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LA MUSICA CRIOLLA

Remontándonos en la historia, concluiremos que nuestra Música Criolla tiene


antecedentes muy importantes en los ritmos negros y asimismo algunos estudiosos afirman
que es producto del mestizaje popular y otros que es la derivación del vals vienés, muy de
moda en la segunda mitad del siglo XIX.
La sociedad peruana, por los años de 1830 a 1844, estaba muy atareada en resolver
grandes problemas en la recién instaurada República. Eran los tiempos difíciles de la
Confederación Peruano-Boliviana y no había tiempo para danzar.
En este contexto, el vals vienes llegaría a mediados de siglo XIX, después del Gobierno del
Mariscal Ramón Castilla. Primero, se instauro en la aristocracia limeña y luego llegó a los
barrios populares, convirtiéndose en dichos lugares en valses-canción, a finales del siglo
XX.
Estos son los orígenes de la popular Música Criolla.
1. ¿QUE SIGNIFICA CRIOLLO?
Antes de entrar al tema de la Música Criolla, debemos interpretar el significado del
término “criollo”, para tener una mejor comprensión del tema. La
palabra criollo nace cargada de muchos prejuicios. Es adoptada del portugués “crioulo” que
significa “esclavo que nace en casa de su señor” o “negro nacido en las colonias”. Después
pasó a significar “blanco nacido en las colonias” y posteriormente se llamaba así a los
descendientes de españoles nacidos en América que alentaban sentimientos de
nacionalidad propia, extendiéndose a los mestizos, zambos y mulatos.
Es con los criollos que nace el sentimiento de patria.
Muchos de ellos se encontraban lejos de su patria y sintieron apego por la tierra que los
vio nacer y por las costumbres desarrolladas en ella. Además les eran extrañas las usanzas
españolas.
De los criollos, surgieron iniciativas separatistas que culminaron en la independencia de
nuestro país.
En este sentido, la música que estaba emergiendo a mediados del siglo XIX acuña el
término “criollo” involucrando usos y costumbres, comida, música, cantos y bailes de origen
principalmente costeño y limeño en especial.
En los últimos años, los peruanos hemos acuñado otros significados a la palabra criollo.
Según Sebastián Salazar Bondy, ilustre escritor peruano, en nuestro país el criollismo
significa aún más. Es también “viveza criolla”, una cierta mezcla de falta de escrúpulos y
de cinismo. Por ejemplo, es el político que cambia de bando según le convenga, el
bodeguero que engaña al pesar mercadería con su balanza, el alumno que copia durante un
examen; en fin, según este concepto, toda persona que obtiene algo que está prohibido o
utiliza argucias (por la vía ilícita) para obtener lo que quiere, es hacer una “criollada”,
relacionada a la “viveza criolla”.

2. GENEROS DE LA MUSICA CRIOLLA


En lo que se refiere a la Música Criolla, la marinera, la polka, el festejo y por sobre todo el
vals peruano, componen los géneros que definen la Música Criolla en el Perú. Algunos dicen
que el vals criollo se deriva del vals vienés y que su corte pícaro, se debe al temperamento
de nuestra clase popular que lo acogió y lo trasladó de los salones de baile que frecuentaba
la alta sociedad limeña, al callejón y patios de piso de tierra apisonada y desigual que
obligaba a bailarlo picadito y con pasitos cortos. Otros intentan
hallar las raíces del vals peruano en el mestizaje popular, como una genuina creación del
pueblo que nada tiene que ver con el vals vienés, sino más bien con la conjunción de la jota
aragonesa, la mazurca, la habanera y el tanguillo; géneros que pudieron darle ese sabor tan
especial. Sea de una u otra forma, la
historia nos dice que es realmente a principios del siglo XX cuando aparecen las primeras
canciones del repertorio criollo.

3. REPRESENTANTES DE LA MUSICA CRIOLLA Y CENTROS MUSICALES

La Música Criolla en sus inicios recibe el nombre de “La Guardia Vieja”. Esta etapa dura
hasta el año 1920, agrupando al conjunto de personas vinculadas al Criollismo, de quienes
heredamos valses muy hermosos.
En sus inicios surgen los primeros cantantes: Eduardo Montes y César Augusto Manrique
en el distrito de los Barrios Altos; ellos son los primeros en grabar para la casa Columbia
cerca de 195 discos de música peruana, todo un hito para esa época. Alejandro Ayarza
"Karamanduka" y su famoso vals "La Palizada" se dan a conocer por todo Lima. Músicos
como José Bocanegra, bandurrista y guitarrista nos han dejado valiosas piezas de
colección para el Criollismo. Otros títulos como "Ídolo" de Sancho Dávila, "Capulí " de
Nicanor Casas, alcanzan mucha popularidad entre el público. Valses como “Luis Pardo” y
China hereje” fueron muy sonados en esa época. Entre 1920 y
1940, se desarrolla una etapa de gran importancia con el aporte de Felipe Pinglo Alva,
Pedro Espinel, Alcides Carreño y otros grandes músicos y compositores, que hicieron que
nuestra música se difundiera y alcanzara su perfecta definición en aquellos años.
Como una centella en el
firmamento musical aparece don Felipe Pinglo Alva, paradigma del criollismo de todos los
tiempos, con sus letras plagadas de crónicas políticas y hablando de la crisis de la época.
Pinglo nos dejó un extenso y hermoso
repertorio, con composiciones como “El plebeyo”, “El huerto de mi amada”, "El espejo de mi
vida", “Mendicidad”, “Bouquet”, “La oración del labriego”, “Claro de Luna” y tantas otras
famosas composiciones que marcaron nuestra identidad peruana. Para muchos, fue con
Felipe Pinglo que la Música Criolla llegó a calar en el gusto de los limeños.
Motivados por la obra extraordinaria de Felipe Pinglo Alva, después
de 1940, aparece una multitud de compositores que se elevan como los más altos
representantes del cancionero criollo. Así debemos mencionar a Laureano Martínez, Pablo
Casas, Manuel Covarrubias, Nicolás Wetzel, Serafina Quinteras, Amparo Baluarte,
Filomeno Ormeño, Lucho de la Cuba, Lorenzo Humberto Sotomayor, Felipe Coronel Rueda,
César Miró, Eduardo Márquez Talledo y muchos más que contribuyeron al desarrollo de
nuestra música popular.
El criollo de ese entonces volcó sus penas y alegrías en las canciones, las cantaba con
mucho sentimiento y las bailaba. De esa forma, paulatinamente, el vals tradicional
comienza a tener arraigo popular. Diversos sentimientos fueron reflejados en las letras
del cancionero criollo.
En los inicios de los años 50, los puntos de reunión eran los centros musicales. Aquí
tenemos el "Felipe Pinglo Alva", el "Carlos Saco" en Barrios Altos, el "Ricardo Palma" en
Surquillo, el "Valderrama" en el Rímac entre otros. Estos centros musicales se hallaban
dispersos en la aún creciente ciudad de Lima. Era
tanta la expectativa que los obreros y trabajadores ahorraban parte de su sueldo del año
para poder celebrar el 31 de octubre como si se tratara de la festividad de Navidad o Año
Nuevo. Narran los viejos criollos que, a pocos minutos de las doce de la noche, los grupos
musicales se apostaban para dar inicio a la serenata y cuando fuera la medianoche, se
estrechaban en un cordial abrazo por tal memorable fecha. Además, se organizaban
caravanas en donde los directivos de los centros musicales se turnaban año tras año para
visitar diversos locales, sea en los barrios de La Victoria, Rímac, Barrios Altos, Lince, etc.
Terminando el recorrido en la madrugada al llegar a su respectivo centro musical,
igualmente empezaba la jarana de "rompe y raja".
Con la radio, el Criollismo se populariza mucho más. Las emisoras radiales de esos tiempos,
convocaban con fines de promoción a los más renombrados intérpretes del Criollismo para
que actúen en vivo.
La aceptación del público era multitudinaria y los artistas disfrutaban directamente del
calor popular.
A partir de esta década para adelante, se destacan grandes compositores como Mario
Cavagnaro, Augusto Polo Campos, César Miró, Manuel Acosta Ojeda, Luis Abelardo Núñez,
Juan Mosto, Félix Pasache, Pedro Pacheco y José Escajadillo. Entre las mujeres destacan
Leonor García, Alicia Maguiña y principalmente Chabuca Granda, una mujer muy culta y
particularmente enamorada de todo lo limeño, su tradición, paisajes y personajes.
Chabuca Granda compone “La Flor de la Canela”, vals que en 1954 se hace popular en la
interpretación del famoso trío “Los Chamas”. Esta hermosa pieza de colección ha
trascendido mundialmente, siendo grabada en múltiples idiomas por igual cantidad de
artistas. Luego siguieron una serie de composiciones de gran calidad, que junto con su
autora se internacionalizaron, llevando nuestra música hasta tierras muy lejanas.
Las más conocidas de su repertorio musical son “José Antonio, Fina Estampa, Puente de los
Suspiros, y muchas otras más.
La Limeñita y Ascoy, Jorge Huirse, Eloísa Angulo, Teresa Velásquez, Lucha Reyes, Manuel
"Chato" Raygada, Alicia Maguiña, Augusto Polo Campos, José Escajadillo, Luis Abelardo
Núñez, Félix Pasache, “La Reina y Señora de la Canción Criolla” Jesús Vásquez, y el
recientemente fallecido Arturo "Zambo" Cavero, conforman una gama de intérpretes y
compositores que eternamente perdurarán en el sentir del pueblo peruano. Además,
cantantes como Bartola, Cecilia Barraza, Eva Ayllón, Cecilia Bracamonte, Lucila Campos,
Andrés Soto, Félix Casaverde, Susana Baca, Lucía de La Cruz, los guitarristas Oscar
Avilés y Lucho Gonzáles, han llevado el ritmo criollo por todo el orbe, recibiendo halagos y
distinciones del público foráneo. A continuación mencionaremos
algunos locales donde aun se canta y baila al ritmo de la guitarra y el cajón, y donde
podemos escuchar nuestra música de antaño. Estas son: el centro musical "Pedro
Bocanegra", "Unión", "Barrios Altos", "Don Porfiro", "Breña", "La Valentina de Oro", la
asociación cultural "Domingo Giuffra", entre otros. Este es sólo un recuento a
vuelo de pájaro de nuestra música y sobre nuestro vals criollo en particular, que nos
permite llegar a la creación del “Día de la Canción Criolla”.

