma efectiva. Sin embargo,
de incorporar todos lus testinlonios en una sola nunación (asumiendo que existe un procedirniento analítico -el análisis estratigráfico- cuya discu-
eslU eS lO que el infomle del yacimiento persigue, frente al objetivü de COn- si6n no puede posponerse para un lnomento posterior. aunque sea sóto por-
lar la historia de cómo la excavilclón tuvo lugar, como si se tratase de una que su inclusión es requerida por la línea argumental que hasta ahora se ha
novela: Hodder. 1989). Cuando algunas Lmidades se interpretan de forma establecido. Se diga lo que se diga sobre cómo debe abordarse tal análisis
más precisa pero a otras menllnente sólo pueden asígnárseles funciones bá- tras el final de la excavación -y seguranlente lev:wtará más heridas que las
sicas y (;OITelacionarse a través de la secuencia (e incluso entonces con dife~ aproximaciones al registro del yacirniento ya tratadas~ nadie duda real-
rentes grados de certidumbre), la producción de una simple historia es una mente de que este trabajo es el siguiente paso lógico en el proceso del regis-
tarea pesada, tro del yacimiento y es un requisito neces;u-io para integrar con éx.ito otros
Segundo, la producción de un informe requiere no sólo la consideración estudios especializados. Sólo hay aquí espacio para sugerir algunos
de los testilnonios del yacimiento sino una invesügación de los yacimientos pios básicos y poner en su sitio algunos tópicos.
y del material documenta!, es decir, irnplica diferentes procesos inderdiscr- Antes de considerar este tema en detalle, está la cuestión de ordenar y
plinarios. Así, debe urganizarse una serie de análisis de objetos y (ecofac- comprobar el registro existente. En teoria, si todos los pasos descritos en la
tos» y sus resultados deben integrarse, tanto entre eUos como con los testi- primera parte de este libro se han seguido sistemáticamente, el registro fo-
monios del yacimienlo. Estos estudios no sólo proporcionan una cronologfa tográfico, espaciaL estratigráfico y descriptivo deben ya estar terminados
absoluta para ta secuencia, como sucede con una inscripción datada proce- por completo cuando la última unidad haya sido excavada. En realidad, in-
dente de un depósito específico. ?vlás importante, pueden arrojar LUZ sobre cluso en las excavaciones más cuídadosamente controladas, y ciertamente
las funciones del yacimiento, tanto en una escala general (una profusión de en proyectos como los seguimíentos. los elementos de cada una de estas eS-
monedas a lo largo de la secuencia sugiere un énfasis en el intercambio, por feras seguramente necesitarán algún procesado final (considerado debajo,
ejemplo) como más precisa (tos restos biológicos encontrados en las mues- 13.1). Para discutir el análisis estratigráfico en si mismo, es ünportante le-
tras de un depóslto específico y que senalan que el tinte de tejidos tenia lu- vantar la fastidiosa cuestión del papel que las interpretaciones alcanzadas
gar en esa parte del yacuruenro). en el yacinüento, durante el proceso de recuperación de los datos. deben
Además del estudio de los hallazgos, las fuentes documemales tendrán desempeñar posteriormente a la excavación (13.2). Esto, a menudo, ha plan-
y
que lntegrarse por su propio derecho entonces relacionarse con el desarro- teado más problemas que ventajas, en parte debido a la incapacidad de dis-
Uo arqueológico del yaci.miento. En algunas ocasiones los dos grupos de testi- tingulr entre dos procedimientos de excavación relacionados, pero enorme-
monios pueden contradecirse: en este caso es útil recordar que una fuente nlente distintos: la correlación de la estratigrafía a través de una secuenclu.
puede estar registrando t;.b intenciones de los legisladores mientras que la opuesta a la asignación de una función a las unidades individuales y al es-
otra se refiere al grado con el que fueron obedecidas en el mundo real. En w.blecimiento de agrupaciones verticales (13.3).
otros momentos, pueden apuntar en la misma dirección y tener una relación U na vez dicho esto, espero que el lector estarú ele acuerdo con que la in-
simbiótica, como donue los restos de destrucción en el yacinliento se rela- terpretación en el yacinlÍento puede lnf1ull' útilmente en las nociones de los
cionan con un terremoto registrado en un documento, As{la conelación de la procesos de formación de yacimientos y su función, pero que no debe ser
secuencia del yaámiento con un evento documentado puede propOrc1ün;:lr fe- empkada para asumir vínCUlOS entre estratos posíb1emente contemporá~
chas absolutas sobre las que se apoye la estratigrafía, y d testimonio arqueo- neos. Así, si no se van a emplear tales asunciones, es necesario establecer
a hacer inteligjbles las anolllalías de! registro escrito. Hanuner una forma alternativa de re(:onsi.derar cualquier secuencia estratigráfica si el
e! 01. demuestran este procéso birideccional en las ex.cavaciones del Fleet Va- anúlisis quiere avanzar (13A). Siguiendo, en parte, la discusión de la repre-
en Londres, donde ciértos sucesos conocidos de la historia del ,l.rea sentación de las relaciones estratigráficas del capítulo 9.2, pueden sLlgerirse
como inundaciones y peleas por la tierra proporcionaron «hitos seguros a iu di verSUS furmas en que los diagramas de secuencia pueden facilitar el pro-
de la secuencia aroueológlca» (1. 993. l7), Igualmente [os resultados de ceso Lie anúlisl::; (.U.S). Por último, el objetivo de esta activi.dad es unir las
la linea d\:; playa y un hito adya- unidades individ.uales en grupos. Por lo tanto deben tratarse las característi-
explicó entonces una curIosa extensión de un limite de c:J.s que definen tales entidades de alto orden.. Esto se logrará por medto de
Uila en d área documentada en el registro escrito. un resumen de las etiquetas que les han sido asignadas: bloque, grupo, series
282 TEORiA y PR/~CTICA DE LA EXCAVACIÓ-"'¡ EL A8/\USIS ESTRAfIGR};FICO 283
de contextos, período, etc. (13.6), Los resultados de tal trabajo analítico pue- tíva que sea útil pa.ra el investigador académico (<<restos de zarzo y pintura
den presentarse, tanto inicialmente a otros especialístas 0, c:n un momento de la superestructura de la estruc.tura e derrumbados contra su muro occi-
posterior, al lector de una memoria del yacímiento, usando diagramas de se- dental»); hasta aquella con un carácter más amplio como la requerida por el
cuencia o transparencias sobre los mismos (13.7). Para ilustrar tocios estos reportero de un periódico nacional (<<Edificios de madera destruidos por
puntos se empleará una secuencia estratigráfica única y simple que com- Boudicca l "Boadicea" J») o titulares del tipo «La reina Boadicea: í puf~,
prende sólo 10 unídades (véase Figura 27). ¡menuda destructora~)} yue les gustan él otros periódicos más populares.
