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: Lop/656
Tít . : Alonso Sánche z Coello y el retra
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Cód.: 1103149

111111111111111111
Alonso Sánchez Coello
Y EL RETRATO EN LA CORTE DE FELIPE II
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DE PATRWONIOS, S. A.

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[GRUPO AGEPASA]

Cubierta: EL PRlNCIPE DON CARLOS [Cat. 18]. Museo del Prado


Alonso Sánchez Coello
Y EL RETRATO EN LA CORTE DE FELIPE II

JUNIO / JULIO
1990

MUSEO DEL PRADO


EXPOSICIÓN CATÁLOGO

Jorge Semprún Maura COMISARIO EDITOR


MINISTRO DE CULTIJRA Juan Miguel Serrera Santiago Saavedra

Alfonso E. Pérez Sánchez SECRETARfA PRODUCCIÓN


DIRECTOR DEL MUSEO DEL PRADO Felicitas Martínez Ediciones El V..ro
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Antonio Aguilar Villar
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EL MUSEO DEL PRADO HACE CONSTAR SU AGRADECIMIENTO Íñigo de Arteaga y Falguera BILBAO
A LOS PRESTADORES QUE HAN PREFERIDO PERMANECER Duque del Infantado Museo de Bellas Artes
EN EL ANONIMATO Y A TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE,
Jean-Louis Augé
CON GENEROSO ESPÍRITU DE COLABORACIÓN, BRUSELAS
HAN CONTRIBUIDO A LLEVAR A CABO CON ÉXITO Mónica Baldaque Musées Royaux des Beaux-Arts de Belgique
LA EXPOSICIÓN Y LA EDICIÓN DEL PRESENTE CATÁLOGO
Jorge de Barandiarán CASTRES
Musée Gaya
José Luis Dicenta
Carlos Falcó y Fernández de Córdoba DALLAS
Marqués de Griñón Meadows Museum, Southern Methodist University

Ángel García Rivilla GLASGOW


Glasgow Museums and Art Galleries
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Su Majestad la Reina Isabel II
Joaquín González Villamor
MADRID
Vivien Hamilton Patrimonio Nacional
Donald E. Knaub Fundación Lázaro Galdiano
Duques de Alba
Eva Kolumkova José Luis Várez Fisa
Michel Laclotte OPORTO

Román Ledesma Museu Nacional Soares dos Reis

Christopher Lloyd PRAGA


Galería de Bohemia Central
Rogelio Martín
SEGOVIA
Carmen Marúnez
Cabildo catedralicio
Alfredo J. Morales
TOLEDO
Margarita Moreno Fundaciones Vega-Inclán. Casa del Greco
Carmen Martes
VIENA
Lord Francis J. Baring Northbrook Kunsthistorisches Museum

Jacobo Ollero Butler


Enrique Pardo Canalís
Pierre Rosenberg
Norman Rosenthal
Karl Schütz
Julian Spalding
Pavel Stepánek
Jesús Urrea Fernández
Enrique Vadivieso
Eliane de Wilde
SUMARIO

9
PRESENTACIÓN
Alfonso E. Pérez Sánchez

13
ALONSO SÁNCHEZ COELLO
VIDA Y OBRA
Stephanie Breuer-Hermann

37
ALONSO SÁNCHEZ COELLO
Y LA MECÁNICA DEL RETRATO DE CORTE
juan Miguel Serrera

65
LA MODA EN LA ESPAÑA DE FELIPE II
A TRAVÉS
DEL RETRATO DE CORTE
Carmen Bernis

113
LA PINTURA RELIGIOSA
EN ALONSO SÁNCHEZ COELLO
Fernando Benito Doménech

129
CATÁLOGO

215
ESTUDIO TÉCNICO
Carmen Garrido

245
BIBLIOGRAFfA
PRESENTACIÓN

Se cumplió el 8 de agosto de 1988 el cuarto centenario de la muerte en Madrid de


Alonso Sánchez Coello, «pintor del rey», como dice la anotación en el libro de
entierros de la madrileña parroquia de Santiago.
El Museo del Prado, que guarda una importante serie de sus obras procedentes en
su mayor parte de las Colecciones Reales, no podía ignorar la efemérides. Por ello
se decidió celebrar una exposición que reuniese la mayor parte de su obra dispersa
y permitiese un mejor conocimiento de la personalidad artística y humana del
pintor que, partiendo de las severas enseñanzas del flamenco Antonio Moro y de
las suntuosidades de Tiziano, llegó a configurar un tipo de retrato cortesano, de
amplísima difusión en los años del reinado de Felipe II, cuando la moda española
invadió las Cortes católicas europeas.
El apretado programa de exposiciones que el Museo viene realizando y la
imposibilidad de disponer del Palacio de Villahermosa, ha motivado que se
retrasase un tanto la exposición, hecha ahora realidad en las salas de la planta baja
del edificio Villanueva, dedicadas desde 1983 a exposiciones temporales, cerradas
en 1988, y reabiertas de nuevo tras su profunda renovación, con la que culminan
las largas obras de climatización que el Museo ha venido realizando a lo largo de
los últimos tiempos.
Hace algunos años, en 1984, en la Universidad de Munich, se leía la tesis doctoral
que Stephanie Breuer-Hermann, una joven alemana de educación española,
dedicaba al pintor. Parecía, pues, obligado no repetir la investigación por ella
realizada y aprovechar su labor en lo que tiene de síntesis de lo disperso,
aportación documental de primera mano y elaboración de un primer catálogo de la
producción del pintor. A ella se ha recurrido, pues, como punto de partida para el
trabajo que ahora se presenta acompañando la exposición, y ella ha redactado las
fichas de los retratos del pintor que conmemoramos.
Elisa Bermejo, conocida autoridad en la pintma flamenca de los siglos XV y XVI,
ha redactado las de los retratos de Antonio Moro presentes en la exposición.
Por feliz coincidencia, el patrono del Prado y conocido coleccionista, don José Luis
Várez Fisa, es afortunado poseedor de dos retratos de la Reina Isabel de Valois,
obras, respectivamente, de Antonio Moro y de nuestro artista, copiándole. Son
piezas que ilustran de modo magistral lo que aproxima y distingue a maestro y
discípulo, definiendo con precisión la técnica preciosista, impecable y cristalina, del
maestro flan1enco, y la más jugosa, delicada y sensual, del maestro español. Esas
dos obras se incorporan a la exposición como novedad significativa y constituyen
primicia tanto para el público general como para los investigadores. En tomo a
esta significativa pareja de retratos, a los cuadros del Prado que la crítica acepta
como suyos y a aquellos que, creídos de su mano hace años, se han ido
devolviendo a sus verdaderos autores -especialmente a Sofonisba Anguissola, la
pintora cremonesa, dama de la Reina Isabel, cuya personalidad fascinante se ha ido
peifilando en los últimos años-, se ha reunido un abundante grupo de piezas
procedentes de diversos museos de Emopa y An1érica, que permiten adentrarse
con seguridad en el fascinante medio del retrato de la Corte filipina, en el que
rivalizaron, con el maestro Moro y el gran pintor que celebramos, algunas otras

9
personalidades singulares, tales como la citada Sofonisba Anguissola, el portugués
Cristóbal de Morales, o el flamenco Georges van der Straeten, llamado entre
nosotros Jorge de la Rúa.
Con ellos se configura un tipo de retrato que -aún deudor de Moro en cuanto a
objetividad y penetración y de Tiziano en cuanto a sutil refinamiento colorista y
sentido de la prestancia social del personaje-, se hace sin embargo diverso en los
pinceles de Sánchez Coello, pues su habilidad y capacidad para lograr la presencia,
inmediata y real, del retratado, constituye como tantas veces se ha dicho, el primer
eslabón de la cadena que conduce a Velázquez, en quien culmina esa salvación
del individuo, inmediato y verdadero, entregado a nuestra contemplación
con toda su realidad profunda y sincerísima, que apunta ya en estos lienzos
intensos e inolvidables.
Se ha creído necesario para completar el conocimiento, tanto del pintor como de
su medio, presentar al lector y al visitante una serie de ensayos que perfilen
aspectos aún no bien conocidos del arte del momento. Así, Juan Miguel Serrera,
Comisario de la exposición, ha preparado un texto en el que se valora el sentido
del retrato y del arte de retratar en el ámbito español del siglo XVI, para
encuadrar adecuadamente la personalidad y la obra de quien fue preferentemente
llamado «retratador».
Pero la obra de Sánchez Coello no es sólo de retratista. De su labor como pintor
religioso se ocupa Fernando Benito Doménech, que analiza la producción -no
demasiado extensa, al menos en lo que ha llegado hasta nosotros- del pintor con
destino devoto, inscribiéndola con precisión en el ambiente contrarreformístico de
su tiempo y señalando, con agudeza evidente, fuentes iconográficas y relaciones
formales nunca señaladas hasta ahora, y redactando las fichas de los lienzos
religiosos del maestro.
Carmen Bernis, conocida especialista en la historia de la indumentaria española, ha
realizado un minucioso trabajo acerca de la moda española en tiempos de Sánchez
Coello que constituirá sin duda sorpresa gratísima, pues nos desvela la compleja
nomenclatura del traje español de tan amplia difusión europea, y, gracias a los
tratados de sastrería contemporáneos y a unas abundantísimas citas literarias, nos
permite asomarnos a los talleres de los maestros de la tijera y la aguja de ese
tiempo y conocer al dedillo las dificultades y trucos de una moda compleja y
suntuosa, que aún hoy nos sorprende con su extraña belleza, tan fidelísimamente
transcrita por los retratistas de la época. Su investigación aporta también una serie
de elementos que ayudan de modo decisivo a situar en el tiempo, con toda
precisión, retratos no fechados, que, gracias a la moda tan rigurosamente seguida
en el ámbito cortesano, pueden fecharse hoy con escaso margen de error.
Por último, se ha decidido incorporar también al catálogo los estudios de carácter
científico (físico-químico) que el Gabinete Técnico del Museo, bajo la dirección de
Carmen Garrido, ha realizado sobre algunas de las obras expuestas. Todo este
material, de una extraordinaria importancia para la correcta clasificación del
abundante conjunto de obras que existen, más o menos próximas a la técnica y al
estilo de Sánchez Coello, es así accesible al especialista y muestra también al

10
público general la complejidad de los métodos de análisis de que dispone en la
actualidad el Museo del Prado, a la hora de afrontar su labor.
El largo proceso de preparación de este trabajo ha requerido la ayuda y la
colaboración de numerosos amigos, profesionales y coleccionistas. En otro lugar
se enumeran los prestadores de las obras que han hecho posible la exposición.
A todos ellos vaya aquí el agradecimiento del Museo y, muy especialmente,
a S. M. la Reina de Inglaterra y al Presidente del Patrimonio Nacional, don
Manuel Gómez de Pablos, cuyas aportaciones son especialmente significativas, así
como al Banco Inversión y a la Sociedad Agepasa, cuya generosidad ha hecho
posible la edición del Catálogo.
Con esta exposición, el Museo del Prado continúa su decidido propósito de ir
dando a conocer al gran público, junto a exposiciones de gran porte, dedicadas
a los grandes maestros de la pintura española y universal, otras, quizá más
modestas, en las cuales se pretende recuperar la personalidad y la obra de artistas
significativos, que no han gozado todavía del reconocimiento general, pero que
constituyen capítulos importantes de nuestra historia artística.

Alfonso E. Pérez Sánchez


DIRECTOR DEL MUSEO DEL PRADO

11
)
,
ALONSO SANCHEZ COELLO
VIDA Y OBRA

POR

Stephanie Breuer-Hermann
LONSO Sánchez Coello nació Sánchez Coello, Juan , nos podemos formar
en el año 1531 ó 32 en Beni- una idea aproximada de la vida del artista y
fairó del Valls 1 , un pue- su familia.
blo a cinco leguas 2 de El abuelo de Sánchez Coello, que llevó el mis-
Valencia 3 . Fue bautiza- mo nombre que su nieto, Alonso Sánchez 14 ,
do en Alquería Blan- nació y vivió en Valencia con su mujer , Colo-
ca, un pueblo cerca- ma Turi Sánchez . Sabemos que allí tuvo se-
no a Benifairó, rias disputas con cierto caballero , quien en un
porque en el lugar de su nacimiento no había enfrentamiento entre ambos perdió un brazo
sacerdote ni iglesia 4 . Los datos exactos del na- a manos de Alonso Sánchez 15 . No supo de-
cimiento y del bautismo no los conocemos, cir Alonso Sánchez, primo del artista, quién
porque no se han conservado las correspon- fue ese caballero, pero a consecuencia del epi-
dientes partidas ; sólo contamos con una indi- sodio el abuelo tuvo que vender las propieda-
cación imprecisa sobre el año en que nació , que des que había heredado y deshacerse de los de-
aparece en un documento toledano publica- más bienes para huir a Portugal.
do por San Román 5• En este documento , Ca- En Portugal entró al servicio del Rey Don Ma-
talina Rodríguez -madastra del pintor- dice nuel el Afortunado (1469-1521) 16 , de lo que
que éste nació en el año 1531 ó 1532 6 . En podemos deducir que la fecha aproximada de
cuanto al dato del lugar, fue dado a conocer la huida de Alonso Sánchez a Portugal fue an-
por primera vez por Álvarez y Baena 7 al in- tes de 1521.
vestigar una prueba de caballero de Antonio Bajo el reinado de Juan III (1502-1557) luchó
Herrera, nieto de Sánchez Coello 8 . Ceán Ber- en Tánger, Ceuta y Gibraltar y participó en la
múdez 9 no fue quien encontró la partida de conquista de la Mamara 17 , integrándose en
bautismo , contra lo que creyó Justi ID, sino esa guerra con sus soldados y sus dos hijos , uno
que él mismo cita a Álvarez y Baena y sugiere de los cuales fue Luis Sánchez Galbán , el pa-
la fecha aproximada del nacimiento de Sán- dre de Sánchez Coello. Pertenecían todos a la
chez Coello a principios del siglo XVI . En caballería «con armas y caballos ginetes y en-
1593, cuando Diego de Guzmán 1 1 intentó cubertados», pero Alonso Sánchez había «sido
verificar las declaraciones de Juan Sánchez Coe- diez y ocho veces capitán de ginetes y el pri-
llo en Benifairó, no encontró las partidas y tuvo mer hombre de guerra que visitó y introdujo
que contentarse con los datos que aportaron el uso de armas blancas en África ... » 18 • San
los vecinos del lugar. Tampoco se encontraron Román i9 pone en duda este informe con ra-
dichos documentos cuando hubo que informar zón, porque ya en el siglo XIV se usaban «ar-
de la limpieza de sangre de Antonio de He- mas blancas». Pero si se tratase de armas de
rrera. Al parecer, a causa de la expulsión de fuego , por error de Juan Sánchez Coello, sí pu-
los moriscos había desaparecido el libro de bau- diera haber sido posible esta afirmación.
tismos de la iglesia de Benifairó 12 . Por los grandes servicios que Alonso Sánchez
En otra fuente de la época 13 se indica a Mur- había prestado en el transcurso de 30 años al
viedro (actual Sagunto) como lugar de naci- Rey , se le llamó «caballero Valenciano de la or-
miento de Isabel, hija mayor de Sánchez Coe- den y hábito de caballería de Cristus castella-
llo. Este pueblo esaba muy próximo a Beni- no y comendador que fue de la Villa de Cas-
fairó y a Alquería Blanca, lo cual prueba, una tel Rodrigo en Portugal. .. » 20
vez más , el sitio de origen del padre . El ya mencionado Diego de Guzmán, encar-
gado de informar sobre la limpieza de sangre
de Juan Sánchez Coello, llegó a conocer algu-
EMIGRACIÓN DEL ABUELO A PORTUGAL nos documentos, escritos en portugués, con
traducción correspondiente en castellano, fir-
Por varias declaraciones de los testigos en la in - mados y sellados de los Reyes de Portugal, «en
formación de limpieza de sangre del hijo de los quales había una merced que hi~o el Rey

14
S. Breuer. ALONSO SÁNC HEZ COELLO. VID A y OBRA

r +,
. ~

ANTON VAN DER WYNGAERDE. Vista de Murviedro (Sagunto). 1563. VIENA. OSTERREICHISCHE NATIONALBIBUOTHEK

Don Juan de Portugal a Alonso Sánchez visa- davía en Valencia. El padre del pintor se lla- bán fue nombrado «bayle» por Vives de Ca-
guello del licJuan Sánchez de una encomien- maba Luis Sánchez Galbán, y su madre Isabel ñamás , el barón del lugar 24 y fue encargado
da de xpus con la renta de ella que era en la de Moya y Sánchez . Sánchez Coello y su her- de enseñar a los niños a leer y escribir; esa es
que era en la Villa de Castel Rodrigo en Por- manastro no tomaron los nombres de sus pa- la razón por la que le llamaban «maescre Gal-
tugal y otra merced que le hi~o de sesenta mo- dres , de Moya y Rodríguez , sino que mantu- bán». Su matrimonio con Isabel de Moya sólo
yos de trigo ... » «que le hi~o de merced de renta vieron el de Coello , que era apellido del abue- duró aes o cuatro años 2>.
cada año la qual gozase mientras no le hacía lo. Hay que tener en cuenta que la definitiva Cuando el pequeño Alonso tenía 9 ó 10
otra mayor merced» 2 1 . estabilización de los apellidos en España no años, 26 Luis Galbán partió con su familia a
Después de treinta años de servicio a los Reyes tuvo lugar hasta el siglo XIX. reunirse con su padre en Portugal. Los moti-
portugueses, Alonso Sánchez murió alrededor A causa del incidente que provocó la partida vos de esta decisión no se encuentran en los
de 1550, probablemente en Castel Rodrigo . del abuelo del pintor, Luis Sánchez Galbán se documentos, pero se puede suponer que el
No tenemos ninguna otra información sobre encontró con problemas, que fueron , además abuelo llamó a su hijo a Portugal·, cuando ha-
el abuelo del pintor; a partir de estos datos no de los propios de una posible venganza de la bía ya logrado un pequeño capital en ese país
se conservan otros documentos que a él se re - familia del caballero siniestrado , también de y podía procurar a su hijo un buen puesto en
fieran. género material 22 • el ejército . Debía ser en torno al año 1541 ó
En aquel tiempo hubo una gran peste en Va- 1542 .
lencia 23 y Luis Galbán se vio forzado por va- En Castel Rodrigo , Luis Galbán se casó con su
TRASLADO DE SÁNCHEZ COELLO Y DE SU rias razones a abandonar la ciudad, trasladán- segunda mujer, Catalina Rodríguez . Como ella
PADRE A PORTUGAL dose con su mujer a Benifairó, que como se misma refiere 27 estuvieron casados veintiséis
ha dicho se hallaba sólo a cinco leguas de Va- años , aunque no menciona ni la fecha de la
Cuando Alonso Sánchez se estableció en Por- lencia. Allí nació Sánchez Coello no antes del boda ni el año en que murió su marido . En
tugal, los padres de Sánchez Coello vivían to- año 1531 ó 32. En Benifairó Luis Sánchez Gal- su declaración de testigo indica su edad como

15
s. Breuer. A L o Ns o s Á Ne H E z e o E L Lo . V 1o A y o B RA

de 62 años, lo que quiere decir que nacería ha- junto a un pintor llamado Baena, se debe po-
cia 1531 , es decir, que tenía la misma edad que ner en duda esta información, ya que está do-
nuestro Sánchez Coello. La fecha más tempra- cumentalmente probado que Sánchez Coello
na en la que pudieron contraer matrimonio se- se crió con su padre y abuelo en Castel Rodri-
ría hacia 1546, cuando Catalina Rodríguez te- go. Por otro lado, en Portugal no se conoce que
nía quince años de edad, y la más probable, haya existido pintor alguno apellidado Baena.
alrededor de 1550. Por tanto, cabe suponer Roblot-Delondre 30 se refiere a una fuente
que el año de la muerte de Luis Galbán sería contemporánea, no identificada, que dice que
entre 1572 y 1576. Sánchez Coello fue pintor de la Corte en Lis-
Si partimos del supuesto de que Luis Galbán boa entre 1543 y 1553 . Durante este tiempo,
contaría veinte años al nacer su hijo Alonso, antes de 1550, Gregorio Lopes ocupaba el car-
podemos aventurar que éste nació aproxima- go de pintor de cámara de Juan III y después
damente hacia 1511 y que murió a los 65 años. de su muerte le sucedió su hijo Cristóbal en
Los datos que establecen estas estimaciones sir- este puesto , quien se mantuvo hasta 1594,
ven para ayudar a ordenar cronológicamente cuando Fernando Gomes se hizo cargo de
mejor lo sucedido y para completar las fechas él 31• No parece posible, por tanto, que Sán-
del hasta ahora difuso árbol genealógico de chez Coello haya sido pintor de cámara de
Sánchez Coello. Juan III, y mucho menos en fecha tan tem-
Como dijimos al comienzo, el abuelo de Sán- prana.
chez Coello marchó a la guerra con sus dos hi-
jos , de los cuales sólo se menciona a Luis Gal-
bán. Ésta es la única noticia de un hermano PERÍODO DE FORMACIÓN EN FLANDES
de Galbán que nos ha llegado; no podemos
entonces conocer las circunstancias de su lle- En la declaración que para acreditar la limpie-
POMPEO LEONI
gada a Portugal. Sánchez Coello no fue el úni- Carlos V za de sangre de su primo Juan Alonso tuvo que
MADRID. MUSEO DEL PRADO
co hijo de Luis Galbán e Isabel de Moya. Los prestar, aparecen unos datos que nos ilustran
documentos mencionan que Sánchez Coello sobre su formación artística 32 . Nos enteramos
tuvo otro hermano que también fue pintor 28 • de que el Rey Juan III mandó a Sánchez Coe-
Éste, llamado Jerónimo Sánchez, debió nacer llo a Flandes a su cargo, para que pudiera es-
por consiguiente en Portugal, del segundo ma- tudiar allí la pintura. Se trataba , pues de una
trimonio de Luis Galbán con Catalina Rodrí- «beca>>, que Sánchez Coello recibió porque
guez. Pero no hay ninguna referencia a su na- -como se dice en la información de Alonso-
cimiento y su estancia en Portugal, y no tene- el Rey había reconocido el gran talento del jo-
mos noticias suyas hasta el período madrileño ven pintor.
de su hermano , el pintor Sánchez Coello. En el año 1550 Sánchez Coello viajó a Flan-
des. En Lisboa, Sánchez Coello había conoci-
do a su futuro maestro, el pintor flamenco An-
LOS AÑOS DE JUVENTUD EN PORWGAL tonio Moro, y probablemente viajarían juntos.
Antonio Moro obtuvo en este año el encargo
Las fuentes dicen muy poco sobre el tiempo de María de Hungría, hermana de Carlos V y
que Sánchez Coello pasó en Portugal entre los Gobernadora de los Países Bajos, de retratar
nueve y los diecinueve años. Es seguro que a la Familia Real de Portugal 33.
en estos años debió tener su primera forma- En una carta del 19 de febrero de 1583 el Car-
ción artística, aunque no existen documentos denal Granvela, Canciller de Carlos V, escri-
que registren lo sucedido entre 1541 ó 1542 be a Mateo Vázquez, Secretario de Felipe II,
hasta 1550. comunicándole que Sánchez Coello había vi-
Aunque Vicente Carducho 29 cuenta que Sán- vido algunos años con Antonio Moro en su
chez Coello fue criado por un pariente en San- POMPEO LEONI
casa 34 • Desde 1549 Moro estuvo al servicio de
Felipe JI
tiago de Cacém, en Portugal, y que trabajó MADRID. MUSEO DEL PR AD O Granvela en Bruselas, quien le recomendó a

16
S. Breuer. AL o Ns o s Á Ne HE z e o EL Lo. V 1DA y o B RA

LA CASA DE LOS HABSBURGO EN EL SIGLO XVI 'e

LA FAMILIA DE CARLOS V

Carlos V (c. 1526) Isabel de Ponugal


(1 500-58) (1503-39)
1

Margarita de Felipe II María Fernando X Juana X Don Juan


Parma (1527-98) (1528-1606) (1529-30) nacido (153 5-73) nacido (1547-78)
1
(1522-86) (ver abajo) (c. 1548) mue.no (c. 1553) mueno
Maxirniliano II (1534} Juan de Ponugal (1539) 1
1
1 de Habsburgo
Alejandro 1 Juana
Farnesio Sebastián I (1573-1630)
(1545-92) (1 554-78)

i
Ana Rodolfo Ernesto Marías Wenceslao Maximiliano Alberto
(1549-80) (1552-1 612) (1553-95) (1557-1619) (1558-78) (1 558-161 8) (15 59-1 621)
(ver abajo) (ver abajo)

LA FAMILIA DE FELIPE II

Felipe II
(c. 1527-98)

(1) María de Ponugal (2) María Tudor (3) Isabel de Valois (4) Ana de Austria
(c. 1543-45) (c. 1554-58) (c. 1560-68) (c. 1570-80)

1
Don Carlos
(1545-68)

X X Isabel Catalina X
aborto aborto (1566-1633) (1567-97) nacido
(1562) (1564} (c. 1599) (c. 1585) mue.no
Alberto de Habsburgo t Carlos de (1568)
Sabaya

i
Fernando Carlos X Diego Felipe III María X
(1571-78) Lorenzo nacido (1575-82) (1578-1 621) (1580-83) nacido
(1573-75) muerto
(1574) i mue.no

En el árbol, w1 guión debajo de W1 nombre indica que no tuvo hijos. Una flecha descendente indica lo contrario.
Un línea quebrada denota ilegitinudad.
• TO MADO DE GEOFFREY PARKER

17
S. Breuer. A L o Ns o s Á N e H E z e o EL L o . V 1o A y o B RA

la Corte; por tanto, no es sorprendente que por servicio del Príncipe Juan Manuel de Portugal nas pasaran a su propiedad, tras la muerte de
las relaciones de parentesco entre Lisboa (la es- y de la Princesa Doña Juana. La pareja se casó su tía.
posa de Juan III fue Catalina, hermana de Car- en octubre de 1552 , de manera que el regreso Está comprobado que Antonio Moro se encon-
los V) y Bruselas, Sánchez Coello también fue- de Sánchez Coello a Portugal no pudo haber traba en septiembre de 1552 en Lisboa 41 y
se tomado al servicio de Granvela. Otra carta sido mucho antes de ese momento; de lo con- que retrató allí a la Reina Catalina y a su es-
del Canciller del 2 de abril de 1585 al Carde- trario hubiese sido empleado por Juan III, pero poso Juan III, de manera que es posible que
nal Farnesio en Nápoles 35 prueba no sólo la de esto , como antes se ha dicho, no hay prue- Sánchez Coello volviese a Portugal junto a su
estancia de Sánchez Coello en Bruselas como bas documentales . También su hijo dice en su maestro. Moro salió de Portugal no antes de
disúpulo de Moro, sino que también elogia su testamento que Sánchez Coello estuvo al ser- 1553 42 ; es probable que los dos, como dice
habilidad. Sánchez Coello permaneció varios vicio de la casa real portuguesa 37. Ceán Bermúdez, hayan estado en Madrid
años en la casa del Cardenal Granvela, circuns- El supuesto de que Sánchez Coello estuviese cuando Moro pintó el retrato de Felipe II . El
tancia de la que no se han conservado docu- en Flandes todavía en 1554, como dice Palo- período de formación de Sánchez Coello en
mentos ni tampoco datos de las obras del pin- mino 38 , basándose en que había fechado las Flandes duró aproximadamente dos años , de
tor. Su ocupación sería principalmente la de copias de Las Furias de Tiziano en ese año, no 1550 a 1552 .
asistir como ayudante a su maestro Antonio se puede sostener. Fue en julio de 15 54 cuan-
Moro. do los cuadros fueron salvados con deterioro
No tenemos certeza sobre la duración de su es- del incendio y saqueo que los franceses causa- TRASLADO DE PORTUGAL A ESPAÑA
tancia en casa de Granvela; sin embargo, hay ron en el palacio de María de Hungría en Bin-
unos puntos de apoyo de los cuales podemos che 39 , por lo que su restauración y la repro- El período en que Sánchez Coello trabajó para
deducir que su regreso de Flandes debe de ha- ducción de copias sólo fue necesaria más tar- la pareja de los Príncipes portugueses fue solo
berse producido alrededor de 1552 . de . Felipe II encargó a Sánchez Coello su res- aproximadamente de dos años. El 2 de enero
Pacheco 36 relata que Sánchez Coello estuvo al tauración en 1566 40 , después de que las Fu- de 1554 Juan Manuel pereció en un accidente

MERCATOR. Mapa de Flandes. MADR ID. BIBLIOTECA NACIONAL

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de caída de caballo. El día 20 del mismo mes lladolid sólo hasta octubre . Es muy probable
Doña J uana dio a luz al sucesor del trono, Don que Antonio Moro , que le había acompañado
Sebastián, y cuatro meses después la Princesa, en su viaje a Inglaterra y a los Países Bajos , se
de sólo 19 años, salió de Portugal para regre- encontrara de nuevo con Sánchez Coello en
sar a la Corte de España y no volvió a ver a su Valladolid.
hijo. El niño se quedó con Doña Catalina y En 1560 Moro abandonó España por temor a la
Juan III en Lisboa. Felipe II viajó en este año Inquisición y no quiso regresar, pese a los rue-
a los Países Bajos y a continuación a Inglate- gos insistentes de Felipe II, y prefirió perma-
rra, para casarse allí con la Reina María Tudor. necer en la Corte de Margarita de Parma, Go-
Regresó no antes de 1559 a España. Durante bernadora de los Países Bajos . Fue entonces
su ausencia encargó los asuntos de gobierno a cuando Sánchez Coello se hizo cargo del pues-
su hermana Doña Juana. La capital del reino to vacante de pintor de cámara de Felipe II .
fue entonces Valladolid hasta finales de 15 59. De los años 1555 hasta el 1559, cuando Sán-
Tampoco de esta época en Portugal se han con- chez Coello estuvo en la Corte de Valladolid, se
servado obras de Sánchez Coello . El retrato de . conservan las siguientes obras: el retrato de
Doña Juana a los 17 años en el Museo de Bru- cuerpo entero de Doña Juana, fumado y fecha-
selas, que se le ha atribuido, no es de su mano, do en 15 57 50 , otra variante de este cuadro de
sino obra del pintor portugués Cristóbal de Doña Juana sólo hasta las rodillas 51 [ cat. 16) ,
Morales [cat. 15) . y el retrato de Don Carlos del Museo del Pra-
Pacheco 43 relata que Doña Juana había reco- do cortado hasta las rodillas 52 [ cat. 18) .
mendado a Sánchez Coello a su hermano Fe-
lipe II 44 . Atendiendo esa posibilidad de em- TOLEDO
ANTON VAN DER WYNGAERDE
pleo , parece seguro que Sánchez Coello fuera Vista de Toledo. 1563. DETALLE
VIENA. OSTERRE!CH!SCHE NAT!ONALBIBLIOTHEK
a Valladolid lo más tardar en 15 55, siguiendo En noviembre del año 1559 Felipe II marchó
a Doña Juana, que muy probablemente le ha- a Toledo y con él lo hizo la Corte . No existe
bía precedido 45 . Trajo a la Princesa un retra- un documento que precise la fecha exacta del
to de su hijo que , entretanto , había cumplido nombramiento de Sánchez Coello como pin-
un año 46 . En una carta del 15 de febrero de tor de cámara. El retrato de Isabel de Valois 53
1557 el Embajador portugués en la Corte es- es , sin embargo , una indicación de que Sán-
pañola, Louren~o Pires de Tavora, informa a chez Coello trabajaba ya para el Rey en 1560,
la Reina Catalina cuánta alegría había dado a pero no como pintor de cámara. En diez años ,
la Princesa el retrato de su hijo que «Alfonso Moro retrató a.la Reina [cat. 3] ; por tanto, el
Sánches» le había traído 47 • nombramiento de Sánchez Coello debió de te-
De este afortunado comienzo en la Corte de ner lugar después de la boda de la pareja real,
Valladolid también aparecen dos testigos en el 31 de enero de 1560 y de la partida de Moro .
la información de limpieza de sangre de Juan Durante el año y medio - de noviembre de
Sánchez Coello 4ª. 1559 hasta mayo de 1561- en que la Cor-
te permaneció en Toledo , está confirmada
VALLADOLID la estancia de Sánchez Coello en la ciudad.
También es un testigo de la información de
Está comprobado que en 1555 Sánchez Coe- limpieza de sangre de Juan Sánchez Coello ,
llo trabajó en Valladolid . Del documento an- quien nos dice que «al dho Al. Sánchez tiene
tes mencionado 49 resulta que estaba al servi- por andante en corte porque siempre en ella
cio del Príncipe Don Carlos , que por entonces se ha conocido en Toledo quando estaba
sólo tenía diez años . La lista de los retratos que aquí ... 54 •
hizo para el Príncipe llega hasta 1563, lo que
no quiere decir que estuviera todos esos años EL MATRIMONIO
SANCHEZ COELLO
a su servicio . En septiembre de 1559 Felipe II Doña Juana de Po1tugal. 1557
regresó a España como Rey y se quedó en Va- VIENA. KUNSTH!STORISCHES MUSEUM Fue entonces , durante la estancia de la Corte

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ANTON VAJ DER WYNGAERDE. Vista del Palacio Real de Madrid. 1563. VIENA. b STERRE!CHJSCHE NATIONALBIB LI OTHEK

SÁNCHEZ COELLO
DETALLE DEL ALCÁZAR DE MADRID EN EL RETRATO DE
Las Infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela. c. 1568·69
MADRID. MONASTERJO DE LAS DESCALZAS REALES
[C". 21]

en Toledo cuando Sánchez Coello se casó en bían trasladado con la Corte 60 a esta ciudad .
Valiado lid con Luisa de Reynalte 55 • Según el Vivían en Vicálvaro, a una legua de Ma-
testimonio mencionado, la boda tuvo que ha- drid 61 , y volvieron a cambiar su domicilio a
berse celebrado entre principios de 1560 y el Valladolid cuando lo hizo la Corte, en 1555.
19 de mayo de 1561, es decir, antes·de la mu-
danza de la Corte a Madrid. Careciendo de la
partida de matrimonio, tenemos que suponer LA FAMILIA DE LOS REYNALTE
la fecha de la boda en 1560 ó 1561.
Al haberse producido una confusión entre esa La familia de los Reynalte era de origen fran-
fecha y el año de nacimiento de Luisa de Rey- cés y vivía desde principios del siglo XVI en
nalte , se cometieron muchos errores en la bi- Medina del Campo 62 • El abuelo de Luisa,
bliografía. Álvarez y Baena 56 publicó ya en muerto por los comuneros 63 , se llamaba Ro-
1791 que Luisa de Reynalte había nacido en drigo de Reynalte y dejó viuda y tres hijos : Pe-
1541 y había sido bautizada en la Parroquia dro, Rodrigo y Diego . Los tres hermanos fue-
de San Miguel. Pero en el año 1800, Ceán Ber- ron de profesión plateros, la madre vivía en
múdez 57 escribió que Sánchez Coello se ha- una calleja lateral de la Calle de Plata, lo que
bía casado con Luisa de Reynalte en 1541, en hace suponer que el padre también había sido
Madrid. En este error persistieron muchos platero 64 .
ANTON VAN DER WYNGAERDE
autores y por ello se dedujo que Sánchez Coe- Pedro de Reynalte , el padre de Luisa, tuvo por Vista de Medina del Campo. 1565. DETALLE
llo ya estaba en Madrid por esos años. esposa a Catalina Ruiz , y su hermano Rodrigo VIENA. bSTERREIC HISC H E NATIONALB IBLI OTHEK

Luisa de Reynalte nació en Madrid, y así lo de- a la hermana de ésta, Juana de Briceño 65, las
muestra su hijo 58 , probablemente en el año dos mujeres también de Medina del Campo.
que nos da a conocer Álvarez y Baena. Según El padre de las hermanas se llamaba Esteban
la información de Antonio de Herrera en su Baños; sus antepasados habían reconquistado
prueba de caballero, Luisa de Reynalte fue Baños de Ledesma de los moros y de ahí pro-
bautizada en la Iglesia de San Miguel en Ma- viene su apellido 66 . Esteban Baños fue car-
drid , aunque no se encontró registrada en el pintero y gozó de gran popularidad, puesto
libro de bautizos 59 . que había construido una fuente en la Plaza
Era hija de un platero de la Corte. Aunque la Mayor de Medina del Campo, «que le hicie-
familia era natural de Medina del Campo, Lui- ron después coplas por la buena obra que
sa nació en Madrid , porque sus padres se ha- hi~0 ... :1> 67 .

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En 1543Felipe11 contrajo su primer matrimo- Don Carlos. Un sobrino suyo, homónimo , mu- en Madrid . El viejo Alcázar había sido trans-
nio con la Infanta María de Portugal , y con la rió en Madrid en 1591 72 . formado especialmente a fin de servir como pa-
Corte se instaló en Valladolid como capital del Pedro de Reynalte y su mujer Catalina Ruiz lacio residencial y por tanto para el ceremonial
Reino. Los tres Reynalte, Pedro, Rodrigo y Die- tuvieron siete hijos 73 , de los cuales la segun- de Corte borgoñona.
go , se marcharon de su ciudad natal y siguie- da fue Luisa, que llegaría a ser la mujer de Sán- Sánchez Coello, pintor de cámara desde 1560,
ron a la Corte 68 . chez Coello . El tercer hermano , Diego de Rey- también se trasladó a Madrid. Pacheco 76 nos
Sobre Pedro de Reynalte llegamos a saber que nalte , es mencionado en un documento del 2 informa que el Rey le asignó domicilio en una
él y su hermano Rodrigo vivieron en unas ca- de mayo de 1560 como tasador. Él y ocho ar- de las casas distinguidas cerca del Palacio .
sas en La Costanilla de Valladolid 69 y que los tistas y artesanos más fueron encargados de ta- Como Jusepe Martínez 77 nos detalla, se trata-
dos trabajaron para el Rey, aunque no tuvie- sar los bienes del fallecido Carlos V en la for- ba de la Casa del Tesoro, también llamada To-
ron el título de plateros del Rey , sino del Prín- taleza de Simancas; por dos ducados al día rre del Tesoro.
cipe Don Carlos . tasaban objetos de plata 74 • De los tres herma- En el plano de Texeira 78 , que muestra una
Rodrigo de Reynalte aparece mencionado en nos se sabe que trabajaron para la Inquisición vista frontal del Alcázar en el año 1654, se pue-
un pleito en Valladolid en el año 1546 entre en Valladolid 75 . de ver la Casa del Tesoro en la prolongación
Francisco Giralte yJuan deJuni, en el cual está de la fachada principal del Palacio en direc-
citado como platero de 38 años 70 • MADRID ción Este , quinto edificio después de la resi-
En 1560 , eras la muerte por asma de Pedro de dencia real. El ala de edificios que se junta por
Reynalte , en Valladolid, Rodrigo pasó al ser~ El 19 de mayo de 1561 Felipe 11 y su tercera el lado oriental a la casa se dirige en un reco-
vicio de la Reina Doña Ana 71 , ya fallecido esposa, Isabel de Valois , hicieron su entrada do directamente al Monasterio de la Encarna-

PEL)l\ü DE TEX El l\A . Plaza del Alcázar. DETALLE DEL PLANO DE MADRID. ~IADRID. ARCH IVO DE LA VILL ,\
SEÑALADA CON U A FLECH A, LA ·CASA DEL TESORO•. DOMICILIO DE SÁNCHEZ COELLO

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ción el cual existe todavía. la fila de casas en Reinas, Príncipes, Infantes que lo honraban y de Sánchez Coello para ese oficio ; su hijo Juan
el plano de Texeira entre el Alcázar y la Casa estimaban en tanto, que se entraban a feste- tampoco lo menciona en su testamento, aun-
del Tesoro no existía en 1570, como se puede jar y recrear en su casa con su mujer e hijos . que sí detalla con precisión los títulos y bene-
ver en un dibujo de la Biblioteca Nacional de No menos le honraron por fama los mayores ficios de su familia. De todas formas, Jusepe
Viena 79. príncipes del mundo, hasta los pontífices Gre- Martínez, en su calidad de pintor de cámara
la Casa del Tesoro, que se había construido gario XIII y Sixto V, el Granduque de Floren- de Felipe IV, nos merece también cierto cré-
bajo Felipe II, le sirvió a Sánchez Coello tanto cia, el de Saboya, el cardenal Alejandro Far- dito, aunque no total , de modo que otra vez
de domicilio privado como de taller. Bajo Fe- nesio , hermano del Duque de Parma. No fal- ha de quedar el interrogante abierto.
lipe IV, Velázquez vivió en esa casa después tó a su mesa jamás un título o caballero
de su nombramiento como ayuda de cámara principal, porque siendo tan favorecido de tan
del Palacio , hasta su muerte en 1660 . El edifi- gran monarca, muchos se favorecían de él. Fue LA FAMILIA
cio sirvió en los tiempos de Felipe II además su casa frecuentada por los mayores importan-
como Tesorería del Rey, de ahí su nombre de tes personajes de su tiempo: del cardenal Gran- Sánchez Coello y su mujer luisa de Reynalte
Casa del Tesoro, como más tarde sirvió de Con- vela, del arzobispo de Toledo Don Gaspar de tuvieron once hijos, cinco varones y seis hem-
taduría y bajo Felipe V se instaló la Real li- Quiroga, de Don Rodrigo de Castro, arzobis- bras.
brería, una biblioteca pública fundada por el po de Sevilla. Y lo que más es, del señor Don Isabel , la mayor , fue bautizada el 25 de octu-
mismo Rey. Como es sabido , el gran incendio Juan de Austria y del príncipe Don Carlos, y bre de 1563 86 en la Iglesia de San Pedro 87 de
del 24 de diciembre de 1734 destruyó comple- de infinitos señores, títulos y embajadores: de Madrid. Ya a sus 17 años se escribió sobre ella
tamente el Alcázar y sus dependencias . tal manera que muchos días , los caballos, li- un pasaje en una obra literaria sobre mujeres
Francisco Pacheco 80 relata en este punto de la teras, coches y sillas ocuparon dos grandes pa- famosas de aquel tiempo 88 , donde se elogia-
biografía de Sánchez Coello una historia de la tios de su casa, y siendo el pintor más lúcido ba su gran talento para el retrato y la música.
cual no existen pruebas documentales, pero de su tiempo, ganó más de cincuenta y cinco Se la menciona, además , como discípula de su
que por su cáracter podemos suponer que es, mil ducados. » padre 89, pero no conocemos ninguna de sus
en principio, verídica. «Felipe II -así dice Aunque el relato de Pacheco es bastante en- obras . Gracias a la prueba de caballero de su
Pacheco- era el único que poseía la llave para tusiasta, que Sánchez Coello debió ·de haber hijo Antonio sabemos que éste fue bautizado
un pasillo secreto que daba al domicilio de sjdo muy apreciado por el Rey no se puede ne- el 15 de diciembre de 1598 en la Iglesia de San
Sánchez Coello . El Rey solía muy a menudo gar. Palomino 82 , cuyo Parnaso Español se Martín de Madrid 9°. El padre del niño, un
venir por aquí en bata a deshora y sorprender basa en el Arte de la Pintura de Pacheco, aña- caballero de la Orden de Santiago , llamado
al pintor con su familia, comiendo. Sánchez de a este respecto que Felipe II llamaba a Sán- Francisco de Herrera y Saavedra, se casó con
Coello, quien entonces queriendo levantarse chez Coello en sus cartas «muy amado hijo ella en 1602, cuando contaba ya 70 años 9 1 •
a hacer su rey la debida reverencia, le manda- Alonso Sánchez Coello» 83 . Desgraciadamen- Isabel murió en 1612 , a los 49 años; se ha con-
ba que estuviese quieto y entraba a su taller te se ha perdido la pista de estas cartas . servado su testamento 92 •
para entretenerse. Otras veces el rey le cogía Jusepe Martínez 84 relata en sus Discursos so- En 1565 nació Juan , a cuya información de
sentado pintando y llegando por atrás le po- bre la pintura, que Felipe II habría nombrado limpieza de sangre y testamento debemos la
nía las manos sobre los hombros , y viéndose a Sánchez Coello «ayuda de cámara>>. Es inútil mayoría de la información sobre sus datos bio-
Sánchez Coello tan favorecido por su Mages- explicar que existían dos categorías de ayudas gráficos y los de su padre 93 . Juan estudió teo-
tad y procurando con justo comedimiento po- de cámara 85 , que son «ayudas con ejercicio», logía en las Universidades de Salamanca y Al-
nerse en pie lo hacía sentar y proseguir su es decir, de servicio y activos, y «ayudas sin ejer- calá de Henares. Después de graduarse se mar-
obra.» cicio», que sólo lQ eran de título. Estos ayudas chó a Roma hacia 1585 94 , recomendado por
Una escena parecida ocurrió algún tiempo an- de honor eran personas de ilustre linaje que su padre ante el Papa Gregorio XII. En 1593
tes en el taller de Antonio Moro, sólo que recibían ese título y el sueldo sólo como men- Felipe II le nombró Capellán de la Capilla de
cuando Felipe II puso su mano sobre el hom- ción honorífica. A esta categoría podría haber los Reyes Nuevos, en Toledo, donde perma-
bro de Moro, éste puso su pincel sobre el hom- pertenecido Sánchez Coello, como más tarde neció hasta su muerte, acaecida después de
bro del Rey, un gesto atrevido que en la Corte le correspondió a Velázquez en el reinado de 1631 95 . Según su testamento e inventario ,
causó gran extrañeza 81 . Felipe IV. Como distintivo llevaban una llave poseía una notable colección de obras de arte,
Pacheco continúa diciendo que Sánchez Coe- simbólica de hierro en la cintura del pantalón nada menos que trece cuadros de su padre 96 ,
llo «retrató» al Rey «muchas veces armado, a por el cual recibieron el título de «Caballero copias de Tiziano y Bassano, un retrato de
pie y a caballo, de camino, con capa y gorra; de la Llave Negra». mano de Moro y muchas cosas más. Su biblio-
y asimismo diez y siete personas reales entre No existe prueba concreta del nombramiento teca también demuestra solvencia e interés cul-

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tural; él mismo escribió una comedia que no gran pobreza, a lo que el Rey accedió. En una El padre de Sánchez Coello, Luis Sánchez Gal-
llegó a publicar. segunda carta del 24 de noviembre de bán, también vivió en la casa del pintor de Ma-
Del 22 de febrero de 1567 es la partida de bau- 1628 107 Antonia pregunta por los 150 duca- drid 122 ; se le describe entonces como un
tismo 97 del hijo de Alonso Sánchez Coello, dos suplementarios que debería recibir en lu- hombre anciano moreno, poco más alto que
Pedro , el cual sólo fue llamado Pedro de Rey- gar de su hermana, pues no los había recibido su hijo. Murió alrededor de 1575 en la casa del
nalte. Marchó joven a Perú donde sirvió en el por malos trámites de Contaduría, pero los ne- pintor.
ejército del Virrey Conde de Villar, durante cesitaba urgentemente por su gran necesidad Jerónimo Sánchez, el hermanastro de Sánchez
muchos años. Sirvió también en la Real Com- y enfermedad. Antonia quedó soltera y mu- Coello , vivió desde 15 75 hasta 1582 en Italia;
pañía de lancero y abanderado; más tarde ejer- rió la última de los hijos de Sánchez Coello , llegó a Venecia con una carta de recomenda-
ció como corregidor en diferentes distritos del en 1645 . Heredó de su hermano Juan los cua- ción de Felipe 11 en 15 75 , para «exercitarse y
Virreinato y recibió muchos cargos honrosos en dros dejados por su padre 108 • pasar adelante en el arte de la pintura» 123 . En
mar y en tierra 98 . Cuando su hermano Juan La herrpana gemela de Antonia fue llamada Venecia trató a Tiziano y copió allí su San Pe-
redactó su testamento menciona a Pedro to- Ana Juana de Briceño en el testamento de dro mártir con éxito 124 • También Pacheco 12 5
davía sirviendo en la Corte de Lima, de modo Juan 109, por lo que podemos deducir que es- menciona la estancia de Jerónimo en casa de
que su muerte debió de haber tenido lugar tuvo casada con un hombre de tal nombre del Tiziano y el Embajador Guzmán de Silva 126
después de 1628 . que no tenemos más informaciones. Ana Jua- elogia en una carta a Felipe II la habilidad de
El siguiente hijo debió haber sido Ángela, pues na murió en 1598 110 • Jerónimo y espera que éste pueda servir al Rey.
aunque no tenemos su partida de bautismo , El 21 de septiembre de 1573 se celebró el bau- Jerónimo siguió en Roma practicando el
está registrada con sus hermanos mayores, Juan tizo del séptimo hijo , Luis. Estuvo al servicio dibujo .
y Pedro , en una partida de confirmación de del Obispo de Cuenca y fue más tarde Caba- En otra carta a Felipe II del 9 de abril de
1572 99 . Se casó en el año 1583 con el «escri- llero de la Orden de Montesa 11 1 • Murió a los 1577 127 , el mismo Embajador menciona a Je-
bano de S.M. » Francisco de Obregón . Jusepe veinte años en la casa de su hermano Juan en rónimo Sánchez como encargado para conse-
Martínez 100 relata que Felipe II había apadri- Toledo 112 • guir otra vez los colores que debían de ser man-
nado el matrimonio de dos hijas de Sánchez De la hija María no tenemos la partida de bau- dados a España, porque el anterior envío de
Coello y que les había pagado la dote. Posi- tismo ; la fecha de su nacimiento se supone al- Tiziano era de calidad mediocre. Esta corres-
blemente se trataba de Ángela y Juana, pero rededor de 1574-15 75, porque entre el naci- pondencia sigue en otro escrito de Guzmán de
para continuar este supuesto faltan las pruebas miento de Luis (1573) y de Alonso (1576) se Silva del 15 de agosto de 15 77 desde Par-
documentales. Ángela debió morir antes de halla el espacio de tiempo mayor entre los her- ma 128 , en el cual afirma al Rey que los colo-
1588, porque en la partida de defunción de manos menores y entre ellos hay que contar- res fueron conseguidos , a pesar de algunas di-
su padre 10 1 sólo se habla de cuatro hijas, de la, ya que ingresó en el año 1601 en el Monas- ficultades , puesto q-qe al Rey le concedían poco
las cuales conocemos la fecha de fallecimiento . terio de la Concepción en Toledo 11' . Junto crédito en Venecia por falta de puntualidad
En 1571 nacieron las gemelas Antonia y Jua- con su hermana Antonia se educó en el Mo- en el pago .
na 102 • Su hermano Juan escribió en su testa- nasterio de San Juan de la Penitencia en Alca- La siguiente nota del hermano de Sánchez
mento 103 que la Reina Doña Ana de Austria lá, como ahijadas de Felipe II y Doña Ana de Coello la tenemos a trayés de una carta de Mi-
las sacó de pila como resulta de una petición Austria 114 • En 1613 redactó su testamento 115 guel Pérez a Felipe II 129, en parte cifrada. En
de Antonia y su hermana menor María, del 23 y falleció en 1627 116 . ella Jerónimo se menciona dos veces , pero por
de julio de 1621 104 . La pareja real de enton- El penúltimo hijo, Alonso, fue bautizado en el texto cifrado algunos contextos quedan sin
ces , Felipe II y Ana de Austria, apadrinaron 15 76 117 • Debió de morir en su infancia, por- aclarar. En la última frase dice que no quiere
a estas dos hijas de Sánchez Coello y las edu- que en la partida de fallecimiento de su padre que S.M. le diga «eso» de su hermano . Aquí
caron en el Monasterio de San Juan de la Pe- de 1588 sólo se mencionan dos hijos varones , se trata muy probablemente del encargo , del
nitencia en Alcalá de Henares . En esa petición Juan y Luis . Pedro vivía todavía, pero se en- cual se habla en la primera parte de la carta
Antonia y María solicitan del Rey una renta de contraba en Perú . Margarita, la hija más jo- y que Sánchez Coello habría recibido unos me-
150 ducados cada año ; aunque se les otorgó ven , fue bautizada en 15 78 118 , pero también ses antes , para restaurar un retrato del Dux Mo-
200 ducados para ambas. El 24 de diciembre murió antes que su padre. En 1580 se enterró cenigo de la mano de Tiziano , con el cual no
del mismo año les concedió un aumento a 300 a un niño nacido muerto 119 , y el hijo más jo- había comenzado todavía dos meses después ,
ducados io5. Después de la muerte de su her- ven , bautizado en 1583 con el nombre de Ga- de modo que los cuadros tuvieron que ser
mana María en 1628, Antonia pidió 106 al Rey briel 120 , también murió siendo niño , antes de mandados , deteriorados , a Lucas de Prado .
le continuase pagando a ella la parte de Ma- 1588. En el año 1585 se registraron dos niños En una carta del Cardenal Antonio de Gran-
ría, porque tenía muchas deudas y vivía en nacidos muertos 121 . vela al Secretario del Rey, Mateo Vázquez, del

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22 de septiembre de 1580 130 se dice que Sán- manas, Isabel, María y Antonia, poseíari se-
chez Coello le había rogado encarecidamente gún un contrato de alquiler de 1609 138 unas
que recomendaran a su hermano para el ofi- casas en la calle de Preciados, las cuales no ha-
cio de pintor de la caballería, porque el cargo bitaron, sino que las alquilaron.
debía estar vacante. Jerónimo acababa de lle-
gar de Italia, donde, al parecer, habría apren-
dido bastante. Se desconoce si Jerónimo llegó LOS ENCARGOS
a obtener este puesto.
Sabemos que en el año 1582Jerónimo Sánchez Trataremos aquí de los encargos que están do-
ayudó al Embajador español en Milán a dete- cumentalmente comprobados y de temas no
ner a un conspirador portugués 13 1 , y en la religiosos .
misma carta se menciona que Jerónimo Sán- El primer encargo testificado procede de la
chez estaba esperando su travesía a España, de época en que la Corte española residió en Va-
modo que su estancia en Italia terminaría ese lladolid. Se trata de la lista ya mencionada de
mismo año. cuadros pintados por Sánchez Coello entre
Dos años más tarde, el 22 de octubre de 1584, 15 55 y 15 6 3 para Don Carlos 139 ; por lo cual
Jerónimo, ya en Madrid, se casó con Antonia los encargos de este memorándum se extien-
de Liaño 132 , hija del pintor de miniaturas Fe- den hasta el tiempo de Madrid. Aparecen
lipe de liaño, alumno de Sánchez Coello . ANTONIO MORO
mencionados los siguientes retratos: dos retra-
Autorretrato
Hasta el 31 de enero de 1591 no tenemos no- FLORENClA. GALERÍA DE LOS UFFIZI tos de Don Carlos hasta las rodillas, otros dos
ticia de las actividades artísticas del pintor Je- retratos del Príncipe de media figura , uno del
rónimo Sánchez; con esa fecha él, junto con profesor y mentor del Infante , Honorato Juan ;
el escultor Gaspar Núñez Delgado , firmó un un retrato de una mujer barbuda con un ma-
contrato 133 con el Monasterio de la Trinidad caco a sus pies, y un retrato de una niña pelu-
en Sevilla para pintar el retablo mayor de la da. Por los cuatro retratos del Príncipe, Sán-
iglesia, ensamblarlo y dorarlo. No se ha con- chez Coello recibió 40 ducados, los otros dos
servado. fueron pagados con 50 ducados , porque eran
Aparte de su familia, vivían en la casa de Sán- de cuerpo entero . Aparte de estos cuadros, la
chez Coello un aprendiz y una esclava. En 1583 lista también contiene encargos de restauracio-
se firmó el contrato de aprendizaje de Pedro nes de una cabeza de Aristóteles, de un juego
de Mata, del cual resulta que éste , con sólo de ajedrez y de un barril turco ; seis ducados
quince años , recibiría comida y alojamiento recibió por los dos primeros trabajos y cinco
gratuitos durante ocho años en la casa del por los otros .
maestro 134 • la esclava, descrita como «more- Ninguno de los cuatro retratos de Don Carlos
na» (es decir, mulata) se llamaba Gracia Sán- se pueden identificar con los retratos del Prín-
chez y aparece en varios documentos relativos cipe que se han conservado hasta hoy . El re-
a la familia Sánchez Coello . Se ignora si esta trato del Museo del Prado 140 [cat . 18) , que
. esclava es la misma personá que Don Juan de llega hasta las rodillas, era originalmente de
Austria le había prometido a Sánchez Coe- cuerpo entero, de modo que no pertenece a
llo 135 , porque ésta entró en la casa de los la mencionada serie. También de los otros tres
Coello a principios de 1590. En el mismo año retratos se ha perdido toda pista.
fue bautizada una .hija de Gracia; un año más Nos es conocida la tradición de representar a
tarde Gracia fue confirmada; en 1627 Anto- una mujer con barba por el retrato enérgio y
nia Sánchez Coello le dio la libertad, después · realista de José de Ribera del Hospital Tavera
de 36 años de servicio ; murió en 1630 J36. en Toledo . El retrato de la llamada Duquesa
Como resulta de la lectura de las diferentes par- SOFON ISBA ANGUISSO LA de Béjar con un enano 141 [ cat. 40] muestra
tidas de fallecimiento 137 , la familia de Sán- Autorretrato
que Sánchez Coello también fue un excelente
COLECCIÓN ZER I. MENTANA (ITALIA )
chez Coello siguió viviendo en la Casa del Te- retratista de estas criaturas, que en la Corte se
soro después de la muerte del pintor. las her- mostraban como curiosidades.

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En una cuenta del 7 de mayo de 1568 142 , es María en 1558 149 . Por el relato de Mal-Lara 150
decir, dos meses antes de la muerte del Prín- sabemos que Felipe 11 hizo restaurar en el año
cipe, se detallan seis retratos de Don Carlos, 1566 seis obras de Tiziano , entre ellas las Fu-
que Sánchez Coello realizó a partir de un ori- rias. Tityus y Sisyphus fueron salvados del in-
ginal de Sofonisba Anguissola, seguramente cendio de 1734 151 , mientras que Tantalus e
del retrato que muestra al Príncipe vestido con Ixion se quemaron junto con las copias de Sán-
una piel de lince . Por ellos Don Carlos le re- chez Coello .
galó un diamante por un valor de 1500 «pilas- Cuando Felipe 11 contrajo matrimonio con su
tres» 143 . De ellos se han conservado todavía cuarta esposa, Ana de Austria, en noviembre
dos ejemplares de buena calidad y dos copias de 15 76, se encargaron unos arcos de triunfo
de taller de esta serie 144 . para la solemne entrada de los Reyes en la ciu-
El retrato de cuerpo entero de Don Carlos de dad de Madrid. Sánchez Coello y Diego de Ur-
mano de Sánchez Coello , del año 1564, que bina fueron los encargados de realizarlos, para
se encuentra en Viena 145 , se debe a un encar- lo que recibieron 75.875 maravedíes 152 • Las
go del Emperador austriaco Maxirniliano 11 imágenes que adornarían los arcos , que fue-
[cat. 17). En una carta del 4 de julio de T!ZIANO ron previamente determinadas con exactitud,
1564 146 del Embajador imperial Adam Frei- Tityus fueron muy elogiadas , pero lamentablemente
MA DRID. MUSEO DEL PRADO
herr von Dietrichstein al Emperador Maximi- se ha perdido toda pista de ellas.
liano 11 se confirma el envío de este cuadro a El 28 de octubre de 1571 153 Gonzalo Argote
Viena. Poco antes del 29 de junio el Embaja- de Malina, de Sevilla, pidió al Rey Felipe 11
dor escribe que el retrato de Don Carlos toda- autorización para encargar catorce retratos pe-
vía no está terminado , pero el 4 de julio ya lo queños a Sánchez Coello 154 , y más tarde am-
pudo enviar, junto con otro de Don Sebastián plió el encargo a otros treinta. Las medidas
de Portugal . De ello resulta no sólo la confir- exactas para los retratos de los señores, prínci-
mación de la fecha exacta del retrato , sino tam- pes y reyes que iban a ser retratados con arma-
bién la prueba de que se trata de un encargo dura fueron rigurosamente especificados.
especial de la Corte vienesa. Aunque el nom- En un memorándum, Argote de Malina enu-
bre de Sánchez Coello no se menciona en las mera diecinueve retratos más 155 , que Sánchez
cartas, no hay duda , por la firma del retrato , Coello debería hacer. Por los retratos copiados
de la paternidad artística de Sánchez Coello. de otros, Sánchez Coello recibió doce ducados;
Después de la muerte de Don Carlos le fue- por aquellos que fueron hechos del natural se
ron pagadas a Sánchez Coello en dos veces, por le pagaron quince ducados. En una cuenta no
los testamentarios, unas cuentas que el Prín- TIZ!ANO fechada , Sánchez Coello enumera que entre-
cipe le quedó a deber: el 26 de enero de 15 71, SiSJ1phus gó quince retratos en dos cajas de hojalata al
MADRJD. MUSEO DEL PRADO
200 ducados y el 8 de julio de 1572 , 50.977 Secretario de Felipe 11 , Mateo Vázquez 156 .
maravedíes 147 • De este encargo resulta que Sánchez Coello no
También en los años 60 se sitúa el encargo de trabajaba exclusivamente para el Rey y su fa-
Felipe 11 de restaurar las Furias de Tiziano y milia, sino que aceptaba también otros encar-
hacer copias de ellas, ya antes mencionado en gos privados . De pequeños retratos no se han
el capítulo de Flandes. Palomino 148 escribe conservado ninguno .
que Sánchez Coello había copiado dos de las El 28 de enero de 1565 el Archiduque Fernan-
Furias y además tenía pintadas cuatro réplicas do del Tiro! encargó al Embajador imperial en
más pequeñas de éstas, que había firmado y Madrid, Adam von Dietrichstein, que le man-
fechado en 15 54. Esta fecha no debe ser la co- dase retratos de calidad de las anteriores espo-
rrecta, porque en este tiempo los cuadros de sas y de la actual del Rey de España y de su
Tiziano todavía eran propiedad de María de hijo 157 • Tales cuadros estaban destinados a la
Hungría en Binche, cerca de Bruselas; por tan- galería de retratos que iba a fundar el Archi-
to, Sánchez Coello no pudo recibir el encargo duque en el Castillo de Ambrás, cerca de Inns-
de Felipe 11 antes del año de la muerte de Doña bruck. Por falta de fuentes documentales es

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S. Breuer. AL o Ns o s Á Ne HE z e o EL Lo . V 1o A y o B RA

imposible comprobar si los retratos de este En cuanto a la composición· del cuadro, We- Los tres siguientes lienzos que la cuenta des-
encargo llegaron a Ambrás, ya que allí no se they critica la falta de imaginación, hecho que cribe se enviaron a la Emperatriz, a Viena. El
conservan. En un escrito del 22 de septiembre imputa a Sánchez Coello, puesto que la genia- primero era el retrato de tamaño natural del
de 1577 Hans Khevenhüller, Conde de Fran- lidad de Tiziano no hubiera consentido una Infante Don Diego, de 4 años, vestido en seda
kenburg 158 , informa al Archiduque de sus in- cosa semejante. De esta manera parece que- azul, con una adarga en la mano y unas cañas
tenciones de encargar los retratos deseados a dar confirmado también el encargo para el bos- en la otra. Para este retrato de 15 79 también
Sánchez Coello 159 . Se ira ta de un nuevo pe- quejo de la composición entera a Sánchez Coe- fueron presupuestados 60 ducados. No se con-
dido de retratos de Reyes procedentes de Es- llo. Otro indicio nos lo da el inventario de Juan serva el cuadro, pero en el retrato de los In-
paña, en total de sesenta, que deberían ser pin- Sánchez Coello , donde se menciona «un di- fantes Diego y Felipe en las Descalzas Reales
tados de cuerpo entero , cada uno por 25 du- bujo de un triumpho historiado de S ' del Rey tenemos el mismo esquema de imagen aquí
cados . D. Philipe el 2. 0 de mano e invención de m descrito . El retrato de los dos pequeños Prín-
El Archiduque contestó a Khevenhüller el 30 s' y p e Alonso S 2 ••• » 167 . Ni el dibujo ni el cipes está datado en 15 79 y firmado por Sán-
de enero de 1578 , indicándole que los retra- bosquejo de la cabeza de Felipe II se han con- chez Coello. En él , Don Diego está vestido con
tos de los Reyes de España se hicieran bien y servado. un traje azul verdoso, en la mano derecha sos-
que se mandasen bien empaquetados 16º. Gracias a la existencia de una extensa cuenta tiene una adarga y una caña y con la izquier-
Por otra carta de Khevenhüller al Archiduque, presentada a los testamentarios de la difunta da - a diferencia del retrato descrito en la
del 27 de enero de 1579 161 , nos enteramos Doña Ana se conocen varios encargos que la cuenta anterior- tiene asido a su hermano ,
que por entonces se habían pintado dos retra- Reina hizo a Sánchez Coello 168 • Se trata de de un año y medio , el futuro Felipe ill [cat. 24) .
tos . §ánchez Coello había pedido 42 ducados retratos pintados en los años 1578, 1579 y También el siguiente retrato parece ser una ver-
por ellos r los recibió ; pero se advertía que los 1580. Primeramente se cita un retrato de cuer- sión individual del retrato de los Príncipes Die-
otros retratos no costarían menos de 50 duca- po entero del Infante Don Fernando, que Sán- go y Felipe de las Descalzas Reales. Se descri-
dos , si se deseaban de la misma calidad que chez Coello había realizado en las Navidades be en el documento como un retrato del In-
los dos primeros . Debido a este aumento de de 15 78 169 . Por la descripción parece ser el fante Don Felipe , de cuerpo entero , vestido
precio el Archiduque anuló el encargo 162 . De cuadro que hoy se encuentra en el Monasterio de raso amarillo , sosteniendo una caña en la
los retratos de reyes que Sánchez Coello pintó de las Descalzas Reales de Madrid 17º [cat. mano. El año , como en el retrato anterior de
para el Archiduque se ha perdido toda pista. 25.J. Sin embargo , este retrato está fechado en Don Diego , es el 15 79; Sánchez Coello lo en-
Entre 1573 y 15 75 Tiziano realizó , por encar- 15 77, un año antes del que aquí citamos do- tregó el 1 de diciembre al mayordomo de la
go de Felipe II , la Alegoría de la Batalla de cumentalmente. Por tanto, debe de tratarse de Reina. Este cuadro fue igualmente tasado en
Lepanto, para formar pareja con Carlos V en una copia del cuadro de las Descalzas, que Sán- 60 ducados .
Mühlberg 163 • chez Coello haría para la Reina después de la Como último retrato relacionado en esta cuen-
-
Jusepe Martínez 164 relata que Felipe II encar- muerte del Infante (18-10-1578) . El retrato ta se menciona una miniatura de la Reina
gó a Sánchez Coello hacer el bosquejo de di- que se menciona en ese documento lo guardó Doña Ana 172 , que Sánchez Coello retrató del
bujo para esta obra y un retrato de la cabeza el tesorero Cristóbal de Oviedo y fue tasado natural. Según el documento fue pintado en
del Rey a tamaño natural. «Aunque se excusó en 60 ducados . 1580, cuando la Reina fue a Guadalupe , de
todo lci posible nuestro Alonso Sánchez (con El retrato siguiente probablemente está fecha- lo que se supone que éste fue su último retra-
su acostumbrada modestia), hubo de obede- do en el mismo año; llega hasta las rodillas, to hecho directamente , ya que en este viaje ca-
cer, haciendo lo que S.M. le mandó ... » Las dos es de tamaño natural y muestra al Archiduque mino a Portugal contrajo una enfermedad epi-
obras fueron remitidas a Tiziano, quien al ver- Wenceslaus. Vestido de negro, con una espa- démica 173 y murió en Badajoz el 26 de octu-
las «escribió a S.M. que pues.tenía piptor tan da, la mano sobre una silla, el Archiduque lle- bre de 1580.
excelente , no tenía necesidad de pinturas aje- va el hábito de San Juan. También este cua- La mencionada miniatura estaba pensada para
nas .. .'I> . dro fue tasado en 60 ducados; parece ser una ser insertada en una caja de oro , y fue tasada
En una carta de Tiziano del 22 de diciembre copia reducida del retrato del Archiduque fir- en 10 ducados. Sánchez Coello explica que se
de 1574 165 menciona efectivamente el dibu- mado por la mano de Sánchez Coello y fecha- la dio a Doña Ana de Manrique, la dama de
jo de la cabeza hecho por Sánchez Coello. do en 1577 que se encuentra en Nelahoze- honor de la Reina; más tarde este retrato fue
Comparando el retrato original de Felipe II por ves 171 [cat. 33). No se conserva la copia. Jun- enviado a Viena, pero hoy se ha perdido su pa-
Sánchez Coello 166 con la cabeza del mismo to con el retrato anterior, fueron destinados a radero .
Rey pintado en el cuadro de Tiziano, no cabe la dama de honor Doña Ana Manrique; una En cinco cartas, fechadas entre agosto de 15 79
duda de que el bosquejo fue hecho por nues- nota en el reverso del documento indica que y diciembre del mismo año, Miguel Pérez in-
tro pintor [cat. 7) . los dos cuadros fueron guardados por el tesorero. forma desde Madrid al Rey en El Escorial so-

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S. Breuer. AL o N so s ÁN e HEz e o EL Lo . V 1D A y o BRA

bre los trabajos de restauración que Sánchez


Coello debía realizar 174 •
En la primera carta 175 , de agosto de 15 79,
Miguel Pérez comunicó al Rey que los cuadros
de Venecia habían llegado y que el retrato del
Dux Mocenigo 176 estaba en muy mal estado,
con dos agujeros, que podía reparar «Alonso
Sánchez». La segunda carta de Miguel Pérez,
del 17 de septiembre de 1579 177 , confirma al
Rey que Sánchez Coello había prometido res-
taurar el retrato de Mocenigo . El cuadro sólo
podría ser mandado a Lucas de Prado después
de la reparación, junto con un retrato de Feli-
pe II de mano de Tiziano . Pero hasta enton-
ces Sánchez Coello no había comenzado con
este trabajo, «porque es todo palabras», según
dice Miguel Pérez .
El 16 de ocmbre de 1579 Miguel Pérez ruvo que
informar nuevamente al Rey de que Sánchez
Coello todavía no había empezado el trabajo
de restauración 178 • En otro escrito de 5 de di-
ciembre de 1579 179 , enviado al Rey , deja ad-
vertir su impaciencia nuevamente, afirmando
que no quería esperar más la reparación del cua-
dro . Pérez desea, pues, quitar el lienzo a Sán-
chez Coello y enviárselo a Lucas de Prado en
estado deteriorado . Del siguiente y último es-
crito de esta correspondencia 180 resulta que Fe-
lipe II parece haber ordenado seguir confiando
a Sánchez Coello el trabajo de la reparación del
retrato de Mocenigo. El interrogante sobre el
paradero acmal del cuadro está aún sin resolver.
Por una carta de 10 de junio de 1580 de Sán-
chez Coello a Felipe II, conocemos el encargo
del Rey de realizar cinco cuadros para el Em-
perador de la China 18 1 • Las obras , que Sán-
chez Coello ya había terminado el 21 de mayo ,
fueron las siguientes: un retrato de Felipe II
a caballo en tamaño namral, armado y con bas-
tón , otro del Infante (probablemente Don
Diego , que en este tiempo era el Príncipe he-
redero) igualmente con armadura , y un retra-
to de Carlos V a caballo tamaño natural. Si-
guen dos cuadros con temas religiosos, prime-
ro la imagen de «Nuestra Señora en pie como
el natural y con su niño en sus bra~os con sus
atributos y un lien~o de un christo crucificado
y santJuan y María que tiene diez y seis pies
de alto y diez de ancho ... ». COPIA DE SANCH EZ COELLO. Archiduque Albe1to. lNNSBRUCK. PORTRATGALERlE SCHLOB AMBRA

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S. Breuer. AL o Ns o s Á Ne HE z e o EL Lo. V 1DA y o B RA

querido ni quero poner nombre de precio a la


pintura sino que me paguen lo que dixeren con
juramento que vale, y que pues el crucifixo le
hize por su mandado y orden de V. md . pues
ellos o V. md. en conciencia estan obligados a
tomarle, y pues V. md. sabe mi necessidad y
lo que me havra costado esta pintura, suppli-
co a V. md. mande que luego me paguen y
que no me trayan en delaciones ... »
Del 1 de julio de 1580 existe una nota de
pago 18 3 , de la cual resulta que la Crucifixión
no fue pagada, como tampoco los otros cua-
dros para el Emperador de la China. En este
documento sólo se mencionan las siguientes
obras: La Inmaculada Concepción , Retrato de
Carlos V a caballo y dos retratos de Felipe JI
uno a caballo y el otro en pie de cuerpo ente-
ro. El retrato del Infante pudo haber sido cam-
biado por uno del Rey. Por los lienzos le fue-
ron abonados a Sánchez Coello 400 ducados.
En cuanto a los cuadros para el Emperador de
la China, su intención era mostrar a los sobe-
ranos orientales el poderío, la grandeza y la re-
ligión católica de España. Se desconoce si es-
tas pinturas llegaron alguna vez a su destino,
pues no tenemos conocimiento de ellas .
Del archivo del Palacio de Madrid procede una
cuenta que permite saber que Sánchez Coello
había hecho un retrato de Don Diego 184 . El
20 de abril, así escribe Sánchez Coello, había
realizado un retrato del difunto Príncipe Don
Diego, vestido en un traje de raso rojo borda-
do con calzas y guerrera. Este retrato lo había
dado Sánchez Coello, por orden del Conde de
SANCHEZ COELLO. Don Felipe (III), Infante de España. SAN DIEGO. CALIFORNIA. MUSEUM OF ART
Barajas, mayordomo del Infante , a un caba-
llero flamenco de nombre Adrian de Gonvies
Court, quien lo llevó a Flandes por orden del
El último lienzo con la Crucifixión fue reali- mande me gratifiquen mi trabajo que cierto Rey . En un escrito del 3 de febrero de 1583
zado por encargo del Rey, pero a pesar de ello ha sido grande y con mucha costa de officiales Cristóbal de Oviedo, Tesorero del Rey y de los
no fue aceptado, porque a los funcionarios de y aparejos, el concierto fue que me darían lo Infantes, afirma que Sánchez Coello había rea-
la Corte les pareció demasiado caro. Y así dice que valiesse y assi suplico V. md. mande se lizado esta pintura y que fue mandada a Flan-
Sánchez Coello al Rey en su carta 182 , «... no le haga porque no hizieron sino embiar aquí un des . No antes del 6 de febrero de 1586 fue fir-
tomaron porque les parecio que costaría mu- pintor de su parte a que las viesse, y llevarme- mada la nota de pago; Sánchez Coello recibió
cho, una cosa puede dezir a V. md, de esta las otro día, dexandome el crucifixo que cier- 60 ducados por ello. El mismo Rey había en-
pintura, que ha sido más bien mirada que pa- to es una pie<;a harto conveniente para aque- cargo este retrato, según la fecha de la cuenta;
gada, viola el Cardenal Granvela, y todos los · lla tierra y hecha con mucho cuydado, y hize la Reina Doña Ana ya había fallecido en 1580.
consejos y otras muchas personas y a lo que en- que antes que las llevasen las viesen los mejo- Este retrato de Don Diego de 1582 no puede
tiende los ha contentado mucho, por lo qua! res officiales de la corte porque si fuesse me- identificarse con ninguno de los retratos del
no puedo dexar de recurrir a V. md . para que nester dixessen su parecer porque yo no he Infante conservados 18 ) [ cat. 24, 26].

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S. Breuer. AL o Ns o s Á Ne H Ez e o EL L o . V 1DA y o B RA

Para la galería de retratos del Palacio de El Par-


do, Sánchez Coello pintó, por encargo de Fe-
lipe II, nueve retratos de la familia real.
En su Libro de la Monteria 186 de 1582 Argo-
te de Molina enumera todos los retratos que
se exponían en la Sala de Retratos . De ellos
Sánchez Coello realizó los de las siguientes per-
sonas: D . ª Juana, Princesa de Portugal, D.ª
Catalina, Reina de Portugal, D. Luis Méndez
de Haro, Marqués del Carpio, D. Diego de
Córdoba, Don Juan de Austria, El Príncipe
Don Carlos, El Emperador Rodolfo II, Archi-
duque Ernesto de Austria, Archiduque Fer-
nando de Austria.
De la mano de Tiziano eran once retratos,
quince de Antonio Moro y dos de Lucas de
Heere; un retrato de la Reina Isabel de Valois
era de la mano de Sofonisba Anguissola y los
de las siete hijas de Fernando II estaban pin-
tadas por un maestro alemán (probablemente
Seisenegger) .
El encargo para la galería de El Pardo debe de
haber tenido lugar cuando vivía la Reina Isa-
bel de Valois, entre 1560 y 1568 , cuando se
estaba construyendo el interior del palacio de
El Pardo 187 . Es significativo que no se men-
cione retrato alguno de la Reina Ana.
El 13 de marzo de 1604 El Pardo fue casi com-
pletamente destruido por un incendio, aun así,
durante el siniestro se puso singular empeño
en salvar las piezas de la estimadísima galería
de retratos, pero sólo se pudieron rescatar los
lienzos situados en la parte inferior, ya que no
hubo tiempo para extraer los altos , debido a
la costumbre de sujetarlos con marcos de es-
Dama del a1miño. GLASGOW. POLLOK HOUSE
tuco adheridos a la pared. Hoy ya no es fácil ATRIBUIDA TRADI CIONALMENTE A EL GRECO, ES PROBABLEMENTE OBRA DE SOFO ISBA ANGUISSOLA
averiguar cuáles de los retratos que se encon-
traban en El Pardo pudieron ser salvados y cuá-
les fueron destruidos. Así sólo se pueden com- davía faltaban para la galería de El Pardo, por ·Para completar la galería de reuatos de El Par-
parar las pinturas enumeradas por Argote y las lo que sabemos que se refiere a Sánchez Coe- do fueron propuestos al Rey cinco reuatos: uno
copias de la nueva galería de retratos por Pan- llo , que llegó a la Corte española desde Por- de la Reina Isabel de Valois , como podemos
toja 188 con las obras de Sánchez Coello que se tugal y a menudo se le tenía por portugués. deducir de la lista de Argote. Este reuato , sin
conservan. Quien escribió esta nota no sería Antonio embargo, no fue realizado por Sánchez Coe-
Un documento sin fecha del Archivo de Si- Moro , como supone Martín González 19°, llo , sino por la pintora de Cremona, dama
mancas parece confirmar de primera mano el pues Moro ya había abandonado España en de honor de la Reina , Sofonisba Anguissola
encargo para El Pardo de Sánchez Coello 189. 1560 para siempre , y la construcción del inte- [cat. 5). Los retratos de Don Carlos e igualmen-
El anónimo autor de este memorándum comu- rior de El Pardo no se pudo comenzar hasta los te los de los Archiduques Ernesto y Rodolfo
nicó a Felipe II que había hablado con el «pin- años sesenta. Los retratos de Moro que se tra- y el de Don Juan de Austria fueron todos rea-
tor portugués» sobre los cinco retratos que to- jeron a El Pardo los había realizado años antes . lizados por Sánchez Coello, como también se

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s. Breuer. AL o Ns o s Á Ne HE z e o EL L o. V 1o A y o BRA

puede deducir de la descripción de Argote. la Rodrigo de Reynalte, platero de la Reina, tío El primer testimonio escrito del trabajo de Sán-
fecha de este documento puede establecerse de su mujer, áquí nombrado como cuñado de chez Coello en los retablos es la carta ya men-
entre 1565 y 1568. Sánchez Coello. cionada del pintor a Felipe II, de fecha 10 de
El día de la firma del contrato se reunieron en junio de 1850 197 , en la cual también notifica
la Iglesia de El Espinar el vicario, el cura, el haber terminado los retratos para el Empera-
LOS ENCARGOS ECLESIÁSTICOS beneficado , los alcaldes, los regidores, el pro- dor de la China. De la carta resulta que el Rey
curador del consejo, el mayordomo de fábrica había pedido el cuadro de S. Lorenzo y S. Es-
El primer encargo eclesiástico que conocemos y otros vecinos de El Espinar, para elegir to- teban y que Sánchez Coello lo iba a llevar al
procede de la Iglesia parroquial de la Asun- dos juntos los temas que se habían de pintar día siguiente a El Escorial. la firma y la fecha
ción de Nuestra Señora en Colmenar Viejo, en en los retablos que fueron los siguientes : en de 1580 en el lienzo así lo demuestran.
la provincia de Madrid. Aunque el documen- los pedestales del primer cuerpo , la Cena del El 30 de septiembre de 1581 Sánchez Coello
to del encargo no se ha localizado existen dos Señor o Institución de la Eucaristía y la del Cor- manda otro escrito al Rey , del cual podemos
cuentas de los años 1574 y 1583 , por las cua- dero Pascual; en los tableros de los imercolum- deducir que los trabajos para los retablos se rea-
les la realización de las tablas para el altar de nios del mismo cuerpo el Nacimiento y la Epi- lizaban en el mismo Escorial. En esta carta Sán-
Colmenar Viejo se puede datar antes del año fanía del Señor; en los del segundo la Circun- chez Coello se queja de las malas condiciones
1574. cisión y la Resurrección; en los del tercero la de trabajo en que se encuentra el taller com-
El primer documento contiene un requeri- Asunción y Venida del Espíritu Santo ; y en los pletamente deteriorado por los temporales. Es-
miento de pago de Sánchez Coello y Diego de del cuarto , Cristo con la Cruz a cuestas y el Se- tando Sánchez Coello y sus oficiales en el ta-
Urbina para que se les pague una cantidad por pulcro. Parece que después hubo alguna alte- ller de El Escorial, dos vigas se rompieron y una
una tabla que habían pintado juntos para la ración, porque en el lugar de las Cenas se pin- parte del techo casi se cayó encima de ellos y
iglesia de Colmenar Viejo 191 . El documento taron los Cuatro Doctores y los Cuatro Evan- otra se hundió , «... que a no verle todos que-
fue extendido el 24 de marzo de 1574. gelistas aparecieron en el lugar destinado a dabamos hechos tortillas ... » Causantes del des-
El segundo documento es un poder del 31 de Cristo con la Cruz a cuestas y el Sepulcro . trozo fueron las lluvias caídas en días anterio-
marzo de 1583 de Sánchez Coello y Heman- Gaspar de Plasencia y Juan de Cerecedo tasa- res, que al aflojar el tejado , «más parecía te-
do de Ávila a Santos Pedal, quien debería co- ron la obra completa en el año 15 77; el pri- rrado que tejado». Sánchez Coello lo dice ,
brar del sacerdote de Colmenar Viejo todo el mero por parte de la iglesia y el segundo por «... siempre avisé de ello . Yo estoy de manera
dinero que éste les debía por un retablo de al- la parte de Sánchez Coello. Cerecedo tasó las que no tengo donde pintar, ni tener estas pin-
tar que estaban realizando para la iglesia del mejoras que se habían hecho en 75.875 mara- turas y danme harta pausa por elas , de mane-
lugar 19 2 • El retablo del altar mayor de Colme- vedíes. El retablo , así como la cortina, las pin- ra que están al agua y el viento porque se va
nar Viejo se conserva en su lugar original . tó Sánchez Coello en Madrid y «son como de quitando la tela para cubrirlo y queda todo de-
En el año 1574 Sánchez Coello recibió el en- su mano». los trabajos de escultura de made- samparado ... » Así Sánchez Coello pide al Rey
cargo de otro retablo de altar, esta vez para la ra para el altar mayor ya los había realizado la sala desocupada de abajo , para evitar que
Iglesia de El Espinar, en fa actual provincia de Francisco Giralte en 15 7 3. Retablo y cortina sus cuadros se echen a perder. Como último
Segovia 19 3 • Sánchez Coello firmó el contrato se pueden ver hoy día en su primitivo empla- argumento para convencer al Rey de su preca-
el 14 de febrero de 15 74 para pintar las tablas zamiento . ria situación, Sánchez Coello escribe que su
del altar mayor, dorarlas e instalarlas 194. Bajo El encargo eclesiástico más importante que re- «mujer estaba harto mala de saber de ello y con
treinta y cinco condiciones debían de ser rea- cibió Sánchez Coello fue la realización de las este acontecimiento se le dobló el mal ... »
lizados, por la mano del maestro , los cuadros imágenes de los santos para la basílica de San Dos meses más tarde, el 7 de diciembre de
al óleo y una cortina de claro oscuro que cu- Lorenzo de El Escorial. 1581, Diego de Urbina tasó cinco retablos de
briría el retablo en las dos últimas semanas de El 21 de agosto de 1576 Felipe II encargó al la mano de Sánchez Coello 198 . Al año si-
cuaresma. Para este trabajo le fue concedido pintor Juan Navarrete, llamado El Mudo, la guiente, el 28 de julio de 1582 , el pintor co-
un plazo de tres años , que empezaba a partir realización ?e32 pinturas para los altares de bra 300 ducados por otras dos obras 199 . En
del 1 de abril de 15 74. El precio de las dos las capillas laterales de la iglesia l9l. Pero Na- 1583 estaban terminadas las pinturas de lo san-
obras fue estimado en 3. 350 ducados y al ter- varrete murió en marzo del año 15 79 , de modo tos como se puede deducir de las notas de
minarlas se tasarían por dos maestros; si la ta- que Sánchez Coello, luis de Carvajal y Diego pago. El 26 de marzo de 1583 Sánchez Coello
sación de éstos resultara más alta que el precio de Urbina tuvieron que continuar su obra. había entregado el cuadro de los Mártíres de
det erminado , no se pagaría el aumento , sino Sánchez Coello pintó ocho retablos con pare- Alcalá, recibiendo por ello un pago parcial de
que quedaría a favor de la iglesia. Entre los fia- jas de santos, que todavía se encuentran 550 ducados 200 •
dores de Sánchez Coello se encontró también allí 196 [ cat. 49]. Del 28 de abril de 1583 hay una nota de pago

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S. Breuer. A L o Ns o s Á Ne H E z e o EL L o . V 1DA y o B RA

sobre diez cuadros, de ellos ocho de parejas de Antes de este procedimiento se encargó la co- bría fundado una casa para huérfanas en Va-
santos y una imagen de los Desposorios místi- pia a Sánchez Coello que actualmente se en- lladolid, que todavía existía en su tiempo. Este
cos de Santa. Catalina 201 ( cat. 48] y un cua- cuentra en los Nuevos Museos del Escorial. dato parece provenir de una equivocación.
dro de San jerónimo en penitencia 202 por los Por contrato del 18 de junio de 1584 Sánchez En 1546 reinando Carlos V fue fundado un or-
cuales debería recibir 2.060 reales 203 • En esta Coello se obligó a dorar y estofar la caja de los fanato cerca de Valladolid, el cual fue agran-
suma final estaban incluidos otros cuadros ta- órganos grandes de la Iglesia de San Lorenzo dado por adquisición de casas nuevas y de un
sados previamente y algunos no tasados , mo- y terminarlas bajo dichas condiciones a fines monasterio 211 • Cuando hubo que cerrarlo en
tivo éste de algunas confusiones para el fun- del año 1584 207 • En 1588 Sánchez Coello rea- 1612 por escasez de dinero , Doña Ana del Cas-
cionario de la Contaduría al dividir la suma lizó en presencia del padre Ribadeneyra un re- tillo y su marido, cuya hermana Doña Juliana
para averiguar el precio de cada cuadro . Por trato póstumo de San Ignacio de Loyola 208 , estaba casada con un pintor de Valladolid , de
esta razón, el funcionario saca las obras no an- con el modelo de la mascarilla del santo; el pa- nombre Pedro Díaz Minaya, donaron , entre
tes. tasadas del desembolso final y les pone un recido de este retrato con el difunto debió de otros , una cierta suma para recuperar el orfa-
precio más bajo 204 • Después de una nueva ta- haber sido sorprendente. Esta obra está con- nato y el colegio. Después de su muerte , su
sación y de más cálculos , el total se elevó a siderada desde hace tiempo como desapa- heredero , Diego Valentín Díaz, cuidó del
1.600 ducados, que era lo que Sánchez Coe- recida. mantenimiento del orfanato y financió con su
llo cobraría. fortuna la edificación de una iglesia. Valentín
Sánchez Coello realizó además para El Esco- Díaz fue pintor como su padre y realizó algu-
rial otras obras, que están registradas en do- LA SITUACIÓN FINANCIERA nas obras para el templo . En su vejez se dedi-
cumentos. En 15 74 entregó la pintura del Noli có completamente al orfanato y al colegio hasta
me tangere para la Iglesia de San Lorenzo 20 5 Según informa Pacheco 20 9 , Sánchez Coello su muerte en 1661.
[cat . 47 ], que había copiado de una obra de reunió la considerable fortuna de 55. 000 du- El 30 de diciembre de 15 75 Sánchez Coello y
Tiziano muy deteriorada al llegar a España. En cados . Si la fama de rico del pintor de cámara su mujer Luisa de Reynalte vendieron un te-
efecto estaba tan maltratada que Juan Femández en la literatura está justificada, debe ser inves- rreno con una casa y un huerto situado fuera
Navarrete, el Mudo le recortó las partes dañadas tigada aquí. de la puerta del campo de la ciudad de Valla-
salvando sólo el busto de Cristo 206 ( cat . 46] . Palomino 210 escribe que Sánchez Coello ha- dolid a Pedro de Tamayo por 166 ducados 212 •

DlBUJO ATRlBUIDO A JUAN DE HERRERA


El Escorial en constmcción. 1575
COLECCIÓN PR!VADA

31
s. Breuer. A L o N so s Á N e H Ez e o EL L o . V 1o ¡\ y o B RA

tiene y poco salario y ser los años tan trabajo-


sos, le hizies mrd. de un officio que avía vaco
en el Reyno de Napoles, de que hizo V. M. d.
merced a Guillermo , y a el sele mando bus-
casse otra cosa y la busco, y no huvo lugar, y
otras dos vez es ha pedido en Indias dos off º'
y tan poco le ha havido, y agora en el ultimo
memorial destos, sele respondio que porque
estava proueydo el dicho off º . buscasse otra
cosa. Supplica humildemente a V. M. le haga
mrd. de un regim 0 que esta vaco en la villa
de Ocaña por fallecimi º de Antonio de frias ,
que valdra seis cientos ds º a lo mas largo; con
los cuales se podra reparar, a lo mucho que
deve y necessidad que padece, que en ella re-
cibira mucha mrd. y en recompensa de las
obras que tiene hechas de pinturas y retratos
y aderecos de varias pinturas - desde el año de
15 75 - hasta agora - p ª - servicios de V. M d .