EL DIA DE LA CANCION CRIOLLA


La idea de incluir el "Día de la canción criolla" en el calendario popular nació
durante el Gobierno de Manuel Prado Ugarteche, en la conflictiva década de 1940.
Esto se logró gracias a la iniciativa de Juan Manuel Carrera y contó con el apoyo del
Diputado por Lima Luis Felipe Andrade. Juan
Manuel Carrera, era un prestigioso profesional gráfico que trabajaba en el diario “El
Comercio” y en ese entonces era Presidente del centro musical “Carlos Saco”. Se
escogió el 31 de octubre como “Día de la Canción Criolla”, por ser quincena y tener un
feriado al día siguiente, para poder descansar de las celebraciones de la noche y luego el
1° de noviembre “Día de Todos los Santos”, realizar una romería de recuerdo ante la
tumba de nuestros compositores fallecidos. En un
principio se pensó en el 18 de octubre como el día central del Criollismo, pero esta fecha
coincidía con la ancestral salida de la Procesión del Señor de los Milagros; entonces, se
optó por trasladar la celebración al último día del mes de octubre. El Presidente
Manuel Prado Ugarteche, el 18 de octubre de 1944 por Resolución Suprema declaró el 31
de octubre como “Día de La Canción Criolla”, con el objetivo de tener un día dedicado a la
exaltación de nuestra música popular.
Cuentan que el Presidente, en su afán de figuración y protagonismo, promulgó la ley en el
mismo balcón del Centro Musical "Carlos Saco" (bastión del criollismo), muy popular en
aquella época, despertando agrios comentarios entre sus opositores. Sin
embargo, esas críticas fueron atenuadas por la alegría y el orgullo de tener un día especial
para homenajear a nuestra Música Criolla. En la mente
de sus seguidores, aún siguen latentes las imágenes de la primera verbena realizada el 31
de octubre de 1944 en la plazuela "Buenos Aires", donde se dio rienda suelta a toda la
alegría y el fervor de celebrar, por primera vez en nuestra historia, el onomástico de la
canción criolla. En la actualidad,
nuestra música y especialmente el vals, vienen luchando por resurgir después de haber
sido dejado de lado debido a la invasión de la música extranjera juvenil y por la falta de
apoyo y difusión de las autoridades e instituciones pertinentes.
Felizmente, a merced de iniciativas privadas, así
como por el sentir popular, nuestra Música Criolla se mantiene viva y constituye una parte
esencial de la identidad nacional. Debemos finalmente hacer una invocación para que este
ejemplo se transmita a todas las instituciones educativas, sociales, culturales y a los
medios de comunicación, para llevar nuestra música peruana al sitial que realmente
merece.

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Música criolla y afroperuana
La cultura musical Criolla y Afroperuana se inicia con la llegada de los españoles y los
esclavos africanos que fueron traídos por ellos. La musica Criolla tiene raíces africanas. La
cultura musical criolla construye constantemente una identidad propia, transformando los
géneros musicales y patrones estéticos importados. Desde la presencia de valses de origen
vienés, mazurcas, jotas españolas, continuando con la influencia de la música francesa e
italiana, la cultura popular limeña se fue perfilando a través de la transformación y
decantación de diversos géneros, de tal manera que, aun asumiendo las modas
correspondientes a cada época, se gestaron y desarrollaron algunas formas musicales
propias que llegan hasta fines del siglo XX y que identifican lo limeño.
La cultura musical se plasma a
través de los instrumentos musicales utilizados, las formas y contenidos del canto, los
bailes.
Entre los géneros más importantes, cultivados en Lima en el siglo XX se encuentran el vals
peruano, la marinera limeña o canto de jarana, el tondero y el festejo.

El Vals Criollo (Vals Peruano)


El vals, proveniente de Europa, con diversos matices en su ejecución (vals vienés, vals
francés), fue el preferido por los compositores pues plasmo la historia, las formas de
pensar y sentir de los limeños. El vals instrumental practicado por los sectores
aristocráticos fue transformado por los músicos populares, quienes lo transfirieron de la
orquesta de cuerdas y el piano, a la práctica en la guitarra y con textos propios. El canto
solista o en dúo, acompañado al inicio por guitarras y luego también por el cajón, era parte
fundamental de toda reunión o jarana en casas, solares y callejones limeños, instancias en
las que se desarrolló esta música en viejos lugares del Centro de Lima y, en especial, en los
Barrios Altos. Los valses más antiguos, de
fines del siglo XIX y principios del XX, se reconocen como valses de la "Guardia Vieja". El
tiempo y la práctica popular de la tradición oral hacen perder la memoria de algunos
autores; sin embargo, en "El Libro de Oro del Vals Peruano" escrito por Raúl Serrano y
Eleazar Valverde, constan entre los más importantes compositores de la Guardia Vieja:
• José Sabas Libornio, autor de la mazurca "Flor de Pasión" y de la "Marcha de Banderas".

