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TEMA 4: EL NEOCLASICISMO Y EL SISTEMA DE

GÉNEROS: LA POESÍA

RESUMEN (ARTÍCULO)
El neoclasicismo fue la tendencia estética dominante en la poesía española de entre 1750 y 1830. El
nuevo estilo supone un rechazo de tendencias del siglo XVII como el conceptismo y el culteranismo, y
la creencia en principios como la imitación de poetas anteriores pertenecientes a la herencia clásica de
Grecia y Roma y poetas europeos de los siglos XV a XVII que se situaban en esa tradición. Otras
características estéticas básicas son la teoría de los géneros (cada materia tiene formas y estilos
apropiados), la claridad de expresión (que supone el empleo de figuras retóricas adecuadas), un dominio
de las formas métricas, el uso de efectos sonoros que refuercen la expresividad, una concisión de estilo,
precisión en la elección de palabras, y una energía expresiva capaz de interesar al lector. El
neoclasicismo dieciochesco encuentra nuevos temas en el ideario de las Luces y las preocupaciones
culturales de la época como la moral personal, la búsqueda de la felicidad, las ciencias, y la amistad. La
segunda y más extensa parte del artículo se centra en la producción poética de unos veinte autores,
destacando sus aspectos distintivos de acuerdo con la importancia y calidad de su obra. Los poetas
tratados son Nicolás Moratín, Cadalso, Huerta, Trigueros, González, Jovellanos, Montengón,
Samaniego, Iglesias, Iriarte, Forner, Meléndez, Arroyal, Leandro Moratín, Cienfuegos, Arriaza,
Quintana y Lista.

TÉRMINOS, DEFINICIONES Y ORÍGENES


La historiografía literaria actual emplea el término 'neoclásico' para referirse a la tendencia estética que
empezó a asentarse en la poesía española a mediados del siglo XVIII y que no llegó a decaer de manera
efectiva hasta la cuarta década del siglo XIX. El adjetivo 'clásico' era corriente en textos críticos de la
segunda mitad del siglo XIX, pero el Diccionario de la Real Academia Española no registra 'neoclásico'
como calificativo estético hasta 1936.

Las personas educadas del siglo XVIII estudiaban la poesía latina en los colegios de su época, y en las
clases de retórica y poética aprendían a componer poemas en latín al estilo de los de la Roma antigua y
estudiar los correspondientes textos de preceptiva literaria, especialmente el Arte poética de Horacio.
Esa tradición poética, editada y ampliamente comentada en Europa en los siglos XVI y XVII, se había
enriquecido con los descubrimientos de textos perdidos y ediciones correctas o más completas de
poemas ya conocidos. La Grecia antigua contribuía con composiciones épicas como la Odisea y la Ilíada
de Homero, pero sobre todo con textos en el estilo pastoril: églogas, idilios y, uno de los
descubrimientos del XVI que atrajo mucho a poetas dieciochescos, anacreónticas, que celebraban el
amor, el vino y una vida hedonista. Solo una pequeña minoría culta leía el griego en el XVIII pero
muchos de los textos literarios se habían traducido al latín o al español en los dos siglos anteriores.

Para los poetas dieciochescos españoles otros modelos bastante accesibles eran los poetas italianos
desde Petrarca (1304-1374) - por sus sonetos amorosos - hasta figuras contemporáneas como Metastasio
(1698-1782). Sin embargo, los autores más mencionados son españoles de los dos siglos precedentes:
Garcilaso y Fray Luis de León.

Si la tradición clásica tenía por un lado la riqueza de las composiciones poéticas del pasado para
inspirar y a veces intimidar a los poetas neoclásicos, por otro existían comentarios eruditos y manuales
de técnicas poéticas que enseñaban cómo escribir. En 1737, Luzán publicó un compendio de estética
literaria, La Poética, que resumía gran parte de la teoría clasicista, principalmente Aristóteles y Horacio
pero también teóricos españoles, italianos y franceses más recientes. La obra de Luzán es, sin embargo,
el punto de partida en cualquier análisis serio de la poesía neoclásica española y, aunque fue escrito
antes de que hubiera realmente composiciones en el estilo neoclásico, sus formulaciones de lo que
llamaba las 'reglas' de escribir y sus discrepancias con algunos aspectos de los gustos estéticos del siglo
XVII fueron elementos centrales en casi todas las polémicas en torno a la poesía hasta entrado el siglo
XIX .