ObvÍarnente no GS pDsible proporcionar tOlllas que se adapten a todos los
usuarios. El objetivo no es escribir sus textos, sirió proporcionarles los me-
13 J , ORDEN AR EL REGISTRO dios para hacer su trabajo de fórina efectiva y; hasta donde eUos y sus ti:dj-
tores lo vean adecuado, con precisión. Para comenzar este proceso, puede
Aunque debería haberse establecido UD registro lo más completo posible escribirse directamente la ÍnfOll1Wción lnás básica y debe tamhlén compro-
de excavación en el yacimiento, tanto las presiones del tiempo como otros barse el resto del registro básico, especialmente en la(8) hoja(s) de registro
problemas prácticos, más ciertas cuestiones como la comprobación de los adecuadas.
datos, significan que ciertos aspectos necesitmán terminarse tras el final de Para el registro espacial raramente existe algún aspecto que pueda au-
la excavación. El grado en que el registro básico será modificado variará, mentarse legitimat'l:lente despUÉS de la excavación: en general Stla verdade-
dependiendo de qué parte de él esté implicada, y con qué situación estuvo ra extensíón de una unidad no ha sido dibujada de forma precisa, muy poco
rdac10nada en la excavación a medida que el trabajo avanzaba. La mayor puede hacerse para remediarlo. Sólo de fOTITIa ocasional el registro fotognl.,
parte de las operaciones de ordenamiento y comprobación estarán relacio- fico puede ser suficiente para pennítir alteraciones reates al plano. ivlás co-
nadas no con hacer añadidos al registro de alguna forma significativa, y me- mún es la situación en la que se encuentra que se ha erIlpleado l,a nonna
nos con cambiarlo, sino simplemente con esclarecer cuestiones burocráti- equivocada. por ejemplo para el límite de la excavación, y esto entonces
cas. Éstas pueden incluir asegurarse de que los números de las unidades puede corregirse. Sin embargo, el registro del yacimiento nunca Jebe cam-
estratigráficas forman una secuencia continua, que no falta ninguno y que biarse sin una bLlena razón. y en ese caso sólo si el orig.inal se guarda de al~
ninguna está numerada doblemente: que todas las hojas de registro tienen la guna forma para el futuro y la alteración descrita y datada.
clave de yacimiento correcta; y que los números de planos y de perfiles, O Algunos arqueólogos abogan por un «orden» más mundano de los pla-
que los números de muestras y fotográficos, si se han empleado. se han co- nos del yacínliento después de la excavación, por ejemplo pasándolos a tin-
locado en la(s) hoja(s) adecuadas. Hacer este aburrido trabajo en este tem- ta. Sin embargo es un proceso que lleva tiempo y raramente es necesario si
prano momento ahorra mucho tiempo después, ya que es mejor solucionar los originales son de una calidad razonable. Tambíén parece que d ;'Tafito
inn1ediatamente los problemas que tener que parar en medio de algún análi- proporciona un medio más estable que la tinta y. de esta forma, es preferible
sis estratignifico complicado para buscar un plano sin referencia. También, en térmínos de un archivo;:¡ largo plazo. Mejor, por tanto, emplear un lápiz
después de la presión de la fase tlnal de gran parte del trabajo de excavación, del tipo correcto en el campo (lo suficientemente duro como pma conseguir
puede ser muy bien acogida una t,area bastante ligera. especialmente cuando precisión pero lo bastante blando para que sea legible, incluyendo su copia
el cerebro va a ser puesto a prueba de nuevo en los procesos analíticos que en microfichas si eSO es lo que se pretende) y después dejm·l<.) tal cual. Del
van a seguirse. Los anadidos a, O las modificaciones de, el registro básico se mismo modo, si los pla.nos se han dibujado a partir de la triangulación, no
señalan a continuación. existe necesidad de borrar los arcos resultantes con ~l objetivo de crear un
En el registro fotográfico, hay un inevítahJe lapso de tiempo entre la producto final más limpio. De hecho, dejar ~·stos puntos vlsibles permite que
toma de una fotografía concreta y el revelado de la película y su archivo. Por el analista vea cuántos fueron medidos y su posición, con las implicaciones
lo tanto, algunas fotograffas, aunque .sean sólo las últimas, necesitarin que de cuán preciso puede ser el dibujo. En resumen, para que sean ütiles, los di-
se les añadan los números de las unidades estratigráficas y otras infonna·· bujos del Y3.cimiento deben ser claros y e! método empleado en su produc~
ciones básicas como orientación de la toma, objeto de atención, etc. E.ste de- ción (cuadrícula portátil, compensación o triangulación) expuestos con cla··
talle necesitará aumentarse para cada fotografía con una jerarquía de tomas riclacL Otras consideraciones, como la calidad estética del plano acabado,
que cubra las amplias audiencias yue usará el registro fotográfico, algunas deben ser siempre secundarias,
de las cuales necesítarán acceso cuando el director del yacimiento se haya En relación con el registro estratigráfico, es posible, en teoría y asu-
ido desde hace tiempo a nuevos pastos. Éstos variará;} de las mundan"as miendo que la secuencia se ha creado usando un sistema de superposición
comprobaciones necesarias para el trabajo de yacimiento especializado (<<ni- de planos, reproducir el .ffilS1TIO grupo de relaciones en cua]ql.úer momento
vel 1534 apoyado en el umbral 1592N); pasando por una frase más informa- durante o después oe la excavación. Sin embargo, como se ha argumentado
284 rEORÍA y PR/\Cl'lC\ DE LA EXC¡\VACIÓ~ EL j\.::'\,i.USIS ESTRATlGR,:\FICO 285
previamente, es mejor en la práctica ir a través del proceso de superposición en práctica, pernlite la familiaridad con el registro total. De este modo se
antes de que- cada unidad sea excavada realmente, más que después. Ha- comprende la coherencia de conjunto de los diversos elementos recuperados
biendo hecho esto en el yacimiento. es difícil llnaginar qué puede añadirse por los diferentes especialistas, a menudo durante un período largo de tlem-
al repetir este proceso una segunda vez al final de la excavacÍón. Además, si po, y proporciona un buen punto de partida para la fase analítica.
imprecisiones en el registro de la matriz, éstas serún vistas seguramente
en el análisis posterior. Existen progran1as informáticos que comprueban si
la;; matriCeS son consistentes lnternarnente (\Vilcock, 1982). Esto es. obvia- 13.2. EL PAPEL DE LAS IXTERPRETACIONES EN EL YAClyllENTO
TIlenlC, una consideración importante pero, como se ha discutido antes, mos_7 EN EL AN/~LISIS ESTRXnGR/\.F1CO
tiar que no hay «bucles» en el diagrama esm:nigráfico «(1\ está sobre B está
que sea correcto, SÓLO que no es obviamente incorrec'- El objetivo de tat análisis es proporcionar interpretaciones de cada es-
to. ¡'vlucllo melor, entonces, tener un método de deducción de las relaciones trato particular. Este proceso comienza en cualquier momemo desde que un
en el momento más temprano posible que lo recoja todo y estrato es originalmente visible en el yacimiento, y continúa hasta el último
comprobarse usando los planos. ESlO debe significar 4ue uno esté im- momento del trabajo posterior a la excavación e incluso Inucho después. Ta-
sólo en comprobar las relaciones Derdidas, no en deducir les decisiones deben anotarse en hoja~ de registro individuales y compro-
enteramente otras nuevas, barse con los otros registros relacionados. Debe situarse en la hoja un espa-
El registro descriptivo es también bastante inmune a una modificación cio para los comentarios o las notas relativas a la estructura final de las fases.