FALTA
• Julio Flórez, (Chiquinquirá, 22 de mayo de 1867 - † Usiacurí, 7 de febrero de
1924), que junto a Juan Peña Lobatón, son los autores de " El Guardián".
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• Abelardo Gamarra, (Huamachuco, 31 de agosto de 1850 - † Lima, 9 de julio de
1924), autor de "Ángel Hermoso".
• Rosa Mercedes Ayarza De Morales, (Lima, 8 de julio de 1881 - † 2 de mayo de
1969), pianista, compositora y recopiladora, en cuyo repertorio se encuentran
diversos géneros como pregones, danza habanera, marineras y tonderos; de sus
obras, compuestas o recopiladas por ella, se recuerdan: "La Picaronera", "Frutero
Congo", "Congorito", "Morenos Pintan a Cristo", "La Jarra de Oro", etc.
• Alejandro Ayarza, (*Lima, 20 de julio de 1848 - † 30 de diciembre de 1955),
conocido como "Karamanduka", es autor de "La Palizada".
• Pedro Augusto Bocanegra, (*Chiclayo, 4 de junio de 1890 - † 2 de enero de
1927).autor de "La Alondra", se le atribuye "La Bóveda Azulada", y compuso
también, los huaynos "A Orillas del Mantaro" y "Soy la Hoja Desprendida".
Otros cultores del criollismo cuyas canciones se consideran clásicas del repertorio criollo
son:
• Filomeno Ormeño, (*Rímac, 6 de junio de 1899 - † 5 de noviembre de 1975), autor
de: "Cuando Me Quieras" (vals), "Canción de Carnaval" (polka), "Labios Rojos".
• Alberto Condemarín: "Hermelinda", "Rosa Elvira".
• Alejandro Sáenz: "Envenenada", "La Cabaña".
• Braulio Sáncho Dávila: "Ídolo", "La Abeja".
sin olvidar a los también destacados:
• Daniel Alomía Robles, (Huánuco, 3 de enero de 1871 - † Lima, 18 de junio de 1942).
• Samuel Joya, (*Cañete, 20 de agosto de 1905 - † Lima, 4 de octubre de 1947),
autor de: "Julia", "Chabuca", "Estrella fugaz".
• Laureano Martínez,(Barrios Altos, 4 de julio de 1903 - † 17 de enero de 1964),
autor de "Fatalidad", "El provinciano", "Amargura".
• Alcides Carreño, (Trujillo, 24 de enero de 1905 - † ¿?). Autor de: " Quisiera", "En
Trujillo Nació Dios", "Malabrigo".
• Carlos A. Saco, (Callao, 25 de febrero de 1894 - † Lima, 18 de febrero de 1935).
El trabajo artístico de Felipe Pinglo Alva, da inicio a otra etapa en la historia del vals
criollo; con sus valses y composiciones en otros géneros, como el one step, enriquecieron la
cultura musical limeña, fusionando elementos musicales del lenguaje musical local con otros
correspondientes a los géneros musicales que se escuchaban por la radio y que se
apreciaban en el cine.
Felipe Pinglo Alva, autor de más de cien canciones, entre las que destacan los valses "El
Plebeyo", "Mendicidad", "La Oración del Labriego", "El Canillita", "El Huerto de Mi Amada",
"Horas de Amor", vivió en Lima en las primeras cuatro décadas del siglo XX (muere en
1936) y logra dar testimonio de la sociedad de su tiempo, en momentos en que surgían los
movimientos obreros anarquistas, y ocurría la Primera Guerra Mundial y la revolución rusa;
y, de otro lado, cobraban importancia la radio y el cine en Lima. Su lenguaje musical
incorpora melodías y armonías de gran complejidad asumiendo la influencia de la música
estadounidense, de los blues y fox trot, entre otras expresiones.
Este proceso de reinterpretación de elementos foráneos para lograr una identidad propia
se observa en el valse peruano, que ha recibido influencias del tango, el bolero, la bossa
nova.
Muchos compositores continuaron la obra de los viejos maestros. Entre ellos se
encuentran, como importantes hitos de esta cultura musical limeña, los compositores:
• Pablo Casas, (*Barrios Altos, 13 de marzo de 1912 - † 16 de enero de 1977), autor
de "Anita", "Olga", "Digna".
• Lorenzo Humberto Sotomayor, (*Lima, 10 de agosto de 1915 - † 26 de julio de
2008), pianista y autor de "Corazón", "El solitario", "Cariño mío".
• Pedro Espinel, (*Lima, 1 de agosto de 1908 - † 8 de noviembre de 1981), autor de
polkas como "La campesina", "Sonrisas".
• Eduardo Márquez Talledo, (*Callao, 25 de febrero de 1902 - † 29 de enero de
1975), es el autor del afamado vals: "Nube Gris", y de "Ventanita".
• Manuel Acosta Ojeda: (*Lima, 16 de marzo de 1931), "Madre", "Cariño", "En un
Atardecer", "Canción de Fe".
• Erasmo Díaz: (*Chincha, 24 de mayo de 1925, † Lima, 7 de enero de 2006)., autor
de: "Cariñito", "Sincera Confesión", "Valsecito del Ayer".
Son pocas las mujeres compositoras, sin embargo el repertorio logrado por
• Serafina Quinteras, (*Lima, 1 de agosto de 1902 - † 13 de mayo de 2003)
• Chabuca Granda, (*Cotabambas, 3 de septiembre de 1920 - † Miami, 8 de marzo de
1983).
• Celina Cuntti y Avilés. (*Iquitos, 30 de septiembre de 1920 - † Lima, 3 de
noviembre de 2004).
• Alicia Maguiña, (*Lima, 28 de noviembre de 1938).
• Ana Renner, (*Callao, 18 de mayo de 1924).
• Amparo Baluarte, (*Moquegua, 24 de septiembre de 1920 - † Lima, 20 de agosto
de 1992).
Ellas nos muestran una gran calidad y la característica general de abordar todo tipo de
temas, personales y sociales, Serafina Quinteras: "Muñeca rota"; Alicia Maguiña: "Indio",
"Soledad sola", "Inocente amor", "Estampa limeña"; Chabuca Granda: "La flor de la
canela", "Cardo o ceniza", "Coplas a Fray Martín", "Bello durmiente", "Puente de los
suspiros", "Las flores buenas de Javier" y muchas más; Celina L. Cuntti y Avilés: "Mi
madre" (vals), "Recuerdos" (bolero), "Imposible" (bolero), "Virgen de la Medalla Milagrosa"
(himno), "Chincha Baja" (vals inédito al que no llegó a ponerle letra), este último compuesto
pocos meses antes de su muerte en el 2004, no logró culminar la letra. Amparo Baluarte:
"Nostalgia", "Ausencia", "Mañanita", "Nido de Besos", pero el que más destacó y fue
grabado por más de veinte intérpretes fue su composición junto a Francisco Reyes Pinglo
el vals "Secreto".
Cabe mencionar otras destacados autores contemporáneos:
• Augusto Polo Campos, (*Ayacucho, 25 de febrero de 1932).
• José Escajadillo, (*Monsefú, 1 de diciembre de 1942).
• Félix Figueroa, (*4 de noviembre de 1931).
• Mario Cavagnaro, (*Arequipa, 16 de febrero de 1926 - † Lima, 29 de septiembre de
1998).
• Rafael Otero López, (*Piura, 17 de julio de 1921 - † Lima, 30 de noviembre de
1997).
• Pepe Santiago, (*Lima, 15 de marzo de 1921).
• Adrián Flores Albán, (*Sullana, 8 de septiembre de 1926).
• Alberto Haro, (*Chimbote, 8 de abril de 1926).
• Juan Mosto, (*Chorrillos, 23 de enero de 1936).
• Óscar Avilés, (*Callao, 24 de marzo de 1924).
• Luis Abelardo Núñez, (*Ferreñafe, 22 de noviembre de 1927 - † Komaki, 19 de
noviembre de 2005).
• Manuel Raygada, (*Callao, 8 de marzo de 1904 - † 5 de abril de 1971).
• Félix Pasache, (*La Victoria, 1940 - † Nueva York, 22 de abril de 1999).
• César Miró, (*Miraflores, 7 de junio de 1907 - † Lima, 8 de noviembre de 1999).
• Pedro Pacheco, (*Callao, )

Las Intérpretes [editar]