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL NECOCLASICISMO


DIECIOCHESCO
La admiración sentida por poetas anteriores los convierte en modelos para imitar, y la imitación es un
principio fundamental del neoclasicismo. En el caso de los poetas latinos la imitación puede también
tomar la forma de traducciones de sus composiciones al castellano, y abundan en los poetas neoclásicos
versiones más o menos libres de, por ejemplo, odas de Horacio. La tradición clásica proporcionaba una
gama amplia de modelos, pero por si no había suficientes en la antigüedad había poemas latinos de
autores recientes (p. ej. Joannes Secundus) y otros italianos en una lengua muy cercana a la castellana,
además de franceses, alemanes e ingleses que se situaban en la misma herencia clasicista. La imitación
se llevaba a cabo en maneras variadas. Una buena imitación contrapone en cierto modo el modelo
imitado y la imitación, y el poeta que imita tiene que demostrar su capacidad creadora y su originalidad
además de provocar en el lector comparaciones no desfavorables con la obra del poeta anterior.

Un componente intrínseco a la imitación es la importancia dada al sistema de los géneros,


esencialmente como base formal de un poema pero también como indicio de qué temas se adecuan
mejor a qué formas métricas. Existían desde el siglo XVI manuales de poética, algunos en latín, que
minuciosamente describían la gama de géneros empleada en la poesía clásica y renacentista, y servían
en la España dieciochesca como guías de las formas consagradas y sus temas asociados. La herencia
clásica daba primacía a tres géneros empleados por Virgilio: la épica, la geórgica y la égloga, y todas
fueron probadas por poetas neoclásicos españoles. En 1778 la Real Academia Española convocó un
premio para un 'Canto épico', es decir un fragmento de lo que antes suponía un poema de varios cantos y
quizás miles de versos. En general el deseo de los poetas de llegar a un público lector amplio hizo
rechazar poemas (y géneros) sobre temas bélicos o heroicos en favor de asuntos más cotidianos.

Los distintos géneros proporcionaban al poeta dieciochesco un armazón para establecer distintos tipos
de comunicación con el lector, y el lector, al ver una palabra como Oda o Elegía a la cabeza de una
composición, sabía ya algo sobre la finalidad de la composición, el tono que podría tener, los temas que
solía tratar, el tipo de verso en que estaría escrita y otras características asociadas con el género por su
uso en autores anteriores. Una oda celebra algo y revela la escala de valores de quien escribe. Una elegía
supone en primer lugar un lamento por algo perdido o ya no presente, ya sea una persona, unos
sentimientos o una situación. Una epístola supone la participación en un diálogo culto entre amigos. Sin
embargo, con el paso del tiempo las formas genéricas empiezan a sufrir variaciones o a desarrollar
nuevas características. Los puristas solían condenar las mínimas desviaciones de las pautas impuestas
por la tradición mientras los propios poetas, que admiraban la creatividad, elogiaban las innovaciones
que suponían la creación de nuevas formas de belleza. Un género viejo podía usarse para tratar un tema
nuevo, y en otros casos era posible crear nuevos efectos al tratar de manera burlesca o jocosa una forma
seria.

El sistema educativo secundario de la España dieciochesca solía tratar en conjunto la poesía y la


retórica. La retórica podía tomar muchas formas; en principio es el uso de figuras como la metáfora o la
exclamación para dar vigor a lo que se escribe con el fin de convencer o mover al oyente o lector. Los
manuales de retórica de la época daban listas y ejemplos de todas las figuras conocidas, acompañadas
por consejos sobre cuándo debían usarse. Dada la importancia concedida en la estética clasicista a la
claridad y la comunicabilidad, las nuevas retóricas avisaban contra el uso elaborado de metáforas. El
concepto de poesía como primordialmente un medio para comunicar una idea, concepto o argumento
prevalecía en la mentalidad de los destacados poetas neoclásicos del siglo dieciocho más que una
ingeniosidad para jugar con las palabras. Admiraban el ingenio de Quevedo pero no querían imitarle.
Los libros sobre retórica ofrecían una gran variedad de figuras – la metáfora podía ser sustituida muy
eficazmente por la metonimia – y era primordial elegir las figuras de acuerdo con el énfasis explícito en
el hecho de comunicar, de producir una poesía hermosa, que sonara bien, que fluyera con un ritmo
elegante, en que nada fuera superfluo.