: si la proporc.ión de una inclusión en un depósito no ha sido anota- La mayor parte de los fOffill.darios de registro reservan una sección para ta-
da, es poco probable que se adivine cierto tiempo despüés. A veces, nonnal- .les interpretaciones bajo la que se recoge la infoffilación descriptiva básica.
mente después de que una uIlidad se haya excavado, los aspectos que faltan Es iInportante que no sólo la interpretación en sí misma sino también la ra-
en una descripción pueden recordarse de memoria. Por ejemplo la textura zón para ella y el grado de certidumbre en la que se sostiene, se escriba en
secJiment::.lcia de u.n depósito puede estimarse, con retraso, al menos hasta el ese espacio. Por ejemplo, si el arqueólogo decide que un nivel es un suelo,
punto de ser capaz de decir que era (,más éu·enüsa que el depósito inferion; entonces debe también mencionar si esta sugerencia está basada en su com-
debido a que el diferente contenido en arena se toma como la base sobre la posición física, su compacidad relativa a los estratos circundantes, el uso ob··
que se hizo la distinción entre bs dos cuando se trabajaba con el z<paietin)}. servaJo en su supertlcie, la naturaleza de su interfaz con un ni ve! que lo cu-
Sin embargo, donde tales vaelos se rellenan de memoria, es igualmente vi- bre o alguna combinación de estos factores. De forma parecida, si se
tal moslrar claramente que la descripción sólo se completó retrospectiva- considera que un depósito es «el mismo» que otro, esto puede que sea debí-
mente, no en el momento adecuado. En otras ocasiones 3cTá posible añadir do al parecido fisico, a la poslción estratigráfica, al ni vel absoluto de la su-
ele registro información contenida en otra parte. Por ejemplo, si la perficie o a una variedad de otros criterios: la base en que la conclusión se
de un depósito mencíona que una inclusión en él es proporcio- dibuja es tan l1l1ponantc COlno la miSTI1a sugerencia.
nalmenle diferente de Ull segundo nivel, esto puede escribirse en esa segun- Por supuesto, las interpretaciones realizadas durante la excavación, en
da huja. O la fotografta ele una inhumación puede claran1entc mostrar una ténninos de su función sugerida o su correlación con otros estratos, a menu-
mayor articulación de los huesos de la que fue registrada en el yacüniento, do-se :.tlteran una vez que las unidades que están debajo han sido expuestas,
así que el registro puede aumentarse. y así requerirán correspondientes adiciones a la hoja de registro más tarde.
Por Ciltimo, para preparar efectivamente la siguiente fase del trabajo, y Esto sirve para enfatizar su naturaleza provisional y distinguirla de los datos
en el proceso, lcrminar la anterior, es muy útil tener un «informe» (tvla1t y más básicos de b parte superior de la hoja, que no canlbiarán (sujetos a los
en el cual Ludas las partes imeresadas comparen todos los pequeños camblos mencionados en 13.1). Por ejemplo, el registro del carác-
los métodos empleados para hacerlo, con el diseño de lU- ter físico de un depósito o de una base de madera es claramente una parte
proyecto .mús organizado, tos objetivos más importante del registro que la frase que dice que, juntas, forman la fase
Je campo. También, aunque reCl.lf- primera de un edificio de madera. Incluso aceptando que hacer juicios inter-
gi.tstados en un reconocimiento anterior pretativos es el objetivo más importante de cualquier excavación, debido a
él ia excavación, los problemas prácticos encontrados despu¿s pueJen haber que éstos eventualmente proporci.onan respuestas a las preguntas que esti-
limiwdo. o las consérvaciones inesperadas pueden haber aumentado. el gru- mularon el trabajo cn pcimer lugar. es importante mantener esta diferencia
po de datos obtenido en el trabajo de campo. Recordarse a si luismo los ob- de carácter entre lOS datos y la interpretación,
iniciales del proyecto y cómo éste: quería estructurar la recuperación La distinción conceptual anotaúa arriba entre el registro básico del yaci-
de 1.os clatos, después ver cómo ambos se desarrollaron cuando se pusieron miento y otros juicios de mayor orden lleva a una cuestión central dd análi-
286 TEORíA Y f'RÁC'TICA DE LA EXCAVACIO:.í EL A':--<:-\USlS ESTRAT1GR.<\FICO 287
sis estratigráfico: ¿qué papel debe jugar la interpretación en el yac1miento estratigráficas más básicas) «DO deben tratar de reconocer lo que estaba ya
el trabajo posterior él la excavación'? Existen dos visiones sobre esta matena<; allh (p. 10) sino reconstnrllse después de que la excavación haya termlna-
que se relacionan, en parte, con la dicotomía señ.alada al comienzo (CapÍtllP';: do. Permitir que las ideas que se desarrollaron durante la recuperación de los
ID 2) sobre lil excavación total trente al planteamiento de tOS objetivos de datos influyan en la interpretación final significa apoyarse en sugerencias a
exca vación. Algunos mantienen que cuestiones como los procesos de for~' medio recordar - o mal recordadas - basadas en la unidad una vez expues-
m,h:ión del yacimiento, la asignación de una función a los estratos indivi- ta y sus predecesoras pmciallllente oscurecidas. Tales especulaciones fallan
duales~ hacer correlaciones entre unidades estratigráficas y establecer fases necesariamente en el momento de hacer completa jU2itícia al registro más de-
en la secuencia deben trabajarse cuando los testimonios están directamente tallado, completamente construido, por los que están en el cmnpo. Adenlás,
v1sibk en el terreno, esto es, durante la excavación. Por eso Lowe (1993) ha-- en un yacinúento de cierta complejidad, no eS práctico hacer todos los vin-
bla de la creencia (para la cual no ofrece realmente l..majustificación) de qué culas estratigráficos entre unidades a medida que diferentes individuos re-
la interpretación debe realizarse en el campo y de este modo que la «com--- gistran y excavan diferentes partes del yacimiento. En esencia, entonces, un
probación prelin1inar de los bloques estratigráficos, o de los grupos de COIl- proyecto de excavación implica la producción de datos, el análisis de los da-
textos, debe también abordarse en ese momento» (p. 23), Tales bloques de:;. tos y la presentación de los datos como momentos diferentes en el itinenuio
ben crearse necesariamente en el yacimiento y «nada de este trabajo debe de investigación, v no deben mezclarse unos con otros,
comprometerse por el deseo inconsciente de '-'hacerlo todo más tarde",)- (P, Los q~e favo;ecen la interpretación en el yacüniento son enom1emente
13), De forma parecida, :Vlc..:\dam desacredita la distinción artificial entre la críticos con este último Bsgumento y 10 consideran un reconocimiento de ue~
excavación y e'¡ trabajo posterior a la excaVación, sugiriendo que las inter- nota por parte del arqueólogo. o una falta de responsabilidad del director del
pretaciones de más alto orden. por ejemph:J la agrupación de los elementos yacimiento. Por ejemplo, cuando planteaba mis dudas sobre la importancia
básicos dd registro en unidades mayores, deben emplearse para permitir «al central de la interpretación en el yacirniento en presencia de un eminente ar-
arqueólogo hacer exphcita su interpretación contl!1Ua del yacimiento» (1992, queólogo romano, puedo recordar que me dijo, en términos daros, que
7, las cursivas son miasL cuando yo fuera tan viejo como él y hubiera trabajado en tantos yacimien
Esta concepción está basada en la asuncíón de que 'el significado de los tos, sería capaz de acabar con todo el abun"ido detalle del registro búsico y
datos excavados es comprensible directamente, que la 'tnayoría de la inter- meramente anotar la interpretación. Aun aceptando que el objetivo de la ex-
pretación puede trabajarse durante la excavación, si se tr;-¡ta de un arqueólo- cavación es permitir la i_nt~rpretación, y que parte de ésta puede hacerse en
go lo suflcientemeI~te bueno, y que cualquier fallo hahla mal del director en el yacimiento, creo que aquellos arqueólogos tienen razón cuando mantie-
cuestión, Por esO el traba.Jo posterior a la excavación implica el proceso de nen que proporcionar respuestas compLetas en la etapa de producción de los
escribir meramente «lo que significa todo», habit§ndose decidido ese «signi- datos no es sólo difícil sino potencialmente erróneo. Para ir más allá del apa-
ficado» cuando estaba en cúntacto directo con el material en cuestión. Si los rente punto muerto entre las dos visiones señaladas más arriba, debemos re-
datos Jd yacimiento ha'blan por si ffi_lsmos, como imptica esta visión, en- conocer dos cosas. Prinlero, existe claramente una relación conlp!eja entre
tODces el deber del arqueólogo de campo no sólo es recuperar sino escuchar la recuperación de los datos y la interpretación, no menos porque, en cierto
y asimilar lo que se oye. Si es incapaz tanto de registrar como de interpretar, sentido, incluso el acto de decidir los límites de una unidad en el yacimien-
debido a la inexperiencia o sinlplemente a la incapacidad intelectual (¿ «mal to es un acto interpretativo. Al mismo tiempo, una vez. definidos, los datos
oído)-j'!), la simple división del trabajo debe permitir que el trabajador sea son conceptualmente distintos de su interpretación.