De Malambo a Maravillas, de Monserrate a Cinco Esquinas, de Abajo el Puente a Las
Carrozas. A principios del siglo XX, corría un manantial que no estaba formado por agua, si
no más bien por notas musicales. Guitarras, Cajones, Castañuelas y hasta Cucharas,
acompañaban el fervor de buenas personas que sólo daban un sentido a sus vidas. Que
era....Jaranearse. Ese torrente vigoroso que hacía vibrar pies y corazones en seis
puntuales días de jarana, un poco antes de la mitad del siglo pasado, se hizo un estilo de
vida. La jarana hiba acompañada por la comida. En esos días interminables, las mujeres de
los jaranistas cocinaban en sucesivas ofrendas. Y de la cocina se pasaron a la sala, donde
cantaban los que sabían y dieron sus primeros trinos.
Sin ser la primera, la más recordada siempre será Jesús Vásquez, conocida bajo el epíteto
de "Reina y Señora de la Canción Criolla". Tal título de abolengo callejero lo obtuvo en
1939, al ganar un concurso que promovía Aurelio Collantes por la radio. Doña Jesús se llevó
limpiamente a sus contrincantes al interpretar "El Plebeyo". Con élla se popularizaron "Las
Cinco Grandes de la Canción Criolla": Alicia Lizárraga, Eloísa Angulo, Esther Granados y
Delia Vallejos.
En el caso de Esther Granados hizo del canto una celebración jubilosa y su tono, a
diferencia de Jesús Vásquez, era jaranista. Inventó una muletilla que la hizo conocida
"Solita me Jaraneo", y no cabía duda alguna que así lo hacía.
Achinada y jacarandosa, Eloísa Angulo, debutó en el antiguo Cine Royal del Rímac, en el
dúo Las Criollitas, con su prima Margarita Cerdeña. Tras su disolución, se lanzó como
solista prácticamente apropiándose de temas como "Idolatría". Del apogeo del género, el
desaparecido Alejandro Ayarza "Karamanduca", criollo impenitente, en 1912 ya había
estrenado una revista musical en el Teatro Victoria. "Música Peruana", Allí pudieron haber
ido estas damas de pequeñas, a nutrirse del cantar criollo. Pero ese ímpetu se consolidaría
más tarde.
La novedad entre 1935 y 1956, fueron los radios que programaban música criolla en Vivo.
Familias enteras sintonizaban esas audiciones. Las disqueras IEMPSA, El Virrey y Sono
Radio, imprimían enormes tiradas de placas de acetato de carbón, y los músicos
comenzaron a ganar fortunas. Vino al época apoteósica.
Cómo el género había nacido del pueblo, muchas letras se cebaban en el tema de la
pobreza y sus incomodidades. No fue raro que apareciera años más tarde: "La Morena de
Oro del Perú", Lucha Reyes, huérfana de padre, de pobreza extrema y tras mendigar por
las calles, fue internada a los ocho años en un convento franciscano. Alcanzó el éxito en el
programa radial "El Sentir de los Barrios", con un tema alegórico "Abandonada" de Sixto
Carrera. Contrajo tuberculosis pulmonar, dos matrimonios trágicos, enfermó de diabetes y
tras una rutilante y breve carrera, en la ceguera absoluta, graba " Mi Última Canción". Es
recordada como un ícono doliente.
Inusualmente para el medio, lleno de cantantes y autores que tuvieron como profesión de
obrero como lo fue Pablo Casas, albañiles como los Hermanos Ascuez, o magníficos
marmolistas de la altura de Eduardo Márquez Talledo, el criollismo también tiene a
Victoria Santa Cruz. Su padre se educó en los Estados Unidos, y ella a muy corta edad
dominaba el inglés a la perfección. De niña oyó a Wagner, Haydn, Beethoven, pero también
ritmos negros como el Socabón o Amorfino. Luminaria de la cultura peruana, es autora de
pregones fundamentales.
Para la década de los cincuenta, la música criolla ya tenía su sitial en la televisión. Eran
historia los albores en blanco y negro, esas audiciones en vivo que hacía el bisoño Canal 4,
con el nombre "Festival de la Canción Criolla", "Bar Cristal". La pantalla ya formaba
estrellas.
Así nació Maritza Rodríguez. Siendo muy niña ganó "La Escalera del Triunfo", antañero
programa televisivo de la década del sesenta que conducía con impar estilo Guido
Monteverde. Al notar su voz aguda y sencilla, José Lázaro Tello vio en ella a la sucesora de
Jesús Vásquez e inmediatamente le puso el epíteto de "La Princesita de la Canción
Criolla"…
Con la década del sesenta aparece otro fenómeno: las peñas comerciales. Pretendían ser
herederas de los viejos solares donde los criollos se reunían para exponer su arte en
grande. Algunas recuerdan a las originales, como la Peña Yufra en el distrito de La
Victoria, una pequeña fonda que vendía Pisco y algunos tentempiés, un refugio de los
músicos. Eva Ayllón, tras un perseverante deambular por éstas, eludió la pobreza y obtuvo
fama y fortuna. Es una triunfadora nata donde otros se ahogaron en la mar brava de la
bohemia. Aunque pudo mantenerse en el típico estilo de interpretar el género. Algo hizo a
lo que nadie se atrevió: Experimentar haciendo fusión. Luego volvió al redil, convertida en
una gran señora.
Para fines de la década, la modernidad era Eva, como también el canto elegante de Cecilia
Bracamonte. Ella sufrió penurias, pero a los veinte años, y con una hija con el compositor
Augusto Polo Campos, se lanzó a la peñas a triunfar. En una época también pretendió
estilizar el género; uso en sus discos instrumentos poco usuales como el vibráfono y
violoncello.
Junto al vals se desarrollaron los ritmos negros con similar popularidad. Lucila Campos es
un caso emblemático de esa tradición. Se inició en grupos de folklore negro, pero es amiga
de blancos con oído popular, como Piedad de la Jara, y se lució en peñas esenciales como el
"Karamanduca". Se le reconoce por lanzar vocabularios ligermante soeces en sus
presentaciones, con tal gracia que no asaltan al escándalo.
Pasada la era romántica, la contemporánea fama atrajo otros baluartes, Lucía de la Cruz
y su tono de voz que le sale del vientre, no ha podido ocultar su trayectoria llena de
estrépito. Puede cantar valses de Juan Mosto, o José Escajadillo, u otro repertorio mas
agraz; landó, otro claro ejemplo. Pero también sostenidos como mensajes que salen del
alma.
Nuevas empresas musicales como: FTA, de la mano con la televisión, mencionada en
párrafos anteriores, y un programa de televisión "Danzas y Canciones del Perú", animado
por el inolvidable Nicomedes Santa Cruz, o como también Trampolín a la Fama del también
fallecido Augusto Ferrando, le sirvió a Cecilia Barraza para surgir a inicios de la década
del setenta. Cecilia, es una cantante temperamental y con lograda voz para interpretar
especialmente el lado negro de la canción criolla.
Como estrellas fugaces en la década del setenta cantantes como Verónikha, Aurora Alcalá
y Charito Alonso, dirigidas musicalmente por Freddy Roland formaron parte de la nueva
generación que se estaba formando de la música criolla.
En la tradición de Lucha Reyes o de Lucila Campos, figura Bartola, epíteto puesto por
Augusto Polo Campos, de voz privilegiada le permite interpretar valses y marineras, así
como también tangos y boleros.
A despecho de los que señalan hoy que la canción criolla es una pieza de museo, hay
mujeres que se empecinan en la tradición. Un caso de ello es la hija de la primera guitarra
del Perú, Óscar Avilés, Lucy Avilés es una de ellas. Posee una cuna por abolengo, y tuvo el
brillante tino de grabar su primer disco nada menos que a Felipe Pinglo.
Finalmente, Susana Baca. Muchos la oyeron en el 2002, cuando ganó el Grammy Latino,
desagravio para una de las cantantes negras más importantes del Perú. Hace fusión, pero
su canto se enraíza en la cultura negra. A continuación fechas de nacimiento y algunos
casos fallecimiento de las cantantes más importantes del siglo XX:
• Eloísa Angulo, (*Lima, 31 de octubre de 1919 - † 30 de octubre de 1992).
• Delia Vallejos, (*Callao, 5 de septiembre de 1925 - † Lima, 17 de octubre de 2005).
• Jesús Vásquez, (*Lima, 20 de diciembre de 1920).
• Teresa Velásquez, (*Lima, 15 de octubre de 1930).
• Esther Granados, (*Lima, 30 de enero de 1926).
• Edith Barr, (*La Victoria, 1 de junio de 1936).
• Lucha Reyes, (*Lima, 19 de julio de 1936 - † 31 de octubre de 1973).
• Eva Ayllón, (*Lima, 7 de febrero de 1956).
• Susana Baca. (*Chorrillos, 24 de mayo de 1944).
• Bartola, (*Barranco, 8 de junio de 1955).
• Victoria Santa Cruz, (*Lima, 27 de octubre de 1922).
• Cecilia Barraza, (*Lima, 5 de noviembre de 1952).
• Lucía de la Cruz, (*Chorrillos, 20 de agosto de 1953).
• Cecilia Bracamonte, (*Lima, 22 de noviembre de 1949).
• Tania Libertad, (*Chiclayo, 24 de octubre de 1952).
• Iraida Valdivia, (*Lima, 16 de junio de 1963).
• Carmencita Lara, (*Trujillo, 4 de octubre de 1926).
• Fabiola de la Cuba, (*Lima, 19 de febrero de 1966).