El clasicismo tiende en general a apreciar la claridad de expresión como valor indiscutible, por eso
desconfía de metáforas elaboradas.

Si por un lado la estética neoclásica privilegia las ideas, por otro busca la belleza expresiva en los
sonidos creados por las palabras. En géneros como el soneto una fuente de belleza sonora es el uso de la
rima; en otras formas la asonancia es capaz de crear ecos sonoros menos evidentes. Sin embargo,
muchas composiciones neoclásicas prefieren formas métricas como la silva en la que puede haber
asonancia o no; y la silva, que abunda en la poesía neoclásica, permite libertad al poeta, aunque no
supone menor elegancia. Cuando los críticos neoclásicos juzgan negativamente un poema suelen
mencionar cómo el autor consigue la rima o asonancia, si con verbos o adjetivos que se prestan
fácilmente a proporcionar la rima o con otras partes de la oración.

Asociado con el sonido de las palabras está el ritmo, y éste se relaciona con la forma métrica. Muchas
formas preferidas en el siglo XVIII exigen versos de siete u once sílabas. En las composiciones de
versos cortos como las anacreónticas hacen falta heptasílabos y a veces hexasílabos. El poeta que
favorece versos cortos tiene que saber manejar el ritmo ligero que imponen estos metros, que también
producen un efecto de velocidad. El poeta que opta por versos más largos, normalmente preferidos en
composiciones de tema más serio, necesita saber infundir energía a lo escrito para que el interés no
decaiga, un objetivo menos fácil.

La teoría poética neoclásica pone énfasis en el esfuerzo que tiene que hacer el autor para interesar al
lector. La energía y la invención de una composición lograda exigen mucho empeño y el poeta necesita
repasar mucho lo escrito para eliminar lo superfluo, lo feo o lo impreciso. Por eso los textos teóricos
recomiendan la 'lima', mencionada en las poéticas antiguas, para reducir y pulir las palabras para que su
impacto sea mayo.

APECTOS INNOVADORES DEL NEOCLASICISMO


Si los poetas neoclásicos admiran las formas y muchas veces la mentalidad presentes en poemas de
épocas anteriores, saben que viven en un momento histórico caracterizado por la innovación en el
mundo de las ciencias, de la tecnología y del conocimiento, y, de manera semejante a los poemas
antiguos, quieren reflejar aspectos del mundo en que viven. Formas genéricas como la epístola y la oda
horacianas permiten una gama muy amplia de temas. Si consultamos las ediciones de los poetas del
apogeo del estilo neoclásico apreciamos su preferencia por formas como la oda que permiten que el
poeta dialogue como si fuera con un amigo sobre temas actuales de cultura.

"POESÍA FILOSÓFICA" O "ILUSTRADA"


Joaquín Arce a denominar 'poesía ilustrada' a composiciones en las que aspectos destacados del
pensamiento de las Luces ocupan un papel importante, y extiende el calificativo a poemas de
circunstancias o celebrativos que exaltan hechos, personajes o instituciones relacionados con la
interrogación de las ideas y prácticas del pasado. El adjetivo 'ilustrado' significa en cierto modo un
juicio de valor sobre la naturaleza de las ideas incluidas, y algunos críticos (Lorenzo, Deacon, 1995) han
preferido emplear la palabra 'filosófica', que en el siglo XVIII tenía una amplitud mucho mayor que
ahora, extendiéndose a actividades políticas e incluso el cuestionamiento - moderado o más profundo -
de las bases de la política, la sociedad, la religión, las ciencias y otros campos de la actividad humana.

Lo que sí destaca en la poesía neoclásica (con excepciones evidentes en poetas clérigos y alguno más)
es una menor atención a poesía centrada en la religión católica. El componente religioso aparece muchas
veces enmarcado en un amplio contexto filosófico. Una poesía que tratara temas religiosos desde una
perspectiva negativa o que criticara radicalmente aspectos de las estructuras políticas o sociales de la
época no habría sido aprobada por la censura civil de la edad del neoclasicismo y aun menos por la
Inquisición.

