Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
La CIDH agradece al gobierno peruano su invitación, así como todas las facilidades
brindadas para la realización de esta visita de trabajo. De forma particular, reconoce la
expresión del compromiso de todas las autoridades del Estado con el respeto y
garantía de los derechos humanos, evidenciado con su apertura al monitoreo
internacional, los diálogos francos y constructivos mantenidos, el suministro abierto de
información y su voluntad de entablar vías de cooperación técnica.
Al respecto, la CIDH observa que el entonces presidente Vizcarra fue sometido a dos
procesos de vacancia bajo el supuesto de “incapacidad moral permanente” por la
presunta comisión de hechos de naturaleza penal que podrían caracterizar actos de
corrupción. Según la información disponible, tales hechos vienen siendo investigados
por las autoridades competentes del Ministerio Público. La Comisión advierte que el
artículo 117 de la Constitución define los supuestos específicos por los cuales el
Presidente de la República puede ser puesto bajo acusación durante su mandato.
Asimismo, las garantías mínimas del debido proceso han de observarse en instancias
procesales de cualquier índole a efectos de que las personas puedan defenderse
adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar sus
derechos y obligaciones. Del mismo modo, recuerda que el principio de legalidad
preside la actuación de todos los órganos del Estado, en sus respectivas
competencias, particularmente cuando se trata del ejercicio del poder punitivo. En ese
sentido, la Corte ha enfatizado que en un sistema democrático es preciso extremar las
precauciones para que las consecuencias de procedimientos de naturaleza
sancionatoria se adopten con estricto respeto a los derechos básicos de las personas y
previa una cuidadosa verificación de la efectiva existencia de la conducta ilícita.
La Comisión ha observado que estas protestas sociales han contado mayormente con
la participación de jóvenes y de estudiantes que salieron a las calles a manifestar, de
manera espontánea y multitudinaria, su descontento con la decisión del Congreso.
Conforme a información pública disponible y a la aportada por las autoridades, las
protestas sociales ocurridas en diversas ciudades del país fueron pacíficas, en una
expresión de profundos valores democráticos que la Comisión Interamericana reconoce
y saluda. Sin embargo, la Comisión observa con preocupación que, en Lima, en donde
según la información recibida se registraron hechos aislados de violencia, las
manifestaciones fueron particularmente reprimidas por un uso excesivo de la fuerza por
parte de la fuerza policial. En este contexto, perdieron la vida dos jóvenes, Jordan Inti
Sotelo Camargo y Jack Bryan Pintado Sánchez, y al menos 200 personas resultaron
heridas, incluyendo algunos miembros de la Policía Nacional.
En este contexto, la delegación fue informada que a partir de los días 10 y 11 de
noviembre de 2020 se reportaron detenciones de manifestantes y hechos de violencia
en su contra. El día 12 de noviembre, cuando fue convocada una "Gran Marcha
Ciudadana" que reunió cerca de 20 mil personas en la Plaza San Martín de Lima,
testimonios recabados indican que en los puntos de barrera policial se presentaron
actos de hostigamiento y violencia relacionados con insultos y empujones entre
manifestantes y policías, lanzamiento de objetos contra el cordón policial por parte de
manifestantes, así como el uso de gases lacrimógenos con fines de dispersión por
parte de efectivos policiales. Según testimonios recabados por la CIDH y lo
documentado por la Defensoría del Pueblo, a medida que los manifestantes avanzaban
contra los puntos de bloqueo y como resultado del aumento de las tensiones entre
policías y manifestantes, se incrementó el uso de gases lacrimógenos y se inició el uso
de perdigones contra personas manifestantes.
De forma particular, el día 14 de noviembre, una segunda gran marcha fue convocada
en más de doce puntos de la capital peruana por diversos colectivos sociales. Según
fue informada la Comisión, esta jornada dio cuenta de altos niveles de violencia y de
represión, que terminó con al menos 107 personas heridas por lesiones por proyectiles,
inhalación de gases tóxicos y politraumatismos, según reportes del Ministerio de Salud
y de EsSalud; y con el fallecimiento de dos jóvenes, Jordan Inti Sotelo Camargo y Jack
Bryan Pintado Sánchez.
Por otra parte, la CIDH tuvo también conocimiento de hechos relacionados con algunos
grupos de personas que utilizaron la violencia, a través de insultos, lanzamiento de
piedras y otros objetos contundentes, o del uso de armas artesanales, en contra de
agentes policiales. Según información proporcionada por la Policía Nacional, lo anterior
resultó en al menos 21 de ellos heridos, incluyendo a 11 suboficiales lesionados por
contusiones ocasionadas por objetos contundentes y quemaduras al repeler los actos
de violencia por parte de los manifestantes. Según información recibida por parte de las
autoridades de la Policía Nacional, se habría identificado la presencia de "grupos
violentos infiltrados” que causaron destrozos a equipamientos urbanos y a la propiedad
pública y privada, incluyendo postes de alumbrado monumentos históricos, estaciones
del transporte público metropolitano, establecimientos financieros, locales partidarios y
locales de comida rápida, así como daños materiales a 13 vehículos policiales y 2
motocicletas.
