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Job 1: 9
Meditemos sobre esta pregunta que hemos hecho, viendo de cerca la vida del justo Job
un contemporáneo de Abraham que se mantenía fiel al Señor y a Su Revelación aun en
medio de tantos a su alrededor que vivían en vanidad e impiedad, a este, Dios mismo
uso para mostrarle al enemigo para su propia humillación, cómo es que los justos aman
al Señor, y cómo se origina este amor en sus corazones.
En su crítica delante de Dios, Satanás hace dos preguntas que resumen completamente
la vida de vanidad del hombre sin Dios, queriendo demostrar que en el mundo no existe
alguien que ame a Dios por amor a Dios.
- La primera pregunta que hace él, es como si a manera de burla por la declaración
que Dios le había hecho sobre su siervo Job, le hubiera dicho: “Job no te busca
verdaderamente por amor a ti, sino porque tú le has bendecido con tantas cosas,
por eso quiere servirte! Si le quitas cuantas cosas le has dado, entonces verás si
realmente te sirve de corazón por el simple amor a ti”. Y así el diablo demuestra
como es el corazón de los hombres impíos aun cuando dicen que creen en Dios y
le sirven, pero en su corazón solo hay amor por las vanidades del mundo más
que amor por Dios, y cuando se enfrentan a situaciones adversas, vienen a
mostrar lo que verdaderamente son, con la frente marcada de las palabras de
Satanás: “temen a Dios de balde”.
- Y la segunda crítica que hace no es diferente de la anterior en cuanto a la
vanidad de la vida, ahora le dice, “bueno, tal vez lo material no es tan
importante, pero el hombre es egoísta, y con tal de salvar su pellejo puede hacer
cualquier cosa! Si hieres a Job verás que incluso blasfemará contra ti”. Los
hombres impíos en realidad son egoístas, y aprecian su vida demasiado, pero no
reconocen ni honran al Dios que se las dio, ni le dan gracias, pero cuando se
encuentran en las peores condiciones, se manifiesta su verdadero ser perverso
que incluso se atreven a reclamarle a Dios y tratándole de injusto.
- Algo más que se puede decir sobre la vanidad, es sobre el temor servil a Dios
que muchos hombres sienten por miedo al infierno, pues estos son religiosos que
pretenden servir al Señor, no por verdadero amor a Él y a Su Voluntad, sino
porque simplemente les aterra ser condenados; y aunque es verdad que el
cristiano piensa en los horrores del infierno, estos no deben ser lo que lo
impulsen a amar a Dios. Y es terrible que aquellos hombres serviles tengan a
Dios en sus bocas, porque aunque pudieran hablar muchas cosas, en realidad
Dios es una carga para ellos y al final terminan cumpliendo la voluntad del
Demonio de blasfemar contra el Señor.
Devocional – Domingo 23 de Noviembre de 2014
Wilmer Alexander Farieta
Pero Dios le demostró al enemigo que venía ante Él como un vil extranjero, que sus
siervos no son así, y que como Job, le amaban y le servían por amor.
Conclusión
Pero este amor a Dios no podía tener su origen en el corazón de un hombre pecador
como Job, ciertamente Dios era quien había derramado de ese amor genuino en el
corazón de Job y por eso se deleitaba en su servicio y adoración. Solo hubo un
hombre en toda la historia que de sí mismo pudo amar a Dios por amor a Dios, fue
Nuestro Señor Jesucristo, y el justo Job no era sino una imagen de Aquel Cristo que
amaba totalmente a Dios por amor a Dios, y que no traicionó tal amor aun cuando
fue dejado completamente solo, pero que salió victorioso de su inmenso sufrimiento,
para llenar de Su Espíritu así como lo hizo con Job, a todos los suyos, para que
también amemos a Dios por amor a Dios.