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PROTESTA DE CARLOS MARX Y FEDERICO ENGELS 1

Nosotros Carlos Marx y Federico Engels en nuestra condición de Teóricos de la Doctrina Comunista, del
socialismo científico y de la idea del Socialismo y Comunismo como un proceso único de revolución permanente entre
el derrocamiento del Estado Capitalista y la implantación del comunismo como una comunidad universal de seres
humanos libres de la explotación económica y la dictadura política e ideológica; hacemos constar que no tenemos
nada que ver con el llamado Socialismo del Siglo XXI, ni con el llamado partido único creado a imagen y semejanza
de cualquier caudillo; así como no tuvimos ni arte, ni parte en el llamado socialismo realmente existente con todas
sus derivaciones que se dieron a partir de las derrotas del movimiento comunista desde 1918 a escala mundial,
incluyendo el llamado Socialismo Cubano.

En ese sentido una vez más, aclaramos ante los trabajadores y trabajadoras, los asalariados y asalariadas y en
general los explotados por el capitalismo mundial, incluyendo sus versiones “socialistas” de Cuba, China, etc., lo que
son nuestros principios y porque desde 1848 nos definimos comunistas para diferenciarnos de toda la fauna política
de aquel entonces, que vendían como comunismo toda una variedad de “recetas y curas milagrosas” que llamaban
socialismo. En todos los casos no eran más que planes de reforma y engaño para mantener y perfeccionar el
Capitalismo existente, incluyendo soluciones utópicas y reaccionarias que querían llevar la sociedad hacia formas
pasadas de organización social.
Desde que apareció el Manifiesto en 1848, hasta hoy hemos insistido en llamarnos comunistas para
diferenciarnos de todo el conjunto de oportunista y arribistas que se proclaman socialistas

“…, cuando este Manifiesto vio la luz, no pudimos bautizarlo de Manifiesto Socialista. En 1847, el concepto
de “socialista” abarcaba dos categorías de personas. Unas eran las que abrazaban diversos sistemas
utópicos, y entre ellas se destacaban los Owenistas en Inglaterra, y en Francia los Fourieristas, que poco a
poco habían ido quedando reducidos a dos sectas agonizantes. En la otra formaban los charlatanes sociales
de toda laya, los que aspiraban a remediar las injusticias de la sociedad con sus potingues mágicos y con
toda serie de remiendos, sin tocar en lo más mínimo, claro está, al capital ni a la ganancia. Gentes unas y
otras ajenas al movimiento obrero, que iban a buscar apoyo para sus teorías a las clases “cultas”. El sector
obrero que, convencido de la insuficiencia y superficialidad de las meras conmociones políticas, reclamaba
una radical transformación de la sociedad, se apellidaba comunista. Era un comunismo toscamente
delineado, instintivo, vago, pero lo bastante pujante para engendrar dos sistemas utópicos: el del “Ícaro”
Cabet en Francia y el de Weitling en Alemania. En 1847, el “socialismo” designaba un movimiento burgués,
el “comunismo” un movimiento obrero. El socialismo era, a lo menos en el continente, una doctrina
presentable en los salones; el comunismo, todo lo contrario. Y como en nosotros era ya entonces firme la
convicción de que “la emancipación de los trabajadores sólo podía ser obra de la propia clase obrera”, no
podíamos dudar en la elección de título. Más tarde no se nos pasó nunca por las mentes tampoco
modificarlo”.2

Nosotros no inventamos en absoluto los términos comunismo, lucha de clases, revolución ni dictadura como
una forma de Gobierno mediante la cual una clase minoritaria de propietarios domina, somete y explota a otras
clases mayoritarias de trabajadores, asalariados o no.