TEMAS DE LA POESÍA NEOCLÁSICA


La filosofía en su sentido amplio fue tema de mucha poesía neoclásica en España, ocupando un lugar
privilegiado la ética o filosofía moral. Hay odas sobre temas abstractos como la gula, la beneficencia, la
virtud, el odio, la ternura, y, a la luz de la importancia dada en la filosofía empírica a la búsqueda de la
felicidad, el interés de muchas composiciones gira en torno a cómo conjugar los deseos personales con
las exigencias de la sociedad. En poemas anacreónticos, en un ambiente casi siempre abstraído de la
realidad, la temática dominante es el placer de los sentidos y las relaciones entre los sexos. En epístolas
en verso los poetas exploran los valores sociales y políticos sin permitir que su expresión ofenda a la
Iglesia o al Gobierno. En sátiras cortas o largas los poetas condenan lo que consideran perjudicial al
individuo o a la sociedad en conjunto, cuidándose de no dirigir sus críticas a individuos o a instituciones
poderosas.

Ciertos poetas escriben composiciones centradas en el apetito sexual, subrayando el lado materialista
del comportamiento humano, y oponiéndose implícitamente a los artículos de fe que condenaban la
sexualidad y las creencias materialistas.

Las ciencias y los descubrimientos científicos podrían parecer un campo temático difícil de explotar;
sin embargo, hay poetas cuyo interés por las ciencias les empuja a escribir sobre temas como la
vacunación (Quintana), origen del mundo (Diego González), y las ideas de Newton sobre la luz y la
gravitación (Luzán). Algunas ideas nuevas chocaban contra la ortodoxia impuesta por la Iglesia, y los
poetas debían tener cuidado al tratar, por ejemplo, de la teoría copernicana del universo por ser contraria
a lo sostenido por el catolicismo.

Otro gran campo temático que se detecta a menudo en poemas de tono íntimo y amistoso es la
sociabilidad del hombre. Una vez aceptada la búsqueda de la felicidad como objetivo primordial en la
mayoría de los seres humanos, se perciben sus consecuencias en poemas que pintan la amistad entre
individuos, la paz entre las naciones y el cosmopolitismo como actitud que debe reinar en el mundo
social. Varios de los poemas celebrativos se centran en actividades que reúnen a la humanidad en
instituciones dedicadas a ocupaciones artísticas o que llevan a la mayor felicidad y prosperidad del
conjunto de la sociedad: es decir, las academias de bellas artes y las sociedades económicas de amigos
del país.

APUNTES DE CLASE
El siglo XVIII es un siglo que en relación con el Barroco o Romanticismo se ha considerado un siglo
de menos claridad. En el caso del teatro no es así, sino que se asiste a unas evoluciones.
¿Sucede lo mismo con el género poético? → El siglo XVIII es un siglo más modesto, no hay poetas tan
brillantes ni tan importantes como los anteriores porque la literatura introduce elementos como son el
mayor peso de la prosa, un fuerte carácter didáctico civil, y esos elementos chocan con los mimbres o
esqueletos de la poesía de tradición poética, pero eso no quiere decir que no haya unos estilos ni autores.
Tiene varios estilos propios que tienen una función de puente, de diálogo entre el Barroco y el
Romanticismo, no es una poesía tan brillante como la que le procede, pero sí es un género en la que se
puede distinguir algunas voces interesantes. Tendríamos que distinguir 4 grupos o períodos:

• Poesía postbarroca: poesía de continuación de formas anteriores: gongorismo y conceptismo.


• Poesía rococó: estilo propio, paralela a la pintura rococó y pintura rococó, poesía de carácter
cortesano, muy artificiosa.
• Poesía ilustrada: poesía que se rige por los valores estéticos como la razón.
• Poesía extensa: poesía épica, histórica que formalmente es poesía pero que se acerca mucho a la
épica y a la novela.