Los intérpretes [editar]


La radio, entre 1940 y 1960, fue un estímulo importantísimo para la difusión de la música
peruana. Las audiciones en vivo solían estar abarrotadas de público y generaron una
intensa competencia, permitiendo que surgieran artistas que elevaron la jarana a la
categoría de ciencia profana.
Un protagonista de esta era es sin duda Óscar Avilés, chalaco de nacimiento y bautizado
como la "Primera Guitarra del Perú", con toda justicia. Formó parte del trío Los
Morochucos en 1946 y fundó el Conjunto Espectáculo Fiesta Criolla en 1956. Avilés es uno
de los músicos más importantes del criollismo, sobre todo por su capacidad de innovación,
que fue tanto que Chabuca Granda dijo alguna vez: "Si Avilés no hubiera nacido, el vals
se hubiera muerto de tundete". Guitarrista de gran talento, su canto es cercano al estilo
de La Victoria, en el que predominan las síncopas y el manejo de los silencios, atributos que
éste notable guitarrista domina a la perfección. Su propia voz es la reminiscencia de una
forma de cantar indudablemente clásica, que él llama "Ese sabor de Antes".
En esa misma vertiente se le ubica a Alejandro Cortés, sinónimo de la elegancia en el vals y
arquetipo del cantante criollo. Fue la primera voz de Los Morochucos, trío con el que
Cortés entregó interpretaciones maravillosas, gracias a una voz extraordinariamente
afinada y de hondo sentimentalismo.
Otro cantante que saltó del dial radial a la gloria fue Rafael Matallana, apodado "El
Caballero de la Canción", por su postura en el canto. Ha sido parte de diversas
formaciones vocales, entre las que destacan las grabaciones que hiciera con Las Limeñitas
y con el Centro Musical Unión.
Por otra parte, el fundador de Los Embajadores Criollos, grupo que era competencia
directa con Los Morochucos, Rómulo Varillas, fue una verdadera estrella popular, que
conoció de cerca el sabor de las presentaciones multitudinarias y el aplauso masivo. Su
voz, aguda y llorona, dejó una auténtica escuela de canto criollo, marcando uno de los picos
más altos en ésta tradición.
Si podemos hablar de un periodo clásico en el vals, Avilés, Cortés, Matallana y Varillas,
serían, sin duda alguna, cuatro de sus más grandes conspicuos representantes. Y lo que los
une, además, es el haber sido protagonistas de la llamada Edad de Oro de la Canción
Criolla, gracias a su presencia en los medios de radiodifusión.
Cinco personajes se unen a este desfile de estrellas: Abelardo Vásquez, Carlos Soto,
Arturo Cavero, Manuel Donayre y Pepe Vásquez, que tienen en común dos cosas: pertencer
a la comunidad negra peruana y dominar tanto el vals como la música afroperuana, de ahí
que los llamemos Afrocriollos.
Abelardo Vásquez Díaz, era miembro de una notable familia musical, fundada en Breña
por Porfirio Vásquez, su padre, y dos hermanos de éste: Pipo y Vicente, míticos cultores
de la marinera y de los ritmos negros. Esta herencia fue transmitida a Abelardo, sus
hermanos e hijos. Vásquez es un referente obligatorio, por su profundo conocimiento de la
música costeña peruana. Fue maestro en la Escuela Nacional del Folklore, contribuyendo a
formar nuevos cultores del canto de jarana, y del cajón peruano.
Continuando desglosando esta familia, está también José Vásquez, conocido en el argot
criollo como Pepe Vásquez, hermano menor de Abelardo, que apostado por arreglos
musicales más audaces, que conservan intacta la esencia criolla. Juntos, Abelardo y Pepe
han animado jaranas inolvidables en la peña de "Don Porfirio de Barranco", bautizada así
en honor a su padre.
Reconocido como percusionista, zapateador y bailarín, además fue parte de la primera
formación de Perú Negro, Caitro Soto acompañó con el cajón durante muchos años a la
gran Chabuca Granda. A finales de la década de 1970 grabó un disco como solista, titulado
"Canto a Cañete", dedicado a su ciudad natal. Hace algunos años, apareció "De Cajón" lo
que vendría a ser su último trabajo discográfico.
El "Zambo" Cavero para la posteridad, es quizá el cantante más representativo del vals
criollo en los últimos años. Su trabajo al lado de Óscar Avilés esfundamental. El dúo
Avilés-Cavero, formado a mediados de la década de 1970 y en actividad hasta inicios de la
década de 1990, aportó mucho a la revalorización y difusión del vals, que por entonces era
considerado "en coma".
Dueño de una voz de extrema finura, al punto que se la confunde con la de una mujer,
Manuel Donayre, apodado "El Diamante Negro", desarrolló en el vals un estilo de corte
claramente sentimental. Actualmente, radica en los Estados Unidos, donde contribuye a
difundir la música peruana.
Otros destacados intérpretes, como son los casos de: Pancho Jiménez, Roberto Tello,
Pastor Zuzunaga, Luis Abanto Morales y Jorge Pérez ocupan un lugar de importancia en el
mundo del vals. Con estilos diferentes, cada uno penetró en distintos grupos sociales, que
se identificaron rápidamentedamenteconsu música, especialmente el público migrante,
pues tres de éllos son provincianosque llegaron a Lima “hacer la capital”.
Apodado "El León del Norte", el chiclayano Pancho Jiménez es un genuino representante
del vals con sabor norteño, ese que prefiere la melancolía por la amada y la añoranza del
paisaje. Ha trabajado como solista e incluso ha formado dúos con otroscantantes, pero su
producción más brillante se debe a su participación en Fiesta Criolla.
Roberto Tello, nacido en Lima en el distrito de Barranco y cantor de tangos, y Pastor
Zuzunaga, alcanzó la fama por breve tiempo, y fue llevado de la mano por Freddy Roland,
llegó alimentar su repertorio con valses de corte saleroso y alegre.
Luis Abanto Morales, nacido en Trujillo, representa el mundo provinciano en el contexto
criollo. Su interpretación de "Cholo soy, y no me Compadezcas" y "El Provinciano" dotó de
voz al migrante y le valió un reconocimiento unánime, Es un cantante de honda sensibilidad
social que ha explorado también el universo amoroso en la canción criolla.
Jorge Pérez, "El Carreta", natural de Huaraz, formó parte del grupo Los Troveros
Criollos. Ha dedicado su voz a diversos compositores, pero se le reconoce como uno de los
más brillantes intérpretes del llamado vals replana, que constituye una verdadera crónica
de costumbres limeñas.
Entre los cantantes más importantes del siglo XX, se pueden clasificar:
• Rafael Matallana, (*Lima, 12 de agosto de 1930).
• Luis Abanto Morales, (*Trujillo, 25 de agosto de 1923).
• Panchito Jiménez, (*Motupe, 29 de enero de 1920).
• Abelardo Vásquez, (*Lima, 2 de enero de 1929 - † 5 de abril de 2001).
• Arturo "Zambo" Cavero, (*Lima, 29 de noviembre de 1940).
• Jorge "El Carreta" Pérez, (*Huaraz, 14 de noviembre de 1921).
• Lucho Barrios, (*Callao, 22 de abril de 1935).
• Pepe Vásquez, (*25 de noviembre de 1961).
• Roberto Tello, (*Barranco, ¿?).
• Paco Maceda, (*Tumbes, 15 de enero de 1933 - † Lima, 23 de abril de 2004)
• Manuel Donayre, (*San Luis de Cañete, 24 de noviembre de 1949).

