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TEATROS DE ÓPERA
1
INTRODUCCIÓN
por todo el subcontinente, los primeros años de la década de los ochenta son un punto de
Estado-nación,1 con un territorio articulado y definido, con una identidad colectiva -nacional-
atractivo ya que ambos países, aún con sus especificidades y particularidades, compartieron
entre la articulación del poder entre centralistas y federalistas, las formas en que se abrieron
al mundo en materia económica, social y cultural, los años, los ritmos y las formas en que el
1
Esta investigación comparte la idea de que tanto el Estado-nación, como la nación misma son un fenómeno histórico de
carácter moderno. A su vez, se define al proceso de construcción nacional a la configuración de una identidad nacional a
partir de modelos culturales y de las ideas de nación que los grupos de poder tienen. Este proceso, aunque está determinado
a partir de patrones culturales, también no debe ir desligado del proceso de construcción del Estado, es decir, de la
construcción de las instituciones desde las cuales los grupos de poder delinean y difunden los designios del devenir de la
nación. Para que la difusión e introyección de una identidad nacional sea eficaz el Estado debe desplegar y ejercer sus
atribuciones -monopolio de la violencia, de salubridad, de educación, de lo cultural- como facultado y garante de la voluntad
popular. Véase, Alan Knight, “Pueblo, política y nación, siglos XIX y XX", en Víctor Manuel Uribe Urán y Luis Javier
Ortiz Mesa (editores), Naciones, pueblos y territorios. Ensayos de Historia e Historiografía comparada de América Latina
y el Caribe, Colombia, Editorial Universitaria de Antioquia, 2002
2
Entre los que se encuentran las desavenencias políticas que representaron inestabilidades sociales y políticas, reiteradas
crisis económicas debido a que los recursos que hubieran podido ser canalizados a el desarrollo industrial y la creación y
fortalecimiento de un mercado interno, eran dirigidos al mantenimiento de la guerra.
2
institucional, lo económico y lo sociocultural, lo que derivó en una configuración de una idea
Todos estos elementos hacen que ambas experiencias se vuelven un atractivo para el análisis
Algunos autores señalan que para antes de 1880 el Estado-nación, por ejemplo el
su propia generación política -la “Generación del 37”- materializó a partir del derrocamiento
del general Rosas en 1852, dando inicio a una etapa de treinta años de organización de la
vida social: “en toda la América española no se ha hecho para rescatar a un pueblo de su
pasada servidumbre, con mayor prodigalidad, gasto más grande de abnegación, de virtudes,
3
Eduardo José Míguez (coord.), Argentina. La apertura al mundo, España, Fundación MAPFRE/TAURUS, versión Kindle,
2012.
4
Sarmiento, citado en Tulio Halperín Donghi, Proyecto y construcción de una nación (1846-1880), Buenos Aires, Ariel
Historia 1995, p. 7.
5
Halperín expresó que la excepcionalidad argentina radicaba que “sólo allí iba a parecer realizada una aspiración muy
compartida y muy constantemente frustrada en el resto de Hispanoamérica: el progreso argentino es la encarnación en el
cuerpo de la nación de lo que comenzó por ser un proyecto formulado en los escritos de algunos argentinos cuya única arma
política era su superior clarividencia”. La afirmación puede ser contrapuesta con la gran cantidad de fuentes documentales
y bibliográficas de los debates entre quienes promulgaban por un determinado proyecto político en las diferentes naciones
latinoamericanas. En México, por ejemplo, están los debates entre Lucas Alamán y José María Luis Mora, Guillermo Prieto,
los cuales fueron un vertedero textual de la que se nutrió e inició la corporización de los ideales y aspiraciones de la nación.
Véase, Halperín, Proyecto…1995, pp. 7-8.
3
largo de las jóvenes naciones latinoamericanas de mediados a fines del siglo XIX: el “largo
proceso de gestación institucional y político del Estado nacional… a partir del cual emergió
y como una hipótesis de trabajo, en los primeros cincuenta años de vida independiente en las
organización en torno a un Estado, lo que se pone de manifiesto es que los alcances, los
incapacidad de dar cauce a las a los grandes retos que se presentaron a lo largo de cinco
decenios, como lo fueron: la dominación y control del territorio como una externalización
del poder; el monopolio de las armas y la violencia por parte del Estado; la creación de un
para la creación de una identidad colectiva. En otras palabras, las tareas pendientes que hasta
antes de 1880 en México y Argentina no se habían atendido del todo son los elementos que
Oscar Oszlak define como la condición de “ser Estado” -estatidad-, pero no de cualquier tipo,
6
Roberto Schmit, Argentina en el mundo, 1830/1880, Barcelona, Fundación MAPFRE/TAURUS, versión Kindle, 2012.
4
identidad colectiva a través de símbolos significativos para forjar un sentido de pertenencia
atendidos a finales de la década de los años setenta y principios de los ochenta. En cuanto a
la dimensión territorial, para el caso mexicano con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo
territorio que alguna vez tuvo el virreinato de la Nueva España.8 La dominación y control del
territorio en Argentina dio inicio en 1877 con la “Campaña del Desierto”: gesta militar del
Estado argentino, cuya empresa estuvo dirigida por Julio A. Roca, prominente militar,
del este y sur del país, con los objetivos de apropiarse de tierras para la industria
del Estado nacional argentino fue la Expedición Py hacia la Patagonia. Tuvo como objetivo
el reclamar los derechos de la Argentina en el extremo continental, en esos años Chile podía
también adjudicarse los territorios del “fin del mundo”, la expedición fue entonces una
7
Véase, Oscar Oszlak, “Reflexiones sobre la formación del Estado y la construcción de la sociedad argentina”, en
Desarrollo Económico, v. 21, N° 84 (enero-marzo 1982), 1982, pp. 1 y 2.
8
Es de notar que precisamente lo que derivó en la intención y de los Estados Unidos de adherir a Texas fue la falta de
control político, social, cultural y económico por parte del gobierno mexicano posindependentista. Aún cuando la
historiografía nacionalista analiza ese acontecimiento como el resultado de la insaciable expansión estadounidense, otro
tipo de análisis ha señalado los intereses e intensiones separacionistas por parte de los territorios adhesionados. Además, ha
sido poco estudiado el efecto político que tuvo este acontecimiento en los Estados Unidos. Dentro de la estructura política
estadounidense de mediados del siglo XIX, los contrapesos políticos numéricos entre los estados del norte y del sur estaban
equilibrados, con la incorporación de nuevos territorios, a los que se les dotarían de todos los derechos y obligaciones,
desajustaría esa balanza, por lo que hubo un descontento generalizado, cuyo efecto más visible fue el hecho que el presidente
Polk en las elecciones no fuera reelegido.
5
carrera de dominación territorial, en consecuencia, fueron una vía para mostrar un Estado
nacional argentino fuerte y moderno. Además, fue una demostración de poder ante las
nacionales, las continuas tensiones entre federalistas y centralistas, así como de las pugnas
entre facciones políticas que se dieron desde la consumación independentista, fue resuelta a
partir del consenso en Argentina con la Federalización de Buenos Aires en 1880, hecho que
la convirtió en la ciudad sede de los poderes nacionales.9 En México, las alianzas en término
caciques, caudillos y las élites del interior, así como el recurso de la fuerza, y bajo un control
primaria, posibilitó la masificación de líneas férreas del interior interconectadas entre sí con
salida a los puertos de Buenos Aires y Veracruz, para el comercio exterior,12 lo que coadyuvó
9
El día 20 de septiembre de 1880, siendo Nicolás Avellaneda presidente de la Argentina, el poder nacional puso bajo su
mandato a la ciudad de Buenos Aires, cerrando así una larga disputa entre las provincias del Litoral y la ciudad puerto de
Buenos Aires.
10
Para el caso de la Federalización de Buenos Aires, véase: Juan Manuel Palacio, De la Federalización de Buenos Aires al
advenimiento del peronismo (1880-1943), Buenos Aires, UNIPE/EDHASA, 2013. Un estudio que analiza la importancia
capital en lo interno con la llegada de ambos grupos que estructuraron un orden de carácter oligárquico y sus repercusiones
políticas, sociales y económicas, véase, Waldo Ansaldi y Verónica Giordano, América Latina. La construcción del orden,
Buenos Aires, Ariel, T.I, pp. 465-661.
11
Paul Garner, Leones británicos y águilas mexicanas. Negocios, política e imperio en la carrera de Weetman Pearson en
México, 1889-1919, México, Fondo de Cultura Económica, 2013.
12
En Argentina, en 1870 se tenía una línea férrea de 732 km, para 1890 se construyeron 9,432 km y para 1910, 27 994 km.
Se incrementó exponencialmente las líneas férreas, se construyeron en forma de abanico entre toda la región del norte del
país y la región pampeana con salida al puerto de Buenos Aires para la exportación de cereales y ganado. En México, en
1850 sólo existía un tramo ferroviario de 20 km que unía al puerto de Veracruz con el próximo poblado de San Juan, al
iniciar el gobierno de Díaz el país ya contaba con 5,731 km, y al finalizar su régimen, 19, 289 km.
6
Así mismo, la educación se volvió un elemento central en ambos gobiernos como un
homogéneamente una imagen nacional, por lo tanto, el Estado se hizo cargo de ser el eje
rector de la educación. Se construyó y socializó por medio de los libros de texto escolares
una idea de que la nación ha existido desde siempre, que los mexicanos y los argentinos han
contra del yugo foráneo.13 En Argentina el 8 de julio de 1884, siendo presidente Roca se
sanciona la Ley 1420, “Ley de Educación Común”, piedra angular del sistema educativo
nacional. En México, Justo Sierra –“El maestro de América”- planteó siendo diputado en
1880 la necesidad de una instrucción cívica para “despertar y consolidar el sentimiento del
santo amor a la patria”,14 al siguiente año presentó un proyecto para que el Estado asumiera
sus atribuciones y reformara la educación primaria para que fuese pública y oficial. En 1905
siento Secretario de Educación Pública y Bellas Artes finiquitó su labor de intelectual, como
Latina, una nueva generación de políticos e intelectuales unidos por su juventud, por los
México- e influidos por los paradigmas de la corriente filosófica del positivismo, “los
científicos” en México, y “la generación del 80” en Argentina, ascendieron al poder trayendo
13
Véase, Luis Alberto Romero (coord.), La Argentina en la escuela. La idea de nación en los textos escolares, Buenos
Aires, Siglo XXI Editores, 2006.
14
Justo Sierra, Obras completas, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1948, vol. VIII, p. 397.
