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Luego, si se puede justificar racionalmente que el cigoto está sujeto al derecho a la vida,
abortar es inmoral.
Toda persona humana tiene derecho fundamental a la vida, y lo que hace a un organismo
humano, ser una persona, es el hecho de tener la capacidad de desarrollar, y manifestar
capacidades cognitivas y fenómenos mentales, si las condiciones prácticas (es decir,
condiciones reales, no hipotéticas) y el tiempo necesario le son provistos.
Se podría preguntar ¿Por qué el simple hecho de tener esa capacidad te hace una persona
humana? Y como respuesta se encuentra la realidad de que cualquier otro criterio termina
negándole el derecho a la vida a seres que sin duda alguna reconocemos como personas
humanas. Por ejemplo, quienes apelan a que una persona humana es aquella que ha nacido,
tienen que cargar con la inverosímil consecuencia de considerar que los no-natos de 6 a 9
meses no tienen derecho a la vida, y lo mismo aplica a quienes argumentan que persona
humana es aquella que tiene una vida social, o que no depende de alguien más para
mantenerse con vida.
Quienes intentan establecer que una persona humana es aquella que ya exhibe capacidades
cognitivas, fenómenos mentales y la capacidad de sentir dolor, tienen que aceptar la
implausible posición de que un 6 mesino con insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis,
no tiene derecho a la vida, lo mismo que una persona en un coma reversible.
Debido a los derechos humanos son universales, no podemos aceptar criterios que implican
dejar por fuera a seres que reconocemos que sí tienen derecho a vivir, como lo son los no-
natos de 6 a 9 meses, los seismesinos con CIPA, o las personas en un coma reversible. Y el
problema con estos criterios es que apelan a características que varían entre las personas,
cuando el criterio debe ser uno que se encuentre de manera universal (como lo es el derecho
a la vida) en todos. Por ello, apelar a la potencialidad de desarrollar y manifestar capacidades
cognitivas, fenómenos mentales y sensación del dolor, en las circunstancias prácticas y el
tiempo necesario, es el mejor criterio, pues este es universal, nos abarca a todos, y nos permite
respetar la dignidad de aquellos que, por razones ajenas a su voluntad, jamás podrán
desarrollar y manifestar algunos de estos procesos, como los niños y adultos que padecen
CIPA y jamás sentirán dolor.
Alguien podría objetar que entonces, tanto los espermatozoides como los óvulos son personas
humanas y, por tanto, tienen derecho a la vida. Sin embargo, ese argumento ignora una
diferencia crucial entre estos y el cigoto: un espermatozoide o un ovulo, por si solos, jamás
se desarrollaran para manifestar esas capacidades, es solo cuando se unen y se convierten
en un cigoto, que tal cosa sucede, por tanto, el cigoto si cumple el criterio, los espermatozoides
y óvulos, no.