En muchos de nuestros escritos desde 1844 hasta hoy siempre hemos reconocido que todos esos conceptos
ya existían antes de nuestro nacimiento, algunos desde la época de Grecia y Roma, otros aparecidos durante el
Renacimiento y todos ellos coronados con la Revolución Francesa a finales del siglo XVIII, con sus escritos
materialistas, igualitarios y ateos.
1
.- Ante la urgente tarea de enfrentar no solo al oportunismo que abunda en el país en torno a los puestos y negocios públicos, sino la
necesidad de preparar dentro de una perspectiva de clase a los trabajadores (as) ante el establecimiento de una clara dictadura del capital
petrolero y financiero, que una vez más ha consolidado su sistema, controlando los dos bandos del llamado juego democrático: Gobierno y
Oposición. Una vez más la burguesía divide a los trabajadores y explotados en dos sectores que representan los mismos intereses. En el siglo
XIX se llamaron liberales y conservadores, en el siglo XX adecos y copeyanos y hoy Chavistas y Escuálidos.
2
Del Prólogo de Engels a la edición alemana de 1890 del Manifiesto Comunista. Subrayados nuestros.
1
“El socialismo moderno es, en primer término, por su contenido, fruto del reflejo en la inteligencia, por un
lado, de los antagonismos de clase que imperan en la moderna sociedad entre poseedores y desposeídos,
capitalistas y obreros asalariados, y, por otro lado, de la anarquía que reina en la producción. Pero, por su
forma teórica, el socialismo empieza presentándose como una continuación, más desarrollada y más
consecuente, de los principios proclamados por los grandes ilustradores franceses del siglo XVIII. Como
toda nueva teoría, el socialismo, aunque tuviese sus raíces en los hechos materiales económicos, hubo de
empalmar, al nacer, con las ideas existentes.

Los grandes hombres que en Francia ilustraron las cabezas para la revolución que había de
desencadenarse, adoptaron ya una actitud resueltamente revolucionaria. No reconocían autoridad exterior
de ningún género. La religión, la concepción de la naturaleza, la sociedad, el orden estatal: todo lo
sometían a la crítica más despiadada; cuanto existía había de justificar los títulos de su existencia ante el
fuero de la razón o renunciar a seguir existiendo” 3
“En cuanto a nosotros, teniendo en cuenta todo nuestro pasado, nos queda un solo camino. Hace casi
cuarenta años indicamos que la lucha de clases es el motor más decisivo de la historia, y demostramos en
particular que la lucha social entre la burguesía y el proletariado era la palanca principal de la revolución
social moderna. Por lo tanto, de ninguna manera podemos relacionarnos con quienes pretenden suprimir
del movimiento esta lucha de clases. Al crearse la internacional, formulamos nuestra divisa de combate: la
emancipación de la clase obrera será obra de la clase obrera misma. Por ende, no podemos acompañar en
su camino a quienes declaran abiertamente que los obreros son demasiados incultos para liberarse solos, y
que deben ser liberados desde arriba, es decir, por la gran burguesía y los pequeñoburgueses filántropos”4

Nuestras ideas basadas en el materialismo como concepción filosófica, no fue más que el reflejo en nuestra
conciencia de todo el desarrollo alcanzado por la sociedad a lo largo de miles de años.

Fueron los filósofos clásicos alemanes Kant, Fitche y Hegels, Feuerbach. Los socialistas utópicos franceses e
ingleses Fourier, Owens, Sant Simón. Los economistas clásicos ingleses Smith y D. Ricardo, así como la revolución
industrial, la revolución francesa y el surgimiento del proletariado como una clase social antagónica al capital y
portadora de un nuevo modo de producción lo que nos permitieron a darle una base teórica, objetiva, histórica –
social a todo ese desarrollo de las ideas políticas de los ideólogos revolucionarios de la burguesía y establecer sobre la
base del materialismo histórico, los fundamentos a partir de los cuales los trabajadores pueden construir una nueva
sociedad, mediante una revolución violenta de los trabajadores.
Precisamente antes de que publicáramos “El Manifiesto Comunista” decíamos que el comunismo era “la
doctrina de las condiciones de la liberación del proletariado” 5.
Si todo lo que nace merece perecer y si la sociedad ha evolucionado a lo largo de miles de años, pasando por
diversas etapas desde la comunidad primitiva hasta hoy, siendo consecuentes con este pensamiento dialéctico,
concluimos que el capitalismo no es la última etapa de la historia, tal como lo quería establecer Hegel, que hoy el
Sr.Fukuyama, lo pregona como un nuevo descubrimiento. Nuestra tarea como materialistas prácticos, ha sido
establecer las condiciones históricas, objetivas y subjetivas mediante el cual el capitalismo y su Estado, pueden ser
derrocados mediante una revolución de los trabajadores (as), de la misma manera que en una época, la burguesía
derrocó al régimen feudal, apoyándose en la fuerza de las masas de trabajadores (as) y artesanos que constituyeron
la masa de choque que hizo posible la destrucción de los Estados feudales de monarquías absolutistas apoyadas y
amparadas por la Iglesia Católica, tanto en su versión romana como en su versión protestante.