7
consigo una matriz teórica en torno a la cuestión de la forja del Estado-nación.15 Se hicieron
“cargo reflexivamente del problema de la invención de una nación. Existe así toda una gama
Por lo tanto, estos grupos fueron los agentes activos, interesados y protagonistas en su
vida pública; en lo económico, una apertura de sus respectivos países al sistema mundo
manufacturado y de lujo. A grandes rasgos, la idea de nación que estos grupos tuvieron era
En los preceptos de la ideología positivista, “los científicos” y “la generación del 80”,
encontraron los quehaceres y los instrumentos idóneos para aquellos momentos, aunque otras
15
En México, el régimen del general Porfirio Díaz se inaugura en 1876, no obstante, no es sino hasta la década de 1880 que
se consolida su gobierno y se ponen en marcha los engranajes de su proyecto político, el cual estuvo construido y
administrado por los llamados “científicos”, un grupo de políticos, intelectuales, artistas, etc., que encarnaron los preceptos
del positivismo finisecular. Personas del talante de Justo Sierra, ministro de educación, y José Yves Limantour, ministro de
la Secretaria de Hacienda, entre otros, fueron las figuras más importantes y relevantes. Para el caso argentino, 1880 marca
el inicio del régimen oligárquico del grupo político denominado “la generación del 80”. Un grupo de políticos e intelectuales,
que al igual que los “científicos” gobernaron arropados bajo los principios del positivismo spenceriano. Personas como
Eduardo Wilde, ministro de Salud, y Julio A. Roca, presidente de la nación en 1880, fueron los protagonistas de las riendas
de los destinos de la Argentina. Para el caso del positivismo en México, véase, Hale, Transformación, 2002; Lepoldo Zea,
Positivismo en México: Nacimiento, apogeo y decadencia, México, Fondo de Cultura Económica, 1968. Para el caso
argentino, véase, Oscar Terán, Vida intelectual en el Buenos Aires de fin-de-siglo (1880-1910). Derivas de la “cultura
científica”, Buenos Aires, 2008; Positivismo y nación en la Argentina, Buenos Aires, Puntosur 1987; Carlos A. Mayo y
Fernando García Molina, El Positivismo en la política argentina (1880-1906) Buenos Aires, Centro Editor de América
Latina, 1997.
16
Terán, Positivismo…, p. 12.
17
El mismo Augusto Comte manifestó que en el proceso de regeneración social, por lo que abogó por la intervención de
una élite capaz de dar resolución a la “anarquía” política e intelectual.
8
política en Latinoamérica, como el romanticismo y el liberalismo.18 Inclusive, como lo
construcción estatal y nacional, estos grupos en diferentes contextos, que para el caso
mexicano Charles A. Hale denominó “política científica” –“enfocar los problemas del país y
gobierno fuerte con una administración práctica, una idea biológica e histórica de la sociedad
y una fe irrebatible del progreso-,19 mientras que en Argentina Oscar Terán lo hizo de “cultura
regeneración social. Es más que evidente que para ellos era atractivo la aplicación del método
Por ejemplo, se mandaron elaborar bases estadísticas y mapas de diversa índole para
administración. Aspecto que en 1879 advirtió el periódico punta de lanza de las ideas
18
. El elemento más preponderante del romanticismo fue su postura de ruptura total con el legado cultural de España, lo que
derivó en la revalorización de los elementos propios de cada nación como el territorio y la cultural. El liberalismo promovió
una irrechazable e impostergable invitación a gozar de los supuestos beneficios de incorporarse al sistema mundo capitalista,
a los intercambios del libre comercio internacional y el incorporarse a la División Internacional del Trabajo, como un
incuestionable medio para la modernización y el progreso económico de los países latinoamericanos. Así mismo, es
importante señalar que en ambos países el liberalismo en un principio fue un motivo de disputa, al transcurrir el tiempo,
hasta el último tercio del siglo XIX es que terminó por imponerse en la escena política y, sobre todo, en la económica. Véase
para el caso argentina, Halperín, 1995; Feliz Luna, La época de Roca (1880-1910), Buenos Aires, La Nación, 2003; Norberto
Acerbi, Eduardo Wilde. La construcción del Estado nacional roquista, Buenos Aires, Confluencia 1999; Eduardo A.
Zimmerman, Los liberales reformistas. La cuestión social en la Argentina, 1890-1916, Buenos Aires, Editorial
Sudamericana/Universidad de San Andrés 1995; Martha Bonaudo (ed.), Liberalismo, Estado y Orden Burgués (1852-1880),
Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2007. Para el caso mexicano, Hale, 2002; Justo Sierra: un liberal del porfiriato,
México, Fondo de Cultura Económica, 1997.
19
Hale, Transformación…, p. 53; Emilio Rabasa y la supervivencia del liberalismo porfiriano, México, Fondo de Cultura
Económica, 2011, pp. 24-25.
20
Terán, Vida…, p. 9. El autor manifiesta que prefiere el término “cultura científica” en vez de “positivismo” en el sentido
de muy pocos intelectuales argentinos cumplían cabalmente con los preceptos de Spencer y Comte.
21
Terán, Positivismo…, p. 13.
9
positivas en México, La Libertad, la necesidad de que el gobierno de Díaz formulara los
de las condiciones biológicas, sociales y económicas del país”.22 Por lo tanto, ambos
científica de fines del siglo XIX”, y no sólo para el caso mexicano, sino era una cuestión
argentinidad, para integrar colectivamente a una gran cantidad de grupos culturales diversos,
tanto los grupos indígenas para el caso mexicano, como los contingentes de inmigrantes de
22
La Libertad, 4 de enero de 1879.
23
En las exposiciones universales de fin de siglo, los países participantes que querían mostrar sus progresos civilizatorios
ante los ojos juiciosos de las grandes potencias que en esa época se consolidaban como los Estados Unidos, Europa y Japón,
realizaron enormes esfuerzos por mostrar todos aquellos adelantos que les dieran el adjetivo de “modernos”. Un buen
ejemplo de los esfuerzos estatales por mostrar una cara moderna en las exposiciones universales puede encontrarse en
Mauricio Tenorio Trillo, Artilugio de la nación moderna. México en las exposiciones universales, 1880-1930, México,
Fondo de Cultura Económica, 1998.
10
diferentes países europeos que llegaron a Argentina, especialmente en la ciudad de Buenos
independentista.
configuradores de una consciencia colectiva provinieron de todo aquello que remitía a una
supuesta “esencia” o naturalidad física y moral de lo que era lo mexicano o argentino, sin
quienes estuvieron fortísimamente influidos por un periodo histórico marcado por una
a un nacionalismo cosmopolita, sin que ello signifique contradicción alguna. Cabe aclarar
o consciencia nacional por todo aquello que alude a algún elemento, concepto u objeto que
remita a una esencialidad histórico-cultural, sin embargo, hay que manifestar que el
24
Es una expresión en francés que sirve para designar un periodo histórico que se extiende desde el fin de la guerra franco-
prusiana en 1871, y el advenimiento de la unificación alemana e italiana, hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial en
1914. Es una nueva realidad de las sociedades europeas que también influenciaron a diversas partes del mundo, como
América Latina. Las características que signaron esta época fue el de la expansión del imperialismo, el triunfo del
capitalismo industrial y comercial, los progresos de la ciencia y tecnología que promovieron rápidos y abruptos cambios en
las relaciones sociales y la vida cotidiana de los hombres, grandes transformaciones económicas, culturales y urbanas. Al
respecto de esto último, se construyeron grandes avenidas, edificios públicos y privados -como los teatros nacionales-. Para
el caso del periodo de la belle époque en Buenos Aires, véanse, Verlichak, Las diosas de la Belle Epoque y de los “años
locos”, Buenos Aires, Atlántida, 1996; Werckenthien, El Buenos Aires de la Belle Epoque, Buenos Aires, Vinciguerra,
2001; para el caso de Brasil, en específico Río de Janeiro, véase, Jeffrey D. Needell, Sociedad y cultura de élite en Río de
Janeiro a fines del siglo XIX y principios del XX, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes /Prometeo 3010, 2012.
11
nacionalismo es ante todo una ideología: un sistema de ideas que sustenta la idea de nación
y que puede configurarse e inventarse a partir de un fin y/o estrategia política determinada.25
Por añadidura, para fines del siglo XIX el centro y escaparate del mundo civilizado y
moderno era Europa. Las influencias de una época dorada de las sociedades del viejo
aplicados a la vida cotidiana que se empezaban a insertar en esas sociedades y que influyeron
requería hacer y emular para convertirse en una nación próspera y moderna. Las grandes
transformación urbana emprendida en París, la cual estuvo a cargo del barón de Haussman,
los habitantes experimentaron las mejoras en los transportes, de un sistema animal pasó a
eléctrico público y privado en vez de los faroles de gas, la introducción de los escusados en
vez de bacinicas y letrinas son ejemplos de los cambios experimentados por las sociedades
europeas y que más tarde fueron importados por las latinoamericanas.26 Productos de diversa
de la búsqueda del poder, del discurso político y de los conflictos en torno a la creación de
un Estado nacional y, a partir de allí, de una nación.”27 Desde hacía mucho que las
25
Alfredo Cruz Prado, El nacionalismo. Una ideología, Madrid, Tecnos, 2005
26
Véase, Margarita Gutman y Thomas Reese (ed.), Buenos Aires 1910. El imaginario para una gran capital, Buenos
Aires, Centro de Estudios Avanzados/Universidad de Buenos Aires, 1999.
27
Frédéric Martínez, El Nacionalismo cosmopolita. La referencia europea en la construcción nacional en Colombia, 1845-
1900, Bogotá, Banco de la República/Instituto Francés de Estudios Andinos, 2010, pp. 4, 23,
12
experiencias concretas europeas fungían como un laboratorio externo de los programas que
en 1866 los sucesos, los debates y las imágenes provenientes del lado contrario del Atlántico
En los “viajes como pedagogía” hacía Europa y las estancias que muchos de los
fue un mecanismo que configuró un imaginario en torno a lo que debería ser una nación
mitad del siglo XIX, ha señalado la continua influencia de Europa, especialmente del
una identidad nacional. A la par de la idea de “nación homogénea”, es decir una preferencia
Llegamos al punto que nos interesa. Los grupos de poder en México y Argentina
mirada de propios y extraños para demostrar “un gobierno centralizado, poderoso, unificado,
progresista y refinado”.28
Para aquella época de emulación, no había objeto e institución cultural que mejor
demostrara los avances civilizatorios y modernistas que un gran teatro de ópera, un Teatro
28
Ignacio Ulloa del Río, Palacio de Bellas Artes. Rescate de un sueño, México, Universidad Iberoamericana, 2007, p. 40.
