por Marita Manzotti Lacan nos dice3 que el lugar tiene un sentido muy distinto del de la topología y que se trata simplemente del lugar al que se ha llegado. “Se ocupa el lugar al que un acto nos empuja, y desde allí se va a la derecha o a la izquierda, hacia aquí o hacia allá”.4 Hay circunstancias en las que es necesario tomar las riendas de algo y esa posición, nos advierte, se consigue a los empujones. Hacer Lugar ha estado marcado por este soporte significante desde su creación, hace casi 20 años, cuando se fundó en Buenos Aires con el objetivo de llevar adelante un trabajo de investigación clínica con niños con patologías graves en la subjetivación (PGS) que permitiera verificar la eficacia del psicoanálisis con ellos. De la orientación: una lectura Desde el inicio, las lecturas de Freud y Lacan fueron la brújula que nos permitieron dejar de lado la lectura de las deficiencias, las fallas, lo “que no hay” o “no hacen” estos niños, para dejarnos tomar por la operatoria, la producción que ellos llevan adelante para habitar el mundo. Esta dirección se constituyó en la vía opuesta de lo que en la actualidad se reconoce con el nombre de Trastorno del Espectro Autista, Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD) y cuyos indicadores diagnósticos son la ausencia o las alteraciones de logros que el desarrollo prevé para cada edad. Lo que nos posibilitó pensar el autismo en el sentido inverso fue el peso que Freud le da al trabajo psíquico, a la actividad psíquica. Freud5 considera que las perturbaciones, las alteraciones, las exigencias que se le presentan al aparato psíquico del infante imponen una actividad, un trabajo en su apropiación del mundo, de los objetos y de su cuerpo al diferenciar el mundo de la realidad del de la satisfacción alucinatoria, y precisa que es trabajo el que sostiene el niño al tolerar la frustración y discriminar y articular el valor de lo que afirma y existe para él. Más aun, cuando ubica como trabajo del sujeto la reconstrucción de la realidad y del vínculo con los otros, en la producción delirante en la psicosis. ¿Qué nos impediría leer como trabajo lo que los niños autistas realizan? Si los ubicáramos como trabajadores interrogando el esfuerzo que realizan estos niños que, sin déficit orgánico, poseen ojos que no miran, oídos que no escuchan y cuerpos deshabitados de placer y dolor, entonces: ¿Qué consecuencias tendría esta lectura? En oposición a las típicas nociones de “desconexión autista”, “desinterés”, “aislamiento”, “niños encapsulados o encerrados en una fortaleza vacía”, la orientación freudiana nos llevaba a resistir a esa descripción general de la presentación de estos niños e interrogar cómo no caer en ese camino tan poco preciso y confuso. Para ello fue necesario entonces dejar de utilizar el modelo que el Diagnóstico Psiquiátrico (DSM o CIE) propone y construir una caracterización, una descripción, que nos orientara desde lo general, en el reconocimiento de los rasgos propios de la posición de estos niños, sin anular el recurso, el trabajo y la presencia. Fue así que pudimos, luego de observaciones muy precisas, aislar cinco características presentes: a) Un esfuerzo por mantener al Otro al margen: su disposición es variable, pueden rechazar o consentir a los requerimientos que se le realizan sin que nos resulten comprensibles los motivos, pero se asientan en una clara decisión de no consentimiento a la implicación. b) No le resulta indiferente la presencia del Otro: son diferenciables sus comportamientos según se lo observe o intervenga de manera manifiesta o discreta. c) Está alojado en el lenguaje: comprende nuestro código aún cuando no se dispone a hacerlo suyo, dejándonos plantados y a la espera de las manifestaciones que singularicen su presencia en el dicho. d) No está dispuesto a ser requerido: si se le insiste o fuerza, se aísla o desencadena ataques de violencia y mortificación hacia sí o los demás. e) Trabaja decididamente para lograr eludir el encuentro con el Otro: sabe hacer con ese cuerpo que porta en la dirección del desencuentro. Hay cálculo y anticipación en sus respuestas que le permiten eludir el verse confrontado a la implicación y para ello articula maniobras que desorientan y nos dividen. (...) — Artículo completo en la edición Nº20 de Aperiódico Psicoanálitico disponible a la venta en formato digital. Envíos a cualquier parte del mundo. Solicitar por mensaje privado o vía mail a ediciones@aperiodicopsi.com.ar.