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Las Políticas de
Igualdad
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Curso Género e Igualdad de Oportunidades
1.- INTRODUCCIÓN:
2.- OBJETIVOS:
El principio de Igualdad
Conceptos básicos Transversalidad o mainstreaming, Empoderamiento,
Discriminación, División sexual del trabajo, Brechas de género,…
Las políticas públicas de igualdad
Los espacios de ejercicio de la ciudadanía:
Economía y género
Salud y género
Coeducación: una clave para la convivencia en igualdad
Género y espacios habitables. Urbanismo y vivienda. El mundo rural
Género, diversidad cultural, inmigración y codesarrollo
Mujeres, poder y participación sociopolítica
Género y creencias religiosas
Mujeres, artes y ciencia
Género y universos simbólicos: La brecha digital de género
4.- TEMPORALIZACIÓN:
(1)
JIMÉNEZ PERONA, A.: “Igualdad”, en VV.AA. (2000): 10 palabras clave sobre mujer.
Navarra: Verbo Divino. Págs. 143-144.
© María Ferraz Dobarro, 2010 7
Curso Género e Igualdad de Oportunidades
como bien afirma Ángeles Jiménez, que nuestra identidad es fruto de una
“heterodesignación patriarcal”. Lo que se pretende desde el feminismo es
desmontar esa asignación desde la reivindicación de la igualdad. Para ello, y
siguiendo a Elena Simón (1999), hemos de trabajar en la construcción de un nuevo
contrato social alejado del planteado por Rousseau hace tres siglos, un contrato
incluyente donde los pactos que se establezcan sean a varios niveles:
- Un pacto intrapsíquico de la persona consigo misma, alejado de los
mandatos tradicionales de género.
- Un pacto intragénero de las mujeres con ellas mismas como colectivo. Los
varones cuentan con una larga tradición de “pactos entre caballeros”, sin
embargo, las mujeres hemos sido socializadas en la rivalidad y la enemistad
entre nosotras mismas. Es una estrategia patriarcal, “divide y vencerás”, si
no creamos alianzas solidarias entre nosotras no tendremos herramientas
para abolir el poder patriarcal. En contraposición a fraternidad, las feministas
han construido el término “sororidad”, del latín soror -oris, hermana, para
aludir a las complicidades necesarias que se tienen que configurar entre las
mujeres para cambiar las relaciones opresivas. Los pactos intragéneros
facilitan la construcción de la identidad, individual y colectiva, porque
permiten recuperar la genealogía femenina oculta tras una visión
androcéntrica de la historia.
- Un pacto intergénero fruto de la voluntad consciente de sujetos con
identidad propia, que se reconocen mutuamente capacidad pactante y que
permitirá transformar las relaciones desiguales de poder existentes en la
actualidad entre ambos sexos y construir nuevos escenarios para las
relaciones humanas en la familia, en el trabajo, en el ocio, en la política, en
la cultura,... Si mujeres y hombres construyeran vínculos de reciprocidad no
admitirían injusticias, discriminaciones y tratos desiguales y vejatorios. La
construcción de un nuevo pacto cívico entre los sexos erradicaría de una
vez para siempre las violencias de género.
Las políticas públicas dirigidas a las mujeres es uno de los logros del Estado
del Bienestar. Pueden ser entendidas como aquellas propuestas de actuación de
los poderes públicos que afectan a éstas como colectivo. Estas políticas pueden ser
catalogadas como “regulativas”, donde se incluyen leyes y normativas específicas
que afectan a las mujeres en función de su sexo o género, por ejemplo, la ley de
interrupción voluntaria del embarazo, y también pueden catalogarse como
“redistributivas” que son aquellas que pretenden eliminar o paliar la desigualdad
real persistente entre hombres y mujeres, concretándose éstas en los Planes de
Igualdad de Oportunidades (Arranz, 2000).
Una política pública está conformada por dos elementos fundamentales
(Astelarra, 2005):
1) Medidas concretas que constituyen su sustancia visible: recursos
financieros (presupuestos), intelectuales (experticia que los actores de
las políticas movilizan), reglamentarios y materiales.
Un elemento importante que hay que valorar es la capacidad que han tenido
las organizaciones de mujeres para incorporar en la agenda política sus
reivindicaciones. Si tenemos en cuenta que las políticas públicas son el resultado
de procesos sociales que se inician en distintos espacios de la sociedad (Guzmán,
2001), los colectivos feministas han ido definiendo históricamente la opresión de las
mujeres y demandado que sean objeto de intervención por parte de los poderes
públicos.
Para Astelarra (2005), los temas se puede incorporar a la agenda política a
través de dos vías: el acceso interno y la iniciativa externa. Por acceso interno
entendemos la propuesta de actores políticos o institucionales que incorporan
decisiones o iniciativas que se esfuerzan por hacer conocidas y aceptadas por la
comunidad. La iniciativa externa sigue el proceso inverso: colectivos sociales con
visibilidad pública y capacidad de movilización proponen temas nuevos que hasta
ese momento no habían sido tenidos en cuenta por los/as responsables políticos.