No obstante, los Estados deben actuar sobre la base de la licitud de las protestas o
manifestaciones públicas, en el entendimiento de que el hecho que algunos grupos o
personas ejerzan violencia en una manifestación no vuelve, per se, violenta toda la
protesta, ni autoriza a las fuerzas de seguridad a disolver la protesta mediante uso de
la fuerza ni a practicar detenciones masivas. La CIDH recuerda que la actuación de la
fuerza pública para detener hechos de violencia debe realizarse de acuerdo con los
protocolos respectivos con las características de necesidad, proporcionalidad y
legalidad y en línea con los estándares interamericanos en la materia.
Respuesta estatal
Uso de la fuerza
La CIDH advierte que, aunque el Decreto Legislativo No. 1186 regula el uso de la
fuerza por parte de la Policía Nacional, mediante la aprobación de la Ley no. No. 31012
(conocida como Ley de Protección Policial), el 20 de marzo de 2020, dicho Decreto fue
reformado en su artículo 4 para derogar el principio de proporcionalidad de la normativa
nacional. Según la información disponible, lo anterior podría tener como finalidad
establecer una presunción a favor de los agentes policiales sobre la razonabilidad en el
uso de la fuerza, lo que podría además favorecer su impunidad. Preocupa seriamente a
la CIDH dicha derogación, por lo que llamado al Estado peruano a realizar una revisión
de la Ley No. 31012 con miras a realizar los ajustes necesarios para su conformidad
con los estándares interamericanos en materia del cumplimiento de las obligaciones
derivadas del artículo 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Por otra parte, según información proporcionada a la CIDH, la Policía Nacional formuló
dos planes de operaciones para hacer frente a las protestas sociales en Lima, en
coordinación con la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Público. Según informaron
autoridades de la PNP a la Comisión, fue empleada una estrategia diseñada bajo los
principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad en la actuación policial para el
empleo del uso de la fuerza de manera progresiva y diferenciada, haciendo uso de los
medios a disposición de la policía, como varas de ley, escudos, cascos, granadas
lacrimógenas y perdigones de goma, de manera racional y de acuerdo con la gravedad
de la violencia.
Desde el inicio de las protestas, la Comisión fue informada del uso indiscriminado y
continuado de gases lacrimógenos o asfixiantes, y de los efectos que ello tuvo en la
dinámica de las protestas y sobre la salud e integridad física y mental de las personas
que en ellas participaban. Según testimonios recabados, si bien estos gases fueron
inicialmente utilizados con fines de dispersión, rápidamente su uso se hizo
indiscriminado, ininterrumpido y en ocasiones, dirigido directamente hacia los cuerpos
de manifestantes, así como a espacios usados como refugio y cobijo de manifestantes.
De acuerdo con estos relatos, los gases alcanzaron viviendas aledañas, afectando a
personas que no participaban de las protestas, incluyendo personas adultas mayores y
niños y niñas. Asimismo, el uso constante de gases propició un clima de confusión y de
pánico, llegando a generar un efecto de estampida humana, poniendo en grave riesgo
a las personas participando en las protestas. Según testimonios brindados por
personas heridas, agentes policiales habrían hecho uso de estos gases dirigiéndose
directamente hacia manifestantes, mientras que muchas de estas personas resultaron
heridas por el impacto de cartuchos que caían constantemente entre y sobre ellos.
Asimismo, la delegación fue informada que el uso de gases lacrimógenos se realizó
inclusive contra brigadistas voluntarios en el momento en que intervenían para socorrer
a personas heridas.
Asimismo, la Comisión advirtió que durante los días de protesta hubo un importante
despliegue de prensa cubriendo los hechos. Al respecto, recibió información dando
cuenta de al menos 40 casos de agresiones a periodistas, siendo de especial gravedad
los casos del fotógrafo del diario El Comercio, Alonso Chero y de Alonso Balbuena, del
medio Ojo Público. En el primer caso y según fue informada la Comisión, Alonso Chero
recibió un impacto por proyectil en la espalda y, tras intervención quirúrgica, le fue
extraída una canica de vidrio. En el caso de Alonso Balbuena y según fue informada la
CIDH, agentes de la policía le habrían disparado, a corta distancia y directo a su pierna,
un cartucho de gas lacrimógeno que destrozó parte considerable de masa muscular.
