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La construcción cultural
del género
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Curso Género e Igualdad de Oportunidades
1.- INTRODUCCIÓN:
Esta Unidad Didáctica ofrece una visión general de la teoría de género y de los
conceptos más importantes que en ella se utilizan para comprender el complejo mundo
de las relaciones entre ambos sexos y cómo, a lo largo de la historia, se han jerarquizado
esas relaciones dando lugar a un modelo de dominio – subordinación que favorece a los
varones en detrimento de las mujeres.
Conoceremos cómo han surgido las teorías que explican las relaciones desiguales
de poder entre ambos sexos, aclararemos conceptos básicos y dispondremos de los
suficientes elementos de análisis para entender las causas de las desigualdades de
género. Aprenderemos conceptos clave en teoría de género como identidad, roles y
estereotipos de género y analizaremos el papel de los agentes de socialización en la
perpetuación de modelos de relación desigual entre mujeres y hombres. Al conocer estos
agentes sabremos dónde hay que incidir a la hora de desarrollar estrategias que
promuevan la igualdad y prevengan la manifestación más extrema de las desigualdades
de género: la violencia contra las mujeres. Sólo conociendo realmente el funcionamiento
patriarcal de la sociedad, entendiendo los complejos mecanismos en los que se sustenta,
podremos proceder a transformarlos.
2.- OBJETIVOS:
4.- TEMPORALIZACIÓN:
las mujeres, de los problemas que les afectan a ellas y de las alternativas de
transformación, pero nada más lejos de la realidad. El concepto de género permite
abordar las complejas dimensiones sociales y culturales en su conjunto y por
consiguiente, a todos los sujetos que intervienen en sus procesos, tanto mujeres como
hombres.
La historia, la cultura, la sociedad,… ha determinado que una realidad compuesta
por personas de distinto sexo se configure de tal modo que cada uno de estos sexos
manifiestan roles, estéticas, funciones, comportamientos,… claramente diferenciados
entre sí, y también claramente discriminatorios para uno de los dos sexos: las mujeres.
El concepto de género da forma teórica a las jerarquías de poder que se establecen en
torno a las construcciones sociales y culturales de “lo masculino” y “lo femenino”. El
(1)
género organiza y divide simbólicamente la sociedad, o en palabras de Rosa Cobo “a
lo largo de la historia todas las sociedades se han construido a partir de las diferencias
anatómicas entre los sexos, convirtiendo esa diferencia en desigualdad social y política”.
Siguiendo a esta misma autora, podemos remontarnos al origen del concepto
“género”, que si bien es la categoría central de la teoría feminista, sus raíces históricas se
remontan al siglo XVII con el pensamiento de Poulain de la Barre, autor que publicó tres
textos en 1673, 1674 y 1675 en los que afirmaba que la desigualdad social entre hombres
y mujeres no era consecuencia de la desigualdad natural, sino de la propia desigualdad
política y social que cimentaba la inferioridad de la naturaleza femenina. A lo largo de la
Ilustración se termina de consolidar la idea de esta desigualdad, pero es en el siglo XX
cuando desde postulados antropológicos, filosóficos, sociológicos,… se generaliza el uso
del término “género” (gender) por parte de la teoría feminista.
Simone de Beauvoir (El segundo sexo, 1949) se aproxima al concepto de género
al afirmar: “No se nace mujer; se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico o
económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; es el
conjunto de la civilización el que elabora ese producto”.
Resulta difícil en la actualidad desligar sexo y género, y tal dicotomía es una
creación un tanto artificial, pero útil didácticamente. Así pues, aunque el sexo y el género
estén irremediablemente entrelazados, sí resulta útil la definición conceptual de los
términos, e incluso el manejo de los mismos como algo diferente, especialmente cuando
se trabaja con grupos en espacios formativos (mujeres, jóvenes, profesionales,…) y se
pretende la toma de conciencia sobre las desigualdades de género y que las personas
sean capaces de ver y sentir que sobre la diferencia biológica de la especie humana (ser
(1)
COBO BEDIA, R. (2000): Género, en AMORÓS, C. (Dtora.).: 10 palabras clave sobre mujer. Navarra:
Verbo Divino. Pág. 55.
(2)
CAZÉS, D. (2000): La perspectiva de género, México: CONAPO. Pág. 91.