Otro elemento es el peso que tiene la aparición de las academias literarias. Este siglo, uno de los
elementos que mas preocupan a los ilustrados es que hay que huir de la barbarie, hay que alejarse de lo
popular.

El pueblo, lo popular se ve como algo que hay que culturizar. Un autor ahora no puede escribir una
tragedia y un entremés, es decir, un autor de esta época se tiene que dedicar a un solo género y a una
sola especialización.

Todo va a tener un proceso muy burgués, académico. Las Academias literarias van a servir para
propagar, los autores se inscriben a estas escuelas poética.

RENOVACIÓN NEOCLÁSICA

La poesía ilustrada se encuentra en la segunda mitad del siglo XVIII, busca renovación. Tendríamos 5
grupos dentro de la poesía neoclásica o 5 líneas, a veces convergentes:

• 1º → Renovación neoclásica, José Cadalso y García de la Huerta. La renovación neoclásica es


un movimiento poético que pretende construir un verso sencillo, directo, antibarroco con un
fuerte carácter didáctico y civil. El gran tema de esta poesía es el elogio de la amistad, con
lenguaje coloquial pero culto, que huye de la metáfora compleja, con unos metros claros y
clásicos, poesía tranquila en la que el poeta se manifiesta.

• 2º → la poesía filosófica, Jovellanos. Esta poesía tiene un fuerte carácter moral, es heredera
directa de las ideas de las enciclopedias francesas. El género que predomina es la fábula con
Tomás de Ilarte. Poesía que articula evolución de la filosofía. Poesía tranquila, la cual tiene
temas ensayísticos mas que poéticos. Una poesía que dialoga con el lector.

• 3º → Escuelas salmantinas. Menéndez Valdés. Afrancesado convencido, es una autor que abraza
los credo franceses, no solamente escribe poesía, también teatro. Es ministro de Carlos IV y del
reinado de José Bonaparte. Cada vez tienen más peso en el mundo de la la política. Se exilia.
Características:

- Peso del paisaje. Adquiere un protagonismo bastante interesante que en cierto sentido se ha querido
ver como prerromántico. Poesía descriptiva.

- Poesía de carácter anacreóntico. El anacreontismo es una línea estética que introduce a los dioses del
Olimpo, a las fuerzas del más allá dentro del discurso poético. A veces se confunde con el Barroco
porque implica varios juegos lingüísticos un poco complejos. Tono reflexivo.
- Sentimentalidad que desarrollada va a dar lugar a la expresión sentimental del Romanticismo: el amor
pasional.

Hace humanizar la poesía. Dentro de su trayectoria podemos distinguir dos lineas poeticas:

- Poesía didáctica, repetitiva.


- Erótica fina.
Su poesía no deja de ser algo secundario para el autor: es como un pasatiempo, no es su oficio principal.

• 4ª → escuela sevillana, Marchena. Representa la heterodoxia más radical de la Ilustración y de


los afrancesados. Poesía radical. Nace en Utrera, es un autor muy desconocido, a su condiciona
de afrancesado fue un autor mucho mas radical que Menéndez Valdés. Exilió en varias
ocasiones: huyendo de la Inquisición, eso le hace entrar en contacto en las revoluciones.
Traductor de Moliere, Montesquiare al español, y traduce al francés muchas obras españolas, es
decir, está a caballo ente la cultura español y la cultura francesa. Hizo falsificaciones literarias.
Se vuelve a exiliar. 1820 una historia de la literatura española muy original, laica y civil. Tiene
una obra muy pasional porque está escrita desde una profundísima emoción. Representa esa
España afrancesada que durante mucho tiempo se ha visto como una España traidora.

• 5ª → transición al Romanticismo, Manuel José Quintana. Representa la voz de la idealogía y la


literatura asociada a la libertad. Participan en los mismos acontecimientos históricos. Está en el
banco nacional (Cortes de Cádiz). “Oda a la invención de la imprenta”, sufre la cárcel y el
destierro. Con la muerte de Fernando VII regresa, hasta que la reina Isabel II lo corona como
uno de los grandes poetas del 19. Escribió teatro que fue un éxito, memorias, artículos
periodísticos, política y poesía. Su poesía estaría dentro del liberalismo, que representa el canon
poético del siglo XIX. Características:
Compromiso político de la poesía.

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