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La decisión de aceptar a Cristo como Salvador solo la podíamos tomar nosotros; invitar
a Jesús a entrar en nuestro corazón y participar en nuestra vida fue una decisión
voluntaria. Sin embargo, con la salvación no se acaba todo: después que entregamos
nuestra vida al Señor, nos enfrentamos a diario a numerosas decisiones sobre cómo
alimentar nuestra fe por medio del estudio de Su Palabra y vivir según Sus
mandamientos y guía. Tras establecer una relación con Dios, es lógico que queramos
incluirlo en el proceso de toma de decisiones; es más, aprender a tomar decisiones que
lo glorifiquen es una de las principales habilidades que adquirimos durante el tiempo
que estamos en la Tierra.
Para los cristianos, tomar decisiones debe ser un proceso relacional en el que intervenga
Dios; para ello le presentamos todas nuestras ansiedades, sabiendo que Él cuida de
nosotros[2]. Jesús ha prometido que Él y Su Padre harán morada en todo el que lo ame
y guarde Su Palabra[3]. Nos ha dicho que nos acerquemos a Él y «razonemos»[4], con
lo que expresa Su deseo de conversar con nosotros. Quiere estar presente y participar en
la conversación cuando tomamos decisiones, y ha prometido que Su Espíritu en
nosotros nos guiará a toda la verdad[5].
¡El Dios de piedad se apiadará de ti cuando clames pidiendo ayuda! Tan pronto como
te oiga, te responderá. […] Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus
oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: «Este es el camino; síguelo»[9].
¿En qué consiste nuestra función en el proceso de toma de decisiones? ¿Cómo podemos
hacer todo lo posible por tomar decisiones acertadas, acallar nuestro espíritu para oír la
voz de Dios y determinar la mejor opción en decisiones que de algún modo vayan a
alterar el curso de nuestra vida? Hace varios años publicamos una vez más una lista de
siete maneras de averiguar la voluntad de Dios, y la voy a incluir aquí porque contiene
buenos consejos prácticos sobre dónde buscar orientación a fin de tomar decisiones que
honren a Dios:
4) Consejos inspirados por Dios. Aunque nadie puede saber cuál es la voluntad de Dios
para ti, a menudo son útiles los consejos y el asesoramiento de personas que tengan
mucha fe y experiencia de seguir al Señor. «Sin consulta, los planes se frustran, pero
con muchos consejeros, triunfan»[10].
No hemos cesado de orar por ustedes, pidiendo que sean llenos del conocimiento de Su
voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que anden como es digno del
Señor, haciendo en todo, lo que le agrada, dando fruto en toda buena obra y creciendo
en el conocimiento de Dios[14].
¿Cuál es nuestro papel en el proceso de toma de decisiones? Por un lado, las Escrituras
dicen: «Separados de Mí nada pueden hacer»[15]; y por otro: «Todo lo puedo en Cristo
que me fortalece»[16]. El primer versículo indica que sin Dios somos incapaces de
hacer nada; y en el segundo se nos asegura que podemos lograr todo lo que nos
propongamos siempre que sea la voluntad de Dios y que se lo encomendemos a Cristo.
Creo que esos dos versículos se aplican en igual medida a la hora de tomar decisiones.
Debemos encomendarnos a Dios y confiarle cada aspecto de nuestra vida, sabiendo que
sin Su ayuda somos incapaces de producir algo de valor eterno[17]; y al mismo tiempo
debemos actuar con confianza, convencidos de que Él nos puede dar fuerzas para hacer
cualquier cosa. En cada caso, lo primero es amar a Dios de todo corazón, con toda el
alma y con toda nuestra mente.
A veces nuestras decisiones dependen también de las que tomen otras personas. En esos
casos, tu decisión inicial es solo el primer paso. Después de dar ese paso de tomar una
decisión preliminar, a menudo sucederá que el Señor la confirmará, o bien surgirán
nuevos factores que arrojarán luz sobre la situación. En cada nueva encrucijada en que
te encuentres en la ruta hacia la decisión final, es posible que tengas que volver a
examinar las circunstancias y orar de nuevo antes de dar el siguiente paso. Es posible
que tengas que ajustar el rumbo que te has trazado cuando veas que las coordenadas de
tus decisiones originales, a pesar de hallarse en términos generales en la dirección
correcta, deben afinarse para apuntar directamente a tu destino final. Tomar decisiones
es a menudo un proceso en el que intervienen muchas decisiones, no solo una; y cada
decisión sienta las bases para las siguientes.
La mayoría preferiríamos que Dios nos diera instrucciones que no dejaran lugar a dudas.
Sin embargo, parece que Él a menudo quiere que hagamos el trabajo de buscar de todo
corazón Su voluntad, investigar, analizar, evaluar y aprovechar todos los medios que
estén a nuestro alcance para tomar decisiones prudentes que lo honren. Parece ser que
Él rara vez hace por nosotros lo que somos capaces de hacer por nosotros mismos. Yo
he comprobado que las mejores decisiones que tomo suelen ser las que tomo en
conjunción con Él, cuando hago la tarea preparatoria de analizar las posibilidades y
opciones, de sopesar las ventajas y desventajas de cada una, al tiempo que busco Su
guía y Su opinión orando y escuchándolo.
Tomar decisiones que honren y glorifiquen a Dios es una forma de demostrarle que lo
amamos con todo nuestro corazón, cuerpo, alma y mente. Aunque a la mayoría nos
cuesta asumir la seria responsabilidad de tomar decisiones que se ajusten a Su voluntad,
estas constituyen una oportunidad de glorificarlo. Si le reservamos un lugar central en
nuestra vida, lo reconocemos en todos nuestros caminos y nos encomendamos a Él,
podemos tener la confianza de que nos guiará y nos ayudará a discernir cuál es Su
voluntad y a tomar decisiones prudentes.
A menos que se indique otra cosa, todos los versículos están tomados de la Nueva
Biblia Latinoamericana de Hoy, © The Lockman Foundation, 2005. Utilizados con
permiso. Derechos reservados.
[17] Las notas sobre Juan 15:5 de la versión inglesa ESV indican: «No significa
“absolutamente nada”, pues está claro que los que no son creyentes llevan a cabo sus
actividades cotidianas a pesar de vivir separados de Cristo. Más bien se refiere a una
incapacidad de producir cosas de valor eterno o dar fruto espiritual».