13
acercarnos al proceso de construcción nacional, en ellos se vertieron las ideas y aspiraciones
de nación que los diferentes grupos de poder en diferentes momentos de la historia política y
monumentales fueron una forma de auto representarse a sí mismos y a sus visiones de nación:
convirtieron en referentes, íconos y símbolos de una imagen nacional. Así como a través de
su construcción y arquitectura buscaron promover una idea de nación definida, de igual forma
este trabajo es el analizar como el inicio y el proceso de construcción de los grandes teatros
de ópera, Teatro Colón en Buenos Aires, y El Palacio de Bellas Artes en México, es parte del
que tenían los grupos de poder y fueron un elemento de legitimidad en un contexto en que la
influyeron en su edificación.
ante todo, construir naciones modernas, y para aquella época de alta valoración del esplendor
de las burguesías nacionales europeas de la belle èpoque, una de las formas que siguieron
los hombres que se avocaron a construir sus respectivos estados nacionales fue por medio
que les convinieran a su estrategia de legitimación política: construir una idea de nación,
14
modernidad.29 Por lo tanto, la referencia europea, como lo demuestra Martínez para el caso
búsqueda del poder, del discurso político y de los conflictos en torno a la creación de un
mexicano Juan José Tablada, quien nació y se desenvolvió durante el periodo de tiempo que
abarca esa época32 describió ese espíritu que inundó las ánimas de “aquellos hombres,
podría hablar un parisiense… con idéntico espíritu… Moldeó sus espíritus con normas de
de sus gustos, de los grandes teatros nacionales, si el espíritu de la época era la de emular y
apropiarse de los artilugios y los objetos artísticos y culturales, depositarios de un gran poder
simbólico, que mejor representasen una imagen de Europa conveniente y legitimadora para
su proyecto sociopolítico: forjar Estado y nación; entonces no había otra mejor cosa que
hacer que construir un Gran Teatro Nacional acorde a las exigencias y parámetros de los más
29
Martínez, 2014, p. 1. Uno de los momentos más visibles del referente europeo y el deseo de adoptar y apropiar ciertos
modelos culturales y sociopolíticos, desde los inicios de la vida independiente de los nacientes países iberoamericanos, ante
la imposibilidad de retornar a una forma monárquica de la vida sociopolítica, importaron el modelo republicano,
primordialmente europeo y en menor medida el de la experiencia estadounidense.
30
Martínez, 2014, p. 15.
31
A diferencia de México que el ejemplo de Francia fue fundamental, para Argentina la alta inmigración de Italia, Alemania
y España favoreció una mezcla de los ejemplos y experiencias de esas naciones europeas.
32
Inicia justo con la derrota de Francia en la guerra franco-prusiana, momento exacto en que se da inicio al proceso de
unificación alemana e italiana en 1870, el periodo cierra su ciclo hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial.
33
Juan José Tablada, La Feria de la Vida, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1991, pp. 148-149.
15
bellos e importantes de Europa, y también en concordancia con la creciente demanda y oferta
de representaciones operísticas.
Para la segunda mitad del siglo XIX no había espacio arquitectónico y evento de
entretenimiento que mejor reflejara los valores de la burguesía nacional del mundo
occidental que un Teatro Nacional. En el arco de la entrada principal del Teatro Nacional
escrita la leyenda “Národ Sobê” o “la nación en sí misma”. Es una idea generalizada a partir
del romanticismo de la primera mitad del siglo XIX, que la nación se había dado a sí misma
arraigada: edificar aquel teatro y elaborar un repertorio lírico era construir la nación, aquello
que sin ambigüedades se llama entonces la <ópera nacional>”.34 El culto a lo propio: una
historia, mitos, leyendas y un territorio en común, fue el intento del surgimiento de una
identidad colectiva para hacer frente al enemigo en común -el imperio austriaco- y, a partir
todos aquellos héroes patrióticos -como el compositor Smetana- que dieron su vida, o que
dedicaron su vida por la liberación. Además, esto supone que la nación ya existía para haber
construido el teatro. Es una paradoja porque la misma nación estaba siendo creada en parte
a través de ese teatro, no obstante, si aclaramos que, para el punto de vista del ambiente
contrastantes, depende mucho, por ejemplo, si fueron países subyugados o fueron las
34
Cetrangolo, Opera…, p. 86.
16
potencias que subyugaban. Así de esa manera, entenderíamos la experiencia romántica de
Praga en contraposición con París, Londres, Viena y Berlín. Capitales liberales y culturales
de los viajeros latinoamericanos. 35 Un amante de la ópera como lo fue Alejo Carpentier dejó
en su ficción el rito de la interacción entre intérpretes y público, así como ceremonia de “ver”
La Traviata de María Barrientos llevó al público al colmo del gozo: el “Brindis” tuvo que
ser cantado tres veces ante aplausos que no dejaban seguir… La ópera había transfigurado
la capital. Después de las funciones los cafés elegantes se llenaban -de recién salidos del
teatro- de un público que lucía lo más caro y centelleante que pudiese verse en alhajas y
atuendos… el público que era contemplado desde la calle por un pueblo asombrado de tener
ahí, al alcance de la mano, como quien dice, un mundo de lujos que sólo habían imaginado…
Nos vamos haciendo gente, Peralta; nos vamos haciendo gente”.36
,
La catedral máxima de la representación operística, en la que se creaba y se veneraba a la
decimonónica, y pocos eventos fueron tan fértiles para alimentar el narcicismo de las
apertura de teatros, sobre todo los teatros nacionales en Europa. Usualmente se hacía
mención de que eran “nuevos” y “grandiosos”, y que eran reflejo de los progresos y la
opulencia de las naciones, por lo que en las inauguraciones era indispensable “ir a ver” y
también “dejarse ver”. En sus opulentos y modernos halls, lunetas y palcos, que eran
y ritual del poder, las autoridades de todas las esferas y de todos los niveles acudían con sus
mejores galas, con un verdadero espíritu de amor por la ópera,38 a presenciar el evento, y,
35
Charle, Teatre…,2008.
36
37
Cetrangolo, Ópera…, p. 86.
38
Claudio E. Benzecry, El fanático de la ópera. Etnografía de una obsesión, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2012.
17
también, a sociabilizar en un círculo restringido para conversar de los asuntos políticos y
económicos cotidianos. Así pues, los adjetivos con los que se nombraban a los teatros eran
gusto refinado y opulento de las clases más privilegiadas. Por lo tanto, el diseño y
construcción de los teatros nacionales tomó por ejemplo el esplendor de la belle èpoque.
necesaria.40
39
A pesar de que la mano de obra inmigrante procedente de Europa provino de las regiones rurales, el proceso de
nacionalización y homogeneización en las naciones europeas se estaba gestando y alcanzando las diferentes regiones no
urbanas.
40
Cetrangolo ha puesto de manifiesto como la construcción del Teatro Colón, fue una manera de apropiarse de un pedazo
de civilización europea como un mecanismo de legitimación política. Además, da cuenta de cómo el Teatro fue una
institución de mediación cultural con un objetivo claro: por medio de la representación de un acerbo lírico europeo, a la par
de ir introduciendo lentamente una programación nacional, integrar paulatinamente a los grupos de inmigrantes europeos.
Cetrangolo, Ópera…, 2015.
18
LA MUNICIPALIZACIÓN DEL TEATRO COLÓN
trataron diversos temas entre los cuales destacó la propuesta del concejal Ramos Mejía que
había sido originada en el Ministerio del Interior y pasado por la Sección de Hacienda de la
líricos -ópera-, Ángel Ferrari, quien se había hecho cargo desde 1877 de los espectáculos del
Teatro Colón, había solicitado un arrendamiento por cinco años más para explotarlo.42
Colón desencadenó una serie de tensiones y conflictos entre las autoridades municipales y el
empresario. Quizá en algún otro momento esta situación no hubiera levantado tanto revuelo,
la historia del primitivo Teatro Colón, del primer contrato de arrendamiento y la relación que
41
Los concejales que asistieron son los siguientes: Alvear (presidentes), Cano, Costa, Argibel, Devoto, Díaz Velez, Font,
Grondona, Iturriaga, Mulhall, Parodi, Rodríguez Larreta, Romero, Walls y Villegas.
42
Centro de Documentación Municipal (CEDOM), Actas de la Comisión Municipal de la ciudad de Buenos Aires,
correspondiente al año de 1881, Buenos Aires, Talleres Gráficos “OPTIMUS”, 1912, p. 121.
19
EL PRIMITIVO TEATRO COLÓN. UN RASGO DE CIVILIZACIÓN Y MODERNIDAD EN
Provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, fue derrotado por el Ejército Grande,
conformado por fuerzas armadas de Brasil, Uruguay y los ejércitos de las Provincias del
Litoral -Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe- en la Batalla de Caseros; este hito inauguró un
nacional”,44 en el que se dieron los primeros impulsos, directrices y esfuerzos por parte de
un grupo de hombres de letras, dentro de los que se incluyen políticos, intelectuales y artistas:
la “generación del 37”, cuya labor estuvo orientada en establecer y poner en marcha el
43
En el año de 1829 Juan Manuel de Rosas asumió la gubernatura de la Provincia de Buenos Aires, desde esa esfera de
poder político y control económico ejerció una influencia sobre todo el conjunto de las provincias del interior del país,
haciéndolo de forma autoritaria y centralizada, oponiéndose continuamente a la organización de la vida nacional, es decir,
no permitió que se construyesen las estructuras institucionales, políticas, económicas que permitieran diversificar los cotos
de poder. El principal motivo de su negativa fue el hecho de que la conformación de un Estado nacional quitaría el
monopolio de los ingresos hacendarios vía la aduana y la pérdida de la hegemonía bonaerense de su puerto. Por lo tanto, las
voces críticas a Rosas, como Justo José de Urquiza, conformaron el Ejército Grande para avanzar sobre Buenos Aires, dando
lugar a la Batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852. La Batalla de Caseros, 1852, fue un enfrentamiento armado entre las
fuerzas de la Confederación Argentina, comandadas por Juan Manuel de Rosas, quien fuera Gobernador de la Provincia de
Buenos Aires, por el otro bando, el Ejército Grande, una mezcla de ejércitos de Brasil, Uruguay y las Provincias del Litoral
-Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe-, así como de unitarios exiliados liderados por José de Urquiza. Este enfrentamiento que
devino en la derrota de Rosas y su exilio en Gran Bretaña.
44
Véase, Tulio Halperín Donghi, Proyecto y construcción de una nación (1846-1880), Buenos Aires, Ariel Historia 1995.
20
Estado y nación al que aspiraban que se convirtiera la Argentina: con un territorio articulado
y definido; con una identidad colectiva -nacional- construida bajo un modelo cultural
progreso.45
En los escritos elaborados y difundidos por estos hombres de letras, delinearon las
segunda mitad del siglo decimonónico, el concepto y valor de civilización, que para aquella
íntimamente ligado al de conciencia nacional, ya que es una forma en que las sociedades son
auto concientes en diferenciar el grado de progreso con respecto a otra. Entonces, para los
grupos de poder esos avances en términos materiales, de pensamiento y de cultura fueron una
Para Alberdi, el único camino posible para que la Argentina transitara hacia las vías
del progreso y la modernidad era a través de la “acción civilizadora de Europa”, ya que, con
base en sus planteamientos, sólo las sociedades del viejo continente poseían los adelantos de
diversa índole para convertir al país en una nación moderna. De Europa provenía nuestro
45
Mónica Quijada, “¿Qué nación? Dinámicas y dicotomías de la nación en el imaginario hispanoamericano”, Antonio
Annino y F.X. Guerra (coord.), Inventando la nación. Iberoamérica siglo XIX, México, Fondo de Cultura Económica, 2003,
p. 287.
