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Unidad Didáctica 3:

Las Políticas de
Igualdad

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Curso Género e Igualdad de Oportunidades

Si la civilización estriba en progresar hacia el futuro, ha de ser a


través de la ayuda de las mujeres, mujeres liberadas de sus
grilletes políticos, mujeres con plenos poderes para ejercer su
voluntad en el seno de la sociedad.
(Emmeline Pankhurst, sufragista británica, siglo XIX)

1.- INTRODUCCIÓN:

En este Unidad Didáctica vamos a aproximarnos a los conceptos básicos en


materia de igualdad de oportunidades para tener un marco de referencia que nos
permita entender la necesidad de aplicar políticas para la erradicación del sexismo
y la construcción de relaciones igualitarias entre mujeres y hombres.
Contemplaremos también los marcos normativos en materia de igualdad (con
referencias a la normativa específica en violencia de género) así como los planes
de igualdad y los recursos en esta materia.
La concepción de las mujeres como ciudadanas es otro de los aspectos que
abordaremos en esta Unidad porque una sociedad democrática que se precie ha de
articular los mecanismos para la erradicación de las desigualdades de género y no
existan en su seno personas consideradas “ciudadanas de segunda”.
La igualdad de oportunidades es uno de los principios rectores que deben
guiar a las sociedades democráticas. En nuestro país, a partir de la Constitución del
78, se inició la senda de la igualdad pero aunque en la actualidad las leyes
garanticen iguales derechos, oportunidades y trato a hombres y mujeres, el peso de
la tradición y de siglos de desigualdades pervive, de ahí que se necesiten políticas
e instrumentos que aceleren los procesos entre la igualdad normativa y la igualdad
real. Naciones Unidas ha estimado que habrán de transcurrir 400 años para
alcanzar cotas de igualdad entre mujeres y hombres a nivel mundial, de ahí que las
políticas de igualdad sean hoy más que nunca necesarias para adelantarnos a las
previsiones temporales. Quizás las generaciones actuales no podamos disfrutar de
un mundo más justo e igualitario, pero al menos las generaciones venideras
merecen que las niñas y mujeres del futuro puedan vivir en libertad y en igualdad.

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2.- OBJETIVOS:

- Conocer las políticas de igualdad como marco de intervención frente a las


desigualdades de género.
- Analizar los principales espacios de ejercicio de ciudadanía: empleo,
educación, salud, urbanismo, cultura,…
- Profundizar en los marcos normativos que legitiman la aplicación de
políticas de igualdad.
- Identificar los recursos existentes en materia de igualdad de oportunidades.

3.- ESQUEMA DE CONTENIDOS:

La Unidad Didáctica 3 comprende los siguientes temas:


Tema 5: La Igualdad como principio y como derecho. Conceptos clave. Las
Políticas públicas de Igualdad.
Tema 6: Género y ciudadanía.
Tema 7: Fundamentos de las políticas de igualdad: Marcos jurídicos y
competenciales internacionales, europeos, estatales y autonómicos.
Tema 8: Planes y recursos en materia de igualdad de oportunidades entre mujeres
y hombres.

El principio de Igualdad
Conceptos básicos  Transversalidad o mainstreaming, Empoderamiento,
Discriminación, División sexual del trabajo, Brechas de género,…
Las políticas públicas de igualdad
Los espacios de ejercicio de la ciudadanía:
Economía y género
Salud y género
Coeducación: una clave para la convivencia en igualdad
Género y espacios habitables. Urbanismo y vivienda. El mundo rural
Género, diversidad cultural, inmigración y codesarrollo
Mujeres, poder y participación sociopolítica
Género y creencias religiosas
Mujeres, artes y ciencia
Género y universos simbólicos: La brecha digital de género

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Derechos y libertades fundamentales: su ejercicio y vulneración


Marcos normativos: internacional, europeo, estatal, autonómicos
Los Planes de Igualdad
Recursos

4.- TEMPORALIZACIÓN:

Se prevé que esta Unidad Didáctica se pueda realizar en 40 horas.

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TEMA 5: LA IGUALDAD COMO PRINCIPIO Y COMO DERECHO. CONCEPTOS


CLAVE: EMPODERAMIENTO, MAINSTREAMING Y OTROS.

5.1.- Aproximándonos al principio de igualdad:

El concepto de igualdad tiene dos dimensiones fundamentales: una


dimensión ética o filosófica como principio inherente a todos los seres humanos y
una dimensión jurídica que concreta en la práctica lo que las civilizaciones a lo largo
de la historia han ido construyendo desde el pensamiento y la razón. En nuestro
contexto occidental el principio de igualdad que las mujeres reclaman se define
como un derecho fundamental a partir de la Revolución Francesa y la Ilustración,
por tanto, las vindicaciones de las mujeres tienen ya más de dos siglos de historia,
convirtiéndose en una de las revoluciones más importantes de la humanidad.
Aunque pueda parecer sencillo, el concepto de igualdad es complejo y está
relacionado con otros como pueden ser naturaleza, libertad y ciudadanía.
Efectivamente, el concepto de naturaleza está en uno de los polos del debate sobre
el término igualdad, pues la naturaleza se contrapone a este concepto al mantener
desigualdades con el argumento de que vienen dadas desde el principio de los
tiempos, ya que de la diferencia natural se han derivado desigualdades
económicas, políticas, culturales,… El concepto de igualdad viene a equilibrar esas
desigualdades y a garantizar los mismos derechos en todos los ámbitos para todas
las personas; el concepto de libertad entra en juego cuando el derecho garantiza
de manera uniforme el respeto a la libertad de las personas. Ya sabemos que el
lema de la Revolución Francesa fue precisamente “Libertad, Igualdad y Fraternidad”
(conceptos que como veremos no incluyeron a las mujeres), por tanto, la libertad,
entendida como la capacidad de acción que no interfiera en la capacidad de acción
de otra persona o la voluntad de no someterse a ninguna directriz sin haber dado
previamente un consentimiento, siempre se ha considerado como un preciado bien
para las personas. Todos estos conceptos están a su vez relacionados con el de
ciudadanía, es decir, con el ejercicio pleno de derechos y libertades individuales. El
logro de la igualdad, por tanto, exige el disfrute universal de la ciudadanía, esto
sería la salvaguarda de estructuras de poder y dominación.
El concepto de ciudadanía es vital para las mujeres. La Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 excluyó a las mujeres de la primera
generación de derechos con la que arrancaba la modernidad, los derechos civiles.
Así que, si bien el Ilustrado siglo XVIII inició una primera categoría de derechos

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fundamentales, las mujeres no fueron sujetos de ese nuevo “Contrato Social”


rousseauniano que comenzaba a gestarse. Los derechos civiles o ciudadanía civil
incluían la individualidad, la libertad y la capacidad de participación y soberanía
(Simón, 1999), además de derechos económicos.
Una segunda fase de derechos se gesta en el siglo XIX, son los derechos
políticos o ciudadanía política, en los que las sufragistas tuvieron un papel decisivo.
Estos derechos contemplan la capacidad de participación política, bien a través del
ejercicio directo del poder político o a través del voto.
La tercera fase de derechos se construye ya en el siglo XX, son los
derechos sociales o ciudadanía social e incluyen el derecho a la seguridad
económica para el acceso a bienes y servicios básicos como la educación, la
sanidad, las pensiones y otras prestaciones sociales (Cuadrado, 2010). Los
derechos sociales tienen que ver con la construcción de los modernos Estados de
Bienestar, que, en palabras de Elena Simón (1999) se han configurado desde un
enfoque etnocéntrico y androcéntrico. Si las mujeres fueron relegadas de la primera
categoría de derechos, su acceso al resto de categorías ha sido históricamente
excluyente. Si bien en las sociedades occidentales, las leyes reconocen la
extensión de derechos a hombres y mujeres sin distinción, lo cierto es que la
concepción histórica de las mujeres como “ciudadanas de segunda” aún pervive en
las mentalidades colectivas y resulta complejo transformar creencias sexistas sólo a
través de normativas.
Algunos/as autores/as unen la primera y segunda fase de derechos en una:
los civiles y los políticos, para plantear una segunda categoría: derechos
económicos, sociales y culturales, una tercera vinculada con una nueva concepción
del derecho a escala planetaria y derechos vinculados a la solidaridad internacional,
a la que añaden una cuarta generación de derechos vinculados al medio ambiente
y a la bioética.
Después de este análisis nos podemos preguntar, en la actualidad,
¿disfrutan las mujeres de los principios de igualdad y libertad? ¿Son las mujeres
ciudadanas de pleno derecho, con todo lo que ello conlleva? Vamos a intentar
responder a estas cuestiones precisando aún más los conceptos.
El principio de Igualdad supone “el Derecho de todos los seres humanos con
independencia de su raza, creencia o sexo a perseguir su progreso material y su

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desarrollo espiritual en la libertad y dignidad, en la seguridad económica y con las


mismas oportunidades” (Naciones Unidas, 1945). Siguiendo a Ángeles Jiménez (1),
“la igualdad se entiende como una relación de equivalencia, en el
sentido de que los sujetos tienen el mismo valor, y precisamente por
eso son iguales. Ahora es preciso resaltar que equivalencia no quiere
decir identidad, sino más bien homologación, juzgar con el mismo
baremo o medir con el mismo rasero a sujetos diferentes. En efecto,
no es lo mismo desigualdad que diferencia. La igualdad admite
diferencias, pero no, como es obvio, desigualdades. Mientras que
la desigualdad supone discriminación y privilegio, la diferencia
implica desemejanza recíproca o diversidad entre cosas de una
misma especie, lo cual permite distinguirlas unas de otras, sin que
ello implique necesariamente discriminaciones o privilegios de ningún
tipo, ni ontológicos, ni políticos. Es decir, la diferencia puede ser y de
hecho ha sido utilizada como punto de apoyo para la desigualdad,
pero esto es algo que carece de fundamento. Del hecho diferencial
de tener uno u otro sexo, de ser de una u otra raza, de tener más o
menos fuerza física, etc., no se sigue lógicamente la necesidad de un
trato desigual de los sujetos así diferenciados.
Sustentar la desigualdad sobre la diferencia hace que ésta deje de
ser un término recíproco para pasar a ser unívoco. Y así, en vez de
reconocer que varones y mujeres son diferentes entre sí (de forma
similar a como los varones se diferencian unos de otros y las mujeres
unas de otras), se pasa a pensar que las mujeres son lo enteramente
diferente frente al prototipo de humanidad que está representado por
los varones. Esta es la maniobra clásica de todo patriarcado:
convertir lo masculino y los valores asociados a ello en paradigma de
lo neutro y lo humano en general (en el lugar de la igualdad), siendo
lo femenino y los valores que se asocien a ello lo enteramente otro y
particular”.
Ante esto no conviene confundir las legítimas reivindicaciones de las
mujeres de igualdad de derechos, oportunidades y trato con querer ser “igual a” los
hombres, ya que podemos correr el riesgo de asimilarnos al modelo androcéntrico
imperante y perder nuestra propia identidad, aunque tampoco debemos olvidar,

(1)
JIMÉNEZ PERONA, A.: “Igualdad”, en VV.AA. (2000): 10 palabras clave sobre mujer.
Navarra: Verbo Divino. Págs. 143-144.
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como bien afirma Ángeles Jiménez, que nuestra identidad es fruto de una
“heterodesignación patriarcal”. Lo que se pretende desde el feminismo es
desmontar esa asignación desde la reivindicación de la igualdad. Para ello, y
siguiendo a Elena Simón (1999), hemos de trabajar en la construcción de un nuevo
contrato social alejado del planteado por Rousseau hace tres siglos, un contrato
incluyente donde los pactos que se establezcan sean a varios niveles:
- Un pacto intrapsíquico de la persona consigo misma, alejado de los
mandatos tradicionales de género.
- Un pacto intragénero de las mujeres con ellas mismas como colectivo. Los
varones cuentan con una larga tradición de “pactos entre caballeros”, sin
embargo, las mujeres hemos sido socializadas en la rivalidad y la enemistad
entre nosotras mismas. Es una estrategia patriarcal, “divide y vencerás”, si
no creamos alianzas solidarias entre nosotras no tendremos herramientas
para abolir el poder patriarcal. En contraposición a fraternidad, las feministas
han construido el término “sororidad”, del latín soror -oris, hermana, para
aludir a las complicidades necesarias que se tienen que configurar entre las
mujeres para cambiar las relaciones opresivas. Los pactos intragéneros
facilitan la construcción de la identidad, individual y colectiva, porque
permiten recuperar la genealogía femenina oculta tras una visión
androcéntrica de la historia.
- Un pacto intergénero fruto de la voluntad consciente de sujetos con
identidad propia, que se reconocen mutuamente capacidad pactante y que
permitirá transformar las relaciones desiguales de poder existentes en la
actualidad entre ambos sexos y construir nuevos escenarios para las
relaciones humanas en la familia, en el trabajo, en el ocio, en la política, en
la cultura,... Si mujeres y hombres construyeran vínculos de reciprocidad no
admitirían injusticias, discriminaciones y tratos desiguales y vejatorios. La
construcción de un nuevo pacto cívico entre los sexos erradicaría de una
vez para siempre las violencias de género.

Para continuar avanzando en este análisis, vamos a definir nuevos


conceptos que puntualizan los que hemos ido esbozando hasta el momento.

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5.2.- Conceptos clave:

Cuando hablamos de igualdad es importante identificar algunos matices.


Debemos distinguir entre la igualdad formal y la igualdad real:
La igualdad formal o igualdad de derechos es la que se basa en la
consideración filosófica-moral de que todos los seres humanos nacen iguales. Es
decir, que todas las personas tendrán opción a competir y acceder a unos mismos
recursos (educación, empleo, ocio,…). Esto es la igualdad de partida.
No obstante, la igualdad formal no asegura que las condiciones de vida de
mujeres y hombres sean verdaderamente igualitarias. Para lograr acercarnos a la
igualdad real, es decir, a la igualdad de llegada o igualdad material (asociado al
concepto de justicia social o igualdad de resultados) se requiere el impulso y la
promoción de iniciativas que eliminen los obstáculos con los que se enfrentan las
mujeres a través de medidas de acción positiva que subsanen las desigualdades
históricas y la socialización diferencial en función del género. Por tanto, la igualdad
real obliga a los poderes públicos a perseguir la discriminación indirecta que sufren
las mujeres.
Tanto la igualdad formal como la igualdad real se proyectan a su vez en dos
vertientes: la igualdad ante la ley y la igualdad en la ley (Añón y Mestre, 2005). La
igualdad ante la ley hace referencia a la igual capacidad jurídica de todos los
ciudadanos y ciudadanas ante los Tribunales y el deber de éstos de aplicar las
leyes en condiciones de igualdad, mientras que la igualdad en la ley hace referencia
a la obligación del legislador de garantizar el principio de igualdad en todas sus
normas. En nuestro país, tiene su referente en el artículo 9.2. de la Constitución que
obliga a los poderes públicos a promover las condiciones para que la igualdad de
los individuos sea real y efectiva.

Antes de continuar es conveniente también definir el concepto de


discriminación, por el que habría de entender todo tratamiento perjudicial en
contra de determinados colectivos (las mujeres, en el caso que nos ocupa)
caracterizado por una situación histórica de subordinación y desvalorización, así
como la obstaculización del ejercicio de sus Derechos Fundamentales. La
discriminación puede ser directa o indirecta: la directa es la que observamos en las
Leyes o normativas de cualquier tipo y la indirecta la que encontramos encubierta
cuando ante un tratamiento aparentemente igual no es neutro el resultado. La Ley
Canaria de Igualdad (Ley 1/2010, de 26 de febrero, Canaria de Igualdad entre
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Mujeres y Hombres), en su glosario de términos puntualiza estos últimos conceptos


tal y como sigue:
 Constituye discriminación directa por razón de sexo la situación en la que
se encuentra una persona que sea, haya sido o pudiera ser tratada, en
atención a su sexo, de manera menos favorable que otra en situación
comparable. Asimismo, constituye discriminación directa por razón de sexo
todo trato desfavorable hacia las mujeres relacionado con el embarazo o la
maternidad. También se considera discriminación por razón de sexo
cualquier trato adverso o efecto negativo que se produzca en una persona
como consecuencia de la presentación por su parte de queja, reclamación,
denuncia, demanda o recurso, de cualquier tipo, destinados a impedir su
discriminación y a exigir el cumplimiento efectivo del principio de igualdad de
trato entre mujeres y hombres.
 Constituye discriminación indirecta por razón de sexo la situación en la
que una disposición, criterio o práctica, aparentemente neutras, sitúan a
personas de un sexo determinado en desventaja particular con respecto a
personas de otro sexo, salvo que dicha disposición, criterio o práctica
puedan justificarse objetivamente con una finalidad legítima y que los
medios para alcanzarla sean adecuados y necesarios. En cualquier caso, se
considera discriminatoria toda orden de discriminar, directa o
indirectamente, por razón de sexo.

La teoría de género ha ido acuñando diversos conceptos para nombrar las


desigualdades de género y proponer alternativas de solución. Lo que no se nombra
no existe, por lo que es importante dominar un lenguaje común a la hora de
adentrarnos en el mundo de las políticas de igualdad. Algunos de los conceptos
clave son los siguientes:
 Brecha de género: Hace referencia a las diferentes posiciones de hombres
y mujeres y la desigual distribución de recursos, acceso y poder en un
contexto determinado. Son muy significativas:
o Brecha salarial de género: Grado de discriminación que sufren
las mujeres en el mundo a la hora de recibir el salario por realizar
el mismo trabajo que los hombres.
o Brecha digital de género: Grado de desigualdad entre mujeres y
hombres en el acceso a las nuevas tecnologías (primera brecha)
y en la producción de información y contenidos, es decir, en los

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orígenes de la información, en la disponibilidad de contenidos y


en la identidad de las personas que los emiten (segunda brecha).
Hay, por tanto, una brecha de uso, de contenidos y de
habilidades tecnológicas.
 División sexual del trabajo: Reparto social de tareas en función del sexo
por el que las mujeres tienen mayor responsabilidad que los hombres en el
cuidado y crianza de hijos/as y en las ocupaciones domésticas mientras que
los hombres se dedican más a las tareas extradomésticas que comprenden
desde el ámbito económico y político hasta el religioso y cultural,
asignándole a este desigual reparto del trabajo un valor también desigual.
 Trabajo productivo: Se refiere a la producción de bienes y servicios para el
mercado, su realización es remunerada y es asignado tradicionalmente a los
hombres. Se contabiliza en el Producto Interior Bruto (PIB). En él no se
incluyen ni la economía informal o sumergida ni el trabajo doméstico,
realizados ambos mayoritariamente por mujeres.
 Trabajo reproductivo: Se refiere a la producción de bienes y servicios no
mercantiles. El trabajo reproductivo no se ciñe al espacio del hogar, aunque
éste constituye el núcleo principal en el que se desarrolla. Se debe tener en
cuenta el hecho de que numerosas tareas se materializan en un espacio
familiar comprendido tanto dentro como fuera del hogar.
El trabajo doméstico o reproductor comprende:
 las tareas del cuidado del hogar y de la familia (tareas domésticas,
de mantenimiento y cuidado de las personas o asistenciales).
 el conjunto de actividades realizadas como mediación entre la
familia y los servicios que las diferentes instituciones públicas
ofertan a la ciudadanía: gestión de los servicios educativos,
sanitarios, de ocio, etc...
 el conjunto de tareas derivadas de la administración, gestión de lo
doméstico, tareas burocráticas.
Este trabajo debe ser, por tanto, considerado como referente
imprescindible para comprender la actividad económica en el conjunto de
todo el proceso de producción.
 Doble jornada o doble presencia: Concepto relacionado con la
responsabilidad y el “doble trabajo” que desempeñan aquellas personas
incorporadas al mercado de trabajo y que asumen, también, las

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responsabilidades familiares y las tareas domésticas. Esta situación afecta


generalmente a las mujeres.
 Espacio público: Se identifica con el ámbito productivo, con el espacio de
la actividad donde tiene lugar la vida laboral, social, política y económica. Es
el lugar de participación en la sociedad y del reconocimiento; aquí se han
colocado tradicionalmente los hombres.
 Espacio doméstico: Espacio de la “inactividad” donde tiene lugar el
cuidado del hogar, la crianza, los afectos de personas dependientes: aquí se
ha colocado tradicionalmente a las mujeres.
 Espacio privado: Lugar del tiempo propio, la condición de estar con uno/a
mismo/a de manera crítica y reflexiva, es el culto a la individualidad y
responde a la cualidad de ocuparse de una/o misma/o. En el caso de las
mujeres se confunde con lo doméstico y su espacio privado se les hurta
para sí.
 Conciliación de la vida personal, familiar y laboral: Necesidad de
compatibilizar el trabajo remunerado con el trabajo doméstico, las
responsabilidades familiares y el tiempo propio para el desarrollo personal.
 Corresponsabilidad: Reparto equitativo de las responsabilidades sociales,
familiares y profesionales, entre ambos sexos, de tal forma que el sustento
económico de la familia -tradicionalmente asignado a los hombres-, así
como las tareas domésticas y el cuidado de las personas -tradicionalmente
asignados a las mujeres- sean asumidos y compartidas por todas las
personas de la unidad de convivencia.
 Segregación horizontal: Se produce cuando existe una presencia masiva
de mujeres en determinados sectores y actividades (educativas,
socioasistenciales, de servicio en general). Las características comunes a
las profesiones de este abanico son la transmisión recuperación y
reelaboración de los contenidos tradicionales del trabajo doméstico o
reproductivo, así como un reflejo evidente de los roles familiares, de las
tareas tradicionales de la producción de las mujeres; enfermeras, maestras,
modistas, auxiliares familiares...
 Segregación vertical: Se refiere a la desigual proporción de mujeres y
hombres en las diferentes categorías profesionales. Define el hecho de que
gran parte de los puestos de mayor categoría profesional están ocupados
por hombres y las mujeres están principalmente en los de menor categoría,
lo que conlleva retribución salarial inferior y menor consideración social.

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 Techo de cristal: Barreras invisibles que dificultan el acceso de las mujeres


a puestos de poder y toma de decisiones.
 Presupuestos públicos con enfoque de género: Conjunto de medidas
presupuestarias, económicas o financieras y prioridades políticas
establecidas en el marco económico gubernamental, en el que se han tenido
en cuenta las desigualdades de género (participación, condiciones sociales
de vida, recursos, derechos, valores y roles de mujeres y hombres,
respectivamente) tanto en los ingresos como en los gastos, en la política
impositiva y en el modelo de procedimiento para su aplicación, con objeto de
responder paritariamente a las necesidades diferenciales de ambos sexos y
reestructurando ingresos y gastos con el fin de promover la igualdad de
género. (Ley Canaria de Igualdad)
 Evaluación del impacto de género: Constituye impacto el conjunto de
resultados, efectos, productos o respuestas -previstas y no previstas,
deseadas o no- que se registran en una población o ámbito de actuación
tras una intervención o la aplicación de una norma, medida, política o
disposición. La evaluación del impacto de género es el examen de las
políticas, normas, planes, programas y medidas en función de indicadores
diferenciales de género, a fin de conocer el modo en el que afectarán a
mujeres y hombres y poder adoptar las medidas correctoras necesarias.
Comporta, en consecuencia, su revisión y adaptación para eliminar los
efectos discriminatorios y fomentar la igualdad real y efectiva de ambos
sexos. (Ley Canaria de Igualdad)
 Feminización de la pobreza: Incidencia y prevalencia en las mujeres de las
condiciones de pobreza, vulnerabilidad y exclusión socioeconómica,
motivada por la precariedad en el empleo y en los derechos de seguridad
social derivados del régimen de cotización; por la elevada tasa de
inactividad y desempleo o empleo encubierto femenino y las dificultades de
acceso y estabilidad en el mercado de trabajo productivo y remunerado; por
la asunción en exclusiva de las responsabilidades familiares y el cuidado de
menores y personas dependientes; por la ausencia de derechos pasivos
derivados de uniones de hecho o por la mayor longevidad de las mujeres
con peores condiciones económicas. (Ley Canaria de Igualdad)
 Indicadores sociales de género: Unidades de información estadística que
muestran la incidencia diferencial de una variable social en función de los
roles de género y que no se registran habitualmente en instrumentos

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estadísticos configurados para una población concebida como neutra.


