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Resumen

Sistemas Políticos Comparados

Autor

Pablo Kriger
Argentina - UNER
SPC – Temas y tópicos

Parte 1
‐ Régimen político
‐ Institucionalización
‐ Régimen vs. Gobierno
‐ Régimen (utilidad)
‐ Escalas de abstracción
‐ Régimen democrático
‐ Régimen autoritario: 4 tipos
o Burocrático autoritario: 2 objetivos
o Autoritario tradicional: sultanismo
o Autoritario populista
o Autoritario de partido hegemónico
‐ Transiciones en Europa y AL
‐ Aspectos políticos como variables explicativas
o Por qué
o Cuándo
o Cómo
‐ Clasificación: criterio, clases y nuevos conceptos
‐ Criterio: capacidad de conducir proceso de transición
o Ruptura o Reforma
o Pactadas o por colapso
o Desmoronamiento o colapso
o Autoexclusión
o Transacción
‐ TL Karl: dos criterios:
o Fuerza relativa de los actores
o Estrategias predominantes de la transición
‐ Karl: transiciones pactadas, impuestas, por reforma o por revolución. Dos variables:
predominio de elite o de masa; y acuerdo o fuerza.
‐ Schedler: cuatro trayectorias electorales
‐ Torres Rivas: A. Central. Protodemocracias, baja intensidad, conflicto armado
‐ Europa S y O: qué casos comparables con AL. Dos condiciones:
o Factores internos
o Régimen político/económico
‐ Características diferenciales (González Enrique)
‐ Conceptos:
o Transición
o Liberalización
o Democratización
o Generalizaciones explicativas en AL: 6
o Socialización: democracia social y económica
o Duros y blandos: ruptura del bloque interno
o Pacto
o Resurrección de la sociedad civil

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Parte 2
‐ Nuevas democracias
‐ Concepto:
o Maximalista
o Minimalista (electoral)
o Atributos de poliarquía
o + Atributo de Karl
o + Atributos de O’Donnell
‐ Consolidación democrática (Linz). Dos condiciones.
‐ Collier y Levitsky: estrategias de innovación conceptual. Dos objetivos. Cuatro estrategias
‐ Instituciones formales e informales
‐ Otra institucionalización: poliarquías informalmente institucionalizadas. Dos instituciones
o Elecciones
o Particularismo
‐ Accountability. Dos grupos, cuatro subtipos. Electoral y social, de balance y asignada
‐ Democracia delegativa vs. Representativas. Características.
‐ Democracia: definición Mainwaring y Pérez Liñán; Morlino
‐ Calidad democrática: Morlino. 5 dimensiones
‐ Mayorga: otras formas de medir la democracia: Ampliar la democracia, intercultural;
directa, representativa (voto) y comunitaria.
‐ Índices de medición de calidad democrática
‐ Alcántara: 4 tipos
‐ Morlino: path dependence. 7 herencias
‐ 4 Variables de trayectoria democrática en AL
‐ Ansaldi: logros y falencias

Parte 3
Estudio comparado de partidos

‐ Definiciones:
o Estrechas o electorales
o Amplias
o Intermedias
o Abal Medina
‐ 3 Componentes de la arena interpartidaria
o Reglas formales de decisión
o Recursos de poder. Dos relaciones
o Participantes: 5
‐ Como sistemas
o Ámbito interno: organización burocrática, voluntaria de miembros
o Ámbito externo: organización electoral, de gobierno, legislativa
‐ Sistemas de partido. Dos variables en Sartori. Fragmentación y polarización
‐ Partidos que importan: dos condiciones en Sartori.
‐ Cavarozzi: configuraciones partidarias: sistema de partidos; partidos sin sistemas y políticos
sin partidos.
‐ Clasificación de los sistemas de partidos:
o Elemental de Duverger
o Sartori: dos normas
o Sartori: dos escenarios
‐ Estructura de sistemas de partidos: Coppedge, naturaleza de los sistemas de partidos

Pablo Kriger 3
‐ Mainwaring y Scully: institucionalización de los SP. Cuatro condiciones:
o 2 Interpartidaria
o 2 Intrapartidaria
‐ Downs: volatilidad: centrípeta y centrífuga
‐ Volatilidad: Coppedge. 6 razones. Característico de AL
‐ Nacionalización. Afirmación de Leiras. Cuatro tipos ideales. Dos tipos
o Horizontal
o Vertical

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Textos resumidos

Por orden de aparición

Parte 1
KARL, Terry Lynn (1991). "Dilemas de la democratización en América Latina En Barba Solano,
Barros Horcasitas y Hurtado (compiladores). Transiciones a la democracia en Europa y América
Latina. México: Flacso. pp. 405-443.
LINZ, Juan (1990). 'Transiciones a la democracia". Revistas Española de Investigación Social. NI 51.
Año 1990. pp 8-33.
MUNCK, Gerardo (1996). "La democratización en perspectiva comparada. El debate
contemporáneo" en Revista Desarrollo Económico. Vol. 36, N0142. Buenos Aires. pp. 661-676.
O'DONNELL, Guillermo; SCHMITTER, Philippe y WHITEHEAD, Lawrence (1994).
Transiciones desde un gobierno autoritario. Tomos IV. Barcelona: Paidós. pp. 7-127
O'DONNELL, Guillermo (1994). "Introducción a los casos latinoamericanos", en Transiciones
desde un gobierno autoritario. Tomos II. Barcelona: Paidós. pp.
SCHEDLER, Andreas (2000). "¿por qué seguimos hablando de transición democrática en México?".
En Labastida Martín del Campo, Julio; Camou, Antonio y Luján Ponce, Noemí (Coordinadores).
"Transición democrática y gobernabilidad. México y América latina" México: FLACSO. pp. 19-40.
TORRES-RIVAS, Edelverto (2006). "¿Qué democracias emergen de una guerra civil?" En Ansaldi,
Waldo (Director) La democracia en América Latina. un barco a la deriva. Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica. pp. 491-528.

Parte 2
ALCÁNTARA SÁEZ, M. (2008). "Luces y sombras de la calidad de la democracia en América
Latina". Revista de Derecho Electoral. Tribunal Supremo de Elecciones N. 0 6, Segundo Semestre.
Costa Rica. Pp. 1-15.
ANSALDI, Waldo(2005). "La novia es excelente, sólo un poco ciega, algo sorda, y al hablar
tartamudea. Logros, falencias y límites de las democracias en los países del MERCOSUR, 1982-2004."
Temas y Debates. Año 9 - NO 9. Rosario. pp. 9-40.
COLLIER, David y LEVITSKY, Steven (1998). "Democracia con adjetivos, Innovación conceptual
en la investigación comparativa". Revista AGORA no 8. pp. 99-122.
MAINWARING, Scott y PÉREZ-LIÑÁN. “Democracia a la deriva en América Latina". En
PostData. Vol. 20, NO'2, Octubre. Pp267-294.
MAYORGA, Fernando (2016). "La democracia intercultural en América Latina: procesos y desafíos",
en Trotta, Nicolás y Gentili, Pablo (comp) América Latina. La democracia en la encrucijada. CLACSO
y Octubre Editorial. Buenos Aires. pp. 85-99. MORLINO, Leonardo (2007). "Explicar la calidad
democrática: ¿Qué tan relevantes son las tradiciones autoritarias? En Revista de Ciencia Política. Vol.
27. NO 2. pp. 3-22.
O'DONNELL, Guillermo (1997). "¿Democracia delegativa?". En Contrapuntos. Buenos Aires:
Paidós. pp. 287-304.

Pablo Kriger 5
O'DONNELL, Guillermo (1997). "Otra institucionalización". En Contrapuntos. Buenos Aires:
Paidós. pp. 305-330.
PERUZZOTI'I, Enrique y SMULOVITZ, Catalina (2002). "Accountability social. La otra cara del
control". En Peruzzotti, Enrique y Smulovitz, Catalina (compiladores). Controlando la política.
Ciudadanos y medios en las nuevas democracias. Temas. Buenos Aires.

Parte 3
ABAL MEDINA, Juan Manuel (2002). "Elementos teóricos para el análisis contemporáneo de los
partidos políticos: un reordenamiento del campo semántico". En Cavarozzi, M. y Abal Medina, Juan
Manuel. El Asedio a la política. Los partidos políticos latinoamericanos en la era neoliberal. Rosario:
HomoSapiens.
ALCÁNTARA SÁEZ, Manuel y FREIDENBERG, Flavia (2003). "Organización y funcionamiento
interno de los partidos políticos en América Latina". En Alcantara Saez, Manuel y Freidenberg, Flavia.
Partidos políticos de América Latina. Cono Sur. México: Instituto Federal Electoral Fondo de Cultura
Económica. pp. 11-30.
CAVAROZZI, Marcelo y CASULLO, Esperanza (2002). "Los partidos políticos en América Latina
hoy: ¿consolidación o crisis?" En Cavarozzi, M. y Abal Medina, JM. El Asedio a la política. Los
partidos políticos latinoamericanos en la era neoliberal. Rosario: HomoSapiens.
COPPEDGE, Michael (2000). "La diversidad dinámica de los sistemas de partidos latinoamericanos".
PostData NO 6. pp. 109-134.
LEIRAS, Marcelo (2009). "Los procesos de descentralización y la nacionalización de los sistemas de
partidos en América Latina." Ponencia presentada en el Congreso de la Latin American Studies
Association. Rio de Janeiro, Brasil.
MAINWARING, Scott y SCULLY, Timothy (1996). "Introducción: Sistemas de partidos en América
Latina" En Mainwaring, Scott y Scully, Timothy. La construcción de instituciones democráticas.
Sistemas de partidos en América Latina. Santiago: CIEPLAN. PASQUINO, Gianfranco (2004).
Sistemas Políticos comparados. Capítulo 5. Buenos Aires: Prometeo. pp. 159-192.
SARTORI, Giovanni (1980). Partidos y sistemas de partidos. Marco para un Análisis. Capítulo 5.
Madrid: Alianza. pp. 149-162.
WARE, Alan (2004). Partidos políticos y sistemas de partidos. Introducción, Cap. V y VI. Madrid:
Editorial Istmo. pp. 235-328.

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Sistemas Políticos Comparados
Resumen general
Autor: Pablo Kriger

Parte 1
Se analizan casos de AL, y tomando los casos de Europa Meridional y Europa del Este, evaluando la
capacidad de viajar de los conceptos.

Régimen político: el conjunto de pautas, explícitas o no, que determinan las formas y canales de
acceso a los principales cargos de gobierno, las características de los actores admitidos y excluidos
con respecto a ese acceso, y los recursos o estrategias que pueden emplear para ganar tal acceso. Esto
entraña forzadamente la institucionalización; o sea, para que las pautas que definen un régimen sean
pertinentes, ellas deben ser conocidas, practicadas y aceptadas regularmente al menos por aquellos a
quienes esas mismas pautas definen como los participantes en el proceso. (O’Donnell y Schmitter)

Institucionalización: las pautas del régimen deben estar institucionalizadas: ser conocidas, practicadas
y aceptadas por los actores participantes del proceso. Para que un gobierno tenga vigencia en el
tiempo, esas reglas que determinan el acceso al gobierno, deben ser practicadas y aceptadas por los
actores políticos que las propias pautas del régimen reconocen como actores participantes del
proceso.
Un régimen se encuentra en crisis cuando actores relevantes empiezan a cuestionar esas reglas de
acceso.

Régimen distinto a gobierno: el gobierno es la cumbre del aparato del Estado, el lugar donde se
movilizan los recursos que controla el aparato estatal. Mientras que el régimen es el trazado de ruta
que conduce a esa cumbre, el gobierno.
Alcance espacial del concepto de “régimen”: a los final de generalizar y comparar  es analíticamente
útil para analizar el referente empírico (los casos) que están mirando. Capacidad de viajar a diferentes
conceptos y escalas.
Nivel alto de abstracción: donde se encuentran los universales filosóficos; un nivel supra empírico,
con escaso vínculo directo con el mundo de los fenómenos concretos.
Nivel bajo de abstracción: para estudios particulares.
Nivel medio: se trabaja con categorías de nivel medio, generales, pero no tan abstractas. O’Donnell
y Schmitter prefieren este nivel para analizar los procesos de transición.

Régimen democrático: hay consenso en el empleo de “poliarquía” de Dahl.


Régimen Autoritario: AL presenta una amplia variedad de regímenes autoritarios, en comparación
con Europa del Este (mayor heterogeneidad intraclase). 1. Burocrático Autoritario, 2. Autoritario
tradicional; 3. Autoritario populista; 4. Autoritario de partido hegemónico.

El régimen burocrático autoritario: organiza la dominación ejercida a través de una estructura de


clase subordinada a las fracciones superiores de una burguesía altamente oligopólica y

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transnacionalizada. Dicho de otra manera, su principal base es esta gran burguesía. Argentina, Chile,
Uruguay, Brasil.
‐ Dos objetivos:
‐ Reimplantación del orden social, mediante la “resubordinación” del sector popular.
Excluye al sector popular; y para eso se busca despolitizar la idea de “justicia social”
sometiéndola a la racionalidad técnica. Burocrático: porque se pretende proscribir las
irracionalidades que tiene la política y reemplazarla por la racionalidad técnica de los
expertos, especialmente en materia económica.
‐ Normalización de la economía.
‐ Se suprime la ciudadanía y los canales institucionales de expresión. Eliminar los partidos,
sindicatos, porque son contrarios al proceso económico a implantar.
‐ Canales de acceso al gobierno: limitado a las cúpulas de las FFAA y las grandes empresas 
alianza entre civiles y militares.

El régimen autoritario tradicional tiene fuertes componentes patrimonialistas (no existe un


régimen burocrático de acuerdo al tipo ideal weberiano). Este es el tipo de régimen más proclive a la
transformación revolucionaria. Paraguay de Stroessner, Nicaragua de Somoza, y Cuba de Batista.
‐ Linz: regímenes sultanistas, basados puramente en la lealtad al líder. Lealtad que se deriva de
recompensas materiales, y del miedo y la violencia. No se encuentran apoyados por ningún
tipo de organización como un partido, un ejército; porque se destruye todo tipo de mediación
entre Estado y sociedad. Esto redunda en un vacío en la sociedad que hace imposible la
existencia de una oposición política organizada. Pero después es muy difícil que surja un
régimen democrático, por ese vacío de organizaciones que hay en la sociedad.
Régimen autoritario populista: el papel central era asumido por movimientos políticos conducidos
por un liderazgo fuertemente personalizado. Perú. El papel lo ocupan las fuerzas armadas. Papel
institucional de las FFAA y menos tradicionalista. Diferencia con los regímenes BA:
‐ Orientación antioligárquica: buscó expandir la industria sin excluir el sector popular.
‐ No contó con el apoyo de grandes facciones del capital urbano ni sectores agrarios más
dinámicos.
‐ Menos nivel de represión que los BA.
‐ Clases dominantes demandaron el retorno de la democracia política.

Régimen autoritario de partido hegemónico: Caso de México. PRI, durante 71 años consecutivos.
La revolución institucionalizada tiene diferencia con el BA:
‐ Alto grado de institucionalización. Le permitió resolver la cuestión de la sucesión presidencial
(votaciones con fraude).
‐ Menor papel de las FFAA, con papel secundario.
‐ Origen histórico como movimiento de masas.
‐ Schedler:
‐ Existencia de elecciones (sin competencia real entre partidos).
‐ Existencia de partidos satélites de segunda clase con licencia estatal. Pluralismo
controlado, con partidos de oposición sólo nominal. Un adorno legitimador. Las rutas
de acceso al gobierno están diseñadas para que el gobierno siga triunfando.
‐ La alternancia es imposible.
‐ Medios para perpetuarse en el gobierno: control de la maquinaria electoral y fusión con
el Estado. Maneja los empleos públicos, la policía, etc. Así no puede existir la
competencia libre.

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O’Donnell realiza una argumentación de casos: una selección fundamentada de casos.

Revolución de los claveles en 1974, en Portugal.


1977: aún no había concluido el autoritarismo en Brasil. El ciclo de transición en Brasil es uno de los
más extensos: se inicia en la década del ’70 y culmina en 1985 con las primeras elecciones
democráticas. La oposición democrática intenta romper con la rigidez del régimen autoritario. Este
régimen empieza a mostrar sus fisuras, y a través de ellas se pasará a otro régimen: la democracia
política.
‐ Portugal: Extensa dictadura de Salazar (1926-1974).
‐ España: 1939-1975.
‐ Bolivia: 1979-1982.
‐ Brasil: 1974-1985.
‐ Uruguay: 1980-1985.
‐ Chile: 1988-1989.
‐ Paraguay: 1989-1993.
‐ México: 1990: IFE; 1994: elecciones presidenciales (asesinato de Colosio); 1997: elecciones
legislativas; 2000: alternancia.
¿Transiciones en América Central? Es difícil pensar los mismos procesos de transición de AL.
Cambio en Europa Central y Oriental: a partir del derrumbe de la URSS en 1989. Alemania Oriental,
Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania.

Importante: Los aspectos políticos empiezan a ser variables explicativas de los procesos de
transición desde el autoritarismo. Importante porque antes se lo creía como factores económicos o
de “civilización”.
‐ Por qué: fenómenos nacionales, fractura del bloque autoritario (O’Donnell y Schmitter);
relacionales entre actores autoritarios y oposición democrática (Mainwaring).
‐ Cuándo: relaciones de incertidumbre y contingencia. Al momento de auge, las reglas del
régimen están claras, pero se ponen en cuestión en la caída del régimen, incluso en descrédito
de los propios actores que la construyeron o apoyaron.
‐ Cómo: diferentes tipos de salida. Por reforma o ruptura (Linz); colapso o transición
(O’Donnell); desmoronamiento, autoexclusión o transacción (Mainwaring y Share); pacto,
imposición, reforma o revolución (Karl). En cada formato, quedó en claro que en AL y
Europa del Sur fueron los actores nacionales los que condujeron el proceso de tránsito desde
el autoritarismo.

Si bien habría características comunes, también se advierten en procesos, características muy


particulares.
La clasificación constituye un recurso importante para la política comparada. Aportan estrategias para
ordenar un universo empírico con muchas características:
‐ Criterios: orientan la mirada teórica. Cuál es el aspecto o aspectos que se quiere resaltar para
ordenar semejanzas y diferencias del universo empírico estudiado.
‐ Clases: deben ser mutuamente excluyentes, en función del criterio que asignado para
establecer diferencias cruciales entre los casos.
‐ Nuevos conceptos: clasificación contribuye a la creación de nuevos conceptos, más
específicos. Transiciones, pero también transiciones pactadas, etc.

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Criterio: capacidad de los gobernantes autoritarios de conducir el proceso de transición e imponer
condiciones al régimen democrático emergente.
‐ Ruptura y reforma (Linz). Por ruptura es cuando los gobernantes se ven sobrepasados por
el proceso de transición, no pueden poner condiciones a su salida, y no pueden poner
condiciones al régimen emergente (Portugal, por ejemplo). Por reforma, cuando los
gobernantes autoritarios sí conduzcan el proceso de salida y pongan condiciones a la
democracia emergente (caso de Estaña).
‐ Pactadas o por colapso (O’Donnell y Schmitter). Pactos: predominan los acuerdos y por
lo tanto el régimen autoritario tiene poder para poner condicionamientos a la salida y a la
democracia emergente; y por colapso, el régimen autoritario no tiene capacidad para conducir
el proceso y esto hace que el régimen autoritario colapse.
‐ Desmoronamiento, autoexclusión o transacción (Mainwaring y Share).
o Desmoronamiento o colapso: las élites no pueden conducir el proceso de transición,
quedan desacreditados y deslegitimado, ya sea por una derrota militar o por una
crisis económica; se producen cambios estructurales.
o Autoexclusión: las élites autoritarias ponen límites al cambio político, pero son
menos capaces para controlar la transición más allá del momento de las primeras
elecciones; tienen poco control, pero escala legitimidad interna; supone que los
términos de transición son menos favorables al régimen que por transacción, aunque
logran evitar el colapso.
o Transiciones por transacción: donde el régimen autoritario inicia la transición
estableciendo ciertos límites al cambio político, permaneciendo como fuerza
significativa a lo largo de todo el proceso; implica negociación, generalmente
implícita; el poder de control decrece a medida que avanza el proceso.

LINZ:
En las transiciones pactadas, la estrategia prioritaria es la búsqueda de acuerdos. En ellas las elites
llegan a una transacción multilateral entre ellas.
Transiciones impuestas: predomina el uso de la fuerza, pero también la elite como actor clave de todo
el proceso. Las elites usan la fuerza para cambiar el régimen.
Transiciones por reforma: las masas se movilizan desde abajo e imponen una transacción sin recurrir
a la violencia.
Transición revolucionaria: se alzan en armas y derrocan el antiguo régimen.
Acuerdo Uso de la fuerza
Predominio de la elite (desde Pacto Imposición
arriba)
Predominio de las Masas Reformas Revolución
(desde abajo). Muchas veces:
Grupos marginados por el
anterior régimen.

Es necesario establecer una categoría intermedia, donde las elites se mezclan con los grupos políticos
y compiten en la direcció0n de la transición.
Karl: estrategia más ordenada. Propone dos criterios significativos:

‐ La fuerza relativa de los actores


‐ Cuáles fueron las estrategias predominantes de la transición.

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Schedler
Criterio: cuatro trayectorias electorales de los gobernantes autoritarios

‐ Desaparición electoral: son las transiciones clásicas a las democracias. Los gobernantes
autoritarios desaparecen del escenario político. Aunque conserven dominio relativo, no
existen desde un punto de vista electoral.
‐ Oposición marginal: los gobernantes autoritarios crean un partido que recibe un pequeño
porcentaje de votos.
‐ Oposición principal: los gobernantes autoritarios crean un partido y no pierden todo ya que
forman una oposición partidaria importante lo que le da chance de volver al poder.
‐ Continuidad en el gobierno: cambio de régimen sin cambio en el gobierno. Compiten y ganan
elecciones. Siguen al frente del gobierno y la oposición democrática continua en la oposición.
No hay alternancia.

Europa Central y Oriental


¿Qué caos son comparables a la hora de estudiar transiciones a la democracia?
Función de control de los conceptos, a partir de nuevos procesos empíricos que son analizados.
González Enrique: los cambios en EE han producido tanto efectos políticos como teóricos. A los
efectos producidos sobre los estudios de la democratización. Las mutaciones geopolíticas posteriores
a 1989. El colapso de EE suelen ser incluidos en la ola de democratizaciones que surgió en Portugal
en 1974. Al ser incluido allí, ponen a prueba la capacidad de viajar de los conceptos acuñados para
comprender conceptualizaciones anteriores. Las academias occidentales no supieron predecir los
cambios que se avecinaban en el mundo socialista; por ello recién tras el colapso se preocupan qué
pasaba en esa zona de Europa.
La comparabilidad de las transiciones en ES, dependían de dos condiciones, que permitían
comprender a dos casos como un mismo tipo de fenómeno político:
1. La relevancia explicativa que tenían los factores internos. Una de las primeras conclusiones
de O’Donnell y Schmitter, es que los elementos externos ocuparon un rol secundario en los
procesos, mientras que fueron las razones domésticas, o factores externos, cuando se iniciaba
una transición.
2. El cambio se restringió al régimen político. Las transiciones en ES y AL fueron limitadas: los
actores decidieron restringir el cambio del régimen al cambio de la esfera de autoridad pública
y al cambio en la representación ciudadana. Se abstuvieron así de hacer cambios en la
definición de los derechos de propiedad.
Estos dos elementos no estuvieron presentes en las transiciones de Europa central y oriental. Eran
los factores externos los que tenían relevancia explicativa. Y, por otro lado, el cambio no fue sólo del
régimen político. En Europa Central y Oriental se desmanteló el Estado socialista de producción.
También se dio un cambio de una economía socialmente planificada al capitalismo. Tres arenas
(Offe):

‐ Arena política: reemplazo de un régimen de partido único a una democracia representativa


de tipo liberal.
‐ El orden económico y la propiedad: hacia una economía de mercado.
‐ La redefinición de la identidad nacional: consenso sobre los límites del territorio y la
población, pertenecientes al Estado.

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Características diferenciales de la democratización:

‐ Nula influencia de los militares en los procesos.


‐ Origen exterior de los procesos políticos.
‐ Simultaneidad de la transición política y la construcción nacional.
‐ Simultaneidad de la transición política y económica.
‐ Ausencia o irrelevancia de la oposición a los regímenes autoritarios.

Conceptos:

‐ Transición: intervalo que se extiende entre un régimen político y otro. Termina cuando la
“anormalidad” ya no constituye una característica central de la vida política; cuando los
actores se han asentado y obedecen a una serie de reglas más o menos explícitas que definen
los canales a los que pueden recurrir para acceder a los roles de gobierno, los medios que
legítimamente pueden emplear, los procedimientos, y los criterios que pueden usar para
excluir a otros. Esto supone el establecimiento de reglas de lo que llamamos un régimen.
La transición está delimitada por el inicio del proceso de disolución del régimen autoritario,
y por el establecimiento de alguna forma de democracia, el retorno a algún tipo de régimen
autoritario, o el surgimiento de una alternativa revolucionaria.
La característica central es que, en su transcurso, las reglas de juego no están definidas y
constituyen un espacio de arduas contiendas. Prima la incertidumbre sobre el presente y el
futuro.
La señal típica de que se ha iniciado una transición es que estos gobernantes autoritarios
comienzan a modificar sus propias reglas con vistas a ofrecer mayores garantías para los
derechos de individuos y de grupos.
‐ Liberalización: Es un proceso de redefinición y ampliación de derechos, por medio del cual
se vuelven efectivo ciertos derechos que protegen a individuos y grupos sociales de actos
ilegales cometidos por el Estado o por terceros.
En el plano individual, el Habeas Corpus, la inviolabilidad de la correspondencia, la vida
privada en el hogar, el derecho a defenderse según debido proceso, libertad de palabra, de
movimiento y petición ante las autoridades, etc.
En el plano social, la posibilidad de discrepar sobre la política oficial, sin sufrir castigo por
ello, falta de censura en los medios.
Si estas prácticas no son limitadas por el régimen, las mismas suelen acrecentarse, se
institucionalizan, y por lo tanto incrementan los costos efectivos de su eventual anulación.
‐ Democratización: tiene que ver con derechos políticos. El principio rector de la democracia
es la ciudadanía. Es el proceso en que las normas y procedimientos de la ciudadanía son
aplicados a instituciones que antes estaban regidas por otros principios. También tiene que
ver con la ampliación de esas normas y procedimientos a personas que antes no gozaban de
esos derechos y obligaciones. No es un proceso irreversible; está sujeto a la incertidumbre
propia de la transición.
‐ Relación entre liberalización y democratización: en el curso de la transición ambas
pueden darse simultáneamente o no. El régimen autoritario puede proceder a la
liberalización, con la creencia de que, al abrir ciertos espacios, y aliviar ciertas presiones y
obtener apoyos necesarios si afectar la estructura de autoridad. I esta situación se prolonga
en el tiempo, los autores la van a denominar como un autoritarismo liberalizado o una
dictablanda. Por otro lado, puede suceder que una vez iniciada la democratización, si sus
defensores moderados temen la expansión excesiva de este proceso o quieren mantener fuera
de la agenda ciertos temas problemáticos pueden establecer restricciones a la libertad
individual o de grupo; para estas situaciones lo autores proponen el concepto de democracia
limitada o “democradura”.

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‐ Generalizaciones explicativas que pueden mencionarse en relación a los procesos de
transición desde el autoritarismo: algunas generalizaciones que intentan explicas los
procesos de transición desde los autoritarismos son:
a. La liberalización puede ser más o menos avanzada según el alcance de las garantías que
brinda. (Grados)
b. La democratización también puede ser más o menos avanzada, pero la democratización
propiamente dicha, implica llevar los principios democráticos a la práctica mediante
normas y procedimientos concretos y detallados.
c. Puede haber liberalización sin democratización. Pero el incremento de liberalización
supone demandas por mayor democratización. Una de las principales incertidumbres del
proceso de transición es si estas demandas serán lo suficientemente fuertes para generar
un cambio político, pero no tanto como para provocar la regresión por parte del régimen
autoritario.
d. En todas las experiencias analizadas, el logro de la democracia política fue precedido por
una liberalización significativa; aunque inestable. En el caso de Portugal y Grecia, por
ser tan rápidas las transiciones, los procesos de liberalización y democratización fueron
casi simultáneos.
e. La liberalización marca el inicio de los procesos de transición, podemos localizar
concretamente este momento de inicio, cuando el propósito liberalizador es lo
suficientemente creíble como para provocar un cambio en la estrategia de los demás
actores.
f. Es posible y conveniente que la democracia política se alcance sin una movilización
violenta y sin una excesiva continuidad (de la transición). Parece más propicia una
transferencia del poder, donde los gobernantes autoritarios trasladan el control del poder
a alguna facción de sus partidarios o una entrega del poder, donde se negocia la transición
con actores no maximalistas.
‐ Socialización: puede ser entendido como una segunda transición, una transición posterior
a la transición del régimen político, que se divide en dos procesos independientes, que
pueden darse de manera concurrente, de manera disociada o tal vez, nunca cristalizarse:
o La democracia social: la ciudadanía obrera, estudiantil.
o Democracia económica: distribución equitativa de la riqueza.
‐ Categorías de duros y blandos: son roles identificados al interior del gobierno autoritario.
No son fijos, pueden cambiar. Las reglas de los actores no son estáticas.
o Los duros: interpretan que la perpetuación del régimen es posible y deseable. Hay
dos facciones: el núcleo duro, que rechazan de plano la democratización y las
consecuencias políticas; y los oportunistas.
o Los blandos: tienen creciente conciencia que el régimen tendrá que recurrir a formas
de legitimación electoral y que debe conceder algunas libertades en un plazo
relativamente breve. En este grupo prevalece la idea de que la democracia es un
desenlace necesario. Diversos grupos: aquellos que ya consiguieron lo que tenían y
están dispuestos a retirarse; aquellos que buscan conservar ciertos privilegios, y
aquellos que aspiran a disputar posiciones electivas en el régimen emergente.
‐ Pacto: son entendidos como acuerdos explícitos, aunque no siempre explicitados o
justificados públicamente, sino entre un grupo selecto de actores, que procuran definir o
redefinir las reglas que rigen el ejercicio del poder; con bases en garantías mutuas
concerniente a los intereses vitales de quienes acuerdan. Implica un compromiso negociado,
por el cual los actores concuerdan en renunciar a su capacidad de perjudicarse mutuamente,
garantizando que no podrán en peligro las respectivas autonomías o los intereses vitales de
cada uno. En un momento se los considera como soluciones temporarias, para evitar un
desenlace indeseado; y buscar otros caminos más permanentes para la solución de conflictos.
Algunos elementos de los pactos pueden convertirse en leyes, e institucionalizarse como
procedimientos del Estado, los partidos políticos o las asociaciones de interés.
‐ Resurrección de la sociedad civil: una vez que los blandos prevalecieron sobre los duros,
y comenzaron a otorgar garantías individuales y ciertos derechos de cuestionamiento y a

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negociar con algunos opositores, es probable que haya una movilización generalizada a la
cual los autores denominan “resurrección de la sociedad civil”. En el régimen autoritario se
trivializa el ejercicio de la ciudadanía, reduciéndolo a votar a elecciones limitadas, etc., y se
restringe la actividad política. Los gobiernos autoritarios destruyen los espacios políticos
organizados, por una arena política controlada por el Estado, donde cualquier discusión debe
ajustarse a los códigos “aceptados”. Cuando el régimen da muestra de reducir el precio de la
participación colectiva, las identidades políticas previas vuelven a surgir y otras aparecen ex
novo, lo que implica que puede darse una ampliación de los espacios públicos. Se movilizan
distintos tipos de actores. Los artistas e intelectuales. Con el pasar del tiempo estas críticas
se vuelven más comunes. Los sectores privilegiados, que se contaron entre los primeros
adeptos, llegan a la conclusión de que el régimen es prescindible. Industriales, terratenientes,
comienzan a criticar la política oficial. Las asociaciones profesionales salen de sus temas
particulares para ir más allá, a la política. Las asociaciones de DDHH y parte de la Iglesia
suelen criticar las atrocidades.
Estos cambios rápidos, socaban los intentos de los blandos del régimen por mantenerse en
el gobierno. Elevan los costos para los duros de llevar a cabo un golpe. Estas capas de la
sociedad pueden confluir en lo que denominan como “levantamiento popular”, con
movimientos de bases, obreros, asociaciones profesionales, etc. Confluyen en una totalidad
mayor identificada como pueblo. Un caso extremo lo constituye el levantamiento de
Portugal. Cuanto más breve mayor es el levantamiento popular y de que este genere un efecto
duradero.

Parte 2
Introducción:
¿De qué hablamos cuando hablamos de democracia? En Ciencia Política, el concepto de democracia
no ha tenido un sentido unívoco, y es posible encontrar dos tipos de interpretaciones:

‐ Maximalistas: Las concepciones maximalistas se relacionan con ópticas más filosóficas y


normativas, enmarcadas en el orden de un deber ser o un ideal.
‐ Minimalista: Más empíricas. Las concepciones minimalistas están inspiradas en la
conceptualización realizada por Joseph Schumpeter en los años ‘40, que ponía el foco de la
definición en el aspecto electoral: “la democracia significa tan sólo que el pueblo tiene la
oportunidad de aceptar o rechazar los hombres que han de gobernarle. Pero como el pueblo
puede decidir esto también por medio de medios no democráticos en absoluto, [es necesario
añadir] otro criterio identificador del método democrático, a saber: la libre competencia entre
los pretendientes al caudillaje por el voto del electorado” (Schumpeter, 1942: 362). El umbral
mínimo el límite a partir del cual se entra en una clase nueva de régimen.
¿Qué aportan las concepciones Minimalistas? Permiten fijar los criterios procedimentales a partir
de los cuales un régimen puede ser considerado "democrático".
Las concepciones minimalistas o procedimentales presentaron mayor capacidad para viajar y explicar
las nuevas democracias surgidas durante "la tercera ola" de democratización.

14
Sin embargo, como veremos, fue preciso realizar diferentes ajustes al concepto para dar cuenta de las
características que se observaron en los distintos casos.
Para el estudio comparado de las democracias surgidas en el último cuarto del siglo XX, se han
utilizado como categorías centrales los conceptos de régimen político y poliarquía. Poliarquía según
Dahl, como un ideal, pero también como una realidad efectiva. En la realidad, las democracias se
manifiestan como poliarquías. Definirse como democracia significa que un régimen posee ciertos
atributos de democracia, aunque el mismo no llegue ser plenamente alcanzado.
Atributos mínimos según Dahl:

‐ Autoridades públicas electas


‐ Elecciones libres y limpias
‐ Sufragio Universal
‐ Derecho a competir por los cargos públicos
‐ Libertad de expresión
‐ Información alternativa
‐ Libertad de asociación.
Karl incorpora otro atributo a los de Dahl:

‐ El control civil sobre los militares. De este modo, el concepto busca adaptarse a una región
donde las Fuerzas Armadas habían encabezado los regímenes autoritarios previos a los
procesos de transición democrática.
O’Donnell incorpora otros dos:

‐ Quienes ocupan los principales puestos en el gobierno no deben sufrir la interrupción de


sus mandatos antes de los plazos legalmente establecidos.
‐ Las autoridades electas no deben estar sujetas a restricciones severas o vetos, ni ser
excluidas de ciertos ámbitos de decisión política, por parte de actores no electos,
especialmente las Fuerzas Armadas.
Consolidación democrática: Linz da cuenta de la falta de consensos y limitaciones explicativas en
torno a al fin de la transición. Por ejemplo, las elecciones; pero estas no resolvieron la cuestión. Por
eso incorpora el concento de consolidación. No se podían dar respuesta a las características de un
modelo emergente. Está consolidado cuando:

‐ Ninguno de los principales actores políticos, fuerzas o instituciones consideren que hay
alguna alternativa a los procesos democráticos;
‐ Ninguna fuerza tiene derecho a vetar la acción de los que gobiernan democráticamente
elegidos. La democracia política debe ser considerada como la única alternativa posible.
Le criticaron al concepto de consolidación la escasa precisión conceptual y efectividad para el estudio
comparado de las democracias. O’Donnell le critica su carácter teleológico: por suponer que toda
poliarquía debía dirigirse a un mismo sitio hasta dirigirse a la consolidación de una democracia. Para
O’Donnell significa que las democracias deberían seguir los lineamientos de las democracias no
occidentales, de industrialización avanzada. Sin embargo, no hay teoría para demostrar cómo van a
consolidarse estas democracias. Todo lo que podemos afirmar es que mientras las elecciones estén
institucionalizadas las poliarquías tal vez subsistirán. Uno de los mayores problemas de esta
perspectiva cuándo termina de consolidarse una democracia, y cuándo comienza la etapa de
persistencia. Entonces hablar de “muy consolidadas” no es más que decir que están
institucionalizadas en el sentido que uno espera y aprueba.

Pablo Kriger 15
Collier y Levitsky (1996) analizan diferentes estrategias de innovación conceptual que los estudiosos
han desarrollado para abordar los regímenes surgidos luego del derrumbe de los autoritarismos. Para
esto, han tratado de satisfacer dos objetivos fundamentales:

‐ Primero, incrementar la “diferenciación analítica” de los conceptos con los cuales han
buscado abordar los regímenes pos-autoritarios.
‐ Y segundo, evitar el problema del “estiramiento conceptual” que se produce cuando la
noción de democracia es aplicada a casos muy diversos. Cuando se procede se este modo, se
corre el riesgo de diluir la propia definición del concepto al aplicarlo a contextos políticos
que, de acuerdo a la literatura especializada, no entrarían dentro de la categoría de
democracia.