responsable del registro básico, y el director del yacüniento entonces produ-
ce las inlerpretaciones inteligentes Jurante visitas regulares al yacimiento.
Sin ,embargo existe una visión alternativa, que tiene algunos valores dis- 13.3. LA CORRELACIÓi"< ENTRE UN1DADES FRENTE A L\ UNIÓN
tintos, Esta m.antiene que crear interpretaciones en el análisis posterior a la DE UNIDADES SlJe'ESIVAS
excavación es esencialmente eso, un proceso analítico posterior, obviamente
uniuo a. pero igualmente separado de, 10 que vino antes. Así Steane -( 1992a) Para avanzar más, es útil distinguir entre dos procedirIllentos analÍl.Ícus
habla ele volver a las descripc1lJnes básicas de contextos, para pennitir la importantes: el establecimiento de corre.lac¡ones entre unidades estratignifi-
re interpretación de los Y::l.cimientos, O, con más énfasis, fvlalt y \-Vestm~m cas diferentes y la asignación de una función a una unidad lndividuai. Por
afirman que proporcionar una rotunda interpretación durante la excavación supuesto, las dos activídades están interconectadas, y ambas pueden ge-
es "poco más que una conjetura digna ele alabanza» (Nblt y Vlestman, 1992, nerarse con las ideas desanolladas en el yacimiento, lo mismo que ambas
¡ 1) Y de este modo mantienen que los planos de fase (esto es, los dibujados pueden modificarse como resultado de un posterior trabajo después de la ex-
para expresar la configuración espacial de las agrupaciones ele las unidaJes cavación. No obstante, deseo mantener que lo primero ~establecer correla-
288 TEORL.;. y PR/\CnC\ DE L-\ EXCAVAC1ÓN EL ANÁLISiS ESTRATIGRÁFICO 289
ciones~ se hace mejor inicialIncnte sin preconcepciones desarrolladas en-la sis puede permitir la interpretación de que ,da unidad 7 es la misma que la
ele datos. iVüentras que 10 último, asignar una función, puede unidad 10», significando que «en un cierto momento en el pasado 7 y 10 co-
construirse legítimamente sobre interpretaciones desanolladas en el yach nectaban corno una sola entidad~>, Esto constituye el vínculo más fuerte en-
miento como un banco de pruebas, y de he..::ho debe hacerse a menudo. De':; tre dos entidades, En contraste, tos niveles 3 y 7 en esta rnlsrna secuencia se
seo además sugerir c¡ue el prüner tipo de trabajo es más básico que el se;- distinguieron uno de otro en la excavación sobre la base de sus diferentes ca-
y por tanto debe venir primero en el análisis estratigráfico. En ambos' racterísticas físicas, Como mucho pueden ser de carácter muy parecído, un
C.lSOS, los argumentos scr"1alados están basados en la eficiencia enlpirica,
producto del mlSll10 tipo de proceso de formación del yacimiento, y parte de
en una cuesúón de alta Ieoría. una sola actividad general en el yacimíento. No es posible que realmente
Al plantear el caso anterior, tengo por axiomático que donde existe . sean la misma llnidad estratigráfica,
secuencia de estratigrafía, tiene sentido interpretarla desde los elernentos_:
lllás tempranos hacia arriba, en el orden que se ha desarrollado, Esto es me.,'
que analizada de arriba hacia abajo, como ha sido excavada; o desde aL~ ~-.-~
otro punto en la secuencia hacia -arriba, abajo ü hacia fuera, como sería
en el caso de que se empezara con un nivel que se consídera especialrnente
mportante (¿importante para quién y por qué razón?) o un horizonte que cu-
bría extensas partes del yacimiento. Dada semejante asunción, yo propon;-
drli1 qUé :-le Uevava a cabo la siguiente secuencia de operaciones, unidad
unidad:
conslder~b\e latitud estratigráfica, pero menos que 2. qUe debe consid,~t Así, en el ejemplo anterior, la unidad 7 será consider::lda después de 10,9 Y
rarse antes de l. 8. Puede cOITesponderse con la unidad 9, en cuyo caso la secuencia de de-
Si una secuencia es más bien compleja. posición sería i.nterpretada como 10, después 9:::: 7, después 8. O no puede
Jades, entonces puede que sea neces:lrlo definir una serie de nodos en corresponderse con ninguna ele ellas y venir antes de 10, entre 9 y 10, entre
siendo un nodo UIla unidad concreta que une rnuchas otras bajo ella. Las 9 y 8, o después de 8: su posición con respecto a otras unidades debe argu-
dades de la parle inferior del grupo pueden entonces elevarse y esta secuenJ> mentarse. Si esto es verdad de su posidón rela.tíva, es incluso más el caso
Cl:.l menor ordenarse usando los principios anteriores y el proceso cuando se considera su posición en tlenlpO absoluto. Por ejemplo es bastan-
para otros grupos. Algunos de estos grupos estarán separados unos de te posible que 7 no sólo existiera antes que 10 sino que continuara en juego
otros serán sucesivos. Al tratar cada grupo como una entidad de alto mucho más tarde que 8 (véase más adelante, 13.7, para la representación de
por su propio derecho. las interrelaciones entre grupos pueden represen h tales situaciones).
mediante un diagrama en una rnatriz. Entonces. repitiendo los mismos
definir un orden en el cual cada grupo debe examinarse. Con un
den para los grupos como un conjunto, y una ruta en cada uno de ellos, 13.5. EL EMPLEO DE DIAGR.AMAS ESTRATIGRi\FICOS EN EL ANÁLISIS
o 'L
<)
ma «aséptica}) y falla, por ejemplu. en mostrar la imprecisión de los límites
estratigráficos (i-\darns. 1992, 1 Esto no me parece que sea el profundo
problema metafísico que Adams sugiere, y Jebe recordarse, en cualquier
caso, que l:l fuerza del Jiagr~llT1~l deriva de simplificar las l~Hesti()nes redu-
E l 8
,'~
ciendo la estratigrafía a sus pumas esenciales. No obstante, el grado de
mezcla de los bordes de los depósitos es algo que normalmente se incorpo-
4
ra a los planos pero que no queda claro con el recuadro dibujado alrededor
, I de cada unidad en un diagrama de Harris_ Es relativamente fácil crear una
representación gráfica que demuestre esta imprecisión en forma de diagra-
ma. Por supuesto sería necesarJ() sistematizar los graclo;s de mezcla de al-
guna forma, comu se ha hecho ya al planificar y describir la extensión, de
los niveles de sue!o_ Sin embargo, con un poco de ingenio y dibujando el
norte en el diagrama, se puede indicar la posición y el grado de tal mezcla
(Figura 28).