Puesto que la diferenciación sexual de las personas que componen la
colectividad se convierte en desigualdad social de género, la función de un
modelo de indicadores de la situación social de mujeres y hombres es
desvelar las manifestaciones y principales características de esta situación y
traducirlas en medidas objetivas y comparables. (Ley Canaria de Igualdad)
 Transversalidad o mainstreaming: Es la organización (la reorganización),
la mejora, el desarrollo y la evaluación de los procesos políticos, de modo
que una perspectiva de igualdad de género se incorpore en todas las
políticas, a todos los niveles y en todas las etapas por los actores
normalmente involucrados en la adopción de medidas políticas. (Consejo de
Europa, 1995) (Profundizaremos en este concepto en el próximo epígrafe).
 Empoderamiento o empowerment: Término acuñado en la Conferencia
Mundial de las Mujeres en Beijing (Pekín) en 1995 para referirse al aumento
de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y
acceso al poder. Actualmente esta expresión conlleva también otra
dimensión: la toma de conciencia del poder que individual y colectivamente
ostentan las mujeres y que tiene que ver con la recuperación de su propia
dignidad como personas. (Fuente: http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1307)

5.3.- Políticas públicas de igualdad:

Las políticas públicas dirigidas a las mujeres es uno de los logros del Estado
del Bienestar. Pueden ser entendidas como aquellas propuestas de actuación de
los poderes públicos que afectan a éstas como colectivo. Estas políticas pueden ser
catalogadas como “regulativas”, donde se incluyen leyes y normativas específicas
que afectan a las mujeres en función de su sexo o género, por ejemplo, la ley de
interrupción voluntaria del embarazo, y también pueden catalogarse como
“redistributivas” que son aquellas que pretenden eliminar o paliar la desigualdad
real persistente entre hombres y mujeres, concretándose éstas en los Planes de
Igualdad de Oportunidades (Arranz, 2000).
Una política pública está conformada por dos elementos fundamentales
(Astelarra, 2005):
1) Medidas concretas que constituyen su sustancia visible: recursos
financieros (presupuestos), intelectuales (experticia que los actores de
las políticas movilizan), reglamentarios y materiales.

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2) Productos reglamentarios (normativos) financieros y físicos.


Pero las políticas públicas son algo más que una sucesión de acciones,
incluyen también la decisión e intención que dé coherencia a su estructura. Esta
intención tiene que ver con los objetivos que se plantean los/as responsables
políticos, de ahí que la orientación de las políticas públicas en materia de igualdad
tengan un sentido u otro en función de la consideración que cada dirigente político
asuma sobre las desigualdades de género.
Hasta hace algunas décadas en nuestro país, las políticas destinadas a las
mujeres tendían a reforzar su discriminación. A partir del período constitucional,
cuando se empiezan a reconocer las desigualdades de género, las políticas
implementadas tienden a su erradicación, aunque transformar siglos de
organización social patriarcal no es tarea fácil y pese a los 30 años de políticas de
igualdad en nuestro país y los avances alcanzados, los resultados aún no son todo
lo óptimos que cabría esperar.

Un elemento importante que hay que valorar es la capacidad que han tenido
las organizaciones de mujeres para incorporar en la agenda política sus
reivindicaciones. Si tenemos en cuenta que las políticas públicas son el resultado
de procesos sociales que se inician en distintos espacios de la sociedad (Guzmán,
2001), los colectivos feministas han ido definiendo históricamente la opresión de las
mujeres y demandado que sean objeto de intervención por parte de los poderes
públicos.
Para Astelarra (2005), los temas se puede incorporar a la agenda política a
través de dos vías: el acceso interno y la iniciativa externa. Por acceso interno
entendemos la propuesta de actores políticos o institucionales que incorporan
decisiones o iniciativas que se esfuerzan por hacer conocidas y aceptadas por la
comunidad. La iniciativa externa sigue el proceso inverso: colectivos sociales con
visibilidad pública y capacidad de movilización proponen temas nuevos que hasta
ese momento no habían sido tenidos en cuenta por los/as responsables políticos.
Estos colectivos pueden ser sindicatos, organizaciones ecologistas, de derechos
humanos, religiosas,… y, por supuesto, organizaciones de mujeres. Una vez
asumida la demanda por parte de los poderes públicos se ha de desplegar la
maquinaria institucional para darle respuesta. En el caso de las políticas de
igualdad, dicha maquinaria está compuesta, entre otras instituciones, por los
Organismos de Igualdad.

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Dichos organismos siguen diferentes estrategias para poner en marcha las


políticas de igualdad
- la igualdad de oportunidades
- la acción positiva
- el mainstreaming o transversalidad
La igualdad de oportunidades, en este caso, vamos a enfocarla en sentido
estricto como principio del ordenamiento jurídico que comprendería tres aspectos:
o la promoción de la igualdad
o la prohibición de discriminación
o la tutela de las diferencias
Es decir, esta estrategia de igualdad hace referencia al desarrollo de
normativa antidiscriminatoria y promotora y garante de la igualdad entre mujeres y
hombres. Para la aplicación de las leyes, se arbitran otro tipo de medidas, entre las
que destacan las medidas de acción positiva.
Estas medidas intentan eliminar las desigualdades existentes que en la
práctica repercuten de manera diferente en las oportunidades vitales de mujeres y
hombres. Su objetivo es implementar ventajas concretas para los colectivos
discriminados con el objetivo de acelerar la obtención de una situación más
igualitaria. La acción positiva no sólo beneficia a las mujeres, por ejemplo, en el
contexto de una actividad habitualmente femenina, la aplicación de una acción
positiva supondría tal vez la inclusión de varones, por tratarse de un colectivo
infrarrepresentado. Estas medidas tienen carácter temporal, es decir, se aplican
mientras persiste la situación desigual que se quiere combatir.
Frente al concepto de acción positiva se contrapone el de acción protectora,
que se apoya en estereotipos sexistas que colocan a las mujeres en una situación
de debilidad e indefensión y que dificultan la normal incorporación o mantenimiento
de las mujeres en sus puestos de trabajo. A excepción de aquellas acciones que
tengan relación con la protección de la salud de las mujeres embarazadas y del
feto, las medidas protectoras no tienen razón de ser desde una perspectiva de
igualdad, y lo único que provocan es el estancamiento de las mujeres en
determinados ámbitos, por ejemplo, la prohibición de trabajo nocturno o en la
minería.
Entre las medidas de acción positiva podemos encontrar aquellas
encaminadas a identificar o detectar la discriminación y aquellas destinadas a
eliminarla. Añón y Mestre (2005) establecen la siguiente clasificación de las
medidas de acción positiva:

© María Ferraz Dobarro, 2010 16


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- Medidas de concienciación, formación o sensibilización a favor de la


igualdad: Dirigidas a la toma de conciencia de la opinión pública sobre las
desigualdades de género (ej. campañas sobre estereotipos sexistas, contra
la violencia de género,…)
- Medidas de incentivación o promoción de acciones y oportunidades:
Acciones o normas orientadas a la eliminación de desventajas y a promover
la igualdad (ej. erradicar contenidos sexistas en educación, fomento de la
corresponsabilidad,…)
- Medidas de igualación positiva: Aquellas que, consistiendo en un trato
formalmente desigual, tienen como objetivo constitucionalmente admitido la
igualdad entre las personas individualmente consideradas y justifican la
diferencia dada la situación de inferioridad o subordinación de determinados
colectivos. Se basan en rasgos individuales que son considerados signos de
inferioridad social y pretenden compensar la desventaja que sufren a nivel
individual las personas beneficiarias de la medida. (Ej. becas para las rentas
bajas, la progresividad en el impuesto de la renta de las personas físicas,
incentivos para la contratación de mujeres en especiales dificultades,…)
- Medidas de trato preferencial: Encaminadas a garantizar la igualdad de
oportunidades en los resultados por lo que se atribuyen puntuaciones
especiales a determinados grupos. Se parte de una situación de partida
aparentemente igual combinada con una situación social de desventaja para
establecer una prioridad al colectivo afectado por dicha desventaja (ej. en
los procesos de selección de personal en donde las mujeres han estado
tradicionalmente infrarrepresentadas, a igualdad de méritos se primaría el
acceso a la mujer por la desventaja histórica de la infrarrepresentación).
- Medidas de discriminación inversa o cuotas: Son las medidas más
polémicas pero pretenden paliar situaciones de desigualdad especialmente
graves. Se aplican ante discriminaciones especiales por sexo, raza o
similares, es decir, por cuestiones inmodificables en las personas y que
pueden ser susceptibles de ser minusvalorados socialmente. Se producen
en situaciones de especial escasez por lo que lo que ocasiona un beneficio
para unas personas puede causar cierto perjuicio a otras. Son medidas
constitucionalmente admitidas siempre que sean razonables y
proporcionadas, es decir, que haya una relación justa entre los medios
empleados y la finalidad perseguida. (Ej. la participación política de las

© María Ferraz Dobarro, 2010 17


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

mujeres ha sido históricamente deficitaria. El número de puestos de


responsabilidad política, escaso, por lo que la competencia por los mismos
es feroz. Los varones han estado históricamente en política por cooptación,
las mujeres, aún con méritos suficientes e incluso mejores, han estado
excluidas del pacto político. Las cuotas permiten garantizar la presencia
equilibrada de mujeres y hombres en política y repartir de forma más justa el
poder entre ambos sexos).

A partir de la década de los 90, se va más allá de la igualdad de


oportunidades y de las medidas de acción positiva y surgen las estrategias de la
transversalidad o mainstreaming. Para que se produzca un auténtico calado social
de las políticas de igualdad éstas han de ser transversales. La Plataforma de
Acción de Beijing (1995) dejó claro que gobiernos y actores pertinentes deben
impulsar políticas activas y visibles para la inclusión constante de una perspectiva
de género en todas las políticas y programas, de forma que antes de tomar las
decisiones se analicen sus efectos sobre las mujeres y los hombres.
Transversalizar la perspectiva de género sería, por tanto, el proceso de valorar las
implicaciones que tiene para los hombres y para las mujeres cualquier acción que
se planifique, ya se trate de legislación, políticas o programas, en todas las áreas y
en todos los niveles. Es una estrategia para conseguir que las preocupaciones y
experiencias de las mujeres, al igual que las de los hombres, sean parte integrante
en la elaboración, puesta en marcha, control y evaluación de las políticas y de los
programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, de manera que las
mujeres y los hombres puedan beneficiarse de ellos igualmente y no se perpetúe la
desigualdad.
La transversalidad implica que no sólo los organismos de igualdad han de
implementar estas políticas sino que todas las administraciones son responsables a
la hora de garantizar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. En la
actualidad, las políticas transversales son difíciles de aplicar plenamente por lo que
resulta necesario que se mantengan paralelamente tanto medidas específicas como
políticas transversales.
Podemos resumir en el siguiente mapa conceptual todo lo abordado hasta el
momento:

© María Ferraz Dobarro, 2010 18


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

lla la FEMINISMO HEMBRISMO


arro
Des
TEORÍA DE GÉNERO Conduce a su
aplicación pr
á ctica
PERSP ECTIVA DE
GÉNERO
Propone una redefinición de la
realidad y la superación del
patriarcado PLENA
Reconoce e identifica los CIUDADANÍA DE
estereotipos y los roles de género LAS MUJERES Se aplica en todos
los ámbitos y su
concreción más
evidente son
DECONSTRUCCIÓN DEL
SISTEMA S EXO-
GÉNERO
Las Política s
EMPODERAMIENTO de Igualdad
DE LAS MUJERES
Primer paso para

A través de
LA IGUALDAD Y LA
DEMOCRACIA VITAL (“lo
que favorecen el
personal es político”) Medidas de Acción Positiva

© María Ferraz Dobarro, 2010 19


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

TEMA 6: GÉNERO Y CIUDADANÍA.

Las políticas de igualdad se desarrollan para compensar y nivelar el déficit


histórico que las mujeres arrastran en el ejercicio de la ciudadanía. Numerosos han
sido los espacios a los que se les ha negado su presencia y protagonismo a lo largo
de los siglos. Y si bien las mujeres de las sociedades occidentales han ido
accediendo y conquistando espacios de poder, no podemos decir lo mismo de la
situación de las mujeres en otras latitudes. Nuestro análisis estará enfocado
principalmente a las mujeres de este contexto occidental, pero no debemos olvidar
la vulneración de derechos que se produce constantemente en otras partes del
mundo. Mientras aquí nos quejamos de la precariedad laboral femenina, en muchos
países el acceso a un trabajo remunerado es aún una utopía para las mujeres. No
queremos pecar de etnocentrismo en el análisis que vamos a realizar a
continuación, pero dada la brevedad del mismo, resulta imposible abarcar la
realidad diversa y cambiante de todas mujeres del planeta, por ello, aunque nos
centraremos principalmente en la realidad de las mujeres del contexto europeo con
especial incidencia en España, debemos recordar ampliar la mirada hacia otras
perspectivas y enfoques.
Vamos a realizar un breve recorrido por distintos espacios de ejercicio de
ciudadanía de las mujeres, espacios en los que se aplican políticas de igualdad,
(2)
escenarios y contextos que hay que analizar con gafas de color violeta para
poder entender las desigualdades de género y poder erradicarlas.

6.1.- Economía y género: de la división sexual del trabajo a los


circuitos de la precariedad femenina:

“Las mujeres representan el 50% de la población adulta del mundo y un tercio de la fuerza de
trabajo oficial, pero realizan casi las dos terceras partes del total de horas de trabajo y reciben
sólo una décima parte del ingreso mundial y poseen menos de una centésima parte de la
propiedad inmobiliaria mundial” (Naciones Unidas, 1995).

No vamos a remontarnos a las sociedades neolíticas para analizar cómo se


produce una división sexual del trabajo entre mujeres y hombres, asignándose a las
primeras funciones reproductivas y a los segundos funciones relacionadas con la
guerra y la caza, pero lo cierto es ya desde esa época se produce una

(2)
La metáfora de las gafas de color violeta es utilizada por Gemma Lienas para referirse al necesario
análisis de género que se ha de hacer ante cualquier situación que afecte a mujeres y hombres, es
decir, prácticamente todas las situaciones de la vida.
© María Ferraz Dobarro, 2010 20
Curso Género e Igualdad de Oportunidades

jerarquización en la atribución de valor a una u otra tarea, quedando relegado lo


reproductivo y el cuidado de la prole al espacio simbólico de lo no valorado.
El reparto de tareas en función del sexo se consolida definitivamente a partir
de la revolución industrial y del establecimiento de un “Contrato Social” por el que
desaparece la familia como una unidad de producción, el trabajo se desplaza del
hogar al taller o la fábrica a cambio de salario y se separan claramente las
funciones productivas, en el espacio público, y reproductivas, en el espacio
doméstico. Ese nuevo orden generaría una de las mayores formas de segregación
para las mujeres y la imposibilidad de acceder a una independencia económica. La
propiedad (el acceso a la tierra, bienes, títulos, derechos,…) y la instrucción serán
los dos elementos fundamentales que conforman al nuevo ciudadano, hechos que
serán negados a las mujeres. De todas formas, eso no significa que las mujeres no
trabajaran, dentro y fuera de la casa, pero el escaso reconocimiento social y la
consideración de sus salarios como “complementos” de lo que aportaba el
“breadwinner” (ganapán) ha prevalecido hasta la actualidad.
En nuestro país, a partir de la década de los 80 el incremento de las mujeres
en el mercado laboral no ha dejado de crecer, sin embargo, nos seguimos
enfrentando a un dilema al acceder al mundo público: si realmente las rentas del
trabajo compensan el coste que supone la escasa corresponsabilidad de los
varones en el mundo doméstico y de cuidados. Las encuestas sobre Usos del
Tiempo en España certifican que las mujeres dedican cuatro veces más tiempo a
las tareas domésticas que los hombres con el consiguiente déficit de tiempo propio,
tiempo de ocio y tiempo de descanso. Además del tiempo, la asignación tradicional
de las tareas de cuidado de la prole a las mujeres ha hecho que la relación de las
mujeres con el mercado de trabajo sea un tanto cíclica y entren y salgan del mismo
en función de su ciclo reproductivo, hecho que no ocurre con los varones que se
mantienen y consolidan en sus puestos de trabajo, mientras que las mujeres se
encuentran con más obstáculos para el ascenso si tienen cargas familiares.
Para hacer frente a estos obstáculos surgen, dentro de las políticas de
igualdad, las políticas de conciliación de la vida personal, familiar y laboral, que
según desde qué enfoque se promuevan, en ocasiones recae prácticamente en
exclusiva sobre las mujeres la necesidad de conciliar como si no fuera un problema
de hombres y mujeres por igual. Las políticas de conciliación hasta el momento no
han resultado todo lo efectivas que debieran. Si bien se han creado permisos de
paternidad específicos, se han hecho campañas, aunque puntuales, para el reparto
equitativo de tareas domésticas y se han creado nuevos recursos para el cuidado

© María Ferraz Dobarro, 2010 21


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

de personas dependientes (ludotecas, centros de día, escuelas infantiles,…), lo


cierto es que la mentalidad sexista que sigue atribuyendo a las mujeres un rol de
cuidadoras prevalece por encima de los cambios legislativos y las estrategias de
conciliación.
Los acelerados cambios sociales de los últimos años y la crisis económica
global han puesto de manifiesto nuevas situaciones de desigualdad de género que
merecen ser analizadas. Las políticas económicas neoliberales llevadas a cabo
hasta el momento no han conducido a mayores cotas de bienestar para las
mujeres, de hecho, la crisis financiera y económica global ha sido generada
principalmente por estrategias masculinas de ejercicio de poder. Los Estados de
Bienestar se desmoronan y se privatizan servicios públicos fundamentales. Ni
siquiera las políticas públicas han contemplado hasta hace relativamente poco
tiempo (y en contadas excepciones) presupuestos sensibles al género. Si tenemos
en cuenta que el presupuesto es la herramienta política más importante de las que
dispone un Gobierno para incidir en el éxito de la ejecución de todas las demás
políticas, un presupuesto sensible al género sería aquel que asegura que las
necesidades e intereses de mujeres se tomen en cuenta en las políticas de
ingresos y gastos y se posibilite la identificación de impactos diferenciales por la
distinta posición económica y social de hombres y mujeres.
Los presupuestos sensibles al género, por tanto, son otra estrategia que
permitiría hacer frente a los nuevos escenarios de precariedad femenina porque, si
bien es cierto que históricamente las mujeres han estado excluidas del mercado de
trabajo, cuando han entrado se enfrentan a diversos problemas. El acceso de las
mujeres al mundo laboral y la no incorporación de los hombres al mundo doméstico
ha generado una crisis diferente a la económica, una “crisis de los cuidados” de la
que se responsabiliza fundamentalmente a las mujeres. Para hacer frente a esa
crisis de cuidados, otras mujeres, migrantes, han suplido la ausencia de las
occidentales de los roles tradicionales de género. No se producen cambios
estructurales, no se apuesta por la corresponsabilidad, se precariza a otras mujeres
para que suplan lo que las trabajadoras occidentales no pueden asumir: las dobles
y triples jornadas siguen existiendo para las mujeres más precarizadas
laboralmente, con entornos de trabajo “flexibles” y salarios miserables, mientras que
las mujeres mejor situadas en el mundo laboral pueden acceder a otra mujer que
cubra el trabajo doméstico.
Este es uno de los frutos perversos de la globalización: las cadenas globales
de cuidado. Siguiendo a Amaia Orozco (2007), “las cadenas globales de cuidados

© María Ferraz Dobarro, 2010 22


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

son cadenas de dimensiones transnacionales que se conforman con el objetivo de


sostener cotidianamente la vida, y en las que los hogares se transfieren trabajos de
cuidados de unos a otros en base a ejes de poder, entre los que cabe destacar el
género, la etnia, la clase social, y el lugar de procedencia. En su versión más
simple, una cadena podría conformarse por, por ejemplo, una familia española que
ha decidido contratar a una mujer dominicana para hacerse cargo del abuelo, que
necesita asistencia constante. En un principio pensaron que una de las nueras
podría asumir esa tarea, dejando el empleo al que se incorporó cuando sus hijos
crecieron y se marcharon de casa. Sin embargo, ella no quería volver a ejercer
funciones de cuidadora a tiempo completo. Además, vieron que contratar a una
migrante entre todos los hijos no salía tan caro. La mujer contratada, a su vez, ha
migrado para asegurar unos ingresos suficientes a su familia, y ha dejado a sus
hijos en el país de origen, a cargo de su madre. Este ejemplo sumamente sencillo
nos permite resaltar algunos componentes esenciales de las cadenas. Hombres y
mujeres tienen una presencia diferencial en las cadenas. Ellos tienden a ser sujetos
beneficiarios más que a asumir responsabilidades sistemáticas en la provisión de
cuidados. Esta responsabilidad tiende a recaer en las mujeres, quienes suelen
asumir un protagonismo activo.”
Otra consecuencia de la globalización hace referencia a la feminización de
la pobreza (o como plantea Saskia Sassen, la feminización de la supervivencia,
pues son las mujeres las que están permitiendo sobrevivir a sus comunidades). La
pobreza tiene rostro de mujer porque es el trabajo femenino el mayor precarizado,
aunque la crisis mundial no deja a nadie indiferente frente a la precariedad.
Tomamos como referente para adentrarnos en la precariedad de las mujeres el
trabajo de Precarias a la Deriva (2004) que realizan un interesante análisis sobre
este fenómeno que conectan con:
• “Las nuevas formas de empleo (muchas de ellas vinculadas a la
externalización y a la deslocalización, a la extensión del trabajo autónomo y
de los contratos por obra o servicio, a la estructuración empresarial
descentralizada y miniaturizada o a la multiplicación incesante de las
variaciones en los tipos de contrato;
• La dislocación de los tiempos y los espacios del trabajo (en los horarios
flexibles, a tiempo parcial, en el teletrabajo y en los talleres domésticos),
cuyos efectos sobre las unidades de convivencia y las redes de cuidados
están todavía por estimarse;

© María Ferraz Dobarro, 2010 23


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

• La intensificación del proceso de producción (resultado del just in time con


horas extras que han perdido ya esta consideración, tanto en lo que se
refiere a la no obligatoriedad como al salario);
• La incorporación de cualidades imperceptibles a la fuerza de trabajo,
difícilmente estimables/retribuibles o asimilables en términos de cualificación
y, por lo tanto, difícilmente desagregables en unidades de trabajo simple a
las que correspondería determinado valor (la atención personalizada, las
capacidades comunicativas, la empatía, la buena presencia, etc. (…)
• El recorte de los salarios y la pérdida de los derechos que han caracterizado
tradicionalmente el trabajo “típico” del fordismo y del pacto social keynesiano
(derechos que van desde los permisos de maternidad hasta la regulación de
las pagas, las vacaciones o las bajas por enfermedad).
(…)
• La inexistencia de salario (en el caso de las amas de casa);
• La ausencia de regulación laboral por mínima que ésta sea (como continúa
siendo el caso del trabajo doméstico asalariado –especialmente aquel en
régimen interno-, por no hablar de la situación general de las personas que
carecen de permiso de trabajo y residencia;
• La ambigüedad del vínculo entre quienes emplean y quienes son
empleadas.
(…) Llamaríamos entonces precariedad al conjunto de condiciones,
materiales y simbólicas, que determinan una incertidumbre acerca del acceso
sostenido a los recursos esenciales para el pleno desarrollo de la vida de un sujeto.
Esta definición permitiría superar las dicotomías público/privado y
producción/reproducción y reconocer y dar visibilidad a las interconexiones entre lo
social y lo económico que hacen imposible pensar la precariedad desde un punto
de vista exclusivamente laboral y salarial”.
Con estos indicadores, el trabajo de millones de mujeres en la actualidad
responde a una situación de precariedad: inestabilidad, movilidad en el territorio,
escasa remuneración, estrés, exceso y saturación, conflicto, riesgo, limitación,…
por no hablar del creciente mercado del sexo que está plagado de mujeres en
situación de máxima vulnerabilidad y explotación.
En estos momentos urge analizar hacia qué modelo social y económico
avanzamos. En una sociedad regida por principios de incertidumbre, donde se ha
pasado del trabajo material en las fábricas al trabajo inmaterial de códigos (TIC) y
afectos resulta imprescindible construir un nuevo modelo de sostenibilidad de la

© María Ferraz Dobarro, 2010 24


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

vida humana. Un modelo inclusivo que avance, en plenas condiciones de igualdad,


hacia compartir la vida pública y la vida doméstica para poder disfrutar de la vida
privada.