Cuatro estrategias (agregar adjetivos) (Según Collier y Levitsky):


1. Estrategia de Sartori: Consiste en ascender y descender en la "escala de generalidad"
que propone el autor.
o Un concepto se vuelve más general reduciendo sus propiedades y atributos, lo cual
produce un aumento en el número de casos a los cuales se refiere el mismo.
o A la inversa, un concepto se vuelve más específico cuando le agregamos propiedades
o atributos, y por ende se restringe el número de casos a los cuales se aplica el mismo.
Analiza con categorías más refinadas. Creando subtipos clásicos de democracias.
Los subtipos son modelos plenos del tipo; pero se diferencian de otros tipos de
subtipos.
 Nota: con el propósito de sortear el problema del estiramiento conceptual,
de evitar el concepto de democracia a modelos que no poseen los atributos
del concepto, los investigadores han buscado ascender en la escala de
abstracción, buscando conceptos más generales que el concepto de
democracias, incluyendo regímenes no democráticos: régimen civil,
régimen electoral, etc. Pero se produce una pérdida en el objetivo de la
diferenciación conceptual. El estudioso no consigue estudiar las
características analíticas de los casos analizados.
2. Creación de subtipos disminuidos: Evita el estiramiento conceptual, y lograr la
diferenciación conceptual. No son ejemplos plenos de democracias, en la medida en que
carecen de uno o más atributos definitorios. Se efectúa acentuando la mirada en los
atributos de democracia que están ausentes. A diferencia de los subtipos clásicos, los
subtipos disminuidos se utilizan para estudiar democracias que no funcionan
plenamente. Alude entonces, a conceptos diferentes que los abarcados en el concepto
de democracia.
3. Estrategia de cambio del concepto abarcante: En lugar de ver a la democracia como
un subtipo de régimen ‒el régimen democrático‒, se la ve como un subtipo de otros
conceptos más generales, por ejemplo: el “gobierno democrático” y el “Estado
democrático”. Permite poner en evidencia situaciones donde el Estado, a pesar de
cumplir los requisitos mínimos de un funcionamiento democrático, presenta fuertes
deficiencias en sus instituciones legales y burocráticas. Se podría decir “Estado
democrático”, pero también “Estado burocrático”. Esto permite hablar de un “Estado
democrático” pero con la posibilidad de que ese Estado tenga fuertes deficiencias en sus
instituciones legales y democráticas, lo que altera el ejercicio de la ciudadanía. Esto
también es una forma de realizar una descripción más diferenciada, sobre el concepto
completo de democracia.
4. Estrategia de precisión de la definición de democracia: Esta estrategia emerge
especialmente para estudiar los gobiernos democráticamente electos, que satisfacen los
atributos mínimos de una democracia, pero que han tenido que afrontar severas
restricciones por parte de actores no electos (especialmente FFAA), a causa de la

16
persistencia de legados autoritarios. En este marco, los criterios definitorios adicionales
se vinculan al hecho de que el gobierno elegido debe tener el poder efectivo para
gobernar.

Concepto de Instituciones informales y su rol en las “nuevas” democracias en AL

‐ Motivaron la revisión del conocimiento teórico sobre la democracia, ya que las teorías
disponibles se habían inspirado en las trayectorias históricas de las democracias
noroccidentales.
Dos tipos de instituciones:

‐ Formales: reglas codificadas, establecidas, y comunicadas a través de canales oficiales


reconocidos por los actores que operan en el marco de ellas.
‐ Informales: reglas sociales compartidas, usualmente no escritas, que son creadas,
comunicadas y aplicadas fuera de los canales oficialmente sancionados.

Instituciones formales Instituciones formales


efectivas: si operan y inefectivas: las instituciones
desarrollan en instituciones informales se desarrollan
efectivas. donde las instituciones
formales no logran cumplir
con sus objetivos.
Objetivos compatibles: COMPLEMENTARIAS: SUSTITUTIVAS: Ej.,
acompañar, apoyar y fortalecer por ej., incorporación aceptación de resultados de
el logro de las instituciones partidaria, y de comunidades elecciones subnacionales en la
formales vigentes. lingüísticas; incorporación de transición mexicana. Se dan en
minorías. un contexto de ineficacia de las
instituciones formales
vigentes. Pero persiguen
resolver esa ineficacia con
objetivos compatibles.
Complementa.
Objetivos incompatibles: ADECUADORAS: ej., COMPETITIVAS: Ej.,
contradictorios, que no están rotación de partidos. particularismo de O’Donnell.
previstos en el logro de las Establecen un patrón a partir En instituciones inefectivas
instituciones formales. del cual se establecen objetivos que no logran consolidarse,
incompatibles con persiguiendo objetivos
instituciones formales. Tratan contradictorios con las reglas
de corregir problemas de las establecidas.
instituciones formales.

Poliarquías informalmente institucionalizadas (O’Donnell, 1997): sirve para analizar cómo se daba la
relación entre formalidad e informalidad en las nuevas democracias. Existen instituciones muy
importantes que conviven en tensión:

‐ Las elecciones: después de dos o tres casos de elecciones y no se producían retrocesos, muy
formalizadas. Pero eran intermitentes.
‐ Particularismo (institución informal): vigencia sostenida; en muchos países tenía una gran
extensión.

Pablo Kriger 17
Particularismo: patrón regularizado de interacción, conocido, practicado y aceptado (aunque no
necesariamente aprobado) por los actores que esperan seguir interactuando conforme a dichas reglas.
El problema es que se basa en el establecimiento de relaciones no universalistas: intercambios
particularistas, jerárquicos, nepotismo y corrupción. Atenta contra el principio de universalidad ante
la ley. También atenta contra la distinción conceptual, legal y normativa de esfera pública y privada.
Interfiere y subvierte las propias prácticas de las instituciones formales y conviven en el mismo marco.
Cuando “conviven” interfiere en los vínculos en el parlamento, jueces, ejecutivo, elecciones… Altera
el desenvolvimiento de las reglas formales, las relaciones democráticas de representación, el ejercicio
de poder y la rendición de cuentas.
La noción de ciudadanía e igualdad ante la ley se ven comprometidas por la vigencia de reglas que
son conocidas y disfrutadas sólo por algunxs.
Benefician a aquellos que pueden acceder a prerrogativas que transcurren en el marco de las
instituciones informales.
Por ello influyen negativamente en la vigencia de las instituciones de control interinstitucional:
accountability horizontal.

Accountability
Que un gobierno sea accountable significa que se responsabiliza por sus acciones, y que por lo tanto
rinde cuenta de las mismas frente a la sociedad civil y frente a otros organismos del propio Estado.
Así, en el contexto de regímenes democráticos podemos encontrar distintos tipos accountability, es
decir, diversos mecanismos de control sobre las decisiones gubernamentales.
O’Donnell ilustra dos tipos:

‐ Accountability vertical: La accountability vertical depende de la instauración de la


poliarquía, razón por la cual se encuentra institucionalizada en la mayoría de las nuevas
poliarquías instauradas en América Latina en las últimas décadas del siglo pasado.
Resumidamente, la accountability vertical alude al hecho de que periódicamente los
gobernantes deben rendir cuenta en las urnas ante los votantes; por lo tanto, es básicamente
electoral.
De modo que la institucionalización de las elecciones periódicas para designar a los
representantes conlleva la existencia de este mecanismo de control retrospectivo. En este
sentido, la presencia de la accountability vertical implica una diferencia substancial entre la
poliarquía, por un lado, y cualquier tipo de régimen autoritario, por otro, ligada al hecho de
que, periódicamente, los representantes electos deben rendir cuentas en las urnas frente a los
votantes, quienes evalúan en forma retrospectiva los resultados de las políticas aplicadas por
el gobierno, y en función de esto pueden “premiarlos” volviéndolos a votar, o “castigarlos”
eligiendo una opción política diferente.
Por su parte, Peruzzotti y Smulovitz (2002) advierten que la accountability vertical no es sólo
electoral. En efecto, puede identificarse otra modalidad de control que los ciudadanos
desarrollan para controlar el accionar de los gobernantes: la accountability social.
o La accountability social es un mecanismo de control vertical, no electoral,
desplegado por actores de la sociedad civil, tanto ciudadanos como medios de
comunicación, cuyo objetivo es monitorear las acciones de los funcionarios
públicos. Así, Peruzzotti y Smulovitz (2002: 24) señalan una modalidad diferente de
control, que ha sido omitida en los debates sobre los mecanismos de accountability
que se despliegan en contextos democráticos: “[...] al concentrarse en los
mecanismos tradicionales de accountability –elecciones, separación de poderes y
existencia de un sistema de pesos y contrapesos entre las distintas ramas del
gobierno‒, esos análisis ignoran el crecimiento de formas alternativas de control
político basadas en las acciones de los ciudadanos y de los medios”.

18
Según los autores, el monitoreo desarrollado por estos actores sociales permite
compensar los límites que tienen las elecciones periódicas como dispositivo de
control, al tiempo que posibilita activar las agencias interestatales de control propias
de la accountability horizontal.
En resumen, Peruzzotti y Smulovitz señalan que, si bien la selección periódica de
los gobernantes son el único mecanismo para autorizar la representación política en
el marco de los regímenes democráticos, esto no significa que sea la única
herramienta vertical de la cual dispone la ciudadanía para contribuir a generar
gobiernos responsables.
Una poliarquía debe poder complementar el voto como herramienta de control, a
partir de una sociedad civil activa y medios de comunicación autónomos, capaces
de iniciar acciones orientadas a “monitorear el comportamiento de los funcionarios
públicos, exponer y denunciar actos ilegales de éstos y activar la operación de
agencias horizontales de control (Peruzzotti y Smulovitz, 2002: 32). La
accountability social, a diferencia del mecanismo electoral, no depende de
calendarios fijos: puede ejercerse en forma continuada entre elecciones.
A diferencia de los mecanismos tradicionales de accountability, las sanciones que se
producen en función de esta clase de monitoreo no suelen ser formales, sino simbólicas.
No obstante, en diversas ocasiones logran impulsar la actuación de las agencias horizontales
de control, es decir, activan a aquellas instituciones del Estado encargadas de supervisar la
legalidad de las acciones que se desarrollan en su interior, a fin de que lleven a cabo las
sanciones correspondientes en caso de comprobar conductas ilícitas por parte de
funcionarios públicos.
‐ Accountability horizontal: consiste en controles mutuos entre agencias y órganos del
Estado, y opera a través de una red de poderes relativamente autónomos que tienen la
posibilidad efectiva de examinar y cuestionar las actuaciones irregulares en el ejercicio de los
cargos públicos.
La accountability horizontal alude a “la existencia de instituciones estatales que tienen el
derecho y el poder legal de, y están fácticamente dispuestas y capacitadas para, emprender
acciones que van desde el contralor rutinario hasta las sanciones legales o el impeachment,
en relación con actuaciones u omisiones de otras instituciones del Estado que pueden, en
principio o presuntamente, ser calificadas como ilícitas” (O’Donnell, 2007: 99).
Esta descripción remite a una antigua discusión de la teoría política, iniciada principalmente
por Montesquieu a saber: la división de poderes del Estado y los frenos y contrapesos entre
los mismos. Las instituciones clásicas encargadas de controlarse mutuamente son el Poder
Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial. Pero a causa de la complejización del
sistema institucional del Estado moderno, la accountability horizontal es ejercida por una
gran diversidad de instituciones y agencias estatales: contralorías, auditorías, fiscalías, etc.
O’Donnell distingue entre dos tipos de accountability horizontal:
o La accountability horizontal de balance comprende a los tres poderes del Estado
mencionados anteriormente, y se denomina así precisamente porque el diseño
institucional busca balancear la relación entre ellos a través de controles mutuos.
o La accountability horizontal de tipo asignada abarca a instituciones cuyo fin no
es lograr un equilibrio de poder, sino supervisar, prevenir o desalentar acciones u
omisiones ilegales en el marco del Estado. Cabe señalar asimismo que un
funcionamiento efectivo de estas instituciones depende del establecimiento de redes
de instituciones capaces de operar de manera coordinada. Ninguna institución de
control será efectiva si opera de forma aislada del complejo institucional en el que
se integra.
La accountability horizontal puede ejercer un control permanente, a lo largo de todo el ciclo
político. Esto la diferencia del tipo de control intermitente y ex-post que ofrece la
accountability vertical electoral.

Pablo Kriger 19
Entonces: vertical: electoral y social; horizontal: balance y asignada.

Un nuevo tipo de democracia:


▪ Contexto político de la década del ’90: gran parte de los países de la región habían establecido
elecciones libres, limpias y competitivas (“Tercera Ola de Democratización”).
▪ “Nuevas democracias” tienen algunas características específicas: son diferentes de las
“democracias representativas” del cuadrante noroccidental del planeta → teoría democrática
disponible deviene insuficiente.
▪ Democracia delegativa: un “nuevo animal” sobre la cual no se ha teorizado.

Algunas características:

‐ Ganador de la elección gobierna como cree conveniente: su poder no reconoce limitaciones


→ Es considerado como la encarnación de la nación.
‐ Está por encima de los partidos y de todas las organizaciones sociales y políticas.
‐ Es un tipo de democracia fuertemente mayoritaria: por medio de elecciones limpias se elige
en forma mayoritaria una figura que actuará como intérprete de los más altos intereses de la
nación.
‐ Votante como audiencia pasiva: se activa sólo durante los procesos electorales →
“votantes/delegadores”.

Representativa vs. Delegativa


Representativa Delegativa
▪ Accountability horizontal fuerte: red de
▪ Accountability horizontal débil:
instituciones que pueden examinar, cuestionar, presencia formal de instituciones pero sin poder
y eventualmente sancionar, el accionar de otros efectivo de examinar, cuestionar y sancionar el
poderes, en especial del Poder Ejecutivo. accionar de otros poderes, en especial del Poder
Ejecutivo.
▪ Procesos decisorios más lentos: ▪ Procesos decisorios más rápidos:
decisiones deben atravesar una red de decisiones no atraviesan red de
instituciones autónomas. instituciones autónomas
Responsabilidad compartida: Responsabilidad recae en el presidente:
incrementa posibilidad de éxito de una política incrementa
pública (consenso) posibilidad de fracaso de una
política pública

Sobre la democracia y calidad democrática


La propuesta de Mainwaring y Pérez Liñán (2015):
"(1) donde el jefe de gobierno y la legislatura son elegidos a través de elecciones libres y justas,
(2) que garantizan el sufragio casi universal para los adultos (a excepción de los inmigrantes no
ciudadanos), (3) donde el gobierno y el Estado protegen las libertades civiles y los derechos
políticos, y (4) donde los civiles controlan firmemente a las fuerzas armadas, y el crimen
organizado, los grupos paramilitares y otros actores armados no influyen sobre las políticas del
gobierno" (Mainwaring y Pérez Liñán, 2015: 268).

20
La propuesta de Morlino (2007):
"Una democracia para ser definida como tal tiene que tener por lo menos: sufragio universal,
masculino y femenino; elecciones libres, competitivas, recurrentes, correctas; más de un
partido; diferentes y alternativas fuentes de información" (Morlino, 2007: 5).

Sobre la calidad: tres dimensiones

‐ CALIDAD PROCEDIMENTAL O DE PROCEDIMIENTOS


‐ CALIDAD SUSTANTIVA O DE CONTENIDO
‐ CALIDAD DE RESULTADO

CALIDAD DEMOCRÁTICA: Aproximación conceptual


"Una democracia de calidad es una ‘buena’ democracia. Aquí se sugiere considerar una buena
democracia o bien una democracia de calidad, esa ordenación institucional estable que a través de
instituciones y mecanismos que funcionan correctamente, realiza la libertad y la igualdad de los
ciudadanos" (Morlino, 2007: 6).
Dimensiones del concepto:

‐ Libertad e igualdad
‐ Responsiveness
‐ Rule of Law
‐ Accountability electoral
‐ Accountability Inter-institucional

Los índices para medir la democracia:

‐ Freedom House
‐ Índice de desarrollo democrático
‐ EIU
Alcántara Sáez: "La relación entre los cuatro índices pone de manifiesto una clara identidad a la hora
de señalar cuáles son los países más aventajados democráticamente hablando, así como los que
ocupan lugares mucho más atrasados y, además, identifica nítidamente las diferencias existentes en la
escala de manera que avala la tesis de la heterogeneidad regional".

‐ DEMOCRACIAS EROSIONADAS: Venezuela, Bolivia, Ecuador, Honduras y Nicaragua.


‐ DEMOCRACIAS ESTANCADAS: Colombia, Guatemala, Haití y Paraguay.
‐ DEMOCRACIAS ESTABLES, PERO CON DEFECTOS: Brasil, México, Argentina, Perú,
República Dominicana, El Salvador y Panamá.
‐ DEMOCRACIAS DE ALTA CALIDAD: Chile, Costa Rica, Uruguay.

Morlino: Path dependence: las herencias autoritarias

‐ Duración del régimen autoritario anterior


‐ Innovación producida por ese régimen

Pablo Kriger 21
‐ La modalidad de transición desde el autoritarismo.
‐ Instituciones y normas
‐ Actores de Elite
‐ Grupos sociales y/o instituciones
‐ Cultura a nivel de masa

Más allá de los estrictamente institucional

‐ Servicios gubernamentales, calidad del gobierno y la administración pública.


‐ Operatividad electoral.
‐ Funcionamiento de los partidos políticos.
‐ Relación entre los Poderes Ejecutivos y Legislativos
‐ Proceso de descentralización
‐ Calidad del liderazgo político.

Variables para pensar las trayectorias democráticas

‐ Los países con mayor nivel de desarrollo presentan probabilidades de transformarse en


democracias robustas en el período posterior a la transición.
‐ Los Estados sólidos forman la base de democracias robustas y, a la inversa, resulta
extraordinariamente difícil construir democracias robustas en estados débiles.
‐ Los sistemas de partidos democráticos institucionalizados contribuyen a elevar la calidad de
la democracia.
‐ El liderazgo político, es decir, la voluntad y el compromiso de los dirigentes, incide en la
construcción de la democracia.

Parte 3
El estudio comparado de partidos y partidos
No existe una definición clara, precisa y consensuada. Dos factores: están enraizadas con las propias
concepciones sobre la democracia. Y porque las organizaciones que se llaman a sí mismas como PP
varían en su estructura y mecanismos a través del tiempo y espacio. Pero podemos hacer la siguiente
diferenciación:

‐ Definiciones estrechas o electoral: para que una organización sea considerada un partido
debe tener un determinado fin: ocupar cargos en el gobierno; y obtenerlos según
determinado medio: compitiendo en elecciones debidamente constituidas. Ventaja: evita el
problema del estiramiento conceptual. Pero excluye a los sistemas unipartidistas.

22
‐ Definiciones amplias: todas las organizaciones que se consideren a sí mismas como tales.
Problema: No cuenta con problemas identificatorios, e incluye a todas las entidades que no
son consideradas como tales.
‐ Definiciones intermedias: no restringen los partidos a los casos en los que existe
competencia electoral, incluyen a los partidos únicos y toda organización que busque el poder
político ya sea mediante estrategias competitivas, restrictivas o revolucionarias. Pero dejan
afuera del concepto de partido a aquellos que no buscan obtener cargos electivos.
Abal Medina construye una definición útil para el estudio comparado:

‐ Es una institución, con una organización que pretende ser duradera y estable, que busca
explícitamente influir en el Estado, generalmente tratando de ubicar a sus representantes
reconocidos en posiciones del gobierno, a través de la competencia electoral o procurando
algún otro tipo de sustento popular.
Respecto a la arena política intrapartidaria, o sea la organización intrapartidaria, tres son los
componentes:

‐ Reglas formales de decisión:


o Importancia de estructuras formales, reglas y los procesos para canalizar las disputas
internas.
o Estas reglas son intentos de gobernar el conjunto de la vida interna partidaria:
constituyen en sí mismas un recurso en las disputas internas.
‐ Los recursos de poder: podemos entender al poder como una relación de intercambio
desigual, en la que los participantes intercambian determinados recursos. Dan lugar a
distintos juegos de poder organizativos:
o Relaciones verticales: dadas entre dirigentes y seguidores, tienen por contenido el
intercambio de incentivos por participación: selectivos (cargos, dinero, etc.) o
colectivos (sensación de pertenencia, ideología, etc.).
o Relaciones horizontales: entre líderes. Intercambio de recursos organizativos,
provenientes del control sobre áreas de incertidumbre útiles para la organización.
Constituyen prestaciones que las organizaciones requieren para su supervivencia y
funcionamiento.
‐ Los participantes: cinco lugares distintos:
o Simpatizantes
o Afiliados
o Adherentes
o Militantes
o Dirigentes
Podemos analizar también a los partidos políticos como sistemas:

‐ Sistemas que cuentan con un conjunto de reglas y normas, escritas o consuetudinarias, que
establecen el tipo de interacción que debe darse en el interior del mismo y en relación con el
entorno; que elige a sus representantes a partir de un sistema electoral propio, que recluta a
sus miembros, que cuentan con sus propios poderes de toma de decisión y que tienen su
sistema de resolución de conflictos internos. Los partidos son mini sistemas integrados por
actores internos que compiten para ganar el control de sus cuerpos de gobierno e influencia
sobre la vida partidista.
‐ Así, el partido es dos ámbitos a la vez en donde participa:
o Ámbito interno: individuos y grupos que está creado el partido, y estructuras,
normas y organismos creados para la toma de decisiones, el gobierno y la dirección
de la organización partidista. Todo partido necesita un mínimo de estructuras y
reglas. Podemos ver al partido como:

Pablo Kriger 23
 Como organización burocrática: donde los miembros son los funcionarios
profesionales del partido, que buscan desarrollar una carrera profesional
dentro del partido.
 Como organización voluntaria de miembros, donde existe una primacía de
los miembros que ocupan cargos en el partido, sobre los que ocupan cargos
públicos. Implica un partido político como organización de afiliados.
o Ámbito externo: vínculo entre los partidos y su entorno y al papel y actividades
desempeñadas por determinados actores y organismos del partido en los ámbitos en
los que éstos actúan (arena gubernamental, legislativa y electoral). Podemos
examinar:
o Como organización electoral: invierten recursos, diseñan estrategias, con el objetivo
de conseguir cuotas de poder para sus dirigentes.
o Organización de gobierno: con el objetivo primordial de ganar elecciones.
o Organización legislativa: aquellos miembros que resultan elegidos para desempeñar
un cargo electoral en los partidos. Mientras no se está en el ejercicio del gobierno,
esta es la mayor cara del partido ante la opinión pública.

Sartori
Sistema de partidos: Los partidos no constituyen un ‘sistema’ […] sino cuando son partes (en plural),
y un sistema de partidos es precisamente el sistema de interacciones que es resultado de la
competencia entre partidos.
Para Alan Ware (2004: 235), los sistemas de partidos suponen tanto competencia como cooperación
entre los distintos partidos políticos.

Sartori propone dos variables para analizar a los sistemas de partidos:

‐ Fragmentación: Alude a la cantidad de partidos que operan en un sistema partidario.


‐ Polarización: Refiere a la distancia ideológica entre los partidos interactuantes del sistema.

El número de partidos ‒es decir, la fragmentación‒ es una característica importante del sistema
político: señala en qué medida el poder político está dividido o concentrado, esto es, fragmentado o
no fragmentado.
Las tácticas que desarrollan los actores del sistema están íntimamente relacionadas con el número de
partidos interactuantes, lo que influye en la formación de las coaliciones y en su posterior
funcionamiento. Cuanto mayor sea el número, mayor será la complejidad del sistema, en la medida
en que las corrientes interactivas entre partidos tienden a incrementarse. Así, el formato numérico
produce efectos funcionales en el sistema, en la medida en que “contiene predisposiciones mecánicas
[que contribuyen] a determinar un conjunto de propiedades funcionales del sistema de partidos, en
primer lugar, y de todo el sistema político como consecuencia”.

La polarización alude a la distancia ideológica que exhiben los partidos principales del sistema a lo
largo del continuum izquierda-derecha. Este criterio clasificatorio está basado en los modelos de
competencia espacial en el estudio de los sistemas de partidos (Bartolini, 1995), cuyos principales
mentores son Anthony Downs y Joseph Schumpeter.
Este enfoque parte del supuesto de que los partidos y los votantes son actores racionales que buscan
maximizar sus ganancias y minimizar sus pérdidas, en forma análoga al comportamiento que
despliegan los agentes económicos ‒tanto empresas como consumidores‒ en el mercado. Así, no
sólo los actores partidarios son racionales sino también los electores: los primeros buscan acceder al

24
gobierno y desarrollar políticas que repercutan positivamente en su rendimiento electoral; mientras
que los segundos ven en las elecciones un medio para seleccionar al gobierno más afín a sus intereses.
Como señala Bartolini, en los modelos de competencia espacial el elemento explicativo es la
distribución de los electores sobre el continuum izquierda-derecha en referencia a la intervención del
Estado en la economía. Las tácticas competitivas dependen de la situación del electorado intermedio,
al que los partidos pueden captar con pequeños deslizamientos en la escala. Es decir, un partido
puede ir un poco hacia la derecha o hacia la izquierda, “pero no puede ir más allá del partido más
cercano hacia el cual se está moviendo […] porque tal salto significaría carencia de fiabilidad
ideológica y generaría rechazo en el electorado” (Downs, 1992: 102).
En términos de Downs, la estrategia de los partidos es detectar en qué posición se encuentran
los votantes más volátiles, dado que son quienes suelen definir en última instancia la elección. La
distancia ideológica entre los partidos principales determina el tipo de competencia que se desarrolla:

‐ Competencia centrípeta. Si el electorado intermedio se encuentra en el centro del espectro


ideológico, la dinámica de la competencia partidaria tenderá a ser centrípeta ‒es decir, hacia
el centro del continuum izquierda-derecha‒.
‐ Competencia centrífuga. Si, por el contrario, el electorado más volátil se ubica en los
diferentes extremos del espectro ideológico, la dinámica de la competencia tenderá a ser
centrífuga ‒es decir, hacia los polos del continuum izquierda-derecha‒.
En el primer caso, la mayoría de los votantes tienden a ubicarse en el centro del espectro ideológico,
por lo cual los partidos principales tienden a alejarse de los polos. Mientras que, en el segundo caso,
los votantes se alejan del centro y, por consiguiente, los partidos adoptan posicionamientos
ideológicos hacia los extremos polares.

Clasificación de los sistemas de partidos:

‐ Duverger (1957) distinguía entre las siguientes clases de sistemas de partidos:


o Monopartidistas (de un partido)
o Bipartidistas (de dos partidos)
o Multipartidistas (de tres o más partidos)
‐ Sartori busca superar esta clasificación elemental, mediante una serie de criterios
clasificatorios. Establece dos normas para contar partidos relevantes:
o Norma 1. La primera norma refiere a que no deben tenerse en cuenta los partidos
pequeños que sean superfluos para formar una coalición viable. Para ser considerado
relevante, entonces, el partido debe haber sido necesario para crear una coalición
capaz de hacerse con el gobierno. Esta norma aplica para los partidos orientados al
gobierno que, independientemente de su tamaño ‒ponderado en número de bancas
obtenidas‒, logran integrar coaliciones mayoritarias en virtud de ser
“ideológicamente aceptables” para los demás miembros.
o Norma 2. La segunda norma alude a los partidos orientados a la oposición que
afectan las tácticas de competición de los partidos orientados al gobierno. Se trata
de partidos que, a pesar de obtener una buena cantidad de escaños, ningún otro
partido importante quiere como aliado por su postura extremista o “antisistema” ‒
se trata principalmente de algunos partidos comunistas o fascistas‒. No obstante,
deben ser tenidos en cuenta en la clasificación en la medida en que alteran la
“dirección de la competencia” ‒más “centrífuga” o más “centrípeta” ‒ de los
partidos con potencial de coalición.
‐ Para proceder con la clasificación, en segundo lugar, Sartori distingue entre:
o Escenarios competitivos: Aquellos donde existe una competencia libre entre
partidos.

Pablo Kriger 25
o Escenarios no competitivos: Aquellos donde no están dadas las condiciones para
la competencia libre entre partidos.
‐ El criterio de clasificación basado en la distinción entre sistemas competitivos y no
competitivos permite discriminar en tres clases diferentes la categoría “monopartido” de
Duverger:
o De partido único: El sistema de partido único se despliega en escenarios no
competitivos: se habilita la existencia de un solo partido y queda taxativamente
prohibida la presencia de partidos alternativos.
o De partido hegemónico: El sistema de partido hegemónico emerge en escenarios
no competitivos, pero a diferencia del sistema de partido único, se habilita una
competición limitada a partir de la presencia de partidos secundarios o “satélites”
que interactúan en el sistema junto al partido principal sin ser capaces de acceder al
gobierno.
o De partido predominante: Se desarrolla en el contexto de un pluralismo partidario
plenamente competitivo. Pero a pesar de ello, un mismo partido predomina sobre
los demás en el marco de una fragmentación que afecta únicamente a las fuerzas
opositoras. Así, el partido principal se impone en las urnas por amplio margen
durante diversas elecciones sucesivas y logra acceder al gobierno sin necesidad de
establecer coaliciones con otros actores del sistema.
‐ Por otra parte, en contextos competitivos se despliegan las siguientes clases de sistemas de
partidos:
o Sistema bipartidista: Emerge cuando los dos partidos mayoritarios se alternan en
el poder y, además, pueden formar gobiernos sin la necesidad de terceros partidos,
razón por la cual las coaliciones devienen innecesarias. Sartori esgrime que un
sistema de partidos se encuentra fragmentado en tanto ningún partido cuente con
la mayaría absoluta de votos durante largos períodos de tiempo. En los sistemas
bipartidistas también puede suceder que un mismo partido gobierne durante varios
períodos consecutivos. Pero a diferencia del sistema de partidos predominante, el
margen con su principal competidor es más estrecho, y por este motivo una pequeña
modificación en las preferencias del electorado puede generar que la oposición tenga
posibilidades reales de triunfar en las elecciones y de sustituir al partido de gobierno.
De modo que en los sistemas bipartidistas la alternancia en el poder debe
mantenerse más bien como expectativa factible que como realidad concreta.
‐ Las otras clases de sistemas competitivos pueden englobarse en los formatos multipartidistas.
Para observar las variaciones intra-clase al interior de la clase de los multipartidismos, el autor
incorpora la variable ideología:
o Pluralismo moderado: Es un tipo de multipartidismo que muestra similitudes con
los sistemas bipartidistas, donde los partidos tienden a ubicarse en el centro del
espectro ideológico y buscan ofrecer un gran atractivo electoral para la mayor
cantidad de votantes posibles ‒competencia centrípeta‒. Por este motivo, tiende a
favorecer la formación de coaliciones.
o Pluralismo polarizado: Son sistemas de partidos fragmentados donde los partidos
cuentan con pocos incentivos para flexibilizar sus posicionamientos ideológicos. La
competencia se aleja del centro del espectro ideológico y se acerca más a los polos
‒competencia centrífuga‒, por lo que los partidos se concentran en una porción
específica de los votantes, lo que tiende a dificultar la formación de coaliciones.
o Por último, Sartori incorpora una clase residual de multipartidismo, de
atomización, donde ya no se necesita una cuenta precisa a causa de la fuerte
fragmentación del sistema, en diez partidos o más.
‐ Cabe destacar que, para Sartori, la clasificación basada en el número de partidos relevantes
deviene una herramienta de análisis aplicable únicamente en aquellos casos en que el sistema
partidario se encuentra en una fase de consolidación estructural.
‐ En palabras del autor: “A medida que se desarrolla el proceso, el sistema de partidos llega a
ser considerado como un sistema natural de canalización de la sociedad política y cuando el

26
electorado da por sentado un conjunto de rutas y alternativas políticas, al igual que los
choferes dan por sentado un determinado sistema de carreteras, entonces el sistema de
partidos ha llegado a la etapa de consolidación estructural".

Estructura de los sistemas de partidos en AL


¿Cuál es la importancia de los sistemas de partido?
Pasquino: la calidad de la democracia depende también de los sistemas de partidos que son, a su vez,
responsables de la selección y circulación de la clase política.
Coppedge: la naturaleza de los sistemas de partido afecta el significado de las elecciones, la calidad de
la representación, la naturaleza de las opciones de política económica y la legitimidad y supervivencia
de gobiernos y del régimen democrático mismo, especialmente en AL.

Para entender la competencia partidaria, trabajos diversas dimensiones:

‐ Fragmentación y polarización.
‐ Institucionalización de los sistemas de partidos latinoamericanos.
‐ Cambio de los sistemas de partidos latinoamericanos y la volatilidad electoral.
‐ Nacionalización y desnacionalización de los sistemas de partidos en nuestra región.
‐ Recapitulación: algunas consideraciones metodológicas a partir de los temas trabajados.

Fragmentación y polarización

‐ Aporte de Sartori: dos dimensiones para el estudio de partidos:


o Nº de partidos relevantes: no todos los partidos, sino los relevantes por su capacidad
de coalición o de chantaje.
o Distancia ideológica: eje izquierda-derecha.
La combinación de estas dos dimensiones permite dos pluralismos:
o Pluralismo moderado: competencia centrípeta (en términos ideológicos los partidos
se ordenan al centro del sistema)
o Pluralismo polarizado: competencia centrífuga (es posible encontrar partidos en los
extremos). Va a ser más difícil ver gobiernos estables.
‐ Sartori propone una clasificación más sofisticada a las que había hasta entonces:
o SP no competitivos:
 Sistemas unipartidistas
 Sistemas hegemónicos
o SP competitivos:
 Sistemas predominantes
 Sistemas bipartidistas
 Sistemas multipartidistas moderados
 Sistemas multipartidistas extremos
‐ Mainwaring y Scully proponen que pensar en la fragmentación y polarización es importante,
pero en algunos contextos partidarios muy fluidos, antes de incorporar estas dos

Pablo Kriger 27
dimensiones, es importante incluir otros conceptos. Por ejemplo: institucionalización de
los sistemas de partidos. Proponen dos dimensiones dentro de la institucionalización:
o Interpartidaria: atención a la relación entre los partidos. Dos aspectos:
 Observar la estabilidad en la estructura y naturaleza de la competencia entre
partidos. Sobre todo, la volatilidad de partidos.
 Observar la legitimidad del proceso electoral y los partidos políticos como
actores principales y excluyentes de la representación. Deben aceptar las
reglas.
o Intrapartidaria: se concentra en estudiar las características de los principales partidos
que componen un sistema determinado.
 Tomar en cuenta si los principales partidos cuentan con raíces relativamente
estables en la sociedad. Que cuentan con un electorado con importantes
niveles de fidelidad partidaria.
 Las organizaciones partidarias tienen que tener una importancia y
estabilidad, no ser un mero vehículo electoral para canalizar el liderazgo.
Cierta longevidad, con continuidad en el tiempo.

Coppedge
Propone una estrategia para los sistemas de partidos latinoamericanos. Observa que a lo largo del S.
XX han cambiado en múltiples aspectos. Fragmentación, qué partidos principales, cuáles
desaparecen, etc. Para dar cuenta de un cambio de partidos, hay que lograr una colección de
elecciones sucesivas a lo largo del tiempo, para encontrar un índice de fragmentación. Índice de
número efectivo de partidos: permite contar los partidos y medirlos por su peso en cada ciclo
electoral. También se puede usar con el número de bloques ideológicos.
El autor también propone pensar, ya no en izquierda y derechas en términos globales, sino en el
centro relativo de los partidos, en términos de la sustancia ideológica de la competencia en un
determinado caso de estudio. Así, es posible calificar a los SP en AL, en tres posibles opciones:
(dispersión del voto hacia fuera del centro relativo del sistema)
1. Bimodal: dos principales partidos.
2. Unimodal: los principales partidos se orientan al centro relativo del sistema.
3. Chatos: donde podemos encontrar partidos relevantes que se ubican a lo largo del partido
ideológico.
Elementos señala Sartori (1980):

‐ Sistema electoral, estructura constitucional, o autonomía internacional del sistema de


partidos.
Elementos de Coppedge (2000):

‐ Los cambios en los sistemas de partidos ocurren con más frecuencias y por múltiples
razones. Cuando uno piensa en “volatilidad electoral”, esta puede darse de una elección a
otra por razones diversas:
o Deserción de electores
o Cambio generacional del electorado
o Extensión del sufragio
o Fusiones y alianzas partidarias
o Divisiones partidarias
o Boicoteo de elecciones.
‐ Como pueden darse con gran frecuencia, el cambio es percibido por Coppedge como un
elemento central, sobre todo en AL para entender cómo van cambiando y transformando
los diferentes sistemas.

28
‐ Esto lo lleva a cambiar la unidad de análisis. Hacia las elecciones. Volatilidad electoral, el
cambio de una elección a otra en el cambio de partidos que intervienen, es central para
entender la dinámica de la competencia interpartidaria.
‐ Propone usar el “Índice estándar de volatilidad” de Persen. Que puede calcularse en función
a la volatilidad de bloques, incluyendo la cuestión ideológica.
o Justificación: si uno compara la volatilidad promedio del S. XX en AL y en Europa
occidental, hay grandes diferencias. Europa occidental, 8,6; en AL es de 21,3.
o Pero podemos concluir que: muchos sistemas que parecían consolidados en EO,
como Francia, están sufriendo transformaciones. Volatilidad como un elemento
sustantivo y cambios de la competencia interpartidaria, acelerado recientemente.
Dietz y Myers (2003). Cuáles son las posibles variantes en la transformación de partidos. Variantes:

‐ Desalineamiento: las preferencias van mutando y los partidos no reciben siempre el mismo
caudal electoral.
‐ Realineamiento: una orientación a otro partido establecido del sistema; que el partido
principal deje de recibir la mayoría de los votos, a otro.
o A partidos establecidos
o A partidos emergentes o marginales
‐ Colapso: de una elección a otra, los principales actores desaparecen o se vuelven escasamente
relevantes. Ejemplo: lo que ocurrió en Venezuela después del Caracazo.

Nacionalización
Ocurre de manera más clara en contextos federales.
En contexto de descentralización: política, administrativa, fiscal; hay una mayor probabilidad de
desnacionalización del sistema de partidos.
Jones y Mainwarig: la desnacionalización de los sistemas de partidos aumenta la fragmentación
electoral a escala nacional. Fragmentación electoral, implica fragmentación legislativa, y esta implica
una reducción del tamaño o la cohesión de los bloques oficialistas. Dificulta la formación de
coaliciones opositoras.
Leiras propone una perspectiva para poder trabajar los diferentes tipos de sistemas de partidos que
darían diferentes consecuencias en cuanto a la nacionalización de los sistemas. Piensa en dos aspectos
centrales de la nacionalización.

‐ Nacionalización vertical o integración: tiene que ver con las diferencias entre los partidos en
cuanto a cómo se posicionan en los diferentes niveles de gobierno (caudal de votos que
recibe un partido en un distrito local, subnacional o nacional).
‐ Nacionalización horizontal o agregación: diferencia o semejanza que los diferentes partidos
reciben a lo largo de los diferentes distritos (en qué medida un partido constituye una opción
importante de gobierno, y a lo mejor es minoritario en otra).
La articulación de estas dos nacionalizaciones da como consecuencias, baja o alta, de cuatro tipos
ideales de Sistemas de Partidos:
Nacionalización vertical o integración
ALTA BAJA
Nacionalización ALTA Nacionalizado Segmentado
horizontal o BAJA Federalizado Disperso
agregación

‐ Nacionalizado: los partidos principales reciben un mismo caudal de votos y por lo tanto
tienen una incidencia semejante en el marco del sistema de partidos. Tanto para diferentes
Pablo Kriger 29
niveles electorales de gobierno; como también a lo largo del eje horizontal, considerando las
distintas provincias o Estados.
‐ Federalizado: si bien un partido determinado recibe un mismo caudal de votos y, por lo
tanto, tiene la misma incidencia, esto va a cambiar a lo largo del territorio; y habrá partidos
más relevantes en algunas provincias que en otras.
‐ Segmentado: es alta la nacionalización a nivel de provincia, estado o regiones, sin embargo,
estos partidos tienen una incidencia muy diferente en los demás distritos de gobierno (local
o nacional).
‐ Disperso: es muy difícil que no tenga ningún tipo de nacionalización.

Recapitulación
Convendría hacer una recapitulación de los sistemas de partidos en AL.

‐ En muchos casos es necesario focalizar en estudios de área y la precisión conceptual.