SEXO GÉNERO
Características biológicas Características sociales y culturales
Dado genéticamente Aprendido
No modificable en principio (sin tener en
cuenta los cambios de sexo) Puede cambiarse
MACHO / HEMBRA MASCULINO / FEMENINO
HOMBRE / MUJER
(3)
En palabras de Gerda Lerner “el sistema sexo-género es un término muy
práctico (…) que se refiere al sistema institucionalizado que asigna recursos, propiedades
y privilegios a las personas de acuerdo con el papel de género que culturalmente se
define. De esta forma, el sexo es lo que determina que las mujeres tengan niños/as, pero
es el sistema de sexo-género lo que asegura que ellas serán las que los cuiden”.
(3)
LERNER, G. (1990): La creación del patriarcado. Barcelona: Crítica. Pág. 340.
(5)
CAZÉS, D. (2000): Op. cit., pág. 21
MUJERES HOMBRES
POBLACIÓN 50% 50% (*)
POBRES 70% 30%
DESNUTRICIÓN 80% 20%
ANALFABETISMO 80% 20%
HORAS TRABAJADAS 52% 48%
RIQUEZA 10% 90%
(*) Se ha estimado que la población mundial se reparte al 50% entre hombres y mujeres, pero en muchas
sociedades el porcentaje de mujeres supera levemente al de los hombres con lo que la desigualdad sería aún
más patente.
dominación masculina en la que los hombres particulares aparecen como agentes activos
de la opresión sufrida por las mujeres. Según este enfoque, los hombres tienen intereses
específicos que les llevan a ocupar ese papel: la sexualidad (en tanto que obtención de
placer) y la reproducción (producción de hijos/as) aparecen como dos elementos clave de
la sujeción femenina. (…) Pero también hay otros aspectos de la dominación patriarcal
tales como el laboral (explotación del trabajo doméstico no pagado), extracción de apoyo
emocional que refuerza el ego masculino, etc.” (6)
Desde diferentes disciplinas y corrientes de pensamiento se ha analizado la
conformación del sistema patriarcal dando lugar a que a la teoría feminista se le sumen,
por ejemplo, análisis marxistas o socialistas que dan cuenta además de otras relaciones
de explotación y opresión como la estructura de clases capitalista y la división racial del
trabajo. Alejandra Kollontai (1921) fue una de las pensadoras que articula la relación
entre propiedad, familia y Estado como base del patriarcado, argumentando que su
abolición supondría la liberación de las mujeres. También fue una de las autoras que
acuñó el concepto de doble opresión de las mujeres, como forma concreta en la que el
capitalismo y el patriarcado oprimen tanto por clase como por género a las mujeres.
Feministas contemporáneas como Kate Millet (1975), autora de una obra de referencia,
Política Sexual, sostiene que todas las sociedades conocidas del pasado y del presente
muestran una organización patriarcal y en la citada obra afirma que el patriarcado se
apoya sobre dos tipos fundamentales de relaciones: el macho ha de dominar a la
hembra, y el macho de más edad ha de dominar al más joven.
Marcela Lagarde (7) caracteriza al patriarcado con los siguientes elementos:
a) “El antagonismo genérico, aunado a la opresión de las mujeres y al dominio de los
hombres y de sus intereses, plasmados en relaciones y formas sociales, en
concepciones del mundo, normas y lenguajes, en instituciones, y en determinadas
opciones de vida para los protagonistas.
b) La escisión del género femenino como producto de la enemistad histórica entre
las mujeres, basada en su competencia por los hombres y por ocupar los
espacios de vida que les son destinados a partir de su condición y de su situación
genérica.
c) El fenómeno cultural del machismo, basado tanto en el poder masculino patriarcal,
como en la interiorización y en la discriminación de las mujeres producto de su
opresión y en la exaltación de la virilidad opresora y de la feminidad opresiva,
(6)
PULEO, A. (2000): Patriarcado, en AMOROS, C. (Dtora.): 10 palabras clave sobre mujer (3 ed.). Navarra:
Verbo Divino. Pág. 23
(7)
LAGARDE, M. (1997): Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas (3 ed.).
México: Universidad Nacional Autónoma. Pág. 91.