8
, '-A continuación eS Litil durante el anúlisis ver, de un golpe, el grado de
profundidad estratigráfica que cada unidad lllcorpora. Cna forma de decidi.r
a qué entidades mirar primero, y cuáles dejar para después, ya ha sido dis--
9 cutida arriha en términos de la definición de las 'líaS criticas (1 Si se
I
quiere un método conveniente alternativo para mostrar los equivalentes
potencül!es ue cualquier otra unidad, 0, una vez tomada una decisión sobre
Lb
EstratigrafíG llatural
las fases, para comprobar qUe un nexo propuesto es posible estratigrúfi~
camente. entonces puede emplea.rse también el «diagrama de Dallafl(,h (Da-
lland, 1984).
Por último, y más im_portantc. diferentes tipos de C',stratos pueden re ..
presentarse en términos de sus constituyentes físicos básicos -por ejcm~
plo tipos de hiladas de muro, de orientación de la tumba, o de intrusioneS
en depósitos- para facilitar el análisis. Tal información puede representar-
I¡A~ycnJa: se cambiando la forma del recuadro, como se ha sugerido para las técnicas
¡--l ,n(k\c"m,~a,j¡¡ Gn un
de recuperación. Sin embargo, la información descriptiva ptlra cada c_strato
6 ,;,n<iade, 'egLSlratlas "El 1)I"nta
. I <;
'----J
U,w¡."j borde
es bastante cOil1pkja, especialmente los uepósilos que induyen la naturale-
za de su matriz de suelo btlsica. tipos y frecucncÍJ.. de la,') inclusiones, color.
I 11'---l
I;,);{]"tes ICll"¡,,,das ~n pcr!H Lrli<l",j "hjcle,mL"~d"~" -;upc,fici~ compacidad, etc A menos que se est.é preparado para utilizar una gran va-
riedad de tipos de recuadro, lo que es gráfícamente confuso .y Jifícil de u:;ar
11 (;1;[(13(1 ,~d"¡crm,~a<la,,~ la b"~~ visualmente. existe la téndencia peligrosa n reducir tal cumplejidad a unos
Lv pocos tipos simples 'y" así no hacer un uso completo del registro básico. Esto
sena especialmente poco afortunado cuando se intenta establecer correla-
ciones en la secuencia. donde la apariencitl de una sola inclusión significatí"
FlGl;RA 28 Lna matrIZ ue 1--Iarris corregiJa par<l ¡-ccordar al analista lus diferentes va ell do,:.; depósitos puede proporcionar la claVe vital que permita encajar cli-
contextos de registrD (registro en planta versus registro en el perfil) y combinar los feTcmes ramales estratigráficos
límites de ciertos estratos.
Una solución mucho rnejor es emplear el color en los bordes del n.:ocua··
tiro de cada unlcL:HL con el código utíliZ<.ldo en el yacimienlo. Así un recua-
Segundo, cuando se emplea un diagrama de matriz y hojas de Jescrip- dro coloreado de manón con una línea gris en su lado izquierdo y parte del
ción de unidades, se puede olvidar referirse a todas las complejidades de la lado superior. y verde para el resto, l:on una cruz doble en lápiz a la derecha
información de los planos. De hecho, la crítica más común a la matriz es- y tres pequeños puntos negros y un punto rojo más grande a lo largu de la
tratigráfica, en su forma usual, es que presenta rodas las rdae-iones de for- baSe ruede Ser la abreviatura de (<iinw rnarró¡¡ (color del recuadro), 70 S'L
30() fEORÍA y PRÁCTiCA DE LA EXCAVACIÓN EL AN.'\USIS ESTRATlGR.·ÜICO 301
izquierdo '¡' superior) }' arcilla, 30r;{, (superior), moderadamente Corn- Los tres nombres más comunes para el grupo inferior de bloques son
paclO (lado derecho) y con manchas de carbónfrecuenres}' peque/iusfrag- «perfiles de texto», (~sLlbgrupos» y ,<series de contextos». Todos están pen-
memos de ocasionalmente (base)>>, Aunque el co.lor seria caro de publi- sados para representar el siguiente paso desde la unidad individual, un gru-
C::ir, no serÍa necesario: el objeti yo es tener un rápido acceso a la infoffilílcióu po de estratos que se vinculan y es poco probable que se separen tras un
de una forma visible en la etapa de análi::;ls. Debe recordarse, sin embmgo, análisis posterior. «El perfil de texto», como la descripción de un pert"il, no
qUe todas las técnicas señaladas arriba son meditJs para un fin, aides-mé..i parece muy útil (¡digo estu como alguien que ha recomendado anterior-
moires_ :\0 hay ningún sustituto a la lectura cuidadosa de cada descripción, mente su uso~): meramente describe la forma en la que un grupo de datos se
al examen preciso de cada piano y a la gran atención dedicada a la posición va a presentar en la publicación, sin dejarnos entrar en el secreto de cómo
de cada unidad, decidimos qué va a ser incluldo en una parte de una memoria y qué exclui-
do. El témlÜ10 «subgrupo» sufre de la obvia implicación de que su existen-
cia sólo se define satisfactoriamente en términos de una delimitación cohe-
l3.6. LA AGRCP,,\CIÓf.,;- DE LA ESTRATIGRAFÍA rente de una entidad de mayor orden, el grupo. Sin embargo tiene la ventaja
de una definición explícita: un grupo de unidades que tienen un «nexo es-
El proceso por el cual las conexiones estratigráficas se realizan a través tratigráfico directo en un ramal individual» de la matriz y (se corresponden
de la secuencia, sin estar inflUenciadas por las decisiones sobre uniones to- con una acción individual» en la historia del yacimiento (Shepherd, 1993.
madas en el yacimiento, se ha señalado aniba, como lo ha sido el procedi- 3). Estas dos características definitorias, que talnbién parecen incluirse en la
ITÚelltl) rnás complejo por el cual los estratos se agrupan en bloques noción de (series de contextos;>}, serán por lo tanto cons·¡deradas a conti-
de furnw verticaL Cumo resultado de tal análisis, las uuidaJes básicas serán nuación.