21
constituciones, el sistema político, etc., por lo que, sentenció que “en América todo lo que
situación, y que, por cierto, Tulio Halperin la denominó como “excepcionalidad argentina”,
“conciencia nacional”, ya que, en nuestro caso, Sarmiento puso de manifieto los adelantos
del país. Cuando echó una mirada retrospectiva al proyecto político que su generación
comenzó a edificar a partir del derrocamiento de Rosas en 1852, recalcó los avances en el
Si las máximas aspiraciones del proyecto político de construir un Estado nacional eran las de
financieros y humanos, por eso fueron incentivadas, por ejemplo, las inversiones y la
migración proveniente del viejo contienente, porque la civilización europea era consideradas
46
Juan B. Alberdi, Bases: y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, consultado el 13 de
marzo del 2017, en < https://www.elcato.org/sites/default/files/bases-facsimile.pdf>.
47
Sarmiento, en Tulio Halperin, Proyecto..., p. 7. La excepcionalidad argentina que Sarmiento expresó puede ser
contrapuesta a partir de una perspectiva latinoamericana, ya que logros y éxitos similares se pueden encontrar a lo largo de
las jóvenes naciones latinoamericanas de mediados a fines del siglo XIX.
48
Domingo F. Sarmiento, Civilización y barbarie en las pampas argentina, consultado el 30 de marzo del 2017, en
<http://www.cervantesvirtual.com/descargaPdf/facundo-o-civilizacion-i-barbarie-en-las-pampas-argentinas--0/>
49
Véase, Frédéric Martínez, El nacionalismo cosmopolita. La referencia europea en la construcción nacional en Colombia,
1845-1900, Bogotá, Banco de la República/Instituto Francés de Estudios Andinos, 2001, 585 p.
22
Se podría advertir que la importancia de la influencia de Europa pudiera haber
chocado con una suerte de nacionalismo, sin embargo, cabe destacar que para estos hombres
de letras, la conciencia nacional de la Argentina durante la segunda mitad del siglo XIX, no
estaba, como podríamos suponer a priori, determinada en las particularidades del país, sino,
específicamente, de las semajanzas con el mundo europeo. Por lo que para aquella época, el
Fue a partir de los estilos, los contenidos, las técnicas y los hombres provenientes
de Europa en que se basaron algunos de los proyectos para producir y demostrar los
permitió en la ciudad más poderosa de aquel tiempo, Buenos Aires, un impulso para un
Nos interesa advertir que la iluminación de la ciudad a partir de este avance tecnológico
representó el grado de progreso, modernidad y avance civilizatorio del país. Era fruto de los
delincuencia y los comportamientos inmorales. Avances que confirmarían que Buenos Aires
50
Desde el año de 1823, el ingeniero inglés Santiago Bevansel, suegro de uno de los promotores de las atransformación
edilicia en Buenos Aires a mediados del siglo XIX, y abuelo del presidente homónimo, fue el primero en promover ante las
autoridades municipales el uso de las lámparas de gas. El 25 de mayo de 1823, La Plaza de la Victoria se iluminó con poco
más de 350 faroles.
23
También, una forma de modernidad, progreso y civilización fueron los proyectos
Teatro Colón. Construcciones que permitieron mostrar los avances técnicos, tecnológicos y
de las autoridades municipales bonaerenses de la segunda mitad del siglo XX, tendieron a
“modernizar un país que, no sólo se consideraba atrasado, sino también, había perdido en
inútiles esfuerzos -se creía- las cuatro primeras décadas de su vida independiente”.52
Fotografía tomada desde el Río de la Plata. En la parte izquierda, en foma semi circula, se observa la Aduana
Nueva, el edificio siguiente es la Casa de Gobierno, y en la parte derecha de la imagen se puede observar al
primitivo Teatro Colón. Fuente: Esteban Gonnet, Benito Panunzi (et. al.), Buenos Aires, Ciudad y Campaña,
1869-1870, Buenos Aires, Fundación Antorchas, 2000, p. 37.
Las cuatro décadas que la autoridades caraterizaron como inútiles y atrasadas, son las que
ciudad de Buenos Aires, la más importante de aquella época, tenía un aroma colonial, por
tanto, para la embiente intelectual, atrasada. Los edificios raramente sobrepasaban los tres
51
También construyó el Palacio Muñoa, el cual fue el lugar de reunión, hasta 1900, del Club del Progreso.
52
Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, La arquitectura en Buenos Aires, 1850-1880, Buenos Aires, Municipalidad
de Buenos Aires, Cuadernos de Buenos Aires, no XLI, 1970, p. 37. Cebe destecar que la creciente inmigración proveniente
de Italia provocó un incremento demográfico que influyó en la proliferación de nuevos estilos, materiales y modos de
construcción.
24
pisos de altura, las calles eran angostas y de terracería, por tanto, para el imaginario
intelectual de la segunda mitad del siglo XIX, impregnado de las ideas y anhelos de novedad,
varios proyectos edilicios en Buenos Aires de mitad del siglo decimonónico evidencia uno
de los grandes asuntos políticos y sociales que el país experimentó desde el rompimiento de
los vínculos con la corona española en 1810. Hasta el decreto de federalización de Buenos
Aires, el 6 de diciembre de 1880, el país no contó con una capital permanente. Como lo
expresa Claudia Shmidt, una vez consumado el proceso independentista, no existió un paso
natural de ser capital del virreinato a capital de la República. Era la ciudad más rica y
poderosa, y las relaciones asimétricas con el resto de las provincias provocó una serie
tensiones y conflictos, entre otras cosas, por el establecimiento de una capital definitiva. La
“cuestión capital”, que se analizará de mejor manera en los apartados siguientes, fue uno de
los problemas entre el gobierno nacional y el provincial que caracterizaron todo el periodo
de “organización nacional”.
Aquel periodo de “organización nacional” fue una etapa de treinta años en que las
de carácter federal que se promulgó en 1853, sin embargo, en términos reales, en cuanto al
el ejercicio del poder, así como a la fragilidad de las instituciones y recursos existentes para
53
Hésper Eduardo Pérez Rivera, El tránsito hacia el Estado nacional en América Latina en el siglo XIX: Argentina, México
y Colombia, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2007, p. 17.
25
extender el poder de un Estado nacional sobre el conjunto del territorio. Claro ejemplo de lo
anterior fueron las disputas entre los intereses provinciales y los nacionales que no
poderosa provincia de Buenos Aires y el resto de las provincias del Interior, dificultaron los
elementos de unidad política para entretejer alianzas que dieran sustento a una articulación
Sabemos que Buenos Aires hasta antes de 1880 no era la capital definitiva del país,
condición de huésped. Entonces, cuando las autoridades municipales del siglo XX plantearon
que el programa edilicio de mediados del siglo decimonónico tendieron a modernizar al país,
¿los edificios como la Aduana Nueva, el Mercado de Once, el Ferrocarril Oeste, el alumbrado
a gas, etc., eran proyectos y propiedad del gobierno nacional, o eran del municipal?
Para el interés de está investigación, ¿el valor simbólico del primitivo Teatro Colón
era para las fuerzas locales o las nacionales? Estás son algunos interrogantes que se pueden
plantear al respecto, y que se irán contestando a lo largo de los próximos apartados, en estos
54
Para un detallado panorama de las dificultades en la implantación del proyecto de construcción del Estado nacional en
Argentina, véase, Oscar Oszlak, La formación del Estado argentino. Orden, progreso y organización nacional, Buenos
Aires, Ariel, 2018.
26
momentos sólo nos interesa señalar, que al momento de la federalización de Buenos Aires,
se generó un interés por municipalizar el edificio, y eso condujo a una serie de conflictos
entre las autoridades municipales, las nacionales y Ferrari, que determinaron su historia hasta
artísticas, como la Ópera, porque para aquella época era un poderoso símbolo de progreso y
es necesaria una mayor apreciación y educación artística y cultural. Para saciar el gusto y la
necesidad de que Buenos Aires estuviera representada cultural y musical a través de una sala
de alto nivel, personajes con gran capital político y cultural como Charles Pellegrini, Martín
Rivadavia, Joaquín Lavalle, Esteban Rams, Hilario Ascasubi, los hermanos Varela, entre
Las motivaciones que conjuntaron a este grupo de personas estuvo centrada en los
estético, la distinción social; pero también les interesaba el hecho arquitectónico en sí mismo,
porque permitiría diferenciar y colocar a Buenos Aires a la altura del resto de las jóvenes
naciones vecinas y las europeas. En este momento los países colindantes inauguraron sus
Teatro de Ópera fue un emblema de alto valor simbólico, una representación del proceso de
civilización que colocaría al país en un determinado punto de adelanto con respecto a las
27
naciones vecinas, es decir, y que afirmaría lo expresado por Elias, era la toma de conciencia
del país de su grado de diferenciación. Una situación que corroboró la corporación municipal
Buenos Aires no podía carecer de un teatro que diera la norma a la cultura de los
espectáculos”.55
nacido desde principios del siglo XIX, todavía en el periodo colonial. El Virrey Sobremonte
tuvo el deseo de construir un gran Coliseo frente a la plaza principal. El diseño corrió a cargo
del arquitecto Tomás Toribio y la construcción bajo el mando de Francico Cañete. Sólo se
pudo concluir algunas paredes exteriores, ya que en 1806, en el contexto de la Guerra anglo-
española de principios de siglo, tuvieron lugar intentos fracasados de anexar el Virreinato del
Río de la Plata al Imperio británico, por lo que entre esos sucesos y los fondos insuficientes
construcción del Coliseo que el virrey anheló, para poner ahí una escuela de enseñanza
dramática, sin embargo, corrió con la misma suerte, la falta de recursos financieros impidió
su término.57
55
Memoria del presidente de la Comisión Municipal al Concejo Correspondiente al ejercicio de 1881, Buenos Aires,
Imprenta y Litografía de M. Biedma, 1882, p. 544.
56
Nestor Echeverría, El arte lírico en la Argentina, Buenos Aires, Imprima Editores, 1979, pp. 1-3.
57
Roberto Caamaño, La Historia del Teatro Colón, 1908-1968, Buenos Aires, Cinetea, 1968, pp. 24-27.
28
En la década de los años cincuenta, con el optimismo después de Caseros, los teatros
hasta ese entonces los más importantes , “La Victoria” y el “Argentino”, ya no reflejaban las
aspiraciones que les habían dado origen porque eran considerado antiguos y se asociaban al
periodo de gobierno de Rosas, y, precisamente a esa situación se pretendió dar una solución.
