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25 de dicembre 2020.

Amritapuri.Extractos del mensaje de Navidad de Amma


Busca y encontrarás. ¡Pero nuestra búsqueda es solo externa!
Nos dicen que despertemos a nuestro verdadero y propio Ser, que
aumentemos y usemos la fuerza y potencial dentro de nosotros. Eso
significa volvernos fuertes y confiar en nosotros mismos.
Amma se inclina ante todos vosotros, como encarnaciones del amor divino
y de la conciencia suprema.

De nuevo ha vuelto la Navidad, portando las nuevas de amor, compasión,


sacrificio y buena voluntad. Las fiestas como la Navidad, son las canciones
para despertar a toda la raza humana. Tanto si es Navidad como cualquier
otra fiesta o día común, durante todo el año Dios y la naturaleza nos envían
el mismo mensaje, el mensaje de Jâgrata [alerta]. De hecho, la alerta es una
cualidad que siempre debemos tener presente en nuestra vida.
Últimamente, no solo hemos fallado en estar alerta, sino que hemos
actuado como si hubiéramos olvidado completamente este valor. Quizá se
deba a nuestro olvido profundo de que la madre naturaleza ha decidido
refrescar nuestra memoria con esta situación extrema.

Realmente, esta situación no es ni extrema ni cruel. Cuando un niño comete


un error, ¿no le riñe su madre? Él ya tiene que desarrollar la conciencia
correcta. Él carece de discriminación para comprender el bien y el mal. Él
solo puede ser advertido de no repetir el error a través del temor. Cuando
un niño se da cuenta de que hay una posibilidad de ser castigado, no
repetirá su mala acción. Si una cabra, vaca, conejo o ciervo se ponen a
comer las hortalizas plantadas en tu huerto, ¿qué haces? El animal
desconoce la diferencia entre un huerto y un rodal de plantas silvestres. No
entiende qué se debe y qué no se debe hacer. Así que ¿qué hacemos cuando
uno entra en nuestro huerto? Cogemos un palo y lo amenazamos diciendo
¡soooo! ¡Fuera de aquí, vaca o conejo! Adoptamos una actitud
amenazadora y actuamos como si fuéramos a pegarle, pero en nuestro
interior no sentimos enfado. De modo similar, esta situación es un palo que
nos da la naturaleza para que estemos más alerta.
Este año muchos de nosotros no hemos podido salir para disfrutar de las
decoraciones navideñas, las fiestas y las compras, como de costumbre.
Estamos obligados a soportar muchas reglas, normas y protocolos. De
hecho, este no es un tiempo para salir, sino una oportunidad para mirar a
nuestro interior. Tenemos que utilizar la libertad externa recibida de Dios
con el discernimiento y auto dominio apropiados. Dios podría haber
decidido que si tenemos tiempo para mirar a nuestro interior, podríamos
utilizar ese tiempo para comprender y corregir nuestros errores.
El Sanātana Dharma enseña el principio de mirar al interior. El principio de
uttistha jâgrata ¡levántate! ¡despierta! Porque solo los que lo hagan
alcanzarán el objetivo de la auto realización, uttistha jâgrata prâpya varân
nibodhata. (Katha Upanisad 1, 3, 14) ¡Levanta! ¡Despierta! Si te has
acercado a los grandes entenderás sus enseñanzas.”
No solo se trata de despertar, se nos urge a despertar y levantarnos. Se nos
dice que despertemos a nuestro Ser verdadero, a levantarnos y usar la
fuerza y el potencial dentro de nosotros. Ello significa ser fuertes y confiar
en nosotros mismos.

Cristo dijo: “Busca y encontrarás.” Aquí, la búsqueda es interior, no en el


mundo externo. Actualmente la búsqueda de muchos está limitada a
“¿dónde puedo encontrar la última moda de collar? Ya se trate de Navidad
o de otras fiestas, siempre nos enfocamos hacia el exterior: ¿Puedo comprar
esto aquí? ¿Está disponible ese modelo de vestido en esa boutique? ¿Puedo
comprar ese collar en esta joyería? ¿Cuánto cuesta? Esa es la única
naturaleza de nuestra búsqueda. Buscamos comprar ropa nueva para
Navidad, enviar bonitas tarjetas, etc. Nuestra búsqueda es solo externa. La
búsqueda de la que hablaba Cristo no era esta, era una búsqueda interior.
Pero nosotros tenemos prisa en perseguir lo no esencial. Buscamos todo,
excepto lo que deberíamos buscar.

Dios nos ha dado ojos no solo para ver el mundo externo y perdernos en él.
También para cerrarlos y mirar hacia adentro y finalmente ver con el ojo
interno que lo interno y externo son uno. Los dos ojos externos son
necesarios para ver el mundo exterior. Para ver el mundo interior y conocer
al Ser verdadero no necesitamos los ojos externos. Porque el “yo” auténtico
es interior, no exterior.
No somos islas separadas. Todos estamos interconectados como los
eslabones de una cadena. La compasión, el amor y la buena voluntad
deberían llenarnos hasta el borde y rebosar fuera. Sus discípulos
preguntaron a Cristo: “¿Cómo es el reino de los cielos?” Y Él respondió:
“Como un grano de mostaza,” Para que un grano se haga un árbol su
corteza tiene que romperse. Una vez que crece se vuelve igualmente un
paraíso para las aves, animales y humanos. Las palabras de Cristo indican
que tenemos que crecer para volvernos como ella. Como la semilla crece
para hacerse árbol, Dios está presente como el jiva o conciencia individual
dentro de cada uno de nosotros. Si cien vasos de agua se ponen al sol, su
reflejo puede verse en cada vaso, pero el sol es solo uno. Del mismo modo,
el verdadero Ser está presente en cada individuo. No obstante, la
manifestación del Ser varía en cada individuo. Si el cristal de una bombilla
está sucio, no llega toda la luz. Así, mientras el interés personal y el ego
residan en nosotros, no podremos tener la experiencia de la divinidad en
nuestro interior ni expresarla.

Las fiestas como la Navidad se celebran con diversión, alegría y gozo,


como debe ser. Pero cuando se acaba la diversión deberías poder reflejarte
en tu vida y auto evaluarte. “¿Qué he hecho por la sociedad? ¿Lo hice solo
por mí? O ¿he hecho algo por la madre naturaleza?”
“Ama al prójimo como a ti mismo”, dijo Cristo. Cada persona que
encontramos en el curso de la vida, cada persona que conocemos, cada
persona que se nos acerca, son nuestro prójimo. Si podemos verlos y
amarlos como a nosotros mismos, esa será la autovía para alcanzar la
realización. Sri Krishna, Sri Rama y Cristo viven en nuestro corazón. La
Navidad nos recuerda la necesidad de practicar el auto sacrificio, la
compasión, la humildad y la fe firme en Dios en nuestras vidas. Que ese
despertar surja en todos. Decoremos el pesebre de nuestro corazón con
buenos pensamientos, palabras amables y acciones compasivas, porque el
corazón es la morada de Dios. Abramos nuestro corazón. Cuando así lo
hagamos encontraremos que la seguridad está ahí, dentro de nosotros.
Los deseos de Navidad de Amma : Que la gracia bendiga a todos mis hijos.

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