·- . -- 1.
y por su mandato que valen cassi lo mismo que
el dicho regimiento» escrito lo cual termina la
carta bruscamente. El descontento de Sánchez
Coello se expresa claramente en este escrito.
<
Felipe II, quien sí estimaba a su «muy amado
• hijo portugués», pero pagándole mal, con poca
~~ · ~ ,fou-u/Hl puntualidad o a veces absolutamente nada ,
tuvo como es sabido problemas financieros en
todo su reinado. Por emisiones del Tesoro Real
pudo salir de esos apuros. Pero no sólo se pue-
de achacar a esta circunstancia político-finan-
ciera la causa de la situación apurada de Sán-
chez Coello . El minucioso monarca, a quien
se tuvo que rendir cuenta de cada uno de
. . -;~

los panes de oro utilizados para dorar la ca-


ja de órganos de El Escorial 2 15 , seguramen-
te no había retardado o suprimido el pago
de su pintor de cámara por simple descui-
CARTA DE SANCHEZ COELLO A FELIPE ll, EL 30 DE SEPTIEMBRE D E 1581, EN LA QUE INFORMA AL REY DE GRANDES
do . Hay que buscar en las relaciones entre
TEMPESTADES EN EL ESCORIAL QUE DESTRUYERON SU TALLER Y D E LA NECESIDAD DE UNA NUEVA SALA señor y servidor de aquel tiempo otras razones
SIMANCAS. ARCHrVO GENERAL [Leg. 280, fol. 855]
valederas .
El poder absoluto del Rey sobre sus súbditos,
El contrato de compra celebrado el 20 de ene- cerca del terreno y la casa de Sánchez Coello. y especialmente sobre los sirvientes que le es-
ro de 1576 2 13 explica más claramente dónde La mala situación financiera de Sánchez Coe- taban subordinados directamente, como fue
se encontraba dicho terreno , o sea fue en el llo y su familia se hace patente en el escrito Sánchez Coello , otorgaba al monarca el dere-
sitio que llamaron «Almaxi», próximo al Mo- del pintor al Rey de 20 de agosto de 1579 2 14 : cho natural de proceder con ellos como le con-
nasterio de Nuestra Señora del Carmen Extra- «Alonso Sánchez criado de V.M. d . Dize, que venía. Así hubo encargos que hizo al pintor ,
muros. Seguramente se produjo una confusión por otros memoriales ha supplicado a V. M., como por ejemplo el de la Crucifixión 2 16 , que
-y así lo estiman también Martí y Monsó- que atento sus servicios y mucha necessidad retiró, a pesar de los ruegos insistentes del pin-
entre la edificación del citado orfanato muy que padece a causa de los muchos hijos que tor, porque le pareció demasiado caro su pre-

32
S. Breuer. ALo Ns o s Á Ne HE z eoEL Lo. DA y oB RA
V1

cio, y no cambió de opinión hasta que el pre- cio del año 1588 los herederos de Sánchez Coe- La gloria y la estimación que se dispensó al pin-
cio fuera rebajado a su gusto. llo recibieron 10.000 maravedíes, lo que co- tor durante su vida y también después de su
Intrigas y otras influencias de funcionarios de rrespondía a alrededor de 154 ducados. Según muerte se expresan en los versos que Lope de
la Corte puede que tuviesen cierto influjo, pero este dato, su salario anual llegaba cerca de 460 Vega le dedicó:
la decisión final sólo estaba en manos del Rey. ducados, de los cuales no sólo tuvo que pagar
Seguramente Sánchez Coello fue víctima de la el sustento para la familia, sino anticipar tam- «Y el Español Prorogenes famoso ,
arbitrariedad de la Corte; la petición de 1579 bién los gastos de materiales para los cuadros El Noble Alonso Sánchez, que enbidioso,
de hacerse cargo del regimiento de Ocaña pro- y el salario para los oficiales , que recobró mu- Dexara a el mas antiguo , y celebrado
bablemente fue rechazada. cho más tarde y algunas veces nunca recupe- De quien oy han quedado ,
No se puede fijar en cifras precisas, cuál fue ró. Para hacernos una idea del valor del duca- Honrando su memoria,
la situación material del artista, porque ni po- do de entonces, podemos citar un documento Eternos Quadros de Divina Historia.>
seemos un inventario de su casa ni su testamen- de compra, en el cual Sánchez Coello se obli-
to. Sin embargo, la citada carta del 20 de agos- gó a pagar a un comerciante 27 ducados por (El Laurel de Apolo)
to de 15 79 parece una prueba del serio apuro un vestido de seda y un abrigo de lana 223 .
en que se encontraba el pintor y su familia. Esta suma significaba aproximadamente el seis «No tiene España que envidiar, si llora
Sabemos que Sánchez Coello recibió por una por ciento de su salario anual. Un Juanes, un Becerra, un Berruguere
venta de un terreno cerca de Valladolid 2 17 la Las peticiones de las hijas Antonia y María a Un Sánchez, un Felipe, pues ahora
cantidad de 166 ducados, que alojó un apren- Felipe III 224 para que les concediera una ren- Tan iguales artífices promete:
diz en su casa a sus expensas 21 8 y que después ta, que al final se les otorgó, prueban que la Ribalta donde el arte se mejora
de su muerte su mujer e hijas tuvieron cria- situación económica de la familia, despues de Pincel octavo en los famosos siete,
das, lo que nos hace pensar que su situación la muerte del pintor, había empeorado. Juan de la Cruz que si criar no pudo
económica no era tan precaria 2 19 . De todas Dió casi vida y alma a un rosuo mudo.>
formas, los gastos que tuvo Sánchez Coello sólo LA MUERTE
para mantener el taller y para satisfacer las exi- (La Hermosura de Angélica, 1602)
gencias de una familia de trece personas de- El 8 de agosto de 1588 Sánchez Coello murió
bieron ser cuantiosos. en Madrid. En la partida de fallecimento de
Una prueba más de las continuas peticiones del la Parroquia de Santiago se dice que recibió
pintor nos la da la carta del Cardenal Granvela la Extremaución y que había confesado y co-
al Secretario de Felipe II, Mateo Vázquez, del mulgado seis días antes y que no testó. Según
19 de febrero de 1583 220 • En ella se dice que ello no parece haber sufrido una larga y grave
Sánchez Coello había pedido varias veces al Rey enfermedad; de ser así hubiera recibido los sa-
una merced y siempre le dijeron que encontra- cramentos sólo poco antes de su muerte , como
ra «otra cosa con la cual el rey le pueda hacer era de uso en aquel tiempo . Todo induce a
merced». Granvela propone a Sánchez Coello creer que se trata de una muerte repentina, es-
para el puesto de «armero», un «officio más de pecialmente por el dato de la falta de tes-
curiosidad y de ingenio que de travajo ... ». tamento.
La solicitud de empleo del año 1585 221 , en la Sánchez Coello fue enterrado en la Iglesia de
cual un Alonso Sánchez hace oposiciones a un Santiago, junto a un altar que debía ser cons-
puesto de notario en el lugar de Buizillo , no truido, dedicado a la Venida del Espíritu San-
puede ser del pintor, porque el documento to. Para los gastos del enterramiento la viuda
afirma que el cargo estaba vacante por la muer- dio un cuadro al óleo a la iglesia y se obligó
te de «SU yerno»Juan Gamboa. Sánchez Coe- a «aderezar» el altar «de suerte que valga más
llo no tuvo ningún yerno de ese nombre . Tal de 100 ducados aderezo y retablo». Aparecen
vez se trata de un primo suyo que tuvo el mis- como fiadores Cristóbal de Salcedo, un cuña-
mo nombre que él y haya sido talabartero de do de Luisa de Reynalte, y Francisco Reynal-
Felipe II. te, un hermano de la viuda. Por las muchas
La nota de pago del último sueldo de pintor transformaciones que hubo en la iglesia no se
de cámara de Sánchez Coello 222 muestra cla- conservan ni el mencionado altar , ni la tumba
ramente su nivel salarial . Para el segundo ter- de Sánchez Coello.

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S. Breuer. A L o N so s Á N e H Ez e o EL Lo . V 1o A y o B RA

NOTAS 40 Beroqui, P .• 1936, pp. 249-250 . 84 Martínez,]. (1675) 1866, p. 125.


41 Loga , V. von, 1908 , p. 100. 85 Pfandl , L. (1939) 1979. p. 149.
Erróneamente se ha identificado a veces con Benifayó.
42 Thieme-Becker (Fried lánder). 1931, t. 25, p. 110. 86 Pérez Pastor, C. 1914, 914, t. XI, n. 0 27.
1 legua antigua = 5,5727 km. Benifairó está efectivamente
a 27 ,8 km. de Valencia. 43 Pacheco , F. (1638), 1956, t. 11 , p. 146. Véase también Palo- 87 Archivo Histórico Nacional, prueba de caballero de A. de He-
mino, p. 803. rrera, 1621 (p. 4. 100). El año del bautizo está dado aquí
San Román (1938) transcribió los documentos de 1593. en-
como 1564 (Parroquia de San Pedro).
contrados por el auror en el archivo de la Capilla de los Re- 44 Beroqui, P. , 1926 , p. 25.
yes Nuevos en Toledo . En ellos el hijo de Sánchez Coello,
45 Que D.' Juana estimaba mucho al pintor también lo asegu-
88 Pérez de Moya, J., 1583, p. 322.
Juan, da la información de limpieza de sangre, que se hizo
ra una carta de la Princesa al Cardenal-Infante en Portugal 89 Álvarez y Baena, A. (1791) 1973, p. 419.
al ser nombrado Capellán de la Real Capilla de Reyes Nue-
del 11 -3-1 566, en la cual le pide un ministerio eclesiástico
vos de Toledo ; además publica allí su resramento y el inven- 90 Archivo Histórico Nacional, prueba de caballero de A. de He-
para un pariente de Sánchez Coello. Sánchez Cantón, F. J..
tario de sus bienes, que proceden del Archivo de Prorocolos rrera, 1621 , p. 83.
1916, p. 44.
de Toledo (1628 y 1631), p. 17.
46 Figueiredo, J. de , 1908, p. 80. 91 Archivo Histórico Nacional. prueba de caballero de A. de He-
4 San Román, F. B. de, 1938, p. 31. Archivo Histórico Nacio- rrera , 1621 , pp. 19, 24.
nal , Madrid , Órdenes Militares , Santiago, Pruebas de Caba- 47 Este cuadro ya no existe.
lleros, año 1621, Caja 739, Expediente 3.907 (p. 112 , 113); 92 Agu lló Cobo, M. , 1978, p. 149. 150, Archivo Histórico de
48 San Román, F. B. de, 1938, p.13. 14. Protocolos.
prueba de caballero del nieto de Sánchez Coello, Antonio
de Herrera. 49 Beroqui , P. , 1926 , p . 251, «MemoriadelosReuatosqueyo. 93 San Román, F. B. de, 1938. p. 40. Juan fue bautizado el
Alonso Sánchez, hize por mando de su Alteza desde el año 18-9-1565 en la Iglesia de Santiago en Madrid.
5 San Román, F. B. de , 1938.
1555 hasta el año 1563.•
6 San Román, F. B. de, 1938, p . 23. 94 San Román, F. B. de , 1938, p. 46. Véase también la carra
50 Kunsrhistorisches Museum . Viena , expuesto en la Pomarga- del Cardenal Granvella al Cardenal Farnese del 12-4-1 585 y
7 Álvarez y Baeoa, A. (1971). Esta localidad estuvo habitada, lerie Schloíi Ambras , Innsbruck (Inv. Nr. 3127). la respuesta del 2-7-1585.
sobre todo, por moriscos. 1973, p . 419.
51 Museo de Bellas Arres de Bilbao. 95 El año de su muerte no es conocido, pero como su hermana
8 Archivo Histórico Nacional, prueba de caballero de Antonio Antonia no le menciona en su resramento, debe de haber
52 Museo del Prado, Madrid (n. 0 inv. 1136).
de Herrera (pp. 125-126). muerto entre 1631 - la fecha de su resramento- y el año
53 Kunsrhistorisches Museum. Viena (Inv. Nr. 3182). de la muerte de Antonia en 1645.
9 Ceán Berrnúdez, J. A. (1800) 1965 , p. 330.
54 San Román, F. B. de, 1938, p. 14. 96 Para lista de las obras véase índice de documentos.
10 Justi , C., 1908, p. 46.
55 San Román, F. B. de, 1938 , p.14. 97 Agulló Cobo, M.• 1978. p. 147.
11 San Román , F. B. de, 1938, pp. 9, 10, 31.
56 Álvarez y Baena, A. (179 1) 1973 . p. 419. 98 San Román , F. B. de, 1938, p. 46.
12 Archivo Histórico Nacional, prueba de caballero de A. de He-
rrera (pp. 125-126). Sánchez Cantón , F.]. , 1916,. p. 41. 57 Ceán Bermúdez,]. A. (1800) 1965 , p. 330. 99 Agulló Cobo , M .. 1978, p. 147.
13 Pérez de Moya, ]. , 1583 , p. 322. 58 San Román, F. B. de , 1938. p. 9. 100 Martínez , J. (1675) 1866, p . 127.
14 San Román, F. B. de, 1938 , p. 24. 59 Archivo Histórico Nacional, prueba de caballero de A. de He-
101 Agulló Cobo, M. , 1978, p. 148 .
rrera , 1621 (p. 82) .
15 San Román, F. B. de , p. 18.
102 Agulló Cobo , M. • 1978, p. 147.
60 Archivo Histórico Nacional. prueba de caballero de A. de He-
16 San Román, F. B. de, p . 44.
rrera, 1621 (p. 70). 103 San Román , F. B. de , 1938, p. 46.
17 Se rrata aquí de los intentos de Portugal de reconquistar sus
posesiones anteriores en Marruecos. 61 Archivo Histórico Nacional, prueba de caballero de A. de He- 104 Zarzo del Valle, M. R .. 1870, t. LV, p . 452, 453.
rrera , 1621 (pp. 62 -63 ).
105 Zarzo del Valle, M. R .• 1870 , t. LV, p . 454, 455.
18 San Román, F. B. de, 1938 , p. 44.
62 San Román, F. B. de , 1938, p. 77.
19 San Román , F. B. de, 1938, p. 72. 106 Zarzo del Valle , M. R .• 1870, t. LV, p. 455, 456.
63 Insurrectos de las ciudades de Castilla (comunidades) contra
20 San Román , F. B. de , 1938, pp. 12 , 18 , 23 , 25 , 43, 44. Ar- 107 Zarzo del Valle, M. R. , 1870, t. LV. p. 456. 457.
el gobierno de los consejeros flamencos de Carlos V.
chivo Histórico Nacional, prueba de caballero de A. de He- 108 San Román, F. B. de , 1938, p. 59. Antonia es única herede-
rrera (p. 61). Car. exp. Sevilla, 1929, p. 47. Figueiredo , J. 64 Zarco del Valle, M. R., 1870, t. LV, p. 262.
ra de Juan Sánchez CoeUo .
de , 1908, p . 49. 65 San Román, F. B. de, 1938, p.28.
109 San Román, F. B. de, 1038, p. 46.
21 San Román, F. B. de , 1938, p. 25. 66 San Román, F. B. de , 1938. p. 56.
110 AguUó Cobo, M. , 1978, p. 149.
22 Sánchez Cantón , F. J., 1916 , p. 41. 67 San Román, F. B. de, 1938. p. 29.
111 San Román, F. B. de , 1938 , p . 21, 46.
23 San Román , F. B. de, p. 19. 68 San Román, F. B. de, 1938. p. 28 , 29 .
112 San Román , F. B. de , 1938, p. 40, 46.
24 San Román , F. B. de , pp. 19, 36, 37. Archivo Histórico Na- 69 San Román , F. B. de, 1938, p. 27.
cional , prueba de caballero de A. de Herrera (pp. 104, 127). 113 García Rey . V .. 1927, p. 208.
70 Maní y Monsó , ].. 1901 , p. 330.
25 San Román , F. B. de , 1938, p. 23. 114 Zarzo del Valle , M. R .. 1870, t. LV . p. 452, 453.
71 San Román, F. B. de, 1938, pp. 12, 13. 14, 16.
26 San Román, F. B. de , 1938, pp. 33 -34. 115 Agulló Cobo , M., 1978, p . 151.
72 Agulló Cobo , M.. 1978, p. 149.
27 San Román, F. B. de , 1938, p. 23. 116 Agulló Cobo, M.• 1978, p. 15 2.
73 San Román , F. B. de, 1938. p. 14. Los otros niños eran: Ro-
28 San Román , F. B. de, 1938, p. 13. drigo , Juana , Luis, Jerónimo. 117 Agu lló Cobo, M.. 1978, p. 147.
29 Carducho , V., 1633. citado en: Roblor-Delondre , L. , 1913, 74 Marrí y Moosó , J. , 1901, p. 174. 118 Agu lló Cobo , M .. 1978, p. 148.
p. 49.
75 San Román, F. B. de , 1938, p . 27. 119 Agu lló Cobo, M.. 1978, p . 148.
30 Roblot-Delondre, L. , 1913, p. 68.
76 Pacheco, F. (1638) 1956. t. II . p. 146. 120 Agulló Cobo, M. • 1978, p. 148.
31 Figueiredo,J. de , 1931, p. 35.
77 Martínez, J. (1675), 1866, p. 125 . 121 Agulló Cobo, M .• 1978, p . 148.
32 San Román , F. B. de , 1938, p. 19.
78 Velasco , M., 1926/27 , t. VIII, p. 225. véase plano. 122 San Román, F. B. de, 1938 , p. 13.
33 Loga, V. von, 1908 , p. 96 .
79 Velasco, M .• 1926/27, t. v111. El dibujo sirvió a Sánchez Coe- 123 Archivo General de Simancas, Catálogo Papeles de Estado
34 Zarco del Valle, M. R., 1870, LV, p. 451. de Venecia, siglos xv-xv111. 32, Leg. 15 10, fo l. 95. carra de
llo como modelo para la vista de la ventana en el retrato de
35 Piot, C., 1895 . t. 29. p . 305. las Infantas de las Descalzas Reales . Felipe lJ a Guzmán de Silva, Embajador español en Vene-
cia. 30 de agosto de 15 75.
36 Pacheco , F. (1638) 1956, t. 1, p. 146. 80 Pacheco, F. (1638) 1956, t. I, p. 146-147.
124 Zarzo del Valle, M.R .. 1888, t . VII , p. 235. carra del Emba-
37 San Román, F. B. de , 1938, p. 43 . 81 Loga. V. von, 1908, p. 118.
jador Guzmán de Silva a Felipe 11 del 29-9-1575 desde Ve-
38 Palomino, A. (1715 y 1724) 1947, t. 111, p. 804. 82 Palomino, A. (1715 y 1724) 1947, r. lll , p. 803. necia; documento del Archivo General de Sim ancas .
39 Wethey, H. E. , 1975. t. 111, pp. 156-160. 83 Pacheco, F. (1638) 1956 , t. 11, p. 145 . 125 Pacheco , F. (1638) 1956, t. I, p. 48 1.

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S. Breuer. A L o Ns o s ANe H Ez e o EL L o . V 1D A y o B RA

126 Véase nota 124. 167 San Román, F. B. de, 1938, p. 62. 200 Museo del Prado, Madrid, n. 0 1.144.
127 Archivo General de Simancas, Cat. Papeles Estado Venecia , 168 Moreno Villa, J. , 1936, t. XII, p . 261, 262. 20 1 Hoy desaparecido. En la casa de subasta Favier fue vendido
siglos XV-XVIII. 13, Leg . 1336, fol. 16. en 183 7 un Eremita en Oración bajo el nombre de Sánchez
169 Moreno Villa, J. , 1936, t. XII, p . 261.
Coello; muy probablemente se trató de esta obra , anterior-
128 Archivo General de Simancas , Cat. Papeles Estado Venecia, 170 Una copia de taller se encuentra en la Aire Pinakothek de mente en El Escorial , que fue robada con otras de Sánchez
siglos XV-XVIII . 13 , Leg. 1336, fol. 64. Munich, Inv. Nr. 3. 175. Coello en la invasión napoleónica en 1808.
129 Archivo General de Simancas, Cat. Papeles de Estado Vene- 171 Galería Bohemia Central. 202 Zarco Cuevas , J. , 1931, pp. 159, 160.
cia, siglos xv.xvm. 47, Leg. 1522 , fol. 130, carta de Madrid
del 5-12-1579. 172 El nombre de Ja Reina no se menciona expresamente, pero 203 Zarco Cuevas, J., 1931 , p. 161 , etc., informe de Gonzalo Ra-
como se trata de una cuenca a la Reina difunta , se enciende mirez del 28-4-1583 y cuenta final.
130 Zarco del Valle, M. R., 1888, t. VII, p . 450. sin duda que se trata de un retrato de ésta.
204 Archivo del Palacio , Madrid , Libro de Entregas, El Escorial ,
131 Archivo General de Simancas, Papeles de Estado de Milán 173 Pfandl, L. (1939) 1979, p. 439. Leg. 1995, fol. 197.
Sabaya, 4 5, Leg. 1336, fo l. 81, carta de Sancho de Padilla
de Milán a Felipe 11 del 13-6-1582. 174 Archivo General de Simancas, Papeles de Estado Venecia, si- 205 Zarco Cuevas, J. , 1931 , p. 31. Museo del Prado , Madrid , n. 0
glos XV-XVIII , 47. 442.
132 Agulló Cabo, M., 1978, p . 186. Lasalle, C., 198 1, p. 54.
175 Archivo General de Simancas , Papeles Estado Venecia, Leg. 206 Zarco Cuevas , J. , 1931 , pp. 163-168, 169-172 .
133 López Martínez, C., 1928, p. 108. Thieme-Becker, 1931, 1.522, fol. 125 , fecha exacta ya no legible.
t. XXIX, p . 383. 207 Pacheco , F. (1638), 1956, r. 11, p. 357.
176 Ludovico Mocenigo, Dux de Venecia de mayo 1570 hasta ju-
134 Pérez Pastor, C., 1914, n. 0
199. nio 1577. 208 Pacheco , F. (1638), 1956, r. 1, p. 147.

177 Archivo General de Simancas, Papeles Estado Venecia, Leg. 209 Palomino , A. (1715 y 1724), 1947, p. 805.
135 Pérez Pastor, C., 1914, n. 0 109.
1522, fol. 126. 210 Marcí y Monsó , J., 1901, pp. 1-9.
136 Agulló Cabo, M. , 1978, p. 148, 152, 153 .
178 Archivo General de Simancas, Papeles Estado Venecia, Leg. 211 Pérez Pastor, C. , 1914 , n. 0 119.
137 Agulló Cabo, M., 1978 , p. 152, 153. 1522, fo l. 128.
212 Marcí y Monsó, J. , 190 1, p. 385.
138 Agulló Coba, M. , 1978, p. 149. 179 Archivo General de Simancas , Papeles Estado Venecia , Leg.
1522, fol. 130. 213 Archivo General de Simancas, Casas y Sitios Reales , Leg. 280,
139 Beroqui , P., 1926 , p. 251.
fol. 55.
140 Museo del Prado , n. 0 1136. 180 Archivo General de Simancas , Papeles Estado Venecia, Leg.
1522 , fol. 131. 214 Zarco Cuevas, J., 1931, p. 169-172.
141 Col. particular, Madrid.
181 Archivo General de Simancas, Papeles Estado Venecia, Leg. 215 Archivo General de Simancas , Casas y Sitios Reales , Leg. 280 ,
142 Beroqui , P. , 1926, p . 251. 280, fo l. 1.067. fol. 1.067, escrito del 10-6-1580 de Sánchez Coello a Feli-
pe 11.
143 Nagler, G. K., 1835, t. 1, p. 124. 182 Archivo General de Simancas, Papeles Estado Venecia, Leg.
280, fol. 1.067. 216 Marrí y Monsó, ]. . 1901, p. 385.
144 Col. privada, Madrid (antes Oñate y Villagonzalo); Col. pri-
vada , Barcelona (hoy desaparecido); Kunsthistorisches Mu- 183 Lohmann-Villena, G . , 1950, p. 159; documento del Archi- 21 7 Pérez Pastor, C. , 1914 , n. 0 199.
seum Viena, depósito (copia); Gal. Bohemia Central, Nela- vo General de Indias en Sevilla. 218 Gracia Sánchez, •esclava negra>, Agulló Cabo , M. , 1978 ,
hozeves (copia). p. 152, Catalina Gutiérrez, cdueña de doña Ysabel Sánchez
184 Sentenach , N. , 1907, p. 28 , 29 . publicación de la cuenca del
145 Kunsthistorisches Museum , Viena, lnv. n. 0 31235. 20-4-1852 , de la confirmación por C. Oviedo del 3-2-1 583 Coello>, Agulló Cabo, M., 1978, p. 149. Maria de León , ccria-
y de la nota de pago del 6-2- 1586. da de doña Antonia Sánchez Coello>, Agulló Cabo , M..
146 Zimmermann, H., 1909 / 10, t . XXVII , p. 166. 1978, p. 152.
185 Col. particular, Inglaterra, firmado y fechado 1577; D. Die-
147 Beer, R., 1891 , t. XV , p. CI.
go y D . Felipe, Descalzas Reales, firmado y fechado 1579. 219 Zarco del Valle , M. R., 1870, c. LV, p. 451, 45 2.
148 Palomino, A. (1715 y 1724) 1947 , p. 804. 186 Argote de Malina , G. , 1582 , p . 21 sig. 220 Sánchez Cantón , F. J. , 1916, pp. 44 , 45 , Archivo Histórico
Nacional .
149 Wethey , H. E., 1975, t. m, p. 159 . 187 Martín González, J. J. , 1970, p. 12 , etc.
221 Kusche , M. , 1964, p. 225, Archivo del Palacio Real.
150 Beroqui, P. , 1926, p. 249 , 250. 188 Aguirre, R. de , 1923 , p. 201 , «Memoria de los Retratos que
sean echo para la Casa Real del Pardo>, 4-12-1 612. 222 Pérez Pastor, C. , 1914 , n. 0 226 , 21 -1 0-1585.
151 Museo del Prado, Madrid , n. 0 426 y 427 .
189 Archivo General de Simancas , Casas y Sitios Reales, Leg. 247. 223 Sánchez Cantón , F. J. , 1916, p. 45 , véase capítulo «La fami-
152 Viardor, L., 1839. p. 116.
fol. 204. Marrín González, J., 1970, pp. 22, 23, 37. lia.>.
15 3 Zarco del Valle, M. R. , 1870, t. LV , p. 445, 446. 224 Beruete y Moret, A. , 1924 , p. 69. Agulló Coba , M., 1978,
190 Marrín González, J., 1970 , p. 23.
154 Cardenal Spinosa, Presidente Ovando, Mareo Vázquez, Ruy p. 148, Libro de Enterramientos, Parroquia de Santiago.
191 Pérez Pastor , C., 19 14, t. XI, n. 0
90, Archivo Histórico de
Gómez de Silva, Duque de Alba, Duque de Sesa, Príncipe
Protocolos.
de Piamonte , Felipe 11 , Príncipe Don Carlos, Carlos V, San-
cho de Leyva , Luis de Requensens comendador mayor, Gar- 192 Pérez Pastor , C., 1914, r. XI, n. 0 201, Archivo Histórico de
cía de Toledo, Don Juan de Austria. Protocolos.
155 Zarco del Valle, M. R., 1870, t . LV, p. 448. 193 Ceán Bermúdez,J. A. (1800) 1965, p. 332-334, publica el
contrato completo.
156 Zarco del Val le, M. R., 1870, t. LV, p. 448, 449 .
194 Loga , V. van, 1923 , p . 122.
157 jahrbuch der krmsthist. Slge11 . d. A. H. Kaiserh. Viena, 1893,
c. XVI, 2.' parte, Regesren Nr. 97 18, carra de Praga del 28- 195 S. Esteban y Lorenzo, firmado y fechado en 1580; S. j eróni-
1- 1656, Ambr. Acren. mo y S. Agmtí11, firmado y fechado en 1580; S. Be11ito y
S . Bem ardo , firmado y fechado en 1580; S. Bastlio y S. Ata-
158 Después de Dieuichsrein, Kheven hüller fue Embajador aus- nasia, firmado y fechado en 1581; Sta. Catali11a y Sta. Inés,
triaco en la Corte espaflola durante los 34 años siguientes. firmado y fechado en 1581 ; S. Pablo y San A11to11io, firma-
159 Véase 15 7, Regesten, Nr. 10.698. do y fechado en 1582; S. Vice11te y S. jorge, firmado y fe-
chado en 1582; S. jwto y S. Pastor, firm ado y fechado en
160 Véase 157, Regesren , Nr. 10. 720. 1582.
161 Véase 157, Regesren , Nr. 10.782. 196 Arch ivo General de Simancas, Casas y Sirios Reales, Leg. 280 ,
fo l. 1. 067.
162 Kenner, F., 1893, r. x1v, p. 40.
197 Zarco Cuevas, J., 1931, p. 84.
163 Werhey, H. E., 1975 , t. m, p. 132. Museo del Prado, Ma-
drid . n . 0 431. 198 Archivo General de Simancas, Contaduría Mayor de Cuen-
tas, 2.' Época, Leg. 399, S. Pablo y S. Antonio, S. Vicente
164 Martínez, J. (1675) 1866, p. 126, 127.
y S. jorge.
165 Wethey, H. E., 1975, r. III , p. 132. Los textos de la mayoría de los documentos citados están publica-
199 Zarco Cuevas , J., 193 1, p. 159, Archivo General de Siman-
166 Pollok House, Glasgow. cas, Contaduría Mayor de Cuencas, Leg. 391, año 1583. dos en: Breuer, Stephanie, A lomo Só11chez Coello, Munich, 1984.

35
ALONSO SÁNCHEZ COELLO
Y LA MECÁNICA DEL RETRATO DE CORTE

POR

Juan Miguel Serrera


ETRATADOR». Así llo plasmará en algunas de sus obras ese gus-
se denomina en 1563 to, del que también será partícipe el Príncipe
a Sánchez Coello en la Don Carlos, para quien retrató «Un paxaro que
contaduría de la Reina se muda de colores», un cordero con dos cuer-

(( Doña Isabel de Valois.


Retratador: El que
hace retratos . ¿Pero
pos y una cabeza y una liebre de igual y ex-
traña morfología; obras similares, en cuanto
temática y motivación, a los «dos retratos,
qué se entendía por cada uno de dos niños, que nacieron juntos
retrato en la España de Sánchez Coello? Se- trabados por las barrigas» reseñadas como anó-
bastián de Covarrubias, en su Tesoro de la Len- nimos en el Alcázar madrileño a la muerte de
gua Castellana, publicado en Madrid en 1611, Felipe II.
lo define como «la figura contrahecha de al- Los retratos de caballos parecen responder a
guna persona principal y de cuenta, cuya efi- otros criterios . Reflejan el cariño de los Aus-
gie y semejanza es justo quede por memoria trias hacia los animales, pudiéndose relacionar
a los siglos venideros». en cuanto a su temática con el retrato que, se-
A esta definición se oponía, no obstante, la gún cuenta Guzmán de Alfarache, un señor
realidad de los hechos , ya que por entonces se mandó pintar de su caballo. Dentro del mun-
consideraba retrato toda pintura o efigie que do de los animales domésticos sorprende que
representase una persona, un animal o una en las colecciones filipinas no aparezcan retra-
cosa. De acuerdo con esto último, se explica tos de perros. Presentes en gran número de re-
que entre las obras de arte del III Duque de tratos de sus señores, es raro que constituye-
Alcalá, reseñadas en Sevilla en 1636, figurase ran por sí mismos tema de un cuadro , como
«ottro rretrato de una baca», que en uno de en cambio ocurrió en la Corte de los Médicis,
los altares del túmulo de Felipe II, levantado para la que Sustermans pintó varios retratos de
en 1598 en la Catedral de Sevilla, San Lean- perros. Aquí cuando se retrataban , se les ha-
dro y San Isidoro aparecieran «arrimados a la cía posar junto a enanos, con los que, como
torre de la iglesia mayor retratada al natural» se ve en Las Meninas, convivían en palacio en
y que uno de los cuadros del Conde de Bena- amigable compañía. El figurar agrupados se-
vente, inventariados en Valladolid en 1653, guramente sería para solventar el problema de
fuese un «retrato de la ciudad de Nápoles». la pose del perro, pero no hay que descartar
El amplio sentido que por entonces se le daba la posibilidad de que se aunaran en un mis-
al término, se pone también de relieve en las mo retrato debido a que perros y enanos ser-
colecciones de Felipe II. Entre las pinturas in- vían por igual a sus señores de diversión y en-
ventariadas a su muerte en la Casa del Tesore- tretenimiento.
ro se encontraban «Dos retratos, de pincel al Dentro de este tipo de retratos se encuadra uno
ollio, de los animales que vinieron de la de los muchos ejecutados por Pantoja de la
Yndia>>, «un retrato ... de una baquilla negra Cruz para Felipe III. En él, a tenor de los docu-
que vino de la India», «un retrato ... de una mentos por los que se conoce, parece ser que el
baquilla ... que vino de Bervería», un «retra- tema principal eran los perros, no los enanos
to, en liern;o , al ollio, del ave de Malinas que que los sujetaban . Así se deduce de la descrip-
llaman Boguli-heine», «dos retratos, en lien- ción de ese lienzo, en el que se decía estaba
c;o, al ollio, de un mico que anda en pie con «retratado en él el lebrel de Y nglaterra, que lla-
una caña en la mano» y «quatro lienc;os gran- man Baylan ... y el enano Bonami que tenía a
des, con quatro retratos de quatro cavallos». Baylan de traylla ... y asimismo don Antonio,
Salvo los retratos de los caballos, esos cuadros otro enano, y de traylla los galguillos de Flan-
son un claro ejemplo del gusto por lo raro y des ... » 1 • Este lienzo es el más claro antece-
exótico propio de Felipe II, quien dispuso la dente del descrito en el Inventario del Alcázar
.c¡eación de un zoo en el Palacio de Aranjuez de 1647 como «un enano y un perro», que más
y de otro en la Casa de Campo. Sánchez Coe- tarde pasó a ser conocido como Retrato del bu-

38
J. M. Serrera. L A ME e ÁN 1e A DEL RE T RA To DE e o RTE

fó n don Antonio «el Inglés» . De este cuadro Los denominados por entonces retratos de san-
la historiografía artística ya ha puesto de relie- tos solían por lo general estar inspirados en las
ve que ni es obra de Velázquez ni representa «vera effigie» de los mismos, imágenes cuya rei-
al citado bufón. Ahora se podría precisar aún terada copia contribuyó a unificar la tipología
más y decir que tampoco efigia «Un enano y física de determinados santos . De la de Santo
un perro», smo a una perra y un enano. Tomás de Aquino partiría el autor del «verda-
Sánchez Coello pintó dos de las denominadas dero Retrato» de ese santo inventariado entre
«gentes de placer» para el Príncipe Don Car- los bienes de Juan Sánchez Coello , el hijo clé-
los, quien a pesar de ser «nemico di buffoni», rigo del pintor, a cuyo padre cabe atribuir su
como relata en 1567 el embajador veneciano, ejecución. A este último también se le puede
quiso tener junto a sí los retratos de «una mu- adscribir la autoría del retrato de San Francis-
chacha cabelluda» y de una «mujer barbuda co de Paula que perteneció a su hijo , imagen
con un mico a los pies», lienzo éste, por des- que, como la mayoría de los cuadros reseña-
gracia desaparecido, que se presenta por aho- dos como retratos de santos , seguiría de cerca
ra como el punto de partida de las mujeres bar- las directrices iconográficas contenidas en las
budas pintadas por Sánchez Cotán , Valentín vidas e historias de esos santos. Dentro de este
Díaz y Ribera, obras motivadas por los mismos grupo se encontraban obras que difícilmente
criterios que inspiraron la de Sánchez Coello. se calificarían hoy en día como retratos , como
A este último se vincula el retrato de la Infan- el «retrato de la cabeza de San Juan ... » regis-
ANÓNIMO
ta Isabel Clara Eugenia con la enana Magda- Bufón mal supuesto don Antonio ~el Inglés>. c. 1660-1670
trado en Zaragoza en 1581 entre los bienes de
MADRID. MUSEO DEL PRADO
lena Ruiz [cat. 29], quien, a tenor de su testa- la Duquesa viuda de Villahermosa, el «rretra-
mento y de la correspondencia mantenida en- to de un Apóstol con una cruz en la mano»
tre Felipe II y sus hijas , no parece que estuviera anotado en 1636 en el palacio sevillano del
tan loca como se dice en las cuentas e inventa- III Duque de Alcalá, los doce retratos de las
rios de Palacio 2 • En él , la presencia junto a la Sibilas propiedad del hijo de Sánchez Coello
Infanta de Magdalena Ruiz le sirve al pintor o el retrato de Cupido reseñado en 1635 entre
para hacer resaltar la belleza y majestuosidad los cuadros del Conde de Monterrey .
de Isabel Clara Eugenia, a cuya juventud y gra- Verdaderos retratos , aunque «retratos a lo
vedad opone la vejez de la bufona, enfrenta- divino», son las representacione~ de perso-
da, en un juego típicamente manierista , con najes contemporáneos de Sánchez Coello que
dos micos, recurso mediante el cual enfatiza éste y otros pintores de su época incluyen
aún más la figura de la Infanta. dentro de composiciones de carácter religioso.
Como retratos también se consideran y defi- De este tipo de obras el ejemplo más signifi-
nen en la España de Felipe II las efigies de los cativo es el doble retrato que hacia 1605 Pan-
santos, figuras que, salvo los considerados toja de la Cruz hizo de la Reina Doña Marga-
como tales en aquellos años, difícilmente pu- rita y de su hija la Infanta Doña Ana. Aun-
dieron retratar los pintores contemporáneos de que el tema del lienzo sea en realidad la
Sánchez Coello. Pantoja de la Cruz sí pudo re- Anunciación, las figuras que lo integran
tratar del natural a la Madre Teresa de Jesús , son retratos de la Reina y de su hija, a quie-
de la que , como indica en su testamento, re- nes , de acuerdo con la iconografía habitual del
JUAN PANTOJA DE LA CRUZ
dactado en 1599, pintó dos retratos para el In- tema , parece estar bendiciendo la figura de
Anuncia.ción.. c. 1605

quisidor General Portocarrero. Aun admitien- VIENA. KUNST H!STOR !SCHES MUSEUM Dios Padre situada en el e}..'Lfemo superior de-
do tal posibilidad , lo normal es que la pintara recho de la composición.
tomando como modelo otro retrato o un gra- Para este tipo de retratos se admite una doble
bado , lo que, de conservarse estos cuadros , ex- y no por ello contradictoria explicación. Una ,
plicaría las más que probables semejanzas com- de carácter general , es que a través de ellos se
1 Ricardo d e Ag uirre, «Documentos relativos a la Pintura en Es-
positivas e iconográficas, que no estilísticas , con paña, Jua n Pantoja de la Cru z, Pintor de Cámarn>, Boletín de trataba de visualizar y reafirmar la por enton-
la Soúedad Espatiola de Excursiones, vol. XXX , 1922, p. 272.
respecto a otros retratos de la santa pintados ces pretendida legitimidad divina de la reale-
2 Fernando J. Bouza Alvarez, Cartas de Felipe JI a s11s hijas, Ma-'
en esa etapa. drid, 1988, pp. 168-169, nora n . 0 14. za. Otra, más particular, es que esos cuadros

39
J. M. Serrera. LA MEe Á N 1e A DEL RET RA To DE e o RTE

estaban motivados por razones de tipo devocio- ninas que completan la escena sean María de
nal, sustentadas, bien es verdad, por los escri- Baviera, la suegra de Felipe III, y dos de sus
tos de los historiadores y los sermones de los hijas . Estas figuras, al igual que las del otro
eclesiásticos que propugnaban y defendían el lienzo , se diferencian de las restantes por ser
origen divino de la Monarquía. A estos dos ra- las únicas que miran hacia el espectador, re-
zonamientos cabe sumar otro más, en el que curso de origen teatral por medio del cual los
se conjugan aspectos derivados de los anterio- pintores solían poner de relieve que tales imá-
res. En ocasiones, sobre todo cuando los per- genes eran retratos.
sonajes habían ya fallecido, esos retratos ten- La ejecución de este tipo de retratos, de los que
dían realmente a presentar a los retratados parten los pintados en la etapa barroca, no
como santos. Así parece deducirse del testimo- planteó problema alguno a los pintores espa-
nio del propio Felipe II, quien consciente de ñoles coetáneos a Sánchez Coello . En realidad
su rectitud moral , creía que Dios estaba siem- no tuvieron que crear una determinada tipo-
pre de su parte y que intervenía diaria y visi- logía, sino tan sólo pintar santos, a los que con-
blemente a su favor; esp~cial protección que ferían los rasgos del comitente, o hacer retra-
le aseguraban las intercesiones de determina- tos, a los que una simple inscripción convertía
dos santos y de sus familiares ya difuntos, so- en imágenes sagradas, por lo general la de los
bre todo los más allegados. Así se desprende patronos de los retratados.
de la posdata que el Secretario Vázquez aña- Más problemático parece ser que les resultó la
de a la nota con la que le comunica la derrota realización de retratos alegóricos. Ello no quie-
del ataque anglo-francés a la isla de Terceira, re decir que estuvieran menos capacitados que
una de las Azores, acaecida el día de Santa JUAN PANTOJA DE LA CRUZ los pintores flamencos e italianos para esa cla-
Nacimiento de la Virgen. 1603
Aña. «Por la cabeza me ha pasado que devía MADRID. MUSEO DEL PRADO se de obras, sino que las exigencias de la clien-
de estar la Reyna Doña Anna nuestra señora tela se orientaban preferentemente hacia otro
(fallecida en 1580) supplicando a Dios por la tipo de retratos. Será en la Corte donde se pin-
victoria», planteamiento confirmado por el ten más retratos alegóricos, siendo, no obstan-
Rey, quien añadirá que «Aunque Santa Anna te, obra de flamencos e italianos aquellos que
deve tener mucha parte destos buenos suce- mejor se definen como tales. Aunque no sea
sos, siempre he creydo que la Reyna no dexa un retrato, una de las composiciones alegóri-
de tener su parte en ello» 3 • Ese mismo senti- cas más complejas que se pintan para Feli-
do tendría el retrato que Bartolomé González pe II es la Alegoría del nacimiento del Infante
hizo en 1615 de la Reina Doña Margarita, fa- Don Fernando, ejecutada en 1575 en Venecia
llecida en 1611 , a la que por expreso deseo de por Michele Parrasio. El feliz nacimiento del
su hija Doña Ana, por entonces Reina de Fran- heredero de Felipe II se representa como si se
cia, pintó en una pequeña lámina bajo la apa- tratara de una representación teatral. La esce-
riencia de Santa Margarita, la santa patrona de na se desarrolla en un paisaje idílico, que sir-
la difunta Reina. ve como telón de fondo, situándose en el cen-
Partiendo de tales premisas se explica que en tro, y en un primer término , un gran dosel
uno de los cuadros conservados en el Monas- bajo el que aparece en una rica cama la Reina
terio de las Descalzas Reales de Madrid apa- Doña Ana, asistida en el parto por las virtu-
rezca la Emperatriz Doña María efigiada como des teologales y morales . Sobre el dosel cam-
Santa Clara, con el nimbo que simboliza a los pea la Fama y a ambos lados, reclinados sobre
santos recibiendo la comunión de manos de nubes, aparecen Marte y Venus .
San Carlos Borromeo; que el cortejo de los pas- A un flamenco, Justus Tiel, se debe el retrato
tores que integran la Adoración de los pasto - alegórico del joven Don Felipe III, pintado en
res pintada en 1603 por Pantoja de la Cruz esté 1590, cuando contaba 12 años . Revestido con
constituido por diversos miembros de la Fami- la armadu ra de los guerreros, por medio de la
lia Real y que en el Nacimiento de la Virgen, JUST US TIEL
cual el pintor aludía a sus futuras victorias mi-
Alegoría de la educación de Felipe fil. c. 1590
de este mismo autor y fecha , las figuras feme- MADR ID. MUSEO DEL PRADO litares, detrás de él aparece el Tiempo , perso-

40
J. M. Serrera. LA MEC ÁN I CA DEL RE T RATO DE CORTE

ESTAMPA DE J. WIERIX SOBRE DIBUJO DE MARTIN DE VO S


Los defensores de la Fe en los Países Bajos. 1587
BRUSELAS. BIBLIOTECA REAL ALBERTO 1

MICHELE PARRAS!O. Alegoría. Nacimiento del Infante Don Fernando, hijo de Felipe [J. 1575. MADRID . MUSEO DEL PRADO

nificado bajo la apariencia de un anciano co- emos de esperar si no de aquella gran Minerua
ronado , quien aparta del lado del joven Prín- guarda según dec;ían los antiguos y maestros
cipe al Amor , representado a través de Cupi- de los príncipes, o por mejor decir Dios todo-
do , y le presenta a la Justicia. El tema de este poderoso, que en esta primera edad a aficio-
cuadro , una versión del clásico tema de Hér- nado a Vuestra altec;a a las letras, luego que
cules en la encrucijada entre el Vicio y la Vir- las fuerc;as corporales den lugar a ello , le a de
tud -recuérdese al respecto que por entonces poner la fuerte c;elada en la cauec;a resplande-
se creía que los Reyes de España descendían ciente espada en las manos, con que exercitan-
del mítico Hércules- se atiene , como señala do lo que la prudencia y buen consejo dictan
Bouza, al contenido de la Oración que el Ji- salga digno de un tal abuelo e hijo de un tal
HA NS LI EFR!NCK Y JERON YMUS W!ERIX
cenciado Juan García de Becerril pronuncia padre» 4 _
j esucristo )' Felipe II. 1568 ante el futuro Felipe III y su hermana la In- Ejecutadas estas dos obras para Felipe II, sus
BRUSELAS. BIBLIO T ECA REA L ALBERTO 1
fama Isabel Clara Eugenia, oración recogida valores alegóricos están un tanto matizados , no
en un manuscrito fechado en 1588. En ella le alcanzando cotas tan altas como las que ofre-
dice que : «De manera que letras y armas , Cla- cen algunos grabados flamencos. Destinados
ríssimo Príncipe, son las que conseruan las re- estos últimos a un público mucho más amplio ,
públicas, aumentan los reynos y hacen a los re- a través de ellos se reforzará la autoridad del
yes y Príncipes dignos de inmortal gloria y pues Soberano , cuyo poder se hace emanar directa-
que destos dos tan necessarios exerc;ic;ios en este mente de Dios. Para visualizar ese principio
tiempo es Vuestra altec;a tan aficionado al que ejecuta en 1568 Hieronymus Wierix una es-
3 Gcoffrcy Parkcr, Felipe IJ, Madrid , 1989, pp . 80-81. tan tiernos y delicados años permiten y es el tampa , en la que incluye en un díptico las efi-
4 Fernando]. Bou za Alvarez, ob. cit., p. 33, nora n . 0 42 . más principal para el fin que se pretende , qué gies del Señor y de Felipe II, que se presentan

41
J. M. Serrera. LA MECÁN I CA DEL RETRATO DE CORTE

lo general se conjugan elementos sacros y pro-


fanos. Aunándolos compone al parecer Sán-
chez Coello el boceto del cuadro de Tiziano
titulado Felipe JI, después de la victoria de Le-
panto, ofrece al cielo al Príncipe Don Fernan-
do. Según Jusepe Martínez 5 , el pintor lo eje-
cutó por orden del Rey , quien, dado el cuida-
do con que personalmente dirigía todas sus
empresas, seguramente le señalaría las direc-
trices generales de la composición; hipótesis
que podría avalar el hecho de que ese cuadro
tendía a celebrar el triunfo y la vigencia de la
Monarquía, temas visualizados por medio de
las referencias a la batalla de Lepanto y al na-
cimiento del Príncipe Don Fernando. Ese bo-
ceto , del que posiblemente sería versión o co-
pia el «Dibujo de un triumpho historiado del
Sr. Rey D. Phelipe el 2 . º » que se inventaría
en 1631 entre los bienes del hijo de Sánchez
Coello , no es la única obra alegórica que pin-
ta el artista.
Aunque todos los retratos que ejecuta de la Fa-
milia Real se podrían definir como tales , hay
uno que responde más a esos criterios : el del
Príncipe Don Carlos del Museo del Prado
[cat. 18] . La reciente restauración a la que ha
sido sometido no sólo ha puesto de relieve su
gran calidad y belleza, sino que ha permitido
recuperar la visión de la ventana que se abre
detrás de la figura del Príncipe , oculta hasta
ahora por antiguos repintes. A través de ella
el cuadro gana profundidad, alcanzando , por
otra parte , su pleno significado. Este último
lo completan las figuras que allí aparecen : Jú-
TIZ!ANO piter y un águila que porta entre sus garras una
Felipe II ofreciendo al Cielo al Príncipe Don Femando, después de la victoria de Lepanto. 1573-1574
MADRID. MUSEO DEL PRADO
columna. El primero hay que verlo como una
alegoría de Felipe II , quien como el dios de
como las dos caras de un mismo retrato . Esta que recuerda que «Por amor del Señor, estad la mitología clásica se sentiría orgulloso , o al
idea la refuerzan las leyendas que completan sujetos a toda autoridad humana: ya al empe- menos así lo intenta reflejar el pintor , de ser
el significado de la estampa. La del frontón, rador, como soberano; ya a los gobernadores, padre de quien, como otro Hércules - de ahí
tomada de la Epístola de San Pablo a los Ro- como delegados suyos, para castigo de los mal- la presencia de la column a- , estaba destina-
manos (13, 1), advierte «que no hay autoridad hechores y elogio de los buenos». do a regir los destinos de la Monarquía . Esa
sino por Dios)) . Ese mismo sentido tienen las Teniendo en cuenta la enorme difusión que escena, lógicamente hasta ahora no tenida en
otras leyendas, sacadas, respectivamente, del tenían esas estampas, cuyo mensaje se trans- cuenta, dota de un nuevo significado a este
Libro de los Proverbios (21,1) y de la Epístola mitía a través de frases bíblicas, por entonces cuadro , que se presenta como uno de los pri-
JI de San Pedro (2, 13). La primera señala que conocidas por todos los súbditos del Rey Ca- meros y raros ejemplos de lo que se podría de-
4'Arroyo de agua es el corazón del rey en mano tólico, se entenderá mejor el carácter simbóli- finir como iconografía del Príncipe de Astu-
de Yavé, que Él dirige a donde le place)) . El co de muchas de las composiciones que se pin- rias, tema escasamente representado en el arte
contenido de la segunda es más explícito , ya tan en la España de Felipe II, en las que por español 6. Al respecto hay que tener en cuen-

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J. M. Serrera. L A MEC ÁN IC A DEL RETR A T O DE CO RTE

ta que esos mismos elementos son los que apa- nas o columnas, elementos que en ocasiones
recían en uno de los paneles que decoraron el se conjugan en un mismo cuadro. De acuerdo
túmulo funerario de Felipe II levantado en con los inventarios y memorias que los pinto-
1598 en la Catedral de Sevilla. En concreto el res presentaban ante la Contaduría Real , se
que representaba la abdicación de Carlos V, sabe que las cortinas eran de terciopelo , da-
en el que el Rey «se veía allí á los pies de la masco o brocado , predominando las de color
Majestad Imperial que estaba sentado en un carmesí sobre las verdes y azules. Al lado de
alto trono, con las insignias y ropas de Empe- los retratados se sitúan bufetes , sillas o perros.
rador, y á sus pies el águila real, y á los lados Los primeros están recubiertos de paños , unas
por la parte alta las dos columnas de su em- veces carmesí y otras morados , disponiéndose
presa, escrito en la una , Plus, y en la otra, Ul- sobre los bufetes coronas , gorras o relojes . En
tra, entregando á su amado y digno hijo el ce- los retratos masculinos los personajes suelen
tro, corona, y mundo, con el remate de la cruz aparecer llevando en las manos una espada, un
y de la espada». bastón , una vara o guantes, caracterizándose
El carácter alegórico de la mayoría de los re- los femeninos por llevar un libro de horas , un
tratos de Felipe II, aún aquéllos que en prin- pañuelo , un abanico o unos guantes.
cipio no lo parecen, lo puso de relieve Gálle- Conjugando estos elementos componen los
go en su Visión y Símbolos de la Pintura Es- pintores de la Corte el tipo de retrato de la Casa
pañola del Siglo de Oro 7 . Las columnas , de Austria española. Al actuar así no hacían
balaustradas, cortinas, sillones, mesas y aun los sino plasmar en Íos lienzos la forma de cómo
perros que figuran al lado o detrás del Rey y aparecían en público los miembros de la Real
de otros miembros de su Real Familia son sig- Familia. En 1567 el Embajador veneciano, An-
nos dotados de un claro valor simbólico. Este tonio Tiépolo , describe así la figura de Feli-
mismo alcance tiene el rosario que Sofonisba pe II: «Era S.M. vestita con calze di velluto ar-
Anguissola pone en las manos del Rey Pruden- gentino , con calzette di seta e giuppone di raso
te en el lienzo del Museo del Prado [cat. 10). SANCHEZ COELLO dell ' intesso colore , e vestiva di seta nera coñ
DETALLE D EL FOND O EN EL RETRATO DE
Ese rosario no sólo manifiesta su piedad , sino El Príncipe Don Carlos. c. 15;7
molta politezza. Haveva cappotto di damasco
que lo presenta como el martillo de herejes y MADRrD. MUSEO DEL PRADO foderato di zebellini, e sopra es_so la collana del
[Cot. 18]
como el artífice de la batalla de Lepanto , he- Tosone , che li cingeva le spalle , larga piu di
cho histórico-religioso que Pío V celebró aña- due diti , tutta di preziosissime gemme legare
diendo a las «Letanías Lauretanas» otra más, in oro, che faceva vista rnirabile. Portava la be-
aquélla que canta a la Virgen como «Auxilium rretta , secundo !'uso commune , di velluto
christianorum», valor que en cierto sentido asu- nero , con una piccola carena d ' oro intomo» 9 .
me para sí en este cuadro el Rey Felipe. De manera similar se reseña en una relación
Los esquemas compositivos que Sánchez Coe- anónima de 15 77 , posiblemente veneciana, a
llo y los demás pintores de la Corte eligen para Donjuan de Austria, del que se dice que «ves-
sus retratos también están dotados de valores te sontuosamente e con molta attillatezza, di
simbólicos. De hecho , casi siempre optan por modo che é uno stupore a vederlo» 10 •
el mismo, por aquél que responde al modelo El «stupore» que siente el veneciano ante la vi-
que Gállego ha definido como «retrato de la sión de Don Juan de Austria no se entiende
Casa de Austria», tipología que con ligeras va- 5 Juse pe Ma rtínez, Discursos Practicables del Nob,Jísimo Arte sin el complejo ceremonial de la Corte madri-
de la Pintura, Mad rid , 1675, pp. 126- 127 . (Se cita por la edi-
riantes hará suya Velázquez 8 . Sin entrar en el ción de Carderera , Mad rid, 1886.) leña . El Rey aparecía ante quienes recibía en
análisis de sus antecedentes, lo que implicaría 6 J esús Urrea, Pd11cipes de Astrmas, Catálogo de la Exposición audiencia tras recorrer éstos parte del intrin-
celebrada en el Museo de Bellas Artes d e Asturias, Oviedo,
el estudio de los retratos flamencos e italianos, 1988 .
cado Alcázar. La vida que animaba sus patios
en especial los de Moro y Tiziano , lo que ca- 7 Julián Gállego, Visión )' Símbolos e11 la Pi11tura Espa11ola del y galerías se suspendía en la estancia en que
Siglo de Oro, Madri d, 1972, pp. 260- 275 . el Rey se hacía presente . Allí el tiempo era
racteriza a esos retratos es que por lo general
8 lbidem, p. 26 1.
las figuras aparezcan de pie, captadas en unos otro , contribuyendo el sosiego y, sobre todo ,
9 M. Gac hard , Relation des ambassadeurs ve11etig11s sur Charles
casos, los más , de cuerpo entero y en otros de q11i11t et Phr!tppe JI, Bruselas, 1856, pp . 170· 17 1. la impasibilidad con que el Rey se hacía visi-
tres cuartos. Al fondo surgen ventanas , corti- 1O lbidem, p. 203. ble a acentuar el valor casi sacro de la Monar-

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J. M. Serrera. LA MECÁN ICA DEL RETR ATO DE CORTE

quía, cuyos miembros no necesitaban más que Se ignora la personalidad de la retratada, aun-
de su presencia para resaltar su primacía. El dis- que su pertenencia a una gran familia lo de-
tanciamiento que los Reyes asumían hacía que nota, además de su apostura y atavío, la corti-
quienes accedían ante su presencia los contem- na que a modo de dosel recubre parcialmente
plaban como si estuvieran viendo sus retratos, su fingido retrato . De igual forma pinta en
equívoco sustentado por el hecho de que en 1590 Scipione Pulzone a Cristina de Lorena en
la realidad y en la ficción los Reyes aparecían un lienzo conservado en los Uffizi . En su caso
impasibles y desprovistos de aparatosos y fá- el carácter nobiliario de la retratada lo fija la
cilmente identificables accesorios de carácter corona que aparece en el bufete sobre el que
alegórico y simbólico . Para uno y otro caso es la Duquesa de Toscana apoya displicentemente
plenamente válido lo dicho por Checa Crema- su mano derecha.
des con respecto a los retratos , cuyo «conteni- Se ignora el uso y significado de este tipo de
do regio no necesita para expresarse la recu- obras. La presencia de la cortina podría rela-
rrencia a la alegoría ni al elemento simbólico, cionarlos con determinadas ceremonias, que en
ya que la sola presencia de las figuras explica, ausencia de los Reyes presidían sus retratos ,
por su verismo, el carácter real de las personas que sólo se descubrían dura~te el desarrollo de
retratadas» 11 • esos actos. Así sucede todavía en determina-
Dadas las semejanzas con que los Reyes apa- das instituciones españolas, en concreto en las
recían en las audiencias y en los retratos se ex- ANÓ NIMO
Reales Maestranzas de Caballería, en las que
plica que estos últimos suscitaran casi el mis- Dama desconocida.c. 1585
los retratos de sus Hermanos Mayores siguen
MADRID. MUSEO DEL PRADO
mo respeto que los retratados. «El retrato del presidiendo sus Juntas , durante las cuales se
Rey , equivale, casi , a su presencia», dice Gá- descorren las cortinas que habitualmente los
llego, aserto confirmado por Pacheco, quien tienen ocultos.
señala que Felipe II «fue gran onrador de sus La reverencia con que por entonces se contem-
progenitores: a sus retratos quitava la go- plan los retratos de los Reyes venía dada en
rra>> 12 • En ese mismo sentido se expresa Co- gran medida por la fidelidad con que se re-
llado al describir uno de los altares del túmu- presentaban sus rasgos . La obsesión por la in-
lo a Felipe II levantado en la Catedral de Sevi- dividualidad que caracteriza a los pintores es-
lla. En concreto el que visualizaba la paz con pañoles de la época de Sánchez Coello , quien
Francia. «Estaban los Reyes armados y con sus como todos ellos se preocupaba por subrayar
reales insignias del Tuson el uno, y el otro de las cualidades específicas de los retratados, la
S. Miguel, con grandísimo ornato y atavio re- ha sabido describir magistralmente Margarite
tratados al natural, cuanto fue posible perfec- Yourcenar. «En el retrato, el pintor español in-
tamente. Nadie podrá creer el gozo y el con- dividualiza allí donde el pintor italiano per-
tento que todo el pueblo recibía de ver á su sonaliza: un gran retrato italiano del siglo XVI
buen Rey, aunque pintado, concluyendo es- es una meditación sobre la belleza, la ambi-
tas paces». ción, la fogosidad de la juventud, incluso so-
En relación con el carácter sustitutivo que en bre la vejez y la astucia como el Pablo II de
ocasiones asumían los retratos reales hay que Tiziano ; esos seres, sin embargo únicos, que
poner una serie de lienzos en los que se pinta se expresan más que a sí mismos, contienen
el retrato de un retrato. Una cortina carmesí en su interior las más elevadas aspiraciones o
suele marcar la separación entre los espacios los vicios más secretos de la raza, momentos
reales y fingidos, sirviendo a su vez ese elemen- pasajeros de un tema eterno . Aquí, al contra-
to para enfatizar aún más la majestad de las rio , el profundo cristianismo y el realismo fun-
figuras, conceptualmente dos veces represen- 11 Fernando Checa Cremad es , Carlos V y la imagen del héroe damental de España se unen para revestir con
en el Renacimiento, Madrid , 1987, p . 34.
tadas . De este tipo de retratos conserva uno el una dignidad y una singularidad trágicas a ese
12 ]ulián Gállego, ob. cit. , p . 259. Con re lación a la cita d e Pa-
Museo del Prado . Procedente de las Coleccio- checo , véase , Francisco Pac heco , l ibro de de1cripción de ver- jorobado, a esa anémica infanta, a ese piojo-
nes Reales y en tiempos atribuido a Pantoja de daderoJ retratoJ de ilu1tre1 y memorable1 varoneJ, Sevilla , so, a ese Caballero de Calatrava, marcados con
1599 , p . 302 . (Se cita por la edición d e Piñero y Reyes, Sevi-
la Cruz , parece ser, obra ejecutada hacia 1580. lla , 1985). las características individuales que seguirán

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J. M. Serrera. LA M Ee Á N 1e A DEL RE T RA To D E e o RTE

llevando hasta que se mueran, encerrados en gaño'. Hízose así como lo dispuso Vargas : su-
el interior de un cuerpo con el cual se conde- bió el lacayo con la misma prisa que fue lla-
narán o salvarán» 13. mado: la pieza era muy capaz , y a seis pasos
En términos parecidos, aunque no tan poéti- que dio, viendo que el retrato no hablaba, dijo
cos, se expresó Pacheco al decir que el pintor el lacayo con toda sencillez : ' ¿Qué me manda
de retratos se obligaba a dos cosas: «La prime- S.E. ?'. Visto esto por el señor duque dijo: 'Esto
ra es a que el retrato sea muy parecido a su es hecho, yo me quedo muy satisfecho de esta
original, y éste es el fin principal para que se obra, y a V. muy agradecido, que no es me-
hace y con que queda satisfecho el dueño». No nos gran filósofo que gran pintor' » 14 •
muy satisfecho quedó el duque sevillano del El verismo que los españoles imponían en los
que Lázaro Díaz del Valle cuenta la siguiente retratos es lo que dio lugar a que en 1540 Don
anécdota, a través de la cual se pone de mani- Diego Hurtado de Mendoza se dirigiera , des-
fiesto que el tema del parecido era el que ha- de Venecia, en los siguientes términos a Don
cía la «profesión de hacer retratos ... materia Francisco de los Cobos , tras ver el retrato que
muy penosa, y a veces poco premiada». Había le estaba pintando Tiziano : «Mi retrato es aca-
en Sevilla, cuenta Díaz del Valle, un gran se- bado, y víme: heme parecido de tanto más ruin
ñor , «el cual, deseando hacer un retrato suyo gesto después que salí de allá que antes, que
entero , se valió del pintor de más opinión de TIZIANO aun no osé ir a visperas oy a la judería: mire
La Emperatriz D oña Isabel de Portugal. 1548
aquella ciudad en este ejercicio : mandóle lla- MADRID . MUSEO DEL PRA DO V.S. que tal estaré para contra cristianos», ase-
mar, y dicéndole su intento, puso el pintor lue- gurándole en otra carta que «V.S. verá que no
go mano a la obra con gran diligencia; hecho tengo tan ruin gesto en pintura como vivo en
que fue , lo hizo ver y enseñar a muchos ami- carnes» 15 •
gos suyos, los cuales lo censuraron como unos El tema del parecido también preocupó a
ignorantes . Este señor no dudaba de la bon- Carlos V y a Felipe II. Al recibir el primero
dad de la obra, sí sólo en lo parecido , y para el retrato de su amada Emperatriz Isabel pin-
desengañarse mandó llamar a Luis de Vargas , tado por Tiziano le escribió a Don Diego
celebradísimo pintor: enseñóle el retrato , y vis- Hurtado de Mendoza diciendo que «solo una
to con atención , mostró en el semblante gran- cosa nos paresce que se devrá aderezar un poco,
de admiración, y dijo ser cosa superior. Díjole es en la nariz». En ese mismo sentido se ex-
el señor: 'No dudo en eso , sino que hay tan- presó Felipe II al mandarle a su tía María
tos que lo censuran, diciendo unos que sí, otros de Hungría el retrato que Tiziano le había
que no, los unos en esto , los otros en esto otro , pintado durante su estancia en Augsburgo:
y por esto os he llamado, para que me desen- «Con esta van los retratos de Tiziano ... el myo
gañéis'. Respondió Vargas : 'S.E . se desenga- armado se le parece bien la prisa con que le
ñe , que metiendo una pintura a vista, cada ha hecho , y si ubiere más tiempo yo le hiziera
uno se hace juez de lo que no sabe hacer ni tornar a hazer». En ese orden de cosas el do-
entender; y aun entre los mismos pintores, cumento que mejor testimonia el empeño que
quieren que las pinturas sean a su modo y jui- Felipe II tenía en que los retratos fuesen fieles
cio: todos los hombres entendidos y doctos y reflejos de la realidad es la carra que envía des-
de grande estudio hacen los juicios bien he- de Lisboa el 4 de junio de 1582 a sus hijas ,
chos : y si V.E. gusta hacer lo que yo dispon- en la que alude al Príncipe Don Diego: '1.Y su
ga, quedará satisfecho en cuanto a lo del pa- retrato dice mi hermana que no está bueno y
recido '. Cogió Luis de Vargas el retrato y lo que él está mejor y aun que lo estaba el otro
puso un paso adentro de una pieza: hizo ce- retrato que ella vio que se hizo primero que
rrar las ventanas de ella, corrida algo la corti- éste». El mismo tono fan1iliar emplea en 1568
13 Margarite Yourcenar, «Andalucía o las hespérides», en El tiem-
na de la parte de afuera de la puerta, y dijo: po, gran escttltor, Mad rid , 1989 , p . 185. la Camarera Mayor de la Reina Isabel de Va-
'Señor: ahora mande V.E. llamar a toda prisa 14 Francisco Calvo Serraller, La Teoña de la Pintura en el Siglo lois al comentarle a Catalina de Médicis los re-
de Oro, Mad rid , 198 1, p . 504.
un lacayo que suba y V.E. y yo nos estaremos tratos que le enviaban : «Las Señoras Ynfantas
15 Tizi11110 e la corte di Spag 11a 11ei doc11me11ti dell'Archivo Ge-
tras del retrato, y entonces se verá el desen- 11emle di Sima11cas, Mad rid , 1975, pp . 18- 19. están tan lindas como Vº M0 bera por sus

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J. M. Serrera. L A M Ee ÁN 1e A D E L RET R A To D E e o RTE

reuatos, aunque el pintor las ha agrabiado Príncipe pudo ofrecer al pintor el gesto distante
harto» 16 . y el tono altivo, la gravedad y el ensimisma-
Para evitar agravios de ese tipo y para que la miento que caracterizaba a los miembros de
imagen que los retratos transmitían reflejara la Familia Real debió autorizar Felipe II que
el sosiego y la impasibilidad que caracterizaba se retratase. Sólo entonces podía posar su hijo
a los miembros de la Familia Real éstos se ha- y heredero. En cuanto a las secuelas de la vi-
cían retratar cuando consideraban que su fi- ruela en el rostro de la Infanta Catalina Mi-
gura se adecuaba a la imagen que de ella se caela, el tema no sólo era familiar, sino tam-
debía tener. «Y porque vuestro hermano está bién de Estado. De su intensidad dependía en
aún flaco en el gesto y descolorido , digo un parte su futura boda, como todas las de la Real
poco blanquito no es aún tiempo de retratar- Familia cuestión de Estado. En su caso las hue-
se», dirá en 1587 Felipe II a su hija Catalina llas que quedaron en su rostro no fueron obs-
Micaela, por entonces ya Duquesa de Saboya, táculo para que se casara con el Duque de Sa-
«cuando lo sea os enviaré el primer retrato que boya, a quien , según el Embajador que le mos-
se sacare de él». tró su retrato , «perlas le han de parescer
El que así escribía era un padre, pero también aquellas viruelas»; irónico comentario al que
DIEGO VELÁZQUEZ
el Rey. Como padre parece lógico que se preo- Felipe N. c. 1655-1660. siguió este otro, no menos agudo : «No hay
MADRID. MUSEO DEL PRADO
cupara de que no se retratase a su hijo mien- duda que los pintores como los poetas son
tras estuviese enfermo. En ese sentido su de- grandes amigos de amplificar» 18 .
seo concuerda con el manifestado por Anto- Esa «amplificación» de la que habla el Embaja-
nio Pérez , su antiguo Secretario , quien , ya en dor se explica en el caso de un retrato de una
el destierro, tras caer enfermo a consecuencia joven casadera. El pintor, o la pintora, que lo
de un viaje a Lyon, escribirá que «no me deja- ejecutó eludiría la insistencia en las huellas de
ría retratar ahora para mi hija porque no llo- la viruela, pero no por ello hay que pensar que
rase ... » 17 • También como padre amantísimo intentara modificar o alterar sus rasgos. «Esos
se dirigirá Felipe II por escrito en 1587 a su rostros largos, esas narices caídas, esas mandí-
hija Catalina Micaela, que acababa de pasar bulas prognatas , esos belfos, ese tipo de fiso-
las viruelas. «Espero que a vos, la menor , os nomía que hay quienes ven en nuestro tiempo
quedarán pocos hoyos que es lo que hace al como denuncia de la decadencia de una dinas-
caso, que las manchas no importan , pues se tía y de una familia determinada, la de los
quitan, y bien holgaría que las tuvieseis ya qui- Habsburgo , fueron en el Seiscientos la encar-
tadas». Al amor de padre se sumaba en su caso nación de la idea de majestad en una cara hu-
el desvelo de quien siempre se sabía Rey. En mana», dice Gállego 19 . Eso mismo se puede
ese orden de cosas su preocupación por que los decir con respecto a lo que se entendía por la
retratos de sus hijos reflejaran rostros sanos y regia belleza de Felipe II y de su familia. Del
hermosos adquiría un nuevo sentido , sumán- belfo caído, signo diferenciador de los Habs-
dose a las razones de orden familiar otras de burgo - como así lo pone de relive el propio
carácter dinástico. El heredero de la Corona te- Felipe II en una carta que dirige desde Lisboa
nía que reflejar en su rostro la gravedad pro- en 1582 a sus hijas , comentando el parecido con
pia de quien estaba destinado a regir en su día su hermana, la Emperatriz María, «mas que
los destinos de la Monarquía pero, sobre todo, todo en el belfo»- Covarrubias dirá, que quie-
tenía que transmitir confianza en cuanto al fu- nes «tratan de fisionomía dizen que todos los
turo de esa Monarquía, encarnada por enton- hombres belfos, aunque sean pobres, tienen en
ces en su débil y frágil figura . A tenor de esto sí gravedad y severidad natural». Si así parecía
16 Alfredo Morez-Fatio , •La Duchesse D'Alba D. ' María Enrí-
último se explica que el Rey se preocupase per- quez et Catherin e de Médicis>, Bulletin Hispanique, n . 0 7, incluso para los pobres, ¿cómo no admitir que
1905 , p. 377.
sonalmente de que el Príncipe sólo se retrata- en los Reyes esos rasgos eran los que contribuían
17 Gregario Marañón, Antonio Pérez (el hombre, el drama, la
se cuando «estuviese ya bueno». En la carta an- época), Madrid , 1958, vol. 11 , p. 394. a dotarlos de una personalidad propia, a través
tes citada dirá que «ha crecido, aunque no me- 18 Fernando ). Bouza Alvarcz, ob. cit., pp. 70, 80- 8 1 y 19 1-192. de la cual, por entonces, se definía el concepto
jorándose en el gesto». Únicamente cuando el 19 Julián Gállego,ob. cit. , p. 276. de belleza y de dignidad propio de la realeza?

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J. M. Serrera. L A MECÁ N IC A DE L RETRATO DE CORTE

Prueba de cómo esos rasgos, en especial el belfo sivamente pálido , que tenía un hombro más
caído, eran valorados por entonces positiva- alto que otro , la pierna derecha más corta que
mente es la descripción que en 15 72 el Emba- la izquierda, el pecho hundido y una peque-
jador veneciano hizo de Felipe II: «E.S.M. ña corcova en la espalda, a la altura del estó-
d'anni 45, di statura mediocre, di membri pro- mago , descripción acorde con la del Embaja-
porzionatissimi e robusti piú tosto che delica- dor veneciano , quien dirá que «non é bello ,
ti; di pelo biondo, con barba assai falta, e co- se bem bianco e biondo, et é corvo et par che
mincia di bionda a farsi bianca. Il labro di sotto manchi nelle gambe».
avanza quello di sopra alquanto, come suol es- Comparando estas descripciones con los retra-
sere in tutta la casa d 'Austria, ma non causa tos del Príncipe se verá que la que predominó
bruttezza nella faccia , anzi non so che di gra- en el ámbito de la Corte fue la del Rey. Los
tia le rende» 20 . retratos de Sánchez Coello , Sofonisba Anguis-
La fuerza con que se transmitían esos rasgos sola y Cristóbal de Morales muestran al Prín-
y el que su plasmación contribuyera a definir cipe de Asturias, al heredero de la Corona, no
el carácter regio de los modelos hizo que Sán- al ser de carne y hueso que ensombreció a Fe-
chez Coello no intentara dulcificarlos al pin- lipe II como Rey y como padre. De todos ellos
tar los retratos de los hijos de Felipe II. Por el el de Sánchez Coello del Museo del Prado es
contrario, los destaca. Insistiendo en el tema el que mejor refleja la imagen oficial del Prín-
del parecido con su progenitor consigue dotar cipe, enfatizada aún más gracias a la escena que
a esos niños de la gravedad y del distancia- se desarrolla en la ventana situada al fondo
miento propios de príncipes e infantes , confi- [cat. 18]. En contraposición con este retrato se
riendo a su vez a sus retratos, en principio pri- encuentra el que se compra en 1592 en Ma-
vados, un carácter casi oficial, de retratos de drid al pintor Antonio Ricci para incrementar
Corte y aún casi de Estado. la Galería que el Patriarca Juan de Ribera ha-
ANTONIO RJCCI
Como ocurre casi siempre, esa regla también bía formado en el valenciano Colegio del Cor-
El Príncipe Don Carlos. !592
tuvo su excepción: los retratos del Príncipe Don VALENCIA. COLEGIO DE CORPUS CHRISTI pus Christi. Copia al parecer, como señala Be-
Carlos . Aunque como decía Pacheco «las fal- nito Doménech , de alguno de los retratos de-
tas no se han de disimular en los retratos», re- saparecidos en el incendio de El Pardo de 1603 ,
sulta comprensible que los pintores de la Cor- tiene el interés de «ser el único ejemplar co-
te hicieran todo lo posible por encubrir las ano- nocido , donde se le representa con todas las
malías físicas y psíquicas del heredero de la taras físicas y mentales que hasta la fecha sólo
Corona. Las mismas razones de orden familiar conocíamos por referencias literarias» 21 . Com-
y dinástico que llevaron a los pintores , en es- parando este retrato con los de los pintores an-
pecial a Sánchez Coello , a enfatizar en los re- tes citados se podrá apreciar hasta qué punto
tratos de otros Príncipes e Infantes los rasgos los primeros transmitían una imagen de tipo
que definían su pertenencia a la familia de los oficial , en la que la idea de cómo debía ser un
Habsburgo fueron las que determinaron que Príncipe se imponía a la triste realidad de los
en su caso se disimularan las faltas . Al respec- hechos .
to son sintomáticas las diferencias existentes De lo hasta ahora comentado se deduce lo pro-
entre las descripciones del Príncipe que hacían blemático que resulta discernir si los retratos
su padre y los embajadores. El primero dirá en de Felipe II y de su familia que pintan Sán-
una carta enviada en 1564 al Emperador Maxi- chez Coello y los otros pintores de Corte pue-
miliano que «bien que mi hijo cuenta diez y den definirse como privados o como públi-
nueve años cumplidos, ha querido Dios , y no 20 M. Gachard , ob. cit., p. 172.
cos . Como se ha visto , hasta el que Sofonisba
es el único joven que se encuentra en este caso, 21 Fern ando Benito Doménech , Pinturas y pintores en el Real Anguissola pinta del Rey, definido por Maria
Colegio de C01p11s Chnsti, Valenc ia, 1980, n. 0 220. pp. Kusche como «retrato entre cortesano y priva-
que sea más retrasado que los demás». Entre 3 12-313.
los segundos, el Barón Dietrichstein , Embaja- 22 Maria Kusche, «Sofonisba Anguissola en España, recrarisra en
do» 22 [ cat. 10], está dotado de un significa-
dor del Emperador, será quien haga el retrato la Co rre d e Fe li pe 11 junro a Alonso Sánchez Coello y Jo rge do trascendente. Difícilmente se podría citar
d e la Ru a>, Archivo Espmiol de Arte, ro mo D m , n. 0 248,
más fiero, ya que comentará que era exce- 1989, pp. 409-4 10 . un ejemplo en el que de forma clara precio-

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J. M. Serrera. L A ME e ÁN 1e A DEL RE T RA To DE e o RTE

mine una fórmula sobre la otra. Aun en los tando de la posible boda del Príncipe Don Car-
más desprovistos de referencias simbólicas y los con Doña Margarita, una de las hermanas
alegóricas el tema dinástico se superpone al fa- de la Reina de España. No por azar al entrar
miliar, ya que si por un lado se ejecutaban para el Príncipe en la cámara de esta última le mos-
dejar constancia del paso del tiempo sobre los traron esos retratos , que al ser contemplados
miembros de una determinada familia, por por Don Carlos y decir éste que «más hermosa
otro se pintaban para cumplir unas precisas es la chiquita» pasaron de ser objetos familia-
funciones, entre las cuales no era la menos im- res a instrumentos en manos de quienes ges-
portante la de fijar la memoria sobre señala- tionaban la política entre dos reinos.
dos personajes y hechos históricos . En contraposición al carácter a la vez público
Una ambivalencia similar a la de esos retratos y privado de la mayoría de los retratos de Feli-
evidencian las cartas de los Reyes definidas en pe II y de Felipe III y de sus respectivas fami-
principio como privadas. Aunque su conteni- lias se hallan una serie de retratos que podrían
do en ocasiones es estrictamente familiar, casi definirse como de Estado. En ellos queda ex-
doméstico, en ellas afloran cuestiones de Es- cluida toda referencia al mundo familiar y do-
tado, ya que como tal habría que definir las méstico , efigiándose a los Reyes con ·todo el
enfermedades de los Príncipes herederos o los aparato propio de su altísimo rango. En la Es-
trámites para fijar las bodas de las Infantas. Un paña del segundo y tercer Felipe ese tipo de
ejemplo extremo es la carta que entre febrero retratos se da sobre todo en el campo de la ilu-
y marzo de 1561 Catalina de Médicis dirige a minación , pintándose de esa forma las imáge-
su hija Doña Isabel , la Reina de España. Aun- RETRATO DE FEL lPE JU nes de los Reyes que figuran en los frontispi-
EN EL PROTOCOLO D EL TRATADO DE PAZ
que carta de una madre a una hija, en reali- cios de documentos de especial relevancia. Ese
CON INGLATERRA, DE 1604
dad es la de una Reina a otra, ya que por me- es el caso del retrato de Felipe III con que se
dio de ella le ruega que intercediera ante su inicia el protocolo del Tratado de Paz con In-
marido en determinados asuntos de Estado. El glaterra de 1604, firmado por el Monarca el
carácter oficial, casi público, que adquirió esa 15 de junio de 1605 24 . En él el Rey aparece
carta lo pone de relieve la anotación que Fe- frontal y hierático, coronado y revestido con
lipe II escribió de su puño y letra al mar- todos los atributos de su realeza, imagen poco
gen: «Copiad luego esta carta que la Reyna habitual en los Reyes de la Casa de Austria.
madre responde a su hija, que me pam;e Para valorar lo inusual de los retratos de Esta-
de importan~ia y no como yo la quixera, y do hay que tener presente la intencionalidad
esta copia y mi carta guardad para que veamos con que se pintaban la mayoría de los retratos
después; y esta de la Reyna me traed esta reales , sobre todos los ejecutados en el ámbito
noche o embiad por que se la buelba luego a de la Corte. Un buen número se pintan por
la Rey na» 23. su valor sustitutivo , porque a través de ellos
Sin llegar a los límites de esta carta, la mayo- se tenía presente la imagen de quienes se ama-
ría, salvo las cifradas, podrían definirse como ba. Felipe II añoraba desde Lisboa a sus muy
públicas, o al menos como no estrictamente amadas hijas las Infantas. Para saber cuánto ha-
privadas. Eso mismo se podría decir de los re- bían crecido durante su ausencia el 19 de mar-
tratos . Aunque muchos de ellos están motiva- zo de 1582 les escribe diciendo : «Si tenéis me-
dos por razones puramente familiares , por re- 23 Agustín G. d e Amezúa y Mayo, Isabel de Valois, reina de Es- didas avisadme cuánto habréis crecido después
paña (1546-1568), Mad rid , 1949, vol. 111 , l , pp . 158-15 9.
presentar a miembros de la Familia Real ad- que no os vi y enviadme vuestras medidas muy
24 Armada, 1588- 1988, Catálogo d e la Exposición celebrada en
quieren un sentido más trascendente. El retrato el Nacional Maricime Museum , Londres, 1988, n. 0 16, 36. bien tomadas en cintas y también la de vues-
25 Ri card o Marcorell Téll ez-Girón , Cartas de Fel1/1e lll a s11 hija
que le envía en febrero de 1561 Catalina de Ana, Reina de Francia (1616-1618), Mad rid , 1929, pp . 17 y tro hermano, que holgaré de verlas, aunque
Médicis a la Reina Isabel de Valois tendía a su- 25. Las carcas están fechadas el 26 de d iciembre de 16 16 y el más holgaría de veros a todos». A falta de su
17 de abril de 16 17.
plir su ausencia. Esa misma función tenían presencia, se contentaba con ver sus retratos,
26 Francisco de B. de San Romá n , Alonso Sánchez Cae/lo (l/11s-
también, en principio, los de sus hermanas . traciones a stt biografía), Lisboa, 1938, p . 65. a través de los cuales seguía su desarrollo y aun
Estos últimos, sin embargo, los remite movi- 27 A. Rodríguez Villa , •Carcas autógrafas de Felipe 111 a su hij a el curso y las consecuencias de sus enfermeda-
O .• Ana , Reina de Fran ci ~. Revista de Archivos, Bibliotecas
da por otros deseos. Por entonces se estaba tra- y Museos, vol. 1, 1897, p . 13. des. Ese mismo valor tenía el perdido retrato

48
J. M. Serrera. L A MEe Á N 1e A DEL RE T RA To DE e o RTE

que en 15 55 Sánchez Coello hizo de Don Se- doña Nude Dietrichstein», le dirá desde Lis-
bastián de Portugal, al que pinta cumplido ya boa en 1582 a una de sus hijas. A lo largo de
un año. Por medio de ese retrato su madre, esa correspondencia surgen comentarios sobre
Doña Juana, pudo conocer a su hijo, al que las modas , de las que el Rey va informando
había dejado en Portugal cuando sólo conta- a las Infantas. «No me parece que traen tan
ba cuatro meses. El valor informativo y a la vez grandes lechuguillas las damas; débenlas de
sustitutivo que tenían muchos de esos retratos haber achicado después que vieron las de ahí,
lo pone también de manifiesto Felipe III, pero hasta ahora no las he visto mucho, ni aún
quien, en cartas a su hija Ana, Reina de Fran- las acabo de conocer bien y así no os sabré dar
cia, dirá que esperaba con ansia un nuevo re- más nuevas de ellas», les dirá en 1582 desde
trato, porque «el que trujo Don Juan de Vi- Almeirim , comentando en 1582 , desde Mon-
daurre tengo en mi camara pero no me parece zón, a la Duquesa de Saboya: «Bien holgara
que debe ser muy bueno». Mientras llegaba el de ver los trajes de la Duquesa de Nemours
nuevo, se consolaba con el que tenía «aquí en y de su hijo , aunque de la vecindad de Fran-
mi aposento», del que le señala a la Reina que cia hanse venido aquí algunos de allí a una fe-
«cada vez que vuestros hermanos pasan cerca ria muy ruin que hubo aquí con bien extraños
del , le van luego a ver. » 25 trajes. »
Otros retratos se pintaban con motivo de via- La relación existente entre estos comentarios
jes, para que mientras éstos durasen se tuviera y los trajes con que en ocasiones se retratan los
presente la imagen de los ausentes. Con mo- miembros de la Real Familia la pone de ma-
tivo de la estancia de Felipe III en Valencia, nifiesto , entre otros ejemplos, la carta que el
Pantoja de la Cruz pintó una serie de peque- 4 de febrero de 1617 Felipe III envía a su hija
ños retratos de la Familia Real. En Valencia la Reina de Francia, recordándole que todavía
hizo el del Rey, encargándose personalmente no había recibido su retrato . «No se cuando
de entregárselo a la Reina en las Descalzas , ha de llegar vuestro retrato que segun lo que
donde fue a pintarla, así como a su hija la In- le desseo me parece tarda mucho , porque to-
fanta Doña Ana; retratos que con posteriori- dos los que os ven no acaban de decir cuan
dad se remitieron al Rey , que todavía se en- buena estais y que os esta muy bien el traje
contraba en Valencia. Idéntica intencionalidad frances, pero esto querría que fuese sin descu-
tuvieron los que Sánchez Coello pintó de dos brir los pechos , y assi creo que no loareis, que
de sus hijos . El del Capellán , Juan Sánchez no puede ser bueno para nada, aunque alla
Coello , ejecutado según manifiesta este últi- se use .» 2;
mo «quando me partí a Roma», y el del Capi- Cuando por fin llegó tan esperado cuadro, el
tán , Pedro de Reynalte Coello, pintado «quan- Rey recibió el retrato de su hija , no el de la
do fue al Pirú:.> 26 . Reina de Francia . En su caso , el carácter infor-
Pese a los ricos y rígidos atavíos con que Sán- mativo que ese cuadro tendría sobre la moda
chez Coello y otros pintores de la Corte efi- adoptada por su hija se impondría sobre otro
gian a Reyes, Príncipes e Infantes, esos retra- tipo de valores. Formalmente sería un retrato
tos tienen en ocasiones una motivación de or- de Corte; no obstante , su ejecución debió es-
den familiar , contribuyendo precisamente las tar motivada por razones puramente familia-
galas a conferirles ese carácter. Las cartas en- res , no siendo la de menor importancia infor-
viadas por Felipe 11 a sus hijas han puesto de mar al Rey de los usos en el vestir de su muy
manifiesto la dimensión familiar, doméstica, amada hija. Esa misma dualidad se da en ouos
SÁNCH EZ COELLO
del Rey Prudente. Frente a la imagen de so- DETALLE DEL RETRATO DE muchos reuatos , en los que hoy en día sólo se
Ana de Austiia. 1571
briedad y austeridad que transmiten la mayo- VIENA. KUNSTHISTO RISCHES MUSEUM aprecia, en principio , su carácter cortesano.
[Cot. 12)
ría de sus retratos, esas cartas dan a conocer a Acudiendo a los inventarios de las Coleccio-
un padre amantísimo, que se preocupaba hasta nes Reales y a los pagos hechos a los pintores
de los colores de los trajes de sus hijas . «Bien por la Contaduría Real es posible detectar tam-
podreis poner oro con lo negro, cuando se case bién el carácter familiar, íntimo, de muchos

49
J. M. Serrera. L A ME e Á N 1e A DEL RE T RA To DE e o RTE

de esos retratos. Ése es el caso de una de las el otro de la dicha Serenísima Reyna , preña-
pinturas de la Emperatriz María de Hungría, da ... » Otro retrato de este tipo es el que en
inventariadas en Madrid entre 1555 y 1558, re- 1603 Pantoja de la Cruz pinta de la Reina
señada como «Un retrato de la reyna Maria de Doña Margarita, reseñado en la Contaduría
Ungria con su tocado e bestido que traya_de Real como «Un retrato entero, original de la
ordinario hecho sobre liens:o por Ticiano»; cua- Reyna Nuestra Señora, estando preñada ... » Si
dro de una intencionalidad similar a la del re- no fuera por los comentarios que sobre ellos
trato que Sánchez Coello pintó de su mujer, se hacen en los inventarios y cuentas, difícil-
anotado entre los bienes de su hijo el clérigo mente se podría precisar las causas que lleva-
como «Mi madre. Recién casada con su toca de ron a su ejecución. En la Corte madrileña para
cabos, y su habito». este tipo de retratos no existió una especial ico-
Las galas que en algunos retratos lucen Reinas nografía, a diferencia de lo que sucedió en la
e Infantas las presentan revestidas de tales, florentina . Allí, al contrario que en Madrid ,
pero no hay que olvidar que en ocasiones se las Duquesas se retratan en avanzado estado
pintan así para recordar hechos significativos, de gestación y asumiendo la personalidad de
a los que se aludía precisamente por medio de la santa bajo cuya especial proteccióri se po-
esas galas. Como retratos de bodas se-podrían nían durante los embarazos. Hacia 1629 se pin-
definir muchos de esos retratos, pintados con ta a Margarita de Médicis como Santa Marga-
posterioridad a esas ceremonias y de los que rita, santa cuya iconografía también asume ha-
por lo general se hacían varias copias. Pantoja JUAN PANTOJA DE LA CRUZ cia 1640 Victoria delle Rovere 28 • Esos
Infanta Maria Ana cuadros , pintados por Sustermans, funciona-
de la Cruz pinta a la Reina Doña Margarita MADRID. MONASTERIO DE LAS DESCALZAS REALES
«bestida de blanco con la misma saya que sacó ban casi como exvotos , de ahí que no se elu-
el día que se casó, de ~ela de primabera, mati- diera mostrar el embarazo de las retratadas. En
s:ada con las armas de Castilla y León y Aus- España, por el contrario , se evita. Aquí la re-
tria»; retrato que se hizo para ser enviado a In- ligiosidad de las Reinas e Infantas se pondrá
glaterra. En otros casos los miembros de la Fa- de manifiesto en los partos, en los que las re-
milia Real se retrataban llevando los trajes que liquias venían a ser como otras tantas coma-
lucieron en determinadas ceremonias. El 20 de dronas. Los retratos que aquí se pintan con tal
diciembre de 1612 se le entregaron al Emba- motivo no presentan una especial tipología. La
jador del Emperador Marías tres cuadros, pin- imagen de la Reina o de las Infantas debía de
tados por Bartolomé González, representan- sobreponerse a lo meramente circunstancial,
do a los hijos de Felipe III, «vestidos en la for- bien que en ocasiones de ese evento dependie-
ma que estuvieron el día de las Capitulaciones ra el futuro de la Monarquía.
de la Reina de Francia>>. En dos ocasiones re- Ese futuro iba unido al de los Príncipes de As-
trató Panroja de la Cruz a la Infanta Doña Ana turias, a cuyas vidas estaba subordinada la con-
con los vestidos que lució cuando fue madri- tinuidad de la Monarquía. Dada la gran mor-
na en dos bautizos: en una «bestida de tela talidad infantil existente en aquellos tiempos,
blanca con la saya que fue madrina en San Lo- de la que no escapaban los miembros de la Real
rens:o,, y en otra «bestida de encarnado con saya Familia -pese a las reliquias y amuletos con
entera y manga de punta, con que fue madri- que se intentaba conjurar peligros y enferme-
na del Príncipe Nuestro Señor,,. dades-, se explica la insistencia con que se
En ocasiones los retratos se pintaban para tes- pintaban. Entre los hijos de Felipe II, el Prín-
timoniar el embarazo de Reinas e Infantas, cipe Don Carlos fue el primero en ser declara-
eventos de singular importancia en las Fami- do su sucesor. Tras su fallecimiento lo será el
lias Reales. Entre los cuadros que Felipe II en- Príncipe Don Fernando, más tarde el Príncipe
vía al Palacio Real de Valladolid figuran, ano- Don Diego y por último el Príncipe Don Feli-
tados de puño y letra por el propio Monarca, pe, el futuro Felipe III . Teniendo en cuenta
«dos liens:os de pintura al olio el uno de mi 28 Sustermam. Smant'anni a/la corte dei Medici, Catálogo de el alcance de sus vidas , se comprende que se
la Exposición celebrada en el Palacio Pitti , Florencia , 1983,
Retrato , entero, armado, con cals:as blancas y núms. 15 y 20. pp. 36 y 4 1. pintaran una y otra vez, efigiándose como ni-

50
J. M. Serrera. LA MECÁNICA DEL RETRATO DE CORTE

BARTOLOME GONZÁLEZ. La Reina. Do1ia Margaiita de Austria. VIENA. KUNSTHISTORISCHES MUSEUM