‐ Enfoques longitudinales para explicar el cambio. Cómo yo no puedo observar como una
fotografía detenida en el tiempo; y analizar la naturaleza del sistema de partidos. Sino a través
de cortes longitudinales; cómo los SP van transformándose y prever cambios en el tiempo.
‐ Análisis subnacionales y estudios de las relaciones verticales y horizontales entre arenas de
competencia electoral y niveles de gobierno. Prestar atención a la política territorial. Nos
estamos perdiendo buena parte de la información acerca de cómo funcionan las arenas.

Configuraciones partidarias: Cavarozzi


En AL es conveniente hablar de Configuraciones Partidarias. Nos encontramos con tres tipos:

‐ Sistemas de Partidos: existencia fuerte de partidos políticos, en la sociedad. Tendencias a


reconocerse como interlocutores válidos.
‐ Partidos sin sistema: partidos ejes. Alimentaron la debilidad congénita de los demás partidos.
‐ Políticos sin partidos: por ejemplo, los casos de gobiernos militares, donde no hay partidos.

30
Resúmenes de Sistemas Políticos Comparados
Autor: Pablo Kriger

Parte 1: El estudio comparado de los procesos de transición a la democracia.


Contenidos:

 El autoritarismo en América Latina. Aproximación a las diferentes versiones


históricas en el Siglo XX.
 Perspectivas teóricas y comparadas para abordar el estudio de los procesos de
transición a la democracia en América Latina. Incertidumbre, reglas de juego,
actores sociales y políticos.
 Los procesos de democratización en Europa del sur y América Latina. Diversas
modalidades de transición.
 La función del control en la política comparada a la luz de los procesos de cambio
político en Europa Central y Oriental, y en los procesos de democratización en
México y América Central.

Autor: González Enrique, Carmen


Título: Algunos efectos políticos y teóricos de la crisis del Bloque Comunista y de su peculiar
transición a la democracia
Año: 1995

Resumen corto:
Este artículo aborda algunos de los efectos de la crisis comunista sobre los estudios de la
democratización, y su influencia sobre la vida política occidental y sobre las perspectivas teóricas en
las relaciones internacionales.
La crisis comunista ha actuado como un potente revulsivo (medicamento) ideológico en las
democracias europeas. Esa izquierda intenta revalorar su identidad donde la democracia liberal y el
mercado parecen el único horizonte.
Pero también la crisis afectó a la derecha y alteró la vida política democrática al hacer desaparecer
su último enemigo global y al afectar la definición de las distancias ideológicas de los partidos.
Se ha dado paso a un mundo de incertidumbres, y al abandono a su suerte al Tercer Mundo, que
ha perdido su valor estratégico.
También se han producido cambios de enfoques, pero sin una reflexión teórica capaz de abarcar
conjuntamente a las transiciones desde sistemas autoritarios en economías de mercado y a las que
proceden del sistema comunista. Aunque se ha logrado una definición de los procesos de Europa del
Este y de los procesos de América del sur y Europa del Sur, no se ha conseguido unificar un campo
de estudio.

Resumen:

Pablo Kriger 31
Hubo un aislamiento académico e intelectual entre los “sovietólogos” y los “transitólogos” (de
los investigadores de las condiciones socioeconómicas y sobre las transiciones democráticas).
La literatura de la democracia tendía a excluir a los países comunistas de los análisis, a menudo
con el argumento de que los sistemas “totalitarios” resultaban irreformables desde su interior.
También los estudios de los ’80 sobre transiciones a la democracia (como O’Donnell) tampoco
analizaba a los países comunistas.
Mientras que los sovietólogos, no conversaban con los estudios de democratización, no tenía en
cuenta los logros de los análisis socioestructurales de la democratización, a no ser de un modo
puramente formal. Surgía la idea de que el mundo comunista era “otra cosa”.
A partir de los ’90 se ocupan de la transición a la democracia de la Europa del Este.
Teóricos de la democratización pecaban de apresuramiento y lo demostraban en la ignorancia
sobre la zona. También se limitaron a aplicar esquemas formales generalmente referidos a la secuencia
de los procesos de transición. Y no pudieron producir nada equivalente en su profundidad e interés.
Ahora (1995) comienza a producirse una convergencia, a medida que los especialistas comienzan
a considerar las transformaciones sociopolíticas del área desde las perspectivas dominantes. Esto
permitió una discusión sobre la excepcionalidad de Europa del Este. Las características de
excepcionalidad que hacen imposible aplicar las mismas categorías de América Latina:
‐ Nula influencia de los militares en los procesos de transición. Militares fueron un grupo
básicamente pasivo en la vida política.
‐ Origen exterior de los procesos político. Mientras que los regímenes de AL y ES eran
productos nacionales, respuestas políticas a lógicas de conflictos internos. Mientas que en
EE los regímenes comunistas era el fruto de la imposición exterior, hecha posible por la
ocupación soviética tras la segunda guerra mundial. También el aislamiento económico era
un elemento agobiante.
‐ La simultaneidad de la transición política y la construcción nacional. La democracia coincide
con el proceso de independencia de la URSS. Redefinición de identidades nacionales.
‐ Simultaneidad de la transición política y económica: a una economía de mercado.
‐ Ausencia de oposición a los regímenes autoritarios y la experiencia del derrumbe. No existía
oposición a los regímenes comunistas. La pequeña disidencia intelectual era un grupo aislado,
sin influencia. Diferencia notable con las experiencias de apoyo a las derechas en AL. La
crisis de los regímenes aparece a menudo como un proceso sin actores locales identificables,
producto de varios fenómenos: desaparición de la URSS, crisis económica, aislamiento y
presión occidental.
‐ Disolución de la elite dirigente: en AL y ES las transiciones a la democracia se produjeron
asegurando una cierta continuidad de los grupos dominantes. Los ejércitos se retiraron de la
vida política. En algunos países de EE los partidos comunistas se disolvieron en 1989. Sus
sucesores se bautizaron como socialistas o socialdemócratas. Se benefician gerentes
empresariales beneficiarios de la economía de mercado; antes eran meros gestores. Ahora
empresarios privados, canalizan sus intereses en la política.
De todas estas diferencias se deduce que muchos de los conceptos elaborados para las transiciones
de los 80’ en AL no son aplicables a EE.
Por ejemplo, la distinción entre duros y blandos era más visible en AL y no así en EE. En aquellos
países donde los cambios de partidos políticos en EE habían sido más marcados hacia una economía
de mercado (RDA), la transición a una economía de mercado se produjo de forma notable. Pero se
da que esos países que mayor ruptura lograron eran los más ricos.

Efecto de la crisis de EE sobre los estudios: Renovación del interés por factores institucionales
en relación con la consolidación de la democracia. Es una experiencia muy interesante de analizar.

32
La discusión sobre la superioridad del presidencialismo o del parlamentarismo y el debate sobre
el mejor sistema electoral han concentrado el grueso de estos debates.
Se ponía erróneamente atención en la “sociedad civil” como origen de la democratización y como
elemento fortalecedor de la democracia.
Otros descuidos en los análisis:
‐ Estado como entidad administrativa y su adaptación al nuevo papel en una economía de
mercado y en una democracia. Cayó la ficción de un Estado comunista superpoderoso e
hiperdesarrollado. El Estado se sostenía sobre el partido comunista. Luego adoptaría un
nuevo papel.
‐ El nacionalismo (que no es suficientemente estudiado), y conflictos internacionales de
seguridad, con su indudable peso político interno (más bien parece reservado a especialistas
de RRII).
‐ Creación y evolución del sistema de partidos. Aunque recibió atención fuerte, no así los
partidos sucesores que hoy (1995) son desconocidos.
El comunismo, desde la derrota del nazismo, era la única ideología expresamente antiliberal que
sostenía y justificaba a regímenes autoritarios. Los demás regímenes militares y autoritarios no
apoyaban este tipo de regímenes. En los países occidentales europeos que participaron en la creación
de la OTAN, la prevención del comunismo era un principio amalgamador que unificaba a liberales,
cristiano-demócratas, y socialdemócratas frente a un adversario común.
La política se ha descarnado y es cada vez más claramente el terreno para la defensa de intereses
económicos ante el Estado. La identidad partidista es cada vez más escasa en Europa Occidental y
los ciudadanos pierden la fidelidad a sus partidos.
En una situación de desinterés, el tercer mundo solo tiene un arma para presionar al primer
mundo: la emigración masiva, por lo que son los países limítrofes a los países desarrollados los que
reciben más atención (Cuba, por ejemplo).
El autor Huntington ha intentado reducir la incertidumbre y clasifica a la población mundial en
ocho civilizaciones: occidental, confuciana, japonesa, hindú, islámica, eslavo-ortodoxa,
latinoamericana y africana. Y sostiene que chocan por las siguientes razones:
1. Diferencias culturales básicas.
2. El mundo es cada vez más pequeño, lo que aumenta la conciencia de las diferencias.
3. Las identidades locales y nacionales disminuyen.
4. Occidente está en la cima de su poder.
5. Las diferencias culturales son menos susceptibles de compromisos que las políticas
económicas.
6. Está aumentando el regionalismo económico, la formación de bloques económicos que unen
a países de la misma civilización.
Pero todo este planteo de Huntington (década del ’60) no resulta convincente [no
dice para quién], dice González Enrique.
Ningún otro paradigma ha venido a sustituir el de la Guerra Fría. ¿Ha ofrecido alguien otro
paradigma mejor para entender hoy la política mundial?

Autor: Terry Lynn KARL


Título: Dilemas de la democratización en América Latina
Año: 1990

Pablo Kriger 33
Resumen corto:
La desaparición de los gobiernos autoritarios en AL representa un parteaguas en la región.
Este artículo argumenta lo siguiente: primero, la forma en que los teóricos de la política comparada
han tratado de entender la democracia en los países en desarrollo ha cambiado en la medida en que
la previamente dominante búsqueda de requisitos para la democracia ha dado paso a una orientación
que pone énfasis en los procesos, y en particular, en las opciones contingentes. Ahora es importante
desarrollar un enfoque interactivo que busque explícitamente relacionar las limitantes estructurales
con la formación de opciones contingentes. Resulta inadecuado examinar la transición de los
regímenes grosso modo; es decir, desde la categoría general de régimen autoritario a la de democracia.
Estos esfuerzos deben contemplarse con la identificación de tipos de democracia, que surgen de las
distintas modalidades de transición de los regímenes. Así como de un análisis de sus posibles
consecuencias políticas, económicas y sociales. Es preciso establecer una definición de democracia.
También se analizan modalidades de transición a la democracia.

Resumen:
Definición de democracia. No es fácil.
‐ Schumpeteriana: una forma de gobierno que permita a los ciudadanos elegir entre élites por
medio de una votación en elecciones regulares y competitivas. Así, se podrían clasificar a los
países centroamericanos como democracias políticas. Pero si se amplia, para abarcar un
rango mayor de condiciones políticas, estos gobiernos no entrarían.
‐ Utilizaré una especificación de democracia de espectro intermedio, que defino como
“un conjunto de instituciones que permiten al total de la población adulta actuar
como ciudadana a escoger a sus líderes políticos en elecciones competitivas, justas
y efectuadas con regularidad, que se lleven a cabo en un contexto de apego a la
legalidad, con garantías de libertad política, y prerrogativas militares limitadas”.
Así, la democracia es un proceso político que involucra varias dimensiones:
1. Competencia: por política y por puestos.
2. Participación de la ciudadanía por medio de partidos, asociaciones y otras formas de acción
colectiva.
3. Responsabilidad de los gobernantes ante los gobernados, mediante mecanismos de
representación y con apego a la ley.
4. Control civil sobre los militares.
Tiene la ventaja de permitir la investigación sistemática y objetiva de la relación entre formas
políticas democráticas y la búsqueda de equidad a largo plazo.

Búsqueda inútil de condiciones para la democracia


Se argumentaba que para el surgimiento de un gobierno estable se requería una serie de
condiciones previas: riqueza, desarrollo capitalista; posibilitaría índices más altos de alfabetización,
urbanización. Otra es la cultura política, y predominio de ciertos valores y creencias: tolerancia hacia
la diversidad; tradición de acuerdos. Otra son las condiciones históricas: superar la crisis de la
modernización y los problemas de identidad. Que el poder de las aristocracias vaya disminuyendo.
Finalmente, las influencias externas.
Algunos destacan la influencia de países extranjeros en las democracias latinoamericanas, y de las
dictaduras.
Esto sugiere revisiones importantes:

34
Primero: puede no haber un requisito único necesario para el surgimiento de una forma de
gobierno democrático, y no hay una certeza sobre una condición mínima para tal resultado. Buscar
causas no ha dado resultado en una ley general de democratización y es poco probable que esto
surgiera a corto plazo. Por lo que debiera abandonarse la búsqueda de condiciones idénticas que
puedan justificar la presencia o ausencia de regímenes democráticos, y sustituirse por esfuerzos más
modestos para establecer un enfoque que tome en cuenta circunstancias particulares.
Segundo: lo que en el pasado se ha considerado como condiciones previas para la democracia,
pudiera concebirse mejor en el futuro como resultados de una democracia. Modelos de distribución
más justos, crecimiento económico, tolerancia, acuerdos… Lo que significa que lo que se pensaba
como variables independientes, son variables dependientes.

De las opciones contingentes a la contingencia estructurada


Pseworsky: lo que diferencia a estas etapas donde las democracias entran en crisis es el grado de
incertidumbre que prevalecen en cada momento. En las transiciones todos los cálculos son muy
inciertos. Las fuerzas armadas y los partidarios civiles de un régimen autoritario, típicamente se han
dividido en facciones de línea dura y blanda.
La ausencia de “reglas de juego” durante las transiciones amplía los límites de las opciones
contingentes. La consolidación de un régimen ocurre cuando las clases sociales y grupos políticos
contendientes aceptan una serie de reglas formales o acuerdos informales que determina el “quién se
queda con qué, dónde, cuándo y cómo” de la política. Se puede caer en un voluntarismo excesivo.
En esas situaciones de incertidumbres las restricciones parecen estar más relajadas y donde hay un
amplio rango de resultados posibles.
En algunas naciones, la clase terrateniente tenía un alto grado de poder. Pero en algunas, como
Venezuela, la dependencia de las divisas extrajeras por medio del petróleo quitó poder a aquellas
clases. Esto elimino parcialmente los incentivos por reprimir al campesino y explotarlo.
Se requiere un enfoque de trayectoria que aclare cómo los cambios estructurales amplios modelan
transiciones de régimen singulares, de formas que puedan ser especialmente favorables o no para la
democratización.

Modalidades de transición a la democracia


Una vez que se articulan los vínculos entre estructuras, instituciones y opciones contingentes,
resulta claro que los pactos entre los principales actores políticos durante una transición de régimen
establecen nuevas reglas, papeles y patrones de comportamiento, que pueden o no representar una
ruptura importante con el pasado. Estos a su vez se convierten en las instituciones que moldean las
perspectivas de consolidación del régimen en el futuro.
En vez de lanzarse a una búsqueda inútil, sugieren concentrarse en una serie de tareas:
1. Aclarar cómo la forma de transición de un régimen determina el contexto dentro del cual
podrán darse las interpretaciones estratégicas.
2. Examinar cómo estas interacciones por su parte ayudan a determinar si surgirá y sobrevivirá
una democracia política.
3. Analizar qué tipo de democracia será finalmente institucionalizada.
Es importante distinguir entre las modalidades de transición hacia la democracia:
‐ 1. Diferenciar el resultado de una estrategia basada principalmente en el uso de la fuerza, de
aquellos casos donde surge de un acuerdo.
‐ 2. Distinción entre transiciones en las que los grupos en el poder, no obstante, cuán
debilitados estén, conservan su predominio en relación con los representantes de las masas,
de aquellas otras en la que dichos representantes han accedido a una fuerza mayor frente a
las elites dominantes
Pablo Kriger 35
Al cruzar ambos ejes, se producen cuatro tipos ideales de transición democrática: reforma,
revolución, imposición y pacto. Las que AL ha experimentado en diferentes momentos. Sin embargo,
a la fecha no ha surgido ninguna democracia política estable a partir de una transición de régimen en
la que los representantes de las masas hayan obtenido el control sobre las clases gobernantes
tradicionales.
Los tipos de transición más comunes son las “transiciones desde arriba”. Allí, los gobernantes
tradicionales conservan el control, aun cuando exista presión desde abajo y utilizan la negociación o
la fuerza para retener parte de su poder.
La democratización por imposición neta es la menos usual en AL.
Los pactos de fundación: una serie de acuerdos negociados por los líderes militares, económicos
y de partidos se apoyaron en acuerdos institucionales explícitos. Los militares acordaron dejar el
poder. Deben diferenciarse de los acuerdos administrativos, de menor alcance. Estos pactos de
fundación tienen la función de asegurar la supervivencia porque están también dirigidos a restringir
el ámbito de representación con el fin de tranquilizar a las clases dominantes tradicionales,
asegurándoles que sus intereses vitales serán respetados.

Tipo de democracia y sus perspectivas en el período actual


Lo que resulta importante para mantener un gobierno civil es encontrar mecanismos que puedan
limitar esa incertidumbre, particularmente reduciendo los incentivos que llevarían a los civiles del lado
perdedor a pedir ayuda a los militares para su salvación. Se debe llegar, entonces, a un acuerdo fuerte
en cuanto a las reglas del juego, a fin de que ninguna elite intente recurrir a los militares, y para
empezar a diseñar estrategias conscientes para el establecimiento de relaciones cualitativamente
nuevas entre civiles y militares, apropiadas para un futuro gobierno civil estable.
Preocupa no sólo la supervivencia sino quién se beneficia, y quien lo haga subraya la importancia
de las opciones tomadas en el momento de la fundación de una democracia.
Escenarios poco prometedores:
1. Primero: Paradoja fundamental: las modalidades de transición mismas, que aparentemente
contribuyen a la supervivencia inicial al limitar lo impredecible, podrían impedir la futura
auto transformación democrática de la economía o del gobierno. Irónicamente, las
condiciones que permiten la permanencia de las democracias en el corto plazo podrían limitar
su potencial para resolver los enormes problemas de pobreza y desigualdad que caracterizan
al continente. Cuando estas democracias garantizan un mayor respecto a la ley y la dignidad
humana si se les compara con sus predecesores autoritarios, pudieran verse imposibilitadas
para llevar a cabo sus reformas importantes encaminadas a mejorar la suerte de los más
pobres. Se convertirían en víctimas de su exitosa consolidación.
2. Las democracias pactadas se han vuelto más efectivas mediante un compromiso entre
cuando menos dos poderosas elites contendientes.
3. Es más difícil medir las consecuencias allí donde existe una presencia simultánea de fuertes
elementos de imposición, acuerdo y reforma. Donde las elites ni la oposición tienen
claramente el control, y donde las fuerzas armadas están casi intactas.
4. Puesto que las democracias políticas por lo general surgen de un acuerdo entre élites
organizadas contendientes que no pueden imponer su voluntad de manera unilateral o de la
acción unilateral de un grupo dominante, esto no es un buen presagio en situaciones en
donde los militares están ligados a intereses agrarios.
Esta discusión no parte de que las democracias se benefician de un desempeño económico
superior, lo que resulta afortunado en vista del estado actual de las economías latinoamericanas. La
mayoría de observadores ven en las crisis económicas un mal presagio para la consolidación de
gobiernos democráticos. Pero dice la autora que las condiciones para negociar exitosamente pudieran

36
ser más favorables en una austeridad prolongada como en una plenitud sostenida. Esto puede ser un
rayo esperanzador.
Finalmente, no hay ninguna razón a priori para que un tipo de democracia no pueda transformarse
en otro. Para que los regímenes de elecciones autoritarias no puedan convertirse en democracias
conservadoras o competitivas, o las democracias corporativas en democracias competitivas.
La idea de que un tipo de democracia pueda poco a poco convertirse en otro cualitativamente
distinto, sugiere que las dinámicas de consolidación deben diferenciarse en forma importante de las
transiciones a fin de evitar el “congelamiento”. Las transiciones exitosas se caracterizan por la
negociación y el acuerdo. Pero si durante la consolidación, las democracias pudieran tener dificultad
para demostrar que son mejores que sus antecesores para la resolución de los problemas económicos
y sociales fundamentales.
Si el ciclo de cambio de regímenes que ha plagado a América Latina ha de romperse y ser sustituido
por una era de gobiernos democráticos prolongados, los democratizadores deben aprender a dividir
tanto como unificar, y no sólo a dar esperanzas sino a desalentar expectativas.

Autor: Juan Linz


Título: Transiciones a la democracia
Año: 1990

Resumen corto
Trata de los cambios de régimen que llevan a la democracia política, ocupándose exclusivamente
del establecimiento y la consolidación de los regímenes democráticos que surgen de la transición
desde regímenes autoritarios. Se pone atención a los regímenes no democráticos y las características
políticas e institucionales relacionadas con su desaparición, la probabilidad de las transiciones a la
democracia y la consolidación de regímenes competitivos. En los 90 parecen ser muy optimistas de
la democracia, pero pocas se han consolidado.

Resumen
Se tratará de aquellos cambios de regímenes que llevan a la democracia política. Hay tanto tipos
de regímenes democráticos como gobiernos democráticos hay en las sociedades. Pero hay acuerdo
con las características que definen un sistema político democrático.
Es esencial mantener analíticamente separados la crisis de los regímenes democráticos, de las
transiciones a la democracia. El colapso de un régimen autoritario puede o no crear condiciones para
el triunfo de la democracia política.

Totalitarismo frente a autoritarismo


Hay una gran diferencia, focalizada sobre todo en el incremento de la represión. Los totalitarios
no fueron derrocados internamente, sino externamente.

Estabilidad e inestabilidad de los regímenes autoritarios


Explorar orígenes comunes al colapso

Pablo Kriger 37
La eficacia relativa de los regímenes autoritarios es especialmente importante. Definida como la
incapacidad para satisfacer las expectativas de la sociedad, para resolver problemas urgentes, es una
fuente básica de crisis. Los regímenes autoritarios tienen una eficacia parcial que a veces no es
despreciable; pero no se puede traducir esa eficacia en legitimidad política de la forma que pueden
hacerlo las democracias.
Es imposible ignorar el papel que juega la creencia popular y las elites. Esas creencias implican
una forma concreta de organización política. No hay duda que hoy la fórmula democrática se
considera como la más deseable y valiosa.
Para entender la estabilidad o inestabilidad de los regímenes autoritarios es necesario prestar
atención a las circunstancias de su nacimiento, a los cambios económicos y políticos e ideológicos, y
a la composición del liderazgo. En este contexto, la duración del régimen se convierte en un factor
importante, y factor de vulnerabilidad.
Los gobernantes autoritarios están a menudo obligados a poner en marcha una cierta liberalización
con la esperanza de reducir la oposición o incluso cooptarla. A su vez, el proceso de liberalización
reduce los incentivos para la participación en las instituciones del régimen y aumenta el espacio para
poner a prueba los límites de libertad y de poder. La liberalización puede contribuir al crecimiento de
la oposición, en vez de impedirla o neutralizarla.

Diez vías hacia la democracia


Después de conflictos externos:
‐ 1. Restauración interna después de una ocupación extranjera. Es el menos problemático.
‐ 2. Reformulación democrática interna después de la liberación externa.
‐ 3. Instalación externamente dirigida (Alemania).
Transiciones en los que los factores autoritarios dan paso hacia la democracia:
‐ 4. Transformaciones dirigidas desde adentro del régimen autoritario.
‐ 5. Transición iniciada por los militares como gobierno.
‐ 6. Retirada del poder de los militares como institución.
Transiciones mediadas por el papel de la oposición o sociedad general:
‐ 7. Cuando la sociedad como un todo elimina al régimen autoritario.
‐ 8. Mediante un pacto entre partidos políticos de la oposición con o sin elementos
“consociacionales”.
‐ 9. Revuelta violenta.
‐ 10. Guerra revolucionaria.

Este trabajo se concentra en las transiciones iniciadas desde los regímenes autoritarios,
concretamente en el de las transiciones dirigidas por el régimen. Esta vía subraya el papel del liderazgo
autoritario en la iniciación del proceso. Para triunfar requiere de la cooperación de la oposición
democrática, como sucedió en España.
Lo interesante es decidir quién gobernará en el interín entre la decisión de liquidar el régimen
autoritario y el momento en que pueda formarse un gobierno basado en unas elecciones democráticas
libres.
Hay dos alternativas. La oposición democrática argumentará que el régimen autoritario carece de
legitimidad para continuar gobernando y pedirá la instalación de un gobierno provisional
completamente “democrático”. El contraargumento es que los partidos recién autodefinidos también
carecen de legitimidad democrática hasta que el electorado haya decidido su apoyo. Se debate quién
controlará muchos recursos políticos en el período de transición.

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Ninguna opción garantiza una transición con éxito. Depende del nivel de confianza en la honradez
de los que participan en la institucionalización, como del equilibrio relativo de los adversarios. Esta
solución es posible solo cuando el aparato del Estado del régimen anterior no se ha desintegrado,
cuando no se hace directamente responsables de los peores rasgos del antiguo régimen a los que van
a asumir el poder.
La alternativa de la transferencia de poder a la oposición antes de las elecciones resulta de la
situación opuesta: la desintegración del aparato del estado, especialmente la división dentro de las
fuerzas armadas, la creación de un vacío de poder que permita la movilización rápida de las masas
que lleven a cabo con éxito acciones espontáneas, y la debilidad o ausencia de un liderazgo que surja
del viejo régimen tan presto a mantener el poder como hacer posible una elección libre.
Uno de los grandes desafíos del período entre el gobierno autoritario y el primer gobierno basado
en elecciones libres es el establecimiento de las reglas básicas del futuro proceso político, tanto de las
características de las instituciones representativas que se van a establecer como la ley electoral.

Reforma o ruptura: un falso dilema


Las transiciones desde el autoritarismo a la democracia tienden a iniciarse cuando los líderes del
régimen autoritario empiezan a considerar la posibilidad de una reforma que conduzca a alguna forma
de democracia política. La oposición al régimen autoritario favorece en principio una ruptura, un
corte con las disposiciones institucionales existentes, un cambio no controlado por los que tenían
algo que ver con el régimen previo e incluso sin su participación.
Paradójicamente, la transición a veces es posible por la formulación simultánea de ambas
posiciones como posturas, con propósitos de negociación más bien que como posiciones finales.
Muchas propuestas de los reformadores se quedarán cortas respecto a la democratización real, y
si fracasa, todo el proceso podría retrasarse o incluso podría abortar a causa de la radicalización de la
oposición frustrada.
Navegar por estas peligrosas aguas requiere de actores políticos con considerable grado de
racionalidad, con capacidad para no dejarse engañar por las jactancias y las amenazas de los otros.
Un pueblo sin líderes y desorganizado, puede ser incapaz de negociar una transferencia del poder
o la participación en él.

Redemocratización y tipos de régimen


La situación de las transiciones no es fácil, porque las democracias difieren considerablemente en
la forma en que el poder se distribuye a través de los procesos electorales. También es un gobierno
constitucional el democrático, lo que le imprime ciertos límites.
¿Hay diferencia que el sistema sea unitario, federal, presidencialista, o parlamentario? Al parecer
sí. Nota el autor que la democracia presidencial crea dificultades específicas en el proceso de
redemocratización. Un sistema presidencial incrementa la amenaza sobre aquellos que podrían ser
derrotados. El presidencialismo parece crear una situación de suma cero, al darle el poder a un líder
presidencial. Es probable que alimente un proceso de polarización en una sociedad dividida.
Pero el parlamentarismo también puede contribuir a la inestabilidad del gobierno democrático,
haciendo más difícil e ineficaz el acto de gobernar.

Militares y democratización
Existe la posibilidad de que el proceso de democratización la inicien líderes individuales dentro
del gobierno militar.

Pablo Kriger 39
La implicación activa de los militares en la democratización de ciertas sociedades plantea dilemas:
las instituciones democráticas más imperfectas, limitadas y parcialmente distorsionadas podrían ser a
veces viables cuando es inviable realizar la soberanía completa del pueblo y sus representantes
elegidos. Cuánta desviación del modelo ideal es posible sin renunciar al principio fundamental y a la
esperanza de una mayor realización del ideal.

Consolidación democrática
¿Cuándo ha finalizado la transición? Generalmente la transición comienza con un suceso
especialmente dramático, aunque este se manifiesta como la culminación de una serie de
acontecimientos. Tiene como resultado el compromiso público y oficial de los gobernantes
autoritarios de realizar elecciones libres y de devolver el poder al electorado en una fecha fija.
Cuándo termina: la decisión de cuándo se ha llegado es medio arbitraria pero no hay duda que la
celebración con éxito de elecciones libres, la convocatoria de un nuevo parlamento de cuya confianza
depende el gobierno o la inauguración de un nuevo presidente en el cargo, sería tal momento.
Sin embargo, sería razonable decir que hasta que los representantes electos creen o restauren un
marco constitucional básico que defina las funciones de los distintos órganos de gobierno, no puede
considerarse que una democracia está plenamente establecida.
La redacción de una nueva Constitución es importante ya que definirá la estabilidad o inestabilidad
de la política futura de la sociedad.
Es difícil separar el proceso de creación de instituciones políticas democráticas, la defensa de esas
instituciones y su legitimación, de los procesos de cambio económico, social y cultural que resultan
de su establecimiento.
Lo cierto es que a veces el ejército puede tratar de ejercer el veto o de compartir el poder
independientemente del resultado de las elecciones.
En democracias con crisis económicas, una democracia que no lleva a cabo relativamente pronto
importantes cambios sociales se verá desafiada por el descontento de las masas, produciéndose quizá
conflictos violentos que pueden desembocar en violencias revolucionarias o respuestas
contrarrevolucionarias.

Conclusión
Muy pocas de las democracias recientes están cerca de haberse consolidado, que en muchos casos
su actividad está constreñida por la considerable autonomía política de las fuerzas armadas y que se
enfrentan a la imposibilidad de satisfacer los deseos de justicia después de años de violación de los
DDHH.
La ausencia de ideologías alternativas a la democracia hace menos probable su derrocamiento,
pero no excluye la pérdida de apoyo, la violencia y la crisis.
Los líderes deben convencer a las gentes del valor de las libertades recobradas, de la seguridad
frente al poder arbitrario y de la posibilidad de cambiar pacíficamente de gobierno.
Los líderes tienen la dura y poco grata tarea de decir al pueblo que con la democracia la economía
no mejorará inmediatamente; que sin cambio económico no se logrará el cambio social ni la justicia,
aunque sean posibles algunas mejoras. Y que el éxito de una sociedad no es resultado de las
actividades del Estado, sino de los esfuerzos de la sociedad en su conjunto. Deben evitar hacerle una
propaganda excesiva a la democracia. Su tarea consiste en rebajar las expectativas al tiempo que
mantienen la esperanza en que una sociedad liberada del poder arbitrario podría desarrollarse
autónomamente en libertad.

40
Autor: Gerardo Munk
Título: La democratización en perspectiva comparada. El debate contemporáneo
Año: 1996

Resumen corto
Hay diferencias entre las transiciones a la democracia en Europa. Este trabajo reseña otros cuatro
de Huntington, Przeworski, Mainwaring (et al.), y de Haggard y Kauffman. Se tratan de cuatro
estudios sobre transiciones democráticas.

Resumen
Mainwaring, O’Donnell y Valenzuela: abordan problemas de la consolidación de la democracia
sobre la base de la experiencia de casos latinoamericanos. O’Donnell distingue que mientras la
primera transición (de los autoritarismos) giraba en torno del desplazamiento de los gobernantes
autoritarios, la segunda transición implica un proceso más amplio y complejo asociado a la
institucionalización de una serie de reglas o procedimientos nuevos y democráticos. El artículo de
Mainwaring intenta introducir consistencias en el debate.

Przeworski compara las transiciones políticas y las reformas económicas tanto de AL como de
Europa del Este (EE).

El por qué, el cuándo y el cómo de las transiciones


Con respecto al porqué ocurren, O’Donnell y Schmitter apunta a la emergencia de una división
entre duros y blandos dentro del régimen autoritario como la razón principal para la iniciación de una
transición. Y luego avanza a una negociación entre elites y oposición hacia una transición negociada.
Mainwaring ofrece una manera productiva de evaluar el papel relativo jugado tanto por los actores
del régimen como por los de la oposición. Es necesario estudiar las múltiples conexiones entre elites
y masas que pueden dar procesos de transición.
Puede darse una “transición por transacción”, donde los gobernantes salientes ejercen un alto
grado de control. También la “transición por derrota” (para Linz, transición por reforma), que es
cuando el sistema simplemente cae.
Diferencia entre reforma por transacción y por extrication: la primera, donde la transición ocurre
sin que las reglas del viejo régimen se rompan, y la segunda, en que tales reglas son abandonadas,
pero en la cual los gobernantes retienen suficiente poder como para negociar su retirada.
Explicar cuándo ocurren las transiciones requiere un análisis detallado tanto de las características
y contradicciones del ancien régimen, como de la formación y las actividades de los grupos de
oposición.
Huntington distingue tres tipos de transición, igual que Mainwaring: este último habla de:
transición por transacción, transición por ruptura/colapso, transacción por extrication; Huntington,
en cambio habla respectivamente de transformación, traspaso y reemplazo.

Pablo Kriger 41
Huntington distingue una pregunta que los demás autores no realizan: el posible impacto del
régimen autoritario del cual devienen las transiciones democráticas sobre el proceso de transición
mismo.

El problema y la probabilidad de la consolidación de la democracia


Distinción entre democracias nuevas y consolidadas. Son procesos bastantes distintos. No
siempre una transición exitosa conduce a una democracia consolidada, y reconocer que mientras las
transiciones giran alrededor de la institucionalización de nuevas reglas. Los actores y estrategias son
condiciones estructurales que mientras a veces facilitan las transiciones, no siempre ayudan a
consolidar la democracia.
O’Donnell y Valenzuela: una democracia, cuando todos los actores principales aceptan las reglas
del juego democrático, tal como son definidas en una concepción mínima de la democracia, y cuando
ninguno de los actores usa recursos que no son aprobados, y están excluidos del juego democrático.
La mayoría de las nuevas democracias están sobreviviendo, sin consolidarse.
La dificultad en los procesos de transición analizados, motivaron a un ensanchamiento de los
conceptos.
Huntington: la naturaleza de quienes gobiernan el régimen precedente tiene un importante efecto
para la perspectiva de la consolidación de la democracia.
Sin embargo, el debate sobre la conexión entre legados históricos y la consolidación de la
democracia, se ha centrado más sobre la cuestión del impacto diferencial de los distintos modos de
transición; que sobre los legados del régimen autoritario precedente.
Pero ambas variables influyen.

El papel de factores económicos en las transiciones democráticas


Haggard y Kauffman, no se pregunta cómo transcurren las transiciones sino como estas se
producen. En vez de poner el acento en los factores de desarrollo económicos, enfatizan en las
políticas económicas, y examinan la capacidad de los gobernantes autoritarios para responder a las
crisis económicas que afectaron a los países por ellos estudiados. Cuando los gobernantes logran
superar la crisis económica, logran concentrar más poder en la etapa de postransición.
Los autores insisten: el hecho de que las reformas económicas pueden ser iniciadas cuando existe
un poder ejecutivo que tiene la capacidad de alcanzar autonomía e ignorar las presiones de grupos
negativamente afectados por tales reformas. El problema es que acepta implícitamente el modelo
neoliberal.
Pero el libro de los autores presenta serias deficiencias; básicamente es un trabajo sobre la
capacidad del gobierno de introducir y consolidar reformas económicas y sólo incidentalmente un
estudio sobre transiciones democráticas y sobre consolidación de la democracia.

Conclusión: una cuestión metodológica


Dilema: por un lado, nuestra capacidad de examinar la posibilidad de generalizar cualquier
hipótesis nos lleva a considerar muchos casos, que obviamente podemos conocer sólo en forma
superficial. Por otro, nuestra capacidad de desarrollar conceptos discriminantes y de estudiar las
causales, parece verse facilitada por la consideración de pocos casos que podemos estudiar con cierto
detalle. Este dilema metodológico no tiene respuesta fácil. Pero una estrategia razonable es la de
analizar un número pequeño de casos como punto de partida y luego tratar de explicar el aparato
conceptual y la certeza empírica contenida en estos estudios para evaluar la gran cantidad de casos
que integran el universo de la “tercera ola” de democratización.

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Autor: Guillermo O’Donnell
Título: Introducción a los casos latinoamericanos
Año: 1994

Resumen corto:
Se examinan ciertas características de los países latinoamericanos desde la perspectiva de sus
probabilidades de democratización. Se centra en las características internas de AL que difieren y
contrastan con las de Europa Meridional. Estas diferencias se sustentan en una evaluación más
optimistas en cuanto a las perspectivas de la instalación democrática en Europa Meridional. Aduce
que la mayor parte de LA se han producido algunos importantes cambios subjetivos que, ofrecen una
nueva base para la esperanza acerca de la democratización.

Resumen
Referencia a gobiernos autoritarios burocráticos.
En algunos casos (Argentina y Bolivia) de colapso del régimen, la liberalización simplemente
precede a la democratización. No hay ninguna gradación en fases o interacción guiada entre los dos
procesos, como es posible observar en otras partes.
El interés apunta a las transiciones desde regímenes burocrático-autoritarios. Estos presentan
algunas semejanzas dignas de atención con los regímenes del sur de Europa.
Diferencias entre Europa del Sur y AL:
‐ La diferencia más destacada, consiste en el papel central desempeñado en los países de LA
por las FFAA. Un alto grado de militarización incrementa las dificultades de transición: en
lo que concierne a las repercusiones durante el nuevo régimen democrático de la represión
aplicada por los anteriores gobernantes autoritarios.
‐ El significado ambiguo que la idea misma de la democracia ha tenido en AL. Ha sido
identificada a menudo con partidos de izquierdas y populistas, como mecanismos para
controlar a sus seguidores y manipular sus aspiraciones, que como un ordenamiento
institucional que se adecue a la representación, procesamiento y eventual satisfacción de tales
aspiraciones.
‐ La desigualdad es mayor en AL que en Europa. Dificultad de los regímenes para encarar con
éxito por lo menos las desigualdades más extremas.
‐ Infrecuente recurso en AL a pactos políticos y económicos, formales y explícitos como
dispositivos transicionales.
Las transiciones contemporáneas en AL no tienen características ultraelitistas ni un fuerte sistema
de partidos arraigado en el sector popular. También es probable que haya pactos políticos cuando el
régimen autoritario existente ha logrado un éxito razonable en la obtención de sus metas políticas,
tiene confianza en su imagen pública y es capaz de atraer un considerable apoyo electoral. Sin
embargo, en AL no se ha dado ningún caso de un régimen autoritario razonablemente exitoso,
confiado en sí mismo y apoyado electoralmente, que entre en transición.
Esto nos ayuda a entender la ausencia de pactos políticos y económicos formales y explícitos
durante las transiciones latinoamericanas contemporáneas.
Pablo Kriger 43
Hoy en día (1994) se le ha otorgado un valor importante al logro y consolidación de la democracia
política. Una baja probabilidad no significa imposible. Muchos regímenes tenían una muy baja
posibilidad.
La mayoría de las democracias surgieron de un contexto bien descripto por Dahl. Después de
luchas prolongadas y a menudo violentas, las principales fuerzas políticas, sociales y religiosas llegaron
a coincidir que los costos de tratar de eliminarse mutuamente eran mayores que los costos de tolerar
las mutuas diferencias.
No hay se subestimar la importancia del reciente surgimiento en AL de discursos orientados hacia
la democracia. Clima ideológico cultural. Olas de democratización. La mayoría de los países padecen
gobiernos autoritarios (1994). Crisis económica. Estos contextos deberían conducir a fragilizar las
democracias, paradójicamente.
Las ideas e instituciones autoritarias están desprestigiadas. El miedo a la reincidencia a un régimen
autoritario haría que los líderes sean cautelosos con respecto a unos problemas esenciales. Esto
incluye el tipo de políticas elegidas e instrumentadas para resolver algunas desigualdades en sus países.
La excesiva cautela podría limitar la transición, y asimismo privado de apoyo popular.
Peligra la reacción autoritaria, pero también el riesgo de alienarse a la mayoría de los potenciales
sustentadores de la democracia.

