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Formación del género en el ser humano

La construcción de la identidad de género, es decir, la identidad que recoge los


imperativos sobre el ser hombre o mujer, es un proceso complejo que involucra factores
biológicos, sociales, culturales y psicológicos. Existen diferentes modelos que pretende
conceptualizar la manera en la cual desde la infancia las personas desarrollan un
sentido personal de sí mismo, sin embargo, existen algunas dificultades en torno a la
conceptuación de este término y en gran medida dichas aproximaciones sólo enfatizan
un aspecto particular del desarrollo de la identidad de género dejando de lado su
complejidad y multifactorialidad.

La perspectiva o enfoque de género es una categoría analítica que acoge a todas


aquellas metodologías y mecanismos destinados al «estudio de las construcciones
culturales y sociales propias para las mujeres y los hombres, lo que identifica lo
femenino y lo masculino» con el trasfondo de la desigualdad entre géneros en todas las
clases sociales. Su origen se remonta al documento emanado de la Cuarta Conferencia
sobre la Mujer celebrada en Pekín en 1995, instancia en la que se utilizó por primera
vez como elemento estratégico para promover la igualdad entre mujeres y hombres. Tal
lógica incitó el surgimiento de una serie de incorporaciones y debates en torno al rol de
la mujer en dicho marco, aunque enfoques recientes incluyen también estudios sobre
los hombres y lo masculino, o su análisis desde el lesbianismo, el masculinismo y la
homosexualidad.

De acuerdo a Lagarde (1996), El género es la categoría de análisis que permite


descifrar el orden sociocultural pre-configurado sobre la base del sexo. Es decir, analiza
la construcción simbólica de los atributos asignados a las personas a partir de su sexo,
tratando de indagar en las características físicas, económicas, sociales, psicológicas,
eróticas, jurídicas, políticas y culturales definidas, casi de manera genérica, cuando el
sujeto nace.

En este sentido, el enfoque de género considera las diferentes oportunidades que


tienen los hombres y las mujeres, las interrelaciones existentes entre ellos y los
distintos papeles que socialmente se les asignan. Todas estas cuestiones influyen en el
logro de las metas, las políticas y los planes de los organismos nacionales e
internacionales y por lo tanto, repercuten en el proceso de desarrollo de la sociedad. El
género se relaciona con todos los aspectos de la vida económica y social, cotidiana y
privada de los individuos y determina características y funciones dependiendo del sexo
o de la percepción que la sociedad tiene de él.
Los científicos sociales y los especialistas del desarrollo utilizan dos términos distintos
para referirse a las diferencias biológicas y a aquellas construidas socialmente, éstos
son sexo y género, respectivamente. Aun cuando ambos se relacionan con las
diferencias entre mujeres y hombres, las nociones de género y sexo tienen
connotaciones distintas. El género es la forma en que todas las sociedades determinan
las funciones, actitudes, valores y relaciones que conciernen a los hombres y a las
mujeres. Mientras el sexo hace referencia a los aspectos biológicos que se derivan de
las diferencias sexuales (macho xy - hembra xx), el género hace referencia a una
construcción cultural (masculino – femenino).

Las diferencias en materia de género se construyen socialmente y se inculcan sobre la


base de la percepción que tienen las distintas sociedades acerca de la diversidad física,
los presupuestos de gustos, preferencias y capacidades entre mujeres y hombres. Es
decir, mientras las disimilitudes en materia de sexo son inmutables, las de género
varían según las culturas y cambian a través del tiempo para responder a las
transformaciones de la sociedad.

Actualmente, comprender el concepto de género y equidad de género, permite avanzar


hacia un mundo más justo, en el que hombres y mujeres tengan las mismas
oportunidades y sean libres de participar en diferentes espacios sin ningún tipo de
discriminación, lejos de lo que socialmente se ha definido que “deben” hacer las
mujeres o los hombres (roles); y con la plena satisfacción frente al ejercicio de sus
derechos. El término género nos concierne a todos, involucra a hombres y mujeres al
igual que implica la atención de otras categorías como la edad, la etnia, la orientación
sexual, la discapacidad y situaciones como el desplazamiento forzado, el conflicto
armado, entre otras.