Sustenta al PATRIARCADO
SEXISMO
Conduce al
ANDROCENTRISMO
MACHISMO
El hombre
MISOGINIA HOMOFOBIA como medida
de todo
Heterosexismo Supremacía
Opresión Paternalismo Violencia
de género de lo
contra
masculino
las
frente a lo
mujeres
femenino
Mujeres como
Discriminación
sumisas,
Marginación
débiles,
Cosificación
dependientes
conscientes hombres
inconscientes mujeres
(8)
LERNER, G. (1990): La creación del patriarcado. Barcelona: Crítica. Pág. 25.
© María Ferraz Dobarro, 2010 16
Curso Género e Igualdad de Oportunidades
las que los vestigios de una relativa igualdad entre mujeres y hombres han llegado
hasta nuestros días.
Una hipótesis que se ha barajado mucho es la de la existencia de un
matriarcado en épocas primigenias. J.J. Bachofen es uno de sus defensores con la
publicación en 1861 de El matriarcado, una obra que, bajo unos presupuestos
altamente sexistas, argumenta que la Humanidad en sus estadios primitivos estaba
organizada socialmente bajo una ginecocracia o sistema de Derecho Materno. La
presencia de las Diosas Madre y el papel preeminente de las mujeres en la
sociedad le hacen pensar que el poder también estaba en manos de las mujeres,
originándose, como hemos dicho, un matriarcado. Sin embargo Bachofen confunde
el ejercicio del poder, que nunca estuvo en manos de las mujeres, con los sistemas
matrilineales (y matrilocales) que sí parece que existieron en algunas sociedades
prehistóricas. La matrilinealidad consiste en establecer la descendencia y la
herencia por línea materna, por ejemplo, un niño pertenece al clan y a la comunidad
de aldea de su madre (matrilocalidad, o el lugar de la madre, una posición de
respeto pero no de dominio) y la fortuna y la posición social se transmite de tíos
maternos a sobrinos y no de padres a hijos.
Por tanto, no podemos hablar de la existencia de matriarcados porque estos
implicarían la asunción del poder sobre los hombres y sobre la sociedad en su
conjunto por parte de las mujeres y nunca se ha demostrado que esto sucediera en
ningún momento de la Historia. Sin embargo, sí que resulta interesante reseñar que
durante un amplio período de la Prehistoria, desde el Paleolítico (a partir del 40000
a.C. aproximadamente) hasta prácticamente el primer milenio a.C., la presencia de
esculturas y pinturas alusivas a figuras femeninas (culto a la naturaleza y la
fertilidad) es una constante, la Venus de Willendorf, con una datación imprecisa que
la sitúan sobre el 25000 a.C. se ha convertido en un clásico, pero son muchas otras
las que han sido rescatadas de lo que se considera la cuna de la civilización, las
actuales Irán, Irak, Turquía, Siria, Palestina, Egipto,… Arqueólogas/os como Marija
Gimbutas o James Mellaart han reconstruido sistemáticamente la vida en ciudades
neolíticas como Çatal Hüyük o Hacilar (actual Turquía), sosteniendo que no hay
señales de mujeres oprimidas ni de una gran desigualdad entre hombres y mujeres.
Así pues, reafirmamos lo expuesto: el patriarcado tuvo un origen ya definido
y un proceso de consolidación que culminó con el derrocamiento de las diosas y la
instauración del monoteísmo. Esta depreciación simbólica de las mujeres en
relación con lo mágico-religioso tiene su máximo apogeo con el establecimiento de
la Alianza entre el dios del Antiguo Testamento y el pueblo elegido, esa exclusión
(9)
HERNANDO, A. (2000): La construcción de la subjetividad femenina. Madrid: Instituto de
Investigaciones Feministas, Universidad Complutense. Pág. 104.
© María Ferraz Dobarro, 2010 20
Curso Género e Igualdad de Oportunidades
(10)
Op. Cit., 121.