51
]. M. Serrera. LA MEC ÁN I CA DEL RETRATO DE COR TE

ños, pero también como futuros reyes . De La muerte .. compañera inseparable de la vida, sel e otro, pintado más tarde, a la Condesa de
acuerdo con esta idea es fácilmente comprensi- truncó con-frecuencia esas esperanzas . De ese Barajas, el aya de la difunta Infanta.
ble que Pantoja de la Cruz pintase en 1605 «Un pasar también dieron testimonios los pintores El destino de esos cuatro retratos evidencia,
retratico chico en naype del Príncipe Nuestro de Corte, que reflejarán los rostros cadavéri- una vez más, la ambivalencia del retrato cor-
Señor, el primero que se hi~o con bra~os, bes- cos de quienes un día pintaron con vida. No tesano , cuyo significado variaba según el uso
tido de blanco, sentado en una almoada de ter- consta ·que Sánchez Coello hiciera obras de este que en cada caso se. le daba. En los enviados
<;iopelo carmesí». Teniendo en cuenta la perso- tipo 29 . Pan to ja de la Cruz y Bartolomé Gon- a Flandes y Alemania predominarían los valo-
nalidad del niño así retratado, el color de esa zález sí reti-ataron los cadáveres de las Infan- res informativos, complementarios a las cartas
almohada hacía de ella un trono . Lo mismo se tas, de una de las cuales Sánchez Camargo dice que los acompañaban, a través de las cuales se
puede decir de las lanzas de caña, escudos y ca- que era «sólo una niña, que en su muerte, casi notificaba a esas Cortes la muerte de una In-
ballos de cartón con que Sánchez Coello repre- de juguete, parece reclamar, en última instan- fanta . Las relaciones familiares existentes en-
sentó a los hijos de Felipe II [cat. 24, 26] . En cia, el complicado andador palaciego» 3o . El tre las casas reinantes en España, Flandes y Ale-
sus manos esos juguetes son súnbolos de futuras primero pintó en 1603 «tres retratos de la Se- mania daba lugar a que esos retratos y misivas
victorias guerreras, a cuya consecución estaban renísima Y nfanta Doña María, muerta, en su adquirieran, a su vez, un doble significado ,
destinados los Príncipes desde su cuna. A tenor ataúd de ter<;iopelo carmesí, tachonado de oro, yuxtaponiéndose a las motivaciones ~e índole
del carácter guerrero que asumen los Príncipes y pasamanos, bestido de ábito de la Con~tion familiar otras de carácter político . Razones de
e Infantes en esos cuadros están los rasgos que de Nuestra Señora con una guirnalda en la ca- tipo familiar y, sobre todo , dinástico motiva-
les confiere el pintor, quien los representa con be~a y una cruz en la mano». De esos tres re- rían la versión que se pintó para el Alcázar ma-
la gravedad, elegancia y distinción de quienes tratos uno se envió a Alemania, otro a Flan- drileño . Ese retrato vendría a incrementar el
en su día estaban avocados a ceñir la Corona. des y otro se quedó en el Palacio , entregándo- archivo de imágenes de la rama española de

JUAN PANTOJA DE LA CRUZ


La Infanta María muerta. 1603
MADRID. MONASTER IO DE LAS DESCALZAS REALES

52
J. M. Serrera. L A MEe AN 1e A DEL RE T RA To DE e o RTE

los Habsburgo conservado en el Alcázar, en el al Emperador de la China. Uno de ellos repre-


que los retratos adquirían un valor documen- sentaba a Felipe 11, a caballo, «tan grande como
tal. Esa condición les venía dada no tanto por el natural armado con un bastón», tipología
el carácter testimonial que individualmente te- a la que también respondía el del Emperador
nían esos retratos, sino por el sentido que ad- Carlos V. El tercero también presentaba arma-
quirían en su conjunto, a través del cual se po- do al retratado , que en unos casos se.cita como
nía de relieve la condición histórica de esa ga- un Infante y en otros como el propio Feli-
lería de retratos, por medio de la cual se pe II 31 . Dado el destino de estos retratos, es
visualizaban y enfatizaban los lazos dinásticos comprensible que se pintaran de acuerdo con
de los retratados. las normas que por entonces regían el deno-
Razones de tipo familiar y político motivaban minado retrato de Estado , que en este caso
la mayoría de los retratos que se enviaban a bien pudieron derivar del retrato ecuestre del
las Cortes europeas. Adecuándose a esa do.ble Emperador pintado por Tiziano.
finalidad estarían los pintados para ese fin por · Un sentido más estrictamente familiar tenían
Sánchez Coello, quien según Lázaro Díaz del las miniaturas , llamadas generalmente naipes
Valle «ocupase mucho tiempo en hacer retra- en la Corte de Felipe II y de Felipe III a causa
tos de S.M., por mandato suyo para enviarlos de su formato y tamaño 32 • Así retrató Barto-
a diversos reyes y príncipes». Esos mismos ras- lomé González a la difunta Reina Doña Mar-
JUAN PANTOJA DE LA CRUZ
gos presentarían los retratos de la familia de
Infanta María Ana
garita, la mujer de Felipe III, pintando tam-
Felipe III que en 1607 Pantoja de la Cruz pin- VIENA. KUNSTHISTORISCHES MUSEUM bién de esa forma a la Infanta Margarita. De
tó para Flandes . El de la Reina respondía más este último retrato hizo tres versiones, una de
al concepto de retrato de Estado . No sucedía ellas en un naipe , en el que la Infanta apare-
así con los del Príncipe y la Infanta Ana «asi- cía «vestida de la misma manera, y con todos
dos de las manos» y con el de la Infanta Ana , los aderentes que el original grande». De idén-
esta última sobre un almohadón carmesí y con tica manera , y en naipe de igual tamaño y for-
29 En 1927 se le atribuyó uno, por entonces existente en el Pala-
dijes ; iconografía con la que efigia al Príncipe cio de la Condesa de Alcubierre. Representaba la ceremonia mato , pintó en 1603 Pantoja de la Cruz el re-
de llevar el viático a un infam e enfermo . El que se d ijera que
en el retrato que pinta para la Corte alemana. ese infame era de la época de Felipe Il o de Felipe III y el que
trato de la Infanta María que la Reina regaló
Lo mismo cabe decir de los retratos de la fa- en el ángulo inferior izquierdo figurase una larga inscripción a la Condesa de Barajas . En su caso sí está cla-
hace pensar que quizás fuera de una etapa posterior, pudién-
milia de Felipe III que Bartolomé González dose relacionar, en cuanto temática, y aún en cuanto a com- ro el valor sentimental , íntimo , de ese retra-
posición , en especial por la presencia de la leyenda, al que Se-
ejecutó para el Emperador Matías, tío de la Rei- bastián Muñoz pinta de las Exequias de Mana Luisa de Or-
to. Lo mismo se puede decir del «retrato de
na, para la Infanta Isabel Clara Eugenia, Go- leáns. Cfr. C. de P. «Visita al Palacio de la Condesa de S.M . en una medalla>>hecho en 1564 I?ºr Sán-
Alcubierre>, Boletín de la Sociedad Española de Excursiones,
bernadora de los Países Bajos y tía del Sobera- vol. XXXV, 1927, p. 171. chez Coello de Isabel de Valois y del que en
no , y para Segismundo III de Polonia, casado 30 M. Sánchez-Camargo , La muerte y la pintura española, Ma- 1580 hizo a Felipe II que su cuarta mujer, Ana
d rid , 1954, p . 121.
con una hermana de la Reina Doña Margarita. de Austria, envió a su madre la Emperatriz.
31 Los primeros daros sobre ese envío los publicó , en una breve
Como retratos de Estado habría que definir, nota, Lohmann . Cfr. Guillermo Lohmann Villena, •Cuatro Un ejemplo elocuente del sentido familiar que
pinturas desconocid as de Sánchez Coello., Archivo Espa1iol
por el contrario, los que en 1606 Pantoja de de Arte, n . 0 90, 1950, p. 159. En 1983 Ruíz Gomar los vuel-
adquirían esos pequeños retratos son los que
la Cruz pintó con destino a la Corte inglesa. ve a publ icar, como inéd itos , si bien añadiendo una serie de en 1589 el Duque de Saboya envía a Felipe II :
datos sobre la moti vación del envío, el pin tor que desde Sevi-
El Rey iba «con cal~as blancas bordadas y un lla los llevó a México y las causas que determinaron que se que- «Con lo que me decís de mis nietos he holga-
daran en el Virreinato. Cfr. J osé Rogel io Ruíz Gomar, «Noti- do mucho y con un librillo que el Duque me
bastón en la mano , armado con armas graba- cias refere ntes al paso de alg unos pintores a la Nueva Espa-
das y una mano en la espada, debajo de una ña>, Anales del Instituto de lnvestr'gaciones Estéticas, n . 0 53 , envió de vuestro retrato y los suyos, aunque
México , 1983 , p . 67 . En 1984 Breuer y Mulcahy dan a cono-
tienda carmesí y en campaña, con cielo y le- cer, por separado, el docu mento que atestigua la autoría de más me holgaría de veros a vos y a ellos , que
sus cu adros. Cfr . Srephanie Breuer, Alonso Sánchez Coello, no podrían dejar de darme mucho gusto con
xos y passes y un bufete carmesí y un memo-
Munich , 1984, pp . 56-57 , y Rosemarie Mulcahy, «Two letters
rial sobrel». Con este retrato hacía pareja aquél by Alonso Sánchez Coello>, The Burlington Magazine, d iciem- sus travesuras» 33 .
bre 1984, p. 777 .
en que la Reina aparecía con el traje de su Del uso que se hacía de este tipo de retratos ,
32 Al inventariarse, tras su muerte, los bienes de Pantoja de la
boda, dato éste que contribuía a acentuar su Cru z, se reseñaron «siete barajas de naype para ret ratar> y en especial los que se engastaban en camafeos,
«quince chapillas rodadas y cuad radas de bronce y dos de pla-
carácter de retrato de Estado . Tal vez donde ta para retratos>. Cfr. Francisco Javier Sánchez Cantón , «So-
se tienen numerosos testimonios , siendo valio-
mejor se podría apreciar esa tipología sería en bre la vida y las obras de Juan Pamoja de la Cruz>, Archivo sos los que arrojan algunos lienzos de Sánchez
Espm1ol de Arte, n . 0 78, 1947, p . 103.
los retratos de Carlos V y de Felipe II que en Coello y de su círculo . El más significativo es
33 Fem ando ]. Bouza Alvarez, ob. cit., pp . 132 y 210-211 , nora
1580 Sánchez Coello ejecutó para ser enviados n . 0 294 . aquél en que aparecen retratadas la Infanta

53
J. M. Serrera. L A ME e ÁN 1e A o EL RE T RA T o o E e o RTE

SÁNCHEZ COELLO. DETALLE DEL RETRATO DE La Infa nta Isabel Clara Eugenia con Magdalena Ruiz. c. 1585-88. MADRID. MUSEO DEL PR ADO [Cat. 29)

Isabel Clara Eugenia y Magdalena Ruiz [cat. 29] - reales que decoraron el «aposento de reyes» de hija la madre tiene el retrato de su marido en
La primera muestra un camafeo con la efigie aquel Colegio 34 • Un significado aún más la mano derecha, y la hij a el retrato del prín-
de su augusto padre y la segunda otro con un complejo tenían los retratos con que se hicie- cipe don Carlos nro . sr. en las manos. » Tenien-
retrato de difícil identificación. No un cama- ron pintar en las manos la Reina Catalina de do en cuenta los proyectos de boda del Prínci-
feo , sino un pequeño retrato de su hijo, el fu- Médicis y una de sus hijas , posiblemente Mar- pe Don Carlos con una de las hij as de Catali-
turo Felipe IV, muestra la Reina Doña Marga- garita, aunque también pudo ser Isabel. Ese na de Médicis, la presencia en ese retrato de
rita en el retrato pintado por Ricci conservado cuadro , no localizado, se describe así en el Al- dos naipes con las figuras del Rey de Francia
en el valenciano Colegio del Corpus Christi. cázar madrileño a la muerte de Felipe II : «Ütro y del futuro Soberano español h acía de ese
La presencia de ese naipe en el retrato de la retrato, entero , en lienzo al ollio , de la Reyna lienzo casi un documento de Estado .
Reina alude, como se ha señalado , al progra- de Francia, muger del Rey Enrico, con quatro Al respecto parece quedar cl aro qu e el tama-
ma dinástico que configuraban los retratos retratos , los tres, de tres hijos , y el otro de una ño no era , en principio , lo que otorgaba un

54
J. M. Serrera. LA MECÁ NI CA DEL RETRATO DE COR T E

sentido privado a esos retratos. Ése les vendría tantes , eran las cajas en que se enviaban de un
dado por el uso que de ellos se hiciera, no de- lugar a otro los retratos. Felipe II, atento a todo
biéndose olvidar, en ese orden de cosas, que lo que le concernía, escribe desde Madrid el
el carácter público de esos naipes y miniaturas 15 de julio ·de 1564 a Don Gabriel de la Cue-
venía dado en gran medida por la realeza de va en relación con unos retratos de Tiziano , de
los así retratados . los que tendría que cuidar quien los trajera ,
Un sentido claramente íntimo, familiar, tenía «para que no se rompan o maltraten en el ca-
el retrato que desde su destierro parisino An- mino». Para evitar que así sucediera se envia-
tonio Pérez envió a su hija, quien se lo pidió ban, enrollados , en cajas de madera -de éba-
«quizá pequeño (como dice el propio Pérez) no era, dice en 1603 Antonio Pérez a sus hi-
por gozarle a escondidas, de miedo que si se jos , la que les llevaba su retrato- , que a su
lo echan de ver, le privan de él». Familiar tam- vez se guardaban en otras cajas de hojalata, es-
bién es, en principio, el sentimiento con que tas últimas con sus correspondientes cerradu-
Isabel Clara Eugenia exhibe el medallón con ras . De esa forma llegaron en 1568 a Madrid
la efigie de su padre, pero no tan familiar como los retratos antes comentados de Tiziano , de
el que Magadalena Ruiz evidencia al mostrar los que Don Juan de Figueroa informó a An-
el suyo, en el que posiblemente figurase el re- tonio Pérez que «vienen en una caja luenga
trato de su esposo o de su hija. La primera es bien tapada y atada con el sobre escrito para
una Infanta y como tal presenta el retrato de S. Magd .» 36
su padre , el Rey; imagen que centra toda la ANÓNIMO A tenor de lo hasta ahora comentado , el sen-
Agustín Profit, •el Calabrés•. c. 1588
composición. Como Rey, mejor dicho como MADRID. MUSEO DEL PRADO
tido que en cada caso adquirían los retratos no
César, está efigido Felipe II, lo que ha moti- les venía dado por el tamaño , composición o
vado que en ocasiones ese medallón se creyera iconografía, ni por el vestuario y la apostura
retrato de Carlos V. Dada la forma como se con que se hacían retratar los miembros de la
muestra el medallón y la apariencia bajo la que realeza. Un naipe o una miniatura podían fun-
se efigia el Rey, ese retrato adquiere una nue- cionar como retratos de familia o como retra-
va dimensión , imponiéndose a la familiar la tos de Estado dependiendo de su uso y, sobre
motivación dinástica. todo, de su destinatario . El que la Reina se re-
De retratos de Estado se pueden definir aque- tratara con su traje de bodas podría contribuir,
llos naipes que los Reyes regalan a determina- en principio , a conferirle un carácter íntimo ,
das personalidades . A pesar de ser en ocasio- pero serán esas galas las que contribuyan a ha-
nes réplicas de los anteriores, en ellos predo- cer de él un retrato de Estado. Un retrato de
minan los valores públicos , que en parte les Felipe II armado se define por sí como un re-
venían dados por las ricas monturas con que trato de tipo oficial. Pero si uno de esos se re-
se obsequiaban. Ése es el caso de los retratos seña -como se hizo con uno del Alcázar, a
de Felipe III y de la Reina Margarita que Pan- la muerte del Rey- diciendo que en él apare-
toja de la Cruz pintó en 1603 «en dos chapas cía «armado y con un bastón en la mano , como
de cobre ... que se i<;ieron poner en una caxa salió en la jornada a Sanct Quintin», esa ar-
de diamantes para dar al Almirante de Y ngla- madura no sólo le convierte en un retrato de
terra» 35 . El predominio que en esos retratos Estado , sino también en un retrato alegórico.
adquieren las monturas da lugar a que en más En cuanto a la pose de los modelos , tampoco
de una ocasión sean estas últimas las que mo- se puede tomar al pie de la letra como elemen-
34 Fernando Benito Doménech. ob. cit., n. 0 223, pp. 313 -314.
tiven la ejecución de los retratos . Así sucedió to diferenciador. La gravedad, elegancia y dis-
35 Este rega lo pone de relieve que los Barbones no fueron , como
con los «dos retratos chicos en naype» que Pan- se ha dicho, los primeros en hacer ese tipo de donaciones. Sí tanciamiento con que El Calabrés se hace re-
cabe decir que fueron quienes los reglamentaron. Cfr. J oaquín
toja de la Cruz pintó de Felipe III y de su mu- Ezquerra del Bayo , «Regalos d iplomáticos», Arte Espa1iol, vol. tratar en el lienzo conservado en el Museo del
Vil, 1924 -1925, pp. 51- 57 y María del Carmen Espinosa Mar- Prado se equiparan a los que Felipe II asume
jer; retratos que se hicieron «para una xoya tín, cEI retrato-m iniatura de los regalos diplomáticos españo-
de oro que tenía unas <;ifras de Felipe y Mar- les en el siglo :\."VIII» , El Arte en las Corles europeas del si- en sus retratos. Si no fuera porque se sabe que
glo XVlll, Madrid , 1987, pp. 264-268.
garita» . ese Calabrés no era un miembro de la Familia
36 Tizia110 e la corte di Spagna, ob. cit., carras núms. 107 y 138,
No tan preciosas, pero si cabe aún más impor- pp . 84 y 105. Real sino, como señala Bouza, un Portero de

55
J. M. Serrera. L A M Ee Á N 1e A D EL RE T RA To DE e o RTE

Cámara de S.M, un tal Agustín Profit, Alcai- liano, y Don Juan de Austria» (al margen, le- del Rey figuraban el Príncipe , al parecer Don
de de la Casa de Campo 37 , se podría pensar tra de Felipe II). «Estos me parece que sean la Carlos, muerto igual que la Reina en 1568, y
en un principio que pertenecía a esa familia, Reina en el de enmedio qu'estara enfrente del Don Juan de Austria, el primero es de supo-
ya que el retrato responde en todo a lo que mio, y el del Príncipe y mi hermano a un lado ner a la derecha del Rey y el segundo a la iz-
se define, en cuanto a pose , como un retra- al lado de la ventana, mirándose el uno al otro, quierda. Enfrente, y siguiendo esa misma or-
to real. y mis sobrinos al otro lado de la puerta, tam- denación, aparecerían los retratos de los Ar-
La definición de estos últimos vendrá dada en bién mirándose el uno al otro» 40 . chiduques de Austria, probablemente Rodolfo
gran medida por su función, pudiendo modi- Contando con el testimonio del propio Feli- y Ernesto , hasta 15 71 en la Corte madrileña.
ficar su significado un cambio de uso. Ése es pe II , es fácil detectar el sentido dinástico de De estos cuatro últimos retratos, Felipe II dice
el caso de las galerías de retratos, las llamadas esa galería de retratos, así como reconstruir, que se estaban mirando, de dos en dos, los
salas de linajes, en las que los retratos reales aunque sea parcialmente, su ordenación. Para unos a los otros. Este dato permite dar por he-
adquirían su pleno significado, que podían valorar lo primero habría que sumar, al me- cho que entre los retratos de esa galería, y po-
perder cuando se deshacían tales conjuntos. En nos idealmente, a esos retratos los pintados an- siblemente entre los de todas aquéllas que res-
esas galerías los retratos estaban ordenados de tes por Tiziano, Moro y otros maestros. El con- pondían a un programa unitario, se daban una
acuerdo con unas determinadas reglas, a tra- junto así formado constituía una apología de serie de relaciones temáticas, compositivas y
vés de las cuales se exaltaba la idea de linaje la Casa de los Habsburgo. Según Felipe II esa aun espaciales .
o de estirpe, así como la relación existente entre galería la centraban su retrato y el de su mu- Por lo general se tendía a emparejar los retra-
los distintos miembros de una familia real . Por jer, posiblemente , aunque el documento no tos , situándose en el lugar de honor el del per-
su significación, es de destacar la que se cus- está fechado, Isabel de Valois. A ambos lados sonaje masculino , a no ser que la mujer fuera
todiaba en el guardajoyas del Alcázar madri- de superior rango . Las figuras así dispuestas se
leño, tendente a glorificar la casa de los Habs- solían relacionar compositivamente , adecuán-
burgo y exaltar la Monarquía hispánica 38 . dose en cuanto al punto de vista y en cuanto
En dos de esas galerías de retratos se sabe que al encuadre . Los elementos que integraban las
intervino Sánchez Coello, aunque dada su con- composiciones se disponían de acuerdo con su
dición de pintor al servicio del Rey es posible futura ubicación , abriéndose a tenor de ellas
que sus obras figurasen en otras galerías de ese las ventanas situadas al fondo. Las miradas
tipo. El 28 de enero de 1565 el Embajador ale- que , como testimonia el Monarca, se dirigían
mán le encargó en nombre del Archiduque esos personajes dotaban a esas galerías de una
Fernando del Tirol una serie de retratos de Rei- especial significación. Entre los cuadros se es-
37 Para codo lo concerniente al estudio de este cuadro, cfr. Die-
nas españolas para la galería que el Archidu- go Angu lo Íñiguez y Alfonso Emilio Pérez Sánchez, Histoniz tablecían unas determinadas relaciones espa-
de la Pintura Española. Escuela Toledana de la prímera mitad
que iba a crear en el Castillo de Ambrás. Años del siglo XVII, Madrid, 1972 , p. 192. Acerca de la identifica- ciales , que contribuían a modificar el espacio
ción del retratado, cfr. Fern ando). Bouza Alvarez , ob. cit.,
más tarde, en 1577, volvió a trabajar para esa pp . 170-1 71, nota n. 0 15 .
interno de esas galerías, a las que conferían una
galería. En esta ocasión le pidieron sesenta 38 Miguel Morán y Fernando Checa, El coleccionismo en Espa-
atmósfera inquietante, por medio de la cual
retratos de cuerpo entero de los Reyes de Es- ña. De la cámara de las maravdlas a la galería de pinturas, Ma- se procuraba sobrecoger a quienes penetraran
drid , 1985, p . 121. En ese recinto ordenó Felipe Ill depositar
paña, no pintando, por razones de tipo eco- cinco retratos de sus hijos pintados por Bartolomé González , en ellas .
sim ilares en cuanto temática y medidas a los enviados a Flan-
nómico, nada más que dos 39. des y Alemania, también pintados por Barcolomé González .
Una intencionalidad no muy distinta tenían
Su participación resulta más reveladora en la Cfr. J. Moreno Villa y F.). Sánchez Cancón , • Nove nta y siete las galerías de retratos reales que los nobles for-
retratos de la familia de Feli pe Ill por Bartolomé Go nzález>,
galería de retratos de la Sala Real del Palacio Archivo Español de Arte y Arqueología, n . 0 37 , 1937 , pp. 150- maban en sus residencias, a imitación de las
151.
de El Pardo, con destino a la cual pintó varios existentes en los palacios reales . En algunas se
39 Los sesenta retratos encargados en 1577 debían ser de cuerpo
retratos, nueve según el testimonio de Argote encero , pagándosele por cada uno 25 d ucados. A la entrega ha documentado la presencia de retratos pin-
de Molina. Algunos serían los que se citan en de los dos primeros pidió por cada uno 42 ducados , indican- tados por Sánchez Coello. Dos se relacionaron
do que los restantes serían a 50 ducados. No habiéndose ate-
el siguiente documento, que, dado su interés, nido a lo concertado in icialmente, se le anuló el encargo. Cfr. con el pintor en la colección del Marqués de
Stephan ie Breuer, ob cit., p. 50. Cincuenta d ucados, sin em-
se reproduce parcialmente: «Memoria de los bargo, era el precio que Sánchez Coel lo solía cobrar por un Leganés , inventariada en 1655 . En uno, rese-
cinco retratos que se han de hacer para la ga- retrato de cuerpo entero . En la Contadu ría Rea l se le abona- ñado como suyo, aparecía Felipe II pintado de
ron cuarenta d ucados por cada uno de los cuatro retratos pin-
lería del Pardo, que son los que faltaban . Ha- tados del Príncipe Don Carl os y cincuenta por los de la mujer medio cuerpo «con gorra a lo antiguo». En el
barbuda y la muchacha cabelluda. La diferencia venía dada
biendo platicado el portugués pintor y yo so- por el hecho de que dos de los retratos del Príncipe eran hasta
otro, inventariado como copia de Sánchez Coe-
bre los cinco retratos que faltan para la galería las rodi llas y otros d os h asta las cintas y los restantess de cuer- llo, figuraba Felipe III, también pintado de
po entero.
del Pardo, se nos ofrece lo siguiente: la Reina , medio cuerpo, con armadura y un bastón so-
40 ) . ) . Martín González , •El Palacio de El Pardo en el siglo XVI>,
el Príncipe, los dos Príncipes hijos de Maximi- Boletín del Seminano de Estudios de Arte y Arqueología, vol. bre el globo terráqueo .
XXXVI, 1970, p. 37.

56
J. M. Serrera. L A ME e Á N 1e A o EL RE T RA To o E e o RTE

Para resaltar su vinculación familiar con los Re- Eduardo su hijo», obras regaladas seguramen- Pero no todos los retratos de los Reyes que fi-
yes de España reúne Don Juan de Ribera, el te por el Rey inglés al Duque Don Martín du- guraban en las nobiliarias «salas de linajes» eran
Patriarca de Valencia, una serie de retratos rea- rante su estancia en Londres 43 . Entre los re- donaciones reales. A través de los testamentos
les en su palacio de la calle de Alboraya. El tratos reales donados por Felipe III a los no- e inventarios de bienes de los pintores de Cor-
conjunto dio lugar al llamado «Aposento de bles españoles destacan , por su significación, te es posible comprobar que parte de su pro-
los Reyes», cuyo contenido se trasladó en 1615 los de la real pareja pintados por Pantoja de ducción estaba destinada a satisfacer este tipo
a la biblioteca del Colegio del Corpus Christi . la Cruz que ofreció al Conde de Alba de Liste de encargos. Pantoja de la Cruz en su testamen-
La serie la iniciaba un retrato de Alfonso XI y los diez , representando a toda la Familia to , redactado en 1599, declara que el Capitán
el Justiciero, «punto de arranque de los Enrí- Real , pintados por Bartolomé González , que Luis Baraona le debía cierta cantidad a cuenta
quez de Ribera, linaje del Patriarca, y a su vez entregó al Duque de Uceda , quien a su vez de tres retratos , uno de ellos «del rey Felipe Se-
común entronque con la dinastía de los reyes le ofrendó el suyo y el de la Duquesa, tam- gundo». Lo mismo le sucedía con Don Francis-
de Castilla y la familia del prelado» 41 . En ese bién pintados por Bartolomé González. co Coreas Maldonado , para el que había pin-
orden de cosas es de destacar los cuarenta y dos Los nobles más cercanos a la Real Familia se- tado «un retrato del rey nro . señor siendo prín-
retratos de Reyes que figuraron en 1604 en la rán los que se vean más favorecidos , recibien- cipe» y «Otro de la señora Infanta del mesmo
zaragozana galería del Conde de Sástago, sien- do esos retratos como muestra de agradeci- tamaño», y con Don Baltasar de Zúñiga, herma-
do aún más numerosos los que se contabiliza- miento por los servicios prestados. El 12 de di- no del Conde de Monterrey, quien le había en-
ron en 1655 en la colección del Marqués de Le- ciembre de 1540 Don Juan de Zúñiga, ayo del cargado un retrato de la Infanta. A un estamen-
ganés , donde se encontraban, entre otros, los futuro Felipe II , le escribe al Emperador in- to social más bajo pertenecían quienes adqllirie-
retratos de Felipe II y sus cuatro mujeres . De formándole que la Marquesa de Lombay , Ca- ron en la almoneda de los bienes de Pantoja
esas galerías también formaron parte retratos marera Mayor de la difunta Emperatriz , «a mu- de la Cruz , celebrada en 1608 , los retratos rea-
de otros Monarcas europeos, así como los de cho que se le invió el retrato de la Emperatriz , les que quedaron en su taller. El cerero Manuel
los Dux de Venecia, de los que en 1655 se re- Nra. Sa., que aya gloria, y me a enviado a de- Rodríguez adquirió un retrato de la Reina de
gistran treinta y nueve en la galería de retra- zir cómo le rrecibió». Un ejemplo elocuente Inglaterra y dos de los Reyes de España, Felipe
tos del Marqués de Leganés . Junto a ellos fi- de este tipo de donaciones son los cinco retra- III y Doña Margarita ; el platero Jerónimo Nú-
guraban otras series, destacando las de los Em- tos que en 1603 la Reina Doña Margarita dona ñez compró un retrato del «rey viejo», posible-
peradores romanos y las de personajes a la Condesa de Barajas , cuya familia había es- mente Felipe II, y Doña Catalina de Bustamen-
orientales; series a través de las cuales se refor- tado siempre al servicio directo de los Reyes, te «Un liern;o de una Infanta imprimado».
zaba el carácter dinástico de esos conjuntos. En en especial de los Príncipes e Infantes . Esos re- Estas compras plantean el problema de la pre-
1585 se inventariaron un total de veinticuatro tratos , pintados por Pantoja de la Cruz , repre- sencia de retratos reales en casas de personajes
emperadores en poder de Antonio Pérez, en sentaban a la Reina «estando preñada>>, al Prín- no pertenecientes al estamento nobiliario. El
cuya morada también se localizaron un retra- cipe, «bestido de fraile , metido en un carre- tratar de analizar , aunque sea brevemente, las
to de Solimán y el de una «reina turca» 42 . En- tón y un pájaro en la mano», a la Infanta Doña causas que motivaron ese fenómeno excedería
tre las series de retratos de orientales destacan Ana y a la Infanta Doña María, esta última re- los límites de este ensayo. No obstante, para
la del Patriarca Juan de Ribera , integrada por tratada dos veces : una «Sentada sobre una al- dar una breve visión del tema se reproducen
once, y la del Marqués de Leganés, compues- moada de ten;iopelo carmesí y dosel de lo mis- fragmentos de dos textos en los que se alude ,
ta por dieciséis retratos de Sultanes. mo» y otra, ya difunta , «metida en su ataúd». si bien indirectamente, a esa cuestión. El pri-
El ennoblecimiento de esos linajes señoriales mero está tomado de una obra de Fray Anto-
se realzaba no sólo por la presencia junto a los nio Álvarez , publicada en Valencia en 1591.
retratos de los miembros de esas casas nobilia- En ella se critica a «aquellos que a trueque de
rias de efigies reales, sino por el hecho de que hazer a sus hijos ricos , y ponelles casa de ho-
los Reyes eran quienes en ocasiones las regala- nor y crecida autoridad , del todo se olvidan de
ban. Ya se comentó los retratos que Felipe III Dios .. .» El segundo procede de uno de los Ser-
4 1 Fernando Benito Doménech , ob. cit. , p . 310.
ofreció al Almirante de Inglaterra, donados por mones de Alon o de Cabrera, en el que se cri-
42 Angela Delafo rce, cThe Collection of Amon io Pérez, Secr<-
razones de carácter diplomático similares a las tary of State to Philip Ii> , The B11rli11gto11 Magazine, diciem- tica la falacia ocia! de la España de Felipe II .
bre , 1982, pp. 75 0- 752. «Ahora no hay co a que más se use . Quiera uno
que dieron lugar a que en 1581 se inventaria-
43 Manuel Abizanda, Dornme11tos para la Histona artística)' li-
sen en Zaragoza, formando parte de los bie- decir que esta casa es suya, y que viene por lí-
teraria de Aragó11, vo l. III , Zaragoza, 1932, p . 80.
nes de la Duquesa viuda de Villahermosa, 44 Textos citados por Chauchabis en su estudio sobre la España
nea recta de los reyes godos de España, y haya
«Dos retratos en tabla hasta medio pecho, el d e Felipe U. Cfr. Claude Chauchabis, Ho1111e11r, mora/e et so- dineros que no digo o con dos testigos , sino
ciété da11s l'Erpag11e de Ph1lippe II, Pasís, 1984, pp. 156 )' 158,
uno del Rey Enrique de Inglaterra y el otro de notas núms. 2 12 y 136. con dos docenas lo probara» 44 .

57
J. M. Serrera. LA MECÁN I CA DEL RETRATO DE CORTE

Para honrar una casa y ennoblecer a sus habi- tamo , que se entraban a festejar y recrear en
tantes , nada mejor que montar una «sala de su casa .. .» Teniendo en cuenta estos datos, se
linajes», en la que , jumo a retratos de empe- explica que en la casa de su hijo se reseñaran
radores romanos, reyes y príncipes , emplazar tres retratos de medio cuerpo del suegro de
los de sus moradores. Así se hizo en la Penín- Sánchez Coello, «a lo antiguo castellano, con
sula y en la América hispana, a la que desde un baculo con una flor de lis por descender de
el puerto de Sevilla llegaron fletes integrados príncipes franceses», los retratos de los padres
casi exclusivamente por fardos compuestos a del pintor, el de su mujer, otro suyo, otro del
base de retratos de emperadores romanos, de pintor con su hija Isabel -que se dice obra
Felipe II, del Príncipe y de las Infantas. de Sánchez Coello, a quien cabe atribuir los
Un ejemplo significativo de lo dicho es la ga- otros- , los de sus hijos Luis, Juan y Pedro y
lería de retratos que Amonio Pérez formó en los de sus hijas , Juana y Antonia 46 .
su casa, en la que , jumo a una copia del Feli- A la disolución de esas «salas de linajes», los
pe JI, después de la victona de Lepanto, ofre- retratos perdían su significación, pero no su va-
ce al cielo el Príncipe Don Fernando, otra co- lor, que se incrementaba o disminuía de acuer-
pia del Carlos V en Mühlberg, dos retratos de do con la estima de sus artífices. Fuera de su
Felipe JI, un retrato de la Reina Doña María contexto, los retratos reales se convenían en
de Portugal, otro de María Tudor y los veinti- mercadería. En 1660 el pintor Amonio Arias
cuatro retratos de papas y los cincuenta y seis dotó a su mujer , entre otros bienes , con seis
de personajes reales que le regaló el Marqués retratos, de los cuales cuatro eran efigies de
FRANCISCO PACHECO
de Mondéjar, Virrey de Nápoles, situó su re- Carlos de Negrón miembros de la Casa de Austria 47 • Algunos
trato , el de su padre, pintado por Tiziano , el TOMADO DEL ·LIBRO DE RETRATOS • . 1599 de ésos pudieran haber sido de Sánchez Coe-
MADRID. FUNDACIÓN LÁZARO GALDIANO
suyo, el de su mujer y el de esta última con llo , ya que Díaz del Valle comenta que había
sus tres hijos y un negrito 45 . Otros ejemplos «visto muchos retratos suyos, así en poder de
pueden ser los quinc~ retratos que .Sánchez pintores como de personas principales, ser es-
Coello pintó para Mateo Vázquez, Secretario . timados y con gran precios comprados». Así de-
del Rey, y los sesenta y tres que realizó con pos- bió suceder con el retrato original de Sánchez
terioridad al 28 de agosto de 1571 para Gon- Coello que en 1666 se reseñó en las capitula-
zalo Argote de Molina. Este último se lo en- ciones matrimoniales establecidas entre Juan
cargó para el camarín de su casa sevillana, des- Álvarez y Doña Isabel de Villegas , ya que se
crito por Pacheco como un museo, notable por tasó muy alto 48 .
las «pinturas de fábulo» y por los «retratos de Una valoración muy distinta tenían los retra-
insignes ombres, de mano de Alonso Sánchez tos reales que expresamente se pintaban para
Coello». Uno de esos retratos era el del Canó- ser vendidos en el mercado de arte madrile-
nigo Carlos de Negrón , del que Pacheco par- ño . Ejecutados fuera del ám bito cortesano por
tió para dibujar el que figura en su Libro de maestros de muy segundo orden , su falta de
los retratos, en el que dice que el original era parecido y carencia de decoro dio lugar a que
«de mano del valiente Alonso Sánchez, de en más de una ocasión la Sala de Alcaldes de
quien se copió el presente». Casa y Corte interviniera sobre ellos , ordenan-
Sánchez Coello también tuvo en su casa una do la remodelación de unos y la retirada de
pequeña ~alería de retratos, que en cierta me- 45 Sobre esos cuadros, cfr. Angela Delaforce, ob. cit., pp. 749· otros. Ese problema parece ser que ya se susci-
dida funcionó como «sala de linajes». Al res- 750 y Gregorio Marañón , ob. cit., vol. ll . p. 783. tó en época de Felipe II, como así lo pone de
46 Francisco de B. de San Román, ob. cit., pp. 63 -65.
pecto es digno de recordar que Pacheco dice relieve la siguiente anécdota, llevada a escena
47 Mercedes Agulló y Cobo, Más noticias sobre pintores madn'-
que «fue su casa frecuentada de los mayores leños de los siglos XVI al XVIII, Madrid, 198 1, p. 16. por Lope de Vega hacia 1614: «Dixo don Die-
personajes de su tiempo,,, y que a Felipe II «re- 48 Jbidem, p. 217. go de Cordova en la presencia de su Mages-
tratólo muchas veces, armado, a pie y acaba- 49 Sobre el panicular, cfr . Miguel Herrero-García, «Un dictamen tad, que no era bien permitido se vendiessen
pericial de Velázquez y una escena de Lope de Vega• , Revista
llo, de camino, con capa y gorra; y, asimismo, Española de Arte, año V, n . 0 1, 1936, pp . 66-68 , y Enrique Retratos de la Real Persona de mala pintura,
diez y siete personas reales entre reinas, prín- Lafuente Ferrari, cLa inspección de los retraeos reales en el si- y que solo debían correr los de Alonso Sanchez,
glo XVII (con un autóg rafo d e Vclázqucz)>, Co"co Erudito,
cipes, infames , que lo honraban y estimaban Madrid , 1941, pp . 55-58. como en Alexandro Magno los de Apeles, y

58
J. M. Serrera. LA M E·CÁ N 1e A DEL RE T RA To DE e o RTE

Lysipo. A que respondió piadoso: Dexad que


ganen de comer essos Pintores, pues no son las
costumbres las que me copian».
Documentadas están, por el contrario, las ac-
tuaciones emprendidas a tal fin por la Sala de
Alcaldes de Casa y Corte en 1633 y 1679. En
el primer caso intervinieron como peritos Vi-
cente Carducho y Diego Velázquez y en el se-
gundo Francisco Ricci y Juan Carreño. Los pri-
meros dictaminaron que en algunos retratos «Se
han de borrar los rostros para que se vuelvan
a hacer y sean parecidos y conforme al arte»,
que en otros «se ha de enmendar y borrar todo»
y que en otros «Se ha de borrar el color del ves-
tido y hacerlo decente». A los segundos , por
su parte, se les ordenó que vieran «los retratos
que los pintores desta Corte han hecho (o izie-
ren) de S. Mgd y demás personas R' y los re-
conozcan si tienen algún defecto y teniéndole
los recoxa y estando en la forma que deuen es-
tar los apruebe» 49 .
A lo largo de este texto se han ido mencionan-
do casos en los que los pintores de Corte hi-
cieron diversas réplicas de un mismo retrato.
El uso que se hacía de ellos explica la existen-
cia de esas obras, en unos casos ejecutadas por
el propio pintor y en ocasiones por otros maes-
ANTONIO MORO SÁNCHEZ COELLO
tros . En los Inventarios y en la Contaduría Real Felipe JI. c. 1557. ¡c... 1J Felipe JI. 1566. [Cat. 2]
EL ESCORIAL VIENA. KUNSTFilSTORJSCHES MUSEUM
se reflejan con claridad esas diferencias , que
en ningún momento se manifiestan como pe-
yorativas. Los primeros se suelen citar como «un
retrato original de mano de ... », englobándo-
se en este apartado tanto los prototipos como
las réplicas realizadas por su autor. Los segun-
dos se reseñan , por lo general, como «copia de»
o como «copiado de», términos que a veces se
sustituyen por el de «contrahecho».
Como todos los pintores al servicio del Rey,
Sánchez Coello realizó diversas réplicas de un
mismo retrato , copiando también los de otros
maestros. Entre estos últimos destacan las co-
pias de los retratos de Felipe JI e Isabel de Va-
lois de Antonio Moro, obras cuya fidelidad a
los modelos difícilmente se entendería en un
pintor de su categoría si no fuera teniendo en
cuenta la dinámica de los retratos de Corte. A
SÁNCHEZ COELLO
ella se deben los tres retratos de Felipe JI que Isabel de Valois.
c. 1560. [Cat. <]
ANTON IO MO RO MADRID. COLECCIÓN VÁREZ FISA
pintó en 1560 por orden de Isabel de Valois Isabel de Valois. c. 1560. [Cat. 3J
para ser enviados a Francia y los «seis retratos MADRID. CO LECCIÓN VÁREZ FISA

59
J. M. Serrera. LA M Ee AN 1e A o EL RET RA To o E e o RT E

de su Alteza todos de una manera y sacados que el Emperador tenía a ese retrato da testi-
de uno que hizo Sofonisba, dama de la reina» monio el que al escribirle el 17 de abril de 1545
que se le pagan el 7 de mayo de 1568 50 ; re- a Don Diego Hurtado de Mendoza interesán-
tratos del Príncipe Don Carlos que a su vez sir- dose por el del veneciano , le dijera que «pues,
vieron de partida a otros muchos, entre otros el pequeño que allá está no será ya menester,
el conservado en una colección particular de haréis que se nos embie a recabdo». Dado el
Jerez de la Frontera. modelo del que partió Tiziano, se explica la
La «Memoria» sobre la galería de retratos del dureza del rostro de la Emperatriz -que en
Palacio de El Pardo antes comentada incluye cierta medida remite a un modelo flamenco ,
un fragmento que pone de relieve el papel de- posible nacionalidad del autor de la
sempeñado por Felipe II en este tipo de cues- miniatura-, así como que el Emperador cri-
tiones, en las que involucró a Sánchez Coello . ticara la nariz . Otro tanto se podría decir de
Tras indicar los retratos que debía pintar, es- los retratos del Archiduque Carlos , Doña Ma-
cribió de su puño y letra lo siguiente: «Allá ten- ría de Baviera y de sus once hijos que Bartolo-
dré algunos retratos destos por donde los po- mé González pintó copiando los naipes que
drá ir comenzando y si no tiene los de mis so- para tal fin le entregó Felipe III.
brinos , éstos podría sacar entretanto». Uno de Los nobles también solicitaron de los pintores
los retratos que tenía que pintar era el del Prín- que les copiaran retratos , debiéndose esas co-
cipe Don Carlos, para el que posiblemente le pias a los mismos motivos que dieron lugar a
presentaron como modelo uno de Sofonisba las anteriormente comentadas. Pantoja de la
Anguissola, de la que en 1564 partió al ejecu- Cruz declara en su testamento que para Don
tar un retrato de la Reina Isabel de Valois, «de Fernando de Toledo , «de la cámara de su Ma-
que hizo el rostro de Sofonisva». gestad», había pintado dos retratos «en lien~o
Pantoja de la Cruz también se vio obligado, de casi bara el uno del duque de Alva biejo
ANÓ NIMO
como pintor de Corte, a repetir varias veces un El Príncipe Don Carlos. c. 1600 y otro de la duquesa su muger copiados de los
mismo modelo. En 1603 hizo dos versiones de JEREZ DE LA FRO NTERA. DUQUE DE SO LFERINO originales , que su merced tiene». Razones de
un retrato del Príncipe Felipe y dos de otro de tipo familiar motivarían también las copias que
la Infanta Doña María, de la que ese mismo en 1637 se reseñaron en la llamada Casa de Pi-
año ejecutó cinco copias del retrato de su ca- latos de Sevilla, residencia del III Duque de
dáver, abonándosele en 1607 las dos versiones Alcalá, en la que , entre otros , se inventaria-
del doble retrato del Príncipe y de la Infanta ron «Un rretrato del sº'. marq' de Castil
Ana enviadas a Flandes y Alemania. R(odrig)º copiado de Romulo sin gº"» y «Un
El copiar retratos de otros pintores podía de- rretrato senttado el señor Duq' de Alcala don
berse a diversos factores. Uno de ellos, quizás Pedro Virrey de Napoles sin gº" es copia de
el fundamental , era que por entonces ya hu- uno que tiene en gran(ad)ª su hijo de Baltas-
bieran fallecido los modelos. Cuando Sánchez sar de Torrez Camaras q fue de su exª» .
Coello pintó los del Príncipe Don Carlos an- Para esas y otras tareas los pintores de Corte
tes comentados , éste había muerto ya, pues se contaban con el auxilio de oficiales y ayudan-
describen como retratos. «dell Serenisimo Se- tes , sobre los que recaía buena parte de las ré-
ñor Príncipe Don Carlos que seía en gloria». plicas y copias , en especial las que no se pin-
Por esa misma causa se citaron como copias al- taban para el Rey . Se ignora si Sánchez Coello
gunos de los retratos de Felipe II, Ana de Aus- firm ó, como Pantoja de la Cruz , contratos de
tria y la Reina Margarita pintados por Barto- compañía con otros pintores. De ser así, posi-
lomé González. blemente las establecería para atender encar-
De este tipo de encargos no se escapó ni el mis- gos de tipo religioso, en especial la pintura de
mo Tiziano, a quien el Emperador mandó un retablos . Sí consta, por el contrario , que se sir-
pequeño retrato , posiblemente un naipe, o vió de oficiales , a los que expresamente alu-
una miniatura, para que a partir de él pintara SO Ped ro Beroqui , cTiziano en el Museo del Prado», Boletín de dió al cuestionar lo recibido por los retratos
la Sociedad Española de Exctmiones, vol. XXX IV , 1926· l 927,
el retrato de la Emperatriz Isabel. Del cariño p. 25 1. pintados para el Emperador de la China, en los

60
J. M. Serrera. L A MEC ÁN I CA DEL RE T RATO DE CORTE

que dice trabajó mucho «y con mucha costa de propone que se hiciese por la mañana. «De las
officiales y aparejos». Por entonces no estaba nueve a las doce se podrá debuxar y bosque-
todavía en su taller Pedro de Mata, quien en xar la cabeza y, si quedare algo, otro día a la
15 8 3 formalizó con él su contrato de aprendi- misma hora se puede rematar». De este últi-
zaje, firmado por ocho años, es decir, hasta mo comentario se deduce que el tiempo nor-
1591. Sí le pudo ayudar su hija Isabel, nacida malmente empleado por los pintores para bos-
en 1563, desde los diecisiete años con fama de quejar una cabeza eran tres horas. De hecho ,
buena pintora. En otras empresas contaría con los Reyes, Príncipes e Infantes no posarían para
la colaboración de su hermanastro, el también los pintores más de una o dos sesiones. En ellas
pintor Juan Sánchez, así como con la de Feli- se esbozaría la cabeza, elemento sustancial del
pe de Liaño, al parecer su discípulo ; relación retrato , pintándose el resto en el taller. Así se
laboral que explicaría su boda con una hija de deduce del hecho de que al presentar en 1607
Jerónimo Sánchez. Pamoja de la Cruz ante la Contaduría de la
El nivel de intervención de los oficiales y apren- Reina el recibo por los retratos del Príncipe y
dices en sus retratos venía dado por el sistema la Infanta Ana ames enunciados , textualmen-
empleado por el pintor para su ejecución, si- te dijera que «fui a San Loren~o a~er las cabe-
milar, por otra parte, al utilizado por todos los ~as». Ese método también lo pone de relieve
pintores de Corte y aun por todos los pintores el que en el inventario de sus bienes figurasen
de la España de Felipe II. Ese método lo des- T!ZIANO «Tres cabezas en tres lienzos enteros del Rey
Felipe II ofreciendo al Cielo al Príncipe Don Femando y de la Reyna y del Duque de Lerma>>y treinta
cribe Pacheco en su Arte de la Pintura, quien después de la batalla de Lepanto. 1573-74
al redactarlo debió de recoger experiencias de DETALLE y cinco «retratos bosquejados de diferentes per-
MAD RID. MUSEO DEL PRADO
otros pintores, entre otros de Sánchez Coello , [Véase pág. 42] sonas», así como «una cabeza de un niño muer-
ya que al tratar esas cuestiones dice que las to» y «un niño muerto en bosquejo».
cuenta «como oí decir al gran Alonso Sánchez , Ese debió de ser también el método seguido
a qmen v1 retratar. » por Sánchez Coello, para quien consta que Fe-
Al estar al servicio del Rey , los pintores de Cor- lipe II posó , por lo menos , en dos ocasiones .
te se veían obligados a seguir sus desplazamien- Una, cuando pintó la cabeza que sirvió de mo-
tos, pintando a los Reyes y a su Real Familia delo a Tiziano, ejecutada a tamaño natural ,
en los palacios y monasterios en que iban resi- y otra, cuando le hizo el pequeño retrato , sa-
diendo . Desde el 26 de noviembre de 1603 cado del natural , que la Reina Doña Ana en-
hasta el 18 de enero de 1604 Pantoja de la Cruz vió en una cajita de oro a su madre , la Empe-
está en Valladolid pintando al servicio del Rey , ratriz , éste último pintado en 1580 , ames de
como así lo pone de relieve el siguiente asien- partir el Monarca para Guadalupe. No se tie-
to de la Contaduría Real: «Deve más el Rey nen datos acerca del lugar y modo de posar el
Nuestro Señor todo el tiempo que estube fue- Rey , pero desde luego no sería como en el si-
ra de mi casa en Madrid, estando la corte en glo XVIII el boloñés Giovan Antonio Burrini
Balladolid, por mandado de Su Magestad, con ,. creyó que Felipe II hizo retratar a Fabio Al-
dos criados a mi costa». Al año siguiente, en bergati.
1605, se desplazó a Lerma y Burgos para ter- Es posible que antes de pintar las cabezas hi-
minar los retratos de los Reyes que se envia- ciera algunos dibujos . De ejecutarlos, serían
ron a Inglaterra, trasladándose a El Escorial en preparatorios, ya que no parece que dibujara
1606 para retratar a la Reina y a la Infanta Ana retratos. Estos últimos eran frecuentes en la
y en 1607 para pintar los dos retratos antes co- Corte francesa del siglo XVI , en la que la ima-
mentados del Príncipe y la Infanta Ana. gen oficial de los reyes se difundía , al contra-
El modo de obrar de los pintores al retratar lo rio que en la Corte madrileña , por medio de
describe perfectamente Pacheco. La luz más dibujos . Alguno de esos dibujos debió de co-
adecuada era la que venía del Norte, según él TALLER DE CLOUET
nocer Sánchez Coello , sobre todo durante la
«más durable y templada». Aunque algunos Isabel de Valois. DIBUJO etapa que estuvo al servicio de la Reina Isabel
GABINETE DE ESTAMPAS
aconsejaban que se retratase por la tarde, él PAR!S. BIBLIOTECA NACIONAL de Valois , a la que su madre , Catalina de

61
J. M. Serrera. LA M ECÁ N 1e A DEL RETR AT O DE CO RTE

Médicis, mandó diversos retratos de Clouet. llegaban a posar, pintándose las cabezas a par-
Esos dibujos pudieron influir sobre los que rea- tir de los bosquejos que para tal fin se tenían
lizó para la Reina entre 15 60 y 15 61, pero nada en los talleres.
hace pensar que fueran retratos, ya que en el En el de Pantoja de la Cruz se inventariaron
asiento de la Contaduría que se citan se espe- también «un bosquejo del perro de Franque-
cifica que se le abonaron 7 5. 000 maravedíes ~a», «Un mico de la Reyna», «Un abito de un
a cuenta de los 325 ducados «que se le deven Frayle de jerguilla para dibµjar» y «dos liern;os
de retratos y dibuxos que ha hecho por man- pintados de joyas». Teniendo en cuenta el lu-
dato de S.M.» gar en que se encontraban y la dinámica em-
«Acabada la cabeza a satisfacción de todos (dice pleada por los pintores al retratar a la Familia
Pacheco), estando la persona retratada en pie Real, no parece necesario que haya que expli-
se ha de debuxar el cuerpo , tomando las me- car el uso que el pintor debió de hacer de esos
didas y el aire del mesmo natural. » «Algunos bosquejos. A partir de ellos, y no teniéndolo
escrupulosos les parece que se puede usar la delante, pintaría, por ejemplo, el «mico ata-
cuadrícula, o red en los retratos grandes», si- do con una cadena de oro» que se reseña en
gue diciendo Pacheco, pero «me parece falta el retrato de la Infanta Ana pintado en 1604 .
de libertad, o de debuxo , para usarlo de ordi- De lo usual de esa práctica dan testimonio dos
nario ; antes es bien se haga el artífice en el mi- retratos de Bartolomé González: el de la Rei-
rar y aprehender pronto y diestro, pues en el na Doña Margarita conservado en el Monaste-
buen ojo está librado el acierto, como oí decir rio de la Encarnación de Madrid y el de la Ar-
al gran Alonso Sánchez, a quien vi retratar. » chiduquesa María Cisterna del Museo del Pra-
«Si fuere entero, y se cansare el retratado de do. En los dos aparece el mismo perro Vaillant
estar en pie, se baxará en el bastidor en dis- -el retratado por Pantoja de la Cruz-, cap-
tancia que pueda estar sentada la persona que tado desde el mismo punto de vista y no dife-
se ha de retratar», comenta Pacheco . Así de- BARTOLOMÉ GO NZÁLEZ
riendo en nada el uno del otro , lo que hace
bió hacer también Sánchez Coello, aunque en La Reina Doña Margarita de Austria suponer que el pintor no lo retrató del natu-
MADRID. MO NASTERIO DE LA ENCARNACIÓN
su caso no parece que los regios modelos tu- ral , sino que en los dos casos recurrió a un bo-
vieran que acabar sentándose, ya que era poco ceto previo . Con respecto al hábito de fraile ,
el tiempo que posaban. Como ya se ha seña- recuérdense los retratos q'ue hizo del Príncipe
lado, por lo general sólo lo hacían para el ros- Don Felipe «bestido de fraile»; retratos, por
tro. El resto se pintaban en el taller, lo que cierto, de iconografía similar al que en 1596
no excluía otras sesiones. En los talleres com- Cristófano Allori pintó conjuntamente de
pletaban los pintores los retratos , sobre todo Francisco y Catalina de Médicis, el primero,
cuando se trataba de pintar nuevas versiones de dos años, vestido también de fraile y la se-
o hacer copias. En otros casos los retratados no gunda , de tres años , de «española».

BARTOLOMÉ GONZÁ LEZ


Archiduquesa María Cisterna
MADRID. MUSEO DEL PRADO

62
J. M. Serrera. L A MECÁN I CA DEL RETRA T O DE CORTE

GIOVAN ANTONIO BURRINI


Fabio Albergati recibido po>" Felipe 11 de Espa1ia, quien ha 01"denado que le 1"et1"atase en seo-eto
PRIMER CUARTO DEL SIGLO XVIll
GALERIA COLNAGHI. LONDRES

63
,..
LA MODA EN LA ESPANA DE FELIPE 11
A TRAVÉS
DEL RETRATO DE CORTE

POR

Carmen Bernis
N el arte del retrato, y personaje retratado, e incluso a descubrir una
tan espléndidamente falsificación.
representado en la Es- En el presente estudio, breve si se tiene en cuen-
paña de los Austrias, ta que aborda un tema hasta ahora inédito, no
un aspecto importan- me es posible dejar constancia de la abundan-
te al que se le ha de- te documentación, tanto gráfica como escrita,
dicado escasa o nula utilizada, pero sí debo hacer una referencia a
atención son los vesti- los dos libros de sastrería de donde están calca-
dos de los personajes retratados. Los retratis- dos (casándolos después convenientemente) los
tas de la Corte pintaban con especial cuidado patrones que reproduzco. La casi totalidad de
el traje de sus modelos; algunos ponían tal én- ellos proceden del Libro de geometría, prácti-
fasis en la interpretación de sus más pequeños ca y trafa, el qua/ trata de lo tocante al officio
detalles que casi llegaban a convertirlo en el de sastre, de Juan de Alcega, publicado por pri-
verdadero protagonista del cuadro . mera vez en Madrid en 1580. Sólo cuatro de
Son muchas las razones por las que estos tra- ellos están tomados del libro de Francisco de
jes merecen atención. Tienen un interés en sí la Rocha Burguen, Geometría y trafa pertene-
mismos, pues en el mundo material que nos ciente al oficio de sastre, publicado en Valen-
rodea no hay nada tan íntimamente ligado a cia en 1618, en una fecha en que el traje espa-
la persona humana como los trajes, y en con- ñol no había sufrido cambios sustanciales res-
secuencia son múltiples las cuestiones que en pecto a cómo era al finalizar el siglo XVI. En
ellos trascienden. Tienen además un interés la reproducción de los patrones ha sido muy útil
muy especial para el historiador del Arte; en la colaboración de la figurinista Elisa Ruiz .
no pocos casos permiten fechar un cuadro con En el siglo XVI se acentuaron las diferencias en
una precisión que no se puede lograr por otros el modo de vestir entre los diversos países. La
medios. Pueden ayudar también a resolver atri- moda reflejaba el despertar del sentimiento na-
buciones dudosas en cuanto a escuela, autor cional . Pero pese a las diferencias, los intercam-
bios fueron continuos y las creaciones de la
moda en los distintos países no dejaron de en-
trecruzarse . Dentro de estos intercambios hubo
L Í B. RO ·
algunas influencias dominantes, y fue preci-
DEGEOM. ETRI~;
PRATICA, Y TR ' AQA. EL ~VA ' L samente en la segunda mitad del siglo XVI
Tr:tta de lo toan te~ ofido de Saftrc. para úbcrpcdüel paño, fcdi,
o C\Ul.. tcb qu~ fcn mc.ncílcr pua mucho genero de vdlidos, aúi de cuando se impuso en media Europa el estilo
hombres.' como de muge res: y pan. úbcÍ como fe han de cortar Jos
u.les vdbdos: con otros mucbos.Íc~ntos y curiolidadC! 1 tocanu:n
die Arte. Compudl:o por Iu2n de Akcg01, n:nural de Ji
español, del que cada país dio su versión par-
Pcouinciadc Guipuztc»., dcccr.dicmc de
b af.i de Alccga. ticular. Donde más fielmente se siguió la moda
[""']
f;lrl Diritik '1 mvy lf111rt {rñ11r Lict11ci,/4 Ttj,¿ , Jtl española fue en la Corte de Viena.
S11f.1 tmo Corifijotltl Rryn11tflr~ ftñn'.
.~
Al comenzar el reinado de Felipe II , en 1556 ,
hacía ya algunos años que este estilo se había
definido en sus rasgos más característicos . A
lo largo de la segunda mitad del siglo XVI, la
moda española conoció algunos cambios y no-
vedades, pero en lo esencial mantuvo un in-
movilismo del que es difícil encontrar parale-
los en el traje de otras épocas.
Vifro y enininado,y.cori r.nuilcgio
lmpt(fo tn M"'riJ '"
DrOllJ J.niiiJfor.
't"UUlm11,GNiUrr111•,
t
Añotk.,tl ..9.
' 1"I
EL TRAJE DE HOMBRE

PORTADA DEL TRATADO


La moda española tendía a aprisionar el cuer-
DE JUAN DE ALCEGA
MADRID. 1589 po, a reducir al mínimo los movimientos po-

66
c. Bernis. L A Mo D A E N L A E s p A Ñ A D E F E L 1 p E 1 1

Fig. 1
ANTONIO MORO
Maximiliano II. 1550
MADRID. MUSEO DEL PRADO

Descrito en el inventario del Guardajoyas


de Felipe II: • con cuera adobada y cal~as
blancas y delante de sí la celada• . Deja ver
las mangas de un jubón decorado con
trencillas.

Fig. 2
COPIA DE TIZ!ANO
Felipe II
VIENA. KUNSTHISTORIS CHES MUSEUM

Calzas y cuera haciendo juego; encima


una • ropa• con gruesas mangas que ilustra
la fase final de una moda a punto de pasar.

sibles, a obligar a la cabeza a estar siempre er- prendas cortas que se llevaban echadas sobre
guida. Favorecía así los movimientos graves, los hombros, bien sin mangas , como la capa,
sosegados y altivos, lo que estaba acorde con el herreruelo y el bohemio, o bien con ellas
la fama que entonces tenían los españoles , como el tudesco.
dueños de medio mundo , de altaneros y or- A continuación trato por separado de las pren-
gullosos . das que entraban a formar parte del traje al
En el traje de hombre el torso , muy ceñido , estilo cortesano , señalando los cambios que su-
parecía estar encerrado en una coraza y no en frieron a lo largo del período estudiado.
una prenda de tela . Por el contrario las cade-
ras tendieron a abultarse . A la silueta cuadra- EL JUBÓN
da, típica de la primera mitad del siglo en roda
Europa, sucede otra muy distinta que tendió El jubón era la prenda que más especialmente
a inscribirse en un triángulo . contribuía a dar a la figura la tiesura y el em-
PATRÓN DE JUBÓN paque que exigía la moda. En los patrones que
Sobre las dos prendas obligadas en todos los
Según el sastre Juan de Alcega. 1580
Nótese la curvatura de los delanteros para
hombres, el jubón y las calzas , los cortesanos da Juan de Alcega , en 1580 , para hacer dos
dar al jubón, después de forrado, la forma podían vestir un coleto sin mangas o una ro- jubones de seda para hombre , los delanteros
de la coraza. Cada una de las mangas se
corta en dos piezas para mejor ajustarlas a pilla con ellas. Para cubrirse sustituyeron las se curvan para acoplarse al abombamiento del
los brazos.
holgadas «ropas» con anchas vueltas de piel , torso , y las mangas (a diferencia de las que tie-
de moda en la primera mitad del siglo, por nen las restantes prendas en este mismo libro)

67
c. Bernis. L A M o D A E N L A E s p A NA D E F E L 1p E 11

Fig. 3
G!USEPPE ARCIMBOLDO
Maximiliano I1 y su familia. 1553
VIENA. KUNSTHISTORISCHES MUSEUM

El Emperador viste cuera sobre el jubón,


calzas y gorra. La Emperatriz lleva •saya
baja• (es decir, escotada) y • gorguera alta•
que le cubre el cuello, rematada en una in-
cipiente lechugilla. Viste encima la típica
•ropa• española, abierta por delante y
despegada del cuerpo. En la cabeza, una
•toca de cabos• . El traje de la niña se ase-
meja al de la madre.

se cortan cada una de ellas en dos piezas que y entre la tela y el forro se ponía un relleno
se unían con dos costuras a lo largo de los bra- de estopa, lana o algodón. Estos jubones re-
zos; de esta manera quedaban totalmente ce- llenos se llamaban jubones estofados. Las or-
ñidas. El abombamiento del torso se había denanzas de jubeteros de Toledo del año 1566
acentuado a partir de los últimos años de la disponen que los jubones estofados lleven tres
década de los sesenta; venía a ser la expresión lienzos en el cuerpo, y, siendo picados, tam -
de una de las muchas influencias que el traje bién en las mangas. En los jubones de lujo en
civil recibió del traje militar, pues pretendía lugar del lienzo se empleaba el tafetán, y en
reproducir la forma de la coraza. lugar de lana o estopa, algodón. Los ingredien-
Para modelar el torso según la silueta de moda, tes necesarios para hacer un jubón de lujo que-
el jubón se forraba con lienzo o con tafetán, dan detallados en un documento que contie-

68
C. Bernis. L A M o D A E N L A E s p A Ñ A D E FE L 1p E 11

ne la relación de las prendas de vestir que por


merced de la Infanta Isabel se dan a Luis Her-
nández, maestro de danzar, el año 1592 :

«tres varas de raso negro de Valencia para un jubón, tres


varas de tafetán negro doble para aforro , y vara y quarta
de angéo para dicho jubón, y una 11 ª de algodón para
estofalle, y dos onzas de seda negra para coselle y pespun-
talle. » (Archivo de Palacio)

El pespunte solía recubrir totalmente cuerpo


y mangas en líneas horizontales muy juntas
[cat. 18, 34; fig. 21]. En algunos casos estos
pespuntes hacían dibujos más complicados
[fig . 26]; así en el inventario de las prendas
que había en el guardarropa real a la muerte
de Felipe II se mencionan «siete jubones de ta-
fetán pespuntado con diferentes ynvenciones».
Pero éste era un lujo que estaba prohibido a
las gentes comunes, pues la Pragmática de
Fig. 4.
15 52 había dispuesto: El Príncipe Don Carlos (?). c. 1554
PARfS. EMBAJADA DE ESPAÑA
«que puedan traer jubones que no sean colchados, sino
Sobre las calzas y el jubón viste una cuera
pespuntados, conque el pespunte no haga labor.» acuchillada de la misma tela que el jubón,
del cual sólo se ven las mangas. Cuello de
lechugilla todavía muy pequeño. Zapatos
El otro sistema de decorar los jubones era con acuchillados, según el modelo de moda
trencillas superpuestas, igualmente dispuestas hasta poco antes de 1600.

en filas horizontales y muy juntas [fig . 1] o dis-


puestas «en arpón» [cat. 3 5] . Tal era la canti- Fig. 6

dad de varas de trencillas que se necesitaban ANTONIO MORO


Pejerón, bufón del Conde de Benavente
para guarnecer un jubón que Lope de Vega, y del Duque de Alba. c. 1552
MADRID. MUSEO DEL PRADO
en una comedia escrita a principios del si-
Sobre el jubón y las calzas viste ropilla con
glo XVII, hace que un infante -sin duda
mangas colgantes que deja asomar la bra-
exagerando- se valga de las doscientas varas gueta. Las mangas de su jubón no son tan
ajustadas como las del traje de los cortesa-
de trencillas que llevaba en su jubón para sa- nos. Tampoco lleva la pequeña lechuguilla
lir de un laberinto en el que damas y caballe- entonces de moda, ni pluma en su gorra.

ros han entrado por juego. Dice a su criado :

«Mírame este jubón, cuyas trencillas


con fuerte seda en invención costosa
sin cortallas jamás ni dividillas
dan vuelta al cuerpo y manga de tal modo
que tirando y queriendo desasillas
de tal suerte las traigo y acomodo
Fig. 5
que se convierten en una sola trenza MINIATURA COPIA DE TIZIA.."10
y queda el hilo en un ovillo todo» Felipe II. 1553
CARTA EJECUTORIA HECHA A INSTANCIAS DEL ARZOBIS-
(La prueba de los ingenios) PO, DECANO Y CABILDO DE SAl\'TlAGO ENTRE ALGUNAS
CIUDADES, VILLAS Y LUGARES DE GRANADA

Entre fila y fila de pespuntes o trencillas so- D escrito en el inventario del Guardajoyas
de Felipe II: • de edad juvenil, con ropilla
lían practicarse los pequeños cortes llamados negra muy ajustada de seda y terciopelo,
«picados» que la moda española prodigó por forrada con piel de cisne».

69
C. Bernis. L A Mo D A E N L A E s p A Ñ A D E F E L 1p E 11

todas partes del vestido. En la mayoría de los En los años cincuenta, los muslos de las calzas
retratos sólo se ven las mangas del jubón. se redondearon y se acortaron, cubriendo tan
sólo el medio muslo de las piernas; por enton-
US CALZAS Y US MEDIAS ces las cuchilladas eran muy anchas y dejaban
ver entre ellas buena parte de los tafetanes de
A principios del siglo XVI, las calzas de una debajo [cat. 18 ; fig. 1, 2, 3, 4, 5, 7]. Ambas
sola pieza propias del gótico final se dividie- tendencias, acortarse y abultarse, se acentua-
ron en dos. La parte superior recibió el nom- ron en los años sesenta [cat. 17, 30, 32 , 35],
bre de «muslos» y la inferior el de «medias para culminar hacia 1570. Los muslos de las
calzas» o «medias». Los muslos de las calzas piernas quedaban entonces totalmente al des-
fueron la parte del vestido masculino que su- cubierto; las cuchilladas eran más estrechas que
frió mayores transformaciones a lo largo del antes y más juntas [cat. 34; fig. 20] .
siglo XVI. Después de permanecer prácticamente invaria-
Antes de mediar el siglo, la moda española ha- bles durante cerca de veinte años, las calzas su-
bía creado ya un modelo de calzas propio que frieron nuevas trasformaciones. En los años no-
acabaría siendo imitado en casi toda Europa. venta los muslos de las calzas se habían alar-
En este modelo los muslos no quedaban ceñi- gado de nuevo ; a veces cubrían sólo parte de
dos, sino ahuecados; se componían de varias los muslos de las piernas , otras llegaban casi
tiras verticales que los textos llaman cuchilla- hasta las mismas rodillas. Las cuchilladas, muy
das, y de unas entretelas o forros de tafetán. estrechas, no dejaban asomar entre ellas el fo-
En un principio los muslos no eran excesiva- rro de tafetán. Este modelo , fuera más o me-
mente abultados y llegaban casi hasta las ro- nos largo, originó un cambio de silueta al sus-
dillas [fig. 41] . tituir las formas redondeadas por otras de con-
El elemento más llamativo de las calzas era su Fig. 7 tornos más planos ; en su parte inferior los
ANTONIO MORO
prominente bragueta, símbolo de una virili- Alejandro Farnesio. 1557 muslos de las calzas terminaban en horizon-
PARMA. MUSEO DE LA ACADEMIA DE BELLAS ARTES
dad triunfante. Se había generalizado ya en tal . La aparición del modelo descrito coinci-
la primera mitad del siglo XVI en los más di- Lleva el tudesco echado sobre los hom- dió con la drástica disminución del tamaño de
bros, sin hacer uso de las mangas, dejando
versos países por influencia del atrevido traje ver la cuera o coleto y las calzas. Gorra de la bragueta, que dejó de ser un elemento ne-
de los lasquenetes alemanes, agresivos, inso- copa baja y aplastada, de moda en la cesariamente visible [fig. 28, 30 , 32, 33 , 34].
década de los años cincuenta.
lentes y bravucones, que habían combatido Lope de Vega, siempre atento a los cambios
como mercenarios en todos los campos de ba- de la moda , se hace eco de estas novedades en
talla de Europa. La bragueta no dejó de susci- su comedia Las f erias de Madrid. Allí imagina
tar críticas y burlas, pero ningún hombre vesti- un diálogo entre dos galanes que comentan la
do a la moda prescindía de ella. Maquiavelo, novedad del traje de un tercero:
por ejemplo, invita a un hombre que se creía
hermoso a que muestre «s' egli avesse nella bra- LEA NORO
chetta fazzoleto o simil cosa>>. Un autor anóni- ¿Y sois de parecer que sea tan baja
mo escribe a mediados del siglo XVI : «decía la la calza como aquella de Leonido?
princesa de Esquilache que las braguetas que CLAUDIO
traemos eran picotas llenas de medidas falsas .» La calza larga fue gentil vestido
Su tamaño era tan grande que en El diálogo para cubrir la pierna zamba o fl aca ,
de los pajes, en 1573, se cuenta de uno que se sin fieltro , el muslo ha de caer tendido.
metió en la bragueta una perdiz asada quedán- LEANORO
dole fuera sólo una pata. La bragueta fue el ele- Cuando se usaba tan redonda y alta
mento que más resistió a la tendencia que mos- echábase de ver cualquiera falta
tró la moda española a borrar las formas del como toda la pierna descubría.
cuerpo, pero al fin triunfó la corriente de aus-
teridad que la hizo desaparecer para siempre Los comentaristas de Lope han querido basar-
antes de terminar el reinado de Felipe II. se en este diálogo para fechar esta comedia,

70
C. Bernis. LA M o DA EN LA Es p A Ñ A DE F EL 1p E 11

Fig. 8
SÁNCHEZ COELLO
Alejandro Famesio. c. 1558
OUBL!"N. NATIONAL GALLERY

Tudesco echado sobre los hombros sin


hacer uso de las mangas. La lechuguilla
no roza todavía las orejas, las calzas han
iniciado ya la tendencia a abultarse.

Fig. 9
ANÓNIMO
juan de Austria. c. 1555
COLECCIÓN PARTICULAR

Cuera o coleto acuchillado, con brahones


de «abanillos» en los hombros.

pero no han sabido interpretarlo . El «muslo «muslos» y «medias», entre los muchos que manería se empleaba la expresión «calzas de
tendido» es sin duda el nuevo modelo que aca- existen, se pueden recordar los siguientes: obra» [cat. 17, 25; fig. 30].
baba de sustituir a la «calza redonda y alta», En los años sesenta, cuando las calzas se abul-
que «toda la pierna descubría», recordada por «Calzas con muslos de terciopelo negro y las medias cal- taron recurriendo a un relleno , las críticas arre-
estos galanes como algo ya pasado . La «calza zas de aguja de seda.» (Equipaje robado a Diego Narváez, ciaron. Algunas de ellas resultan muy expresi-
baja» del aludido Leonido era la que llegaba 1562 , Archivo de la Alhambra) vas por la información que nos dan sobre la
hasta las rodillas. El mismo Lope y otros auto- naturaleza de esta prenda. Por ejemplo, Fray
res de principios del siglo XVII llaman calzas «Seguían el Corregidor y los señores del Ayumamiemo ... Tomás de Trujillo en su obra Libro llamado
largas a éstas, que son las que lleva Felipe III con aquellas vestiduras senatoriales hasta en pies ... jubo- reprobación de trajes, en 1563, escribe:
en sus varios retratos [fig. 3 5, 36]. nes de raso blanco con botones de oro, muslos de tercio-
Si desde un principio se dijo «muslos de cal- pelo con tafetanes de tela de oro, y medias de aguja, y «Si es así que tanto pesa una arroba de pluma como oua
zas» y «medias calzas», la palabra calzas se usó zapatos de terciopelo. »(Recibimiento de Ana de Austria de plomo yo no acabo de emender que más hace uaer en
también para designar tan sólo los «muslos». por el Ayuntamiento y Senado de Madrid, 1572) España unos muslos de paño que pesan una arroba, que
Hoy día es frecuente emplear erróneamente el traer en Berbería unas calzas de hierro que pesan 25 li-
nombre de gregüescos para referirse a la pren- Otras expresiones que se encuentran en los tex- bras (Muchos captivos se quejan en Berbería por las gran-
da que los textos del siglo XVI llaman simple- tos del siglo XVI referidas a esta prenda son des cadenas que traen que no pesan tanto como las calzas
mente calzas. Los gregüescos no se generaliza- «calzas atacadas» y «calzas enteras». La prime- que en España se usan). Hasta agora estaba yo maravilla-
ron en el traje cortesano hasta principios del ra se explica porque las calzas se sujetaban o do de ver llevar unas bolsas o escarcelas tan grandes que
siglo XVII y eran una especie de calzones que «atacaban» _al jubón con unas cintas provistas facilmenre cabrán en ellas los dineros, las horas, los pañi-
en nada se parecían a las calzas propiamente de cabos de metal que recibían el nombre de zuelos, los guantes y las obligaciones, y aun las carras men-
dichas. La terminología que han venido em- agujetas. Por la segunda se entendía el con- sajeras .. . Mas agora se me hacen pequeñas y aun me pa-
pleando los historiadores del Arte que han tra- junto formado por los «muslos» con cuchilla- rescen angostas a proporción de los muslos que agora se
tado de los retratos españoles de los siglos XVI das y tafetanes, y las medias, que posiblemente usan, con los grandes repartimientos que tienen. Los cuales
y XVII no suele coincidir con la que se encuen- iban sujetas a ellos para quedar estiradas. sirven a muchos de alforjas para la comida, de baúl y casi
tra en los textos contemporáneos de esos re- Cuando las cuchilladas (que a su vez se pica- de almofrex para llevar la cama ... Y todo lo hacen llevar
traeos . Como ejemplo del empleo de las voces ban) se hacían sólo a base de labores de pasa- a cuestas a los pobres muslos los cuales van como los ejes

71
C. Bernis. LA M o DA EN LA Es p A Ñ A DE FE L 1 p E 11

Fig. 11
ANTONIO MORO
Felipe D. c. 1557
MONASTERIO DE EL ESCORIAL
[cat. 1)

D escrito en el inventario del Guardajoyas


de Felipe II: • Un retrato entero del Rey
don Phelipe nuestro señor, armado y con
un bastón en la mano, como salió en la
jornada de Sanct Q uintín, con botas en-
ceradas•.

Fig. 10
ANÓNIMO
Don Gonzalo Chacón. c. 1S50-1560
MADRID. COLECCIÓN DUQUES DE ALBA

Cuera o coleto acuchillado en el cuerpo y en


los brahones. Calzas. Pequeño cuello de
lechugilia que no ll ega a rozar las orejas.

72
C. Berois. L A M o D A EN L A Es p A Ñ A D E FE L 1p E 11

de los carros metidos en las mazas o cubos de las ruedas. » En España son raros los ejemplos de la prenda
que en Francia e Inglaterra se llamó «canons»,
En El diálogo de los pajes, escrito en 1573, se que cubría los muslos solamente [cat . 25] . En
comenta también el uso que se hacía de las cal- los textos españoles manejados no he encon-
zas para llevar toda clase de equipajes : trado ninguna referencia a ella.

«El vestir supefluo que agora se usa nunca lo aprové , es- EL COLETO O CUERA
pecialmente las cal~as .. . Por ahorrar acémilas gustan de
traer roda su recámara consigo dentro de las cal~as , por- La prenda que en la segunda mitad del siglo
que algunas veces tienen mas faltriqueras y repartimien- XVI recibió indistintamente los nombres de
tos que los caños de Carmona en Sevilla y la puente que cuera o coleto había aparecido en el traje mi-
dicen de Hércules en Segovia. » litar en los años treinta·del siglo. Del traje mi-
litar pasó pronto al traje civil. Ya en 1552 , Luis
Sobre los procedimientos a que se recurría para de Peraza en su Historia de Sevilla cuando pasa
abultar estas calzas nos da valiosa información revista al vestuario de sus contemporáneos es-
una Ordenanza del Rey de Francia, de 1563 , cribe :
en una fecha en que las calzas españolas se ha-
bían implantado en el país vecino. En ella se «Y por parecer soldados, que aunque viven en la cibdad
prohibe : tienen sus ánimos deseos del militar campo, usan sobre
los jubones y calzas unas muy picadas cueras, unos de car-
«poner haults de chausses embourrez ny enflez de crins mesí, otros de terciopelo , de raso o de damasco o tafetán,
de cheval, corron, bourre ou laine; e n' y mettre dedans pero los más por mostrarse más feroces las usan de cuero.
que la doubleure, e le rafferas, satin e velours simplement, Es áviro que les da gentil parecer. »
sans broderie ne recamure. Et pareillement de ne faire po-
chettes aus dieres chausses, lesquelles n'auront dorenavant
que deux riers de tour pour le plus. »(Ordonnance du Roy
sur le reglement des usages des draps)
Fig. 13
D on Martín de Gurrea. c. 1550-1560
En Alemania, a donde también llegaron las MADRID. COLECCIÓN DUQUES DE VILLAHERMOSA

abultadas calzas españolas , uno de los nom- Ropilla que deja ver las mangas del jubón
bres que recibieron era «Spanische Heerpau- y la bragueta de las calzas. La gorra es to-
davía aplastada y la lechugilla, pequeña.
ken» (timbales militares españoles).
En cuanto a las medias , la gran novedad que
trajo el siglo XVI fueron las medias de punto
de aguja, las que los textos llaman simplemen-
te medias de aguja. El punto tenía la ventaja
de su adaptabilidad frente a los tejidos que se
habían usado en el pasado para hacer calzas .
En España la más antigua noticia que tenemos
de estas medias es la que nos da Luis Cabrera
de Córdoba cuando a principios del siglo XVII
recuerda cómo se vestía al comenzar el reina-
do de Felipe II:

Fig. 12
«Las medias eran de carisea, estameña, paño ... aunque ya
Felipe 11. c. 1554-1558
usaba el rey las de punto de aguja de seda que le enviaba Detalle de
Alegoría de los sucesores de la Casa Tudor
en presente y regalo desde Toledo la mujer de Gutierrez 'EW HAVEN. YALE CENTER FOR BRITISH ART
López de Padilla.» (Relación de las cosas sucedidas en la
Ropilla con mangas colgantes y abiertas,
Corte de España desde 1549 hasta 1614) deja asomar la bragueta.

73
C. Bernis. L A M o D A E N L A E s p A Ñ A D E F EL 1p E 11

La cuera había nacido con una función protec- neamente a los sufridos por las calzas, hacia
tora, por ello se hacía de cuero (de ahí su nom- 1590 : los brahones se ensanchan de nuevo y
bre), ante o cordobán, pero al pasar al traje las faldillas se alargan. Estas, a diferencia de
civil , como nos dice este autor y otros muchos las faldillas largas que se habían estilado antes
textos , se hizo también de terciopelo y otras de mediar el siglo, solían tapar la bragueta de
sedas. Las voces «coleto» (que ya existía) y «cue- las calzas, bragueta que justamente por enton-
ra» se hicieron pronto sinónimas. Las cueras o ces reduce su tamaño drásticamente [fig. 28,
coletos de ante se perfumaban o «adobaban» 30, 33 ]. Los dos galanes que en la comedia Las
-como los guantes- con ámbar. fenas de Madn"d comentan las novedades apa-
El prestigio de las armas explica la acep- recidas en las calzas, según texto transcrito más
tación que tuvo entre los que vestían a la arriba, comentan también las transformacio-
moda cortesana el conjunto compuesto por nes sufridas por los coletos:
un jubón y una cuera o coleto que dejaba
totalmente al descubierto las mangas del ADRIÁN
jubón. ¡Qué bien el cuerpo, Claudio, se descubre
Fig. 14
Las cueras de ante o cordobán y algunas de sus MAIÚN Y MOREL con un coleto largo por la falda ...
Músicos. 1564-1566
imitaciones en tela se acuchillaban; las más de SEVILLA. FACISTOL DE LA CATEDRAL Ha de tener a modo de guirnaldas
las veces las cuchilladas se disponían de arriba cualquier coleto un cerco de abanillos ...
El niño lleva ropilla con las mangas col-
a abajo en sentido vertical [fig. 1, 3, 10, 27]; gantes. A diferencia de los adultos, no deja Usábanse unos ciertos brahoncillos
asomar la bragueta.
otras, en sentido oblicuo [fig. 4]. Las guarni- que daban poca gracia.
ciones de pasamanería, cuando las tenían, se LUCREOO
disponían en sentido vertical, y no en sentido No sé ¡por Dios! quién pueda ya sufridlos.
horizontal como los pespuntes y trencillas de Cuando es grande el brahón, sácase el brazo
los jubones [fig. 28, 37]. Los coletos lisos, no con linda gala, y cuando no , parece
acuchillados, se reforzaban con algún material que está pegado allí como un pedazo.
que les daba rigidez [cat. 25 , 31, 32). A ese
relleno alude un romance publicado en Valen- LA ROPILLA
cia en 1593 que describe el traje de Pedro An-
súrez vestido con una cuera acuchillada de fina La ropilla, como el coleto, se vestía directamen-
grana y «sin plumilla», sobre un jubón quepa- te sobre el jubón. Era algo más larga que el
recía «peto de armar». coleto , cubría parcialmente las calzas sin lle-
A lo largo de la segunda mitad del siglo XVI, gar a taparlas totalmente y tenía mangas . Es-
las cueras o coletos sufrieron algunos peque- tas mangas eran la parte de la ropilla que pre-
ños cambios que afectaron a los brahones y a sentaba mayores variaciones, pues había ropi-
las faldillas . Los brahones, tal como los define llas con mangas que cubrían los brazos y
Cobarruvias en su Tesoro de la lengua caste- ropillas con mangas abiertas o colgantes que
llana o española, en 1611, eran «ciertas roscas PATRÓN DE ROPILLA dejaban al descubierto las del jubón. Hasta
Según el sastre Juan de Alcega. 1580
o dobleces plegados que caen encima de los En la espalda los «faldamentos • forman un
muy avanzado el reinado de Felipe II, la ropi-
hombros sobre el nacimiento de los brazos»; todo con el cuerpo; en los delanteros van lla dejaba asomar siempre la prominente bra-
cortados aparte. Mangas colgantes como
éstos podían tener un borde dentado, los lla- las de la fig. 12. gueta (excepto en el caso de los niños vestidos
mados «abanillos» [cat . 19; fig. 9]. como los adultos) [fig . 5, 6, 12, 13, 14, 15].
En los retratos fechados en los años cincuenta, Poco antes de 15 90 esta bragueta desapareció
las faldillas son más cortas que en las cueras [fig. 29] .
que se habían estilado antes [fig. 41, 1, 4, 10), Juan de Alcega da los patrones para varias ro-
siendo a veces dobles; los brahones son anchos pillas, unas de raja y otras de paño, ropillas
y pegados a los hombros. En la década siguien- que hacen juego con una capa o un herrerue-
te las faldillas se acortan aún más y los braho- lo de la misma tela. Los delanteros se curvan
nes se hacen más pequeños [cat. 25, 31, 32] . para acoplarse al abombado torso moldeado
Los siguientes cambios se producen, simultá- por el relleno del jubón; en los cuartos traseros

74
C. Bernis. LA M o DA EN L A Es p A Ñ A DE FE L 1p E 11

[ l:J
PATRÓN DE HERRERUELO
Según el sastre Juan de Alcega. 1580
Por ser de tela d oble no necesitaba forro.
El cuello se cortaba aparte y se forraba de
otra tela.

PATRÓN DE CAPA CON •CAPILLA•


Según el sastre Juan de Alcega. 1580
A) Patrón de la • capilla• ; las líneas de
puntos indican dónde se doblaba. B) Re- Figs. 15 y 16
B
construcción de la •capilla• una vez do- Detalle de la estampa
blado el patrón. La • capilla• podía quedar Auto de Fe en Valladolid. 1558
totalmente cerrada, como en la fig. 16, o BERLÍN. STAAillCHE MUSEUM, KUNSTBIBLIOTHEK
aabierta y abotonada, guarnecida la aber-
tura con labores de pasamanería, como en Fig. is, Ropilla que deja asomar la bragueta.
la fig. 17. Fig. 16, La capa española con «capilla• cerrada cayendo
sobre la espalda.

espalda, «faldamentos» y parte posterior del das en la parte alta , se estilaban todavía en los
cuello están cortados en una sola pieza. años cincuenta, pero después pasaron de moda
En el inventario del guardajoyas real hecho a [fig. 2).
la muerte de Felipe 11 se describe un retrato Lope de Rueda , autor activo en los años cin-
del Rey «en edad juvenil con ropilla negra muy cuenta y sesenta del siglo XVI, imagina en uno
ajustada de seda y terciopelo , forrada en piel de sus entremeses un ladrón que se ha metido
de cisne». Este retrato se ha identificado con a ropavejero y cuenta cómo trasforma las pren-
un cuadro del taller de Tiziano del que exis- das robadas :
ten copias [fig. 5) . Las mangas , que engrosan
la silueta de los brazos y se hinchan en su par- «Pues así me ha acomescido a mi agora, que ya no soy
te superior, representan la fase final de un mo- bueno para ladrón, he puesto una tendezuela de ropave-
delo que había conocido gran boga en la pri- jero, y de que viene alguno con un herreruelo desmanda-
mera mitad del siglo, pero que pasa de moda do, póngole unas mangas hago un tudesquillo; a una capa
antes de 1560. quírole la capilla, queda hecho herreruelo; a un herreruelo
chico póngole una capilla, hágole capa. » (Registro de re-
LA CAPA, EL HERRERUELO Y EL TUDESCO presentantes. El deleitoso)

Fig. 17
Para cubrirse, la moda española sustituyó las En este párrafo quedan explicadas las diferen-
ANTON VAN DER WYNGAERDE
holgadas «ropas» de la primera mitad del si- cias entre estas tres prendas . Estas diferencias D etalle de la
Vista de jerez de la Frontera. 1567
glo por prendas cortas, con mangas o sin ellas , se confirman en los Ji bros de sastrería de 15 80 V!E 'A. ÓSTERREICH!SCHE NATIONALBIBLIOTHEK

que se llevaban echadas sobre los hombros y y de 1618 . Capas y herreruelos tenían forma
El ho mbre lleva capa con • capilla• abierta
dejaban al descubierto las piernas. Éstas fue - semicircular con la sola diferencia de que la y abrochada. En su gorra se nota ya la ten-
dencia a levantar la copa ligeran1eme por
ron la capa propiamente dicha, el herreruelo, capa tenía una «capilla» y el herreruelo un cue- delante. La mujer viste una • ropa• que
deja asomar la basquiña y se cubre con un
el tudesco y el bohemio. Las «ropas», con sus llo de unos dedos de ancho bordeando el es-
manto sujeto con el sombrero, al estilo es-
vueltas de piel y sus gruesas mangas hincha- cote. Los retratos de Corte no ofrecen buenas pañol; calza chapines de gruesas suelas.

75
C. Bernis. L A M o o A EN L A E s p A NA oE FE L 1p E 11

Fig. 18
MARfN Y MOREL
Músicos. 1564-1566
SEVILLA. FACISTOL DE LA CATEDRAL

Sobre las ropillas llevan capas con • capi-


llas» cerradas. La copa de las gorras ha
comenzado a elevarse en su parte ante-
rior. Uno calza botas; los otros, zapatos
acuchillados.

o D
ilustraciones de estas prendas, ya que los mo- da típicamente española. Sin embargo , el he-
delos se retrataban siempre de frente , pero dis- rreruelo, según Cobarruvias, «tomó el nombre
ponemos de las imágenes que nos proporcio- de cierta gente de Alemania que llaman he- PATRÓ N DE TUDESQ UILLO
Según el sastre Rocha Burguen. 1618
nan los sepulcros, relieves y grabados [fig. 16, rreruelos porque fueron los primeros que usa-
Se diferencia de capas y herreruelos en que
17 , 18, 34, 39]. ron de ellos». es que es más vueludo y en que tiene man-
gas, por las que raramente se metían los
Según los libros de sastrería, para hacer un he- El cuello del herreruelo se forraba con un ta- brazos.
rreruelo o una capa se cortaban dos semicírcu- fetán que podía ser de distinto color que el res-
los con sus escotes, que se superponían; de este to de la prenda. Así nos lo hace saber Mateo
modo la prenda quedaba de tela doble. Alemán en su novela picaresca Guzmán de Al-
El nombre de capilla lo mismo se daba al ca- farache , publicada en 1599, donde el prota-
puchón para cubrir la cabeza que tenían algu- gonista cuenta cómo reforma un vestido que
nas prendas de abrigo , como al gran cuello cua- ha comprado:
drado o rectangular que caía sobre la espalda
en las ropas de letrado . La capilla de la capa «Al cuello del herreruelo hícele quitar el tafetán y echar
tenía forma de capuchón, pero de un capuchón otro de otra colou
aplastado por el que no se podía meter la ca-
beza; es decir, había perdido su primitiva fun- El tudesquillo, que en el entremés de Lope de
ción y se había convertido en un elemento de- Rueda un ladrón metido a ropavejero fabrica
corativo . La capa corta con estas características con sólo añadirle unas mangas a un herrerue-
fue reconocida en toda Europa como una pren- lo, era una prenda de origen alemán, tal como

76
C. Bernis. L A M o D A EN L A E s p A Ñ A D E F E L 1p E 11

su mismo nombre indica. Así lo reconoce Co-


barruvias en su Tesoro de la lengua castellana
o española, pues recoge la voz tudesco con el
sentido de «Un cierto género de capote dicho
así por haberse traído el uso dél de Alemania».
Juan de Alcega aunque hace una alusión al «ca-
pote tudesco» no da los patrones de esta pren-
da. Sin embargo , en 1618, cuando el tudesco
no gozaba ya entre los cortesanos del favor que
había conocido reinando Felipe II , el sastre Ro-
cha Burguen da los patrones de dos tudesqui-
llos de seda. Estos tudesquillos tienen unas
mangas de la misma forma que las mangas más
comunes ; extendidos sobrepasan bastante el
PATRONES PARA UN BOHEMJO DE TAFETÁN
medio círculo , por lo cual resultaban más vue-
Según el sastre Juan de Alcega. 1580
La mitad posterior es de tela doble. Los ludos que las capas y los herreruelos , que eran
delanteros, forrados de piel o de una rica semicirculares.
tela, quedaban vueltos. A veces se forraba
de piel toda la prenda. Los cortesanos llevaban el tudesco echado
por los hombros, sin meter los brazos por las
mangas , al estilo militar. Por eso en la Come- A= unión delanteros con el resto

dia Eufrosina, escrita hacia 1542 por Ferreira B =delanteros (doblados)


de Vasconcelhos , un galán que quiere pre- o o o o o = botones (sólo en los modelos en qu~ se cierra
sumir ante una dama se pone un tudesco «pero la sangradura) -

atrás como cortesano soldadesco» [cat. 17, 18 ;


fig. 7, 8]. PATRO NES PARA UN BOHEMJO DE SEDA
Según el sastre Juan de Alcega. 1580
Resulta una prenda muy vueluda. Los de-
EL BOHEMIO lanteros, cortados aparre, se unen al resto
en A (trazo grueso). La abertura o •san-
gradura• se abrochaba con botones; éstos
La capa y el herreruelo eran prendas de uso ge- son visibles en el ejemplo de la fig. 31.

neral y podían darse en versión de lujo y en


versión modesta. El bohemio , por el contra-
rio , era una prenda esencialmente aristocráti-
ca. La información disponible sobre el bohe-
mio, tanto gráfica como escrita, lo presenta
como una prenda vestida por personajes de la
realeza y de la nobleza , hecha de raso , tercio-
pelo u otra seda, a veces con ricos bordados de
oro y plata. No se empleaba en los bohemios
la raja ni el paño , telas éstas que tanto se usa-
ron para hacer capas y herreruelos.
Juan de Alcega da los patrones para hacer un
bohemio de tafetán y otro de seda. El de tafe-
F; g. 19 tán consiste en un semicírculo de tela doble
SÁN CHEZ COELLO
El P>incipe Don Carlos. c. 1557 al que se le añaden dos delanteros de tela sen-
MADRID. MUSEO DEL PRADO cilla que lo convierten casi en un círculo com-
[cat. 18)
pleto (en realidad un óvalo más que un círcu-
Lleva un bohemio totalmente forrado de
piel, jubón pespuntado y calzas de anchas lo) . Los delanteros quedaban doblados hacia
cuchilladas, menos abultadas que las que afuera y se forraban con una rica tela o con piel.
se estilaron en la siguiente década. Gorra
de copa aplastada. Resultaba , pues, una prenda que empleaba

77
C. Bernis. L A M o o A E N L A Es p A Ñ A oE FE L 1p E 11

Fig. 20
Don Juan de Austria. c. 1571
MADRID. MUSEO NAVAL

Descrito en el inventario del Guardajoyas


de Felipe II: «armado, con cal~as colora-
das y collar del tusón sobre las armas y un
león echado a los pies». Por estos años cul-
mina la tendencia de las calzas de contor-
nos redondeados a acortarse y abultarse.