Autores: Guillermo O’Donnell, Philippe Schmitter


Título: Transiciones desde un gobierno autoritario
Año: 1994

Resumen corto
Se abordan los procesos de transición a la democracia desde regímenes autoritarios y los
problemas con que se enfrentan las democracias reinstauradas en sus fases iniciales de consolidación.
Se efectúa un análisis comparado entre experiencias similares de Europa y las más recientes de AL,
con el objetivo de ofrecer a éstas diversos modelos de transición a la democracia y de reforma política
desarrollados en Europa, que resultaron beneficiosos para la democracia y para los respectivos países.
Tras definir conceptos y premisas, efectúa una serie de conclusiones en torno a los temas del
socavamiento y apertura de los sistemas autoritarios; política de pactos a nivel político, militar o
económico que han posibilitado los diversos procesos de reinstauración democrática; resurrección de
la sociedad civil y reestructuración de los espacios políticos tras el hundimiento de los sistemas
autoritarios; y la importancia de las primeras elecciones libres como factor desencadenante del
surgimiento de las nuevas fuerzas políticas en presencia.

Resumen
Transición:
‐ El intervalo que se extiende entre un régimen político y otro. Nos detuvimos cuando ya se
instaló un nuevo régimen. Las transiciones están delimitadas, por un lado, por el inicio del
proceso de disolución del régimen autoritario, y por el establecimiento de alguna forma de
democracia, el retorno a un tipo de régimen autoritario o el sufrimiento de una alternativa
revolucionaria.

44
‐ En su transcurso las reglas no están definidas. Se hallan en un flujo permanente, y son objeto
de una ardua contienda. Los actores luchan no sólo por satisfacer sus intereses inmediatos,
también por definir reglas y procedimientos. Estas reglas emergentes definirán los recursos
que legítimamente pueden aplicarse en la arena política y los actores a los que se permitirá
participar en ella.
‐ Durante la transición, en la medida en que existen reglas y procedimientos efectivos, éstos
suelen estar en manos de los gobernantes autoritarios. Conservan un poder discrecional
mayor o menos según el caso y la etapa en que se halle la transición, sobre los ordenamientos
jurídicos y los derechos. La señal típica de que se ha iniciado una transición es que estos
gobernantes autoritarios, por cualquier motivo, comienzan a modificar sus propias reglas con
vistas a ofrecer mayores garantías para los derechos de los individuos y grupos.

Liberalización
‐ El proceso de redefinir y ampliar los derechos. Un índice del comienzo de la transición es
que ella desencadena una serie de consecuencias a menudo no deliberadas, que desempeñan
un importante papel en determinar eventualmente los alcances y extensión de dicho proceso.
‐ El proceso que vuelve efectivos ciertos derechos, que protegen a individuos y grupos sociales
ante los actos arbitrarios o ilegales cometidos por el Estado o por terceros.
‐ El habeas corpus, inviolabilidad de la correspondencia y de la vida privada en el hogar, el
derecho a defenderse según el debido proceso y de acuerdo con las leyes preestablecidas, la
libertad de palabra, de movimiento, de petición ante las autoridades.
‐ Aunque es probable que todas estas garantías nunca sean respetadas en su totalidad.
‐ Cuando algunos puedan ejercer esos derechos, aumenta quienes se atreven a hacer lo mismo.

Democratización
‐ El principio rector de la democracia es la ciudadanía: derecho a ser tratado por otros seres
humanos como igual con respecto a la formulación de opciones colectivas. Este principio
impone a los gobernados la obligación de respetar la legitimidad de las opciones resultantes
de la deliberación entre iguales, y a los gobernantes, el derecho de actuar con autoridad a fin
de promover la eficacia de esas opciones y proteger al sistema político de toda amenaza a su
perduración.
‐ La democratización está referida a aquellos procesos en que las normas y procedimientos de
la ciudadanía son, o bien aplicados a instituciones políticas antes regidas por otros principios,
o bien ampliadas de modo de incluir a individuos que antes no gozaban de tales derechos y
obligaciones o para abarcar problemas e instituciones que antes no participaban de la vida
ciudadana.
‐ No es irreversible la democratización.

Apuntes sobre la interacción entre liberalización y democratización


Sin garantías de libertad individual y colectiva que entraña la liberalización, la democratización
corre el riesgo de degenerar en un mero formalismo.
Si no hay responsabilidad ante las masas e institucionalización de los grupos minoritarios en el
segundo caso, la liberalización puede ser fácilmente manipulada y retaceada según la conveniencia de
los gobernantes.
Los gobernantes autoritarios pueden tolerar y hasta promover la liberalización en la creencia de
que, al abrir ciertos espacios para la acción individual y colectiva pueden aliviar ciertas presiones, sin
alterar la estructura de la autoridad. Estas son las “dictablandas”. O a la inversa, iniciada la
democratización, si sus defensores moderados temen la expansión excesiva de este proceso o quieren

Pablo Kriger 45
mantener las cuestiones polémicas fuera de la agenda de la deliberación colectiva, pueden auspiciar
que se sigan imponiendo las antiguas restricciones a la libertad de individuos o grupos, lo que se llama
“democradura” o democracia limitada.
Basándonos en estas distinciones, generalizamos:
1. La liberalización es una cuestión de grados.
2. También la democratización admite gradaciones.
3. Puede haber liberalización sin democratización. Otorgando garantías fundamentales y a la
vez que impidiendo a individuos o grupos participar en elecciones libres, o ejercer sus
derechos de que los gobernantes les escuchen y gobiernen de manera responsable hacia ellos.
4. En todas las experiencias examinadas, el logro de la democracia política fue precedida por
una liberalización significativa, aunque inestable. En algunos casos la transición fue tan rápida
que aquélla y ésta resultaron casi contemporáneas.
5. Si la liberalización es el inicio del proceso de transición, podemos localizar el punto de inicio
en que los gobernantes autoritarios anuncian su propósito de ampliar en grado significativo
la esfera de los derechos individuales y colectivos que gozarán de protección.
6. Es posible y conveniente que la democracia política se alcance sin una movilización violenta
y sin una discontinuidad espectacular. Siempre está presente la amenaza de violencia, y hay
frecuentes protestas, huelgas y manifestaciones. Pero una vez adoptada la vía revolucionaria,
las perspectivas favorables a la democracia política se reducen de manera drástica.

Socialización
La transición hacia una democracia política marca la posibilidad de otra transición, ya que el
principio del tratamiento equitativo de los ciudadanos en las cuestiones que afectan las opciones
colectivas no conocen límites intrínsecos, salvo aquellos fijados en un momento dado por la tradición,
los saberes heredados, los convenios explícitos o la existencia de un poder contrarrestante.
A riesgo de que este término se confunda con otros de sus usos en las ciencias sociales, hemos
denominado socialización a esta segunda transición.
Dentro de este contexto, todo lo que podemos hacer es reafirmar nuestra presunción previa de
que la democracia política es, per se, una meta digna de alcanzarse, aun a expensas de renunciar a
caminos alternativos que parecerían prometer beneficios más inmediatos en términos de
socialización. No sólo la probabilidad de éxito de estos es mucho menos, sino que además emprender
dichos caminos parecería exigir la instauración de un régimen autoritario popular que difícilmente
habrá de respetar las garantías de la liberalización o de los procedimientos de la democracia política.

Cap. 5: restructuración de la sociedad civil


Cómo se produce la resurrección
Una vez que algo ha sucedido es probable que haya una movilización generalizada, que hemos
preferido describir como “la resurrección de la sociedad civil”.
Este renacimiento debe apreciarse contra el telón de fondo del éxito de la mayoría de los
regímenes autoritarios en despolitizar y atomizar sus respectivas sociedades. Mediante la represión
física, la manipulación ideológica y los alicientes selectivos, estos regímenes se las ingenian para
orientar a la mayoría de sus súbditos al logro de objetivos exclusivamente particulares. Durante un
tiempo los individuos se sienten aliviados de liberarse de la política y satisfechos por la posibilidad de
perseguir metas inmediatas que los gratifican.
Gozar a la ciudadanía pasa a convertirse en sinónimo de tener un pasaporte, obedecer las leyes
del país, vitorear al equipo deportivo nacional y votar en elecciones o plebiscitos montados con toda
una corografía propia.

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Al trivializar el ejercicio de la ciudadanía y reprimir la identidad política, el gobierno autoritario
destruye los espacios políticos organizados y definidos de manera autónoma y los reemplaza por una
arena pública controlada por el Estado, en la cual cualquier discusión debe ajustarse a los códigos
“aceptados”. Sólo pocos individuos se animarán a actuar fuera de este ámbito.
Una vez que el gobierno da señales de reducir el precio de la participación colectiva y de permitir
cierto cuestionamiento en aspectos que antes habían sido declarados fuera de discusión, pronto
descubre que la presunta paz y consenso eran parte de un armisticio impuesto.

Las capas de una sociedad explosiva


Esta explosión “social” puede incluir el resurgimiento de partidos políticos que presionen por una
democratización más explícitas; aparición de libros y revistas antes censurados. Tal vez sea útil
distinguir algunas dimensiones o capas en esta resurrección imprevista de la sociedad civil.
Los artistas, los intelectuales. Mediante metáforas, indirectas, son los primeros en manifestarse.
Entusiasta aceptación del público, su expresión se torna inmensamente popular.
También las revistas, la universidad, con fuerte repercusión. Los temas antes prohibidos
comienzan a ser debatidos.
Los grupos que se beneficiaban del régimen autoritario también ven que es prescindible; estas
viejas instituciones les parecen ahora como ideales contrarios. Industriales, terratenientes, banqueros,
al quejarse de la política oficial, y preferir elecciones libres. Ahora el “emperador” se lo ve sin su
séquito y desnudo.
Una vez dado los primeros pasos hacia la liberalización y tan pronto algunos se atreven a poner a
prueba sus límites, se modifica toda la textura, densidad y contenido del discurso intelectualmente
autorizado, lo cual imprime un enorme impulso al derrocamiento del régimen autoritario.
También organizaciones de DDHH como las madres de Plaza de Mayo.
Pero el mayor desafío al régimen transicional quizás provenga de la clase obrera y empleado que
se encuentran en una nueva o reavivada identidad y capacidad para su acción colectiva. El ámbito al
cual la liberalización se extiende de manera más vacilante y menos irreversible. Durante los gobiernos
autoritarios siempre aumentó drásticamente el poder discrecional de los empleadores y se anularon o
redujeron derechos de los trabajadores.
Ninguna liberalización puede evitar que se produzca movilización y conflicto en torno de estas
cuestiones.
Explosiones de movimientos de base, la mayoría de los cuales se organizan en torno de dominios
territoriales circunscriptos (barrios). De pronto aparecen una multitud de foros populares.

El levantamiento popular
Sindicatos, movimientos de base, asociaciones de profesionales, movimientos pro DDHH, etc.,
confluyen en una totalidad mayor que se identifica como “el pueblo”. Este frente que surge ejerce
gran presión para ampliar los límites de la mera liberalización y la democratización parcial. Amedrenta
a los “blandos” del régimen (que propiciaron una transición, pero con expectativas de controlar las
consecuencias), así como de sus cuasi aliados.
Pero este movimiento no es una constante. Cuando más breve e inesperada es la transición desde
la dominación autoritaria, mayor es la probabilidad de un levantamiento popular y de que éste
produzca un efecto duradero. La sorpresa que producen las señales de que los gobernantes son más
vulnerables de lo que parecían, así como el hecho de que deban tomarse prontas decisiones acerca de
las reglas emergentes, parecen contribuir en gran medida a la generalización y espontaneidad del
levantamiento.

Pablo Kriger 47
En cambio, cuando hay más tiempo para pensar y actuar, las diversas capas de la sociedad pueden
descubrir que existen serias divergencias en sus objetivos y en sus estrategias de acción preferidas.
Cuando los gobernantes controlan comparativamente firme y prolongada la transición, es menos
probable que haya un levantamiento popular o estará limitado en tiempo y espacio.

Sea cual fuere su intensidad y antecedentes, estos levantamientos populares siempre son efímeros.
La represión selectiva, la manipulación y la cooptación ejercidas por quienes aún controlan el aparato
estatal, la fatiga que provocan las frecuentes manifestaciones y el “teatro callejero”, los conflictos
internos que sin duda han de sufrir acerca de la elección de los procedimientos y de las políticas
sustantivas, el sentido de desilusión ética frente a las transacciones “realistas” que impone la
concentración de pactos /o el surgimiento de líderes oligárquicos dentro de los grupos que los
acuerdan, todos estos factores conducen a que el levantamiento se disipe.
En el proceso de estructuración de las opciones de la transición y de moderación de un indócil
sector popular, hay un suceso que cumple un papel más inmediato e importante que todos los demás:
la convocatoria a elecciones.

Autor: Andreas Schedler


Título: ¿Por qué seguimos hablando de transición democrática en México?
Año: 2000
Resumen corto:
Los discursos de una transición a la democracia mal definida, polivalente e indeterminada, tienden
a subestimar y devaluar lo conseguido. En el peor de los casos, esto erosiona, de manera involuntaria,
los avances democráticos. En los mejores, llega a provocar una discusión pública más clara y abierta
sobre el estado actual de la democratización. Este texto analiza una importante variable estructural
que ayuda a entender por qué tanto las élites como los ciudadanos parecen resistirse a reconocer que
la transición a la democracia ha terminado: el “modo de transición” del país, y el alto grado de
continuidad que ha involucrado.

Resumen
Se ha transitado de un régimen autoritario de partido hegemónico a la competencia democrática
entre los partidos. Da la sensación de que sigue siendo debatida la transición a la democracia.
¿Por qué resulta difícil aceptar que el país ya ha atravesado un proceso bien logrado de
democratización, que la transición a la democracia ha concluido, con todas sus tensiones, luchas,
incertidumbres?
El cambio de régimen no fue acompañado de un cambio correspondiente de gobierno. La
alternancia en el gobierno ha faltado. PRI: el partido que más tiempo se sostuvo en el poder en el
mundo. La continuidad del PRI anticipada condicionó la relativa ausencia de fraude en las elecciones.
La definición de Schmitter y O’Donnell sobre la transición (el intervalo entre un régimen y otro),
parece muy poco satisfactorio: ¿qué aspecto tiene?, ¿qué hay entre ambos regímenes, uno provisional?
Desde este punto, la transición supone una fase inicial de baja institucionalización autoritaria, seguida
de una fase de baja institucionalización democrática. ¿Por qué aceptar que un régimen político débil

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deja de ser un régimen? Habría que pensarlo como una forma específica de crisis: la crisis del régimen
autoritario que, podría llevar al establecimiento de una democracia liberal.
Definir los puntos de partida de las transiciones democráticas es más difícil que saber dónde
terminan. En cambio, el punto final suele ser más claro: terminan cuando se establecen, de manera
efectiva, nuevas reglas democráticas (elecciones libres, limpias…).
Con todo, la realización de elecciones políticas no siempre se puede tomar como indicador fiable
del advenimiento de la democracia y del fin correspondiente de la transición. Es difícil cuando hay
farsa sobre las elecciones.
Cuatro escenarios:
‐ La desaparición electoral: En las transiciones clásicas, los gobernantes autoritarios
simplemente dejan su lugar al gobierno democrático entrante.
‐ La oposición marginal: También puede ser que los gobernantes autoritarios formen un
partido y participen en elecciones democráticas, pero será un porcentaje reducido de votos.
‐ La principal oposición: los antiguos gobernantes conquistan un sitio más destacado en el
panorama electoral.
‐ La continuidad en el gobierno: ganan las elecciones. Como el caso de México.

El fin de la hegemonía
Un partido hegemónico autoritario celebra elecciones regulares en las que no hay competencia.
Promueve la formación de partidos siempre que sean inocuos. El partido hegemónico no admite la
competencia formal ni de facto por el poder. Que la alternancia sea casi imposible hace autoritario al
sistema de partidos.
¿Cómo saber cuándo un partido hegemónico autoritario se ha vuelto democrático sin perder unas
elecciones? Primero hay que ver si se ha controlado el fraude sistemático y si se pueden considerar
limpias las elecciones; y segundo, si las desigualdades reinantes en la competencia entre los partidos
se han reducido a un nivel compatible con los estándares mínimos de la democracia liberal.
La “limpieza” de las elecciones en México se logró en 1994 recién. Mientras que la equidad
electoral en 1997.

La opacidad del cambio


La transición mexicana careció de grandes momentos fundadores: no hubo elecciones fundadoras,
ni alternancia en el gobierno, ni pacto de transición, ni asamblea constituyente. Hizo difícil su
observación.

El legado de desconfianza
La desconfianza electoral parece reflejar experiencias pasadas, las huellas de un legado político
cultural, un estado de ánimo. Además, la desconfianza es un motor de las sucesivas reformas
electorales en México; hay que considerarla como un valioso recurso estratégico.

La democracia incompleta
Con todo, el régimen actual sigue careciendo de uno de los atributos centrales de la democracia
liberal: el imperio de la ley.

La democracia decepcionante

Pablo Kriger 49
Las nociones de democracia tienden a incluir todo tipo de cosas deseables que se suponen que
hacen falta o son débiles en México: la gobernabilidad, la cultura democrática, la justicia social, lo que
sea. Mientras más amplia sea la noción de democracia que utilicemos, más prolongada será la
transición a la democracia.

Conclusiones:
¿Qué posibilidad hay de que la transición institucional logre concluir en algún futuro?

Autor: Edelberto Torres Rivas


Título: ¿Qué democracias emergen de una guerra civil?
Año: 2006

Resumen corto:
Obligada referencia, en el estudio de los regímenes democráticos, a las causas de los años setenta,
las modalidades de desarrollo de los ochenta, las circunstancias de cómo se alcanzó la paz en los
noventa. La influencia interna de los factores internacionales no puede tampoco desconocerse, así
como no pueden dejar de considerarse el papel decisivo de fuerzas y estructuras nacionales.
Dos experiencias, como presupuestos. Primero, que la democracia, que es esencialmente electoral,
constituye un mínimo político que surge en ambientes difíciles, en situaciones de una gran
ambigüedad. Segundo, el Estado débil que surge de los conflictos se apoya en su empeño democrático
en instituciones políticas que se implantan.
Aborda casos de América Central.

Resumen:
El denominador común es la experiencia de un régimen político que en sus expresiones de cambio
deja de ser una dictadura militar, sin ser aún una democracia. Abandonar la dictadura no es entrar en
la democracia.
El tránsito no es un cambio gradual de régimen, sino un recorrido tortuoso y desigual que ocurre
a saltos; que tiene en común la erosión del poder autocrático, crisis en las cúpulas dirigentes,
movilización popular con represión, competencia partidaria y falta de respeto por los derechos
humanos, elecciones y guerra. Son situaciones “pre democráticas”.
Este período o condición “protodemocrática” implicó cambios difíciles de realizar y de prever.
Se trata de una instauración de lo nuevo y no una restauración de prácticas olvidadas.

Implantación institucional
Nuevas instituciones. Cuando se deteriora el régimen autoritario se abren espacios de
oportunidad. A una implantación institucional “desde el exterior”.
La originalidad de la política es única, en tanto es contingencia histórica que se asocia a lo que
podemos calificar como “importación de la política”, como intercambio de ideas.
El desarrollo predemocrático es como un rito formal, asociado con el hecho de que la
reproducción de instituciones políticas es más fácil y más rápida de armar que alcanzar densidad en
las prácticas ciudadanas, en tanto la intersubjetividad es más pausada. La modernización es un proceso

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de carácter político, aunque después se llene de contenido; la democracia es modernización, es formal
como ejercicio preliminar y sólo después alcanza densidad legal.

Proceso: comportamiento de actores sociales en escenarios que ellos sólo parcialmente han
construidos. Los actores son clases o fuerzas sociales con algún nivel de organización, intereses
reconocibles y peso histórico capaces de incluir con resultados visibles a partir de proyectos sociales.
El origen foráneo del impulso modernizador encuentra eco en factores internos. Son resultado de
demandas sociales. Fuerte presencia de actores externos.
Aunque no se puede decir que el crecimiento fomente automáticamente el pluralismo, cuando los
niveles de vida y educación son altos, las bases para que las estructuras democráticas tengan más
posibilidades de institucionalización y legitimidad son más seguras.

Ambiguos orígenes de la democracia


La crisis es el final agónico de un período histórico. El desorden empezó a descomponer las
instituciones que integran una baja legalidad y una subjetividad colectiva de fin de época. Rasgo
nacional-revolucionario. El Estado cuidó el orden social con un brutal despliegue de violencia contra
las siluetas de oposición.
La crisis política fue voluble que variaron entre la guerra y la paz. Se analiza a continuación,
diversas experiencias nacionales del primer período de implantación de la democracia electoral. Lo
que hemos llamado primera etapa de la transición, allí donde aún no había un cambio del régimen
político, pero la estructura autoritaria entraba en crisis no por la ofensiva guerrillera sino por su mera
presencia. La erosión de las dictaduras ocurrió por razones internas a la institución militar y por la
abierta intervención norteamericana en favor del cambio.
Centroamérica: No se desmanteló el antiguo régimen, activa presencia de los militares. Continua
violación de los DDHH, sin liderazgos ni iniciativas democráticas y débil participación ciudadana.
Elecciones no fraudulentas, tímidamente plurales, en un clima de terror, salieron los primeros
presidentes civiles, y fueron el algún momento reprimidos por militares y excluidos por los partidos
de la derecha.
Los años 80’ anudaron la crisis económica con desorientación política de los actores, en un
escenario internacional también fluido.
Las variaciones de países en la implantación del régimen democrático dependieron de varias
causas: la naturaleza y los pormenores de la guerra civil y las modalidades de cómo se les puso fin
explican las particularidades nacionales que fue adoptando el proceso de democratización en curso.

Los casos nacionales


Nicaragua: guerras sucesivas. En 1984 fueron las primeras elecciones democráticas en la historia
de Nicaragua, pero en un escenario que no lo era plenamente.
El Salvador: Golpe de los coroneles, en la década de ’80, por una década no hubo posibilidad de
paz.
Guatemala: no hubo guerra civil sino contra los civiles. Con alzamientos guerrilleros. Acusada
intromisión imperialista.
Honduras: partidos belicosos, con componente militar. Fue intervenida por militares
estadounidenses. La vida política fue sofocada, pero había elecciones, partidos y parlamento. En 1993,
los liberales volvieron al gobierno, y lo protodemocrático se fue transformando en un régimen nuevo,
una democracia electoral.

Pablo Kriger 51
Panamá: el carácter estratégico geográfico determinó la intervención de EEUU. Impidió
dictaduras militares, pero no inestables gobiernos civiles con rasgos autoritarios. Largo período de
elecciones, llenas de trampas. En 1977 se inicia tratados con EEUU para devolver el canal a manos
panameñas. A partir de allí apareció una fatal tensión entre los valores del nacionalismo enfrentados
con los de la democracia. No hubo transición, sino intervención extrajera para dar inicio a una
democracia electoral.

Democracias de baja intensidad


En la zona gris que llamamos momentos protodemocráticos, en que la rutina electoral aparece
como necesaria, pero insuficiente para constituir una democracia moderna. El objetivo fue legalizar,
tener gobiernos civiles frente a los cuales el pretexto de la insurgencia armada se debilitara.

La paz le da la mano a la democracia


Las transiciones a las elecciones civiles se realizaron en el contexto de la guerra y la posguerra; la
guerra conformó las elecciones y éstas, los procesos de paz. El hundimiento del socialismo hizo que
la política norteamericana se desinteresara por la contención del comunismo y buscara ordenar
democráticamente su traspaso.
En algunos países fue favorable la intervención de la alta jerarquía de la Iglesia católica como
reserva moral para la conciliación nacional.
En Nicaragua, la paz no fue resultado de ganar la guerra, sino la estrategia sandinista para salvar
la revolución.

Un reto desigual: la construcción de la democracia política


Hay varios factores que definen los patrones de acceso de nuevos actores a las posiciones de poder
y que se identifican a continuación:
‐ Los ejércitos
‐ El sistema judicial. A veces, con ayuda internacional.
‐ El sistema político, en especial los partidos y elecciones. Hay que recordar que el sistema
político centroamericano tiene en el Tribunal Electoral y en la legislación correspondiente
una de las instituciones más sólidas de la democracia política.
‐ El gran capital, los empresarios y sus aparatos corporativos.

¿Diferencias entre elecciones y democracia? No debe haber zonas grises. Sino límites precisos: en
Centroamérica hubo elecciones democráticas en ambientes claramente represivos. Hubo anomalías,
pero ausencia de fraude.
Las elecciones no hacen ciudadanos plenos, pero en una situación democrática inicial, el ejercicio
de los derechos políticos puede abrir las puertas para la realización de los derechos civiles y sociales.
Una y otra elección, muchas en el tiempo, crean una rutina, una tradición, esa inercia democrática tan
útil para la consolidación democrática.
La idea democrática, aunque imprecisa y contradictoria, gana voluntades y, a contrapelo de la
debilitada adhesión a la política, es mayoritaria la opinión pública que cree en ella. Es importante la
deseabilidad democrática que contrasta con una opinión pública cada vez más incrédula.
La más importante conclusión que se puede extraer es que la democracia electoral, al ejercitarse
en una sociedad cruzada por profundas desigualdades sociales, heterogeneidades estructurales agudas,
grandes contrastes culturales, hace que el Estado se acomode a esa realidad y produzca resultados en
esencia contradictorios con los principios mismos de la democracia.

52
Hay otra preocupante realidad, propia de sociedades fragmentadas, en especial donde el conflicto
armado dejó heridas. Áreas donde la fuerza de la legalidad del Estado es débil o no existe, y donde se
practican otros derechos bajo otro poder. Son los sitios del narcotráfico, mafias o sobrevivencias
paramilitares.
Las instituciones públicas deben garantizar la seguridad física, crear condiciones para el ejercicio
efectivo de la ciudadanía, corregir las disparidades de ingresos. Sin un Estado fuerte no habrá
democracia.

Parte 2: La comparación en el estudio de las "nuevas" democracias en América Latina.


Contenidos:

 Diferentes aportes para el estudio del fenómeno democrático en perspectiva


comparada.
 Los procesos de institucionalización de la democracia política en América del Sur.
 Instituciones formales e informales. Accountability vertical, horizontal y social.
Límites del concepto de consolidación democrática. El debate reciente sobre la
calidad democrática.

Autor: Manuel Alcántara Sáez


Título: Luces y sombras de la calidad democrática en América Latina
Año: 2008

Resumen corto:
Analiza el concepto de calidad de la democracia, contemplando la aplicación de distintos índices
a la realidad política de los países de AL.

Resumen
Es nuevo el concepto de calidad democrática. Tiene un carácter complejo al vincularse a
significados diferentes a otros conceptos de “calidad”.
Hay una visión de la democracia donde se enfatiza más su capacidad de provocar la participación
de la ciudadanía, de estimular debates y deliberación sobre las opciones que enfrenta un país o
comunidad, proteger los derechos de los individuos y grupos marginales frente a los grupos de poder,
de promover la justicia social.
Otra definición, se configura sobre los valores de libertad, igualdad política y el control sobre las
políticas públicas y sus hacedores a través del funcionamiento legítimo y legal de instituciones
estables. Pueden medirse si se satisfacen 8 dimensiones. Cinco de ellas son procedimentales:
‐ Imperio de la ley
‐ La participación
‐ La competición

Pablo Kriger 53
‐ La responsabilidad vertical
‐ La responsabilidad horizontal.
Dos tiene carácter sustantivo:
‐ Respecto a las libertades civiles y políticas
‐ La implementación progresiva de mayor igualdad política.
Por último, se encuentra la “responsiveness” que enlaza las dimensiones procedimentales con las
sustantivas, proveyendo una base para medir más o menos cuántas políticas públicas corresponden
con las demandas de los ciudadanos según han sido agregadas a través del proceso político.

Índice de Freedom House


Se establece anualmente sobre la base de opiniones subjetivas de expertos que evalúan el estado
de la libertad global según la experimentan los individuos. El propósito es evaluar la libertad,
entendida como oportunidad para actuar espontáneamente en una variedad de terrenos fuera del
control del gobierno y de otros centros de dominio potencial. Se traduce en una escala del 1 al 7.
Todos los países latinoamericanos, menos Cuba, son catalogados como democracias electorales.
Lo que suponen: sistemas políticos competitivo y multipartidista; sufragio universal, elecciones
periódicas competitivas con voto secreto, seguridad razonable en el voto, ausencia de fraude electoral
masivo, y que los resultados sean representativos del deseo de la gente; y acceso público significativo
de los partidos más importantes al electorado a través de medios de comunicación y fórmulas de
campañas abiertas.

Índice de desarrollo democrático


Descarta a Cuba por su carácter no democrático. Tiene en cuenta: procesos electorales y
pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política, libertades civiles.

Democracia de EIU
Según este índice, más de la mitad de los países del mundo no tiene una democracia. Son
regímenes híbridos (Nicaragua, Ecuador o Venezuela), o autoritario (Cuba).

Índice de Levine y Molina


Parte de una definición de calidad de la democracia como la medida en que los ciudadanos
participan informadamente en procesos de votación libres, imparciales y frecuentes; influyen en la
toma de decisiones políticas; y exigen responsabilidad a los gobernantes y por la media en que estos
últimos son quienes efectivamente to0mas las decisiones y lo hacen respondiendo a la voluntad
popular. Cinco dimensiones:
‐ Decisión electoral
‐ Participación
‐ Responsabilidad
‐ Respuesta a la voluntad popular
‐ Soberanía.

Desarrollaré algunas ideas que pueden servir para la operacionalización de estos elementos y para
intentar descomponer su peso en el esbozo de una senda explicativa.

54
La calidad del gobierno, en su condición de administración pública, no ha mejorado en la región
durante la última década. Los diferentes indicadores que miden su rendimiento muestran un nivel
claramente inferior al de otras regiones en vías de desarrollo. Tampoco puede deducirse del gasto
público. Se encuentran ausente una formación de una carrera de servicio público y otros de evaluación
del rendimiento.
Operatividad electoral articulada en dos dimensiones:
‐ Relativa a cuestiones estrictamente organizativas y procedimentales, que tienen que ver con
el estricto desarrollo del proceso. Ligado a la confección del padrón que garanticen la efectiva
participación, establecimiento de mesas electorales, etc.
‐ La satisfacción efectiva de las funciones de representación sobre la base de asegurar la
inclusión de los distintos grupos.
Debe analizarse con cuidado las funciones de los Ejecutivos y Legislativos, así como los
mecanismos que pueden llegar a producir consensos amplios en los que se debe tener en cuenta no
sólo factores institucionales o de relación de fuerza partidista existente, sino también de carácter más
subjetivo.

Los procesos de descentralización configuran un escenario donde pueden estrechase los lazos
entre representantes y representados en la medida en que se den tres circunstancias: se reduzca y
desagregue el tamaño del universo político, se distribuyan los recursos materiales y simbólicos a lo
largo de diferentes unidades de poder, y se definan mecanismos de democracia horizontal y de
rendición de cuentas. No obstante, la incidencia de estos factores en la calidad de la democracia no
es evidente. Hay al menos cuatro eventualidades cuya presencia (o ausencia) puede afectar
significativamente el resultado: presencia de una elite con fuerte capacidad de liderazgo; existencia de
grupos con identidades diferenciadoras muy marcadas; situación global de alta desigualdad en
términos sociales, económicos o culturales; y factores internacionales catalizadores del proceso.
Finalmente, la clase política es una variable independiente que desempeña un papel muy
importante en el proceso global de calidad de un sistema democrático. La calidad de los políticos es
un concepto difícil de establecer, pero puede integrar su experiencia en el seno del partico, su
experiencia en el oficio público y su nivel educativo. Sólo Chile y Uruguay, consideradas democracias
fuertes, se caracterizan por estos elementos.

Autor: Waldo Ansaldi


Título: La novia es excelente, sólo un poco ciega, algo sorda, y al hablar tartamudea. Logros,
falencias y límites de las democracias de los países del Mercosur (1982-2005).
Año: 2006

Resumen corto:
A partir de 1982, comienzan a caer las dictaduras. La democracia fue percibida y recibida como
una vía más que eficaz para la solución de los diversos problemas generados durante y por las
dictaduras institucionales. Después de 20 años de “promesas de democracias” se han convertido en
pocos logros y un alto nivel de frustraciones e insatisfacciones, agravadas por el ajuste estructural de
Consenso de Washington y la crisis de representación del 2001 y 2002.

Pablo Kriger 55
Estamos dentro de procesos que ofrecen democracias de pobres y democracias pobres, más cerca
de la precariedad que de la fortaleza. Y ello “muestra a la novia como algo sorda, un poco ciega y
tartamuda.

Resumen
La novia es excelente
Para muchos ciudadanos de la región, la diferencia entre una democracia y una dictadura, es la
diferencia entre la vida y la muerte.
La caída de las dictaduras permitió la recuperación de regímenes democráticos clásicos.
Por otro lado, la estabilidad que acreditan, en distinta magnitud, algunos países, no guarda
correlación positiva con democracia política, excepto en el caso de Uruguay.
La instauración o reinstauración de la democracia política estuvo condicionada por los términos
en que se desarrollaron las diferentes transiciones desde las situaciones de dictadura. Algunos
condicionantes estuvieron dados por el procesamiento nacional del endeudamiento externo.
Se mantuvieron algunas alianzas con las elites anteriores, compromisos. Aunque luego fue
disolviéndose, como en Chile, con un desafuero de Pinochet en 2000 sin la resistencia de la FFAA.
El autor señala algunos condicionantes coyunturales para la construcción de regímenes
democráticos. Ellos no fueron advertidos por los democratizadores en el ejercicio gubernamental. La
clave de bóveda se encuentra en la ausencia, en AL, de una revolución burguesa que podría haber
establecido una democracia liberal. Hubo más bien revoluciones pasivas dependientes o
modernizaciones conservadores dependientes o bien, modernizaciones de lo arcaico que son
simultáneamente arcaizaciones de lo moderno.
Índice de Democracia Electoral (IDE) = Derecho al voto x Elecciones limpias x Elecciones libres
x Cargos públicos electivos.
En todos los casos está reconocido el derecho al sufragio universal. Se han realizado sin
demasiadas irregularidades y sin impedimentos para los votantes.

Sólo un poco ciega


Condicionante externo: situación económica internacional.
Los países dependientes o periféricos, pobres, dejaron de ser destino para los capitales y mucho
de los que había en ellos volvieron a sus países de origen o fueron dirigidos a otras plazas. AL
disminuyó su participación en el comercio internacional, porque el intercambio entre los países
centrales incluyó el incremento de productos históricamente provenientes de nuestra región.
Se intentaron planes, pero o fracasaron o fueron modestos. Apelaron a experimentos ortodoxos
o heterodoxos.

Dos décadas duras


1990: se caracterizó, en cambio, por una recuperación de indicadores macroeconómicos. Las
políticas de ajuste estructural estuvieron a la orden del día. Reformas fiscales, reducción del gasto
público, desregulación de todos los sectores de la economía y servicios sociales. Abandono de
políticas proteccionistas previas.
Generaron brutales incrementos en el nivel de la pobreza, la miseria y la desigualdad social.

Algo sorda

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Reducción cuantitativa de la clase obrera industrial; un importante empobrecimiento de la clase
media urbana y la aparición de una creciente masa situada fuera del mercado de trabajo. Incremento
del desempleo, pobreza y desigualdad.
La transformación de las estructuras sociales de nuestros países ha generado fragmentación de
clases e identidades, ruptura del lazo social, y un tremendo deterioro de la calidad de vida, degradada
a condición infrahumana.
Informe del BID: dice el autor que al mismo le falta decir que los pobres son pobres porque
quieren. Con una lógica positivista.

Y al hablar tartamudea
Consolidación de la democracia, desde una mirada institucionalista entre 1982 y 2005.
Corrupción estructural: muy alta. Los ciudadanos opinan que no hay muchas chances de
eliminarla.
Hay renuencia a mano dura.
La satisfacción con la democracia es un indicador de eficacia del sistema mucho más ligado al
desempeño del gobierno, mientras el apoyo a la democracia es un indicador de legitimidad del sistema
democrático mucho más ligado a la aceptación de valores básicos como la libertad y la tolerancia.
Las democracias en cuestión son relativamente estables aún, no consolidadas ni menos
irreversibles.
La democracia, en los países del Mercosur, tiene la apariencia de una novia excelente. Pero cuando
se pone en movimiento se aprecia, como en el refrán sefardí, que es un poco ciega, algo sorda, y
tartamuda. No es poca contra, pero ante la situación de esperar, para no empeorar el cuadro, que
quien la quiera no sea, ni siquiera, ligeramente tonto. Que no lo sea guarda relación con las
explicaciones que los científicos sociales ofrezcamos a la sociedad y con lo que las mujeres y hombres
“hartos de estar hartos” por vivir bajo regímenes incapaces de dar respuesta e libertad, igualdad y
solidaridad, sepamos construir para radicalizar la democracia.

Autores: David Collier y Steven Levitsky


Título: Democracia con adjetivos. Innovación conceptual en la Investigación Comparativa
Año: 1998

Resumen corto
Desafío de tratar conceptualmente con una gran variedad de regímenes posautoritarios. Este
trabajo sostiene que los estudiosos responden a este desafío por dos vías: intentan incrementar la
diferenciación analítica para captar las distintas formas de democracia que han aparecido. Se
preocupan por la validez conceptual. Pretenden evitar el problema del estiramiento conceptual que
surge cuando el concepto de democracia se aplica a casos para los cuales no es apropiado. La
consecuencia ha sido una sorprendente cantidad de subtipos de democracia “con adjetivos”. Este
artículo se concentra en las categorías cualitativas empleadas en el estudio de casos recientes de
democratización a nivel de los regímenes políticos nacionales. Con especial atención en AL.

Pablo Kriger 57
Doble objetivo: hacer comprensible la compleja estructura de las estrategias alternativas de
innovación conceptual, y examinar las ventajas y desventajas de cada una. También pretende estimular
a los investigadores para que sean cuidadosos en la definición y uso de los conceptos.