Estos colectivos pueden ser sindicatos, organizaciones ecologistas, de derechos
humanos, religiosas,… y, por supuesto, organizaciones de mujeres. Una vez
asumida la demanda por parte de los poderes públicos se ha de desplegar la
maquinaria institucional para darle respuesta. En el caso de las políticas de
igualdad, dicha maquinaria está compuesta, entre otras instituciones, por los
Organismos de Igualdad.
A través de
LA IGUALDAD Y LA
DEMOCRACIA VITAL (“lo
que favorecen el
personal es político”) Medidas de Acción Positiva
“Las mujeres representan el 50% de la población adulta del mundo y un tercio de la fuerza de
trabajo oficial, pero realizan casi las dos terceras partes del total de horas de trabajo y reciben
sólo una décima parte del ingreso mundial y poseen menos de una centésima parte de la
propiedad inmobiliaria mundial” (Naciones Unidas, 1995).
(2)
La metáfora de las gafas de color violeta es utilizada por Gemma Lienas para referirse al necesario
análisis de género que se ha de hacer ante cualquier situación que afecte a mujeres y hombres, es
decir, prácticamente todas las situaciones de la vida.
© María Ferraz Dobarro, 2010 20
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sabias, aunque para las autoridades eran brujas o charlatanas. La medicina forma
parte de nuestra herencia de mujeres, pertenece a nuestra historia, es nuestro
legado ancestral.
Sin embargo, en la actualidad [1973] la medicina se halla exclusivamente en
manos de profesionales masculino. El 93% de los médicos de los Estados Unidos
son varones y casi todos los altos cargos directivos y administrativos de las
(3)
instituciones sanitarias también están ocupados por hombres”.
Hablar de salud y género no implica sólo hablar de aquellas dolencias que
afectan a las mujeres por el hecho de ser mujeres, hablar de salud y género implica
descubrir los mecanismos diferenciales en el tratamiento de la salud de hombres y
mujeres, implica analizar la historia de la ciencia médica y la exclusión de las
mujeres de ella, implica abordar aquellos problemas de salud que provocan una
mayor morbilidad o mortalidad en mujeres sólo porque el “ser mujer” supone un
perfil de riesgo, implica poner en el centro del análisis aquellos temas que nos
afectan (salud sexual y reproductiva, violencia sexual,...) y darles el mismo peso en
la balanza que se le ha dado a otras afecciones (sobre todo a las que se han
primado en las investigaciones porque son los hombres quienes más las padecen
como, por ejemplo, las enfermedades cardíacas), hablar de salud y género, en
definitiva, supone mirar con otros ojos la salud y la enfermedad de mujeres y
hombres, incluyendo en esa mirada todos los factores sociales y culturales que han
contribuido a cimentar y afianzar la desigualdad entre los sexos.
(3)
EHRENREICH, B. Y ENGLISH, D. (1988): Brujas, comadronas y enfermeras. Historia de las
sanadoras. Barcelona: laSal, edicions de les dones, pág. 7
© María Ferraz Dobarro, 2010 26
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diagnóstico de los varones frente al de las mujeres. En el siglo XXI aún no podemos
decir que las mujeres se encuentren en la medicina en plenas condiciones de
igualdad con sus homólogos varones, pues ellos siguen accediendo a los puestos
directivos de mayor prestigio y poder (y más remunerados, por otra parte) y siguen
monopolizando la investigación científica, pese a que en las universidades son más
las mujeres que acceden a estos estudios.
inespecíficas para las cuales los tranquilizantes son la receta mágica aplicada, sin
que la clase médica se cuestione qué es lo que provoca que millones de mujeres en
todo el mundo se depriman, se sientan agotadas e insatisfechas, o acudan con
algunas costillas rotas diciendo que se han caído por las escaleras. Todavía la
salud de las mujeres sigue sin ser vista con perspectiva de género, aún se ignora
que muchas de las enfermedades que padecen las mujeres están causadas por los
roles y estereotipos de género que pesan sobre ellas, al igual que ocurre con
muchas enfermedades de los hombres. Hasta que la sanidad pública no contemple
la discriminación por razón de género como un factor de riesgo para la salud no se
abordarán adecuadamente las respuestas a los problemas de salud de las mujeres
y hasta que no se le dé voz a las mujeres para que relaten sus dolencias y
sentimientos no serán partícipes de su proceso de curación.