En consecuencia declaramos:

3
F. Engels: Del socialismo utópico al socialismo científico.
4
Marx, carta, 1879. Subrayados nuestros.
5
F. Engels: Principios del Comunismo.
2
“no es mío (nuestro) 6 el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna, ni
su mutua lucha. Mucho antes que yo, historiadores burgueses describieron la evolución histórica de esta
lucha de clases, y economistas burgueses analizaron su estructura económica. Mi aporte original consiste
en la demostración de que:
1) la existencia de las clases solo se vincula con determinadas fases del desarrollo histórico de la
producción;
2) la lucha de clases termina necesariamente en la dictadura del proletariado, y
3) Esta misma dictadura no es sino la transición hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad
sin clases”7

Para nosotros el comunismo es un proceso único de revolución permanente a partir del derrocamiento
violento del orden capitalista establecido, lo hemos definido a lo largo de nuestras vidas en términos que no admiten
ninguna ambigüedad. En 1875, cuando criticamos el Programa del Partido obrero Alemán lo clarificamos para que no
quedara ninguna duda de nuestra posición:

“Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de la transformación revolucionaria


de la primera en la segunda. A este período corresponde también un período político de transición, cuyo
Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado”.8

Lenin en un momento capto la esencia de nuestra posición cuando señalo con claridad que:
“Circunscribir el marxismo a la doctrina de la lucha de clases es limitar el marxismo, bastardearlo, reducirlo
a algo que la burguesía puede aceptar. Marxista sólo es el que hace extensivo el reconocimiento de la lucha
de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado. En esto es en lo que estriba la más profunda
diferencia entre un marxista y un pequeño (o un gran) burgués adocenado. En esta piedra de toque es en la
que hay que contrastar la comprensión y el reconocimiento real del marxismo 9.