Fig. 22
Retrato de hombre. c. 1570-1580
MA DRID. COLECCIÓN FONCALADA

Ropilla con mangas colgantes que dejan al


descubierto las del jubón.

Fig. 21 más tela y tenía más vuelo que capas y herre-


COPIA DE SANCHEZ COELLO
El Archiduque Alberto. 1573 ruelos. A veces se forraba totalmente de piel
!NNSBRUCK. PORTRATGALERIE SCHLOB AMBRAS
[cat. 17 ; fig. 19, 26] ; algunos de los bohemios
Jubón pespuntado y calzas cortas y abul- de raso inventariados a la muerte de Felipe II
tadas. La lechuguilla roza ya las orejas.
tenían ochenta lomos de martas.
El bohemio de seda del libro de Alcega es to-
davía más vueludo que el de tafetán . En la
unión de los delanteros con el resto tiene unas
aberturas que Alcega llama sangraduras y Ro-
cha Burguen, refiriéndose a un bohemio simi-
lar, llama golpes . En algunos retratos el per-
sonaje vestido con bohemio saca los brazos por
las sangraduras [fig. 23] . Uno de ellos, el re-
trato del Archiduque Leopoldo, de Bartolomé
González, tiene el interés de estar descrito en
la memoria de las pinturas hechas para la Corte
por este pintor a partir de 1607 , por lo cual
podemos cotejar descripción y retrato :

«Mas el tercer hermano con un coleto y botones de oro


y su cadena, calza negra y carmesí el aforro , boemio ne-
gro forrado en felpa encarnada, espada dorada , la una

78
C. Bernis. L A M o D A E N L A E s p A Ñ A D E F EL 1p E 11

mano en la cintura y en la .otra la gorra aderezada y su


arquitectura con sus columnas.» (Memoria ... publicada por
Moreno Villa en Archivo Español de Arte, 1923) [fig. 37].

En otros casos el personaje retratado no hace


uso de las sangraduras y éstas aparecen abro-
chadas con botones [fig . 31]. Juan de Alcega
se refiere a estos botones y al lugar donde ha-
bían de ir en la explicación que acompaña los
patrones :

«Háse de advertir que este boemio es como un tudesco


sin mangas , y donde avían de ir pegadas las mangas yrá
la misma guarnición que lleva alrededor, y si se quiere
echar unas almenillas y en ellas echos ojales se irá bien,
y los botones irán pegados al cuarto delanrero. »

A la vista de los patrones se comprueba que


botones y guarniciones van exactamente don-
de el sastre ha señalado la sangradura.
Fig. 24 Fig. 25
ROLAN DE MOIS El Archi.dttque Rodolfo. c. 1580
Femando de Aragón y Gurrea. c. 1581 Detalle
Detalle PRAGA. GALERÍA DE BOHEMIA CENTRAL
PRAGA. GALERÍA DE BOHEMIA CENTRAL
Figs. 24, 25,Gorras. Por estos años la copa
se transforma y se hace más alta.

Fig. 23
Don Felipe I de Portugal y de Castilla. Posterior a 1581 Fig. 26

MÉXICO. MUSEO DE SAN CARLOS Donante del


Ttiptico de la Epifanía. c. 1590
Viste bohemio con •sangraduras » sobre LLORET DEL MAR. IGLESIA DE SANTA CLOTILDE
una ropilla; gorra alta.
Jubón pespuntado haciendo labores y bo-
hemio forrado de piel. La lechuguilla ha
aumentado de tamaño.

79
C. Bernis. L A Mo D A E N L A E s p A Ñ A D E F E L 1 p E 11

Figs. 27 y 28
Poco antes de 1590 el coleto con faldilla
corta y brahones estrechos, de moda
desde la década de los sesenta (fig. 27), se
transforma ensanchando los brahones y
alargando la faldilla (fig. 28).

Fig. 27 Fig. 28
Retrato de niño. c. 1580 Retrato de niño. c. 1590
MADRID. COLECCIÓN LAFORA SEVILLA. COLECCIÓN PARTICULAR

LOS CUELLOS DE LECHUGUILLA orejas. Estas primeras lechuguillas se rizaban


en ondas o se plegaban en abanico [cat. 18;
En los años treinta del siglo XVI, aparece por fig. 1, 3]. El primer sistema es el que prevale-
primera vez el nombre de lechuguilla aplica- ció; a cada una de las ondulaciones que for-
do a los remates ondulados o plisados que em- maba se le daba el nombre de «abanino».
pezaron a hacerse por entonces en el borde de Estos que los textos llaman «cuellos de lechu-
los puños, de las gorgue;ras femeninas y de los guilla», «lechuguillas» o «cuellos» simplemen-
cabezones de las camisas; el por qué del nom- te (esto último las más de las veces) hoy día
bre lo explica años después Cobarruvias en su suelen ser designados erróneamente con los
Tesoro de la lengua castellana o española: nombres de golas o gorgueras. Gola era enton-
ces la pieza de la armadura que cubría el
«Lechuguilla: los cuellos o cabe~ones que de muchos an- pescuezo; gorguera , tal como dice Cobarru-
chos de holanda o de otro lien~o recogidos quedan ha- vias, era «el adorno del cuello y pechos de la
ziendo ondas, semejando a las hojas de las lechugas enea- mujer».
rrujadas .> Los cuellos de lechuguilla, como las calzas, evo-
lucionaron en el sentido de acentuar progresi-
Cuando escribe Cobarruvias, en 1611, estos vamente una misma tendencia , y así, de un
cuellos habían alcanzado su máximo desarro- pequeño reborde que rodeaba la base del cue-
llo, pero al mediar el siglo XVI eran todavía llo llegaron a convertirse, en el tránsito del si-
Pig. 29
muy pequeños. En los años cincuenta, el cue- glo XVI al XVII, en grandes plataformas de fino PANTOJA DE LA CRU Z
Felipe JI. c. 1590-1598
llo de los jubones y cueras aprisionaba ya to- lienzo o de encaje que parecían separar la ;ca- MO NA STERI O D E EL ESCO RIAL
talmente el pescuezo dejando asomar una pe- beza del resto del cuerpo, como si estuviera cor-
Ropilla que ya no deja asomar, como
queña lechuguilla que no llegaba a rozar las tada y colocada en un gran plato. Seguir la evo- antes, una abu ltada bragueta. Gorra alta.

80
C. Bernis. LA M o DA EN LA Es p A Ñ A DE FE L 1p E JI

lución de estos cuellos tomando como base ran de verdura tendría un jumento qué pacer todo un día
los retratos de fecha conocida nos puede pro- en una de ellas»
porcionar una valiosa ayuda para fechar los (Microcosmia y gobierno universal del hombre chnstiano)
retratos no documentados ni fechados, a con-
Al aumentar de radio, los cuellos de lechugui-
dición de que lo sean de un personaje que
lla necesitaron un soporte: el alzacuello . Lo en-
por su rango social se pueda dar por seguro
cuentro citado por primera vez en inventarios
que va vestido a la última moda. No obs-
de 1589 y 1592 . Como las golillas sobre las que
tante , tratándose de sepulcros y otras obras,
se colocaba la valona en tiempos de Felipe IV,
debemos tener en cuenta que algunos, por su
se hacía de cartón y se forraba de tela.
edad o por moderación , no llevaban los cue-
En cuanto los cuellos crecieron para tomar la
llos tan grandes como los personajes retrata-
forma de plato , empezaron a ocuparse de ellos
dos por los pintores de la Corte . En cualquier
las Pragmáticas. Las disposiciones que se die-
caso un cuello puede darnos simpre una fecha
ron para contener este crecimiento nos descu-
post quem.
bren los artificios a qué se recurría para soste-
En la década de los cincuenta, los cuellos , toda-
nerlos y darles forma . En las Cortes de Madrid
vía pequeños , quedaban separados de las ore-
de 1593 se prohibió que ningún hombre ,
jas [cat. 37 ; fig. 1, 2] ; en retratos de 1557 las
rozan ya ligeramente [fig. 7]. En esta forma, «de cualquier estado, calidad y edad que fuese , pudiera
dejando libre el contorno de ellas, se mantie- traer en los cuellos, ni puños, ni en lechuguillas sueltas
nen en los años sesenta [cat. 17 , 30, 3 5, 38]. o asentadas en. la camisa ni en otra parre alguna, guarni-
Hacia 1570, cuando en las calzas culmina su ción, redes, deshilados, almidóm ni gomas ni verguillas
tendencia a acortarse y a hincharse , el cuello ni filetes de alambre, oro, plata ni ninguna otra cosa, sino
de lechuguilla sube un poco más en el cogo- sólo la lechuguilla de holanda o lienzo con una o dos vai-
Fig. 30
te; las orejas quedan casi como apoyadas en él POURBUS nillas; y que las lechuguillas así de los cuellos como de
todo a lo largo de su borde , pero su parte alta El Archiduque Alberto. 1599
MADRID. MO NASTERIO DE LAS DESCALZAS REALES
los puños no pudieran exceder de un dozavo de vara»
sobresale por encima del punto más alto de la (un dozavo venía a ser aproximadamente unos siete cen-
Ilustra la moda que triunfa en los años no-
lechuguilla [car. 25, 33, 34; fig. 21, 24]. En venta. El cuello de la lechuguilla ha au- úmeuos).
esta forma se mantienen hasta cerca de 1590. mentado de radio, las calzas se han trans-
formado, la bragueta ya no es visible. El
Por entonces, se notan en el conjunto del tra- coleto que lleva bajo la coraza es de braho- Además de las verguillas y filetes de alambre ,
nes anchos y faldilla larga. Son también otros textos aluden a lechuguillas «con espinas
je algunos cambios y novedades que marcan novedad los zapatos de yuntas redondas y
el comienzo de una nueva etapa. Paralelamen- con. «oreJaS». de palos» y a lechuguillas de red «con sus pun -
te a las transformaciones , ya señaladas, ocu- tas de palos».
rridas en las calzas y en los coletos, los cuellos Las disposiciones legales no fueron respetadas
de lechuguilla ensanchan su diámetro y suben y los cuellos siguieron creciendo [fig. 38].
por detrás sobrepasando el borde~erior de Los cuellos de lechuguilla, según la abundante
las orejas [car . 45; fig. 30, 31, 32]. Al termi- información que sobre ellos nos dan los docu-
nar el siglo se habían convertido en enormes mentos escritos, se azulaban con unos polvos es-
plataformas, lo cual le hace decir a Lope de peciales que venían de las Indias holandesas, se
Vega: almidonaban y se abrían con un molde calenta-
do al fuego. Era tal el grado de especialización
«¿Qué es ver a un hombre mártir de unas calzas necesario para el buen uso de estos cuellos que
en un plato de holanda la cabeza?» nació un oficio nuevo: el abridor de cuellos.
(La hermosura aborrecida) Aunque fueron los ideales que inspiraron la
moda española los que dieron a los cuellos de
Toda novedad provocaba críticas. En 1592 lechuguilla su plena justificación, no se los
Marco Antonio Camos se escandaliza de los puede considerar como una creación propia-
cuellos y dice: mente hispánica. Cada país dio de ellos su ver-
sión particular. Su nombre en italiano era «]ar-
«con unas lechugas tan crecidas y lechugadas que si fue- ruga», en francés «fraise» y en inglés «ruff».

81
C. Bernis. LA M o DA EN LA Es p A Ñ A DE FE L 1p E 11

Fig. 32
PANTOJA DE LA CRUZ
Felipe m. 1594
VIENA. KUNSTH!STORISCHES MUSEUM

Modas ápicas de la última década del siglo


son el cuello de lechuguilla en forma de
plato y las calzas con •muslos tendidos•
de contornos planos y sin bragueta.

Fig. 31
PANTOJA DE LA CRUZ
El Archiduque Alberto. 1600
MUNICH. COLECCIONES PICTÓRICAS
DEL ESTADO DE BAVIERA

Bohemio con los delanteros forrados


de una rica tela y con • sangraduras•
aboronadas. El cuello de lechuguilla ha
romado la forma de un placo. Gorra alta
• aderezada• .

TOCADOS información las Ordenanzas de gorreros de To-


ledo, el año 1581 ; el aspirante a oficial debía
Los dos tocados principales fueron la gorra y saber:
el sombrero . La diferencia entre ambos queda
claramente expuesta en el diccionario de Co- «conocer el terciopelo de dos pelos, de pelo y medio , y
barruvias de 1611: de un pelo ligero, y el terciopelo rizo , ysi es de Granada,
Valencia o Toledo, y si es bueno o no; lo mismo del gor-
«gorra es ornamento de la cabeza conque andamos en la gorán, tafetán y demás sedas que son menester para las
ciudad o villa y quando se ha de hazer visita en alguna obras del dicho oficio. »
congregación pública y hábito decente; y quando se va
por la calle si llueve o haze sol o viento o mucha frialdad Las que los textos llaman «gorras aderezadas»
tomamos sombrero .~ tenían guarniciones de pasamanería, plumas
y medallas. En uno de los inventarios que se
En los retratos de Corte encontramos imáge- hicieron a la muerte de Felipe II hay todo un
nes de la gorra, puesta o sobre un bufete, pero apartado con el título «Cargo de medallas de
no del sombrero. camafeo, ágatas, cadenillas, cintillos, tejillos
Las gorras, cuya finalidad era adornar y no pro- y otras piezas de oro y plata para gorras y som-
teger, se hacían de seda o de lana muy fina . breros». Los cintillos y tejillos (un tipo de cin-
Por el contrario, el material más apropiado ta con una textura especial) son para som bre-
para los sombreros era el fieltro recubierto de ros. Las medallas de las gorras son medallas de
terciopelo en los de lujo. camafeo, de oro o de ágata, talladas con figu-
Sobre las telas empleadas en las gorras nos dan ras humanas y de animales.

82
C. Bernis. L A M o D A E N L A E s p A Ñ A D E FE L 1p E JI

Fig. 34
Grabado de la obra
Variorum Gentium Omatus
c. 1600
BERl.ÍN
STAATLICHEN MUSEUM, KUNSTBIBLIOTHEK

El hombre lleva herreruelo, gran cuello de


lechuguilla, el nuevo modelo de «calzas
largas de muslos tendidos•, sombrero de
copa alta y los zapatos con • orejas• que
sustituyen a fin desiglo a los zapatos acu-
chillados. La dama viste una saboyana que
deja asomar la basquiña debajo, y se cubre
con un manto de soplillo, nombre de una
tela ligera y transparente.

Fig. 33
Estatuas yacentes de los Ceve1i-0s. c. 15 90
JÉRICA. CONVENTO DEL SOCORRO

El hombre lleva gorra alta con toquilla,


coleto de brahones anchos y faldilla larga,
calzas de • muslos tendidos•. La mujer
lleva las tocas tradicionales y saya de
• mangas redondas•.

83
C. Bernis. L A M o o A EN L A Es p A Ñ A oE F E L 1p E 11

Sobre las plumas que se ponían en las gorras y fruncida en su base, con un reborde a modo 17 , 18] . Las gorras de copa alta y cilíndrica,
es interesante la observación que hace Luis de de una pequeña ala. Para dar a la copa la for- como la copa que tenían por entonces los som-
Peraza en su Historia de Sevilla, publicada en ma debida se utilizaba un cerquillo de metal breros, se representan en obras fechadas a par-
1552: [cat. 18; fig. 7]. tir de los años ochenta, pero es muy posible
Las transformaciones posteriores son recorda- que hubieran aparecido ya en los años seten-
«las gorras son comunes y las plumas en ellas al lado iz- das por Cobarruvias en 1611: ta. Estas gorras de copa alta presentaban dos
quierdo, donde tienen el corazón, porque los franceses las modelos diferentes . Uno era el propio de las
uaen a mano derecha. » «La forma de la gorra es redonda, y en tiempo atrás se rraya gorras «aderezadas» con medallas y plumas [fig.
llana sobre la cabe~a ... Esto ya está mudado porque em- 31, 37]; el otro tenía la copa recorrida por plie-
También las gorras sufrieron transformaciones pe~aron a levantar un peda~o de la copa de la gorra por gues verticales mu y aplastados y como guarni-
a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI. lo que cae encima de la frente y ésta llamaron gorra de ción una «toquilla» en la base [cat. 10, fig. 33].
Al mediar el siglo, los múltiples modelos de mogicón. Luego la empinaron roda de suerte que de ella Toquilla era el nombre que se daba a una ban-
gorras antes en uso habían sido sustituidas por al sombrero ay poca diferencia. » da de seda que se usaba especialmente en los
un modelo casi único. Frente a la variedad e sombreros , rodeando la copa. Cuando Coba-
individualismo que se había dado en el traje Lo que este autor recuerda se puede compro- rruvias dice en 1611 que de la gorra al som-
de la primera mitad del siglo, la moda espa- bar en los retratos. En obras fechadas en los brero hay poca diferencia, se está refiriendo a
ñola mostraba en ello su tendencia a la uni- años sesenta se aprecia un ligero levantamien- la forma. Un ejemplo de sombrero de hacia
formidad. Al comenzar el reinado de Feli- to en la parte anterior de la copa, que no es 1600 tenemos en la fig. 34.
pe II , la gorra de moda era de copa aplastada ya tan aplastada como antes [cat. 17, 35; fig.

f;gs. 35 y 36
Comparando estos dos retratos del Rey
con el de 1594 (fig. 32) se aprecia cómo el
cuello de lechuguilla no sólo ha aumen-
tado de radio, sino que ha subido detrás
hasta por encima de las orejas. En ambos
retratos lleva las calzas de • muslos ten-
didos• en su versión larga, que era la
más distinguida. También se las llamaba
•calzas bajas•.

f;g. 35 r;g. 36
PANTOJA DE LA CRUZ ANÓN IMO
Felipe m. 1606 Felipe lll. c. 1610
MADRID. MUSEO DEL PRADO PAR(S. EMBAJADA DE ESPAÑA

84
c. Bernis. LA M o DA EN LA Es p A Ñ A DE FE L 1p E 11

Figs. 38 y 39
Estatua orante de un niño. c. 1610
MADRID. INSTITUTO VALENCIA DE DON JUAN

Lleva capa con •capilla» cerrada sobre la


ropilla. Calzas de • muslos tendidos» en su
versión corta. El cuello de lechuguilla
alcanza estos años su máxima exageración.

CALZADO «por unos ~apatos de terciopelo poniendo e~ oficial todo


el cuero y suela, dando el dueño sólo el terciopelo , lleve
En los retratos de Corte dominan los persona- lo que está rasado por el par de ~apatos de cordován como
jes calzados con zapatos ; algunos se retrataban fueren , e si el dueño diere el terciopelo y las suelas por-
con botas , pero.no encontramos en este géne- que ponga todo lo demás el ~apatero , lleve por el cuero
ro pictórico ilustraciones de los borceguíes, cal- e echura un real. »
zado típicamente hisp ánico de origen moris-
co , hechos de cuero muy flexible teñido de los Las botas , tal como las describe Cobarruvias
más diversos colores. eran:
Los zapatos de lujo se hacían de terciopelo ; és-
tos se mencionan continuamente en inventa- «el calzado de cuero que coge toda la pierna hasta la rodi-
Fig. 37
rios y otros textos que se refieren al traje de lla y difiere del borceguí parser más justa que él y tener
BARTOLOME GONZÁLEZ
personas de cierta categoría social. Trujillo en suela de vaca. »
El Archiduque Leopoldo. c. 1610
MADRID. MUSEO DEL PRAD O su Libro de reprobación de trajes, del año
Descrito en la Memoria de los retratos 15 63, critica a los que pierden el tiempo yen- Las Ordenanzas de zapateros de Toledo de
pintados para la Corte por Bartolomé d o al zap atero para darle relación de «la altura 15 33 y las de Burgos y Granada de 1552 con-
González entre 1608 y 1617: •vestido con
un coleto y botones de oro y su cadena, del cuello del talón del zapato y del número tienen numerosos detalles sobre la fabricación
ca lza negra y carmesí el aforro, bohemio
negro aforrado en felpa encarnada, con de las cuchilladas, despu és de haber escogido de las botas. El material m ás adecuado era el
botones de oro, espada dorada. La una el terciopelo carmesí o d e otro color». La Prag- cordobán; las m ás baratas se h acían de baque-
mano en la cintura y en la otra la gorra
aderezada». m ática sobre el calzado promulgada en 1552 ta o bedellín. Se forraban las puntas y «dende
nos descubre que el terciopelo iba sobre cue- la m edia arriba» , y se reforzaban con contra-
ro, pues dispone: fue rtes y barretas q u e iban entre el fo rro y el

85
C. Bernis. LA M o DA E N LA Es p A Ñ A DE FE L 1 p E 11

cordobán. Tenían también unos cerquillos de


cordobán. En las Ordenanzas de Navarra se
mencionan botas con corchetes, de m ás alto
precio que las otras; ello nos hace pensar en
botas con algún tipo de cerramiento , como lo
tendrían las que se representan en los retratos
de Corte , pues son tan extraordinariamente
ajustadas que es difícil que se pudieran poner
sin estar abiertas por algún sitio. Estas botas
tan ajustadas se suj etaban a los muslos de las
calzas con unas correas, correas a las que se alu-
de en algunos textos [car. 1; fig. 36). Otros tex-
tos nos hacen saber que las botas representa-
das en los retratos de Corte estaban enceradas.
Las botas son exactamente iguales en los retra-
tos de mediados del siglo XVI que en los de
principios del siglo XVII. Sin embargo los za-
patos sufrieron algunos cambios. Desde me-
diados del siglo XVI y hasta mu y poco antes
de 1600, el traje de Corte gustó de un modelo
único de zapatos: apuntados, con varias cuchi-
lladas a lo largo del empeine y otras más co r-
ras en sentido transversal [car. 17, 3 5; fig. 1,
2 , 3, 7). En el curso de los años noventa apa-
Fig. 40
Chapín recieron algunas novedades: se hacen algo más
SOLSONA. MUSEO DIOCESANO
chatos y las cuchilladas a lo largo del empeine
Calzado con gruesas suelas de corcho, fo- son sustituidas por pequeños «picados» trans-
rrado en cuero repujado, sin talón, con
«capelladas» que se sujetaban con cintas versales [fig. 32). En 1600 habían aparecido
sobre el empeine. ya los zapatos romos , con «pala» o «paletón»
que cubría el empeine , y dos piezas laterales
llam adas «orejas»; éstas terminaban en dos ti-
ras que se unían con un pequeño lazo so bre
el paletón. En un principio los nuevos zapa-
tos conservaron los pequeños picados transver-
sales, pero pronto se hicieron sin corte algu-
no. Este nuevo modelo de zapatos iba a tener
también larga vida [fig . 30, 34 ).

Fig. 41
Baile español. c. 1540
MADRID. COLECC IÓN MADRAZO DAZA

Las mujeres dejan ver el verdugado inte-


rior, armado con aros; una de ellas descu-
bre también los chapines. El hombre viste
sobre el jubón y las calzas una cuera acu-
chillada con las faldill as largas que se esti-
laron antes de mediar el siglo.

86
c. Bernis. LA M o DA EN LA Es p A Ñ A DE FE L 1p E 11

ELTRAJE DE MUJER

En el traje de mujer, tres elementos siempre


presentes y siempre ocultos contribuían a dar
su peculiar carácter al estilo español: el cartón
de pecho, el verdugado y los chapines . El car-
tón de pecho alisaba y daba tiesura al torso
(que tomaba la forma de un cono con el vérti-
ce hacia abajo); el verdugado, armado con aros,
lograba la forma rígida y acampanada de la fal-
da (que quedadaba como un cono con el vér-
tice hacia arriba); los chapines , con altísimas
suelas de corcho, obligaban a las mujeres a an-
dar con pasos muy cortos como si se desliza-
sen. Frente a la libertad y la desenvoltura con
que las modas de la etapa inmediatamente an-
terior habían permitido a las mujeres realzar
Fig. 42
sus formas y lucir generosos escotes , el estilo
Fig. 43
Estatua yacente de la Condesa de Revilla español tenderá a ocultar esas formas y a en- ANTONIO MORO
c. 1550 Catalina de Austria, Reina de Portugal. 1552
BARRIO DE DfAZ RUIZ (BURGOS) cerrar el cuerpo femenino en un rico estuche MADRID. MUSEO DEL PRADO
IGLESIA PARROQUIAL
de duras y lisas superficies. Tal vez no fuese Descrito en el inventario del Guardajoyas
Lleva la «toca de papos• en su fase final, ajeno a esta tendencia el espíritu de la Con- de Felipe II: «Otro retrato de la Reyna
tapando las orejas, con «cabos• que con- doña Catalina de Portugal, con ropa negra
vergen sobre el pecho con un joyel. trarreforma de la que España se proclamó bordada y en la mano yzquierda un
«Cuerpo bajo• escotado y «gorguera alta» abano».
terminada en un a pequeña lechuguilla.
triunfadora. A veces, podemos notar un sen-
- timiento de rechazo ante tanto encorsetarnien-
to (encorsetamiento de los cuerpos que sugie-
re un encorsetamiento de las mentes), pero
también podemos quedar impresionados y has-
ta fascinados ante la magestad y el empaque
de esas damas encerradas en sus espléndidos
vestidos que los retratistas de la Corte ponen
ante nuestros ojos .
Desde mediados del siglo XVI hasta finales del
reinado de Felipe III, la moda femenina españo-
la, tal como se refleja en los retratos de Corte ,
conservó un estilo que se mantuvo en lo esen-
cial sin apenas sufrir variaciones. Década tras
década se repiten en esos retratos las mismas
prendas, las mismas mangas , los mismos ador-
nos y accesorios, la misma silueta rígida y en-
varada, como si algo hubiera cristalizado y se
mantuviera inamovible. Pero la moda es siem-
pre reacia a mantenerse estable y como no le
Fig. H
estaba permitido alterar el estilo impuesto , se ANTONIO MORO

orientó a introducir pequeñas variaciones en los María de Pmtugal 1550-1552


MADRID. MONASTERIO DE LAS DESCALZAS REALES
cuellos y puños, en los tocados y en algunos pe-
Viste la prenda llamada «ropa• , abierta
queños detalles secundarios. Peinados , tocados por delante, holgada y despegada del
y cuellos serán , pues, los elementos más signifi- cuerpo; los delanteros tienen en su parte
superior dos aberturas abrochadas y deco-
cativos en la tarea de fechar un retrato de Corte. radas que se llanrnban «bebederos».

87
c. Bernis. LA M o o A EN LA Es p A Ñ A o E FE L 1p E 11

Fig. 45
ANTONIO MORO
La dama del joyel
MADRID. MUSEO DEL PRADO

Lleva la toca de cabos dejando las orejas al


descubierto, según novedad que trajeron
los años cincuenta. Mangas y falda de la
saya decoradas con «puntas».

Fig. 46
Ana Sarmiento de Ulloa. c. 1550-1560
MADRID. COLECCIÓN DUQUES DE VILLAHERMOSA

Toca de cabos con «papos».

Durante un tiempo se emplearon en los vesti- jeres podían vestir una saya o un conj unto com-
dos telas monócromas, terciopelos , rasos y da- puesto por jubón y basquiña. Trajes de enci-
mascos principalmente. Éstas podían ser lisas ma con mangas eran la ropa y la galera. Para
o con dibujo; terciopelos y rasos podían ser salir a la calle usaban un gran manto.
«cortados», «picados», o «acuchillados». Ya en-
trada la década de los ochenta se manifestó la
predilección por telas con motivos de distinto LA SAYA
color que el fondo.
En la primera mitad del siglo XVI, para acen- La prenda preferida por las damas para posar
tuar los efectos de alegre colorido, se había re- en un retrato era la saya. Durante siglos, saya
currido a «fajas» y «tiras» superpuestas de dis- había sido el nombre de un traje entero en el
tinto color que el de la tela sobre la que iban que cuerpo y falda formaban un todo . En la
aplicadas. En la segunda mitad, la moda espa- segunda mitad del siglo XVI , la saya al esti lo
ñola (en el traje de ambos sexos, pero más es- cortesano presentaba la novedad de componer-
pecialmente en el de mujer) sustituyó estos vis- se de dos piezas independientes hechas de la
tosos adornos por complicadas y variadísimas la- misma tela: un cuerpo (que el sastre Alcega
bores en relieve, logrando efectos de recargada llama sayuelo o cuera de la saya) y una fa ld a
suntuosidad . La sola enumeración de las guar- con cola. Alcega da en su libro patrones para
niciones aludidas en los textos puede dar una hacer varias sayas de seda; todas ellas, incluso
idea de su gran variedad: almendruchados, ca- PATRÓN DE una para niña, tienen cola. El largo de estas
• SAYA ENTERA CON MANGAS DE PUNTA •
denillas , cadenetas, caireles, canutillos , caraco- Según el sastre Juan de Alcega. 1580
sayas desde la cintura al extremo de la cola va-
lillos, cordoncillos, entorchados, escarchados, ría entre dos y tres varas (es decir, algo más de
galones, grandujados, lomillos, molinillos , pa- metro y medio las más cortas y .un os dos me-
sadillos, pasamanos, pespuntes, pestañas, ribe- tros y medio las más largas). Casi rodas ell as
tes, torcidos, trenzas, trencillas , trepas, etc. tienen «mangas redondas»; sólo una, la que
Sobre un faldellín o manteo interior, las mu- ll ama saya entera, tiene «mangas de punta».

88
.C. Bernis. LA M o DA EN L A E s p A Ñ A DE FE L 1p E 11

PATRÓN DE SAYA
CON • MANGAS REDONDAS •
Según el sastre Juan de Alcega. 1580

F;g. 47
ANTONIO MORO
María de Austlia. 1551
MADRID. MUSEO DEL PRADO

Viste • saya baja• escotada, con • mangas


redondas» guarnecidas con • puntas• .
• Gorguera alta• con una pequeña lechu-
gu illa. Toca de cabos.

89
C. Bernis. LA M o DA EN LA Es p A Ñ A DE f E L 1p E 11

Fig. 48 F;g. 49 F;g. 50


POMPEO LEONI SÁNCHEZ COELLO ANÓNIMO
Estatua orante de Juana de Austna. Juana de Portugal. 1557 María de Austna.
MADRID. MONASTERIO DE LAS DESCALZAS REALES VIENA. KUNSTHISTORISCHES MUSEUM Dibujo
ARRAS {FRANCIA). BIBLIOTECA
Realizada en 1574 después de su muerte Viste saya y toca de cabos que deja al des-
tomando por modelo un retrato anterior. cubierto las orejas. La lechuguilla ha su- Viste una ropa semejante a las de las figs .
Toca de cabos con moños altos. bido hasta rozar todo el borde lateral de 43 y 44, salvo en las guarniciones. La le-
las orejas. Compárese con su retrato de chuguilla no roza todavía las orejas.
c. 1552, cat. 15.
Cobarruvias confirma el significado de esta Otro caso en que se puede cotejar el traje de
expresión: una infanta vestida con saya y su descripción
en un documento coetáneo es el de Juana de
«Falda suele significar lo que va del vestido arrastrando Austria pintado por Antonio Moro [cat. 14 J:
por el suelo ... las sayas que llaman enteras de las damas
tienen mangas de punta y grandes faldas.» «Ütro retrato entero de pincel en lienzo de la Princesa de
Portugal doña Juana, bestida con saya de raso negro acu -
En la relación de las pinturas que había en el chillado, la mano derecha puesta en una si lla y en la iz-
guardajoyas real a la muerte de Felipe II se des- quierda unos guantes.» (Inventarios Reales. Bienes mue-
cribe un retrato de Isabel Clara Eugenia vesti- bles que pertenecieron a Felipe 11)
da con saya entera:
En este caso las mangas de la saya son redon-
«Un retrato entero de la infama doña Isabel en lienzo, al das. Tanto las mangas de punta como las ll a-
ollio, con saya entera de raso labrado en oro y cinto y co- madas mangas redondas se emplearon en el
llar; puesta la mano izquierda sobre la cabeza de Magda- traje femenino español a lo largo de un perío-
lena Ruiz , y en la derecha el retrato de nuestro señor, col- do de más de ochenta años. Antes de mediar
gado del pecho. » PATRÓN DE UN JUBÓN PARA MUJER el siglo, las mangas de punta se llevaban con
Según el sastre Juan de Alcega. 1580
los bordes superiores uni dos en varios puntos,
Se diferencia de los jubones de hombre so-
Hoy día podemos cotejar la descripción con el lamente en que los bordes de los delante- como las lleva la Emperatriz Isabel en sus re-
ros no se curvan.
retrato original ; el vestido de la infanta se co- tratos. Durante el reinado de Felipe II era
rresponde perfectamente con los patrones de moda llevarlos unidos en un solo punto junto
la saya entera que da el sastre Akega [cat. 29]. a las bocas; de este modo dejaban ver amp lia-

90
C. Bernis. LA M o DA EN LA Es p A Ñ A DE FE L 1p E 11

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A·--..--

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pA.~. A .. cortar dhi fayacie paño, feranccdfado con:i~ del !omodcl paño la delantera, y
, . trafera.defta (aya,pomendo a la parte de 01:JeO:ra mano izc¡U1crdala delantera de la faya, y
en.JapartcrAc nudl:ra mano derecha fcconarala f1lda, y en los oicdios fulen las.m:mgas, y
quarcos del~ritei'~s para la.c1,1c~a,.y los c;uchi.11os q;ifci:os.,y .cqll:ucs>y los dc:.inaue.c;adQs Qccc{
farios:y en el coftado de la falckt, iale la cfpalda p.u:i. la cuer~. Lle ua de pafü~ cfia fay:t los lar.:
gos de .trafera'. y d.cl~.n~cra, ~y m~s tres quartas , ~u e es por toª? g~atr~ hara~.-~·: ucs q1:1anas. Y
·li~µadcl~rgo clbfaya por·ddantcbaray 1ncd1a,yfafal<lados Dáras"y,mcd1a.... -
Página del libro de JUAN DE ALCEGA, Libro de geometria, practica y trafa, el qua! trata de lo tocante al oficio de sastre. Segunda edición, Madrid, 1589

mente el forro y unas «manguillas» que se lle- to» de joyas colocado sobre la unión en pico
vaban debajo para cubrir los brazos [car. 5, 12; del cuerpo y la falda del vestido.
fig. 66]. Los primeros años del siglo XV1 traje- En los años cincuenta se estilaban todavía sa-
ron la novedad de llevarlas con los bordes de yas escotadas, las llamadas «sayas bajas», que
las bocamangas doblados sobre los brazos [fig. se complementaban con una rígida «gorguera
75, 88 ]. Las mangas redondas tenían un corte alta>> que cubría totalmente escote y cuello [fig.
longitudinal [fig. 58 ] o, las más de las veces, 47 ]. Después , la moda cortesana impuso to-
transversal; los brazos podían llevarse cubier- talmente las sayas de «cuerpos altos».
tos totalmente por las mangas o sacados por A partir de los años sesenta, las sayas se alar-
esa abertura; esto último era lo más usual [car. gan sobrepasando también por delante la al-
8, 11, 13; fig. 57, 60, 67]. Una modalidad tura de la persona. En estas sayas se hacía un
muy particular que no llegó a generalizarse doblez o «alforza» cerca de su borde inferior
eran las mangas redondas con varios cortes ho- [car. 12, 21 , 22 , 29 ; fig. 59 , 60 , 66]. En algu-
rizontales. Las lleva Isabel de Valois, retrata- nos casos esta alforza servía para guardar algo ;
da por Moro [car. 3] y, unos años ames, la Du- así en La pícara justina, novela publicada en
quesa de Alba en un retrato de la colección Fi- 1604 , una mujer lleva en la alforza de la saya
nar (Toledo), donde aparece juntamente con aguja y un ovillito de hilo de buen tono.
el Duque; posiblemente se trate de un retrato
de boda.
Un accesorio típico de la moda española que
se prodigó en las sayas, tanto en las mangas EL JUBÓ ' Y LA BASQUIÑA
como en el cerramiento de cuerpos y faldas,
fueron las «puntas»; consistían éstas en unas Además de la saya , las mujeres podían usar
piezas de metal puestas en una cinta. Los in- para vestir a cuerpo un conjunto compuesto
ventarios reales mencionan puntas de oro es- por jubón y basquiña. En los retratos de Cor-
maltadas que eran verdaderas joyas. («Punta» te estas dos prendas se ven sólo parcialmente
fue también el nombre de un encaje.) Otro ri- pues las damas principales, que sin duda las
PATRONES PARA BASQUIÑA Y CUERPO BAJO '
quísimo accesorio del traje de Corte era el «cin- Según el sastre Juan de Alcega. 1580 usaban en la intimidad , cuando se retrataban

91
C. Bernis. L A M o D A E N L A E s p A Ñ A D E F EL 1 p E 11

o aparecían en público se ponían encima una De lo mismo la vasquiña


ropa, una galera o un bohemio , y para salir con la misma guarnición.. .
al exterior, un manto . Algunos textos llaman y con los clavos de plata
«vestido» al conjunto compuesto por ropa , bas- un muy rico ceñidor.
quiña y jubón. A veces se hacían de la misma Lleva una roca de papos
tela basquiña y ropa o basquiña y jubón . de riquísimo valor. .
El jubón , según los patrones que da Juan. de Lleva un manto de contray
Alcega, tenía un corte p arecido al del jubón porque las dueñas de honor
de hombre , con la diferencia de que los de- mientras más cubren el rostro
lanteros terminan en un pico más pronuncia- más descubren su opinión.»
do y no se curvan , pues no presuponen el
abombamiento del torso.
El ceñidor o cinto era el rico cinturón de orfe-
Los reuatos de Corte nos muestran las mangas
brería que vemos en los retratos de Corte , ba-
del jubón aso!Dando bajo las mangas redon-
jando en ángulo por delante para acoplarse a
das de galeras y ropas; en los casos en que la
la forma apuntada del cuerpo de la saya o del
dama retratada viste una galera, vemos tam-
jubón .
bién parcialmente el cuerpo [cat. 13J. Si viste
saya, las mangas ajustadas de debajo son unas
«manguillas» independientes, en todo seme-
LOSTRAJES DE ENCIMA:
jantes a las del jubón . En las guarniciones de LAGALERA YLA ROPA. LASABOYANA
PATRÓN DE ROPA
los jubones y manguillas femeninos se nota
Según el sastre Juan de Alcega. 1580
mayor variedad que en las de los jubones mas-
culinos. Algunos textos aluden repetidamen- La galera o galerilla se vestía so bre el jubón y
te a mangas de jubón y a manguillas «cuaja- la basquiña. Era una p renda ajustada a la cin-
das de molinillos»; tal vez tengamos una ilus- tura, abierta por delante, con mangas redon-
tración de esta labor en uno de los retratos de das y un cuello de unos dedos de ancho qu e
Isabel de Valois [cat . 6] . se llevaba levantado por detrás [cat. 13; fig .
La basquiña era una falda exterior, cerrada y 51, 52, 53, 58]. La encuentro citada ya en 15 52
sin cola. A juzgar por los patrones que de ella en los Coloquios satíricos de An tonio de Tor-
da Alcega, iría fruncida o plegada en la cintu- qu em ada, sin embargo Juan de Alcega no in-
ra , con más vuelo detrás que delante. Algu- clu ye la galera en su li bro de sastrería de 1580.
nas de las basquiñas del libro de Alcega tie- Años después, en 1618, el sas tre Rocha Bur-
nen como complemento un «cuerpo bajo» guen da los p atro nes para hacer una galerilla
escotado y sin mangas. Ilustraciones de basqui- de raja y otra de seda; esros patrones coinci-
ñas con estos cuerpos se pueden encontrar en den perfec tamente con el traje descri to , repre-
obras que representan n:ujeres comunes, pero se ntado ya en los años cincu enta y sesenta.
no en los retratos de Corte . Como ejemplo de Sobre la ro pa, tanto las im ágenes como los do-
una dama vestida con jubón , basquiña y man- cumentos escri tos nos dan bas tante más info r-
to, entre otros que se podrían citar, recordare- mación qu e sobre la galera . Se trataba de una
mos un romance que por su alusión a la toca pren da de uso mu y generalizado, tanto entre
de papos se puede fechar en el segundo tercio las «muj eres principales» co mo entre las «mu -
del siglo XVI: jeres comun es y ordin ari as», expresiones éstas
qu e se repiten en los textos de la época para
~salió a misa la parida significar las diferencias sociales .
a San Isidoro en León... PATRONES PARA ROPA CON MANGAS RED O NDAS Co barruvias recoge en su Tesoro de la lengua
Según el sastre Rocha Burguen. 1618
Un jubón de grana fina castellana o española dos se ntidos de la voz
Se corresponden perfectamente con la fig. 72.
la bella dama sacó, ropa:
con fajas de terciopelo
picadas en dos en dos. «Ropa vale por el vestido que traemos a cuestas y dezimos

92
C. Bernis. L A M o DA EN L A Es p A Ñ A DE FE L 1p E 11

Fig. 51 Fig. 52 Fig. 53


ROLAN DE MO!S ROLAN DE MOIS ROLAN DE MOIS
Doña Ana D oña Luisa de Borja y Aragón D oña Isabel de Cannona y Enríquez
MADRID. MADRID. MADRID.
COLECCIÓN DUQUES DE V!LLAHERMOSA COLECCIÓN DUQUES DE V!LLAHERMOSA COLECCIÓN DUQUES DE VILLAHERMOSA

traer poca o mucha ropa. Ropa, la vestidura que traemos bordeado por una guarnición de tela , y en las
sobre la que está ceñida y justa al cuerpo.» más lujosas , de pasamanería. Parece, pues, que
sean éstos los bebederos [fig. 43 , 44 , 76].
Figs. 511 52 y 53
La prenda suelta femenina que recibió este Las tres visten una galera sobre el con-
Los únicos cambios sufridos por las ropas a lo
nombre , se vestía sobre la saya o sobre el con- junto compuesto por jubón y basquiña. largo del período estudiado afenaron a las
D os llevan el peinado de moños altos de
junto compuesto por jubón y basquiña. moda en los años cincuenta; dos llevan mangas y al corte de los delanteros. En los
toca de cabos y cuellos abiertos, éstos, a la
Juan de Alcega da en su libro patrones para moda italiana.
ejemplos de los años cincuenta, las ropas con-
hacer nueve ropas de mujer, de paño o de seda, servan todavía la silueta de brazos gruesos con
y una ropa de bayeta para niña . Todas ellas un hinchazón en su parte alta , que había sido
tienen exactamente la misma forma : tanto los la característica de los años cuarenta [fig. 43 ,
delanteros como la espalda están cortados de 44 , 50] . El cambio de corte en los delanteros
una sola pieza que se ensancha progresivamen- se aprecia en un retrato de Isabel Clara Euge-
te a partir de los hombros . nia de 1599 [fig. 72 ]. En este caso su ropa, me-
Algunos textos se refieren a los «bebederos» de jor que con los patrones de Alcega de 1580 se
las ropas, hechos con distinta tela que el resto corresponde con los patrones de Rocha Bur-
de la prenda. Si la ropa es de terciopelo, los guen de 1618: los delanteros en vez de ensan-
bebederos son de raso. Por otra parte en las charse progresivamente en línea recta desde los
ilustraciones que representan ropas se observa hombros , se ensanchan só lo a partir de la cin-
en ellas una particularidad común y constante tura , con lo cual moldean ligeramente el torso.
desde los años cincuenta hasta fin de siglo: en Una prenda llamada saboyana se menciona en
cada uno de los delanteros , un corte vertical varios textos de la segunda mitad del siglo XVI ,

93
C. Bernis. L A M o D A EN L A E s p A Ñ A D E F EL 1p E 11

do que todos duermen, decide acudir a la reja


Ropa de paiio para muger. >f bDo 1bbl
del jardín para hablar con su galán:

BELISEA
Pues sin chapines y en vasquiña me voy .
JUSTINA
Echare esa saboyana de grana si quiera por el sereno .
BELISEA
No podré sufrirla que me hará pesada.

p AR A Conardb rop1 de paño, fcra nccdfario corcar la efpalJade.laropa por el lomo, El Diccionan"o de Autoridades de 1723 la re-
y luego fe cort.iran los q u .ircos,dela t~ ceros pie a cabcpcon la efpalda,y cnd_ cabo del pa- cuerda como <<Una ropa exterior que usaban las
ño h.tzia la parce den~cltr.l :u1no d ~recn:t fa len 1.i~ mang~s, y en los mcd10s {ale los collares .
tr;iferosydd.mccros,y el dcm.isaderc ;o _de: btahones, y .1 ban iilos necellarios adb ropa. Ha muj eres a modo de vasquiña abierta por de-
fedc emende r,queclb rop.1 '.la d~ yr_gu:üncct_di de oua cofa.Licua de largo bar:t y tercia, y lante». Aunque esta definición puede hacer
de ruedo doze p.iinus,a n~ccrsidad le podra lacar vn poco mas l:irg:i ell:a ropa, como parece
porclb tras-a prdcmc:y el pJño de que fe hl de hazcr cíl:a ropa, fe aducrtira que ha de tener pensar en una falda, hay indicios de que lasa-
dos bir:is d~ anchura,comoen d margen ell:a figurado. boyan a era un traje entero .

JUAN DE ALCEGA EL BOHEMIO Y EL MA ITQ


Una página del
Libro de geometría, practica y tra~a el qua! trata de lo tocante al oficio de sastre
Segunda edición, Madrid 1589 El bohemio , que hemos visto ya en su versión
masculina, se representa raramente en los re-
tratos de Corte de muj eres. Tenemos noticias
escritas de bohemios que se hacen para las in -
lo cual hace pensar que su uso estaba muy ge- fantas y para una de las damas de su servicio
neralizado . Sin embargo , ninguno de los li- en el inventario del guardajoyas real del año
bros de sastrería la incluye. Tampoco la en- 15 92 (Archivo de Palacio). Estos bohemios fe-
cuentro citada en inventarios reales ni en los m eninos eran de raso, gorgu erán o guergui-
relatos de fiestas y solemnidades (tan prolífe- lla , guarnecidos con pasamanos y alam ares de
ros en aquella época) que ponen especial in- oro y plata, fajas de terciopelo bordadas en oro ,
terés en describir el traje de reinas, infantas , ribetes , encarruj ados, cadenillas , etc.
damas de la alta nobleza y demás personali- Un ejemplo de boh em io, que vemos sólo par-
dades asistentes. ¿Significa esto que el traje cialmente, tenemos en la j oven desconocida de
cortesano prescindía de ella?
Con la debida reserva , creo que podemos re-
e Sánchez Coello, en el Museo del Prado. De su
bohemio sólo son visibles el cuello , los delan-

~-
conocer la saboyana en un traje del que exis- teros (uno y otros forrados de piel) y el comien-
ten varias ilustraciones y que reúne las tres con- zo de las sangraduras. El cuello, como el de
diciones expuestas: uso generalizado, no repre- las galeras, va bordeado por un cerco de aba-
sentado por los pintores de la Corte , y sin nillos [cat . 39].
equivalencia con ninguno de los patrones que La mal ll amada Dam a del armiño, atribuid a
dan los libros de sastrería. Este traje se vestía erronéamente a El Greco, lleva un bohemio
sobre la basquiña, era algo más corto que ella fo rrado , no de armiñ o, sino de «lobos cerva-
y tenía como nota destacable la abertura en án- les», nombre que se daba entonces a los linces .
gulo de la falda que dejaba lucir buena parte En los retratos de Corte no se representa el
de la basquiña de debajo [fig. 34, 82 , 83, 84]. manto, pero sí en los sepulcros de damas no-
Los textos dan escasa información so bre lasa- bles . Los m antos que usaban las muj eres para
boyana, pues las más de las veces se lim itan PATRÓN PARA GALERILLA salir a la calle eran mu y grand es y envolven-
Según el sastre Rocha Burguen. 1618
a nombrarla. El más explícito es un diálogo en - tes; con ellos se cubrían también la cabeza.
tre una dama y su criada en la Comedia F/ori- Para que no arrastrasen se les hacía un pliegue
nea, publicada en 15 54. La dama, aprovechan- en la espalda [fig. 77 ]. Segú n los li bros de sas-

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c. Bernis. LA M o DA EN LA Es p A Ñ A DE FE L 1p E 11

Fig. 54
ANTONIO MORO
La Duquesa de Feria. c. 1570-1576
MADRID. MUSEO DEL PRADO

Sobre el jubón lleva un vestido acuchillado


con • mangas de casaca• (tubulares y
aplastadas colgando de los hombros) de
ongen turco.

Fig. 56
La dama del abanico. c. 1575-1580
MADRID. MUSEO DEL PRADO

trería el manto grande de mujer se cortaba en PRENDAS INTERIORES: EL FALDELLÍN, EL VERDUGADO


forma de un segmento de círculo que llegaba Y EL CARTÓN DE PECHO
a tener en el borde recto (traduciendo las va-
Fig. 55 ras a metros) alrededor de los cuatro m etros. El faldellín o manteo era una falda que siem-
SOFONISBA ANGUISSOLA
Según atribución reciente
Para cortar un manto de mujer, según Alcega, pre quedaba oculta, pues se vestía sobre la ca-
La dama del a1miño. c. 1590-1597 misa y debajo de la saya o de la basquiña. Se
GLASGOW. POLLOK HOUSE
«lo primero. es echar un paño de la tela sobre la cabe~a cortaba como un semicírculo con una escota-
La retratada es sin duda Catalina Micaela,
ya como D uquesa de Sabaya. Su parecido
del dueño para quien fuere el dicho manto , y luego se dura para acoplarlo a la cintura y montaba so-
con el retrato de la Infama Catalina Mi- señalará con un xabón la largura que ha de llevau bre sí misma. A veces tenía como complemen-
caela conservado en el Museo del Prado,
atribuído a Sánchez Coello, es sorpren- to un «cuerpo», también interior.
dente (cat. 28). Se cubre con un bohemio
forrado, no en armiño, sino en • lobos cer-
los llamados mantos de soplillo, cuya cita más El verdugado era una falda interior armada con
vales» (nombre que se daba al lince). Lleva an tigua que conozco es de 1587, eran de una unos aros llamados verdugos. Sobre el origen
el alto copete de moda en los años noventa
(figs. 69, 70, 71). El copete y el tamaíio del tela casi transparente, y dobles [fig . 34]. español de los verdugos en el iglo X y su rea-
puño visible invalidan la atribución a El
Greco, generalmente aceptada.
95
C. Bernis. LA MooA E N L A E s p A NA oE F EL 1 p E 11

parición en los años treinta del siglo XVI en la verdugados hechds para la Infanta Isabel y una
forma del verdugado he rratado ya en mis li- de sus damas , en ' 1592 :
bros Trajes y modas en la España de los Reyes
Católicos e Indum entaria española en tiempos «un berdugado para con basquiña, de rraso carmesí fo-
de Carlos V. rrado en tafetán , con los berdugos y ruedo de terciopelo
De los patrones que da Alcega para hacer un carmesí como se suele hacer.. un berdugado de raso en-
verdugado de seda resulta una falda que , al carnado con nueve berdugos de terciopelo encarnado ylos
contrario que las basquiñas, tiene más ruedo demás berdugos del mismo raso y su ruedo de terciopelo
en la delantera que en la rrasera. Según la ex- de la misma color que los ribetes.» (Archivo de Palacio)
plicación que acompaña a los patrones, «los cu-
chillos traseros an de ir sesgo con hilo y ansí En la época de Felipe II, el verdugado queda-
no habrá en los costados de este verdugado ses- ba totalmente oculto , pero disponemos de ilus-
go ninguno ni dará de por sí por ningún cabo». traciones algo anteriores a 15 50 que nos mues-
Alcega nada nos dice sobre cómo se sujetaban tran cómo era [fig . 41] . En la segunda mitad
los verdugos a la tela, lo que sí sabemos es que del siglo, el diámetro de la base tendió a
los verdugos se cubrían con una tela distinta aumentar. Este proceso se puede seguir com-
que la del verdugado sobre el que iban pues- parando los retratos de los años cincuenta [cat.
tos. Interesa recordar las descripciones que se 14; fig. 47] con los de los años ochenta (cat.
hacen en el inventario del guardajoyas real de 29 ; fig . 66] y noventa [fig. 72] .

Fig. 58
ANTONIO MORO
Ana de Austria. 1570
VIENA . KUNSTHISTORISCHES MUSEUM

Viste galerilla con «mangas redondas•


abiertas a lo largo, dejando asomar las del
jubón. Gorra de copa baja.

PATRONES PARA UN VERDUGADO D E SEDA


Según el sastre Juan de Alcega. 1580
A la tela se cosían los verdu gos, aros de un
material rígido, que daban la forma acam-
panada de moda.

Fig. 57
Ana de A ustria. c. 1575-1580
PRAGA. GALER fA DE BO H EM IA CENT RAL

Por el peinado con rizos, posterior al que


lleva en sus otros retratos, éste puede ser
uno de los últim os que le hicieron. Viste
saya con • mangas redondas• , ri camente
guarnecidas con bordados y puntas.

96
C. Bernis. L A M o D A EN L A Es p A Ñ A DE F EL 1p E 11

Para dar a los torsos las mismas superficies li- «Vuelvo la vista al jubón Jiménez Patón y Quevedo escriben ya en el si-
sas y duras que a las faldas se utilizaron tabli- y vi un par de bujurones glo XVII , pero el procedimiento de aplastarse
llas y cartones . Cobarruvias, por ejemplo, se jubilados del cartón. » el pecho siguió siendo el mismo hasta finales
refiere a la tablilla o tablón: de ese siglo .
Jiménez Patón, en su Reforma de trajes, se
complace imaginando cómo las mujeres serán
«por el tiempo de la preñez la mujer ha de andar floxa
despojadas de sus galas el día del Juicio Final: LOS CHAPINES
en el vestido y no metida en la pretina como las muy da-
mas que no se contentan con esto, más aún se ponen ta-
«en vez de ceñidor, una soga; en vez de cabello enrri~a­ Así como carecemos totalmente de imágenes
blilla o tablón para andar derechas y con esto nacen los
do, la calva, en vez del cartón de pecho, cilicio.» que nos muestren las interioridades femeninas
hijos corcobados.»
con tablillas y cartones, conocemos sin embar-
¿Cartones? ¿Tablones? Quevedo en El mun- go con todo detalle cómo eran los chapines .
La Sátira de Tejada, en Poética Silva, critica do por dentro se refiere a ambas cosas a la vez : No sólo existen numerosas ilustraciones de ellos
a uno que consume su hacienda pretendien- en obras anteriores a los años en que se impu-
do «entablillarse la barba como la mujer el pe- «Dígote que nuestros sentidos están en ayunas de lo que so la moda de tapar totalmente los pies, sino
cho». Otros texos se refieren a cartones . En La es mujer y ahítos de lo que parecen. Si las besas te emba- que también se conservan ejemplares auténti-
huerta de juan Fernández, de Tirso de Moli- rras los labios; si la abrazas, aprietas tablillas y abollas car- cos en los museos de Solsona, Barcelona y Gra-
na , una mujer disfrazada de hombre delata su tones; si la acuestas contigo, la mitad dejas debajo de la nada. Existe , además , una abundante docu-
condición al despojarse de sus vestidos: cama en los chapines.» mentación escrita referente a estos calzados .

PATRÓN DE MANTEO
Según el sastre Juan de Alcega. 1580
Era siempre una falda interior que mon-
taba sobre sí misma.

Fig. 59
ROLAN DE MO IS
jtMna de Pemstein de A ragón. c. 1581
PRAGA. GALERfA DE BOHEM IA CENTRAL

Saya entera con mangas de punta.

Fig. 60
Polt~~ena. de Pemstein. c. 1580-1590
PRAGA. GA LERfA DE BOHEMIA CENTRAL

Saya con • mangas redondas• .

97
c. Bernis. L A M o D A EN LA Es p A Ñ A DE FE L 1p E 11

Resumiendo: los chapines se hacían de corcho, «Acompañélas todo el camino trayendo a mi dama de la
cuero y suela; el corcho se disponía en capas mano. Conocido de ella mi cortedad o temor, no sé si con
que podían alcanzar más de un palmo de al- cuidado tropezó del chapín, acudíle los brazos abiertos y
tura; no tenían talón, sino tan sólo unas «Ca- recibila en ellos.»
pelladas» que se abrochaban con cintas sobre
el empeine; el cuero de las capelladas y el que Los chapines, que tan frágiles hacían a las mu-
revestía el corcho se podía decorar con una la- jeres, les servían también como un arma de-
bor repujada, o podía recubrirse con raso o ter- fensiva, y tanto uso hacían de ellos con este
ciopelo; los chapines más lujosos se guarnecían fin que el diccionario de Cobarruvias incluye
con filigrana de oro , esmaltes y joyas; la suela la voz «chapinazo» con la siguiente acepción :
de corcho se reforzaba con «virillas» o cercos
de metal que en los chapines de lujo eran de «el golpe que da la mujer con el chapín, que quando
plata [fig. 17 , 40 , 41]. toman cólera suelen descal~ársele y vengar con él sus
Los chapines permitían a las mujeres aparen- m¡unas.»
tar una altura muy por encima de la que real-
mente tenían. Ello escandalizaba a teólogos y Y del mismo modo que en las obras literarias
moralistas como Trujillo, quien en su Libro lla- se repite el lance de la mujer que se cae del cha-
mado de reprobación de trajes, en 1563, cen- pín , se repite también el de la mujer que se
sura a las mujeres que quieren «enmendar la - Fig. 61 vale de él para agredir a alguien. En la Come-
ANÓNIMO
cantidad de sus cuerpos y la proporción de sus Dama desconocida. c. 1585 dia Vidriana dos mujeres discuten, una ame-
MAD RID. MUSEO DEL PRADO
estaturas con chapines profanos» y «corregir y naza: «si me descalzo el chapín , yo te demos-
a su parescer perfeccionar la hechura de DiÜS». Viste saya con «mangas redondas• y toca traré qué es». Y en La pícara}ustina, de López
de cabos de una fina tela plisada. El cuello
Este autor, sin embargo, reconoce algunas ven- de lechuguilla, por su tamaño, y el pei- de Úbeda, publicada en 1604, la protagonista
nado de rizos que se elevan sobre la frente
tajas a estos calzados, siendo moderados: corresponden a la moda de los años
cuenta cómo se deshace de un importuno :
ochenta. Guarnición de ricas «puntas• en
el cuerpo y las mangas de la saya.
«Enojóme con tales ademanes, que se espantó el valen-
«Son provechosos principalmente por dos causas: la una -
tón mosuándose tan liebre como yo libre ... Al punto bajé
que se sirven de ellos como de coxines y asientos, conve-
la mano para desenvainar un chapín valenciano, más él
nientes, por ser cálidos, a sus complexiones que son frías;
comenzó a huir ... »
la oua, que por ser de tanto embarazo hacen tener más
quietud a muchas de la que tuvieran si zapatos tan sola-
No sería el corcho lo que hacía tan temible el
mente calzaran.»
golpe de chapín, sino las virillas que reforza-
ban la suela. En el Museo Diocesano de Solso-
Los chapines no eran un calzado fácil de lle- na hay unos chapines recubiertos de cuero con
var. En comedias_y novelas se repite el lance una virilla de plomo de varios dedos de ancha
de la dama a la que se le tuerce el chapín, y rodeando el cuero que forra el corcho.
ello es muchas veces pretexto para echarse en Los chapines españoles pasaron a Italia, don-
brazos de su galán. Y así, en esas comedias y de alcanzaron gran aceptación entre las vene-
novelas se repiten frases como éstas : «Caí, el cianas . En otros lugares resultaban extraños .
chapín se me torció» (Lope de Vega, El perse- Cuenta un cronista anónimo que cuando la
guido); «Válgame Dios, descorchóseme el cha- Reina Ana de Austria visitó la villa de Nime-
pín» (Lope de Vega, Huarte de Toledo) ; «Vál- ga, en 15 70, llevaba «chapines muy a la espa-
game Dios, tropecé , el chapín se me torció» ñola, dando bien qué notar a las damas fla-
(Tirso de Molina, El vergonzoso en palacio); Fig. 62 mencas». En 1573, el autor del Diálogo de los
q.Ay, que no es nada, sino que se me torció el ANÓ NIMO
pajes podía escribir:
La Infanta Catalina Micaela. c. 1585
pie en el chapín» (Comedia Florinea, 1554). MONASTER IO DE EL ES CORIAL

En la novela Guzmán de Alfarache, de Mateo Viste saya con • mangas redo ndas» guar- «Dones y chapines y presunción son tres particularida-
Alemán, publicada en 1595 , cuenta el prota- necidas co n • puntas». El cuello de lechu- des de España y más de Castilla que de algunas otras
gu illa tapa ya las o rejas, la copa de la gorra
gonista: se ha elevado. provrnc1as.»

98
c. Bernis. LA M o D A EN L A Es p A Ñ A D E FE L 1p E 11

Fig. 64
Fig. 65
Fig. 63
BLAS DE PRADO POURBUS
$ANCHEZ COELLO
Ana de Austria. 1571 La Infanta Isabel Clara Eugenia. 1583 La Infanta Isabel Clara Eugenia. 1599
[cat. 12. Detalle] D etalle Detalle
TOLEDO. MUSEO DE SANTA CRUZ MADRID. MONASTERIO DE LAS DESCALZAS REALES
VIENA. KUNSTHISTORISCHES MUSEUM

Figs. 63, 64, 65


LOS CUELLOS DE LECHUGUILLA A través de estos tres ejemplos fechados se
o parcialmente. Esta modalidad se representa
puede seguir lá evolución del peinado en retratos fechados en los años ochenta [cat.
complementado con un adorno de orfe-
Los cuellos femeninos siguieron una evolución brería, en el sentido de elevar y apuntar la 28, 29; fig . 59 , 60 , 64] . La fase final corres-
parecida a la de los masculinos. Al mediar el silueta de la cabeza cada vez más. Parale- ponde a los grandes cuellos en forma de pla-
lamente sigue aumentando el cuello de
siglo, las lechuguillas no rozaban las orejas [cat. lechuguilla. to ; éstos se pueden documentar por primera
16; fig . 47, 58] ; ames de 1560 habían subido vez hacia 1590. Su aparición coincide con toda
ya hasta tocarlas todo a lo largo de sus bordes la serie de pequeños cambios, ya señalados,
(cat. 14; fig. 49] . En esta forma, subidos por que se producen en el traje de ambos sexos por
detrás pero sin sobrepasar las orejas , se man- esos años [fig . 69, 84 J. En los retratos de hacia
tuvieron durante las décadas de los sesenta y 1600, los cuellos femeninos , a diferencia de los
de los setenta. Por esos años , la tira de lienzo masculinos , van montados sobre una arande-
o de holanda con que estaban hechos se había la de plata con pinjantes [fig. 70, 72 ]. Estos
ensanchado un poco más y estaba bordeada por retratos hacen inteligible una escena de Los
un encaje [cat. 5, 6, 9, 12 , 39; fig. 75] . La si- pleitos de Inglaterra, escrita por Lope de Vega
guiente modificación que sufrieron estos cue- en 1603, en la que un enamorado conde aco-
llos consistió en subirlos aún más por detrás, mete la difícil operación de abrazar a la reina,
de modo que tapaban totalmente la nuca y re- llevando ambos , según se deduce del te>n:o,
basaban en altura el borde superior de las ore- grandes cuellos ; el del conde decorado con
jas; el rostro quedaba como más hundido que pumas de encaje , el de la reina con una aran-
ames dentro de ellos y las orej as tapadas total dela de plata. Lope anota: «El conde quiere

99
C. Bernis. LA M o DA EN LA Es p A Ñ A DE FE L 1p E 11

abrazarla y trábase la lechuguilla de la reina los ejemplos citados se puede seguir su evolu-
en las puntas de un cuello que tendrá el con- ción desde los pequeños puños de los años cin-
de».-Dice la reina: «La arandela a las puntas cuenta a los más rizados y ostentosos de los de
se ha trabado de tu cuello.» Desengancharse las décadas que siguen, hasta que hacia 1590,
es difícil, el rey los sorprende , pero al conde coincidiendo con la aparición de los grandes
se le ocurre una explicación no del todo mala: cuellos en forma de plato , los puños toman la
forma de una rueda de encaje .
«Una araña le subía
· por el rosrro, fui a qui talla .. . TOCADOS Y PEINADOS
por el hueco de las puntas
del cuello, se enuó la plata Tocados y peinados merecen especial atención
de la arandela.» pues, dentro del inmovilismo que caracterizó
a la moda española, fueron las partes del ves-
Cada país dio su versión particular de los cue- tido femenino que sufrieron cambios más no-
llos. Los típicamente españoles, muy subidos, torios.
tapaban totalmente el cogote y no tenían aber- Los tocados femeninos representados en los re-
tura aparente delante. No obstante, existen al- tratos de Corte son invariablemente tocas, go-
gunos retratos de mujeres con lechuguillas rras o adornos de cabeza con joyas. Las tocas
abiertas delante al estilo flamenco [cat. 3, 39; las usaban sólo las mujeres casadas . La gorra
fig. 56], o con cuellos que dejan al descubier- era un tocado esencialmente aristocrático.
to la garganta, al estilo italiano [fig. 52 , 53] . Antes de mediar el siglo, el peinado caracte-
Paralelamente al crecimiento de los cuellos, se rístico de la moda española era el que dispo-
produjeron cambios en los puños . A través de Fig. 67 nía el pelo tapando las orejas de modo que
La Infanta Isabel Clara Eugenia. c. 1585-1590
PARÍS. EMBAJADA DE ESPAÑA
quedaba rizado y abultado a ambos lados de
la cabeza. Las tocas con sendas hinchazones a
Saya con «mangas redondas• . El adorno
de cabeza, después de haberse elevado, los lados que se acoplaban a este peinado se
tiende a apuntarse.
llamaban «tocas de papos» [fig . 42). El peina-
do descrito es aludido repetidas veces en los
textos contemporáneos con la expresión «lados
de cabellos encrespados» o «lados de cabellos»
simplemente. En algunos retratos de Antonio
Moro pintados durante su estancia en España
y Portugal en los años 1550 a 1552, los «lados
de cabellos» cubren todavía las orejas [fig. 43,
44], pero en otros retratos del mismo Moro de
esos mismos años tenemos ya los primeros
ejemplos del peinado que va a privar en la dé-
cada de los cincuenta: los «lados encrespados»
que antes tapaban las orejas suben y se con-
vierten en dos moñetes altos y rizados [cat. 16;
figs . 45, 47 y 49]. Fuera del círculo cortesano
la toca de papos se mantuvo algunos años más.
Fig. 66 Al mediar el siglo, había aparecido ya la lla-
Catalina Micaela, Duquesa de Sabaya
BRUSELAS. MUSÉES ROYAUX DES BEAUX-ARTS
mada «toca de cabos», que iba a ser el tocado
más genuinamente español durante un perío-
Saya entera con mangas de punta. Gorra
alta • aderezada• . do de unos setenta años. Estas tocas, tupidas
o transparentes, cubrían la cabeza y la parte
posterior del cuello, cayendo sobre el pecho en
dos puntas o «cabos» que se unían con un jo-

100
C. Bern is. LA M o DA EN L A Es p A Ñ A DE FE L 1p E 11

Fig. 68
La Condesa de Miranda . c. 1590
MADRID. COLECCIÓN DUQUES DE ALBA

Peinado con copete. Lleva una galera de


la que sólo se ve el cuello bordeado de
«abanillos».

Fig. 70
PANTOJA DE LA CRUZ
La Infanta Isabel Clara Eugenia. 1599
MUNICH. COLECCIONES PICTÓRICAS DEL ESTADO
DE BAVIERA

Sayas con • mangas redondas• y • puntas•,


gran cuello con arandela, peinado con co-
pete y tocado apuntado adornado con
joyas y plumas.

Fig. 69
PANTOJA DE LA CRUZ
Ma1ia Luisa de Aragón. 1593
PRAGA. GALERÍA DE BOHEM IA CENTRAL

Peinado con copete. El cuello de lechu gui-


Ua toma por estos ai'ios la fo rma de un
gran plato.
Fig. 71
Catalina MicaeiLI, Duquesa de Sabaya. c. 1590-1597
CASTELLO DI RACCONIGI

Lleva el mismo peinado de alto copete


apuntado que en su retrato conocido
como La dama del anniJlo. Gran lechu-
guilla con arandela, semejante a la de su
hermana en el retrato fechado en 1599
(fig. 70).

101
C. Bernis. LA M o DA EN LA Es p ANA DE F EL 1p E 11

Fig. 73
ANÓNIMO
Retrato de dama. c. 1600
Miniatura
MADRID. COLECCIÓN DEL MARQUJOS DE SANTILLANA

Peinado con alto copete en el que se ha


exagerado al máximo la tendencia a elevar
y a apuntar la silueta de la cabeza. Gran
cuello de lechuguilla con arandela.

Fig. 74
Catalina Micaela, Duquesa de Sabaya. c. 1590-1597
LONDRES. TRAFALGAR GALLERIES

Después de su matrimonio con el Duqu e


de Saboya y de su marcha a Itaüa, la In-
fa nta Cataüna Micaela continuó vistiendo
a la moda española, tal como aparece en
este retrato . La influencia iraüana se nota
en los puños, según un modelo que en Es-
paña no se introduj o hasta el reinado de
Feüpe IV. El dibujo de la tela repite moti-
vos que se encuentran en retratos de su
hermana Isabel C lara Eugenia (car. 29,
y fig. 70) .

102
C. Bernis. L A M o D A E N L A E s p A Ñ A D E F E L 1p E 11

Fig. 72 Fig. 75
POURBUS PANTOJA DE LA CRUZ
l a Infanta Isabel Clara Eugenia. 1599 la Reina Margarita de Austria. 1606
MA DRID. MONASTER IO DE LAS DESCALZAS REALES MADRID. MUSEO DEL PRADO

Viste basquiña, jubón y encima una Viste saya entera con mangas de punta y
• ropa• con • mangas redondas • por cuyas gorra. Es novedad el modo de llevar do-
aberturas asoman las del jubón. La ropa bladas las bocas de las mangas. El cuello
conserva los «bebederos• pero ha cam- de lechuguilla ha prescindido de la aran-
biado de corte respecto a las que se esti- dela y sube aún más por detrás, sobrepa-
laban anteriormente. (Co mpárese con sando la altura de la cabeza.
los patrones del sastre Rocha Burguen,
de 1618, algo diferentes de los patrones de
Juan de Alcega de 1580). Gran cuello
de lechuguilla con arandela y alto copete
según la moda en torno a 1600.

103
C. Bernis. L A M o o A EN L A Es p A Ñ A oE F EL 1p E 11

chas; las beatillas que cita este autor, como los . rezada>> con joyas y plumas. Uno de ellos, un
velos, los velillos y las espumillas, aparecen en retrato de Isabel de Valois, tiene el interés de
los textos como nombres de telas y como nom- estar descrito en uno de los inventarios que se
bres de tocas. hicieron a la muerte de Felipe II:
Aunque la toca de cabos es la que se repite a
partir de ahora una y otra vez en los retratos «Otro retrato en lienzo, al olio, de medio cuerpo de la Reyna
de Corte, las tocas tradicionales que tapaban Isabel nuestra señora, con saya negra con puntas con cin-
cabeza y cuello siguieron en uso [fig. 33J. tas coloradas, y gorra adere~ada, y una marta en las ma-
Un ejemplo de cómo el traje de un retrato pue- nos, asida de ella una cadenilla de oro. » (Pinturas que re-
de delatar una falsificación tenemos en el tan- sultan de la Quema de Antonio Boto) [car. 6.]
tas veces reproducido de la princesa de Éboli ,
que algunos autores como Camón Aznar han En los años setenta, tal vez coincidiendo con
llegado incluso a atribuírselo a Sánchez Coe- la llegada de Ana de Austria , cuarta esposa de
llo . El falsificador se ha inspirado en retratos Felipe II, el año 1570, aparece un peinado
de la época, pero ha convertido los extremos (nuevo en España, pero no en otros países ·en
de una toca de cabos en una prenda indepen- los que se venía ya estilando desde hacía al-
Fig. 76 diente que sólo cubre los hombros. A esta in- gún tiempo) que disponía el pelo formando
BARTOLOMEO GRASSI ROMANO
Estampa de la obra congruencia, pues no existía tal prenda, se pue- dos arcos que convergían en ángulo sobre la
Dei veri ritratti degli habiti di tute le parti del mondo
Roma. Edición de 1585 de añadir que ni el alto peinado ni el gran cue- frente . Presentaba algunas pequeñas variantes
llo que lleva la retratada habían aparecido según el pelo quedase liso o rizado y según los
La • ropa» suelta, despegada del cuerpo,
sin cosrura en la cintura, abiena por de- todavía cuando esta princesa muere, ni tam- arcos fueran más o menos pronunciados [cat.
lante, con las abenuras o «bebederos » en
la parre superior de los delanteros fue el poco cuando muere Sánchez Coello. 8, 11 , 12, 13 , 16, 39).
traje de encima más generalizado entre las En los retratos de Corte de los años sesenta, Algo antes de 1580, había aparecido ya un pei-
mujeres de distintas categorías sociales.
Sombreros de copa alta, adornados con los moñetes han desaparecido; el pelo , riza- nado compuesto por numerosos rizos ensorti-
plumas.
do, se lleva peinado hacia atrás [cat. 3J. En es- jados que iba a acabar por desplazar al peina-
tos retratos tenemos algunos ejemplos de lago- do de los arcos [cat. 27; fig . 57].
yel. Presentaba dos modalidades, una que de- rra femenina de copa baja y redondeada, «ade- En los años ochenta, se inicia la tendencia, que
jaba al descubierto la frente [cat. 9, 14, 16, se acentuará en lo sucesivo, a alargar la silueta.
43; fig . 45, 47, 61) y otra que avanzaba en El pelo se levantaba sobre la frente en la mitad
onda sobre ella, con un rehundimiento en su anterior de la cabeza; la mitad posterior se cu-
parte superior [fig. 46, 43 y 49). Las había que bría con una gorra, una toca o una diadema de
tapaban los dos moñetes laterales y otras que orfebrería. Este peinado presentaba dos varian-
no ; las orejas, por primera vez después de un tes según el pelo se dispusiera en rizos o se de-
siglo, quedaban al descubierto. En una época jase liso. La elevación de los peinados fue acom-
en que se tendía a ocultar lo más posible el pañada por la elevación de los tocados. La copa
cuerpo femenino , esta novedad no gustó amo- de las gorras se hizo más alta y más estrecha,
ralistas como Antonio de Torquemada, quien las diademas de joyas , que antes bordeaban la
escribe en sus Coloquios satíricos, refiriéndo- cabeza acoplándose a su forma, ahora se levan-
se a las mujeres , en 1553: tan más por su parte superior que por los lados
y sobresalen por encima del pelo formando un
arco [cat. 28, 29; fig . 63, 64).
«aborrezco sus cabellos encrespados, sus beatillas y trapi-
En una siguiente fase, los peinados se hacen
llos por desdén echados tras las orejas conque piensan que
algo más altos que los anteriores y presentan
parecen más hermosas .~
a veces la novedad de disponer el pelo, fuera
liso o ensortijado, en capas superpuestas. El
Fig. 77
La beatilla, según Covarrubias, era «cierta tela Estatua orante de la Condesa de Niebla. 1607 adorno de cabeza correspondiente a este pei-
SANLÚCAR DE BARRAMEDA. IGLES IA DE SANTO DOMINGO
de lino con que se hacen las tocas». Las tocas, nado, en lugar de terminar en arco terminaba
como en el texto de Torquemada, recibían a Se cubre con el gran manto que usaban las en punta; estas novedades debieron aparecer
mujeres para salir a la caUe, con un doblez
veces el nombre de la tela con que estaban he- en la espalda para que no arrastrase. muy poco antes de 1590 [fig . 67).

104
C. Bernis. LA M o DA EN L A Es p A Ñ A DE FE L 1p E 11

Figs. 82 y 83
Ejecutorias de hidalguía. c. 1580
Miniatura
JEREZ DE LA FRONTERA. COLECCIÓN PARTICULAR

Las mujeres visten saboyanas . En la fig. 82


los hombres llevan cueras, calzas y gorras
altas.

Al comenzar la década de los noventa, coinci- En el tránsito del siglo XVI al XVII, el copete
diendo con la aparición de los grandes cuellos era el peinado que distinguía a las damas ves-
en forma de plato y con las otras novedades tidas a lo cortesano. En las comedias de Lo pe
que ya he señalado en el traje de ambos sexos, de Vega escritas por esos años, aludir al cope-
los peinados se elevan aun más , formando un te es suficiente para expresar la condición so-
gran promontorio de rizos ensortijados que se cial de una dama. Ejemplos :
levantaba sobre la frente. Este promontorio era «El Comendador de Ocaña
el copete. Los textos de la época nos descubren servirá dama de estima,
que las mujeres no sólo recurrían a cabellos no con sayuelo de grana
postizos, sino también a un soporte de alam- ni con saya de palmilla,
bre llamado jaulilla. copete traerá rizado ,
gorguera de holanda fina.»
(Peribáñez y el Comendador de Ocaña}
«Guantes adobados
a usanza de corte
nzos y copetes,
donaires y dones. »
(El cuerdo en su casa)
«Corales, aguamarinas,
arracadas y patenas,
copete a lo cortesano.»
Fig. 84
PEDRO DE LA CUAD RA (Be/ardo el furioso)
Esta.tua orante
de una de las mujeres de Simón Rui:z. c. 1600
MED INA DEL CAM PO. H OS PIT AL
Los altos copetes de los años noventa primero
terminaban en línea horizontal como los pei-
Lleva saboya na sobre la basquiúa, manto,
toca de cabos y peinado con copete. nados altos que los habían precedido [fig. 69] ,

105
C. Bernis. LA M o o A EN LA Es p A Ñ A oE FE L 1p E 11

pero después se estrecharon de los lados y ochenta sobresalía primero en arco y después «Y entra rodas Isabela
se redondearon en la parte superior. Esta en punta, fue sustituida por un tocado cónico airo el rizado cabello
tendencia al apuntamiento de la silueta de muy puntiagudo, guarnecido con joyas, vidrios que adornaba y guarnecía
la cabeza se manifestó simultáneamente en los y plumas. Este tocado es aludido como un to- un tocado a la española
tocados . La copa de las gorras se hizo tan es- cado típicamente español (lo cual se confir- de vidrios y argen te rías
trecha y alta que semejaba un tubo enjoyado ma también en otros documentos) en una co- con mil garzotas y airones. »
puestosobrelacabeza[fig. 65, 70, 71 , 81 , 84] . media de Lope de Vega escrita entre 1593 y
La diadema de orfebrería que en los años 1602 : (La difunta pleiteada)

Fi g. 78 Fig. 79
SÁNCHEZ COELLO SOFON ISBA ANGUJSSO LA
Ana de Austria. c. 1570 [Trad icionalmente atrib uído a Sfochcz Coello]
Detalle La Infanta Catalina Micaela. c. 1585
MADRID. MUSEO LÁZARO GALDIANO Detalle
(cat. 11] MADRID. MUSEO DEL PRAD O
(cat. 28]

106
C. Bernis. L A M o D A EN L A Es p A Ñ A DE FE L 1p E 11

Fig. 80 Fig. 81
SÁNCHEZ COELLO PANTOJA DE LA CRUZ
La Infanta Isabel Clara Eugenia con Magdalena Ruiz La Reina Margarita de Austria. 1606
c. 1585-1590 Detalle
Detalle MADRID. MUSEO DEL PRADO
MADRID. MUSEO DEL PRADO
[cat. 29]

Peinado alto , penachos, plumas de garzas , jo- Figs. 78, 79 1 SO, 81


«Tocáronla en almirante
Comparando estos retratos se puede apre-
yas y vidrios se repiten en numerosos retratos ciar cómo las gorras se transforman en el tan alto que pareáa
sentido de elevar cada vez más la copa. Pa-
de damas españolas de hacia 1600 . ralelamente aumenta el tamaño de las le- el copete un campanario. ~
La exageración que alcanzaron algunos cope- chuguillas.

tes, como el de la dama de un retrato propie- En mi artículo <1:La dama del armiño y la moda.
dad del Marqués de Santillana [fig. 73 ] expli- Datos para su atribución y su fechación», Ar-
ca las críticas y burlas que suscitaron. La co- chivo Español de Arte, 1986, dejo constancia
media de autor anónimo Los novios de de la abundante documentación en que se basa
Hornachuelas dedica toda una escena a ridi- esta exposición cronológica de los cambios su-
culizar el tocado de la novia, tan alto que no fridos por peinados y tocados. La moda apor-
cabía por la puerta de la ermita: ta pruebas suficientes de que este famoso re-

107
C. Bernis. LA Mo D A E ' L A Es p A Ñ A D E FE L 1p E 11

trato no es de El Greco. Representa a la Infan-


ta Catalina Micaela, exactamente con los mis-
mos rasgos que en el retrato del Museo del Pra-
do tradicionalmente atribuido a Sánchez Coe-
llo [cat. 28]. Recientemente, Maria Kusche,
con gran acierto, atribuye ambos retratos
a Sofonisba Anguissola. A su favor están, ade-
más de las razones de estilo , el hecho de que
entre los múltiples retratos que existen de esta
Infanta, estos dos son los únicos exactamente
iguales . Por estar picada de viruelas cada pin-
tor la favorecía de un modo diferente y en con-
secuencia sus retratos se parecen menos entre
sí que los de su hermana , Isabel Clara Euge-
nia. Dadas las entrañables relaciones que exis-
tieron entre la pintora y las hijas de Isabel de
Valois, y viviendo Sofonisba en Génova en los
años en que se pintó La dama del armiño,
cuando Catalina Micaela residía en Saboya,
nada tiene de extraño que la visitase y la re-
tratase .

Fig. 85
Niño j esús. c. 1610
BARCELONA. COLECCIÓN BATLLÓ

Viste vaquero abrochado con alam ares.

108
C. Bernis. L A M o o A EN L A Es p A Ñ A oE F EL 1p E 11

Fig. 86
SANCHEZ COELLO
Los Infantes Don Diego y Don Felipe. c. 1580
LONDRES. COLECCIÓ N PARTICULAR

Visten ropillas con «mangas de casaca• .

LOS TRAJES INFANTILES (Revista de Dialectología y Tradiciones Popu-


lares, 1988).
Los pequeños infantes de la Casa de Austria Juan de Alcega no incluye el vaquero en su li-
retratados por Sánchez Coello, Pantoja de la bro de 1580, pero sí Rocha Burguen en el suyo
Cruz y Bartolomé González, aparecen ante de 1618 . Este sastre da los patrones de un va-
nuestros ojos con los mismos ademanes y la quero de mujer y de dos vaqueros para niño
misma figura rígida y envarada que los adul- o niña , todos ellos exactamente de la misma
tos. Aunque aparentemente estos infantitos e forma. La correspondencia de estos patrones
infantitas van vestidos como si fueran perso- con los vaqueros infantiles de los retratos de
nas mayores , hubo un traje infantil con carac- los hijos de Felipe lI y Felipe III es perfecta.
terísticas propias. Dentro de esta serie de retratos tiene especial
El traje propio de niños y niñas fue el vaque- interés el que hizo Bartolomé González en
ro , un traje ajustado, abrochado delante con 1612, de los tres hijos menores del Rey [fig.
PATRÓ N PARA UN VA Q UERO DE NIÑO alamares , con mangas tubulares aplastadas que 87], pues disponemos del cuadro y de la des-
Según el sastre Rocha Burguen. 1618 colgaban de los hombros [cat. 21 , 24 y 26] . cripción que de él se hace en la memoria de
Tiene dos pares de mangas, unas para cu-
brir los brazos; las otras, tubulares y aplas-
Hubo también un vaquero de hombre para los retratos que el pintor hizo para la Corte:
tadas, quedaban colgando de los hombros. vestir en fiestas de toros y juegos de cañas , y
un vaquero de mujer cuyo uso se reservaba para «Mas otros tres retratos originales de los Serenísimos in-
las actividades, como la caza , que exigían una fames D. Femando, doña Margarita y D. Alonso ... vesci-
cierta libertad de movimiento. Sobre el vaque- dos de rabí de plata eón sus guarniciones de caracolillos
ro de mujer y el origen turco de esta prenda y puncillas de piara; el infante D. Fernando con su ba-
he tratado ya en mi artículo «El traje de la Du- quero guarnecido con alamares, y el infame D. Alonso
quesa cazadora tal como lo vio Don Quijote» en su carretón con su babador de randas ysus dijes de oro ...

109
C. Bernis. LA M o DA EN LA Es p ANA DE FE L 1p E 11

Fig. 87
Los Infantes Femando, Alonso y Margarita. 1612
VIENA. KUNSTHISTORISCHES MUSEUM

Fernando lleva vaquero abrochado con


alamares; Margarita viste saya entera con
mangas de punta igual a las de las mujeres
adultas.

vestidos en la forma que estuvieron el día de las Capitu- Otro ejemplo en el que podemos cotejar el cua- sas mangas de punta de las sayas por las más
laciones de la reina de Francia.» dro original con una descripción contemporá- llevaderas mangas de casaca. Hay retratos de
nea es el retrato de dos hijos de Felipe III pin- infantitas de tres años con sus sayas enteras,
Escultores y pintores , por esos años, represen- tado por Pantoja de la Cruz en 1607 y descri- verdugados, cartón de pecho y cuellos de le-
taban al Niño Jesús vestido con vaquero [fig. to en las cuentas que presentó el pintor a la chuguilla, vestidas totalmente como mujeres
85]. Las mangas tubulares y aplastadas de los Reina Margarita [cat. 23]: en miniatura. La Infanta Ana, retratada por
vaqueros, al estilo turco , se llamaban «man- Pantoj a de la Cruz en 1604, a la edad de tres
gas de casaca», _pues fue en la prenda de este (dos retratos de sus altezas Prín~ipe I eI Ynfanta doña Mar- años, lleva una valona , entonces novedad re-
nombre donde hicieron su aparición, reinan- garita, el Prín~ipe dentro de un carretón y su Alte~a asi- ciente. Aunque no tan engorrosa como la le-
do todavía Carlos V. Las mangas de casaca per- dos de las manos, vestido de fraile y su Alte~a de tela rri- chuguilla tampoco era .muy apropiada para una
sistieron en el traje de los infantes niños una ca con mangas de casaca y joyas. » (Archivo de Palacio) criatura de tan corta edad, pues iba almido-
vez que dejaron el vaquero para vestir igual nada y montada en una armadura de alambre
que los adultos; y esto podía ocurrir ya a la Pero no siempre a estas pequeñas infantitas se a la que se sujetaba con un sinfín de alfileres
edad de siete años [cat. 22 , 27; fig. 86]. les hacía la concesión de sustituir las engorro- [fig. 88].

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C. Bernis. LA M o DA EN LA Es p A Ñ A DE F EL 1p E 11

Fig. 88
PANTOJA DE LA CRUZ
La Infanta Ana de Attstria a la edad de tres años. 1604
VIENA. KUNSTHISTORISCHES MUSEUM

Viste saya entera con mangas de punta


como las mujeres adultas. El cuello de le-
chuguilla ha sido sustituído por una valona
colocada sobre un soporte de alambre.