6.2.- Nuestros cuerpos, nuestras vidas. Salud y género:

“La educación sobre el cuerpo es el núcleo de la educación. Nuestro cuerpo es la


base física con la que nos movemos dentro del mundo: la ignorancia, incertidumbre
– y peor, vergüenza – de nuestro ser físico nos crean una alienación de nosotras
mismas que nos impide ser la personas total que podríamos ser. (…) Al hacernos
responsables de nuestro ser físico nos liberamos de algunas de estas
preocupaciones y podemos empezar a usar nuestras energías intactas. Sólo
entonces nuestra imagen de nosotras mismas se apoya sobre una base firme, lo
que nos permite ser mejores amigas, mejores amantes, mejores personas, más
seguras, más autónomas, más fuertes y más íntegras”.
(“Nuestros cuerpos, nuestras vidas” Colectivo de Mujeres de Boston, 1971)

En 1971 un grupo de mujeres en Boston (Massachussets) publicó un libro


titulado “Nuestro cuerpos, nuestras vidas” con el que pretendían cuestionar la
información androcéntrica que ofrecía la clase médica americana sobre sus cuerpos
y su salud sin tener en cuenta sus necesidades, opiniones y deseos. El sólo hecho
de que otras mujeres, casi trescientos años atrás, se plantearan algunas de estas
cuestiones las condujo a la hoguera en Salem, una ciudad a pocos kilómetros de
Boston, en el mismo Estado.
La historia de la medicina ha sido fiel reflejo del sistema patriarcal en el que
se ha desarrollado. La sabiduría de las mujeres y su presencia en los espacios de
la sanación se intentó eliminar definitivamente de la Historia a partir del momento
en que la ciencia médica oficial comienza a asentarse a lo largo del siglo XIX, pero
ni los doscientos años de terror misógino con la quema de brujas en los siglos XVI y
XVII, ni la asunción, por parte de los hombres en exclusiva, del desarrollo de la
profesión médica logró hacer olvidar que las mujeres siempre habían sido
sanadoras. “Ellas fueron las primeras médicas y anatomistas de la historia
occidental. Sabían procurar abortos y actuaban como enfermeras y consejeras. Las
mujeres fueron las primeras farmacólogas con sus cultivos de hierbas medicinales,
los secretos de cuyo uso se transmitían de unas a otras. Y fueron también
comadronas que iban de casa en casa y de pueblo en pueblo. Durante siglos las
mujeres fueron médicas sin título (…) La gente del pueblo las llamaba mujeres

© María Ferraz Dobarro, 2010 25


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

sabias, aunque para las autoridades eran brujas o charlatanas. La medicina forma
parte de nuestra herencia de mujeres, pertenece a nuestra historia, es nuestro
legado ancestral.
Sin embargo, en la actualidad [1973] la medicina se halla exclusivamente en
manos de profesionales masculino. El 93% de los médicos de los Estados Unidos
son varones y casi todos los altos cargos directivos y administrativos de las
(3)
instituciones sanitarias también están ocupados por hombres”.
Hablar de salud y género no implica sólo hablar de aquellas dolencias que
afectan a las mujeres por el hecho de ser mujeres, hablar de salud y género implica
descubrir los mecanismos diferenciales en el tratamiento de la salud de hombres y
mujeres, implica analizar la historia de la ciencia médica y la exclusión de las
mujeres de ella, implica abordar aquellos problemas de salud que provocan una
mayor morbilidad o mortalidad en mujeres sólo porque el “ser mujer” supone un
perfil de riesgo, implica poner en el centro del análisis aquellos temas que nos
afectan (salud sexual y reproductiva, violencia sexual,...) y darles el mismo peso en
la balanza que se le ha dado a otras afecciones (sobre todo a las que se han
primado en las investigaciones porque son los hombres quienes más las padecen
como, por ejemplo, las enfermedades cardíacas), hablar de salud y género, en
definitiva, supone mirar con otros ojos la salud y la enfermedad de mujeres y
hombres, incluyendo en esa mirada todos los factores sociales y culturales que han
contribuido a cimentar y afianzar la desigualdad entre los sexos.

De la caza de brujas de los siglos XIV al XVII hasta la actualidad, los


conceptos de salud y enfermedad han avanzado mucho y ya el binomio género y
salud no parece resultar demasiado extraño a las/os profesionales de la sanidad,
sin embargo, llegar hasta aquí fue un proceso duro y complejo. Vamos a realizar un
breve repaso histórico que nos ayudará a entender el porqué del androcentrismo de
la ciencia médica.
La persecución de las brujas desatada por la Iglesia y el Estado tuvo una
causa fundamental: las denominadas “brujas” eran mujeres que representaban una
amenaza política, religiosa y sexual para los poderes establecidos. Los delitos que
pesaban sobre ellas eran básicamente tres: crímenes sexuales, tener poderes
mágicos sobre la salud y estar organizadas; esto, traducido con perspectiva de
género, venía a significar que a las mujeres se les cuestionaba su sexualidad y su

(3)
EHRENREICH, B. Y ENGLISH, D. (1988): Brujas, comadronas y enfermeras. Historia de las
sanadoras. Barcelona: laSal, edicions de les dones, pág. 7
© María Ferraz Dobarro, 2010 26
Curso Género e Igualdad de Oportunidades

libertad para ejercerla libremente, su capacidad para curar y el que fueran


poseedoras de conocimientos médicos y ginecológicos y por último, su capacidad
para establecer vínculos sociales y afectivos y su disposición para organizarse
colectivamente como posible germen de una revolución campesina. En base a
estas acusaciones se desató una oleada de crímenes que llevó a la muerte a
millones de mujeres. Podríamos preguntarnos el porqué de ese feminicidio hace
unos cinco siglos y una de las respuestas podría ser eliminar la competencia. Las
brujas eran las médicas del pueblo, pero sin embargo, las clases dominantes tenían
sus propios médicos, formados en universidades. En el siglo XIII, un siglo antes de
que se empezara a desatar la caza de brujas, la medicina comenzó a afianzarse en
Europa como profesión, iniciando una activa campaña contra las mujeres
sanadoras, impidiéndoles su acceso a las universidades, entre otras cosas.
Con la excusa de que siempre existió una verdadera profesión médica en
manos de hombres (y para eso citan a Galeno o a Hipócrates, olvidándose de
Theano, Agnodice o Aspasia de Mileto grandes médicas de la antigüedad), los
médicos del XIX insistían en que la profesionalización de la medicina debía estar en
sus manos, sin embargo, las mujeres no se conforman y constituyen en Estados
Unidos el “Movimiento Popular para la Salud”, impulsado principalmente por
mujeres del movimiento feminista y del movimiento obrero. La reacción patriarcal no
se hizo esperar y se empiezan a crear incluso teorías ginecológicas acerca de los
efectos dañinos de la actividad intelectual sobre los órganos reproductores de la
mujer. Pese a todo, las mujeres no se daban por vencidas aunque los hospitales no
aceptaban médicas y si abrían su propia consulta sus pacientes eran escasos por lo
que las pocas médicas acabaron cediendo a la profesionalización de la medicina
controlada por los varones. El único reducto que encontraron las mujeres para
hacerse un hueco en la medicina fue inventarse una profesión: la enfermería. Esto
permitía a las mujeres ejercer una actividad en el ámbito público sin verse
permanentemente cuestionadas, ya que su oficio se subordinó totalmente a los
médicos, ellos marcaban el tratamiento y las enfermeras se dedicaban
pacientemente a administrarlo y a atender a los/as pacientes con amorosos
cuidados, únicos roles permitidos a las mujeres. Entre las impulsoras de la
enfermería moderna destaca especialmente Florence Nightingale.
A partir de aquí y durante todo el siglo XX las mujeres tuvieron que hacerse
hueco en la profesión médica con arduos esfuerzos, hasta conseguir un
reconocimiento y aceptación social. Todavía en la actualidad hay quienes recelan
de una médica en determinadas especialidades y se atribuye mayor credibilidad al

© María Ferraz Dobarro, 2010 27


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diagnóstico de los varones frente al de las mujeres. En el siglo XXI aún no podemos
decir que las mujeres se encuentren en la medicina en plenas condiciones de
igualdad con sus homólogos varones, pues ellos siguen accediendo a los puestos
directivos de mayor prestigio y poder (y más remunerados, por otra parte) y siguen
monopolizando la investigación científica, pese a que en las universidades son más
las mujeres que acceden a estos estudios.

La profesionalización de la medicina no iba a escapar de la desigualdad y


discriminación imperante en la sociedad y el tratamiento de las enfermedades de
las mujeres estaba basado, más que en unos rigurosos criterios científicos, en
infinidad de prejuicios sexistas asentados en el imaginario colectivo desde la
antigüedad. La Iglesia en esto tuvo un importante papel pues desde sus inicios se
afanó por determinar la inferioridad espiritual de las mujeres: “toda mujer debería
avergonzarse al pensar que es una mujer” (San Clemente de Alejandría, S. II), “no
existe bestia salvaje tan peligrosa como la mujer” (San Juan Crisóstomo, S. IV), y
esa “peligrosidad” radicaba en su sexualidad, de ahí que la Iglesia (todas las
Iglesias, aunque unas con mayor intensidad que otras) se empeñara en controlar
todo lo relativo a lo que hoy consideramos salud sexual y reproductiva.
La construcción de la “enfermedad” en la mujer también ha tenido un claro
sesgo de género. Durante el siglo XIX, la clase médica tenía la hipótesis de que las
mujeres obreras eran portadoras de enfermedades mientras que las mujeres ricas
estaban enfermas. Esa distinción se debía a los papeles sociales tan diferentes
atribuidos a unas y a otras; las obreras trabajaban en jornadas agotadoras y por ello
las consideraban sanas y fuertes por naturaleza (nada más lejos de la realidad,
pues tenían mucho más riesgo de contraer enfermedades), mientras que a las
mujeres ricas se las consideraba demasiado débiles y delicadas por lo que se las
trataba como enfermas perpetúas (recuérdese el ideal femenino del XIX, esas
mujeres lánguidas, apresadas en corsés, pálidas, cual tuberculosa “Dama de las
Camelias”). Y dado que las mujeres ricas eran las que estaban enfermas, sobre
ellas se experimentaban diversas “técnicas médicas”, interesando a los médicos
que la supuesta invalidez femenina se mantuviera pues si no se quedarían sin
pacientes. Así, convirtieron en patológico desde la pubertad a la menstruación
pasando por el embarazo y el parto, cualquier hecho fisiológico natural que vivía
una mujer era visto como una enfermedad.
El útero era el regidor de todo cuanto acontecía en la salud y enfermedad de
las mujeres, cualquier dolencia era atribuida a disfunciones en los órganos

© María Ferraz Dobarro, 2010 28


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

reproductores, así, la sexualidad de las mujeres se convirtió oficialmente en


patológica y aspectos como la masturbación o el deseo sexual se consideraron
enfermedades. Las terapias aplicadas hoy se considerarían torturas, pero en la
segunda mitad del XIX y hasta bien entrado el siglo XX eran comúnmente
aceptadas. La aplicación de sanguijuelas en los labios vaginales o en los pechos
para curar disfunciones menstruales, las sangrías, laxantes, la provocación de
llagas o ampollas en los muslos o ingles, el aislamiento social de las mujeres
(tenían que estar encamadas y no se les permitía contacto con el exterior, lo que
por otra parte contribuía a producir trastornos mentales) fueron algunas de las
prácticas aplicadas, pero la estrella de la medicina de la época fue la cirugía
ginecológica encaminada a curar el trastorno principal: la histeria. Las mujeres
“histéricas” eran las que sus maridos describían como indisciplinadas, muy
excitables sexualmente, de carácter díscolo y complicado, con excesiva afición a la
comida o la masturbación, entre otras cosas, es decir, mujeres subversivas que no
se conformaban con la opresiva sociedad puritana (o victoriana en el caso británico)
que les había tocado vivir. Ante ello, la medicina oficial tenía la solución:
amputación del clítoris o extirpación total de útero y ovarios. Se calcula que entre
1860 y 1890 se realizaron miles de operaciones de este tipo en Estados Unidos, y
se tiene constancia que hasta 1948 se realizaron clitoridectomías (la última a una
niña de 5 años como supuesto remedio para la masturbación). Es importante
conocer este dato que nos aportan Ehrenreich y English (1988) ya que ratifica que
la mutilación genital femenina no es una práctica vinculada a “otras” culturas ya que
en la nuestra, la occidental, fue algo común hasta bien entrado el siglo XX y con
idéntico objetivo que la que se sigue practicando en la actualidad en otros países: el
control de la sexualidad femenina.
La histeria dio paso a una nueva forma de concebir la enfermedad en las
mujeres, ya no primaba la invalidez femenina, ahora las mujeres se rebelaban a
través de la única manera permitida de desahogar su rabia: los ataques histéricos.
Para la psicoanalista Emilce Dio Bleichmar, la histeria de las mujeres es un reflejo,
tanto del acatamiento como del rechazo, de los estereotipos de género, pero sería
Freud quien “resolvió” el problema de la histeria femenina disociándolo de la
ginecología y encuadrándolo en el campo de las enfermedades mentales, así que
“gracias” a Freud y al psicoanálisis la naturaleza femenina pasó de las manos del
ginecólogo al psiquiatra.
Han transcurrido más de cien años y las mujeres siguen siendo las mayores
consultoras de los servicios médicos, en ocasiones por sintomatologías

© María Ferraz Dobarro, 2010 29


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

inespecíficas para las cuales los tranquilizantes son la receta mágica aplicada, sin
que la clase médica se cuestione qué es lo que provoca que millones de mujeres en
todo el mundo se depriman, se sientan agotadas e insatisfechas, o acudan con
algunas costillas rotas diciendo que se han caído por las escaleras. Todavía la
salud de las mujeres sigue sin ser vista con perspectiva de género, aún se ignora
que muchas de las enfermedades que padecen las mujeres están causadas por los
roles y estereotipos de género que pesan sobre ellas, al igual que ocurre con
muchas enfermedades de los hombres. Hasta que la sanidad pública no contemple
la discriminación por razón de género como un factor de riesgo para la salud no se
abordarán adecuadamente las respuestas a los problemas de salud de las mujeres
y hasta que no se le dé voz a las mujeres para que relaten sus dolencias y
sentimientos no serán partícipes de su proceso de curación.

En 1991 apareció un artículo en la revista médica “The New England Journal


of Medicine” que puso de manifiesto que a iguales problemas de salud, se realizaba
un mayor esfuerzo diagnóstico y terapéutico en hombres que en mujeres. El estudio
reveló que ante un episodio de infarto de miocardio, por ejemplo, se practicaban
muchas más coronariografías a los hombres que a las mujeres. Los resultados de
esta investigación fueron polémicos, pero lograron que, desde 1993, en todas las
investigaciones clínicas que se llevan a cabo, excepto en las específicamente
masculinas, exista una muestra representativa de mujeres, pues hasta entonces,
salvo los procesos ginecológicos y obstétricos, las investigaciones de patologías en
salud se llevaban a cabo en hombres y luego se trasladaban a las mujeres. Estos
sesgos androcéntricos en la investigación médica y en la práctica clínica
demuestran que la salud de las mujeres debe ser tenida en cuenta con perspectiva
de género, tal y como lo propuso la Plataforma de Acción de Beijing.
En la actualidad, el reto fundamental al que nos enfrentamos en estos
momentos en nuestro contexto es la reacción misógina frente al avance en
derechos sexuales y reproductivos y la consideración de la violencia de género
también como un problema de salud. Las polémicas campañas contra el aborto y la
injerencia brutal de la jerarquía eclesiástica en la sexualidad de las mujeres
demuestra la fragilidad de los logros alcanzados y la importancia de no ceder ante
la presión de los grupos ultraconservadores. Porque está en juego algo muy
importante: la libertad para decidir sobre nuestra sexualidad y nuestro cuerpo y la
garantía que tienen que ofrecer los poderes públicos para que este derecho se
produzca sin coacciones.

© María Ferraz Dobarro, 2010 30


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

6.3.- Coeducación, una clave para la convivencia en igualdad:

El acceso de una proporción importante de la población infantil femenina a


una enseñanza reglada obligatoria en gran parte del mundo es aún hoy una utopía.
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio que pretenden garantizar la educación
universal para el 2015 distan mucho de poder alcanzarse por lo que hablar de
coeducación en contextos de pobreza y analfabetismo es también utópico. Pero no
lo es hacerlo en el contexto occidental y concretamente en nuestro país.
El acceso de las mujeres a la educación no se comenzó a materializar hasta
la segunda mitad del siglo XIX. Desde que en 1857 se promulga la Ley Moyano,
que garantizaba la obligatoriedad de escolarización paran niños y niñas, comienza
un apasionado debate sobre la conveniencia o no del modelo mixto o segregado
(en aquella época y durante el siglo XIX se hablaba de coeducación pero se
entendía por ello la escuela mixta y no lo que entendemos en la actualidad). Desde
espacios progresistas como la Institución Libre de Enseñanza se defendía la
escuela “coeducativa” (entendida como mixta) aunque se seguía asignando a las
niñas el rol tradicional que se suponía iban a desempeñar en la sociedad: madres y
esposas, y como tal se las educaba para ello. El siglo XX no aportó grandes
novedades y en nuestro país se produjo un retroceso importante del modelo mixto
al segregado durante la dictadura franquista. No es hasta la década de los 70
cuando desde el movimiento feminista se empieza a demandar un auténtico modelo
coeducativo que todavía no existe como tal de forma generalizada (existen
experiencias coeducativas en centros pero de forma minoritaria).
Antes de continuar es conveniente definir los tres modelos con los que nos
encontramos en el sistema educativo en lo que se refiere a la integración de sexos
en la escuela (Bonal, 1997):
 Enseñanza segregada: Modelo educativo que separa a niños y niñas y les
transmite contenidos, procedimientos y actitudes diferenciados en función del
sexo, basándose en la superioridad masculina y la complementariedad entre los
sexos. Tiene como finalidad la división sexual del trabajo y la reproducción y
mantenimiento de las desigualdades de género.
 Enseñanza mixta: Modelo educativo que parte de una educación igualitaria para
todos/as donde se transmiten formas y contenidos aparentemente neutros y
universales, pero en el fondo estereotipados y sexistas. Se basa en la igualdad
de oportunidades y en la libertad de elección pero sus fines están encaminados
a la producción y a la rentabilidad social. Es decir, en este modelo, niños y niñas
© María Ferraz Dobarro, 2010 31
Curso Género e Igualdad de Oportunidades

conviven en las mismas aulas, y son educados “aparentemente” iguales, pero


sin tener en cuenta las desigualdades reales de género, con lo cual se siguen
fomentando dichas desigualdades a través del denominado “currículum oculto”.
Es el modelo mayoritario en la actualidad.
 Enseñanza coeducativa: Modelo educativo que puede ser mixto o segregado en
ocasiones (según los temas que se aborden) y que se plantea como un proceso
intencionado de intervención a través del cual se potencia el desarrollo de niñas
y niños partiendo de la realidad de la diferencia sexual hacia un desarrollo
personal y una construcción social común y no enfrentada. Supone la
coexistencia de actitudes y valores tradicionalmente asignados a hombres y a
mujeres de forma que puedan ser aceptados y asumidos por las personas
independientemente de su sexo. La coeducación parte de reconocer que existen
desigualdades de género y apuesta por corregirlas, eliminando las jerarquías y
desigualdades y fomentando el desarrollo completo de la personalidad sin esas
barreras y erradicando el sexismo cultural e ideológico que se trasmite desde el
sistema educativo. Este modelo cuestiona el conocimiento androcéntrico
dominante, usa lenguajes inclusivos y valora tanto lo cognitivo como lo afectivo
y emocional.
También es conveniente aportar dos definiciones de conceptos muy
utilizadas en el sistema educativo:
 Currículum oculto: Aquellos aspectos de la educación que son transmitidos
inconscientemente, de forma no planificada ni reglada, pero que tienen efectos
en la población receptora. En el caso de las desigualdades de género supone
todo ese entramado complejo de legitimaciones y reproducciones de modelos
sexistas entre niños/as, adolescentes y personas adultas.
 Currículum formal: Conjunto de conocimientos, procedimientos y actitudes
prescritas y regladas que se deben enseñar a lo largo de un período académico.
Implica un proceso planificado y aparentemente igualitario para niños y niñas.

El sistema educativo en nuestro país se ha enfrentado en las últimas


décadas a cambios importantes. Por un lado, la Ley marco de la década de los 90,
la LOGSE (Ley de Ordenación General del Sistema Educativo), apostaba por una
escuela diversa, igualitaria, donde se incorporaran una serie de ejes transversales
(educación para la paz, para la igualdad, para la salud,…) que permitieran una
educación integral del alumnado aparte de los contenidos de las áreas
instrumentales básicas. Sin embargo, ese marco normativo contó con recursos

© María Ferraz Dobarro, 2010 32


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

insuficientes para su desarrollo y una década escasa para su posible consolidación.


El siglo XXI nos deparó un cambio de enfoque en las políticas educativas estatales,
y de un marco progresista se pasó a un marco conservador con la LOCE (Ley
Orgánica de Calidad de la Enseñanza, 2002) que supuso un retroceso importante
en los avances alcanzados, aún así, ese cambio fue nuevamente alterado por la
actual LOE (Ley Orgánica de Educación, 2006) que ya no sólo apuesta por la
transversalidad de la igualdad de oportunidades entre ambos sexos sino que
incorpora asignaturas específicas que intentan garantizarla (es el caso de la nueva
materia “Educación para la Ciudadanía”). En este sentido se ha producido un
avance importante al reconocer normativamente las desigualdades de género y
promover políticas que remuevan los obstáculos que impiden a mujeres y hombres
construir relaciones plenas e igualitarias.
Y mientras estos cambios normativos se producían y las políticas educativas
estatales alternaban enfoques, en nuestras aulas se introducían nuevas realidades
y nuevas situaciones que sólo con una nueva Ley no se iban a poder afrontar; nos
referimos a la diversidad en las aulas, y ya no nos encontramos simplemente con
aulas diversas por razón de sexo, sino con aulas diversas en función de la
adquisición de los aprendizajes, aulas diversas ante la integración de nuevos
grupos culturales,… nos encontramos en definitiva, con niños y niñas y
adolescentes complejos, fruto de esta sociedad globalizada que les ha tocado vivir.
Nuevos modelos familiares, la irrupción de las nuevas tecnologías de la
comunicación, los procesos migratorios, los modelos económicos neoliberales,…
inciden en una escuela que no ha sabido adaptarse lo suficientemente rápido a los
cambios.
No vamos a profundizar en aspectos que se han desarrollado en otros
puntos del temario, pero es importante hacer referencia al contexto educativo como
un espacio de adquisición de ciudadanía. Sin embargo, aún se tienen que producir
avances, tanto en el gobierno de los centros como en las metodologías de
enseñanza. Resulta paradójico que en un espacio feminizado como es la docencia,
los puestos de poder sigan ocupados por hombres y resulta llamativo que a un
agente de socialización tan poderoso le cueste reconocer las desigualdades de
género y aplicar estrategias coeducativas para transformarlas. En estos momentos
tenemos en nuestro país el marco normativo propicio para ello; sólo hacer falta
aplicarlo.