Resumen
Mejorar la descripción es esencial para descubrir las causas y consecuencias de la democracia.
Algunos sostienen que la democracia era un resultado que debía ser explicado. Otros observaron el
impacto de la democracia sobre el crecimiento económico, liberalización económica, ajuste y
conflictos internacionales.
Esas estrategias de innovación conceptual no son de ninguna manera exclusivas de la investigación
cualitativa sobre la democratización reciente. Es posible encontrarlas en varias áreas conceptuales,
dentro y fuera de las ciencias sociales.

Definiciones de democracia en la investigación sobre democratización reciente


Gallie: democracia como el concepto político por excelencia. Como política es el arte de lo posible,
las metas democráticas serán más o menos ambiciosos según cambien las circunstancias.
Los autores se concentran en una definición “procedimental mínima” que supone elecciones
completamente competitivas con sufragio universal y sin fraude masivo, combinadas con la existencia
de garantías efectivas para las libertades civiles, incluidas las libertades de expresión, reunión y
asociación. Algunos agregan un carácter de “extendido” a esta definición incluyendo el poder efectivo
de gobernar.

Las estrategias de Sartori


Sartori formula una consigna básica sobre la organización de los conceptos: un aspecto importante
de la relación entre el significado de los conceptos y el espectro de casos a los que esos conceptos se
aplican pueden entenderse en términos de una “escala de generalidad”. Una escala que observa una
relación inversa entre el número de atributos definitorios y la cantidad de casos. Así, los conceptos
con menos atributos definitorios comúnmente se aplican a más casos, y por tanto se hallan más alto
en la escala de generalidad.

Diferenciación
Una de las metas de Sartori es demostrar cómo la diferenciación conceptual se puede incrementar
descendiendo en la escala de generalidad hacia conceptos que tengan más atributos definitorios y se
adecuen a un menor número de casos. Proveen distinciones más finas. Se consigue, a veces, con lo
que llamaremos “subtipos clásicos” de democracia. Se entienden como ejemplos plenos de la
definición básica de democracia y a la vez se diferencian de otros tipos. Por ejemplo: democracia
parlamentaria, democracia federal, democracia multipartidaria.

Evitando el estiramiento conceptual


La propuesta de Sartori es ascender en la escala de generalidad hacia conceptos que posean menos
atributos definitorios y en consecuencia se apliquen a un mayor número de casos. Por lo tanto, si
tienen problemas para determinar si un caso particular es realmente un régimen democrático, pueden
ascender en la escala de generalidad y llamarlo simplemente régimen.
Pero como llegar a un nivel tan alto como “régimen” es muy ambiguo, entonces se establece un
espacio intermedio: por ejemplo, régimen electoral.

58
Aunque subir en la escala de generalidad ayuda a evitar el estiramiento conceptual, genera un
inconveniente: debido a que son más generales, provoca una pérdida de diferenciación conceptual.
Entonces se puede avanzar hacia uno de los objetivos de Sartori, pero no a los dos simultáneamente.
Por ello varios autores se inclinan a otras estrategias.

Subtipos disminuidos
A diferencia de subtipos clásicos, los disminuidos no son ejemplos plenos de la definición básica
de “democracia” empleada por el autor. Por ejemplo: “democracia de sufragio limitado” o
“democracia tutelar”. Es una proposición más modesta sobre el alcance de la democratización y
menos vulnerable al estiramiento conceptual. Son un medio útil para evitar el estiramiento conceptual
en los casos no completamente democráticos.
Asenso: régimen electoral
Subtipo: Democracia parlamentaria.

Precisando la definición de democracia


Otra estrategia es precisar una propia definición de democracia agregando atributos definitorios.
Como el concepto se ha extendido a nuevas situaciones, puede clasificarse como democracia sobre
la base de una definición aceptada usualmente pero que a la luz de una definición amplia no se lo
pueda considerar completamente democrático. Pueden, entonces, hacer explícitos algún criterio que
consideran implícitos en el concepto abarcante, pero que no están incluidos en la definición. Criterio
de corte para definir democracia de no-democracia. Puede impedir el estiramiento conceptual ya que
así no se aplica la etiqueta de democracia a los casos que, el autor ve como incompletamente
democráticos.
Pero hay que ser cautos, ya que modifica la propia definición de democracia. La innovación
provoca el cambio del punto de partida definicional en referencia al cual se ordenan otras las otras
estrategias.
Por ejemplo, cuando agregan a la definición la idea de accountability horizontal como necesaria.

Cambiando el concepto abarcante


Otra estrategia es cambiar el concepto abarcante en relación al cual la democracia es considerada
un ejemplo específico (o subtipo clásico). Cierta literatura caracterizó a la democracia como “gobierno
democrático” o “Estado democrático”. Es otra forma de realizar una descripción más diferenciada
de lo que se considera un ejemplo incompleto de democracia, estableciendo un criterio más alto y
otro más bajo de democracia, y afirmando que ese tipo de países cumplen sólo el criterio más bajo.
En resumen, cambiar la estrategia entre distintos conceptos generales pude servir para introducir
una diferenciación más rigurosa por medio de la creación de una categoría analítica adicional.

Observaciones finales
Las estrategias enfrentan un desafío doble: incrementar la diferenciación analítica para caracterizar
adecuadamente los diversos regímenes surgidos en los últimos años y mantener la validez conceptual
evitando el estiramiento conceptual.
Observamos que las estrategias de Sartori de (1) descender en la escala de generalidad hacia los
subtipos clásicos de democracia y (2) ascender en la escala hacia los subtipos clásicos de régimen
pueden servir tanto para incrementar la diferenciación como para evitar el estiramiento conceptual,
pero no pueden conseguir ambos simultáneamente. Sin embargo, es posible llegar a esas dos metas
de forma simultánea (3) creando subtipos disminuidos, (4) precisando la definición de democracia

Pablo Kriger 59
por medio de la adición de nuevos atributos, y (5a) cambiando el concepto abarcante para bajar el
criterio. En cambio, esta última, (5b) para bajar el criterio de democracia no sirve para evitar el
estiramiento conceptual frente al concepto de régimen democrático, pero sí introduce nuevas
diferenciaciones.

Estas estrategias comparten dos problemas: debido a su compleja estructura tienen un


considerable potencial para la confusión. Es importante que cada uno defina el concepto de
democracia que utiliza. Segundo: dilema a partir de la proliferación de conceptos y términos, muchos
de los cuales se refieren aproximadamente a lo mismo.

Autores: Scott Mainwaring y Aníbal Pérez-Liñán


Título: La democracia a la deriva en América Latina
Año: 2015

Resumen corto

60
¿Cuál es el estado general de la democracia en AL hoy? Las tendencias de la democracia en AL
desde el 2000 han sido múltiples y variadas. La democracia no se está erosionando de manera
generalizada en AL; sin embargo, resulta preocupante que los avances democráticos no se hayan
propagado más y que la calidad de la democracia aún sea baja en una gran cantidad de países.

Resumen
La tercera ola de democratización en AL
Partimos de una definición de democracia amplia, liberal y procedimental. Son regímenes
políticos:
‐ Donde el jefe de gobierno y la legislatura son elegidos a través de elecciones libres y justas,
‐ Que garantizan el sufragio casi universal para los adultos
‐ Donde el gobierno y el Estado protegen las libertades civiles y los derechos políticos
‐ Donde los civiles controlan firmemente a las fuerzas armadas, y el crimen organizado, los
grupos paramilitares y otros actores armados no influyen sobre las políticas del gobierno.
Nuestro análisis sobre el posible deterioro de la democracia en AL se centra en cuatro dimensiones
del régimen político, excluyendo mayormente otros procesos y resultados políticos y sociales
importantes. Existe una amplia variabilidad en el nivel de la democracia a escala subnacional.
La tercera ola comenzó en República Dominicana en 1978, cuando por presión de EEUU, se
vieron obligados a reconocer la victoria de la oposición. Hasta 1991, Cuba era la única dictadura de
la región.
Según el índice de democracia de Freedom House, la región ha mantenido un buen puntaje de
calidad de la democracia. La clave para preservar los logros de la tercera ola de democratización y
evitar los retrocesos consiste en impedir una escalada de radicalismo.

Los casos de erosión democrática


En algunos países la democracia se ha erosionado. Por erosión entendemos cualquier proceso
sostenido de deterioro de la calidad democrática.
Las erosiones más significativas en AL contemporánea han involucrado la transformación de
regímenes democráticos en semidemocracias o en regímenes autoritarios competitivos.
Los casos de erosión son Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Honduras.
Venezuela y Nicaragua se han transformado en “autoritarismos competitivos”. Regímenes
híbridos fomentan la realización de elecciones competitivas de manera regular, aunque en el campo
del juego es extremadamente desigual y los derechos y libertades democráticos son violados de
manera significativa.
En 2003 los precios de las materias primas empezaron a subir. Rápida ampliación del gasto
público.
Chávez arremetió contra los medios en 2007 mostrando una faceta cada vez más autoritaria. Con
Nicolás Maduro, desde 2013, se intensificó aún más el despilfarro.
En suma, la democracia se ha erosionado en varios países de la región, aunque, a excepción de
Venezuela, se trata de países pequeños y pobres. Cristina Kirchner muestra tendencias antiliberales
propias de los populistas hegemónicos, aunque en menor medida que aquellos. Ha enfrentado
mayores resistencias desde sus propias filas, el poder judicial y la sociedad civil.

Los casos de estancamiento democrático

Pablo Kriger 61
Un segundo grupo de países de AL, Colombia, Guatemala, Haití y Paraguay presentan niveles de
democracia estables, aunque con deficiencia en términos de calidad.

Democracias estables, pero con defectos


Siete democracias estables, pero con defectos: Brasil, México, Perú, República Dominicana, El
Salvador y Panamá. Es altamente improbable que en ninguno de estos países ocurre un quiebre o una
erosión grave en los próximo cinco o diez años.
Con todo esto, estos países presentan serias brechas en términos de ciudadanía democrática. Los
derechos de la población marginada son protegidos de manera desigual.
A menudo, la erosión democrática es evidente: los presidentes clausuran estaciones de radios o
canales de televisión de la oposición, enjuician a sus enemigos políticos y explotan su posición de
poder de forma flagrante para financiar sus propias campañas electorales. Mientras que los avances
democráticos (Brasil, Perú y Chile) generan menos interés periodístico, pero no por ello son menos
importantes.

Democracia de Alta calidad: Costa Rica, Chile y Uruguay

Cuatro claves para entender las trayectorias democráticas


A fin de comprender este mosaico de erosiones, estancamientos y avances democráticos podemos
utilizar cuatro variables:
1. Los países con mayor nivel de desarrollo presentan mayores probabilidades de
transformarse en democracias robustas en el período posterior a la transición.
2. Los Estados sólidos forman la base de las democracias robustas y resulta
extraordinariamente difícil construir democracias robustas en estados débiles. La
independencia del poder judicial es otro elemento clave de una alta calidad democrática,
porque permite garantizar los derechos ciudadanos y los derechos de las oposiciones.
Debido a que general resistencia política, la construcción de un Estado efectivo toma
tiempo, incluso allí donde se cuenta con el compromiso de los dirigentes políticos más
importantes.
3. Los sistemas de partidos democráticos institucionalizados contribuyen a elevar la calidad
de la democracia. Esto impone serios obstáculos al ingreso de los outsiders, que a
menudo han socavado la democracia. Mientras que un débil sistema de partidos dificulta
la protección democrática y la rendición de cuentas efectiva.
Tomadas en conjunto, las democracias de alta calidad de América Latina registran valores mucho
mayores que el resto de los países para ingreso per cápita, percepciones de la corrupción y capacidad
regulatoria, e institucionalización del sistema de partidos.
Estas tres primeras variables giran en torno de la capacidad estructural e institucional para
construir una democracia. Aunque no determinan los resultados políticos, dificultan o facilitan la
tarea de construir una democracia de alto nivel. Estas variables sirven para explicar la escasez de casos
claros de avances democráticos desde el cambio de milenio. La mayoría de las democracias de baja
calidad y los regímenes autoritarios competitivos son países bastante pobres, con estado débiles y
sistemas de partidos pobremente institucionalizados.
4. Podría ser el liderazgo político, que cambia de manera decisiva el camino que recorre un
país. Hace referencia a la voluntad y el compromiso de los dirigentes con la construcción
de la democracia.

Conclusiones

62
La gran estabilidad del nivel de democracia en la mayoría de los veinte países en AL durante un
período considerable, sumada a los importantes obstáculos para la construcción de democracias más
sólidas en los países pobres con estados débiles, y a la improbabilidad de las erosiones democráticas
en los países de renta media con estados sólidos, sugieren que la perspectiva más probable para los
próximos años en la región será la estabilidad.
AL contemporánea es un entramado de erosiones, estancamientos y avances democráticos, con
varios casos de democracia de alta calidad y muchos otros de profundos déficits democráticos. El
lado positivo es el éxito que ha tenido la tercera ola de democratización, si se analiza desde una
perspectiva histórica de largo plazo. El lado negativo es que, a excepción de los tres casos de alta
calidad y larga herencia democrática, son pocos los países de AL que han alcanzado avances
democráticos sólidos desde los inicios del nuevo milenio.

Autor: Fernando Mayorga


Título: La democracia intercultural en América Latina: procesos y desafíos
Año: 2016

Resumen corto
Tres formas de democracia: directa y participativa, representativa y comunitaria. La democracia
intercultural es una relación y un proceso. Relación entre tres formas de democracia, asincrónica,
combinación de reglas e instituciones. Es un proceso, porque las relaciones entre las tres formas de
democracia irán ampliándose y diseminándose en los distintos ámbitos, a medida que se consoliden
las nuevas entidades estatales como las autonomías subnacionales. Es un proceso incremental de
ajuste e innovación institucional que se renueva de manera constante, puesto que la diversidad social
también se transmuta de manera permanente porque es parte inherente de su naturaleza.

Resumen
Demodiversidad (De Sousa Santos). Esta noción alerta sobre la necesidad de reconocer la
diversidad en la sociedad y ajustar las instituciones a la heterogeneidad de los sujetos, proyectos,
prácticas y formas de vida, que caracteriza lo social y que nunca será contenida o representada
íntegramente por el Estado. La noción de democracia intercultural es una respuesta al desafío de
combinar distintas concepciones y modalidades de democracia prestando atención a las instituciones
indígenas y campesinas, y se combina con las reflexiones sobre el Estado Plurinacional.
Con demodiversidad De Sousa plantea algunas características de la democracia intercultural:
primero, debe tener diferentes formas de deliberación democrática. Segundo, exige una doble forma
o un doble criterio de representación: un criterio cuanti, el voto, y otro criterio de representación que
puede ser cuali.
Otras miradas amplían la democracia intercultural, incluyendo las relaciones de género (paridad).

Bases conceptuales y jurídicas de la noción de democracia intercultural


La DI es un dispositivo jurídico e ideológico que pretende establecer, organizar y legitimar las
características formales de la democracia boliviana post Asamblea Constituyente.
Tres democracias (en Bolivia):

Pablo Kriger 63
‐ Democracia comunitaria: reconoce modalidades de elección de representantes y de
autoridades, diferentes a las pautas de la democracia representativa e implica el
reconocimiento de derechos colectivos de un nuevo sujeto definido por criterios históricos-
culturales: naciones y pueblos indígenas originario campesino. Comunitaria, por medio de la
elección, designación o nominación de autoridades y representantes por normas y
procedimientos propios de las naciones y pueblos indígenas originario campesino.
‐ Democracia directa y participativa: por medio del referendo, la iniciativa legislativa
ciudadana, la revocatoria de mandato, la asamblea, el cabildo y la consulta previa. Se incluye
la iniciativa popular para solicitar revocatoria de mandato.
‐ Democracia representativa: por medio de la elección de representantes por voto universal,
directo y secreto.

La democracia intercultural debe estar dirigida a mejorar el desempeño de las organizaciones


políticas y mejorar su vínculo con la sociedad.
Hay un nexo entre democracia representativa y democracia comunicaría: puesto que el objeto
exclusivo de la democracia representativa es la elección de representantes y autoridades mediante
voto universal y la democracia comunitaria se refiere específicamente a la “elección, designación o
nominación de autoridades y representantes” mediante “normas y procedimientos propios de las
naciones y pueblos indígenas originario campesino. Ambas refieren a la representación política, la
diferencia: incorporación formal de diversas modalidades de elección en las comunidades indígenas
que no se ajustan al voto universal, individual de corte liberal.
Se trata de un doble proceso: diversificación de lo uniforme y homogeneización de lo diverso.
Exige establecer múltiples nexos y puntos de equilibrio para responder al desafío central de la
democracia intercultural, que es evitar el dualismo en la representación política y la
ineficacia/legitimidad en el proceso decisional.
La equidad de género introduce una regla uniforme (paridad y alternancia) para la diversidad
cultural e institucional. Principio de equivalencia: la democracia boliviana se sustenta en la equidad
de género e igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres para el ejercicio de sus derechos
individuales y colectivos, aplicando la paridad y alternancia en las listas de candidatas y candidatos
para todos los cargos de gobierno.

El ejercicio de la democracia intercultural


Se inició en 2009

Conclusión
La democracia intercultural no se refiere a un objeto institucional “real” y tampoco tiene un sujeto
específico. Debe entenderse como una relación y un proceso.
Es una relación porque en la relación entre las tres formas de democracia se combinan de manera
distinta y variable dependiendo del evento o ámbito político en cuestión. Esa combinación de reglas
e instituciones debe propiciar la articulación de la diversidad social, empero buscando la
complementariedad y evitando que surjan situaciones de dualismo en la representación política o en
la toma de decisiones.
El ejercicio de la democracia intercultural es complementario pero parcial, porque se da entre
algunas instituciones de las tres formas de democracia dependiendo del tópico o acontecimiento. La
“igualdad de condiciones” de las tres formas de democracia es un punto de partida, pero su nexo
puede implicar el predominio de una institución democrática sobre la otra. Es decir, se trata de una
“igualdad relativa” porque el punto de equilibrio entre diversidad y homogeneización puede implicar

64
la subordinación parcial de una regla de una forma de democracia a una norma de otra forma de
democracia.
La democracia intercultural es un proceso, porque las relaciones entre las tres formas de
democracia irán ampliándose y diseminándose en los distintos ámbitos, a medida que se consoliden
las nuevas entidades estatales como, por ejemplo, las autonomías subnacionales.
La democracia intercultural es un proceso incremental de ajuste, e innovación institucional que se
renueva de manera constante, puesto que la diversidad social también se transmuta de manera
permanente porque es parte inherente a su naturaleza.

Autor: Leonardo Morlino


Título: Explicar la calidad democrática: ¿Qué tan relevantes son las tradiciones autoritarias?
Año: 2007 (2004)

Resumen corto:
Primero, se discute la principal definición de democracia y calidad democrática, como el estado
de derecho, accountability electoral, accountability interinstitucional, responsiveness, libertad y
equidad/solidaridad. Segundo, si quisiéramos explicar la calidad de la democracia, ¿cuán relevantes
son las tradiciones políticas previas? También son sugeridos otros factores explicativos que
complementan el rol de los legados autoritarios, proponiendo pequeñas hipótesis clave. Finalmente,
se analiza el impacto del legado autoritario sobre la calidad de la democracia contemporánea.

Resumen
Dos orientaciones de los conceptos que deben estar: una empírica y realista, y otra ideal.
Estudiar la calidad democrática significa conjugar las dos direcciones de investigación recién
mencionadas, pero es necesario hacerlo partiendo de la definición de democracia mínima, desde el
umbral por sobre el cual se puede iniciar un análisis de la calidad en la medida que el país estudiado
tenga un régimen político que forme parte del genus democrático. De la definición de calidad
democrática con sus dimensiones, también en contraste la una con la otra.
Se presentará un recorrido de investigación que aún se debe profundizar; se trata de indicaciones
de investigación con algunas hipótesis teóricas y sus primeros resultados.

Puesta a punto definitoria


Una democracia, para ser definida como tal, debe tener:
‐ Sufragio universal, masculino y femenino.
‐ Elecciones libres, competitivas, recurrentes, correctas.
‐ Más de un partido.
‐ Diferentes y alternativas fuentes de información.
Quienes superan ese umbral, será necesario analizar qué tanto han cumplido con dos ideales:
libertad e igualdad.
En relación a la noción de calidad, surgen tres modos con los que se puede relacionar:

Pablo Kriger 65
1. La calidad es definida por los aspectos del procedimiento fijados cuidadosamente por cada
uno de los productos, es decir, está en el seguir procedimientos constructivos precisos y
controlados en los tiempos y en los métodos.
2. La calidad consiste en el tener un producto que tenga ciertas características constructivas,
tenga formas y funcionamiento definido, poniendo atención en el contenido.
3. La calidad del producto deriva indirectamente de la satisfacción expresada por el
consumidor, también en volver a solicitarlo, confiando simplemente en el resultado.
Una democracia de calidad es una “buena” democracia: esa ordenación institucional estable que
a través de instituciones y mecanismos que funcionan correctamente, realiza la libertad y la igualdad
de los ciudadanos. Es ampliamente legitimado y estable, con ciudadanos satisfechos. Se goza de los
mínimos de libertad e igualdad. Los ciudadanos deben poder controlar y evaluar su eficiente
aplicación, la eficacia en la toma de decisiones junto a la responsabilidad política por las elecciones
tomadas por el personal elegido.
Una buena democracia tiene por lo menos seis dimensiones de variación que tienen que colocarse
en el centro del análisis empírico que pueden ser consideradas como sus calidades. Ellas son:
‐ Rule of law: el respeto a la ley y la garantía real de la vigencia de un sistema legal con
características de no retroactividad, publicidad, generalidad, estabilidad, junto al control civil
de los militares e independencia del poder judicial. Garantizar los derechos e igualdades de
los ciudadanos; ausencia de áreas dominadas por organizaciones criminales; ausencia de
corrupción; existencia de burocracia civil, responsable en caso de error; existencia de fuerzas
de policía eficientes y respetuosas de los derechos y libertades existentes; acceso igual y fácil
de los ciudadanos a la justicia; la razonable duración del proceso penal; completa
independencia del juez de cualquier influencia del poder político.
‐ La accountability electoral: responsabilidad electoral; tres aspectos centrales: información,
justificación (las razones otorgadas por el gobernante por su comportamiento y por lo tanto
por sus dediciones), sanción o recompensa (consecuencia que saca el elector). Es la
responsabilidad que puede hacer valer el elector frente al electo.
‐ Accountability interinstitucional: responsabilidad que hacen valer frente a los gobernantes
otras instituciones o actores colectivos que tienen poder y conocimiento para poder evaluar
el comportamiento de los gobernantes.
‐ Responsiveness: o reciprocidad, es el resultado en la capacidad de respuesta que encuentra
la satisfacción de los ciudadanos. Cuatro componentes, en relación a: las políticas en el centro
de la atención pública, a los servicios para asegurar los individuos y grupos que se
representan, a la distribución de beneficios materiales a los propios representados a través
de la administración pública.
‐ Libertad: es la primera de las dos dimensiones sustantivas y se refiere al respeto de un
conjunto de derechos políticos y civiles.
‐ Igualdad o solidaridad: la realización de una mayor igualdad política, social, económica o bien
respeto y garantía de los derechos sociales.

A la búsqueda de explicaciones
Responder a ¿cómo explicar la calidad democrática y por lo tanto cada una de las dimensiones
antes definidas? Debería distinguirse entre razones y explicaciones primarias, de las secundarias.
Cuadro: algunas explicaciones sobre la calidad democrática
Dimensiones Explicaciones primarias Explicaciones secundarias
‐ Rule of law ‐ Participación ‐ Tradiciones autoritarias
‐ Accountability electoral ‐ Información ‐ Tradiciones institucionales
‐ Accountability ‐ Eficiencia burocrática preautoritarias
interinstitucional ‐ Estructura institucional ‐ Factores internacionales
‐ Responsiveness ‐ Elección de los líderes ‐ Cultura política

66
‐ Libertad ‐ Estructuras intermedias ‐ Estructura social
‐ Igualdad/solidaridad ‐ Recursos

Herencias autoritarias: tienen en su interior tres elementos: 1) conjunto de creencias, valores y


actitudes; 2) una o más instituciones públicas, entres o simples organizaciones; 3) los
comportamientos que derivan de las relaciones entre las primeras dos dimensiones. Más dimensiones
persisten, más fuertes serán las herencias y más lenta y difícil su gradúan desaparición.
Hay dos tipos de herencias: 1) las relativas a los valores, a las instituciones y al comportamiento
introducidos por el régimen autoritario; 2) las que refuerzan o consolidan valores precedentes e
instituciones existentes, introduciendo nuevas instituciones, entes u organizaciones, y creando o
reproduciendo consiguientes costumbres de comportamiento.
Una herencia siempre implica continuidad con un fenómeno preexistente pero también podría
ser considerada una reacción al fenómeno que la precedido.

Qué herencia: 1) la duración del régimen autoritario anterior; 2) la innovación producida por ese
régimen; 3) la modalidad de transición desde el autoritarismo.

Cuadro 6: qué hipótesis


Si Entonces
+ normas legales autoritarias - Rule of law
- libertad
+ escaso o ningún respeto por el estado de derecho - rule of law
+ poder judicial poco independiente -Rule of law
+ amplio sector económico público -Accountability electoral
+ Responsiveness
+ amplias prerrogativas de los militares -Rule of law
+ Escasa o inexistente eficacia de la policía -Rule of law
+ Grupos extremistas de derecha y de izquierda -Libertad
-Accountability electoral
+ Estatismo -Participación
-Accountability electoral
+ Pasividad/conformismo/cinismo -Participación
-Accountability electoral
+ Miedo/alienación de la política -Participación
+Actitudes no democráticas -Participación
-Accountability electoral

Conclusiones
Este trabajo sirve para saber de qué países podemos esperar un más bajo nivel de democracia
considerando el tipo de herencias y tradiciones autoritarias.
Permiten explicar las herencias autoritarias el menor respeto a la Ley. Las transiciones autoritarias
inciden en la accountability electoral y en la participación, como elemento condicionante de la
accountability.
Se puede sostener que con el apoyo de datos que esa situación de control indirecto de un notable
monto de recursos ha permitido clientelismo y formas de caciquismo durante mucho tiempo en Italia,
Portugal y Brasil. Pero también un proceso de privatizaciones que ha puesto en crisis el sistema.
Es evidente que hay problemas muy serios de límites de la investigación empírica que llevan a
proponer las hipótesis antes indicadas sin que puedan señalarse como empíricamente bien sostenidas.

Pablo Kriger 67
La gradual desaparición de las herencias cambiaría las conclusiones recién formuladas y también
es un problema que queda abierto. Esa desaparición no puede darse por descontada. Quizás aquellas
actitudes “heredadas” no siguen existiendo a causa del franquismo, fascismo… sino más bien a causa
de nuevos aspectos propios de la modernidad.
No se puede estar seguro de la desaparición de las herencias autoritarias. El que falten estas últimas
tendencias podría significar la desaparición de las primeras. Pero quien no tiene memoria histórica
pierde identidad y están condenados a repetir los mismos errores. Por lo que las herencias han sido
también útiles para consolidar la democracia; es lícito concluir que es más sabio mantener con vida o
la memoria histórica de ellas.

Autor: Guillermo O’Donnell


Título: Otra institucionalización
Año: 1997

Resumen corto
Han aumentado la cantidad de democracias en el mundo. Otros son autoritarios. Y otros ocupan
una zona gris, democracias incompletas que les falta consolidarse o institucionalizarse plenamente.
Esto plantea dos tareas: encontrar criterios que establezcan una línea divisoria entre el conjunto que
incluye a todas las democracias y los casos que no lo son. Una línea que dependerá de la pregunta
que hagamos. Ha sido útil el concepto de poliarquía. Me valgo de AL como referente empírico. El
problema de muchas poliarquías no es la falta de institucionalización; en ellas hay una formalizada
que es las elecciones. La otra es informal, permanente y ubicua: el particularismo (o clientelismo, en
sentido amplio).

Resumen
Atributos que caracterizan la poliarquía:
1) Autoridades públicas electas
2) Elecciones libres y limpias
3) Sufragio universal
4) Derecho a competir por los cargos públicos
5) Libertad de expresión
6) Información alternativa
7) Libertad de asociación
Bajo estos criterios, algunos países como México, República Dominicana, Haití, no serían
poliarquías (en 1997). Tampoco Guatemala, Paraguay, El Salvador y Honduras.
El concepto de poliarquía establece una línea divisoria crucial: separa los casos en que existen
elecciones limpias, competitivas y regulares, así como las libertades contextuales arriba mencionadas,
de los muchos otros en que todas o algunas condiciones no se cumplen.
Habiendo establecido esta línea divisoria, el concepto de poliarquía permite muchas variaciones
entre los casos delimitados. Son diferencias empíricas, pero también pueden ser normativamente

68
evaluadas. Ser examinadas prospectivamente, en términos de sus consecuencias para las
probabilidades de supervivencia de cada poliarquía.

Instituciones
Los casos que selecciono como poliarquías, tiene un hecho crucial: elecciones institucionalizadas.
Por institución entiendo una pauta regularizada de interacción conocida, practicada y aceptada por
actores cuya expectativa es seguir actuando de acuerdo con las reglas sancionadas y sostenidas por
ella. Están ahí, regulando expectativas y comportamientos.
Las elecciones como instituciones son altamente formalizadas (minuciosas y explícitas), pero
funcionan de manera intermitente y por lo general carecen de una materialización organizacional
permanente. Expectativas de que tendrá un efecto futuro. Votos contados limpiamente.

Consolidación democrática e institucionalización plena


Se dice que las nuevas democracias están pobremente institucionalizadas.
Una vez que las elecciones están institucionalizadas, se puede decir que la poliarquía, o democracia
política, está consolidada; ya que supone que hay expectativas, se votó limpiamente, etc. Esto según
Juan Linz. Una situación en la que ninguno de los actores políticos más importantes, partidos o
intereses organizados, fuerzas o instituciones, considera que existe alternativa al proceso democrático
para llegar al poder, y ningún grupo o institución política tiene la prerrogativa de vetar la acción de
los gobernantes democráticamente electos. Pero no veo muchos beneficios analíticos cuando se
aplica el término “consolidado” a algo que es probable, aunque no seguro, que persista; “democracia”
y “consolidación” son términos demasiados polisémicos como para formar un buen par.
Otros autores indican que es importante que haya una institucionalización y se concentran en los
partidos, el ejecutivo, el Congreso, y a veces los tribunales.
De una manera u otra, lo que estos puntos de vistas no consideran “no consolidadas”, son
caracterizadas de forma negativa, por lo que carecen del tipo y/o grado de institucionalización
supuestamente alcanzado por las viejas poliarquías. Pero las definiciones negativas y los “obstáculos”
nos impiden construir tipologías de poliarquías sobre la base de los rasgos específicos, positivamente
descritos, de cada subtipo. Estas tipologías positivas son necesarias, entre otros propósitos, para
evaluar las probabilidades de supervivencia que tiene cada tipo, para explorar las pautas de cambio, y
para especificar las múltiples dimensiones en que los problemas de la calidad y el desempeño de la
poliarquía pueden ser discutidos e investigados.
En consecuencia, aplicar los términos “consolidada” a ciertas poliarquías no es más que decir que
están institucionalizadas en el sentido que uno espera y aprueba. Ante la falta de una teoría que
explique cómo y por qué esto puede suceder, parece una idea prematura. En todo caso, esa teoría
sólo podrá ser elaborada sobre la base de una descripción positiva de los principales rasgos de todos
los casos pertinentes.

Reglas formales e informales


En los países desarrollados con democracias consolidadas, hay reglas formales sumamente
explícitas. Pero también pueden darse reglas informales de la poliarquía. La medida en que el
comportamiento y las expectativas de comportamiento se aproximan o desvían de lo prescripto por
las reglas formales es difícil de estimar empíricamente.
Cuando la adecuación es razonablemente cercana, las reglas formales simplifican nuestra tarea;
son buenas predictoras del comportamiento y las expectativas; en caso de que la adecuación sea alta,
se puede decir que las instituciones y reglas formales de la poliarquía han alcanzado plena
institucionalización. Cuando la adecuación es escasa, debemos enfrentar la doble tarea de describir el

Pablo Kriger 69
comportamiento real y de especificar las reglas que ese comportamiento y esas expectativas
efectivamente siguen. Pero esto no nos autoriza a suponer que existe una tendencia a una mayor
adecuación entre comportamiento y reglas formales. Esto es especialmente cierto cuando las reglas
informales son ampliamente compartidas y están profundamente arraigadas; en este caso, son éstas
las que están altamente institucionalizadas, no las formales.
En las poliarquías nuevas, las reglas formales sobre cómo deben funcionar las instituciones
políticas suelen ser guías muy pobres de los que en realidad sucede.

Particularismo y poliarquía
Lo anterior no significaba que el proceso político no esté institucionalizado. El problema es que
concentrar la atención en las instituciones formales nos impide ver otra institución, informal y en
ocasiones encubierta, que tiene una enorme influencia en las nuevas poliarquías: el clientelismo y el
particularismo. Como transacciones particularistas jerárquicas, patronazgo, nepotismo, favores y
hasta corrupción.
El particularismo es antagónico con uno de los principales aspectos del complejo institucional de
la poliarquía: la distinción, en términos legales, normativos y de comportamiento, entre la esfera
pública y la privada. La efectividad de esta distinción es un aspecto importante de la
institucionalización formal de la poliarquía.
Se manifiesta una gran hipocresía de algunos rituales políticos y discursos, que alimentan un
cinismo generalizado. Cuando es muy visible, el particularismo se da por descontado se practica como
la principal forma de acceso al y de ejercicio del poder político. El particularismo es un importante
componente del régimen político de estas poliarquías.
Otra cuestión es quién, y en qué medida, se debería adherir a las reglas formales para que la
democracia se consolide. Algunos sostienen que ciertos líderes o la mayoría de la población. ¿Debería
extenderse a otras áreas?
Severas pruebas para ver que una democracia se ha consolidado:
1) Alternancia de los rivales en el poder. En AL: han sido frecuentes.
2) Apoyo generalizado continuo y estabilidad durante situaciones de dificultad económica
extrema. En AL: el apoyo a la estabilidad del régimen se ha mantenido incluso frente a
recesiones mucho más agudas que las sureuropeas.
3) Derrota y castigo efectivo de los grupos rebeldes estratégicamente ubicados. En AL: el
registro de castigos es pobre en Europa del Sur y en AL.
4) Estabilidad del régimen frente a una radical restructuración del sistema de partidos. En AL:
es difícil imagina restructuraciones del sistema de partidos más radicales que las de Brasil,
Ecuador y Bolivia.
5) Ausencia de partidos o movimientos antisistema políticamente significativos. En AL: los
partidos y fuerzas sociales antisistema están tan ausentes de las poliarquías de AL como de
Europa del sur.
Las actuales poliarquías latinoamericanas no son casos de consolidación democrática.

Algunos correlatos y afinidades electivas


El particularismo es un rasgo permanente de la sociedad humana, y no una excepción.
El que varias poliarquías estén informalmente institucionalizadas tiene varias consecuencias:
destaco la accountability, aspecto crucial de las poliarquías formalmente institucionalizadas que se ve
seriamente obstruida. La institucionalización de las elecciones significa que existe accountability
electoral retrospectiva. Además, una prensa más o menos libre y varios segmentos activos de la
sociedad se encargan de que algunos actos de gobierno escandalosamente ilícitos sean denunciados.
En estos aspectos la poliarquía aun cuando no está formalmente institucionalizada, supone una gran

70
diferencia con cualquier tipo de régimen autoritario. Pero también se carece de la accountability
horizontal: los controles que algunas agencias estatales ejercen sobre otras; sancionando acciones
ilegales emprendidas por agentes estatales.
La idea básica es que las instituciones formales tienen límites legalmente establecidos y bien
definidos, que circunscriben el adecuado ejercicio de su autoridad.
Estos límites están estrechamente relacionados con la frontera privado/publica, puesto que
quienes desempeñan funciones en la última esfera están obligados a seguir reglas universales y
públicamente orientadas y a sus intereses particulares. La efectividad de esta regla depende de
instituciones estatales que ejerzan controles horizontales.
Es muy poca la accountability en la mayoría de las nuevas poliarquías. Estas prácticas informales
tienen fuerte afinidad con concepciones y prácticas delegativas, no representativas, de la autoridad
política. Con ella me refiero a una visión cesarista, plebiscitaria, de un ejecutivo que se cree investido
del poder de gobernar el país a su arbitrio.
¿Por qué en este océano de particularismo y límites difusos, sobrevive el proceso universalista de
las elecciones libres? Los gobiernos que manipulan leyes no son sólidos garantes de la integridad del
proceso electoral. La limpieza de las elecciones es lo que certifica ante otros gobiernos que un país es
democrático.
Las poliarquías formalmente institucionalizadas exhiben distintas combinaciones de democracia,
liberalismo y republicanismo. Las poliarquías informalmente institucionalizadas son democráticas en
el sentido recién definido (votación sin coerciones, libertad de opinión, de movimiento, de asociación
y otras) y cuando incorporan el componente plebiscitario del gobierno delegativo, fuertemente
mayoritario. Pero sus componentes liberales y republicano son muy débiles.

Algunas sugerencias
Creemos que la democracia es preferible a los regímenes autoritarios que le precedieron. A la
democracia se le asignaban múltiples significados, era el movilizador fundamental. En el futuro
cercano, esta democracia se parecería a la de los de países noroccidentales.
He destacado la conveniencia de reconocer, como componentes fundamentales de muchas de las
nuevas poliarquías, algunas instituciones que suelen ser ignoradas por los actuales estudios sobre
democratización.
La mejora de la calidad depende en gran parte del realismo con que entendamos la situación pasada
y presente de cada caso.

Autor: Guillermo O’Donnell


Título: ¿Democracia delegativa?
Año: 1997

Resumen corto
Describe democracia delegativa. Cree que debemos concentrar la atención en diversos factores
históricos de largo plazo y en la severidad de los problemas socioeconómicos heredados por los
nuevos gobiernos democráticos. Principales puntos del argumento: 1) las actuales teorías y tipologías

Pablo Kriger 71
de la democracia tienen como referente empírico a la democracia representativa de acuerdo con las
características que ésta adopta, con todas sus variaciones y subtipos, en los países capitalistas
altamente desarrollados. 2) Algunas de las nuevas democracias son democracias, en el sentido de que
cumplen los criterios que propone Dahl para poliarquía. 3) Pero estas democracias no son
democracias representativas; ellas presentan características que me inducen a llamarlas democracias
delegativas. 4) Aunque no son democracias consolidadas, las DD pueden ser duraderas. 5) Es posible
detectar una importante interacción: la profunda crisis social y económica que heredó la mayor parte
de estos países de sus predecesores autoritarios refuerza ciertas prácticas y concepciones acerca del
ejercicio de la autoridad política que son más consonantes con la democracia delegativa que con la
representativa.

