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EL DIOS EN QUIEN CREEN LOS JÓVENES

Tomado de: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1642760

Por: Nancy Velandia
Especial para EL TIEMPO

La juventud colombiana, abierta a la modernidad, en su gran mayoría dedicada a la diversión,


a la rumba y a los amigos, también saca tiempo para pensar, reflexionar y para reflexionar. No
es sorprendente que la mayoría del tiempo invoquen a Dios con expresiones como: Dios mío
ayúdame, Gracias a Dios, Si Dios quiere, Dios, ¿qué pasa?...

Para Ingrid León de 21 años, Dios lo es todo. "Es mi fuerza y como amigo no me abandona.
Siempre me siento acompañada, por eso le hablo a diario. Lo mejor es la comunicación
porque le ofrezco mis logros y cuando tengo un problema grave se lo cuento para que me
colabore. Las decisiones que debo tomar se las consulto porque es el único que sabe para
dónde va mi vida y qué es lo que más me conviene". Descripciones como esta escucha a
diario José Fernando Castrillón, teólogo y docente de la Universidad Javeriana, quien asegura
que muchos jóvenes no tienen una claridad de lo que es Dios y sus reflexiones son diversas
por todo lo que ofrece la sociedad de consumo.

"Muchas veces relacionan a Dios con la energía, con el esoterismo o con la reencarnación
-dice Castrillón-. El problema es que el vínculo de los jóvenes con Dios queda limitado
únicamente a sus necesidades. Lo buscan cuando están en dificultades o cuando algo les falta.
Después de encontrar la solución Dios queda en un segundo plano". Acordes con una
encuesta nacional realizada el año pasado -a 700 jóvenes de Bogotá, Cali, Medellín y
Barranquilla- y según la cual el 95 por ciento cree en Dios, la Iglesia asegura que la juventud
no guarda distancia con Dios.

Monseñor Ismael Rueda, responsable por la Conferencia Episcopal de Juventud y Niñez en


Colombia dice: "Los jóvenes, en medio de sus dificultades y problemas, buscan plenitud y
valores espirituales, frente a los vacíos afectivos y familiares y a sus frustraciones. Tienen una
sed profunda de Dios". Entre el 5 por ciento de los no creyentes, según la encuesta, hay
jóvenes como Sandra Rojas, que asegura creer en ella misma y en nadie más. "Me parece que
es una mentira inventada, hacen masacres en su nombre". Consciente de la existencia de los
incrédulos, monseñor Rueda tiene una recomendación: "Busquen en el fondo de su corazón y
su conciencia. Ahí afirmarán su identidad y encontrarán el verdadero sentido de la vida y su
libertad. Ahí mismo está Dios con quien pueden alternar y encontrar la plenitud".
¿Cómo es su Dios?

REACCIONES.

- Sebastián Martínez. 22 años. Es Elkin Montes, el travieso de la telenovela La viuda de la


mafia. "Creo en Dios, pero solo en él. No creo en las cosas terrenales que lo adopten. La
Iglesia no me convence, por las cosas que predica. No voy a misa. Lo mío es una relación más
directa con él, es mi confidente, mi apoyo y le tengo fe. Acudo a él todo el tiempo, en
momentos de felicidad, de reflexión y también de tristeza. La frase que más utilizo es gracias
a Dios. Creo que él siempre me guía en el camino y me acompaña en los momentos buenos y
difíciles. Es parte de la vida. Estoy seguro que todos lo necesitamos".

- Juan Carlos Toja. 19 años, futbolista de Independiente Santa Fe. "Creo plenamente en
Dios, y sé que es un ser superior al cual sigo espiritual y mentalmente. Estoy seguro que él
tiene que ver con los éxitos que estoy viviendo ahora. El me da la voluntad y las fuerzas para
seguir adelante. Hay ocasiones en las que uno no encuentra el camino y él nos guía. Siento
que la mejor forma de comunicarme con él es rezar, lo hago todos los días, cuando me
levanto en las mañanas, y en las noches también. Cuando entrenó rezo con el grupo
completo.