© María Ferraz Dobarro, 2010 33


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

6.4.- Género y espacios habitables. Urbanismo y vivienda. El mundo


rural:

Aunque pueda parecer neutral, la construcción de los espacios tiene un


sesgo de género. El espacio va más allá de una serie de coordenadas en un mapa,
el primer espacio con el que nos enfrentamos las mujeres es la construcción de
nuestro propio cuerpo y éste habita y transita por múltiples espacios a lo largo de la
vida. Cué y Nieto (2002) definen los siguientes:
• De habitar: urbanizaciones, bloques, casas, viviendas,…
• De desplazamientos: aceras, calles, plazas, carreteras, aduanas, fronteras.
• De transporte: bicicletas, tranvías, trenes, aviones, barcos, autobuses,…
• De trabajo: fábricas, oficinas, comercios, campos, talleres,…
• De la comunicación: lenguaje, gestos, radio, televisión, vídeo, cine, Internet.
• De ocio: viajes, casinos, discotecas, bares, cines, hoteles, polideportivos,…
• De las actividades de grupo: locales sociales, redes culturales, templos.
• De confinamiento: calabozos, psiquiátricos, cárceles, conventos, asilos,
internados, hospitales.
• De las compras e intercambios: comercios, mercados, superficies
comerciales, ferias, bancos,…
• De la cultura: aulas, auditorios, bibliotecas, museos, teatros.
• De poder y dominio: salas de juntas, ministerios, cámaras, cuarteles,
universidades, juzgados, iglesias,…
• De la imaginación: donde no importa el sexo, la edad, la orientación sexual,
la etnia,… porque cada persona construye sus propios límites.
Existe una relación diferencial de mujeres y hombres con el espacio: cómo
se ocupa, cómo se diseña, cómo se construye, cómo se habita. La configuración
del espacio que habitamos tiene mucha influencia en la perpetuación de las
desigualdades de género. Si recorremos una ciudad con las “gafas violeta” veremos
cómo ésta facilita o dificulta la vida cotidiana de las mujeres. Aspectos como la
distancia entre la casa y los servicios, la accesibilidad, el transporte, etc., amplían o
disminuyen el tiempo de trabajo de las personas, influyendo especialmente en el de
las mujeres afectadas por una carencia de tiempo, por esas dobles y triples
jornadas que seguimos asumiendo. También sabemos que no tiene el mismo
significado un lugar solitario y oscuro en la ciudad para las mujeres, jóvenes o
adultas, que para los hombres. ¿Hay alguna mujer que no haya pasado miedo a
una posible agresión sexual alguna vez paseando por algún recóndito rincón de una
© María Ferraz Dobarro, 2010 34
Curso Género e Igualdad de Oportunidades

ciudad? Estos y otros interrogantes es importante plantearse cuando intentamos


construir una geografía del género, así que vamos a hacer un somero repaso por
algunas cuestiones en las que es importante fijarse si queremos observar los
espacios desde una perspectiva de género (los epígrafes siguen los planteados por
Bofill, 1999):
a) Movilidad y accesibilidad: eliminando obstáculos, acercando tiempos: Según
refieren las conclusiones de “Las Mujeres y la Ciudad.- Libro Blanco para
una concepción del entorno habitado desde el punto de vista de género”
(1999), las personas hemos perdido la centralidad en las ciudades y hemos
sido desplazadas a los márgenes, ocupando los coches el mayor territorio
con su presencia contaminante y ruidosa. Por otra parte, los
desplazamientos de una gran parte de mujeres no son sólo domicilio-trabajo
/ trabajo-domicilio sino que se mueven en una cadena de desplazamientos
múltiples en función de las sobrecargas de género en tareas domésticas:
llevar niños/as al colegio, realizar compras, recoger niños/as del colegio,
llevarles a actividades extraescolares,... Es por ello que el transporte
público, la eliminación de barreras arquitectónicas, la accesibilidad de los
recursos y su ajuste horario a la movilidad y tiempo de las mujeres,... son
temas fundamentales para que la adecuación de espacios y tiempos en la
vida de las mujeres sea favorecedora de su bienestar.
b) Vivienda, adaptación del espacio y roles de género: El derecho a una
vivienda digna viene recogido en el artículo 47 de la Constitución. Para las
mujeres, la asignación de roles diferenciados en función del género ha
supuesto que la casa sea “el lugar” por excelencia de éstas, el espacio
doméstico ha sido el tradicionalmente asignado a las mujeres y la vivienda
es y ha sido también una construcción cultural. La casa es el espacio íntimo
más inmediato, donde lo público y lo privado se encuentran, donde los
espacios se recrean en función de esos roles de género y donde se funden
intimidad, actividad y ocio. Desde el home, sweet home americano o la casa
como nido de amor, las viviendas han pasado a convertirse en los lugares
más peligrosos para las mujeres. La configuración del espacio, la privacidad
mal entendida ante problemáticas como la violencia de género, la
distribución de las tareas domésticas,... son algunos de los aspectos que es
importante considerar. También es importante tener en cuenta si las mujeres
disfrutan de igual acceso y posibilidades de financiación de una vivienda,
contabilizar el espacio del que disponen las mujeres en la vivienda, qué uso

© María Ferraz Dobarro, 2010 35


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

hacen las mujeres del mobiliario y enseres, qué percepción tienen las
mujeres de los distintos espacios de la vivienda (salón, comedor, cocina,
cuarto de estar, dormitorios, patios, baños,...), las zonas comunitarias:
azoteas, patios, lavaderos,... ¿son recuperables como forma de favorecer
sentimientos de pertenencia comunitaria? ¿Las viviendas actuales se
orientan hacia el individualismo?,…
c) Seguridad: iluminando las ciudades: Según la Carta Europea de las Mujeres
y la Ciudad (1995), la seguridad de las mujeres en las ciudades es
expresión de una sociedad que se respeta. Hay una conexión importante
entre el diseño urbano y la violencia contra las mujeres. El diseño de plazas,
paradas de guaguas, aparcamientos subterráneos, entradas a
urbanizaciones,... puede encontrarse en condiciones que favorecen las
agresiones: escasa visibilidad e iluminación, rutas poco claras,... Los
espacios que causan miedo o ansiedad, evidentemente, limitan la libertad
de movimientos de las mujeres y por tanto, el uso que estas hacen de la
ciudad. La carencia de espacios seguros y confortables en las ciudades es
un elemento más de marginación y aislamiento social, que incide
especialmente en la libertad de movimientos de las mujeres y cuya
alternativa no son las ciudades hipervigiladas con cámaras de seguridad.
d) Equipamientos, infraestructuras y servicios: espacios para la convivencia:
En los asentamientos urbanos, al margen de las casas o edificios de
viviendas, existe un espacio urbano configurado por calles, plazas,
parques,... y también en las ciudades existen otros recursos para permitir un
mayor grado de bienestar a quienes habitan en ellas, como por ejemplo
servicios comunitarios como centros de mayores, ludotecas, escuelas
infantiles, colegios, centros de salud, mercados,... El identificarse con el
espacio que habitamos genera un sentimiento de pertenencia, de arraigo, de
cuidado de “lo nuestro”; el espacio urbano es un punto de encuentro entre lo
público y lo privado y de la calidad de ese espacio van a depender en gran
medida la calidad de las relaciones que se generen en él. Es importante
analizar si el mobiliario urbano es acorde con las necesidades de las
mujeres, si el arte urbano representa a las mujeres, si se prioriza la
construcción de recursos y servicios que favorecen la convivencia y la
conciliación,…
e) Ciudades sostenibles – ciudades habitables: El paisaje urbano, el medio en
el que nos movemos, es importante para hacernos la vida más agradable.

© María Ferraz Dobarro, 2010 36


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

Un entorno degradado, descuidado nos genera rechazo y dificulta la


implicación del vecindario en su mantenimiento y cuidado. Las y los
habitantes de una ciudad hemos de ser conscientes de nuestra necesaria
contribución a un consumo sostenible y responsable; la polución, los
embotellamientos, la carencia de zonas verdes,... inciden negativamente en
la calidad de vida de la ciudadanía. Algunas ciudades mantienen cascos
históricos, edificios antiguos o significativos de la memoria colectiva de la
ciudad que hay proteger y, especialmente en lo que concierne a la historia
de las mujeres que han sido invisibilizadas en los espacios urbanos, estando
ausentes de la nomenclatura de las calles, de los monumentos, etc.
f) Participación de las mujeres en la política urbanística: Las políticas públicas,
y en especial, las de urbanismo, política territorial, vivienda,... han estado
tradicionalmente en manos de los hombres. Ellos han establecido las
normas y directrices de planificación urbanística, ellos han diseñado y
construido las ciudades, han delimitado el espacio público, “su espacio”.
Como consecuencia nos encontramos con ciudades masificadas, pueblos
aislados, inaccesibilidad de los diferentes colectivos ciudadanos a los
servicios y recursos,... La exigencia de unas mejores condiciones de vida y
una óptima calidad en los servicios se ha de convertir en reivindicación de
los colectivos de mujeres ya que su voz ha sido tradicionalmente olvidada
en la planificación, el desarrollo y la sostenibilidad de los asentamientos
humanos. Ejemplo de la combinación de la reivindicación feminista y
ecologista lo encontramos en el ecofeminismo, la expresión de la
organización colectiva de las mujeres luchando contra la degradación
medioambiental. El movimiento Chipko o el Green Belt Movement son
algunas concreciones de ese activismo.

Algunos de los elementos de análisis nombrados se pueden aplicar,


adaptándolos, al mundo rural, pero no cabe duda que existen elementos
diferenciales. La situación de las mujeres en los entornos rurales se ve
condicionada por la dispersión geográfica, el aislamiento, la carencia de recursos y
su lejanía, las dificultades de movilidad, la invisibilidad y la falta de reconocimiento
de su trabajo de larguísimas jornadas tanto dentro como fuera de la casa (las
mujeres rurales no suelen aparecer como titulares de la explotación familiar agraria,
ni siquiera como empleadas),… Estos y otros aspectos condicionan de forma

© María Ferraz Dobarro, 2010 37


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

desfavorable la vida de las mujeres rurales. Para dar respuesta a sus necesidades,
sería interesante contar con:
- Reconocimiento de sus derechos laborales.
- Reconocimiento de su labor en la promoción de un desarrollo sostenible.
- Acercamiento a los recursos. A este respecto iniciativas como la de los
“Taxis compartidos” o microbuses con horarios adaptados a las necesidades
de las mujeres pueden funcionar, siempre que se cuente con la participación
de las mujeres en el diseño e implementación de estos proyectos.
- Apoyo social, creación de redes, apostar por el asociacionismo de mujeres
en las zonas rurales.
- Iniciación a las nuevas tecnologías como forma de situarse en posiciones de
vanguardia.
- Servicios adaptados a sus necesidades: servicios de proximidad, de
cuidados a personas dependientes,…
- Formación con perspectiva de género.

No debemos olvidar que, a nivel mundial, las mujeres sólo tienen la


propiedad del 2 % de la tierra y reciben sólo el 1 por ciento de créditos destinados a
la agricultura; el número de mujeres rurales que viven en la pobreza se ha
duplicado desde 1970. En estos momentos de crisis, cuando la vuelta al campo se
plantea como alternativa para muchas familias no podemos perder la oportunidad
de que las mujeres se sitúen en el espacio rural en el lugar que les corresponde por
derecho.
Para ampliar información sobre la situación de las mujeres rurales se puede
consultar:
- http://www.marm.es/es/desarrollo-rural/temas/igualdad_genero_y_des_sostenible/plan/
- http://www.inmujer.gob.es/ss/Satellite?c=Page&cid=1264005678241&language=cas_ES&pagename=Inst
itutoMujer%2FPage%2FIMUJ_Estadisticas
- http://www.femur.es/
- http://www.mujerrural.com/

6.5.- Género, diversidad cultural, inmigración y codesarrollo:

Vivimos en la actualidad en sociedades multiculturales, de la gestión de esa


diversidad cultural dependerá en gran medida la convivencia. El reto es grande y va
más allá del choque o alianza de civilizaciones; los debates sobre el respeto a la
diversidad cultural chocan frontalmente con la vulneración de los derechos

© María Ferraz Dobarro, 2010 38


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

humanos de las mujeres (ejemplo: podemos ir desde lo más violento como la


mutilación genital femenina al polémico uso del velo, desde el hiyab al burka) y ni
siquiera se logran acuerdos en cuestiones que atentan contra la integridad física de
las mujeres. Lo cierto es que es un tema complejo con múltiples frentes que
abordar: por un lado el papel de las mujeres en los procesos migratorios, la acogida
en las sociedades receptoras y su actividad laboral en las mismas, la relación con
sus países de origen y las estrategias que se están aplicando desde el contexto
occidental para promover el desarrollo de estos países generadores de emigración.
Así pues, vamos a realizar un pequeño esbozo de estos aspectos.
La dualidad norte – sur cada vez es más patente en un mundo globalizado.
Las guerras, la violencia generalizada (paramilitares, narcotraficantes,…), las
catástrofes naturales, el hambre,… son algunos de los factores que impulsan a las
personas a iniciar un proceso migratorio con el objetivo de mejorar sus condiciones
de vida en las sociedad occidentales. Hasta hace relativamente poco no se había
aplicado la perspectiva de género al estudio de las migraciones y se pensaba que la
migración femenina estaba vinculada principalmente a los procesos de
reagrupación familiar del varón que iniciaba la migración. Las investigaciones
feministas han demostrado que las mujeres tienen capacidad de agencia y que en
numerosos casos son ellas las que tienen la iniciativa de iniciar un proceso
migratorio, con matices propios (por ejemplo: huir de las violencias de género o ser
las mantenedoras de sus hogares de origen, lo que introduce un nuevo componente
de género en la migración). Si bien es cierto que hay diferencias según el contexto
cultural de procedencia de las mujeres (ej. las mujeres del Magreb viajan vinculadas
a migraciones familiares mientras que las latinoamericanas lo hacen solas en mayor
porcentaje), pese a estas disparidades la feminización de los flujos migratorios es
evidente.
Sin embargo, las mujeres se enfrentan a mayores vulnerabilidades debido a
las condiciones socioeconómicas más desfavorecedoras en sus países de origen
(dificultades de cualificación profesional, de acceso al empleo,…) lo que ha
generado la feminización de la pobreza. Para hacer frente a esta, se inician muchos
procesos migratorios dirigidos a países industrializados donde se demanda mano
de obra barata y flexible. Sin embargo, las mujeres del Sur migran al Norte para
seguir haciendo “trabajos de mujeres” (Mestre, R. en Checa y Olmos, 2005) más
precarizados y centrados en el servicio doméstico, servicios de cuidado personal y
“servicios sexuales”, además del sector agrícola. Estos trabajos vuelven a encerrar
a las mujeres en la invisibilidad y vulnerabilidad ya que se realizan en espacios

© María Ferraz Dobarro, 2010 39


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

“privados” y desregularizados (no abordamos aquí las redes de trata de mujeres


porque tendrá un abordaje específico al hablar de las violencias de género).
Otra paradoja que viven muchas mujeres migrantes con hijos/as es que se
ven obligadas a ocuparse de los/as hijos/as de otras mientras no pueden hacerlo de
los suyos propios a los que han dejado en la distancia. Al “duelo” del proceso
migratorio se suma aquí el sentimiento de culpabilidad que viven muchas mujeres
que se ven privadas de ver crecer a su prole durante cortos, o a veces muy largos,
períodos de tiempo. Se produce así lo que se ha denominado “maternidad de
locutorio”, ser madre a larga distancia, a través del teléfono o Internet. Estas
cadenas globales de cuidado, de las que ya hablamos en otro epígrafe, son otra
característica importante de la globalización y la feminización de las migraciones.
Pero las mujeres, además de trabajar, conviven en nuestro entorno; por ello,
se han puesto en marcha numerosos programas de “integración social” de
inmigrantes que no acaban de crear una sociedad intercultural. La carencia de
redes sociales de apoyo en las sociedades receptoras es un factor importante de
riesgo para las mujeres, especialmente cuando sufren violencia. El acceso a la
vivienda, a la formación, a la sanidad, al empleo,… ha generado brotes racistas con
respecto a la población extranjera (no sólo contra las mujeres). La competencia por
lo que parecen ser recursos escasos ha chocado frontalmente con planteamientos
xenófobos en distintos países, incluido España, de ahí que, en muchas ocasiones,
los colectivos de inmigrantes recurran a un acusado mantenimiento de su identidad
cultural, hecho que en buena parte es asignado a las mujeres. En las comunidades
islámicas este hecho es más visible: hiyabs, chadores, niqabs o shaylas muestran
la “diferencia” entre ellas y nosotras y la convivencia se ve envuelta en constantes
polémicas, olvidando que debemos priorizar más lo que nos une que lo que nos
separa. Para ampliar la información sobre los aspectos abordados se pueden visitar
las Webs: http://webs.uvigo.es/cfacal/inmigracion_y_genero.htm o
http://www.nodo50.org/mujeresred/migrantes.html
No podemos finalizar estas breves pinceladas, sin aludir a las estrategias
aplicadas para favorecer el desarrollo de los países de origen de la población
migrante. No vamos a profundizar en los debates sobre la necesaria distribución
global de la riqueza, el expolio de los países del sur por el norte industrializado o si
la cooperación al desarrollo entroncaría con nuevas formas de colonización del
siglo XXI, lo cierto es que entra dentro de los Objetivos del Milenio mejorar las
condiciones de vida de los países pobres y en vías de desarrollo (un eufemismo
para diferenciar grados de pobreza). Hasta décadas recientes, la perspectiva de

© María Ferraz Dobarro, 2010 40


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

género estaba ausente de los programas de cooperación al desarrollo. En 1997,


Naciones Unidas lo dejó claro: "Si no se introduce la dimensión de género en el
desarrollo, se pone en peligro el propio desarrollo. Y si las estrategias encaminadas a
reducir la pobreza no potencian a las mujeres, no lograrán beneficiar a toda la sociedad".
(Informe sobre Desarrollo Humano, PNUD, 1997). De ahí que se intente pasar del
enfoque MED (Mujeres en el Desarrollo) al enfoque GED (Género en el Desarrollo)
para lograr un verdadero cambio estructural en las condiciones de vida de mujeres
y hombres en los países empobrecidos. La diferencia entre estos modelos es:

MUJERES EN EL DESARROLLO GÉNERO EN EL DESARROLLO


ENFOQUE Mujeres con centro del problema. Desarrollo de mujeres y hombres.
TEMA CENTRAL Mujeres (y niñas). Relaciones entre hombres y mujeres.
PROBLEMA La exclusión de las mujeres del Relaciones desiguales de poder
proceso de desarrollo (siendo la (riqueza y pobreza, hombres y mujeres)
mitad de los recursos humanos que frenan un desarrollo igualitario y la
productivos). plena participación de las mujeres.
OBJETIVO Desarrollo más eficiente. Desarrollo sostenible e igualitario con
toma de decisiones compartidas entre
mujeres y hombres.
SOLUCIÓN Integración de las mujeres en el "Empoderamiento" de las mujeres y
proceso de desarrollo existente. personas desfavorecidas.
Transformación de relaciones
desiguales.
ESTRATEGIAS - Proyectos de mujeres. - Identificar y señalar las necesidades
- Componente de mujeres. prácticas de mujeres y hombres para
- Proyectos integrados. mejorar sus condiciones de vida.
- Aumentar la productividad de las - Al mismo tiempo, identificar y señalar
mujeres. los intereses estratégicos de las
- Aumentar los ingresos de las mujeres.
mujeres.
- Aumentar las habilidades de las
mujeres para cuidar el hogar.
PROBLEMAS Este enfoque ha aumentado a Las intervenciones del proyecto se
CONSECUENCIA menudo la carga de trabajo de las basan en los roles, responsabilidades y
mujeres sin lograr un mayor poder poder de las mujeres y los hombres en
económico. Las mujeres no han sido la sociedad a la que pertenecen y las
consultadas sobre el tipo de necesidades resultantes para cambiar
desarrollo e integración que su situación.
buscaban. Se puede entender GED como un
Se da una "integración" en el mundo esfuerzo para mejorar la posición de las
de los hombres sin cambio en las mujeres en relación a los hombres de
relaciones de poder. manera que beneficie y transforme la
sociedad en su totalidad.
Fuente: OXFAM, 1997.

6.6.- Mujeres, poder y participación sociopolítica:

“El objetivo de la participación equilibrada de hombres y mujeres en la toma de


decisiones y del reparto de las responsabilidades entre hombres y mujeres en todas
las esferas de la vida es una condición importante para la igualdad entre hombres y
mujeres” (Consejo Europeo, 1995)

© María Ferraz Dobarro, 2010 41


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

La relación de las mujeres con el poder ha sido compleja a lo largo de la


historia. No vamos a negar la existencia de mujeres relevantes y poderosas en el
pasado (Hatshepsut, Catalina la Grande, Isabel I, Cleopatra, Isabel la Católica,…) y
en el presente (Angela Merkel, Hillary Clinton, Wu Yi, Isabel II,…) pero lo cierto es
que el protagonismo de las mujeres en la Historia ha sido invisibilizado a lo largo de
los siglos y sus hazañas minimizadas a favor de las masculinas. Además, cualquier
logro que hiciera una mujer pública era comparado (y aún se sigue haciendo) con
los de los hombres al carecer de modelos y referentes propios.
“Esas relaciones desiguales de poder están presentes en todos los campos
de la vida y se expresan de múltiples formas: en el ámbito privado a través de la
violencia como mecanismo de dominio y control, en el ámbito público desde la
exclusión sistemática de las mujeres de la autoridad, de la influencia, del dinero y
de los recursos. Es decir, desde la anulación de su autonomía física, económica,
social y política. Para romper con estas relaciones jerárquicas y que se produzca un
reequilibrio del poder, las mujeres deben ir conquistando el poder a través de la
reconstrucción social de las relaciones de género. Pero no a partir del concepto de
poder acuñado por el sistema patriarcal, sino desde otra concepción del poder, el
poder entendido desde la autonomía y la ciudadanía plena de las mujeres.
En este sentido, podemos hablar de al menos cuatro tipos de autonomía a
conquistar por las mujeres: la autonomía física, que implicaría el ejercicio del poder
y el control sobre su propio cuerpo, su sexualidad y fertilidad; la autonomía
económica, que conllevaría tener acceso y control sobre los recursos y bienes; la
autonomía política, que supone el acceso y el ejercicio efectivo de los derechos
políticos básicos, que incluyen el derecho a participar en las instituciones, en los
ámbitos de decisión, en los partidos políticos… La autonomía sociocultural, que
conllevaría además del acceso y control de los recursos culturales y la información,
tener derecho a una identidad independiente, reconocimiento del valor propio y
sentimiento de autoestima.
El empoderamiento y la participación sociopolítica de las mujeres son
estrategias indispensables para alcanzar esta autonomía y la posición de
ciudadanas de pleno derecho. (…)
El término empoderamiento (…) alude a un proceso de toma de conciencia
individual y colectiva de las mujeres, que les permite aumentar su participación en
los procesos de toma de decisiones y de acceso al ejercicio de poder y a la
capacidad de influir. El proceso de empoderamiento comprende dos niveles, el
individual y el colectivo. A nivel individual supone el proceso de toma de conciencia

© María Ferraz Dobarro, 2010 42


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

de las mujeres sobre su subordinación y, a nivel colectivo, la adquisición de una


conciencia común sobre la dependencia social y la discriminación que sufren las
mujeres en los diferentes ámbitos de la vida. (…) El trabajo realizado desde la
individualidad y subjetividad, servirá a las mujeres para organizarse en torno a la
lucha por sus intereses colectivos, es decir, por sus intereses de género. Local y
Global, en la medida en que se trata de una estrategia que brinda a las mujeres la
posibilidad de comprender la realidad de su medio más inmediato (social, político,
económico, ecológico y cultural), de reflexionar sobre las estructuras de poder que
las constriñen y tomar iniciativas destinadas a mejorar su condición y posición en el
mundo.
El empoderamiento es, por tanto, una estrategia válida para alcanzar el
poder y convertirse en personas que ejercen su individualidad desde la autonomía y
la ciudadanía plena. Al mismo tiempo, es un proceso necesario para alcanzar la
igualdad de oportunidades de mujeres y hombres, ya que ésta sólo vendrá desde la
ruptura de las relaciones jerárquicas de poder y desde la reconstrucción de un
nuevo modelo de poder que no excluya a las mujeres.” (Fuente:
http://www.berdingune.euskadi.net/u89-
congizon/es/contenidos/informacion/empoderamiento/es_berdingu/empoderamiento.html)
El proceso de empoderamiento colectivo ha de verse reflejado en una
auténtica democracia paritaria y la participación plena de las mujeres en todos los
espacios de poder. Una interesante escuela de participación es el movimiento
asociativo de mujeres que requiere en estos momentos un relevo generacional
importante para garantizar que las reivindicaciones feministas sigan presentes en
las agendas políticas. No podemos olvidar tampoco la participación en sindicatos,
partidos políticos, asociaciones culturales, empresariales,…donde la presencia
paritaria de mujeres se ha de ir convirtiendo en realidad.
“Las mujeres queremos poder, pero un poder diferente. No para dominar
sino un conjunto de poderes positivos para lograr el desarrollo de las mujeres y todo
aquello que se requiere para vivir ciudadanía plena. Es otra construcción del poder,
pero para poder hacerlo tenemos que desmontar el poder como un hecho binario
de dominación y aprender otras reglas del poder positivo.” (Lagarde, 1998) Algunas
de esas reglas son:
• Reconocer en las mujeres la legitimidad de la autoridad.
• Construir la sororidad entre las mujeres, basada en la búsqueda de una
relación de mutuo reconocimiento de autoridad entre las mujeres. Hay que
construir la confianza entre las mujeres, la confiabilidad política.