adscritas a categorbs de mayor orden. Esto plantea la cuestión de cómo van Por desgracia, la prül1era parece implicar una idea falsa, que dos estra~
a definirse lales grupos: ¿cuál eS d punto en el que unO termina y otro co- tos en un r:lnlal estraÜgráfico individual por definición, est{m probablemen-
mienza'? ¡,Debe haber un solo tipo de grupo O una entera jerarquía de tales en- te más unidos que los que esUín en diferentes nunales. En realldad, dos uni-
tidaDes'? ¡,Cómo debe ser nombrado caJa uno? 0, ¿son las configuraciones dades que aparecen en diferentes rutas a través de una secuencia pueden
potenciales tan di versas que es imposible hacer comparaciones útiles entre estar estrechamente asociadas y necesitm" agruparse. Para clmificar este
los yaclm1elllos·! punto usando la secuencia representada antes (Figura 27), la Unidad 2 tiene
CUeSúón ha sido abordada por una variedad de especialistas que hWl más profundidad estratigráfica que cualquier otra en la secuencia pero la in~
\)üUClüO diferentes esquemas y terminología. En cierto sentido las diferen- terpretación de que UIla vez estuvo unida a la unidad 9 puede ser un hecho
estún en función de la gran variedad de yacimientos con los que están convincente dadu el carácter de las dos, por ejemplo, si ambas son fragmen-
y son así enteramente legítimas. Iguallnente vienen, en parte, me- tos de un suelo con un diseño de superficie muy parecido. Por el contrario,
ramente de dar un diferente nombre a un mismo concepto (Barber, 1993, 1). dos elementos sucesivos como 4 y 6, aunque están directamente unidos es-
/\S1 LlI1 comentarista denomina un «bloque» de estratigrafía sÜl1plemente a traügrúficarnente, ciertamente pueden estar mucho lneoos unidos en la in-
eso (L(FVe, t993, 23); otros lo ven como «series de contextoS~j (Pearson y terpretación, por ejemplo. un suelo datado c. el año 300 d.C. y un nivel que
\\¡"'illiams, 1993,95) Y unos terceros como un «subgrupo» (Shepherd, 1993, se superpone, amorfo, de materütl de desecho mezclado con una proporción
en el nivel siguiente hacia (uTiba, algunos emplean el con- de restos de ocupación, que puede ser el resultado del uso del suelo o de un
l'cpto de UIla fase de «uso del suelo» (Steane, 1993); otros hablan de «gru- depósito mucho más tardío del período medieval formado después del aban-
pos» y, de forma misteriosa, de una «discusión entre grupos» (Pearson y \Vil- dono del suelo, O una combinación de estos dos procesos de fonnación. De
li:lITIS, 1993. (5): y' algunos están preparados. en ciertas situaciones, para este modo el analista puede temúnar sin saber si 4 se une a 6 y 3, o pertene-
definir «períodos» completos (ShepherJ., 1993,7). Esta profusión de tenni~ ce a un grupo posterior con l. Claramente la decisión de unir dos unidadeS.
no logia es de esperar, dado que los pensalllientos en tales materias están en sea vertical com.o horizontalmente, incorpora su posición espacial y sus ca-
un estado muy formaüvo, 'y' es probablement(~ acertado mantener alguna di- racterísticas físicas, y a veces éstas pueden invalidar relaciones estratígrúfl~
versidad en algún casu, dada la varicJad de yaclInlentos y de secuencias es- cas simples como la de «ser dd mismo rama!>!".
tratigráficas asociadas, y tipos de procedinlÍentos analíticos aplicados a ellos, Lü segunda parte de la definición de Shepherd, que habla de una «acción
Sin embargu me parece que algunos de estos conceptos implican ideas dudo- individual», plantea otro problena: ¿Cómo puede distinguirse un grupo de
sas subre los procesos por los que la eSlratigraffa se agrupa, de aquí que val- estratos definidos de esta forma de la uniuad estratigráfica más básica regis-
ga la pena señalar los probkmas 'j plamear alternativas. Espero que esto, más trada en la excavación'? Es la (¡ltima, después de todo, la que muchos ar-
que complicar las cosas, las aclare, qucúlogos describen corno representaüvos de un suceso individual ~una
302 TEORÍ,-\ y PI'C\CTIC\ DE L'. EXCWACrÓ;"J EL AN/\LlSIS ESTRI\TlGR.-\FTCO 303
acción- en la historia del yacinüento, La noción puede rescatarse, quizas, den. Sln embargo, ue forma inlportante, esto no es verdad por definición.
empleand.o el concepto de una «actividad» (la definición de las series de. Por ejemplo, la evidencia de uniones de ceránuca o vínculos con desarrollos
contextos en Pemson y \\/illiams, 1993,95). Así una unidad particular se re,,: estructurales registrados en las fuentes documentales, proporcionan una
[jere a una acción individual y tendrá una función adscrita a dla (<<nivel de¡ base más consistente para agrupar la estratigrafía que la c:videncia de! yaci-
DcUpaCIÓ[l>?, ,ne1)eno de fosa», "desecl1o»). Si es parte de una secuenciq:, miento, incluso en este ni vd más bajo.
de acciones interpretadas de forma pareciua -nivel de ocupación 10, se,~; Finalmente, y de fonna parecida, las agrupaciones de menor orden - los
guido por la ocupación 9, después la ocupadón S - esta;:; pueden agn..lpars~ bloques~ no son siempre más definitivas y más fuenes que los de mayor
en lo que me gustaría llamar «bloques» (la palabra bloque tiene la ventaja de orden, por ejemplo los períodos. De hecho, a veces, las cosas pueden cam-
ser bastante neutral en ténninos de algunos nexos estratigraficos o de la es,-=: biar por completo. Así se puede estar absolutamente seguro de que un grupo
tnlctura de algün texto, y de convertir fácilmente la noción de bloques qu~ de estratigrafía entero cae en un período anlplio concreto pero no estar se-
se construyen, en entidades de ill3yor orden), Así un bloque constitu;'e una guro sobre ql.l¿ unidades son mÍernbros de qué grupos, e incluso menos
actividad individual que tiene lugar durante el desarrollo d~l yacimiento y seguro de si una unidad específica realmente estaba unida con una adyacen-
está comprendida por sucesivas accÍones. te o no. Al decir que se debe mover a través, y después hacia arriba, de la se-
Esto es un punto de partida líti1: las unidades estratigráfícas representan' cuencia y debe construir desde los elementos interpretativos del orden inJe-
«acciones» y los bloques representan «actividades>; a largo plazo. SiIl ern-_ rior hasta los del orden superior, no se quiere afínnar que sienlpre se esté
bargo, al emplear esta distinción, es import<lnte rccordm cuatro puntos inle-:-. pasando de los más ciertos a lo:::; menos ciertos Con estos presupuestos, el
<
rre:laclonados, Primero, una unidad es designada como perteneciente a tal concepto de agrupar acciones básiGLS en actividades de mayor orelen parece
bloque, no sólo por su posición estratigráfiGl y otras características básicas, de utilidad,
sino también por medio de deducciones derivadas de estudios de objetos, la La discusión anterior nos lleva a considerar si es deseable, o incluso po-
micromorfología, etc. Los esfuerzos del que, hace las estratígrarras para cre-, sible, intentar definir alguna categoría sobre la de «la actividad». Aquí yo
;:tr tales bloques para comenz~u el proceso, salvo el juicio final. incluso en desearía recomendar que, donde se identifiquen patrones amplios de activi-
este nivel tan bajo, serán un proJucto de toJa la evidencia a medida qUe dad que crucen todo el yacimiento, debe reconocerse explícitamente en la
esto se conoce. Así en 1<1 Fígura '27, se puede decidir inicialmente que ,das estructura de fases. Por lo tanto, para los propósitos presentes, un «periodo»
descripciones realizadas en el y-acimiento ue (-) y 3 muestran que son el mis-o debe definirse para ,,{todo el yaclmientlm. Saber que un periodo tal existe en
!TIa nivel, un sudo del siglo ¡V,'?, pero también que. «aunque 4 puede ser un el análisis requiere que una Hnea pueda dibujarse a través de toda la ampli-
peJazo de preparado que va con 1 en b ú1tima fase y así del siglo XIV, pare- tud de la secuencia y haya un argmnento para cada unidad del yacimiento,
cen ser más restos de ocupación mezclados con restos de hormigón del sue- esté relacionada con sus caracterfsticas específicas o con consideraciones
lo subyacente del siglo 1V 6 :::: 3, Yo por lo tanto lo pondré en el mismo blo- más generales, descanse sobre o bajo esa línea. Así ninguna un.idad puede
que que éstos». La implicación Uljuí es que si «los que analicen los hallazgos pertenecer a más de un periodo y. s.l un período puede crearse con éxito y de
muestran más tarde que 4 contiene ceranúca medievaL no me rompería el fOnTIa útil, entonces cada unidad pertenecerá tanto a ¿¡ o a otro período que,
corazón -yo lo pondré felizmente con la actividad posterior. Sin emhargo., por definición, 10 precede o lo sigue.