- Valentina Acosta. 23 años, presentadora de Citytv. "Llámese como se llame, yo sí creo


que hay una fuerza poderosa que está en todas partes, que creó la naturaleza y creó la vida y
es superior a todos nosotros. No soy religiosa, no soy de las que va a misa, ni leo la Biblia y
tampoco soy practicante. No pertenezco a ninguna religión. Estoy en contacto todo el tiempo
con esa fuerza y también le pido a la naturaleza, a la vida y al universo. La forma de
comunicarme es portándome bien, haciendo las cosas correctamente y llenándome de amor y,
por supuesto, dándole amor a la gente que está a mi alrededor. No creo en la Iglesia y
tampoco en un Dios castigador. Creo en los valores universales como el respeto, el perdón, la
paz".

- Mónica Uribe. Actriz de telenovela. "No solo soy católica sino practicante también. Creo
en el Dios en el que cree todo el mundo y por eso trato de ir a misa los domingos o cuando
tengo libre. Lo que no puede faltar es que todo el tiempo oro mucho para mí, no solo le pido
lo que necesito sino que trato de contarle lo que me pasa durante el día, incluso cuando tengo
un problema acudo a él. Es muy importante, para mí, hablar con él en las mañanas y antes de
acostarme. Tengo en cuenta lo que me pasa y todo se lo agradezco. Además soy de Medellín,
en donde las familias son muy tradicionales y religiosas".
“JÓVENES CREEN EN DIOS A SU MANERA”
LO QUE ERA SAGRADO PARA GENERACIONES ANTERIORES
PARA LOS DE AHORA, NO LO ES

Tomado de: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-4018271

POR JOSÉ MANUEL ACEVEDO MEDINA


Columnista

LA PREGUNTA no es nueva. Cada generación ha comulgado con credos distintos y ha seguido


pensamientos que se acoplan a la realidad socio-política y cultural del momento. Sin embargo,
siempre resulta apasionante indagar por las creencias y motivaciones filosóficas y espirituales
de la juventud para entender su manera de actuar o, en su defecto, su inquietante pasividad.
Los jóvenes reciben influjos externos que inciden directamente en sus comportamientos y
actitudes. Internet, la globalización y la ideología de la Nueva Era y el exotismo oriental hacen
parte del ambiente que rodea a las nuevas generaciones.

Sobre estos temas, el Centro de Estudios en Juventud de la Universidad Católica de Chile


realizó un estudio en distintos países latinoamericanos, incluido Colombia, y entre los
resultados cabe destacar los siguientes: el 75,9% de los entrevistados dice creer en Dios pero
sólo el 64,6% afirma pertenecer a una religión. Y en cuanto a asistencia a servicios religiosos,
el 42,6% responde que casi nunca va, el 18,6% que sólo a las grandes fiestas y el 10,1%, una
vez al mes.

En general, la juventud parece admitir que existe un dios pero no le preocupa si es el de los
católicos, el de los musulmanes, el de los hindúes o el de los budistas, el de los testigos de
Jehová o el de los judíos. Esas discusiones, piensan muchos, están mandadas a recoger.
Tampoco comulgan con fundamentalismos y posiciones extremas en materia religiosa. Con
excepción de niños y jóvenes islámicos, entrenados para inmolarse en nombre de Alá, la gran
mayoría de jóvenes que dicen creer en un ser superior no llegarían a tanto por sus
convicciones.

El psicólogo Fernando Alvarado explica el fenómeno como el resultado de la desacralización de


muchas viejas creencias.  "Esto ha llevado a la separación clara entre lo que es fanatismo y lo
que son la fe y la espiritualidad apenas necesarias para sobrevivir en el mundo terrenal", dice
Alvarado.