Y aquí es cuando salta la burguesía y el pequeño burgués de inmediato le hace coro y ambos gritan ¡vean los
comunistas solo quieren es implantar una dictadura ¡
Todo Estado, es antes que nada un aparato de violencia y sometimiento de una clase por otra. Lo caracteriza
el monopolio de la violencia en manos de la clase que domina, el no sometimiento a ley alguna, la más amplia
democracia para la clase en el poder y sobre todo en la más estricta aplicación de la violencia para todo intento
violento u armado de la clase enemiga, por restaurar el poder y orden perdido. Eso fue lo que hizo la burguesía
francesa en 1789 y lo que han hecho todas las revoluciones burguesas en el mundo.
Hoy cuando el gobierno norteamericano y su ejército en alianza con el resto de los grandes países capitalistas,
en especial, el llamado G – 8 países se han convertido en la mayor fuerza militar en toda la historia de la humanidad.
Cuando desconoce abiertamente todo el ordenamiento jurídico internacional construido por ellos mismos,
tales como el Protocolo de Kyoto y las diversas resoluciones sobre la protección y defensa del ambiente; desconoce la
Corte Penal y Leyes internacionales sobre DDHH y contra la tortura; desecha totalmente los organismos mundiales;
interviene directa o indirectamente en cualquier país; asalta las finanzas mundiales y obliga a pueblos y naciones a
pagarle como tributos de guerra la estafa y el desastre que sus bancos en complicidad con sus gobiernos causaron;
cuando pregona abiertamente el derecho a declararle la guerra a quien le dé la gana, sin necesidad de pruebas o
causas para ellos, en fin cuando el capital financiero, en especial el capital anglo-sajón y la OTAN como vanguardia
6
La frase es de Marx respondiendo a una carta que le envía J. Weydemeyer”, en 1852. Sin embargo nos tomamos la libertad de colocarla en
colectivo, reconociendo el merito de Engels en la elaboración de la concepción del socialismo científico, como doctrina de las condiciones de
liberación de los trabajadores.
7
“Carta de Marx a Joseph Weydemeyer (5 de marzo de 1852)”, en Carlos Marx – Federico Engels, Correspondencia; Editorial Cartago, Buenos
Aires, 1973.
8
K. Marx: GLOSAS MARGINALES AL PROGRAMA DEL PARTIDO OBRERO ALEMAN)
9
Lenin, Él Estado y la Revolución, Capitulo II - EL ESTADO Y LA REVOLUCION. LA EXPERIENCIA DE LOS AÑOS 1848-1851. Debemos aclarar que el
termino marxismo, fue acuñado primero por los anarquistas contra Marx, para referirse a los partidarios de Marx. Ante estas acusaciones, Marx
siempre respondió ” Solo sé que no soy marxista”. Posteriormente a la muerte de Engels, y las divisiones dentro de la socialdemocracia
europea, el termino marxista, sirvió para identificar la raíz común de las diversas iglesias con sus supremos sacerdotes que se reivindicaba como
los verdaderos representantes del legado de Marx, incluyendo a Lenin hasta llegar a la vulgarización que hizo Stalin del termino.
3
armada de las transnacionales, declara abiertamente su dictadura mundial, su poder ilimitado, sin restricción alguna y
no sometido a ninguna ley, para ejercer la violencia, llamar a los pueblos y trabajadores del mundo al camino de la
paz, a clamar por el desarme mundial, a condenar por terrorismo toda acción de resistencia pacífica o armada de los
pueblos contra el capital financiero mundial y su Nuevo Orden Mundial, constituye no sólo un claro acto de felonía en
contra de los intereses y necesidades de los trabajadores y pueblos, sino entregarlos atados, amordazados y ciegos a
las fauces del capital internacional.
El problema de la dictadura como el ejercicio del Poder del Estado y en especial del monopolio de la violencia,
no hay que verlo como, como si fuera un término opuesto a la llamada democracia, según la propaganda del
capitalismo mundial.
Es indudable que hay poder y hay "poder", como hay dictaduras y “dictaduras” no es lo mismo el poder para
esclavizar, para oprimir a una clase por parte de otra, que el poder del oprimido cuando se levanta contra el amo que
lo golpea con el látigo; no es lo mismo el poder de las bombas que destruyen las líneas férreas, que el poder del
explosivo para construir una carretera; no es lo mismo el poder militar para someter a otros países y poblaciones, que
el poder de todo pueblo o clase para enfrentar esa agresión; no es lo mismo el arma en manos de un violador, que la
pistola en manos de la mujer que se defiende; no es lo mismo la violencia del Estado y sus ejércitos y policías contra
los trabajadores que luchan y reclaman sus derechos, que la respuesta igualmente violenta y necesaria de estos
contra esa violencia opresora; no es lo mismo la guerra preventiva del imperialismo, que la guerra defensivas de los
pueblos contra esas pretensiones; en fin, hablar del poder, violencia o dictadura, sobre todo en términos políticos y
sociales, implica antes que nada preguntarse:
¿Qué clase social detenta ese poder, ejerce esa violencia y sostiene esa dictadura?
¿En beneficio de quiénes se ejerce ese poder, se aplica esa violencia y se defiende esa dictadura?
¿Cuál es el objetivo en función del cual se aplica ese poder, violencia y dictadura?

El problema del poder, como PODER DEL ESTADO, y con ello el de la violencia y de la dictadura es antes que
nada un concepto histórico-social. Tiene su origen en una determinada época histórica, en medio de una sociedad
dada, cuando en ella se dieron las condiciones para que apareciera la propiedad privada sobre los medios de
producción, las clases sociales y la consecuente explotación de una clase por otra.
Es ese momento cuando aparece el Estado con sus aparatos de coerción, represión, dominación y engaño
(ejércitos, policías, cárceles; religión e iglesias, leyes y tribunales, moral y educación de clase,etc.) a través de los
cuales precisamente se ejerce el Poder, no como algo natural, divino o “como una constante social dondequiera que
los hombres quieran vivir juntos organizadamente” 10 sino impuesto por un sector minoritario de la sociedad para
someter y explotar a la mayoría que es obligada a trabajar y someterse al orden establecido que ellos imponen para
preservar sus privilegios y ganancias.