si muestran que tenemos cerámica tardo-romana en 6, reahnente confundi- Esta llamada a que los analistas reconozcan explícitamente períodos
ría la.') faSeS que he establecido_ donde existen no está basada en raZones abstractas sino en relación con el
En segundo lugar, como se ha dicho arriba, aunque variQ.s uniuades sean. carácter de gran parte del diseño de investigación, Una de las preguntas más
diseñadas como parte de un bloque concreto, no pueden todas pertenecer a significativas que hay que responder en cualquier yacimiento se refiere a 10
él con el mismo grado de certeza, Por ejemplo las unidades 6,4, 3 Y :2 pue- extendida y coherente que e,slé cualquier actividad en concreto. As{ es im .
den considerarse parte del penúltimo grupo; 6 y 2, los miembros definitorios portante contrastar una situación en la que un desarrollo estructural en un
del mismo, 3 probablemente pertenezca, y 4 esté situado allí purque no <:;n- momento particular tuvo lugar a través de toda el área bajo invcstigaclón
caja L.icilmcnte con 1 en el grupo final (por sUpUt~SlO, si ~t rcalnlente no ~nca~ ("Los edificios A. B yC fueron todos derruidos y reemplazados inmediata-
ja de ninguna manera tanto con 1 06 et uf., debe presumiblementc~ sitmtrse mente por D y F??) con otra en la cual ocurrió un proceso mús t1:ugmentado
en un bloque por su cuenta. ((A y I3 fueron demolidos por el este, para ser reemplazados por D y E pc::ro
Tércero, es emp(ricamentc [¡robuhle que las decisiones estabkcidas enl,-. e fue conservado en uso dcspw:5s de éste»): la primera situación podría in-
picando las características básicas de las unidades en cada bloque tend~rál1 cluÍr distinciones de períodos, la segunda no. Por supuesto Cllanto menor sea
;J ser más ciertas. Por tanto es menos probable que los bloques asi creados la extensión de un yacimiento, con más probabilidad se afirmará esta cohe-
sean separados por un análisis posterlor que las agrupaciones de mayor nr- rencia general para el yacimiento. Al contrario, los yacimientos grandes es
304 TEORL\ y PIV·\CTICA DE LA EXCAVACiÓN EL ANf\LISIS ESTRi\.TIGRAFlCO 305
probable que tengan lnenos, y mis anlplios, periodos (esto es, bandas arn:"" cuencia, estas decisiones tendrán que presentarse a otras audiencias, en
en la matriz). Pero en[OIlces esperaríamos cambiar la estructura de gní::.~"·! primer lugar a aquellos especialistas que están trabajando en los diversos
pos con la ampliación de perspectiva permitida por las excavaciones~ aspectos del proyecto. En cierto modo, estas personas trabajan con índices
de diferente extensión física. listados en la pantalla del ordenador: el númerO de la unidad comprobado
Sl se acepta el concepto anterior de un '<periodo)} para la actividad para resumir los aspectos de su composición .física, la interpretación fun-
alizada en todo el yacLmiento en un extremo del espectro, y un «bloque» lQ_. cional, la fase, la fecha y/o la variación de la datación, etc. Sin embargo,
dividual de unidades básicas en el otro. ¿existe alguna necesidad de definir, los especialistas en objetos necesitarán ir más allá con la información cro-
intermedios? Se han hecho algunos intentos, ninguno enteramente· nológica, o el lector de la memoria más enterado requerirá información
PilIa Pearson y \'Yllliams, tal entidad es «el grupo)" cuya ca::'\ detallada adicional ü justifi.cación para las i.nterpretaciones det yacimien-
racterística deflnítoria es «un punto de discusión en el texto>, (1993, to. Sus necesidades serán mejor atendidas representando l4ts decisiones en
Como con la noción de un «perfil de texto», tal concepto sólo retrasa fonna de diagrama.
cuestión de la definición al siguiente paso: ¿como se puede decidir cuándo- De este modo, tras establecer nexos a través de la 111atriz, los tipos de co-
insertar una discusión semejante? Shepherd habla de esos grupos como '<ll!1 n-elación serán mostrados por series de Hneas conectando las unidades que
elemento individual de uso de suelo>;> (1993. que es también la base en la! se proponen como contemporáneas (Kobylinsky, 1993, Figura 4.4), Tres ti-
cual Steane recomienda la constnlcción de los «diagramas de uso del sue-- pos de conexión horizontal (Figura 29) pueden sugerirse:
lo». Pero, ¡,cómo diferiría tal concepto de la idea de una actividad indivi,
duaL que fue establecida como ta base en la que se fODnaron los bloques de: - "A;;;;; B" signitlca que las dos unidades originalmente eran una entidad in-
un nivel inferior? dividual. Ésta deberla ser la forma más fuerte de juicio que puede hacerse,
.l'vlás que intentar definir un tipo entre el bloque y el período con una como en la Figura 29, cuando los restos de destrucción 8 se interpretan como
levLlllcia paro. todas las secuencias estratigráficas. preferiría dejar que cada· que una vez estuvo físicamente conectaua con los restos de 5;
- «A - B» significa que las dos unidades tienen interpretaciones similares
analista decida si SOI1 necesarios en su propia situación y, si lo son, qué for-;
y se formaron más O menos al mismo tiempo, corno sucede C011 los dos ni-
ma deberlo.n lOmar. Así, en alguno::; yacimientos, es posible: deflnir sólo blo- veles de ocupación 9 y 2 en difCfcntes partes de la misma superficie.de sue-
ques mientras, en otros, tos bloques se agrupan en periodos. Todavía hay ID lO,
otras secuencias más complejas. definiendo bloques de todas las unidades,' - «A opuesto a B» significa que los dos no están fuertememe conectados,
algunos de los cuales se amalgaman en sucesivos «edificios», como una en-; pero que los testimonios circunstanciales sugieren que A es probablemente
tidad de medio orden en un yacimiento sin períodos continúa a través de él.' más contemporáneo de B que de cualquier otra unidad. Esta es la forma más
Por último, el análisis puede situar toda la estratigrafía en bloques, aunque débil de conexión y es evidente en el caso del depósito de ocupación 7, situa-
nO todos éstos puedan representar grupos igualmente fijos (algunos pueden· do frente a 9/2 y probablemente ampliamente contemporáneo de ellos, pero
ser grupos estrechos estratigníficamenk, otros «categorías basura» que'· no unidos cun seguridad al suelo 10 que probablemente los dos anteriores cu-
contienen unidades con gran profundidad estratigráfica o con fases incier- bren.
