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Avances de lectura

De una u otra forma los valores que nos formaron dentro del hogar, seguirán
estando presentes cuando empecemos a establecer relaciones fuera de este, pero
también siguen jugando un papel importante dentro del ejercicio de la profesión
de trabajo social (o cualquier otra que se escoja).

En el trabajo social prima el reconocimiento del otro como sujeto social y de


derecho, desde el respeto se reconocen sus creencias, cultura, y realidad; y esta es
la clave también de nuestra convivencia ciudadana: el reconocimiento del otro.

Como lo mencionaba al principio los valores y normas que nos inculcaron


pueden chocar con los valores ético-profesionales de nuestra profesión, por
ejemplo cuando creces en un ambiente clasista y te forman como tal, sino se
realiza ese proceso de deconstrucción de imaginarios de que eres superior al otro
porque tienes una condición económica privilegiada, esto al ponerte de frente en
el ejercicio de la profesión puede causar contradicciones, sin embargo “adoptar
nuestra ética ciudadana puede romper con esas contracciones”; el trabajador
social también puede verse envuelto en contradicciones o conflictos si los valores
que lo rigen o los que rigen la profesión no se conectan con los valores y reglas
de su lugar de trabajo.

El trabajador social tiene rasgos éticos-políticos, en la medida en que este


promueve el reconocimiento de las personas desde el ejercicio de sus valores y
derechos, incide en las personas a ejercer sus derechos, valores y también a
defenderlos, pero también como ciudadano el trabajador social está sujeto a unos
derechos y deberes que deben permitirle aportar como tal y como profesional
elementos a la sociedad para que haya una armonización entre lo que la gente ha
construido (moral y cultura) y lo que rigen o dictan las autoridades (ley).

Al revisar la esfera de la profesión de la cual habla la autora del texto: La ética


ciudadana: una fundamentación de la ética profesional del trabajador
social, los códigos que rigen el comportamiento y los valores de un trabajador
social pueden estar atravesados por reglas compartidas que son el resultado de
situaciones históricas, y que reitera la posición del trabajador social como agente
de cambio.

En el apartado que concierne como tal a La ética ciudadana como fundamento


de la ética profesional del trabajo social se establece un mínimo de acuerdos en
los que al igual que en la convivencia ciudadana cada uno aporta para la
materialización de un acuerdo en común: bienestar y convivencia social, el
estado se encarga de mantener la articulación de la sociedad, pero de igual
manera como ciudadanos tenemos el deber de velar y de ejercer el cumplimiento
de estos acuerdos.

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