Por lo tanto, EL PODER DEL ESTADO y la violencia y dictadura que lo acompaña, en toda sociedad es una
necesidad para la clase que quiere mantener su orden explotador; pero también es una necesidad para las clases que
quieran abolir la propiedad privada, suprimir las clases y extinguir el Estado y toda forma de explotación económica,
opresión política e imposición ideológica. Por lo tanto el problema del poder no puede ser analizado sin tomar en
cuenta su origen histórico y su contenido de clase.
Hasta cuándo los trabajadores y oprimidos van a repetir como loros los vicios y prejuicios de la clase
dominante. Ellos -la minoría dominante- según sus leyes y constitución se reservan el monopolio legitimo de la
violencia del Estado y la aplican con especial celo todos los días del mundo en todo el planeta, pero a la vez le
inculcan al trabajador que”la violencia es el arma de los que no tienen razón”. De esta manera la violencia en sus
manos es legítima, razonable y necesaria, pero en manos del trabajador esa violencia es ilegal, irracional, terrorista,
subversiva o simplemente criminal.
No hay nada que persigan más y criminalice el orden establecido como los hechos donde el pueblo trabajador
aplica la violencia y hace justicia por sus propias manos. Y tienen toda la razón para criminalizar y temerle a estos
10
Enrique Neira Fernández, EL PODER. http://webdelprofesor.ula.ve/cjuridicas/neirae/pdf/ensayos/41poder.pdf. Este razonamiento tiene más
de dos mil años desde que Aristóteles justificó con él la esclavitud en Grecia. Y ha sido la piedra angular de todo el pensamiento de dominación
de la llamada civilización occidental. Hoy podemos comprobar cómo se ha internalizado dentro de los seres humanos este pensamiento
aristotélico, cuando Chávez declara que su reelección es necesaria para garantizar la “revolución” y de inmediato salen sus súbditos y lacayos a
postrarse de rodillas ante semejante cinismo.
4
procedimientos populares, pues son estos actos de violencia insurreccional los que ponen en verdadero peligro el
orden establecido de la sociedad burguesa. Los trabajadores pueden terminar aprendiendo que si pueden hacerle
justicia contra los delincuentes, también pueden hacerlo con los propios amos del orden: la burguesía y sus
representantes políticos y militares. El problema radica simplemente en tener o no poder para ello. Por lo menos una
cualidad de ese poder lo tienen los trabajadores: son la mayoría de la población y son lo que todo lo producen.
En fin el problema de la violencia y la dictadura es y será siempre una cuestión histórica- concreta, con un
claro contenido de clase y no un concepto abstracto, eterno, natural que acompaña a toda la sociedad humana. Nació
en una época fruto de unas condiciones histórico-sociales y desaparecerá cuando sean erradicadas de la sociedad
esas condiciones.

Pasemos ahora, a la cuestión del comunismo. En primer lugar, el comunismo, no es ninguna profecía bíblica,
ni un fin en si mismo y menos un dogma a implantar. Siempre en todos nuestros escritos y declaraciones hemos
insistido en que.
…, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que ha de sujetarse la realidad.
Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. Las
condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente 11

"El comunismo es la posición como negación de la negación, y por eso el momento real necesario, en la
evolución histórica inmediata, de la emancipación y recuperación humana. El comunismo es la forma
necesaria y el principio dinámico del próximo futuro, pero el comunismo en sí no es la finalidad del
desarrollo humano, la forma de la sociedad humana" 12

“el comunismo no es el fin de la historia, ni el objetivo final de la humanidad, es si el fin de la prehistoria


del hombre y el comienzo de su verdadera historia. Es la condición de la libertad y de la creatividad
humana pero en sí no es el fin de la vida humana” (Marx).

“el fin del comunismo es el hombre. Es crear una forma de producción y una organización de la sociedad en
que el hombre puede superar la enajenación de su producto, de su trabajo, de sus semejantes, de sí mismo
y de la naturaleza. En la que pueda volver a sí mismo y captar al mundo con sus propias facultades
haciendo uno, así con el mundo” (Marx).