Resumen
Consideraciones fundamentales para el punteo anterior:
a. La instalación de un gobierno democráticamente electo abre el camino de una “segunda
transición”, más larga y compleja.
b. En esta segunda transición, se parte de un gobierno democráticamente electo y se llega a un
régimen democrático institucionalizado.
c. Nada garantiza, sin embargo, que se lleve a cabo esta segunda transición. Las nuevas
democracias pueden regresar al gobierno autoritario o pueden permanecer en una situación
frágil e incierta.
d. Elemento crucial del éxito de la segunda transición: la construcción y fortalecimiento de
diversas instituciones que se convierten en nudos de decisión importantes dentro del proceso
de circulación del poder político.
e. Para alcanzar ese resultado, las medidas y estrategias del gobierno y actores deben reconocer
un interés superior y compartido en la construcción y fortalecimiento de las instituciones
democráticas.
f. En contraste, los casos de democracia delegativa no han postrado progresos institucionales
ni han sido muy efectivos en el tratamiento de sus respectivas crisis sociales y económicas.
Instituciones: son pautas regularizadas de interacción que son conocidas, practicadas y
regularmente aceptadas por agentes sociales que mantienen la expectativa de seguir interactuando
conforme a las reglas y normas que rigen esas pautas. A veces llega a ser organizaciones formales. De
estas, a O’Donnell le interesa un conjunto: las instituciones democráticas. Estas son políticas: la
elaboración de las decisiones gubernamentales obligatorias dentro de un territorio dado, los canales
de acceso a los roles decisorios y la formación de los intereses e identidades que demandan ese acceso.
Necesitamos una segunda aproximación. Estas instituciones constituyen una red constitucional
de una poliarquía: Congreso, tribunales y partidos políticos; o las elecciones regulares.
Algunas de las características de un sistema institucional operativo son:
1. Las instituciones incorporan y excluyen. Determinan qué agentes, sobre la base de qué
recursos, demandas y procedimientos se aceptan como voces válidas en sus procesos de
elaboración e implementación de decisiones. Se amoldan a algunos agentes y a otros los
inducen a adaptarse.
2. Las instituciones establecen las probabilidades de distribución de sus resultados. Procesan
ciertos actores y recursos, conforme a las reglas que ellas mismas establecen.
3. Las instituciones tienden a agregar y a estabilizar la agregación de los niveles de acción y
organización de los agentes que interactúan con ellas. Ciertas personas prefieren interactuar
con relativamente pocos agentes a tratar pocos temas por vez.
4. Las instituciones inducen pautas de representación. Favorecen la transformación de muchas
voces potenciales en unas pocas a las que aceptan como representativas. La representación
implica el derecho de algunos de hablar en nombre de los que dicen representar, y la

72
capacidad de los representantes de lograr que los representados concuerden habitualmente
con lo que aquellos deciden.
5. Las instituciones estabilizan a los agentes/representantes y sus expectativas. Representantes
llegan a esperar una gana relativamente estrecha de comportamientos por parte del conjunto
de actores con quienes tienen la expectativa de volver a encontrarse en la próxima ronda de
interacción. Algunos pueden no gustarle, pero prevén que desviarse de esas expectativas
puede ser contraproducente para sus propios intereses. Se puede decir entonces que la
institución es fuerte, a nadie le interesa cambiarla.
6. Las instituciones alargan los horizontes de tiempo de los actores. Se espera que las
interacciones institucionalizadas se mantengan en el futuro con el mismo grupo de agentes.
Esto, junto con un alto nivel de agregación de la representación y de control de los
electorados, es la base de la cooperación competitiva que caracteriza a las democracias
institucionalizadas. Sujetos se reconocen como interlocutores válidos Este círculo virtuoso
se completa cuando la mayor parte de las instituciones democráticas logra no sólo un alcance
y un vigor razonables sino también una gran densidad de interrelaciones múltiples y
estabilizadas.
Para recapitular: en el funcionamiento de las sociedades complejas contemporáneas, las
instituciones democráticas proveen un nivel crucial de mediación entre, por un lado, los factores
estructurales y, por otro, no sólo los individuos sino también los diversos agrupamientos por medio
de los cuales la sociedad organiza sus múltiples intereses e identidades. Permite la representación de
alguno y excluye a otros. La institucionalización implica pesados costos; no solo la exclusión sino
también la burocratización y el tedio.
Esta es una descripción ideal, pero será útil esbozar, por medio del contraste, las peculiaridades
de una situación en la que diversas instituciones democráticas son muy débiles. Una democracia no
institucionalizada se caracteriza por el poco alcance, la debilidad y la baja densidad de las instituciones
políticas existentes.

Hacia una caracterización de la democracia delegativa


Se basan en la premisa de que la persona que gana la elección presidencial está autorizada a
gobernar como él/ella crea conveniente, sólo restringida por la cruda realidad de las relaciones de
poder existentes y por la limitación constitucional del término de su mandato.
El presidente es considerado como la reencarnación de la nación y principal guardián de sus
intereses. Las medidas de gobierno no necesitan guardar ningún parecido con las promesas de
campaña.
En las DD los candidatos presidenciales victoriosos se ven a sí mismos como figuras por encima
de los partidos políticos e intereses organizados. Desde esta perspectiva, otra institucionalización son
sólo estorbos que desgraciadamente acompañan a las ventajas domésticas e internacionales
resultantes de ser un presidente democráticamente elegido. La accountability es vista como un
impedimento a la autoridad delegada al presidente.
La DD no es ajena a la tradición democrática. En realidad, es más democrática, pero menos liberal,
que la democracia representativa. Es fuertemente mayoritaria: consiste en producir, por medio de
elecciones limpias, una mayoría que autoriza a alguien a convertirse, en exclusiva corporización e
intérprete de los más altos intereses de la nación. Es fuertemente individualista: se supone que los
votantes eligen, el individuo más adecuado para asumir la principal responsabilidad del país. Las
elecciones son muy emotivas, y las apuestas son muy altas.
El extremo individualismo, se combina con el organicismo del Leviatán. Pero algunos problemas
de la nación pueden resolverse usando criterios altamente técnicos.
En las DD la prensa, los partidos y el Congreso es libre de expresar su crítica. Es necesario analizar
lo que diferencia la democracia representativa de su prima delegativa. La representación incluye

Pablo Kriger 73
necesariamente un elemento de delegación. Una colectividad autoriza a ciertos individuos a hablar
por ella.
Diferencia entre democracia representativa y la delegativa. La representación incluye
necesariamente un elemento de delegación: por medio de cierto procedimiento. En consecuencia, la
representación y la delegación no son oposiciones polares. La representación implica accountability:
de alguna manera el representante es responsable por sus acciones ante quien lo autorizaron a hablar
en su nombre. En las democracias institucionalizadas, la accountability no es sólo vertical sino
también horizontal.
Ella opera mediante una red de poderes relativamente autónomos que pueden examinar y
cuestionar y, de ser necesario, sancionar actos irregulares.
La representación y la accountability conforman la dimensión republicana de la democracia: la
existencia y vigencia de una clara distinción entre los intereses públicos y privados de los funcionarios.
La accountability vertical, junto con la libertad de formar partidos e influir en la opinión pública,
forma parte tanto de la democracia representativa como delegativa. Pero la accountability horizontal
característica de las democracias representativas, no existe o es muy débil en las democracias
delegativas. Más aún, puesto que los presidentes delegativos ven a las instituciones que efectivizan la
accountability horizontal como impedimentos contra su misión, hacen persistentes esfuerzos por
trabar su funcionamiento.
El proceso decisorio en las democracias representativas tiende a ser lento e incremental. Esas
medidas generalmente quedan vacunadas contra grandes errores y cuentan con una probabilidad
relativamente alta de ser implementadas; por añadidura, la responsabilidad por los errores tiende a
ser ampliamente compartida.
La DD confiere al presidente la aparente ventaja de estar prácticamente exento de la accountability
horizontal. La DD tiene también ventaja aparente de facilitar un proceso decisorio rápido, aunque al
costo de aumentar las probabilidades de que se cometan errores groseros, multiplicar la incertidumbre
que rodean la implementación de las decisiones y concentrar en el presidente la responsabilidad por
los resultados. También te pueden tratar como salvador, y al día siguiente como dioses caídos.
A la DD se la debe estudiar como una democracia, ya que, si bien tiene características autoritarias,
no deja por ello de ser una poliarquía.

El ciclo de la crisis
Pone de ejemplo de DD a Argentina, Brasil y Perú (y a varios más de LA).
Los presidentes son votados luego de prometer que salvarán el país.
Cuanto más prolongada y profunda sea una crisis y cuanto menor es la expectativa de que el
gobierno podrá paliarla, más racional resulta para todos los involucrados actuar: 1) de un modo
altamente desagregado, especialmente en relación con las agencias estatales que pueden contribuir a
aliviar las consecuencias de la crisis para un grupo o sector específico. 2) Con horizontes de tiempo
extremadamente cortos. Y 3) con la suposición de que todos los demás harán lo mismo. Queda
montada así una lucha generalizada por conseguir ventajas de corto plazo. Este dilema es exactamente
lo opuesto de las condiciones que contribuyen a fortalecer las instituciones democráticas por un lado
y a encontrar vías razonables efectivas de encarar los problemas nacionales más acuciantes.
Una vez disipadas las esperanzas iniciales y fracasados los primeros “paquetes”, el descrédito de
la política, los políticos y el gobierno se acrecienta.
Todos los gobiernos quieren conservar un mayoritario apoyo popular y casi siempre los políticos
quieren ser reelectos. ¿Cómo ganar una elección y cómo gobernar luego en esta situación? La
respuesta más obvia es diciendo una cosa en la campaña y haciendo lo contrario en el gobierno. Las
democracias institucionalizadas no son enteramente inmunes a esta trampa, pero las consecuencias

74
son más devastadoras cuando las instituciones son pocas y débiles, y una profunda crisis
socioeconómica afecta a la población.

De la omnipotencia a la impotencia
Dentro de la lógica de la delegación, el PE no hace nada para fortalecer el poder judicial.
Recordamos que el presidente de una DD ha ganado elecciones prometiendo salvar el país sin
mayores costos, pero después se ve que no es así. La omnipotencia comienza con la sanción de los
primeros paquetes y prosigue con la avalancha de decisiones destinadas a complementar esos
paquetes y corregir sus múltiples consecuencias no deseadas. Esto acentúa las tendencias
antiinstitucionales de la DD y ratifica tradiciones de fuerte personalización y concentración del poder
en el ejecutivo.
Las democracias institucionalizadas son lentas para elaborar sus decisiones. Pero una vez tomadas,
tienen mayor probabilidad de ser implementadas. En las DD, por el contrario, presenciamos un
proceso decisorio frenético, un verdadero “decretismo”. Como estas decisiones del ejecutivo,
atropelladas y unilaterales, suelen perjudicar a intereses importantes y políticamente movilizados,
tienen poca probabilidad de ser implementadas. Frente a una crisis económica y ante la creciente
impaciencia general, la reacción suele ser una nueva avalancha de decisiones que, debido a la
experiencia que muchos sectores han ganado al resistir las anteriores, tienen aún menos
probabilidades de ser implementadas.
Este es el drama de los países carentes de tradición democrática: como todas las democracias
emergentes, debe habérselas con una enorme cantidad de legados negativos de sus pasados
autoritarios y enfrentar problemas económicos y sociales extraordinariamente severos, que pocas de
las viejas democracias padecieron en el período de su emergencia.
Una mirada más optimista de los ciclos y procesos que acabo de describir encontraría que ellos
poseen un grado importante de previsibilidad, con lo cual ofrecen oportunidades para elaborar
perspectivas de más largo plazo.

Autores: Enrique Peruzzotti y Catalina Smulovitz


Título: Accountability social: la otra cara del control
Año: 2002

Resumen corto
Ha predominado un diagnostico sombrío sobre la calidad de las democracias. Los autores parecen
acordar que los regímenes democráticos establecidos durante el último período de democratización
presentan varios déficits institucionales, en particular en lo que se refiere al desarrollo de mecanismos
adecuados y eficaces de accountability.
Sin embargo, en el escenario político reciente, también ha sido ocupado por un abanico de
múltiples movimientos sociales y por una red de ONG que exige y monitorea la legalidad de las
acciones del Estado´, y actos de corrupción. Aquí argumentamos que este último fenómeno
representa una forma innovadora de politización en la región. El concepto de accountability social
que introduciremos reúne en un marco analítico común este grupo de iniciativas de la sociedad civil
y los medios. Nuestro objetivo es analizar el funcionamiento de esta nueva forma de política, enfatizar
en los logros y advertir sobre sus limitaciones.

Pablo Kriger 75
Resumen
Dos diferentes razones justifican nuestra focalización en los mecanismos sociales de control.
‐ La primera es de naturaleza empírica. A pesar del alcance de estos fenómenos, las
evaluaciones recientes del desempeño de las democracias en AL han minimizado la
importancia de la accountability. La ausencia de un sistema intraestatal eficaz de pesos y
contrapesos entre poderes, la falta de instituciones judiciales autónomas y la existencia de
corrupción en diferentes niveles de la administración pública suelen citarse como evidencia
de dicha debilidad. No hay duda de que éstos son indicadores importantes del déficit
institucional que actualmente enfrentan las democracias latinoamericanas. Sin embargo, al
concentrarse en los mecanismos tradicionales de accountability, esos análisis ignoran el
crecimiento de formas alternativas de control político basadas en las acciones de los
ciudadanos y de los medios.
‐ La segunda, tiene fundamentos teóricos. Estos mecanismos alternativos compensan algunas
limitaciones intrínsecas de las elecciones como herramientas de accountability y son cruciales
para activar una red, en muchos casos reticentes, de agencias intraestatales de control.
El concepto de accountability social intenta especificar cómo funcionan estas relaciones y qué
consecuencias específicas tienen en la gestación de gobiernos más responsables. El concepto subraya
la importancia de un espacio analítico que tiende a ser ignorado en los debates sobre accountability,
y echa nueva luz sobre las complejas relaciones entre actores sociales y política.
El reconocimiento del papel que juega la sociedad civil se limita a admitir la existencia de un
fenómeno empírico que hay que analizar para comprender el funcionamiento de las democracias de
hoy.

Formas de accountability
Uno de los elementos que distingue a las democracias representativas liberales de otro tipo de
regímenes es la combinación de un marco institucional de autorización del poder político con otro
orientado a asegurar la correspondencia de sus políticas con las preferencias del electorado
(responsiveness) y la accountability de los agentes autorizados. Democracia representativa implica
una brecha importante entre representantes y ciudadanos, por lo que requiere de mecanismos
institucionales que aseguren que dicha separación no resulta en gobiernos cuyas políticas no
responden a las preferencias del electorado o en acciones de gobiernos ilegales. La accountability
aborda cómo regular y reducir la brecha entre representantes y representados, preservando siempre
la distancia que caracteriza estas relaciones.
Accountability: la capacidad para asegurar que los funcionarios públicos rindan cuentas por sus
conductas; que estén obligados a justificar y a informar sobre sus decisiones y a que eventualmente
puedan ser castigados por ellas.
Puede ser legal o política.
‐ Legal: está orientada a garantizar que las acciones de los funcionarios públicos estén
enmarcadas legal y constitucionalmente. Se guía por una lógica basada en la “rectitud”. Los
actores políticos son juzgados sobre la base del cumplimiento de procedimientos
considerados “correctos” en tanto se ajustan a procedimientos legales preestablecidos.
Normas constitucionales, códigos legales, procedimientos administrativos y derechos
fundamentales constituyen el marco legal que limita las acciones de los funcionarios públicos.
El gobierno será legalmente responsable si es posible controlar que las acciones
gubernamentales no infringen la ley y se ajustan al debido proceso.
‐ Política: se refiere, en cambio, a la capacidad del electorado para hacer que las políticas
gubernamentales respondan o se adecuen a sus preferencias. Está íntimamente
interconectada con el concepto de representación democrática. Un gobierno es

76
políticamente responsable si los ciudadanos tienen medios para castigar a administraciones
irresponsables o a aquellas cuyas políticas no responden a las preferencias del electorado.
Proveen a los ciudadanos mecanismos que le permiten periódicamente responsabilizar a los
gobiernos por sus actos, obligándoles a irse. Algunos autores han indicado que son ineficaces
las elecciones como mecanismos de accountability política: porque tienen un poder limitado
para juzgar el resultado de la mayoría de las políticas del gobierno, porque no se puede saber
si el voto tendrá efectos prospectivos o retroactivos, y porque los déficits de información
entorpecen la capacidad del ciudadano de evaluar correctamente.

También pueden diferenciarse en accountability horizontal y vertical.


‐ Horizontal: la operación de un sistema intraestatal de controles, mientras que los
mecanismos verticales implican la existencia de controles externos sobre el Estado. Los
intercambios se producen dentro de una red de agencias estatales interactuantes que se
controlan y equilibran mutuamente.
‐ Vertical: implica la existencia de un agente de control social externo: principalmente
electorado. Las elecciones representan una instancia de control anclada en la sociedad, que
brinda a los ciudadanos el derecho de castigar o recompensar periódicamente. Pero no son
la única herramienta vertical para que los políticos se responsabilicen de sus actos. Las
elecciones tienen que complementarse con una sociedad civil activa y medios de
comunicación autónomos. La accountability social incorpora otros provenientes de otras
literaturas. Las asociaciones civiles, ONG, y medios no sólo aportan nuevos recursos al
repertorio clásico de instituciones electorales para controlar al gobierno, sino que también
puede compensar muchos de los déficits intrínsecos de esos mecanismos.

Democracia y accountability en AL
Falta accountability en la región. Para O’Donnell las poliarquías en LA exhiben un notorio déficit
de accountability horizontal, hasta que llega a cuestionar la naturaleza representativa de esos
regímenes; son delegativas. En esas DD el proceso de autorización de los representantes no se
complementa con mecanismos eficaces de accountability. Las elecciones autorizan a los
representantes, pero no hay una red de instituciones capaces de controlar las acciones del ejecutivo.
Otros autores indican que la aparente escasez de accountability horizontal en AL se debe al mal
funcionamiento de la accountability vertical. Los pesos y contrapesos características de la
accountability horizontal se basan en el principio de ambiciones contrapuestas.
Por lo tanto, si en las instituciones horizontales los diferentes intereses y opiniones no están
adecuadamente representados, si el diseño institucional no traduce las relaciones verticales entre
votantes y legisladores correctamente, entonces no habrá accountability horizontal. Reclaman una
reforma de aquellos aspectos del proceso electoral (selección de candidatos, elección de legisladores
y designación de agencias autónomas) que ponen en peligro el ejercicio adecuado de la accountability
vertical.
Existe un acuerdo generalizado en que en AL los mecanismos son débiles. Por ejemplo, culturales
que confronten a los gobiernos a responsabilizarse por sus actos.
El concepto de accountability social permite confrontar algunos de los problemas estructurales
identificados por los actuales análisis del funcionamiento de los mecanismos horizontales y verticales.

Accountability social. ¿Una forma diferente de control?


La AS es un mecanismo de control vertical, no electoral, de las autoridades políticas basado en las
acciones de un amplio espectro de asociaciones y movimientos ciudadanos, y acciones mediáticas.

Pablo Kriger 77
Las iniciativas de esos actores tienen por objeto monitorear el comportamiento de los funcionarios
públicos, exponer y denunciar actos ilegales de éstos y activar la operación de agencias horizontales
de control.
Los movimientos compensan mucho de los déficits intrínsecos de los mecanismos tradicionales.
La accountability social puede ejercerse entre elecciones y no depende de calendarios fijos. Se
activa a pedido y puede dirigirse hacia el control de temas, políticas o funcionarios particulares.
Pueden supervisar la legalidad. Los que emplean estos mecanismos pueden ejercer estas funciones de
vigilancia sin necesidad de contar con mayorías especiales o con atribuciones constitucionales para el
control. Mientras que los actores que operan en el vertical tienden a maximizar la extensión del apoyo;
en el social pueden apoyarse tanto en la intensidad de sus reclamos como en el impacto de sus
acciones en la opinión pública para ejercer el control. Las sanciones, por su parte, no son formales
sino simbólicas, en la mayoría de los casos.

Tres preguntas nos ayudarán a definir el alcance del concepto y a distinguir entre diferentes formas
de accountability: 1) Qué se puede controlar; 2) Quién controla; 3) Cómo se controla.
‐ Qué se puede controlar. Los mecanismos de AS buscan controlar política y legalmente las
acciones de los políticos y burócratas. Cumplimiento de la ley y debido proceso. L AS no
sólo contribuye al cumplimiento de la ley, sino que también coadyuvan a que las acciones
gubernamentales se correspondan con las preferencias de la ciudadanía.
‐ ¿Quiénes son los actores que pueden ejercen controles? Tradicionalmente, la lista de actores
se limitaba a los ciudadanos individuales, los partidos políticos con representación
parlamentaria y las ramas legislativas, judicial y ejecutiva del gobierno. La práctica de la
accountability social incorpora nuevos actores como las asociaciones civiles, ONG,
movimientos sociales y medios.
‐ ¿Cómo sancionan estos actores lo que hacen los políticos y burócratas? La pregunta es vital
ya que, la noción de accountability está estrechamente con la capacidad de imponer
sanciones. Algunos son la intensidad y visibilidad de la voz, pero no tienen la AS capacidades
para aplicar imperativamente sanciones. Pero nosotros decimos que sus efectos tienen
consecuencias materiales: imponen costos reputacionales; los funcionarios públicos no
pueden desestimar fácilmente la amenaza a su reputación. Por otra parte, estos mecanismos
sociales suelen ser quienes activan otros mecanismos “con dientes” como Comisiones
Investigadoras de la Justicia. A veces, sin la alarma social, los mecanismos verticales y
horizontales no se activan. Por ejemplo, las denuncias.
Pueden activar indirecta o directamente los mecanismos verticales y horizontales:
‐ Indirecta, cuando producen costos reputacionales mediante la movilización social y la
denuncias en los medios. Es posible esta activación indirecta porque los que reclaman se
organizan y movilizan, pero también porque llegan a los medios.
‐ Directa: cuando la movilización legal activa procedimientos judiciales o el accionar de los
organismos de supervisión.
La activación de mecanismos sociales se caracteriza por no requerir la mayoría.
Si estos actores excluidos del terreno representativo son capaces de hacer suficiente ruido y de
introducir sus temas en la agenda pública, es posible que los mecanismos sociales fuercen a los
representantes a considerar temas que los requerimientos mayoritarios convierten en “no-temas”.
Pueden oficiar de vigilancia social.
¿Es un instrumento eficaz la AS? La respuesta siempre es una cuestión empírica.

AS en AL

78
Tres tipos de estrategias:
‐ Jurídicas: activación del poder judicial. Ponen un sello de legitimidad y obliga al E a tomar
partido respecto a los reclamos.
‐ Movilizacional: el control se alcanza cuando actores sociales organizados logran centrar la
atención pública en un problema o reclamo particular derivado del accionar indebido de
agencias u oficiales públicos. Como medio de exigir accountability legal. Para que una
movilización social sea exitosa, el problema tiene que volverse visible, debe movilizar a la
opinión pública y tiene que imponer costos de reputación a los agentes públicos que valoran
dicha reputación.
‐ Mediática: la AS requiere visibilidad, y los medios son el instrumento más importante para
alcanzar esa meta. Esta estrategia funciona porque, como sucede con la movilización, la
visibilidad impone costos de reputación a los agentes públicos que tienen que proteger su
imagen moral y profesional para mantenerse en el cargo. Tienen fuerte capacidad los medios
de crear agenda pública. Los ciudadanos también han recurrido a los medios para hacer
“pequeños reclamos”. La política del avergonzamiento.

Accountability social y estudios sobre democratización


Discusiones que se deberán abordar a futuro:
‐ Las formas en que la accountability social genera control y produce resultados eficientes.
‐ La relación entre los mecanismos sociales, electorales y horizontales de accountability.
‐ Riesgos que derivan del choque entre los mecanismos representativos y los sociales.
‐ Riesgos que derivan del choque entre las garantías legales constitucionales y los mecanismos
sociales.
‐ Las condiciones (institucionales, políticas, culturales e históricas) que dan forma al
surgimiento y al funcionamiento de mecanismos sociales de accountability y su acceso a ellos.

Parte 1: El estudio comparado de partidos y sistemas de partido.


Contenidos:

 Aportes clásicos y recientes para abordar el análisis de los partidos políticos en


perspectiva comparada.
 La clasificación como estrategia para el estudio de los sistemas de partidos. La
dinámica de las configuraciones partidarias en América Latina. La
institucionalización de los sistemas de partidos en América Latina como problema.
La estructura de la competencia: polarización, fragmentación, volatilidad. Los
aportes recientes para estudiar la nacionalización de los sistemas de partidos.

Autor: Juan Abal Medina


Título: Elementos teóricos para el análisis contemporáneo de los partidos políticos: un
reordenamiento del campo semántico
Año: 2002

Pablo Kriger 79
Resumen corto
Se presentan los principales desarrollos en el campo del análisis partidario, señalando las más
prominentes discusiones contemporáneas y los acuerdos hoy existentes.
Algunos se preguntan cómo podría existir política sin haber partidos. Actualmente vivimos una
creciente sensación de crisis en la política y agotamiento de las viejas formas de participación; parecen
abrir una época caracterizada por una “política minimalista”, es innegable que tanto las elecciones
regulares, libres y competitivas como los partidos políticos son elementos imprescindibles de lo que
hoy entendemos por democracia.

Resumen
a- Definiciones estrechas
Partido político, definiciones:
‐ Downs: grupos que buscan el control del aparato gubernamental en elecciones debidamente
constituidas.
‐ Schlesinger: Partidos que compiten en elecciones libres y primeramente a aquellos que son
capaces de ganarlas a través del tiempo.
Estas definiciones son estrechas en el sentido de que plantean que deben cumplir necesariamente
dos atributos definitorios: tener un determinado fin, ocupar cargos en el gobierno y obtenerlos según
determinado medio, compitiendo en elecciones debidamente constituidas. Esto nos permite evitar el
estiramiento conceptual.
Esta definición estrecha también es seguida por Sartori:
‐ Cualquier grupo político que se presente en las elecciones, y pueda hacerse un lugar a través
de las elecciones, colocando a sus candidatos en los cargos públicos.
Neumann:
‐ La organización articulada de agentes políticos activos quienes están interesados por el
control del poder gubernamental y quienes compiten por el apoyo popular con otro grupo
o grupos sosteniendo opiniones distintas.

b- Definiciones amplias
‐ Hodgkin: todas las organizaciones que se consideren a sí mismas como tales. (esto puede no
ser muy útil)
‐ Weber: formas de socialización que, descansando en un reclutamiento formalmente libre,
tienen por fin proporcionar a sus dirigentes dentro de su asociación y otorgar por este medio
a sus miembros activos determinadas probabilidades ideales o materiales.
Estas definiciones no nos resultan útiles para distinguir un grupo político como los militares
típicos de la historia política latinoamericana, de las modernas organizaciones partidarias.

c- Definiciones intermedias
‐ Duverger: en torno a dos factores: que su principal objetivo sea el de conquistar el poder o
el de compartir su ejercicio y cuenten con una base amplia de apoyo.
‐ Janda: una organización que busca ubicar a sus representantes reconocidos en posiciones de
gobierno (mediante elecciones, acciones administrativas o imposición directa).
‐ LaPalombara: cuatro condiciones esenciales:
o la existencia de una organización duradera y estable;

80
o que dicha organización esté articulada de tal modo que las organizaciones de carácter
local tengan lazos regulares y variados con la organización en el ámbito nacional;
o la voluntad deliberada y consciente del grupo de conquistar, ejercer y conservar el
poder político;
o la búsqueda del apoyo popular para conseguir sus fines.

En la búsqueda de una definición


‐ Panebianco: no se pueden determinar previamente. Se distinguen por el ambiente en el que
desarrollan una específica actividad. Sólo los partidos operan en la escena electoral y
compiten por los votos.
‐ Ware: una institución que a) busca influir en el estado, generalmente tratando de ocupar
posiciones en el gobierno; y b) usualmente consiste en algo más que un interés en la sociedad
y trata, en algún grado, de agregar intereses. Su definición tiene ventajas: a) atrae la atención
a la centralidad del Estado como objeto de la actividad partidaria; b) reconocer que para
muchos particos estar en el gobierno es un importante mecanismo para ejercer influencia; y
c) es aplicable a partidos que operan en regímenes distintos a la democracia liberal.

Definición de Abal Medina:


‐ Es una institución, con una organización que pretende ser duradera y estable, que busca
explícitamente influir en el Estado, generalmente tratando de ubicar a sus representantes
reconocidos en posiciones del gobierno, a través de la competencia electoral o procurando
algún otro tipo de sustento popular

e- Los límites de los partidos


Dos polos: aquellas que colocan como miembros de una organización partidaria a sus dirigentes
y militantes y aquellas que extienden la membresía a los votantes de esa organización.
Una posición intermedia podría ser distinguir el límite de la organización pos cuestiones analíticas
más que ontológicas. Es decir, la elección dependerá de lo que el estudio trate.
Así, la pirámide organizativo-partidaria es pensada de la siguiente manera:
1- Dirigentes/líderes
2- Militantes/participantes/activistas
3- Afiliados/inscriptos
4- Simpatizantes/votantes fieles
5- Electores
Entonces, para un estudio de las estrategias partidarias de coalición o de discurso electoral se
puede fijar como límites a los niveles 1 y 2. Si se pretende analizar las transformaciones organizativas
de los partidos, el 3. Para explicar los efectos que tienen sobre los partidos determinadas políticas, el
4. Y si el objetivo es analizar el potencial electoral de un partido, lo que los electores piensen de él, se
convierte en un dato relevante para la investigación, el 5.

Modelos y tipos ideales


Frente a la multiplicidad de visiones parece sensato distinguir dimensiones del fenómeno: el
partido en el electorado, la organización del partido y el partido en el gobierno.
Schlesinger propone elaborar un marco general para ver los partidos políticos que funcione como
una teoría general más que como la suma de partes.

Pablo Kriger 81
Los partidos han sido clasificados por:
‐ Su origen
‐ Los fines que persiguen
‐ La relación que establecen con otros partidos y el régimen
‐ Su tipo de representación
‐ Su tipo de legitimación y base social
‐ Su ideología
‐ Su estructura organizativa
‐ Las relaciones que establecen entre los ciudadanos y el Estado
‐ Las relaciones entre las oportunidades políticas, la competencia electoral y la organización
partidaria.
‐ Sus relaciones con el Estado.
Allí los autores privilegian determinados aspectos.
Han aparecido así sub tipos de partidos políticos:
‐ Parlamentario, de notables o de comité: los primeros partidos políticos modernos. Débiles
lazos con organizaciones sociales.
‐ De masas: organizaciones partidarias fuertes y amplias, imbricadas con la sociedad.
‐ Partido atrapatodo: los que presentan una baja densidad organizacional, poca intensidad
ideológica, interesados sobre todo el obtener victorias electorales.
‐ Partido cartel: aquellos que regulan la competencia entre ellos y protege su acceso
privilegiado a los recursos estatales.

La organización
Recientemente apareció el interés por estudiar su conformación organizativa.
La coherencia de la organización partidaria y su nivel de centralización del poder son resultados
contingentes del proceso político interno y no supuestos que puedan ser esgrimidos como petición
de principio.
Tres son los componentes analíticos esenciales de la arena política intrapartidaria:
‐ Las reglas formales de decisión: el que menos atención ha recibido. La crítica era que los
estatutos partidarios no describían la organización real, sino que nos daban “solo un pálido
trazo, fugaz e impreciso”. Pero constituye la “historia del partido”, lo que es y debe ser. Si la
gente pelea por esas reglas, significan que al menos son importantes.
‐ Los recursos de poder y la distribución de los recursos organizativos: los partidos ofrecen
“paquetes de incentivos” diferenciales a distintos grupos de individuos que, a su vez, ofrecen
como contraparte distintas clases de participación. A un militante se le pedirá más
participación que a un votante. Los individuos que principalmente conservan recursos de
poder son los líderes de la organización.
‐ Los participantes miembros del partido: distinción propuesta por Duverger. Clasificación
conceptual, ya que las clases pueden no estar siempre presentes y sus límites son imprecisos.
Podemos distinguir cinco individuos que ocupan cinco lugares distintos en el partido:
o Simpatizantes: votan por el partido, pero no se limitan a eso.
o Afiliados: personas que, se han afiliado formalmente al partido de su preferencia.
o Adherentes: aquellas personas que realizan con frecuencia una actividad en el
partido sin que constituya su principal ocupación.
o Militantes o activistas: constituyen la base real y permanente de la organización
partidaria.
o Dirigentes: son militantes partidarios que controlan recursos importantes, internos
o externos, para la organización.

82
La ideología
Los partidos basados en una ideología, históricamente han tenido éxito de establecerse a sí
mismos.
No son actores únicos los partidos, sino que allí conviven diferentes intereses. No hay partidos
sin ideologías. No existen partidos más ideológicos que otros, simplemente hay distintos tipos de
ideologías y distintas formas de plantearla.

Los sistemas de partidos


‐ Ware: los patrones de competencia y cooperación entre los diferentes partidos de un sistema.
El sistema más que la suma de sus partes.
‐ Lane y Ersson: sistema partidario, como un conjunto de partidos políticos que operan dentro
de una nación y en un patrón organizado, descripto por un número de propiedades del
sistema de partidos.
Lipjart propone cinco propiedades de un sistema de partidos, y Lane y Ersson agregarían dos más:
‐ Coaliciones mínimamente ganadoras,
‐ Durabilidad gubernamental
‐ Número efectivo de partidos
‐ Número de dimensiones temáticas o clivajes políticamente relevantes
‐ Desproporcionalidad electoral.
‐ Competencia partidaria
‐ Volatilidad electoral.

Clasificación de los sistemas


Generalmente se eligieron las siguientes variables centrales para la clasificación:
‐ El número de partidos del sistema (factor predilecto),
‐ la estructura de conflictos sociales sobre las que se desarrolla el sistema partidario,
‐ y la estructura de la competencia misma del sistema.

La dinámica de los sistemas partidarios


Se trata la diversidad de los sistemas partidarios, con cuatro enfoques:
‐ Competitivos: sostienen que son las preferencias de los votantes y la estructura de las
oportunidades políticas las que determinan el tipo de sistema que se constituirá.
‐ Sociológicos: explican las mutaciones en los formatos de los sistemas a partir de las
articulaciones cambiantes entre los grupos sociales.
‐ Institucionalistas: señalan la importancia explicativa de determinada institución,
generalmente el sistema electoral o el sistema de gobierno.
‐ Partidista: coloca a los partidos mismos como la variable explicativa central de las mutaciones
de los sistemas partidarios. Los partidos no son sólo objeto, también son sujeto.
Los sistemas de partidos pueden variar sin cambiar necesariamente sus partes componentes, y
viceversa.

Pablo Kriger 83
Autor: Manuel Alcántara Sáez y Flavia Freidenberg
Título: Organización y funcionamiento interno de los partidos políticos en América Latina
Año: 2001

Resumen corto
En AL los estudios de los partidos políticos estuvo relacionado con aspectos distintos a la
organización interna, analizando el ambiente y actividades internas. Sostiene que no hay trabajos
elaborados sobre el funcionamiento interno. Aunque hoy se crea que no hay suficientes incentivos
para que los PP desarrollen estrategias organizativas para forjar lazos con el electorado, o que no
tienen estructuras activas más allá del momento electoral, hay razones suficientes que llevan a pensar
en las actividades que realizan los políticos en épocas no electorales como en momentos de campaña
para conquistar a los votantes.
Punto de partida: revalorizar el papel de estas organizaciones en la región, toda vez que en las
últimas décadas los partidos han actuado como ejes centrales que entrelazan de una manera estable y
previsible a la sociedad con el régimen político. Sus funciones siguen siendo vitales para el sistema
político.

Resumen
Los partidos como sistemas. Propuesta de estudio para AL
Revalorizar el papel de los partidos en AL conduce a pensar en el modo en que estas
organizaciones se comportan no sólo en relación al sistema político, sino como sistemas en sí mismos.
Sistemas que cuentan con un conjunto de reglas y normas, establecen tipos de relaciones, eligen
representantes, recluta miembros, cuenta con apoyos internos y un sistema de resolución de
conflictos internos. Se integran por actores que intentan ganar el control de sus cuerpos de gobierno
interno.
Las motivaciones por las que están unidos pueden ser las más diversas: ideológicas, políticas,
estratégicas, territoriales, etc.
Los dirigentes no sólo están para desarrollar estrategias para movilizar apoyos, participar en las
instituciones del sistema político, para vincular con otras organizaciones políticas, para sobrevivir en
el sistema; también cuentan con una “infraestructura logística” que va desde captar miembros que
colaboren en las actividades organizativas, coordinar los órganos locales y nacionales y desarrollar
mecanismos para comunicarse con sus votantes.
El ámbito externo de la organización partidista: el vínculo entre los partidos y su entorno y el
papel y actividades desempeñadas por determinados actores y organismos del partido en los ámbitos
en los que éstos actúan. Algunos dirigentes pueden pertenecer a diferentes ámbitos, pero otros sólo
en uno de ellos.
El comportamiento de un partido puede observarse en dos ámbitos: uno interno al partido, y otro
externo. El ámbito externo e interno son la misma agrupación en realidad, pero pueden ser que al
observarlas sean partidos distintos.
El ámbito externo, puede manifestarse en tres arenas de actuación diferentes:
‐ El partido como organización electoral: los partidos y los políticos pretenden ganar
elecciones, y para ello organizan actividades, toman decisiones e invierten recursos. La vida
electoral y la conquista del gobierno son la razón de ser de una organización partidista. Es la

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competencia partidista la que permite obtener el poder político y la que hace estructurar a
todo el resto del partido detrás de aquellos que controlan esta cara de la organización.
‐ El partido como organización de gobierno: una vez que se ha ganado una elección
presidencial, el partido se prepara para ejercer el gobierno. Sólo aquellos partidos que
compitan eficazmente podrán obtener los cargos públicos y sólo los que ajusten sus
propuestas y decisiones a las condiciones del gobierno los que podrán convertirse en un
partido gobernante.
Como organización de gobierno, está encarnado por las organizaciones de afiliados que
ocupan cargos públicos y su fuerza está caracterizada por el dominio de los detentadores de
los cargos sobre los grupos extra-gubernamentales, o lo que serían las otras caras del partido.
Una característica de esta cara es su transitoriedad, ya que depende de factores extra
partidista, como lo electoral.
Plantea dos problemas importantes. Los miembros electos deben su mandato constitucional
a los electores y no a los afiliados, así deben responder a aquellos que los eligieron y no
pueden consultar cada decisión que han de tomar con el partido y sus miembros voluntarios.
‐ El partido como organización legislativa: organizados por aquellos afiliados que resultan
elegidos para desempeñar un cargo de representación popular en el Poder Legislativo. No
hay una relación directa entre el nivel de influencia y el número de escaños que el partido
tenga, ya que se puede contar con pocos escaños, pero gozar de cierta capacidad de chantaje
o intimidación en el interior del sistema político.