Después de Caseros, la revolución en contra del pasado colonial y rosista, 58 que eran
cuya vida, cada vez, más compleja a medida que absorbía los cánones europeos, precisaba
modificar la imagen colonial que proyectaba, y, como se ha dicho, las influencias de los
el paisaje urbano. La llegada de ingenieros, como Edward Taylor, arquitectos, como Charles
siglo XIX, de Inglaterra, Francia e Italia, fue esencial para que la ciudad a partir de 1850
empezara a modificar esa sensación de atrasado emanada de su pasado colonial hacia el estilo
Por ejemplo, dos de los edificio más importantes que se construyeon en esa época:
ingeniero Edwar Taylor, quien por cierto también construyó el edificios donde surgió el
58
Silvana Carozzi, Las filosofías de la Revolución. Mariano Moreno y los jacobinos rioplatenses en la presensa de Mayo
(1810-1815), Buenos Aires, Prometeo Libros, 2011, p. 15.
59
Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires, La arquitectura en Buenos Aires, 1850-1880, Buenos Aires, Cuadernos de
Buenos Aires, no. XLI, 1972, p. 48.
29
famoso Club del Progreso, reciento de sociabilidad restringida para los grupos de poder de
Buenos Aires; el segundo, por el arquitecto italiano Charles Pellegrini, el cual, tambíen, fue
de gobierno, de alto valor simbólico y de estilo europeo, que debían evidenciar el grado de
civilización, por lo que su ubicación también debía ser importante. Estos elementos se
Teatro Colón, fue privilegiado, pues se situaba frente a lo que era la Plaza de la Victoria -hoy
abandonado que en otro momento fue conocido como “el rincón de las ánimas”. Cabe
Fotografía del antiguo Teatro Colón, ubicado en donde hoy en día se encuentra el Banco
de la Nación, a un costado de la Casa de Gobierno. Fuente: Benito Panunzi, en Esteban
Gonnet, Benito Panunzi, et. al, Buenos Aires: ciudad y campaña, 1860-1870, Buenos
Aires, Fundación antorchas.
30
Imagen en la que se muestra el nivel de concentración de los
espacios de poder a mitad del siglo. En la parte superior se puede
observar el antiguo Cabildo, en el centro la antigua Recova, en la
parte superior derecha, la Catedral Metropolitana, más abajo, el
primitivo Teatro Colón, en la parte inferior la Casa de Gobierno y
en la parte inferior, la Aduana de Taylor. Fuente: Imagen tomada
de internet, fecha de consulta, 11 de mayo del 2020.
Después de que en 1852 y 1853 el ambiente operístico fuera limitado y de baja calidad
teatros.60 Ese éxito, junto con el alto valor simbólico y civilizatorio de la Ópera, fueron un
motor para que, en el año de 1854, Francesco Pellegrini, como el representante del grupo de
gestionó los permisos necesarios, firmó los correspondientes contratos de arrendamiento del
60
A partir de 1825 se puede considerar que la Ópera se instituto como género en la Argentina. Para un panorama general
del arte lírico en la Argentina, especialmente en Buenos Aires, véanse, Mariano Bosch, Historia de la ópera en Buenos
Aires. Origen del canto i la música, Buenos Aires, Imprenta EL Comercio, 1905; Esteban Echeverría, El arte lírico en la
Argentina, Buenos Aires, Imprima editores, 1979.
31
medio del vocal de Departamento Topográfico, el Sr. Pico y un auxiliar, quienes hicieron los
la época. Tenía forma de herradura y con cinco niveles superpuestos, por lo que su dimensión
sobresalía del conjunto de edificios que conformaban un horizonte chato de la Buenos Aires
decimonónica, y en los que sus casi dos mil quinientos espectadores, principalmente
podían “ver y ser vistos”, en una ciudad que para el momento de la inauguración no superaba
Enrique Tamberlik,61 para interpretar la obra escogida para solemne ocasión: “La Traviata”
61
Representó obras en los mejores teatros europeos, Italia, España, Inglaterra y Rusia. Gracias a su gran repertorio lírico y
a sus excepcionales cualidades, fue el primer tenor en lanzar un “do de pecho” perfectamente ejecutado en Argentina, fue
considerado como “El Rey de los Tenores”. Sin embargo, siempre se negó a cantar en francés.
32
de Giusseppe Verdi. Fue rotundo el éxito tanto del tenor como del teatro, de hecho, ganó
tanta popularidad que la empresa Lorini tuvo que incrementar el costo de todos los boletos
Litografía del antiguo Teatro Colón. Fuente: Diego Abad de Santillán, Historia
Argentina, Buenos Aires, Tipográfica Editorial Argentina, 1971.
Dos años fueron necesarios para que el Teatro Colón fuera construido, la efervescencia social
por su inauguración fue uno de los momentos de narcisismo de los sectores acomodados de
la sociedad bonaerense, el teatro era una auto representación de ellos mismos, el primer
Teatro Colón representó confort, lujo, modernidad y civilización,62 “la erección del edificio
fué (sic.) el comienzo de una nueva época, de nuevo ritmo de ciudad que se despediría del
alumbrado a vela, pués (sic.) en el teatro, la araña central con 450 luces irradiaba la potencia
luminosa del gás (sic.) que asombró a la -élite porteña- de esa época con sus centelleantes
látigos de luz”.63
62
Para una detallada explicación de la ornamentación interna y de la arquitectura externa, véase, A. Taullard, Historia de
Nuestros Viejos Teatros, Buenos Aires, Imprenta López, 1932, pp. 156-166.
63
Copia fiel del informe que la municipalidad de Buenos Aires realizó en el año de 1968 sobre el Teatro Colón, p. 1.
33
El simple anuncio del estreno del teatro Colón, produjo un surgimiento de anhelos
desconocidos i nunca sospechados, pasiones nuevas, despliegue de actividades
inusitadas. (…) Tratábase nada menos que de la primera noche de teatro grande i
lujoso, á luz de gas. Las toilettes, los adornos, las joyas, iba a exhibirse en forma
nueva, no ya al fulgor de velas ó quinqués, sino de esa luz maravillosa producida por
un sutilísimo fluido que circulaba por dentro de unas cañerías de hierro y plomo. (…)
I por la noche, repleto, desbordante de concurrencia, deslumbrante de lujo i belleza,
estaba hermoso. La platea, estaba por entero llena de hombres más o menos bien
vestidos, pero casi correctos; los palcos bajos, llenos de dandys que flirteaban.64
El terreno era propiedad municipal pero la construcción del primer Teatro Colón fue una
iniciativa de índole privada; sin embargo, debido a la importancia simbólica que significaba
estableció lo siguiente: artículo primero, “el Gobierno daba en arrendamiento el terreno por
el término de 25 años mediante un pago mensual de trece onzas de oro”, sin embargo, tiempo
después este artículo se modificó a favor de la sociedad al eliminar la renta mensual a cambio
de palcos exclusivos para las autoridades municipales; artículo segundo, “se determinaba que
la época del arriendo empezaría luego que el edificio quedara terminado”, lo que ocurrió en
el mes de abril de 1857; artículo cuarto; artículo cuarto, “vencido los 25 años el gobierno
tendría derecho a comprar lo edificado en el terreno por la empresa por un Valor que se
estipularía de común acuerdo entre las partes y en caso de discordia por medio de arbitraje”;
compañía sería la preferida, y sin ninguna de las partes quisiera vender sus respectiva
64
Bosch, Historia…, pp. 234-236.
65
La Gaceta Musical, 21 de mayo de 1882, “El asunto del Teatro Colón”, pp. 1 y 2.
34
El antiguo Teatro Colón tuvo una centralidad en la vida sociocultural y de
legitimación política. Era un símbolo del progreso y de la alta cultura. Su lugar
privilegiado, en la Plaza de la Victoria, hoy Plaza de Mayo, al lado de la Casa de
Gobierno y a una cuadra de la Catedral. Fuente:
http://www.arcondebuenosaires.com.ar/teatro_colon.htm, 20 de diciembre de
2019.
estipulados por el contrato que dio comienzo en 1857, por ello el empresario Ferrari, con un
año de antelación, se aventuró a solicitar uno nuevo causando con ello una serie de tensiones
y conflictos entre la empresa, la municipalidad y los diferentes agentes dentro de ésta misma.
Cuando se presentó el tema del nuevo arrendamiento, en 1881, el Concejo Municipal pidió
necesidad de que ese teatro sea municipal por la conveniencia que con ello reportaría al
público”.66 Además, los concejales Walls, Costa y Font, argumentaron que Buenos Aires
67
elevada a la categoría de Capital, en 1880, “no puede carecer de un Teatro Municipal”,
66
CEDOM, Actas de la Comisión Municipal de la ciudad de Buenos Aires, correspondiente al año de 1881, Buenos Aires,
Talleres Gráficos “OPTIMUS”, 1912, p. 121.
67
Memoria del presidente de la Comisión Municipal al Concejo Correspondiente al ejercicio de 1881, Buenos Aires,
Imprenta y Litografía de M. Biedma, 1882, p. 545.
35
En efecto, las voces dentro del Concejo que se decantaron por la municipalización del
Colón manifestaron que su postura se debía por el “interés general que ello tenía con el
público”, sin embargo, no existía en el seno de la corporación algún tipo de debate sobre
llamamiento de los diferentes actores socioculturales y las mismas autoridades, como algunos
que acordara con el empresario Ferrari que los costos fueran más asequibles, deja entrever
Aires, sin embargo, el edificio no era un bien público, era de carácter privado, por lo que, las
el contexto del proceso de consolidación del Estado nacional iniciado en 1880 con el ascenso
expansión del orden institucional estatal, cuyo fin es el control y la dominación, estuvo
encaminado a que todos aquellos intereses comunes en la sociedad civil, como la educación,
general, y, por tanto, en objeto de acción por parte del poder público estatal. Entonces, se
requería que el Estado volviera suyas ciertas prerrogativas que hasta antes de 1880 le
68
La Gaceta Musical, 21 de mayo de 1882, “El asunto del Teatro Colón”, pp. 1 y 2.
36
tema de la educación y el registro de nupcias, por lo que se generaron las leyes 1420, “Ley
de Educación Común”, y la ley 2393, la cual estableció el Matrimonio Civil, entre otras.
ya que la propiedad de todos los teatros de aquella época eran privados, es en ese derrotero
en que el interés por la municipalización del antiguo Teatro Colón se hizo presente. Entonces,
el Estado que se estaba construyendo y estaba haciendo suyas ciertas prerrogativas inherentes
decantaron por la no municipalización del inmueble; no tanto por simpatizar y tener intereses
ligados hacia el lado de la empresa privada, sino que primero debía realizarse un examen
exhaustivo a las cláusulas del contrato y definir los límites de la corporación municipal.69
Rodríguez Larreta mencionó en la discusión que, si bien estaba de acuerdo con la compra del
edificio, había fijado su postura negativa debido a que creía que de no realizar un correcto
estudio del artículo quinto del contrato podría dar lugar a un pleito, porque para él, el asunto
radicaba en la redacción del artículo porque se podía interpretar de diversas formas dando
comienzo a incidentes y batallas legales entre ambas esferas, siendo esto, de hecho, lo que
sucedió. En efecto, el meollo del asunto se encontraba en que el artículo cuarto era
69
CEDOM, Actas de la Comisión…, 1912, pp. 121-122.
