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LA MENTE Y LA CURACIÓN

La verdadera causa del contagio de las enfermedades:

Hay muchas personas de naturaleza escéptica, quienes siempre están dispuestas a gastar una broma; a costa
de quienes con honestidad, con buena voluntad y conforme a sus
posibilidades, practican los sistemas de curación Divina y procuran
enseñar a mantener un estado de ánimo libre de temores, en todas las
circunstancias. Porque la realidad es; que un alto porcentaje de
nuestras enfermedades provienen, por los sentimientos de temor. El
temor es un sentimiento; que por estar revestido de materia de nuestra
naturaleza inferior o del bajo astral, invade los dominios del cuerpo
físico etérico, al tomar posesión del bazo. Así, los glóbulos blancos de
la sangre se filtren por las paredes de las venas y arterias dondequiera
que se manifieste el sentimiento de temor. Entonces, los torbellinos de
las fuerzas del cuerpo astral giran centrífugamente (De izquierda a
derecha); para expandir sus energías que endurecen venas y arterias y
abren el camino a los glóbulos blancos en los tejidos, a fin de que
acumulen materia terrosa (Fosfato de calcio de las sustancias óseas,
carbonato de calcio y sulfato de calcio) que destruye el cuerpo físico denso.

Los antiguos viajeros; que conquistaron prístinas tierras en América y


África, informaron que los nativos y animales que se encontraban allí,
al principio, no sentían el menor temor por ellos. Aunque
desgraciadamente pronto conocieron su naturaleza destructiva y huían,
al sólo verlos.

Es así, como el despiadado temperamento del conquistador sembró el


terror en el pasado, en muchas partes de la Tierra.

Dominadores que; como grandes opresores, sometieron y explotaron a


todos los nativos y animales. Y a los que no pudieron someter los
mataban, hasta que todos los seres que respiran aprendieron a huir de
ellos aterrorizados.

Pero, cuando volvemos la atención a las cosas diminutas; entonces, el


caso es muy distinto. El humano; quien creía reinar soberanamente
sobre todo el planeta, porque había logrado aterrorizar a todas los
seres grandes, tiembla de miedo ante los seres diminutos. Y cuanto
más minúsculos sean, más les teme. El microscopio nos ha enseñado
que entes tan pequeños como la mosca; por ejemplo, transporta en la
pelusa de sus patas millares de microorganismos. Y por consiguiente,
el miedo nos obliga a gastar enormes recursos económicos en
cazamoscas, insecticidas, repelentes y otros artificios, para librarnos
del insecto. Pero la mayor parte de nuestros esfuerzos son vanos, pues
por más cuantiosas que sean las sumas que sufraguemos para
exterminar a las moscas; estas son tan prolíferas, que se multiplican
más rápidamente de lo que son destruidas.

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Tememos más aún; a su primo, el mosquito, que es un parásito
hematófago (Se alimentan de la sangre de humanos y animales), y
frecuente vector de enfermedades infecciosas. Y que en el
microscopio, nos ha enseñado que este pequeño insecto es el primer
mensajero del Ángel de la Muerte, al transmitir enfermedades tales
como: La malaria, fiebre amarilla, el dengue hemorrágico y otras
epidemias.

De ahí, que luchemos contra él temiendo por la vida; pero a pesar de


las ingentes sumas que se gastan anualmente en nuestras tentativas
para exterminar el mosquito, él sigue prosperando.

Luego, está la leche con la que nos alimentamos; de la cual se dice


que en condiciones ordinarias contiene por lo menos 100.000
microorganismos por centímetro cúbico, causantes de graves
enfermedades. Y aunque la leche sea sometida a los procesos más
estrictamente sanitarios que nos sea posible establecer; tal ejército
destructor de microorganismos puede descender a tan sólo, 10.000.

Así pues, temblemos de miedo y pastericemos (Proceso de


calentamiento y enfriamiento de los alimentos líquidos, sin alterar su
estructura física y química) la leche, antes de atrevernos a dársela a
nuestros hijos de tierna edad.