Conjuntos y Dúos [editar]


El nacimiento del siglo XX encontró a Lima en medio de un arduo trajín musical. Los
cantantes de entonces buscaban voltear la página del viejo waltz vienés, ya en agonía.
Francisco Ferreyros, bohemio y popular solista de entonces, cantaba a pulmón limpio en la
Alameda de los Descalzos temas decisivos: "Luis Pardo", "Celaje", "China Hereje" o
"Ídolo". No era raro que eso ocurriese. Las retretas públicas y los musicales de los teatros
habían creado un público fervoroso que oía a sus intérpretes con no poca pasión.
Eso hizo posible que un dúo de cantantes del distrito del Rímac, Eduardo Montes y César
Manrique, fueran llevados a Nueva York en 1911 por la Casa Holtig y Cía. El fin era grabar
discos para la Columbia Phonograph & Company. Aquel dúo produjo un total de noventa y un
discos de 78 rpm, con 182 temas, todos de la llamada Guardia Vieja, generalmente autores
anónimos que nunca pensaron en ese lujo estrafalario de los derechos de autor. Los discos
grabados se vendieron en Lima inmediatamente. Fue el primer dúo en abrazar la fama.
En la segunda mitad de la década de 1930 brillaba Rosita Ascoy, "La Limeñita". Tanto así
que cuando, en 1939, convoca a un mozalbete de quince años llamado Óscar Avilés como
guitarrista, y lo lanza a la fama. Años más tarde congregaría a su hermano Alejandro, su
eterna segunda voz y guitarra. Ambos eran menudos, sin arrogancia y muchos decían que
sus registros de voz eran más bien modestos y que su guitarreo no salía del tundete. Pero
la emoción, el sentimiento con que cantaban, su cuidadosa elección de temas de la Guardia
Vieja, los hicieron inmortales.
Algo después, en la década del 1940 aparecen otros dúos y conjuntos criollos, estimulados
por las grabaciones hechas en Chile y Argentina. En Lima se grababa en un modesto
estudio al lado de las vías del tranvía, por lo que cada vez que este pasaba, se estropeaba
la grabación.
La rivalidad más notoria se produce entre Los Embajadores Criollos y Los Morochucos. A
los primeros se les motejaba como "Los ídolos del pueblo" y a los otros como "Los
Caballeros de la Canción Criolla". Ambos grupos aparecieron alrededor de 1947. Los
Morochucos eran el dúo formado por Augusto Ego Aguirre y Alejandro Cortéz, que más
tarde reforzaría Óscar Avilés. Su fama corrió como pólvora. Se dice que cierta vez,
invitados a Palacio de Gobierno por el presidente Manuel A. Odría, a quien se apodaba El
general de la alegría por su ponderada propensión a la jarana, Ego Aguirre abofeteó a un
mozo que le trajo media botella de whisky cuando él había pedido una completa.
Los Embajadores Criollos no se quedaban atrás. Provistos de una alforja de temas en el
límite del llanto "Víbora", "El Tísico", llegaban a sus audiciones en la radio en elegantes
autos Studebaker o Mercury, excitando el griterío de susfanáticos que los esperaban en la
calle. Rómulo Varillas, impar primera voz del conjunto, vestía medias blancas y tenía una
gruesa cadena de oro en el tobillo, que lucía al poner el pie en una silla para sostener su
guitarra. Algo paradójico: en 1998 murió en la pobreza extrema, víctima de su bohemia
excesiva.
Distantes de estas licencias, tímidas y hogareñas, estaban Las Limeñitas, las hermanas
Graciela y Noemí Polo. Ellas frecuentaban también los tabladillos de Radio Nacional y
Radio Lima, pero nunca recalaron en la bohemia.
Como otros cantantes de la época, habían sido descubiertas por el prolífico pianista
Filomeno Ormeño, que con Lucho de la Cuba, pianista también, acompañaban y arreglaban a
cuanto cantante con proyecciones se paseaba por las radios.
La canción criolla, para entonces, deambulaba entre la jarana estridente y el quejido
plañidero. Hasta que en 1952 aparecieron Los Troveros Criollos, el dúo formado por "El
Carreta" Jorge Pérez y Luis Garland. En un hábil cambio de manos, se dedicaron a
interpretar el repertorio del compositor Mario Cavagnaro, hecho en replana de barrio.
Tremendo suceso. Su alegría sencilla y su compás contagioso los paseó por la popularidad.
Un claro ejemplo es el vals: "Yo la quería Patita".
Esta puerta abierta condujo a la aparición de otros grupos, como el trío Los Romanceros
Criollos, que siguió la senda de la música criolla alegre, pícara pero no destemplada. Julio
Álvarez, Guillermo Chipana y Lucas Borja, que debutaron en 1953, pronto compartieron
fama y salas de radio con los anteriores grupos. Emblema suyo fue China hereje. La
popularidad, entonces, era ir mucho a la radio y grabar otros discos quincenalmente. Eso
daba para que la policía disolviese a los entusiastas que siempre abordaban a los músicos y
para que estos viviesen bien, sin tener que hacer ninguna otra cosa más que cantar.
Entonces "Radio La Crónica" o "Radio América" podían poner doce horas de música criolla
continuada, sin perder sintonía. La jarana no solo estaba en Lima sino en el país entero. Eso
lo probaron Los Dávalos en 1954, dos hermanos arequipeños que debutaron cantando
"Melgar", el segundo himno de su tierra. Su tono quejumbroso y regionalista los identificó
con la Ciudad Blanca. Con los años viajaron a Nueva York y se quedaron a vivir allá, como
dioses vivos de la colonia peruana.
Pocos años más tarde, en 1957, apareció el mejor dúo mixto que se recuerde el de Irma
Céspedes y Oswaldo Campos. Irma era alta, buenamoza y tenía una voz privilegiada. De
Oswaldo se admite que es la mejor segunda voz del criollismo. Ellos eludieron los temas
que maltrataban a la mujer con sus letras, algo frecuente entonces, para enraizarse en la
tradición. Cantaron juntos muchos años. Así como dúos, trios y agrupaciones:
• Alma Criolla, Agrupación formado por: Carlos Honores Pando, Victor Flores Sales,
Jorge Ibañez Pizarro y Emilio Newman.
• Montes y Manrique, dúo formado por: Eduardo Montes y César Augusto Manrique.
• La Limeñita y Ascoy, dúo formado por los hermanos Alejandro y Rosa Dolores
Ascoy.
• Las Criollitas, dúo formado por las primas Eloísa Angulo y Margarita Cerdeña.
• Los Trigo, dúo formado por los hermanos Carlos Alfonso y Zoila Trigo.
• Las Limeñitas, dúo formado por las hermanas Graciela y Noemí Polo.
• Los Chamas, trío conformado por los hermanos Rolando y Washington Gómez y
Óscar Bromley.
• Los Morochucos, trío conformado por: Óscar Avilés, Augusto Ego Aguirre y
Alejandro Cortéz.
• Los Chamacos, dúo conformado por: Augusto Ego Aguirre y Luis Sifuentes.
• Los Virreyes de Lima, trío conformado por: Juan Salas, César Lassús y Aurelio
Chávez.
• Los Kipus, trío formado por: Genaro Ganoza, Paco Maceda y Carmen Montoro.
• Los Romanceros Criollos, trío conformado por: Julio Álvarez, Lucas Borja y
Guillermo Chipana.
• Los Embajadores Criollos, trío conformado por: Rómulo Varillas, Alejandro
Rodríguez y Carlos Correa.
• Los Favoritos, dúo conformado por: Noemí Polo y Alejandro Cortéz.
• Los Trovadores del Perú, trío conformado por: Javier Gonzáles, Oswaldo Campos y
Miguel Paz.
• Fiesta Criolla, agrupación formada por: Óscar Avilés, Panchito Jiménez, Humberto
Cervantes, Pedro Torres, Arístides Ramírez.
• Los Troveros Criollos, dúo formado por Jorge "Carreta" Pérez y Luis Garland.
• Los Dávalos, dúo formado por los hermanos Víctor y José Dávalos.
• Irma & Oswaldo, dúo conformado por Irma Céspedes y Oswaldo Campos.
• Los Pallas, trío conformado por: Manuel Zambrano, Hugo Pajuelo y Fidel Córdova.
• Perú Negro, agrupación conformada por los hermanos: Lucila y Ronaldo Campos,
Carlos "Caitro" Soto, Línder Góngora, Isidoro Izquierdo, Guillermo Nicasio,
Eusebio "Pititi" Sirio, Julio Algendones y Orlando Soto.
• Los Caciques, trío conformado por: Oscar "Pajarito" Bromley, Rafael Amaranto, y
Félix Cassaretto "Caraspalta".
• Los Cholos, dúo conformado por: Miguel Cabrejos y Víctor Gadea.
• Leturia - Velásquez, dúo destacado por: Alfredo Leturia y Gustavo "Chavo"
Velásquez.
• Los Dos Compadres, dúo conformado por: Rómulo Varillas y Fernando Loli.
• Los Trovadores del Norte,
• Los Govea, dúo conformado por los hermanos: Alejandro y Ricardo Govea.
• Los Ases del Perú, dúo conformado por: Eddy Martínez y Oswaldo Campos.
• Los Ardiles, agrupación conformada por los hermanos: Eddie, Federico, Jaime y
Carlos Ardiles.
• Los Bohemios, dúo conformado por: Santiago Caballero y Víctor Mendoza.
• Los Aguirre, agrupación conformada por los hermanos: Mercedes, Maritza, Enrique
y Alfredo Aguirre.
• Los Zañartu, agrupación conformada por los hermanos: Julissa, Elena, Luis y
Antonio Zañartu.
• Los Soles del Perú, dúo conformado por: Eduardo Álvarez y Javier Gonzáles.
• Cuarteto Perú, agrupación conformada por los hermanos: Luis y Jesús Martínez,
Jaime y Ricardo García.
Músicos [editar]
El éxito de estos conjuntos radica en la calidad musical, que fue perfeccionando estilos, la
técnica guitarrística y arreglos especiales para cada tema que se grababa.
De tal manera que las versiones de estas canciones, guardan la memoria no solamente de la
letra y su melodía, sino también de las introducciones, intermedios, formas del rasgueo
acompañante, bordones en el bajo, trinos y adornos en el "punteo" de la primera guitarra,
haciendo del vals criollo peruano un género único por su carácter y abundante repertorio.
Entre los guitarristas más importantes del siglo XX, se encuentran:
• Vicente Vásquez, Marcos Muñoz, Carlos Hayre, Óscar Avilés, Julián Jiménez, Pepe
Torres, Rafael Amaranto, Alejandro Rodríguez, Carlos Montañez, Álvaro Pérez,
Carlos Rebaza, Máximo Dávila, Adolfo Zelada, Javier Munayco, Óscar Cavero,
Fernando Loli, y muchos más que cultivan la guitarra tradicional criolla.
Entre los guitarristas innovadores, que incorporan elementos armónicos y rítmicos que
renuevan el cancionero criollo, se encuentran Álvaro Lagos, Félix Casaverde, Coco Linares,
Fayo Muñoz, Coco Salazar y Lucho González.
No solamente la música se centraba en guitarristas si no también en pianistas, es el caso
de:
• Lucho de la Cuba, Fernando Alcázar, Manolo Ávalos, Enrique Lynch, Miguelito
Cañas, Otto de Rojas, Jorge Huirse, Alberto Haro, Rodolfo Coltrinari.
Existen también Saxofonistas, que a lo largo de los años han acompañado a las estrellas
del canto peruano y que han dejado marcado en los surcos su melodía incomparable son los
casos de:
• Jean Pierre Magnet, Polo Bances, Julio Mori, Aníbal Arrascue, Polo Alfaro, Pepe
Hernández, Tulio Flori.
El cajón instrumento de gran valía dentro de la música peruana, es destacado por:
• Ronaldo Campos, "Chicho" Parodi, Eusebio Sirio "Pititi", Pepe Villalobos, Félix
Valdelomar, María del Carmen Dongo, Caitro Soto, Juan Medrano "Cotito",Arturo
"Zambo" Cavero, Álex Acuña, Luis Casanova, Gerardo Lazón "Pomadita", César
Honores Aguirre.
entre muchos otros. Otros músicos en diferentes estilos destacados son:
• Moisés Vivanco, Freddy Roland, César Silva, Joe di Roma, Tito Chicoma,
Reynaldo Cruz, Juan de Dios Rojas, Gonzalo Castro, Julio Santos, Augusto
Valderrama, Héctor Ferreyra, Humberto Mancilla.

