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SEÑORES
JUZGADO PRIMERO LABORAL DEL CIRCUITO DISTRITO JUDICIAL DE
VALLEDUPAR.
DRA. CECILIA GUTIÉRREZ ÁVILA
JUEZA
VALLEDUPAR – CESAR
E.S.D.
Respetada Doctora:
I. MOTIVOS DE LA IMPUGNACIÓN
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La respetable Jueza ad quo obrando como falladora, hace de lado tal solicitud yendo
en primer lugar a indicar como causal de su denegación el incompleto agotamiento
de todos los medios de defensa judicial: Así lo hace ver en la parte motiva: “el
juzgado estima que la acción de tutela no reúne el requisito de subsidiariedad, por
las siguientes razones: En primer lugar, se destaca que la ciudadana SILVIA ARIAS
cuenta con otro mecanismo de defensa judicial para solicitar el reconocimiento y
pago de la pensión de invalidez frente a la cual afirma tener derecho, que es un
proceso ordinario ante la jurisdicción ordinaria laboral”. Desconociendo el mismo
proceso por el cual se ha recurrido y sin tener en cuenta que el análisis de la
subsidiariedad en la acción de tutela se debe flexibilizar cuando el accionante sea
una persona en situación de vulnerabilidad.
Desatiende en todo momento del análisis mi situación de vulnerabilidad y
desacredita mi condición argumentando que mi situación no es “ tan grave” y por
tanto considera, “a juicio de este despacho, se descarta la presencia de una
situación de grave amenaza de los derechos fundamentales de la señora SILVIA
SARAY ARIAS, que exijan la adopción urgente de medidas de protección
transitorias e impostergables por parte del juez constitucional”, como si no fuese
suficiente mi deteriorado y continuada condición por la que desde un principio los
médicos dijeron que no “ se recuperará” y que a pesar del índice de invalidez puesto
de presente en 1998 es en tiempo real muy diferente por el paso del tiempo y de los
años. Mi situación es extremadamente delicada y frágil en mi salud y por mi propia
manutención puesto que no cuento con ningún otro recurso sino el de asistencia
que me dan familiares y amigos quedando en determinados momentos a expensas
de un patético estado de indigencia y desprotección total por parte del sistema de
seguridad social.
No se trataba con mi petición de recalcar motivos o calidades para acceder a la
pensión ya discutidos suficientemente, sino que el juez constitucional interpretara la
vulnerabilidad expuesta a mis derechos fundamentales por faltar un sesudo análisis
e interpretación sobre la aplicación de la ley 860 de 2003, que debería haber sido
visto desde el concepto jurídico de retrospectiva de la ley toda vez que corresponde
a la modificación del artículo 39 de la ley 100 que reza expresamente: “El artículo
39 de la Ley 100 quedará así: Invalidez causada por accidente: Que haya cotizado
cincuenta (50) semanas dentro de los últimos tres (3) años inmediatamente
anteriores al hecho causante de la misma”. Habiéndose demostrado en mi acción
que mi cotización de semanas al sistema por los tres años anteriores al hecho
causante de mi invalidez, es decir al mismo accidente que me produjo el severo
trauma cráneo encefálico sin posibilidades de recuperación son matemáticamente
las que correspondan al periodo desde el once (11) de octubre de 1995 al once (11)
de octubre de 1998 en realidad corresponden y superan el presupuesto de la
nominación de cincuenta (50) semanas cotizadas en los tres años anteriores al
suceso.
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Muy a pesar que la señora Jueza pretende ir más allá de la responsabilidad del
estudio constitucional y análisis objetivo del alcance, tiende a establecer una
discusión desabrida sobre las misma resoluciones expedidas en su momento por
COLPENSIONES y donde está más que demostrado las semanas cotizadas y
aplicadas en las diferentes interpretaciones dadas por favorabilidad teniendo en
cuenta las normas anteriores de la ley 100 y el decreto 758 de 1990, está fuera de
contexto resumir que su decisión está basada en la premisa de que “la accionante
no presenta evidencias de que cumple con los requisitos de semanas cotizadas,
distintas de las reconocidas en las resoluciones, que según la Ley 100/93 original
son 26 semanas dentro de los seis meses anteriores a la fecha de estructuración
de la invalidez. Toda vez que conforme a las resoluciones, a la fecha del accidente
(11 de octubre de 1998) no se encontraba activa, al haber dejado de cotizar desde
el 31 de julio de 1997”.
Difiero en su apreciación con la aserción que hace en la motivación de su
providencia señalando que “Tampoco cumple con la densidad de semanas exigidas
por la Ley 860 de 2003 al no acreditar que, dentro de los 3 años anteriores a la fecha
de estructuración de la invalidez, cotizó 50 semanas al sistema”. Cuando ésta
afirmación se deriva simplemente de una sencilla operación matemática de suma,
la cual no puede prestarse a equívocos o negaciones sobre la realidad.
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De usted atentamente,