© María Ferraz Dobarro, 2010 43


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

• Reconocer y tolerar la diferencia aún cuando no estamos de acuerdo con


ella.
• Reconstruir la fuerza política simbólica de las mujeres: tener capacidad de
elegir y ser elegidas, tener capacidad para representar. (Lagarde, 1998)
Todo ello nos permitirá como ciudadanas ir construyendo progresivamente
mayores cotas de democracia, auténticamente representativa y participativa, donde
las mujeres nos sintamos incluidas y sujetos de derecho, tanto en el hogar como
frente al Estado. Haciendo realidad el lema feminista de “lo personal es político”.
No queremos cerrar este tema sin hacer un breve apunte al ya nombrado
asociacionismo de mujeres. De las más de 5.000 asociaciones de mujeres
existentes en España (San José, 2010):
- Un 33% tiene intereses y actividades diferentes a los de la promoción de la
igualdad.
- Un 50% defiende activamente la igualdad, aunque no lo declare en sus
Estatutos y actos.
- Un 15% se declara feminista en su teoría y práctica.
Ante este panorama, la formación en temas de género e igualdad en el
movimiento asociativo de mujeres parece indispensable. Sin la toma de conciencia
de las propias mujeres de su situación de desigualdad difícilmente podremos
generar avances hacia la construcción de un mundo más justo e igualitario. Hay
que trabajar para que el feminismo deje de ser considerado “un extremismo
negativo” y transmitir la historia objetiva de las mujeres que lucharon para que en el
presente podamos disfrutar de los derechos de ciudadanía.

6.7.- Género y creencias religiosas:

Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha buscado una explicación


plausible a los fenómenos naturales que ocurrían a su alrededor y no podía
entender: la muerte, los ciclos lunares, las estaciones del año y los cambios
climáticos,…Así, poco a poco, fue configurando un universo de dioses y diosas que
derivaron posteriormente en una serie de religiones monoteístas que son las que
imperan mayoritariamente en la actualidad.
Prácticamente todas las grandes religiones (cristianismo, judaísmo,
islamismo, hinduismo,…) pasando por las creencias animistas, totémicas,
chamánicas, neopaganas,… han situado a las mujeres en una posición de
subordinación (salvo algunas excepciones como los cultos diánicos de la Wicca, por

© María Ferraz Dobarro, 2010 44


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

ejemplo). En la actualidad, una de las amenazas que está afectando al


cumplimiento de los derechos de las mujeres tiene que ver con el auge de los
fundamentalismos religiosos, principalmente en el mundo islámico pero también en
contextos occidentales (recuérdese los integrismos católicos del Opus Dei o
algunas corrientes evangélicas).
Resulta inviable en este texto hacer un recorrido exhaustivo por el papel de
las mujeres en todas las religiones, pero sí queremos apuntar algunos elementos
de análisis sobre los condicionamientos de género en las creencias religiosas,
especialmente en los nuevos movimientos religiosos y la denominada “New Age”.
En el contexto occidental, la crisis de valores y la necesidad de búsqueda de
un sentido de trascendencia de la vida están unidas al surgimiento de respuestas
fáciles y cómodas a las carencias espirituales de la población. La escasa capacidad
de adaptación a los cambios sociales de las religiones tradicionales ha motivado el
surgimiento de un sinfín de grupúsculos minoritarios que prometen la felicidad en
cómodos plazos. Dentro de estos “Nuevos Movimientos Religiosos” (NMR), el papel
de las mujeres se ha limitado a ser un acompañamiento coral del varón, en unos
casos como esclava sexual (ejemplo: Niños de Dios) y en otros como reproductora
de los roles tradicionales de género en el ámbito doméstico.
A partir de la década de los 60 en Estados Unidos se generó un movimiento
que pretendía alcanzar la espiritualidad a través de un sincretismo de corrientes
orientalistas mezcladas con el avance de las nuevas tecnologías (meditaciones de
Megabrain, cuarzos para curar dolencias, hipnosis, Reiki, control mental, cursos de
milagros,…) que generó pronto efectos perversos. La Nueva Era que preconizara
Marilyn Ferguson en su clásico La conspiración de Acuario (1980) se convirtió en
una trampa para las mujeres. El elitismo e individualismo de la New Age no
encajaba con las reivindicaciones de la Segunda Ola del movimiento feminista
(coincidentes en el tiempo) por lo que se empieza a producir lo que Susan Faludi
denominara en 1991, la reacción patriarcal. Mientras miles de mujeres en el mundo
se afanaban en luchar por sus derechos, desde las corrientes conservadoras de la
Nueva Era se les transmitía a las mujeres otro mensaje:
“Mujeres que llevaban una vida laboral intensa de pronto pueden sentir una
repentina urgencia por aprender cerámica o cocina, por la jardinería o por recibir un
masaje, o por crear un nido acogedor (…) Mujeres que han tenido como meta
principal su carrera, posiblemente desean ahora el matrimonio y la maternidad. (…)
Ver lo sagrado en todos los actos cotidianos, como lavar platos, limpiar el cuarto de
baño o trabajar en el jardín. La mujer se alimenta y se cura arraigándose en lo
cotidiano”. (MURDOCK, M. (1993): Ser mujer: un viaje heroico. Madrid: Gaia. Págs. 17-18, 169).
© María Ferraz Dobarro, 2010 45
Curso Género e Igualdad de Oportunidades

“Olvidamos el papel que hemos venido a interpretar. Hemos perdido la llave de


nuestra propia casa. Vivimos delante de la puerta. El estrés que produce estar tanto
tiempo fuera de casa nos hace daño, incluso nos mata. No debemos quedarnos
fuera; tenemos que encontrar la llave, porque mientras no lo hagamos,
continuaremos ajándonos, y se nos seguirán marchitando la cara, los pechos, los
ovarios y nuestra historia. Estamos cayéndonos y desmoronándonos”. (WILLIANSON,
M. (1994): El valor de lo femenino. Barcelona: Urano, Pág. 15).

Esto es tan solo un pequeño botón de muestra. Resulta curioso cómo desde
posicionamientos New Age se les transmitía a las mujeres, clientas potenciales de
esos libros, una vuelta a los mandatos tradicionales de género a través de
mensajes contradictorios; mientras muchas autoras cuestionan el sistema
patriarcal, otros mensajes siguen la línea de los citados.
Pero frente al conservadurismo de muchos planteamientos de creencias
religiosas o pseudorreligiosas, existen voces disidentes que desde dentro de los
NMR o de las religiones establecidas intentan proponer una nueva visión de las
mujeres y la espiritualidad. En el catolicismo nos podemos encontrar con “Católicas
por el Derecho a Decidir” (http://www.catolicasporelderechoadecidir.org/) u otras
teólogas feministas que reclaman la sabiduría de la palabra de las mujeres en la
Iglesia, reivindican especialmente los derechos sexuales y reproductivos y
cuestionan la jerarquía patriarcal eclesiástica. No deja de resultar significativo, que
frente a los 33 doctores de la iglesia a lo largo de su historia sólo haya 3 mujeres:
Teresa de Jesús, Catalina de Siena y Teresa de Liseux. También existen
disidencias en el feminismo islámico como las de Amina Wadud o Ziba Mir
Hosseini. Wadud ha sido especialmente polémica por dirigir rezos para la
comunidad musulmana tradicionalmente reservados a los hombres y ha realizado
análisis de género del Corán de gran interés.
Lo cierto es que, sea desde las religiones oficiales o los NMR, a las mujeres
aún les quedan muchas desigualdades que superar para encontrarse en pie de
igualdad frente a “Dios” (¿o “Diosa”?).

6.8.- Mujeres, artes y ciencias:

La invisibilidad de las mujeres en la producción artística y científica ha sido


una constante a lo largo de la historia. Probablemente estos dos ámbitos hubieran
merecido epígrafes aparte y un desarrollo más largo, pero la extensión de este
manual lo impide. Los hemos agrupado juntos porque entendemos que existe un
denominador común: la capacidad de crear, investigar y producir, sea conocimiento

© María Ferraz Dobarro, 2010 46


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

científico o arte es un elemento que le ha estado vetado a las mujeres durante


mucho tiempo. Si hacemos un sencillo ejercicio se podrá comprobar: pensemos en
nombres relevantes de artistas o científicos/as a lo largo de la historia. ¿Qué sexo
tienen quienes se nos vienen primero a la mente? Si a cualquier persona no
versada en cuestiones de género se le pregunta por artistas importantes en
diferentes manifestaciones artísticas citarán a Goya, Velázquez, Van Gogh, Picasso
en pintura, Rodin o Miguel Ángel en escultura, Shakespeare o Cervantes en
literatura o Einstein, Newton, Darwin en ciencia, pero a muy pocas personas se les
vendrán a la mente en primer lugar nombres de mujer. Con suerte, en pintura
citarán a Frida Kahlo, en escultura a Camille Claudel, en literatura a Isabel Allende
o J. K. Rowling (quien por cierto, se oculta bajo unas siglas porque su editorial
temía que su Harry Potter iba a ser menos vendido si se sabía que lo escribía una
mujer) o en ciencia a Marie Curie. Las miles de mujeres que han dedicado a su vida
a distintos campos del arte o de la ciencia han permanecido ocultas hasta que,
gracias a los estudios de género, se han rescatado del olvido. Hoy podemos
admirar la pintura de Sofonisba Anguissola, Artemisia Gentileschi, Angélica
Kauffamann, Berthe Morisot, Sonia Delaunay o Tamara de Lempicka; la escultura
de Barbara Hepworth o Properzia de Rossi; la literatura de Safo, las hermanas
Brontë (Charlotte y Emily), Jane Austen, Virginia Woolf, Ana Mª Matute,… o las
aportaciones a la ciencia de Hypatia de Alejandría, Rosalind Franklin, Ada Byron
(también conocida como Ada Lovelace), Sophie Germain, Henrietta Swan Leavitt o
Margarita Salas (entre otras muchas).
La visibilidad de las mujeres en el arte y en la ciencia es sumamente
importante. Lo que no se nombra, no existe. A lo largo de la historia, las mujeres
fueron más objeto artístico que sujeto productor de arte o ciencia. Con respecto al
arte, el cuerpo de las mujeres ha sido expuesto a la mirada masculina en múltiples
obras, sin embargo, las mujeres no han exhibido su identidad y experiencia artística
hasta décadas recientes. En 1984 nace el colectivo Guerrilla Girls en Nueva York
que cuestionaban si las mujeres debían estar desnudas para entrar en los museos .

Emblemático cartel de las Guerrilla Girls que afirmaba:


“Menos del 3% de los artistas del Metropolitam
Museum son mujeres, pero el 83% de los desnudos
son femeninos”. Fuente imagen:
http://www.guerrillagirls.com/posters/getnakedshanghai.shtml

© María Ferraz Dobarro, 2010 47


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

En la actualidad, muchas artistas proponen una representación del cuerpo y


la sexualidad femenina alejada de mandatos y estereotipos de género, muchas
performances, por ejemplo, subvierten modelos y códigos expresivos poniendo en
el centro del arte la experiencia propia.
En las artes escénicas y la música ocurre algo similar: las mujeres
interpretan lo que otros crean aunque cada vez son más las iniciativas feministas
alternativas a los contenidos sexistas en teatro, cine o música. Algunos ejemplos de
esto son Las Marías Guerreras (http://www.mariasguerreras.com/), el cine de Icíar
Bollaín, Helena Taberna o Gracia Querejeta; la Plataforma de Mujeres Artistas
contra la Violencia de Género o cantantes como Lila Downs o Arita Mitteenn. Sin
embargo, un reto en el mundo artístico son las industrias culturales que continúan
en gran medida en manos masculinas. Cuando una mirada feminista produzca arte,
empezarán a caer los sesgos sexistas de diversas manifestaciones culturales.
Con respecto a la ciencia, las mujeres se enfrentan a las mismas dificultades
que en otros campos: “invisibilidad, falta de reconocimiento y de oportunidades de
promoción en su labor profesional y dificultades para conciliar la vida profesional y
la vida privada” (Dio Bleichmar, 2006). Teresa del Valle (1995), citada por Dio
Bleichmar, reconoce cuatro mecanismos para la neutralización de las aportaciones
de las mujeres a la ciencia que se han producido a lo largo de la historia (el ejemplo
más paradigmático es el de Rosalind Franklin y el ADN. Sus colegas varones
investigadores obtuvieron el Nóbel gracias a sus descubrimientos y ella murió sin
ningún tipo de reconocimiento). Esos cuatro mecanismos mencionados, puestos en
práctica habitualmente por los científicos respecto a las científicas, son:
• La usurpación: Apropiarse indebidamente de saberes o conocimientos para
reformularlos de tal forma que no se reconozca su autoría inicial.
• La devaluación: Argumentar que detrás de las investigaciones llevadas a
cabo por mujeres hay un afán reivindicativo que resta valor a su contenido
científico.
• El silenciamiento: Ignorar el conocimiento a pesar de saber de su existencia.
Esto ocurre especialmente con los estudios de género que contradicen lo
postulado por la “ciencia oficial”.
• El lapsus genealógico: Poner de relieve y hablar de temas como si se tratara
de investigaciones pioneras sin reconocer la tradición histórica que arrastran
y que en muchas ocasiones, hay una genealogía femenina detrás.
La ausencia de mujeres de las Academias científicas y de los Premios Nóbel
es patente, sólo hay que contar cuántas mujeres han sido galardonadas con el

© María Ferraz Dobarro, 2010 48


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

citado premio y cuántas académicas hay (un ejemplo: en la Real Academia de


Ciencias de España, sólo 2 mujeres numerarias frente a 41 numerarios varones).
El mayor acceso de las mujeres a la Universidad y a carreras científicas
puede que logre invertir en unos años esta desigualdad, pero romper el “techo de
cristal” sigue siendo duro, incluso aún en tiempos donde la igualdad está
garantizada por Ley, así que la paridad y el reconocimiento en la investigación
científica seguirá siendo un tanto utópica.
Para ampliar este epígrafe sobre Mujeres y Ciencia, se encuentra en los materiales
complementarios un interesante artículo de Eulalia Pérez Sedeño titulado “Las mujeres en la
historia de la ciencia”, cuya lectura recomendamos.

6.9.- Género y universos simbólicos. La brecha digital de género:

No sólo las Tecnologías de la Información y la Comunicación (en adelante


TIC) han conformado nuevos escenarios de relación y posicionamiento en el mundo
de hombres y mujeres, antes de la generalización del uso de Internet, al menos en
el contexto occidental, otros elementos creaban imaginarios colectivos en los que
se situaban ambos sexos ocupando jerarquías de poder diferenciales. El primer
elemento para establecer comunicación entre los seres humanos ha sido el
lenguaje (verbal o no verbal) y la conformación del lenguaje no es neutra. Las
mujeres han sido ocultadas a favor del genérico masculino, hecho que no es
casual, y en el que profundizaremos algo más en la Unidad 4 al hablar de las
violencias simbólicas. También los productos culturales y los medios de
comunicación serán abordados en dicha unidad por lo que ahora nos centraremos
un poco más en la brecha digital de género.
Para Rubio (1996), citada por Rocío Jiménez, los factores que restringen el
acceso igualitario a las TIC son:
• Concepción y desarrollo tecnológico en clave patriarcal: La tecnología es
concebida y programada mayoritariamente por hombres sin perspectiva de
género.
• Empleo de lenguajes técnicos con los que no se identifican las mujeres.
• La doble jornada laboral que obstaculiza el acceso por la dificultad de
conciliar tiempos.
• La dimensión emocional que tiene que ver con las creencias que tenemos
las mujeres sobre nosotras mismas y nuestras capacidades tecnológicas.
(Fuente: http://www.cibersociedad.net/congres2004/grups/fitxacom_publica2.php?grup=48&id=336&idioma=es)

Según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de la


Información y Comunicación en los hogares (INE, 2009), la brecha digital en uso
© María Ferraz Dobarro, 2010 49
Curso Género e Igualdad de Oportunidades

frecuente de Internet (acceso al menos 1 vez a la semana) era de 8,6 puntos de


diferencia a favor de los hombres. Según esta encuesta no se observan diferencias
significativas en la reducción de la brecha digital entre mujeres y hombres, en los
últimos 5 años tan sólo se redujo 0,4 puntos. Sin embargo, paradójicamente, las
redes han servido a las mujeres para desarrollar estrategias positivas de
comunicación y ciberactivismo, siendo un espacio de empoderamiento importante.
La estructura de relaciones horizontales que permiten las redes sociales alejadas,
de jerarquías patriarcales, ha generado experiencias interesantes de redes de
mujeres en Internet. También la apuesta por el Software libre es un ejemplo más
del carácter social que han impreso las mujeres a las TIC: las Debian Women son
un modelo alternativo de programación y visibilización de las mujeres en la Red:
http://women.debian.org/home/.
No cabe duda que Internet ha configurado un nuevo modo de organización
social del que las mujeres no pueden estar ausentes, tanto para garantizar su
derecho a la información y a la comunicación como para promover contenidos
específicamente diseñados por ellas.
Internet permite democratizar el conocimiento y promueve la participación y
opinión de la ciudadanía en asuntos de interés (ejemplo: la Web 2.0), el riesgo que
corremos las mujeres es que limite el activismo público al virtual y se vuelva a
invisibilizar nuestra presencia detrás de una pantalla de ordenador. Para que esto
no ocurra debe producirse una combinación de ambos factores, ciberactivismo y
presencia pública organizada.
Algunas iniciativas interesantes en Internet en referencia al género y las
nuevas tecnologías son:
http://singenerodedudas.com/generoTICs
http://www.mujeresenred.net/IMG/pdf/Las_mujeres_okupan_la_red.pdf
http://vecam.org/article550.html?lang=es
http://www.mujeresenred.net/article.php3?id_article=647

6.10.- Vulneración del ejercicio de derechos y libertades


fundamentales:

Hasta aquí un breve repaso por los espacios de ejercicio de la ciudadanía.


No cabe duda que todos podrían ampliarse y profundizar más en los aspectos
esbozados, pero se ha pretendido ofrecer unas pinceladas que motiven a la
reflexión, al análisis crítico y a la búsqueda de nueva información que complemente
la expuesta. Las desigualdades de género han quedado patentes en los espacios y
© María Ferraz Dobarro, 2010 50
Curso Género e Igualdad de Oportunidades

temas descritos. Si bien en los contextos occidentales, el avance de las mujeres ha


sido una cuestión imparable, las reacciones patriarcales no se hacen esperar y la
vulneración de los derechos de las mujeres sigue siendo constante.
En el año 2005, en los espacios de discusión feminista del Foro Social
Mundial de Porto Alegre (Brasil), las mujeres que allí debatían se plantearon tres
grandes amenazas a su consecución de derechos y libertades:
 La globalización neoliberal que privilegia la primacía del sector privado, los
beneficios corporativos, la privatización y la desaparición del Estado de
Bienestar con políticas de ajuste estructural que acrecientan la brecha de
riqueza y entre ricos y pobres dentro y entre las naciones, exacerbada entre los
grupos raciales, étnicos, de clase y de género.
 Guerra, conflicto, militarismo, militarización,…  violencias. Las estrategias
económicas neoliberales han agudizado las tensiones sociales, conduciendo a
veces a la emergencia de formas extremistas de políticas basadas en la
identidad. La proliferación de guerras y conflictos en el mundo actual es una
clara manifestación de la "normalización" de la violencia. El militarismo es la
glorificación de un modo militar en la vida civil, y justifica la indiscutida presencia
de fuerzas armadas o paramilitares en la sociedad, para garantizar la seguridad
nacional, a la vez que hace que la fabricación y venta de armamento sea una de
las industrias más rentables. La doctrina de "seguridad nacional" y
"antiterrorismo" se vuelve una licencia para reprimir el disentimiento, para limitar
los derechos constitucionales, y sofocar la oposición de movimientos
progresistas. La naturaleza patriarcal de la guerra, el conflicto, el militarismo y la
militarización tiene un profundo impacto sobre las mujeres, dentro y fuera de las
situaciones de conflicto. El propósito y la agenda patriarcales inherentes a la
militarización son el control sobre la sexualidad y las capacidades reproductivas
de las mujeres para cumplir los objetivos de, a la larga, ganar poder sobre las
comunidades o los estados nación. Pero el papel de las mujeres en la creación
y construcción de la paz también es sumamente importante para que se
garanticen los principios que emergen de una ciudadanía plena e igualitaria.
 Fundamentalismos. Estamos asistiendo a poderosos discursos que van más allá
de lo religioso para impactar en las esferas culturales, políticas y económicas
con valores fundamentalistas. Los fundamentalismos impactan a las vidas y
cuerpos de las mujeres de muchas maneras, desde el control directo sobre los
cuerpos, al uso de las mujeres como símbolos nacionales, al cierre de espacios
para la participación y protesta pública, a las guerras,… El fundamentalismo

© María Ferraz Dobarro, 2010 51


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

religioso es una respuesta a la amenaza de la diversidad de identidades, ya que


la diversidad amenaza su poder hegemónico sobre las comunidades. También
es una agresión violenta a los movimientos sociales, más específicamente a los
movimientos de mujeres, que buscan abrazar la diversidad. Dado que los
fundamentalismos son esencialmente jerárquicos y autoritarios, el
fundamentalismo religioso socava los principios de igualdad y democracia.
Adaptan marcos patriarcales para justificar la relegación de las mujeres a la
esfera doméstica y para legitimar su participación en sus actividades. En su
ideología, se considera a las mujeres como "propiedad" de la comunidad y de
los hombres. La imagen/honor de la comunidad está así atada a los cuerpos de
las mujeres. Asimismo, los cuerpos de las mujeres (a menudo órganos
reproductivos) han sido el blanco de la más horripilantemente violencia. Se
imponen códigos de vestimenta, las mujeres se transforman en reproductoras
biológicas y culturales, y hay una oposición violenta a todas las forma de
relaciones no heterosexuales.
Fuente: http://www.mujeresdelsur-afm.org.uy/fsm/2005/fdep.htm

Ante este panorama sólo nos queda fortalecer la sororidad y el


empoderamiento individual y colectivo. Hay que subvertir las estrategias
patriarcales de forma positiva para las mujeres (por ejemplo: la utilización de la red
para crear alianzas entren nosotras frente a la utilización para prostituir mujeres), no
podemos adaptarnos a lo que hay, tenemos que transformar radicalmente la
opresión y las desigualdades de género.
Los logros alcanzados son frágiles y los gobiernos conservadores no suelen
destacar por contemplar en sus agendas políticas los derechos de las mujeres. En
nuestro contexto, las Leyes, como veremos en el siguiente tema, garantizan
derechos pero sólo el activismo desde la participación pública logrará que esos
derechos se consoliden y normalicen.