Precisamente desde 1844 cuando ajustamos cuenta con nuestra conciencia filosófica anterior y adoptamos el
punto de vista materialista lo aclaramos con bastante exactitud:

“nuestra tarea es poner completamente en descubierto el antiguo mundo y dar una forma positiva al
mundo nuevo. Cuanto más tiempo den los acontecimientos a la humanidad pensante para rehacerse, y a la
humanidad sufriente para unirse, más perfecto nacerá el producto que el presente lleva en su seno.

la ventaja de la nueva tendencia consiste justamente en que no queremos anticipar el mundo


dogmáticamente, sino solo encontrar el mundo nuevo por medio de la crítica del antiguo (...) si la
construcción del futuro y la consumación de todos los tiempos no es asunto nuestro, estamos tanto más
seguro de lo que debemos cumplir en el presente: la crítica despiadada de todo el orden existente,
despiadada asimismo en el sentido de una crítica que no teme sus resultados ni los conflictos con los
poderes existentes” 13.

“nada nos impide ligar nuestra crítica a la crítica de la política, y tomar partido por una política,
participando así en luchas reales e identificándonos con ella. No nos presentamos con ellos ante el mundo
como doctrinarios armados de un nuevo principio: ¡esta es la verdad, arrodillaos! elaboramos para el
11
MARX: La ideología Alemana, Introducción.
12
Manuscritos económicos y filosóficos. Tercer manuscrito, "Propiedad privada y comunismo", [http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-
eng/44mp/
13
Los Anales franco-alemanes, febrero de1844,
5
mundo nuevos principios que extraemos de los principios del mundo. No le decimos: renuncia a tus luchas,
que son tonterías, y nosotros te comunicaremos la verdadera divisa del combate. Nos limitamos a mostrar
al mundo por qué lucha en realidad, y la conciencia es algo que debe adquirir, aún cuando se niegue a
ello”14

` Lo que nosotros hemos repetido a lo largo de toda nuestra vida es que solo en el comunismo esta la
salvación de la humanidad y que a él solo se puede llegar a través de una larga, dura y cruenta lucha de clases,
siempre y cuando el explotado, los trabajadores (as) venza en esa lucha; sin ayuda de salvadores, mesías, vanguardias
históricas o partidos únicos y tenga conciencia de clase de quienes son sus enemigos históricos abiertos y
encubiertos; y en donde está la verdadera solución a su situación de opresión y explotación: El capitalismo y la
burguesía.

Mal puede venderse como socialismo una vulgaridad que parte del principio que “dentro de la constitución
(de la burguesía) todo y fuera de ella nada”. Precisamente cualquiera revolución comunista comienza cuando los
trabajadores(as) derrocan la maquina estadal de la burguesía, incluyendo no solo su Constitución sino el mismo
ejercito, policía y todo el andamiaje político, judicial, ideologico, etc. Tal como lo hemos dicho muchas veces: “Para
nosotros se trata, no de ocultar los antagonismos de clases, sino suprimir las clases; no de mejorar la sociedad
existente, sino fundar una nueva”. En cada lucha concreta en que los explotados tienen que luchar al lado de la
pequeña burguesía y otras clases y sectores sociales, siempre repetimos que “los obreros deben formular en cada
ocasión sus propias reivindicaciones.., sin ocultar en nada su gran objetivo final. EL DERROCAMIENTO DE LA
BURGUESIA”.15

En nuestra declaración de principios lo establecimos con suficiente claridad:


“Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus
objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Las clases
dominantes pueden temblar ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en
ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.” 16

Como confundir este claro fin de nuestras luchas con este supuesto “SOCIALISMO DEL SIGLO XXI” que no es
más que la nueva envoltura del capitalismo agonizante y en descomposición donde se combina el mas puro
capitalismo neoliberal, claramente imperialista con un autoritarismo y caudillismo político-militar. Pretender que el
instrumento principal de dominación de la burguesía, como es su ejército profesional y sus militares se convierta en
la dirección de una revolución de cualquier tipo es no solo una ingenuidad de marca mayor, sino algo mas grotesco y
servil propio de estafadores políticos y buscadores de puestos en el aparato del Estado de la burguesía, y que hoy
abundan a lo largo y ancho del Venezuela y del mundo.
El llamado SOCIALISMO DEL SIGLO XXI con el consabido partido único no es más que el viejo partido “poli
clasista”, único, claramente reformistas o socialdemócrata fruto de los llamados movimientos cívicos-militares, que
han azotado a nuestro país desde 1830 hasta hoy. Este partido único no es mas que la versión siglo XXI del partido
Liberal de la época de la Federación y de A.D de la década de los cuarenta del siglo pasado. En resumen este partido
único no es mas que la versión deformada y vulgarizada de A.D, son si se quiere los adecos del siglo XXI con todos sus
vicios y defectos aumentados y mejorados, sin ninguna de sus virtudes y menos sin los hombres y mujeres que por lo
menos cumplieron el papel de llevar adelante las tareas democrático- burguesas que imponía el desarrollo del
capitalismo en Venezuela a lo largo de la primera mitad del siglo pasado.