En cuanto al papel diferenciado del padre y la madre en la identificación sexual, se


puede señalar que la familia es el núcleo básico de la sociedad en el que las personas
se forman sus primeros sentimientos, experimentan sus primeras vivencias, incorporan
las principales pautas de comportamiento y le dan sentido a sus vidas. Por ello, las
actitudes y comportamientos de los niños/as y adolescentes van a ser fruto de las
relaciones que hayan establecido con los miembros de su familia más cercana. Es la
familia la encargada de transmitir conocimientos, habilidades y valores asociados al
desarrollo físico y espiritual de los niños/as y adolescentes, lo que será determinante
para su ajuste en la sociedad.

Papá y mamá, por su condición de hombre y mujer, aportan de forma distinta a los hijos
en su desarrollo. Desde que nace un niño, cada padre por separado, pero
complementariamente, ayuda a determinar procesos tan complejos como el ser
persona y la identidad sexual. La madre tiene unas características propias, que
complementa con él. Las características propias del ser humano, desde el lenguaje
hasta los valores, se obtienen, en gran medida con el contacto con otros seres
humanos.

Es así como los padres contribuyen a desarrollar en los hijos su identidad, a reconocer
en otros a personas similares a él y le proporcionan un mundo lleno de valores. Cada
uno de los padres influye en este proceso de forma distinta, sin premeditación, sólo por
el hecho de ser hombre o mujer. El que ambos sean complementarios proporciona a los
hijos una visión completa del mundo.

En particular, son varios los canales por los que los padres transmiten a los hijos/as sus
ideas y actitudes acerca de la sexualidad (Toro, 2010):

los padres influyen genéticamente de dos maneras, por una parte transmiten sus
características físicas, por lo que influyen en el atractivo físico y por otra parte, influyen
parcialmente en la edad de inicio de los cambios puberales; las actitudes de los padres
hacia la conducta sexual de los adolescentes en general modula las actitudes de los
hijos/as hacia la sexualidad; el tipo de relación que mantienen los padres entre sí (de
casados, de pareja, separados, etc.) pueden constituir modelos relevantes a adoptar
por parte de los hijos/as; las creencias religiosas y normas morales también se
muestran influyentes en las actitudes de la sexualidad de los hijos/as y por último, las
actividades laborales y de ocio pueden resultar un modelo de cómo los padres se
relacionan con personas del sexo opuesto.

Muchas investigaciones confirman el importante papel que tiene el padre para orientar a
los hijos en la adquisición de un preciso rol sexual. El padre, más que la madre, tiene
hacia los hijos, comportamientos diferentes en base a su sexo, mostrando más afecto
con las niñas y sometiendo a los varones a una disciplina más rigurosa (Sears,
Maccoby, Levin, 1957; Smorti, 1980).

“El padre, -escribe Lynn- en su función instrumental de introducir a los niños en la


sociedad, puede estar más preocupado que la madre en incitar comportamientos
masculinos en el chico y femeninos en la chica. La madre, por su lado, realizando
cotidianamente funciones expresivas en el interior de la familia puede, más que el
padre, tratar a varones y a mujeres simplemente como niños y no como representantes
de roles sexuales.” (Lynn, 1974, 153 en Smorti, 1980, 44).

Los hijos varones aprenderían el propio rol sexual sólo si su relación con el padre fuera
satisfactoria y cálida (Lamb, 1986). En cuanto al desarrollo de la niña, el padre más que
la madre, animaría a la hija hacia modelos y comportamientos apropiados a su sexo
(Smorti, 1987).

De todas las investigaciones hechas sobre el rol sexual, Lis y Zennaro concluyen
diciendo que “el padre está más interesado que la madre en la diferenciación sexual y
por lo tanto ejerce una mayor influencia sobre esta tipificación” (Lis, Zennaro, 1998,
412).