La Comisión observa con preocupación los numerosos testimonios dando cuenta que,
tras la continuidad de las protestas y conforme pasaron los días, la respuesta estatal a
las mismas se habría tornado más violenta, mediante el uso de armas menos letales,
como bombas lacrimógenas, que habrían sido dirigidas hacia la cabeza, el tórax o
hacia las extremidades inferiores de las personas manifestantes. La CIDH recibió
información y testimonios de personas que resultaron gravemente heridas por impactos
en rodillas y piernas mientras huían o se alejaban de los enfrentamientos entre
manifestantes y fuerzas del orden. Además, testimonios recabados por la CIDH indican
que agentes de la Policía Nacional habrían disparado a corta distancia o quemarropa
contra personas que no representaban amenaza alguna como brigadistas voluntarios
que prestaban ayuda a heridos o manifestantes que se encontraban rendidos, y como
contra periodistas, quienes desarrollaban una labor legítima y trascendente para la
garantía de derechos durante las protestas. En este sentido, la Comisión tuvo
conocimiento que al menos 7 personas sufrieron lesiones oculares de diversa
gravedad. Además, según la información recibida por la Comisión en el marco de sus
reuniones con representantes de la sociedad civil, 77% de las personas atendidas en
los hospitales tenían heridas o contusiones en la zona superior del cuerpo.
La CIDH recibió numerosos testimonios dando cuenta del uso de perdigones de goma
contra manifestantes y recibió también informaciones relacionadas con heridas
provocadas por el uso de perdigones metálicos. Por ejemplo, en casos reportados por
la Defensoría del Pueblo, actas médicas dan cuenta que al menos dos personas
resultaron heridas por proyectiles metálicos en el abdomen y en la columna vertebral,
respectivamente. De igual forma, se entrevistó a las y los familiares de los jóvenes
Jordan Inti Sotelo Camargo y Jack Bryan Pintado Sánchez, quienes indicaron a la
Comisión - como consta en actas médicas y peritajes fiscales - que fallecieron por 1
proyectil de perdigón de plomo y 10 proyectiles de perdigón de plomo,
respectivamente. Al respecto, la Comisión llama a las autoridades competentes a
investigar debidamente el origen y uso de perdigones metálicos en el marco de las
protestas sociales, de conformidad con los estándares interamericanos en la materia.
En relación con lo anterior, la CIDH recibió con preocupación información sobre actos
de intimidación, agresiones verbales y empujones cometidos por agentes de la Policía
Nacional contra del personal de la Defensoría del Pueblo, plenamente identificado, con
la finalidad de impedir el cumplimiento de sus funciones. Según informó la Defensoría
del Pueblo, al menos 19 funcionarias y funcionarios de la Defensoría fueron agredidos,
en hechos que se registraron desde los primeros días de las protestas, inclusive por
parte de altos mandos de la Policía. En diferentes ocasiones el personal de la
Defensoría se vio obligado a retirarse del lugar como consecuencia de las agresiones.
Asimismo, la delegación fue informada de actos de acoso e intimidación a brigadistas
voluntarios durante las protestas.
De igual forma, la CIDH fue informada del caso de otra mujer quien, tras ser detenida y
bajo custodia policial, fue objeto de violencia sexual, incluido su desnudamiento forzado
y tocamientos, y de tratos humillantes y degradantes con claras connotaciones racistas,
tanto por su condición de mujer como por su origen andino. En todos estos casos, se
pudo comprobar la afectación a la salud física y mental de estas mujeres y de sus
familias, particularmente reflejados en sentimientos de miedo y desconfianza hacia las
autoridades.
Al respecto, la Comisión recuerda a los Estados que toda persona privada de libertad
bajo sus jurisdicciones tiene derecho a recibir un trato humano, con irrestricto respeto a
su dignidad inherente, a sus derechos fundamentales, en especial a la vida e integridad
personal, y a sus garantías fundamentales, como lo son el acceso a las garantías
judiciales indispensables para proteger derechos y libertades. Además, la Comisión
recuerda que el Estado tiene la obligación de velar por que sus agentes e instituciones
se comporten de conformidad con la prohibición estricta de la violencia y discriminación
contra las mujeres y niñas. En contextos de manifestaciones, el Sistema
Interamericano se ha pronunciado respecto de la violencia sexual contra mujeres, y ha
sostenido que ésta es utilizada por agentes estatales como una táctica de control,
dominio e imposición de poder que busca transmitir su mensaje de represión y
desaprobación de las protestas. Tales actos pueden representar una forma de violencia
de género contra las mujeres, constituir una forma de discriminación contra ellas y
podrían ser además actos constitutivos de tortura.
