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Porqué nos cuesta tanto orar – Capítulo IV – Los ídolos

del corazón
Publicado el 01/02/2016por diariosdeavivamientos

Deuteronomio 4:24 Porque el SEÑOR vuestro Dios es fuego consumidor,


un Dios celoso.
Aquí Moisés le habla al pueblo, que prontamente ha de entrar a la tierra
prometida, y le hace una seria advertencia en contra de la idolatría:
Deuteronomio 4:25-28 Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y
hayáis permanecido largo tiempo en la tierra, y os corrompáis y hagáis
un ídolo en forma de cualquier cosa, y hagáis lo que es malo ante los ojos
del SEÑOR vuestro Dios para provocarle a ira, pongo hoy por testigo
contra vosotros al cielo y a la tierra, que pronto seréis totalmente
exterminados de la tierra donde vais a pasar el Jordán para poseerla.
No viviréis por mucho tiempo en ella, sino que seréis totalmente
destruidos. Y el SEÑOR os dispersará entre los pueblos, y quedaréis
pocos en número entre las naciones adonde el SEÑOR os llevará. Allí
serviréis a dioses hechos por manos de hombre, de madera y de piedra,
que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen.
Destrucción, sufrimiento, cautiverio y servidumbre, esos son los frutos del
corromperse, del apartarse del Dios verdadero, que por ser precisamente
el ÚNICO DIOS tiene el derecho de ser celoso. Porque es necedad
apartarse de lo verdadero para seguir a lo falso:
Deuteronomio 4:7 Porque, ¿qué nación grande hay que tenga un dios
tan cerca de ella como está el SEÑOR nuestro Dios siempre que le
invocamos?
Verdaderamente es necedad apartarse de un Dios cercano para servir a 
“dioses hechos por manos de hombre, de madera y de piedra, que no
ven, ni oyen, ni comen, ni huelen”. 
Mas aunque el pueblo de Dios cayese en tan gran pecado, aún habría una
salida:
Deuteronomio 4:29-31 Pero de allí buscarás al SEÑOR tu Dios, y lo
hallarás si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu
alma. En los postreros días, cuando estés angustiado y todas esas cosas
te sobrevengan, volverás al SEÑOR tu Dios y escucharás su voz. Pues el
SEÑOR tu Dios es Dios compasivo; no te abandonará, ni te destruirá, ni
olvidará el pacto que El juró a tus padres.
Todo esto se cumplió literalmente siglos después, el pueblo elegido se
apartó de Dios dejando que sus corazones se llenasen de ídolos, por lo
tanto destrucción, sufrimiento, cautiverio y servidumbre vinieron sobre
ellos al ser deportados a Babilonia. Pero a la vez la promesa de Dios seguía
en pie:
Jeremías 29:1, 11-13 Estas son las palabras de la carta que el profeta
Jeremías envió de Jerusalén a los ancianos que habían quedado de los
que fueron transportados, y a los sacerdotes y profetas y a todo el
pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a
Babilonia… Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros,
dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que
esperáis.  Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os
oiré;  y me buscaréis y me hallaréis,porque me buscaréis de todo
vuestro corazón. 
“el ingenio del hombre no es otra cosa que un perpetuo taller para fabricar
ídolos” (Juan Calvino – Institución de la Religión Cristiana – Libro I –
Capítulo XI – 8)
Queridos hermanos, tenemos un Dios celoso, y no es celoso por temor a
otros dioses (porque no existen), es celoso porque no aceptará que le
entreguemos un corazón a medias. O todo nuestro corazón le pertenece, o
en su celo permitirá que nuestros ídolos destruyan la bendición que nos
fue dada. 
No hallamos a Dios cuando oramos porque no le buscamos de todo
nuestro corazón, solo con una parte, pues la otra está ocupada por
nuestros ídolos. Para Israel la tierra prometida se había convertido en un
ídolo, al igual que la prosperidad y las riquezas, el mismo Templo y la
religión se habían convertido también en ídolos. Fue necesario que Dios
les quitara TODO para que en sus corazones no quedara NADA, y así en
esa nada buscaran a Dios.
Solamente cuando en nuestro corazón no haya NADA a que aferrarnos
fuera de Dios, podremos verdaderamente decir que Dios es nuestro
TODO. 
Examínate a ti mismo ¿porqué oras? ¿porqué pides lo que pides? ¿lo que
pides es para glorificar a Dios o para saciar los apetitos de los ídolos que
hay en tu corazón? ¿oras para que se cumpla la voluntad de Dios o la
tuya? ¿ tu corazón esta dividido o es exclusivamente del Señor? ¿es tu
corazón un templo del Espíritu Santo o es un templo pagano donde hay
un dios “principal” y una serie de dioses menores? ¿Es Cristo tu dios
favorito o tu ÚNICO Dios?  ¿Si Dios es tu TODO porqué te quejas cuando
no tienes NADA?
Hay veces en que Dios permite que perdamos todas nuestras bendiciones,
que seamos alejados de nuestra Tierra Prometida,  que seamos
despojados; para que estando en la indigencia espiritual, alcemos
nuestros ojos al cielo reconociendo que nuestros ídolos nos han alejado de
Dios. Y en esa nada podamos confesar verdaderamente que Él es nuestro
todo. 
Todo lo que se interponga entre tú y Dios es un ídolo. Todo lo que tengas
en tu corazón junto a Cristo es un ídolo. El Señor no pretende ocupar el
altar mayor de tu corazón, Él exige un único altar para el único Dios
verdadero.
No significa esto que esté mal el amar a otras personas, o que ames lo que
hagas, sino que ya no amas con amor humano sino con el amor de Cristo.
Tu corazón todo, lo ocupa Cristo, Su amor llena y desborda tu corazón; y
con ese amor divino amas a los que te rodean. No tienes un corazón
dividido, tienes un único amor: Cristo, y ese amor es tan abundante que
desborda y alcanza para amar a todos los demás. No está mal amar a
padres o madres, ¡con el amor de Cristo pudieras amar a mil padres y mil
madres y aún te sobraría!; lo que está mal es pretender amar a Dios con
un pedazo de tu corazón porque el resto ya está ocupado.
No esperes a que Dios te quite todo para hacerte depender únicamente de
Él, hoy puedes ir en oración y rogarle que te ayude a renunciar a tus
ídolos. Porque no hallarás verdaderamente al Señor hasta que le busques
de TODO tu corazón.
 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? 
Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
Salmos 73:25
La promesa de Dios sigue estando vigente, es tiempo de decidirse:
“y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro
corazón”  Jeremías 29:13
 

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