Del mismo modo, la escuela y los medios de comunicación influyen en la construcción


de la identidad de género, por un lado a través de los profesores de los centros
educativos, también se perfila la sexualidad, bien sea por clases de educación sexual o
bien a través de contenidos curriculares relacionados con el tema de la sexualidad,
como puede ser la Actitudes y creencias de padres y madres hacia la educación sexual
biología o incluso en conversaciones informales con el alumnado; El trato diario con
niñas, niños o adolescentes hace de la escuela un espacio de gran importancia en la
interacción con el sexo opuesto, el reconocimiento del otro y de la otra y el propio, en
términos tanto de conversaciones como de contacto físico y formas de convivencia en
general.

La escuela, en todos sus niveles, es un espacio de transmisión de conocimientos, de


formas de actuar y de pensar que no se limita a lo que se estipula en el currículo oficial.
Dentro de la escuela, además del proceso escolar, como proceso de inculcar en las
nuevas generaciones el conocimiento científico occidental racional y un modo de
pensar acorde con los valores políticos del liberalismo, se procesan otros patrones de
conducta y de pensamiento. Si la familia es el principal y primer espacio de
socialización (el más relevante en términos sociales y significativos), la escuela es una
continuidad de dicha socialización, pero en términos más amplios. Es una apertura
hacia lo público, hacia patrones de comportamiento y de acción mediante los cuales las
personas se insertan en los procesos más amplios de la sociedad. Las trayectorias
escolares de estos jóvenes nos comunican de un tránsito por la escuela confesional y,
con ello, un reforzamiento del perfil ético ya esbozado en la familia respecto a la
sexualidad y al cuerpo.

Por su parte, los medios de comunicación masiva la publicidad constituyen las


principales fuentes información y persuasión de las masas. Son elementos principales
que reflejan la opinión pública, las actitudes, creencias y estereotipos de la sociedad en
la que se inserten. Nos permiten mantenernos comunicados y al tanto de los nuevos
acontecimientos a nivel mundial, pero también son medios educativos y formativos que
se han incorporado de manera inseparable en nuestra realidad actual. Por lo que no es
de extrañar que estos medios se hayan convertido en puntos de referencia culturales a
nivel mundial que proyectan no solo costumbres y tradiciones sino estilos y modos de
vida que pueden ser imitados por muchas personas en todo el planeta.

Asimismo, son fuentes de trasmisión de valores, educación, cultura, patrones sociales,


estereotipos etc. y siendo el género dentro de la sexualidad humana una conformación
que tiene un gran valor social y que por las características del ser humano como ser
social está expuesto a todas las actividades y comunicaciones en sociedad, pues la
sexualidad en general y en específico la identidad de género del individuo están
influenciadas por estos medios de comunicación masiva y los mensajes que trasmiten.
Estos en su tarea diaria de reflejar e interpretar la realidad, reproducen de una manera
relevante los estereotipos de géneros y dibujan una realidad que a menudo no se
corresponde con la realidad diversa y plural en la que mujeres y hombres expresan su
sexualidad e identidad de género de diversas maneras y no necesariamente apegados
al rol asignado socialmente.

En fin, la formación del género en el ser humano se refiere al sentimiento interno que
las personas tienen de quiénes son, que surge de una interacción de los rasgos
biológicos, las influencias del desarrollo y las condiciones del entorno. Puede ser
masculino, femenino, algo en el medio, una combinación de ambas cosas o ninguna. El
reconocimiento propio de la identidad de género se desarrolla con el tiempo, de manera
muy similar al desarrollo físico de un niño. En la mayoría de los niños, la identidad de
género declarada coincide con su género asignado (sexo). No obstante, en algunos
niños, la correspondencia entre el género asignado y la identidad de género no está tan
clara, y por ello no ha de juzgarse, por el contrario, desde el hogar y la escuela se debe
asumir un rol guiador, consejero para el desarrollo pleno de la identidad de género del
individuo. El desarrollo del género es un proceso normal en todos los niños. Algunos
niños exhibirán variaciones, en forma similar a lo que ocurre en todas las áreas de la
salud y la conducta de los seres humanos. No obstante, todos los niños necesitan
apoyo, amor y cuidado de su familia, de la escuela y de la sociedad, ya que esto
fomenta su crecimiento y los convierte en adultos felices y saludables.

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