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El Análisis

Funcional del
Comportamiento
Ensayo

Dalia Lorena Dubois Camacho C.B.100070260


ANÁLISIS FUNCIONAL DEL COMPORTAMIENTO

Uno de los rasgos distintivos del enfoque cognitivo-conductual es el Análisis Funcional del

Comportamiento o de la Conducta (AF), el cual es una herramienta muy importante de la fase de

evaluación inicial de los comportamientos y/o problemas que pueden tener las personas (Ortesco,

F. 2018), siendo esta muy importante, sino esencial, al momento de determinar los mecanismos de

intervención adecuados para minimizar la aparición de un comportamiento o promover su

aparición. De esta forma considero que, a pesar de los detractores cognoscitivistas puros quienes

desechan las estrategias de tipo conductual, es una herramienta efectiva desde la perspectiva de la

individualización de la atención.

El AF tiene como objetivo fundamental el describir las conductas del sujeto y su relación

con el ambiente que le rodea, los antecedentes o estímulos que favorecen la aparición de la conducta

y las consecuencias que tienen las mismas, con el fin de explicar el comportamiento y seleccionar

así las metas u objetivos a alcanzar con el tratamiento.

Dentro de las características principales del AF es la posibilidad de identificar dentro de los

aspectos que acompañan al comportamiento “problema” aquellas variables que inciden

directamente en el éste, aquellas que hacen que el comportamiento se mantengan, identificar las

más relevantes, las variables que pueden ser sujetas a modificación y sobre las cuales puede

cimentarse cualquier intervención.

Skinner en 1938, acuña el término de contingencia, el cual establece la relación entre la

triada anteriormente expuesta. Esta triple relación de contingencia (de la cual se habla en algunos

métodos, como el ABA, usado en la intervención de sujetos con Trastorno del Espectro Autista -

TEA), establece que todo comportamiento debe ser descrita en función de… “ 1) la ocasión en la

que ocurrió la respuesta, 2) la propia respuesta y 3) las consecuencias reforzadoras. Las relaciones
entre ellas constituyen las ‘contingencias de refuerzo’» (Skinner, 1975, p. 182)…” (Caballo, E.

2003).

Es fácil confundir el AF con el resultado de una entrevista inicial con el individuo o con la

observación inicial de un grupo, ya que esto hace parte de él pero no lo es todo. La entrevista inicial

nos permite el recabar información necesaria, pero se hacen necesarias en ocasiones más sesiones

o la entrevista a personas de interés (en el caso de los niños, las entrevistas no solo van dirigidas a

ellos, sino que se requiere la perspectiva de los adultos significativos que hace parte de su entorno,

como son padres, cuidadores, maestros, entre otros), para poder establecer cuales aspectos son los

que van a constituir la triada de contingencia y establecer las metas de la intervención. Este proceso

debe ser sistemático y como todo proceso sistemático debe estar sistematizado (documentado), de

tal manera que no se obvien aspectos que puedan ser importantes.

Las entrevistas hacen parte de las técnicas de evaluación, sin embargo también puede ser

usada la observación (tanto la que hace el terapeuta, como la del individuo mismo) la cual nos dará

un registro como insumo; así como la topografía del comportamiento, que nos podrá indicar la

frecuencia e intensidad con la que se presenta el comportamiento, además de las condiciones en las

cuales se presenta; cuestionarios y pruebas psicométricas estandarizadas; todo esto con el objetivo

de establecer las relaciones entre estos aspectos, que es realmente lo que es el análisis funcional.

El término AF puede llegar a ser mal entendido; particularmente, he tenido que defenderlo

frente a personas que lo demeritan por el solo hecho de que parece que se estuviera hablando de un

objeto que “funciona” de una manera u otra y no de seres humanos; sin embargo, lo que se trata de

explicar, es que el AF intenta es describir todos los aspectos del comportamiento, y no solo lo que

se observa en el momento, para servir de base en las intervenciones que se quieren hacer a cada

sujeto sobre ese comportamiento observado, el cómo adquiere placer y como evita lo que no es

placentero.
Aunque existen estrategias de abordaje terapéutico comunes en muchos casos, no podemos

caer en el error de tener un recetario con el que a partir de una etiqueta ya tengamos la formula

definida. Por ejemplo, a pesar de que los individuos con Trastornos por Déficit de Atención e

Hiperactividad comparten muchas características comunes, las cuales hacen posible su diagnóstico,

al momento de planificar su atención sistemática, el AF nos permite formular el cóctel que

beneficiará en mayor medida y con mayor eficacia a cada uno. No es lo mismo tratar a un niño con

TDAH, que a un adulto con la misma condición, e incluso si son dos niños, sus historias de vida y

crianza determinarán el camino a seguir en cualquier intervención.

El Análisis Funcional del comportamiento es una herramienta muy útil cuando se quiere

intervenir sobre la conducta de un individuo, de una manera sistémica, sistemática y efectiva; sin

embargo, no se debe tomar a la ligera su aplicación, ya que con él no solo se establecen las hipótesis

tanto históricas como de mantenimiento; los objetivos terapéuticos generales y específicos, sino

también la selección de las técnicas de intervención idóneas para cada caso.


BIBLIOGRAFÍA
Carrillo, G., Marinho,M., Caballo,V., (2003) El papel del análisis funcional del comportamiento
en el proceso de elección del tratamiento:Un estudio de caso. Psicología Conductual, Vol.
11, Nº 2, pp. 335-350. http://aulavirtual.ibero.edu.co/recursosel/documentos_para-
descarga/08%20Carrillo%20335-350.pdf

Orteso, F. 23 de mayo de 2018. Tema 2: El análisis funcional de la conducta [video].


https://www.youtube.com/watch?v=S9_mZM1r3lI&feature=youtu.be

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