El ámbito Interno
‐ El partido como una organización burocrática: área de actuación más vinculada al ámbito
interno, una de las menos estudiadas.
o Los miembros de este subsistema son los “funcionarios profesionales” del partido.
Este subsistema tiene muchas características de otras burocracias: permanencia,
jerarquía, especialización.
o Incentivos: los burócratas viven de la política más que para la política. Estos
burócratas tienen menos posibilidad de cambiar de partido que los cargos electos.
Otro incentivo es el incremento del status. Sus posiciones están controladas desde
dentro del partido.
‐ El partido como organización voluntaria de miembros: se caracteriza por la supremacía del
Congreso del Partido, como cuerpo responsable de formular las políticas, y por el dominio
de aquellos miembros que ocupan cargos dentro del partido sobre aquellos que ocupan
cargos públicos.
Característica principal: es la permanencia y regularidad que supone. Conseguir votos no es
la única meta básica. Se propone estudiar las normas de selección, quiénes son los miembros,
obligaciones y derechos de los miembros. Se propone estudiar esta cara del partido
resaltando diferentes cuestiones vinculadas a:
o Afiliados y no afiliados
o El papel del afiliado
o El nivel de afiliación
o La permanencia de la afiliación
o El tipo de afiliación en el marco del nuevo activismo político
o La comunicación y la movilización
o La representación de los afiliados y la organización de los afiliados y fines del partido.
La integración del afiliado tiene un significado político para la persona y su entorno.
Incentivos: propósitos públicos, simbólicos y solidarios.
Los partidos de masas se han caracterizado por una extensa base de afiliados, pero hoy
prefieren captar más votos antes que afiliados.
El líder no trabaja solo, sino que cuenta con una organización más o menos estable, que sirve
para vincular a la militancia de los distintos territorios donde el partido está presente

Pablo Kriger 85
electoralmente y aquellos ámbitos sociales o profesionales relevantes para los intereses que
quieren defender. Relaciones entre la elite dominante y los miembros del partido.

La estructura de la obra
Es necesario ir más allá e intentar conocer las estrategias (muchas veces ocultas) de los dirigentes
y estrategias de la organización. Organización que emana de las propias reglas de funcionamiento y
del propio comportamiento de los miembros como de la organización como actor mismo.

Autores: Marcelo Cavarozzi y Esperanza Casullo


Título: Los partidos políticos en América Latina hoy: ¿consolidación o crisis?
Año: 2002

Resumen corto
Dos procesos superpuestos: uno de consolidación democrática y otro de crisis de las modalidades
de articulación y representación de intereses. Que predominaron tradicionalmente en la región.
¿Cómo podría hablarse de crisis de la política en el momento de mayor extensión de las instituciones
democráticas en AL?
¿Por qué referirse a esta crisis como una crisis de presentación? Porque no se trata de una crisis
simplemente en la institucionalidad formal de los partidos políticos, sino que se ha abierto, asimismo,
una profunda brecha entre la superficie, aparentemente estable, de las estructuras partidarias y la
manera en que estas estructuras articulan, convocan y reflejan a los actores y las dinámicas de la
sociedad en el momento presente. ¿Será posible suponer entonces que la democracia se consolida en
un contexto en el que está el peligro la política?

Resumen
El legado de la doble transición en AL
En AL, las fórmulas políticas que se establecieron desde los ’80 tuvieron que resolver los
condicionamientos y las ambigüedades resultantes de una doble transición simultánea: la transición
del autoritarismo a la democracia y el agotamiento de la matriz estado-céntrica. Y el agravamiento de
dos problemas crónicos de la economía de AL: la inflación y el déficit estatal.
En este doble proceso de crisis, los partidos tuvieron otros obstáculos vinculados a legados
específicos, como las configuraciones partidarias. A fin de ubicar los diferentes casos, proponemos
un esquema en el cual se distinguen tres itinerarios alternativos en el proceso de formación de los
partidos políticos en AL.
Crisis en el período de entreguerras, en la creación e institucionalización partidaria de AL; allí
apareció un primer núcleo o legado problemático.
La precaria institucionalización que caracterizó a la matriz estado-céntrica influyó sobre el patrón
de funcionamiento de los partidos, tornándolos endebles y contradictorios; y podría decirse que
nunca llegaron a institucionalizarse en la región. No alcanzaron grados importantes de estructuración
interna, ni crear identificaciones fuertes ni lealtades sólidas [sic, no lo creo]. Por ello nos parece
apropiado recurrir al concepto de “configuraciones partidarias”, en vez de “sistemas de partidos”.

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Matices de configuraciones partidarias en AL
Tres itinerarios alternativos en la estructuración de configuraciones partidarias en AL:
I) Sistema de Partidos: Éste es el único subconjunto en donde se puede sostener que se
cumplieron simultáneamente los dos requisitos señalados en el punto anterior: la
implantación relativamente fuerte de los partidos en la sociedad y el predominio de la
tendencia de los partidos a reconocerse como interlocutores válidos en la arena política.
II) Partidos sin sistema: en este subconjunto, los viejos partidos decimonónicos no
pudieron sobrevivir al derrumbe del sistema oligárquico y al impacto combinado de los
discursos antiliberales que se diseminaron durante los años de entreguerras. En
Argentina, sólo la UCR sobrevivió al cambio de siglo. Este tipo de configuración
partidaria se caracterizó por la estructuración de hegemonías unipartidarias; que se
articuló en torno a agrupaciones a las que definiremos como partidos eje. Estos fueron
partidos que impulsaron proyectos industrialistas y también promovieron una fuerte
movilización de las incipientes clases obreras. Como el partido peronista en Argentina.
Emergieron gran cantidad de partidos que alimentaron la debilidad congénita de los
demás componentes de la configuración partidaria.
III) Políticos sin partidos: el último tipo de configuración partidaria estuvo definida por la
extrema debilidad y maleabilidad de los partidos políticos. Prevaleció en aquellos países
en los que el orden oligárquico no había generado una arquitectura partidaria nacional.
Por ejemplo, Brasil y Perú, donde los militares jugaron como “guardianes de última
instancia” del sistema político. Las fuerzas armadas actuaron frecuentemente de manera
correctiva para marginar a las fuerzas de tendencias populistas o de izquierda, o para
castigar a los políticos que se atrevían a transgredir los “pactos de caballeros”
patrocinados por las fuerzas armadas.
En resumen: los partidos políticos siguieron diversos itinerarios en AL luego de la IIGM. Sin
embargo, en la mayoría de los países los sistemas políticos derivaron hacia grados crecientes de
autoritarismo y distorsión de la competencia política, llegando en casos hasta la exclusión total o
parcial de partidos políticos o actores sociales.

La transformación de las configuraciones luego de las transiciones democráticas


Transiciones a la democracia en los ’80. Desembocó en una paradoja: el síndrome de
consolidación democrática con creciente inestabilidad (e ilegitimidad) de la política. Los partidos
quedaron en una incómoda posición: al mismo tiempo debían ser los sujetos de tránsito de regímenes
autoritarios de ciudadanía restringida a democracias amplias, y de la desestructuración de la matriz
estado-céntrica y la implantación a marcha forzada, por la crisis fiscal y la deuda externa.
La desestructuración de la matriz estado-céntrica impactó fuertemente en los mecanismos de
formación y expresión de las demandas sociales en el seno de los partidos, alejando a los ciudadanos
de la actividad partidaria y debilitando el sustento mismo de la legitimidad institucional del sistema.
Haciendo una revisión de los tres tipos de configuraciones partidarias identificadas anteriormente,
se pueden constatar una serie de transformaciones significativas.
‐ En ninguno de los países con sistemas de partidos se llevó adelante una reforma económica
estructural plena con participación de los partidos. Se verifica el reconocimiento de una crisis
de la política en los partidos de AL, una creciente calcificación de los partidos y una
disminución de las posibilidades reales de representación política por ellos encarnada.
‐ Los países con partidos sin sistemas han sido los que han fusionado de manera más resuelta
la transición de la democracia con las reformas neoliberales. Pocos países pueden equiparar
la extensión y profundidad de la reforma neoliberal que llevó a cabo la Argentina con Menem.
Solo estos partidos de fuerte raigambre en la sociedad civil y experiencia y disciplina de
gobierno pudieron legitimar las reformas neoliberales entre sus propias bases, en muchos
casos afectadas por las propias reformas.

Pablo Kriger 87
‐ En el caso de los Políticos sin partidos han recurrido a itinerarios divergentes. Casos de Brasil
y de Perú.

Los partidos políticos y las perspectivas de la consolidación


Preguntarse por los problemas de larga data. ¿Sólo desafíos de carácter inmediato?
Cuatro déficits de larga data en la estructuración política de AL, que se vinculan a la continuidad
de fórmulas y arreglos políticos que han predominado en AL desde el inicio mismo de la
consolidación de sus estados-nación y que siguen operando como obstáculos.
I) Déficit en la constitución de ciudadanía: está relacionado el concepto de ciudadanía la
de derecho. La ciudadanía es el status que se concede a los miembros de pleno derecho
en una comunidad. AL ha demostrado enfrentarse a graves dificultades en la
construcción y aplicación de un concepto de ciudadanía que no esté seriamente
restringido de hecho o de derecho. A lo largo del S. XIX los regímenes oligárquicos en
su conjunto fueron claramente regímenes de ciudadanía restringida. Los derechos como
una decisión política “desde arriba”. Redes clientelísticas y el cacicazgo político como
formas comunes de articular la representación contribuyó al déficit en la construcción
de ciudadanías.
II) Déficit en la institucionalización de los sistemas de partidos: Se puede sostener que la
capacidad de cambio y la flexibilidad es un problema igualmente importante para la
consolidación de sistemas verdaderamente democráticos. Que el sistema sea, de hecho
y de derecho, capaz de autotransformarse a sí mismo de manera legítima y amplia. Esto
es importante porque sólo así el sistema tendrá una mínima capacidad de dar cuenta de
la transformación de las dinámicas y de las demandas de la sociedad. Esto no significa
una alteración permanente; antes bien, necesita estabilidad en la dinámica política: para
ello, si funcionan correctamente, deben recoger las demandas sociales y representar a
diversos actores sociales, pero deben hacerlo de una manera que implique el
procesamiento institucional de dichas demandas. Cuatro condiciones:
a. Primera condición: la estabilidad de los patrones de competencia electoral.
Estabilidad de las reglas y patrones de la competencia entre partidos.
b. Segunda condición: la solidez, o enraizamiento de la representación: los partidarios
mayoritarios deben tener raíces sólidas en la sociedad, sino no pueden estructurar a
través del tiempo las preferencias políticas de las sociedades. Consistencias en sus
posiciones ideológicas relativas.
c. Tercera condición: la legitimidad universal del proceso electoral. En un sistema
democrático de partidos, los actores políticos principales deben alimentar la
legitimidad del proceso electoral, y deben respetar la regla que la única ruta
permisible para el acceso al gobierno sean las elecciones competitivas entre partidos.
Deben resistir al ataque de aquellos actores que no son leales al sistema. Sin
embargo, si estas expectativas comienzan a erosionarse de manera generalizada y los
actores principales comienzan a pensar que lograrán mucho mayores beneficios
rompiendo las reglas de juego, esto derivará en una crisis sistémica.
d. Cuarta condición: la fortaleza de la organización interna de los partidos. En un
sistema institucionalizado tiene un peso importante la organización intrapartidaria.
Esta condición permite que los partidos ganen en autonomía, que no puedan ser
reducidos a ser meras plataformas para líderes ambiciosos o mesiánicos, que no sean
reducidos a meros voceros de grupos de interés, y que puedan subsistir durante
períodos en los que no tienen control directo de espacios e instituciones del Estado.
Para sintetizar: la experiencia en AL nos enseña que la institucionalización política sería,
en su grado óptimo, una delicada dinámica homeostática, más que una simple posición
estática del sistema. Está dinámica sería capaz de regular la dialéctica entre los elementos
instituidos del sistema y las fuerzas instituyentes que operan para impugnarlo. El
problema ha sido la recurrencia de un balanceo pendular: la oscilación entre sistemas de

88
partidos rudimentarios, proteicos, casi magmáticos, y sistemas de partidos calcificados y
excluyentes.
III) Déficit en la resolución del equilibrio entre la función representativa y la función
gubernativa de los partidos políticos. Estos ejemplos son pertinentes para pensar las
relaciones, potencialmente sinérgicas o entrópicas, entre función representativa y
función gubernativa de los partidos en AL. Existe un sentimiento generalizado de
decepción colectiva con la capacidad gubernativa de ciertos gobiernos democráticos
implantados durante la década del ’80. En AL ha sido común en la década de ’90 que los
partidos renegaran de todo compromiso ideológico con sus electores y asumieron un
discurso puramente gerencia, tecnocrático e inevitabilista.
IV) Déficit en la construcción del Estado: niveles de estatidad mediocres en AL. Estados
grandes, pero no tanto “buenos” Estados. Un Estado autónomo no debe convertirse en
remoto, ni tampoco confundirse con un Estado mínimo. El nivel más básico de
enraizamiento es la legitimidad: la capacidad organizativa y coercitiva del Estado sólo
funciona cuando es reconocida como tal por la sociedad. Va desde mecanismos de
rendición de cuentas por parte de oficiales públicos, hasta la instauración de instancias
de participación y evaluación ciudadana de las políticas públicas. El desafío consiste en
desarrollar patrones de estabilidad razonables, y viables en cada sociedad en particular,
que se construyan evitando la recurrencia de los términos extremos.

Conclusión
La metáfora de “fugas” parece adecuada para referirse a las maneras en que los países de AL
tendieron a resolver los dilemas y cuellos de botella a los que se enfrentaron las sociedades estado-
céntricas. El patrón predominante fue el tratar de resolver dichos dilemas a través del abandono de
la fórmula vigente y su reemplazo por una radicalmente diferente.
Se podría sostener la hipótesis del que en AL estas “fugas sistémicas” han operado como maneras
de resolver la salida de las crisis generalizadas. Ha existido una tendencia extendida a que, en
momentos en que los problemas parecen amenazar el equilibrio del sistema, no se halle una solución
que consista en la reforma del sistema, sino simplemente se opta por el abandono del mismo y la
búsqueda de la construcción rápida de otro sistema, ex nihilo.
Incluso en Argentina se creía que la crisis (2001) haría que permitiría empezar todo de cero. Pero
las experiencias de AL demostraron que ni luego de las peores crisis puede construirse desde cero, y
que la fuga sistémica opera, no como mecanismo de resolución de problemas, sino como un
mecanismo de enmascaramiento de los mismos.
Quizás debería pensarse en la necesidad de eliminar para el futuro estas fugas apresuradas, así
como el ideal de “refundación” permanente, y reemplazarlos por procesos de consolidación a largo
plazo, en los cuales las sociedades civiles y políticas recuperen las experiencias positivas y descarten
a través de la negociación lo que se haya revelado negativo.

Autor: Michael Coppedge


Título: La diversidad dinámica de los sistemas de partidos latinoamericanos
Año: 2000

Pablo Kriger 89
Resumen corto
Un nuevo saber establecido se ha desarrollado enfatizando las diferencias entre los países
latinoamericanos más que su desviación común respecto de las normas del norte industrializado.
Nuestro entendimiento requiere ir un paso más allá, a partir del reconocimiento de que existen
diferencias tanto dentro de cada país como entre los países de LA. Tal reconocimiento requiere que
seamos cautos al generalizar sobre las diferencias entre esos países. Además de lograr un
conocimiento sistemático de la sustancia de la competencia partidaria, la cual ha sido descuidada en
favor de características mensurables más objetivas, como la fragmentación y la volatilidad. Este
artículo tiene por objetivo mejorar el conocimiento establecido en ambas direcciones, a través de la
descripción, elección por elección, de la ideología, polarización, posición media izquierda-derecha,
fragmentación e institucionalización de los sistemas de partidos latinoamericanos del S. XX.

Resumen
El desarrollo del saber establecido
El saber concerniente a los partidos y sistemas de partidos latinoamericanos se ha desarrollado en
cuatro etapas.
‐ Desde el S. XIX hasta 1960, el estereotipo prevaleciente para AL era el de una región signada
por el caudillismo o dominación por una o más personalidades fuertes, en general figuras
militares sin una base organizacional de apoyo sólida.
‐ Hasta 1980 los estudios sobre los partidos se dejaron de lado. Y retomó con el análisis de los
presidencialismos, el comportamiento legislativo y reforma electoral. El nuevo saber
establecido es un gran adelanto con relación al análisis irregular y a los estereotipos que
prevalecieron hace 30 años. No obstante, puede ser mejorado en dos aspectos:
o Es importante reavivar el análisis sistemático de la sustancia de la política de
partidos. Una focalización puramente institucional nos limita a un análisis de
sistemas de partidos que han sido previamente filtrados, destripados y separados de
la carne y sangre de la política, la sustancia de la competencia política. Aspectos
como coaliciones, alianzas, no pueden ser bien entendidos sin considerar las ideas,
intereses e imágenes de los partidos, además de su número y tamaño.
o El perfeccionamiento del saber establecido requiere comprender los cambios de los
sistemas de partidos. Está claro que la mayoría de los sistemas de partidos
latinoamericanos cambian rápidamente, especialmente si se los contrasta con
aquellos del norte industrializado. Pero no se analiza que cuanto más volátil es un
sistema de partidos, menos sentido tiene generalizar cualquiera de sus características.
La opción de utilizar una tipología útil por país se encuentra descartada.
Las generalizaciones deberían ser evitadas. Y si esto no es posible, al menos detectar desviaciones
estándar. Propone un estudio que analice a los casos según el nivel de volatilidad, agrupando aquellos
casos según similitudes en este índice.

Ideología: rigidez, personalismo y claridad


La diferencia entre la fragmentación o la volatilidad no ha sido estudiada de manera rigurosa y
sistemática.
Antes de determinar de manera más exacta cuán ideológicos son los partidos y los sistemas de
partidos latinoamericanos, es necesario clarificar tres cuestiones:
‐ El personalismo y la ideología no son necesariamente cualidades mutuamente excluyentes.
Algunos partidos más rígidos del mundo han sido identificados con personalidades fuertes.

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‐ Segundo: el clientelismo y la ideología tampoco son necesariamente excluyente entre sí. En
todo el mundo hay partidos que intercambian favores personales por apoyo político. El
clientelismo es sólo un medio para construir y mantener el poder de base. La ideología,
cuando existe, es lo que guía el uso del poder. Muchos partidos son hasta cierto grado,
clientelistas, personalistas e ideológicos.
‐ Por algún propósito la sofisticación ideológica de los líderes partidarios es menos relevante
que la claridad de la imagen del partido entre los votantes. Sartori: la “mentalidad ideológica”
es un estado de impermeabilidad dogmática tanto para evidencia como para el argumento.
Pero si deseamos comprender las relaciones entre partidos y votantes entonces se aplica un
estándar diferente. Partidos “suficientemente ideológicos” son aquellos que toman
posiciones claras y ampliamente entendidas con relación a un ser convencionalmente
interrelacionado de cuestiones. Definiciones de “derecha” e “izquierda” no siempre sirven:
varían mucho de región a región, década a década.
Izquierda-Derecha: a partir de un estudio realizado por el autor, realizó una clasificación que
provee de evidencia sobre la ideología de los partidos y de los sistemas de partidos: Informa acerca
del porcentaje de votos obtenido por partidos y candidatos estrictamente personalistas para cada
elección. Bajo este criterio, los partidos y candidatos personalistas, son pequeños y extraordinarios.
Debido a que los criterios para “personalismos” son tan estrictos, resulta prudente considerar la
confiabilidad de las clasificaciones. Algunos partidos parecen no ser ideológicos por su personalismo
estricto. Pro otros parecen ser no ideológicos porque no está clara su posición dentro del espectro
ideológico. Algunos partidos de LA son difíciles de clasificar. Debido a que los otros son partidos
completamente pequeños, casi insignificantes, sería engañoso realizar estadísticas de confiabilidad
para partidos individuales. En lugar de ello se basó el análisis en una medida agregada de confiabilidad
para cada elección; la confiabilidad es el porcentaje de expertos que coinciden con mi clasificación de
un partido, multiplicado por el porcentaje de votos en dicha elección. La confiabilidad es un promedio
ponderado del grado de coincidencia con la clasificación de todos los partidos en una elección o del
grado de coincidencia con la clasificación de todos los partidos en una elección.

Ideología: tendencia media y polarización


Es difícil generalizar acerca de otros dos aspectos de la ideología del sistema de partidos en AL:
cuán inclinado a la derecha o izquierda se encuentra un sistema de partidos, y cuán polarizado es.
Indicador de “Posición Media Izquierda-Derecha” (MLRP) mide a qué distancia hacia la izquierda o
la derecha estuvo el partido promedio en cada elección, basado en las posiciones izquierda-derecha
de todos los partidos y en sus porcentajes de voto. Este indicador asume que todos los partidos
clasificados en la izquierda están aproximadamente al doble de lejos del centro que los clasificados
como centro-izquierda; lo mismo para la derecha.
Los sistemas de partidos “polarizados” son aquellos que tienden hacia un distribución bimodal
del voto en el espectro izquierda-derecha. Los sistemas de partidos “unimodales” tienen una
distribución del voto con un pico más prominente cerca del centro relativo, lo que en general indica
una ausencia de competencia significativa entre partidos.
Ningún sistema de partidos de la región se ha inclinado en una dirección de manera consistente,
y los únicos sistemas de partidos que han permanecido dentro de un rango de polarización son Costa
Rica, Uruguay y Venezuela.

Institucionalización
La volatilidad en AL en el siglo XX tiene un promedio de 21 contra 8 de Europa occidental.
Basándonos en opiniones combinadas, el saber establecido afirma que Uruguay, Costa Rica, Chile,
Venezuela (y probablemente Argentina y Colombia) tienen sistemas de partidos institucionalizados,
mientras que Bolivia, Ecuador y Perú no.

Pablo Kriger 91
La volatilidad de los sistemas de partidos es un buen indicador del resultado de todas las
circunstancias que general cambios en un sistema de partidos, que por lo pronto son múltiples:
1) deserción de electores,
2) cambio generacional en el electorado,
3) extensión del sufragio,
4) variaciones coyunturales en el número de votantes,
5) fusiones y alianzas partidarias,
6) divisiones partidarias,
7) boicoteo de elecciones y
8) proscripción de ciertos partidos.
Pero la volatilidad del sistema de partidos no es el único indicador posible de volatilidad: el mismo
índice puede ser calculado utilizando los porcentajes de votos obtenidos por los bloques ideológicos,
más que por los partidos. Dicho índice nos permite medir la volatilidad causada por la deserción de
votantes de los bloques; ello constituye un aspecto limitado, pero más coherente de
institucionalización. Para una medición más adecuada, podemos quitar los componentes de
volatilidad debidos a cambios ideológicos, y ajustarla teniendo en cuenta las diferencias en el intervalo
de elecciones.

Fragmentación
Los sistemas de partidos han sido clasificados por largo tiempo en tipos definidos por el número
y tamaño relativo de los partidos.
El nuevo institucionalismo tiende a esquivar las tipologías simples en favor de medidas continuas
de fragmentación.
Se analiza si es un sistema bipartidista, de partido único, multipartidista, etc.
Algunos sistemas de partidos fragmentados están también fragmentados ideológicamente,
mientras que otros no; en estos últimos, en cambio, hay una mayor competencia entre partidos que
son muy similares en términos de izquierda-derecha y cristiano-secular. En estos sistemas, algunas de
las divisiones entre partidos son superfluas en términos programáticos, constituyen simples
productos de politiquería.

Conclusión: hacia las explicaciones


Este artículo ha sido un ejercicio de descripción, pero también un importante mensaje acerca de
la explicación: sistemas de partidos tan diversos y dinámicos como éstos no podrán ser fácilmente
explicados. Los factores explicativos que brinda una caja de herramientas estándar cambian muy
despacio o demasiado gradualmente como para capturar la mayor parte de la variación descripta aquí.
Es más probable que explicaciones que sirvan en AL incorporen factores que son manipulados fácil,
rápida y completamente por los gobiernos, líderes de partido y otras élites. Factores como divisiones
de partidos, fusiones y alianzas; tácticas de campaña; cambios programáticos; quizás la performance
económica a corto plazo; y boicoteos de elecciones y proscripción de partidos o candidatos.
La elaboración de tipologías o promedios calculados no nos conducirán muy lejos. Nuestras
únicas opciones son ahondar en ricos y exhaustivos estudios de caso, que impiden toda
generalización. O bien llevar a cabo comparaciones cuantitativas de muchas elecciones en una
muestra grande a lo largo de un extenso período de tiempo, con el peligro de superficialidad.
Aunque las explicaciones bien fundadas serán terriblemente difíciles de probar, es importante
intentarlo, porque los sistemas de partidos sean débiles o fuertes, izquierda o derecha, ideológicos o
pragmáticos, tienen importantes consecuencias. La naturaleza de los sistemas de partidos afecta el
significado de las elecciones, la calidad de la representación, la naturaleza de las opciones de política

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económica, y la legitimidad y supervivencia de gobiernos y del régimen democrático mismo,
especialmente en AL.

Autor: Marcelo Leiras


Título: Los procesos de descentralización y la nacionalización de los sistemas de partidos en
América Latina
Año: 2010

Resumen corto
Teorías recientes sostienen que la descentralización induce la desnacionalización de los sistemas
de partidos porque la transferencia de responsabilidades administrativas y recursos hace más
relevantes a los gobiernos subnacionales. Este efecto sólo se produce solamente: a) si los votantes
pueden juzgar las políticas subnacionales, pero el entorno institucional les dificulta votar por distintos
partidos en elecciones de distinto nivel; o b) si las organizaciones subnacionales de los partidos tienen
incentivos para privilegiar la competitividad subnacional. Un análisis de cuatro casos latinoamericanos
con alta descentralización confirma la validez de esta interpretación.
Los resultados sugieren que la descentralización puede alterar los patrones territoriales de
competencia política dependiendo de la manera en que evolucione, la relación entre las arenas
políticas de distinto nivel.
Palabras clave: descentralización, nacionalización de los sistemas de partidos, gobiernos en
múltiples niveles, coordinación electoral, federalismo, AL, Argentina, Bolivia, Colombia, Brasil,
México.

Resumen
¿La descentralización induce la desnacionalización de los sistemas de partidos? Estudios recientes
nos llevan a pensar que sí. El grado de centralización de la estructura de gobierno está positivamente
asociado con el grado de homogeneidad en la distribución territorial del voto. Varios mecanismos
causales: el más influyente postula que los votantes concentran su atención en el nivel de gobierno
que está a cargo de los temás que los afectan más directamente y los partidos ajustan sus estrategias
de acuerdo con las percepciones y las demandas de los votantes.
Así, cuando la autoridad y los recursos financieros están concentrados en el gobierno nacional,
los ciudadanos atienden a las políticas de escala nacional y el voto tiende a distribuirse de modo
homogéneo a lo largo del territorio. En cambio, cuando parte de la autoridad o los recursos se
trasladan hacia los niveles subnacionales de gobierno, las políticas subnacionales ganan relevancia y
entonces es más probable que los resultados electorales varíen a lo largo del territorio.
Es esperable que los ciudadanos voten de acuerdo con los resultados de las políticas que los
afectan más directamente y razonable que los partidos se esfuercen por ocupar las posiciones de
gobierno que más importan a los votantes.
Pero los resultados sugieren que los cambios en la relativa centralización del gobierno no se
trasladan al plano partidario inexorablemente ni en cualquier circunstancia.

Pablo Kriger 93
Objetivo del presente trabajo: procura identificar en qué condiciones y explicar por cuáles motivos
la descentralización puede tener un efecto sobre la nacionalización partidaria. Explora el vínculo entre
las dinámicas electorales nacionales y las subnacionales, un aspecto desatendido.
El efecto de la descentralización sobre la homogeneidad en la distribución territorial del voto
depende de la información y de las alternativas de comportamiento de las que disponen los votantes,
así como del peso relativo que los partidos asignen a los resultados electorales nacionales o
subnacionales.
Con base en cuatro casos de LA, se postula que la descentralización no debe interpretarse como
un factor que de por sí conduce a la desnacionalización partidaria, sino como un rasgo contextual
que puede facilitar el despliegue de tendencias desnacionalizadoras generadas por otros motivos.
La desnacionalización de los sistemas de partidos puede cristalizar o profundizar los procesos de
descentralización. La autoridad política y los recursos financieros son herramientas valiosas para los
partidos o facciones que tienen su apoyo electoral centrado en algunas secciones del territorio. Al
fortalecer actores subnacionales, la descentralización genera sus propios defensores.
La desnacionalización aumenta la fragmentación electoral en la escala nacional. La fragmentación
electoral puede traducirse en fragmentación legislativa, la cual puede reducir el tamaño o la cohesión
de los bloques oficialistas, así como dificultar en general la formación de coaliciones. Por ello, la
desnacionalización incrementa la probabilidad de gobiernos divididos en los regímenes presidenciales
y los costos de transacción en la formación de coaliciones tanto en los regímenes presidenciales como
en los parlamentarios.
El grado de nacionalización de los sistemas de partidos incide sobre las condiciones en las que
deciden e implementan las políticas.

Descentralización y nacionalización partidaria: definiciones


Descentralización: el traslado de atribuciones o capacidades desde el nivel nacional hacia los
niveles subnacionales de gobierno.
‐ Es un fenómeno multidimensional.
o En su dimensión política se refiere al establecimiento de instituciones y
organizaciones de participación y representación territorialmente circunscritas y
autónomas.
o En el plano administrativo, designa el traslado hacia los gobiernos subnacionales de
la autoridad para diseñar o implementar políticas públicas y para administrar los
recursos asociados con ella.
‐ Es un proceso y no puede mantenerse igual en el tiempo.
Nacionalización partidaria: el término nacionalización designa la variación interdistrital en los
patrones de organización partidaria y comportamiento electoral. Cuando más pequeña es esa
variación, más nacionalizado está el sistema de partidos. Dos dimensiones de esta variación:
‐ Estática: corresponde a la relativa homogeneidad en la distribución interdistrital de los votos
en cada momento del tiempo.
‐ Dinámica: Se refiere a la relativa homogeneidad interdistrital en la evolución del
comportamiento a lo largo del tiempo. En general, se mide a escala de partidos.
Estas dimensiones son independientes. Existen motivos teóricos para esperar que la
descentralización esté correlacionada con ambas. Este estudio se centra en la dimensión estática de
la nacionalización. La descentralización administrativa o fiscal hace que los gobiernos subnacionales
adopten distintas políticas o implementen la misma de distinto modo. Esto genera desviaciones
electorales.

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Tipos de nacionalización partidaria en sistemas con múltiples niveles de gobierno
Los sistemas de partidos pueden adoptar cuatro formatos típicos de acuerdo con las
combinaciones de valores horizontales y verticales de nacionalización:
1. El primer formato es el sistema de partidos nacionalizado. Los partidos obtienen porcentajes
similares en todos los distritos y para todos los cargos de gobierno.
2. En los sistemas segmentados, los partidos obtienen proporciones semejantes del voto en
todos los distritos en las elecciones de distinto nivel en cada distrito pero que no compitan
en todos los distritos.
3. Federalizados: es que los partidos obtengan proporciones semejantes del voto en elecciones
de distinto nivel en cada distrito pero que no compitan en todos los distritos, que lo hagan
bajo coaliciones distintas o que su proporción de votos para cargos nacionales varíe entre
distritos. Hay discontinuidad geográfica y continuidad entre niveles de gobierno.
4. Partidos dispersos: distintos partidos compiten por cargos en cada nivel de gobierno y cada
distrito. Dadas las economías de escala resultantes de la formación de partidos y las
externalidades de la acción de los gobiernos en cada nivel, la absoluta separación de la
competencia entre niveles y entre provincias parece poco factible como un resultado estable.
El efecto de la descentralización debería ser más visible en los sistemas de partidos federalizados
que en los segmentados; esto es, depende de los vínculos verticales entre niveles de gobierno. El
trabajo empírico en la Argentina favorece esta interpretación.

Efectos de la descentralización sobre el grado de nacionalización de los sistemas de partidos:


teoría, evidencia y condicionalidad
El efecto de la descentralización
Varios mecanismos a través de los cuales la descentralización podría afectar la relativa
nacionalización horizontal. El más influyente analiza el efecto de la descentralización administrativa
y fiscal. Sostiene que la nacionalización de los sistemas de partidos depende de una interacción entre
legisladores, candidatos y votantes. Así, los votantes buscan información acerca de las políticas y se
concentran en el nivel de gobierno que está a cargo de aquellas que los afectan más directamente. Si
esas políticas se adoptan en enl nivel provincial, se prestará más atención allí. Los candidatos y
partidos estructuran sus estrategias alrededor del nivel de gobierno que más les importa a los votantes.
La hipótesis de que la descentralización reduce el nivel de nacionalización horizontal de los
sistemas de partidos es coherente y persuasiva, pero la evidencia disponible no es suficiente para
validar ni para descartar la idea de que la descentralización y nacionalización partidaria están asociadas.
Las observaciones capturan una influencia negativa de la descentralización administrativa sobre la
nacionalización horizontal de los sistemas de partidos. Pero no en todos los casos sucede.

Relaciones entre niveles de gobierno, descentralización y nacionalización partidaria


Tratamos de explicar la homogeneidad en la distribución territorial de los votos en elecciones para
cargos nacionales. Si por motivos fiscales o administrativos, los cargos provinciales ganan relevancia,
pueden ocurrir dos cosas:
1. Los votantes obedecen tanto señales provinciales como nacionales. Trtan de apoyar a
partidos competitivos a nivel provincial, y también en el nacional. Si los partidos son distintos
es resultado más probable es un sistema de partidos segmentado, con alta nacionalización
horizontal y baja nacionalización vertical.
2. Los votantes privilegian la competitividad provincial: votan por los partidos que tienen
mayores oportunidades de ganar en ese espacio, aunque no sean competitivos
nacionalmente. Si esto ocurre, el resultado más probable es un sistema de partidos
federalizado, con alta nacionalización vertical y baja nacionalización horizontal.

Pablo Kriger 95
[PREGUNTA: qué diferencia hay entre nacionalización horizontal y nacionalización vertical en
el autor Leiras]
Dos consecuencias importantes:
‐ La repercusión de la relativa centralización sobre la nacionalización partidaria no es
inexorable (irremediable, infalible).
‐ La descentralización puede incidir sobre distintas dimensiones de la nacionalización
partidaria y producir distintos tipos de desnacionalización del sistema de partidos.
‐ La descentralización puede reducir la nacionalización horizontal de partidos, pero bajo
ciertas condiciones: según la información, las alternativas de comportamiento de los votantes
y las estrategias de partidos.
El mecanismo que fundamenta la asociación entre centralización y nacionalización partidaria
horizontal se pone en movimiento si:
1. Por los problemas de información expuesto, los votantes utilizan como atajo informativo las
políticas y las dinámicas electorales subnacionales.
2. Aunque no existan problemas de información, el régimen electoral no permite o dificulta
que los votantes elijan a distintos partidos para cargos nacionales y cargos subnacionales.
3. Porque la descentralización lleva a o permite que las organizaciones subnacionales de los
partidos privilegien la competitividad en las elecciones para cargos subnacionales.
La descentralización también puede producir desnacionalización horizontal si las organizaciones
subnacionales de los partidos deciden competir solamente en algunos distritos o forman distintas
coaliciones en diferentes distritos. En cualquier caso, la vía subnacional afecta la nacionalización
vertical si en cada provincia o estado los partidos se mantienen verticalmente integrados.
Para verificar la validez de esta línea de interpretación presentamos a continuación un análisis
exploratorio de la relación entre los niveles de descentralización y los niveles de nacionalización
partidaria horizontal en cuatro casos latinoamericanos.

Descentralización y nacionalización partidaria en cuatro casos latinoamericanos


Determinantes de la nacionalización partidarias. Preguntas:
‐ ¿Cuán vital es la nacionalización para alcanzar los objetivos partidarios?
‐ ¿Cuán pronunciadas son las diferencias sociales entre los electores de los distritos?
La nacionalización horizontal de los sistemas de partidos será más pronunciada cuanto más vitales
sean los premios políticos asociados con el acceso a posiciones nacionales de gobierno.
La fuerza del incentivo para que las agrupaciones políticas y los votantes coordinen su
comportamiento más allá de las fronteras distritales depende de la relativa concentración en el plano
nacional de valores políticos. Entendiendo “valores políticos” como los factores que afectan la
capacidad de incluir en las decisiones políticas fundamentales, y a los recursos financieros necesarios
para solventar la actividad de gobierno y las tareas proselitistas de los partidos.
Se espera que la nacionalización partidaria horizontal sea más pronunciada:
1. Cuando las diferencias etnoculturales entre las poblaciones de distintos distritos son menos
pronunciadas.
2. Cuando la administración de las políticas públicas está más concentrada.
3. Cuando el control de los recursos fiscales está más concentrado.
4. Cuando el entorno institucional y los atributos de los partidos facilitan la transmisión de la
dinámica provincial a la arena nacional e inducen a la coordinación interdistrital de las
estrategias proselitistas y del voto.

96
Los casos
Argentina, Brasil, Colombia y México. Tiene rasgos comunes: el acceso a los niveles intermedios
de gobiernos subnacionales se dirime en elecciones generales y, de acuerdo con el consenso de los
estudios recientes, tanto las responsabilidades administrativas como los recursos fiscales están más
descentralizados que en el resto de los países de la región.

Operacionalización de la variable dependiente


‐ El grado de nacionalización de los sistemas de partidos. El autor presenta un indicador, que
indica que si está desviado de manera pronunciada indica que el sistema de partido está
desnacionalizado en la dimensión horizontal.

Indicadores de las variables independientes


‐ Diferencias etnoculturales: se utiliza el índice de fragmentación etnolingüística. La medida
oscila entre 0 y 1, y estima la probabilidad de que dos individuos de una población
pertenezcan a grupos etnolingüísticos distintos si son seleccionados al azar.
‐ Un índice de propensión institucional a la desnacionalización estima el efecto del régimen
territorial y distintos aspectos del régimen electoral.
‐ La descentralización administrativa se estima a partir de dos índices.
o El primero es un índice de descentralización de actividades; adopta valores entre
cero y uno, y califica a los países de acuerdo con el nivel de gobierno que: a) decide
el monto que se invertirá en cada actividad; b) decide el destino de esas inversiones
públicas; c) es responsable inmediato de la ejecución de las políticas públicas; d) es
responsable de la evaluación del alcance de las metas de las políticas públicas.
o El segundo, es un índice de autonomía administrativa de los gobiernos
subnacionales, que oscila entre 0 y 1, y agrupa a tres indicadores: a) el grado de
descentralización de las responsabilidades de gasto público sobre distintas políticas
públicas; b) la proporción del gasto público total que está a cargo de los gobiernos
subnacionales; c) el grado de discrecionalidad de las transferencias financieras desde
el gobierno nacional.

Resultados
Aún dentro de estos países descentralizados, existen diferencias apreciables en términos del
conjunto de actividades, la proporción de gasto público y la autonomía administrativa de la que gozan
sus gobiernos subnacionales.
En los últimos 15 años las distancias entre estos países se achicaron, producto a las políticas
descentralizadoras rápidas y profundas.
La mera existencia de gobiernos subnacionales relevantes no es suficiente para que los votantes y
los candidatos organicen su comportamiento en torno a ellos. La descentralización hace posible pero
no inexorable la vía subnacional. Esto también quiere decir que el potencial desnacionalizador de los
esquemas de administración de recursos y políticas relativamente descentralizados puede activarse a
través de distintos mecanismos.