Según revela el microscopio, cada gota de agua que bebemos, contiene


microorganismos de todas clases, provenientes de los sistemas de
almacenamiento y distribución. Y hasta los billetes y monedas de
banco; que usamos para comprar las cosas que necesitamos, son
igualmente vehículos de contaminación. Al estar infectados por una
inimaginable cantidad de microorganismos provenientes, de las manos
de los usuarios; y por el mal uso, dado al dinero. Una vez se trató de
lavar y desinfectar los billetes; pero los banqueros no podían distinguir
fácilmente los legítimos de los falsos, por lo que se abandonó el
procedimiento. Tememos más a los billetes falsos, que a los
microorganismos. Y amamos más al dinero, que a la salud
(Representada por la densidad y consistencia del éter vital y químico,
del cuerpo físico etérico).

¿No es esta actitud ridícula e indigna de nuestro elevado y noble


estado, como hijos de Dios? Hasta la misma ciencia oficial sabe que el
temor, afecta el sistema inmunológico del cuerpo etérico, volviéndolo
proclive a las enfermedades. Desde el punto de vista espiritualista, el
cuerpo denso está interpenetrado por el etérico; y la energía solar que
continuamente penetra el cuerpo a través del bazo, es distribuida al
plexo solar. Allí, dicha energía se convierte en un fluido rosado
compenetrando todo el sistema nervioso, para que se muevan los
músculos y los demás órganos vitales; y para que el cuerpo físico
denso goce, de salud. Cuanto mejor es la salud, mayor es la cantidad
de este fluido solar que se absorbe, pero sólo utilizamos una parte;
porque el exceso, es irradiado en línea recta del cuerpo.

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Todos hemos visto las cintas de papel que suelen sujetarse a la rejilla de los ventiladores eléctricos, en las
tiendas y expendios de alimentos. Cuando el ventilador está en movimiento, las cintas flotan impulsadas por
la corriente de aire. Por lo que las líneas que irradia toda la periferia
del cuerpo denso; según lo demuestra la lámina anterior, también se
extienden rectamente hacia afuera cuando se goza de buena salud. Por
tanto, este estado permite establecer en seguida si disfrutamos de una
salud radiante, como suele decirse. Cuando encontrarnos a una
persona así, expresamos que esparce vigor, o que tiene una vitalidad
refulgente. En tales condiciones, ningún microorganismo; desde
afuera, puede encontrar asidero en el cuerpo, porque tales corrientes
de fuerza invisible se lo impiden. De la misma manera que una mosca
no puede pasa a través de un ventilador, en movimiento. Y los
microorganismos que entran en el cuerpo con el alimento o el agua,
también son expulsados rápidamente. Debido a que los procesos del
cuerpo físico etérico son selectivos como lo demuestran los riñones;
los cuales mediante el éter químico, excretan los materiales y residuos del desgaste, para sólo retener las
substancias vitales necesarias para el correcto funcionamiento del cuerpo físico denso.

Cuando permitimos que el temor, la preocupación, la ira, el erotismo, desaliento, etc., nos asalten, el cuerpo
trata de cerrar las puertas; por así decirlo, contra toda amenaza exterior
imaginaria o real. Entonces, el bazo se tranca y deja de producir el
fluido vital en cantidades suficientes para las necesidades del cuerpo
físico denso; por lo que se produce un fenómeno similar cuando
disminuye el voltaje de un ventilador eléctrico, y las cintas de papel
dejan de estar tendidas y ondeantes para proteger los alimentos de las
moscas. Lo mismo pasa con el cuerpo físico denso cuando el temor, la
desasosiego, la rabia, la lujuria, el desánimo, etc. provocan el cierre
parcial del bazo; pues las fuerzas solares ya no pasan y no irradian la
periférica del cuerpo en línea recta, con la misma velocidad que antes.
Sino que tales líneas se tuercen, aflojan y decaen, provocando el
debilitamiento del sistema inmunológico; y el libre paso de los
microorganismos que pueden desarrollarse sin obstáculos en los
tejidos, para provocar enfermedades.

