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CENTRO ZEN

KARUNA

“El bambú japonés”

La práctica del zazen y del zazenkai, así como también del sesshin, es un
momento muy importante en nuestras vidas diarias. El universo entero se reúne
y se concentra en la práctica. Los pájaros, los árboles, los montes, el ruido de la
calle, todo se reúne en este momento, aquí y ahora, cada cosa se ajusta para
que la circunstancia sea la correcta.

Algunas veces nos preguntamos: Cuál es la actitud correcta que debería tener al
empezar la práctica? La respuesta es: Una actitud sencilla y simple directa,
dirigida a la práctica, sin expectativas, entregada de verdad, de corazón;
una actitud perseverante y paciente.

La práctica implica volverse hacia uno mismo, hacia nuestro centro y comprende,
en su complejidad, tres significados relativos: Tocar la mente, Recibir la
mente, y Comunicar la mente.

Tocar la mente significa hacer contacto con la mente pura, es intentar una y
otra vez ponerse al unísono con el infinito, con eso que no ha nacido y que no
muere. Es intentar una y otra vez tocar aquello que es primordial de una manera
permanente. Es estar dispuesto a entrar en ese ámbito infinitamente vacío, en el
vasto y desentráñable Dharma, el cual, con cada práctica, hacemos voto de
comprender y aprehender.

Recibir la mente es estar atentos y receptivos, con todos nuestros sentidos, a


todas las enseñanzas. El verdadero Dharma se manifiesta en todo, no sólo en las
enseñanzas, sino en todo momento, de forma no interrumpida. Un vecino que
tose, una ventana que golpetea, el ruido de un coche, el sonido de la campana, el
canto de una rana ... el dolor de la rodilla, el dolor de la espalda, el enfado
porque me distraigo. Estos son los mensajes de la mente para engancharnos en
ellos. Como el sonido de una piedra sobre la caña de bambú abrió la mente de
Hsiang-yen, así cada cosa que acontece puede ser el estimulo que abra nuestra
mente.

Comunicar la mente es ofrecernos a todos los demás y al universo, con la


integridad con la que nos manifestamos en cada momento, tanto estando
sentados en meditación como de pie, comiendo, descansando, durmiendo. La
dignidad de nuestra actitud recogida manifiesta el Buda mismo. Cada uno es el
maestro de todos y de si mismo, así como los otros son para cada uno. En la
medida en que nos hacemos íntimos con nosotros mismos, en esa medida somos
cuidadosos con todo, no nos separamos de nuestro centro, de ese samadhi
positivo de la acción que significa el zazen. Comunicándote contigo mismo, te
comunicas con la mente Una, te comunicas con MU, te comunicas con uno, dos,
tres ... con la respiración y con el universo.

Esto es tocar, recibir y comunicar la mente, esto es MU.


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En el mundo en que vivimos, continuamente tenemos que plantearnos priorizar lo


que es más urgente de lo que es menos, siempre estamos sobrepasados de cosas
y por esta razón practicar el zazen o el zazenkai es darnos cuenta que podemos
parar el trajín. Entonces surgen decisiones que habíamos eludido o incluso
olvidado, con frecuencia sentimos que nuestra vida no experimenta los cambios o
mejoras que anhelamos, ni en lo psicológico ni en lo espiritual. Incluso en un
sesshin también tenemos tantas expectativas de éxito o de cambio que nunca
llegamos a concretarlas y nos sentimos insatisfechos.

Voy a explicar el crecimiento del bambú japonés, ya que es una buena metáfora
para hablar de tres actitudes básicas de la práctica: Paciencia Propósito y
Perseverancia.

EL BAMBÚ JAPONÉS

Para tener un bambú japonés, siembras la semilla, la abonas y te esfuerzas para


regarla cada tercer día.

Algo muy curioso sucede con el bambú japonés. Cuando pones la semilla, la
abonas y la riegas constantemente, no ves que en los primeros meses suceda
nada apreciable. Es más, durante el primer año no sucede nada. Tampoco
durante el segundo año o el tercero. Es más, durante los primeros 7 años no
pasa absolutamente nada con esa semilla. Sin embargo, durante el 7mo. año, en
un periodo de 6 semanas esta planta de bambú crece más de 30 metros. Ahora la
pregunta crucial es: ¿Tomó a esta planta sólo 6 semanas para crecer? ¿O le tomó
7 años y 6 semanas? ¿Qué crees? La verdad es que tomó 7 años para crecer y
que en esos primeros 7 años de aparente inactividad este bambú estaba
desarrollando un sistema complejo de raíces que pudiera sostener el crecimiento
masivo que iba a experimentar en tan solo 6 semanas.

De igual manera es necesario entender que muchas veces estaremos en


situaciones donde creemos QUE NADA ESTÁ SUCEDIENDO y esto puede ser
frustrante. Es necesario entender que durante esos momentos sí está sucediendo
algo y ese algo es que sí estás creciendo tanto interna como externamente, que
estás creando la base, las raíces de tu Ser, los hábitos y el temple que te
permitirán sostener el avance cuando éste se empiece a materializar.

Una persona que no ha seguido el proceso de siembra, abono y cuidado, viendo


el bambú brotar y crecer repentinamente podría pensar que le llevó sólo seis
semanas alcanzar 30 metros de altura. Pero la verdad es que toma siete años y
seis semanas. La ignorancia y las ideas falsas sobre los hechos pueden generar
igualmente falsas expectativas y aún hábitos inconsecuentes con la realidad.

