Sei sulla pagina 1di 3

El desafío de las relaciones humanas. Leo Buscaglia.

Conócete a ti mismo.

Debemos tener una relación afectuosa con nosotros mismos si esperamos que
suceda lo mismo con los demás. Puesto que nuestra evolución como personas es un
proceso que dura toda la vida, debemos arriesgarnos a mostrarnos tal como somos:
incompletos e imperfectos.

Es a través de esta revelación de nuestra vulnerabilidad hecha con amor, que los
demás se arriesgarán a ayudarnos a aprender más sobre nosotros mismos. Si ponemos
limites a nuestra relación, nuestras oportunidades para aprender serán menores. Cuando
estamos dispuestos a compartir, los demás nos responderán compartiendo. Si tememos
revelar nuestro yo imperfecto no podemos esperar que los demás se sientan lo
suficientemente seguros corno para hacer lo mismo y continuaremos siendo extraños.

"El primer asunto que debemos resolver con éxito es el amor por nosotros mismos".
Sólo entonces estaremos listos para otras relaciones amorosas. Debemos ser responsables
de nosotros mismos, prescindiendo de nuestra preocupación por los demás, pues sólo
podemos dar lo que tenemos. Si nos sentimos insignificantes, y víctimas, no tenemos poder
para dar a otro apoyo, seguridad y fuerza.

El aprendizaje de uno mismo requiere una percepción constante del yo. Sugiere un
compromiso con los poderes ilimitados de la mente y el cuerpo para evolucionar y crecer
hacia una dirección elegida voluntariamente. Implica poner punto final a la autodevaluación
y al autoengaño y llevar a la práctica, lo mejor que podamos, nuestras convicciones.
Únicamente las personas que se dedican a conocerse y aceptarse pueden aceptar estas
cualidades necesarias en otros.

Libérate de las mezquindades irritantes.

Es un hecho que las relaciones no fracasan debido a grandes problemas, sino a una
serie de pequeñas cosas durante largos periodos de tiempo; pequeñas
desconsideraciones, comentarios irresponsables, pequeñas crueldades, palabras no
pronunciadas o actos bien intencionados que se postergan constantemente para otra
ocasión.
Las relaciones no fracasan porque sean malas sino porque la mayoría de las
personas no quiere corregir sus problemas. Quieren que todo sea a su modo.

Pon espontaneidad y placer en cada relación.

No existe, quizá, mejor cumplido que el ver cómo las personas se alegran cuando
uno entra en una habitación. Esto les sucede, principalmente, a las personas que traen
consigo un elemento de felicidad y sorpresa. La mayoría descubrimos que nos hemos
encerrado en rutinas que exigen acciones, respuestas y experiencias similares día tras día.
En realidad, no existe una trampa más grande. Lo que no ha sido planeado y lo que no se
sabe ofrece mayores posibilidades.

Intenten dejar que las cosas sucedan por si mismas de vez en cuando. El mundo
está lleno de placer si lo dejamos que nos cuente su propia historia sin interferir.

Sé considerado.

En las relaciones auténticas, cada persona se preocupa sinceramente por el otro.


Esto se evidencia en una demostración activa de aprecio y estima a través de palabras y
actos de amabilidad, consideración y cortesía.

Con mucha frecuencia, los miembros de una familia olvidan, en su diaria


interrelación, que no son inmunes a herir sentimientos. A nadie le gusta que los disminuyan,
lo acusen, lo desafíen groseramente, lo avergüencen o lo traten como a una cosa.

Debemos tratarnos unos a otros con dignidad. No sólo porque lo merecemos, sino
también porque crecemos más siendo considerados.

Traten a los demás con la misma calidez y consideración que ustedes necesitan y
verán los resultados.

No intentes dominar y cambia.

El cambio es un proceso voluntario. Nadie puede cambiar a los demás sin su


consentimiento.

No culpes a otros de tu infelicidad.

Nosotros somos los únicos responsables de nuestra propia persona. No podemos


buscar las razones fuera de nosotros. Sin embargo, siempre culpamos a fuerza externa por
nuestros sentimientos y acciones y muy rara vez nos preguntamos por qué elegí actuar o
reaccionar de este modo. Culpamos a nuestros padres por la falta de amor, respuesta,
educación. Culpamos a la sociedad porque nos impide tener una libertad total. Culpamos
a los amigos, los enamorados, los maestros y hasta a la vida. En tanto podamos pasar a
otros la culpa, no sentiremos la necesidad de modificar nuestra propia vida. Después
de todo, somos víctimas.

Estos individuos se ven así mismo totalmente indefensos y sin esperanzas como
parte de una existencia que no puede controlar.

Si optamos por la felicidad en lugar de la desesperanza, no sólo seremos


capaces de generarla sino también de contagiarla. Todas las relaciones precisan una gran
dosis de felicidad. Una vida enfocada con alegría puede neutralizar el excesivo dolor y
apatía con que la mayoría de las personas inicia cada día. Y ésta no es tarea fácil, pero tú
puedes optar siempre por la felicidad.
Sé un amigo.

Para algunas personas, ser amigo de la persona amada o de sus familiares, pude
resultar extraño pero ésta es, evidentemente, una actitud inteligente pues la amistad trae
consigo un profundo deseo de conocer a alguien, el principal requisito del amor. Implica una
curiosidad saludable dirigida hacia nuestro exterior; hacia los demás en forma no
competitiva, no explotadora y no manipuladora.

Es extraño que estemos dispuestos a aceptar a los amigos y conocidos tal como son
más fácilmente que a nuestros seres amados más próximos. Cuanto más nos importan las
personas, más las herimos, comparamos y juzgamos.

Comparte tus esperanzas y tus sueños.

Un sueño es un lugar privado y hay algo especial en compartir los lugares privados
con las personas que amamos. Es un modo más de permitir que nos conozcan.

Necesitarás coraje.

No puede haber una relación cuando hay debilidad. La timidez, la inseguridad y el


temor al riesgo nos impide acercarnos. Las relaciones exigen audacia, firmeza,
compromiso. Los problemas son inevitables en la interacción humana.

Precisamos coraje para enfrentar el futuro y saber que, sea como fuere, no durará
para siempre. Nada dura para siempre.

Está en nosotros dar una oportunidad a nuestras relaciones. No hay nada mejor
en la vida que amar y ser amado, pues amar es la experiencia
fundamental.

Potrebbero piacerti anche