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EUROPA

Von der Leyen y Johnson intentan


salvar este sábado la negociación post-
Brexit
El viernes se interrumpieron las conversaciones al constatar
“divergencias significativas”

Emmanuel Macron, en una entrevista por videoconferencia, visto


desde la sede de la Comisión en Bruselas (Geert Vanden
Wijngaert / Bloomberg)

JAUME MASDEU | BRUSELAS, CORRESPONSAL EN BÉLGICA


05/12/2020 11:24 | Actualizado a 05/12/2020 14:10

Las negociaciones sobre el Brexit han encallado por diferencias


sobre las ayudas públicas y la pesca. Después una intenta
negociación durante toda la semana en Londres, encerrados los
equipos de Michel Barnier y David Frost en un sótano del
número 1 de Victoria Street, los dos jefes de delegación han
tenido que asumir la realidad.

“Estamos de acuerdo en que no se dan las condiciones para un


acuerdo por divergencias significativas en los subsidios públicos,
la gobernanza y la pesca”, dice el comunicado conjunto de los dos
negociadores. Constatada la imposibilidad de avanzar, han
decidido pausar las negociaciones para informar a sus

respectivas bases. Esta tarde, la presidenta de la Comisión
Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico,
Boris Johnson, hablarán para decidir los próximos pasos a dar.

Ayer, el día empezó con incertidumbre, pero no se descartaba


nada. “Hoy es un día importante”, dijo Barnier al entrar en la
reunión, mientras que desde el Gobierno británico apuntaron
que “queda poco tiempo y estamos en un punto muy difícil de las
conversaciones”. Tan difícil que impidió el acuerdo y forzó a las
dos partes a reconocer la imposibilidad de avanzar.

Mientras los equipos de Barnier y Frost negociaban, ayer llegó un


aviso desde París. Si el acuerdo no les satisface, están dispuestos
a bloquearlo. “Quiero decir a nuestros pescadores, nuestros
productores, a los ciudadanos que nos están escuchando que no
aceptaremos un trato en malos términos. Si no se consigue un
buen acuerdo, nos opondremos. Cada país tiene derecho a veto”,
dijo el secretario de estado para Asuntos Europeos, Clément
Beaune. De esta manera, explicitaba el aviso que de forma más
discreta había ido sembrando Francia los últimos días, que si
Barnier iba demasiado lejos en sus concesiones, ellos bloquearían
el acuerdo.

“No se dan las condiciones para un acuerdo”,


dicen Barnier y Frost después de una semana
negociando

En particular, es el acuerdo pesquero el que preocupa a los


franceses. Este sector afecta solo a 8 países europeos, entre los
cuales Francia de manera destacada, y el temor es que se
presente una cesión de último minuto y caiga toda la presión
sobre París para no bloquear el conjunto del acuerdo por una
concesión en pesca.

Dar gran autonomía a un negociador tiene sus riesgos. Lo


descubrió España en noviembre del 2018 cuando Barnier volvió
con un acuerdo ya preparado en el que el artículo 184 levantaba
dudas sobre la futura relación de Gibraltar con la Unión Europea.
Pedro Sánchez tuvo que amenazar con el veto para que se

encontrara una salida en forma de declaraciones añadidas para
clarificar que cualquier negociación futura sobre Gibraltar
tendría que contar con la aceptación española.

Ayer, también fue el presidente del Consejo Europeo, Charles


Michel, quien recordó que se necesita el apoyo unánime de los
Veintisiete. “Queremos un acuerdo, pero no a cualquier precio.
Para la Unión Europea la cuestión del level playing field es clave.
Es esencial asegurar que lo que se ponga encima de la mesa al
final de las negociaciones será aceptado por todos los estados
miembros”, dijo Michel en una rueda de prensa convocada por
cumplirse un año de mandato

Francia avisó que está dispuesta a vetar el


acuerdo si considera que no satisface sus
objetivos

Precisamente, el level playing field , asegurar que los productos


británicos no entren con ventaja en el mercado europeo, es un
terreno mayor de divergencia. Londres se resiste a condicionar su
recién estrenada soberanía en materia de ayudas de estado a las
peticiones de Bruselas, pero al mismo tiempo, para los Veintisiete
este es un terreno sacrosanto. El mercado único no se toca. La
tercera zona de conflicto es la gobernanza, cómo se deben
resolver los eventuales desencuentros que puedan surgir.
Preocupa más desde que, con la ley de Mercado interno, el Reino
Unido mostró que es capaz de incumplir acuerdos pactados y
ratificados. Con esta normativa, apunta a saltarse algunos de los
compromisos incluidos en el acuerdo de Retirada, que estableció
las condiciones del divorcio, y dio paso a la actual negociación,
que trata de fijar la relación futura entre la Unión Europea y el
Reino Unido ya como país tercero.

Los negociadores europeos tienen prisa, buscan un acuerdo los


próximos días para que pueda ser ratificado por el Parlamento
Europeo antes de terminar el año. Un objetivo hoy aún más
difícil al haber embarrancado las negociaciones. Von der Leyen y
Johnson tienen que decidir hoy si queda margen para seguir
negociando y cómo.

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