Descentralización y desnacionalización partidaria en Argentina


En los ’90, la Argentina trasladó a los gobiernos provinciales la responsabilidad de proveer
distintos servicios públicos que previamente estaban concentrados en la órbita nacional.

Pablo Kriger 97
La fragmentación en las elecciones para gobernador nunca es más alta y casi siempre es más baja
que en las de diputados nacionales. Las elecciones legislativas provinciales arrojan niveles de
fragmentación más altos que los de las legislativas nacionales en 46% de los casos.
La devaluación de ciertas etiquetas partidarias nacionales refuerza determinados problemas de
cooperación. El contenido informativo de las etiquetas partidarias tiene tres componentes:
‐ Identitario: asociado con la capacidad que el nombre del partido tiene para evocar en sus
miembros y sus votantes una historia de experiencias en común y valoradas positivamente.
‐ Programático: asocia el nombre del partido con una orientación general de las políticas.
‐ Instrumental: vincula el nombre del partido con la probabilidad de acceder a bienes privados
o bienes de club que los líderes del partido o funcionarios distribuyen entre los militantes.
La descentralización administrativa y fiscal facilitan, pero no producen la desnacionalización del
sistema de partidos.
Cuando los grandes partidos nacionales adoptan cursos de política ideológicamente
inconsistentes, se desvían de las tradiciones doctrinarias o fracasan en la implementación de
políticas, sus etiquetas pierden potencia informativa y capacidad de motivar la identificación
afectiva de los votantes. En estas condiciones, las organizaciones subnacionales de los partidos
tienen motivos para privilegiar las problemáticas de escala provincial. La descentralización hace
posible que ese privilegio no implique una renuncia al control de recursos financieros o a la
influencia sobre las políticas públicas.

Conclusiones

‐ La transferencia del control financiero o administrativo desde el gobierno nacional hacia los
subnacionales puede inducir la desnacionalización de los partidos y los patrones de
competencia interpartidaria. Hay que considerar:
o Aquí se distinguen dos aspectos de la nacionalización de los partidos políticos y
caracteriza los formatos que pueden adoptar los sistemas de partidos de acuerdo con
las combinaciones entre ellos en los sistemas con múltiples niveles de gobierno
electos.
‐ La desnacionalización partidaria no es un resultado inevitable de la descentralización. A veces
puede inducir a la federalización o a la segmentación de los sistemas de partidos. Solamente
en el primer caso se reduce la nacionalización de los sistemas de partidos. La producción y
magnitud de este resultado dependen de:
o La información
o Las alternativas de comportamiento que disponen los votantes
o Estrategias de los partidos.
La evolución de estos factores depende del entorno no institucional.
La desconcentración de responsabilidades y recursos hacia los gobiernos subnacionales
puede afectar la homogeneidad territorial en la distribución de votos en la medida en que los
votantes puedan reconocer claramente la importancia relativa de los gobiernos
subnacionales, juzgar eficazmente los resultados de sus políticas, pero problemas
informativos o el entorno institucional impidan votar por distintos partidos en elecciones
para cargos de distinto nivel.
El mismo resultado puede producirse si las organizaciones subnacionales de los partidos
tienen incentivos para privilegiar la competitividad provincial a expensas de la nacional.
Ambos resultados son suficientes para que se reduzca el nivel de nacionalización horizontal.
La desnacionalización partidaria es un estado al que puede arribarse por distintos caminos.
‐ Los resultados sugieren que es necesario desarrollar y aplicar indicadores y estrategias
estadísticas de identificación que permitan controlar los sesgos de selección y postular efectos
causales de modo convincente.

98
‐ La descentralización parece dar cuenta más eficazmente de las diferencias en los niveles de
nacionalización partidaria horizontal que se registran entro los países que de los cambios en
esos niveles que se registran a lo largo del tiempo en cada país. Esto sugiere que es
conveniente concebir la descentralización como un rasgo contextual.
‐ La descentralización no aparece como una fuerza exterior que, de por sí, altere los patrones
territoriales de competencia política. Introduce una posibilidad de desnacionalización que
puede actualizarse o no dependiendo de cómo evolucione, por otros motivos, la relación
entre las arenas políticas de distinto nivel.
‐ Respecto al impacto de la descentralización sobre los procesos y la naturaleza de las políticas,
la posible desnacionalización del sistema de partidos no debe considerarse como una de sus
principales desventajas. El potencial centrífugo de la desconcentración de recursos y
actividades de gobierno puede activarse o no dependiendo de otros atributos del sistema de
gobierno y del régimen electoral, así como de la evolución de la dinámica política.
‐ Cuando las reglas del juego aumentan la propensión a la descentralización de los sistemas de
partido, la descentralización puede derivar en consecuencias partidarias negativas para la
eficacia y la equidad de las políticas de escala nacional. En esos casos es conveniente llevarlas
adelante tomando en cuenta sus posibles efectos político-electorales y con particular cautela.

Autores: Scoot Mainwaring y Timothy Scully


Título: Introducción. Sistemas de Partidos en América Latina
Año: 1996

Resumen corto
Se concentra en la noción de institucionalización del sistema de partidos y sus implicaciones para
el análisis de la política en AL. Cinto temas principales: 1) discutimos los partidos y su papel en la
conformación de la manera en que funcionan las democracias; 2) argumentamos que la diferencia
crítica entre los sistemas de partidos latinoamericanos es la cuestión de si un sistema competitivo de
partidos está o no institucionalizado; un sistema institucionalizado de partidos implica la estabilidad
en la competencia entre partidos, la existencia de partidos que tengan raíces más o menos estables en
la sociedad, la aceptación de partidos y elecciones como instituciones legítimas que determinan quién
gobierna, y organizaciones partidarias con reglas y estructuras razonablemente estables; 3)
argumentamos que existen marcadas diferencias en el grado de institucionalización en países de AL;
4) la institucionalización de un sistema de partidos es importante para el proceso de consolidación
democrática; 5) discutimos las variaciones en el número de los partidos y las distancias ideológicas
que median entre ellos; en los sistemas presidenciales, la gobernabilidad y la estabilidad democrática
son facilitadas cuando no ocurre la dispersión multipartidaria extrema de los cargos parlamentarios,
y que una polarización ideológica limitada o moderada favorece las perspectivas de una competencia
partidaria y una democracia estables.

Resumen
Por qué son importantes los partidos
Partido político, según Sartori: cualquier grupo político que se presenta a elecciones y es capaz,
por medio de las elecciones, de colocar candidatos para cargos públicos. También si está proscripto.

Pablo Kriger 99
Los PP son los principales agentes de representación política y son virtualmente los únicos actores
con acceso a cargos de elección popular en la política democrática. Son cruciales porque dominan la
política electoral. Los gobiernos democráticos son elegidos por medio de partidos.
Proveen acceso al gobierno. Para obtener el control del gobierno y así determinar la agenda de
elaboración de políticas, los actores políticos deben ganar las elecciones, lo que implica organizar un
partido. Sería imposible comenzar de nuevo otra elección sin etiquetas partidarias. Los partidos
ayudan a reducir los costes de información al votante.
No sólo constituyen vehículos para representar diversos grupos de la sociedad. También
organizan grupos o alientan grupos para organizarse en términos de partidos. Estructuran la forma
en que los actores políticos interactúan.
En países con democracias no consolidadas, la razón para estudiar los PP es menos obvia; ellos
no estructuran el proceso político en el mismo grado; a menudo son altamente personalistas.

La noción de sistema institucionalizado de partidos


Sistema de partidos: un conjunto de interacciones esquematizadas en la competencia entre
partidos. Implica continuidad en sus partes componentes: una discontinuidad aguda en el número de
partidos relevantes significa que un sistema diferente ha desplazado al previo.
Aunque algunos analistas sostienen que donde los partidos son relativamente débiles y la
volatilidad electoral es alta, no hay sistema a causa de la falta de regularidad, creemos que aún en estos
casos, los partidos dan forma a la naturaleza de la competencia política y proporcionan los símbolos
que orientan al electorado y a las elites políticas.
La noción de partidos institucionalizados es importante aquí: la institución se refiere a un proceso
por el cual una práctica o una organización se hace bien establecida y ampliamente conocida, si no
necesariamente aceptada por todos. Los actores desarrollan expectativas, orientaciones y conductas
basadas en la premisa de que esta práctica u organización ha de prevalecer en el futuro previsible. La
organizaciones y procesos adquieren valor y estabilidad.
Cuatro condiciones para que un sistema de partidos se considere institucionalizado:
1) Estabilidad en las reglas y en la naturaleza de la competencia entre partidos; lo que no
significa que deben “congelarse”.
2) Los PP importantes deben tener raíces más o menos estables en la sociedad; de otro modo,
no estructuran las preferencias políticas a lo largo del tiempo y hay una regularidad limitada
en la manera en que la gente vota. Por ello los PP tienden a ser consistentes en sus relativas
posiciones ideológicas.
3) Los actores políticos importantes conceden legitimidad al proceso electoral y a los partidos.
Las elites políticas basan su conducta sobre la expectativa de que las elecciones serán la ruta
principal que conduce al gobierno.
4) Las organizaciones partidarias tienen importancia. Los partidos no están subordinados a los
intereses de líderes ambiciosos; adquieren un estatuto y valor propio. Se hace autónomo
respecto de movimientos u organizaciones que pueden haberlo inicialmente creado.
No suponemos que la institucionalización sea lineal, sino que existe un continuum.

La institucionalización de los sistemas de partidos en AL


Analiza los casos de AL, a través de diversos indicadores.
Lo realiza analizando los cuatro criterios de institucionalización de los sistemas de partidos:
1) Que los esquemas de competencia de partidos manifiesten regularidad. Resumen: los
esquemas de competencia entre partidos son bastantes estables en Uruguay y Colombia;

100
moderadamente estables en Chile, Costa Rica, Venezuela y Argentina; bastante inestable en
México; y extremadamente inestables en Paraguay, Bolivia, Brasil, Ecuador y Perú.
2) Los partidos deben desarrollar raíces más o menos estables en la sociedad. Además, que los
intereses organizados deberían tener conexiones más fuertes a los partidos en sistemas de
partidos institucionalizados.
3) Los ciudadanos e intereses organizados deben percibir que los partidos y las elecciones son
los medios para determinar quién gobierna, y que al proceso electoral y a los partidos se les
otorga legitimidad.
4) Las organizaciones partidarias deben ser relativamente sólidas en países con sistemas
institucionalizados de partidos.

Sistemas institucionalizados de partidos


Venezuela, Costa Rica, Chile, Uruguay, Colombia y, en menor grado, Argentina, cumplen con los
cuatro criterios.

Sistemas incoativos [iniciales, primeros] de partidos


Bolivia, Brasil, Perú y Ecuador tienen sistemas de partidos débilmente institucionalizados.

Sistemas de partidos hegemónicos en transición


México y Paraguay están más cercanos a una institucionalización de partidos, pero no son
“democráticos”. Para que sea democrático debe superarse el “maridaje” entre partido hegemónico y
Estado.

Por qué importa institucionalizar un sistema de partidos


Algunos SP promueven la moderación y el compromiso; otros fomentan el extremismo y la
política de suma cero. Algunos alientan la formación de coaliciones, otros la inhiben. Algunos son
más propicios para construir democracias que otros. Así, un sistema institucionalizado de partidos
no produce automáticamente los resultados que uno esperaría de una democracia.
Sin embargo, es importante. Los partidos son actores claves que estructuran el proceso político.
Donde no están institucionalizados, no son tan dominantes. La política democrática es más errática,
establecer legitimidad y gobernar es también más complicado. En ausencia de controles y equilibrios
institucionales bien desarrollaros, a menudo prevalecen prácticas patrimoniales y las legislaturas
tienen a ser poco desarrolladas.

Sistemas de partidos incoativos, populismo y democracia


Con un SP incoativo hay más espacio para los populistas porque las afiliaciones partidarias no
estructuran tanto el voto como sucede en los sistemas institucionalizados.
Puesto que se apoyan en llamados directos a las masas, los líderes populistas tienden a propugnar
medidas políticas con vista a la publicidad más bien que a un impacto político de largo alcance. Con
facilidad surge un círculo vicioso. La falta de partidos sólidos crea un mayor espacio para los
populistas, quienes luego gobiernan sin intentar crear instituciones más sólidas, perpetuando así el
ciclo.
Los problemas del populismo y un ciclo institucional viciado, hecho posible por la carencia de un
sistema de partidos institucionalizado, ha sido evidente en los cuatro países con sistema de partidos
incoativos.

Pablo Kriger 101


Los partidos institucionalizados están en su mayor parte orientados a ganar elecciones y acceder
al poder a través de medios pacíficos. Enfocan el proceso político sobre los medios democráticos
para obtener el poder.
Los sistemas de partidos institucionalizados ayudan a que los grupos expresen sus intereses,
permitiendo a la vez que los gobiernos gobiernen. Canalizan las exigencias políticas y moderan los
conflictos políticos.

Sistemas de partidos, legitimidad y responsabilidad


Puede colaborar en la democracia ayudando a establecer legitimidad. Aquí consideramos de qué
manera expresan o representan los intereses de la sociedad. Esta representación es crucial: si los
ciudadanos han de conceder legitimidad a su gobierno, deben creer que el gobierno se esfuerza por
representar a la sociedad.
Los gobiernos democráticos pueden obtener legitimidad más allá de muchas imperfecciones, pero
los mecanismos primarios (elecciones y partidos) deben poder funcionar razonablemente sin
obstrucciones.
La democracia da a los ciudadanos una oportunidad institucionalizada, regular y pacífica para
reemplazar a los líderes y representantes políticos. La responsabilidad democrática gira en gran
medida en torno a tener esta oportunidad.
En democracias con sistemas institucionalizados de partidos, los partidos conforman preferencias
políticas en mayor grado que lo que lo hacen cuando los sistemas son incoativos. Dan a los
ciudadanos un modo de entender quién es quién en política sin necesidad de requerir gran
información. Posibilita así el proceso de rendición de cuentas. En los incoativos la significación de
las alternativas es turbia y los ciudadanos no pueden apreciar las diferencias entre partidos.
Donde están menos institucionalizado, es difícil establecer responsabilidades.
Si las elecciones son contiendas personalistas, los individuos no votan sobre la base de un perfil
partidario. Pero cuando ganan personalistas, se sienten con menos limitaciones a la hora de gobernar,
ya que no es fuere la plataforma partidaria. Estarán más inclinados a la demagogia y al populismo.

El sistema de partidos y la gobernabilidad


Un sistema razonablemente institucionalizado de partido facilita el gobierno y la gobernabilidad.
Permiten la participación y el conflicto en maneras que no sobrepasan el sistema político. Pueden
ayudar a controlar y contener el conflicto, dirigiéndolo hacia los canales electorales y legislativos.
Los sistemas institucionalizados de partidos facilitan también la gobernabilidad porque los
vínculos entre el ejecutivo, los legisladores y los líderes de los partidos son generalmente más fuertes
que en los casos de sistemas incoativos de partidos.
Dado que los sistemas incoativos son generalmente indisciplinados, los gobiernos no pueden
contar con su apoyo, incluso los propios. Los partidos indisciplinados obstaculizan el funcionamiento
de las legislaturas.
Finalmente, un SP institucionalizado generalmente reduce la incidencia de la corrupción y
contribuye a un gobierno más eficiente.

Sistemas incoativos de partidos e incertidumbre


Las instituciones ayudan a orientar a los actores estableciendo claras reglas del juego y así ayudan
a establecer con certeza considerable qué puede esperarse. No decimos que nunca hay sorpresas, pero
en las democracias establecidas con instituciones democráticas bien desarrolladas los actores conocen
las reglas y poseen algún sentido de cómo perseguir sus intereses.

102
En las modernas sociedades de masas, la construcción de un sistema de partidos parece ser una
necesaria, aunque insuficiente condición para consolidar la democracia y gobernar eficientemente.

El número de partidos y la distancia ideológica


Es importante comparar los sistemas, clasificándolos según el número de partidos relevantes y el
grado de polarización ideológica. Son dimensiones importantes para determinar si existe o no un
sistema de partidos institucionalizado.
El número es clave; afecta la determinación de si es o no necesario un gobierno de coalición y el
grado de dificultad que experimentan los presidentes en obtener apoyo para sus programas
legislativos.

Número de partidos, distancia ideológica y democracia


En este libro se sugieren dos conclusiones importantes sobre las consecuencias que el número de
partidos y la distancia ideológica tienen para la democracia:
‐ Primero, los casos latinoamericanos estudiados apoyan la observación de que los sistemas de
partidos menos polarizados facilitan la gobernabilidad y la estabilidad democrática. La
democracia puede existir por décadas, pero la polarización ideológica hace más difícil el
gobierno.
‐ Segundo, el número de partidos es una cuestión que mantiene su relevancia en la
conformación de la política democrática. Una fragmentación considerable es más
problemática en las democracias presidenciales que en las parlamentarias. Los sistemas
presidenciales carecen de los mecanismos institucionalizados para la construcción de
coaliciones que existen en las democracias parlamentarias.

Conclusión
No afirmamos que una clase determinada de sistemas de partidos sea condición necesaria o aun
suficiente para la democracia, ni que otro tipo de sistema de partidos sea absolutamente adverso a la
democracia. Tampoco estamos sugiriendo que los graves problemas que los gobiernos
latinoamericanos han enfrentado en el reciente período de democracia, puedan ser atribuidos
primariamente al sistema de partidos en todos los países.

Autor: Gianfranco Pasquino


Título: Los sistemas de partido
Año: 2004

Resumen corto
Se pretende profundizar en el análisis de los sistemas políticos apuntando no tanto a los partidos
considerados individualmente y a la pluralidad de tareas que cada uno desempeña, sino a los sistemas
de partidos, o bien a las interacciones entre los partidos en cada uno de los cinco sistemas políticos
que son el objeto de este libro. Estamos interesados en sus conexiones y su incidencia en la
estructuración del sistema político, y en el funcionamiento del sistema institucional, y especialmente
en el sistema de gobierno.

Pablo Kriger 103


Se propone un análisis sistémico. Bajo una perspectiva sincrónica actual (2004). [Cinco casos:
EEUU, Gran Bretaña, Francia de la 5t República, Alemania e Italia].

Resumen
Contar los partidos que importan
El criterio numérico es importante pero también es insuficiente. En EEUU, por ejemplo, se da
un bipartidismo, siguiendo las indicaciones de Sartori:
1) Dos partidos están en posición de competir por la mayoría absoluta de las bancas.
2) Al menos uno de los dos partidos conquista una mayoría suficiente.
3) Dicho partido está dispuesto a gobernar solo.
4) La rotación del poder sigue siendo una expectativa creíble.
Como alternativa a los criterios propuestos por Sartori, pero especialmente para dar mayor solidez
a sus conteos, algunos autores han propuesto como criterio esencial de relevancia el porcentaje de
los votos y el número de las bancas obtenidas por los partidos.
En algunos casos, el tercer partido era decisivo, como en Alemania.

Las modalidades de competencia


Para Sartorio, el elemento crucial en el funcionamiento de los sistemas de partidos debe
investigarse en las modalidades de la competencia electoral, y política. Siempre que sea bipartidista o
multipartidista moderados, los partidos buscan el consenso moviéndose, dentro de ciertos límites,
hacia el centro, hacia la búsqueda de electores que se encuentran en ese espacio político.
En cierto sentido, la competencia de partidos en los sistemas bipartidistas no crea ningún
problema analítico específico. Los dos mayores partidos deben alcanzar al electorado indeciso y
fluctuante. Pero si el votante se siente desilusionado, puede caer en el abstencionismo, una práctica
más común que cambiar de voto.

Las transformaciones de los sistemas de partido


Según Duverger (1961), es posible individualizar cuatro tipos generales de evolución de los
sistemas de partidos: alternancia, división estable, predominio e izquierdismo.
‐ Alternancia: es el fenómeno caracterizador de los sistemas bipartidistas que, si no
experimentasen alternancia, se volverían inexorablemente sistemas de partido predominante
en los que el partido obtiene repetidamente un número de bancas suficientes como para
gobernar solo, y lo hace ininterrumpidamente durante un número considerable de años.
‐ División estable: puede caracterizar a los sistemas multipartidistas limitados y moderados. La
división general puede permanecer estable, pero los cambios internos pueden tener
consecuencias desestabilizadoras.
‐ Predominio: significa que un partido mantiene un algo consenso electoral y un alto número
de bancas para un período de tiempo razonablemente largo, pero también que es lo
suficientemente fuerte como para dictar las coaliciones y controlar la mayoría de los cargos
de gobierno. Para Sartori, es un sistema multipartidista en el que:
o Un partido obtiene un porcentaje de las bancas mucho mayor que cualquier otro
partido.
o Mantiene este porcentaje durante bastante tiempo y por un período ininterrumpido.
o Gobierna solo.
‐ Izquierdismo: principalmente partidos de izquierda.

104
Cómo manipular a los sistemas de partido para mejorar el sistema político
Nadie puede dejar de notar que los sistemas de partidos examinados han quedado esencialmente
sin variaciones en dos casos de sistemas políticos (EEUU y Gran Bretaña), que se adaptaron de
manera flexible a un sistema político (Alemania), que ha pasado a través de un proceso complejo de
reunificación y que cambiaron de manera muy significativa en dos sistemas políticos (Francia e Italia).
Quien desee individualizar correctamente las modalidades de expresión de la accountability debe
volver a profundizar el tema de los sistemas de partido, con un comportamiento cauto al atribuir
mejores prestaciones a los sistemas electorales proporcionales respecto a los mayoritarios, ya que no
parece haber dudas acerca de que los sistemas mayoritarios confieren una delegación de gobierno
explícita que se puede hacer valer cuando los electores evaluarán la específica accountability de los
gobiernos.

Reflexión conclusiva
No es posible comprender plenamente el funcionamiento de los sistemas políticos
contemporáneos, sin conocer profundamente el formato y la mecánica de los respectivos sistemas de
partidos. La enseñanza sigue siendo “contar los partidos que importan”. Para conseguir este objetivo
es indispensable poseer cuidadosos criterios cualitativos, como la disponibilidad y aceptabilidad de
los partidos a entrar en las coaliciones de gobierno y su poder de intimidación y de chantaje sobre las
coaliciones que se forman sin su participación

Autor: Giovanni Sartori


Título: El criterio numérico
Año: 1992

Resumen corto
1992: existen más de 100 estados con algún tipo de partidos. Desde hace algunos años los partidos
se vienen clasificando según la cantidad de partidos. Pero algunos abandonan la base numérica
argumentando que no han acarreado percepciones significativas. ¿Tiene algún sentido clasificar los
sistemas de partidos?
Parece que entramos en un círculo vicioso. Por un lado, nos ahogamos en la abundancia; por otro,
esta proliferación atestigua que el universo de partidos necesita mucho una cartografía.

Resumen
Sí importan cuántos son los partidos. Indica inmediatamente una característica importante del
sistema político: la medida en que el poder político está fragmentado o no, disperso o concentrado.
Con el número también estamos alerta al número posible de corrientes de interacción intervinientes
(cuanto más partidos, más corrientes).
La verdadera cuestión no es si importa el número de partidos, sino la de si un criterio numérico
de clasificación nos permite aprehender lo que importa. Hasta ahora la respuesta ha sido que no:
ningún sistema de contar puede funcionar sin normas para contar. Si contamos debemos saber cómo;
pero no sabemos cuándo uno es uno y cuándo dos son dos.

Pablo Kriger 105


Normas para contar
En resumen, el problema es: ¿Qué partidos importan? No podemos contarlos simplemente por
las apariencias. El cuántos son tiene que ver con qué fuerza tienen.
La importancia de un partido no está sólo en la función de la distribución relativa del poder, sino
también en la función de la posición que ocupa en la dimensión izquierda-derecha.
Debemos establecer un criterio de no importancia respecto a los partidos menores. La fuerza de
un partido es su fuerza electoral. Muchas veces basta con remitirse a los escaños en la cámara baja.
Por lo que resulta permisible comenzar con esta medida: la fuerza del partido parlamentario se
indica por su porcentaje de escaños en la Cámara Baja.
Normas:
1) Se puede no tener en cuenta por no ser importante un partido pequeño siempre que a lo
largo de un período de tiempo siga siendo superfluo en el sentido de que no es necesario ni
se utiliza para ninguna mayoría de coalición viable. Y debe tenerse en cuenta un partido por
pequeño que sea, si se halla en posición de determinar a lo largo de un período de tiempo y
en algún momento como mínimo una de las posibles mayorías gubernamentales.
2) Un partido cuenta como importante siempre que su existencia o aparición afecta a la táctica
de la competencia entre los partidos y en especial cuando altera la dirección de la competencia
de los partidos orientados hacia el gobierno.
Podemos dejar de contar a los partidos que no tienen 1) posibilidad de coalición ni 2) de chantaje.
Necesitamos una forma inteligente para contar.

Una cartografía en dos dimensiones


Una clasificación es una ordenación basada en clases mutuamente excluyentes que se establecen
conforme al principio o al criterio elegido para esa clasificación. Una tipología es algo más complejo:
es una ordenación de atributos compuestos, una ordenación resultado de más de un criterio.
Conforme esto, hemos venido hablando de clases y no de tipo de sistemas de partidos. Y lo que
sugiero es que el criterio numérico puede rendir siete clases:
1. De partido único
2. De partido hegemónico
3. De partido predominante
4. Bipartidista
5. De pluralismo limitado
6. De pluralismo extremo
7. De atomización
Ideología: para denotar en primer lugar una “distancia ideológica”, el ámbito general del espectro
ideológico de cualquier comunidad política dada, y para denotar la “intensidad ideológica”, la
temperatura o el afecto de un contexto ideológico dado. El término de distancia ideológica interviene
en la aprehensión de los sistemas de más de un partido, mientras que la idea de la intensidad ideológica
es indispensable para la aprehensión de las comunidades unipartidistas.
Realiza una “clasificación modificada”: el objeto es resolver el problema que deja intacta la
clasificación numérica, el de cómo acabar con la “segmentación”. La solución se halla en verificar las
comunidades de políticas segmentadas en contraste con la variable ideología. Si están fragmentadas,
pero no polarizadas, se atribuirán al tipo de pluralismo (ideológicamente) moderado. Si están
fragmentadas y polarizadas, pertenecen al pluralismo (ideológicamente) polarizado.
Las estructuras de poder se pueden identificar como: 1) monopolio, 2) jerarquía, 3) concentración
unimodal, 4) concentración equilibrada, 5) poca fragmentación, 6) fragmentación alta con
polarización.

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Si se siguen estas configuraciones de poder y sus respectos sistemas de partidos con respecto a
cómo se ordenan las diversas comunidades políticas llegamos al Cuadro 4.

Cuando se clasifican los sistemas de partidos conforme al criterio numérico se clasifican conforme
a su formato: cuántos partidos contienen. Pero el formato no interesa sino en la medida en que afecta
a la mecánica: cómo funciona el sistema. El formato es interesante en la medida en que contiene
predisposiciones mecánicas, en que contribuye a determinar un conjunto de propiedades funcionales
del sistema de partidos, en primer lugar, y de todo el sistema político como consecuencia. Mi
investigación se centra en la distinción y relación entre formato y mecánica: estudiaremos cómo se
relaciona la “clase”, que denota el formato, con el “tipo”, que connota las propiedades.

Autor: Alan Ware


Título: Clasificación de los sistemas de partidos
Año: 2002

Resumen corto
Realiza una clasificación de los sistemas de partidos. Los SP suponen tanto competición como
cooperación entre distintos partidos. Se examina si es posible o si merece la pena clasificar estas
arenas en las que se desarrolla la competición y la cooperación. Hay dos justificaciones de por qué es
importante: 1) Su objetivo era explicar los distintos tipos de comportamiento que se apreciaban entre
los partidos, algo supuestamente asociado a los diferentes tipos de SP; 2) es una forma muy útil de
simplificar una realidad extremadamente compleja. Así, el esquema clasificatorio sirve de guía hasta,
una vez bien adentrado en su estudio, luego generalmente se olvidan de él.

Pablo Kriger 107


Resumen
Primeros pasos a la hora de diseñar una clasificación
Al realizar una clasificación, el primer punto a tratar es el de qué partidos debemos incluir y cuáles
excluimos. La mejor de las generalizaciones formales sobre este punto es la adelantada por Sartori,
que diseñó un criterio de “irrelevancia” para determinar qué partidos deberían incluirse/excluirse.
Deben tener para él: potencial de coalición (ser necesario, en al menos una ocasión, para crear una
coalición viable), y de chantaje (debe afectar a las tácticas de competición).
Factores a tener en consideración a la hora de diseñar la clasificación de un sistema de partidos.
Cuatro formas básicas entre las que los SP difieren entre sí:
1. La medida en que los partidos están implantados en la sociedad
2. La ideología de los partidos
3. La postura adoptada por el partido ante la legitimidad del régimen
4. El número de partidos que componen el sistema.
En este capítulo se analizarán uno a uno, especialmente el cuarto, pero no significa que sea el más
importante.

La implantación social de los partidos


Existe una considerable variación en el grado de implantación social de los partidos. En un
extremo, tenemos ejemplos de vínculos muy laxos entre votantes y partidos. En otro extremo,
partidos que pueden estar profundamente implicados en muchos aspectos de la vida social, la mayoría
de la gente se identifica con los partidos…
Por lo general, la implantación social de un partido afecta la competición entre partidos de dos
formas:
‐ Cuanta menos penetración social exista, más fácil resultará a los partidos nuevos ver la luz y
competir con los que ya existían antes.
‐ Cuanto mayor es la penetración social de los partidos, más tentados se verán a concentrarse
en retener el apoyo de quienes les son leales. Y cuanto mayor sea el número de partidos
existente, más tenderán todos a centrarse en retener el apoyo de quienes les son leales.
No obstante, debemos cualificar la conexión que hemos establecido entre la penetración social de
un partido y la estabilidad del sistema de partidos en tres aspectos importantes:
‐ Algunos sistemas de partidos muy inestables contaban con partidos que estaban muy
implantados en comunidades concretas, si bien los partidos del sistema tenían una
implantación social débil.
‐ La configuración concreta de los partidos en el seno de un sistema puede prevenir una
inestabilidad excesiva, incluso en aquellos sistemas de partidos en los que la penetración
social es muy débil.
‐ Existen factores institucionales que pueden inhibir el desarrollo de nuevos partidos, incluso
en países donde la penetración social de los partidos es relativamente baja.

VI. Por qué difieren entre sí los sistemas de partidos


Mientras que para el institucionalismo temprano la causa de los diferentes sistemas de partidos
había que buscarla en los sistemas electorales, el enfoque sociológico hacía hincapié en la importancia
de las divisiones en el seno de la sociedad, y especialmente en las divisiones de clase.

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Hay diferencias entre los debates académicos. Aún hoy, muchos de los argumentos originales
planteados por los “sociologistas” son aceptados por institucionalistas y viceversa. Difieren en el peso
que conceden a los diferentes factores que determinan el carácter de un sistema de partidos concreto.

El enfoque sociológico
Almond distinguía entre la cultura anglonorteamericana (supuestamente estable; bipartidista), de
la europea continental (inestable, multipartidista fragmentad). En el medio, los escandinavos y Países
Bajos se consideraban casos intermedios.
Lipset y Rokkhan: los sistemas de partidos modernos son el producto de los conflictos sociales
de los últimos siglos. Identifican cuatro líneas de conflictos en la evolución de las sociedades
industriales modernas:
a) Centro-periferia: tuvo origen en los siglos XVI y XVII y giró en torno a la Reforma y
Contrarreforma. Surgieron de dos grandes discusiones: si la religión había de ser nacional o
internacional; y el latín como lengua internacional unificadora.
La creación del Estado-nación generó conflictos en su seno respecto de la relación entre
diferentes grupos lingüísticos y el Estado.

b) Iglesia-Estado: tras la revolución francesa de 1789. Se intensificó el conflicto entre Estado e


Iglesia.

c) Campo-industria: revolución industrial. Temas de aranceles, libertad de empresa y libre


comercio entre Estados.

d) Propietario-trabajador: Revolución de 1917 en Rusia. Dio lugar a dos lealtades


contradictorias entre sí: la lealtad a un movimiento revolucionario internacional y el apego a
la política nacional.

Los países les dieron soluciones diferentes a los problemas mencionados. Y esto se refleja en los
partidos políticos. Tres puntos de vinculación:
1. Lo que realmente dividió a los partidos a finales del S. XIX y principios del XX, una vez
concedido el derecho de voto a la mayoría de los varones adultos fueron los conflictos
sociales anteriores a la extensión del derecho de voto.
2. Al politizarse las masas, las reglas del juego político hacían difícil que las organizaciones
políticas sobrevivieran a largo plazo a no ser que tuvieran estrechos vínculos con sectores
sociales concretos. Por lo tanto, los partidos que sobrevivieron fueron los que hacían
hincapié sobre identidades e intereses fuertes, presentes en esas sociedades.
3. La introducción del sistema de representación proporcional en sí no producto, por lo general,
una mayor fragmentación del sistema de partidos.
Ahora quedaría en claro por qué es una explicación sociológica de los sistemas de partidos. Liga
los modelos de partidos evidentes en países concretos a modelos de enfrentamiento social, que
surgían a partir del modo en que se resolvían ciertos conflictos sociales suscitados en siglos anteriores.
Además, la supervivencia de los partidos está vinculada a la fuerza de los grupos sociales más que a
ningún otro aspecto de las instituciones políticas de la sociedad en cuestión, por ejemplo, el sistema
electoral.
Existen dos aspectos que convienen diferenciar y que, según los sociologistas, implican que las
instituciones no son muy relevantes:
‐ Los sociologistas rechazan la idea de que el cambio en una institución fuera a alterar mucho
el modelo de resultados políticos.

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‐ También niegan que las decisiones tomadas por los líderes políticos en el contexto de
estructuras institucionales concretas supongan una gran diferencia respecto de los resultados.
El enfoque institucional
El corte neoinstitucionalista hace hincapié en una institución: los sistemas electorales.
La ley de Duverger: parece defender el punto de vista según el cual, al margen del modelo de
problemas sociales que existan en un país, un sistema electoral plural unido a circunscripciones
electorales únicas tiende a dar lugar al bipartidismo. La responsabilidad recae sobre dos factores:
‐ Efecto mecánico: los terceros, cuartos o demás partidos obtendrán un porcentaje de escaños
parlamentarios mucho menor al porcentaje de votos que obtengan, porque sólo el primer
candidato de la lista obtiene un escaño.
‐ Efecto psicológico: los votantes y votantes potenciales de terceros o cuartos partidos tendrán
la sensación de que están desperdiciando su voto, y lo usarán para apoyar a uno de los
partidos mayores.
Cuando la representación el proporcional y en sistema a dos vueltas (cuando no se alcanza a
mayoría absoluta), existe la tendencia a que se afiance el multipartidismo.
Esto último es importante. Duverger afirma que la representación proporcional sirve para
prevenir tendencias hacia el bipartidismo. También que hay una segunda tendencia, que en realidad
el número de partidos tiende a aumentar en los casos de representación proporcional, si bien señala
que lo que surgen son partidos pequeños.
El voto plural tiende a reducir el número de partidos de un sistema, en la medida en que los
votantes están vinculados básicamente a un sistema político nacional y no local o regional.

Factores institucionales
Existen otro tipo de normas electorales que pueden dar forma a un sistema de partidos emergente.
Una de estas reglas es la del umbral a la que se puede recurrir en los sistemas de listas.
La estructura de las instituciones estatales puede dar forma a un sistema de partido; por ejemplo,
el que sea parlamentario, presidencialista o semi. Sólo puede haber un presidente, que se lleva todo.
Para maximizar sus posibilidades de ganar, un partido que no pueda esperar ganar por sí mismo debe
establecer alianzas con otros para asegurarse de que sale elegido un candidato sobre el que tengan
algún tipo de ascendente. Por lo tanto, cabe esperar que la introducción de un sistema presidencialista
en un régimen pluripartidista aporte cuando menos una cooperación mucho mayor entre algunos de
los partidos. A partir de esa cooperación bien puede ser que surja una cooperación entre otros
campos, como las elecciones o la política parlamentaria.
Quizás, donde se ilustren mejor los efectos complejos que se detectan tras la implantación de una
presidencia electiva en un sistema de partidos, sea en Francia, seguido a la 5ta República.
El factor federal: cuando los gobiernos provinciales o estatales tienen una amplia banda de
responsabilidades políticas, se facilita la existencia de tensiones potenciales en los partidos a nivel
federal. Lo que queremos resaltar en este punto es que el federalismo supone una diferencia para la
dinámica de los sistemas de partidos.

Reconsideración de la explicación institucional


Los primeros institucionalistas cometieron dos errores a la hora de examinar las razones por las
que difieren los sistemas de partidos entre sí:
‐ Tendían a centrarse demasiado en los sistemas electorales y muy poco en otras instituciones
del Estado que dar forma a un sistema de partidos.
‐ Se ha exagerado el impacto ejercido por los sistemas electorales.
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Los sociologistas seguro que tenían razón cuando afirmaban que existía una conexión entre los
problemas sociales y los sistemas de partidos.
También se excluía de su ámbito de estudio el papel desempeñado por los políticos en tanto que
empresario, en el sentido de ser los creadores de líneas divisorias en la sociedad.
De entre las múltiples divisiones existentes en el seno de una sociedad, algunas se convierten en
dominantes porque la división entre partidos se centra en ellas. Otros temas conflictivos se omiten.
Los líderes pretenden definir el conflicto político de modo que puedan crear una coalición que les
permita acceder al poder mejor. Que algunas líneas de escisión siempre serán olvidadas.
Lo cierto es que los líderes políticos (a través de los partidos) imponen ese orden de conflictos a
través de sus esfuerzos por ganar y mantener el poder. Para comprender la naturaleza de los conflictos
entre partidos es preciso considerar la función de los temas conflictivos explorados por los partidos
en su lucha por la supremacía. Puesto que el desarrollo de estos temas es un instrumento fundamental
para el poder, el partido que sea capaz de definir los temas conflictivos tendrá todas las posibilidades
de hacerse con el gobierno.

La integración de los enfoques sociológicos e institucionales


Hemos visto que las estructuras institucionales pueden afectar al tamaño relativo de los partidos
y las líneas de escisión que intentan explotar esos partidos.
¿Cómo resolvemos la concepción totalmente diferente que, sobre el papel desempeñado por los
líderes políticos a la hora de dar forma a temas políticamente conflictivos entre sociologistas e
institucionalistas? Tres puntos para resolver este problema:
‐ La gestación en un país de los temas conflictivos siempre tiene lugar en un contexto
específico.
‐ En las primeras fases de la democratización en un país, las instituciones políticas no son una
variable independiente a la hora de configurar el desarrollo de los partidos; las instituciones
reflejan el reparto de poder entre partidos y éste refleja las divisiones sociales.
Las instituciones suponen mayores diferencias tras los primeros años de democratización.

Pablo Kriger 111

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