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En esta ocasión hablaré de algo sencillo y elemental que quizá ha perdido significado y aporte
para la vida del ser humano. Algo que perfectamente consideraré como la explosión de la
inteligencia. Algo que de aquí en adelante identificaré como silencio. Si, el mismo que resulta
ser una virtud a través de la cual se corrigen muchos defectos y se aprende a ser prudente e
indulgente con las faltas que se observen.
El corre-corre de cada día parece instar a que olvidemos esa vida espiritual que edifica
mejores seres. Llega ese jueves en la noche, sentimientos encontrados me invaden, pues la
energía de mis hermanos me conduce a mi mejor versión y las expectativas de los temas a
tratar en templo se intensifican a medida que el reloj avanza. Entro a templo y el Venerable
Maestro da inicio a los trabajos con su icónica frase: ¡silencio queridos hermanos que estamos
en logia de aprendiz!
Recordando un poco de historia, Ragon enseña que los primeros hombres, no tenían lenguaje
propiamente dicho. He aquí el por qué el aprendiz no debe hablar en logia. En efecto ¿qué
tendría que decir? ¿podría enseñar? Sencillamente no debe hablar porque no sabe nada.
¿podría preguntar? ¿sobre qué, si ignora lo que se trata en el taller? Por otro lado, en la escuela
pitagórica a los discípulos se les sometía a un largo período de noviciado, en donde se les
admitía como oyentes, observando un silencio absoluto. Por consiguiente, se entiende que es
mejor callar hasta que estemos en capacidad de utilizar la palabra de manera consciente.
El silencio como concepto filosófico tiene un gran significado, jamás hubiese llegado a esta
investigación si no me hubiera iniciado. Íconos de la filosofía se pronunciaron sobre el tema.
Heidegger nos induce a callar para dejar que el ser nos hable. Para los pitagóricos, el silencio
era señal de discreción y autodominio. Por su parte, Bacon nos dice que la palabra es un canal
confuso que, necesariamente, perturba y ensucia la comunicación, pues estas, son un mal
traductor, que violenta la comprensión, y están destinadas a la confusión y el error
permanentemente. Mientras que Max Scheler caracteriza al individuo por su capacidad de
silencio, diciendo: “la comprensión de uno mismo, que es la primera condición requerida
para que una persona pueda hacer entender a otra (…) lo que es, lo que piensa, lo que desea,
lo que ama, etcétera, depende y muy estrechamente de la técnica del silencio”. Finalmente,
Wittgenstein, optó por la renuncia a la palabra, pero no porque ya no tuviera nada que decir,
sino porque ésta ya no le servía. Todas estas apreciaciones me hacen concluir que la palabra
no puede conquistar a una comunicación integral, pues esta es sólo accesible a través del
silencio.
Para terminar, el silencio nos dota de habilidades para resolver problemas y nos aporta la
virtud de paciencia. El silencio contribuye a elegir la palabra precisa cuando se nos dé el uso
de la misma, y asimismo, ayuda a brindar una respuesta adecuada, inteligente y libre de
falacias. Si hacemos la prueba y empleamos el silencio en nuestros debates, evidenciaremos
una mejor comprensión, escucharemos para discernir y no oiremos para responder. El
silencio te enseña que el aprendizaje llega si lo sabes recibir y que llega cuando estás
preparado para manejar lo que esto te viene a enseñar. No obstante, recordemos la
importancia de dar leche a los niños y carne a los hombres.
Para reflexionar
Referencias
El silencio del masón: https://centauro996.wordpress.com/el-silencio-del-mason/
El silencio (2) como concepto filosófico: http://sitiocero.net/2012/08/el-silencio-2-
como-concepto-filosofico/
Sobre el silencio masónico: https://www.diariomasonico.com/opinion/sobre-el-
silencio
Reflexiones sobre el silencio masónico: https://www.gadu.org/antologia/reflexiones-
sobre-el-silencio-masonico/
El Kybalión