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La importancia de este periodo socio-cultural y político en la historia

universal se basa en dos acaecimientos relevantes durante este lapso que s


Seguramente alguna vez has sido víctima de una injusticia. Te han acusado
de algo que no has hecho o has sido humillado o maltratado.
Naturalmente, sientes definido a partir de su comportamiento político en la
ciudad, no contra ella. El ciudadano se verá enfrentado al estado, más que
ser sujeto dinamizador de procesos políticos en él. Con todo esto, se da
origen a una inestabilidad critica de la ciudad-estado lo que produce una
total separación de lo ético y lo político en tanto binomio definidor del
ethos (modo de vida) de la polis hasta entonces. A partir de ahora, el
hombre griego estará en búsqueda de la vida feliz del individuo basada en
las escuelas como la cínica y la hedonista

La importancia de este periodo socio-cultural y político en la historia


universal se basa en dos acaecimientos relevantes durante este lapso que s
Seguramente alg ethos (modo de vida) de la polis hasta entonces. A partir
de ahora, el hombre griego estará en búsqueda de la vida feliz del individuo
basada en las escuelas como la cínica y la hedonista, la cual como muchas
estaba sustentada en un ideal de satisfacción y crecimiento privado alejado
de lo público: autárquico, es decir, del individuo en sí mismo. amor,

Contrahistoria de Foucault: Guerra latente contra el medio ambiente


y su etnicidad

El Ecocidio como neologismo, es decir, como una “nueva” realidad


una vez has sido víctima de una universal se basa en dos acaecimientos
relevantes durante este lapso que s Seguramente alg ethos (modo de vida)
de la polis hasta entonces. A partir de ahora, el hombre griego estará en
búsqueda de la vida feliz del individuo basada en las escuelas como la
cínica y la hedonista, la cual como muchas estaba sustentada en un ideal de
satisfacción y crecimiento privado alejado de lo público: autárquico, es
decir, del individuo en sí mismo. amor,
Contrahistoria de Foucault: Guerra latente contra el medio ambiente
y su etnicidad

El Ecocidio como neologismo, es decir, como una “nueva” realidad


una vez has sido víctima de una injusticia. Te han acusado de algo que no
has hecho o has sido humillado o maltratado. Naturalmente, sientes
definido a partir de su comportamiento político en la ciudad, no contra ella.
El ciudadano se verá enfrentado al estado, más que ser sujeto dinamizador
injusticia. Te han acusado de algo que no has hecho o has sido humillado o
maltratado. Naturalmente, sientes definido a partir de su comportamiento
político en la ciudad, no contra ella. El ciudadano se verá enfrentado al
estado, más que ser sujeto dinamizador de procesos políticos en él. Con
todo esto, se da origen a una inestabilidad critica de la ciudad-estado lo
que produce una total separación de lo ético y lo político en tanto binomio
definidor del ethos (modo de vida) de la polis hasta entonces. A partir de
ahora, el hombre griego estará en búsqueda de la vida feliz del individuo
basada en las escuelas como la cínica y la hedonista, la cual como muchas
estaba sustentada en un ideal de satisfacción y crecimiento privado alejado
de lo público: autárquico, es decir, del individuo en sí mismo. amor,

Contrahistoria de Foucault: Guerra latente contra el medio ambiente


y su etnicidad

El Ecocidio como neologismo, es decir, como una “nueva” realidad conceptualizada, fue
acuñado para definir un deterioro sistemático del medio ambiente y de los recursos
naturales en un medio geo-estratégico en particular. Históricamente, esta situación ha sido
soterrada e invisibilizada a la par de relaciones de fuerza normalizadas y de sus
involucrados, pensados como sujetos objetivizados. A partir de una discursividad que
Foucault planteo como la Contrahistoria se posibilita el cuestionar, desempolvar y
legitimar luchas que constituyen subjetividades, que trasciende hasta nuestra sociedad
interconectada del siglo XXI.

Esta contrahistoria es la que introduce el modelo de la guerra para pensar la historia del
poder, se fundamenta una nueva forma de continuidad histórica: el derecho a la rebelión.
Con el objetivo puntual, según estimaba el propio Foucault (1977) “de dar por fin la palabra
a quienes no pudieron tomarla hasta el presente, a quienes fueron forzados al silencio por la
historia, por la violencia de la historia, por todos los sistemas de dominación y
explotación”.