Sean quienes practiquen la ciencia mental o la curación divino-espiritual; conozcan esta ley o no, en realidad
operan de acuerdo con sus dictados al creer firmemente que como
hijos de Dios, no hay motivo alguno para sentir temor. Porque Dios es
nuestro Padre; y siempre nos protegerá, si no violemos
deliberadamente las leyes de la vida ordinaria.

La verdad es, que el contagio de enfermedades proviene desde nuestro


interior. Porque mientras vivamos sensata y sanamente, nutriendo el
cuerpo físico con alimentos puros y procedentes del reino vegetal,
hagamos los ejercicios físicos necesarios y nos mantengamos
mentalmente activos, podemos tener la completa seguridad de que el
Señor es nuestro refugio; y ningún mal, caerá sobre nosotros mientras
demostremos fe con hechos. Si por otra parte, defraudamos nuestra fe
en Dios; desobedeciendo sus leyes, entonces nuestras esperanzas de
conservar la salud son vanas.

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El poder del pensamiento:

Como el hombre piensa en su corazón, así es, dijo el Cristo, y ésta es


una proposición absolutamente científica; y además, algo que todo el
mundo puede comprobar fijándose en las condiciones de la vida
cotidiana del hogar, del trabajo, de la calle, etc. Y como ejemplo,
veamos a un hombre de labios gruesos, de henchidos pómulos, con
una verdadera papada bajo el mentón: Y en seguida sabemos, que se
trata de un glotón y de un sensual. Al ver a otro hombre que viene por
la calle, notamos que su rostro está cubierto de arrugas, sus labios son
finos y duros; y en seguida sabemos que los arquitectos que han
modelado su faz, son el pensamiento y las preocupaciones.

Cada transeúnte expresa exactamente, sus pensamientos internos. Uno


es musculoso y afanoso, porque los pensamientos que han gobernado
sus actividades (Las preocupaciones) han construido un cuerpo lleno
de actividad. Otro tiene carnes fofas, un gran vientre y una marcha vacilante; demostrando a todas luces, que
no le agrada el ejercicio. En cada uno de los casos, el cuerpo es una
reproducción exacta de la mente; y cada quien sufre las afecciones
peculiares conforme, a su actividad mental. El glotón y el sensual,
padecen de enfermedades provocadas por pensamientos que han
cristalizado y debilitado el sistema digestivo y los órganos
reproductores; y sus enfermedades son completamente distintas, de las
afecciones nerviosas que suelen atacar al pensador con
preocupaciones. Y cualquier sistema curativo que no tenga en cuenta
el hecho de que el cuerpo es un instrumento físico para la expresión de
la mente; y que la mente, es una manifestación del hombre físico,
cometerá errores radicales. En nuestra compleja naturaleza; la mente y
la materia, actúan recíprocamente de tal manera, que es absolutamente
necesario considerar al ser humano en conjunto (Mente, sentimientos
y cuerpo), cada vez que tratemos de curar alguna enfermedad.

Todos los médicos saben muy bien; que la alegría es capaz de sacar al
paciente de su lecho de enfermo mucho más rápidamente, que
cualquier tratamiento o medicamento. Por lo que si se produce algún
acontecimiento que nos dé a nuestros asuntos mundanos un buen
empuje de prosperidad; de manera que nos volvamos optimista, la
enfermedad desapareciera como por arte de magia.

En tanto que; por el contrario, mientras gozamos de buena salad, si


una influencia deprimente sobreviene sobre nuestra situación
financiera, comenzamos a sentirnos físicamente mal. Una mala
noticia, puede detener la digestión de golpe, generando una grave
indigestión a la persona que la reciba. De ahí, la verdad enunciada por
nuestro Salvador, de que "Así como el hombre piensa en su corazón,
así es", queda ampliamente demostrada en la práctica de la vida diaria.

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Cuando comprendemos la necesidad de mantener una actitud de
franco optimismo; pese a los problemas de la vida, comprobamos que
un estado de ánimo lleno de esperanza es el mejor remedio y solución
a los inconvenientes.