© María Ferraz Dobarro, 2010 52


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

TEMA 7: FUNDAMENTOS DE LAS POLÍTICAS DE IGUALDAD: MARCOS


JURÍDICOS INTERNACIONALES, EUROPEOS, ESTATALES Y AUTONÓMICOS.

A continuación vamos a hacer un recorrido por los instrumentos jurídicos


que justifican y legitiman las políticas de igualdad y, específicamente, las medidas y
políticas contra la violencia de género.

7.1.- Nivel internacional:

El principio de igualdad o el derecho a la igualdad constituye uno de los


derechos fundamentales reconocidos en toda la normativa que hace referencia a
los Derechos Humanos. Desde la Grecia clásica, pasando por la Revolución
Francesa, hasta llegar al año 1948 con la Declaración Universal de Derechos
Humanos, el principio de igualdad ha sido una constante a lo largo de la Historia,
con momentos de mayor o menor (o nulo) reconocimiento por parte de los poderes
públicos hacia las mujeres, sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX se
produce un punto de inflexión a partir de la citada Declaración del 48.
En 1949, la Convención para la supresión del tráfico de personas y de la
explotación de la prostitución de otros proscribe todas las formas de cosificación de
las personas para fines de explotación laboral o sexual.
En 1966 se promulga el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales que entra en vigor en 1977 y que, al margen de ratificar y
reconocer los derechos establecidos en la Declaración del 48, reconoce
específicamente a las mujeres su situación de desigualdad al afirmar que “los
Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al goce
de condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias que le aseguren en especial:
a) Una remuneración que proporcione como mínimo a todos los trabajadores: Un
salario equitativo e igual por trabajo de igual valor, sin distinciones de ninguna
especie; en particular, debe asegurarse a las mujeres condiciones de trabajo no
inferiores a las de los hombres, con salario igual por trabajo igual (…)”. También
reconoce la protección de las mujeres antes y después del parto y aspectos como
la salud sexual y reproductiva, entre otros, pasaron a ser desarrollados en las
Observaciones Generales posteriores a su aplicación.
En 1967, la Asamblea General de Naciones Unidas proclama la Declaración
sobre la eliminación de la discriminación contra las mujeres por la que se insta a los
países a respetar los derechos humanos de las mujeres.

© María Ferraz Dobarro, 2010 53


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

En 1979 se promulga el principal instrumento, con rango de Tratado


Internacional, que garantiza la protección de los Derechos de las Mujeres, la
Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la
Mujer (CEDAW), que entró en vigor en 1981. Esta Convención tiene carácter
vinculante para los Estados que la han ratificado, de ahí su importancia. España la
ratificó en 1983, excepto en lo relativo al artículo 57 de nuestra Constitución
Española (que es el que concede primogenitura al varón frente a la mujer en la
sucesión al trono). Ha sido ratificada por 180 países entre los que, curiosamente, no
se encuentra Estados Unidos.
En 1974 se promulga la Declaración sobre la protección de la mujer y el niño
en estados de emergencia o conflicto armado.
En 1981, se emite la Declaración sobre la eliminación de todas las formas
de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones, y en
1984 la Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes.
En 1988 se nombra una Relatora especial sobre Prácticas Tradicionales
Nocivas para la Salud de las Mujeres.
El 20 de diciembre de 1993, la Resolución 48/104 de la Asamblea General
de Naciones Unidas, adoptada en el seno de la Conferencia Mundial de Derechos
Humanos de Viena sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, formula
una serie de recomendaciones a los Estados partes sobre medidas a adoptar para
combatir de forma eficaz la violencia.
La resolución 45/1994 de 4 de marzo, emitida por la Comisión de Derechos
Humanos de Naciones Unidas, marca un hito importante, pues reconoce como
formas de violencia contra las mujeres prácticas consideradas hasta entonces no
tradicionales (aquellas que no forman parte de los ritos de determinadas
sociedades respecto a las mujeres), tales como la violación y la violencia
doméstica. Y por primera vez se asigna a los gobiernos responsabilidades por los
actos de violencia contra las mujeres cometidos por los individuos. Asimismo, se
decide nombrar una Relatora Especial que estudie las causas y consecuencias de
la violencia contra las mujeres.
En 1999, la Asamblea General de Naciones Unidas adopta, en su
Resolución de 6 de octubre, un Protocolo Facultativo de la Convención sobre la
Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Este
Protocolo sirve para reforzar la Convención del 79 e introduce dos nuevos
mecanismos para garantizar el cumplimiento de los derechos de las mujeres: el

© María Ferraz Dobarro, 2010 54


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

procedimiento de comunicaciones y el procedimiento de investigación. El primero


de ellos atribuye competencias al Comité para la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer para valorar las comunicaciones de cualquier mujer que alegue ser
víctima de una violación de los derechos reconocidos en la Convención de 1979 y
que haya agotado los recursos judiciales de su entorno más cercano. El Comité
podrá dar indicaciones al Estado respectivo sobre la adopción de las medidas
necesarias. El segundo procedimiento, el de investigación, permite que si el Comité
recibe información fidedigna que indica que en un determinado país se están
violando sistemáticamente los derechos de las mujeres puede iniciar de oficio una
investigación al respecto.
En el año 2000 se adopta una Resolución de la Comisión de Derechos
Humanos (56ª sesión, 20 de abril) que está dirigida a combatir el tráfico de mujeres
y niñas, eliminar la violencia contra las mujeres e incorporar los derechos humanos
de las mujeres en todo el Sistema de Naciones Unidas.
El 31 de octubre de 2000 se aprueba la Resolución 1325 en la que se
alienta a los diferentes Estados a promover la participación de las mujeres en los
procesos de paz y en la toma de decisiones.
El 19 de junio de 2008, el Consejo de Seguridad aprueba la Resolución
1820 para la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas en los
conflictos armados y en los contextos de post-conflicto.
Existen otros referentes internacionales en relación a los derechos de las
mujeres promovidos desde Naciones Unidas, pero el principal es la CEDAW dado
su carácter vinculante y a ese marco jurídico hay que aferrarse para exigir a los
Estados su cumplimiento y la garantía de los Derechos Humanos de las mujeres.

7.2.- Nivel europeo:

La Unión Europea (UE) apostó desde sus inicios como Comunidad


Económica Europea (CEE) por la igualdad entre hombres y mujeres. En el artículo
119 del Tratado de Roma (1957), documento constitutivo de la CEE, se reconoce la
igualdad de salarios entre mujeres y hombres sin que puedan prevalecer
discriminaciones por razón de sexo. Así se inicia un camino en el que Europa ha
incidido mucho: luchar contra la desigualdad entre hombres y mujeres,
especialmente en el mercado de trabajo, aunque también se ha promulgado
normativa en relación con la violencia de género, entre otros aspectos.

© María Ferraz Dobarro, 2010 55


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

La Política Social Europea se inicia en la Cumbre de París en 1972, donde


se propone un Programa de Acción Social que proponía entre sus objetivos: “Crear
una situación en la que se asegure la igualdad entre los hombres y mujeres en el
mercado de trabajo de la Comunidad, mejorando las condiciones económicas y
psicológicas, así como la infraestructura social y pedagógica”. En 1981 se crea el
Comité Consultivo para la Igualdad de Oportunidades entre los Hombres y las
Mujeres. A partir de aquí se han ido desarrollando programas de acción y marcos
normativos que de Maastricht en 1991, pasando por el Tratado de Ámsterdam en
1999 hasta llegar al actual Tratado de Lisboa en 2007, han contribuido a consolidar
y a integrar el principio de igualdad en sus postulados fundamentales. El Tratado de
Maastricht por el que se constituye la UE no hace una especial incidencia en la
igualdad de oportunidades entre ambos sexos, mientras que el Tratado de
Ámsterdam en vigor desde 1999 consagra en su art. 141 la Igualdad de
Oportunidades entre mujeres y hombres en la UE, no limitada sólo al empleo como
en anteriores Tratados. Finalmente el Tratado de Lisboa recoge el espíritu de la
“non nata” Constitución Europea y abunda en el principio de igualdad de
oportunidades de forma amplia.
Antes de continuar, es conveniente conocer que con respecto a la
legislación que produce la UE, existen normas que son de obligado cumplimiento,
como las Directivas, Reglamentos y Decisiones y otras que no son vinculantes
como las Recomendaciones, Dictámenes o Comunicados. Aparte de las
actuaciones jurídicas contempladas en los Tratados comunitarios, las instituciones
comunitarias cuentan con otras muchas formas de acción para dar cuerpo y
contenido al ordenamiento jurídico comunitario. En la práctica comunitaria revisten
importancia en particular las resoluciones, las declaraciones y los programas de
acción. La producción normativa, especialmente en lo que se refiere a directivas,
recomendaciones y resoluciones en materia de igualdad de oportunidades es
amplia y puede ser consultada en cualquier recopilación normativa de la UE a
través de Internet (http://eur-lex.europa.eu/es/index.htm).
Algunas normas comunitarias en materia de igualdad y violencia de género
significativas son:
 Directiva 97/80/CE del Consejo de 15 de diciembre de 1997 relativa a la
carga de la prueba en los casos de discriminación por razón de sexo.
 Directiva 2000/78/CE del Consejo de 27 de noviembre de 2000, relativa
al establecimiento de un marco general para la igualdad de trato en el
empleo y la ocupación.

© María Ferraz Dobarro, 2010 56


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

 Resolución del Parlamento Europeo de 11 de junio de 1986, sobre la


Protección de la Dignidad de las Personas y la vulneración de los
Derechos Humanos que supone la violencia contra las mujeres.
 Declaración de 19 de diciembre de 1991, relativa al acoso sexual en el
trabajo, invitando a los Estados Miembros a intercambiar conocimientos
y experiencias en materia de prevención y lucha contra el acoso sexual.
 Decisión n.º 803/2004/CE del Parlamento Europeo, por la que se
aprueba un programa de acción comunitario (2004-2008) para prevenir y
combatir la violencia ejercida sobre la infancia, los jóvenes y las mujeres
y proteger a las víctimas y grupos de riesgo (programa Daphne II).
 Directiva del Consejo 2004/113/CE, de 13 de diciembre de 2004, por la
que se aplica el principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres al
acceso a bienes y servicios y su suministro.
 Directiva 2006/54/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de
5 de julio de 2006, relativa a la aplicación del principio de igualdad de
oportunidades e igualdad de trato entre hombres y mujeres en asuntos
de empleo y ocupación (refundición).
 Directiva 2010/41/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 7 de
julio de 2010, sobre la aplicación del principio de igualdad de trato entre
hombres y mujeres que ejercen una actividad autónoma, y por la que se
deroga la Directiva 86/613/CEE del Consejo.

7.3.- Nivel estatal:

En nuestro país para hablar de políticas de igualdad de oportunidades hay


que tomar como referente la Constitución Española de 1978 y sus artículos
siguientes:
Artículo 1
1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que
propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la
justicia, la igualdad y el pluralismo político.
Artículo 9
2. Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la
libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean
reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su

© María Ferraz Dobarro, 2010 57


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política,


económica, cultural y social.
Artículo 10
1. La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el
libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los
demás son fundamento del orden político y de la paz social.
2. Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la
Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración
Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales
sobre las materias ratificados por España.
Artículo 14
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación
alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra
condición o circunstancia personal o social.
Artículo 15
Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún
caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes.
(…)
El derecho constitucional a la vida y a la dignidad de las personas supone
el punto de partida para la existencia de los demás derechos, teniendo los poderes
públicos la obligación de protegerlos.
La Constitución también garantiza los derechos y libertades
fundamentales al recoger en su art. 53.2 que “cualquier ciudadano podrá recabar la
tutela de las libertades y derechos reconocidos en el artículo 14 y la Sección
primera del Capítulo segundo ante los Tribunales ordinarios (…) y, en su caso, a
través del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.”
La Constitución, por tanto, es el marco normativo de referencia pero los
mandatos constitucionales se desarrollan a través de diferentes legislaciones que el
Estado Español ha ido poniendo en marcha para abordar igualdad de
oportunidades entre mujeres y hombres y la violencia de género.
En la actualidad hay dos normas básicas en nuestro país:
- LEY ORGÁNICA 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de
mujeres y hombres (LOI) (De lectura obligatoria)
- LEY ORGÁNICA 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección
Integral contra la Violencia de Género (LOIVG). (De lectura obligatoria)

© María Ferraz Dobarro, 2010 58


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

La LOI previene conductas discriminatorias y promueve el diseño de


políticas activas para hacer efectivo el principio de igualdad. Es una Ley que aplica
la transversalidad de género y afecta a distintas áreas como la educativa, la
vivienda, el deporte, el arte y la cultura, la sociedad de la información, el desarrollo
rural, la ordenación del territorio, la cooperación internacional, las Administraciones
Públicas, las empresas privadas o la participación política. Modifica numerosa
normativa e incorpora a su articulado las directrices internacionales y comunitarias
en materia de transversalidad, discriminaciones por razón de sexo, participación de
las mujeres en el ámbito empresarial y político, acoso sexual, imagen de las
mujeres en la publicidad y los medios de comunicación,… Tiene una
fundamentación constitucional (art. 9.2, art. 14) recientemente avalada por el
pronunciamiento del Tribunal Constitucional en relación a la paridad electoral.
Según el artículo 14.2 LOI, “A los fines de esta Ley, serán criterios generales
de actuación de los poderes públicos: La integración del principio de igualdad de
trato y de oportunidades en el conjunto de las políticas económica, laboral, social,
cultural y artística, con el fin de evitar la segregación laboral y eliminar las
diferencias retributivas, así como potenciar el crecimiento del empresariado
femenino en todos los ámbitos que abarque el conjunto de políticas y el valor del
trabajo de las mujeres, incluido el doméstico”.
Sus principales elementos innovadores son:
• Representación equilibrada de mujeres los Consejos de Dirección de las
empresas.
• Paridad electoral y en cargos públicos.
• Permiso de paternidad.
• Inversión de la carga de la prueba.
• Prevención de las conductas discriminatorias.
• Previsión de políticas activas de igualdad,…

La LOIVG es una de las leyes contra la violencia de género más avanzadas


de la Unión Europea que, entre otras ventajas,
- Unifica la legislación dispersa que había hasta el momento y permite a
operadores jurídicos y a otros agentes contar con un marco normativo
unificado.
- Deja sentado el carácter estructural de la violencia de género (relaciones
desiguales de poder entre hombres y mujeres).

© María Ferraz Dobarro, 2010 59


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

- Dado su carácter integral aborda no sólo la tutela penal y judicial de las


víctimas sino que legisla en materia preventiva, asistencial y de
reconocimiento de nuevos derechos. En materia de prevención aborda tanto
el ámbito educativo como el sanitario, así como los medios de comunicación
y la publicidad. Reconoce el derecho de las víctimas a la asistencia social
integral (información, atención en emergencias, acogida, atención
psicológica, apoyo social, formación e inserción laboral, atención jurídica,
recuperación integral,…) tanto para las mujeres como para sus hijos/as.
Ofrece a las víctimas de violencia de género derechos económicos,
laborales y a nivel de prestaciones de la Seguridad Social.
- Crea recursos nuevos para abordar la violencia de género: la Delegación del
Gobierno para la Violencia de Género (con rango de Dirección General
adscrita al Ministerio de Igualdad, dependiendo de la Secretaría General de
Políticas de Igualdad), el Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer
(adscrito también al citado Ministerio) y a nivel judicial se crean los Juzgados
de Violencia sobre la Mujer
- Modifica numerosa normativa anterior: Estatuto de los Trabajadores, la Ley
General de Publicidad, la Ley Orgánica de Calidad de la Enseñanza (LOCE,
en ese momento, ya que en la actualidad la Ley Orgánica de Educación,
LOE ya incorpora el articulado de la Ley Integral), la Ley General de la
Seguridad Social, la Ley de Medidas para la Reforma de la Función Pública,
la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Ley de Enjuiciamiento Criminal, la Ley
del Registro Civil,… Todo ello encaminado a garantizar nuevos derechos
para las mujeres víctimas de violencia.

Otras leyes importantes en esta materia son:


- LEY 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida
familiar y laboral de las personas trabajadoras.
- Ley 35/1995, de 11 de diciembre, de ayuda y asistencia a las víctimas de
delitos violentos y contra la libertad sexual.
- LEY 27/2003, de 31 de julio, reguladora de la Orden de protección de las
víctimas de la violencia doméstica.
- Ley Orgánica 11/2003, de 29 de septiembre, de medidas concretas en
materia de seguridad ciudadana, violencia doméstica e integración social de
los extranjeros.

© María Ferraz Dobarro, 2010 60


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

- Ley 30/2003, de 13 de octubre, sobre medidas para incorporar la valoración


del impacto de género en las disposiciones normativas que elabore el
gobierno.
- Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la
interrupción voluntaria del embarazo.
- Ley Orgánica 10/2011, de 27 de julio, de modificación de los artículos 31 bis
y 59 bis de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos
y libertades de los extranjeros en España y su integración social.

7.4.- Nivel autonómico:

Las Comunidades Autónomas (CC.AA.) han seguido un desarrollo desigual


a nivel normativo respecto al ámbito estatal. Hay Comunidades pioneras en
normativa sobre igualdad y violencia, incluso previa a la promulgada por el Estado y
otras han elaborado su propia normativa a partir de los marcos estatales. En los
Estatutos de Autonomía también existen alusiones al principio de igualdad, mucho
más desarrollado en algunas CC.AA. a raíz de los Estatutos de segunda
generación, del que Cataluña es un buen ejemplo en materia de igualdad.
Esbozamos a continuación un cuadro comparativo que recoge la normativa
específica de cada Comunidad Autónoma en materia de igualdad y violencia de
género (Cuadrado, 2010, revisado por Ferraz, 2011):

COMUNIDAD NORMATIVA IGUALDAD NORMATIVA VIOLENCIA OBSERVACIONES


AUTÓNOMA DE GÉNERO
Andalucía Ley 12/2007, de 26 de Ley 13/2007, de 26 de Pese a ser una Comunidad
noviembre, para la noviembre, de medidas de Autónoma con una larga
promoción de la igualdad prevención y protección trayectoria en políticas de
de género en Andalucía. integral contra la violencia igualdad su legislación es
de género. relativamente tardía.
Aragón No tienen Ley de Igualdad Ley 4/2007 de 22 de marzo, Han promulgado la Ley
específica propia. de Prevención y Protección 2/2010, de 26 de mayo, de
Integral a las Mujeres igualdad en las relaciones
Víctimas de Violencia en familiares ante la ruptura de
Aragón. la convivencia de los padres,
polémica por sus
planteamientos sobre la
custodia compartida.
Asturias Ley del Principado de Ley del Principado de Al igual que Andalucía, las
Asturias 2/2011, de 11 de Asturias 2/2011, de 11 de políticas de igualdad en
marzo, para la igualdad de marzo, para la igualdad de Asturias también tienen una
mujeres y hombres y la mujeres y hombres y la larga trayectoria, sin embargo
erradicación de la violencia erradicación de la violencia su legislación es tardía.
de género. de género.

© María Ferraz Dobarro, 2010 61


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

Baleares Ley 12/2006 de 20 de No hay una Ley específica de


septiembre, para la mujer. --------------- Violencia de género, en la
Ley de Igualdad se
contemplan medidas contra
la violencia de género en los
artículos 40 a 48.
Canarias Ley 1/2010, de 26 de Ley 16/2003 de 18 de abril, La Ley contra la violencia fue
febrero, Canaria de de prevención y protección una de las pioneras con un
Igualdad entre Mujeres y integral de las mujeres enfoque conceptual más
Hombres. contra la violencia de avanzado y completo que la
género. propia Ley estatal.
Cantabria En proyecto la Ley para la Ley 1/2004 de 1 de abril, Aún no está aprobada la ley
Igualdad efectiva de Integral para la Prevención autonómica de igualdad (y de
Mujeres y Hombres de la Violencia Contra las hecho las políticas de
Mujeres y la Protección a igualdad no aparecen en la
sus Víctimas. web de la Comunidad).
Castilla La Ley 12/2010, de 18 de Ley 5/2001 de 17 de mayo, Es de las Comunidades
Mancha noviembre, de igualdad de Prevención de Malos Autónomas pioneras en
entre mujeres y hombres Tratos y de Protección a las disponer de normativa
de Castilla-La Mancha Mujeres Maltratadas. específica en v. de género.
Castilla y Ley 1/2003, de 3 marzo de Ley 13/2010, de 9 de La Ley de Igualdad tiene un
León Igualdad de Oportunidades diciembre, contra la enfoque un tanto asistencial,
entre Mujeres y Hombres violencia de género en mientras que la de violencia
en Castilla y León, Castilla y León. tiene un carácter más
modificada por Ley 7/2007, integral.
de 22 de octubre.
Cataluña Aún no aprobada. En Ley 5/2008, de 24 de abril, La ley de violencia, al ser
proyecto una “Llei per una del derecho de las mujeres a reciente, es más innovadora
nova ciutadania i per la erradicar la violencia que la Estatal.
igualtat entre dones i machista.
homes”.
Comunidad Ley 9/2003, de 2 de abril, Ley 7/2012, de 23 de Ley reciente que amplía el
Valenciana para la igualdad entre noviembre, de la Generalitat, concepto de víctima a
mujeres y hombres Integral contra la Violencia menores implicados en una
sobre la Mujer en el Ámbito situación de v.g.
de la Comunitat Valenciana.
Ceuta No cuenta con normativa No cuenta con normativa
específica. específica.
Euskadi Ley 4/2005, de 18 de DECRETO 148/2007, de 11 No tienen Ley específica en
febrero, para la igualdad de septiembre, regulador v. g., pero sí un “Acuerdo
de mujeres y hombres. de los recursos de acogida interinstitucional para la
para mujeres víctimas de mejora en la atención a
maltrato en el ámbito mujeres víctimas de maltrato
doméstico. doméstico y agresiones
sexuales” firmado entre
distintas Administraciones en
2001.
Extremadura Ley 8/2011, de 23 de Ley 8/2011, de 23 de marzo, Pese a desarrollar políticas
marzo, de Igualdad entre de Igualdad entre Mujeres y de igualdad desde hace
Mujeres y Hombres y Hombres y contra la décadas, su desarrollo
contra la Violencia de Violencia de Género en normativo ha sido escaso.
Género en Extremadura Extremadura
Galicia Ley 7/2004, 16 de julio, Ley 11/2007 de 27 de julio, Las políticas de igualdad no
gallega para la igualdad de gallega para la prevención y habían tenido una trayectoria
mujeres y hombres. el tratamiento integral de la relevante hasta épocas
Ley 2/2007, de 28 de violencia de género recientes en las que ha
marzo, de trabajo en despegado un trabajo
igualdad de las mujeres de interesante en esta materia.
Galicia.
© María Ferraz Dobarro, 2010 62
Curso Género e Igualdad de Oportunidades

Madrid No dispone de Ley Ley 5/2005 de 20 de Contempla distintas formas


específica. diciembre, Integral contra la de violencia de género y un
Violencia de Género de la extenso catálogo de
Comunidad de Madrid. medidas, algunas poco
concretas.
Melilla No cuenta con normativa No cuenta con normativa
específica específica
Murcia Ley 7/2007, de 4 de abril, Ley 7/2007, de 4 de abril, Han unificado en la misma
para la Igualdad entre para la Igualdad entre Ley la promoción de la
mujeres y hombres y de mujeres y hombres y de igualdad y la atención a la
Protección contra la Protección contra la violencia de género.
violencia de género. violencia de género.
Navarra Ley Foral 33/2002, de 28 Ley Foral 22/2002, de 2 de La Ley de Igualdad Navarra
de noviembre, de fomento julio, para la adopción de sólo consta de dos artículos:
de la igualdad de medidas integrales contra la uno sobre sensibilización y
oportunidades entre violencia sexista, modificada otro sobre participación social
mujeres y hombres por la Ley 12/2003, de 7 de y política.
marzo.
La Rioja No dispone de Ley Ley 3/2011, de 1 de marzo, No tiene Ley específica de
específica. de prevención, protección y igualdad pero ha promulgado
coordinación institucional en la de violencia (aunque
materia de violencia en La mezcla cuestiones y no sólo
Rioja aborda la violencia machista)
y cuenta con el Decreto
12/2003, de 4 de abril, por el
que se fijan medidas de
apoyo a la familia, a la
conciliación de la vida laboral
y familiar, y a la inserción y
promoción laboral de las
mujeres en la Rioja.