Además, la CIDH recibió información y múltiples testimonios que dan cuenta de las
graves afectaciones a la salud mental y bienestar emocional de jóvenes, estudiantes y
quienes denunciaron violaciones a sus derechos humanos, como consecuencia de los
hechos de violencia, intimidación y represión en las protestas sociales. Al respecto,
subraya que los efectos producidos a corto y largo plazo por situaciones amenazantes
para la vida e integridad personal suponen experiencias traumáticas que suelen
manifestarse por intenso estrés, extremo sufrimiento, ansiedad, humillación y cambio
radical en las vidas de las víctimas sobrevivientes y sus familiares. Lo anterior también
conlleva un impacto social y comunitario por el carácter colectivo y extendido de las
violaciones a los derechos humanos y los traumas generados. En este sentido, la CIDH
valora positivamente que algunas universidades hayan ofrecido servicios de atención
psicológica a estudiantes. Sin perjuicio de lo anterior, llama al Estado a tomar las
medidas necesarias para implementar mecanismos de atención a la salud psicológica
de las personas afectadas, de manera multidisciplinaria y con enfoques diferenciados y
especializado.
Investigaciones
Por su parte, el Ministerio de Justicia informó a la CIDH que entre los días 12 y 15 de
noviembre de 2020, se desplegaron equipos de defensores públicos en las comisarías
y hospitales, realizándose 8 asistencias a detenidos, siendo que uno aceptó el
patrocinio en Lima. Asimismo, se realizaron 15 atenciones en hospitales el 15 de
noviembre de 2020, incluyendo un patrocinio de una persona que tuvo lesiones graves.
Igualmente, fue puesta a disposición una línea telefónica 24 horas para comunicarse
con un abogado y para aquellas personas que no podían ubicar a sus familiares. En
cuanto a la situación de personas no-habidas, la Comisión fue informada que se
ordenaron diversas diligencias ante el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses
y de la Oficina de Peritajes del Ministerio Público. Entre éstas, se incluyó la solicitud de
geolocalización de los teléfonos celulares de las personas sin ubicar, lo que involucró
contactar a sus familiares. La Fiscal de la Nación también dispuso que se formaran
equipos de trabajos de fiscales para recorrer las comisarías y sedes policiales, a fin de
determinar si las personas denunciadas como desaparecidas se encontraban en
calidad de detenidas.
Reparaciones
2. Tomar las medidas necesarias para garantizar el cese del uso excesivo y
desproporcionado de la fuerza por parte de la Policía Nacional del Perú en el contexto
de las manifestaciones. La CIDH recuerda que la actuación de las fuerzas de seguridad
del Estado en el mantenimiento del orden público debe estar en estricto apego a los
estándares internacionales de derechos humanos sobre la materia. Para ello se deben
llevar adelante las reformas al estamento policial, ajustar su marco normativo a los
estándares y normas interamericanos, así como sus protocolos de actuación.
3. Asegurar que las fuerzas de seguridad que intervengan para proteger y controlar el
desarrollo de las manifestaciones y protestas tengan como prioridad la defensa de la
vida y de la integridad de las personas, absteniéndose de detener arbitrariamente a
manifestantes o de violar sus derechos en cualquier otra forma, de acuerdo con los
protocolos vigentes. Para ello se debe capacitar permanentemente a las fuerzas de
seguridad en materia de derechos humanos. Además, considerando la posición
especial de garante de las personas bajo su custodia, el Estado debe garantizar que
las condiciones de detención en comisarías sean acordes con el respeto a la dignidad,
salud e higiene de las personas privadas de libertad.
5. Tomar las medidas necesarias para implementar, de manera efectiva y con respaldo
legal, el anunciado mecanismo interministerial para tomar medidas de no repetición,
protección y reparación personas que resultaron fallecidas y heridas en el marco de las
protestas y a sus familias. Este mecanismo ha de contar con competencias claramente
definidas; con recursos para su adecuado funcionamiento; con instancias de
coordinación y seguimiento; y ha de integrar la participación de representantes de
personas heridas y fallecidas durante las protestas y con la participación de
representantes de la sociedad civil;
7. Ofrecer garantías efectivas para proteger a las personas que han denunciado
diversas afectaciones en el marco de las protestas, así como a las personas que han
rendido testimonio ante la CIDH;
8. Garantizar atención en materia de salud, tanto física como mental, para todas las
personas que han resultado heridas o afectadas en el contexto de las protestas, y
particularmente, las personas que han resultado con alguna forma de discapacidad;
9. La Comisión alienta a las autoridades a promover un diálogo constructivo entre los
diferentes poderes del Estado, conforme a los valores democráticos, con miras a
contribuir al fortalecimiento del Estado Derecho;
10. Contar con la asistencia técnica de la CIDH para dar seguimiento a las presentes
recomendaciones mediante un mecanismo conjunto convenido para tal fin.
CIDH: http://www.oas.org/es/cidh/prensa/comunicados/2020/290.asp