La selva amazónica, en su mayoría circunscrita en los límites de Brasil, no es la excepción


en la que se pretende poner de manifiesto esta situación estratégica de poder. Hoy bajo el
mandato de Jair Bolsonaro, con gobierno de un tenor ultraconservador y populista ha
implantado un neoliberalismo rapaz y un estado revestido que ha institucionalizado la
guerra de las razas hasta la consecución del racismo de estado. Amenazas como la
deforestación, incendios, estructuras “ilegales” y nuevos desarrollos agroindustriales no se
limitan a meros objetivos de industrialización, tecnificación y políticas de seguridad en
desmedro de la naturaleza sino, que son parte operativa del estado contra sus enemigos
internos obligándolos a modificar su conducta de manera sistemática, a los indígenas
aislados a desarrollar estrategias de supervivencia, como el desplazamiento forzado,
obligándolos a buscar refugio en regiones que no corresponden a sus territorios
tradicionales.

Todo esto poniendo de manifiesto su definición “El ejercicio del poder consiste en guiar la
posibilidad de conducta y poner en orden sus efectos posibles. Básicamente el poder es más
una cuestión de gobierno que una confrontación entre dos adversarios”. El poder produce,
induce, potencializa, pero no reprime y castiga. Los presupuestos foucaltianos nos permiten
dilucidar como, el colonizado o nativo, el loco, el criminal, el degenerado, el perverso, el
judío o todo aquel categorizado como “anormal”, aparecen como los nuevos enemigos de la
sociedad. La guerra se concibe en términos de supervivencia de los más fuertes, más sanos,
más cuerdos, más arios aparentemente libres. Sin embargo, con un campo de acción y de
resistencia limitada en donde nadie está a salvo, es un flujo inconmensurable que atraviesa
todo el entramado social en donde cada uno está en situación de sufrirlo tanto como de
ejercerlo.

Cabe aclarar que en los territorios selváticos habitan 350 grupos indígenas que viven y
dependen del bosque tropical, además de etnias ocultas que han permanecido sin ningún
contacto con la civilización desde la época de la conquista en la cual fueron sometidos a los
más viles vejámenes contra su humanidad e identidad histórica y, por supuesto
categorizados y divididos por razas. Decidieron huir de las enfermedades y hostigamientos
de los españoles y portugueses para camuflarse entre lo más profundo de la selva.

Desde entonces, para la contrahistoria, el acontecimiento inaugural de las sociedades, el


punto cero de la historia, es la invasión. Un particularismo histórico con un denominador
común: usurpación del poder a la alteridad (lo distinto). Un desconocimiento e invalidez de
identidades y a la ontología de las ciertas comunidades como lo son las diferentes etnias
indígenas en la Amazonia. Se reduce paralelamente a una oportunidad de negocio, y no
como la reserva medioambiental, pulmón del mundo y hábitat ancestral de colectivos
milenarios que se han visto en desigualdad de condiciones para resistir los embates de una
exclusión de rentabilidad política y económica. Recobrando la idea marxiana de El Capital,
capítulo XXIV “el capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros”.

La cuestión que se origina, es ¿cómo se ha perpetuado este complejo entramado de


relaciones de poder que trascienden la historia y sujeta a los sujetos? Pues todo se sostiene
de la producción del discurso de la verdad, lo que los sociólogos llaman "legitimidad" y
Foucault dispositivos de saber-poder y políticas de la verdad.

Enfatizando que, los saberes ocupan un campo estratégico y son elementos de tácticas
variables usadas permanentemente por el gobierno de bolsonaro. Son discursos-fuerza no
reducidos a un estado señalado como posible principio de articulación de las relaciones de
poder múltiples y dispersas, sino como una variable estratégica que se superpone en
cualquier dominio (político, económico, ideológico, social, científico, religioso) de la
sociedad y que supera toda soberanía desde las relaciones Infinitesimales entre sujetos
“libres” hasta las relaciones diplomáticas.

Por ello suscribo, y me parece más que pertinente la tesis foucaultiana de la contrahistoria
que se deriva de concebir que la política es la guerra continuada con otros medios,
invirtiendo la afirmación de Clausewitz. El poder político, en esta hipótesis, tiene de hecho
el papel de inscribir perpetuamente, a través de una especie de guerra silenciosa, la relación
de fuerzas que van más allá de las instituciones, de las desigualdades económicas, en el
lenguaje, hasta en los cuerpos de unos y otros.

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