111
LA PINTURA RELIGIOSA
EN ALONSO SÁNCHEZ COELLO

POR

Fernando Benito Doménech


ON frecuencia al co- nombre- recibió diversos encargos de tipo re-
mentar la produc- ligioso que tendría que aceptar por tratarse se-
ción de Alonso Sán- guramente de compromisos ineludibles . Estos
chez Coello apenas trabajos fundamentalmente fueron el retablo
suele repararse en sus de Colmenar Viejo encargado por Don Tello
obras de temática re- Gómez Girón , Gobernador del Arzobispado
ligiosa. Es evidente de Toledo, y el retablo de El Espinar por me-
que la fama que el diación de Don Diego de Covarrubias y Ley-
pintor obtuvo como retratista, comentada des- va , Presidente del Consejo Real. También hay
de antiguo y corroborada por la enorme canti- noticia de que pintó el retablo de la desapare-
dad de retratos que hizo, además de justifica- cida Iglesia de San Juan en Madrid. Por lo de-
da por la calidad soberana de muchos de ellos, más , son bien conocidos los cuadros de altar
sin duda llegó a ensombrecer su memoria como realizados para la Basílica de El Escorial por en-
pintor religioso. De ahí que esta faceta de su cargo de Felipe II. A ellos hay que sumar otras
arte haya sido tratada con cierta indiferencia pocas obras de diverso momento, generalmen-
e incluso, en ocasiones, con injusto desdén. te hechas para el Rey, constituyendo todo ello
Los trabajos religiosos de Sánchez Coello fue- el capítulo de la producción religiosa del pin-
ron calificados por Mayer como «secos de eje- tor , objeto del presente análisis.
cución» 1 • El Marqués de Lozoya con no mu- En los grandes conjuntos retablísticos de Col-
chas más palabras los definía como «obra de menar Viejo y de El Espinar la participación
un manierista frío y correcto» 2 • Lafuente Fe- del artista no fue absoluta , pues se valió de
rrari comentaba que «si sólo conociéramos de oficiales para su ejecución y su calidad con-
él los cuadros de altar, el pintor no ocuparía trasta con la de los retablos de El Escorial ,
en la historia del arte español un lugar tan dis- mucho más apurados y en no pocos casos fir-
tinguido» -y añadía- «como pintor religio- mados de modo bien visible. Las fechas en que
so Coello demuestra no haberse librado del realizó todas estas pinturas son en buena par-
manierismo dibujístico ni del convencionalis- te coincidentes y es lógico que el pintor pusie-
mo romanista» 3 . Tampoco Angulo , que por ra mayor empeño en los encargos reales asu-
otra parte se ocupó cumplidamente del pin- miéndolos personalmente , y se valiera de ofi-
tor, se detuvo a analizar con detalle su pintu- ciales y ayudantes para las obras de menor
ra religiosa al considerar, con razón, que sólo compromiso . Procede por tanto hacer un bre-
fue figura de primer orden como retratista 4 . ve repaso a estos trabajos de Sánchez Coello
Estos juicios son los que han venido prevale- atendiendo a la problemática que plantean en
ciendo y los que con más o menos variantes cada caso para así mejor conocer su valor y sig-
en esencia repiten referencias posteriores 5 . nificación.
No obstante, vale la pena fijar la atención en Una Virgen de la Antigua, copia del famoso
la producción religiosa del pintor para reparar cuadro de la Catedral de Sevilla y supuesta-
en algunos aspectos que en ella suelen pasar mente de 1564, que en tiempo de Poleró se
inadvertidos y resaltar valores generalmente hallaba en El Escorial como obra de Sánchez
poco apreciados que indudablemente ayudan Coello 6 , por dudosa, podría ser arriesgado in-
a una mejor definición de la capacidad creati- cluirla en este apartado. En su marco figuraba
va de Sánchez Coello y al conocimiento de la siguiente inscripción: «Esta imagen mandó
cuanto pudo ver y aprovechar de otros artistas. sacar al natural de la imagen de Nuestra Se-
Considerando la carrera del pintor, hay que re- ñora de la Antigua de Sevilla el muy ilustre
conocer que su producción religiosa no es pre- señor D. Francisco Chacon , Señor de las villas
cisamente abundante y se centra especialmente de Casarrubios y de Arroyo de los Molinos,
en sus años maduros, entre 1574 y 1585, en siendo asistente de dicha ciudad, año 1564».
los que saliéndose de su habitual labor de re- Pero se desconoce la base documental que sus-
tratista - y sin duda a causa de su buen tentaría la relación de este cuadro con nuestro

114
F. Benito. s Á Ne H E z e o EL Lo . p 1N T u R A R EL 1G 1os A

pintor al que en tal caso habrí¡¡. que suponerle to, por un lado se sabe que en 11 de noviem-
un ignorado viaje a la capital hispalense para bre de 1566 Don Tello Gómez Girón, Gober-
obtener dicha copia «del natural», es decir, di- nador del Arzobispado de Toledo , había
rectamente . Quizá se trate de una mera atri- encargado su pintura y dorado a Rodrigo de
bución antigua sin más valor. Vivar y Hernando de Ávila, y que en 3 de di-
Bien documentada está sin embargo otra co- ciembre siguiente éstos otorgaron un poder a
pia que hizo antes de 1566 de un Noli me tan- Jerónimo Rodríguez para que concertara las
gere de Tiziano que, arruinado en casi su to- condiciones para su ejecución . Curiosamente ,
talidad, fue cortado en dicho año preserván- de otro lado, en 6 de diciembre de 1566 el mis-
dose el fragmento correspondiente al busto de mo Don Tello Gómez Girón también confia-
Cristo que hoy guarda el Prado 7 _ La copia de ba a Sánchez Coello y Diego de Urbina la eje-
Sánchez Coello , conservada en el claustro alto cución del retablo revocando - según expre-
de El Escorial, se hizo por deseo del Rey para saba en carta- «qualquier otra provision que
guardar memoria del original del maestro de ayamos dado a qualquier otra persona antes
Cadore antes de su mutilación 8 y conviene ci- désta>>, dando a entender que hubo concerta-
tarla porque con frecuencia ha servido para ar- ción anterior. Ello debió producir algún con-
gumentar la influencia tizianesca en Sánchez flicto que se resolvería mediante acuerdo que
RETABLO MAYOR Coello, influencia que como se verá no fue pre- permitiera trabajar juntos a Hernando de Ávi-
IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
COLMENAR VIEJO. MADRID
cisamente una constante en las demás obras re- la, contratado primero , y Sánchez Coello , con-
ligiosas conocidas del pintor [cat. 46 y 47] . tratado después . De hecho, éstos son los artis-
Dejando de lado ambos cuadros, copias lite- tas que entre 15 74 y 15 79 figuraban realizan-
rales de originales tan concretos como dispa- do el retablo y ambos volvían a figurar
res, hay que fijar la atención en sus dos gran- otorgando poderes en 1579 al pintor Santos Pe-
des encargos como pintor religioso antes de su driel (o Pedrill) para que cobrara en su nom-
participación en los altares de El Escorial : nos bre por la pintura «que estamos haciendo» 10 ;
referimos al retablo de Colmenar Viejo, y al en 1583 volvían éstos a dar otro poder al mis-
de la Parroquia de San Eutropio en El Espi- mo Pedriel para recibir ciertas cantidades para
nar, obras de problemática atribución ya que terminar la obra, probablemente acabada ese
en ambas intervendrían otros pintores , pero en año. Sobre estos tres nombres , Coello , Urbi-
cualquier caso reveladoras de su forma de tra- na y Pedriel , podría haber recaído la respon-
bajo en encargos de cierta envergadura ajenos sabilidad final de las pinturas cuya paternidad
l Mayee, A. L. Histon'a de la pintttra española, Madrid , 1942 , a la Corte. efectiva sólo podrá ser confirmada cuando pue-
p. 240.
El retablo mayor de la Iglesia de Nuestra Se- dan estudiarse sin las dificultades que motiva
2 Lozoya, Marqués de , Histon'a del Arte Hispánico, Barcelona,
1940 , t. IJJ , p. 503 . ñora de la Asunción en Colmenar Viejo, ha- su elevada ubicación. Breuer ha querido ver
3 Lafuente Ferrari, E. , Breve histon'a de la pintttra española, Ma- bía sido labrado por Francisco Giralte y tam- el pincel de Sánchez Coello en las tres tablas
drid , 1953, p. 200.
bién por Juan de Linares y Juan de Tovar 9. de la calle izquierda -Anunciación, Naci-
4 Ang ulo lñíguez. D ., Pintttra del Renacimiento. Vol. XII de
Ars Hispam'ae, Madrid , 1954, p . 305. Sus seis tablas pintadas se distribuyen en dos miento y Epifanía- en colaboración con Her-
5 Breuer, S., Alonso Sánchez Coello. Munich, Ludwig Ma.ximi- calles, verticalmente dispuestas entre sus tres nando de Ávila y Diego de Urbina u, atribu-
lians Universtiits , 1984 (con bibliografía anterior).
cuerpos de abundante talla, figurando en ellas ción que rechaza T . de Antonio quien dice re-
6 Poleró, V., Catálogo de los cttadros del Real Monasten'o de
E/Escorial, Madrid, 1857, p. 101 , n . 0 395. los siguientes pasajes: Anunciación, Visitación , conocer el estilo de Urbina en la Anunciación,
7 Catálogo Prado, n . 0 442. Nacimiento, Epifanía, Presentación de j esús en cuya composición a su vez halla relacionable
8 Beroqui, P., Tizr'ano en el Mmeo del Prado, Madrid , 1927, con un grabado de Mario Cataro y con mode-
el templo y Jesús entre los doctores. Para la
p. 128.
autoría de estas pinturas constantemente se ba- los de Luca Cambiaso 12 _
9 Cf. Antonio Sáez. T. de, Pintttra espatiola del último tercio
del siglo XVI en Madnd: }ttan Femández de Navarrete, Lttis rajan los nombres que la documentación del Del otro gran conjunto retablístico antes alu-
de Carvajal y Diego de Urbina. Tesis docroral. Universidad
Complutense de Madrid. Madrid , 1987, vol.11 , pp . 624 -632. retablo menciona: Sánchez Coello, Diego de dido, el de la Iglesia de San Eutropio en la lo-
10 Sobre Santos Pedrill , cf. Collar de Cáceres, F., Pintttra en la Urbina, Hernando de Ávila, Rodrigo de Vi- calidad de El Espinar (Segovia), tampoco fal -
antigua diócesis de Segovr'a 1500-1631. Segovia, 1989, p. 218
y SS. var yJerónimo Rodríguez , pero no parece que tan noticias. Por Ceán Bermúdez se sabe que
11 Breuer, ob. cit., pp. 271-274. se debiera a tantas manos si se confronta la do- la carpintería de este retablo, obra también del
12 Antonio Sáez. T. de , ob. cit., pp . 633-634. cumentación que sobre él se conoce. En efec- escultor Francisco Giralte , estaba concluida en

115
F. Benito. s Á Ne HE z e o EL Lo . p 1N Tu R A RE L 1G1 os A

1573 y que mediante liC:encia del Obispo de ridades y vecinos de El Espinar 14 : en los pe-
Segovia Don Diego de Covarrubias y Leyva, destales, dos Cenas, una con la institución de
Presidente del Consejo Real, se concertó su do- la Eucaristía y otra con la del Cordero Pascual;
rado y pintura con Alonso Sánchez Coello. La respectivamente sobre éstas, en cada uno de
firma del contrato tuvo lugar el 4 de febrero los tableros del primer cuerpo , el Nacimiento
de 1574. Los asuntos a pintar le serían dicta- y la Epifanía; en el segundo cuerpo, la Circun-
dos al artista por los propios del lugar y se le cisión y la Resurrecáón; en el tercero, la As-
encargaba asimismo un gran telón de sarga censión y la Pentecostés; en lo alto , flanquean-
-sin mencionar temas- que sirviera para cu- do el grupo escultórico del Calvario , Cristo con
brir el retablo en las dos últimas semanas de la cruz a cuestas y el Santo Entierro.
Cuaresma. Todo debía hacerlo por 3.350 du- Pese a ello, es indudable que en un momento
cados y en el plazo de tres años a contar desde posterior se modificó el esquema inicial por-
1 de abril de 1574. El pintor se obligaba a rea- que en el pedestal fueron pintados los cuatro
lizar parte del trabajo en Madrid y parte en El Padres de la Iglesia agrupados por pares ocu-
Espinar, comprometiéndose a hacerlo por sí pando el lugar de las dos Cenas encomenda-
mismo o por sus oficiales. Terminado su tra- das. Lo mismo ocurriría en las tablas altas junto
bajo, la tasación del mismo fue hecha en 1577 al Calvario , donde aparecen los Cuatro Evan-
por Gaspar de Palencia, aunque los pagos de- gelistas en vez del Cristo con la cruz a cuestas
- bieron dilatarse hasta 15 84 13 . y del Santo Entierro inicialmente programa-
Los temas del retablo , en efecto, le fueron co- dos. La razón de estos cambios pudo surgir al
municados un día después de la contrata, de- tener que proyectar Sánchez Coello unos te-
cididos de común acuerdo por el clero, auto- mas adecuados para la gigantesca sarga que cu-

SÁNCHEZ COELLO
Pentecostés
Ascensión
Evangelistas
RETABLO DE EL ESPINAR. SEGOVIA

13 Céan Bermúdez, Diccionario, 1800, IV , pp . 335·336. Collar


de Cáceres, ob. cit., 1989, pp. 222-224.
14 Céan Bermúdez, ibidem.
15 Collar de Cáceres, F., ibidem, P. 223.

116
F. Benito. s AN e H E z e o E L L o . p 1N T u R A R E L 1G1o s A

briría el retablo en tiempo de Pasión. En este


telón, pintado todo en grisallas, ideó el pin-
tor figurar un gran retablo ilusionista, de tres
cuerpos separados por órdenes arquitectónicos
de riguroso clasicismo con una escena de la Pa-
sión en cada uno. Es aquí, y no en el retablo
propiamente dicho, donde incluyó los temas
del Santo Entie?To y el Cristo con la cruz a cues-
tas en el primer y segundo cuerpo . En el cuer-
po superior representó el Calvario y en el fron-
tón, a Dios Padre .
Evidentemente, los referidos cambios se pro-
dujeron para evitar repeticiones al tener que
dar un sentido iconográfico coherente a la cor-
tina cuya función no era otra que ocultar las
imágenes del retablo en tiempo de Pasión y
servir de telón de fondo para los oficios litúr-
gicos de Semana Santa. De otro lado, al alzar-
se estos telones instantáneamente en el «Glo-
ria» de la misa de Resurrección , se lograba un
impresionante efecto teatral al descubrirse el
retablo, efecto que en este caso se reforzaba
aún más por la iconografía de ambos con-
juntos.
Desde un punto de vista estilístico , la ma- LUCA CAMBIASO
Adoración de los pastores. c. 1560
yoría de las tablas de este retablo ofrecen COLECCIÓN MANNING. NUEVA YORK

una calidad mediana, lo cual descubre que


SÁNCHEZ COELLO
Adoración de los pastores fue realizado en gran parte por ayudantes. Pero modo formulismos tenebristas apenas presen-
RETABLO DE EL ESPINAR. SEGOVIA desde un punto de vista icónico el conjunto tes en la pintura española de su tiempo. Na-
cobra un singular interés porque en la concep- varrete casi a la vez había ensayado este recur-
ción de sus pintura:s deja ver un sustrato ita- so lumínico aunque no de forma tan decidida
liano que Sánchez Coello , responsable último ya que en su cuadro del Nacimiento (1575) son
de la empresa, debió extraer de estampas varios los puntos donde se concentra la luz.
romanistas y quizá del contacto con Rómulo Coello en realidad debió obtener este efecto
Cincinato, activo en el Alcázar desde 1567 y de iluminación única mediante conocimiento
en El Escorial desde 1570 y a quien tuvo que de obras del mejor Cambiaso antes de la lle-
conocer y tratar. Se ha señalado que la Circun- gada de éste a El Escorial en 1583. De hecho
cisión está tomada de un grabado de M. de esta tabla de Sánchez Coello es vinualmente
Heemskerck 15 • Otras composiciones ofrecen a idéntica a una Adoración de los pastores de
su vez recuerdos de estampas de Con, como Luca Cambiaso, en lienzo, de la colección
es el caso de la Resu?Tección con respecto a la Benina-Manning (Nueva York), supuestamen-
plancha del mismo tema abiena por el graba- te fechable hacia 1560. La única diferencia en-
dor holandés. tre ambas se observa en la postura de la Vir-
Sin embargo, la tabla que más llama la aten- gen que en El Espinar aparece con las manos
ción en el retablo de El Espinar es la Adora- juntas inclinándose hacia el iño. Curiosa-
ción de los p astores, pues su iluminación, que mente esta postura de María la volvemos a en-
irradia únicamente del cuerpo del Niño alum- contrar en otro cuadro de Cambiaso, la Nati-
LUCA CAMBIASO brando las caras de las demás figuras, resulta vidad de la Pinacoteca de Brera, de composi-
Natividad
PINACOTECA BRERA. MILÁN novedosa para esos años y anticipa en cierto ción más simplificada y más intenso tenebris-

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F. Benito. s ANe HEz e o EL Lo . p 1NTu RA REL 1G1os¡\

SANCHEZ COELLO. Santo Entierro. ESCENA DEL CUERPO BAJO EN LA SARGA DE EL ESPINAR. SEGOVIA LUCA CMIB IASO
Santo Entierro
DIBUJO
GALERIA DE LOS UFF!Zl. FLORENCIA

mo. Todo hace pensar en la existencia de un Cambiaso sujeta a la pauta de este diseño .
original desconocido de Cambiaso, síntesis de A modelos grabados recurriría sin duda Sán-
ambas versiones, que circularía por España en chez Coello para pintar en el referido telón la
esos años e incluso sería aprovechado posterior- escena de Cristo con la cruz a cuestas, pues in-
mente por Ribalta para revivirlo en su Adora- cluye en ella varias recetas icónicas que eviden-
ción de los pastores de Algemesí, donde sus- temente no eran de su invención: al margen
tancialmente vuelven a repetirse los mismos de la actitud de Cristo, semiarrodillado en una
términos cambiasescos 16 . de sus caídas camino del Calvario, hay que fi-
Que Sánchez Coello tuviera a mano modelos jar particularmente la atención en uno de los
cambiasescos vuelve a confirmarlo la similitud personajes que le ayudan a llevar la cruz , to-
puntual que se advierte entre el Santo Entie- cado con sombrero de ala ancha , y en el jinete
rro que figura en la cortina de grisalla de El que hay tras éste, pues volverían a ser emplea-
Espinar y un dibujo de Cambiaso sobre el mis- dos de modo casi idéntico diez años más tarde
mo asunto, conservado en los Uffizi de Floren- por Federico Zuccaro al tratar el mismo tema
cia y tal vez manejado por Sánchez Coello en el retablo mayor de El Escorial en 1586, lo
como fuente de irLspiración directa, pues es ob- cual supone que en ambos casos se bebió de
vio que tal diseño circuló por España ya que la misma fuente grabada. El hecho tiene su in-
perteneció a la colección del pintor Francisco terés porque probablemente Coello - que go-
de Solís. la diferencia entre ambos en este caso zaba de toda consideración de Felipe II- se
radica en que Coello invierte los términos de percataría de ello, lo cual , en su momento, 16 Beni to Ooménech , F., The Pai111i11gs of Fra11cisco Ribalta
(1565 -1628). (Catálogo de la exposición celebrada en N ueva
su composición sin más. El dibujo en cuestión pudo sumarse a la desilusión que causó Zuc- York, Th e Spanish lnscicuce, octubre-diciembre 1988), Ma-
drid, 1988, p . 60.
presenta un rayado a cuadrícula que da a en- caro en la Corte 17 •
17 Zarco Cuevas, Fr. J., Pi111ores italianos en Sa11 Lorenzo de El
tender que en algún momento se emplearía De la labor que Sánchez Coello hizo en el re- Escorial (1575-1613). Madrid , 1932, p. 200 . También puede
como plantilla para realizar una obra a mayor tablo de la desaparecía Iglesia de San Juan de verse Mulcahy, R., «Federico Zuccaro y Felipe 11: los aleares
d e las re liqui as para la basílica d e San Lorenzo de El Escorial.,
escala, pero no se conoce ninguna pintura de Madrid nos ha llegado muy escueta noticia do- Reales Sitios, n . 0 94, 1987 , pp. 2 1 yss.

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F. Benito. s Á Ne HE z e o E L Lo . p 1N Tu R A RE L 1G1os A

SÁNCHEZ COELLO. Virtudes y Dios Padre. ÁTICO DE LA SARGA DE EL ESPINAR. SEGOVIA

SÁNCHEZ COELLO
SARGA EN GRISALLA PARA EL RETABLO DE SAN EUTROPIO
EL ESPINAR. SEGOVIA

SÁNCHEZ COELLO. Calvaiio. ESCENA DEL CUERPO ALTO EN LA SARGA DE EL ESPINAR. SEGOVIA

119
F. Benito. s Á N e H E z e o E L Lo . p 1N Tu R A RE L 1G1o s A

pie como el natural y con su niño en brazos


con sus atributos» y otro de «un Christo cruci-
ficado y SantJuan y María». Nada se sabe so-
bre el paradero de estas pinturas aunque consta
que el lienzo con el Crucificado fue rechaza-
do por su elevado precio a pesar de que Coe-
llo lo consideraba ser «pie~a harto convenien-
te para aquella tierra y hecha con mucho cuy-
dado» 19 •
La participación de nuestro artista en los reta-
blos de El Escorial también se dio desde 15 80
y, perfectamente conocida y comentada des-
de siempre, debió suponer en su carrera uno
de los mayores retos que tuvo que afrontar.
Evidentemente Sánchez Coello no podía de-
fraudar -ahora menos que nunca- a Felipe
II cuyo celo por la obra del Monasterio era bien
conocido y por otra parte repetidas veces ha-
bía manifestado el Monarca al pintor pruebas
de afecto y estima. Esta participación, en rea-
lidad , debió ser un hecho inesperado y fortui-
to, pues tuvo lugar a consecuencia de que en
15 79 muriera Juan Fernández Navarrete «el
Mudo» dejando sin terminar los altares de la
Basílica del Real Monasterio, concertados con
el pintor riojano en agosto de 1576 . El contra-
to con Navarrete comprendía treinta y dos cua-
dros, «veinte y siete de ellos de siete pies y me-
dio de alto, y siete pies y quarto de ancho, con-
forme al tamaño de la capilla donde se
hubieren de asentar; y los otros cinco de trece
pies de alto y nueve de ancho» 20 . A la muer-
te del riojano en 15 79 siete lienzos habían sido
concluidos y dos quedaron a mitad, siendo és-
tos terminados por Luis de Carvajal y Diego
de Urbina, pero en cualquier caso la pauta es-
SANCHEZ COELLO. San Lorenzo y San Esteban. MONASTERIO DE EL ESCORIAL taba dada y a ella tuvieron que sujetarse los
demás cuadros de la serie , continuada hasta
1583 por los dichos Carvajal (nueve altares),
Urbina (siete altares) , y por Alonso Sánchez
cumental y por tanto apenas nada podemos que al fin y al cabo tampoco se trataba de un Coello (ocho altares). A ella se sumarían otras
decir sobre él, salvo que fue contratado en encargo reg10 . pinturas hechas con diverso planteamiento y
1579. Barrio Moya supone que allí realizaría De 1580 data otra curiosa noticia que relacio- formaro por artistas italianos contratados lue-
Coello un San juan Bautista y un San juan na al pintor con ciertas pinturas religiosas que go por el Rey hasta completar el número de
Evangelista 18 • Si se tiene en cuenta que su es interesante recordar. En efecto, ese año co- cuarenta retablos pictóricos que -aparte del
realización coincide con el momento en que municaba que tenía acabados cinco cuadros retablo mayor- se reparten por todo aquel
se pintaba el retablo de Colmenar, no hay que que el Rey deseaba enviar al Emperador de la templo .
descartar que, al igual que allí, se valiera Sán- China, tres de ellos retratos y otros dos de te- La elección de los temas en la Basílica de El
chez Coello de oficiales para su ejecución ya mática religiosa: uno de «Nuestra Señora en Escorial había sido escrupulosamente trazada

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F. Benito. s Á Ne HE z e o EL Lo . p 1N Tu R A RE L 1G1 os A

SÁNCHEZ COELLO. DETALLES DE LAS DALMÁTICAS DE San L orenzo y San Esteban, CON LOS RESPECTIVOS MARTIRIOS DE LOS SANTOS. MONASTERIO DE EL ESCORIAL

obedeciendo a un planteamiento iconográfi- disponiendo a sus santos de dos en dos, guar-


co de claro signo contrarreformista. Sus prota- dando la misma escala, con sus atributos bien
gonistas serían la Virgen, los ángeles , el Bau- visibles y, en algunos casos, señalando sus
tista, apóstoles y evangelistas , mártires, obis- nombres con rótulos .
pos, confesores y doctores , santos ermita_ños y Los ocho lienzos que Sánchez Coello tomó a
monjes fundadores, así como niños inocentes , su cargo en esta ocasión , los fue pintando sin
santas vírgenes y viudas. Es decir , «todos los demora: en junio de 1580 entregó , firmado y
santos» de la letanía invalidados por el Protes- fechado , el de San Lorenzo y San Esteban . Un
tantismo . También su ubicación fue muy pen- lienzo anónimo de Museo Cerralbo con San Es-
sada 21 . Conviene tener en cuenta estos extre- teban y San Lorenzo ha sido considerado por
mos para entender el escaso margen de liber- García Gutiérrez (Reales Sitios, 1986 , n . 0 90 ,
tad con que se movieron los pintores en esta p . 10) boceto del cuadro escurialense , pero a
empresa y no está de más recordar a este pro- nuestro juicio aquella obra posterior y desde
pósito las rígidas cláusulas del contrato de Na- luego ajena a Sánchez Coello . A continuación
varrete: «... las figuras que fueren en pie ten- hizo el de San jerónimo y San Agustín, firma-
drán de alto seis pies y un quarto al justo; y do también en 1580 aunque cobrado en febre-
18 Barrio Moya, S. L. , cAlonso Sánchez Coello , pintor valencia-
quando una figura de un santo se duplicare ro de 1581. También a lo largo de 1581 entre-
no y su intervención en el recab lo de la desaparecida igles ia pintándola más veces , siempre se le hará el ros- garía el de Santa Catalina y Santa Inés [cat.
de San Juan de Madrid , Archivo de Arte Vale11cia110, 1984,
pp. 37-38. tro de una manera, y así mismo las ropas sean 49 ] y el de San Basilio y San Atanasz'o; en 1582
19 Archivo General de Simancas, CaJaJ y Sitic!J Rea/eJ, Legajo 280, de una misma color; y si algún santo tuviere realiza el de San Pablo ermitaño y San Anto-
folio 1067 . Recogido por Breuer, ob. cit.
retrato al propio se pinte conforme a él, el qual nio abad y el de San Vicente y San jorge; fi-
20 Zarco Cuevas, Fr. J., PinloreJ e1pmiole1 e11 Sa11 Lorenzo el Real
de El &cona/ (1566-1613). Madrid , 193 1, p . 39. se busque dondequiera que le haya con dili- . nalmente en 1583 hizo entrega del San Beni-
2 1 Cf. Sigüenza, Fr. J. de, Lo fimdoció11 del mo11a1len'o de El EJ- gencia» 22 . to y San Bernardo y del Martin'o de los Santos
conal, Madrid , 1986, p . 312. También , Oseen Sacken, C. von
der, El &cona/, e111td10 ico11ológico. Bilbao , 1984 , pp . 32-3 3. Indudablemente los pintores que continuaron j usto y Pastor 23 _ Al margen de estas pinturas
22 Zarco Cuevas, ob. cit., 193 1, p. 40 . la labor del Mudo se atuvieron a estos precep- también hizo Coello otros cuadros para el Real
23 Zarco Cuevas, ibidem, pp. 157- 160 . tos y como él prosiguieron la serie de altares Monasterio , como un San J erónimo en peni-

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F. Benito. s Á Ne H E z e o EL Lo . p 1N Tu RA REL 1G1o s A

SÁNC HEZ COELLO. DETALLE DEL NAV ÍO


BORDADO EN LA DALM ÁTICA DE SAN VICENTE
MONASTERIO DE EL ESCORIAL

La caída de !caro
ESTAMPA DE GALLE SOBRE DIBUJO DE BRUEGHEL

tencia (no conservado) y los Desposorios mís- gestos y expresiones . Sánchez Coello presenta
ticos de Santa Catalina que más adelante co- las suyas sin esa cualidad a pesar de hacer par-
mentaremos. ticipar a sus protagonistas de un espacio co-
El Padre Sigüenza, haciendo referencia a ellos, mún , lo cual evidencia que los extrajo por se-
destacaba el de San Lorenzo y San Esteban y parado de diversas fuentes, pero sin infundir-
el de San Vicente y San jorge calificándolos de les la deseable trabazón que el Mudo consi-
«harto buenos» y reconocía que en otros, como guiera. Múltiples son en este sentido las refe-
el de Santa Catalina y Santa Inés, el pintor «no rencias a modelos grabados que se adivinan por
acertó tanto» 24 . Desde luego en el San Loren- debajo de varios aspectos parciales en ellos.
zo y San Esteban puso mayor empeño -quizá Así, por ejemplo, la figura del San Jorge con
por ser el primero que entregó- pues llegó atuendo «arqueológico» que acompaña a San
a representar en sus dalmáticas las escenas de Vicente, guarda estrecha relación con una fi -
sus respectivos martirios, lo cual también jus- gura militar del tratado de Guillaume Du
tificaría su mayor coste (200 ducados) en rela- Choul Discours sur la castramentation et dis-
ción a los demás. También en el San Vicente cipline mziitaire des anciens Romains (Lyon,
24 Sigüenza, Fr. J. de, ob. cit., p. 313.
incluyó en su dalmática la legendaria historia 15 55) 25 . También, la escenita del navío que
25 De este libro se hicieron diversas ed iciones, una de ellas espa·
del navío que condujo su cuerpo a Lisboa. aparece en la dalmática de San Vicente corres- ñola. Según parece , la estampa fue también uti lizada por el
Navarrete había pintado sus parejas de santos ponde a un grabado de Galle sobre dibujo de Greco para su cuad ro de Sa n Mauricio. Cf. Bury , J. , cEI Mar·
tirio de San Mauricio y la Leg ión Tebea, obra de El Greco>,
dialogando o comunicándose entre sí mediante Brueghel. Asimismo de una estampa de Gal- RealeJ SitioJ, n. 0 91, 1987, pp . 2J.36.

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F. Benito. s Á Ne HEz e o EL Lo. p 1NTu RA R EL 1G1 os A

ESTAMPA DE GUILLAUME DU CHOUL EN


D iscours sur la castramentation et discipline militaire
des anciens romains
LYON. 1555

SÁNCHEZ COELLO. San Vicente y San j orge. MONASTERIO DE EL ESCORIAL

le de 1562 sobre composición de Giulio Ro- no , Marcelo Venusti o Luca Cambiaso , respec-
mano, procede la escena de fondo con el mar- tivamente grabadas por C. Cort y R. Chiami-
tirio de Santa Catalina que figura en el cua- nossi 26 ; la de San Lorenzo , por su parte, ine-
dro de Santa Catalina y Santa Inés. En cuanto vitablemente evoca aspectos de modelos de
J.; L 'oettvre gravé de Come/is
26 Véase Bierens de H aa n , J. C. a las escenitas de martirio de los santos Loren- Bronzino , Tiziano o Gerolamo Macchietti sin
Cort graveur hollandais 1533-1578, La H aya, 1948, lám. 28.
También Suida , L11ca Cambio.Jo, la vita e le opere, Milán,
zo y Esteban que figuran en sus respectivas dal- excluir otras fuentes dado el amplio reperto-
1958, fig . 300. máticas ocurre tres cuartos de lo mismo : la de rio de grabados existente sobre el martirio lau-
27 Véase el trabajo de Bango, l. , «Iconografía d e San Lorenzo>,
San Esteban se diría síntesis de distintas ver- renciano 27 • La voluntad cuasiminiaturística de
publicado en el volumen El Escorial e11 la Biblioteca Nacio-
11al, Madrid , 1985, p. 369 y ss. siones sobre el tema hechas por Julio Roma- la que hizo gala en estas escenitas pudo estar

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SÁNCHEZ COELLO. San Pablo ermitaño y San Antonio A bad. MONASTERJO DE EL ESCORIAL SÁNCHEZ COELLO. Martirio de los Santos Justo y Pastor. MONASTERJO DE EL ESCORlAL

ALBERTO DUR ERO


San Pablo ermitaño y San Antonio Abad
GRABADO

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F. Benito. s Á Ne H E z e o EL Lo . p 1N Tu R A RE LI G 1o s A

SÁNCHEZ COELLO. San Basilio y San Atanasia. MO NASTERIO DE EL ESCORIAL SÁNCHEZ COELLO. San jerónim o y San Agustín. MONASTERIO DE EL ESCORIAL

alentada por cuanto vería cerca de él en el nu- versión de ambos santos eremitas, si bien su te en su famoso Martirio de Santiago . Es pues
trido grupo de iluminadores escurialenses que tratamiento sería más creativo y libre que en indudable que en este caso Coello supo com-
trataban de imitar el arte de Giulio Clovio y el lienzo de Coello. binar con habilidad y acierto múltiples figu-
de quienes, como Diego López Escuriaz, pre- Excepcionalmente , en este lote , el lienzo del ras para crear una composición ciertamente
pararían diseños para bordados en ropas y or- Martirio de los Santos justo y Pastor presenta compleja y ligada a una temática que , como
namentos sagrados. una composición más compleja que la de sus tal , no contaba con precedentes notorios. Si
El único lienzo de la serie escurialense que ofre- cuadros compañeros al incluir múltiples figu- Coello hubiese seguido en este cuadro la tóni-
ce a sus dos protagonistas conversando, cohe- ras en variadas actitudes . También aquí Coe- ca de los anteriores, no tenía más que presen-
rentemente trabados en el paisaje que habi- llo acude a la combinación de modelos hete- tar a los santos mártires de Alcalá, Justo y Pas-
tan, es el de San Pablo ermitaño y Sa¡z Anto- rogéneos: la figura ecuestre armada la toma de tor , en pie y de cuerpo entero. Sin embargo
nio abad. Para su composición se basó en el la estampa de Agostino Veneziano sobre el se prefirió una verdadera «composición de lu-
conocido grabado de Durero que presenta a Pasmo de Siczlia de Rafael ; el soldado vuelto , gar» que narrara su martirio con voluntad de
ambos santos dialogando en un ambiente ne- de cuerpo entero junto al lateral , procede de propaganda. Seguramente ese tono narrativo
moroso, con el cuervo en lo alto proporcionán- una figura similar del grabado del Enclava- le fue impuesto , como le ocurriría también á
doles el pan, elementos que nuestro pintor miento de Cristo en la C?"UZ de la «Pequeña Pa- El Greco en su Martirio de San MaunCio pin-
reutilizó literalmente en su cuadro sin apenas sión» de Durero; el verdugo , por su parte , se tado prácticamente a la vez , o a Cincinato en
variantes. Velázquez, varias décadas después, diría que básicamente repite en forma inver- el suyo, inmediatamente despué .
partiría del mismo grabado dureriano en su tida la pose del verdugo pintado por Navarre- Los altares de Sánchez Coello en El Escorial

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F. Benito. s Á N e H E z e o E L L o . p 1N T u R A R EL 1G1o s A

SANCHEZ COELLO. San Benito y San Bernardo. MONASTERIO DE EL ESCORIAL sANCHEZ COELLO. Santa Catalina y Santa Inés. MONASTER IO DE EL ESCORIAL ¡c,.. 49]

constituyen en definitiva la página más impor- - excluyendo la obra de El Greco- a cuanto teriores al grueso de la producción del pintor
tante de su faceta como pintor religioso a pe- se hacía en el resto de España por el mismo y muy poco anteriores a su muerte. Quizá en
sar de los fuertes condicionantes que tendría tiempo , esto es , entre 1580 y 1583 . La cuali- ello haya que ver el mérito de estas obras,
que afrontar. Pinturas que cumplían a la per- dad que fundamentalmente distingue a Coe- afrontadas desde ese condicionante y resuel-
fección el principio de la función exigida, poco llo en este caso se deriva sobre todo de la for- tas siempre con impecable dibujo y notable co-
entretenimiento o pasión suscitarían en quie- mación flamenca del pintor, abocada al deta- rrección.
nes las contemplaran. Ésa era la voluntad del lle con dibujo prieto y sólido a la zaga de un Especialmente notables son también los dos
comitente y ésta la respuesta que Sánchez Coe- «realismo» que pugnaba por contemporizar cuadros religiosos de Sánchez Coello que guar-
llo hizo a tal demanda: una representación de con premisas de gusto italiano que tanto te- da el Prado . Uno de ellos es el de los D espo-
la dignidad sama, de la bienaventuranza ~n­ rreno acabaron por ganar a lo largo del siglo sonós místicos de Santa Catalina [cat. 48 J,
temporal , de un «pathos:i> adecuado para el re- XVI entre nosotros . A diferencia de Navarrete mencionado más arriba, que firmado en 15 78
cinto sagrado que las acogía. Un arquetipo en o Carvajal, Sánchez Coello no esn.~vo en Italia y procedente de El Escorial, presenta un aire
suma - en palabras del Padre Sigüenza- y su contacto con artistas italianos con los que tan deudor de lo flamenco como de lo italia-
~muy al natural, con mucha nobleza, autori- pudiera intercambiar impresiones, no debió ser no . En él la figura de la Santa de Alejandría,
dad , majestad, gravedad y grandeza,, 28 • To- tan grande como en principio pudiera pensar- con carnosas facciones y robusto cuello, está
das ellas hermanan perfectamente con las rea- se. La llegada de Cambiaso a España no se pro- claramente inspirada en modelos flamencos,
lizadas por Urbina y Carvajal en los demás al- duciría hasta 1583 ; Zuccaro llegaba en 1585 advirtiéndose también en las demás figuras que
tares de la basílica y muy poco ceden y Tibaldi lo haría en 1586, fechas todas pos- la acompañan un eco a lo Correggio y Parmi-

126
F. Benito. s Á Ne H E z e o EL Lo . p 1N T u R A R EL 1G1os A

gianino generalmente señalado por la críti- Coello de los que se tiene noticia, como una
ca 29. Es prácticamente seguro que el pintor Virgen de la Salud, una Anunciación y una
utilizaría grabados manieristas como fuente de Santísima Trinidad, ya nada se puede añadir
inspiración, y quizá también una vez más tu- por ser obras perdidas cuya fecha de ejecución
viera a la vista arquetipos de Cambiase ya que se ignora y de las que tan sólo sabemos de su
la figura del Niño Jesús con su peculiar postu- existencia porque se mencionan en 1631 en el
ra así lo sugiere, manifestando nuestro artista testamento del Licenciado Juan Sánchez Coe-
una vez más predilección por modelos del ge- llo Reynalte , hijo del pintor, que las conservó
novés. hasta su muerte 3I .
El otro cuadro del Prado es la Alegoría mística Alonso Sánchez Coello , a lo largo de cuanto
con los santos Sebastián, Francisco y Bernar- se ha podido comprobar, muestra en el con-
do, firmado en 1582 y pintado para San Jeró- junto de su producción religiosa una calidad
nimo el Real en Madrid. Aquí de nuevo con variable, especialmente patente en las diferen-
gran nitidez se resume perfectamente el com- cias de acabado de unos a otros cuadros. Esas
promiso de Sánchez Coello entre lo flamenco diferencias, sin duda dependientes del grado
y lo italiano [cat. 50]: su apurado dibujo, así de participación de colaboradores y oficiales,
como las figuras celestiales de su mitad supe- obedecerían no sólo a la mayor o menor cuan-
rior, muestran una deuda flamenca en contras- tía del precio de contrata -cosa lógica en todo
te con los modelos de santos de su mitad infe- trabajo- sino también a la especial voluntad
rior, más dependientes de lo italiano. Esta pie- de agradar a determinados comitentes, situando
za, de composición más atrevida y compleja al Rey por encima de todos. Desde luego fue
que cualquier otra de las comer;tadas, se erige Coello hombre de menos inventiva en su faceta
sin lugar a dudas en el más ambicioso cuadro de pintor religioso que en su actividad como
de temática religiosa en la producción del pin- retratista del natural, y es obvio que para asun-
tor, pudiendo ilustrar quizá la cota más alta tos historiados con narración de escenas sagra-
de su creatividad en este sentido. Su concep- das recurrió con frecuencia a modelos graba-
ción abierta le otorga un aire grandioso y so- dos, a dibujos de otros y en definitiva a compo-
lemne, aunque la excesiva simetría en la dis- SÁNCHEZ COELLO siciones ajenas. En cualquier caso el juicio críti-
Santa Catalina y Santa Inés
tribución de masas le infunda cierta rigidez. DETALLE
co que su pintura sacra ha merecido hasta aho-
De inferior calidad resulta en cambio la Duda MONASTERI O DE EL ESCO RJAL ra , calificada simplemente como «obra de un
de Santo Tomás de la Catedral de Segovia, manierista frío y correcto», quizá pueda mati-
[cat. 51 J firmada en 1585, y que constituye la zarse mejor si se considera la singular capacidad
más tardía obra religiosa conocida del pintor, que tuvo el artista para establecer desde Madrid
fallecido tres años después. En ella se mantie- -más allá del empleo de estampas- una per-
ne el estilo escurialense con ciertos recuerdos sonal síntesis entre lo flamenco y lo italiano ,
de la monumentalidad de un Rómulo Cinci- aprovechando sin duda la estancia de Cincinato
nato 30 y con repetición de algunos de los mo- en la Corte y muy particularmente mediante
delos empleados por el propio Coello en su ya la inspiración en obras de Luca Cambiaso que
comentado cuadro del Martirio de los Santos con toda seguridad circularon como paradig-
justo y Pastor en El Escorial. Por lo demás, de ma de modernidad en la España de aquel mo-
otros cuadros religiosos de Alonso Sánchez mento y contarían con el atractivo de lo nuevo.

28 Ostcn Sac ken, ob. cit., p . 33.

29 Ángulo , ob. cit., 1954 , p . 305 .


30 Collar de Cáccres, ob. cit., 1989, p . 224.
31 San Román , F. de B., Alo11Jo Sii11chez Cae/lo. J/11Jtracio11eJ Marti,-jo de Santa Catalina
a m biograjia, Toledo, 193 1, p . 52. ESTAMPA DE GALLE OBRE DIB lO DE GIUUO ROMANO

127
CATÁLOGO

Las fichas del catálogo han sido prepa-


radas por Stephanie Breuer-Hermann,
Fernando Benito Doménech y Elisa
Bermejo Martínez, apareciendo en to-
das ellas las firmas correspondientes.
Tanto en el catálogo como en las lámi-
nas figuran en primer lugar los retratos
y a continuación las pinturas religiosas.
Para la ordenación de los retratos se ha
intentado conjugar asociaciones de
personajes retratados y autores, en se-
cuencias cronológicas. Se ha optado,
asimismo, por presentar el bloque de
láminas a continuación de las fichas
para facilitar visualmente las referidas
asociaciones. Al final del volumen se
incluye un índice de pintores y perso-
najes retratados.
En las medidas de los cuadros, expresa-
das en centímetros, la altura precede
siempre a la anchura.
Las referencias bibliográficas expresa-
das en forma abreviada, se encuentran
desarrolladas, al igual que las de los ca-
pítulos precedentes, en la Bibliografía
que figura al final del volumen.
CA TÁLOGO

pero el sfil"Vicio al Rey le llevaria a Bru- zados por los más famosos artistas del
selas, donde se encuentra ya en 1557. momento (Tiziano, Leoni, Antonio
En esta fecha pinta varias obras, la más Moro) revelan la importancia que este
importante, sin duda, el «retrato en pie tipo de imagen terúa a mediados del si-
de Felipe II que decora la Biblioteca de glo XVI, como verdadero emblema del
El Escorial y hace pareja con otro retra- poder real, así como la tremenda suges-
to del Monarca, en el declive de su vida, tión que la imagen heroica del Empera-
obra impresionante de Pantoja de la dor Carlos V ejercía sobre su hijo y
Cruz», que continúa colgado en la sobre el arte, en general, de estos mo-
Biblioteca. mentos», según apreciación de Checa
El catálogo de Vicente Poleró, de 1857, Cremades 5 que, al referirse concreta-
situaba el cuadro en la Celda Priora! mente al retrato de Felipe I1 de El Esco-
Baja del Real Monasterio, y con el nú- rial pintado por Moro, dice que es «uno
mero 420 figura descrito así: «Retrato de los primeros ejemplos plástico de
de cuerpo entero en pie de Felipe II, a esa imagen distanciada que será la que,
los 25 años de edad. Está descubierto, con mayor interés, se trate de promo-
armado, con botas de ante y el cetro en ver desde estos ámbitos cortesanos».
la diestra (firmado). De esta manera Añadimos una selección de bibliografía
vestido, es tradición que asistió a la reciente referida al tema por su acruali-
toma de la plaza de San Quintín» 3 . dad 6.
Hymans (p. 181) recoge noticia de Pa- En definitiva, el retrato de Felipe I1 que
checo de haber visto, en casa del Duque figura en la exposición provoca el natu-
de Alcalá, copia de este retrato. ral interés por sus calidades pictóricas y
El joven Monarca está visto de tres la curiosidad de adentrarse en la figura
cuartos, sin guantes y destocado. Sobre humana y política que sugiere la per-
la cota de mallas lleva media armadura, sonalidad singular de este Monarca
en la que el pintor consigue, perfecta- español.
mente, las calidades del brillo del metal Elisa Bermejo
ANTONIO MORO y de los damasquinados que la decoran. ALONSO SÁNCHEZ COEUO
Esta hermosa obra que luce Felipe II en NOTAS CAT. 1
Felipe II Felipe II
el retrato de Moro, se sigue conservan- !. Narciso Sencenach: La Pintura en Madrid, Ma-
c. 1557 drid, 1907, p. 18. 1566
do en la Armeria Real de Madrid.
2. H . Hymans: Antonio Moro. Son oeuvre et son
Óleo sobre lienzo, 152 x 93 cm Friedlander .cree posible la datación del temps, Bruselas, 1910. (Copia de Antonio Moro)
cuadro en 1557 y Margrit A. Jay lo in- 3. V. Poleró y Toledo: Catálogo de los oiadros del
Sala de Retratos, El Escorial Real Monasterio de San úmmzo, llamado del Esco- Óleo sobre lienzo, 200 x 104 cm
cluye, en su catálogo de las obras segu-
rial... Madrid, 1857.
PROCFDENOA
ras de Moro, como firmado y fechado 4. M. J. Frieclliinder: EArly Netherlandish Painting, Kunsthisrorisches Museum, Viena
Figura entre las obras entregadas a El en ese mismo año 4 • En fechas recientes, vol. XIII, Antonis Mor and his Contemporaries,
dos celebraciones culturales de gran Leyden-Bruselas, 1975 (comentarios y notas H. INSCRIPCIONES
Escorial en 1 de junio de 1575 y consta Pauwels y G. Lernrnens), n.º 356, lám. 177; M. A.
en el inventario en los siguientes térmi- contenido científico han potenciado los Jay: Antonio Moro: A Royal Co11rt Painter, « PHJLIPPVS. REX./ HJSPANIARVM./

nos : «Un retrato entero del Rey Don estudios en tomo a la época y a la figura 1519-1576, Ann Arbor, Michigan, 1983. A.AETA. », en la esquina derecha, arriba
de Felipe II y, como consecuencia, han 5. Vid Selección bibliográfica al final del texto: Checa y «.1566.», debajo de la ventana.
Phelippe nuestro Señor armado, con Cremades, 1989.
mangas de malla y coselete con un bastón visto la luz varios trabajos de investiga- 6. G. Heinz: • Studien zur Ponrii.tmalerei au den
en la mano y banda roja, con botas y ción enfocados desde diversos puntos Hofenden osterreischischen Erblande>, en jahr- PROCEDENOA

de vista. Las celebraciones a las que se buch der Kunsthistorisches Samml:mgen, Viena, El lienzo debió de llegar al Castillo de
espuelas y ca/fas blancas de pincel y sobre 1963, p. 59.
lienzo de mano de Antonio Moro. Es re- alude son: El N Centenario de la termi- F. Klauner: •Spanische Portraits der 16 Jahrhun- Ambrás poco después de su realiza-
trato de la manera que andava q"uando nación de las obras de El EsccrrU.l, que dens,. , en jahrbuch Kunsthistorisches Museum, ción; puede que por indicación de
motivó numerosas publicaciones, y el 1977, pp. 122-158. Francesco Terzio, que estaba formando
la guerra de Sant Quintirz» 1• M. Jenkins: JI ritratto di statD (ed. italiana), Roma,
curso de verano organizado, por la 1977. una galería de retratos de la casa de
COPIAS Universidad Complutense de Madrid, Woods-Mardsenj: •Ritrato al Naturale: Ques- Habsburgo. También cabe la posibili-
en 1988 con el tema Arte, poder y cultu- tions of Realisme and Idealisme in Early Renais- dad que formara parte de los retratos
Copia de Sánchez Coello de original de sance Pomaits• en Art ]011rnal, 14, 1987, pp.
A Moro, Innsbruck, Castillo de Ambrás. ra. Felipe I1 y El EsccrrU.l. 209-216. que el Embajador Von Dietrichstein
Propiedad Kunsthistorisches Museum, En algunos de los trabajos preparados al F. Checa Cremades: •Monasterio de las Descal- mandó desde Madrid al Archiduque
efecto se profundiza en el sentido y sig- zas Rea1es: Orígenes de su colección aníst:icai., en Fernando del Tiro!.
Viena (fumado y fechado) [cat 2]. Para Reales Sitios, 1988, pp. 21-30. ldem: •Felipe Il en
otras copias, vid este número del catálogo. nificación política de los retratos de Fe- El Escorial: La representación del poder real>, en
lipe II y su Corte y se destaca «la casi Anales de Historia del Arte, n.0 1, Madrid, 1989, COPlAS

total ausencia de símbolos materiales, pp. 121-139. Mantua, colección privada; Berlín, Ge-
DATOS BIOGRÁFICOS
F. Marías: El largo siglo xv1, Madrid, 1989.
Véase cat. 2. que no sean la propia presencia del re- maldegalerie der Staatlichen Museen
tratado». Se recuerda que «Felipe II, a Preussischer Kulturbesitz; Fitzwilliam
ES'JUDJO DE LA OBRA diferencia de su padre, apenas participó Museum Cambridge; Brujas, Palacio de
Como dice Hymans 2 , Moro debió pa- en acontecinúentos militares de manera Justicia; copia hasta las rodillas con cor-
sar gran pal}e del afio 1556 en Utrecht, directa. Sus retratos con armadura reali- tina, paradero desconocido (ilustración

130
CATÁLOGO

en: X. Salas Bosch, Pintura Española y Otro rasgo que distingue a uno y otro ceremonia celebrada, por poderes, en
Flamenca en las colecciones escurialenses, lienzo es el fondo. Antonio Moro lo ha Notre Dame de París (27 junio, 1559).
Madrid, 1963, p. 277); Ayuntamiento con.seguido a base de una gradación del Felipe regresó de Flandes a España para
de Lovaina, Bélgica. marrón al verde, lo que detem1ina que recibir a su nueva esposa que había rea-
la figura se encuentre in.serta en un ver- lizado el viaje, con brillante acompa-
BIBLIOGRAFÍA dadero espacio, al contrario de lo que ñamiento, hasta Guadalajara, para
Ladner, 1936, n.º 163; Klauner, 1961, p. ocurre en el cuadro de Sánchez Coello. reunirse con el Rey. La misa de velacio-
133 y ss.; Cat. Museo, 1976, n. º 28; Las mayores diferencias se dan en el co- nes se celebró en la Capilla del Palacio
Breuer, 1984, n.0 31, pp. 158-159. lorido. Moro sitúa el rojo intenso de las del Duque del Infantado, de esta ciudad
cintas sobre un amarillo brillante. En su (31 de enero, 1560).
DATOS BJOGRÁACOS caso los contrastes entre los grises pla-
Felipe II nace en Valladolid el 21 de teados y los cálidos amarillos son de E5IUDIO DE U OBRA

mayo de 1527. Hijo del Emperador una gran belleza. El blanco radiante de Este bellísimo retrato de la joven Isabel
Carlos V y de Isabel de Portugal. Por las medias y los colores de los puños de Valois, realizado por Antonio Moro,
abdicación del padre accede al Gobier- dan vida a la composición. En el lienzo debió de pintarse en España, en los pri-
no en 1556. Se casa cuatro veces con: de Sánchez Coello es diferente. Los to- meros meses del año 1560, es decir,
María Manuela de Portugal (1543), Ma- nos son más fríos y apagados. La cota muy próxima su boda con Felipe II, en
ría Tudor (1554), Isabel de Valois (1559) está pintada con un gris frío . En vez del Guadalajara. El fundamento para atri-
y Ana de Austria (1570). Enviudó de intenso colorido del cuadro de Moro, buir esta fecha es que, como se sabe,
- -- - - - CAT. 3 - - - -- -
Ana, en 1580, y no volvió a contraer Sánchez Coello emplea una coloración Moro hace un retrato, en forma de ton-
matrimonio. Falleció en El Escorial, el mate homogénea, mediante la cual, sin ANTONIO MORO do, a su maestro Jan Van Scorel, que se
13 de septiembre de 1598. embargo, aísla a la figura del Rey, cuya con.serva en la Sociedad de Anticuarios
imagen se presenta distante y casi sin Isabel de Valois de Londres, fimudo ANT. MORUS PHI.
ESTUDIO DE LA OBRA vida. c. 1560 HISP. REGIS PICT. A .M .D .L.X y que el
Este retrato, fechado en 1566, es copia pintor haría, sin duda, a su vuelta a lós
Óleo sobre tabla, 104 x 84 cm
del de Moro, conservado en El Escorial Stephanie Breuer-Hennann Países Bajos en ese mismo año. Parece,
[car. 1). Esta copia, depositada por el Colección Várez Fisa por tanto, lógico suponer que el traje,
Kunsthistorisches Museum de Viena en de gran aparato, que luce Isabel de Va-
el Castillo de Ambrás, cercano a Inns- PROCEDENQA. lois en este retrato pudiera ser el que
bruck, puede atribuirse con bastante se- Reginal Cholmondeley, Condover Hall vistió en la ceremonia de la boda. Esta
guridad a Sánchez Coello. Shrewsbury; Christie's, lote 59 (6 de opinión quedaría reforzada con el dato
Presenta a Felipe II con la armadura que marzo, 1897); al parecer volvió a la fa- aportado por la experta en indumenta-
llevó en la batalla de San Quinún. El milia propietaria que lo legó a los últi- ria española, Carmen Bernis, que al re-
retrato original lo pintó Moro en 1557, mos poseedores . Adquirido por su ferirse a un retrato de la Duquesa de
para celebrar el triunfo contra las tropas actual propietario en Mónaco (15 de ju- Alba de la colección Finat 2 , dice que
francesas. De las cinco copias que se co- nio 1986). sirve para «ilustrar ... los vestidos que
nocen sólo se puede atribuir a Sánchez llevaban las damas .. . en las bodas del
Coello la del Castillo de An1brás. COPIAS Duque de Sesa y en las de la Condesa
Aunque Sánchez Coello siguió a Moro Alonso Sánchez Coello [car. 4], antigua de Niebla, cel.ebradas ambas en 1541...
en lo relativo a la posición y al rostro colección Bischoffsheim, de Londres. llevaban bajo las mangas de la saya unas
del Rey, logra imponer su estilo a través Se conservan, también, un grabado de manguillas de tela de plata o de oro re-
de la técnica, el color y el sombreado. Rubens que repite el modelo de la Rei- cubiertas de red y gorguera haciendo
El rostro parece ser más plano, ya que, na 1 y un aguafuerte de Jules Jac- juego con las mangas». Y añade algo
como en el lienzo de Moro, sólo está quemart. muy importante: «Las caprichosas
sombreado un lado de la cara, cuyo mangas de en.cima, de la Duquesa, se
modelaje atempera al suavizar las arru- DATOS BJOGRÁACOS repiten en retratos del reinado de Feli-
gas; dándole al rostro una carnación Nace en Fontainebleau el 2 de abril de pe Il». La sin1ple comparación de la
más clara y homogénea. También el 1546. Hija de Enrique II y Catalina de ilustración, que Bernis publica, con el
sombreado de los brazos y, sobre todo, Médicis. Prometida primero de Eduar- retrato de Isabel de Valois permite
de las piernas está reducido al núnimo, do VI de Inglaterra (t 1553), se pensó comprobar el absoluto parentesco de
lo que confiere a la figura del Rey el en casarla con el Príncipe Carlos, hijo los complicados t:ortes en las mangas de
aspecto de una escultura. Las piernas de Felipe II, pero al morir María Tudor, los trajes de estas dos grandes damas y
tan1bién se diferencian de las pintadas la segunda esposa (1558) del Monarca la posible conclusión de que fuera moda
por Moro. Las de Sánchez Coello son español, para mantener la alianza con reservada, durante varios años, para el
más musculosas y los pies están anató- Inglaterra, Felipe II solicitó mauimonio ceren.10nial de esponsales.
micamente mejor pintados. No obstan- a Isabel I, quien lo rechazó rotunda- La joven Reina aparece vista hasta las
te, al estar ejecutados de fom1a tosca y mente. Sus consejeros creyeron oportu- rodillas y, ligeramente, vuelta hacia la
dura parecen, sobre todo las botas, estar no que Isabel de Valois se casara con el derecl1a en una posición muy frecuente
talladas en piedra. El efecto es contrario Rey y así se acordó en el Tratado de en los retratos de Antonio Moro. La
al conseguido por Moro, en el que las Cateau-Can1bresis (3 de abril, 1559). El mano izquierda se apoya sobre una
botas parecen de verdad de gamuza. Duque de Alba representó al Rey en Ja m~sa; cubierta con tapete verde oscuro,

131
CATÁLOGO

pero deslizándose, con suavidad, desde de la manera de hacer de Antonio Gracias a su técnica, Sánchez Coello le
el borde de la misma, detalle éste.a tener Moro. da una textura completamente disúnta.
en cuenta, pues es la diferencia. funda- Elisa Bermejo A pesar de esos «cambios», la calidad
mental con el retrato de la anúgua co- de su rea-ato es muy alta. De ahí que su
lección Bischoffsheim, de Alonso NOTAS CAT. J
versión no se pueda considerar una
Sánchez Coello [cat. 4], donde la mano l. Corpus Rubenianum, T. XXIV, p. 147, fig. 168.
simple copia o una copia de taller.
aparece con la palma reposando perfec- 2. C. Bemis: Indumentaria espaFzola en tiempo de Comparándolo con el de Moro, el ros-
tamente en el sobre de la mesa. El brazo Carlos V. Arres y Artistas, C.S.l.C., Madrid, 1962, tro pintado por Sánchez Coello es más
fig. 180, nota 180.
derecho cuelga a lo largo del cuerpo y la 3. Se subtirula: • Rerratism en la corte de Felipe II
disúnguido, majestuoso y distante. Si el
mano sostiene un pañuelo blanco. jumo a Sánchez Coello y Jorge de la Rúa», en rostro pintado por Moro se superpusie-
Otras diferencias técnicas, respecto al Archivo Español de Arte, n.º 248, 1989, pp. ra al de una figura vesúda de campesina,
391-420.
cuadro de Sánchez Coello, se estable- 4. Max J. Friedtander: Early Netherlandi.sh Pamting. no habría fuertes contrastes. Se adecua-
cen en la ficha correspondiente a este Antonis Mor and bis Contemporan'es, Vol. XIII, rían el uno al otro. En ese senúdo, ¿en
Leyden-Bruselas, 1975 (Comentarios y notas H. qué se diferencia del pintado por Sán-
pintor. El traje de seda, de brillante co-
Pauwels y G. Lemmens), n.º 397, lám. 191.
lor carmín, responde al senúdo de la 5. AnUJnio Moro: A Raya! Co11rt Painter, 1519-1576.
chez Coello? En el de este úlúmo el en-
suntuosidad de la Corte española de la Dep. H.• Texas Christian Universicy. Publ. Uni- camado úene una factura casi de pastel,
versicy Microfilms Inremational. Ann Arbor, mosa-ando maúces pálidos y unifor-
época, por la riqueza de sus bordados
1983.
en oro y perlas y por la magnificencia mes, que contrastan con los tonos ma-
de las joyas que luce en el cuello, la cin- ALONSO SÁNCHEZ COELLO rronáceos del retrato de Moro. .
tura y adornando su cabellera. Las diferencias de soporte también con-
Isabel de Valois
Maria Kusche, en un reciente articulo tribuyen a marcar las distancias. Sán-
c. 1560
dedicado a la retraústa cremonense So- ch ez Coello pinta sobre lienzo ,
fonisba Anguissola en España 3 , reúne (Copia de Antonio Moro) mientras que Moro, de acuerdo a la tra-
una serie de retratos de Isabel de V alois dición flamenca, lo hace por lo general
Óleo sobre lienzo, 113 x 94 cm
que considera de la mano de esta pinto- sobre tabla, cuyas superficies lisas y su-
ra y que consútuyen interesantes ele- Colección Várez Fisa cesivas impresiones facilitan una técnica
mentos comparaúvos para el retrato de más fina y depurada. Sánchez Coello
Moro, aqtú expuesto. Se refiere, tam- PROCEDENOA sabe conjugar sabiamente los distintos
bién, al de la anúgua colección Bis- Anteriormente colección Bischoffs- elementos que integran el rostro: el
choffsheim en estos términos : «el heim, Londres y colección Philips, contorno pronunciado de la nariz, la
[retrato] sobrecargado en vestimenta y Eindhoven, después colección Lord boca y el cabello, así como las sombras
algo insípido de expresión, atribuido a Margadale of Islay, vendido por Chris- grisáceas, que contrapone a los fuertes
veces a Moro, pero que, seguramente, úe's el 2 de julio de 1965 (véase Apollo, contrastes de blancos, negros y rojos
es de Jorge de la Rúa IToris Van der junio, 1965). con que compone el encarnado de la
Straaten], el tercer pintor retraústa en la piel, la boca, los ojos y el cabello.
corte». Friedlander lo cree, sin embar- DATOS BIOGRÁFlCOS En los vesúdos también se aprecian di-
go, obra de Antonio Moro 4 y Margrit Véase cat. 3. ferencias. En los pintados por Sánchez
A. Jay localizado, como Friedlander, en Coello las pinceladas son más duras,
la colección del Dr. A. E. Pbilips, en ESTUDIO DE LA OBRA más secas. La seda blanca del forro de
Eindhoven, lo incluye en el grupo de Este magnífico retrato de Isabel de Va- las mangas acuchilladas o la tela roja de
obras «atribuidas a Moro justificada- lois es una copia realizada por Sánchez la falda pintadas por Moro parecen sua-
mente» 5. Coello del retrato de la Reina pintado ves y sedosas, mientras que en el lienzo
Por otra parte dice Kusche que «a pri- por Moro, su maestro. Afortunada- de Sánchez Coello resultan frías y rígi-
meros de 1560 [Moro] habría tenido mente se conserva el original [cat. 3], en das, como si fueran de mármol. En esos
úempo para hacer un retrato de la joven el que la Reina está captada de igual for- detalles se aprecia que, a pesar de haber
Reina Isabel de Valois pero, entre los ma, luciendo el mismo vesúdo. Esta fe- trabajado durante dos años con Moro
conocidos, no hay ninguno que se le liz circunstancia permite establecer las en Bruselas (1550-1552), Sánchez Coe-
pueda atribuir». La reaparición del cua- diferencias estilísticas existentes entre llo no supo hacer suya la técnica fla-
dro, adquirido recientemente en Móna- los dos pintores, que en este caso son menca, dejándose influir, por el
co, nos produce la satisfacción de casi imperceptibles, aun hallándose un contrario, por la italiana, que asumió de
contar, en España, con esta magnífica cuadro al lado del otro. forma española. En las joyas y en los
pintura que creemos, sin duda, salida de Se trata de una copia, pero no se puede bordados de perlas también se aprecian
los pinceles del gran maestro holandés decir que sea una simple repetición del diferencias. Moro los pinta fina y minu-
quien, más aún que Tiziano, influye en original. Más que de copia, habría que ciosamente, como para ser vistos de
la fecunda escuela de retraústas españo- hablar de una segunda versión. Sánchez cerca. Sánchez Coello, aunque también
les. Las características que se aprecian Coello reprodujo la interpretación que los ejecuta detalladamente, los pinta a
en la técnica y modelado del rostro, el Moro había hecho del rostro de la retra- base de pinceladas más sueltas, conci-
tratamiento de las telas y de los cabellos tada, si bien dotándola de una nueva ex- biéndolos para ser vistos desde lejos 2 .
y, sobre todo, la intensidad de comuni- presión 1• Lo mismo se puede decir del Tanto uno como otro son ejemplos tí-
cación con el espectador de la mirada FRAN<;:O!S CLOUET. Isabel de Valois. c. 1559 resto del cuadro, en especial del vestido, picos del retrato de Corte. El de Moro,
del modelo son, absolutamente, típicos TOLEDO, OH!O. MUSEUM OF ART que integra casi toda la composición. sin embargo, tiene como protagonista a

132
CATÁLOGO

un ser de carne y hueso, mientras que el todos los retratos originales de ella fue-
de Sánchez Coello refleja a un ser inac- ron realizados en este breve período. A
cesible y un tanto misterioso. En los las puntas blancas de la gorguera están
dos casos el personaje está representado cosidas plaquitas de oro, un detaile que
de la misma manera. ¿En qué reside, la Reina trajo de Francia y se puso de
pues, la diferencia? moda en España.
Carlos V introdujo hacia 1548 en Espa- Al igual que otras pinturas atribuidas a
ña el ceremonial de la Corte borgoñona 3 • Sofonisba Anguissola, sólo podemos ve-
Ese ceremonial sirvió para enaltecer la rificar su atribución comparándola con
figura del Soberano 4 • G racias a él, el el busto de Isabel de Valoi5 que se en-
Rey se veneraba casi como a D ios. D e cuentra en Viena, único retrato finnado
esa forma se reforzaba su autoridad, de su etapa española (1560-1580)3. Aun-
pero también se acentuaba su aislamien- que se encuentra en mal estado de con-
to, que se mantenía a través de las rígi- servación, la semejanza en la forma de
das normas de la etiqueta cortesana. D e interpretar el rostro es obvia en las dos
esa casi divinización y ese distancia- obras: en la forma ovalada de la cara, las
miento dan fe los retratos de Corte, en- cejas elevadas y arqueadas, las pálidas
tre otros el de Isabel de V alois pintado carnaciones, casi sin sombrear; sólo las
por Sánchez Coello, quien al adecuarse mejillas rosadas y la leve sonrisa que es-
a esos criterios se distanció del modelo boza su boca le dan un mínimo de plas-
ejecutado por Moro. ticidad a la figura, que no encontramos
Moro pintó el retrato de Isabel de Va- en los retratos de la Reina pintados por
lois en 1560, año en que la Reina se casa Moro o Sánchez Coello [cat. 3, 4]. Úni- PANTOJA DE LA CRUZ
con Felipe II, el mismo en que el pintor camente el retrato de la Reina de Fran-
Isabel de Valois
abandona España. En esa misma época SOFONISBA ANGUISSOLA r;:ois Clouet se parece a la obra de la
c. 1604/1608
es probable que Sánchez Coello recibie- pintora italiana, aunque las facciones
ra el encargo de copiarlo, estando moti- Isabel de Valois toscas del pintor francés no tienen nada (Copia de Sofonisba Anguissola)
vada esa copia por el deseo de que las c. 1561 en común con la interpretación del ideal
Óleo sobre lienzo, 119 x 84 =
restantes Cortes europeas, en especial cortesano que per sigue Sofonisba
Ó leo sobre lienzo, 205 x 123 cm
aquellas relacionadas familiarmente con Anguissola. Museo del Prado, Madrid (1030)
la española, contasen pronto con un re- Museo del Erado, Madrid (1031) En este retrato la composición es com-
trato de la nueva Soberana. pacta, sin llegar a ser monótona. Utiliza PRcx:EDEI'\'CJA

PROCEDENOA una técnica fina, suave y detallada, que Coincide con la descripción que figura
Stcphanie Breue r~Hcrmann Colección Real. refleja un armonioso conjunto. A dife- en la «memoria· de retratos que se han
rencia de las obras de Sánchez Coello, hecho para la Casa Real de El Pardo»
NOTAS CAT. '4 BIBLIOGRAFfA la figura no se encuentra en un espacio de 4 de diciembre de 1612, que susti-
l. L1 imerpremción del rostro de la Reina que Sán- Madrazo, 1879, n.º 925; Sánchez Can- indefinido; la Reina apoya la mano de- uúan a los que se habían quemado en el
chez Coello hace en el retrata del Museo de Viena tón, 1948, p . 125; Kusche, 1964, p . 194; recha en un pedestal y sujeta una minia- incendio del 13 de marzo de 1604.
difiere nomblarnente de la de Moro.
2. L1S piedras preciosas pintadas en negro del collar
Breuer, 1984, p. 285. tura de Felipe II. La luz ilumina su
y del cinturón son diamantes tallados a la antigua. rostro; las mangas blancas bordadas en COPIAS

3. Cuando Moro pint:i en 1560 el retrato de Isabel de DATOS BIOGRÁACOS oro y el forro de raso blanco permiten Museo de Grenoble; colección D.
Valois, el viejo Alcázar madrileño se está transfor-
Véase cat. 3. que un poco de luz llegue a la pared del Vayo, Madrid; Galería de Brera, Milán;
mando para adaptarlo al ceremonial de la Corte
borgoñona. Por entonces la Corte estaba en fondo y al hueco de la ventana. Kunsthistorisches Museum, Viena; Ba-
Toledo. · ES'JUOIO DE LA OBRA rroda State Picture Gallery, India.
4. Pfuncll, (1939) 1979, p. 130. Stephanie Breuer-Hermann
Este bello retrato de cuerpo entero de la
Reina Isabel de V alois, tercera esposa BIBLIOGRAFÍA

de Felipe II, fue en un principio atribui- NOTAS CAT. 5 Stirl.ing, 1848, I, p . 267; Roblot-Delon-
do a Sáncbez Coello y posterio1mente a l. Kursche, 1964, p. 193; Breuer, 1984, pp. 11, 171 y dre, 1913, p. 120; Sánchez Cantón,
285.
Pantoja de la Cruz, como copia de un 1948, p . 125; Kusche, 1964, n. 0 49, pp.
2. Véase el retrata de Felipe ll y el de Ana de A1<Stn4,
original de su maestro 1• La Reina guar- car. 7, 8. 107-109; Breuer, 1984, p. 171.
da un gran parecido con el retrato de 3. Es posible que la fuma fuera añadida posterior-
mente y el retrata tal vez sea copia, véase Kusche,
tres cuartos de perfil que Pantoja de la 1964, pp. 108-9.
DATOS BIOGR..\ACQS

Cruz pintó para la galería de El Pardo, Véase cat. 3.


copiado de un original de Sofonisba
Anguissola 2 . ESTUDIO DE l.A OBRA

Por la moda de la gorguera, abierta por Aunque este retrato siempre se ha con-
delante, este retrato se puede fechar al- siderado una copia de Pantoja de la
rededor de 1561, es decir poco después Crnz de un original de Sánchez Coello,
de la boda de Felipe II en 1560 y antes el modelo fue una obra de Sofonisba
de 1565, cuando la gol.illa se llevaba más Anguissola. Pantoja pintó el retrato de
ancha. Como la Reina murió en 1568, la Reina, y otros treinta y dos, para sus-

133
CAT Á LOGO

tituir a los que se quemaron en el incen- siglo XVI, demostrar la distancia existen-
dio de la Galería de Retratos del Palacio te entre el Soberano y el espectador 2 •
de El Pardo en 1604 1 • Por Argote de En el rostro se puede apreciar la inter-
Melina 2 sabemos cuáles fueron los re- pretación psicológica característica de
tratos que había en El Pardo, entre los los retratos de Sánchez Coello, que di-
que se encontraba uno de «Doña Y sa- fiere de la de Moro [cat. l], Lucas Hee-
be] Reyna de España, tercera muger del re (Prado, 1949), o de Tiziano (Prado,
Rey don Felipe... de mano de Sopho- 411). Los rasgos del Rey han sido capta-
nisba, Dama que truxo de Francia, ex- dos implacablemente: los ojos, de pár-
cellentissima en retratar, sobre todos los pados pesados, están contorneados
pintores desta edad». También tenemos ligeramente en rojo; las cejas están hen-
noticia de que el Rey Felipe II ordenó al didas y las pestañas son rubias, estando
pintor de cámara Pantoja de la Cruz, el labio inferior belfo no muy acentua-
sacar las copias de los originales de los do. Los detalles de la barba y del cabello
mismos artistas de El Pardo, que se en- han sido tratados mediante matices de
contraban en otros palacios 3 • Podemos color que imitan el natural. La oreja no
deducir por tanto que este retrato de parece natural, sino que es igual a la de
Isabel de Valois lo copió de un original las pinturas religiosas.
hoy perdido de Sofonisba Anguissola 4 , ALONSO SÁNCHEZ COELLO Las manos están muy bien moldeadas, ALONSO SÁNCHEZ COELLO
ya que el retrato pintado por Sánchez sobre todo si se las compara con otros
Coello muestra el rostro de la modelo Felipe ll retratos masculinos pintados por Sán- Ana de Austria
de manera completamente diferente. c. 1570-1571 chez Coello. Los nudillos se diferencian c. 1570-71
De 1os lienzos que Pantoja pintó para la Óleo sobre lienzo, 109,5 x 92,5 cm por su color.
Óleo sobre lienzo, 109,5 x 93 cm
Galería de El Pardo sólo se conservan La técnica de Sánchez Coello·comparte
dos. Uno es éste y el otro el de Margari- Colección Stirling Maxwell la tradición flamenca de su maestro An- Colección Stirling Maxwell
ta de Austna, esposa de Felipe III, en Pollok House tonio Moro y la pincelada suelta vene- Pollok House
el Instituto Valencia Don Juan, Madrid. Glasgow Museurn & Art Galleries ciana que conoció en las obras de Glasgow Museums & Art Galleries
El carácter de este retrato revela cierta Tiziano. Esto se aprecia en el dorado de
contradicción: la armonía de la compo- PROCEDENOA
la armadura del Rey, ejecutado minu- PROCEOENOA

sición, la factura suelta en los encajes y Colección del General Mead. En 1850 ciosamente, y en la lechuguilla y los pu- Colección del General Mead; en 1851
la manga, el modelado fino de los ojos y lo adquirió Sir William Stirling Max- ños. Son visibles algunos «pentimenti» fue comprado por Sir William Stirling
la frente, que recuerdan el retrato de la well; legado a la ciudad de Glasgow en del artisra en las calzas y en los dedos de Maxwell; regalado a la ciudad de Glas-
hermana de Sofonisba Anguissola, Mi- 1967. la mano izquierda. gow en 1967.
nerva 5, no concuerdan con la planitud Este retrato de Felipe II se puede fechar
EXPOSTOONf5
de la silueta contra el fondo y la dureza hacia el año 1570-1571. El Rey con cua- COPIA

del vestido. Da la impresión de que la Londres, 1960; Manchester, 1965, n.º renta y tres años se casó en 1570 con De cuerpo entero, con variantes, en
gracia del retrato está atrapada por la 209; Londres, 1988, n.º 42. Ana de Austria, de quien también se Nelahozeves, colección Raudnitz.
rigidez del traje y el fondo. Comparán- conserva el retrato que hacía pareja con
dolo con los otros dos retratos de la DATOS s1cx;RAficos
éste [cat. 8]. Comparando este retrato EXPOSIOONES

Reina de la pintora italiana [cat. 5 y el Véase cat. 2. con el firmado de Viena [cat. 12] se de- Leeds, 1868, n º 340; Londres, 1988, n º 4-3.
de Viena] se ve claramente que los ras- duce que debieron haberse pintado por
gos del modelo fueron tomados de un ESl1JDIO DE LA OBRA los mismo años, dadas las coincidencias smucx;RAFtA
original de Sofonisba Anguissola. Éste es el único retrato conservado de en el vestido de la Reina. Quizás estos Roblot-Delondre, 1920, p . 188; Breuer,
El lienzo se puede datar entre 1604 y Felipe II que se puede atribuir con cer- dos retratos de Glasgow fueron realiza- 1984, n.º 17, pp. 125-126.
1608, y el original del que se copió, en- teza a Sánchez Coello 1• Varios elemen- dos con motivo del matrimonio de los
tre 1561 y 1565. tos estilísticos avalan la autoría de este Reyes. DATOS BIOGRÁACOS

lienzo. La composición corresponde al En el inventario de Felipe II se describe Véase cat. 9.


Stephanie Breuer-Hermann
esquema de retrato cortesano que utili- «otro retrato de medio cuerpo del rey
zaron Antonio Moro y Tiziano. El Rey don Felipe, nuestro señor, de pincel en ESTUDIO DE LA OBRA
NOTAS CAT. 6
posa delante de una columna, con un lienzo, armado, con un bastón en la El vestido que lleva Ana de Austria, de
l. Kusche, 1964, p. 107.
2. Argote de Molina, Descripd/m del Bosque y <Asa bastón en una mano y la otra colocada mano n. 0 14». Tal vez ese retrato sea el mangas semiabiertas en forma de alas,
Real del Pardo, libro de la Munteria, Sevilla, 1582, en el puño de la espada. Aquí ya es visi- de la colección Stirling Maxwell. así como la gorra, negra con una pluma
publicado por Roblot-Delond re, 1913, pp. ble el característico estilo de Sánchez blanca, y el joyel se asemejan mucho a
200-206.
3. Todas las copias eran del mismo tamaño, en el Coello. La figura del Rey está dividida Stephanie Breuer-Hermann los que aparecen en el retrato de la Rei-
restamento de Pamoja. Kusche, 1964, p. 105. geométricamente en triángulos, rom- • na del Museo Lázaro Galdiano [cat. 11].
4. El original fue un retrato que Felipe Il tuvo en el bos, etc., que no sugieren profundidad, NOTAS CAT, 7 Es muy probable que este retrato forme
Alcázar de Madrid, siendo descrito como el de
Panroja. Kusche, 1964, p. 109. sino que refuerzan el planismo de la 1. La mayoría de las obras de Sánchez CocUo se per- pareja con el de Felipe II [cat. 7]. A juz-
5. Cremona, Pinacoteca, hacia 1559. composición. Debido al espacio irreal tlieron en los incendios del viejo Alcázar de Ma- gar por la composición, esta pintura fue
que lo rodea, el Rey parece aislado, casi drid de 1734 y del Palacio de El Pardo de 1604.
concebida de medio cuerpo. Ambos
2. Don Carlos, Viena y Oporto (cat. 17, 19] ; An:hi-
abstraído. Esto es exactamente lo que d11q11e Roda/fo, Hampton Court (cat. 31] ; Don brazos están colocados paralelos, indi-
quiere conseguir el retrato cortesano del Femando, Descalzas Reales [cat. 25]. cando de esta manera la profundidad,

134
CATÁLOGO

ya que debido a su pequeño formato no para conseguir una expresión digna y


se puede incluir otro objeto para crear grave. Éstas son las mismas caracteristi-
la sensación de espacio. La cara alargada cas del retrato de Isabel Clara Eugenia
y estrecha, la ausencia de sonrisa y los de la Galena Sabauda de Turín, tam-
ojos redondos dan a la Reina una ex- bién de la pintora italiana.
presión seria. Se diferencia del retrato En cuanto al otro retrato de la Infanta,
del Museo Lázaro Galdiano en que no que recientemente apareció en el mer-
llega a la belleza de aquél ni del de Viena cado del arte de Londres y actualmente
[cat. 12] por ser menos preciso. Aun- pertenece a una colección privada de
que esta pintura no alcanza la calidad de esa ciudad, su expresión parece ser más
los retratos antes citados, en la ejecu- viva y los rasgos más naturales, si se los
ción de las manos y en la pincelada compara con el retrato de Turin y con
suelta de los encajes de. la lechuguilla se el de Sánchez Coello. Esta obra de So-
reconoce como obra del maestro. fonisba Anguissola en la que la joven
Infanta sostiene un monito, es de muy
Stephanie Breuer-Hermann buena calidad, como revela el suave de-
lineado de las manos y la cara, así como
- - - - -- CAT. 10 - - - - - -
la minuciosidad en el tratamiento de los
SOFONISBA ANGUISSOLA detalles, ópicos de esta pintora italiana. SOFONISBA ANGUISSOLA

Ana de Austria Stephanie Breuer-Hermann Felipe JI


c. 1575 c. 1575

Óleo sobre lienzo, 84 x 67 cm Óleo sobre lienzo, 88 x 72 cm

Museo del Prado, Madrid (1284) Museo del Prado, Madrid (1036)

PROCEDENOA PROCEDEN O.:\

Colección Real. Colección Real. Se cita en el inventario


de 1686 en la «pieza de la torre» del Al-
BlBUOGRAftA cázar de Madrid.
Sánchez Cantó_n, 1948, p. 127; Lafuen-
te, 1972, p. 257; Breuer, 1984, p. 89. COPL.\S

Retrato de busto en el Castillo de Am-


DATOS BIOGRÁACOS brás, Innsbruck; otra con variantes, co-
Ana de Austria, nacida en Cigales el 1 lección Brunner, París, 1925.
de noviembre de 1549, era hija del Em-
perador Maximiliano y de la Empera- EXPOSIOONES

triz Maria. Sobrina y cuarta esposa de Ginebra, 1939, n.º 70; Valladolid/Bar-
Felipe II, contrajo matrimonio con él celona, 1971, s. n.; Buenos Aires, 1980,
Rey en Segovia el 12 de noviembre de s. n.
1570. Sus hijos fueron los Infantes Fer-
nando, Carlos, Diego, Felipe, Lorenzo BIBUOGRAFlA

y Maria, de los que sólo Felipe sobrevi- Angulo, 1954, XII, p . 299 ; Camón
vió y llegó a ser Rey. La Reina murió Aznar, 1970, p. 498; Lafuente, 1972,
en Badajoz el 26 de octubre de 1580. p. 240; Breuer, 1984, p. 87.

ES11JOIO DE LA OBRA DATOS BIOGRAFlCOS

De igual manera que su pareja, el retra- Véase cat. 2.


to de Felipe II [cat. 10], la austeridad es
la nota que domina en esta obra. Los ESlUDJO DE L.\ OBRA

rasgos de la Reina difieren notablen1en- Éste es uno de los retratos más contro-
te de los pintados por Sánchez Coello, vertidos de Felipe II. A pesar de las apa-
donde, especialmente en el retrato de rentes semejan zas con el estilo de
Viena [cat. 12], destaca cierto realismo Sánchez Coello, un detenido estudio
al hacer visible la punta de la nariz, un técnico lo atribuye a Sofonisba Anguis-
poco gruesa, los labios caracteristicos de sola, sobre todo si lo comparamos con
los Habsburgo y una pequeña verruga retratos como el que Sánchez C oello
en la cara. El retrato de Sofonisba An- pintó para Felipe II, y que hoy se en-
guissola no muestra estos detalles, pues cuentra en Glasgow [cat. 7] .
ANÓN IMO. Felipe JI. COPIA DEL RETRATO
se ha sometido a las normas del retrato DE SOFONISBA ANGUISSOLA. INNSBRUCK. Este retrato es de una calidad e,xcepcio-
cortesano que exigen la idealización PO RTR ATGALER!E SCHLOG AMBRAS nal en lo que se refiere a la e,'"Presividad,

135
CATÁLOGO

plasócidad y detalle con que la figura Glasgow [cat. 8), realizado aproxima-
del Rey está pintada. Felipe II aparece damente por el ffiismo óempo, la ex-
delante de un fondo verde grisáceo; óe- presión de la cara ya no irradia tanta
ne la mano derecha apoyada en un bra- gracia como en el de Madrid. Por esta
zo del sillón, y con la otra sosóene un razón probablemente sea de los prime-
rosario de cuentas de madera. La llama- ros retratos que se hicieron de la Reina
óva monumenta!idad de la figura se ha después de su boda con Felipe II, el 12
logrado mediante una composición de noviembre de 1570. El bosquejo de
senálla, como es caracrerisóco también la cabeza lo tomaría verosímilmente
de los retratos de Sánchez Coello. Se para el retrato de Viena, ya que los ras-
aprecia un deliberado propósito por gos parecen más idealizados y todas las
mantener la silueta de la figura compac- copias, al igual que el original de Glas-
ta dentro de un triángulo que viene in- gow, se basan en la interpretación fisio-
dicado por la posición de las manos y la nó mi ca del retrato de Viena, con la
línea exterior de la capa. Pero la extre- nariz ensanchándose hacia la punta, la
mada simplicidad que prescinde de los frente abombada y el labio inferior más
moóvos decoraóvos difiere del esólo de grueso. Sánchez Coello debio haber rea-
Sánchez Coello: el puño de la espada lizado el dibujo del rosrro para el retrato
- -- - - - CAT. 11 - - -- - -
no brilla, ni la cuerda de la que cuelga el de Viena en 1571, después de un primer
Toisón del Rey, ni las cuentas del rosa- ALONSO SÁNCHEZ COEllO bosquejo, quizás trazado rápidamente.
rio. Sólo desta= la blanca lechuguilla En este retrato los rasgos están simplifi-
del cuello y los puños pintados fina- Ana de Austria cados, pero son muy refinados: la nariz
mente, con un detalle también ajeno al c. 1570-1571 es esrrecha y derecha, los ojos son ver-
esólo de Sánchez Coello. El único con- des en vez de azules, la boca aparece
Óleo sobre lienzo, 122 x 96 cm - - - - - - CAT. U - - - -- -
traste de color lo pone el rojo anaranja- favorecida por medio de una leve sonri-
do q1:1e cubre el sillón, del que sólo se Fundación Lázaro Galdiano, Madrid sa y la forma de la cara entera no es tan ALONSO SÁNCHEZ COEllO
apreáa ahora una pequeña parte, pues alargada como la del retrato de Glas-
el cuadro fue recortado. INSCRIPCIÓN gow, ni tan ancha como en el de Viena. Ana de Austria
Como en otros retratos de Sofonisba Firmado y fechado: A. Sanchez F. 157. La composición se debate entre una 1571
Anguissola 1, en éste la factura es muy postura natural, evidente en el brazo
Óleo sobre lienzo, 170 x 98 cm
lisa y detallada, las carnaciones de sus PROCEOENOA derecho, y una estructura geométrica,
modelos son siempre muy pálidas y la Se puede idenóficar con el retrato fir- que se revela en la forma encuadrada Kunsthistorisches Museum, Viena
superficie parece plana. Aunque la úni- mado por Sánchez Coello de Doña del brazo izquierdo. Su formato origi-
ca pintura firmada de Sofonisba An- Ana de Austria que Sir H. H. Campell nal puede haber.sido de cuerpo entero, INSCRIPCIÓN

guissola se encuentra en mal estado de compró en Londres el 12 de marzo de como muestra una copia en Nelaho- Firmado y fechado: A. Sánchez, F. 1571.
conservación y su firma no es comple- 1888, en la venta de la colección Ralph zeves 1.
tamente segura 2 , todos los retratos de Berna!, el cual se dio por desaparecido. En el lienzo los colores se armonizan PROCEDENCA

su período español 3 óenen en común perfectamente. El fondo, de un verde Colección Imperial.


su fisonomía: evita sombras en el ros- BIBUOGRAftA oliva, determina el colorido del rostro,
tro, las cejas son elevadas y arqueadas y Roblor-Delondre, 1913; p. 123; Camón especialmente del cabello y los ojos, que COPIA

la mirada fija, debido a que la forma de Aznar, 1958, p. 95; Breuer, 1984, n.º 15, como las sombras del vesódo están rea- En el mismo Museo.
los ojos es más redonda que almendrada. pp. 123-124. lizados en un gris verdoso. Este am-
Por el tamaño de la lechuguilla se puede biente de tonos apagados es típico del BIBUOGRAFlA

fechar este retrato y el de su pareja haáa DATOS BIOGRÁACOS estilo de Sánchez Coello, quien de esa Parthey, 1863, t. I, p. 288; A. L. Mayer,
1575. Como mucho, anterior a 1582, Véase car. 9. forma consigue alejar a la retratada de la 1922, p. 226; Gaya Nuño, 1958, n. º
cuando el Rey ya rerúa barba blanca. realidad, es decir procurando conseguir 2.580; Klauner, 1961, p . 145; Breuer,
ESTIJDJO DE LJ\ OBRA ese efecto, presente en todos los retratos 1984, n.º 16, pp. 124-125.
Stephanie Breuer-Hermann Éste es el retrato más temprano de la cortesanos de Sánchez Coello.
Reina Doña Ana que se ha conservado EXPOSICIONES

NOTAS CAT. 10
de Sánchez Coello. La muestra con un Stcphanic Brcucr-Hcrmann Murúch, 1982, n.0 8.
l. Ana de Austna [cat. 9], Isabel de Valois, Kunsthis-
traje blanco bordado con oro, apoyán-
torísches Museum, Viena; Isabel de Va/oís, [car. dose en el brazo de un sillón, sobre el NOTA CAT. 11 DATOS IJIOGRÁFICOS

5]; Isabel Clara Eugenia, Galeria Sabauda, Tuñn; cual Sánchez Coello puso la firma y la Véase cat. 9.
1. La Reina Doña Ana aparece de cuerpo entero, en
Isabel Clara Eugenia, colección privada, Londres.
fecha. Desgraciadamente la úlóma cifra la misma postura que en el retrato del Museo Lá-
2. Kusche, 1964, pp. 10!H09 quizá, se trata de una
7..aro GaJdjano, pero con el vestido del retrato de
copia del original perdido con firma posterior. de la fecha ya no es visible, de manera Glasgow. Se trata de una copia posterior a Sán-
ESTUDIO 01~ LA OURA

3. Sofonisba Anguissola vino a España como dama que tenemos que situar el año en que El esquema de composición de la figura
chez Coello, pintada por Barrolomé González
de honor de Isabel de Valo is en 1560 y se quedó
hasta el año 1580. fue pintado entre 1570 y 1571. Compa- (véase Breuer, 1984, p. 305). es totalmente disónto del resto de las
rándolo con el retrato de Viena, tam- obras de Sánchez Coello. La rígida
bién firmado y fechado en 1571, el construcción, en forma de pirámide, da
rostro de la Reina parece aquí más jo- al modelo un aire estatuario. Sólo las
ven. En el retrato de medio cuerpo de mangas, en forma de alas, el contraste

136
CATÁLOGO

entre el negro y el blanco y los antebra- ESTUDIO DE LA O BRA seo de Viena, dice: «Existe una copia
zos dan cierto movimiento a la figura. Conviene comenzar por dar cuenta de por Sánchez Coello en el Prado. Ma-
Los rasgos de la Reina están mejor cap- lo que aproxima el retrato del Prado al drid, n.º 1141». Sánchez Cantón en el
tados aquí que en el retrato del Lázaro de Viena para seguir con las grandes di- Catálogo del Museo, de 1972, añade el
Galdiano [cat. 11]. El rostro está ilumi- ferencias que los separan. La presenta- dato de que puede ser copia de Bartolo-
nado casi frontalmente, destacando la ción del modelo es idénúca, y en ambos mé González: « .. .pero esta copia o una
frente. La nariz se ensancha en su parte cuadros la Reina está vista hasta algo igual fue cobrada por los herederos de
inferior, de forma poco favorecedora, más abajo de las rodillas y de tres cuar- Pantoja de la Cruz» y para complicar el
cerca de ella se hace visible una pequeña tos de perfil a la derecha, posición muy problema, Hymans (p. 150 y ss.) sugie-
verruga. La expresión majestuosa de la frecuente en Antonio Moro. Acútudes re la opinión «no de la posteridad sino
Reina se suaviza por medio de una lige- y gesto son también iguales, aun en de- de la anterioridad del retrato de Madrid
ra sonnsa. talles un tanto sorprendentes, como [respecto al de Viena] y por ello la legi-
La pincelada en este cuadro es fina y puede ser el que, en las dos, la Reina tinlldad de su primera atribución a
suelta. Únicamente llevan impronta ve- muestra desnuda la mano que apoya en Moro», suponiendo que «la novia de
neciana el guante y el pañuelo. El artista el brazo del sillón, mientras con la otra, Felipe Il, al desembarcar en los Países
se ha preocupado por crear un espacio enguantada de negro, sostiene un pa- Bajos posara ante el pintor del Rey».
a través de las cortinas y de los objetos, ñuelo blanco y el otro guante. Luce en Es un retrato con calidades, pero los ca-
aunque sin lograrlo. ambos las mismas joyas, que consisten rácteres más típicos del gran retraústa
- - - - - - CAT. 13 - - - - - - en un cinturón de eslabones que sepa- holandés no se hacen evidentes en el
Stephanic Brcuer-Hermann ran un diseño cuadrilobulado con es- lienzo de Madrid, por lo que no parece
BARTOLOMÉ GONZÁLEZ meralda rectangular, al centro, rodeada que pueda pensarse en una obra de su
de cuatro perlas, una de mayor tamaño, mano y queda, en cambio, abierta la
Ana de Austria
en la parte central, que hace de colgan- posibilidad de encontrar, con funda-
(Copia de Antonio Moro) te. Al cuello lleva importante collar, mento razonado, su verdadero autor,
también de esmeraldas y perlas, del que
Óleo sobre lienzo, 107 x 86 cm
pende una hermosa joya, de familia, Elisa Bermejo
Museo del Prado, Madrid (1141) compuesta por la imperial águila bicéfa-
la de los Austria, que remata la gruesa
PROCEDENCIA perla en forma de lágrima. Por otra par-
Consta como copia de Bartolomé Gon- te, aunque con diversa técnica, el rostro
zález en las adiciones de 1617 al Inven- de la Reina Ana muestra peinado y ges-
tario del Palacio del El Pardo de 1614. to casi iguales en Viena y Madrid.
La diferencia total entre ambos retratos
BIBUOGRAF'tA se refiere a la indumentaria que luce
H. Hymans, Bruselas, 1910, p. 150; L. Ana de Austria. Lleva en el cuadro de
Roblot-Delondre, París, 1913, p. 122, Viena tocado de terciopelo negro con
lám. 61; G. Marlier, Bruselas, 1934, p. borde de pedrería que remata un gra-
101, cat. n.º 33; Stephanie Breuer, Mu- cioso penacho de plumas blancas. La
nich, 1984, fig. 151; Carmen Bernis; saya es, también, de terciopelo negro y
1986, p. 150; M. Kusche, 1989, pp. 409 deja ver, por el cuello y las mangas
y 414, fig. 8. abiertas, el traje de debajo, de cuello .
alto, en seda amarilla y estrechas bandas
E...XPOSIOONF..S doradas como los lazos que adornan la
Madrid, 1971, Santa Teresa y su tiem- parte superior y baja de las mangas. Es
po. Casón del Buen Retiro. obra fechada en 1570, aunque el úlúmo
dígito no aparece claro.
COPIAS El aspecto de Ana en el retrato del Pra-
Este cuadro es copia, con variantes do es más juvenil gracias al vistoso traje
muy in1portantes en la indumentaria, blanco con franjas bordadas en tonos
del retrato de Ana de Austria por Anto- oscuros y lazos en las mangas de alegre
nio Moro, del Kunsthistorisches Mu- tonalidad rojiza que, a primera vista, lo
seum de Viena. Friedlander, en su distancian del cuadro pintado por
volumen XIII, recoge con el n.º 373a, Moro, del Museo de Viena. No sólo
un retrato de busto que considera répli- por los colores empleados, sino tam-
ca de igual mérito (Agnew, Londres, bién por el disúnto corte de las mangas
1924, 37 x 27 cm), de paradero actual la diferencia se hace más evidente entre
desconocido. Como referencia, ver los estas dos pinturas que, en el caso de la
retratos de Sánchez Coello [cat. 8, 11]. madrileña plantea problemas, aún no
resueltos.
DATOS BIOGilAFICOS Margrit A. Jay, al referirse al rea-ato de
Véase cat. 9. Ana de Ausu1a, ob1-a de Moro, del Mu-

137
CATÁLOGO

un hijo póstumo, el infortunado Don época, con su condición de viuda. Car-


Sebastián, futuro Rey de Portugal, que men Berrús lo fecha hacia 1558 y Mar-
perecería, con su ejército, en Alcazar- grit A. Jay lo hace figurar en su catálogo
quivir en 1578. En 1554, tras la muerte de las obras de Antorúo Moro como
de su esposo, vuelve a España y duran- firmado y fechado en 1559.
te la ausencia del Emperador Felipe II,
éste le confió el gobierno del país entre Elisa Bermejo
1554 y 1559. Fundó el Monasterio de
las Descalzas Reales y falleció en El Es-
corial a principios de septiembre de
1573.