El sociólogo mexicano Enrique Luegno, también adelantó una encuesta con estudiantes
universitarios menores de 25 años y corrobora la tesis de Alvarado: lo que era sagrado e
irrefutable para generaciones anteriores, para las de hoy parece no serlo tanto. Por ejemplo, a
la pregunta sobre qué opinaban sobre la Biblia, el 54,6% respondió que si bien sus
enseñanzas fundamentales son verdaderas porque fueron inspiradas por Dios, podía tener
errores humanos porque fue escrita por hombres.
Llama la atención el porcentaje de jóvenes que le reconoce a la Biblia un valor tradicional y
cultural más que sagrado y venerable. Todo indica que las nuevas generaciones acomodan la
religión a sus propias necesidades. Creen en Dios pero no necesariamente rezan o asisten a
los servicios religiosos con frecuencia. En otras palabras, los rituales han pasado a un segundo
plano o no les importan en absoluto.

Los jóvenes creen en Dios más que en la Iglesia. Según el estudio Jóvenes Españoles 2007, en
1994 dos terceras partes afirmaban que eran miembros de la Iglesia y que deseaban seguir
siéndolo, en 1999 la cifra se redujo a la mitad y en 2006 era de 29 %. La misma situación
parece repetirse en otros estudios europeos, lo que deja claro que, por lo menos en el Viejo
Mundo, los jóvenes viven alejados de la Iglesia y sus instituciones.
En Colombia no se conocen muchos estudios o encuestas sobre estos temas, pero según una
encuesta contratada por El País de Cali a la firma CDM Research en abril de 2006, el 97% de
los jóvenes entre 18 y 25 años dijo creer en Dios, el 2% no y el 1% afirmó que sí pero que no
comulga con religión alguna. Y en cuanto a la misa, el 22,4% dijo no ir nunca.

Por otra parte, en encuestas relacionadas con temas como el aborto o la adopción de hijos por
parte de parejas homosexuales, los jóvenes revelaron ser tan o más conservadores y
tradicionalistas que sus padres y abuelos. Por ejemplo, según estudios de la firma
Opinómetro-Datexco hechos en 2005 y 2006, la mayoría de los entrevistados entre 15 y 25
años desaprobaron el aborto -nueve de cada 10 no abortaría ni apoyaría a su pareja para que
lo hiciera-y la posibilidad de que parejas homosexuales adopten hijos (más del 73%). Podría
inferirse, entonces, que la juventud colombiana no está muy lejos de las posturas oficiales de
la Iglesia Católica.

No obstante, estas apreciaciones varían sustancialmente de las que han expresado iconos de
la juventud como Juanes y Shakira. El paisa, por ejemplo, ha declarado que para él lo
importante es hablar con Dios y que la Iglesia como institución está perdida. "No se ha
preocupado de las cosas importantes ni ha sabido cautivar a la gente -ha dicho-. Es ridículo
que la Iglesia no apoye el uso de los preservativos (...) por eso estoy en total desacuerdo con
la Iglesia". La barranquillera, por su parte, afirmó en alguna oportunidad que su visión de la
religión ha cambiado.

Por último, cabe mencionar la irrupción de corrientes y prácticas orientales. El yoga es la más
fuerte y se ha entendido como moda entre muchos jóvenes que la ven como un camino para
desarrollar la conciencia espiritual, que no les demanda mucho compromiso y pueden practicar
cuando quieren.

Las nuevas generaciones creen en un ser superior pero en general no son fieles practicantes.
Se sienten autorizados a creer en forma genérica y a su manera, en forma personalizada, sin
compromisos para toda la vida, dejan abiertas las opciones de escoger. No hay militancia sino
convivencia pasiva con todos los credos e ideologías.

Mucho ha cambiado y algo va de la religiosidad de las abuelas a la de los nietos, a quienes


algunos les reconocen rasgos positivos: una mayor capacidad de comprender y tolerar las
creencias ajenas.

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