¿ES INEVITABLE EL COMUNISMO?


14
Idem
15
Marx : Alocución, 1850).
16
Marx- Engels: Manifiesto Comunista.
6
Muchos oportunistas y algunos ingenuos han pretendido tergiversar nuestra concepción transformándonos
en una especie de fatalistas históricos, señalando que, según nuestros análisis el triunfo del comunismo es inevitable,
algo así como una profecía bíblica que esta escrita y por lo tanto su triunfo es seguro. Los camaradas M. Rubel y S.
HOOK17 han expuesto magistralmente lo que queríamos decir sobre el triunfo del comunismo cuando escribieron:

“…el comunismo no está destinado por la naturaleza de las cosas a realizarse; pero, si es que la sociedad
debe sobrevivir, el comunismo ofrece el único camino para salir del callejón sin salida creado por la
incapacidad del capitalismo para proporcionar a sus asalariados una existencia social decente a pesar de la
superabundancia de las riquezas. Lo que en realidad dice Marx es: o esto (el comunismo) o nada (la
barbarie) (...) la objetividad del marxismo deriva de la realidad de este dilema; su subjetividad, del que elija
esto antes que nada. Normalmente, reconocer la realidad del dilema implica la adhesión al comunismo.
Pero ello no es más inevitable que volverse bebedor de leche por admitir que esta es una bebida sana.
Alguien puede aceptar los análisis económicos de Marx, reconocer la existencia de la lucha de clases y
aplicar el materialismo histórico al pasado; esto no basta para volverlo marxista. Algunos pensadores
burgueses lo hicieron después de Marx, y otros incluso antes que él: solo cuando se acepta el primer
término del dilema – lo cual es un acto psicológico y ético – se tiene el derecho a llamarse marxista (...) la
verdad objetiva del marxismo se realiza en el acto revolucionario inteligente. Ni ciencia ni mito, el
marxismo es un método realista de acción social” 18 .

“..,la predicción del socialismo no es como tal una verdad científica sino un juicio de valor apuntalado por
una convicción una actitud ética que se nutren de un conocimiento objetivo de los datos materiales,
económicos e históricos, capaces de conducir a una revolución total de la sociedad actual y al nacimiento
de la “humanidad social”. Resumiendo: la tesis de la ineluctabilidad del socialismo pertenece al dominio de
las verdades que, para volverse “objetivas”, imponen la participación activa, el compromiso ético...

…el socialismo – tal como lo avizora Marx – puede volverse una realidad, si la clase históricamente apta
para realizarlo – el proletariado moderno – se plantea esta tarea histórica y la lleva a cabo con la
conciencia de un deber para consigo misma, dispuesta a conquistar su dignidad humana con sus propias
fuerzas. el movimiento socialista es precisamente esta toma de conciencia de una tarea revolucionaria por
parte del proletariado, que, actuando sobre el mundo, opera al mismo tiempo su propia transformación y
pone fin a su miseria moral y material”19

Hoy la experiencia de mas de 150 años de lucha nos ha enseñado que la lucha por el comunismo no es la
lucha por una perspectiva lejana, por una especie de utopía, a la cual llevaran a los trabajadores una minoría
iluminada “la vanguardia histórica”, el partido único, luego de educarla en una primera fase socialista. El comunismo
es hoy la única alternativa práctica, real y verdadera que tiene la humanidad para salir de este callejón sin salida,
adonde la ha conducido 6.000 años de civilización y en especial los últimos 200 años de capitalismo.