hacen las mujeres del mobiliario y enseres, qué percepción tienen las
mujeres de los distintos espacios de la vivienda (salón, comedor, cocina,
cuarto de estar, dormitorios, patios, baños,...), las zonas comunitarias:
azoteas, patios, lavaderos,... ¿son recuperables como forma de favorecer
sentimientos de pertenencia comunitaria? ¿Las viviendas actuales se
orientan hacia el individualismo?,…
c) Seguridad: iluminando las ciudades: Según la Carta Europea de las Mujeres
y la Ciudad (1995), la seguridad de las mujeres en las ciudades es
expresión de una sociedad que se respeta. Hay una conexión importante
entre el diseño urbano y la violencia contra las mujeres. El diseño de plazas,
paradas de guaguas, aparcamientos subterráneos, entradas a
urbanizaciones,... puede encontrarse en condiciones que favorecen las
agresiones: escasa visibilidad e iluminación, rutas poco claras,... Los
espacios que causan miedo o ansiedad, evidentemente, limitan la libertad
de movimientos de las mujeres y por tanto, el uso que estas hacen de la
ciudad. La carencia de espacios seguros y confortables en las ciudades es
un elemento más de marginación y aislamiento social, que incide
especialmente en la libertad de movimientos de las mujeres y cuya
alternativa no son las ciudades hipervigiladas con cámaras de seguridad.
d) Equipamientos, infraestructuras y servicios: espacios para la convivencia:
En los asentamientos urbanos, al margen de las casas o edificios de
viviendas, existe un espacio urbano configurado por calles, plazas,
parques,... y también en las ciudades existen otros recursos para permitir un
mayor grado de bienestar a quienes habitan en ellas, como por ejemplo
servicios comunitarios como centros de mayores, ludotecas, escuelas
infantiles, colegios, centros de salud, mercados,... El identificarse con el
espacio que habitamos genera un sentimiento de pertenencia, de arraigo, de
cuidado de “lo nuestro”; el espacio urbano es un punto de encuentro entre lo
público y lo privado y de la calidad de ese espacio van a depender en gran
medida la calidad de las relaciones que se generen en él. Es importante
analizar si el mobiliario urbano es acorde con las necesidades de las
mujeres, si el arte urbano representa a las mujeres, si se prioriza la
construcción de recursos y servicios que favorecen la convivencia y la
conciliación,…
e) Ciudades sostenibles – ciudades habitables: El paisaje urbano, el medio en
el que nos movemos, es importante para hacernos la vida más agradable.
desfavorable la vida de las mujeres rurales. Para dar respuesta a sus necesidades,
sería interesante contar con:
- Reconocimiento de sus derechos laborales.
- Reconocimiento de su labor en la promoción de un desarrollo sostenible.
- Acercamiento a los recursos. A este respecto iniciativas como la de los
“Taxis compartidos” o microbuses con horarios adaptados a las necesidades
de las mujeres pueden funcionar, siempre que se cuente con la participación
de las mujeres en el diseño e implementación de estos proyectos.
- Apoyo social, creación de redes, apostar por el asociacionismo de mujeres
en las zonas rurales.
- Iniciación a las nuevas tecnologías como forma de situarse en posiciones de
vanguardia.
- Servicios adaptados a sus necesidades: servicios de proximidad, de
cuidados a personas dependientes,…
- Formación con perspectiva de género.
Esto es tan solo un pequeño botón de muestra. Resulta curioso cómo desde
posicionamientos New Age se les transmitía a las mujeres, clientas potenciales de
esos libros, una vuelta a los mandatos tradicionales de género a través de
mensajes contradictorios; mientras muchas autoras cuestionan el sistema
patriarcal, otros mensajes siguen la línea de los citados.
Pero frente al conservadurismo de muchos planteamientos de creencias
religiosas o pseudorreligiosas, existen voces disidentes que desde dentro de los
NMR o de las religiones establecidas intentan proponer una nueva visión de las
mujeres y la espiritualidad. En el catolicismo nos podemos encontrar con “Católicas
por el Derecho a Decidir” (http://www.catolicasporelderechoadecidir.org/) u otras
teólogas feministas que reclaman la sabiduría de la palabra de las mujeres en la
Iglesia, reivindican especialmente los derechos sexuales y reproductivos y
cuestionan la jerarquía patriarcal eclesiástica. No deja de resultar significativo, que
frente a los 33 doctores de la iglesia a lo largo de su historia sólo haya 3 mujeres:
Teresa de Jesús, Catalina de Siena y Teresa de Liseux. También existen
disidencias en el feminismo islámico como las de Amina Wadud o Ziba Mir
Hosseini. Wadud ha sido especialmente polémica por dirigir rezos para la
comunidad musulmana tradicionalmente reservados a los hombres y ha realizado
análisis de género del Corán de gran interés.
Lo cierto es que, sea desde las religiones oficiales o los NMR, a las mujeres
aún les quedan muchas desigualdades que superar para encontrarse en pie de
igualdad frente a “Dios” (¿o “Diosa”?).
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ANEXOS: