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Asignatura:
Arte y Cultura en México
Proyecto:
Actividad IV: Arte cultura del Virreinato
Rector
Alfredo Barreba Baca
Secretario de docencia
M. en E. U. y R. Marco Antonio Luna Pichardo
Director de la DECYD
Mtro. en T. E. Alberto Torres Gutiérrez
Profesor:
Pedro Camacho Aguilar
Alumno:
Tomas Escamilla Arce
Grupo: 01
Modalidad: Distancia
ARTE CULTURA DEL VIRREINATO
INTRODUCCIÓN
No menos importante fue, por supuesto, el arte y la cultura en la Colonia que en cada
siglo XVI, XVII y XVIII tuvo manifestaciones particulares, la vida cotidiana y el surgimiento
del criollismo, de donde salió el conjunto de hombres que, finalmente, habrían de terminar
con la Colonia y con la dependencia que, de España, tenía México antes de llamarse
como hoy se llama.
ARQUITECTURA DEL S. XVI
El impacto de la conquista religiosa en la Nueva España fue tan profundo que el 99% de
la arquitectura del siglo XVI es de carácter religioso.
Paralelas a los conventos, hubo una gran cantidad de iglesias de menores dimensiones,
ya sea para los pueblos de visita o en barrios indígenas dependientes de un pueblo
principal.
Del arte románico y gótico de Europa se heredó la gran altura de las iglesias, la masividad
de la construcción que predomina sobre los vanos (espacios abiertos); los cerramientos
de nervaduras; los arcos ojival y el conopial; las ventanas ajimezadas o con parte luz; los
arbotantes que salen del muro superior del edificio para descansar sobre un contrafuerte y
el rosetón con terracería. Por otro lado, del renacimiento español se imitó el estilo
plateresco, que es obra de superficie y que decora la fachada alrededor de puertas y
ventana coral. Algunas características del estilo plateresco son: la columna candelabro,
los casetones, la forma de redondear en la escultura, los medallones con figuras
humanas, los escudos, tableros con diseños de hojarasca, grutescos, quimeras, frutos de
todo ello trabajado en relieve.
PINTURA DEL S. XVI
Los primeros misioneros que llegaron eran flamencos, franciscanos que transmitieron su
estética a los naturales a través de devocionarios difundiendo imágenes hechas por
artistas alemanes y flamencos en los catecismos para indígenas y en los murales de los
conventos. Precisamente, el manierismo fue parte de los estilos adoptados y difundidos.
A mediados del siglo XVI, en Europa hubo un cambio en la pintura: las formas se hicieron
más estilizadas y alargadas, incluso presentan una desproporción de los cuerpos y
posiciones incómodas, contorsiones imposibles en la posición y actitud de los personajes.
Las obras de la primera mitad del siglo XVI se acercan más al estilo renacentista, Las
obras presentan una composición central, junto con la perspectiva renacentista, y se
recurre a un edificio de la época sobre el fondo de la imagen. Por otro lado, encontramos
el estilo tequitqui. Entre los hibridismos culturales surgidos en las manifestaciones
artísticas de la Nueva España, figura el realizado por las manos indígenas en obras de
tema cristiano.
Si bien la palabra tequitqui ha sido aceptada en la historia del arte mexicano y es muy
representativa, hay aspectos de la categorización de Moreno Villa que ahora parecen
superados como el de considerar que los árabes aportaron sus técnicas y materiales a las
construcciones de los cristianos (algo cierto), mientras que en el caso indígena todo se
reducía a lo ornamental. Este punto es discutible, al juzgar con criterios retinianos lo que
conlleva más sustancialidad. También es discutible que el tequitqui sea un “conato de
estilo”, pues ahora se le reconoce como un estilo propio.
ESCULTURA S. XVII
La tradición estatuaria fue vivaz en el siglo XVII en Toulouse: la serie de bustos de Marc
Arcis, ejecutada para la decoración del Capitolio de Toulouse, las grandes composiciones
barrocas de Gervais Drouet o de Ambroise Frédeau, monje agustino que fue pintor y
escultor. Se ha hablado de una edad de oro de la escultura en Toulouse en el siglo XVII,
en un contexto político, social y religioso sin embargo marcado por las reformas, las crisis
y los cambios. Así lo muestran los destacables Profetas de Marc Arcis, ejecutados para la
capilla de Nuestra Señora del Monte Carmelo, encargados por Vandages de Malapeire y
actualmente expuestos en la iglesia.
La incursión del arte neoclásico en la Nueva España ocurrió a fines del siglo XVIII, suceso
contemporáneo al pensamiento ilustrado y a las Reformas borbónicas, estas últimas
orientadas a consolidar el dominio español en América, sin resultado alguno. La primera
década del siglo XIX, marcaría el inicio del colapso imperial español a raíz de los diversos
movimientos independentistas en sus dominios de ultramar.
Es importante subrayar que la tendencia neoclásica fue una expresión de las élites
sociales, es decir de los peninsulares y criollos. Adoptar el arte neoclásico significó
aceptar lo moderno en total rechazo al tradicionalismo y a las expresiones barrocas de
mediados del siglo XVIII. El neoclásico evoca y representa un regreso al pasado, ya que
sus manifestaciones artísticas se inspiraron en los aportes griegos y romanos de belleza,
equilibrio, armonía, sencillez de la línea, y la tranquilidad de la razón.
CONCLUSIÓN
Se denomina Arte Colonial o Arte Americano de la Colonia a la producción artística
desarrollada durante el período de las colonias españolas y portuguesas en América
Latina, entre los S. XVI y XIX.
El arte colonial, desarrollado por artesanos indios y maestros europeos, está al servicio de
la misión evangelizadora de los conquistadores, y por época y función social, corresponde
claramente al estilo barroco.
En cada pieza escultórica, catedral y pintura, los motivos religiosos son los gobernantes,
así como los parámetros de representación europeos; pero éstos fueron sutil y
subterráneamente "digeridos" por los aborígenes americanos, quienes colocaron en cada
obra elementos propios de sus culturas (símbolos religiosos y espirituales, figuras
antropomorficas, zoomorficas y fitomorfas) de modo tal que se entremezclaban con los
imágenes católicas importadas, manteniendo de este modo, la voluntad de forma de la
producción artística indígena subsitiendo por debajo del arte europeo impuesto a la
fuerza.
Cabe destacar, además, que el arte precolombino es moderado, de líneas rectas y formas
severas, rigurosamente geométrico, todo lo cual provocó una contención del barroco
español, mucho más desatado y expresivo, decantando finalmente en la particular forma
artística de nuestras colonias.
El arte colonial encuentra su fin con los inicios de la Independencia, donde la producción
de imágenes deja el ámbito religoso para abocarse a consolidar los caracteres nacionales
diferenciados de Europa y a los poderes autonómicos, para lo cual, paradojicamente, los
artistas absorverán el neoclásico e imitarán los modelos europeos de representación de la
aristocracia.