Sei sulla pagina 1di 3

Allá en la época de los descubrimientos Cristóbal Colón

ya había acabado sus cálculos para ir a la India y se los


presentó a los Reyes Católicos. El más listo de ellos
estaba borracho, le llamaban el Genio (pero no por ser
inteligente sino porque cuando se abría una botella de
vino aparecía junto a ella tal cual el genio de Aladín). Al
estar borracho y como todo el mundo le hacía caso los
cálculos fueron aprobados, fuesen erróneos o no. La
expedición iba a ser financiada por los Reye Católicos, y
Colón mandó construir una flota de 50 barcos totalmente
nuevos. Los construyeron con piezas de IKEA, pero se
quedaron sin piezas y el resto las tuvieron que hacer a
mano. Tardaron un par de años hasta que por fin fueron
construidos por completo. Ahora había que reclutar a la
tripulación y como había muchos candidatos hicieron un
“casting”. Los peores fueron los “hermanos Cabezones” y
“Juan de la Cosita” por eso fueron en las tres peores
embarcaciones. Una vez hecha la tripulación dio comienzo
el viaje. Ya habían salido del Puerto de Palos de la
Frontera y estaban en la mitad del océano cuando alguien
sacó una botella de vino y todos enloquecieron pues no
habían bebido nada desde hace días. Todos los que
tripulaban el barco que poseía la botella terminaron
completamente borrachos y el que lo dirigía giró
ligeramente el timón chocando así a otro barco que se

1
hundió, y este a otro… Y así sucesivamente hasta que
solo quedaron 3 barcos, los de los “hermanos Cabezones”
y “Juan de la Cosita”. Colón se salvó y nadó hasta la nave
pilotada por Juan. A estas tres naves que quedaron las
bautizó como “La Pinta”, “La Niña” y “La Santa María”
porque le pareció que quedarían bien en los libros de
historia del futuro. Siguieron su viaje pero desviados por
los choques que habían recibido tras la reacción en
cadena de los barcos. Por fin avistaron tierra.
Desembarcaron y vieron edificios altísimos, carruajes
voladores y todo era de un brillante metálico. Indagaron
entre las calles impolutas y un señor con una ropa súper-
futurista se les plantó delante y les preguntó si estaban
buscando algo. Ellos contestaron que estaban buscando
las alfombras del comerciante Apu. El señor les contestó
que no conocía esa tienda y le indicó que a lo mejor
podían tener alguna alfombra en el centro comercial. De
camino allí vieron un monumento muy alto y decidieron
escalarlo para avistar el centro comercial. Cuando ya
estaban en la cima de aquella escultura estrambótica, un
“hermano Cabezón” se resbaló y rompió la escultura. De
pronto se vieron perseguidos por un montón de gente
armada con palos y lanzas. Ahora parecían unos salvajes.
Salieron a toda prisa a por los barcos y zarparon de
Aztecapolys, pues así se llamaba la ciudad. Días después
llegaron a una nueva ciudad cuyo nombre era Mayation.
La ciudad era similar solo que más sucia. Nada más llegar
ahí le empezaron a hablar con un acento muy peculiar.
Colón avistó diversos puestos de comida en el que todos
vendían lo mismo, Tacos con Miel. La especialidad era los
tacos con miel de abeja Maya. Pero como “Juan de la

2
Cosita” era alérgico a la miel y probó un taco y… Pasó lo
que tenía que pasar, que se le hincharon los labios, se
mareó y se desmayó. Salieron rápido de la ciudad otra
vez buscando un curandero, así que embarcaron otra vez.
Se orientaron muy bien por las dotes de orientación por
las estrellas de Juan, ya que viajaron de noche, y como
este tenía los labios muy hinchados le llamaron el
Astrolabio. Desembarcaron otra vez en otra gran ciudad,
Incacity. Ésta ciudad era más ecológica y tranquila pues
andaban en Vicuñas (una especie de Yamas) y llevaban
ponchos. Había algo que destacaba, las pirámides
escalonadas. Allí creían en muchos dioses y en esa zona
eran Jostaístas y creían en el dios PT. AMO. En la cima
de esa pirámide había una estatuilla de oro con piedras
preciosas. Colón se imaginó todo lo que podría comprarse
con eso. Entonces casi poseído comenzó a ascender por la
pirámide dirigiéndose a la estatuilla. A medida que se
acercaba comenzaba a desencadenarse una gran
tormenta. Y de repente comenzaron a llover monedas de
plata de Potosí. A Colón le alcanzaron unas cuantas en la
cabeza y se resbaló para atrás cayendo así por las
escaleras abajo. Creyeron que ya tenían suficiente y
embarcaron hacia España. Pero decidieron que no
contarían nada de lo ocurrido.

FIN

Potrebbero piacerti anche