ESTIJDIO DE U OBRA

Entre los retratos que Moro tuvo oca-


sión de realizar en Madrid, el de Juana
de Austria puede contarse entre los de
aspecto más distinguido y elegante.
Hymans recoge una fina apreciación
- - - - - - CAT. 15 - - - - - -
del eminente Karl Justi en la que éste
juzga la obra diciendo que «la princesa CRISTÓBAL DE MORALES
parece dar audiencia». Es retrato de
cuerpo entero, ligeramente girado a la Doña Juana de Portugal
derecha. Tiene una mano apoyada en el c. 1552
brazo del sillón que aparece, en primer
Óleo sobre lienzo, 99 x 81 cm
término, y en la otra sujeta los guantes
y un pañuelo. Va vestida con saya ente- Musées Royaux des Beaux-Arts
- - - - - - CAT. 14 - - - - - -
ra de seda negra, aliviada por una man- de Belgique, Bruselas
ANTONIO MORO teleta de gasa blanca, en la que el pintor
cuida las transparencias, que se une por INSCRJPClONES

Doña Juana de Portugal las puntas con un colgante o broche. AETATIS. SVE./.17.
1559 Cofia, gola y puños, muy estrechos,
también son blancos. PROCEDENOA
Óleo sobre lienzo, 195 x 105 cm
Carmen Bemis dice que «poco después Entre los bienes de Felipe II, inventaria-
Museo del Prado, Madrid (2112) de mediar el siglo pasó defirúcivamente dos entre 1598 y 1607, figuraba, entre
la moda de los trajes escotados. Desde los «Retratos de pincel al óleo, que tiene
PROCFDENOA entonces, los vestidos completamente prestados la serenísima emperatriz
En 1600, «Guardajoyas», Alcázar de cerrados con altos cuellos que obligaban Doña Maria», «otro retrato de medio
Madrid. a llevar la cabeza erguida, fueron uno de cuerpo de pincel en lienzo de la serení-
los rasgos más característicos de la sima princesa doña Juana, puesta la
BIBUOGRMIA moda española y de las que la imitaron» mano sobre la cabeza de una negrilla,
H. Hymans, 1910, p. 113, cat. 9. Louise y presenta este retrato como ejemplo. n.º 32» (Beer, 1898, p. CXXXII). Saca-
Roblot-Delondre, 1913, fig. 44; G. Mar- Puede pensarse que, quizás, la presión do de España con motivo de la invasión
lier, 1940, p. 96, cit. 9; Carmen Bemis, del alto cuello sea la causa que lo que francesa, formó parte en 1838 de la Ga-
1962, p. 45, lám. 35, fig. 165; M. J. llama la atención de Hymans, del «par- lería Louis Philippe. Vendido en Lon-
Friedlander, 1975, n.º 394, lám. 191; ticular diseño de la oreja situada obli- dres en 1853 (Venta Louis Philippe, n.º
Ángela Delaforce, 1982, fig. 23; Mar- cuamente y muy alta». M. Kusche lla- 401), fue adquirido por Halle, de Bruse-
grit, A. Jay, 1983; Stepharúe Breuer, ma la atención sobre la seriedad que las, en 110 libras.
1984, fig. 149; María Kusche, 1989, p. Moro procura al retrato y en cuanto al
401. reparto de luces considera que «la figura COPIAS

y el cuarto están iluminados por igual». Hampton Court, colección de Su Ma-


EXPOSIOONES Sin embargo, resulta indudable que la jestad la Reina Isabel II; copia del siglo
Lisboa, 1940, Do mundo portugues, luminosidad de las manos y más aún XIX, en el Museo de Versalles.
n. º 6; Madrid, 1972, Biblioteca Na- del rostro, acaparan la atención del es-
cional, Os Luisiadas. pectador que, como ante otros muchos BIBLIOCRAFIA

retratos de Moro, se siente «mirado» Piot, 1895, pp. 307-308; Figueiredo,


DATOS BIOGRÁFICOS intensamente por la joven Infanta, Jua- 1908, p. 54; Hymans, 1910, p. 165; Ro-
Nace en Madrid el 24 de jurúo de 1535. na de Austria, que se muestra encanta- blot-Delondre, 1913, p. 95; Bautier,
Segunda hija de Carlos I e Isabel de dora y gentil a pesar de la seriedad que 1916, n.0 413; Cat. Museo, 1922, p. 75;
Portugal. Cas9 con el Príncipe Juan puede imprimirle la oscura apariencia Babelon, 1922, p. 222; V. Loga, 1923, p.
SÁNCHEZ COEL LO. Doña Juana
Manuel de Portugal en 1553, que murió de su indumentaria que, por otra parte de Portugal.
1557. IN NSBRUCK.'
129; Beruete y Moret, 1924, p. 61; Jen-
pocos meses después de la boda. Nació se aviene, siguiendo las normas de la PORTR ÁTGALER IE SCHLOíl AMBRAS kis, 1947, p. 21; Hendy, 1974, p. 218;

138
CATÁLOGO

(Baticle) exp. París, 1981, n.º 66; Breuer, La interpretación que Morales hace del y distinción. La alta calidad del retrato
1984, pp. 315-316, 165, 105-107. rostro de la Princesa se distingue clara- cónfirma la atribución de Sánchez Coe-
mente de la efectuada por Moro y Sán- llo, corroborada por la composición
EXPOSICIONE.5
chez Coello. La Princesa tiene aquí una geométrica, elemento típico del estilo
Brujas, 1907, n.º 72. expresión joven y bella, lo que no impi- del pintor. Del velo cuelga un medallón
de que parezca una muñeca falta de engastado en oro, en el cual está ins-
DATOS BJOGRÁACOS
vida 7 • El parecido que presenta con res- crustada una miniatura de Felipe Il,
Véase cat. 14.
pecto al retrato de su hermana, María muy semejante al retrato que del Rey
ESTUDIO DE LA O BRA de Austria, conservado en Hampton pintara Antonio Moro [cat. 1].
Este retrato, fechable hacia 15521, está Court, pone de relieve que los dos re- Si comparamos la interpretación de los
realizado durante el matrimonio de la tratos están pintados por Cristóbal de rasgos de la Princesa en este retrato con
Princesa con Don Juan Manuel de Por- Morales. los de Antonio Moro y Cristóbal de
tugal2. Puede atribuirse al portugués Las figuras de Doña Juana y del negrito Morales [cat. 14, 15], parecen distintas
Cristóbal de Morales, del cual sólo se no se relacionan. El negrito está tratado personas. La primera es una noble; la
conserva un retrato firmado, el del hijo como si fuera un mueble, pareciendo del flamenco es fea y severa, y la del
de Doña Juana, el Príncipe Don Sebas- que se hubiera pintado sólo para servir pintor portugués tiene un aire de muñe-
tián de Portugal, conservado en las de apoyo a la Princesa. La mirada que - - - - - - CAT. 16 - - -- - - ca. Aquí el retrato cortesano se sale de
Descalzas Reales [cat. 35]. Comparan- el negrito le dirige es el único gesto hu- la monotonía y nos muestra el objetivo
do uno y otro retrato, las concordan- mano del cuadro, no rompiendo, sin ALONSO SÁNQ-JEZ COELLO de cada artista.
cias estilísticas se hacen evidentes. Las embargo, la separación temática y Stephanie Breuer-Hermann
dos figuras presentan el rostro ovalado, compositiva existente entre los dos Doña Juana de Portugal
terminado en punta; los ojos tienen la persona¡es. c. 1557 NOTA CAT. 16

misma forma almendrada, pareciendo Este retrato es de gran calidad y destaca Óleo sobre lienzo, 116 x 93 cm 1. Ésta es una de las rres obras conservadas de Sán-
aún más oblicuos gracias a las finas y por los detalles. En ningún caso se trata chez Coello de los años 50, junto con la de Don
Museo de Bellas Artes, Bilbao (90/15) Carlos del Museo del Prado [cat. 18] y la de Doña
arqueadas pestañas; las orejas son pun- de una copia o de una obra de taller, Juana, del Castillo de Ambrás.
tiagudas y los dedos largos, modelados como antes se creyó 8 •
PROCEDENCA
en forma cónica. Las pinceladas son fi-
nas. Sólo el jubón del negrito muestra Stephanie Breuer-Hennann
Antigua colección Larreta, Argentina.
una pincelada más suelta.
Las obras de Morales guardan una cier- NOTAS CAT. 15

ta semejanza con las de Moro, lo que l. Este retrato debió de pintarse enrre diciembre de Buenos Aires, 1966, n.º 72.
1552, fecha de la ll~da de la Princesa a Portugal,
no es sorprendente, ya que Moro estu- y el 23 de junio de 1553, día en que cumplió 18
BIBLIOGRAÁA
vo dos veces en Portugal 3 , en 1550 y en años.
1552, debiendo de haber influido sobre 2. Só lo se conoce otro retram de D oña Juana antes Gaya Nuño, 1958, p. 297, n. º 2565;
de enviudar. Se trata de un pequeño busto, proba- Breuer, 1984, n.º 6, pp. 102-104; catálo-
el pintor portugués. Las obras de los blemente obra de un copista ausuiaco, existente
dos pintores muestran los rostros de los en la Galeña de Retratos del Archiduque Fernan-
go subasta, Buenos Aires, 1988, n.º 23.
modelos•girados tres cuartos de perfil, do del Tirol.
3. Se desconocen los datos biográficos esenciales de DATOS BIOGR..ÁFICOS
con la parte inferior muy escorzada. En Cristóbal de Morales. Enrre 1551 y 1571 rrabajó.
los dos la superficie pictórica es muy para la Corre portuguesa. Véase, Figueiredo, 1931,
Véase cat. 14.
fina, coincidiendo en cuanto al trata- p. 36, nora n.0 27.
4. Obras atribuidas a Cristóbal de Morales: Empera- ESTUDIO DE LA OBRA
miento de las manos y orejas. Pero triz Maiia de A11Stna, c. 1550, Harnpton Courr;
Moro siempre es más serio y realista. Doña Juana de Portugal, c. 1552, Musées RoyaiLx
Éste es uno de los retratos de Doña Jua-
Los personajes de Morales, por su par- des BealLx-Arts, Bruselas [cat. IS]; Don J11a11 de na, hermana de Felipe II, que se conser-
A1<Stria, c. 1560, Pollok House, Glasgow; Don Se- van de Sánchez Coello 1• El modelo es
te, responden a un tipo ideal, no al del bastián de Po111Jgal, c. 1565 [cat. 35], Descalzas
individuo que retrata 4 • Con respecto a Reales; Archid11q11e Rodolfo de A11st:1ia, c. 1565,
el mismo que el del retrato del Castillo
los de Moro, los retratos de Sánchez Hampton Courr; El Príncipe Don Cirios, c. 1565 de Ambrás, firmado y fechado en 1557.
[cat. 20], Descalzas Reales; Sebastián de Porti•gal, El que se expone fue pintado por la
Coello y Morales son más rígidos, 1570, Museu de Ane Amiga, Lisboa; Sebastián de
acentuándose en ellos los rasgos ma- Porti1gal, 1572, colección particular, Granada.
misma fecha y se trata de una de las
ruenstas. 5. Otros ejemplares son: D01ia Juana con una niiia., muchas variantes que Sánchez Coello
Isabella S. Gardner Museum, Boston, Sánchez realizó de un boceto del natural. Am-
En este retrato Morales presenta a Coello, c. 1570; Duquesa de Béjar con rm enano,
Doña Juana apoyad.a sobre un negrito, colección particular, c. 1585, Sánchez Coello; In-
bos rea-atos coinciden en la inte1preta-
tipología frecuente en el siglo >.'VI 5 • El fanfA Isabel Clara Eugenia ron Magdalena R11iz, ción del rostro, en la postura y en la
Prado, c. 1585; Isabel de A1tstnl:, múa de Fmncia, calidad pictórica. Aunque difieren en la
hecho de que sea un negrito, y no un con una enana, antes colección A. Hoffrneyer,
enano o un bufón, prueba que el retrato Madrid, paradero desconocido, Jakob de Monte,
toca que luce la Princesa Juana, en la
fue pintado en Portugal. En España se c. 1590. pintura de Bilbao la cara parece m ás
6. Figueiredo, 1908, pp. 53-54. alargada, porque la toca deja visible par-
tenían criados negros, pero nunca «pa- 7. Do1iaJ11a11a, Museo de Bilbao [cat. 16]; Do1iaJ11a-
saron las pue1tas de los salones» 6 • En 11a1 Castillo de Ambrás; Doña.Juana con 1ma niiia,
te del cabello que rodea su rosa·o. La
Portugal era frecuente que aparecieran Isabella S. Gardner Museunl, Boston, todos de fina ejecución de las carnaciones y los
Sánchez Coello. delicados matices de color dan a la ex-
retratados junto a sus señores, así como 8. (Baticle), Exposición, Paris, 1981, n. 0 66.
ocurre en el retrato de Ju an III de presión del modelo un toque de belleza
Évora.

139
CATÁLOGO

DATOS BIOGRÁACOS derecha. El dibujo fino y preciso, que


El Príncipe Don Carlos fue el primogé- Sánchez Coello había aprendido de su
nito y único hijo de Felipe lI y María de maestro Antonio Moro, ha desapareci-
Portugal. Nació en Valladolid el 8 de do del todo. La golilla blanca de encajes
julio de 1545 y murió en Madrid el 24 y la ejecución de las calzas muestran la
de julio de 1568. evolución técnica de Sánchez Coello.

ESTIJDIO DE U\ OBRA Stephanie Breuer-Hermann


Este retrato del Príncipe Carlos, capta-
do cuando contaba diecinueve años, NOTAS CAT. 17

está fumado en 1564 y fue enviado a la l. Klauner, 1961, p. 142.


Cone de Viena según prueban los do- 2. Maria de Portugal, madre de Don Carlos, era hija
de Catalina de Ausoia, hermana de Carlos 1 y tía
cumentos antes citados. de Felipe 11. Don Carlos descendió así de un ma-
En la construcción de la composición se ni.monio entre primo y prima, de una familia que
manifiesta una vez más el esfuerzo de tenía una rara hereditaria.
- - -- - - CAT. 18 - - - - - -
Sánchez Coello por integrar la figura en
un plano paralelo a la superficie del lien- ALONSO SÁNCHEZ COELLO
zo. La posición casi frontal de las pier-
nas y las puntas de los pies hacia abajo El Príncipe Don Carlos
hacen que la figura parezca situada so- c. 1557
bre un suelo escarpado, que al presen-
Óleo sobre lienzo, 109 x 95 cm
tarse casi desde arriba acrecienta su
superficialidad 1• Así es como el retrato Museo del Prado, Madrid (1136)
cortesano obóene su efecto disranciador
y casi irreal. PROCEDENCIA

Los contrastes de color son los mismos Está descrito de cuerpo entero en el in-
que Sánchez Coello uólizó en el retrato ventario de pinturas de Felipe lI del año
del Príncipe cuando contaba doce años 1636 en el Aposento de las Furias del
[cat. 18] y en el retrato de cuerpo entero Alcázar de Madrid.
del Archiduque Wenzel de Nelahozeves
[cat. 33], del año 1577. Aquí Don Carlos COPIAS
- - -- -- CAT. V -- -- - -
viste de amarillo; el bohemio y la gorra Existe una miniatura del busto del Prín-
ALO SO SÁNCHEZ COELLO son de color negro, siendo el suelo rojizo cipe en el Museo L ázaro Galdiano,
el que suaviza estos contrastes de color. Madrid.
El Príncipe Don Carlos El fondo es indefinido, aunque se desta-
c. 1564 can la pared y el suelo. La arquitectura EXPOSJOONES

en estas obras se debe interpretar como Ginebra, 1939, n.º 76; Lisboa, 1940, n .º
Óleo sobre lienzo, 186 x 82,5 cm
un simple atributo. 12; París, 1976, n.º 51 ; Londres, 1976,
Kunsthistorisches Museum, Viena El rostro, iluminado intensamente, está n.º 4; Tokio/K.obe, 1976, n. 0 1-3; Le-
aquí, como en otros retratos masculi- ningrado/Moscú, 1980; Munich/Viena,
PRcx:rnENOA nos, en un perfil de tres cuartos. Ya no 1982, n.º 80.
Colección Imperial. es suave, sin sombras, casi frontal,
como en los retratos femeninos y de ni- BIBLJOGRAF1A

INSCRJPOÓN ños. El contorno de la cara es muy pa- Lefort, 1869, pp. 3 y 7; Lostalot, 1894,
Firmado: A. Sánchez. F. 1564. recido al de su padre, Felipe lI [cat. 2]. Il, p. 248; Justi, 1908, p . 44; Zimmer-
Las sombras alrededor de los ojos, en la m ann, 1909, XXVIII, pp. 159 y 160;
DOCUMENTOS parte escorzada de la cara, en la barbilla Mayer, 1922, p. 224; Beruete, 1924, pp.
En una carta del 4 de julio de 1564 el y en la frente muestran, a diferencia del 62 y 63; Lafuente, 1953, p. 200; Angu-
Embajador austríaco en Madrid, Adam retrato juvenil del Príncipe en el Prado, lo, 1954, Vil, pp. 299-300.
Freiherr von Dietrichstein, confirma a los rasgos caracterísócos de Don Car-
su Emperador Maximiliano lI el envío a los, con una expresión inquieta, reve- DATOS HIOGRÁACOS

Viena de esta pintura, jumo con otra de lando señales de degeneración 2 • A Véase cat. 17.
Don Sebastián de Portugal. pesar de ello, Sánchez Coello supo dar
al Príncipe la dignidad que correspondía r.sru o10 DE LA OBRA

a su rango. E n su primer retrato 1 el Principe apa-


Zimmerman, 1909, t. XXVIII, pp. La técnica en este retrato se caracteriza renta unos doce años, por lo que pode-
160-161; Beruete y Moret, 1924, pp. por una pincelada suelta, obviamente a mos fechar la obra en torno al año 1557.
63-64; Kelly, 1937, p. 78; Angulo Íñi- favor del estilo veneciano. Lo que en las Esta pintura es una de las primeras
guez, 1954, t. xn, p . 300; K!auner, sombras y en el contorno de la cara so- obras que se co nse rvan de Sánchez
1961, t . 56-57, pp. 141-142; Breuer, lamente está anunciado, se presenta cla- Coello, sin embargo en ningún caso se
1984, n.º 3, pp. 94-95. ramente en la ejecución de la mano puede decir qu e sea representativa de

140
CATÁLOGO

un estilo temprano. Su técrúca y com- escala de tonos, a diferencia de algunos También en este retrato la pincelada es
posición, así como su expresividad, es- retratistas de Corte de su época, que suelta; se aprecia sobre todo en el cabe-
tán ya completamente desarrolladas y contrastaban los rojos, verdes, blancos llo y en la golilla. Este lienzo se puede
tienen la rrúsma calidad que obras pos- y negros, como el portugués Cristóbal fechar hacia 1564, por la edad del Pón-
teriores, aunque todavía no se aprecia de Morales o el flamenco Georges van cipe y por la concordancia estilística
de forma tan intensa la pincelada suelta der Straeten. con el de Viena, que parece ser el que
de influencia veneciana. El Póncipe está representado de frente, fijó el modelo para distintas versiones.
La composición está marcada por el es- disimulando así su labio belfo y la alar- Sánchez Coello dibujó el rostro del na-
quema triangular que impone el bohe- gada barbilla con la que aparece en re- tural, ejecutando el resto en el taller.
rrúo, difiriendo así de otros retratos, tratos posteriores. La fuerte iluminación
como los del Archiduque W enzel, del sobre el rostro dulcifica la expresión y Stephanie Breuer-Hennann
Castillo de Ambrás [cat. 34]. La capa se acentúa su carácter infantil. El dibujo
aparta con holgura del cuerpo, y no se fino de los ojos y las ligeras sombras en
hace visible debajo del boherrúo la com- la frente añaden un toque distinguido y
posición geométrica de las manos. El delicado a su figura, de esta manera lo-
retratar al Póncipe con una capa volu- gra Sánchez Coello W1Ír en =
imagen
minosa no se debió a una razón formal, el retrato de Corte y la intepretación
sino a que esa prenda ayudaba a disi- psicológica del modelo.
mular la deformada espalda de Don
Carlos 2 , situando sus hombros a la rrús- Stephanie Breuer-Hennann
- - - - - - CAT. 19 - - - -- -
ma altura. El retrato original, de cuerpo
entero 3 , no debió de tener la rígida es- NOTAS CAT. 18
ALONSO SÁNQ-IEZ COELLO
tructura pirarrúdal que ha resultado al 1. No es seguro que el modelo de la pintura que está
reducir el lienzo, pues la posición de las en el Museo Kassel de Antonio Moro sea Don El Príncipe Don Carlos
Carlos.
piernas en «contrapposto», que deduci- 2. Zimmermann, H., 1909, p. 165, informe del Em- c. 1564
mos por la posición de las rodillas, debió bajador Dietrichstein del 22-4-1564.
3. Jusri, C., 1908, p. 44, descripción de la pintura en Óleo sobre lienzo, 47,5 x 40 cm
de dar más soltura a la composición.
el inventario de Felipe IV de 1636.
Esta forma de componer, característica Museu Nacional Soares dos Reis
de Sánchez Coello, ha sido aplicada Oporto
para sugerir el volumen de un cuerpo
en el espacio. También es el único me- PROCEDEN'OA

dio, junto al color, para mostrar el esca- Colección Allen, Oporto; pasó al Mu-
so movirrúento perrrútido en un retrato seo en el siglo XIX.
oficial. Los retratos de Sánchez Coello
cumplían una función representativa en DATOS BIOGRÁFlCOS

la Corte, por lo que tanto la figura Véase cat. 17.


como el fondo de la pintura debían es-
tar en una atmósfera lo más serena ESJUDIO DE U. OBRA

posible. Este retrato está relacionado con el del


El color subraya la composición y la ex- Museo de Viena en lo que se refiere a la
presión del retrato. El radiante color na- captación del rostro [cat. 17]. Es difícil
ranja actúa como pieza intermedia, precisar cuál fue su tamaño original, ya
rodeando la piel clara de lince y for- que desgraciadamente ha sido recorta-
mando un fuerte contraste con la capa do. La monumentalidad del retratado
casi negra y el fondo oscuro. En la go- descarta la idea de que se tratara de un
rra se repiten los colores principales de busto; lo más probable es que fuera de
la composición: negro, blanco y naran- cuerpo entero o hasta las rodillas.
ja. La finura del color se aprecia sobre En este retrato la cabeza del Prmcipe
todo en las tonalidades oscuras de la está descubierta. El cabello rubio brilla
capa, las medias y el fondo; de color y las carnaciones claras están compues-
negro solamente son el birrete, el cintu- tas con suaves tonos pastel. En esto se
rón y el ribete de la capa. distingue del deslumbrante colorido
Con estos fuertes contrastes el pintor blanco-amarillo del retrato de Viena. Al
consigue destacar al retratado, subra- reducir los contrastes, se ha dado a la
yando su aislarrúento y distinción. Por e>..Fesión del Póncipe una e>..1xesividad
otra parte, los grandes contrastes de co- que no tenía el retrato de Viena, si bien
lor claro y oscw·o acentúan la plastici- la fisononúa es la misma en los dos re-
dad de la figura y el espacio que le tratos. Los suaves matices del busto se
rodea. Pero éste no es un elemento ca- corresponden con los del vestido; el ju-
racterístico del estilo de Sánchez Coe- bón, beige-grisáceo, deja traslucir el teji-
llo, pues se mantiene siempre en w1a do rosa.

141
C AT Á LOGO

oval de la cara, con un lado uniforme- y la expresión se corresponden a la de


mente iluminado y otro en sombras. un retrato oficial de un adulto.
Los ojos son pequeños y almendrados, El emplazamiento central de la Infanta
no grandes cqmo en los retratos de Isabel Clara Eugenia está acentuado por
Sánchez Coello. Las pestañas, finas y el rojo brillante de su vestido y por su
arqueadas, también se distinguen de las posición un poco avanzada. Las figuras
pintadas por Sánchez Coello. Caracte- están aisladas. Podrían ser cada una un
ristica de Morales es la boca, pequeña retrato individual, cuya única comuni-
para disimular el labio de los Habsbur- cación es el pájaro, hacia el que las her-
go, rasgo que también encontrarnos en manas extienden las manos, y que
el retrato del Archiduque Rodolfo de refuerza la situación principal de la In-
Hampton Court [cat. 31]. El encarnado fanta Isabel.
suave y las manos delgadas dan al retra- La Infanta Isabel Clara Eugenia, de dos
tado una expresión blanda. o tres años de edad, muestra una encan-
- - - - - - CAT. 21 - - - - - -
tadora expresión infantil, dada por la
Stephanie Breuer-Hermann ALONSO SÁNCHEZ COELLO posición casi central de su rostro y por
su leve sonrisa. La cara de Catalina Mi-
- -- - - CAT. 20 - - - - - -
NOTAS CAT. 20 Las Infantas Isabel Clara Eugenia caela está sin embargo desproporciona-
CRISTÓBAL DE MORALES l. Ese retrato es de Sofonisba Anguissola. Véase, y Catalina Micaela da y sin naturalidad, pues se ha tratado
Breuer, 1984, p. 97 y Kusche, 1989, p. 407. c. 1568-1569 de forzar su cara de niña a un perfil de
2. Sobre Cristóbal de Morales, véase cat. 15.
El Príncipe Don Carlos Óleo sobre lienzo, 99 x 113 cm
adulto de tres cuartos.
c. 1565 La ventana a la derecha guarda la mis-
Monasterio de las Descalzas Reales ma proporción que las niñas y además
Óleo sobre lienzo, 99 x 84 cm
Madrid da al espacio una dimensión verosímil.
Monasterio de las Descalzas Reales A través de ella se aprecia una vista del
Madrid INSCRIPCIÓN viejo Alcázar de Madrid, que sirve
ISAB(EL) CLARA /C AT. MICA E LA., como fondo a unas escenas de género.
PROCEDEN'CA debajo de la ventana. Un dibujo a pluma atribuido a Jorge
Colección Real. Fue donado a la Empe- Hoefnagel2, que se encuentra en la Bi-
ratriz María; a ella se debe su presencia PRQCEDE.i-.;QA blioteca Nacional de Viena, sirvió a
en el Monasterio. Colección Real, donado al Monasterio Sánchez Coello de modelo para esta
probablemente en el siglo xvr. vista, aunque varían algunas figuras del
BIBUOGRAFl~ primer plano. Se ve en qué fase estaba
Beer, 1898, t. XIX, p. CXXXI, n. º BIBUOGRAÁA la construcción del Alcázar. La Torre
1401; Tormo y Monzó, 1944, pp. Tormo, 1915-1944, p. 17; Tormo, 1944, Dorada a la izquierda ya estaba termi-
34-35; Breuer, 1984, pp. 99-100: p. 51; Angulo, 1954, XII, p. 300; Ku- nada y la comunicación entre el Palacio
sche, 1%4, p. 86; Breuer, 1984, n. 0 9, y la Casa del T~soro todavía no exisóa.
EXPOSIOONES PP· 112-113.
Madrid, 1902, n.º 588; Toledo, 1958, Stcphanie Breuer-Hermann
n.º 83 . DATOS BIOGRÁFICOS

Véase cat. 27, 28. NOTAS CAT. 21

DATOS BIOGRÁFICOS l. Kusche, 1964, p. 84.


Véase cat. 17. ESlUDJO DE LA OBRA
2. Velasco, 1926-27, p. 225.

Éste es el retrato infantil más temprano


ESTIJDIO DE LA OBRA que poseemos del pincel de Sánchez
Este lienzo figura descrito en la testa- Coello, además de ser el primer retrato
mentaría de Felipe II de la siguiente for- de hermanos en la pintura española 1•
ma: «Otro retrato de medio cuerpo de En comparación con los otros dos do-
pincel en lienzo del serenísimo príncipe bles retratos de las hermanas [cat. 22,
Don Carlos, nuestro señor, armado, Museo del Prado y colección de S. M.
con una banda roja en el brazo derecho, la Reina Isabel II, Londres], esta tem-
N.0 16». prana composición, aunque equilibra-
En este retrato el Príncipe parece tener da, es demasiado abigarrada. La postura
unos veinte años, pues no lleva todavía de las dos niñas parece rígida. Como en
bigote, como en el retrato de la colec- otras composiciones de Sánchez Coello
ción Bouzá de Madrid, en el que tiene su torpeza resulta del intento de querer
veintidós 1• Por tanto, se puede fechar adaptar a un modelo infantil el retrato
hacia 1565. oficial. El pintor resuelve el conflicto
Los rasgos que definen el estilo del por- haciendo visible la edad de las Infantas SÁNCMEZ COELLO. Las Infantas Isabel Clara
Eugenia y Catalina Micae/a.
tugués Cristóbal de Morales 2 se hacen sólo en el rostro, las manos y la redon- GRA N BRETAÑA. CO LECC IÓN
patentes en la forma extremadamente dez del cuerpo, mientras que la postura DE SU MAJ ESTA D LA REINA ISA BEL 11

142
CATÁLOGO

por el estilo de los vestidos. Para sugerir cen obras. Le sucedió como pintor de
profundidad, una de las niñas avanza cámara.
hacia delante, al mismo tiempo que gi- En este doble retrato, el futuro Felipe IV
ran la una hacia la otra, rompiendo de tiene casi dos años y su hermana cinco.
esta manera la fronta!idad. Las dos her- Pantoja tomó como modelo para esta
manas parecen muñecas, por la rigidez obra el doble retrato de las Infantas Isa-
de las formas geométricas, las faldas có- bel Clara Eugenia y Catalina Micaela de
nicas, la posición de los brazos y la ma- Sánchez Coello, de las Descalzas Reales,
nera de estar incorporadas en un pintado entre 1568 y 1569 [cat. 21]. Sólo
espacio casi plano. Las figuras no pare- se diferencian en que la ventana la situó
cen tener profundidad, por falta de al centro, lo que hace que las figuras apa-
plasticidad. rezcan aún más separadas.
Las Infantas, que entonces debían de te- La Infanta Doña Ana está pintada
ner respectivamente ocho y nueve años ºcomo una mujercita, es decir, con la
- - - - - - CAT. 22 - - - -- -
de edad, siguen el modelo de retrato de misma postura y con los mismos atri-
- - - - -- CAT. 23 - - -- - -
ALONSO SÁNCHEZ COEUO dama. El carácter infantil sólo se ve en butos de su madre, la Reina Doña
sus rasgos, disimulados en parte. La po- PANTOJA DE LA CRUZ Margarita 1 • El carácter infantil de la re-
Las Infantas Isabel Clara Eugenia sición y las miradas de las niñas acen- tratada apenas se refleja en el rostro,
y Catalina Micaela túan su aislamiento, roto sólo por la Los Infantes Felipe (IV) delicado y suave. El pequeño Príncipe
c. 1575 corona de flores que Isabel Clara Euge- y Doña Ana Don Felipe está sentado en una sillita,
nia ofrece a su hermana. 1607 en una actitud tan grave, que se diría es
Ó leo sobre lienzo, 135 x 149 cm
Comparando la pincelada del artista en un trono. Aunque vestido de monje,
Óleo sobre lienzo, 118 x 124 cm
Museo del Prado, Madrid (1138) la corona de flores con los otros deta- Pamoja supo dar a sus rasgos carácrer
lles, se aprecia que ésta fue pintada de Kunsthistorisches Museum, Viena realmente infantil, problema que no
PROCEOENCIA manera más suelta: aquí la influencia pudo resolver Sánchez Coello en sus
Citado en el inventario de Felipe IV de veneciana es más evidente. Los colores INSCRIPCIONES retratos.
1636, donde se localiza en el Alcázar; suaves de las flores concuerdan con los Ju ... ~ Regiae Maje ... Philippi 3. Ca-
después en el Palacio del Buen Retiro, y de los vestidos de las Infantas, verde, merarius ... ebat Madriti 1607. Stephanie Breuer-Hermann
desde 1819 en el Museo del Prado. rojo cobrizo, gris y blanco. Igualmente
las superficies del fondo y del suelo son PROCEOEi'\'ClA NOTA CAT. n

EXPOSIOONES verde aceituna y-un rojo atenuado. Es- Colección Imperial. l. Kusche, 1964, p. 85.
Lisboa, 1940, n. 0 13; Madrid, 1983/ 84, tos tonos apagados dominan toda la
n.º 87. atmósfera de la obra y aumentan el ca- BIBLIOGRAFÍA

rácter reservado y la distancia que persi- Von Loga, 1924; Klauner, 1961, p. 150;
BIBUOGRAF1A gue el retrato cortesano. Kusche, 1964, n.º 32, pp. 85-86.
Lostalot, 1894, II, p. 248; Roblot-De-
londre, 1911, p. 328; Roblot-Delondre, Stcphanie Breuer-Hermann DAros BIOGR..\FJCQS

1913, p. 136; Mayer, 1922, p. 225; An- En este lienzo aparecen los hijos mayo-
gulo, 1954, p. 300; Lafuente, 1972, p. res de Felipe ill y Doña Margarita de
254; Breuer, 1984, p. 114. Austria. El Principe Felipe, el futuro Fe-
lipe IV, nació en 1605. Reinó desde
DATOS BIOGRÁFICOS 1621, y murió en 1665. La Infanta Ana,
Véase cat. 27, 28. nacida en 1601, se casó con Luis XIII de
Francia y fue madre de Luis XIV. Mu-
ESruDIO DE U.. OBRA rió en 1666.
Éste es el último retrato de las dos her-
manas juntas. Las Infantas tienen aquí ES1UDIO DE LA OBRA

casi la misma estatura y se parecen mu- Este lienzo se describe con e.xactitud en
cho más que en otros retratos (Colec- las cuentas correspondientes a los años
ción de S. M. la Reina Isabel II, 1600-1607 que Pantoja de la Cruz pre-
Londres) debido quizá más a la inten- sentó ante la Contaduría de la Reina
ción del pintor y a la de su comitente Doña Margarita. Pantoja lo entregó el 7
que a una correspondencia con la reali- de abril de 1607, siendo igual a otro en-
dad; pues como se ve en retratos pos- viado a Flandes. Este último, entregado
teriores de las dos Infantas, no se el 20 de febrero de 1607, era la versión
parecían. Isabel Clara Eugenia era rubia, original, habiendo ido el pintor a El Es-
como su padre, y Catalina Micaela era corial para pintar las cabezas. La ver-
morena, como su madre. sión del Museo de Viena se tasó en
El retrato es de sencilla composición y 1.880 reales.
debe de haber sido realizado alrededor Pantoja de la Cruz es el único discípu-
del año 1575, por la edad de las niñas y lo de Sánchez Coello del que se cono-

143
CATÁLOGO

Infante Don Felipe, tres años menor, DATOS BIOGRÁACOS

fue coronado en 1598 como Felipe III. El Infante Don Femando, hijo primo-
Murió el 31 de marzo de 1621. génito de Felipe II y su cuarta esposa,
Ana de Austria fue heredero de la Co-
ESlUDIO DE LA OBRA rona hasta su muerte prematura en
Ambos hermanos aparecen retratados a 1578.
la edad de cuatro y un año, respectiva-
mente. Están situados sobre una plata- FSIUOIO DE LA OBRA

forma señalada por una banda oscura, Éste es el único retrato conservado del
que termina en una cortina verde. En Infante Femando cuando contaba seis
este retrato se aprecia claramente la pe- años. En el inventario de Felipe II apa-
queña estatura de los hermanos, evi- rece citado otro retrato de Don Feman-
dente por el espacio vacío que se ha do hoy perdido. En él el Infante vestía
dejado encima de sus cabezas. La com- de verde, con un pájaro pequeño en la
posición del cuadro está construida mano izquierda. Los colores utilizados
marcando las formas muy geométrica- en el vestido del Infante, amarillo, na-
mente, como se aprecia en la posición ranja y marrón, se repiten en las baldo-
oblicua de las cañas, en la apertura sas del suelo. El rostro, completamente
triangular de la cortina y en las faldas de iluminado, de un encarnado pálido,
- - - - - - CAT. 25 - - - - - -
forma cónica. También las grandes y destaca a pesar del entorno de colores
contrastadas áreas de colores -rojos, ALONSO SÁNCHEZ COEllO intensos.
verdes y amarillos- fuerzan la integra- El pintor logra hacer visible la sensibili-
- - - - - - CAT. 24 - -- - --
ción de las figuras en la superficie. Los El Infante Don Femando dad y timidez del joven Príncipe.
Infantes están captados en una pose rí- 1577
ALONSO SÁNCHEZ COEllO gida y poco natural, consecuencia tam- Stephanie Breuer-Hermann
Óleo sobre lienzo, 109 x 86 cm
bién de la contradicción entre la
Los Infantes Don Diego representación oficial cortesana y el re- Monasterio de las Descalzas Reales
y Don Felipe trato infantil. Aunque los hermanos se Madrid
1579 dan la mano, no existe ninguna relación
Óleo sobre lienzo, 172 x 102 = entre ellos; es simplemente una versión
doble de retratos individuales, pintados
INSCRIPClONES

Firmado y fechado: Alfonsus Sancius


Monasterio de las Descalzas Reales antes o después de éste. 1571, en el pedestal de la columna.
Madrid La figura del Príncipe Felipe constituye
un auténtico estudio de retrato, cuyos PROCFDENOA

INSCRJPCIONES rasgos más característicos se van a vol- Colección Real; donado al Monasterio
Firmado y fechado: Alfonsus Sancious ver a ver en el retrato que Sánchez Coe- probablemente en el siglo XVI.
1579. llo pintó años más tarde y que hoy se
encuentra en el Museo de San Diego. Rá>LICA
PRcx::rnENOA En 1578 Sánchez Coello pintó una co-
Colección Real, donado probablemente Stephanie Breuer-Hermann pia de este retrato, como se desprende
al Monasterio en el siglo XVI. de la cuenta de los retratos pintados en-
tre 1578-1580, para la difunta Reina
EXPOS100NES Ana de Austria.
Madrid, 1902, n.º 594; Madrid, 1925,
n.º 24; París, 1987, n.º 1; O viedo, 1988, COPIAS

n.º 4; Sofia, 1989, n.º 1. Con el rostro del Conde Fran~ois La-
laing, anteriormente en la colección Fie-
BIBUcx;RAF1A vez, Bruselas. Réplica del taller de
Tormo, 1915-17, p. 17; Cavestany, Sánchez Coello, Alte Pinakothek, Mu-
1925, n.0 24; Moreno Villa, 1936, p. rúch (depósito).
261; Sánchez Cantón, 1936, p. 266;
Tormo, 1944, pp. 61-63; Mayer, 1947, EXPOSICIONES

p. 185; Angulo, 1954, pp. 300-305; Ca- Londres, 1988, n. 0 44; Asturias, 1988,
món Aznar, 1970, p. 500; Breuer, 1984, n.º 3.
n.º 20, pp. 131-132, 223-225.
BIBUOGRA1:1A

DATOS BIOGRÁACOS Blanc, 1869, p. 8; Mayer, 1922, p. 221;


El Infante Don Diego, hijo de Felipe II Moreno Villa, 1936, p. 261; Tormo,
y su cuarta esposa Ana de Austria, na- 1944, II, p. 29; Angulo, XII, 1954, p.
SÁNCHEZ COELLO. Don Felipe (fil) ,
ció el 12 de julio de 1575 y murió el 21 Infante de España. 300; Soehner, 1963, p. 177; Gracés,
de noviembre de 1582. Su hermano el SAN DIEGO, CAU FORNIA . MUSEUM O F ART 1969, Breuer, 1984, n.º 18, pp. 128-29.

144
CATÁLOGO

bler y Soria, 1959, p. 206; Soehner, DATOS BIOGR.AFJCOS

1963, p. 177; Breuer, 1984, n.º 19, pp. Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y
129-131. su tercera esposa, Isabel de V alois, na-
ció en Valsaín el U de agosto de 1566;
DATOS BIOGRÁACOS contrajo matrimonio con su primo, el
Véase cat. 24. Archiduque Albert0 de Austria, el 18 de
abril de 1599. Fue desde 1599 Goberna-
ESJUDJO DE LA OBRA dora de los Países Bajos hasta su muerte
Como en otros retratos de Infantes, en Bruselas, el 1 de diciembre de 1633.
aquí surge también el conflicto entre la
ESTUDIO DE LA. OBRA
representación oficial cortesana y el ca-
En esta pintura la Infanta era todavia
rácter infantil del modelo. En esta pin-
una niña. Tenía sólo trece años de edad,
tura el cabello le cae a Don Diego suelto
aunque el retrato está concebido como
hacia la frente. La nariz respingona y la
el de una mujer adulta. Aquí resuelve
suave factura del rostro nos habla de
Sánchez Coello el conflicto entre la ex-
que se trata de un niño, pero la posición
presión infantil y la represeµtación cor-
de la lanza, el significado simbólico del
tesana que había mostrado en los tres
caballito de quien será un futuro gene- ALONSO SÁNCHEZ COELLO
- - - - - - CAT. 26 - - - -- - dobles retratos con su hermana Catali-
ral, la rigidez del vestido, disimulada en
na Micaela [cat. 21, 22 colección de S.
ALONSO SÁNCHEZ COELLO parte por la forma acampanada, recuer- La Infanta Isabel Clara Eugenia
M. la Reina Isabel II, Londres]. La
dan a un retrato oficial de adulto. Sán- 1579
mano derecha se deja caer elegantemen-
El Infante Don Diego chez Coello resuelve aquí la contra-
Óleo sobre lienzo, 116 x 102 cm te sobre el brazo del sillón, que es el
1577 dicción como no había logrado hacerlo
principal elemento de la composición,
totalmente en otras obras. Museo del Prado, Madrid (1137)
Óleo sobre lienzo, 111 x 91 cm ya que determina la estructura comple-
La técnica se caracteriza por la pincela-
ta del retrato, que junto al antebrazo es-
Colección privada da suelta, evidente, por ejemplo, en el U-..'SCRIPCIONES
corzado y las lineas paralelas del sillón
caballito. Más detallados aparecen el Firmado y fechado: (Sancti,)us (F.), 1579
crean el espacio y reducen al mismo
INSOUPCIONES vestido y los amuletos, entre los que en el sillón.
tiempo la superficialidad de la figura. El
Firmado y fechado: Alfonsus. Sancius. destaca el corazón de coral rojo que
movimiento que surge de los pliegues
F/. 1577. en el marco de la puerta a la simboliza el lugar, el comienzo y el fin PRcx::EOENOA
de la manga derecha y del pañuelo ac-
izquierda. En el margen superior de la .d e la vida. De la misma cadena de oro No se puede documentar con seguri-
túan de contrapeso del trazado de las
pintura: D. Diego de Austria, Infante. cuelgan una zarpa negra de tigre engar- dad en el inventario de pinturas de Feli-
rígidas lineas del vestido, aunque para
zada en oro, una cruz de plata con una pe N de 1636. Es posible que se corres-
dar soltura a la forma cónica de la falda
PRcx::F.DENOA calavera, un diente o pedazo de oro, ponda con una breve descripción que
el pintor aboceta un ropaje sobre la su-
Colección Real, fue llevado a Francia una medalla de la Virgen y el Niño, y hay en los inventarios de Carlos II del
perficie del tejido.
durante la invasión napoleónica; perte- un colgante de malaquita; de la cadena año 1700 y de Carlos DI, aunque se des-
Al fondo se vislumbra una ventana. Si
neció a la Galería Española de Luis Feli- m ás larga cuelga un relicario de cristal. cribe de cuerpo entero, por lo que pue-
el retrato hubiera sido originalmente de
pe entre 1838 y 1848; en la venta de la de que haya sido recortado.
cuerpo entero, =poco el suelo hubie-
colección francesa en 1853, en Lon- Stephanie Breuer-Hennann
ra cambiado la intencionalidad del pin-
dres, fue vendida por Graves a Thomas COPIAS
tor de destacar la figura de la realidad.
Baring, de quien lo heredó su sobrino Existe una grisalla de Bias de Prado fe-
El colorido de los tonos suaves de grises
Lord Northbrook en 1873. chada hacia 1587 realizada para la Cate-
y amarillos apoyan este efecto.
dral de Toledo, hoy en el Museo de
Aunque en esta pintura destaca la eti-
COPIA Santa Cruz de esa ciudad. También hay
queta conesana de un retrato de Corte
De J. Dulonez, Museo de Versalles. otra copia, con variantes, con el rostro
del siglo xvr, mostrando un personaje
de otra persona, en la colección G. A
señorial y distante, se hace visible la
iW>tJCA Nearn, Nueva York, 1908.
gran personalidad de la Infanta, a quien
En Munich, A lte Pinakothek (de-
su padre llamó «luz de mis ojos».
pósito). EXPOS.lOONES
Se distingue claramente aqui la técnica
Lisboa, 1940, n.º 10; Bruselas, 1970, n .º
de Sánchez Coello de la de los pintores
EXPOSICJONES 6; Tokio, 1970, n.º 33; Leningrado/
flamencos contemporáneos, pues aun-
Londres, 1895, n.0 88; Londres, 1913-14, Moscú, 1980, n .º 1-3; Tokio, 1970, n .º
que los detalles de las joyas o la golilla
n. 0 139; Winchester, 1955, s. n.; Londres, 33; Madrid, 1983/1984, n.º 88.
aparecen minuciosamente realizado ,
1981, n.º 21, París, 1981, n.º 73.
no están pintados con la eio..--actitud de un
BIBUOGRAF1A
Antonio Moro. La p incelada de án-
BIBUOGRAr1A Blanc, 1869; Lostalot, 1884, p. 248; Ro-
chez Coello es m ás suelta que fina y la
Sin autor, París, 1812, p . 89; Waagen, blot-Delondre, 1913, p. 136; M ayer,
utilizacióndeunamisniagama de color
1857, p. 96; Gower, 1885, pp. 9-10; 1922, p. 222; Beruete, 1924, p . 66; An-
da uniformidad y crea la apacible at-
Weale y Richter, 1889, pp. 180-181; Ford, gulo, 1954, p. 300; Lafuente, 1972, p.
BLAS DE PRADO. La. Infanta Isabel Cla;-a mósfera del retrato.
1896, s. p. 66; Angulo, 1954, XII, p . E1tgenia. c. 1587. 250; Pérez Sánchez, 1974, s. p .· Breuer,
305; Gaya Nuño, 1958, n.º 2586; Ku- TO LEDO. MUSEO DE SANT A CRUZ 1984, p . 116. tephanic Breuer-Hcrm:um

145
CA TÁLOGO

dos, bellamente arqueados insinuando Puede que los rasgos de la retratada en


una leve sonrisa, dan a la figura una ex- la pintura de Glasgow fueran copiados
presión encantadora. Las carnaciones en España de esta pintura de Sánchez
rosadas de las mejillas están aplicadas li- Coello, que debió de ser realizada des-
geramente; los colores ·se reúnen difusa- pués de la boda de la Infanta, en los
mente y acercándose mucho a la técnica años noventa o más tarde. El interro-
veneciana. Aunque la influencia de la gante sobre el autor permanece, sin em-
pintura de Tiziano se manifiesta desde bargo, sin resolver, aunque es muy
un principio en la obra de Sánchez posible que fuera un artista del círculo
Coello, en esta pintura de madurez es de Sánche~ Coello, más probablemente
todavía más palpable. En la realización que un italiano que habría interpretado
de las plumas de garza prendidas en la el rostro de forma completamente dife-
gorra de la Infanta su pincelada es com- rente, como se ve en otros retratos de la
pletamente libre, dejando fundirse colo- Infanta, realizados por pintores de la
res y detalles. Las plumas están pintadas Corte de Turín, por ejemplo Giovanni
sin bosquejo previo. También los cabe- Carracha.
llos rizados y las puntas del cuello fue- Stephanie Breuer-Hermann
- - - - - - CAT. 28 - - - -- -
ron hechos con una pincelada suelta
ALONSO SÁNCHEZ COELLO que se aleja de la antigua minuciosidad NOTAS CAT. 28

de Sánchez Coello. No sólo la técnica 1. Hay una obra de taller que se encuentra en El
La Infanta Catalina Micaela sino también la elección de los colores Escorial.
2. 62,5 X 48,9 cm.
c. 1584 que dominan el rostro y el tocado ha- 3. \'ílethey, H . E., 1962, c. !, p. 93, n.º 148. - - - - - - CAT. 29 - - - - -
cen evidente la gran in.fluencia que Ti- 4. Bernis, 1986, p. 147.
Óleo sobre lienzo, 111 x 91 cm
ziano tuvo scibre el pintor español, ALONSO SÁNCHEZ COELLO
Museo del Prado, Madrid (1139) quien conocía sus obras no sólo porque
las había visto en los palacios de Felipe La Infanta Isabel Clara Eugenia
PROCEDEN"a.\ Il, sino porque también había copiado y Magdalena Ruiz
Colección Real. Las Furias y el Noli me tangere [cat. 47] . c. 1585-1588
Desde el principio el estilo de Sánchez
Óleo sobre lienzo, 207 x 129 cm
EXPOSlOONES Coello estuvo influido por la pintura
Lisboa, 1940, n.º 18. veneciana, pero sólo en una obra madu- Museo del Prado, Madrid (861)
ra como ésta el artista adopta claramen-
erauc:x;RAF1A te la nueva técnica. Después de apreciar PROCEDENOA

Roblot- Delondre, 1911, p. 328; Sente- el notable y avanzado modelado de la Colección Real. Se menciona en los in-
nach, 1912, p. 112; Roblot-Delondre, cabeza de la Infanta, extraña aún más la ventarios del Alcázar de 1600 y 1636.
1913, p. 131; Mayer, 1922, p. 225; Ku- pobre ejecución del vestido. Las manos
bler y Seria, 1959, p . 378; Cameron, y la equilibrada composición son sin COPIAS

1960, p. 72; Lafuente, 1972, p . 252; duda de Sánchez Coello. El trazo negro Busto que perteneció a la colección
Breuer, 1984, p. 119; Bernis, 1986, del vestido debe de deberse a repintes, Copper; copia con variantes hasta las
SÁNCHEZ COELLO. La Infanta Isabel
p. 147. porque los detalles realizados por el ta- Clara Eugenia. rodillas, en la que en vez de Magdalena
ller de Sánchez Coello eran de mejor TUR(N. GALERIA SABAUDA Ruiz está colocada una silla, Museo de
DATOS BIOGR.Á.FlCOS calidad. San Carlos, México; busto de Magdale-
Catalina Micaela, segunda hija de Feli- Sánchez Coello pintó el retrato de Ca- na Ruiz, siglo XVII, Museo del Prado
pe Il y de su tercera esposa Isabel de talina Micaela poco antes del matrimo- (862).
Valois, nació en Madrid el 10 de octu- nio de ésta, en marzo de 1585, y de su
bre de 1567; se casó en Zaragoza con el marcha a Saboya, es decir cuando la In- EXPOSIOONF.S

Duque Carlos Manuel de Saboya el 11 fanta tenía diecisiete años. Se deduce Tokio 1970, n.º 33; México, 1978, s. n. ;
de marzo de 1585; tuvo diez hijos y también la fecha por la madurez técnica Madrid, 1987-1988, n.0 16; Florencia,
murió en Turín en 1597. de Sánchez Coello y por la típica lechu- 1986, s. n.; París, 1987-1988, n.º 2.
guilla, de esa época.
ESTIJD10 DE LA OBRA La conocida Dama del armiño Pollok umUOGRAJ:tA

Este único retrato que Sánchez Coello • House, Glasgow, no sólo se parece mu- Lostalot, 1894, Il, p. 250; Roblot-De-
pintó de Catalina Micaela adulta 1 cons- cho ~ la retratada, sino que se trata de la londre, 1913, pp. 136-137; Thieme-Bec-
tituye una de las mejores y más precia- misma persona. Aunque tradicional- ker, 1921, XIV, pp. 376-377; Mayer,
das obras del pintor. Destacan en esta mente se haya atribuido a El Greco 3 , 1922, p. 229; Selva, 1943, p. 146; Angu-
obra particularmente la manera como parece poco probable su autoría por las lo, 1954, p. 305; Lafuente, 1972, p. 257;
está pintado el rostro y la expresión que características técnicas y su fecha 4 • La Lasalle, 1981, p. 60; Breuer, 1984, n. 0
el pintor ha conseguido captar. La for- Infanta lleva una toca de casada y un 13, pp. 117-119 y 212-214.
ma ovalada de la cara, sus grandes ojos bohemio forrado de piel de lince, por lo
TA LL ER DE SÁNCH EZ COELLO. La infanta
oscuros y las cejas casi negras, la nariz que deducimos que se trata de un retra- Isabel Clara Eitgenia. DATOS BIOGll.ÁACOS

fina y la pequeña boca de labios rosa- to privado. M~X ICO D.F. MUSEO DE SAN CAR LOS Para la Infanta, véase [cat. 27]. Mag-

146
CATÁLOGO

dalena Ruiz acompañó a Felipe II en el que está captada enlaza con esa típica mando en la Corte española. En 1565 se
su viaje a Lisboa en 1582. Murió en El faceta de la pintura española que tiene casó con María de Portugal. En 1578
Escorial en 1605. sus raíces en el mundo gótico; las fuer- fue nombrado Goberna:dor de los Paí-
tes manos de la mujer sujetan a dos ner- ses Bajos, conquistando Amberes, ha-
ESJ1JDIO DE LA OBRA vios os monillos, cruel y habitual zaña que le valió la concesión del
En los catálogos del Museo del Prado acompañamiento de locos y bufones, Toisón de Oro. En 1586 sucede a su
esta pintura se atribuyó en un primer que parece situar esta figura en un esca- padre como Duque de Parma y Piacen-
momento a Bartolomé González y más lón intermedio entre ellos y la plenitud za. Murió en 1592.
tarde a Felipe de Liaño, de quien no se del ser humano, representada por una
ha conservado ninguna obra firmada 1 bella Infanta» 4 • ESIUDJO DE LA OBRA

para poder compararla. Sin embargo, La tendencia a recargar de ornarnentos Este retrato parece ser el único del Prín-
las recientes investigaciones 2 coinciden los vestidos, las joyas y otros objetos, cipe pintado por Sánchez Coello. Fe-
en señalar a Sánchez Coello como au- manifestada a partir del XVI, está pre- chado en 1561, su técnica, composición,
tor de la composición y de los rostros; sente en este retrato. El contraste entre colorido y tratamiento psicológico po-
las manos y los motivos decorativos la ejecución de los colores del vestido y nen de relieve que es obra de Sánchez
son obra de taller. Hay que comenzar la minuciosidad con que están pintadas Coello. En él, Alejandro Fa.mese apare-
por un análisis del rostro de la Infanta las joyas y los brocados de la corti- ce cumplidos ya los dieciséis años. La
para comprobar la autenticidad de la na 5 , hacen suponer que han sido pinta- postura que adopta es la típica de los
afirmación anterior. La fecha dada a das por el taller, ya que por estos años retratos de Sánchez Coello. El brazo
esta pintura, entre 1585 y 1588, se basa Sánchez Coello tenía una técnica más derecho aparece doblado en exceso,
en el estilo del vestido, sobre todo en la suelta. con la mano apoyada en la cadera de
golilla que tapa las orejas de la Infanta 3 . forma antinatural, marcando una línea
Los rasgos de Isabel Clara Eugenia son Stephanie Breuer-Hermann horizontal. De esa manera pintó Sán-
- - - - - - CAT. 30 - -- - - -
los mismos con los que Sánchez Coello chez Coello en 1567 el Archiduque Ro-
caracterizaba a los Habsburgo. No exis- NOTAS CAT. '!9
ALONSO SÁNCHEZ COELLO dolfo de Austria [cat. 31]. En ambos
te ningún intento de idealización, el ros- l. Lasalle, 1981, p. 60. casos brazos y piernas marcan líneas
tro de la Infanta está individualizado, no 2. Breuer, 1984, pp. 117-119; Mena Marqués, 1986, Alejandro Famese geométricas que tienden a romper la
n.0 16.
aparece con la simplificación y el embe- 3. Quizás el retrato fue terminado después de la 1561 volumetría de la figura y a insertarla en
llecimiento que tendría una copia, muene de Sánchez Coello, en 1;ss, pero no mu- un espacio irreal. De esa forma el pin-
cho más tarde. Óleo sobre lienzo, 177 x 99 cm
como ocurre en la del Museo de San tor acentúa el carácter majestuoso del
4. Mena Marqués, 198~ car. exp., n. 0 16.
Carlos de México. El segundo argu- 5. Panroja también utilizó una conina de brocado en Algur H . Meadows Colleccion. Mea- retratado, al que aísla, alejándolo del
mento que refuerza la atribución de este su copia del retrato de Isabel de Valois [caL 6], dows Museum, Southern Methodist espectador.
retrato a Sánchez Coello es la figura de para darle un aire contemporáneo (1604-1608). University, Dallas, Texas Como en otras obras de Sánchez Coe-
Magdalena Ruiz. Su pronunciada indi- llo, la técnica es seca, presentándose
vidualización, el realismo con que ha Il\ISCRIPCIONES más suelta en los detalles. Así se ve en
sido captada en el lienzo y los monos ANNO AETATIS SVE. XVI. / 1561 las filigranas de la armadura y en la le-
que sostiene en sus brazos no se pueden chuguilla, tratadas con una técnica que
considerar trabajo de un discípulo. Un PROCEOENOA difiere de la flamenca, mucho más fina
fuerte contraste existe entre el rostro de En 1697 en el Palacio Fa.mese de Nápo- y precisa. Aunque vistos de lejos estos
la Infanta, que corresponde al retrato les; colección Sir Couns Lindsay; Sir detalles parecen estar pintados con gran
cortesano, y la actitud y la expresión de Thomas Beecharn. Bt. C. H.; David M. minuciosidad, de cerca se aprecia que
Magdalena Ruiz, concebida como en Koester Galerie, Zurich; desde 1971 en están compuestos a base de puntos y
un retrato privado. Una obra de taller la colección Algur H. Meadows. rayas perfectamente individualizados.
hubiera omitido estas diferencias y ten- La gama de colores que Sánchez Coello
dería a la uniformidad. COPIAS emplea en este cuadro es muy reducida.
Sin embargo, también existen algunos Más pequeña, de cuerpo entero, New- Lo resuelve sólo con negros, amarillos
puntos flacos en esta obra, que fueron house Galleries, Nueva York (1983); y blancos, colores a los que hay que su-
muy probablemente realizados por ofi- copia de medio cuerpo, Parn1a, Gallería mar el rojo de la franja que bordea la
ciales de Sánchez Coello. Extraña, so- Nazionale, Palazzo della Pilotta. arn1adura. La limitada selección de co-
bre todo, la mano izquierda de la lores utilizada en este cuadro y el que
Infanta, que posa sobre la cabeza de su BIBUOGRAftA esos colores estén dados en sus medios
acompañante. Debido a la proximidad Kelly, 1937, pp. 389-409, en: Leon van tonos más fríos contribuye a acentuar la
de los dos motivos resulta chocante el der Essen, 1935, t. V, p. 405, n.º 6; Cat. elegancia y el distanciamiento del Prín-
contraste entre la factura de la cara de Mus.,Jordan, 1974, n .º 3, p . 14; Breuer, cipe. La cabeza y las piernas están fuer-
Magdalena Ruiz y la ejecución de esta 1984, n.º 48, pp. 147-149. temente illlll1Ínadas, recortándose las
mano. Tan1bién la mano derecha de la últimas sobre el fondo negro. La luz
Infanta, la que sujeta el camafeo con el DAros BIOGRÁACOS que cae sobre la coraza, fuerte y brillan-
retrato de su padre, Felipe II, parece ser Alejandro Fa.mese, hijo de Margarita de te, puede parecer dura y artificial, hasta
un trabajo de taller. Parma, hija natural de Carlos V, y del fantasmal; sin en1ba.rgo resulta atracti-
Sobre la figura de Magdalena Ruiz dice ANÓN IMO. Busto de Magdalena. Ruiz. Príncipe Üttavio de Pa.rma, nació en va, no encontrándose en otros retratos
Mena Marqués: «El agudo realismo con SIGLO XVII. MADRID. MUSEO DEL PRADO 1545. Entre 1559 y 1565 se estuvo for- europeos.

147
CATÁLOGO

El tratamiento del rostro del Príncipe mandíbula, parece estar sobrepuesto a


pone de relieve, una vez más, que se la lechuguilla. Las sombras del rostro
trata de una obra de Sánchez Coello. demuestran que se trata del retrato de
Comparándolo con otros retratos de un joven, ya que los rostros de niños y
Alejandro Famese, el de Moro, de Par- damas Sánchez Coello los pinta apenas
ma, y el de un anónimo maestro italia- sin sombras. En la vestimenta se apre-
no, de Dublín, se aprecian grandes cian pinceladas muy sueltas. La carna-
diferencias. El de Moro muestra a un ción del rostro y de las manos es muy
niño de doce años, feo y de mirada des- fina, pero no tanto como en el retrato
confiada, que más bien parece alguien del Príncipe don Carlos, de 1564, del
disfrazado de Príncipe cuyas galas no Museo de Viena [cat. 17].
sabe llevar con dignidad y elegancia. El El Archiduque Ernesto está vuelto ha-
detalle de que esté mirando directamen- cia su hermano, un año menor. Los dos
te hacia el espectador y el reflejo de hu- visten las mismas galas, adoptando la
manidad que emana de su rostro son misma postura. Su fisonomía, que refle-
rasgos que definen el tipo de retrato ja perfectamente la de un joven de ca-
burgués de Moro. Totalmente contra- torce a quince años, no está idealizada.
rio es el retrato italiano. En su caso se - - - -- CAT. 31, 32 - - - - - EXPOSIOONES En los retratos que hacia 1580 Martino
trata de un hermoso joven, cuyo suave Londres, 1913-14, n.º' 82 y 85; Lon- Rota, un pintor italiano residente en
y sonrosado rostro se dirige hacia el es- ALONSO SÁNCHEZ COEllO dres, 1920-21 y 1946-47; Edimburgo, Austria 1, ejecuta de los Archiduques,
pectador, mostrando una mirada abier- 1951; Bamard Castle, 1967; París, 1981, las diferencias son mínimas. Sánchez
Archiduques Rodolfo
ta y una leve sonrisa. En este lienzo el n.º' 71 y 72. Coello, por el contrario, los representa
y Ernesto de Austria
Príncipe aparece seguro y relajado, aun- de acuerdo a su peculiar fisonomía. En
1567
que mostrándose sin altivez. DATOS BICXJRÁFICOS sus retratos intenta reflejar al individuo,
En el retrato de Sánchez Coello el Prín- Óleos sobre lienzo, 98 x 80 El Archiduque Rodolfo, segundo hijo preocupándose por captar su expresión.
cipe cuenta dieciséis años. En su caso es y 99 X 80 cm del Emperador Maximiliano II y de la
ya un )J.ombre serio el que se enfrenta al Infanta Maria, hermana de Felipe II, na- Stephanie Breuer-Hermann
Su Majestad la Reina Isabel II
espectador. Su rostro y apostura irra- ció en 1552. Desde 1564 hasta 1571 per-
Hampton Court
dian autoconfianza, orgullo y nobleza, maneció, con su hermano el Archiduque NOTA CAT. JI, 32

produciendo respeto. Aquí el rostro no Ernesto, en la Corte española. En 1572 1. Kunsthistorisches Museum, Viena. Inventarios
INSCRIPCIONES
está embellecido, sino que refleja los fue coronado Rey de Hungría y en 1575 n.m 2587 y 2588 (Bustos).
RUDOLFVS. VNGRIAE. PRINCEPS .
rasgos de un joven de esa edad, por tan- de Bohemia y Alemania, sucediendo a
ANNO AETÁTIS SVAE XVI/ ALFONSVS.
to todavía en fase de desarrollo. Por su padre como Emperador en 1576.
S.F. / MADRID 1567
medio de la armadura y de la postura Murió en 1612.
rígida Sánchez Coello le confiere una ERNESTVS. AVSTRI AE , ARCHIDVX El Archiduque Ernesto nació en 1553.
dignidad y una autoridad ausentes en ANNO AETATIS SVAE. XV. Desde 1564 hasta 1571 permaneció en la
los retratos del italiano y del flamenco. Corte española. En 1580 su hermano le
Alejandro Famese estudió en la Univer- PROCEDENCIA confirió el gobierno de Austria. En 1593
sidad de Alcalá de Henares, junto al Sacados de España en 1808 con motivo Felipe II le nombró Gobernador de los
Príncipe Don Carlos y Don Juan de de la invasión francesa, figuraron en Países Bajos. Allí murió, soltero, en 1595.
Austria, en 1561, año en que Sánchez 1838 en la Galería Española de Luis Fe-
Coello le hace este retrato. En 1571 lu- lipe. El 14 de mayo de 1853 se vendie- ESTI.JDIO DE U.S OBRAS

chó junto a Don Juan de Austria en la ron en Londres (Christie's, n.º 302a y Estos dos· retratos se concibieron for-
batalla de Lepanto. Su amor por las ar- 209), siendo adquiridos por Greuner mando pareja, debiéndose quizás a ello
mas se demostró pronto, quizá por ello para la Reina Victoria. que sólo esté firmado el del Archiduque
se hizo retratar con armadura y, en es- Rodolfo.
pecial, con los guanteletes, que no vuel- COPIAS Los dos son retratos de medio cuerpo.
ven a aparecer en ningún otro retrato Bustos, copias con variantes, venta co- Las figuras se presentan en un espacio
de Sánchez Coello. lección Buerkel, por Helbing, Munich, uniformemente oscuro, lo que determi-
1926 (n.º' 289 y 209); copia del siglo na que el pintor intentara plasmar la
Stephanie Breuer-Hermann XIX por Irma Martín, Museo de Versa- profundidad de las escenas mediante la
lles (Rodolfo); Museo de Arte Español colocación de las figuras. El Archidu-
Enrique Larreta, Buenos Aires, Ar- que Rodolfo tiene el brazo derecho en
gentina. un pronunciado ángulo, posición que
acentúa la profundidad. Por medio del
smuOGRAf1A izquierdo crea otra línea, que se contra-
Ford, 1853; Angulo Íñiguez, t. XII, pone a la anterior. El estar girado de
1954, p. 300; Gaya Nuño, 1958, n. 0 tres cuartos de perfil contribuye a dar
2577, 2578; Kubler y Soria, 1959, p. movimiento a la figura, cuyo «contrap-
378; Breuer, 1984, n. º' 22 y 23, pp. posto» acentúa su movilidad.
135-136. El rostro, debido a la protuberante

148
CATÁLOGO

DATOS e1cx;RAFicos
firmado por Sánchez Coello y fechado
Véase cat. 34. en 1574, del cual se conoce una copia.
Las figuras de ambas pinturas están ins-
ESTIJDIO DE LA OBRA
piradas en los retratos juveniles de los
El Archiduque W enceslaus, de dieciséis Archiduques, pero mientras que en
años de edad, viste el hábito de Prior aquéllos el espacio era reconocible, en
Mayor de la Orden de Malta. Predomi- los de Sánchez Coello es sólo un atribu-
na aquí el color negro: la ropa, la espa- to. Las líneas del piso son paralelas, los
da, el fondo y la silla sobre la cual bordes de las ventanas no siguen las
W enceslaus se apoya con su mano de- normas de la perspectiva, y no porque
recha. Sólo la cruz blanca de Malta so- el pintor ignore la técnica, sino porque
bre su pecho, los pliegues de la capa, el utiliza este procedimiento como recur-
rostro, el encaje y las manos destacan so para sacar al representado de la reali-
en la oscuridad. A pesar de la uniformi- dad y satisfacer de esta manera las
dad de color se muestran las distintas exigencias del retrato cortesano espa-
calidades de las telas: la cinta bordada ñol. El dibujo de ambas figuras se re-
del sombrero, los botones del cuello, el suelve muchas veces de forma com-
jubón a rayas de seda, el bordado del plicada, formando una composición
bohemio, las mangas con cortes diago- geométrica.
nales y las calzas. Tanto en ellos como Stephanie Breuer-Hennann
en las sombras de la golilla, los puños de
encaje y en la Cruz de Malta Sánchez
Coello utiliza una gama de colores re-
suelta en tonos que van del gris al
ALONSO SÁNCHEZ COELLO
negro.
La técnica suelta no obedece sólo al es- El Archiduque Wenzel
- - - - - CAT. 33 - - - - - -
tilo maduro del artista, que había mos- de Austria
trado ya en el retrato del Príncipe 1574
ALONSO SÁNCHEZ COELLO
Carlos en 1564. Parece corresponder
más bien al tipo de retratos de jóvenes, Óleo sobre lienzo, 193 x 99 cm
El Archiduque Wenzel
de Austria donde Sánchez Coello utiliza este estilo, Kunsthistorisches Museum, Viena
1577 también empleado en los retratos de
niños. INSCRIPCIÓN
Óleo sobre lienzo, 193 x 99 cm El trazo suelto del pincel se aprecia so- En la ventana, fir-
AETATIS. SVAE. XIII.
Galería de Bohemia Central, Praga bre todo en el rostro del Archiduque. mado y fechado: A. SANCHEZ. F. 1574.
No prescinde de los detalles, ya que re-
INSCRIPCIONES
produce con exactitud, por ejemplo, REPuCA
WENCESLAVS. D.G. ARCH. AUS1R. AE- una pequeña cicatriz en la sien. La mi- Kunsthistorisches Museum, Viena (Inv.
TATIS SVAE AN". XVII AN" 1577 rada ausente, que no está dirigida al es- . n.º 9700).
Firmado y fechado: A/fonsus Sancius F. pectador, da al retrato, junto con la
1577. composición monumental y el fuerte PROCEOENOA
contraste entre el negro y el blanco, un Colección Imperial.
PROCEOENCJA carácter distante y señorial.
Castillo de Raudnitz, Bohemia (Inv. n.º En la cuenta que Sánchez Coello pre- BIBUOGRAF!A

26). Probablemente fue un regalo de la senta en 1580, tras la muerte de la Reina K.launer, 1961, p. 142; Cat. Museo,
Emperatriz Ana María, madre del retra- Ana, figura un retrato de tres cuartos 1976, n.º 84; Breuer, 1984, n.º 25, pp.
tado, a su dama de honor María Man- del Archiduque W enceslaus que, según 136-137.
rique de Lara, casada en Praga con la descripción, por llevar la gran Cruz
Wratislaw de Pemstein. En 1945 el re- de la Orden de San Juan, podría ser el DATOS BJOGRÁACOS

trato fue trasladado a la Pinacoteca de de la colección Raudnitz. El que fuera El Archiduque W enceslaus de Austria
Praga y con la colección Raudnitz, pasó un retrato de tres cuartos parece indicar nació en 1561. Fue el sexto hijo del Em-
a la Galería de Bohemia Central, depo- que se trataría de una copia del retrato perador Maximiliano II y de su esposa,
sitada en Nelahozeves. de Nelahozeves, realizada un año des- la Infanta María. En 1570 viajó a España
pués del original, en 1578, según los junto con sus hermanos Alberto y Ana.
8IBUOGRAF!A documentos. En 1577 fue nombrado Prior Mayor de
Dvorák, 1910, p. 89, n.º 68; Angulo Íñi- la O rden de San Juan y murió en 1578.
guez, 1954, p. 300; Gaya Nuño, 1958, Stcphanie Breuer-Hermann

n.º 2596; Camón Aznar, 1970, p. 500; ESlUDIO DE LA OBRA

Stepánek y Bukolska, 1974, 35, p. 12; Este retrato del Archiduque Wencen-
Stepánek y Bukolska, 1980, s. p.; laus de Austria forma pareja con el re-
Breuer, 1984, n. 0 26, pp. 134-140. trato perdido de su hermano Alberto,

149
CA TÁLO GO

LXPOSIOONES ES"IUOIO DE LA OBRA

Madrid, 1892; Madrid, 1902, n. 0 604; Éste es el único retrato de Juan de Aus-
Toledo, 1958, n.º 79. tria, pintado por Sánchez Coello que se
conserva. El hijo de Carlos V lleva ar-
BIBllOGRAf1A madura con banda roja; sostiene con la
Tormo y Monzó, 1944, p. 44; Breuer, mano derecha el bastón de mando y
1984, pp. 99 y 165. apoya la izquierda en el puño de la es-
pada. Es ésta la clásica composición de
ESIUDIO DE U OBRA los retratos cortesanos. La forma como
Ésta es .la única obra fumada que se dobla el brazo izquierdo es característi-
conserva del pintor portugués Cristóbal ca de los modelos de Sánchez Coello,
de Morales. No tenemos muchos datos así como la pincelada suelta y el dibujo
sobre su vida, pero por los retratos que del rostro y de las manos. En el contor-
pintó podemos deducir que su activi- no de la cara y la nariz el trazo del pin-
dad arúscica se centró entre los años cel es aún visible. Las sombras en la
1550 (retrato de la·Emperatriz María en barbilla son finas, pero sueltas, mientras
Hampton Court) y 1572 (retrato de que en el rostro las carnaciones unen los
Don Sebascián de Portugal, colección - - - - - - CAT. 36 - - -- - -
diferentes tonos de color bajo una luz
del Conde de Doña Mariana) 1 • Cristó- difusa. Muestra una expresión segura,
ALONSO SÁNCHEZ COELLO
bal de Morales era uno de los pintores resuelta mediante macices de color y la
de Corte en Lisboa, puesto que en Don juan de Austria exacta captación de la fisononúa del re-
varias ocasiones retrató al Rey Don c. 1565 tratado 1.
Sebastián. Stephanie Breuer-Hennann
- - - - - - CAT. 35 - - - -- -
El joven Rey, que tiene aquí once años Óleo sobre lienzo, 99 x 85 cm
de edad, no adopta la clásica postura del Monasterio de las Descalzas Reales NOTAS CAT. 36
CRISTÓBAL DE MORALES
retrato cortesano, ni tiene tampoco la Madrid l. La idenádad del retratado la prueba la copia del
rigidez de los retratos de Sánchez Coe- Museo de Santa Cruz de Toledo, que lleva la ins-
Don Sebastián de Portugal cripción «: DON. GIOVANJ . D. AUSTRIA• .
c. 1565 llo; por el contrario parece que ha sido COPIA
captado en movimiento. Se hace paten- Busto con inscripción, Museo de Santa
Óleo sobre lienzo, 161 x 102 = te una de las características de los retra- Cruz, Toledo.
Monasterio de las Descalzas Reales tos de Morales: un aire de muñeco que
Madrid confiere a sus modelos una cierta ideali- PROCEDENOA
zación, que contrasta con la marcada Este cuadro fue donado por Felipe II a
INSCRIPQOi'i'ES individualización en los retratos de Sán- su hermana la Emperatriz María; tras
SEBASTIANUS. PRIMVS. REXJ PORTUGA- chez Coello. Otra de las características su muerte probablemente se quedaría
LIE ALGVIS F:X/ ANS VNDEC!MVM. DE- del pintor portugués son los fuertes en el Real Monasterio de las Descalzas
C"JMA/ DIE IANVARII. 1565. Firmado: contrastes de color, del rojo chillón de Reales.
Cristophoms a morales faciebat. la silla y el blanco pálido de las medias
contra el oscuro del fondo. Su técnica DOCUMENros

PRcx::rnENOA sigue la tradición flamenca, que conoció En el inventario del testamento de Feli-
Colección del Real Monasterio de las por Antonio Moro, de quien se supone pe II (1598-1607), publicado por Beer,
Descalzas Reales. Fue probablemente fue uno de sus maestros, como lo fue de figura un retrato de Juan de Austria con
una donación de su fundadora, Doña Sánchez Coello, que, a diferencia de el n. º 1402: «Otro retrato de medio
Juana, madre del retratado. Morales, supo independizarse estilísci- cuerpo del serenísimo don Juan de Aus-
camente para fundar la escuela española tria, armado, con un bastón en la mano
COPIAS de retrato. y banda roja, n.0 17».
Copia del busto, del taller de Sánchez
Coello, Hampton Court. Stephanie Breuer-Hermann DATOS BIOGRÁACOS

Don Juan de Austria, hijo natural de


DATOS BIOGRÁFJCOS Carlos V y de Bárbara de Blomberg de
Don Sebastián de Portugal nació el 20 NOTAS CAT. J5 Regensburg, nació en 1545. Felipe II lo
de enero de 1554, dieciocho días des- 1. Las siguienres obras se pueden atribuir a Cristóbal reconoció como hermano en 1559, edu-
pués de la muene de su padre, el Prín- de Morales: La &nperatriz Maria de A1<ftria,
cándose a partir de entonces en la Corte
c. 1550, Hampron Coun; La Princesa Doña Juana
cipe Manuel de Portugal. Su madre, de Paru.gal, c. 1552 [cat. 15], Musées Royaux des española. En 1568 luchó contra los pira-
D oña Juana de Austria, hermana de Fe- Beaux-Ans de Belgique, Bruselas; Don Juan de tas africanos y entre 1568-70 reprimió la
lipe Il, regresó a España cuatro meses Austria, c. 1560, Pollok House, Glasgow; Don Se-
rebelión de los moriscos de Granada.
bastián de Paru.gal, 1565 [cat. 35], Descalzas Rea-
después del nacimiento del Príncipe, a les; El Archiduque Roda/fo de Austria, c. 1565, En 1571 tuvo a su cargo el mando de la
quien no volvió a ver. D on Sebastián Hampron Coun; El Príncipe Don Carlos, c. 1565 Armada hispano-italiana que venció a
desapareció misteriosamente en África [caL 20], Monasrerio de las Descalzas Reales, Ma-
los turcos en la batalla de Lepanto. En
drid; El Rey Sebastián de Portugal, 1570, Museu de Don Femando Álvarez de
WILLI AM KEY.
en la jornada de Alcazarquivir, el 5 de Arre Anága, Lisboa; El Rey Don Sebastúín de Por- 1576 Felipe II le nombró Gobernador Toledo, Duque de Alba.
agosto de 1578. tugal, colección parácular, Granada, 1572. de los Países Bajos. Murió en 1578. MADRID. CO LECCIÓN DUQUES DE ALBA

150
CATÁLOGO

que ejerció contra los protestantes cia, a pesar de que se trata de la misma
(1567-1572). Debido a esto, cayó en cabeza, la distinta interpretación de los
desgracia, pero Felipe II le encomendó rasgos. En el retrato del Duque de Alba
más tarde la conquista de Portugal atribuido a William Key, en el que el
(1580), donde murió en 1582. Duque también aparece con armadura,
banda y bastón de mando, los rasgos se
ESJUDJO DE U. OBRA asemejan más a los del retrato de Sán-
Este retrato del famoso III Duque de chez Coello, puesto que la nariz curva
Alba es una de las obras más tempranas y el claro sombreado del oje izquierdo
de Antonio Moro 1• Debe de haber sido coinciden en ambas pinturas. Aunque
ejecutado en 1549, al mismo tiempo Sánchez Coello para la ejecución de la
que el de la Hispanic Society de Nueva cara del personaje, tomó elementos tan-
York, pintado cuando Carlos V, el to del retrato de Tiziano como de la
Príncipe Felipe y el Duque de Alba se versión de Key, este lienzo no puede
encontraban en los Países Bajos. Un considerarse una copia.
año después, en 1550, Maria de Hun- El Duque lleva la misma armadura en
gria, por entonces Gobernadora de los los tres retratos y la banda roja está co-
- - - - -- CAT. 38 - - -- - -
Países Bajos, mandó a Moro a Portugal. locada de la misma manera en los lien-
- - - - - CAT. 37 - - - -- -
El Duque está representado lucrendo ALONSO SÁNQ-IEZ COEUO zos de Sánchez Coello y Tiziano. Se
ANTONIO MORO una armadura ricamente damasquina- puede suponer que Sánchez Coello
da, con un crucifijo. Un arnés similar, m Duque de Alba tomó como modelo el retrato de Tizia-
m Duque de Alba hecho para el Duque en 1551 en Augs- 1567 no, aunque empleó recursos estilísticos
c. 1549 burgo, se encuentra en el Museo de propios, como la composición, la corti-
Óleo sobre lienzo, 107 x 97 cm
Viena. Cruza su pecho una radiante na verde del fondo y la interpretación
Óleo sobre lienzo, 106 x 84 cm
banda de seda roja, única nota de color Colección de los Duques de Alba del rostro. Cuando pinta la cara y las
Musées Royaux des Beaux-Arts del lienzo. El collar de la Orden del Palacio de Monterrey, Salamanca manos se acerca a la técnica suave de
de Belgique, Bruselas Toisón de Oro rodea su gorguera y en Tiziano. Se sabe por la firma que es
la mano derecha sostiene el bastón de INSCRIPCJONES obra del maestro y que para realizarla se
PROCIDENCIA mando. Firmado y fechado: A SANCHEZ./ A. basó en un retrato anterior del natural
Colección M.E.F. Slaes-Cockx, Bruse- El Duque, de ojos y cabellos oscuros y 1567. que él mismo había pintado del Duque
las, 1858. de firmes rasgos, ha sido retratado por de Alba.
el artista con maravillosa perspicacia. PROCEDENOA

VERSIONf5 Realizado con la seca y dura manera de Hasta 1875 en la colección del Duque Stephanie Breuer-Hermann
Original firmado y fechado en 1549, sus obras tempranas, el retrato presenta de Urbino de Florencia, pasó después a
con variaciones, Hispanic Society, los rasgos que dieron fama a su autor en una colección privada inglesa. Fue saca-
Nueva York. su país, en Inglaterra y en España. do a la venta en Londres (Christie's
La gran diferencia existente entre este marzo de 1932). En 1945 lo compró el
BIBUOGRAFIA retrato y el Duque pintado por Sánchez Duque de Alba al anticuario Spinks por
Hymans, 1910, p. 165; Trapier, 1963, p. Coello [cat. 38] no sólo se hace patente 500 libras.
130; Cat. Museo, 1922, n.º 318, p. 163; en la técnica, sino también en la inter-
Subias Galter, 1962, p. 117. pretación del rostro. Moro retrató a un BIBLIOGRAFÍA

hombre de 42 años y Sánchez Coello a Duque de Alba, 1945, p. 85; Breuer,


EXPOSIOONES uno de 60. No obstante, en este último 1984, n.º 28, pp. 151-153.
Brujas, 1907, n.º 109. sólo la blanca barba indica realmente su
edad, ya que el pintor idealizó su ros- DATOS BIOGRAFICOS

DATOS lllOGRÁACOS tro. En ello se aprecia la peculiaridad del Véase cat. 37.
Don Femando Álvarez de Toledo, III retrato cortesano español.
Duque del Alba, nació en 1507. Era hijo ESTUDIO DE LA OBRA

de García Álvarez de Toledo y de Bea- Stephanie Breuer-Hermann El Duque lleva am1adura, banda roja,
triz de Pimentel. Participó en las ex- bastón de mando en la mano derecha y
pediciones militares de Carlos V en NOTA C.A.T. 37 aparece en la postura clásica del retrato
Hungria, contra los turcos, contra Tú- 1. Del mismo año son los retratos del Cardenal cortesano. La composición de la figura
nez (1535) y en Argelia (1541), defen- Granvela (Viena) y de Felipe lI (Londres). sigue el esquema geométrico que Sán-
diendo Perpiñán de los franceses. En la chez Coello empleaba en los retratos
guerra contra los protestantes mandó la para colocar la figura en una superficie
Armada Imperial y decidió en 1547 la plana. La técnica en1pleada en la cara y
victoria en la batalla de Mühlberg. Des- las manos carece de la pincelada suelta y
pués de ser Virrey de Milán y N ápo- el toque seco que Sánchez Coello utili-
les (1555-1558) fue enviado por Felipe II zaba en los retratos masculinos.
TlZ!ANO . Don Femando Álvarez de Toledo,
a los Países Bajos, donde adquirió Comparando este retrato con el de me- Duque de Alba.
mala reputación por la cruel represión dio cue1po atribuido a Tiziano se apre- MADRID. COLECCIÓN DUQUE DE ALBA

151
CATÁ LOGO

años, aproximadamente, da la impre- ESllJDIO DE LA OBRA

sión de ser un encargo particular. La Este doble retrato de la Duquesa niña


sonrisa apenas esbozada se asemeja a la con su enanito destaca como un ejem-
de Ana de Austria en el retrato del Mu- plo característico de la pintura española.
seo Lázaro Galdiano [cat. 11], pero no Doña Juana de Mendoza parece tener
tiene la expresión distante de la Reina. entre cinco y siete años de edad. Está
Tanto el rostro como la armorúa de co- dándole al enano un jarrita de barro,
lor y la factura, indican la paternidad de mientras éste, de perfil a su derecha, le
Sánchez Coello. Una luz difusa deja ver ofrece una fuentecilla de oro.
los tonos suaves del encarnado, que se Opuesto a los demás retratos de niños
combinan suavemente, mientras que de Sánchez Coello, aquí el fondo está
sobre el cabello castaño están dados los constituido por un espacio oscuro inde-
reflejos con pincelada suelta. Detalles finido, de lo cual se puede deducir que
como los de la piel de la capa o el man- este retrato fue concebido como el de
guito, la lechuguilla, las líneas de oro una dama. El formato casi cuadrado es
bordadas en el vestido y las joyas en el el único elemento compositivo propio
cabello están detallados como es carac- de los retratos infantiles.
teristico de Sánchez Coello, aunque no La composición de ambas figuras se
ALONSO SÁNCREZ COELLO con la meticulosidad de sus contempo- atiene al conocido esquema del pintor:
ráneos flamencos. La composición de ALONSO SÁNCREZ COELLO la construcción piramidal de la pequeña
joven desconocúla esta pintura no pierde su efecto a pesar Duquesa y los triángulos formados por
c. 1567 de haber sido cortada: a través de un Juana de Mendoza, el enano y por el espacio delimitado por
Óleo sobre tabla, 26 x 28 = esquema simétrico que rodea el rostro Duq_uesa de Béjar, el brazo derecho de la Duquesa y los
en forma de flor en varias capas, que con un enano vestidos simplifican la proyección de los
Museo del Prado, Madrid (1140) son sucesivamente más claras hacia el c. 1585 cuerpos en el lienzo.
centro, el borde exterior del bohemio La relación de ambas figuras es seme-
Óleo sobre lienzo, 149 x 125 cm
PROCEDENCJA bordado en oro, el cuello de piel y la jante a la del retrato de la Infanta Isabel
Colección Real. golilla, destaca la cara de la joven. Colección particular Clara Eugenia con Magdalena Ruiz
[cat. 29]. La Duquesa está al lado del
BIB!lOGRAFIA Stephanie Breuer-Hermann PROCEDENCJA enano sin relacionarse con él. Se vuelve
Klubler, y Soria, 1959, p. 378; Lafuente, En el inventario de Don Íñigo de Men- ligeramente hacia él, pero mira fijamen-
1972, p. 254; Breuer, 1984, p. 156. NOTAS CAT. 40 doza, V Duque del Infantado, del año te al espectador, presentándole el jarrita
l. Por la moda-y el peinado se puede fechar esta 1601, figura este retrato del siguiente al enano displicentemente. Si en vez de
obra en 1567. -
ESTUDIO DE LA OBRA modo: «ltem, seis retratos con sus mar- éste estuviera una silla u otro objeto,
2. Véase Madrazo, P. de, Catálogo de los Otadros del
Este retrato 1 fue atribuido a Sánchez Real MJ<Seo de Pintura y Escuihtra de S. M., 1858, cos dorados, dos del duque mi señor y como atributo de soberarúa, no sería
Coello por Madraza, quien trató de p. 125, n.º 525; y la edición de 1872, p. 571, n.0 otro de mi Sra. la duquesa; otro del necesario cambiar ni la postura ni la ex-
identificar el modelo primero con una 1036. S• D 0 Rodrigo de Mendoza, otro de mi presión de la Duquesa 1• En los retratos
de las hijas de Felipe II y más tarde con Sra. la duquesa Dñª Ana; otro de mi cortesanos del siglo XVI la presencia de
Ana de Austria 2, aunque sus rasgos no Sra. Dñª Juana Duquesa de Béjar con el un enano sólo sirve para realzar a la
coinciden. En el inventario de 1700 de enano» (Archivo de la Casa Ducal de persona retratada. Representados solos
las pinturas de Carlos II se recoge un Osuna). Colección Duque de Osuna, se pintan de otra forma 2 • Para mejor
retrato de Sánchez Coello que describe de cuya venta lo adquirió en 1896 el mostrar la sumisión, en este caso el enano
a una extranjera que viste un bohemio, Duque del Montellano. mira hacia arriba, con gesto humilde.
pero no se especifican las medidas. Este motivo se repite de manera muy
Aunque no se puede concretar quién es BIBUOGRAFlA parecida en la gran obra de Velázquez
la retratada, sí parece claro que se trata Sentenach, 1907, p. 28; Sentenach, Las Meninas 3 • La dama arrodillada a la
de una dama distinguida por la vesti- 1912, t. XX, p. 112; Berteaux, 1913, t. V, derecha de la Infanta Margarita está re-
menta, lleva abrigo de piel y pechera p. 822; Mayer, 1922, p. 221; Santa Ma- presentada también de perfil, ofrecien-
bordada en oro, y una diadema de pie- rina, 1939-40, p. 28; Breuer, 1984, n. 0 do a la Princesa el búcaro en una
dras preciosas de la que cuelga una 29, pp. 153.155. fuentecilla de oro con un pequeño pie.
perla. La Infanta dirige displicentemente la
Observando la colocación del manguito EXPOSIOONES mano hacia el jarrita mirando hacia el
se deduce que la composición original Madrid, 1918, n.º 4; Londres, 1920--21, espectador, en este caso hacia la pareja
debió ser otra, pues resulta extraño que n.º 29; Madrid, 1986, n.º 15. real reflejada en el espejo. Parece verosí-
esté sostenido delante del pecho. En to- mil que el retrato de la Duquesa de Bé-
das las pinturas de Sánchez Coello las DATOS JJIOGRÁACOS jar con su enano sirviera de modelo
manos están colocadas ya sea a la altura Doña Juana de Mendoza y Enrique se para el grupo central de Las Meninas, ya
del talle, debajo o a los lados, pero no casó en 1595 con Don Alfonso Diego que Velázquez conoció bien las obras
de esta manera, que parece ser una López de Zúñiga, VI Duque de Béjar, de Sánchez Coello, pudiendo haber vis-
excepción. muerto en 1619. La fecha de su muerte to este retrato en la importante colec-
El retrato de esta dama, de unos veinte se señala en 1641. ción del Duque del Infantado.

152
CATÁLOGO

Sánchez Coello retrata al enano con del rostro, que está mejor trabajado. Las
gran realismo. N o intenta disimular su plumas del casco están pintadas a base
talla. Lo pinta con la frente abovedada, de pinceladas sueltas, si bien sin la lige-
el labio superior abultado y las piernas y reza de las pintadas por el maestro. Si
pies deformados, pero sin ridiculizarlo, no fuera por las manos, se podria decir
dándole un lugar respetable en ·este re- que es obra de Sánchez Coello y no de
trato cortesano. un seguidor.
La Duquesita, cuya identificación surgió El rostro, natural y al mismo tiempo
de un inventario de 1601 4 , está pintada imponente, muestra = expresión se-
como las dos Infantas de los cuadros del ñorial, alcanzando en él su autor cotas
Prado y del Buckingham Palace, caracte- de calidad sinúlares a las de Sánchez
rizada como una dama. Sólo la cara, se- Coello. Este retrate, en el que el Duque
ria y de ojos grandes, deja traslucir más o aparece con el gran collar de la Orden
menos la edad de la niña. Sánchez Coe- del Toisón de Oro, se puede fechar ha-
llo encuentra aquí una solución aceptable cia 1595.
para unir ambas caracterizaciones. Stephanie Breuer-Hermann
La técnica que Sánchez Coello aplica
para realizar la lechuguilla es igual de
- - - - - - CAT. 41 - - - - - - - - - -- - CAT. 42 - - - -- -
suelta y está sumergida en la misma luz
que en el retrato de Catalina Micaela SEGUIDOR DE SÁNCHEZ COELLO SÁNCHEZ COELLO Y TALLER
[cat. 28] . La gran influencia veneciana
que presentan estas dos obras, pintadas Don Íñigo López de Mendoza, Don Diego de Covarrubias,
a mediados de los años ochenta, indica V Duque del Infantado Obispo de Segovia
también que este cuadro de la Duquesa c. 1595 c. 1574
de Béjar es una obra madura de Sán-
Óleo sobre lienzo, 156 x 130 cm Óleo sobre lienzo, 61 x 50 cm
chez Coello. Teniendo en cuenta la ex-
presividad de las figuras y la factura Colección particular Fundaciones Vega-Inclán
libre, se puede incluir entre los mejores Casa de El Greco, Toledo
retratos del pintor. PROCEOENOA

Casa Ducal del Infantado.