Por lo que la reiteración constante de la resolución de sobreponerse y


vencer las enfermedades presentes, es mucho más eficaz que todos los
tratamientos y medicinas del mundo.

Cuando se está sufriendo constante y agudamente, es quizá muy difícil


mantener una actitud optimista; sin embargo, la fórmula mágica del
Salvador aplicada a la salud, nos ayudará a vencer la enfermedad a su
debido tiempo.

Es una ley; de que si "pensamos en la salud", acabaremos


forzosamente por labrárnosla tarde o temprano. Pero debernos tener
una vida racional, suspender todos los excesos; especialmente los de la
comida, en lo cual nunca se insistirá suficiente.

De nada servirá pararse ante un espejo y decirse a sí mismo: "Yo


tengo fe", "yo tengo salud", u otras vanas afirmaciones similares.

Basta con dejar de hablar de nuestras afecciones; tratando sobre todas


las cosas de distraer el pensamiento acerca de nuestro mal, y creer en
la salud como un estado normal. Situación que puede lograrse sin
dificultad por todos, sin vacilación.

De todos nuestros cuerpos, las energías mentales son las más superiores; es por ello que la mente interpenetra
nuestro cuerpo astral y físico. Por lo que si usamos la imaginación (Del Espíritu de Vida) y visualizándonos
mentalmente con una buena salud, ésas son las vibraciones que
extenderemos en todo nuestro cuerpo. Pero, para mantener activas
tales vibraciones de salud, necesariamente debemos: 1.- Alimentar
apropiadamente nuestro cuerpo mental con pedagógicas lecturas,
películas y obras musicales. 2.- Nutrir nuestro cuerpo astral, con
elevados sentimientos de ayuda al prójimo. 3.- Y sustentar nuestro
cuerpo físico, con ejercicios periódicos y alimentos del reino vegetal.

Quizá hemos oído la anécdota de aquel buen anciano que oyó al pastor
decir en un sermón; que por la fe, podía mover montanas. En seguida,
él trató de poner a prueba su fe con un montón de cenizas; pero a la
mañana siguiente cuando fue a ver las cenizas las encontró donde
estaban antes, y exclamó: "Ya me parecía a mí, que era así." Las cosas
eran tal cual él las creía en su corazón, no como las decía con su
lengua. Y lo mismo sucede, con todo el mundo. Por tanto, tratemos sinceramente de pensar y creer más en el
corazón (Donde se encuentra nuestro átomo simiente y el asiento del alma); y sentir, con nuestra el cerebro.