37
comprarlo, mientras que, si los propietarios no quisiesen vender, entonces se formaría un
postura al respecto, radicaba en que los empresarios podrían solicitar de manera indefinida y
remuneración mensual por su renta. Para tener algún tipo de beneficio, las autoridades se
verían obligadas a restablecer la esencia de aquel artículo, por lo que los empresarios para
que de por sí, manifestó La Gaceta, eran excesivamente elevadas, siendo el más perjudicado:
el público.
ubicado en un sitio estratégico, al lado del poder civil -Casa de Gobierno y Plaza de la
Victoria- y del religioso -Catedral-, para que lo edificado fuera explotado en el provecho de
anhelo de dotar al país de un hermoso edificio pudo admitirse entonces”.70 Sin embargo,
como se verá más adelante, la revista no pareció advertir que, para aquella época, Buenos
importante en la Capital, por lo que rompió relaciones con el resto de las provincias. Hasta
1859 el Estado de Buenos Aires se reintegró a la Confederación a través del Pacto San José
70
CEDOM, Actas de la Comisión…, 1912, p. 2.
38
de Flores,71 entonces, bajo este contexto y tomando en consideración el planteamiento de la
revista, ¿el Estado cedió el terreno o fue la municipalidad?, y si no era capital, entonces ¿todas
las construcciones de aquella época, como la Aduana Nueva y el primer Teatro Colón, eran
Precisamente esta disyuntiva fue lo que caracterizó la cuestión capital durante la segunda
mitad del siglo XIX, que comenzó a solucionarse en 1880 con la federalización de Buenos
Aires, hasta 1888 cuando se concluyó con las alternativas de regularización o ensanche72 de
los límites territoriales de la Capital de la República. En este lapso continuaron las tensiones
y conflictos entre las autoridades nacionales y las locales, lo que provocó una serie de
mensual segura, y por la venta del inmueble no sólo serían reembolsados, sino que lo harían
con creces debido a que la importancia del teatro había incrementado su valor; además, los
publicación se decantó por la municipalización: “por los intereses del pueblo conviene por lo
tanto que el teatro esté en manos de un poder público administrativo como sucede en las
principales capitales de Europa”.73 Esta postura se tomó en términos económicos, los dueños
mantenían para sí casi en su totalidad los principales palcos, orillando incrementar el costo
71
También llamado Pacto de Unión Nacional, fue un convenio celebrado el 11 de noviembre de 1859 entre la Confederación
Argentina y el Estado de Buenos Aires. Con la firma del tratado la Provincia de Buenos Aires se reintegró a la Confederación
y se comprometió en acatar la Constitución de 1853, la cual se había negado a ratificar.
72
CEDOM, Actas de la Comisión…, 1912, pp. 95-108.
73
CEDOM, Actas de la Comisión…, 1912, p. 2.
39
del resto de las entradas, por lo tanto, si el Teatro fuese vendido, entonces los empresarios
quedarían absueltos de sus compromisos internos, poniendo así al alcance de todas las clases
sociales los espectáculos. 74 Cuestión que, que por cierto, no sucedió, incluso, cuando el
antiguo Colón pasó a ser propiedad del Municipio, los palcos que antes se destinaban a los
ex accionistas pasaron a ser de su propiedad, lo que mantuvo elevados los precios de las
entradas,
Además de la postura negativa del concejal Rodríguez Larreta, la otra voz dentro de
la Comisión Municipal que se manifestó en contra de la compra del antiguo Teatro Colón fue
la del concejal Eustoquio Díaz Vélez, cuyo posicionamiento tuvo otro origen. Para él, la
como representante de los copropietarios del teatro, le había hecho saber al ministro del
interior que la Comisión que estaba constituida con carácter de temporaria, “no estaba
investida de las facultades de su ley orgánica” necesaria para determinar y hacer valer el
capital. Desde que concluyó el proceso independentista hasta el ascenso del general Julio A.
Roca como presidente en 1880, la Argentina no tuvo una capital permanente. Durante y
74
CEDOM, Actas de la Comisión…, 1912, p. 2.
75
CEDOM, Actas de la Comisión…, 1912, p. 122.
40
urbano donde se concentró la mayor cantidad de poder político y económico, convirtiéndose
Pese a ello no existía una homogeneidad de intereses que permitiera una unidad
política, entonces las tensiones y continuos conflictos con las provincias del interior frenaron
establecer de forma permanente una Capital en la que se asentaran tanto las autoridades como
las instituciones representativas del orden republicano y federal, y también las de alta carga
simbólica. No existió un paso de la ex capital virreinal a una federal, y durante este tiempo
Paraná en 1854, y cuando Buenos Aires provisoriamente tuvo que dar cobijo a un gobierno
República ¿qué ciudad debería serla o si se debía construir una nueva?, de ahí las tres décadas
de conflicto entre Buenos Aires y el resto de las provincias que, en parte, se resolvió con la
federalización de Buenos Aires en 1880. Esta medida implementada por las fuerzas
segunda, desarrollada a partir de la consideración que una capital tiene exigencias diferentes
importancia simbólica del Estado nacional que se estaba articulando, por lo que las preguntas
trataron sobre la temática y la estéticamente de esos edificios, así como el lugar en los que se
76
Claudia Shmidt, Palacios sin reyes. Arquitectura pública para la “capital permanente”. Buenos Aires, 1880-180,
Rosario, Prohistoria, 2012, pp. 17-95.
41
deberían edificar, cuyo telón de fondo fueron los debates en torno a la regulación o el
ensanche del nuevo territorio de la ciudad capital, cuestión que se presentó desde finales de
1880 hasta, más o menos, 1888, cuando Roca logró que a la Capital se le incorporaran los
partidos de Belgrano y San José de Flores,77 lo que, en rigor, concluyó con la cuestión capital.
En la primera etapa del debate en torno a esta cuestión, se discutió si era necesaria
una capital permanente y, en caso de afirmación, qué ciudad debería serlo o si se debía
construir una nueva. Claudia Shmidt, señaló que después del pacto de San Nicolás, el cual
alternativas, los que propusieron que se convirtiera en la Capital y que dependiera del
conjunto restante de provincias, y los que consideraron que debía asumir una condición
centralizada. Por el otro lado, los que defendieron la autonomía de la Provincia y de su ciudad
más importante.78
de las lecturas que de estos hicieron figuras como Tocqueville o Pellegrino Rossi. Las
discusión sobre la cuestión capital, sobre todo, de la idea, en pleno proceso de conformación
77
Shmidt, Palacios sin reyes…, pp. 95-139.
78
Shmidt, Palacios sin reyes…, pp. 95-139.
42
… es necesario un gobierno central y, digámoslo, es necesaria la centralización que
consiste en que haya una sola y única sede del gobierno nacional, que las
comunicaciones entre las diferentes partes del Estado con el centro sean directas y
seguras… Y la centralización traerá siempre la existencia de una gran capital […]
Las grandes capitales son un poderosísimo medio de unidad nacional y de
civilización.79
Las ideas de Rossi, que llegaron a través de la creciente inmigración italiana fueron
modernidad; pues era imperante la necesidad de una capital permanente para un proyecto
político -el Estado nacional- en donde las autoridades se establecieran en edificios dignos, y
desde los cuales se desarrollasen las relaciones directas con el resto del conjunto. En otras
No obstante, este tipo de pensamiento entró en conflicto con aquellas posturas que
veían en esta centralización una forma de regresar al despotismo caracterizado por las
epicentro de las tensiones y conflictos que surgieron en México, Brasil y Argentina81 entre
federalistas y centralistas, sin embargo, fue una de las premisas y condición necesaria para
discusiones estuvo centrado en la pregunta ¿cuál ciudad debería concentrar a las autoridades
79
Pellegrino Rossi, citado en Shmidt, Palacios sin reyes…, p. 55.
80
Oscar Oszlak, La formación…., p. 16.
81
Véase, Marcello Carmagnani (coord.), Federalismos latinoamericanos: México/Brasil/Argentina, México, Fondo de
Cultura Económica/El Colegio de México, 2001.
43
e instituciones nacionales? Al principio, tanto Alberdi como Sarmiento se postularon en
contra de que Buenos Aires fuera elegida como la capital. Para el primero, el golpe de Estado
y separación promovida por las autoridades de la Provincia de Buenos Aires contra las
condiciones impuestas por José de Urquiza82 después del derrocamiento de Rosas, era
imposible que la ciudad bonaerense se convirtiera en capital del gobierno nacional,83 mientras
que Sarmiento propuso construir una confederación basada en una red fluvial de varias
las rentas fiscales regionales más que por un carácter simbólico como sede de las autoridades.
La Isla Martín García, ubicada en la desembocadura del Río de la Plata, era el lugar
por ser clave para el comercio con Europa, y para reforzar la justificación de su concepción
utilizó la experiencia en torno a la cuestión capital de Estados Unidos puesto que asemejaba
con la Corona inglesa, era la ciudad más rica e influyente al igual que lo era Buenos Aires;
pero las otras ciudades se negaron a reconocer esa superioridad neoyorkina, en cambio, los
políticos estadounidenses optaron por planificar la ciudad de Washington D.C. como capital
permanente, sede de los poderes nacionales, después de que otras ciudades lo fueran de
manera provisoria.
En el caso argentino, varios elementos fueron los decisivos para que Paraná, o algún
otro sitio no pudieran convertirse en capital permanente. El más decisivo fue que a pesar de
82
Fue un político y militar argentino, gobernador de la Provincia de Entre Ríos y presidente de la Confederación Argentina,
1854-1860, promotor de la implementación de un sistema federal, por lo que su actividad se orientó contra las intenciones
autonomistas de la Provincia de Buenos Aires.
83
Juan Bautista Alberdi, La República Argentina consolidada en 1880. Con la ciudad de Buenos Aires por capital, Buenos
Aires, Pablo Conti, 1881, p. 75.
44
los esfuerzos, la ciudad de Paraná, ni ninguna otra, contó con los recursos financieros,
infraestructura o edilicia para dar cobijo permanente a las autoridades de Gobierno, “así,
Paraná, agobiada por la condición transitoria y la falta de recursos suficientes, sólo pudo
realizar proyectos generales y muy pocas obras puntuales”. En cambio, la ciudad de Buenos
Aires “aprovechó esa misma situación para desplegar un conjunto de obras duraderas”84 que
Se debe entender que para el último tercio del siglo XIX, en la capital se debía plasmar
el proyecto político -liberal y cosmopolita- de construcción del Estado nacional, por ello
debía ser el asiento de las autoridades, y para su pleno desenvolvimiento debía existir una
base humana capacitada técnicamente para las labores de administración y gobierno, así
locales, también por ser la carta de presentación del régimen, que legitima y permitía la
construir una capital que no fuera Buenos Aires, además de las conveniencias que presentaba
el que “todo el servicio público organizado, allí estaba nuestra aduana principal, nuestro
Durante treinta años las autoridades de la Provincia de Buenos Aires evitaron a toda
costa que se llevaran a cabo los planes de ceder su ciudad más importante y sus ingresos a
84
Shmidt, Palacios sin reyes…, p. 60.