Stephanie Breuer-Hermann (A)ETATIS . SVE. 62.
COPIAS

NOTAS CAT. 40 Versión posterior, formando pareja con PROCEDENa.\

1. Véase al respecto la copia con variantes del retrato el retrato de una dama, Casa Ducal de Adquirido en Segovia por el Marqués
de Isabel Clara Eugenia con Magdalena Ruiz del Osuna, Madrid, 1896, n.º (144), 145. de la Vega Inclán, con destino a la Casa
Museo de San Carlos de México, en la cual la
mano de la Infanta está. puesta sobre una silla, no de El Greco.
sobre la cabeza de la enana, como en el original. BffiUOGRAF1A
2. Véase al respecto el retrato del Bufón Pcjerón por Breuer, 1984. COPIAS
Antonio Moro (Musco del Prado, 2107).
3. Las Meninas, 1656, Diego Vel:ízquez, (Musco del De taller, en la catedral de Segovia; por
Prado, 11 74). DATOS BIOGRÁACOS El Greco, en la Casa y Museo de El
4. Sentenach, 1907, p. 28. Don Íñigo López de Mendoza nació en Greco, Toledo.
Guadalajara en 1536. Casado a los dieci-
séis años con Doña Luisa Enriquez de
Cabrera, hija del Almirante de Castilla, Gómez-Moreno, Cat. Museo, 1968, n.0
debido a la ten1prana muerte de su pa- 29; Camón Azoar, 1970, p. 1146; CaL
dre heredó de su abuelo los útulos y Exposición Madrid, 1982, n. º 62 ·
estados de la Casa del Infantado. Sirvió Breuer, 1984, n.º 4-w, pp. 2 0-2 l.
a las órdenes de Felipe II y Felipe III.
Murió en 1601. DATOS BIQGR..\F!COS

Don Diego de Covarrubias y Le 1va na-


FSruDIO DE LA OBRA ció en 1512. Profesor de la Universidad
Aunque muestra los rasgos estilísticos de Salamanca, en 1563 participó en el
que definen las obras de Sáncl1ez Coe- Concilio de Trente siendo uno de los
llo, este rea-aro no es suyo, sino de un m:L-..cimos defensores de la Contrarre-
anónin10 maestro de su e cuela. forma. En i-69 fue nombrado Obispo
La forzada po ición del brnzo derecl10 de erovia ocupando de de 1- _ el
el escorzo del izquierdo y la cüsposición = de Presidente del Consej Real de
de la m esa son fallo que muestran que Ca tilla. I lurió en i-
no es obra de Sáncl1ez Coello quien
nlmca cometió err re tan graves. La ~ll.JDK) [)E L"'- OS.~.\

fuctw-a es seca y dw-a, excepción hecha Este retrato t:

1'

-
CATÁ LOGO

en la cruz y en los brazos. En un princi- madre y su hija es del pintor flamenco


pio es posible qúe la mano izquierda es- Georges van der Straeten, llamado en
tuviera apoyada sobre una mesa o España Jorge de la Rúa 1•
sillón. El rostro de Don Diego es muy De este pintor sólo se conoce una obra
expresivo, mostrando una viveza y una firmada, el retrato de Isabel de Francia
inteligencia de la que carecen la mayoría de las Descalzas Reales [cat. 44], firma-
de los retratos conesanos de Sánchez do y fechado en 1573 con su nombre de
Coello. A ello contribuye la leve sonrisa pila, «Georgius» 2 • Basándose en su esti-
del retratado, así como la posición de lo, se le puede también atribuir éste 3 .
las pestañas, ligeramente elevadas. La En él, lo que más destaca son los fuenes
aguda interpretación psicológica del contrastes de color que presenta: el rojo
Obispo prueba la paternidad de este de la silla, el verde de la conina y el
retrato. blanco de los vestidos. En los tres retra-
No obsunte, la técnica es más seca y tos hasta ahora conocidos de Van der
dura que en otros lienzos de Sánchez Straeten se da el mismo esquema: a la
Coello. El rostro y la mano sí parecen izquierda aparece una mesa o una silla
del maestro, debiéndose el resto a su roja y a la derecha una conina verde,
taller. elementos que deStacan sobre un fondo
Stephanie Breuer-Hermann - - - - - - CAT. 43 - - -- - - negro. Típicos de Van der Straeten son
la forma de iluminar la cara y las manos
------CAT. 4 4 - - - - - -
GEORGES VAN DER STRAETEN y la manera de dar el color blanco,
siempre radiante, opuesto al apagado de GEORGES VAN DER STRAETEN
Doña María Manrique de Lara Sánchez Coello. La pasta es muy lisa y
y Pemstein con una de sus hijas fina y como corresponde a un pintor Isabel de Austria
c. 1574 flamenco, los detalles están reproduci- 1573
Óleo sobre lienzo, 135 x 101 cm dos con gran realismo.
Óleo sobre lienzo, 181 x 125 cm
La posición de la madre, sentada, y el
Galería de Bohemia Central, Praga gesto cariñoso de la niña se apartan por Monasterio de las D escalzas Reales
completo del modelo de retrato cone- Madrid
PROCEDENCA
sano español 4 • En los lienzos de Van
Familia Pemstein, en un principio en der Straeten, el carácter nobiliario de los INSCJUPOONFS
Praga y con posterioridad en el Castillo retratados no impidió que el pintor los GEORGfVS FACIEBAT en 1573.
de Raudnitz. representase de acuerdo al ideal del re-
trato burgués flamenco. iQué expresión PROCEOENOA
BIBUOGRAFlA
tan infantil muestra la niña! Su sonrisa, Real Monasterio de las Descalzas Rea-
M. Dvorák, 1907, pp. 16-17; M. Dvo- fisonomía, forma de las manos y, sobre les. Posible donación de la Emperatriz
rák, 1910, n.º 67, p. 89; Gaya Nuño, todo, su relación con la madre mues- Maria, madre de la retratada.
1958, n.º 2593; Stepánek y Bukolska, tran un realismo y una naturalidad que
1973, pp. 115-116; Stepánek y Bukolska, nada tienen que ver con los retratos in- BIBUOGRAFIA
1980, s.p .; Breuer, 1984, pp. 167, fantiles de Sánchez Coello. Thieme Becker, 1931, t. XIV Gooris
302-305. Teniendo en cuenta el modelo del traje, von Gent), p. 147; Tormo y Monzó,
el tamaño de la lechuguilla y la edad del 1944, pp. 58-59; Angulo Íñiguez, 1954,
EXPOSIOONES modelo, este retrato se puede fechar ha- t. XII, p . 296 ; May, 1955, pp. 8-12;
Madrid, 1931, n. 0 7. cia 1574. Breuer, 1984, pp. 109-110, 166.
Stephanic Breuer-Hermann
DATOS BIOGRÁFICOS EXPOSIOONF.S

María Maximiliana Manrique de Lara, NOTAS CAT. ·O


Madrid, 1982, n.0 15; Madrid, 1902, n.º
nacida en tomo a 1535, era hija de Gar- l. Jooris van der Straeten fue otro de los tres pinto- 291.
cía Manrique de Lara, Comandante de res de Isabel de Valois. Trabajó en la Corte desde
la fortaleza de Piacenza, y de Isabel de 1560 hasta 1568. Véase, Kusche, 1989, pp. 401 y DATOS BIOGRÁFICOS
412. Se desconocen datos exactos sobre su biogra-
Briceño. Casada en 1555 con Vratislaw fia, que sólo se puede establecer a partir de sus La Archiduquesa Isa bel de Austria,
de Pernstein, tuvo diecinueve hijos. Se obras. quinta hija del Emperador Maximili-
ignora con cuál de sus hijas está aquí 2. Fue pintor de la Reina aproximadamente desde ano Il y de la Emperatriz Maria, nació
1570 hasta 1574, fecha en que la Reina enviudó y
retratada, si bien no puede ser Polixena, regresó a Viena. Antes puede que estuviera en Ita- en 1554. En 1570 se casó con Carlos IX
nacida en 1566. Pintado este retrato ha- lia, donde se le conoció como Giovanni Stradario. de Francia, del que enviudó en 1574. En
cia 1575, por entonces Polixena sería Véase, Breuer, 1984, pp. 166-167. 1575 regresó a Viena, profesando en el
3. El tercer retrato es el de Isabel de Austria, Reina
mayor que esta niña, de unos cuatro de Francia, de la colección Raudnitz, N ela- Monasterio de Santa Clara de esa ciu-
años. hozeves. dad. Falleció en Viena en 1592.
4. En alguros retratos del flamencos A. Moro en-
contramos también esta postura (Maria Tudor,
ESTIJDIO DE LA OBRA ES11JOIO DE LA O DRA
Museo del Prado; Juana de A 11stria, Descalzas
Este ex c~lei:ite doble retrato de una Reales). Este bello retrato de Isabe.l de Austria es

154
CATÁLOGO

la única obra firmada de Georges van tratos de Sánchez Coello, en los que, de su fundador. Con ese hábito se hicie-
der Straeten 1• Partiendo de él, es posible como ocurre en el de Isabel de Valois ron retratar su padre, Felipe II, y su nie-
atribuirle otros dos 2 ; cabe suponer que del Museo de Viena, el peinado parece to, Carlos 11, conservándose varias
su producción debió ser numerosa, ya estar compuesto a base de verdaderos copias del primer retrato y el original
que trabajó para diversas Cortes euro- cabellos. del segundo, pintado por Carreño 1 .
peas 3 , entre otras la francesa, en la que La idealización que Van der Straeten da En esta obra Pantoja de la Cruz se cen-
fue pintor de la Reina Isabel de Austria. a sus figuras tiene su origen en las efigies tra en el estudio lumínico y plástico del
Este retrato está fechado en 1573, cuan- flamencas de santos y vírgenes. Sin em- rostro y de las manos, despreocupán-
do la Soberana contaba diecinueve bargo, en su afán idealizador no llega a dose del análisis del cuerpo, cuya falta
años, un año antes del fallecimiento del los extremos del portugués Morales, de profundidad no disimula la asimétri-
Rey francés. cuyos modelos parecen muñecos faltos ca disposición de las manos. Sin embar-
Este lienzo de Jorge de la Rúa, nombre de vida. Van der Straeten supo dotar a go, se muestra como un punto de
con el que se le conoció en España al Isabel de Austria de una expresión pro- partida de los posteriores retratos de
pintor de Gante, muestra la típica técni- pia, coincidente con la que Brantome Corte españoles, cuya simplificación irá
ca flamenca. En él destaca la exactitud recogió en su biografía: «fue una de las siendo gradual, como así ponen de re-
con que el pintor ha reproducido los di- mejores, de las más dulces, de las más lieve los pintados por Bartolomé Gon-
ferentes materiales que integran el lujo- prudentes y de las más virtuosas reinas zález (1564-1627), Rodrigo de Villan-
so vesódo de la Reina. Éste responde a que desde que reinan reyes y reinas, drando (muerto antes de 1628) y otros
la moda francesa, si bien confeccionado haya jamás reinado» 7 • Cuando murió maestros 2 . La decadencia del retrato de
a base de un brocado español•, cuyos Doña Isabel, su madre, la Emperatriz Cone español cesa con los retratos que
dibujos forman granadas. La chmiisette María, dijo de ella: «el mejor de noso- pintó V elázquez.
está bordada con perlas y diamantes tros está muerto».
-en aquel tiempo.negros-, apareciendo Stephanie Breuer-Hermann
las sobremangas adornadas a base de Stephanie Breuer-Hermann
plumón de cisne. Es visible la cola del NOTAS CAT. .¡5

traje, lo que es raro en los retratos. NOTAS CAT. +4 1. Del retrato de Felipe II, no localizado, se conserva
una versión de medio cuerpo, debida al taller de
Todos estos detalles están pintados con l. Está fumado con su nombre de pila, •Georgius•.
- - -- - - CAT. 45 - - - -- - Sáncbez Coello, en el lnstiruto Valencia de Don
una minuciosidad casi científica. Lo que 2. María ManrU¡ue de Lara con una de sus hijas [cat.
43], e Isabel de A1tSt>ia, Reina de Francia, Nelaho- Juan y otra, sólo de cabeza, en el Museo del Pra-
los distingue de los pintados por Sán- zeves (obra de taller). PANfOJA DE LA CRUZ do. El de Carlos II, pintado por Carreño de Mi-
randa, se conserva en la colección Graf Harracb,
chez Coello es que en su caso las distin- 3. Desde 1560 hasra 1568 fue uno de los rres pinrores
tas materias están tratadas de acuerdo a de Corre al servicio de Isabel de Valo is. Desde Felipe m Castillo de Rohrau, Austria.
2. Jusri, 1903, I, p. 130.
1570 hsata 1574 esfuvo al servicio de Isabel de
su naturaleza. Así, el plumón de cisne Austria. Breuer, 1984, pp. 166-167. Se desconocen
1608
parece blando, el satén radiante, la perla los daros biográficos del pinror.
4. May, 1965, p. 8.
Óleo sobre lienzo, 204 x 102 cm
del gran joyel (¿el estanque y la peregri-
5. H asra que no se tallaron los brillantes no obruvie-
na?) reluce y el diamante rectangular ron su característico brillo. Debido a su falta de
Musée Goya, Castres
muestra sus brillantes facetas 5 • Compa- luces, los diamantes tallados en forma de rabia se Depósito del Museo del Louvre
rando las perlas que aquí luce Isabel de pintaban oscuros.
6. Maierolle, 1893, p. 44.
Austria con las que muestra la Reina 7. Tormo y Monió, 1944, p. 58. INSCRJ1'CIÓN

Isabel de Valois en el retrato de Sánchez Joanes Pantoja de la >B faceebat matriti,


Coello del Museo de Viena, se observa 1608.
que las del último no relucen tanto. En
los retratos de Sánchez Coello se apre- PROCEDEi'iQA

cia que están pintadas sobre lienzo, colección Baronesa Salomon de Roth-
cuya estructura se deja traslucir. Van schild, 1926.
der Straeten, por el contrario, los pinta
como si estuvieran ejecutados sobre ta- BIBUOGRAFlA

bla, aspecto éste que contribuye a acen- Cat. Museo del Louvre, II, 1981, p. 121,
tuar el fino y liso aca bado de sus R.F. 3817; Breuer, 1984, pp. 85 y 168.
cuadros. Pese a la impronta flamenca de
la técnica, en este retrato se aprecia la DATOS BlOGRAFlCOS

influencia del retrato de Corte español, Felipe III, hijo de Felipe II y Ana de
evidente en la composición, en la rigi- Austria, nació en 1578, reinando desde
dez del modelo y en el ambiente 6 • 1598. Casado con Margarita de Austria
Típicos de Van der Straeten son los en 1599, murió en 1621.
contrastes de colores, visibles en el ver-
de de la cortina, el rojo de la mesa, el ES11JDIO DE l.A OBRA

negro del fondo y el blanco del vestido. En este retrato, uno de los pocos que
Aunque todo parece estar descrito con no ha sido recortado, Felipe III aparece
gran realismo, no es así. El rostro pare- revestido con el manto y hábito de la
ce de porcelana y el peinado es artificial. T ALLER D E SÁNCH EZ COELLO. Felipe JI. Orden del Toisón de Oro, de la que era
En este último punto difiere de los re- M AD RID. MUSEO DEL PRA D O Soberano por ser descendiente directo

155
CATÁLOGO

p. 188; Wethey, 1969, I, pp. 119-120, celada suelta y suave de Tiziano la tra-
n.º 81. duce el pintor español en una seca y
dura, de un frio colorido contrastado,
ESIUDIO DE LA OBRA convirtiendo así la imagen espiritual del
Aunque esta pintura es un fragmento Salvador en una figura severa y distan-
del original de Tiziano y fue dañada en te, casi temible.
el incendio de El Escorial en 16711, la María Magdalena tiene una factura más
riqueza de sus colores radiantes, así suave, a pesar de lo cual no puede cam-
como la pincelada suelta es capaz aún biar la seca impresión que produce el
de crear esa típica atmósfera de las conjunto, sobre todo la que producen
obras del maeStro veneciano. La cabeza los repintes y el paisaje que ha sido des-
de Cristo parece estar disuelta en colo- truido por malas restauraciones.
res y sombras, cuya magia da a la figura
una humanidad que no encontramos en Stephanie Breuer-Hermann
la copia de Sánchez Coello. Tiziano
conseguía este efecto usando los dedos
para mezclar y suavizar los contornos.
Tiziano subordinaba la existencia física
- - - - - - CAT. 46 - - - - --
para elevar el espíritu, como lo hicieron - -- - - - CAT. 47 - - -- --

TIZIANO El Greco, Rembrandt y otros grandes


maeStros. ALONSO SÁNCHEZ COEUO
El Salvador, de hortelano Stephanie Breuer-Hermann
Noli me tangere
1553
1574
NOTA CAT. 46
Óleo sobre lienzo, 68 x 62 cm
l. Wethey, 1969, p. 119. (Copia de Tiziano)
Museo del Prado, Madrid (442)
Óleo sobre lienzo, 231 x 224 cm

PROCEDENOA Nuevos Museos, El Escorial


En 1553 Maria de Hungría, Goberna-
dora de los Países Bajos, encargó a Ti- PROCEDENCA

ziano una pintura con el tema del «Noli En una nota del 15 de abril de 1574 se
me tangere». El Embajador Francisco dice que Sánchez Coello entregó el cua-
de Vargas dice haber visto esta obra en dro de Noli me tangere, copia de Tizia-
el estudio del pintor ese mismo año. En no en El Escorial (Archivo del Palacio
1556 Maria de Hungría trajo el lienzo a Real de Madrid, Leg. 1995, fol. 197).
España en bastante mal estado, debido,
probablemente, a que fue dañado en el BIBUOGRAF1A

incendio y saqueo por los franceses de Beroqui, 1926, pp. 19-29; Zarco Cue-
su palacio en Binche, cerca de Bruselas. vas, 1931, pp. 31-32; Wethey, 1969, I,
Al heredar Felipe II en 1598 esta pintura n.º 81, pp. 119-120; Breuer, 1984, n.º 46,
de su tía, encargó a Navarrete El Mudo, pp. 192-193.
el 14 de julio de 1566, recortarlo, aun-
que esto no fue realizado hasta 1574, ESTUDIO DE LA OBRA

cuando ya Sánchez Coello había entre- Representa el momento en que Cristo


gado la copia de esta obra en El Esco- resucitado se aparece a María Magdale-
rial. La obra de Tiziano pasó de El na y al acercarse ésta para tocarle le pide
Escorial al Museo del Prado en 1839. que no lo haga. Esta obra es una copia
de la de Tiziano del mismo tema, que
COPIA Felipe II encargó reproducir al pintor
De Sánchez Coello antes de ser recorta- español antes de que Fernández Nava-
da en 1574 [cat. 47], Nuevos Museos, rrete la recortase debido a su mal estado
El Escorial. [cat. 46]. No sabemos hasta qué punto
esta pintura es fiel al original, pero Sán-
BIBUOGRAFlA chez Coello ha añadido unas ramas de
Madraza, 1843, p. 97, n. 0 462; Poleró, árbol a la izquierda que no encontra-
1857, p. 181, n.º 462; Inventario general, mos en la obra del pintor veneciano.
1857, p. 91, n.º 462; Crowe y Cavalca- Existe otra composición de Tiziano con
selle, 1877, II, pp. 227, 232-233; Ritch- el mismo tema, pero no guarda ninguna
ter, 1934, pp. 15-16; Suida, 1935, pp. similitud con éstas.
129, 179; Tietze, 1936, II, p. 297; Bero- Sánchez Coello ha copiado el esquema
qu~ 1926, pp. 126-127; Berenson, 1957, de la composición. Sin embargo la pin-

156
CATÁLOGO

(ed. 1942, p. 240); Beruete, 1924, p. 97; santos Agustín, jerónimo, Margarita y un
Zarco, 1931, pp. 156, 160-162; Santa ángel (Pinacoteca Nazionale de Bolo-
María, 1939-40, p. 25; Lafuente, 1953, nia) cuya distribución de masas y volú-
p. 200; Angulo, 1954, p. 305; Breuer, menes -tal vez conocida por Coello a
1984, pp. 248-250. través de estampas o diseños- podría
haber sido tenida en cuenta para la idea
ESlUDIO DE LA OBRA general de la composición de esta pieza.
De sorprendente técnica al estar realiza- Sin embargo hay que hacer notar que
do sobre corcho, este cuadro, firmado más allá de cuanto la composición su-
en 1578, es obra bien documentada por giere, los modelos de la Virgen y el
Zarco Cuevas y se sabe que fue hecha Niño, con su peculiar roStro escorzado
para El Escorial aunque se ignoran las y gesto de manos, derivan de modelos
circunstancias precisas de su encargo. de Luca Cambiaso aunque servidos
Al parecer se concertó a la vez que un aquí con técnica más prieta, dada la for-
San jerónimo en la penitencia, no con- mación flamenca de nuestro pintor, e
servado, pues consta que ambas pintu- incluso apurando extremadamente el
ras estaban entregadas en 1583 -no en dibujo, como puede apreciarse en el tra-
1584 como se viene afumando- y que tamiento minucioso de la regia corona
el libramiento de ellas, junto con otros de la Virgen o del broche que frunce su
- - - - - - CAT. 49 - -----
cuadros que Sánchez Coello había he- túnica. Notas de flamenquismo emanan
cho para los altares de la Basílica del también de la iluminación fría emplea- ALONSO SÁNCHEZ COEUO
Monasterio, fue abonado a Rodrigo de da, de la coloración algo desvaída, o de
Reynalte en quien el artista había dele- la propia figura de Santa Catalina, cuyo Santa Catalina y Santa Inés
gado el cobro. Sometidas a tasación a roStro de redondeadas facciones y blan- 1581
cargo de Diego de Urbina y Hemando cas carnes apunta hacia ese mundo nór-
Óleo sobre lienzo, 235 x 185 cm
de Ávila, la pintura de San jerónimo en dico de los maestros del Rubens más
la penitencia fue estimada en 100 duca- temprano. Ba.Silica de San Lorenzo, El Escorial
dos y el cuadro de Nuestra Señora y Femando Benito
Santa Catalina y el Niño y otras dos Vir- INSCRIPCIONES

genes pintado en un corcho -tal vez por Fechado y firmado: ALFONSVS.ISAN-


- - - - - - CAT. 48 - - - - --
incluir mayor n(ynero de figuras- se TIVS. F./1581 (sobre una loseta, en pri-

ALONSO SÁNCHEZ COEUO valoró en 150 ducados. mer ténnino).


Representa la aparición de Jesús niño
Desposorios místicos con su madre y otras dos vírgenes a PRcx:::EJ)ENOA

de Santa Catalina Santa Catalina de Alejandría, hija del El Escorial. Altar Menor de la Capilla de
1578 Rey Costo -según la Leyenda Dora- las Santas Mujeres en la Basílica de San
da- educada «entre púrpuras», que Lorenzo el Real Qado de la Epístola).
Corcho, 164 x 80 cm
con su docta sabidurla había refutado
Museo del Prado, Madrid (1144) las tesis paganas de Majencio y de los · BIBUOGRAFIA

filósofos a su servicio, por lo que fue Sigüenza, ed. 1986, p. 313; Palomino,
INSCRIPCIÓN condenada a martirio: primero acuchi- ed. 1947, p. 804; Ceán, 1800, IV, 335;
Firmado y fechado: «ALONSVS . SAN- llada en una rueda con garfios (que rni- Viardot, 1839, p. 117; Poleró, 1857, p.
TIUS. F. / 1578» (en el ángulo inferior lagro samente saltó en pedazos), y 34; Lefort, 1869, p. 6; Mayer, 1913, p.
derecho). luego decapitada con una espada, ins- 150; Zarco, 1931, pp. 84, 155, 160;
trumentos, ambos, que suelen acompa- Alonso-Miso!, 1963, pp. 176-177; La-
PROCEDENCIA ñarla. El amor que la Santa Virgen fuente, 1972, p. 257; -Breuer, 1984, pp.
Monasterio de El Escorial. En 1839 in- profesaba a Cristo, con quien se senóa 257-259.
gresa en el Museo del Prado. desposada en espíritu, queda patente
aquí en su actitud de adoración y en la ESllJDIO DE L.\ OBRA

EXPOSIOONES alianza matrimonial que luce en su Se trata de uno -quizá el menos grato-
Fxposirao do mundo portugués, Portugal mano derecha. de los ocho lienzos que entre 1580-1583
em Espanha, Lisboa, 1940, n.º 15; Las Concebido como una sacra conversa:zio- pintó Sánchez Coello para los altares de
Col.ecciones del Rey, Pintura y Escultu- ne al modo italiano, el asunto rrústico se la Basílica de El Escorial. Consta docu-
ra. IV Centenario del Monasterio de El ofrece con cierta elegancia evocadora de mentalmente (Zarco) que el 7 de di-
Escorial, El Escorial, 1986, p. 136, las delicadas maneras de Correggio y ciembre de 1581 fue tasado en 150
cat. p. 50. Parrnigianino, como en su momento ducados por Diego de Urbina.
observaron Lafuente y Angulo, y con- Fom1a parte, pues, de la serie de cua-
DIDUOGRAFIA viene observar en este sentido determi- renta altares menores debidos a diversas
Catálogos del Prado: .1845, n.º 501; nados paralelismos que saltan a la vista manos que, con iconografia muy calcu-
1872, n.0 1041; 1920-1925, n.º 1144; Le- si se compara con el cuadro de Panni- lada en función del lugar, se reparten
fort, 1869, p. 2; Mayer, 1922, p. 220 gianino de La Virgen y el Niño con los por la Basílica escurialen e. La significa-

157
CATÁLOGO

ción del cuadro, por tanto, cobra senti- Por ello quizá el cuadro ejemplifique 1953, p. 200; Angulo, 1954, p. 305;
do pleno en contexto con los demás. más que ningún otro en Sánchez Coello Breuer, 1984, pp. 264-267.
Por su parte, ofrece a las dos famosas el riesgo de trabajar al dictado de crite-
vírgenes Catalina e Inés, martirizadas rio ajeno -el de Felipe Il- obsesiva- EST1JOIO DE LA OBRA

por defender su amor a Cristo con mente programático, lo que es lo Procedente de la cuarta capilla derecha
quien se senúan desposadas. Inconta- mismo, bajo presión de una prefigura- del monástico templo de San Jerónimo
bles veces se había representado su efi- ción excesivamente meticulosa que es- el Real, en Madrid, el origen de su en-
gie en la historia, pues su devoción caso margen concedía a la soltura y a la cargo se remonta a 1578, cuando Doña
estuvo siempre muy arraigada y eran creatividad. Francisca de Vargas, viuda de Don Cle-
santas de rica iconografía. Fernando Benito mente Gaitán de Vargas, solicitaba en
El modo como Sánchez Coello las re- 15 de febrero de ese año la compra de
presenta responde a la pauta dada por dicha capilla para enterramiento propio
todos los altares menores de la Basílica y de su esposo (t 1577) -según docu-
-e iniciada por Navarrete- mostrando mentación manejada por Breuer-,
a sus protagonistas hermanados por comprometiéndose a dotarla y a hacerle
parejas y con atributos bien elocuentes: mejoras con azulejería y una verja, y
Santa Catalina, aplastando a Majencia también encargando para su altar un
.al que derrotó con sus argumentos -y gran cuadro .
por ello éste la condenó a morir tortu- El hecho de que el Monasterio deseara
rada y decapitada-, tiene a un lado la mantener la Capilla con dedicación a
rueda del marúrio y la espada. Santa San Sebascián fue la causa de que la do-
Inés, la «Agnes» !aúna - según la Le- nante, en 23 de mayo siguiente, declara-
- - - - - - CAT. so------
yenda Dorada- , que por defender su ra su conformidad para incluir en el
virginidad sufrió tormento en la hogue- ALONSO SÁNCHEZ COELLO futuro cuadro al santo mártir. Que la
ra y también murió decapitada, se Comunidad Jerónima aprobó la solici-
acompaña por el cordero o «Agnus» Alegoría mística tud, lo prueba la propia realización del
que la caracteriza, como símbolo de con San Sebastián, San Francisco cuadro y la instalación de los sepulcros
mansedumbre, humildad, y también y San Bernardo de los Vargas, relatados por Ponz en su
por encamar su nombre. Al fondo, en 1582 descripción del templo: «... sigue Qa ca-
reducida escala, las famosas pruebas de pilla] de San Sebastián, donde hay un
Óleo sobre lienzo, 295 x 196 cm
marúrio a las que ambas vírgenes fue- cuadro de este y otros santos con una
ron sometidas y de las que milagrosa- Museo del Prado, Madrid (2861) gloria; tiene la firma de Alonso Sán-
mente salieron ilesas: Santa Catalina al chez, año de 1582. Sobre la mesa del
caer un· rayo y romperse la rueda de INSCRIPCJÓN altar está, dentro de una urna, una esta-
cuchillos; Santa Inés al ser respetada Firmado y fechado: «ALFONsvs./ SAN- tua de Cristo muerto, bien ejecutada.
por las llamas de la hoguera. nvs. F/ 1582» (sobre una piedra en pri- Enfrente se ven dos sepulcros de már-
En realidad se trata de un trabajo poco mer término). mol con figuras de rodillas harto bue-
convincente, pues Sánchez Coello dul- nas. En uno está escrito: 'Aquí está
cifica en exceso las expresiones de las PROCEDfJ'lOA sepultado Clemente Gaytan de Vai&as.
protagonistas, otorgándoles un tono al- Madrid, San Jerónimo el Real. Tras el Secretario del Consejo de Italia de Felipe
mibarado y devoto sumamente con- saqueo del templo cuando la invasión 11, Rry de Castilla.falleció á 6 de Agosto
vencional, con rostros que parecen francesa, fue depositado en el Palacio de 1577'. El otro sepulcro, que también tie-
prestados. La composición del cuadro, Buenavista, pero fue devuelto luego a ne letrero, 'es de su mujer, Doña Francis-
también desafortunada, apenas logra di- su lugar. En 1841, al destinarse la iglesia ca de Vai&as'» (Viaje, V, I, 18).
simular que es producto de la suma de a arsenal de armas, pasó al Prado. La composición del cuadro, efectiva-
dos composiciones autónomas y disún- Restaurado de nuevo el templo, fue lle- mente, con una gloria que ocupa poco
tas que el recurso fácil de un pedazo de vado a San Jerónimo en 1881yen1915 más de su mitad superior con la Trini-
falsa arquitectura no ha logrado unifi- se reinstaló en su propia capilla. Final- dad y la Virgen, ofrece en el centro a
car. Por otra parte, escasa inventiva mente, hacia 1945, fue entregado al San Sebastián y tras él, alejándose, a los
muestra el pasaje del marúrio de Santa Prado. soldados y arqueros que le han dado
Catalina al fondo del cuadro, depen- martirio. Flanquean a San Sebastián,
diente en exceso de un grabado de BIBUOGRAf1A San Francisco y San Bernardo, cuyas
Galle (de 1562) sobre composición Catálogos del Prado: 1872, n. 0 1040; miradas, cruzándose en aspa, se dirigen
de Giulio Romano. 1873, n.º 1040; 1949-1985, n. 0 2861; Pa- a lo alto: San Francisco hacia Cristo, de
Es evidente que aquí no se ha pretendi- lomino, ed. 1947, p. 804; Ponz, ed. quien ha recibido los estigmas, y San
do una «escena» sino la plasmación de 1947, p. 415; Curnberland, 1782-1787; Bernardo hacia la Virgen, dispuesta a
una «idea» vertida en la significación de Ceán, 1800, N, pp. 335-336; Passavant, suministrarle el premio lácteo.
sus elementos y servida con pormenori- 1853, p. 97; Cuartero, 1915, p. 346; La inclusión de los santos monjes junto
zado dibujo presuntamente «realista» Cunha, 1922, p. 177; Loga, 1923, p. a San Sebastián, a primera vista puede
sin omitir el menor detalle. El resultado, MICHEL COXC IE. Alegoría de la Redención. 134; Beruete, 1924, p. 97; Tormo, 1927, sorprender ya que entre aquéllos y éste
sin embargo, deja mucho que desear. MADRID. MONASTER IO DE EL ESCOR IAL p. 329; Mayer, 1942, p. 241; Lafuente, no existe, que se sepa, relación alguna.

158
CA T ÁLOGO

Sin embargo todo cobra sentido si se govia, en el altar que fue del Obispo testimonio elocuente del modo como
tiene en cuenta que se trataba de un en- Cabrera y Bobadilla: « ... un cuadro con Sánchez Coello afrontó la pintura reli-
cargo que, más allá de la temática im- Jesucristo, acompañado de los Apósto- giosa tras la experiencia de los altares de
puesta por los monjes jerónimos, debía les y de Santo Tomás tocándole la llaga El Escorial (1580-1583) y desde la ma-
satisfacer además las devociones parti- del costado; el campo es de muy arre- durez de sus 53 años.
culares del matrimonio que sufragaba el glada arquitectura, y tira algo al estilo Justamente por entonces se producía la
cuadro. A este propósito hay que re- de Rómulo Cincinato». El asunto re- masiva llegada de italianos a la Corte
cordar que si San Francisco era el santo presentado bastante frecuente en la ico- (Cambiaso, Zucaro, Tibaldi, etc.). Es
onomástico de la comitente Doña Fran- nografía católica desde los tiempos de la evidente, a juzgar por esta tabla, que el
cisca de Vargas, San Bernardo, funda- Contrarreforma, procede del Evangelio nuevo panorama que ahora tenía a la
dor del C!Ster y distinguido consejero y de San Juan (capítulo XX, versículos vista, al contrario de cuanto ocurre con
embajador de asuntos religiosos y polí- 26-29). Ribalta, apenas le sedujo. Fatalmente
ticos, bien pudo gozar de la devoción Aunque hoy sepamos que la pintura poco podría aprovechar de todo ello
de ella misma o de su difunto marido está firmada por Alonso Sánchez Coe- por llegarle la muerte tres años después.
Don Clemente de Vargas, que desem- llo en 1585, la relación con el estilo de
peñó el cargo de Secretario del Rey en Cincinato anotada por Ponz no deja de Femando Benito
el Consejo de Italia. ser una observación aguda y además ra-
- - - - - - CAT. 51 - - - - - -
La solución iconográfica adoptada por zonable, pues Sánchez Coello lógica-
Sánchez Coello, consistente en segregar ALONSO SÁNCHEZ COEILO mente mantendria tratos con Cincinato,
de la Trinidad a la figura de Cristo para que había trabajado en el Alcázar de
colocarla frente a la Virgen, y ambas a Duda de Santo Tomás Madrid desde 1567 y posteriormente en
su vez en correspondencia con las mira- 1585 El Escorial desde 1570. Tormo, en cam-
das de los santos Francisco y Bernardo, bio, quiso verle un parecido con el esti-
Tabla, 158 x 136 cm
cobraría así pleno sentido porque obliga lo de Diego de Urbina.
a una lectura quiásmica del cuadro que Cabildo catedralicio, Segovia Este cuadro, de formas aplomadas y ro-
otorga idéntico protagonismo a todos tundas, participa de una estética similar
sus personajes. Visto así, ello no deja de INSCRIPCJONES a la empleada por Sánchez Coello en su
ser un recurso ingenioso del pintor para Firmado y fechado: «Alfonsus Santius / Martirio de !.os Santos justo y PasWr, de
comentar a unos y a otros, es decir, tan- 1(5)85». 1583, para uno de los altares de la Basíli-
to a las exigencias de los monjes como a Firma de restaurador: «M' Qumtanilla / ca de El Escorial, en el que un fuerte
los supuestos dictados de su cliente. De ... 1845» (sobre la 3aldosa a los pies de sabor romanista -quizá suscitado por el
cualquier modo habria que señalar que Cristo). celebrado Martirio de San Mauricio de
la peculiar disposición y carácter de la Cincinato- aflora en sus personajes.
Trinidad y de la Virgen, están inspira- PROCEDENOA Hoy sabemos que aquel cuadro de los
dos en la Alegoría de la Redención del Altar del Obispo Cabrera y Bobadilla mártires de Alcalá está documentado a
gran díptico de Michel Coxcie en El Es- en el claustro de la Catedral de Segovia. nombre de Sánchez Coello, pero du-
corial, fechado en 1552, que Coello Posteriormente en el Museo de la Ca- rante algún tiempo, por información de
tuvo necesariamente que conocer. tedral. Brutón y Carducho, se creyó de Diego
Muy curioso resulta el manejo de luces de Urbina. Ello explicarla la relación
pues, por encima de la luz intemporal COPIA con este pintor que Tormo apuntó al
flotante en el ambiente, Sánchez Coello De hacia 1600, firmada por Alfonso de referirse a la Duda de Santo Tomás aho-
sobrepone una segunda luz algo más in- Herrera en Santo Tomás de Segovia. ra comentada.
tensa, irradiando del Espíritu Santo con Es evidente que en ella Sánchez Coello
sentido teológico, que ilumina a las fi- BIBUOGRAF1A parece apostar de nuevo por la monu-
guras desde lo alto produciendo som- Ponz, ed. 1947, p. 921; Quadrado , mentalidad de Rómulo, al prescindir de
bras concretas que en el rostro y cuerpo 1865, p. 471; Tormo, «B.S.E.E.», 1919, las alargadas formas flamencas de com-
de San Sebastián llegan a recortarse con p. 133; Loga, 1923, p. 132; Mayer, ed. posiciones anteriores, y preferir cuerpos
nitidez. Esto supondria en el pintor un 1942, p. 241; Vera «E.S.», III (1951), p. robustos y aplomados, herederos del
esporádico interés por el tenebrismo 401; Camón, 1970, p. 505; Quintanilla, clasicismo italiano - recuérdese el San
más incipiente. «E.S. », 1969, p. 266; Breuer, 1984, pp. Pedro y San Pablo de Cincinato en la
La formación flamenca de Sánchez Co- 191 y 168-269; Collar, 1989, pp. 224 Academia de San Femando-, aunque
ello se acusa en el caligráfico dibujo, y 276. revestidos de una retórica convencio-
atento al pormenor, especialmente cui- nal, antes devota que épica. En cierto
dado en el tratanuento del paisaje, o en ESTUDIO DE LA OBRA modo esta elección de tipos en1pezaba a
el empleo de modelos nórdicos en las Se desconocen por el momento las cir- estar rezagada si se piensa en el natura-
figuras celestiales. La deuda con mode- cunstancias que envolverian el encargo lismo incipiente de algunas cabezas de
los italianos la brinda la figura de San de esta pintura. Su más antigua noticia Luis de Carvajal o en la pintura que un
Francisco y también la actitud del ange- se debe a Ponz, quien sin mencionar fir- Juan Sariñena, por el mismo tiempo,
lillo que, con caracteres a lo Cambiaso, ma ni proponer autor, la describe con practicaba en Valencia.
se localiza a los pies de Dios Padre. precisión suficiente encastrada en el án- De todas fom1as, considerando su data-
Fernando Benito gulo del clausu·o de la Catedral de Se- ción, la tabla aquí expuesta se erige en

159
RETRATOS
CAT. 1

ANTONIO MORO. Felipe Il. c. 1557. EL ESCORIAL


CAT. 2

SÁNCHEZ COELLO. Felipe JI. 1566. KUNSTHISTORJSCHES MUSEUM . VIE A


CAT. 3

ANTONIO MORO. Isabel de Valois. c. 1560. COLECCIÓN VÁREZ PISA


CAT. 4

SÁNCHEZ COELLO. Isabel de Valois. c. 1560. COLECCIÓN VÁREZ FISA


CAT. 5

SOFONISBA ANGUISSOLA. Isabel tle Valois. c. 1561. MUSEO DEL PRADO. MADRID
CAT. 6

PANTOJA DE LA CRUZ. Isabel de Valois. c. 1604-0S. MUSEO DEL PRADO. MADRID


CAT. 7

SÁNCHEZ COELLO. Felipe 11. c. 1570-71. COLECCIÓN STIRLING MAXWELL. POLLOK HOUSE. GLASGOW MUSEUMS & ART GALLERlES. GLASGOW
CAT. 8

SÁNCH EZ COELLO. Ana de Ar,stn:a. c. 1570-71. COLECCIÓN STIRLING MAXWELL. POLLOK HOUSE. GLASGOW MUSEUMS & ART GALLERIES. GLA GOW
CAT. 9

SOFONISBA ANGUISSOLA. Ana de Austria. c. 1575. MUSEO DEL PRADO . MADRID


CAT. 10

SOFONISBA ANGUISSOLA. Felipe JI. c. 1575. MUSEO DEL PRADO. MADRID


CAT. 11

SANCHEZ CO ELLO. Ana de Austria. c. 1570-71. FUNDACIÓN LÁZARO GALDIANO . MADRID


CAT. 13

BARTOLOMÉ GONZÁLEZ. Ana de Austria. MUSEO DEL PRADO. MADRID


CAT. 12

SÁNCHEZ COELLO. Ana de Austria. 1571. KUNSTHISTORISCHES MUSEUM. VIENA


CAT. 14

ANTONIO MORO. Doii.a Juan.a de Po1trtgal. 1559. MUSEO DEL PRADO. MADRID
CAT. 15

CRISTÓBAL DE MORALES. Doña Juana de Portugal. c. 1552. MUSÉES ROYAUX DES BEAUX-ARTS DE BELGIQUE. BRUSELAS
CAT. 16

SÁNCHEZ COELLO. Doiia jua.na de Pmtuga.l. c. 1557. MUSEO DE BELLAS ARTES. BILBAO
CAT. 17

. SÁNCHEZ COELLO. El Príncipe Don Carlos. c. 1564. KUNSTHISTORISCHES MUSEUM. VIENA


CAT. 18

SÁNCHEZ COELLO. El Príncipe Don Carlos. c. 1557. MUSEO DEL PRADO. MADRID
CAT. 19

SÁNCHEZ COELLO. El Príncipe Don Carlos. c. 1564. MUSEU NACIONAL SOARES DOS REIS. OPORTO
CAT. 20

CRISTÓBAL DE MORALES. El Piincipe Don Carlos. c. 1565. MONASTERIO DE LAS DESCALZAS REALES. MADRID
CAT. 21

SÁNCHEZ COELLO. las Infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela. c. 1568-69. MONASTERIO DE LAS DESCALZAS REALES. MADRJD
CAT. 22

SÁNCHEZ COELLO. Las Jnfant.as Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela. c. 1575. MUSEO DEL PRADO. MADRID
CAT. 23

JUAN PANTOJA DE LA CRUZ. Infantes Don Felipe (IV) y Doña Ana. 1607. KUNSTHISTORISCHES MUSEUM. VIENA
CAT. 24

SÁNCHEZ COELLO. Infantes Don Diego y Don Felipe. 1579. MONASTERIO DE LAS DESCALZAS REALES. MADRID
CAT. 25

SÁNCHEZ COELLO. Infante Don Fernando. 1577. MONASTERIO DE LAS DESCALZAS REALES. MADRID
CAT. 26

SÁNCHEZ COELLO . Infante Don Diego. 1577. COLECCIÓN PARTICULAR


CAT. 27

SÁNCHEZ COELLO. la Infanta Isabel Clara Eugenia. 1579. MUSEO DEL PRADO. MADRID
CAT. 28

SÁNCHEZ COELLO. La Infanta Cata.lina Mica.ela. c. 1584. MUSEO DEL PRADO. MADRID
CAT. 29

SÁNCHEZ COELLO. La Infanta Isabel Clara Eugenia y Magdalena Ruiz. c. 1585-88. MUSEO DEL PRADO . MADIUD
CAT. 30

SÁNCHEZ COELLO. Alejandro Famese. 1561. MEADOWS MUSEUM. SOUTHERN METHODI T UNIVER ITY. DALLAS
CAT. 31

SÁNCHEZ COELLO. Archiduque Rodolfo de Austria. 1567. su MAJESTAD LA REINA ISABEL II. HAMPTON COURT
CAT. 32

SÁNCHEZ COELLO. Archiduque Ernesto de Austria. 1567. su MAJESTAD LA REINA ISABEL Il. HAMPTON COURT
CAT. 33

SÁNCHEZ COELLO. Archiduque Wenzel de Austria. 1577. GALERÍA DE BOHEMIA CENTRAL. PRAGA
CAT. 34

SÁNCHEZ COELLO. Archiduque Wenzel de Austria. 1574. KU STHISTORISCHES MUSEUM. VIE1 A


CAT. 35

CRISTÓBAL DE MORALES. Don Sebastián de Portugal. 1565. MONASTERIO DE LAS DESCALZAS REALES. MADRID
CAT. 36

SÁNCHEZ COELLO. Don Juan de Austria. c. 1565. MONASTERIO DE LAS DESCALZAS REALES . MADRID
CAT. 37

ANTONIO MORO . JI! Duque de Alba. c. 1549. MUSÉES ROYAUX DES BEAUX-ARTS DE BELGIQUE. BRUSELAS
CAT. 38

SÁNCHEZ COELLO. JI/ Duque de Alba.. 1567. DUQUES DE ALBA. PALACIO DE MONTERREY. SALAMA1 CA
CAT. 39

SANCHEZ COELLO. Joven desconocida. c. 1567. MUSEO DEL PRADO. MADRID


CAT. 40

SÁNCHEZ COELLO. Juana de Mendoza, D uquesa de Béjar, con un en.a.no. c. 1585. COLECCIÓN PARTICULAR
CAT. 41

SEGUIDOR DE SÁNCHEZ COELLO. V Duque del Infantado. c. 1595. COLECCIÓN PARTICULAR


CAT. 42

SÁNCHEZ COELLO Y TALLER. Don Diego de Covanubias, Obispo de Segov ia. c. 1574. CASA DEL GRECO. TOLEDO
CAT. 43

GEORGES VAN DER STRAETEN. Doña María Manrique de Lara y Pemstein y una de sus hijas. c. 1574. GALERÍA DE BOHEMIA CENTRAL. PRAGA
CAT. 44

GEORGES VAN DER STRAETEN. !sabe/ de Austria.. 1573. MONASTERIO DE LAS DESCALZAS REALES. MADRID
CAT. 45

JUAN PANTOJA DE LA CRUZ. Felipe lll. 1608. MUSÉE GOYA. CASTRES. DEPÓSITO DEL MUSEO DEL LOUVRE
PINTURA RELIGIOSA
CAT. 46 _

TIZIANO. El Salvador, de hortelano. 1553. MUSEO DEL PRADO. MADRID


CAT. 47

SÁNCHEZ COELLO. Noli me tangere. 1574. EL ESCORIAL


CAT. 48

SÁNCHEZ COELLO. Desposorios místicos de Santa Catalina. 1578. MUSEO DEL PRADO. MADRID
CAT. 49

SÁNCHEZ COELLO. Santa Catalina y Santa Inés. 1581. EL ESCORIAL


CAT. 50

SÁNCHEZ COELLO. Alegoría mística con San Sebasúán, San Francisco y San Bernardo. 1582. MUSEO DEL PRADO. MADRID
CAT. 51

SÁNCHEZ COELLO. Duda de Santo Tomás. 1585. CABILDO CATEDRALICIO. SEGOVIA


ESTUDIO TÉCNICO

POR

Carmen Garrido

Con motivo de esta exposición, el Gabinete de Documentación


Técnica ha realizado el examen de catorce retratos de personajes
de la Corte de Felipe JI. Doce pertenecen a las colecciones del
Museo del Prado y los otros dos a una colección particular.
Se ha examinado con la misma metodología científica todo aque-
llo que estaba recogido en el catálogo bajo la atribución de Alonso
Sánchez Coello, discípulos o círculo de Sánchez Coello, o Sofo-
nisba Anguissola, para aportár a los datos documentales y estilísti-
cos existentes de estas obras, los que se desprenden de los estudios
técnicos efectuados.
En ~ tos trabajos, el estudio de un cuadro aislado revela cierta in-
formación técnica del mismo, pero cuando es confrontado con el
de otros cuadros atribuidos al artista, los resultados adquieren
mayor eficacia e importancia, ya que la comparación de todos los
datos obtenidos mediante este tipo de investigación es lo que nos
puede conducir al conocimiento de la técnica del pintor y su evo-
lución, ayudando a resolver los problemas que plantean las obras
de atribución o datación incierta, así como a la delimitación de los
diferentes artistas que trabajan en un mismo círculo o taller.
En este sentido consideramos este estudio como el inicio de una
investigación y esperamos que trabajos futuros puedan ir su-
mando eslabones que completen el conocimiento que hoy día
tenemos sobre los pintores de la Corte de Felipe II.

En la documentación técnica de estos cuadros han colaborado


Juana María Navarro, Inmaculada Echeverría y María Teresa
Gómez Espinosa. El Gabinete de Documentación Técnica agra-
dece a Juan Miguel Serrera y Alvaro Sánchez de Medina la ayuda
prestada en la elaboración de este trabajo.
ES T UDIO T ~CN ICO

Fig. 2: De ta ll e ele la ca bcz:t de l Prí ncipe .


Rayos X.

CAT. 18
[véase pág. 140]

El Príncipe Don Carlos

L. 112 ,2 ( ± 0 ,2) X 96 ( ± 0 ,2) CID


Museo del Prado, n. 0 1136

Fig. 1: Ra diografia general.

EL retrato del Príncipe Don Carlos , través de ella. El añadido de la tela bajada en sus rasgos y en el tratamien- nas capas al esbozado inicial , que no
hijo del Rey Felipe II y Doña María hizo que fuese. repintado el fondo to de las luces y las sombras. Las lu- dejan huella radiográficamente.
de Portugal, es considerado por los para igualar la tonalidad y, como con- ces, más empastadas con blanco de Aunque cada elemento tiene su espa-
historiadores como una de las prime- secuencia de ello, fue tapada la ven- plomo, son tocadas por el pintor con cio concreto bastante delimitado, se
ras obras que se conservan del pintor tana e incluso enmascarados los tonos un trabajo de pinceles muy personal , pueden observar ciertas superposicio-
Alonso Sánchez Coello. Cronológica- originales del retrato 3. dando en esas zonas un efecto de bo- nes , tales como el armiño del interior
mente se sitúa en torno a 1559, cuan- Como resultado de la ligereza de eje- rrosidad. Por otra parte, existen en el del bohemio pintado sobre el ángu-
do el Príncipe tenía catorce años . cución con que fueron realizados la rostro numerosos desgastes de la pin- lo inferior de la ventana , o el dedo
Se supone que el cuadro fue reduci- ventana y el paisaje , en la radiogra- tura y repintes antiguos que no han pulgar de la mano derecha encima de
do en sus dimensiones originales, ya fía sólo pueden determinarse las lí- sido levantados durante la restaura- las pinceladas que marcan el cinturón,
que la descripción del mismo parece neas fundamentales de ambos y los ción , a causa de lo delicado del lugar. etc. En otras ocasiones el elemento su-
corresponder con la reseñada en el In- puntos de mayor o menor ilumina- Estos repintes producen también cier- perpuesto carece de contraste radio-
ventario de 1636 en el Alcázar de Ma- ción, pero no se puede fijar la presen- ta borrosidad en la contemplación di- gráfico , como es el caso de la parte del
drid , en el «Aposento de las Furias», cia en el cielo del dios y del águila que recta de la radiografía [fig. 2]. Las lu- cinturón que cae hacia la espada.
como un retrato de cuerpo entero 1 . porta tal vez el cetro , símbolo del po- ces de los ojos son llevadas a cabo me- El armiño de la capa, de fuerte den-
La radiografía pone de manifiesto con der divino 4 . diante una pequeñísima raya blanca sidad , se muestra tanto más preciso
precisión dos elementos fundamenta- La existencia en este fondo de paisa- paralela al párpado . cuanto más iluminada es la zona . Sin
les para la comprensión de esta je de pérdidas de pintura y desgastes El pintor aplica en superficie unas ca- embargo, el halo claro, que finalmen-
obra 2 [fig . 1J. de color no pueden hoy día justificar, pas de pintura que matizan la textu- te marca la piel en todo el borde in-
En primer lugar, la existencia de una en manera alguna, la fuerte interven- ra del rostro y perfeccionan el encaje ferior de dicha capa , carece de con-
ventana abierta en el fondo , en el ción sufrida por la obra 5 . del cuello , muy someramente apun- traste, apenas se sitúa tenuemente en
lado izquierdo de la composición , que La impresión radiográfica del retrato tado en capas subyacentes. el lado derecho la parte más ilumina-
rransforma sustancialmente el retra- es buena, marcándose en el documen- El torso del Príncipe aparece en radio- da del mismo.
to del Pfmcipe. En segundo lugar, el to obtenido la mayor parte de los dis- grafía sin delimitar, siendo las pince- Las pérdidas de pintura del lienzo son
recrecido del lienw original median- tintos elementos que lo componen. ladas finales de sombra las que lo per- muy abundantes. Las de mayor rama·
te una tela pegada de 12,5 cm apro- Los contornos se delimitan sobre un filan. Algo similar sucede en el tra· ño se encuentran en el pecho y en el
ximadamente, en el borde superior. fondo de densidad media y los deta- tamiento que el pintor da a las dedo índice de la mano derecha.
El segundo elemento reseñado con- lles, dada su técnica de ejecución mi- manos, muy toscas inicialmente, También pueden observarse faltas
dicionó la eliminación de la ventana nuciosa, se precisan puntualmente. puesto que la finura posterior la con- grandes de pintura en el borde supe-
y del paisaje con figuras que se ve a La cabeza del Príncipe está muy tra- sigue mediante la superposición de fi- rior, alrededor del añadido . Por otro

216
ESTUDIO TH NICO

lado, el desgaste de la pintura origi- ción la siguiente está compuesta por que se realiza la golilla se superponen 6 La téla del añadido es más gruesa que la ori-
nal se ha generalizado tanto en los una mezcla de pigmentos y es de ma- en parte al amarillo del traje . ginal y la de forración. A causa de ello, y por
estar pegada, produce en la superficie un pe-
fondos como en la figura, sobre todo yor importancia, a causa de su espe- queño desnivel con respecto al borde del
en la cara y en las manos . sor, que la inicial. Para finalizar fue- lienzo original.
Según puede precisarse a través de la ron aplicados unos barnices aún más Es difícil saber con exactitud las dimensio-
1 Para mayor documentación histórica y bi-
radiografía, las dimensiones en la ac- gruesos que el último estrato que he- bliográfica, consúltese en la ficha correspon-
nes del primer estrato que se mide, dada la
tualidad del lienzo original son de mos reseñado [fig. 3). dificultad para precisar si la muestra fue to-
diente del Catálogo de la Exposición.
mada en su totalidad hasta el soporte , y si
99 cm de alto y de 96 cm de ancho . La intervención debe ser antigua, a Técnica operativa: 50 kv , 10 mA, 1 minuto en la manipulación posterior, para el mon-
La tela se muestra cortada a filo con juzgar por la dureza de los pigmen- a 2 metros 60 cm de distancia. Revelado taje de las mictomuestras, no se perdió al-
el bastidor en los bordes laterales y en tos y por la composición de los mis- automático . guna canti~ad por mínima que fuera .

el inferior. En el corte superior ha sido mos , fundamentalmente a base de Si bien en el Inventario de 1636 del Alcázar Cuando existen dos capas anteriores a la apli-
se describe al Príncipe • vestido de amari- cación del color, cada una de ellas tiene una
añadida una banda pegada de unos óxidos de hierro 9.
llo ... >, en los diferentes Catálogos del Mu- misión específica. La preparación tiene como
12,5 cm. Al contrario de lo que su- El traje y las calzas amarillas están más seo del Prado se reseñan sus calzas de tona- misión acondicionar el soporte para que éste
cede con la tela original, esta tela aña- elaborados que el resto, presentando lidad verdosa. Este color era consecuencia del pueda recibir las capas de pintura. La impri-
repinte general. mación sirve como tonalidad de base, sobre
dida vuelve por el bastidor actual has- doble capa de pintura para la conse-
También en el Catálogo de 1985 se hace re- la que se realiza ya directamente la compo-
ta unos 2 cm 6. cución del color . La tonalidad visible ferencia a la ventana interior que se adivina sición . El color de esca base condiciona el re-
El lienzo presenta un encolado pre- en la actualidad ha sido obtenida con en el fondo de la escena. sultado final de la obra.
vio a la aplicación de la preparaCión. amarillo de plomo y estaño mezcla- A causa de la cantidad existente de negro 9 No se han detectado pigmentos actuales en
Esta es de color blanco y fue dada con do con blanco de plomo y una peque- mezclado con los ocres, tampoco con la re- los repintes. Los materiales encontrados han
flectografía infrarroja se pudieron precisar sido utilizados en todas las épocas. La dure-
calcio en espesores medidos en torno ña parte de ocre 10 [fig. 4). más los detalles antes de eliminar el repinte za de estas capas nos induce a pensar que la
a las 100 micras 7 • Para realizar el morado del bohemio, general. intervención tenga una cierta antigüedad.
Sobre la preparación fue aplicada de el pintor mezcla el blanco de base con Después del estudio de toda la documenta- lO El color verdoso era fruto de los pigmentos
forma homogénea una fina capa de negro orgánico, bermellón y una pe- ción técnica realizada por este Gabinete , las mezclados en el repinte que desvirruaban la
blanco de plomo que hace las veces queña porción de laca orgánica roja personas responsables del Museo decidieron visió n. El amarillo de plomo y estaño con el
la eliminación de estas capas de pintura aña- que se pintó el traje y las calzas es aún más
de imprimación, y cuyo grosor oscila [fig. 5) . didas, para devolver al cuadro su concepción abundante en la segunda capa, sobre todo
entre 10 y 40 micras 8 . En el fondo del paisaje grisáceo se de- original , limitándose los reroques a las zo- en las calzas y en los toques superficiales del
El color, dado generalmente en una tecta la presencia de esmalte en unión nas concretas en donde exisúan p érdidas de eraje. La conservación de este tono es bastante
pinrura. buena.
sola capa de 40 a 100 micras, pue- del blanco 11 [fig. 6). La restauración ha sido llevada a cabo por la 11 El esmalte , pigmento utilizado habitual-
de presentar toques muy finos en Los toques de superficie son realiza- restauradora María Álvarez Garcillán . Ade-
mente en el siglo XVII, ha sido determina-
superficie, de un máximo de 10 dos con pinceles muy finos . En el ar- más de recobrar la pintura sus colores origi-
do en el Gabinete, por el momento , en
nales , se descubrió la ventana tapada , tras
micras . miño se observan trazos muy rápidos, algunos cuadros del siglo XVI españoles e
comprobar que las capas de barnices y pin-
El repinte que cubría la superficie del igualmente dados con finos pinceles, italianos.
tura que la cubrían no eran obra del pintor.
La tonalidad grisácea está producida por la
cuadro alcanzaba espesores de unas 90 con mayor soltura que la que mues- En esca rescauración ha aparecido un nuevo
decoloración de este material: Joyce Plescers:
tran los detalles del dibujo y los or- número de inventario , 137 en color grisáceo,
micras entre las diferentes capas da- <A preliminary note on che incidence of chis
que se suma a los dos ya existentes , 192
das. A una primera de pintura se su- namentales del vestido. En el cuello, colourarion of smalt in oil media> , en Stu-
y 152 en blanco , en el ángulo inferior iz-
dies in Conservation, vol. 14 , n . 0 2, pág. 47.
perponía otra de barniz . A continua- las rápidas pinceladas blancas con las quierdo .

FIG. :1 I'IG. • FIG. 5 F!G. 6


Loc;illz~1d6n : Oscuro del repinte del fondo Localización: Amari ll o de una ca l z~L Localización: Morado de la capa. Localización: Oscuro de repinte del fondo
so l>rc el marco de la ''Cntaoa . Referencia micromuestra: 1136/ 6. H.cfcrencla micromucsrra: 1136/7 . sobre el cic lo del pnisnje.
ncfcrench1 mlcromucs tr3: 1136/ 2. l. C¡1rb on~1to de ca lcio: > SOµ. l. Cola de origen animal: muy irregular, Referencia micromuestra: 1136/ 3.
J . Carbom\lo de ca lcio:> 100 µ. 2. Ul:.in co de plomo: . ::::::. 10 µ. de 25 a 50 µ. l. Carbonato de calcio, > 50 µ.
2. Olanco de plomo: .:::. ha sta 15 µ. :). Blanco de plomo. óxido de hierro, 2. Ca rbonato de calclo: . ::::::. 100 µ. 2. Blanco de plomo: .= de 10 a 20 µ.
3, Blanco tk plomo con impurezas: óx id o bermellón de mercurio, amnri ll o d e 3 . Blanco de plomo: . ::::::. 25 a 40 µ. 3. Blanco de plomo, lapislázuli , esn1alte.
de hierro. azurita y negro org:'inlco: plomo y estaño, la ca org~nica t'oj:.1 e 'l. Blanco ele plomo. neg ro org:'inico, :tzurita y un poco de bermellón de
.::e de 60 n MO µ. lmput·ezas de ncg1·0 orgriuico: ~ bcrme1lón de mercurio y algo de laca mercurio: .::: 50 µ.
En s u parte superior, a veces se divide org:'inicas roja: ..::::. 50 µ. 'l. Bantlz resinoso: ..::: 10 µ.
en dos . 6. Igual composición que la anterior. 5. Repinte: ..:::::. 20 µ.
4. Ournlz resin oso: .:::::: de 10 a 50 µ. pero m :'is blanca: . ::::::. 15 µ.
5. ncplntc: 2 c:.ip.i s a base de óxidos ele 7. Barniz resinoso: . ::::::. IS µ.
hkrro. negro orgánko y l>lanco: .::::. .
Más os<..·u1·a In lnfcdor.
6 . Uarnlz r es inoso co lo1·cado: ..::::::. 25 µ.
7. Barniz n .• slnoso: ::::.. h as ta 70 µ.

217
EST UDIO n c NICO

fig. 2: Oct¡11le de las pincelada~ del fondo


en el ángulo superior derecho. Ha) o~ X.
CAT. 22
[véase pág. 143]

Las Infantas Isabel Clara Eugenia y


Catalina Micaela

L. 135 ,5 (±0,2) X 150,5 (±0,5) CIIl

Museo del Prado, n. 0 1138

Fig . 1: Radiografía general.

fíg. 4: Detalle de1 hueco respetado sin


pintura. de fondo encima de la mesa.
Obsérvese además la tela de dibujo.
Rayos X.

LAS Infantas Isabel Clara Eugenia y có un fondo en torno a ellas de alta gún significado técnico visible , pen-
Catalina Micaela, hijas de Felipe II e densidad, en el que podemos apre- samos que el pintor pudo haber te-
Isabel de Valois, fueron retratadas por ciar unas pinceladas dadas con gran nido otra idea inicial para la coloca-
Sánchez Coello hacia 15 70 1 , a juzgar libertad , que llegan incluso a tener ción de las flores. Se observa la línea
por la edad que las niñas representan, ritmo caligráfico en determinadas zo- del perfil horizontal de la mesa y las
unos cinco o seis años. Es una de las nas [fig. 2) . flores que se superponen, con una
obras de ejecución más cuidadas de Estas pinceladas son rápidas de ejecu- ejecución más rápida que las figuras ,
las atribuidas al pintor 2 . ción , haciéndose largas en los contor- al igual que sucede con la corona que
El cuadro procede de las colecciones nos de las figuras, como , por ejem- una Infanta entrega a la otra. Lama-
reales en las cuales aparece reseñado plo , en los del manto y los brazos , y yor soltura técnica y la menor preci-
en 1636 en el Alcázar y posteriormen- más cortas cuando se trata de rodear sión en el detalle se aprecian también
te en el Retiro. la cabeza, las manos, o los huecos que en las manos de las niñas.
Tanto las figuras como el fondo tie- quedan entre los brazos y la cintura. La mesa tiene una densidad radiográ-
nen un elevado contraste radiográfi- fig. 3: Detalle de las pinceladas de fondo La nitidez de unas y otras es diferen- fica equiparable al fondo y a las fi-
co. A pesar de ello las figuras se des- nplicadas alrededor de las manos y la
corona. Rayos X.
te. Mientras que los toques largos de guras , si bien con la capa final de pin-
tacan nítidamente en la composición, los contornos son nítidos, los breves tura el artista oscurece el resul rado
como consecuencia de la gran elabo- en torno a las manos y a la corona re- final.
ración técnica con que fueron reali- sultan más borrosos por la manera de Los bordes de las figuras se perfilan
zadas. Por supuesto todo el trabajo en frotar el pincel [fig. 3J. por medio del pincel y el pigmento
sus diferentes estructuras tuvo como Este fondo a veces no llega a cubrir con bastante precisión, tanto mayor
pigmento de base el blanco de plo- totalmente la primera capa de base , cuanto más iluminada está la zona.
mo . Pero no es solamente la presen- a causa de la dificultad del ajuste per- Los retraros de las dos hermanas es-
cia de este material la causante de la fecto en lugares como el pelo o el ro- tán muy trabajados , no sólo en los
visión radiográfica obtenida, sino cado de las Infantas. rostros sino también en los vestidos.
también la manera de aplicarlo. La En el lado izquierdo, encima de la Nada ha sido dejado a la improvisa-
perfección y minuciosidad de la téc- mesa y la corona de flores que reposa ción y todo se rea-tiza sobre un mo-
nica de la que es capaz el pintor, tam- sobre ella, ha sido respetado un hue- delo bien preconcebido. De ahí que
bién colaboran en el resultado final 3 co sin estas pinceladas de fondo de los cambios de composición sean más
[fig. 1). alta radiopacidad [fig. 4). bien anecdóticos, como en el caso del
Sobre una preparación bastante per- En el acabado final del cuadro, este introducido en la mano izquierda de
meable a los rayos X , el pintor reali- hueco se ha rellenado con la capa de la Infama Catalina Micaela. El dedo
Fig. 5: Detalle de Ja zona baja del vc!'itido de
zó las figuras, y posteriormente apli- la Infanta Catalina \ficacla. Rayos X. pintura de fondo 4 . Al no tener nin- corazón está más cerrado, en una pos-

218
ESTUD I O TÉC N ICO

tura similar a la del índice. Después en el rostro de Isabel Clara Eugenia como el dibujo de los vestidos, están
el pintor lo modifica levantándolo en torno a la boca y en su mano iz- realizados con pincel fino mediante
para dar algo de movimiento . Ambos quierda, y las situadas sobre el pelo toques muy precisos que se superpo-
son visibles radiográficamente. de Catalina Micaela . Pueden obser- nen a la tonalidad de base de los tra-
La radiografía refleja fielmente lo que varse también otras de menor tama- jes , carnaciones , etc.
vemos directamente en la obra. El di- ño , repartidas en la superficie de for- El dibujo de la tela tiene una inciden-
bujo de los vestidos está bien marca- ma generalizada. cia muy importante en el resultado fi-
do . Las líneas de las cenefas se pin- Como se desprende de la observación nal del cuadro , a causa del relieve que
tan con pincel muy fino igual que las radiológica , el cuadro fue pintado so- produce en superficie 7 . La utiliza-
FIG. 6
pequeñas flores que contienen. Los bre una tela que forma con sus hilos ción, por tanto, de estos lienzos no Localización: Azul de la corona de flores
pequeños roques para el dibujo están un dibujo a base de pequeños rom- es arbitraria. que una hermana le entrega a otra.
Referencia micromuestra: 1138/ 2.
muy cargados con plomo. Del mismo bos [fig. 4]. Directamente , por estar l. CoJa de origen animal:> 40 µ.
modo que sucede en la visión directa el cuadro forrado 5 , este diseño sólo 2. Sulfato de calcio: . :::::. 100 µ.
3. Ulanco de plomo, óxido de hierro.
del cuadro, se observa cómo el dibu- puede ser visto en los bordes que bermellón de mercurio y negro
jo de las telas se va perdiendo en las orgánico: ..:::: hasta 40 µ.
vuelven sobre el bastidor hasta un 4. Azurita. blanco de plomo y óxido de
zonas en sombras, incluso no impre- máximo de 2 cm. En los laterales, la 1 hierro:..::: de 25 a 50 µ.
La pintura está datada aproximadamente en 5. Restos de barniz: ..::: 5 µ.
sionándose en el documento radiográ- tela original, de hilos muy finos , fue 1570 ya que existe una réplica coa variantes
fico como consecuencia de la menor doblada incluso con pintura de la ea Buckiogham Palace fechada en 15 71. Sin
embargo , algunos hisroriadores la sitúan en
precisión en la elaboración. misma tonalidad que el fondo 6 .
15 75 , fecha muy tardía si se tiene ea cuenta
Llama la atención la línea que rom- Sobre el lienzo se aplicó una prepa- la edad de las Infantas y la técnica de ejecu-
pe el dibujo de los vestidos circular- ración de más de 120 micras medidas. ción de la pintura con respecto a otras obras
mente, en la parte baja de los mis- Se encuentra muy impregnada por el del pintor.
2 La Infanta Isabel Clara Eugenia nació en Val-
mos , para indicar un doblez de la aglutinante de cola con el que fue
sain en 1566. Su hermana la Infanta Catalina
tela. En ella se ve la tonalidad del fon- mezclada [fig. 6].
Micaela nació en Madrid al año siguiente , en
do del traje y la decoración que co- La imprimación sólo se dio sobre las 1567. Para una completa información histó-
mienza a curvarse. Con esta interrup- zonas de fondo , respetándose el lu- rica y estilística consúlrese la ficha del Catálo-
go de la Exposición.
ción del dibujo quiere el pintor crear gar que ocupan las figuras. Es de una
una sensación de volumen que no lle- tonalidad grisácea, por la mezcla del 3 Técnica operativa: 25 kv , 8mA , 2 minutos a
3 metros de distancia. Revelado automático.
ga a conseguir del todo [fig . 5). negro orgánico , el blanco de plomo
4 Este hueco ha sido respetado de la misma ma- FIG.-,
En las cabezas de las Infanta~ se defi- y una pequeña porción de bermellón Localización: Yerde del mpete de la mesa.
nera que lo fueron los espacios en los que iban
nen los rasgos faciales de ambas con de mercurio ..La mesa con tapete ver- a ser pintadas las Infantas.
Referencia m.icromuest.ra: 1138/ 1.
l. Sulfato de calcio muy impregnado con
gran perfección, poniéndose de ma- de , cuya tonalidad se consigue me- Las libres pinceladas que se observan en la ra- cola,> 70 µ.
nifiesto un trabajo en el que final- diante el resinara de cobre , se super- diografía sobre el fondo rodean este espacio, 2. Blanco de plomo con poco negro
al igual que sucede con las existentes en tor- orgánico y bermellón de mercurio:
mente las luces se muestran aún más pone a la capa gris de fondo, lo mis- no a las figuras. hasta..::: 40 µ.
empastadas de lo que ya de por sí lo 3. Resinato de cobre. Capa fracrurada y
mo que la corona de flores que una El fondo es uniforme de color y de ilumina- mezclada en zonas con la anterior:
estaba la elaboración general del ros- de las Infantas entrega a su hermana ción , no produciéndose en él ningún efecto .:::: 40 µ.
que pueda tener relación con este espacio re- 4. Barniz resinoso:..:::::: 20 µ.
tro. Las pinceladas últimas de ilumi- [fig . 7].
servado .
nación resultan movidas , ya que de- Por el contrario , el estrato gris que se
S El cuadro ha sufrido una ligera intervención
ben ser muy finas y dadas con el pin- detecta , por ejemplo, bajo el pañue- de restau ración en 1983 por la restauradora
cel frotando en superficie. El paso de lo de Isabel Clara Eugenia, o bajo el Isabel Molina.
las luces a las sombras está muy inte- rojo correspondiente a una piedra pre- 6 La tela de forración dobla actualmente sobre
grado y se hace de forma suave, como ciosa de los adornos de orfebrería, co- el bastidor , en la parre superior, más que en
sucede también en la transición de los rresponde a la tonalidad del traje de el primer momento de su actual fijación ,
como se desprende de las marcas dejadas por
rostros y el pelo . Sin embargo, las lí- la Infanta. En ambos casos, el color los clavos. El lienzo utilizado para el reente-
neas de contorno del óvalo, igual que de esta capa de pintura, que tiene los lado es de trama desigual y abierta, y está fo r-
sucedía con los rasgos de cada una de mismos componentes que el estrato mado por dos trozos unidos, mediante cosi-
do , a unos 31 cm ap roximadamente del bor-
ellas, se delimitan con exactitud . de fondo , es algo más oscuro por la
de inferior del bastidor.
Las perlas del collar y las de los ador- mayo r abundancia de negro orgáni- En el reverso están impresas las iniciales RM
nos del peinado se superponen al ves- co en la mezcla [fig . 8). (Real Museo) , coronadas.
tido y al pelo respectivamente . Los to- Esta manera de trabajar, respetando 7 Las telas de diseño son llamadas cmanrelillo FIG . S
Localización: Rojo de una piedra preciosa.
ques de luz en estos detalles han sido el hueco de las figuras sin la capa de veneciano » o «Rosetta de Vargas» ya que fue- Referencia micromuestrn: 1138/ 6.
ron utilizadas en la escuela veneciana de fo r- l. Sulfato de c...i.lcio y m uch:l co la:> 25 µ.
llevados a cabo mediante un punto imprimación, se aprecia con claridad ma habitual. Los dibujos de las mismas son 2 . Negro orgánico. óxidos de b_ierro.
blanco muy fino, como sucede con las en el examen radiográfico. muy variados. En España El Greco, por ejem- bbnco de plomo y bermellón de
mercurio:..::: 50 µ.
luces de los ojos . En la realización del pañuelo blanco plo, las empleó a lo largo de roda su vida. Pos-
::). L-ica org;loica roj:i.: ..:::: ele 10 a -iO µ.
La pintura presenta pérdidas de co- sobre el vestido, el pintor toca en su- teriormente , en la Escuela Sevillana del siglo 4. Blanco de plomo. bc-rmellón de
XVII tienen tamb ién una gran importancia mercurio, óxido de hierro. laca org:1nica
lor y preparación en numerosas zonas. perficie con una pequeña capa de (etapa sevillana de Velázquez , Murillo, Zur- roja y amarillo de plomo y est3i\o:
En la parte central del cuadro existen blanco casi puro , al igual que suele barán, etc.). .:::: 40 µ.
5. Igual que la anterior, aunque algo más
faltas en forma de cruz que pueden hacer en las carnaciones algo más ana- marrón: hasta ..:: .foµ.
ranjadas en esta obra, por la mayor En al~unas zonas se hace dificil 1.1
corresponder al desgaste producido diYisión entre b 'l>' )" I;\ -.a C:lp:l.
por un bastidor antiguo. cantidad añadida de bermellón de 6. Laca orgánic:t roja. bermellón de
mercurio y bl:lll\."O de l)lomo:
Las pérdidas de mayor gravedad, por mercuno . - de !O a .lO µ.
el lugar que ocupan , son las visibles Los cuellos y puños de encaje, así 7. Oarnl-z resinoso: -:: 10 µ.

219
ESTUDIO TÉC N ICO

corresponden con los que finalmen-


te fueron pintados ya que se super-
ponen a otros pintados en dirección
ligeramente diagonal [fig. 2).
Finalmente, hay una ligera corrección
sobre los dedos índice y anular de la
mano izquierda colocados sobre el pa-
ñuelo, como consecuencia de lamo-
dificación anterior.
La reflectografía infrarroja también
manifiesta otra leve rectificación en
los dedos pulgar e índice de la mano
derecha para hacerlos algo más conos.
En la cabeza de la retratada, los ras-
gos que la personalizan han sido con-
seguidos desde el principio con exac-
titud en la ejecución. Solamente al-
CAT. 27 gunos toques finales, en la parte más
[véase pág. 145] iluminada del rostro, hacen resaltar
La Infanta Isabel Clara Eugenia la zona más sombreada del lado iz-
quierdo de la cara, aspecto éste que
L. 116 ,2 ( ± 0,2) x 103 cm se agudiza mucho en la radiografía
Museo del Prado, n. 0 1137 [fig . 3).
Los adornos del vestido y del tocado
fueron realizados por medio de tra-
zos pequeños y muy concretos . Se de-
limita con nitidez el dibujo de las te-
Fíg. 1: Radiografía general. las y los detalles ornamentales como
las pedrerías, los encajes, y las deco-
raciones del vestido. En la ejecución
de las perlas , el pintor da un punto
ESTE reuato de la Infanta Isabel Cla- forma , pudieron tener alguna inten- de luz con blanco de plomo para ha-
ra Eugenia, hija predilecta de Feli- cionalidad. Las pinceladas subyacen- cer resaltar su brillo .
pe II, fue realizado por Sánchez Coe- tes que observamos , paniendo del án- Frente al máximo contraste radiográ-
llo en 15 79 , según consta en la firma gulo superior izquierdo hacia la cabe- fico de los detalles, destaca la falta del
y fecha que aparecen en el cuadro en- za y torso de la Infanta, parecen mismo en el anillo del dedo índice de
cima del sillón, en el hueco de la ven- indicar la zona de penetración de la la mano derecha de la Infanta. Igual
tana que se insinúa al fondo de la es- luz y por tanto la parte más ilumina- sucede con el del mismo dedo de la
tancia 1. Tenía por tanto la Infanta da de la composición . mano izquierda.
13 años. Sin embargo, para otras pinceladas de En el vestido, los detalles del dibujo
Procede como los anteriores de las co- fondo es más difícil, por el momen- de la tela en las zonas en sombra van
lecciones reales, apareciendo en los to , sugerir un significado. Esto suce- perdiendo contraste radiográfico, por
Inventarios del Alcázar de Madrid de con las que pueden verse en el la- estar realizados muy someramente y
hasta el irn;endio de 1734. Tras su es- teral derecho y con las que pasan por con el pincel menos cargado .
Fig. 3: Detalle del rostro de la Infanta. tancia en el Palacio del Buen Retiro, debajo del manto, que llegan a con-
Rayos X.
Los ligeros pliegues que se forman en
pasó al Museo del Prado 2 • fundirse con los trazos aplicados para la parte delantera de la falda, pinta-
La radiografía plasma una imagen en realizar las luces del vestido . dos a través de sutiles transparencias
la que se pueden seguir puntualmen- La figura está realizada con una gran por medio de pinceladas de dimen-
te los numerosos detalles de la ejecu- precisión de principio a fin. La com- sión intermedia, tienen una corres-
ción pictórica 3 [ fig. l). paración del documento con el resul- pondencia bastante puntual en la ra-
'En el fondo se impresionan manchas tado final resulta ser casi literal, como diografía.
blancas penenecientes a una capa pre- consecuencia de la técnica precisa y El documento evidencia numerosas
via, que fue extendida por todo el perfeccionista con que fue llevado a pérdidas de pintura original, repar-
cuadro, y en la que pueden distin- cabo el retrato . No se observan cam- tidas de forma generalizada, tanto en
guirse diferentes direcciones e inten- bios significativos de composición ni el fondo como en la figura, aumen-
sidades en los empastes, correspon- rectificaciones de los contornos. tando la incidencia de las mismas en
dientes al juego que se imprimió al Como excepción a esta corresponden- torno a la frente y al tocado de la
pincel con el que fue aplicada. Exa- cia general cabe destacar la diferen- Infanta, y en todos los bordes del
minando detenidamente algunas de cia existente en la colocación del pa- cuadro.
estas manchas se podáa decir que no ñuelo que sujet; la Infanta con la El lienzo se presenta recrecido . El la-
fueron dadas simplemente a modo de mano izquierda. Los pliegues que éste teral derecho es aproximadamente
capa intermedia, sino que , en cierta forma al caer sobre el vestido no se 1 cm y medio mayor mientras que el

220
ESTUDIO rec N ICO

borde superior y el lateral derecho, Príncipe Don Carlos. Sobre el blan- En el examen de la fuma con fluorescencia ul-
que anteriormente doblaban sobre el co de plomo casi puro se aplicó una rravioleca no se observa nada extraño. Esta se
encuentra bajo el barniz general , que fue le-
otro bastidor, forman parte ahora de capa del mi~mo blanco mezclado con vantado , sólo en parte, durante Ja última res-
la superficie del cuadro. Esta es la cau- algo de bermellón y ocre , para des- tauración llevada a cabo por la restauradora
sa del mal estado de conservación de pués dar una segunda capa en la que Rocío Dávila, en 1983. El barniz dificulta la
penetración del ultravioleta.
estos tres bordes, en los que , por otra el ocre se sustituye , en mayor abun- En los estudios radiográfico e infrarrojo no es
parte, se observan las huellas de la an- dancia, por el amarillo de plomo y es- visible la datación y la firma , a causa de los
tigua fijación por medio de clavos 4 . taño 5 . pigmentos empleados.
El cuadro fue preparado mediante Algo similar ocurre en la realización 2 Para mayor información histórica y bibliográ-
l'IG. 4 fica , consúltese la ficha correspondiente del
Localización: Decoración naranja sobre el
una capa de más de 200 micras, con de los hilos dorados de los flecos de
Catálogo de la Exposición.
blanco del vest ido. sulfato de calcio muy diluido en cola la silla roja sobre la que se apoya la
Refe rencia mic romucstra: 1137/2 . 3 Técnica operativa: 25 kv , 8mA , 2 minutos a
1. Sulfato de ca lcio y mucha cola:> 200 µ. de origen animal. Infanta. Para conseguir la tonalidad
3 metros de distancia. Revelado automático.
2. Blanco de plomo, negro orgánico, Sobre este primer estrato existe otro roja de la silla, en la primera capa de
azurita, bermellón de mercurio y Jaca La tela original no llega por tanto a ningún
o t·gá n ica roja ( todo en pequeñas de tonalidad grisácea hasta 60 micras base el blanco se mezcla con berme- borde actual , por lo que no puede ser exami-
ca nLidadcsk::: 30 µ. medidas , aplicado igualmente de for- llón y en la segunda se hace con algo
3. Bla nco de p lomo e impurezas de azurita. nada. El cuadro se encuentra reentelado con
óxido de h ierro y bcrmelJón de ma general por toda la superficie, en de laca orgánica roja, a la que se aña- un lienzo de hilos muy desiguales y de poca
mercurio: ..::::. de 15 a 30 µ. torsión .
4. Blanco de plomo, bermellón de el que el blanco de plomo se mezcla de un estrato más fino de laca sola,
mercurio y óxido de hierro : con negro orgánico y algo de berme- dado como transparencia final. Sobre Comparar con la fig. 4 de la ficha del Prínci-
.::: de 10 a 30 µ. pe Don Carlos .
5. Amaril lo de plomo y estaño y b lanco de llón molido muy finamente. éste existe un grueso estrato de ama- El blanco de plomo sobre el que se aplica el
plomo, .::: 50 µ. A la capa de color, dada para conse- rillo de plomo y estaño con blanco de amarillo corresponde al blanco del vestido de
6. Barniz resinoso: .::: 3; µ.
guir la tonalidad en cada zona, se le plomo que corresponde a estos flecos la Infanta.
superponen otros estratos para hacer dorados [fig. 5).
los detalles. Por ejemplo, sobre el Las carna~iones se consiguen igual-
blanco del vestido se dan toques con mente mediante la aplicación del
amarillo de plomo y estaño mezcla- blanco casi puro en pinceladas de
do con otros elementos para realizar unas 20 micras de espesor, que se su-
las decoraciones del traje y los ador- perponen a otras de base, de ligera co-
nos de joyería. loración anaranjada, en las que se de-
Es interesante observar en.la fig. 4 tectan a modo de impurezas el ber-
cómo el amarillo-naranja & la deco- mellón , el negro orgánico y la azurita
ración del traje se llevó' a cabo d~ la [fig . 6).
misma forma que el del vestido del

FIG . 5 FIG. 6
Localización: Amarillo de los flecos locallzación: Carnación de la mano
dor:1dos de la silla. derecha.
Referencia m ¡c1·omu cstra: 1137/ l ·A. Referencia mkromuestra: 1U7/ 3.
J. Blanco de plomo, negro org!'inico. J. Sulfato de calcio: > 120 µ.
bl'rmcllón de n1l'n·u1·lo 1 óxido de hh.•rro '> Blanco de plomo. negro orgánico,
y az urita: > 65 µ. bermellón de mercurio, óxido ele hierro
2. Ufo.neo de plom o y bcrmcllOo de y h1ca org:lnicn roja :.:::: 60 µ.
mercurio :.;:: 10 µ. 3- Ulanco de plomo c..~ on trazas de
~~-Olanco de plomo y algo de bermellón de..• bermellón de mercurio. azurita y nc..•gro
mercurio y laca orgtlnka roja: .._. 25 µ. orgánico: ...... 60 µ.
4. Lac~1 org;\nka t·oja: ..::::: ele 10 a 15 µ. 4. Dlanc..·o ele plomo: .= de..· 20 a ·ÍO µ.
5. Amul'l ll o de plomo y c..•srn11o y blanco de 5. ncstos de barniz resinoso: ~ 5 µ.
p lo m o: .:::: 100 µ.
G. n estos de l>nrniz :..= 10 µ.

i:i~ . 2: Dct~dk dc..•l pañuelo que sujel:t la l11f-;.111ta. Rayos X.

221
ESTUDIO TÉCNICO

Fig. l: Detalle de la cabe~a de la Infanta.


Rayos X.

CAT. 29
[véase pág. 146]

La Infanta Isabel Clara Eugenia y


Magdalena Ruiz

L. 208,5{±0,2)x130,6 (±0 ,2) cm


Museo del Prado, n. 0 861

Fig. 3: Detalle de la cabeza de Isabel Clara


Eugenia en el cat. 22 [Prado, n.'' 1138].
Rayos X.

I'ig. 1: Radiografía general.

EL retrato de Isabel Clara Eugenia en la última mitad de la década de llas dejadas por el pincel en las capas do de la escena. Esta mayor simplici-
con la enana Magdalena Ruiz ha sido los ochenta 2 • de fondo y el dibujo de la tela de dad también se manifiesta en las ma-
catalogado tradicionalmente como El cuadro aparece en los inventarios mantelillo, que juega un papel im- nos , que se definen poco en el docu-
obra de algún discípulo de Alonso reales desde fechas muy próximas a las portante en el efecto final de la pin- mento.
Sánchez Coello. Ya en el siglo pasa- de su datación (Inventarios del Alcá- tura. La comparación radiográfica de la ca-
do Pedro Madraza creyó ver en él pri- zar de 1600 y 1636) 3 . La radiografía evidencia una mayor beza de la Infanta en este cuadro con
meramente la mano de Bartolomé El equilibrio de densidades existente soltura en la ejecución técnica de esta la del retrato que le hizo Sánchez
González, para posteriormente, en entre las figuras y el fondo queda obra frente a las anteriormente estu- Coello cuando era pequeña (n. 0 de
1872, en su catálogo detallado atri- plasmado en la radiografía 4 [fig . 1). diadas, como correspondería a la ló- Cat. 1138), pone claramente en evi-
buirlo a Felipe de Liaño. Las zonas más trabajadas de la com- gica evolución de un artista en el dencia la gran similitud existente en
Últimamente, en catálogos de recien- posición son las correspondientes a los transcurso de su vida. los rasgos faciales a pesar del paso de
tes exposiciones, ha cobrado más fuer- rostros y a algunos detalles ornamen- En este sentido se observa una elabo- los años. La boca, la nariz, los ojos ...
za la idea de que este espléndido re- tales, como el cuello de encaje y el to- ración más rápida de los detalles or- son iguales. La forma de tocar con el
trato sea obra directa de Sánchez Coe- cado de plumas y perlas de la Infan- namentales, careciendo algunos de pincel para situarlos y perfilarlos , así
llo 1 , aceptándose la fecha de 1580 ta. Los vestidos de las dos personas se ellos, como el dibujo del vestido, de como las pinceladas con las que fue
como la más probable para su reali- señalan en sus líneas fundamentales contraste radiográfico. Lo mismo su- pintado el cuello de encaje, son tre-
zación. Otros historiadores lo sitúan de contorno y plegados sobre las hue- cede con el brocado que decora el fon- mendamente parecidas. Siempre, por

222
EST UDI O r ecN I CO

supuesto, teniendo en cuenta la ló- grisácea, que en este caso constituye (Prado n . 0 824), Crucifixión (Prado n. 0 823),
gica evolución a través del tiempo 5 la preparación de la pintura. Bau tismo de Crism (Prado n . 0 821 ), etc.
[fig. 2 y 3]. La determinación exacta de Ja tela puede ser
Este estrato, primeramente aplicado , examinada en :
El gesto de Isabel Clara Eugenia es se compone básicamente de los mis- M. ª Socorro Mancilla de los Ríos y Rojas:
más suave en la radiografía que al na- mos elementos que los existentes en «Análisis del tejido de dos muesrras proceden-
tural, igual que sucede en el anterior tes de Ja tela y el forro del cuadro del Greco
el de similar tonalidad del cuadro de
' 'Encierro del Conde Orgaz' ' , conservado en
retrato de ella más pequeña, al mos- Isabel Clara Eugenia (n. 0 de Cat. la Iglesia de Santo Tomé en Toledo. > clnfor-
trársenos el rostro en el documento en 1137). Es decir, blanco de plomo, ne- mes y Trabajos del Instiru m de Conservación
un estado previo al final. La última y Restauración de Obras de Arre>, 1977 , n . 0
gro orgánico y una pequeña parte de
13, pp . 91-98.
capa de pintura con la que el pintor bermellón de mercurio . En algunas
da un efecto muy especial a sus per- muestras se ha encontrado también
sonajes apenas tiene densidad. En el algo de azurita de modo puntual. Por
medallón que sostiene con la mano servir de base a la pintura, el espesor
derecha se observan iguales caracte- es mucho mayor, habiendo sido me- Fíg. 5: DetalJe de la tela de mantelillo en la
rísticas; sólo se impresionan las prime- didas hasta 200 micras . que fue pintado el cuadro. Rayos X.
ras capas de pintura que definen la El color se superpone directamente
imagen de su padre el Rey Felipe II, con capas delgadas de entre 20 y 40
mientras que el acabado último , muy micras. Los detalles ornamentales,
fino , no dejó huella radiográfica. como es habitual , se han aplicado en-
Técnicamente , el retrato de la enana
fue llevado a cabo de forma similar,
según se observa en la radiografía.
Esto se evidencia tanto por el menor
Todas las decoraciones de las telas,
detallismo y precisión en su conjun-
como sucede en las obras anterior-
to, como en particular por el endu-
mente expuestas , se aplican sobre las
recimiento de las facciones del rostro
tonalidades de las mismas , aunque el
por medio de toques superficiales. Al-
espesor de algunos de estos finos to-
gunos de los pliegues de la toca no
ques de pincel es algo menor que en
se corresponden con los finalmente
cuadros anteriores.
pintados, lo que puede ser debido a
Las diferencias técnicas apreciadas ,
una rectificación pÓsicional que se
con que ha sido llevado a cabo este
manifiesta en el hombro derecho , rea- FIG. 6
retrato , son debidas a la lógica evo-
lizado primeramente en un lugar más Localización: Rojo de una cuenta de coral
lución del pintor. del collar de :'\Iagdalena Ruiz.
bajo [fig . 4] . Referencia micromuestra: 861/ 2.
l. Sulfato de calcio:> 20 µ.
Las pérdidas de pintura original son 2. Blanco de plomo. negro orgánico,
t=ig. 4: Detalle de la cabeza de Magdalena
de gran importancia y muy generali- H.uiz. Rayos X.
bermellón de mercurio. impurezas de
óxido de hierro y azurita: .::::: 160 µ.
zadas. A la altura inferior del meda- 3. Blanco de plomo f algo de negro
llón se observan faltas lineales que in- orgánicoo .:::: de 30 a 60 µ.
-L Blanco de plomo y bermellón de
dican que el cuadro ha estado dobla- cima en estratos de similar grosor que mercurio:..:::: 25 µ.
do en algún momento de su historia la tonalidad a la que se suman. Por 1 Manuela Mena Marqués: Da El Greco a GoJ'ª: 5. Restos de barniz resinoso: ..::: de O a 30 µ.

material, tal vez el mismo en que se ejemplo , esto puede ser visto en la JI Secoli d' Oro della pittttra spagnola. Floren-
cia , 1986, p . 32.
produjo el fuerte deterioro que pre- figs. 6 y 7. En la primera, el collar de
2 Diego Angulo lñiguez: cPintores de re uamS>.
senta . Los repintes que cubren estas cuentas de coral que lleva Magdale-
Ars H ispanioe. XVI, p. 305.
pérdidas, además de no estar hechos na Ruiz , realizado con bermellón de Si en el reuam de la Infanta Isabel Clara Euge-
con precisión y minuciosidad, no se mercurio, se añade sobre una capa de nia (n. ° Car. 11 37) es aceptada como autógra-
blanco algo mezclado, correspondien- fa la datación de 1579 que aparece sobre el fon-
limitan correctamente a las faltas; in- do acompañando la firma, es difícil de admi-
cluso han cambiado su tonalidad con te a la toca de igual color que se cru- tir la fecha de 1580 para la ejecución de esta
el tiempo, lo que incide negativa- za sobre el pecho. obra. En la comparación de am bos cuadros se
En la segunda vemos cómo la deco- constata que la dife rencia de edad de la Infan-
mente en la correcta apreciación de la
ta entre uno y otro es mayor que un año.
obra . ración de color verde de la alfombra
Parn una mayor info rmación histórica y bi-
El cuadro fue pintado sobre una tela se encuentra realizada sobre el rojo de bliográfica consúltese la ficha correspondien-
de diseño que, por haber sido reen- base. Este rojo se consiguió median- te del Catálogo de la Exposición.
telada, sólo puede ser vista a través de te la aplicación de una primera capa Técnica operativa: 30 kv, 8m A 2 minums y
la radiografía y en los bordes de 2 cm , de blanco y bermellón de mercurio , medio a 3 metros de distancia. Revelado aum- FIG. -
mático. localización: \"crdc de una nor de la
aproximadamente , que vuelven sobre y un fino toque de superficie con laca alfombra ~obre rojo.
Es difícil pensar, dada la similitud , en otro Refcrenci~• micromues tra: 861¡3.
el bastidor actual. El dibujo que for- orgánica roja , algo deteriorada, como J. Blanco de plomo ~ negro org!'iuico ~
pintor, ya qu e el movimiento de pincel sobre
ma la tela es un rombo compuesto 6 el resto de la pintura . Esta manera de mdo es un dam mu y persona.! y difícilmente bermellón de meT-curio: .:::: 160 µ.
2. Bl3nco de plomo. bermellón tlc
[fig. 5]. realizar los rojos es similar a la encon- igualable . mercurio. Impurezas de negro:
Con respecto a los cuadros anterior- trada en el retrato de Isabel Clara 6 El dibujo de la tela de mantelillo es prnctica- de - !5 a -lO µ.
mente igual que el que utilizó El G reco en 3. L:tca org:lnica roj:i. discontinua:
mente examinados, las micromuestras Eugenia y Catalina Micaela (n . ° Cat. .::: de O 3 20 µ.
muchas de sus grandes composiciones. En el 4. RC"sinato d(.' cobre y bl.111co Je plomo:
analizadas en capa fina no revelan la 11 37) y en el de Isabel Clara Eugenia Prado un lienzo de d iseño semejante ha sido - 50 µ.
presencia de la capa blanca bajo la (n . ° Cat. 11 38). examinado en sus grandes obras: Trinidad 5. Banti'. resinoso: .::: t; µ.