La Zamacueca [editar]
El investigador peruano Castro Nué se ha ocupado del origen de ciertas danzas, y sostiene
que la Marinera tiene su origen en la Zamacueca o Mozamala.
Esta danza costumbrista de pareja que se origina probablemente en la Costa Norte del
Perú La Libertad. En su origen deriva de danzas africanas bailadas en la costa peruana.
La versión norteña es más alegre, movida y tocada en trompetas también, aunque en Lima,
la Zamacueca tiene mayor influencia africana y el estilo de tocar la guitarra es más dulce
y rítmico, es decir, contrastada con la versión norteña que es más agitanada y mestiza
(con influencia andina). Como en el Tondero piurano, la danza representa la persecución del
gallo a la gallina, el enamoramiento de aves y la Pelea de Gallos, temas tan populares
dentro de la costa centro y norte del Perú.
Para su vestuario la mujer usa un camisón llamado anaco que sobresale a manera de blusa
sobre la falda ancha pegada a la cintura. También son muy vistosas las famosas
"Dormilonas", artísticos pendientes (aretes) trabajados en filigrama, obra de los orfebres
del pueblo. El varón utiliza sombrero de paja fina, camisa a rayas o blanca, faja norteña y
pantalón blanco o negro.

La Marinera Limeña o Canto de Jarana [editar]


Las coplas, música y baile de la marinera limeña provienen de la Zamacueca, danza
intensamente bailada en el siglo XIX. Sin embargo, es Abelardo Gamarra, El Tunante,
quien propone, luego de la guerra con Chile, un cambio en el nombre, ya que se le conocía
también como "chilena".
La zamacueca da lugar a la samba argentina, la cueca boliviana, argentina y chilena, y a la
marinera limeña. El canto de jarana, cultivada por grupos populares limeños hasta la mitad
del siglo XX decae en su práctica originaria puesto que, en las grabaciones de discos, a
causa de las propias limitaciones técnicas (los discos no admitían más de tres minutos de
grabación), no se podía registrar el canto de jarana tal como se daba en los ambientes
festivos en los que se cultivaba.
Una marinera limeña consta de cinco partes: tres marineras, una resbalosa y una fuga. Por
eso se dice respecto de ella: "marinera de jarana: de cinco, tres". En esta forma musical y
coregráfica, los cultores pueden competir en un canto de contrapunto de tiempo variable,
de acuerdo al entusiasmo y las circunstancias del encuentro.

El Tondero [editar]
Danza también conocida como marinera del Alto Piura, o de la yunga piurana (Morropon).
Es anterior a la Zamacueca. Deriva de música gitana y española en baile y canto. La
característica principal que lo diferencia de la Marinera es su repetitivo tundete de
guitarra relacionado con música en banda y trompeta gitana. Tiene inflencia africana o
negra en su forma corísta (coro) y aveces el uso del checo, instrumento hecho en base a
calabaza seca para otorgarme ritmo negro. Tiene una influnecia Andina posterior, en su
forma melódicamente chillona de ejecutar la guitarra también
A diferencia de la Zamacueca y debido a la ubicación de la Provincia de Morropón como una
region pre Andina, este baile lleva el mestizje criollo (hispanogitano-afrodescendiente) y
el Andino. Ciudades como Morropón, Chulucanas, San Juan de Bigote, La Matanza, y
Salitral fueron pobladas por haciendas arrozeras y jaboneras donde vivieron muchos
esclavos negros, , y debido a la cercanía a la cordillera, también migrantes Andinos que
trajeron el Yaraví desde Arequipa, fundiéndolo con la Cumanana, fórma de origen hispano-
africana; creando también el famoso termino norteño Triste con Fuga de Tondero, que es
muy popular en la yunga de Lambayeque (Chongoyapana).