El ser humano trata de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados. En la


vida cotidiana lo mismo que en el Zen, no se acaba de entender que la realización
plena es simplemente resultado del crecimiento interno, lo que es un proceso
lento que requiere tiempo y esfuerzo constante.
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Por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto


plazo con frecuencia abandonan el camino justo cuando están cerca de alcanzar
esa nueva visión, ese Despertar tan deseado. No entendemos que uno de los
secretos de este Despertar es la firme determinación, es la fidelidad al Propósito.

La perseverancia y la claridad en el propósito son condiciones necesarias, así


como lo es la paciencia. En muchas ocasiones estaremos frente a situaciones que
nos parecen estancadas, inamovibles. En la misma sentada, con la práctica del
zazen, nos cuesta creer que estamos haciendo algún progreso o logrando algún
provecho. Parece que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente
frustrante.

En tales momentos, es de sabios recordar el bambú. Mientras no abandonemos


nuestro ejercicio, ese MU clavado en nuestra mente, esa respiración consciente,
aunque no veamos los resultados que esperamos, debemos recordar que algo
siempre está sucediendo dentro de nuestro SER. Estamos creciendo, madurando
y preparándonos.

Quienes no se dan por vencidos van gradual e imperceptiblemente creando el


hábito y configurando el recipiente del Ser, fortaleciendo las raíces que nos
permitirá percibir la claridad cuando ésta al fin se materialice. El Despertar es un
proceso que lleva tiempo y dedicación. Es un proceso que exige aprender nuevos
hábitos y que nos obliga a descartar otros; un proceso que exige cambios, acción
y formidables dotes de paciencia.

Recuerda el Bambú y las 3 Ps. Perseverancia, Propósito y Paciencia.

Nuestras importantes responsabilidades de familia, trabajo, comunidad aparecen


y desaparecen en el zendo durante la práctica. Preguntémonos: Estamos
plenamente dispuestos a mantener nuestra energía, a vivir en la plena
consciencia tanto como nos sea posible? Solo así podemos experimentar que
nuestro Zen se extiende más allá de los límites de nuestro entorno, más allá de la
familia, el trabajo, la clase, la tienda, la cocina, la sala de estar y que lo engloba
todo. Utilicemos correctamente cada situación de cambio, no nos distraigamos.
Las distracciones son un error, son una escusa de la mente dispersa.

Como siempre, cada uno de nosotros atiende su práctica pero es juntos que
podemos verdaderamente evolucionar y mejorar la misma práctica.

Shaku Soen Zenji dijo: “Zazen no es un quehacer difícil. Es el camino que


requiere esfuerzo pero es un camino ventajoso que te lleva a tu propia casa. Algo
de ti viene desde lejos y muchas cosas nos vienen desde la infancia o más lejos
aun, pero tu tienes la ocasión durante la práctica de poder llegar hasta tu propia
casa. Para ello has de dedicarte a la práctica de manera fervorosa y has de hacer
de este Zendo el centro de tu vida durante cada instante de tu práctica.”
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Nosotros nos sentamos como y con el Budha, con ese ámbito de lo divino dentro
de nosotros, bajo su mismo árbol, con todos los maestros que le sucedieron y con
todos aquellos que practican con sinceridad este camino. Éste es el zendo de
cada uno de nosotros y la palabra "dojo" (zendo en japonés) es una traducción
de Bodhimanda, es decir, el lugar de la iluminación. Cada uno de nuestros zafús
es el Bodhimanda. Cada uno de nuestros cuerpos es el cuerpo de la iluminación.
Cada uno de nosotros tenemos una habitación y en ella está nuestro zendo
interno, Durante la práctica, ni un sólo momento dejemos este lugar, este dojo,
este Bodhimanda, este lugar de la iluminación.

En la práctica, cada uno de nosotros toma su propia mente y en ella permanece.


Este es el lugar donde no hay ni ir ni venir. Esa respiración de cada momento no
viene de ningún lugar, ella es el eterno aquí y ahora.

Algunas veces nos preguntamos: Qué es lo más importante en la práctica? Podría


responder: "Intimidad". Íntimamente, es un paso silencioso en el corazón de las
cosas, en el SÍ MISMO. En definitiva, qué buscamos haciendo zazen? Volver a
nuestra propia casa, a nuestro origen primordial.

Cuando el pensamiento te habla, vuelve a MU, vuelve a la respiración y siéntate


en ella, siéntate ahí mismo. Este ejercicio no es uno más entre otros muchos que
tú puedes seleccionar. Deja las opciones y céntrate en el ejercicio. Haz tu casa
dentro de ti, haz tu hogar más y más íntimamente. Cumple esta opción en cada
período de zazen, en cada sentada, en cada momento. Olvida el tiempo.
Lentamente, profundamente, olvida todo el camino, la iluminación, tu zafú, tu
cuerpo. Quédate en este MU, quédate en esta respiración, haz que sólo exista
este momento, sólo esta respiración.

El día ha terminado y el viento sopla. El viento siempre recuerda que en medio


del movimiento, en medio del ruido, hay algo que siempre está quieto. Con los
pensamientos que continuamente aparecen y desaparecen hay algo que nunca se
mueve. Hazte amigo de este algo inamovible y busca su tierra, su profundidad.
Aprovechemos cada instante, acerquémonos a nosotros mismos con cuidado y
con curiosidad. Debemos estar abiertos y presentes, reflejando en cada momento
nuestra condición básica y no ocupando nuestra mente con ideas que nos
distraigan.

Este es el lugar del SER, este es el lugar del TAO, aquí está el Zendo de MU.

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