223
ESTUDIO T~C N ICO

CAT. 28
[véase pág. 146]

La Infanta Catalina Micae!a

L. 110,7 (±0,3)x95 ,7 (±0,3) cm


Museo del Prado, n. 0 1139

Fig. 1: Radiografía general.

EL personaje plasmado en el lienzo Los detalles del dibujo de las telas, los las similitudes técnicas son grandes.
es identificado por los historiadores adornos de pedreáa y perlas, y los enca- Las manos se presentan en el docu-
como la Infanta Catalina Micaela, hija jes, tienen menor contraste radiográfico mento en primera fase de ejecución,
de Felipe II e Isabel de Valois. Se re- que en los retratos primeramente exa- en esbozo , contrastando con la finu-
gistra en el Catálogo del Museo del minados , además de denotar un trazo ra conseguida después . En la mano
Prado como obra de Sánchez Coello . mucho más suelto y rápido. En las lu- derecha existen correcciones en la po-
En dicho catálogo se recoge la opinión ces, el pintor toca con el pincel de una sición de los tres últimos dedos. La
de Allende de Salazar según la cual manera puntual pero menos definida. técnica final carece de contraste radio-
la técnica del mismo revela una mano El rostro , como es habitual en un re- gráfico, igual que sucede en otras
italiana en su ejecución. trato, es la parte más trabajada del obras de Sánchez Coello; pero aquí
Teniendo en cuenta la corta vida de cuadro. En la radiografía se observa la técnica inicial de base es aún de eje-
la Infanta y la edad que representa la que las zonas luminosas contrastan cución más suelta y rápida 4 . Por lo
retratada, se piensa que este cuadro más fuertemente con las sombras que demás , es un cuadro de realización
Fig. 2: Detalle del ros tro de la lnfanla.
Rayos X.
pudo haber sido llevado a cabo en tor- en la visión final del cuadro . Las pin- muy directa sin otras rectificaciones
no al año 1585, año de su casamien- celadas cargadas con blanco de plo- aparentes que resaltar.
to con Carlos Manuel de Saboya 1 • mo bordean las cejas, los párpados, La pintura original, según se despren-
Sobre un fondo de alta radiopacidad la nariz, la boca, etc. 3 . de de este examen, se encuentra bas-
no homogéneo, se impresiona radio- El gran parecido existente entre los di- tante estropeada, estando cortada en
gráficamente el personaje 2 [fig . 1). ferentes retratos de Isabel Clara Euge- los cuatro bordes de manera irregu-
Salvo el óvalo de la cabeza y el cuello nia realizados por Sánchez Coello, no lar. El lienzo ha sido suplementado
de encaje que la rodea, los límites de se manifiesta en la comparación de los en todo su perímetro , aunque es en
la figura presentan poca definición rasgos faciales de Catalina Micaela en la parte superior donde la ampliación
frente al fondo, perdiéndose en mu- este lienzo con los del retrato que le es mayor, entre 6 y 8 cm. El corte en
chas zonas los contornos del vestido, hizo el pintor cuando era niña (n . 0 este borde se presenta con una forma
al ser muy suave la transición . de Cat. 1138) [figs . 2 y 3J. Tampoco ligeramente curva.

224
ES T UD I O T ÉCNICO

Existen pérdidas de pintura, algunas


de ellas en forma lineal, por lo que
hay que sospechar que la obra estuvo
plegada algún tiempo. Las de mayor
gravedad se concentran en la línea
que pasa por debajo de los ojos de
la retratada , en forma un poco in-
clinada.
De lo expuesto anteriormente se de-
duce que el lienzo original que con-
servamos es más pequeño que el que
presenta el bastidor actual, después
de haber sido recrecido mediante el
reen telado 5 .
La preparación del cuadro está reali-
zada mediante una capa de más de
100 micras de blanco de plomo y ber-
mellón de mercurio , por lo que resul-
ta anaranjada.
Además se observa en las micromues-
tras la existencia de un estrato con el
mismo blanco de base , al que se le
ha añadido negro de origen orgáni-
co. Esta mezcla del blanco y el negro
es menos gris que en los cuadros an-
teriores , por estar menos molidos los
dos elementos principales , distin-
guiéndose bien uno de otro .
En algunos de los análisis se observa
un oscurecimiento en superficie del
gris , como consecuencia de un toque
fino de unas 15 micras del mismo co-
lor, en el que se detecta además algo
Fig. 3: Detalle del rostro de C:nalina Micacla en el cal. 22 [Prado, n.º 1138]. Rayos X.
de óxido de hierro en la composición.
Esta doble capa de preparación e im-
primación , con el blanco de plomo
como elemento fundamental , es la
causante del alto contraste radiográ-
fico del fondo de este cuadro . so encima de la decoración del mis-
Las capas de color se superponen unas mo, como m~estra la fig . 5.
a otras mezclándose entre sí , siendo
difícil, a veces , delimitar la división
entre las mismas . Por lo general son
finas, oscilando su espesor entre 10 y 1 Para una mejor investigación histórica y bi-
30 micras . bliog ráfica consúltese la fich a correspo ndien-
El traje negro de la Infanta fue lleva- te del Catálogo de la Ex posición .

do a cabo por medio de una delgada 2 Técnica operativa : 35 kv, 10 m A, 2 min u tos
capa de negro orgánico más o menos y medio a 3 metros de distancia. Revelado FIG. 5
FIG. •
automático. Localización: Intersección de las plumas Localización: Blanco gris3cco de una perla
mezclado con blanco de p lomo . blancas y rojas del tocado. del collar.
Esca manera de contrastar las luces y las som-
Los detalles ornamentales , como las Referencia micromucstra: 1139/ J. Refcrencia.1nicrornuc..,tra: 1139 2.
1

bras recuerda en cien o modo a lo visto en el J. Blanco de plomo y bermellón de 1. llfa neo de plomo y bermellón de
joyas que lleva el personaje , los ador- retrato del Príncipe Don Carlos (n . ° Cae. mercurio:> 60 µ. mercurio. Impurezas de azurita:> 100 µ.
nos del vestido o el dibujo de la tela 11 36). Por otra parre guarda bastante relación 2. ntanco de plomo y negro de origen 2. Blanco de plomo y negro orgánico:
con el re trato d e Felipe 11 (n .° Cae. 1036) en orgánico. Impurezas de bcm1cll60: ::::. •Oµ .
de las mangas, están hechos median- - q0 µ. 3. Blanco de plomo, negro orgánico~
la fo rma de repanir las luces. 3. Bl:i.nco de plomo y negro orgánico: óxido de hkrro: ..:::: de 10 a ..?O µ.
te pequeños toques muy puntuales ..:::: de 10 a 2; µ. ... Óxido de hierro, blanco de plomo r
La visión radiográfica que cenemos de la mano
con colores diferentes. Sin embargo, 'l. Blanco ele plomo y algo de bermellón dt.~ bermellón de 1nercurlo: .::::::.. 30 µ.
es única dentro de este estudio . Trazos largos mercurio:.:::. de 15 a 30 µ. 5. Blanco de plomo c..·on impurcxas de
los encajes y las plumas que adornan y mu y sueltos tan sólo para situarla. En las ma- 5. Blanco de plomo y laca org:'inica roja. negro org:"inico y bermellón:
el sombrero fueron realizados contra- nos del Príncipe Don Carlos (n . ° Cae. 11 36) Impurezas de amarillo de plomo y ...., 50 µ (muy irrcgul;tr).
se observa en la radiografía una gran tosque- estai\o, óxido de hierro y negro 6. n~trnlz resinoso: - 15 µ.
zos muy sueltos, superponiéndose en orgánico. E~t~1 capa puede ser dividida
d ad , pero la mano d erecha de Catalina Mi-
el caso de las plumas unas pinceladas cael a no pued e se r rachada de cosca, sino q ue
en tres, 1>ero tas subcapas no se
delimitan, ~ino que ~e mezclan.
de color a otras [fig . 4]. la fo rma de ser pintada es•dife rente. haciendo complicada la distinc..·ión entre
Las perlas del collar se pintan , como ellas, .:::: 60 µ.
En el lienzo de fo rración los hilos son simples , 6. l.;lca OrA:'inica roja: - hasta 30 µ.
es habitual, sobre el vestido e inclu- pero las pasad as hori zo nrn les son dob les. - H;trt ·t.• .. inoso:.::::::. de 10 a 25 µ.

225
ESTUDIO T~CNICO

CAT. 9
[véase pág . 135]

Retrato Ana de Austna

L. 86,2 (±0,2)x 67,5 cm


Museo del Prado, n. 0 1284

Fig. 2: Radi ografia ge nera l.

FELIPE lI y su cuarta esposa Doña Si bien han sido considerados a tra- tre los contornos y el fondo en la fi- paste con blanco de plomo es gene-
Ana de Austria están retratados en vés de los tiempos como obras de Sán- gura de Doña Ana de Austria es más ral , haciéndose más suaves las transi-
estos lienzos de forma similar, por lo chez Coello o de algún discípulo suyo, difuso, como sucede con otros mu- ciones entre las luces y las sombras 4 .
que tradicionalmente se acepta que en la actualidad tiende también a em- chos detalles del retrato. Este hecho Las líneas del contorno de los ojos, de
ambos fuesen hechos para estar em- parejarse su autoría , atribuyéndose es especialmente evidente en la ma- la boca, del cuello y de la parte infe-
parejados, dada la estrecha relación ambos al pincel de Sofonisba Anguis- nera de realizar las luces de los ros- rior de la nariz se marcan en blanco,
existente. Sin embargo, la idea de que sola 2 . tros. En el de Felipe II se observa un y el paso entre la cara y el pelo se rea-
hayan sido realizados en diferentes Radiográficamente, la impresión del fuerte contraste entre las luces y las liza sin interrupción alguna .
épocas es igualmente compartida por fondo de la pintura, preparación y co- sombras [fig. l] . Los toques de luz de El cambio de composición que mues-
los historiadores. lor, es parecida en los dos retratos. la nariz, la frente, la barbilla y el lado tra la radiografía en la representación
La datación de estas obras es bastan- El contraste es muy marcado, mani- derecho de la cara están aplicados de de Felipe 11 es importante . La mano
te imprecisa. Se toma como referen- festándose por toda la superficie, in- forma similar a los que radiográfica- derecha del Rey fue concebida en pri-
cia para el retrato del Rey la fecha de cluso debajo de las figuras, manchas mente podemos ver en el retrato de mer lugar de forma extendida, apo-
1582 , en que Su Majestad tenía ya la blancas de forma irregular y con cier- Catalina Micaela (n. 0 de Cat . 1139). yándose sobre su pecho , para después
barba blanca, diciéndose que debe ser ta direccionalidad, correspondientes Sin embargo, esta manera de hacer no ser cambiada al lugar que hoy ocupa
por ello anterior a este año. Para el a la aplicación de las preparaciones so- es muy distinta de la de algunos re- [fig. 3]. El brazo y la mano estaban
de la Reina, la fecha de realización es- bre el lienzo . Esto último es más pa- tratos atribuidos a Sánchez Coello de completamente pegados al cuerpo , y
taría comprendida entre 15 70, año en tente en el retrato del Rey. En el de primera época, como por ejemplo, el el vestido se ajustaba más a la cintura
el que se casó, y 1580, fecha en la que la Reina se encuentra más suaviza- Infante Don Carlos (n. 0 de Cae. en este lado . Esta mano subyacente y
murió. M. Kusche 1 en reciente pu- do 3 [figs . 1 y 2]. 1136). Los rasgos faciales del retrata- la mano izquierda tienen una densi-
blicación opina que el de Felipe II Las figuras , también de alta radiopa- do se delimitan con nitidez, agudi- dad radiográfica muy similar, mientras
debe situarse alrededor de 1565, cidad, se marcan sobre el fondo pu- zados por estos contrastes lumínicos. que los brazos y la mano derecha ac-
mientras que el de su mujer estaría diéndose en el documento seguir en En ~l rostro de Doña Ana [fig . 2], de tual tienen otra algo diferente, lo que
en torno a 1575 . sus detalles. Sin embargo, el paso en- fuerte densidad radiográfica, el em- debe ser fruto del mismo momento

226
ESTUDIO T~CNJCO

CAT. JO
[véase pág. 135]

Retrato de Felipe JI

L. 87,5 ( ± 0,2) X 71,3 ( ± 0,2) C1D


Museo del Prado , n. 0 1036

Fig. l: Radiografia general.

en el que fue introducido el cambio. nucioso , en el que el negro y el blan- Existen en los dos cuadros pérdidas de
La densidad radiográfica aumenta en co se combinan de forma muy es- pintura visibles con exactitud en la ra-
las partes más iluminadas, desde el an- tudiada para fijar las líneas funda- diografía, siendo de imponancia re-
tebrazo al brazo . También se puede mentales del traje, los detalles de su saltar la situada en la mejilla izquier-
deducir en este examen que la capa realización, los complementos orna- da de Felipe 11, y más aún la que se
que lleva el Rey se superpuso a la fi- mentales y las luces bien estudiadas produjo sobre los tres últimos dedos
gura ya concluida, dándole a los con- incidiendo sobre ellos. de la mano izquierda de Doña Ana,
tornos una redondez mayor que la pre- Se podría decir que el retrato del Rey en su última falange . Este cuadro en
cisada en la radiografía, en donde , por es mucho más rígido, tanto en la com- el ángulo inferior derecho muestra un
ejemplo, las líneas quebradas del brazo posición de la figura como en el tra- corre limpio del lienzo y por tanto
derecho se siguen con perfección. tamiento de las luces , utilizadas con una falta completa de la tela y de la
Todo lo anteriormente expuesto pone mucha mayor habilidad en el de la pintura original.
de manifiesto el proceso creativo del Reina. Igual sucede en la ejecución de Se sitúan otras pérdidas en algunos
Fig. 3: Detalle de fa mano derecha del Rey
cuadro y su elaboración hasta conse- las puntas de los cuellos y los puños. primer:.uncnte realizada. Rayos X. bordes de las pinturas , como conse-
guir el resultado final que hoy con- En éstos se observa en el documento cuencia de la manipulación sufrida
templamos 5. una mayor soltura en el manejo del por los sopones. Los dos cuadros han
El traje de la Reina tiene una mayor pincel en el primer estrato de la pin- sufrido ligeros cambios en sus dimen-
definición radiográfica, como conse- tura. En ambos casos el toque último siones durante el proceso de reente-
cuencia lógica, dentro de la sobriedad se realiza finamente en superficie, no lado.
de la vestimenta de los retratados , de impresionándose radiográficamente. En el de Felipe 11 la tela original vuel-
la mayor elaboración del mismo. Al- Este detalle técnico también puede ve sobre el bastidor en el borde su-
gunos detalles se delimitan mejor en verse en la ejecución del pelo y toca- perior con pintura , la misma con la
el documento que visiblemente, en do de la Reina , así como en la beati- que fue realizado el fondo, en el la-
un trabajo técnicamente bastante mi- lla que baja sobre su pecho. teral derecho con pintura de fondo y

227
EST UDIO T ÉC N I CO

preparac10n gris, y en el lateral iz- lado comienzan a desviarse ascenden- La tonalidad gris-verdosa del fondo se
quierdo sólo con preparación gris. El temente, siendo la curva marcada fi- consigue mezlando el pigmento base
lienzo que dobla mide aproximada- nalmente muy acusada en el borde con resinato de cobre , negro orgáni-
mente 2 cm. En los ues bordes pue- derecho del lienzo. co y algo de ocre.
den observarse las marcas de una fi- La tela del retrato del Rey, aunque en Los pigmentos empleados en la mez-
jación anterior a ouo bastidor. menor grado, tam bién se manifiesta cla para conseguir el tono del vesrido
Sin embargo, el borde inferior ha sido torcida con tendencia ascendente de de Doña Ana, son similares a los del
desdoblado hacia la superficie , como derecha a izquierda 7 . fondo [fig . 6). En esta estratigrafía se
puede verse en la radiografía, en don- Estas dos pinturas fueron llevadas a observa cómo el collar oscuro se su-
FIC.. _¡
de igualmente se muesuan las rotu- Localización: Blanco del encaje del cuello. cabo de forma similar tanto por los perpone al vestido.
ras y faltas de pintura de esta zona . Referencia micromue.stra: 1284/1. pigmentos utilizados como por lama- El rojo de las sillas sobre las que am-
l. Ufanco de plomo c.·on tr-»os de
Las dimensiones del cuadro fueron bermellón de mercurio r negro nera en que éstos fueron aplicados. bos retratados se apoyan tiene tam-
orgánico:> 80 µ. bién una composición parecida, fun-
por tanto ligeramente aumentadas 2. Capa semitrnslúcida. T.igcrn
Por tanto las estructuras que se obser-
por la parte inferior, mienuas por oua inipregnación?:.:::: 15 µ. van a través de las láminas delgadas damentalmente bermellón de mercu-
3. Blanco e.le plomo:..._ de JO a 30" µ.
parte, como hemos dicho , fueron re- 4. Barniz resinoso:.:::: de 10 a 30 µ. son muy p arecidas. rio y blanco de plomo . En superficie
ducidas en el borde superior al ser do- Las preparaciones de más de 120 mi- se aplica una fina capa de laca orgá-
blado. cras están constituidas básicamente nica roja [fig. 7). En la lámina
En el de Doña Ana de Austria el lien- por blanco de plomo. Resultan lige- que corresponde a la silla del Rey,
zo original vuelve sobre el bastidor ramente agrisadas por la presencia del el estrato final negro es consecuencia
hasta un máximo de 2 cm en los bor- negro orgánico . Además se introdu- de que la muestra está tomada en la
des laterales y en el inferior. En el la- jo en la mezcla una pequeña parte de transición con el traje del monarca
teral izquierdo el lienzo se muestra bermellón de mercurio 8 . [fig . 8).
doblado con la misma pintura de fon- Sobre esta base se aplica la pintura en En aigunas micromuestras se derecra
do, en el inferior con la preparación delgadas capas , que tienen como tér- la presencia de cola bajo la prepara-
gris y en el derecho solo , sin nada de mino medio entre 20 y 40 micras. ción, producto que se aplica general-
color. El fondo oscuro , ligeramente verdo- mente para preparar el lienzo antes
En el proceso de forración sufrido por so, presenta un espesor irregular, de- de pintar.
el lienzo, el borde superior fue des- pendiendo de la zona en la que se ha Centra mucho nuestra atenc1on la
doblado hacia la superficie , según se aplicado . En la microfotografía fig. 4 igualdad de las micromuesrras anali-
comprueba a uavés de la marca deja- este estrato es muy delgado , superpo- zadas de los dos cuadros.
da por el antiguo doblez y por los ori- niéndose a otro de blanco de plomo El pincel con el que fueron realiza-
ficios de los clavos de la fijación an- FIG. 5 que corresponde al encaje del vesti- dos los adornos de encaje cabe supo-
Localización: Oscuro de fondo sob1·e la
terior al bastidor. preparación .en el borde de la pintura.
do de Doña Ana de Austria. En ouos ner que era finísimo en función de los
Además, en esta manipulación el bor- Referencia micromuestra: 1036/6. análisis efectuados del color de fo n- resultados que el pintor obtiene.
J. Restos de cola:> 25 µ.
de inferior izquierdo se descuadró, 2. Blanco de plomo. bcrmcllún de do que vuelve con la tela sobre el bas- Aunque en los dos cuadros el trabajo
desdoblándose hacia la superficie li- mercurio y negro orgánico:::::_ 110 µ. tidor [fig. 5), esta capa es mucho más es miniaturista , en el de la Reina re-
:). Rcsinato de cobre, blanco dt.- plomo.
geramente 6 . Este hecho pudo ser el óx..ido de hierro y negro orgánico: gruesa , llegando incluso a 80 micras . sulta aún más delicado y preciosisra .
de.::: 10 a 90 µ.
inicio de la deformación de los hilos -L Láminn de oro (sin juslificnción}:
Por supuesto los bordes de los cuadros Los cabellos, la barba del Rey y el to-
del lienzo que a unos 12 cm de este -== -o µ. son zonas menos cuidadas 9 . cado de Doña Ana presentan una ela-
boración semejante a la de los cuellos.

1 María Kusche : cSofonisba Angu issola en Es-


paña retratista en la cone de Felipe 11 junto
jf. •
a Alonso Sánchez Coello y Jorge de la Rua•.
A rchivo Español de Arle, 1989, n. 0 248, pp.
409-4 10 y4 14.
2 En el Catálogo del Museo del Prado de 1972
aparece el retrato de Fel ipe 11 como obra de
Sánchez Cocllo, aunque se recoge la idea de
Don Diego Angulo de que pueda ser obra de
Sofoni sba . Angu lo excluyó esta obra del Ca-
tálogo de Coello en 1954. En el últi mo catá-
logo, 1985 , se incluye en las obras de la pin-
FIC.. 6 FIC.. 7 l'IG. 8
tora ita.l iana. El retrato de Doña Ana de Aus-
l.ocali7ación: Collar rojizo sobre el '-CSlido T.ocali,ad6n: Rojo de la '>ilht. Locallzadón: ()-;.,,~urodl'I \'C~ tidn junto a Ja tri a aparece atribu ido a los disdpulos de A.
O!tCUCO. Refcrencí:1 mkromue'>tra: Jl8·i/2. silla roja. Sánchez Coello.
Refereoda mícromuestra: L?S.:i/j. L Blanco de plomo, b\'rml'llón de llefcrencb mk.-omuc.,11·a: 10.i6/2. Para una mayo r información histórica y esti -
1. Ligera cncofodura: > 20 µ. men.·urlo r negro urg.:inico: > 70 µ. J. Hlanco de plomo, ht.:rmcllón de
lística consúltese el Cntálogo de la Exposición.
2. Blanco de plomo 1 hermcllón de 2. 1.igcro oc.,curcdmlento 'tupcrficial n<..·gro: mc1·c:urlo )'' tt\.'gt'o orgfinico: > 40 µ.
mercurio y negro orgánico: 160 µ. 5 µ. 2. Hcrmell()n de mercurio, ó-,¡;ldo ele hkrro, 3 Técnica operativa : Fel ipe 11 : 35 kv, 10 mA ,
3. Re~ímtto de cobre, blnnco de plomo, 3. óxido de hierro, bt-rmcllól'• de mercurio blanco de plomo. Jmpurcza!'; de a.1.url1;1 y
óxido de hierro > negro orgánico. Tr-J.t:as
2 minutos y medio a 3 metros de distancia.
y blanc.:o de plomo. Impurc.1:as de nc~ro laca orginlc1 roJn: 25 µ.
de a.zurila: 30 µ. or,i.~ánico: - de ~O a 1:0 µ. ~- Nq.;ro orJ.;ú11lco 1 tr;11a~ de azurha l
Doña Ana de Austria: 30 kv , 8 mA", 2 minu-
1. Ó'xido de hierro. blanco de plomo, 4. taca orgánica roja: ~ 10 µ. rc'>inatu de cohrc: IO µ. tos a 3 metros de distancia. Revelado nutomá-
bermellón de mercurio y ncyro 5. HarniJ re.,Jno!<tO: - de 5 a 10 µ. 'l. Uarnl.1. rc~inoso: 20 µ. rico.
org5nico: - jO µ.
5. Barni7 rc .. inoso: - p; µ. Esrn d ife rencia puede esrn r moti,•11da, bien

228
ESTUDIO TÉC NICO

por la evolución en la técnica de un pintor,


bien porque el efecto final que se quiere con-
seguir es diferente.
5 Normalmente las obras que muestran gran-
des cambios en su proceso creativo son teni-
das por los especialistas como originales . M.
Kusche (obra citada, n. l ) precisa que este re-
trato es el p rimero de una serie.
6 Las líneas del antiguo doblez se observan ra-
diográficamente, así como las pérdidas de pin-
tura existentes en corno a ellas.

7 La similitud de la tela de forración de ambos


cuadros conduce a pensar en que el proceso
de reentelado fue realizado al mismo tiem-
po. La densidad de estos lienzos añadidos es
la misma, a 12 hilos por cm de urdimbre co-
rresponden 10-11 pasadas por cm de reama,
pero fueron colocados en diferente posición.
En el del Rey la tela se siruó en ho rizontal,
dirección contraria a la de su fabricación . Por
otra parre es curioso observar que las desvia-
ciones de los hilos convergen en el centro, si
colocamos los dos retratos uno al lado del otro.
8 Cuando entre la tela y la pintura sólo existe
una capa preparatoria , ésta tiene la doble fun-
ción de servir como preparación e imprima-
ción al cuadro.
9 En la fig . 5 existe una gruesa capa de oro que
CAT. 5
nada tiene que ver con la ejecución de la pin-
tura . Por escar tomada la muestra en el borde [véase pág . 133]
puede ser alguna incidencia del dorado del Isabel de Valois
marco, o una inclusión casual en la mezcla rea-
lizada por el pintor.
L. 205,5 ( ±30 ,3) x 112,5 cm
Museo del Prado , n . 0 1031

Fig. 1: Radiografía general. Fig. ::?: Detalle de la cabeza de la Reina.


Rrt)OS X.

ESTE cuadro ha sido catalogado tra- por la pintora. El primero, desapare- tiva diferente, que no se correspon-
dicionalmente como obra de Pantoja cido, fue realizado en 1561 para ser de con la realización final de la pin-
de la Cruz iguiendo un original de enviado al Papa Pío IV 2 • tura 3 [fig . l] . .
Sánchez Coello 1 • La figura de Isabel de Valois e im- Esta claridad en el fondo podría te-
Desde hace algunos años se quiere ver pre iona en la radiografía suavemen- ner la misión de crear un ambiente
a través de él la manera de pintar de te sobre un fondo de grandes man- luminoso en torno a la figura para
Sofonisba Angui sola , dama de com- cha de fuerte densidad. Estas man- destacarla. Lo que llama la atención
pañía y retratista de la Reina I abe! cha de fondo , que e marcan bajo la es la irregularidad de la misma.
de Valois. M. Ku che apunta la teo- mitad superior del cuadro introdu- El hueco oscuro de la ventana situa-
ría de que sea éste el segun do retrato en un movimiento de luces en la da al lado derecho de la escena no e
de cuerpo entero de Ja Reina hecho zona que sugiere una idea composi- vislumbra en el documento. Se obser-

229
EST UDIO TÉCNICO

va cómo la impresión blanca irregu- de superior y en el lateral izquierdo 4 A causa de su mal estado de conservación fue
ha sido doblado el lienzo con pintu- restaurado en 1979 por el restaurador Rafael
lar del fondo sobrepasa subyacente-
Alonso. Existen bajo la ventana repintes an-
mente la línea que marca en la pin- ra original mientras que en el borde tiguos de fuerte densidad radiográfica.
tura su comienzo, no-respetándose el derecho y en el inferior sólo se obser-
lugar que éste ocupa. va la tela.
En la radiografía todos los detalles del La preparación de blanco de plomo ,
cuadro, aunque son muy precisos, tie- de unas 140 micras, se presenta lige-
nen un contraste tenue. La densidad ramente mezclada con negro orgáni-
del fondo y la poca elaboración de la co y bermellón de mercurio.
l'IG.3
capa de pintura hacen que la deli- Localización: Azul Yerdoso de la columna. La estructura de las capas de esta obra,
mitación de los contornos sea muy Referencia micromucstra: 1031/2 . en líneas generales, tiene una estra-
l. Blanco de plomo y negro orgánico.
suave. Trazas de óxido de hierro:> 100 µ. tificación similar a las examinadas an-
2. Blanco de plo1no 1 negro orgánico y
La cabeza de la Reina y sus rasgos fa- óxido de hierro. Impurezas ele
teriormente. El fondo del cuadro y el
ciales pueden ser determinados, pero bermellón de mercurio:..:::: hasta 35 µ. del vestido tienen una menor elabo-
:). Azurita. blanco de plomo, óxido de
no fueron muy trabajados [fig. 2]. En hierro, amariHo de plon10 y estaño y ración que los detalles que se super-
las luces se intensifican ligeramente negro orgánico:.::::... 50 µ. ponen.
-í. Barniz resinoso:..::::: 5 µ.
los empastes, pero el paso de éstas a Los verdes de la columna situada en
las sombras es suave. En las manos se el lado izquierdo han sido realizados
observa una definición aún menor, con azurita y blanco de plomo. A la
como también sucede en la miniatu- vez se añaden unas pequeñas canti-
ra de su padre Felipe II armado, que dades de negro y ocre. Las tonalida-
muestra en una de ellas. des verdosas se entremezclan con las
El vestido puede seguirse en sus con- grises, por eso puede verse bajo la
tornos fundamentales dentro de las capa de azul otra ligeramente grisá-
mismas características de visión radio- cea [fig. 3].
gráfica, marcándose algo más la aber- Los adornos de pedrería se superpo-
tura de las mangas mediante un tra- nen más empastados al vestido negro
zo muy fino cargado con blanco de de la Reina Isabel de Valois. Ambas
plomo . capas son gruesas, entre 80 y 100 mi-
Los adornos de pedrería, oro y perlas, cras. En el estrato que corresponde al
que lleva la retratada, así como la gor- FIG. 4 adorno se ve cómo los toques peque-
Localización: Rojo de una piedra preciosa
guera blanca con puntas amarillas y sobre el Yestido. ñísimos se entremezclan haciendo di-
el dibujo de la tela de las mangas de Referencia mkroniuestra: 1031/4. fícil el intento de subdividirlo . Los
l. Blanco de plomo, negro orgá11ico y
su vestido, resaltan puntualmente en bermellón de mercurio:> 100 µ. pigmentos analizados son la laca or-
la radiografía, habiendo sido pinta- 2. Negro orgánico. óxido de hierro y
blanco de plomo. Trazas de azudm: .:::: de
gánica, el bermellón de mercurio , los
dos con toques pequeños y finos, no 60 a 140 µ. ocres , el blanco de plomo y el negro
excesivamente cargados de pintura, 3. Bermellón de mercurio, laca orgánica
roja y blanco de plomo:.::: 80 µ.La laca orgánico [fig. 4 J.
siendo en cierto modo una técnica mi- roja además de estar molida en la Las pasamanerías amarillas de las
mezcla. aparece en diversas zonas del
ruatunsta. estrato a modo de toques. mangas del vestido fueron pintadas
Existe un cambio de composición en 4. Barniz resinoso: .:::: 10 µ.
con estructuras más simples y delimi-
la base de la columna sobre la que la tadas, esencialmente blanco de plo-
Reina apoya una mano . El basamen- mo, bermellón de mercurio y amari-
to cuadrado actual fue pintado inicial- llo de plomo y estaño, en una sola
mente de forma escalonada y ligera- capa, dispuesta sobre el blanco del
mente piramidal, viéndose con clari- vestido [fig. 5].
dad las líneas de su elaboración En las carnaciones el blanco de base
arquitectónica. es el pigmento fundamental con muy
Según se observa en la radiografía, el poco bermellón y azurita. En super-
estado en que nos ha llegado el cua- ficie se intensifica la cantidad de ber-
dro no es muy bueno. Existen gran- mellón para dar el sonrosado de las
des pérdidas de pintura en numero- mejillas y la boca.
sas partes del lienzo, concentrándose
las de mayor tamaño en el lado dere-
cho , en la zona de la ventana 4 . FIG. 5 1 En los últimos catálogos del Museo del Pra-
La tela original está formada por dos Localización: Amarillo de la decoración de do (1972, 1985) continúa bajo la misma atri -
la manga. bución.
trozos de igual densidad unidos me- Referencia mkromuestra: 1031/3.
diante un cosido en el lado izquier- J. Blanco de plomo, bcrmelJón de 2 María Kusche: obra citada, ficha 6, n. l.
mercurio, negro orgánico y azudla: Para mayor información histórica y bibliográ-
do, entre 15 y 17 cm del borde . .:::: 120 µ.Puede dividirse en dos capas
(a1go mezcladas) siendo la parle fica consúltese la ficha correspondiente del Ca-
La tela original sólo puede ser vista di- tálogo de la Exposición.
supcrlor más gris a·J tener pigmentos
rectamente en los bordes del bastidor, naranjas.
2. Amarillo de plomo y estaño, óxido de 3 Técnica operativa: 35 kv , 8 mA, 2 minutos
en donde vuelve hasta 3 cm al haber hierro. bermcJlón de mercurio: .:::::. 35 µ. y medio a 3 metros de distancia. Revelado
sido reentelado el cu.adro. En el bor- 3. Barniz rcslnoso: .:::::. 10 µ. automático.

230
EST UDIO T~ CN ICO

Fig. 2: Detalle de la cabeza de la Reina.


Rayos X.

CAT. 6
[véase pág. 133]

Isabel de Valois

L. 120, ) X 84 ( ±0 ,3) Clil


Museo del Prado , n. 0 1030

Fig. l: Radiografía general.

EL retrato de tres cuartos de la Rei- presionan sobre un fondo de bastan- En las manos sucede algo similar. En
na Isabel de Valois es estimado gene- te radiopacidad 3 [fig. l]. la radiografía se manifiestan en su de-
ralmente como obra de Juan Pantoja El contorno de h figura no se deli- limitación de forma muy rígida y re-
de la Cruz, copiando un original de mita, resaltando principalmente de cortada.
Alonso Sánchez Coello. Algunos his- ella, en el documento, la cara, las ma- El documento confirma la teoría ex-
toriadores opinan que puede tratarse nos y la manga izquierda como con- presada por los historiadores de que
de una pintura de cualquiera de los secuencia de los pigmentos emplea- el cuadro es una copia hecha sobre un
dos artistas antes mencionados so- dos en su realización. El traje negro original perdido . Cuando un pintor
bre un original de Sofonisba An- no tiene apenas contraste, en contra- aborda una obra de creación , la ela-
guissola 1 • posición con los trajes de otros cua- boración es normalmente superior
El catálogo del Museo del Prado lo re- dros examinados. que cuando realiza una réplica. Tam-
coge como obra de Pantoja de la La cabeza se recorta en su perfil de bién sucede esto si es otro artista el
Cruz, dentro de la serie que hizo el forma cortante y dura. Los rasgos de que copia.
pintor para la Casa Real del Pardo, en su fisonomía se marcan , pero no es- La imagen radiográfica de este cuadro
sustitución de la que se quemó en el tán trabajadas las luces y las sombras no tiene relación con las obtenidas de
incendio del 13 de mayo de 1604 2 . como tampoco se precisa , por ejem- las otras obras estudiadas. Esto , uni-
Radiográficamente la imagen de la plo , el paso en los ojos entre la pupi- do a la rigidez y falta de soltura ob-
Reina, de densidades medias, se im- la y el globo ocular [fig. 2]. servadas , induce a pensar que se tra-

231
ES T UDI O T~ CN ICO

ta de la obra de un pintor distinto de mente al igual que la silla en donde Comparados ambos visualmente, tie-
los aquí examinados. las zonas de flecos son las más visibles , nen una estructura similar en muchos
La terminación final de las carnacio- dado que el amarillo se obtuvo con de los detalles , observándose cierta
nes se cCinsigue directamente en su- amarillo de plomo y estaño. proximidad , lo mismo que sucede con
perficie , suavizando la rigidez vista El estado de conservación del lienzo los pigmentos, pero la visión radio-
subyacentemente. Esto también ocu- es bastante bueno . Las pérdidas más gráfica del cuadro aquí examinado es
rre en la realización de los detalles or- importantes de preparación y color se totalmente diferente , y la dureza que
namentales ; de ahí la diferencia de enc.u entran una cayendo en vertical manifiesta en los contornos, la falta
contraste radiográfico con respecto a d<"'<rle el hombro izquierdo , y otra en de densidades en zonas como el ves-
FIG. 3
Localización: Amarillo blanco del en<."aje otras pinturas. el 1111smo sentido en el borde y dedo tido , etc., revelan otra mano en su
del cuello. Relacionando este retrato con el de la índice de la mano del mismo lado. ejecución.
Referencia tnicromuestra: 1030/ 1.
1. Cola de origen animal: > :)0 µ. Reina (n. 0 de Cat. 1031) vemos que Existen otras de menor consideración Sin embargo es un retrato de calidad ,
2. Blanco de plon10 y algo de 3Ztlrita. radiográficamente son muy distintos , repartidas por la superficie. con mucha precisión en la realización
negro orgánico, óxido de hierro y
bermellón, ..::: no µ. pues si bien este último también de- En los cuatro bordes se marcan unas de las joyas, encajes y bordados y con
3. Blanco de plomo. Iguales impurezas que
en la c.:'lpa 2.ª, pero menos anaranjada:
nota menor elaboración que otras líneas con desgastes y faltas de pin- una gran finura y delicadeza en la ter-
..::: 50 µ. obras estudiadas, todos los elementos tura que corresponden al roce del minación de las carnaciones .
4. Amarillo de plomo y estaño y blanco de
plomo, :::: 30 µ. que lo componen están realizados con lienzo con un bastidor antiguo. Estas
5. To ques en superficie de blanco de finura y precisión , pudiéndose situar señales están situadas entre tres y cua-
plomo o:::: 15 µ.
6. Barniz resinoso: .::: de 15 a 40 µ. bien definidos en el documento, aun- tro centímetros del borde de la tela. 1 Stephanie Breuer: Alonso Sánchez Cae/lo.
que más tenuemente. En el lateral derecho coincide la se- Munich . 1984. Fig . 87 . María Kusche: n bra
Se observa bajo la cabeza y desplaza- ñal con un añadido original de la tela cit. , ficha n . 0 6.
da hacia el lado izquierdo , una man- de unos cuauo centímeuos. En el cen- 2 Pam mayo r info rmación histórica y bibliográ-
cha blanca de fuene densidad , en for- tro del cuadro , bajo el travesaño ac- fica consúltese la ficha correspondiente del Ca-
tálogo de la Exposición .
ma oval , muy bien precisada en el tual del bastidor, se aprecian desgas-
borde izquierdo , mientras que en el tes , fruto de la misma causa que los 3 Técnica operativa : 35 kv, 8 m A, 2 m inu tos
y med io a 2 metros 90 cm d e distancia. Reve-
derecho y, sobre todo , en la parte in- observados en los cuatro lados . lado auto mático.
ferior de este lado , está terminada con El lienzo original que ha sido reente-
pinceladas indefinidas . lado , no vuelve sobre el bastidor ac-
Esta mancha blanca , que bien podría tual , tan sólo se ven unos milímetros
tener una intención técnica para dar en el borde superior en el lado iz-
FIG. 4
luminosidad en esta área de la pin- quierdo.
Localización: Rojo de la n1anga izquierda tura, resulta finalmente una zona de En primer lugar fue dada sobre la tela
en la interse cción con el negro del vestido.
Referencia micromuest.ra: 1030/ 2. sombras. Podría también correspon- una capa de cola de origen animal en
L Blanco de plomo, con trazas de der a una concepción anterior diferen- la que se detecta algo de yeso mez-
bermellón de mercurio, óxido de hierro,
azurita y negro orgánico:> 140 µ. te, pensada para este cuadro . clado.
2. Neg-r o orgánico. Capa discontinua:
.:::: de 5a15 µ.
La figura se superpone al óvalo aun- La preparación propiamente dicha es
3. Bermellón de mercurio, blanco de plomo que parte del tocado de la Reina que- de blanco de plomo con bermellón y
y laca orgánica roja: .=: de 20 a 45 µ.
4. Barniz resinoso: ..::::::: 10 µ. da fuera de éste. El hecho de que el azurita fundamentalmente, teniendo
óvalo no se cierre en la parte inferior una ligera coloración anaranjada. Es
derecha es también extraño , frente a de un espesor mayor de 150 micras.
lo que sucede en el resto del mismo. El color, simplemente realizado , suele
De los diversos elementos que ador- aplicarse en capas de entre 20 y 50 mi-
nan la figura , los más visibles radio- cras , que en caso de superposiciones,
gráficamente son los encajes , debido como pueden ser los adornos del ves-
a los toques de relieve en superficie , tido , se suman unas a otras [fig. 3].
que van petdiendo el contraste en el La manga del vestido tiene grandes
lado derecho de la cara y en el collar cantidades de bermellón de mercurio
de perlas, aunque éstas no tienen la al igual que las puntas que lo ador-
transparencia vista en otras obras. nan ; por eso tiene una alta densidad
De las piezas de orfebrería, las más radiográfica [fig. 4 J.
marcadas en la radiografía son el co- Si bien los pigmentos encontrados en
llar y en menor grado el cinturón y esta obra son los mismos utilizados en
la cadena que sujeta entre sus manos , la realización de otras pinturas pró-
mientras que los botones carecen ximas , los resultados que consigue el
prácticamente de densidad. Las pun- autor del cuadro son distintos.
tas del vestido y la manga derecha car - La preparación y la forma de aplicar
mesí tienen también un contraste los colores son muy similares a las en-
acusado por el empleo en su ejecución contradas en otro retrato de Isabel de
del bermellón de mercurio y el blan- Valois (Prado, n. 0 1031) , como se
co de plomo , pigmentos ambos de puede desprender de la comparación
alta radiopacidad. de las estructuras, pero la ejecución
El brocado del fondo se sitúa tenue- pictórica es bien diferente.

232
ES T UDIO T~ CN I CO

Fig. 3: Detalle del rostro de la Reina en el


retrato de Moro. Rayos X .

CAT. 3
[véase pág. 1311
Isabel de Valois

T. 104, 5 ( ±O , 3) x 84 ( ±O, 2) cm
Colección Varez Fisa

Fig. 1: Hadiografia general.

Los dos espléndidos retratos de la mola mano enguantada reposa total- milar en cualquier cipo de detalles ,
Reina Isabel de Valois pertenecientes mente sobre la mesa, en vez de caer contornos, luces , plegados , joyas,
a la colección Varez Fisa son piezas por su borde anterior, y el pañuelo su- etc ., superponiéndose , por ejemplo ,
mu y interesantes dentro de la histo- jetado por la otra mano tiene un ma- las capas de los detalles a las de las lu-
ria de la pintura, al permitirnos con- yor desarrollo. El aumento en las di- ces 3 [ fig . l} .
templar dos obras de gran calidad , mensiones del cuadro hacen que la es- La cabeza y las manos cienen una den-
prácticamente idénticas , realizadas cena sea mayor en los bordes superior, sidad más parecida a la del fondo ,
por dos grandes artistas , independien- inferior y lateral derecho . En el iz- aunque en las zonas luminosas , de-
temente de quiénes sean los autores. quierdo la copia es fiel. bido al aumento del blanco de plo-
La primera, pintada sobre soporte de A pesar de esta pequeña ampliación , mo, es mayor la radiopacidad de las
madera, es probablemente obra de las dos figuras son prácticamente de mismas [figs. 3 y 5).
Antonio Moro 1 • La segunda, pare- idénticas dimensiones. Las distancias El vescido se delimita en la radiogra-
ce ser una copia hecha por su discí- medidas entre los distintos puntos , la fía , en los bordes de separación entre
pulo, Alonso Sánchez Coello 2 • separación entre los ojos , entre la bar- los diferentes detalles del mismo , por
Aparte de las consideraciones técni- billa y la mano , etc., son similares. medio de blancas pinceladas largas y
cas que veremos a continuación , la La radiografía del retrato de Isabel de delgadas. Las luces de los plegados se
principal diferencia entre ambas que Valois atribuido a Antonio Moro marcan fuertemente con trazos rápi-
se observa a primera vista, es la del muestra todos los detalles con gran ni- dos y sueltos por medio de un pincel
mayor desarrollo de la escena en la se- tidez y precisión . La figura destaca so- no muy grueso , destacando más ra-
gunda. Los aproximadamente 10 cm bre un fondo de menor densidad, y diográficamente que al natural [fig.
más que ésta tiene, tanto de alto nada fue dejado a la improvisación. 5). Estas pinceladas lumínicas pueden
como de ancho , hacen que la figura Incluso los remates y toques finales re- ser vistas en la tela roja del vescido ,
llene algo menos el espacio. Asimis- saltan fuertemente. El contraste es si- en las aberturas blancas de las man-

233
ESTUDIO TÉCNICO

ellas con un punto no muy preciso, Aparte de la pequeña ampliación, an-


pero muy cargado de blanco de plo- tes mencionada, de las dimensiones,
mo. Este pigmento y el amarillo de la falda roja del vestido presenta en
plomo y estaño son los materiales bá- la tela un dibujo en el mismo tono,
sicos para llevar a cabo los bordados algo más oscuro. También existe una
y las joyas. pequeña diferencia en las puntas
La golilla del cuello se hizo con bre- blancas de la falda y de las mangas,
ves pinceladas, a través de un pincel en algunos colgante-s y en los borda-
muy fino, delimitando las curvas y los dos de perlas y oro que resultan más
pequeños toques en el perfil. En la marcados, etc. Pero son modificacio-
zona interna del encaje , los resaltes nes de poco relieve, las propias de ser
luminosos con blanco son evidentes ésta una obra, aunque copia, de un
en el documento, así como la soltura pintor diferente.
de realización que se aprecia en el En la radiografía 6 se observa que la
lado izquierdo del cuello del vestido, figura de la Reina, bastante contras-
tanto en la tela como en el encaje , tada , se destaca sobre un fondo de
dando una idea exacta de la posición densidad relevante. Mientras que en
diferente del mismo con respecto al el cuadro anterior el fondo es liso , en
del otro lado . esta obra se ven manchas de alta ra-
En el traje se destacan los contornos diopacidad, irregularmente repartidas
de los distintos elementos que lo com- y sin ningún significado aparente 7
Fig. 7: Detalle del dibujo subyacen[e de los ojos de la Reína en el retrato de Moro.
ponen, respetándose con bastante [fig. 2].
exactitud, y delimitándose las partes El conjunto de la figura es de menor
luminosas de las más sombrías, como radiopacidad y menor diferencia de
puede verse, por ejemplo, en el hom- contrastes que la de Antonio Moro,
bro derecho, en el hueco del brazo del sobre todo en los detalles de los bor-
mismo lado , saliendo a través de la dados, en la cabeza y las manos y en
manga en cuchilla, en la ubicación de los pasos de las luces a las sombras.
la cabeza y en los detalles de la mis- Datos éstos naturales , pues aparte de
ma. que las diferencias sean debidas a los
Es una obra bien proyectada y elabo- distintos soportes, al tratarse de una
rada, trabajada en profundidad. Fue copia exacta a partir de otro cuadro
llevada a cabo sin rectificaciones re- existente, la elaboración suele ser
levantes. Podemos, sin embargo , se- siempre mucho más simple .
ñalar la pequeña corrección del dedo En el retrato atribuido a Moro , rodo
corazón de la mano derecha , pinta- lo pintado, desde las primeras capas
do finalmente más abierto que en un aplicadas a las últimas, tiene una co-
primer momento. También fue lige- rrespondencia radiográfica. En este
ramente variado el borde de la mano. otro retrato atribuido a Sánchez Coe-
Con la reflectografía infrarroja se han llo no, ya que las capas más internas
observado finas líneas de dibujo en las y los detalles terminados en superfi-
manos y en la cabeza para señalar los cie de forma más ligera están menos
ojos, la boca, la nariz, el contorno, trabajados.
etc. 5 [fig. 8]. En el rostro los rasgos se delimitan con
El estado de conservación del cuadro menor precisión . Sólo las luces de la
Fig. 8: Detalle del dibujo subyacenLe de la boca de la Reina en e l retrato de Moro. es bastante bueno. La pintura tiene frente , la nariz y la barbilla tienen un
algunas pérdidas de preparación y co- mayor empaste [fig. 4]. En las ma-
lor. Las más importantes se sitúan en nos, sobre todo en la derecha, se pue-
el rostro, al final de la ceja, en la base den reseñar las mismas características
de la nariz y en la barbilla, sobre todo [fig. 6]. Sin embargo la delimitación
gas y en las complicadas mangas pro- Los bordados con perlas y oro del ves- en el lado derecho. de la cara y la transición de las lu-
piamente dichas. Algunas de estas lu- tido rojo, así como los zig-zag dora- Entre la primera y la segunda tabla ces y las sombras se realizó de forma
ces sobrepasan ciertos límites como las dos sobre las mangas blancas, tienen del soporte , de arriba abajo, vista la suave.
que se observan en la abertura blan- un contraste muy fuerte, viéndose con obra de frente, existen también fal- El vestido se sitúa en sus líneas fun-
ca de la manga del brazo izquierdo . mayor claridad que directamente en tas de pintura, a causa de la apertura damentales, pero mientras que en el
En ambas abenuras las pinceladas que el cuadro. Lo mismo sucede con las de la junta y de las manipulaciones otro retrato, por ejemplo, se respetan
marcan las luces y resaltan los volú- ricas piezas de orfebrería que engala- sufridas por la madera en esta zona. en el hombro derecho los lugares en
menes se efectúan con trazos finos, rá- nan a la Reina, tanto las de la cabe- El retrato de la Reina Isabel de Va- oscuro-claro de los distintos elemen-
pidos y vibrantes, con cierta forma de za, como el collar y la cruz sobre el lois, hecho tal vez por el pintor Alon- tos, aquí se muestran de manera uni-
cordoncillos verticales y ciertos rasgos pecho, el cinturón, etc. Las perlas tie- so Sánchez Coello, es también una forme, superponiendo unos a otros.
caligráficos muy personales, que tam- nen una transparencia especial 4 , obra de gran calidad. Se trata de una Los límites de las aberturas de las
bién pueden ser vistos en otras zonas. marcándose el reflejo de la luz sobre copia casi literal del cuadro anterior. mangas se señalan con líneas oscuras.

234
ESTUDIO TÉC N ICO

Fig . .¡:Detalle del rostro de la Reina en el


retrato de S3nchez Coello. Rayos X.

CAT. 4
[véase pág. 132]

Isabel de Vaiois

L. 113x94,5 (±0,2) cm
Colección Várez Fisa

Fig. 2: Radiografía gener.il.

fíg. 6: Detalle de Ja mano derecha de la


Reina en el retrato de Sñnchcz Coello.
n.aro~ X.

Las luces en las vueltas blancas son da- puesto al pelo tiene una densidad si- la mejilla y en los dedos de la mano.
das cori finos pinceles de forma lineal milar. El soporte de la obra atribuida a An-
y a modo de cordoncillo menos tra- La forma de realizar la golilla es pa- tonio Moro es de madera de roble, en-
bajado, pero la grafía del trazo es di- recida al retrato de Moro, si bien sólo contrándose en su mayor parte recu-
ferente. Por lo general , en el resto sólo se marcan en el documento las finas bierto con papel. Está formado por
se marcan las luces principales y de líneas que delimitan el perfil y los pe- tres largueros de dimensiones muy
forma tenue. queños toques de la puntilla , no re- parecidas 9 , unidos mediante espi-
Los bordados de perlas y oro carecen flejándose , como en el otro cuadro , ches de la misma madera , interna-
casi por completo de contraste radio- las luces de las zonas internas de la mente colocados, que no llegan a lle-
gráfico , y la decoración dorada de zig- misma. En el lado izquierdo del cue- nar el hueco previsto . En la radiogra-
zag de las mangas blancas del vesti- llo las densidades , igual que en otras fía pueden verse con claridad tres
do se precisa en primer término , per- zonas, se van perdiendo. espiches a cada lado 10 .
diéndose poco a poco la imagen por Las faltas de pintura original que se Una de las uniones , la de la derecha,
Fig. 5: Dctallt.• dt.• la mano derecha de la
ncina en el rClrato de Moro. nayos X. su menor densidad en las zonas en manifiestan radiográficameme son ha sido restaurada, introduciéndose
sombra. Este detalle técnico es ha- abundantes, sobre todo en los bordes. en ella siete dobles colas de milano
bitual en las pinturas de Sánchez El izquierdo ha sido desdoblado ha- colocadas de forma regular para refor-
Coello 8 . cia la superficie, y en el superior y en zar la juma de los tableros. Esta unión
Los lugares de ubicación para las de- el inferior algunas de las pérdidas han tiene contraste radiográfico , mientras
coraciones de pedrería de la chaque- sido causadas por el roce de un anti- que la de la izquierda, no manipula-
tilla del vestido, así como para el cin- guo bastidor. da , apenas resulta visible.
turón, han sido respetados, siendo es- Las roturas de mayor importancia , El soporte del cuadro atribuido a Sán-
tos detalles los que más contraste por el lugar en que se han produci- chez Coello es de un lienzo de densi-
radiográfico tienen . El tocado super- do, se sitúan en el lado izquierdo de dades similares a las empleadas por el

235
EST UDIO TH NICO

Fig. 9: Decoración amarilla sobre fondo blanco de la manga Fig. 12: Verde del terciopelo que cubre la mesa, en el retrato de
izquierda del vestido (N.Ql/216), en cJ retrato de Moro Sáochez Coello.

Fig. 10: Decoración amarilla sobre fondo blanco de la decoración Fig. 13: Rojo del vestido, en el retrato de Moro.
de la manga izquierda del vestido, en el retrato de Sánchez Coello. Análisis por microfluoresccncia de rayos X.
Análisis por microfluorescencia de rayos X.

Fig. 1 J: Verde deJ terciopelo que cubre la mesa, en el retrato flíg. l •Í: Hojo del vc~tldo en el retrato de S!tnch cz CocJJo .
de Moro. Aná lisis por m icrofJ uorcsccncia de rayos X. Aná lisis p or micr o fl uo resccnclu de rayos X.

236
ESTUDIO HC NICO

artista. la tela ha sido colocada en de la escuela objeto de este estudio 8 Esta observación puede precisarse en cual-
sentido contrario al de su fab ricación [fig. 19]. quiera de las obras aquí examinadas.

ya que tiene mayor número de hilos Sin embargo, debemos señalar que De izquierda a derecha las dimensiones de
los tablones son las siguientes: Parce supe-
por cm 2 en horizontal que en verti- tanto en este cuadro atribuido a Sán-
rior: 27 , 5 cm ; 27 ,8 cm . y 28 ,6 cm. Parce in-
cal 11 . chez Coello como en las otras obras ferior: 27 ,4 cm. ; 28 cm. y 28,4 cm.
El cuadro ha sido reentelado con un ya descritas, se aprecian característi- 10 En la juma izquierda puede existir un espi-
lienzo de fuerte densidad y la tela ori- cas técnicas que parten de la pintura che más , difícil de precisar porque coincide
ginal no es visible en ningún borde flamenca. Un ejemplo de ello puede con una doble cola de milano.
Esca construcción del soporte es la más ba-
del bastidor actual. Además los bor- verse en la comparación de los tonos birual de la escuela flamenca: Hélene Ve-
des actuales están cubiertos .con pa- FIG. 16
verdes [figs. 15 y 16]. rougstraece. Marcq y Roger Van Schoute: Ca- Localización: Verde del paño de la mesa.
pel 12. los rojos están también realizados de dres et supports dans la peinture flamande Referencia micromuestra: L/198-2.
attx 15e et J6e siecles. 1989 . l . Sulfato de calcio mu y impregnado de
El dato fundamental que se despren- forma similar: una primera capa bá- cola animal:> 220 µ.
de de los análisis realizados por ener- sicamente de bermellón de mercurio lI Lo normal es que los hilos de la urdimbre 2. Blanco de plomo y bermellón de
colocados en vertical sean más que las pasa- mercurio. Capa no completa:
gía dispersiva de rayos X [figs. 9-14] y blanco de plomo , y otra segunda de das horizontales . .::: 10 a 30 µ.
es el de la diferencia en las cantida- laca directamente aplicada [fig 17]. 3. Resioato de cobre y blanco de plomo:..:::
12 La materia del lienzo no ha podido ser de- 65 µ.
des de pigmentos empleados en un las carnaciones siguen las caracterís- terminada por esta causa. 4. Resinato de cobre: ..::: 20 µ.
cuadro y en otro. los elementos esen- 5. Barniz con color:..::: de 10 a 20 µ.
ticas normalmente señaladas. El blan-
ciales son los mismos, como puede co de plomo es mezclado con algo de
verse en los amarillos (amarillo de plo- bermellón de mercurio y azurita, in-
mo y estaño), en los verdes (resinara tensificando el bermellón en las par-
de cobre), en los rojos (bermellón de tes más sonrosadas [fig. 18] .
mercurio) etc . , pero los espectros re- El oro de los bordados y las joyas en
velan la diferencia antes apuntada. los dos cuadros está pintado con ama-
Este hecho está en función de la dis- rillo de plomo y estaño. En zonas más
tinta elaboración de los cuadros, al ser anaranjadas se le ha añadido un poco
uno copia del otro. de bermellón de mercurio [fig. 19].
El retrato sobre tabla tiene una pre- los pinceles empleados para la termi-
paración blanca de carbonato de cal- nación en superficie de los cuadros
cio de más de 250 micras , que en al- son muy finos, como corresponde a
gunas micromuestras parece estar la delicadeza de ejecució:1 que ambos
aplicada en diferentes fases. Esta pre- FIG.15 FIG. 17
presentan. Localización: Verde del paño de la mesa. Localización : Rojo del vestido.
paración se encuentra impregnada por Referencia m_icromueslra: L/216-3. Referencia micromuestra: L/ 216-1.
l. Carbonato de calcio: > l30 µ. l. Carbonato de calcio:> 160 µ. Puede
productos óleo-acuosos en superficie. 2. Blanco de plomo y negro orgánico: haber sido aplicada en Yarías veces.
A continuación fue dada una fina .::: 20 µ. "> Restos dis<..~o ntinuos de blanco de plomo:
3. Resina to de cobre: ..::::. 30 µ. ::::. 10 µ.
capa de blanco de plomo con algo de 4. Resina to de cobre y blanco d e plomo. 3 . Bermellón de mercurio, bbnco de
negro orgánico que hace las funcio- Impurezas de óxido de hierro y negro plomo y negro orgánico:..:::. 15 µ.
orgánico: ..:::::. de 15 a 30 µ. 'l. Laca orgánica roja. más diluida hacia la
nes de imprimación. 5. Resina ro de cobre: ..::::: de 10 a 25 µ. supcrficie:..:::: 30 µ.
El color se realiza mediante superpo- 6. Ban1lz resinoso: ..:::. 15 µ. 5. Tres capas de barnices resin osos:.::: 50 µ.

sición de estratos enteros o de peque-


ños roques que se mezclan . 1 Existen numerosos tetratos de la Reina Isa-
En el caso de la pintura atribuida a bel de Valois atribuidos a la mano de Anto-
Sánchez Coello , la preparación es de
sulfato de calcio con mucha cola ani-
nio Moro, aunque con seguridad no se sabe
cuál puede ser el original.
Para mayor información histórica y bibliográ-
.. FIG. IS
Localización: Am:trillo sobre bl:tnco de la
decoración de la tela de la manga.
mal, que puede alcanzar grandes es-
fica consú ltense las fich as correspondientes Referencia micro muestra: L1216·.\B.
pesores. Sobre esta preparación exis- l. Carbonato de calcio:> SOµ.
del Catálogo de la Exposición . 2. Blanco de plomo y negro orgánico:
te una imprimación anaranjada de .::: 25 µ.
Técnica operativa: 35 kv , 10 mA , 2 minu-
blanco de plomo con algo de berme- tos y medio a 2 metros 70 cm de distancia.
3. Blanco de plomo y bcnnel1ón de
mercurio: .:::: q0 µ.
llón de mercurio . Revelado automácico. 4. Barniz resinoso: .:::: 20 µ.
Esta estructura es similar a la de Esta transparencia de las petlas también es
otras obras ya estudiadas de Sánchez conseguida por Sánchez Coello, como pue-
Coello. de ve rse en las obras del pintor examinadas
con anterioridad .
la comparación de las figs . 15 y 16
pone bien de manifiesto las simili- Sólo se observa el dibujo en estas zonas me-
nos elaboradas y empas tadas. Es posible que
tudes y las diferencias en la manera ex istan igualmente bajo el vestido , pero con FIG. 19
de pintar el tapete verde en ambos los métodos actuales no puede ser compro- Lo<..·alización: Amarillento de una
cuadros. bado . decoración de la mesa .
Rcfere.•ncia mh..-romucstr3: L. 198·1.
En las estructuras del cuadro flamen- Técnica operativa: 30 kv , 8 mA , 2 minutos 1. Ulanco d<• plomo, bc.~rmt'll ón de
y 3 metros de distancia. Revelado automáti- n1crcurio r :lzurha: >;oµ.
co se delimitan bien las distintas ca- 2. Bcrmcl16n de mercurio. negro Ot)!:'inico,
co .
pas, mientras que en las del español bl:lne.·o de plomo r óxido de hierro, muy
Manchas sin sentido aparente y de similar irregular: . :::::.. de 10 a '1:0 µ.
éstas se mezclan, haciéndose más _:i. Amarillo de plomo ) estaño y blanco de
densidad aparecen en el cuadro de Isabel
confusa la visión, en claro parecido plomo: ,._ de :?O a -tO µ.
Clara Eugenia del Museo del Prado (n. 0 de q. _ Ban1ir.. rc~ino~o: - -10 µ.
con las demás pinturas sobre lienzo Car. 11 37).

237
ES T UDIO T ~CN I C O

Cion blanca-grisácea se aprecia el


estrato correspondiente al color ma-
rrón del pelo, en una mezcla de
los óxidos de hierro con algo de ber-
mellón de mercurio y blanco de plo-
mo. Encima está la capa de la de-
coración roja a base de bermellón de
mercurio, laca orgánica roja y blanco
de plomo .
En estas últimas estructuras bien de-
finidas , el espesor de las capas es in-
ferior.
El relieve de los toques más empas-
tados de las decoraciones del vestido,
CAT. 39 incluso el de la piel de las solapas, es
(véase pág. 152] patente sobre la superficie lisa, aun-
Dama desconocida que la técnica de esta obra, así como
su estado de conservación, hacen que
T. 26 ,3 ( ±O,l) x 27 ,3 (±0,1) cm la textura actual sea diferente a la de
Museo del Prado, n. 0 1140 los otros cuadros atribuidos al pin-
tor y que tienen como soporte lama-
dera.

1 Para mayor información histórica y bibliográ-


Fig. 1: Radiografia general. fica consúltese en la ficha correspondiente del
Catálogo de la Exposición .
2 Técnica operati va: 25 kv , 8 mA , 1 minu to y
3/4 , a 1 metro y 70 cm de distancia. Revela-
do automático .
ESTE retrato de pequeñas dimensio- bujo preparatorio bajo la figura . Tan micras medidas , a modo de prepara- 3 La cela colocada sobre la madera es una téc-
nes de una dama no identificada, se sólo pueden situarse levísimos trazos ción . nica utilizada más frecue ntemente en la pin-
tura italiana que en la española. En España,
ha catalogado tradicionalmente como en la boca, la nariz y los ojos, a modo Este estrato está muy impregnado con
canco en el siglo xv como en el xv1 es habi-
una obra de Alonso Sánchez Coello. de rasgos previos para señalar la ubi- una sustancia semitransparente. Esta tual el empleo de la estopa para el mismo ob-
Tal vez sea el mismo que aparece re- cación de estos detalles. impregnación en superficie penetra jetivo técnico: preparar la tabla y darle mayor
gistrado en el inventario hecho a la El soporte del cuadro ha sido mani- hasta las zonas más internas de la pre- consistencia, antes de ser pintada. El recurso
de la cela también ha sido encontrado por no-
muerte de Carlos II en el Palacio del pulado y puede tratarse de un frag- paración 6 .
Buen Retiro. Referente a su fecha de mento de una obra de mayores di- En la mayor parte de las estructuras
realización , aunque no existe ningún mensiones. Los cuatro bordes presen- examinadas se observa una fina capa
dato seguro, ha sido apuntada la idea tan evidencias de estar modificados , de blanco de plomo con poca canti-
de que fue pintado hacia la mitad de y el grosor de la tabla de roble fue re- dad de negro de origen orgánico que
los años sesenta 1 . ducido hasta aproximadamente los hace las veces de imprimación.
Radiográficameme el fondo del cua- 0,5 cm que hoy tiene 4 . Además, a El color se aplica mediante una o dos
dro y la cabeza de la dama tienen una pesar de sus medidas , se encuentra capas de pintura, aunque en zonas de
gran densidad, marcándose con pre- fuertemente engatillado. superposiciones pueden llegar a ver-
cisión en el documento todos los de- El craquelado que manifiesta la pin- se algunas más .
talles , tamo los de sus rasgos faciales tura es muy profundo y acusado, mar- El vestido azul, que sólo aparece en
como los de su vestido 2 [ fig. 1J. cándose nítidamente con precisión en el borde inferior, fue llevado a cabo
El paso de las luces a las sombras en la radiografía. Está concentrado fun- por medio de un grueso estrato de
el rostro se efectúa de una manera damentalmente en el centro del cua- aproximadamente 100 micras en el
suave , como consecuencia del fuerte dro , lo que indica que puede ser fru- que se ve mucha azurita y poco blan-
empaste que éste manifiesta de una to de la intervención sufrida por el so- co y ocre [fig. 2] . l11G. 2
r.ocalízación: A1.:ul verdoso del vestido.
manera homogénea. porte. En otras zonas , por ejemplo en lago- Rcfcrencht mkromucstra : 1140/ J.
Existen ligeras correcciones en la po- El estado de conservación en el que lilla, se observa cómo se van superpo- 1. Sulfato de calcio,> 200 µ.
2. Impregnación <k la !tupcrficic de la ca¡>a
sición del forro de piel de la capa, ya nos ha llegado la obra no es bueno niendo el blanco y el negro de los to- 1: .:::: 35 µ con penetración cn la
prcp~rdción.
que el cuello fue pintado inicialmente y las pérdidas de pintura y los repin- nos grises del vestido, a modo de to- 3. Blanco de ]>lomo y nlgo de rn..•g ro
algo más grande en el lado derecho . tes antiguos son abundantes. Además ques que se mezclan incluso dentro orgánico y óxido de hierro: r.~ c.I<: 20 a
30 µ.
Sobre la madera hay una tela de fina se han producido grietas de arriba de la misma capa pictórica [fig . 3]. 4. Azurita. óxido de hierro y blanco de
trama pegada antes de realizar la pin- abajo con faltas de color a lo largo de Algunas de estas superposiciones son 1>lomo, .= JOO µ.
5. Barniz resino so: ~ de 10 a 20 µ.
tura a fin de dar estabilidad al so- ellas 5 . más ordenadas , como sucede en el to- 6. Repintes t¡uc se disuelven en Ja rf..'slna
porte 3 . dando a tod:1 la mucsU'a un whalo ..
Sobre el lienzo fue extendida una cado de color rojo colocado sobre el negruzco: .== hasta 25 µen el lado
Apenas se observa la presencia de di- capa de calcio mu y gruesa , hasta 240 pelo . En la fig . 4 sobre la imprima- izquierdo.

238
ESTUDIO ncNICO

sarros en pinturas castellanas y más frecuen-


temente en las del Levante español, por in-
fluencia de la escuela italiana. La aparición de
estopa, tela, pergamino , etc. sobre los sopor-
tes de madera de roble no es habitual, dada
la estabilidad de la misma.
4 No existe ninguna prueba que conduzca a
precisar las dimensiones originales de la obra.
A causa de su estado de conservación ha sido
recientemente restaurado , en 1989, por la res-
tauradora Eva Perales .
6 La impregnación en superficie de la prepara-
ción tiene por objeto limitar la absorción de
aglutinante de las capas de color.

RJERA DE CATÁLOGO

La dama del abanico

T. 68 ,2 ( ± 0,2) x 56,2 ( ±0 ,2) cm


(con basridor)
63 ,5 x 55 cm (original)
Museo del Prado, n . 0 1142

Fig. 1: Radiografia gene ral.


FIG. 3
Localización: nla neo del cuello.
Referencia micromucstra: 1140/ 2.
l. SulfalO de calcio mu} impregnado:
> 250 µ.
2. Blanco de plomo y negro orgánico:
::=. 20 µ.
3. lllanco de plomo r negro orgánico.
Hacia la mlLad de la capa se acumula el
negro que no llega a formar una
división continua: ..:::. 80 µ.
4. ncstos de barniz: ..:::. 5 µ. EL cuadro está considerado como Car. 1138). Los contrastes de densi-
obra de Alonso Sánchez Coello, sin dades entre fondo y figura , la mane-
haberse podido determinar quién es ra de realizar los detalles ornamenta-
la bella dama retratada de medio les que adornan el vestido y el toca-
cuerpo , que lleva entre sus manos un do de la dama, que van perdiendo in-
abanico. La riqueza del vestido y del tensidad en las sombras, la forma de
tocado induce a pensar que se trata dar las luces en la cara y el paso de
de una dama de la nobleza, incluso éstas a las zonas de sombra , la per-
fue antiguamente apuntado, aunque fección en la delimitación de los ras-
sin ninguna base, que la represen- gos fisionómicos , etc., inducen a pen-
tada fuera una hermana del rey Fe- sar que ambos están hechos de la mis-
lipe II . ma manera [fig. 1).
La datación del cuadro es igualmen- La transparencia con que realiza el ar-
te dudosa , señalándose la década de tisra las perlas superpuestas sobre el
los sesenta como la más probable de vestido o el peinado recuerdan a la es-
la ejecución 1• tudiada en los cuadros de las Infan-
La imagen puesta de manifiesto en la tas. Llama la atención, por la sutile-
l'IG. q
Locallzadón: ltojo del 1ocado del pelo .
radiografía es de densidades muy acu- za y finura de la ejecución , el abani-
Ucfcrcnda mi crom ucslra: 1140/ 4. sadas. Todo se precisa mediante fuer- co colocado entre las manos de la se-
t. Su lfato de calcio muy impregnado:
> 25 µ. tes contrastes en el documento como ñora , que igualmente está pintado
2. Ulanl"O de plomo y negro org;;'inico: si se tratase de la visión directa del sobre el vestido terminado, ya que las
- 25 µ.
5. Óxido de hierro. bermellón de mercurio cuadro 2 [fig. 1) . cenefas del dibujo se observan subya-
y blanco de p lomo: .::: de 10 a 20 µ. Esta impresión radiográfica recuerda centemente.
4. Ucrmcllón de mercurio, Inca orgánica
1·oja )'blanco de plomo: extraordinariamente a la resultante En la radiografía se precisan con ma-
- 25 µ.Toques en snpc:rficic de blanco
de plomo: _::::::: 5 µ.
del retrato de Isabel Clara Eugenia y yor nitidez que en la visión directa las
5. Barnb. resinoso: - 10 µ. su hermana Caralina Micaela (n. 0 de pinceladas aplicadas para marcar la

239
ESTU DIO T ~CN I C O

to. Además , en la unión del dedo a vestido se superponen las capas. Esto
la mano se observa un anillo similar no es consecuencia de la técnica de
al existente en el dedo meñique . conseguir un color por medio de la
También en el pulgar hay rectificacio- suma de estratos, sino de la suma de
nes posicionales. Todos estos cambios las pinceladas sobre la tonalidad de
apuntan a una corrección general de fondo, para llevar a cabo los adornos
la postura de la mano, y en particu- del traje y los plegados de las mangas.
lar de la colocación del anillo ligera- El color oscuro del traje se consigue
mente desplazado en el dedo cora- mediante la mezcla de laca orgánica
zón. roja y de azurita con blanco de plo-
Existe subyacentemente un ligero di- mo. En zonas más claras la presencia
seño previo: tan sólo leves trazos que del azul es menor e incluso nula .
fijan los contornos y la situación de En la fig. 3 se observa la superposi-
la boca, la nariz y los ojos. La barbi- ción de las capas de color claras del
lla resulta algo más recortada que en blanco correspondientes al encaje del
la realización final y la nariz ligera- puño , sobre la base roja, realizada
mente más caída [fig . 2] . ésta mediante dos capas a base de
Se observan también en la reflectogra- blanco de plomo y laca orgánica roja,
fía infrarroja trazos de dibujo en las incluyendo más cantidad de rojo
Fig. 2: Detalle de los leves trazos de dibujo subyacente encontrados en el rostro. manos , confirmándose las rectificacio- como es lógico en la segunda que en
Refiectograffa infrarroja.
nes de los dedos puestas de manifiesto la primera.
radiográficamente. Las carnaciones fueron pintadas con
El cuadro se pintó sobre un solo pa- mucho blanco de plomo y una peque-
aberrura de las mangas y los pliegues su alta radiopacidad . Está hecha con nel de madera de roble 5. Actual- ña porción de bermellón de mercu-
que se forman en el interior de las mayor minuciosidad que los encajes mente está insertado sobre un basti- rio que es más abundante en los la-
mismas , así como las dadas para con- de los puños. dor que aumenta ligeramente sus di- bios y en los pómulos.
seguir las luces. Estas últimas son de El espacio para el retrato se respetó en mensiones , sobre todo en la parte El pincel ha sido resuegado en super-
una gran libertad y recuerdan a las su conjunto, realizándose con poste- superior en donde se le añaden entre ficie con los mismos pigmentos an-
realizadas sobre la falda del vestido de rioridad el fondo de alta densidad al- 4 y 4,5 cm . teriormente apuntados para conse-
Isabel Clara Eugenia (n . 0 de Cat. rededor de la figura 4 . Tan sólo exis- El soporte , por los daños que presen- guir el paso de las luces a las sombras
1137). ten en el contorno pequeñas modifi- ta, ha debido sufrir una presión o gol- [fig . 4].
En el cuello del rraje se ven unas pin- caciones tales como la colocación del pe que ha producido una rotura de El dibujo de las cenefas del vestido ,
celadas blancas que señalan la ubica- vestido en el hombro derecho y en el
lado a lado en el borde superior, así los adornos de joyería , los encajes y
ción del mismo 3 . La golilla se pintó borde del mism~ lado.
como diferentes fisuras ligeramente el borde del abanico tienen un cierto
posteriormente sobre dicho cuello con Fue modificado, al menos, el dedo
onduladas , tres en el lado izquierdo relieve sobre la superficie lisa del res-
mayor empaste de blanco de plomo corazón de la mano izquierda, que
y dos en el derecho , de borde a cen- to de la pintura.
y amarillo de plomo y estaño , de ahí era más corto en un primer mamen-
tro en ambos lados . Los tonos anaranjados y amarillos de
Las pérdidas de color más importan- estos detalles se consiguen con berme-
tes están en el extremo inferior del llón de mercurio y amarillo de plo-
cuadro , en donde hay importantes mo y estaño.
faltas en los dedos de la mano dere-
cha que quedan sobre esta zona.
Otras carencias se observan sobre las
roturas y, de forma dispersa, en la su- 1 Para mayor información histórica y bibliográ-
perficie 6 . fica, consúlcese la fic ha correspondiente del
Catálogo de la Exposición.
La preparación del cuadro , de unas
~· 2 Técnica operativa: 30 kv , 8 mA , 2 minucos
200 micras , fue dada sobre el lienzo
a 2 metros 50 cm de distancia. Revelado auto·
con carbonato de calcio y está muy mático .
impregnada , sobre todo en superfi- 3 Escas p ince ladas son visibles en los eres recra·
cie. Bajo la preparación , en algunas tos con soporte de madera pertenecientes al
micromuesuas, se detecta un encola- museo y examinados en esce crabajo.
do previo de hasta 80 micras medi- 4 En corno a la cabeza las pinceladas no se aj us·
FIG. 3 FIG.4 das [fig. 3] . can con exaccicud , ya que es una zona más di·
Localización: Blanco sobre el tono oscuro Localización : Carnación de la mano. fíci l por el movimiento del cabello y el cocado.
del ve.sHdo. Referencia micromucsU-a: 1142/ 1.
Sobre este retrato se ha encontrado de
5 En la radiografía no se observan uniones de
Referencia micromuestra: 1J.4Z/ 3. L Carbonato de calcio impregnado: forma discontinua pigmento negro
t. Cola de origen animal: > 80 µ. > 120 µ. ra bi as. Por el reverso ha sido encolada un a
2. Carbonato de calcio muy impregnado: 2. Restos del diseño: pigmento disperso: que debe corresponder al dibujo sub- gruesa cela a modo de protección.
e::; 160 µ. - 2 6 3 µ. yacente .
3. Blanco de pJomo, Jaca orgánica y negro 3. Blanco de plomo, bermellón de
6 Con flu orescencia ulcravioleca se observan
orgánico, e:;:; de JO a 20 µ. mercurio y azurita: ~:~;µ. El color se dio de forma directa sobre grandes repintes , sobre codo uno sicuado en
.f. Laca orgánica roja y blanco de plomo: 4. Resto~ <le barniz: ~ 5 IJ.
- 10 µ.
la preparación, según se deduce de las la frente de la dama, que no se limica a las
5. Bl•nco de plomo, - de 30 a 40 µ. micromuestras analizadas. Las estra- pérd idas de pintu ra . Los repintes mejor ob-
6. Toque• de blanco de plomo, servados son los sicuados sobre el barniz, ya
- 15 µ. tificaciones más simples se correspon- que la gruesa capa del misno dificul ta la pe·
7 . Barniz resino.so: - de 10 a 30 µ. den con el fondo mientras que en el nccración de la lu z ulcraviolcca .

240
ES TUDIO T~C N ICO

FUERA DE CATÁLOGO

Autorretrato (?)

T. 41 x 32 ,5 cm
Museo del Prado, n. 0 2511

Fíg. 1: Radiografia general.

EL cuadro está considerado como can fuertemente en la radiografía, así do «23», lo que indica la edad del
obra de Alonso Sánchez Coello en las como los nudos de la misma. retratado [fig. 2]. Por tanto , si es
catalogaciones del Museo del Prado . El retrato manifiesta un alto contras- obra de Sánchez Coello , y teniendo
Aunque sin ningún claro histórico te radiográfico , sobre todo en la ca- en cuenta su fecha de nacimiento,
que lo confirme , se considera que beza y en la lechuguilla. El fondo 15 31 , la datación de la pintura sería
puede ser uno de los autorretratos del también es de alta densidad. La figura la de 1554, fecha que se señala como
pintor que aparecen en el testamen- ha sido continuada en el añadido , así límite de su estancia en Flandes en
to de su hijo. como el fondo, señalándose con cla- el taller de Antonio Moro , pintor
El joven representado viste sobria- ridad, gracias a la diferente radiopa- que estaba al servicio del Cardenal
mente con traje y gorra negros y una cidad , la zona original y la añadida. Granvela.
pequeña gola blanca. La pintura fue La disminución de las dimensiones El documento manifiesta unos con-
adquirida en 1926 por el Patronato del sopone , y su nueva presentación , trastes entre luces y sombras que guar-
del Museo a los herederos de Anto- debieron ser hechos probablemente dan cieno parecido , aunque el paso
nio Vives 1 antes de la entrada del cuadro en el entre ellas es más violento , con La
En la radiografía se delimita con exac- museo , o en ese mismo momento , ya dama del abanico (Prado , n . 0 1142),
titud el trozo de pintura original con- que el número de inventario de nue- con las lógicas diferencias de elabo-
servado, cuyas dimensiones son de vas adquisiciones (T. 1503) está pin- ración que siempre existen entre el re-
30,2 x 21,8 cm ( ± 0,2) 2 [fig. l]. tado en azul en el ángulo inferior iz- trato de una persona no penenecien-
El cuadro ha sido cortado en sus cua- quierdo sobre la pintura y la madera te a la nobleza, sea o no su autorre-
tro lados y colocado en una madera no originales . trato , y el de una dama de la que no
rebajada por la parte anterior para re- Subyacentemente , en la parre supe- se puede dudar que perteneció a ella.
cibirlo. Esta operación no es visible , rior de la cabeza hay inscripciones En el cuadro aquí en estudio , la ela-
por tanto, al contemplar el nuevo so- pintadas con pigmento de alto con- boración es mucho más simple , si
porte directamente por el reverso 3. traste, en las que se puede leer en el bien en la gola el pintor muestra un
Las vetas de la madera actual se mar- lado derecho o:aetatis» y en el izquier- mayor detallismo , entreteniéndose en

241
ESTUDIO T~C N I CO

calcio muy impregnada 7 , se aplica 1 Para mayor documentación histórica y biblio-


directamente el color, también me- gráfica consúlcese la ficha correspondiente del
Catálogo de la Exposión.
diante una sola capa, entre 30 y 40
2 Técnica operativa: 30 kv , 8 mA, 2 minu tos
micras, con pigmentos muy moli- a 2 metros y medio de distancia. Revelado
dos 8 . automático .
El vestido negro fue pintado median- 3 El nuevo reverso está formado por la unión
te una mezcla en la que se combina de dos rabias . La madera original no puede
el negro orgánico , el óxido de hierro , ser analizada, ya que no es accesible por par-
te alguna.
la azurita y el blanco de plomo. En Sobre la madera actual se leen las iniciales
la zona añadida, la cantidad de blan- «DGH• entrelazadas y coronadas. Existe tam-
co es inferior al igual que la de azuri- bién una inscripción que con fl uorescencia ul-
travioleta puede ser precisada en parce: <Re-
ta , mientras que aumentan los ocres trato del. .. Alonso Sánchez Coel lo pintad o
[fig. 4]. por el mismo ... Fel ipe 11.>
En los análisis del sombrero, la exis- Consúltese la figura 5 de la ficha correspon-
tencia del negro es mucho menor, re- d iente al estudio de Isabel de Valois por An·
ton io Moro (colección privada) .
sultando el estrato de tonalidad gri-
sácea. Se detecta la presencia de laca 5 Escas líneas blancas de ubicación tam bién son
visibles en La dama del abanico (Prado, n . 0
orgánica roja [fig . 5]. Esta diferencia 11 42).
de color está en relación con el con- 6 Es muy probable que este problema sea el
traste radiográfico observado anterior- causante de la fu erce intervención sufrida . El
mente 9 . cipo de madera utilizado no puede ser deter-
minado, puesto que no es accesible en nin-
En el fondo marrón original , el hie- ºgún punto.
rro tuvo una p equeña cantidad de
7 Esta impregnació n puede estar prod ucida por
bermellón en la mezcla. En la zo- el aglutinante de la cola de origen , intencio-
na añadida sucede algo similar que nadamente para evitar la absorción de la pre-
con el negro , disminuye conside- paración , o por materiales introd ucidos en la
fuerce manipulación sufrida por el cuad ro. Al
rablemente el blanco de plomo , y no presentarse la im pregnación de fo rma de-
es inexistente el bermellón de roer- finida es difícil determinar la causa de su exis-
cuno . tencia.

La fina superficie de la pintura se in- 8 Salvo en las zonas de intersección entre los
distin tos colores y en las de superposiciones,
terrumpe por el mayor relieve de la por ejemplo, las cejas , el bigote, etc.
golilla, realizada en parte sobre el ves-
9 Es posi ble que el sombrero esté m uy repin-
Fig. 2: Detalle del rostro. Rayos X.
tido por medio de un fino pi ncel, tado. El grueso barniz que cu bre codo el cua-
marcándose la puntilla con pequeños d ro no permite la visión con flu orescente ul-
puntos blancos de cieno grosor. cravioleca .

los pequeños toques puntuales en tor- desplazamiento lateral que hace me-
no a la silueta de la lechuguilla. Esta nos agudo el pico que se forma en la
forma de realizar el encaje está muy parte delantera [fig . 3].
relacionada con la visible en la radio- El examen con infrarrojo revela unos
grafía de la Reina Isabel de Valois, ligeros trazos del diseño en la boca,
atribuida a Antonio Moro , de la co- la nariz y la zona derecha de la gola.
lección Várez Fisa 4 . Se trata de unas simples líneas de si-
En la gorra se señala una línea blan- tuación para encajar el retrato.
ca no visible en la pintura que pen- La madera original , además de la ma-
sarnos ha sido tapada, lo mismo que nipulación antes señalada, manifies-
la inscripción y parte del fondo , al ser ta radiográficamente un antiguo ata-
agrandada la obra . Tal vez estos de- que de xilófagos que se concentra con
HG. 4 FIG. 5
talles de la indumentaria, añadidos a mayor intensidad en el lado izquier- Locallzación: Negro del vestido. Locallzotción: Oscuro de la gorra.
la inscripción descubierta, puedan do de arriba abajo, aunque también H.cfcrcncia micromuc~Lra: 2511/ l. Hcfcrcncla micromucslra: 2511 / 3.
1. Sulfato de calcio impregnado: > 100 µ. l. Sulfato de caldo impregnado: > 100 µ.
conducir a la atribución del cuadro y puede verse de forma aislada en otras 2. Negro orgánico. óxido de hierro y 2. ntanco dt• plomo, ncg.-o org!ínico, laca
a la identificación del personaje. panes 6 . azurita, - de 30 a 40 µ. oq~Jwk~t roja y óxido de hierro y
3. Uarniz rcslnoso: -~ de JO a 25 µ. a:n1rita: 35 µ.
La figura se delimita, sobre todo en Existen pérdidas de pintura en los :l. ua.-nJz resinoso: - 5 µ.
su lado izquierdo y en el paso de la bordes, sobre todo en el superior e in-
gorra a la cara, con unos ligeros to- ferior , en donde hay una laguna de
ques blancos 5 • Igual sucede subya- gran tamaño en la parte central.
centemente en la zona en donde va La estratificación del color coincide
a ser pintado el cuello , en donde con con lo expresado en la radiografía. Se
pinceladas largas se señala su ubica- trata de una pintura de elaboración
ción. La golilla en su lado izquierdo muy simple.
ha sido corregida sobre este trazado Sobre una capa de preparación de
previo, pintándose finalmente con un unas 100 micras a base de sulfato de

242
ESTUDIO TÉCN I CO

Fig. 3: DetalJes de la inscripción del fondo. Rayos X.

ESQUEMA DE LOS SOPORTES CATÁLOGO CATÁLOGO HILOS PASADAS


TÍTULO MATERlA
DE LIENZO EXPOSICIÓN PRAD O por cm 1 por cm 1

El Príncipe Don Carlos 18 1136 12-13 14-15 Sin determinar

Las Infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela 22 1138 MameWJo Lino

La Infanta Isabel Clara Eugenia 27 1137 12-13 13-14 Sin determinar

La Infanta Isabel Clara Eugenia y Magdalena R uiz 29 861 Mantelillo Lino

¡r
La Infanta Catalina Micaela 28 1139 12 14-15 Sin determinar J

NOTA
En tres de los cuadros no ha podido de- Felipe JI 10 1036 16 16-18 Cáñan10
terminarse la naturaleza constitutiva de la
materia del lienzo, como consecuencia de Doíia Ana de Austria 9 1284 16 16-18 Lino
no ser éste accesible en ninguno de los
bordes, a causa de las manipu laciones sufri-
das por los soportes tales como cortes, Isabel de Valois 5 1031 12-13 12-14 Cáñan10
reentelados, etc.
Dos obras tienen como soporte w1a tela de
dibujo llamada también «mameWJo venecia- Isabel de Valois 6 1030 17-18 12-13 Lino
no». En los otros casos se trata de telas de
estructura lienzo con curso de ligamento: Colección
dos hilos y dos pasadas. Todas ellas son de Isabel de Valoi.s 4 Várez Fisa
12-14 11-12 Cáñan10
tonalidad cruda con w1a torsión en Z.

243
,.
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ÍNDICE DE PERSONAJES RETRATADOS

ALBA, Duque de CAT. 37, 38

ANA, Infanta de España CAT. 23

ANA DE AUSTRIA, Reina de España CAT. 8, 9, 11 , 12, 13

BÉJAR, Duquesa de CAT. 40

CARLOS, Príncipe de España CAT. 17, 18, 19, 20

CATALINA MICAELA, Infanta de España CAT. 21, 22, 28

COVARRUBIAS, Diego de CAT. 42

DIEGO, Infante de España CAT. 24, 26

ERNESTO, Archiduque de Austria CAT 32

FARNESE, Alejandro CAT. 30

FELIPE II CAT. 1, 2, 7, 10

FELIPE III CAT. 24, 25

FELIPE IV CAT. 23

INFANTADO, Duque del CAT. 41

ISABEL DE AUSTRIA, Reina de Francia CAT. 44

ISABEL CLARA EUGENIA, Infanta de España CAT. 21, 22, 27, 29

ISABEL DE VALOIS, Reina de España cAT 3, 4, 5, 6

JUAN DE AUSTRIA CAT. 36

JUANA DE AUSTRIA, Princesa de Portugal CAT. 14, 15, 16

MANRIQUE DE LARA PERNSTEIN, María CAT. 43

RODOLFO, Archiduque de Austria CAT. 31

RUIZ, Magdalena CAT. 29

SEBASTIÁN, Rey de Portugal CAT. 35

WENZEL, Archiduque de Austria CAT. 33, 34


ÍNDICE DE PINTORES

ANGUISSOLA, Sofonisba CAT. 5, 9, 10

GONZÁLEZ, Bartolomé CAT. 13

MORALES, Cristóbal de CAT. 15, 20, 3S

MORO, Antonio CAT. 1, 3, 14, 37

PANTOJA DE LA CRUZ,Juan CAT. 6, 23, 45

SÁNCHEZ COELLO, Alonso CAT. 2, 4, 7, 8,


11, 12, 16, 17,
18, 19, 21 , 22,
24, 25, 26, 27,
28, 29, 30, 31 ,
32, 33, 34, 36,
38, 39, 40, 41,
42, 47, 48, 49,
SO, SI

STRAETEN, Georges van der CAT. 43, 44

TIZIANO, Tiziano Vecellio CAT. 46

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