© María Ferraz Dobarro, 2010 22
Curso Género e Igualdad de Oportunidades
YO
YO
YO
LOS
OTROS LOS OTROS LOS OTROS
MASCULINO FEMENINO
Espacio público Espacio doméstico
Independencia Dependencia
Mente Cuerpo
Inteligencia Intuición
Racionalidad Labilidad emocional
Cultura Naturaleza
Actividad Pasividad
Fuerza Debilidad
Poder Amor
Agresividad Ternura
Posesión de la palabra y la voz Desvalorización de opiniones
Ímpetu sexual incontrolado Pasividad sexual
Dominio Sumisión
Violencia Paz
transformando, no sin provocar un gran coste social a las pioneras que comenzaron
el cambio. En definitiva, la socialización tradicional de género anula las diferencias
individuales, reprime las potencialidades y el desarrollo personal de mujeres y
hombres, nos limita, genera insatisfacción y extrañamiento entre ambos sexos y no
se adecua a los nuevos tiempos que vivimos.
La incidencia en la transformación de los agentes de socialización es una de
las claves para alcanzar la igualdad.
género. No quiere ello decir que las que se presentan aquí sean las únicas, sólo las
tomamos como referente para que a partir de aquí tengamos pistas para dar
respuesta a otras diferentes.
3.2.- Educación:
Un viejo eslogan feminista dice: “Trabajo nos sobra, queremos empleo”. Uno
de los obstáculos fundamentales para la independencia económica de las mujeres
es la falta de empleo remunerado. Las tasas de desempleo de las mujeres suelen
duplicar las de los hombres (hasta el momento de la crisis económica mundial que
empiezan a igualarse en determinados sectores productivos). Antes de exponer
algunos datos significativos, es conveniente recordar la diferencia entre:
Los datos sobre las disparidades políticas y legales entre hombres y mujeres
no han sido históricamente cuantificados. Recientemente se ha comenzado a tener
en cuenta en los análisis de género aspectos como la participación sociopolítica de
hombres y mujeres y la vulneración de derechos. Así pues, para garantizar
plenamente los derechos de ciudadanía es necesario tener en cuenta aspectos
relacionados con la medida en que las Leyes apoyan o no esos derechos y
aspectos relacionados con la medida en que las prácticas de vida los reconocen y
los asumen como principios básicos de equidad y justicia.
- Resulta importante analizar en qué medida hombres y mujeres tienen
capacidad de acceso a la posesión de propiedades y bienes inmuebles.
- También en este sentido, la capacidad de acceso a créditos de mujeres
y hombres, la independencia o dependencia económica de cada uno/a,
la consideración y el estatus social en función de los recursos materiales
poseídos,…
- Muy relacionado con el punto anterior, es la necesidad de conocer la
capacidad y el grado de acceso de hombres y mujeres al Sistema
Público de Servicios Sociales, así como la forma de ejercer el derecho a
prestaciones y servicios y la consideración (creencias, valores) que
subyacen tras el ejercicio de ese derecho.
- En relación a derechos jurídicos, resulta de especial interés constatar los
derechos reales en relación a matrimonio y divorcio, pensiones
compensatorias de alimentos,… para hombres y para mujeres.
- Por lo que se refiere a la vulneración de derechos, es importante contar
con datos específicos sobre las distintas formas de violencia de género
(este aspecto se abordará en la Unidad Didáctica 4).
- Con respecto a la participación social y política hay que tener en cuenta:
Capacidad real de mujeres y hombres en la designación de
representantes.
Porcentaje de participación de mujeres y hombres en
asociaciones, sindicatos, partidos políticos, etc. Espacios donde
se ejerce esa participación y forma de hacerlo.
Porcentaje de participación pública de mujeres y hombres como
representantes electos en el Congreso y Senado, Parlamentos
Esto ha sido sólo una pequeña muestra de elementos que hemos de tener
en cuenta a la hora de abordar las situaciones vitales de las mujeres y hombres
desde un enfoque de género. No cabe duda que han quedado muchos temas sin
abordar y sin profundizar como la feminización de la pobreza, la relación de las
mujeres con el medio ambiente, el urbanismo y el diseño de hábitats saludables y
de calidad,… Sin embargo, como decíamos, sólo pretende servir de referencia para
que aprendamos una nueva forma de mirar las relaciones entre mujeres y hombres,
para que desde esa “mirada violeta” sepamos dar respuestas creativas e
innovadoras que favorezcan espacios de igualdad y de libertad para mujeres y
hombres, que cuestionen los privilegios de unos sobre otras, que deconstruyan
modelos que nos limitan en nuestro desarrollo personal y que apuesten por una
sociedad más justa y más humana.
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