© María Ferraz Dobarro, 2010 63


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

TEMA 8: PLANES Y RECURSOS EN MATERIA DE IGUALDAD DE


OPORTUNIDADES ENTRE MUJERES Y HOMBRES.

Antes que los poderes públicos priorizaran las desigualdades de género en


sus agendas políticas, las asociaciones de mujeres (principalmente los colectivos
feministas) ya desarrollaban acciones de apoyo a las mujeres, especialmente a las
víctimas de violencia, con escasez de medios y luchando con el Estado para
recabar apoyos. Estamos hablando de la década de los 80, que es cuando se
inician en nuestro país los primeros recursos organizados para la atención a las
situaciones de discriminación de las mujeres. Y si en España las políticas igualdad
se inician con el período constitucional, en el resto del mundo no podemos hablar
de fechas mucho más lejanas. Es a partir de la década de los 70 cuando Naciones
Unidas comienza a poner el acento en las desigualdades de género. Así pues, en
este tema vamos a hacer un recorrido por la implantación de los distintos recursos y
programas que se han ido desarrollando progresivamente para abordar las
desigualdades de género desde los distintos niveles competenciales. No cabe duda
que las medidas puestas en marcha para promover la igualdad han tenido un
desarrollo desigual según el ámbito en el que nos situemos, incluso en nuestro país
entre distintas Comunidades Autónomas, con lo que se produce una discriminación
territorial importante para las mujeres que, en ocasiones cuentan con teléfonos y
servicios de emergencia, Centros asesores, recursos de acogida, servicios de
recuperación de la violencia de género, programas de inserción laboral,… frente a
los recursos más limitados de otros lugares.

8.1.- Nivel internacional:

Naciones Unidas empezó a promover, a partir de 1975, Conferencias


Mundiales para abordar la situación de desigualdad y discriminación de las
mujeres en el mundo y proponer medidas para su mejora. 1975 fue declarado Año
Internacional de la Mujer y la década posterior, hasta 1985, Decenio de Naciones
Unidas para la Mujer. Resumimos a continuación lo que han sido las Conferencias
Mundiales celebradas hasta ahora:
 1975: I Conferencia Mundial sobre la Mujer (México): Se inicia el diálogo
que permitirá el avance hacia la igualdad y la eliminación de la
discriminación por razón de género.
 1980: II Conferencia Mundial sobre la Mujer (Copenhague): Se observa
una disparidad entre los derechos promulgados y la garantía de ejercicio
© María Ferraz Dobarro, 2010 64
Curso Género e Igualdad de Oportunidades

por parte de las mujeres. Se fijan 3 ejes prioritarios: igualdad de acceso


a la educación, a las oportunidades de empleo y a los servicios de salud.
 1985: III Conferencia Mundial sobre la Mujer (Nairobi): Avance
importante en la consideración de la importancia de la participación de
las mujeres en todas las esferas de la vida pública: legitimación de ese
derecho. Se diseñan las “Estrategias de Nairobi”, documento de acción
para el compromiso de los países participantes.
 1995: IV Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing): Introducción
definitiva de la perspectiva de género en todos los análisis, se generaliza
el uso de los conceptos “empowerment” (empoderamiento) y
“mainstreaming” (transversalidad) que vienen a afirmar la necesidad de
que las mujeres accedan al poder y los recursos en todos los espacios y
que se incorpore la igualdad de oportunidades como eje transversal de
todas las políticas públicas. Se elaboran marcos de referencia
fundamentales para los países participantes: la Declaración de Beijing y
la Plataforma de Acción.
 2000: Beijing + 5 (Nueva York): No es una Conferencia como tal, pero se
evalúan los progresos y se impulsan los compromisos contraídos.
 2005: Beijing + 10 (Nueva York): Continúa evaluándose el desarrollo de
la Plataforma de Acción y se constata que los gobiernos conservadores
obstaculizan el avance de los derechos de las mujeres.
 2010: Beijing +15 (Nueva York): Nueva revisión de logros y constatación
de avances y dificultades.

La Plataforma de Acción de Beijing sigue siendo, 15 años después, una


referencia fundamental para el desarrollo de las políticas de igualdad desde
instancias gubernamentales ya que es un documento que propone medidas
concretas que han de adoptar los gobiernos en 12 áreas de actuación para
favorecer la igualdad de oportunidades. Estas áreas abordadas fueron:
- Feminización de la pobreza
- Violencia de género
- Educación y capacitación en general
- Empleo
- Salud
- Conflictos armados

© María Ferraz Dobarro, 2010 65


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

- Acceso y participación en las estructuras económicas y procesos de


producción
- Ejercicio del poder y toma de decisiones
- Medios de comunicación
- Medio ambiente
- Situación específica de las niñas
- Mecanismos que favorezcan la igualdad de oportunidades de las
mujeres y la protección de los Derechos Humanos
Definitivamente, en Beijing se ratificó algo que la Conferencia Mundial de
Derechos Humanos de Viena en 1993 ya había afirmado: “Los derechos humanos
de la mujer y de la niña son parte inalienable, integrante e indivisible de los
derechos humanos universales. La plena participación, en condiciones de igualdad,
de la mujer en la vida política, civil, económica, social y cultural en los planos
nacional, regional e internacional y la erradicación de todas las formas de
discriminación basadas en el sexo son objetivos prioritarios de la comunidad
internacional.”

Por lo que respecta a los organismos de Naciones Unidas que se han


ocupado de las desigualdades de género y, específicamente de la violencia contra
las mujeres, podemos destacar el papel de la OMS (Organización Mundial de la
Salud), dictando diversas resoluciones para instar a los Estados a poner fin a
aquellas prácticas tradicionales perjudiciales para la salud de mujeres y niñas. Los
organismos de la ONU que se habían encargado específicamente de las cuestiones
relacionadas con las mujeres (hasta la creación de ONU-MUJERES) eran:
- DAW (División para el Avance de las Mujeres): Creada en 1946, fue el organismo
coordinador encargado de incluir los asuntos de las mujeres en el sistema ONU.
Fue también el órgano encargado de organizar las distintas Conferencias Mundiales
sobre las Mujeres y sus posteriores revisiones (Beijing + 5, Beijing + 10 y Beijing +
15)
- UNIFEM (Fondo de Desarrollo para la Mujer): Creado en 1976, se encargó de velar
por las necesidades y propuestas de los movimientos de mujeres de todo el mundo
ante los gobiernos nacionales y dentro del Sistema de Naciones Unidas. Funcionó
como un observatorio de la problemática de las mujeres en el mundo y como
promotor de iniciativas de desarrollo.
- INSTRAW (Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación para la
Promoción de la Mujer). Creado también en 1976, se dedicó a fomentar y disponer
investigaciones y programas de capacitación en el ámbito internacional para la
promoción de las mujeres y la obtención de la igualdad de género. En 1999, recibió

© María Ferraz Dobarro, 2010 66


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

un mandato adicional de realizar sus actividades/funciones mediante el uso de las


nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC).
- OSAGI: Oficina del/la Asesor/a Especial del Secretario General sobre Cuestiones
de Género y la Promoción de la Mujer, cuyo fin era promover y fortalecer la
ejecución efectiva de La declaración del Milenio, la Declaración de Beijing y la
Plataforma de Acción de la Cuarta Conferencia Mundial sobre las Mujeres y el
Documento de resultados de la Sesión Especial de la Asamblea General sobre
Beijing+5.
Estos organismos mencionados se fusionaron en UN-WOMEN / ONU –
MUJERES en 2010. ONU-Mujeres pretende constituir una organización fuerte que
apoye la defensa de los derechos de las mujeres y de las niñas en todo el mundo y
aunando presupuestos dispersos que se diluían en diferentes agencias. Su web es:
http://www.unwomen.org/es/.
En coordinación con ONU-MUJERES siguen funcionando:
- IANWGE: Red Interagencial sobre la Mujer y la Igualdad de Género. Abarca una
red de puntos focales de género en las oficinas de la ONU, organismos
especializados, fondos y programas. También monitorea y supervisa la
incorporación de la perspectiva de género en el trabajo operacional normativo del
Sistema de la ONU.
- Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.
- Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer.
Estos dos últimos organismos forman parte de la estructura de Naciones Unidas
para la defensa de los derechos de las mujeres y contribuir a su progreso social.
Sin embargo, su limitada capacidad ejecutiva condiciona su papel ante los Estados
integrantes en la ONU; no olvidemos que Naciones Unidas en su mayor parte emite
recomendaciones con escaso carácter vinculante por lo que finalmente muchos
Estados no cumplen con sus resoluciones. Para ampliar la información sobre la
estructura de Naciones Unidas: http://www.un.org/es/aboutun/structure/
No podemos finalizar el apartado internacional sin hacer una breve
referencia al Tribunal Penal Internacional (creado en 1998) ya que entre los
crímenes que están bajo su competencia están los crímenes de género en tres
delitos concretos: genocidio (ya que se introduce la perspectiva de género al tener
en cuenta medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno de grupos
nacionales, étnicos, raciales o religiosos), crímenes de lesa humanidad
(violaciones, esclavitud sexual, prostitución, embarazo y esterilización forzados y
otros abusos comparables) y crímenes de guerra (ídem anterior incluyendo otros
tipos de violencia sexual grave).

© María Ferraz Dobarro, 2010 67


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

8.2.- Nivel europeo:

Antes de relatar las acciones desarrolladas por Europa es conveniente


recordar cuáles son los organismos básicos de la UE:
 La Comisión Europea: Es la guardiana de los tratados, inspira y formula
las políticas comunes y vigila su aplicación. Para ayudar a la Comisión
en su trabajo se crean órganos específicos como pueden ser el Comité
Consultivo Europeo para la Igualdad de Oportunidades, el Servicio de
Información para Mujeres, el Servicio para la Acción en favor del empleo
y la igualdad de la mujer,…
 El Parlamento Europeo: Es el órgano de representación de la UE,
revelándose un gran aliado de las mujeres, quizás por su amplio número
de eurodiputadas. Como dato anecdótico, pero no por ello menos
interesante, la primera comisión de investigación en la historia del
Parlamento Europeo fue creada para evaluar la situación real de la mujer
en Europa; en 1984 esta comisión se convirtió en la Comisión de
Derechos de la Mujer.
 El Consejo de la Unión Europea (antes llamado Consejo de Ministros):
Es el órgano legislativo y de toma de decisiones de la UE. No debe
confundirse con el Consejo de Europa, organismo europeo diferente a la
UE constituido en 1949.
 El Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas: Interpreta y hace
respetar el Derecho Comunitario, con lo cual es importante en relación a
la normativa promulgada sobre derechos de las mujeres.
Existen otros órganos como el Tribunal de Cuentas Europeo o el Defensor
del Pueblo Europeo, así como órganos consultivos como el Comité Económico y
Social donde las mujeres mandatarias aún son escasas.

A nivel comunitario se hizo evidente que no bastaba sólo con la aplicación


de las leyes para alcanzar la igualdad de oportunidades, sino que había que
dotarse de instrumentos concretos de acción a través de los que desarrollar las
políticas de igualdad de la UE. De ahí surgen los Programas de Acción
Comunitarios que podríamos definir como un conjunto de objetivos y medidas
operativas que comprometen, tanto a la Comisión como a los Estados miembros,
para su ejecución en un período de tiempo determinado. Existen Programas de

© María Ferraz Dobarro, 2010 68


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

Acción en otros ámbitos diferentes a la igualdad de oportunidades, pero aquí vamos


a exponer lo que ha sido hasta el momento su desarrollo en este aspecto:
 I Programa de Acción (1982-1985): El primer Programa de Acción
Comunitario tenía como objetivo promover la igualdad de oportunidades
en la práctica a través de medidas de acción positiva y fortalecer los
derechos individuales haciendo extensiva la legislación comunitaria.
 II Programa de Acción (1986-1990): Este programa fue especialmente
importante en relación al empleo de las mujeres, aunque desarrollaba
otras áreas como:
- Mejor aplicación de las disposiciones existentes
- Educación y formación
- Protección social y seguridad social
- Nuevas tecnologías
- Reparto de las responsabilidades familiares y profesionales
- Sensibilización – evolución de las mentalidades
 III Programa de Acción (1991-1995): Dentro de este programa se
desarrolló la Iniciativa NOW (Nuevas Oportunidades para las Mujeres),
programa que promovía la inserción sociolaboral de las mujeres y del
que nuestro país se vio favorecido con varias iniciativas. Las líneas
generales fueron:
- El incremento de la participación de las mujeres en el mercado de
trabajo
- La compatibilización de las responsabilidades familiares y profesionales
de hombres y mujeres
- La mejora de la calidad del empleo de las mujeres
- La participación de las mujeres en los medios de comunicación
- El acceso a los procesos de decisiones en los ámbitos públicos,
económico y social
- La creación del clima social suficiente para que la igualdad de
oportunidades entre las mujeres y los hombres sea real y efectiva
 IV Programa de Acción (1996-2000): Este programa se planteó, al
margen de seguir fomentando la igualdad de oportunidades en una
sociedad y en una economía en cambio, apostar por la conciliación del
trabajo y la vida familiar, seguir fomentando una participación equilibrada
de mujeres y hombres en la toma de decisiones y garantizar el ejercicio
de derechos de las mujeres.

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Curso Género e Igualdad de Oportunidades

 V Programa de Acción (2001-2005): El 20 de diciembre de 2000 se


produce una decisión del Consejo por la que se establece un Programa
de Acción sobre la estrategia comunitaria en materia de Igualdad entre
mujeres y hombres. Este Programa incidió en sensibilización, estudios,
cooperación transnacional: potenciación de agentes sociales.
Complementariamente a este Programa se desarrollan iniciativas
comunitarias para la erradicación de la violencia de género: Daphne y Stop
(contra el tráfico de seres humanos y la explotación sexual infantil) o para la
promoción de la igualdad en el mercado laboral como EQUAL.
Entre 2006-2010 se llevó a cabo el Plan de Trabajo (u “Hoja de Ruta”) para
la igualdad entre las mujeres y los hombres. Dicho Plan tuvo por objetivo hacer
avanzar el programa para la igualdad entre hombres y mujeres como continuación
de la estrategia marco sobre la igualdad entre hombres y mujeres (2001-2005), de
la cual hace balance, incrementando las actividades existentes y proponiendo otras
nuevas. En el Plan de trabajo se definieron seis áreas prioritarias (y objetivos y
acciones clave para cada una de ellas) que puedan contribuir a facilitar su
realización. Dichas áreas fueron: la misma independencia económica para las
mujeres y los hombres; la conciliación de la vida privada y la actividad profesional;
la misma representación en la toma de decisiones; la erradicación de todas las
formas de violencia de género; la eliminación de los estereotipos sexistas, y la
promoción de la igualdad de género en la política exterior y de desarrollo.
En 2006 también se creó el Instituto Europeo para la Igualdad de Género
para ayudar a las instituciones europeas y a los Estados miembros en el fomento
de la igualdad de oportunidades en todas las políticas comunitarias y en las
políticas nacionales resultantes. Su funcionamiento operativo se inició a partir de
enero de 2008.
En la actualidad está en vigor la Estrategia para la igualdad entre mujeres y
hombres 2010 – 2015, fruto de la Hoja de Ruta ya mencionada. Esta estrategia se
centra en los siguientes ejes:
- Independencia económica de las mujeres
- Igualdad Salarial
- Igualdad en la toma de decisiones
- Dignidad, integridad y fin de la violencia sexista
- Igualdad en la acción exterior
- Cuestiones horizontales:
 el papel de los hombres en la igualdad entre mujeres y hombres,

© María Ferraz Dobarro, 2010 70


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

 promover las buenas prácticas en relación con los roles de hombres


y mujeres en los ámbitos de la juventud, la educación, la cultura y el
deporte;
 la Directiva 2004/113/CE sobre la igualdad de trato en el acceso a
bienes y servicios y su suministro y la Directiva 2006/54/CE sobre la
igualdad de oportunidades;
 el gobierno y las herramientas de la igualdad sobre todo mediante la
elaboración de un informe anual sobre la igualdad entre mujeres y
hombres con el fin de contribuir al diálogo anual de alto nivel entre el
Parlamento Europeo, la Comisión, los Estados miembros y las
principales organizaciones implicadas.
Fuente:
http://europa.eu/legislation_summaries/employment_and_social_policy/equality_between_men_and_women/em003
7_es.htm

8.3.- Nivel estatal:

No es hasta 1983 cuando, con la creación del Instituto de la Mujer,


comienzan a desarrollarse las primeras políticas públicas a favor de las mujeres.
Así pues, la década de los 80 marcó el inicio de los Planes de Igualdad de
Oportunidades como instrumentos que permiten aplicar el principio de igualdad de
oportunidades entre mujeres y hombres. En España hasta el momento se han
desarrollado cinco Planes de Igualdad, con siguientes características:

 I Plan para la Igualdad de Oportunidades de las Mujeres (1988-1990):


Este Plan fue el que sentó las bases que permitieron crear una red
institucional en materia de igualdad de oportunidades, coordinando a
todos los organismos competentes en la materia. Tuvo como efectos
más destacados: la adecuación del ordenamiento jurídico al principio de
no discriminación por razón de sexo, el desarrollo de numerosas
acciones positivas en diferentes ámbitos, especialmente en educación,
formación y empleo, la creación de servicios específicos para mujeres y
el aumento de la sensibilidad social y la modificación de actitudes
respecto a la situación social de las mujeres.
 II Plan para la Igualdad de Oportunidades de las Mujeres (1993-1995):
Con este Plan se consiguieron avances significativos en la promoción
del empleo de las mujeres y se trabajó en los temas de acceso a

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Curso Género e Igualdad de Oportunidades

puestos de responsabilidad, incremento de la participación social y


política de las mujeres, etc.
 III Plan para la Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres
(1997-2000): Este Plan toma como referencia las indicaciones de la
Plataforma de Acción de Beijing y del IV Programa de Acción
Comunitario y supone la consolidación definitiva de la aplicación de las
políticas de igualdad en nuestro país. Intenta introducir la perspectiva de
género en todas las políticas generales, promueve la participación de las
mujeres en todas las esferas de la vida pública e incide en implicar, no
sólo a todas las Administraciones sino a todos los agentes sociales.
 IV Plan de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres (2003-
2006): El Plan se dirige a combatir las discriminaciones existentes y a
aumentar la presencia de las mujeres en aquellas áreas en las que se
encuentren infrarrepresentadas. Contemplaba ocho áreas de actuación:
a. Introducción de la perspectiva de género en las políticas
públicas
b. Igualdad entre mujeres y hombres en la vida económica
c. Participación en la toma de decisiones
d. Promoción de la calidad de vida de las mujeres
e. Fomento de la igualdad en la vida civil
f. Transmisión de valores y actitudes igualitarias
g. Conciliación de la vida familiar y laboral
h. Cooperación
 Plan Estratégico para la Igualdad de Oportunidades (2008-2011): Se
enmarca en las directrices emanadas de la Ley Orgánica de Igualdad
(LOI), estructurándose en doce ejes de actuación:
a. Participación Política y Social
b. Participación Económica
c. Corresponsabilidad
d. Educación
e. Innovación
f. Conocimiento
g. Salud
h. Imagen
i. Atención a la Diversidad e Inclusión Social
j. Violencia
k. Política exterior y de cooperación para el desarrollo
l. Tutela del derecho a la igualdad

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Curso Género e Igualdad de Oportunidades

La estructura orgánica para la promoción de la igualdad a nivel estatal se


modificó en anteriores legislaturas (2004-2008) al crearse la Secretaría General de
Políticas de Igualdad, organismo dependiente del antiguo Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales. De la Secretaría General de Políticas de Igualdad que dirigía
Soledad Murillo dependía el Instituto de la Mujer y la Delegación Especial del
Gobierno contra la violencia sobre la mujer.
En la pasada legislatura (2008-2011), se introdujo una nueva modificación a
esta estructura con la creación del Ministerio de Igualdad. Sin embargo, dicho
Ministerio no duró ni siquiera la legislatura completa, el 20 de octubre de 2010, en
una remodelación ministerial pasó a fusionarse con el Ministerio de Sanidad y
Política Social. En la actualidad, y tras las elecciones del 20 de noviembre de 2011,
el nuevo equipo de gobierno modificó la estructura del Ministerio según Real
Decreto 1887/2011, de 30 de diciembre, por el que se establece la estructura
orgánica básica de los departamentos ministeriales, quedando el Ministerio de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad con la siguiente estructura:
A) La Secretaría de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, de la que dependen los
siguientes órganos directivos:
1º La Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, con rango de Dirección
General.
2º La Dirección General para la Igualdad de Oportunidades.
3º La Dirección General de Servicios para la Familia y la Infancia.
4º La Dirección General de Políticas de Apoyo a la Discapacidad.
5º La Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, con rango de Dirección
General.
B) La Subsecretaría de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, de la que depende la
Secretaría General Técnica.
C) La Secretaría General de Sanidad, con rango de Subsecretaría, de la que dependen los
siguientes órganos directivos:
1º La Dirección General de Salud Pública, Calidad e Innovación.
2º La Dirección General de Cartera Básica de Servicios del Sistema Nacional de Salud y
Farmacia.
3º La Dirección General de Ordenación Profesional.

Para más información se puede acceder a la web del Ministerio:


http://www.msssi.gob.es/ssi/portada/home.htm
http://www.msc.es/ssi/igualdadOportunidades/home.htm
http://www.msc.es/ssi/violenciaGenero/home.htm

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Curso Género e Igualdad de Oportunidades

En materia de violencia de género señalar que en la legislatura anterior se


puso en marcha un Plan Nacional de Sensibilización y Prevención de la Violencia
de Género, documento que marcó las líneas estratégicas de la política
gubernamental en esta materia y que respondía al mandato de la Ley Integral. El
Plan se centró fundamentalmente en la prevención y en cómo promover nuevos
modelos de relación entre hombres y mujeres tendentes a construir relaciones
igualitarias, no generadoras de violencia.