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Alma: Es la quinta esencia de las experiencias adquiridas por los tres cuerpos inferiores del humano (Físico denso, físico
etérico y el astral). Y por la auto-observación y la rectitud en el obrar (Del cuerpo físico denso), se alcanza el alma
consciente. Por el discernimiento y el correcto pensar (Del cuerpo físico etérico), se obtiene el alma intelectual; y por la
devoción y elevados sentimientos (Del cuerpo astral), se adquiere el alma emocional. Esta quinta esencia; es gravada en
la mente y empleada por el Ego, como sustento.
Átomo Simiente: Es el átomo que permanece activo; no sólo en una vida, sino que forma parte de todos los cuerpos físicos densos del
Ego, en todas sus reencarnaciones. Cuando la sangre corre por el ventrículo izquierdo del corazón, deja cualquier
experiencia vivida impresa en el diminuto átomo simiente, del ápice cardiaco. En la muerte, cuando el átomo simiente
termina de desprenderse del corazón con todas las vivencias de la existencia que acaba de terminar; el alma, abandona el
cuerpo llevándose el átomo simiente con la quintaesencia de todo lo vivido impreso como cognición. Para que la
próxima vida, el átomo simiente actué como un medio de consciencia que impulse evitar el mal y hacer siempre el bien.
Auto-observación: Consiste en el empleo de los sentidos como medio de obtener informaciones correctas, respecto de los fenómenos que
ocurren a nuestro alrededor, viendo las cosas con claros y definidos contornos y en detalle. La auto-observación y la
acción correcta generan lo que se denomina el Alma Consciente.
Bazo: Órgano que especializa el fluido solar del entorno. Tal vitalidad solar compenetra todo el cuerpo físico denso; y es vista
como un fluido de color rosa pálido, al transmutarse cuando entra al cuerpo físico denso y pasa luego a los nervios.
Cuando el cerebro lo exterioriza por los diversos centros; particularmente en grandes cantidades, mueve los músculos a
los que van los nervios. Los antígenos son filtrados desde la sangre circulante; y se transportan a los centros germinales
del bazo, donde se sintetiza la Inmunoglobulina M. Además, el bazo es fundamental para la producción de opsoninas
tuftina y propertina; que cobran importancia en la fagocitosis, de las bacterias. Durante la gestación, el bazo es un
importante productor de glóbulos rojos en el feto; sin embargo, en los adultos esta función desaparece reactivándose
únicamente en los trastornos mieloproliferativos que merman la capacidad de la médula ósea para producir una cantidad
suficiente. En el bazo se produce el moldeo de los glóbulos rojos hasta que se forman discos bicóncavos, así como se
produce la eliminación de los glóbulos rojos viejos, anómalos o que se encuentran en mal estado. A pesar de que la
función del bazo en el ser humano no consiste en el almacenamiento de glóbulos rojos, es un lugar clave para el
depósito de hierro; y contiene en su interior una parte considerable de las plaquetas y macrófagos disponibles, para pasar
al torrente sanguíneo en el momento que sea necesario.
Conciencia: Cualidad del Ego para reconocerse, cuando experimenta, percibe y valora los objetos, imágenes y sensaciones del medio
ambiente, que le son transmitidas por los sentidos y el cerebro.
Éteres Superiores: Éter reflector y luminoso, del cuerpo físico etérico.
Éteres Inferiores: Éter vital y químico, del cuerpo físico etérico
Devoción: La facultad de la emoción que nos permite aspirar a elevados ideales. El cultivo de la devoción es esencial; pues
subyuga los sentimientos de la naturaleza inferior; y desarrolla, el Alma Emocional.
Discernimiento: La facultad del entendimiento que nos permite distinguir entre lo esencial y lo sin importancia, separando lo real de lo
ilusorio, lo duradero de lo efímero, lo verdadero de lo falso. El discernimiento general; y el alma intelectual, dan a la
persona el primer impulso hacia la vida superior y el Alma Intelectual.
Microorganismos Llamados microbios u organismo microscópico, es un ser vivo que sólo puede visualizarse con el microscopio. Son
organismos dotados de individualidad que presentan; a diferencia de las plantas y los animales, una organización

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biológica elemental. En su mayoría son unicelulares, aunque en algunos casos se trate de organismos compuestos por
células multinucleadas o incluso multicelulares. Los microorganismos patógenos en el agua se pueden dividir en las
siguientes categorías: Bacteria, virus, protozoo y larvas.
Naturaleza Inferior: Impulsos del bajo astral o de los sentimientos inferiores.
Naturaleza Superior: El poder del Ego o del Espíritu.
Pensar/pensamiento: Acción de la mente de convertirse en foco; para que el Ego, se manifieste por entre todos sus cuerpos y el cerebro.
Razonar: Proceso del polo positivo del éter reflector, del cuerpo físico etérico.
Sentimientos: Acción del cuerpo astral.
Sistema Inmunológico: Es el conjunto de estructuras y procesos biológicos en el interior de un organismo, operados por el éter luminoso (La
sangre), el éter vital (Los fluidos) y el éter químico (La asimilación y excreción), que protege contra enfermedades
identificando y matando células patógenas y cancerosas. Detecta una amplia variedad de agentes; desde virus hasta
parásitos, y necesita distinguirlos de las propias células y tejidos sanos del organismo para funcionar correctamente.

Interpretación de las enseñanzas de Max Heindel, Principios Ocultos De La Salud Y Curación.

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