El Festejo, El Alcatraz y Otros Géneros Afroperuanos [editar]


Nicomedes Santa Cruz, poeta decimista e investigador de la cultura afroperuana o negra,
contaba que el festejo era un género musical que se cantaba pero que no se bailaba hasta
que, a finales de la década de los años 1940, don Porfirio Vásquez, decimista, bailarín y
compositor, dando clases en una academia de danzas folclóricas, fusionó pasos del " Son de
los diablos" con los de Resbalosa. Creó así un baile que ahora tiene gran importancia en la
cultura musical peruana.
El compositor Pepe Villalobos cuenta también que hacia la década de los años 1960, aún las
empresas disqueras eran reacias a grabar festejos, género que, sin embargo, luego tuvo
gran aceptación popular, como por ejemplo, sus obras: "El Negrito chinchiví", "El galpón",
"Mueve tu cucu", "La morena Trinidad", "El pobre Miguel", "La comadre Cocoliche",
"Cintura quiebra", "Milagros Grande" (con letra de Catalina Recavarren, dedicado a San
Martín de Porres).
Entre los festejos más antiguos se encuentra "Congorito", recopilado por Rosa Mercedes
Ayarza de Morales y el "Son de los diablos" de Fernando Soria, en el que describe la danza
de carnaval del mismo nombre en la que se recordaba a don Francisco Andrade, a quien
llamaban "Ño Bisté", el último caporal de la danza que saliera en Lima hasta 1949.
A mediados de la década de los años 1950, se desarrolla un trabajo dirigido por José
Durand Flórez, quien impulsó el espectáculo basado en las estampas de Pancho Fierro y que
luego continuaron otras agrupaciones. La cultura popular criolla y afroperuana reconoce en
núcleos familiares importantes la posibilidad de su continuidad. Entre estos tiene máxima
importancia la familia Vásquez: don Porfirio (proveniente de Aucallama, norte de Lima) y
sus hijos, Abelardo y Vicente, quienes trabajan diversos aspectos de la cultura musical y
coreográfica: la guitarra, el cajón, la composición, el canto, las décimas, el zapateo, la
marinera, el festejo, los pregones, etc.
La reivindicación de la presencia africana en la cultura peruana, emprendida por Victoria y
Nicomedes Santa Cruz, a través de los grupos de teatro y danza, así como a través de la
creación literaria, coreográfica y musical, tuvo su mayor desarrollo hacia la década de los
años 1970. Con el trabajo del Conjunto Nacional de Folclore, que dirigía Victoria Santa
Cruz, quien enfatizó el trabajo de las danzas afroperuanas.
En la misma época tuvo apoyo estatal el grupo Perú Negro, dirigido por Ronaldo Campos
(proveniente de San Luis de Cañete) y contando con la presencia del poeta César Calvo.
Este conjunto desarrolló un repertorio importante de canciones y danzas que fueron
presentadas con singular suceso tanto en el Perú como en el extranjero. Los conjuntos
profesionales de bailarines y músicos son las principales fuentes de recreación de las
danzas afroperuanas que se cultivan en la actualidad, en especial del festejo, baile que en
el escenario se presenta como danza de parejas interdependientes y que, sin embargo, a
nivel popular y espontáneo, es cultivada como baile de pareja libre, con gran aceptación del
público juvenil.
Cantantes como Lucila Campos, Eva Ayllón y Arturo "Zambo" Cavero han fortalecido el
cultivo de estos géneros y la ampliación del repertorio. Es singular el aporte de Carlos
Soto de la Colina "Caitro Soto", quien tomando antiguas tradiciones de Cañete (su tierra
natal), crea y recrea motivos y canciones que la historia reconoce como clásicos del
repertorio afroperuano. Tal es el caso de "Toro mata", género musical que según las
noticias que se tienen, se diera en el siglo XIX y que cantantes como Cecilia Barraza,
hicieran muy popular. La rítmica del "Toro mata", es base fundamental del landó
contemporáneo. La base de guitarra fue creada por Vicente Vásquez.
Carlos Soto, en el libro titulado "De cajón", Caitro Soto: "El duende en la música peruana",
declara sobre el "Toro mata":
"El Toro mata viene de lo que me contaba mi abuela, mi bisabuela. La canción la armé y la
hice yo con cosas que me narraban mis ancestros. Hay también un Toro mata que es
anterior al mío, es recopilación de la señora Rosa Mercedes Ayarza de Morales. Allí el toro
mata al torero y no es landó con fuga, sino lamento; ella cantaba "ya lo llevan a enterrar, el
toro mata". (…). En mi composición, el "toro rumbambero" es el toro brilloso, bailarín. Esos
toros que son bien agresivos. Creo que la palabra es africana. "Hacerle el quite" es sacarle
la suerte al toro, pero por ser el torero un negro le quitan mérito y decían que "la color no
le permite hacerlo". Por eso decían que el toro se había muerto de viejo y no porque lo
hubiera matado. Pititi (…) era un muchacho que bailaba en Perú Negro y un día al verlo
bailando el Toro mata, lo mencioné en la canción y ya quedó". "Lapondé era un tambo al que
se iba después de la corrida. Era como un centro de recreación, una choza donde vendían
comida, trago y se divertían. Era en la misma hacienda El Chilcal, donde era la corrida (…)"
pág. 80-81, Empresa Editora "El Comercio", Lima, 1995#GGC11C
Caitro Soto es autor de conocidas canciones como "A sacá camote con el pie", del género
landó, los festejos: "Yo tengo dos papás", "Canto a Cañete", "Curruñao", "Ollita Noma",
"Negrito de la Huayrona", "Negrito de San Luis" y el alcatraz "Quema tú". Canciones que
se bailan, sin duda con la sensualidad y la alegría de las antiguas "danzas de cintura", como
se les decía a las danzas de los descendientes africanos en Cañete, canciones que en sus
versos recogen las vivencias cotidianas de los trabajadores del campo y la ciudad.
"Todas mis canciones tienen un por qué. Son vivencias que han pasado, cosas verídicas que
ha sucedido en la hacienda, en mi pueblo. Son cosas que yo he vivido o que mis antepasados
o gente de mi pueblo me han contado." "Yo la he rearmado y he hecho canciones con parte
de mi vida."
Caitro Soto (op. cit.)#GGC11C

Reconocimiento de la OEA [editar]


La Organización de Estados Americanos OEA declaró a: Augusto Polo Campos, Arturo
"Zambo" Cavero , Óscar Avilés, Luis Abanto Morales y Jesús Vásquez "Patrimonios
Artísticos de América" (3 de junio de 1987)
• Video donde "Zambo" Cavero y Oscar Avilés, cantan de Augusto Polo Campos
"Contigo Perú", en dicha ceremonia
Véase también [editar]
• Cajón peruano
• Cultura del Perú
• Danzas afroperuanas
• Danzas peruanas
• Música del Perú
• Perú
Enlaces externos [editar]
• Luis Abanto Morales canta Cholo Soy (video)
• Oscar Aviles y Cecilia Bracamonte
• Latido Negro Musical Afro-Peruano
• "El Carreta" Jorge Pérez cantando Yo La Quería Patita
• Los Zañartu: Cuando LLora Mi Guitarra
• Eva Ayllón y Perú Negrito: Toro Mata

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Según este concepto de ‘viveza criolla’, los ‘vivos’ merecen ser perdonados por su picardía
y los otros, los que proceden de acuerdo a su conciencia y a las normas, son unos tontos.
Por supuesto este es un gran error, como lo demuestran las consecuencias de nuestros
actos.

Instrumentos musica criolla


Guitarra
Cajón
Cucharas
Huiro
Castañuelas
Quijada de burro
Serafina Quinteras, fue llamada “La primera poetisa de la canción
criolla” con su "Muñeca Rota", Lorenzo Humberto Sotomayor y su vals "Corazón", César
Miró con "Todos vuelven" fueron los temas más "sonados" del Criollismo.
, se añade el gran desfile de memorables composiciones como "Madre" de Manuel Acosta
Ojeda.
Remontándonos en la historia, concluiremos en que la música hecha por los negros es el
antecedente principal del criollismo con títulos de autores anónimos como "La moza mala",
"El alcatraz" y "La zamacueca". Esta última fue criticada duramente por el costumbrista
Felipe Pardo y Aliaga al encontrarla vulgar e indecente, pero que más adelante derivaría en
la peruanísima marinera.

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