85
Delfín Huergo, citado en Arturo Carranza, La cuestión capital de la República: 1880, Buenos Aires, L. J. Rosso, 1932,
T. II, p. 94.
45
una estructura de carácter federativo para convertirla en la capital de la Confederación
1853.
autoridades que ejercen el Gobierno federal residen en la ciudad que se declare Capital de la
República por una ley especial del Congreso, previa cesión hecha por una o más legislaturas
rechazada por el gobierno provincial bonaerense porque está ley garantizaba los intereses del
Estado nacional en detrimento de los locales, especialmente en término del control de las
rentas aduaneras, ante esta negativa se determinó que Paraná fuese la residencia provisional
de Gobierno.87
las transformaciones materiales que se llevaron a cabo durante 1854 a 1880 en la ciudad de
Buenos Aires, como la construcción de la Aduana Nueva y el primer Teatro Colón, dieron
políticos del talante de Dardo Rocha, gobernador de la Provincia de Buenos Aires -de 1881
1882-, hicieron cada vez más presente la urgencia de tomar decisiones para cerrar dicha
necesario, pues, concluir una vez por todas con esta cuestión Capital y dar asiento
definitivo a las autoridades; cerrar esta bóveda sagrada de la nacionalidad argentina,
86
Constitución de la Nación Argentina. Artículo 3°, 1853.
87
Para una historia sobre el desarrollo de la cuestión capital en la segunda mitad del siglo XIX, véase, Claudia Shmidt, op.
cit., 2012.
88
Carlos María Gorla, Evolución histórica del régimen municipal argentino, Buenos Aires, Concejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas, 2007, p. 56.
46
dándole asiento propio y permanente para que el Congreso no tema turbas; para que el
Presidente no crea que va a tener que salir de una ciudad y refugiarse en otra sin poder
hacer siquiera los establecimientos nacionales indispensables; para que las naciones que
están al alcance de nuestros límites nos respeten y sepan que de hoy en adelante somos
una verdadera nacionalidad, con todas las condiciones de las grandes nacionalidad y
con todos los elementos para realizar en el porvenir, las promesas de nuestros padres y
nuestras propias esperanzas.89
La insistencia en lo necesario para concluir con esta cuestión fue indispensable en el proceso
de construcción del Estado nacional argentino, porque sintetizó una serie de términos de la
razón de “ser Estado”, pero no de cualquier tipo, sino uno moderno, el Estado nacional. Lo
que supone que esa organización que se estaba formando adquiriera una serie de propiedades,
como la centralización y externalización del poder al tener una Capital permanente que sea
dominación. Todo ello, retomando a Rocha, sólo sería posible con la conclusión de dicha
tiempo indispensable”.90
expresó que la “provincia de Buenos Aires, ha dictado la ley que conocéis cediendo el
municipio de esta ciudad para Capital permanente de la nación… La gran cuestión queda
89
Dardo Rocha, citado en Luciano de Privitellio, El pensamiento de la Generación del 80, Buenos Aires, 2009, Editorial
El Ateneo, p. 67.
90
De Privitellio, El pensamiento…, p. 67.
91
Juan Manuel Palacio (dir.) Historia de la provincia de Buenos Aires: de la federalización de Buenos Aires al advenimiento
del peronismo: 1880-1943, Buenos Aires, EDHASA, 2013.
47
terminada. Desde Rivadavia, que la inició como una solución, hasta el Congreso de 1880,
que la declaró una necesidad política y social”.92 Se concluyó una disputa de tres décadas, y
los intereses locales se subordinaron ante el poder político nacional, lo cual lo tradujo Roca
al momento de iniciar su gobierno: “En cualquier punto del territorio argentino en que se
levante un brazo fratricida, o en que estalle un movimiento subversivo contra una autoridad
a sus planes de modernización de las diversas estructuras del país; una de ellas, la
transformación de Buenos Aires en una ciudad liberal, cosmopolita y moderna. Ese control
era ejemplificado con el pronunciamiento del presidente Julio A. Roca en mayo de 1881, al
justificar la esfera de influencia y control del gobierno nacional en la Capital, tomó como
Con la federalización de Buenos Aires, el largo debate sobre el lugar de asiento de las
autoridades concluyó, pese a ello las tensiones y conflictos no cesaron porque tras aquel hito
en la ciudad ahora existían tres autoridades: las nacionales recién llegadas, las provinciales y
92
Julio Argentina Roca, “Proclama sobre la capitalización, 6 de diciembre de 1880”, en De Privitellio, El pensamiento…,
p. 74.
93
Julio Argentino Roca, “Discurso ante el Congreso al asumir la presidencia, 12 de octubre de 1880”, en Halperín,
Proyecto…, p. 594.
94
Congreso Nacional. Diario de sesiones de la Cámara de Diputados, sesión del 11 de mayo de 1881, I, pp. 6-7.
48
las municipales. No obstante, con la construcción de la ciudad de La Plata como capital de la
A los pocos días antes de que Roca asumiera la presidencia, el Interventor Federal de
la Provincia General, José María Bustillo, designó a los concejales de una Comisión
Municipal de carácter temporal que gobernaron a la ciudad de Buenos Aires hasta que se
aprobara una Ley Orgánica de la Municipalidad capitalina que fuera capaz de organizar a la
conformada por Eustaquio Vélez Díaz, Antonio Devoto, José Mariano Bosch, entre otros
síntesis, de 1880 a 1882, la ciudad fue gobernada por una Comisión temporal, con un margen
de autoridad poco clara, lo que ocasionó varias indefiniciones, dentro de las cuales, el asunto
organizar las funciones y jurisdicciones entre el gobierno nacional asentado en Buenos Aires
95
Aun cuando no se ha podido corroborar, y que está investigación no comparte tal afirmación, es interesante
hacer notar que Ismael Bucich Escobar detalló en una anécdota que al Alvear no contó con el apoyo de la mayoría de los
concejales y que se autoproclamó presidente de la Comisión. Ismael Bucich Escobar, Don Torcuato, Buenos Aires, Ferrari,
1923, pp. 64 y ss. Poco tiempo después del nombramiento de Alvear, este presentó su renuncia, sin embargo, fue restituido
por el propio Roca, más tarde su actividad fue reiteradamente interrumpida debido a destituciones y suspensiones por parte
del Consejo Municipal y reinstalado por parte del gobierno nacional hasta prácticamente el fin de su labor en 1887. La
imposición de Alvear por parte del gobierno nacional dentro de la esfera municipal no significó de facto que hubiera un
control hacia la corporación municipal de Buenos Aires, si bien es cierto que a partir de ese momento dieron inicio todas
las disposiciones, ordenanzas y esfuerzos para llevar a cabo uno de los proyectos más ambiciosos del proyecto político del
roquismo: una transformación urbana que ha perdurado hasta nuestros días, las tensiones y conflictos se hicieron presentes.
49
Después de un año de intensos debates y modificaciones, la Ley fue aprobada, en
precedido por un Intendente nombrado por el Presidente de la República, con acuerdo del
Senado, que duraba dos años y podía ser reelecto, pero a su vez podía ser despedido por el
Concejo Deliberante.97 A las dos entidades les correspondía generar las ordenanzas
cual estaría dividido en tres rubros: Hacienda, Obras Públicas y Seguridad, Higiene;
Beneficencia, y Moralidad Pública.98 Las áreas que el gobierno nacional compartía injerencia
con el Municipio eran las del Departamento de Obras Públicas, en específico en lo referente
a los ferrocarriles y las obras de arquitectura pública, dirigida por el ingeniero Francesco
Tamburini.
conflictos entre las autoridades nacionales y las locales, se hizo presente el asunto de la
compra del antiguo Teatro Colón, y se comprende la postura del concejal Díaz Vélez y el
empresario Dr. Pellegrini cuando, en 1881, manifestaron que la Comisión Municipal que
pretendía tomar posesión del antiguo Teatro Colón no tenía la autoridad para hacer valer los
que le tocó debatir el asunto, era de carácter temporal. A pesar de tales argumentos, la
comisión los desestimó y resolvió hacer una misiva al Ministro del Interior para informarle
que harían válido el contrato, por lo que comprarían la parte del teatro en manos de los
96
El Consejo Deliberante estaba integrado por dos miembros elegidos por cada parroquia, tenían que ser ciudadanos
mayores de 25 años inscriptos en el padrón parroquial, que supieran leer y escribir, pagaran contribución al municipio,
tuvieran una profesión liberal, y tuvieran al menos 6 meses viviendo en la parroquia.
97
Gorla, Evolución...., pp. 59-60.
98
Gorla, Evolución...., pp. 59-60.
50
propietarios. Pero, esto no sucedió, al menos inmediatamente, la municipalización del teatro
municipal, T. de Alvear con motivo del vencimiento del contrato de arrendamiento que
los concejales, como Walls, Rodríguez Larreta, Mulhall, entre otros, continuaron con la
inmueble. Pero el concejal Legarreta insistió que era mejor tomar en consideración la
Ferrari se encontraba en toda la disposición de ello, considerando que “los poderes públicos
El Intendente Alvear manifestó que esa cuestión ya estaba cerrada, se decidió tomar
posesión del inmueble, sumándose a esta posición el concejal Walls, el cual mencionó que
se había buscado sin éxito llegar a un acuerdo con los empresarios, no en términos de un
municipales sobre el Teatro, e incluso, los propietarios habían iniciado un proceso judicial,
por lo que, en concordancia con la sección de hacienda, se harían todas las diligencias legales
Entre los meses de abril a octubre de 1882, no sabemos cuáles fueron las siguientes
discusiones dentro de la corporación municipal sobre este tema, ni tampoco se pudo rastrear
99
Actas de la sesión ordinaria celebrada por el Concejo Municipal el día 24 de abril de 1882, Buenos Aires, Talleres
Gráficos “OPTIMUS”, 1912, pp. 75-78.
51
algún tipo de juicio legal entre los empresarios constructores, encabezados por Pellegrini, y
de septiembre de ese mismo año. Si bien existe este vacío de información, hay elementos
suficientes que pueden explicar y sustentar la toma de esta decisión a último momento.