El capitalismo no es la última estación de la historia, pero asimismo este capitalismo no se derrumbara por su
propio peso y de él nacerá inevitablemente el comunismo. El ascenso de los seres humanos a una sociedad
verdaderamente humana, no es tan fácil y menos una suerte de premio a la paciencia y resignación del oprimido por
resistir 6.000 años de sufrimiento; conquistar una sociedad de seres humanos libres, solo se decidirá en el terreno de
la lucha de clases, y en él vence, no siempre el que tiene la razón y si muchas veces el que tiene la fuerza. No se trata
de problemas divinos, espirituales o morales que los seres humanos llegaran a entender o solucionar en el más allá,
como pregonan todas las religiones para desarmar la conciencia del oprimido, sino de una lucha diaria y concreta
donde se usan todas las armas materiales y espirituales; donde el trabajador se enfrenta al peor enemigo que ha

17
Sidney Hook, En su juventud fue un decidido partidario del comunismo y conocedor de las ideas de Marx y Engels, a raíz de la debacle del
Estalinismo en Alemania, que facilitaron el triunfo de Hitler, Hook como muchos intelectuales del mundo rompe con Moscú y terminan
defendiendo las ideas conservadoras en defensa del capitalismo. Lo extractos que toma Maximilien Rubel de Hook, son precisamente de su época
“marxista”.
18
MAXIMILIEN RUBEL, “Paginas escogidas de Marx para una ética socialista”, Argentina, 1970).
19
IDEM.
7
conocido la humanidad: LA FURIA DEL CAPITAL PRIVADO, EL INTERES DEL PATRONO Y AL QUE SOLO SE PUEDE
VENCER POR LA FUERZA.

El comunismo no es una especie de destino final inevitable; como el paraíso para el alma del cristiano; que en
virtud del propio desarrollo social, esta destinado a realizarse. El comunismo es sencillamente la única alternativa de
los explotados y la humanidad; para salir del círculo vicioso en que nos ha encerrado el capitalismo, sistema cuya
existencia se basa precisamente en profundizar la miseria a nivel mundial y la destrucción de las condiciones que
hacen posible la vida, en la misma proporción y en el mismo momento en que la sociedad produce en súper
abundancia.

El comunismo en ese sentido no es inevitable, el capitalismo puede y lo ha demostrado a lo largo de este siglo
de crisis, guerras y revoluciones que puede prolongar su existencia, incluso conducir a la sociedad a peores formas de
barbarie y dominación, sin que ello signifique que llegara un momento crucial, una especie de hora del juicio final; o
un final de película, donde se derrumba el sistema y nace el comunismo.

Si los trabajadores no acumulan fuerzas numérica y sobre todo armas a su lado; si no adquieren conciencia y
claridad de sus intereses que son totalmente antagónicos a los del capital, incluyendo las capas y sectores medios que
apoyan al sistema, se puede estar seguro que el capital seguirá existiendo así en ultima instancia destruya mas el
ambiente, aumente la miseria y exclusión de sectores cada vez mas numerosos de la población mundial y lleve a la
sociedad a formas más reaccionarias de existencia social.

La lucha por el comunismo no es solo la lucha contra el capitalismo actual, es la lucha contra la llamada
civilización que ha creado un sistema y un orden de explotación de los seres humanos y del ambiente por más de
6.000 años.
El comunismo es un movimiento que niega todo el orden capitalista mundial en la medida que este orden y
sistema es el resumen y final del desarrollo de la llamada civilización occidental basada en la propiedad privada de los
medios de producción fundamentales para la sociedad como son las grandes fabricas, comercios, tierras etc.
Una lucha que solo se plantee destruir los aspectos más crueles o inhumanos del sistema, sin tocar los
fundamentos de la propia “civilización” o sea la propiedad privada, las clases, el trabajo asalariado y el Estado solo
pueden conducir a un capitalismo de Estado, al llamado socialismo real que en resumidas no es otra cosa, sino una
variedad de desarrollo capitalista, un camino para el surgimiento de una clase propietaria a partir del Estado,
especialmente en países atrasados y con una burguesía económica y políticamente débil como ocurrió en Rusia,
China y Cuba.

PABLO HERNANDEZ, DICIEMBRE, 2006

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