En julio de 2013 se aprobó en Consejo de Ministros la Estrategia nacional


para la erradicación de la violencia contra la mujer, 2013–2016, con tres ejes
transversales:
- formación y sensibilización de agentes
- coordinación, trabajo en red y excelencia operativa
- calidad, evaluación, conocimiento y mejora continua
Y cuatro objetivos generales:
- Ruptura del silencio cómplice
- Mejora de la respuesta institucional, planes personalizados y avance
hacia la “ventanilla única”
- Atención a los/as menores y a las mujeres especialmente vulnerables a
la violencia de género
- Visibilización y atención a otras formas de violencia contra la mujer
La mayor parte del documento se centra en ofrecer datos diagnósticos y la
parte final recoge 284 medidas destinadas a abordar la violencia de género. Como
novedad, se incluyen las y los menores con un destacado protagonismo (la
Estrategia afirma que son “las verdaderas víctimas de la violencia de género”, como
si las mujeres no fueran “verdaderas víctimas”). Los recortes en materia de políticas
de igualdad y contra la violencia de género hacen peligrar su efectivo desarrollo.
A nivel estatal también se han promovido líneas 900 (gratuitas) para
atención a víctimas de violencia y el Programa de Teleasistencia móvil en
coordinación con la Administraciones locales. A partir de septiembre de 2007
comenzó a funcionar a nivel estatal el 016, un número que no deja rastro de
marcación ni en la factura telefónica y que ofrece atención de emergencia e
información jurídica y social las 24 horas del día, los 365 días del año.
Finalmente, hemos de señalar que el anterior Ministerio de Sanidad, Política
Social e Igualdad publicó dos planes específicos para abordar la violencia de
género en colectivos más vulnerables:

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Curso Género e Igualdad de Oportunidades

- Plan Integral de lucha contra la trata de seres humanos con fines de


explotación sexual.
- Plan de Atención y Prevención de la Violencia de Género en la población
extranjera inmigrante (2009 – 2012).
En la actualidad la lucha contra la trata se ha convertido en una prioridad
gubernamental y se está haciendo una apuesta por visibilizar esta otra forma de
violencia de género y formar a profesionales en esta materia.

8.4.- Nivel autonómico:

Todas las Comunidades Autónomas (CC.AA.) tienen organismos


encargados de impulsar las políticas de igualdad, con mayor o menor poder en los
correspondientes organigramas. Vamos a detallar a continuación la situación de los
organismos de igualdad en todas las CC.AA., para comprobar disparidad de
“poderes” que pueden asumir.

COMUNIDAD AUTÓNOMA ORGANISMO DE IGUALDAD Y DEPENDENCIA


Andalucía La Ley de creación del Instituto Andaluz de la Mujer de
1988 le adscribió a Presidencia del Gobierno, pero en estos
momentos depende de la Consejería para la Igualdad y
Bienestar Social.
Aragón El Instituto Aragonés de la Mujer depende del
Departamento de Sanidad, Bienestar Social y Familia.
Asturias El Instituto Asturiano de la Mujer depende de la
Consejería de Bienestar Social e Igualdad.
Baleares El Institut Balear de la Dona depende de la Consejería de
Salud, Familia y Bienestar Social.
Canarias El Instituto Canario de Igualdad depende de la Consejería
de Presidencia, Justicia e Igualdad (en la presente
legislatura), en las anteriores estaba vinculado a Asuntos
Sociales.
Cantabria Dirección General de Igualdad, Mujer y Juventud
dependiente de la Consejería de Presidencia y Justicia.
Castilla La Mancha Instituto de la Mujer, depende directamente de la Presidenta
del Gobierno de la Comunidad lo que facilita las políticas
transversales.
Castilla y León Dirección General de la Mujer de la Consejería de Familia e
Igualdad de Oportunidades.
Cataluña Institut Català de les Dones, creado en 1989, y dependiente
de Presidencia hasta las últimas elecciones, ha pasado a
depender del Departament de Benestar Social i Família.
Comunidad Valenciana La Dirección General de la Mujer y por la Igualdad depende
de la Consellería de Benestar Social.
Ceuta No dispone de organismo propio, tan solo un Centro Asesor
de la Mujer dentro de la Consejería de Educación, Cultura y
Mujer.
Euskadi Emakunde, creado en 1988, es el único organismo que en
la actualidad sigue vinculado a Presidencia del Gobierno
Vasco, lo que garantiza la transversalidad de sus políticas.

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Curso Género e Igualdad de Oportunidades

Extremadura Instituto de la Mujer de Extremadura (IMEX), organismo


autónomo adscrito a la Consejería de Salud y Política
Social.
Galicia Existe un Consorcio Galego de Servizos de Igualdade e
Benestar dependiente de la Consellería de Traballo e
Benestar.
Madrid Dirección General de la Mujer de la Consejería de Asuntos
Sociales.
Melilla Viceconsejería de Mujer dentro de la Consejería de
Educación y Colectivos Sociales.
Murcia Dirección General de Asuntos Sociales, Igualdad e
Inmigración de la Consejería de Sanidad y Política Social.
(Pese al nombre las políticas de igualdad están muy
invisibilizadas).
Navarra Área de Igualdad de Género dentro del Departamento de
Política Social, Igualdad, Deporte y Juventud.
La Rioja Servicio de Protección de Menores, Mujer y Familia de la
Dirección General de Política Social de la Consejería de
Salud y Servicios Sociales.

Como se puede apreciar, la mayor parte de organismos de igualdad están


adscritos a Consejerías relacionadas con las políticas sociales, indicativo de la
escasa conciencia de la necesidad de aplicar la transversalidad de género desde
instancias con más poder para ello como puede ser Presidencia del Gobierno. Un
dato significativo es que desde la década de los 90 hasta la pasada legislatura, las
Consejerías cada vez más nombraban en su denominación los términos “mujer” o
“igualdad”. A partir de la presente legislatura (2011–2015), con el auge de los
gobiernos conservadores, se ha producido un retroceso importante en esta materia,
lo que implica que las desigualdades de género se invisibilizan en las agendas
políticas.
Todos los organismos de igualdad desarrollan políticas a favor de las
mujeres, pero algunos actúan como gestores directos de dichas políticas y otros
como órganos impulsores.

Vamos a exponer a continuación el funcionamiento de un organismo de


igualdad autonómico, con el ejemplo de la Comunidad Autónoma Canaria. El
Instituto Canario de la Mujer, actualmente Instituto Canario de Igualdad-ICI (según
la Ley canaria de Igualdad) se crea en 1994, once años después de la puesta en
marcha del estatal, y uno de los últimos órganos de igualdad en empezar a
funcionar en el estado español, con el consiguiente retraso en la aplicación de las
políticas de igualdad en el archipiélago canario. Hasta la presente legislatura había
estado vinculado a Consejerías de Bienestar Social, mientras que a partir de mayo
de 2011 ha pasado a depender de la Consejería de Presidencia, Justicia e
Igualdad. Hasta el momento se han desarrollado tres planes de igualdad de
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Curso Género e Igualdad de Oportunidades

oportunidades que han supuesto un avance importante en la implantación y


consolidación de dichas políticas.

El I Plan Canario de Igualdad de Oportunidades de las Mujeres (1995-1996)


fue el primer instrumento que el Gobierno de Canarias puso en marcha para ir
eliminando progresivamente las desigualdades que sufren las mujeres canarias.
Desarrollaba una serie de áreas de actuación con sus correspondientes objetivos y
medidas en temas tales como empleo, salud, violencia de género,…
El II Plan Canario de Igualdad de Oportunidades (1997-2000) ya fue un
documento más elaborado y basado en los marcos propuestos en la IV Conferencia
Mundial de la Mujer de Beijing en 1995, es decir, intentaba aplicar la transversalidad
en las políticas públicas y se basaba en los principios de: sistematización y
normalización, integralidad, transversalidad, participación, reciprocidad e interacción
y equidad y solidaridad. La estructura del Plan se concretaba en los siguientes
ámbitos de actuación:
- Ejercicio de derechos
- Salud
- Cultura
- Educación
- Trabajo, empleo y formación
- Servicios Sociales
- Cooperación y participación social y política
El III Plan Canario de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres
(2003-2006) fue una de las apuestas más ambiciosas del ICM para normalizar la
igualdad de oportunidades en todas las políticas públicas. Este fue el primer Plan
que se estructuró por Programas y no por áreas o ámbitos de actuación, así el Plan
contempla el desarrollo de los siguientes Programas:
- Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres: Uno de los programas más
innovadores de abordaje de la violencia contra las mujeres de todo el Estado
español por la integralidad y globalidad de sus propuestas y la concepción de
las mismas.
- Dignas condiciones de vida para las mujeres: Abordaba la exclusión social de
las mujeres, la feminización de la pobreza y propone acciones para los
colectivos de mujeres con mayor riesgo de vulnerabilidad social.
- Plena integración y desarrollo laboral y profesional de las mujeres:
Contemplaba acciones que permitían a las mujeres mejorar sus condiciones
laborales.

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Curso Género e Igualdad de Oportunidades

- Construcción no sexista del conocimiento y la cultura: Abordaba el complejo


ámbito de las actitudes, los valores y la reproducción de los roles y estereotipos
de género desde los espacios educativos formales y no formales de cara a su
transformación igualitaria.
- Salud integral de las mujeres: Como su propio nombre indica contemplaba las
respuestas de los servicios de salud a la problemática específica de las mujeres
y mejoras ante dicha problemática.
- Plena ciudadanía de las mujeres: Intentaba abordar los derechos de las
mujeres en todos los ámbitos, así como favorecer su participación social,
política, económica y cultural.
- Cooperación Internacional al Desarrollo: Incorporaba la perspectiva de género
en los proyectos de cooperación al desarrollo y sensibilizar sobre la situación de
las mujeres en los países en vías de desarrollo.
- Integración de la transversalidad de género en las Administraciones Públicas
Canarias: Garantizaba que las políticas públicas de nuestra administración se
realicen con perspectiva de género, tanto en la creación y adaptación de
recursos, como en la adecuación normativa y administrativa de documentos, así
como en el impulso de políticas de igualdad desde las Administraciones locales.
Gran parte de dicho Plan de Igualdad no se ejecutó y actualmente se está
en proceso de desarrollo de la Ley Canaria de Igualdad.

8.5.- Ámbito local:

Las corporaciones locales son también competentes en el desarrollo de


políticas de igualdad. En el Estado Español la mayor parte de Diputaciones y
Ayuntamientos desarrollan acciones a favor de la igualdad de oportunidades entre
mujeres y hombres.
En Canarias, salvo excepciones, han sido las que más tardíamente se han
incorporado a la implementación de políticas de igualdad de oportunidades, sin
embargo existen experiencias interesantes de algunos Ayuntamientos que ya
ejecutan su II Plan de Igualdad Municipal.
En la Comunidad Autónoma Canaria no existe la figura administrativa de las
Diputaciones, existen los gobiernos insulares, uno por cada isla, denominados
Cabildos. Como no podemos ejemplificar la amplia diversidad en el desarrollo de
políticas de igualdad a nivel local en el estado español, vamos a poner un ejemplo
concreto de lo que han sido las políticas de igualdad en la isla de Tenerife.

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Curso Género e Igualdad de Oportunidades

En el Cabildo Insular de Tenerife, durante los años 1999-2003 se


desarrollaron políticas específicas a favor de las mujeres desde el Área de
Educación, Empleo y Juventud, pero no desde un área propia de Igualdad; así, nos
podemos encontrar con el Plan Estratégico de Empleo Juvenil y de la Mujer, un
instrumento importante que entre sus orientaciones estratégicas apostaba por
favorecer la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres y contempla
específicamente la inserción laboral de las mujeres.
En la legislatura 2003–2007, el Área pasa a denominarse “Juventud,
Educación y Mujer” con lo que se favorece aún más que se desarrollen acciones
específicas en materia de políticas de igualdad, sin embargo, la atención a mujeres
víctimas de violencia de género no se englobaba en esta área sino en Asuntos
Sociales. En la pasada legislatura (2007-2011) se constituyó una macro-área
denominada: Bienestar social, educación e igualdad, y en la presente legislatura
(2011–2015), dicha área pasa a denominarse: Acción Social, Educación, Juventud,
Igualdad, Cultura y Deportes. Desde el área de Igualdad se ejecutó el I Plan Insular
de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres, y se está elaborando un
nuevo “Marco Estratégico” para promover la igualdad, mientras que desde
Bienestar Social, y concretamente, desde el Organismo Autónomo Instituto de
Atención Social y Sociosanitaria (IASS) se desarrolla toda la política de atención a
la violencia de género a nivel insular (concretamente la gestión de recursos
especializados desde la Unidad Orgánica de Violencia de Género).
El programa más consolidado desde el área de Igualdad del Cabildo ha sido
el Centro de información, asesoramiento y documentación en materia de igualdad
de oportunidades entre mujeres y hombres.
Para la información sobre las políticas insulares de igualdad en Tenerife
pueden acceder a:
- http://www.iass.es/ (sólo para violencia de género)
- http://www.tenerife.es / http://www.tenerifevioleta.es/

Los Ayuntamientos por su parte, también se han sumado a las políticas de


igualdad de oportunidades en mayor o menor medida. En el Estado Español existen
numerosos ejemplos de planes municipales de igualdad, algunos con mayor o
menor acierto técnico.
Para que un plan municipal de igualdad sea efectivo ha de ser viable su
ejecución, ha de estar fundamentado en un buen diagnóstico de las desigualdades
de género existentes en el municipio, ha de identificar claramente los objetivos y las

© María Ferraz Dobarro, 2010 79


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

acciones a desarrollar así como los agentes responsables de su realización, ha de


estar temporalizado, contar con los recursos necesarios para llevarlo a cabo
(especialmente una ficha financiera) y ha de contar con indicadores precisos de
evaluación.
La mayor parte de Planes de Igualdad no se ejecutan en su totalidad,
normalmente por falta de apuesta política pero también por una mala planificación
técnica que hace inviable su desarrollo.
Un ejemplo de buen documento técnico es el Plan de Igualdad del municipio
de Dos Hermanas en Sevilla. Este Plan de Igualdad se aprobó por el pleno del
Ayuntamiento el 17 de febrero de 2004, sin embargo, uno de los déficits que se
puede encontrar en el documento es que carece de temporalización, por lo demás,
es un buen ejemplo especialmente a la hora de diseñar indicadores de evaluación,
algo de lo que muchos planes carecen. Se puede acceder a él en este enlace:
http://www.doshermanas.es/dl_mu_pio.asp

Dado que los Ayuntamientos son los organismos de la administración


pública más cercanos a la ciudadanía han de dar respuesta a las demandas y
necesidades de la población de su municipio y el problema de la desigualdad entre
hombres y mujeres está presente en todos los municipios de nuestra geografía, por
consiguiente, desde los Ayuntamientos se pueden desarrollar acciones que
permitan hacer frente a las discriminaciones y desigualdad que sufren las mujeres,
ya que al estar cercanos a la población también tienen más recursos y capacidad
para conocer de cerca esta realidad .
Al margen de los Planes Municipales de Igualdad que desarrollan acciones
positivas que permiten mejorar la situación de desigualdad que sufren las mujeres,
los Ayuntamientos tienen otro instrumento que favorece la participación de las
mujeres en la vida pública del municipio: los Consejos Municipales de la Mujer.
Los Consejos Municipales de la Mujer son órganos consultivos e
informativos de representación de los colectivos de mujeres de los municipios.
Permiten la participación de las mujeres en el desarrollo y seguimiento de las
políticas de igualdad municipales y tienen capacidad de formular propuestas de
acción a desarrollar por la Corporación municipal aunque no tienen carácter
vinculante.
Los Ayuntamientos suelen seguir dos estrategias para implementar sus
políticas de igualdad, o bien elaboran primero un Plan Municipal de Igualdad, y es el
propio Plan quien insta a la corporación, entre las acciones que propone, a crear el

© María Ferraz Dobarro, 2010 80


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

Consejo Municipal de la Mujer, o bien se crea primero el Consejo Municipal de la


Mujer y es este órgano quien insta a la corporación a elaborar un Plan Municipal de
Igualdad. No hay un criterio metodológico claro sobre qué estrategia es preferible,
pero se suele apostar desde muchos ayuntamientos por esta última porque
favorece más la participación de las mujeres.
No cabe duda que los Planes Municipales de Igualdad son el instrumento
más operativo para implementar políticas de igualdad más cercanas a la ciudadanía
y para incorporar la transversalidad a las políticas públicas de los Ayuntamientos.
Tradicionalmente los Planes Municipales de Igualdad se han centrado en aquellas
áreas más “feminizadas”: educación, servicios sociales, salud, cultura,… pero no
abordaban áreas como urbanismo, hacienda, deportes,… para las que resultaba
difícil plantear acciones desde una perspectiva de género. Sin embargo, cada vez
con mayor frecuencia los Planes Municipales de Igualdad contemplan todas las
áreas municipales incorporando propuestas innovadoras que permitirán ir cerrando
poco a poco la brecha de género abierta entre hombres y mujeres.

8.6.- Entidades de Iniciativa Social:

Comenzábamos diciendo que las Asociaciones de Mujeres habían sido las


agentes que, históricamente, habían desarrollado acciones para erradicar las
desigualdades de género y no podemos olvidar que lo siguen haciendo, y son un
acicate fundamental que exige a los poderes públicos el cumplimiento de sus
obligaciones. Si no llega a ser por la lucha y las reivindicaciones del movimiento
feminista, el desarrollo de los recursos de atención a mujeres todavía estaría hoy
muy limitado.
Así pues, antes de cerrar este bloque sobre los recursos sociales, es
conveniente señalar el importante papel de las asociaciones de mujeres en
diferentes aspectos:
- Sensibilización y concienciación
- Denuncia y reivindicación de nuevos recursos
- Gestión de recursos
- Programas de prevención y promoción de la igualdad
- Servicios de atención psicosocial y de recuperación de las mujeres que han
sufrido violencia
- Elaboración de informes propios, control de la ejecución de los programas
de las Administraciones Públicas,…

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Curso Género e Igualdad de Oportunidades

En el ámbito estatal es de visita obligada la página web de la Red de


Organizaciones Feministas contra la Violencia de Género, donde podemos
encontrar amplia información sobre este tema: http://www.redfeminista.org/
Otras organizaciones de interés son:
- Asociación de Mujeres Juristas “Themis”: http://www.mujeresjuristasthemis.org/
- Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas:
http://www.separadasydivorciadas.org/ Fueron pioneras en la atención a la
violencia de género y en 1991 inauguraron el primer Centro de Recuperación
Integral para mujeres y niñas/os víctimas de esta violencia.
- Comisión para la investigación de los malos tratos a mujeres:
http://www.malostratos.org/
- Asociación de asistencia a víctimas de agresiones sexuales:
http://www.violacion.org/
- Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida:
http://www.apramp.org/
- Federación de Mujeres Progresistas: http://www.fmujeresprogresistas.org/
- Fundación Mujeres: http://www.fundacionmujeres.es/
- Mujeres en Red: http://www.mujeresenred.net/

Esta es sólo una pequeña muestra, en cada Comunidad Autónoma hay


asociaciones con ámbito autonómico que también desarrollan una importante labor
en esta materia.
No queremos finalizar sin recordar que las Secretarías de Mujer de los
sindicatos también desarrollan una importante labor en esta materia, especialmente
en la lucha contra el acoso sexual en el ámbito laboral.
También existen otras entidades de iniciativa social que, sin ser
específicamente asociaciones de mujeres, trabajan en este terreno, como p. ej.:
- Amnistía Internacional: http://www.es.amnesty.org/nomasviolencia/
- Médicos del Mundo: http://www.medicosdelmundo.org/ (Inciden
especialmente en prostitución, derechos humanos y promoción de la salud).
El trabajo en red de muchas de estas organizaciones ha sido fundamental
en los últimos años, sobre todo para hacer presión frente a las Administraciones
Públicas y presentarse ante la sociedad en general con una voz unificada. A este
respecto podemos destacar la creación de Foros o Plataformas como la
Coordinadora de Organizaciones Feministas del Estado español o los Foros contra
la violencia de género que existen en diversas ciudades españolas y que aglutinan
a organizaciones de mujeres y otro tipo de entidades de iniciativa social.

© María Ferraz Dobarro, 2010 82


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

Finalmente señalar que no sólo las mujeres se han organizado contra la


violencia de género; aunque de forma muy minoritaria y sólo en algunas ciudades
de nuestro país, funcionan desde hace pocos años grupos de hombres organizados
a favor de la igualdad de oportunidades y contra la violencia sobre las mujeres.
Como ejemplo de estas iniciativas destaca AHIGE (Asociación de Hombres por la
Igualdad de Género): http://www.ahige.org/

© María Ferraz Dobarro, 2010 83


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA:
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Valencia: Fundación Universidad-Empresa. Materiales del Máster de Agentes de Igualdad, 6ª
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Investigaciones Feministas, Universidad Complutense.
 ASTELARRA, J. (2005): Veinte años de políticas de igualdad. Madrid: Cátedra.
 BOFILL, A. (1999): Las Mujeres y la ciudad: manual de recomendaciones para una
concepción del entorno habitado desde el punto de vista de género. Barcelona: Fundació
Maria Aurèlia Capmany
 BUSTELO RUESTA, M. (2004): La evaluación de las políticas de género en España. Madrid:
Los libros de la Catarata.
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 CHECA Y OMOS, F. (ed.) (2005): Mujeres en el camino. Barcelona: Icaria.
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 CUÉ PÉREZ, F. Y NIETO CACHO, L. (2002): Espacios y mujeres. Soñando espacios con
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 GREGORIO GIL, C. (1998): Migración femenina. Su impacto en las relaciones de género.
Madrid: Narcea.
 GUZMÁN, V. (2001): La institucionalización de género en el estado: nuevas perspectivas de
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 LAGARDE, M. (1997): Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y
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 LAGARDE, M. (1998): Claves feministas para el poderío y la autonomía de las mujeres.
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 LAGARDE, M. (2005): Para mis socias de la vida. Madrid: Horas y horas.
 LIENAS, G. (2001): El diario violeta de Carlota. Barcelona: Alba.
 MIYARES, A. (2003): Democracia feminista. Madrid: Cátedra, colección Feminismos.
 MURILLO, S. (2006): El mito de la vida privada. De la entrega al tiempo propio. Madrid: Siglo
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 PUIGVERT, L. (2001): Las otras mujeres. Barcelona: El Roure.
 PRECARIAS A LA DERIVA (2004): A la deriva por los circuitos de la precariedad femenina.
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© María Ferraz Dobarro, 2010 84


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

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 SABATÉ MARTÍNEZ, A., RGUEZ. MOYA, J.M. Y DÍAZ MUÑOZ, M.A. (1995): Mujeres,
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 SAN JOSÉ, B. (2010): El movimiento asociativo de mujeres en el S. XXI”. Ponencia
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octubre de 2010.
 SIMÓN, E. (1999): Democracia vital. Mujeres y hombres hacia la plena ciudadanía. Madrid:
Narcea.
 TOBÍO, C. (2005): Madres que trabajan. Dilemas y estrategias. Madrid: Cátedra.

 Programa Canario para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres 2002-2006.
Gobierno de Canarias.
 Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer
(CEDAW), 1979.
 Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la
Violencia de Género.
 LEY 27/2003, de 31 de julio, reguladora de la Orden de protección de las víctimas de la
violencia doméstica.
 Ley 16/2003, de 8 de abril, de prevención y protección integral de las mujeres contra la
violencia de género (Canarias).
 Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.

 http://www.gobiernodecanarias.org/icigualdad (Instituto Canario de Igualdad)


 http://www.mujeresenred.net/ (Mujeres en Red)
 http://www.inmujer.gob.es/ss/Satellite?pagename=InstitutoMujer%2FPage%2FIMUJ_Home
(Instituto de la Mujer)
 http://www.redfeminista.org (Red Feminista de Organizaciones contra la V. G.)

© María Ferraz Dobarro, 2010 85


Curso Género e Igualdad de Oportunidades

ANEXOS:

- LEY ORGÁNICA 3/2007, de 22 de marzo, para la


igualdad efectiva de mujeres y hombres (LOI).
- LEY ORGÁNICA 1/2004, de 28 de diciembre, de
Medidas de Protección Integral contra la Violencia
de Género (LOIVG).

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