tas: las posibilidades son infinitas). Lo que puede mantenerse es que todas·
las secuencias producirán bloques para permitir el paso de la «acción>} a la Debe recordarSe en cada caso que representar el tipo de una unión no se
«actividad;» y que tos periodos de actividad en todo el yacÍIniento, donde ta- corresponde siInplemente con el grado de profundidad estratigráfica de las
les existan, deben reconocerse y hacerse explicitos al estructurar la secuen- unidades en cuestión, ni tampoco con el ni vei de interpretación empleado en
cia. Otras categorías deben quedar como una función de las circunstancias el razonamiento para justíficarlo. Por ejemplo A = B puede estar basado en
individuales. los resultados de cualquier análisis micromorfológico, no en las descripcio-
nes básicas del yacin1iento de las unidades impllcadas. O bien A-B puede es-
tar sugerido por los restos del yacimiento para el proceso de desarrollo
13. 7 LA PRESENT.,,\CIÓ:"! DE LAS REL\CIUNES ESTRATlGR..\FlCAS con10 se ha reconstruido a la tuz de algunas correlaciones pro-
MEDIA~TE Dl.:\GRA:VL\S puestas con 1:1 investigación documental y teniendo en mente el conoci-
miento de la práctica de carpintería contemporánea y el conocimiento inge-
Una VeZ establecidas las correlaclones horizontales entre estratos, rea- niero. Obviamente, las líneas que unen las unidades ti través de la malriz,
Lizado sugerencias relativas a los procesos de fonnacLón y a la interpre- deducidas en el análisis, son diferentes en tipo de las relaciones más básicas
l3.ción funciona! de cada estrato, reflexionado sobre cuánto puede haber que van arriba y abajo de unidad en unidad, establecidas en el yacimiento.
durado cada una y creado una estructura de tases que imponer en la se- Esta distincÍón entre un hecho estratigráfico verticaL probado y una cone-
306 TEORIA y PRr\CTICA DE LA EXCAVACIÓN EL AN.{USIS ESTRArIGRc\FlCO 307
o BoooQ,F3
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1
Natural Externo I Interno
------------~-------------------------~--t-----------_~ ____________________________ "
I
Natural
o
Leyenda:
~---~.
ver (CMver, t 97Slb) es particularmente efectivo para mostrar la longevidad\
de estratos específicos y de entidades de mayor orden como estructuras
muladares. AqUÍ (Figura 30), las estinutciones de la vida de cada unidad
representan en [orilla de diagrama lnediante «el estirado» de la longitud
recu3.dro que contiene el número de la unidad estratigráfica apropiada,
se han añadido las divlslones de períodos I-III y los números de
asignados en el curSO del análísls al diagrama, junto con etiquetas in-
r :00:
«internos» anotados aquí en tos períodos 1 y 11. que no son pertinentes tras
la inserción de la bodega F3 en el período 111.
Por último, cuando se ha decidido la estructura de fases para la secuen- Período I
cia al definir unidades de may'or orden de bloques, períodos, () lo que sea,
pUede indicarse el contenido y extensión de cada una de tas últimas. Esto se
;
L~': _________ L¡ ____ +_____________________________ _
i 1.1
ráneos de L 1: y LJ: restos de destrucción 8/S que marcan el final del perío-'
do). I. L Y 1.2 pueden haberse extendido sobre un largo período de tiempo, FIGCKA 3!. Una matriz de Harás ajustada para indicar el ttempo absoluto,
por lo tanto, emplean recuadros alargados, mientras 1.3 es un suceso corto en con las decislones sobre fases impuestéls en la secuencia (aquí períoJo y subperíodo)
un recuadro más delgado. L na VeZ que la prueba de la datación absoluta ha añadidas después al diagrama.
sido incorporada a ia secuencia, es posible establecer una escala de tiempo
en hilzquicrda de {} eLe, a 150 d.C. y mencionar algunos sucesos relevantes depósitos, y con datación absoluta e historia documental. resumen abundan-
documentados (aLluí 60,/ 6J d.C .. la fecha de la destrucción de Budica de V<1- tes interpretaciones a una gran variedad de niveles y los presentan a dife-
rias ciudades rOmamH)ntanlCasj Por Jo unto el lector valorar la re- rentes audiencias en una forma gráfica conveniente. Hay que volver a des-
lación, si exisle pisodios datados y tacar que las decisiones tomadas Jurante el análisis estratigráfico, y después
rada t;ll el campo. representadas en diagramas, no son la últlma palabr3. en tales cosas, sólo
De esta fornl3., los diagramas de secuencia que presenlan información medios para un fin. Con todo son vítales para transmitir información a otros
sobre la naturaleza de cada dcnóSltU, su c!urJ.ción y su correlación con otros especiaListas y hacer juicios claros sobre lo que el que analiza la estratigra-
310 TEORÍA Y PR./;'CTICA DE LA EXCAVACIÓN
I~TRODUCCIÓN
Este libro ha sido, primero y sobre todo, un registro de cómo las exca-
vaciones arqueológicas Se realizan en d momento actuaL Sin enlbargo< en
conclusión, es ütil sugerir algunas fOfInas por las cuales este proceso se de-
sarrollará previsiblemente en un futuro. i-\J hacer esto, soy lnnlensamente
consciente de que estaré ofreciendo muchos rehenes a la fortuna y que, aun-
que pueda conseguir decir unas pocas cosas «correctas) (sea lo que pueda
significar en este contexto particular), ciertamente la mayoría estarán
«(equivocadas» (desafortunadamente éstas son algo más fáciles ele definir).
Esto será necesmiarnente breve, ya que existen demasiados rehenes para
que un sólo individuo pueda entregarlos a todos. IvE mensaje general con-
siste en que es posible señalar, o seguir de cerca, algunas de las cuestiones
y debates que continuarán ocupando a los trabajadores de campo arqueoló-
gicos en el futuro. Con todo. el resultado de ¡os argumentos que de este
modo se van a plantear ~ lo yue realmente significan para la práctica en d
campo- depende de las fuerzas que no sólo están mucho más allá de mi
propio alcance intelectuaL sino que están llev¿indose a cabo fuera de la mis-
ma disciplina, en un contexto material más amplio que en el que se practica
la arqueología.
Para estructurar la discusión, he uülizado las mismas divisiones concep-
tuales amplias empleadas en el capítulo de apertura del libro. Así se men-
cíonan en primer lugar las cuestiones intelectuales (14.1), seguidas por una
consíderación más larga de tos desarrollos tecnológicos en y fuera de la ar-
queología ( 14.2) Y se acaba con algunos pensamientos breves sobre ell:on··
texto organizativo y, más general, social y econónlÍco. en el que la excava-
ción arqueológica tiene lugar (14,3). Sin embargo, como taInbién se:: ha
anotado en el capítulo 1, el secretu para entender el desarrollo en el trabajo
de excavación, y en cualquier lugar, DU está basado en lo que pasa en cada
categoría, o incluso en cómo se define su importancia relativa. Reside, más
bien, en la comprensión de la compleja interacción entre esas esferas.