Díaz Vélez se manifestó en contra de que el Municipio tomara posesión del terreno y que
comprara el edificio del antiguo Teatro Colón. Su postura estuvo determinada por dos
corporación municipal del que era miembro; segundo, porque las autoridades estaban más
representativos del proyecto liberal, cosmopolita y modernizador, que tuvieron los grupos de
52
poder para legitimar su dominio, por lo que, en efecto, las autoridades nacionales y
municipales tenían la capacidad para tomar posesión administrativo del primitivo Teatro
Cuando en 1880 el general Julio A. Roca ganó las elecciones y posteriormente tomó protesta
como presidente de la República, lo hizo con diversas fuerzas de apoyo, gozaba de un capital
político basado en el total respaldo del presidente saliente, Nicolás Avellaneda; la Liga de
Gobernadores de las provincias más importantes del Litoral, bajo el liderazgo del cuñado de
Nacional (PAN), el cual logró aglutinar los intereses nacionales y de varios de los más
prominentes autonomistas porteños de entre los que destacó Torcuato de Alvear -primer
El propio Roca construyó una base de apoyo político fundamentada en su éxito como
militar; la Conquista del Desierto lograda en las regiones patagónicas del sur, sus campañas
53
en la región pampeana, en el litoral (Cuyo) y en el norte (Paraguay) lo impulsaron a ser dos
pertenecieron varios de los personajes antes mencionados.100 Todos ellos hicieron consenso
en torno a un proyecto modernizador que tomó forma de un programa de acción para impulsar
de políticos e intelectuales compuesto por un cuerpo reducido de élites de las ciudades más
importantes del interior y del puerto de Buenos Aires que habían hecho de esta ciudad su
lugar de residencia y que compartían una serie de círculos restringidos de sociabilidad como
“El Club del Progreso” y “El Jockey Club”,101 así como de entretenimiento en las temporadas
líricas en los teatros de ópera, compartieron una serie de valores donde la opulencia y la
predilección por los modelos culturales y patrones de consumo europeo tenían una alta
valoración.102 Pero también, los hombres del ochenta fueron los promotores de un cambio
ideológico radical, con ellos se marcó la transición del romanticimo a la entrada triunfante y
encarnados en el lema que influyó en una forma de ejercer el poder en casi treinte años de
100
Véase, Paula Bruno, “Un balance acerca del uso de la expresión generación del 80 entre 1920 y 2000”, en Secuencia,
2007, no. 68, mayo-agosto, pp. 117-161.
101
Véase, Leandro Losada, La alta sociedad en la Buenos Aires de la Belle Epoque, Buenos Aires, editorial siglo veintiuno,
2008.
102
Waldo Ansaldi y Verónica Giordano, América Latina. La construcción del orden, Argentina, Ariel, T. I. “De la colonia
a la disolución de la dominación oligárquica”, 2012, pp. 465-489.
103
Es importante manifestar que en el romanticismo la relación entre democracia e individuo era directa, es decir, el ser
humano simplemente por nacer tenía todos los derechos civiles, mientras que para el liberalismo finisecular, esa relación se
modificó, el individuó sólo a través de su superación y desarrollo moral podía alcancer los derechos. De ahí se desprender
la desconfianza que los liberales, positivistas, de fin se siglo tuvieron con respecto a la democracia. Véase, Silvana Carozzi,
Las filosofías de la Revolución. Mariano Moreno y los jacobinos rioplatenses en la prensa de Mayo (1810-1815), Buenos
Aires, Prometeo, 2001, pp. 13-26.
104
Charles E. Hale, “Ideas políticas y sociales en América Latina, 1870-1930”, en Leslie Bethell (ed.), Historia de América
Latina, Barcelona, Editorial Crítica, T. 8. América Latina: cultura y sociedad, 1830-1930, 1991 pp. 1-64.
54
Cuando Roca se dirigió al Congreso al momento de sancionar la Ley que
federalizaba a Buenos Aires como capital permanente de la República, manifestó que ese
acontecimiento significaba la unión política que por décadas no pudo ser alcanzada, y, al
igual que en muchos de los casos de las jóvenes naciones latinoamericanas, en especial en
México, la unidad y la Paz eran una necesidad inevitable, sólo a partir de ese hecho se podían
en la idea del progreso como “la única manera de asegurar la viabilidad de la Argentina como
Estado-nación dentro del concierto mundial”.107 Estos grupos fueron agentes activos,
Cané revela las tensiones y dudas que habían dentro del mismo seno de “la generación del
105
Julio A. Roca, “Paz y Administración”, citado en, De Privitellio, El pensamiento… pp. 69-71.
106
Véase, Hugo Biagini, Generación del ochenta, Buenos Aires, Losada, 1995.
107
De Privitellio, Pensamiento…., p. 16.
108
Walso Ansaldi y Verónica Giordano, América Latina. La construcción del orden, Buenos Aires, Ariel, T. I. De la colonia
a la disolución de la dominación oligárquica, 2012.
109
José Míguez, Argentina. La apertura al mundo, Madrid, Taurus, T. 3. 1880/1930, 2015.
55
ochenta” en relación con el proyecto modernizador que ellos mismos impulsaron.110 Él, al
culturales, económicos, comerciales y humanos con el resto del mundo -especialmente con
Europa- como mecanismos para alcanzar el progreso y civilización. Sin embargo, no dejaron
de cuestionarse sobre los inherentes efectos nocivos que implicaba ese logro.111 No obstante,
creía que esos males sólo serían pasajeros, puesto que se compensarían con la prosperidad
En su obra En viaje (1884), Cané relató las impresiones que estuvieron fuertemente
así como de sus diferentes viajes a Brasil y Europa. Reconoció los adelantos y las ventajas
que el ferrocarril produjo en Francia, pues la rapidez de la locomotora permitía conocer más
de una ciudad importante y la vida de la metrópoli parisina llena de lujos, cosas por hacer,
con edificios imponentes. Por otro lado, la vida de la campiña, calificada como pintoresca,
Para él, el ímpetu por lo novedoso y por el progreso en última instancia se imponía, “el
romanticismo no puede llegar nunca a preferir una mula a un express”,112 por ello, advirtió,
110
Fue un artista, intelectual y funcionario público. Fue Intendente de la Municipalidad d Buenos Aires, desde esa posición
promovió proyectos de transformación y embellecimiento urbano en Buenos Aires. Para saber más sobre su labor al frente
de la corporación municipal, véase, Elisa Radovanovic, Buenos Aires. Ciudad moderna, Buenos Aires, Ediciones turísticas
de Mario Banchik, 2002.
111
Véanse, Oscar Terán, Vida intelectual en el Buenos Aires fin-de-siglo (1880-1910). Derivas de la “cultura científica”,
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2da edición, 2008, I. El lamento de Cané, pp. 13-82; Historia de las ideas en
la Argentina. Diez lecciones iniciales, 1810-1980, Buenos Aires, 2010, pp. 109-126.
112
Miguel Cané, En viaje, Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 2005, p. 39.
113
Miguel Cané, “Impresiones de su primer viaje a Europa a los 19 años de edad, 1870-1871”, carta fechada en Londres el
21 de febrero de 1870, en Archivo General de la Nación, en adelante AGN (Arg), sala VII, 2210, Leg. 9, pp. 4-5.
56
Se hace visible como en el imaginario intelectual de “la generación del ochenta” se
refuerzan los conceptos de modernidad, progreso y civilización, pero alcanzar esas metas
requería impulso y una acción transformadora del Estado, por lo que reavivaron un ideal que
intereses, tensiones y conflictos entre las provincias del Interior y la de Buenos Aires, no se
había podido cumplir: organizar y articular la vida del país en un ámbito nacional, a partir de
la construcción de un Estado nacional, del establecimiento de una capital, los edificios, como
sobre el territorio y la población,114 incluso no existía una capital permanente en donde las
autoridades de gobierno se establecieran, el propio Roca advirtió que hasta 1880 se hacía
poder central en una capital federal, y a través de ese logro establecer un clima de paz para
La solución dada a los problemas que venían retardando hasta el presente la definitiva
organización nacional; el imperium de la nación establecido para siempre, después de
sesenta años de lucha, sobre el imperium de la provincia; y las consecuencias que de
estos hechos se desprendan para el progreso y el afianzamiento de la nacionalidad,
podrán en una época próxima responder del acierto o del error de mi conducta. (…)
Vivimos muy aprisa, y en nuestra febril impaciencia por alcanzar en un día el nivel a
que han llegado otros pueblos mediante siglos de trabajo y sangrientos ensayos, nos
sorprende la mayor parte de los problemas de nuestra organización política y social.
El Congreso de 1880 ha complementado el sistema gobierno representativo federal, y
puede decirse que desde hoy empieza a ejecutarse el régimen de la Constitución en
toda su plenitud. Acabáis de sancionar fijando la Capital definitiva de la república, es
el punto de partida de una era en que el gobierno podrá ejercer su acción con entera
libertad.115
114
Hésper Eduardo Pérez Rivera, El tránsito hacia el Estado nacional en América Latina en el siglo XIX: Argentina, México
y Colombia, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia/Facultad de Ciencias Humanas/Centro de Estudios Sociales, 2007,
p. 17.
115
Julio A. Roca, “Paz y Administración”, citado en, De Privitellio, El pensamiento… pp. 69-71.
57
La debilidad de las instituciones, supuestamente nacionales pero de escasos recursos
facultades sobre el conjunto del territorio. La Argentina antes de 1880 no tenía una
delimitación territorial definida, es decir, no existía, como tal, un territorio nacional, aunque
contaba con grandes extensiones de tierra hacia el norte en las provincias del Litoral, la
extensa y fértil región pampeana del oeste y del sur de Buenos Aires, no estaban en control
ni asegurado por parte del Estado argentino. La presencia de los nativos eran una afrenta para
al conformación y ejercicio del poder del Estado, así como para el desarrollo de una economia
capitalista porque los nativos imponían límites al acceso de tierras fértiles para su producción,
por lo que no existían condiciones de seguridad para las inversiones y los proyectos
económicos.
Desierto”, encabezada por Roca acabó con ese problema, haciendo accesible y segura la
producción agrícola y ganadera. De hecho, esto fue de suma importancia porque fue el motor
productivo para el progreso económico del país durante tres décadas.116 Sólo a partir del
116
Sin embargo, precisamente la forma en que la Argentina se convirtió en próspera y atractiva para las inversiones foráneas,
a través de la agricultura y ganadería, fue uno de los obstáculos para que no se realizara una transformación industrial, al
pasar de una actividad primeria hacia una industria de transformación de alto valor agregado, perpetuándo está situación.
De hecho, desde 1945 hasta la fecha, la Argentina es el segundo país en el mundo con mayor número de crisis económicas.
58
dominación que propiciara un nuevo tipo de relaciones económicas proclives al desarrollo
de una economía capitalista, elemento necesario para consolidar un Estado nacional. Estos
fueron algunos retos a los que se enfrentaron la generación y que buscaron resolver.
Los hombres del ochenta fueron los promotores de un cambio ideológico porque se
alejaron de algunos postulados románticos “la generación del 37”, como la idea de favorecer
trayendo consigo una matriz teórica con la que construirían el Estado-nación.117 Tenían en
mente un modelo de país que proyectaría al mundo su carácter liberal, cosmopolita y próspero
económicamente; donde el orden institucional era una de las bases esenciales para integrar
al país a la modernidad.118
Oscar Terán los denominó como de “cultura científica” -elucubraciones teóricas que
legitimidad de su proyecto político, por tanto, de la conquista y del ejercicio del poder.
Cuando en 1880 asumió la presidencia Julio A. Roca, y con él “la generación del
ochenta”, las fuerzas y los intereses nacionales subordinaron finalmente a los porteños,
dando lugar a una época de unidad política y social que encarnó las máximas de “paz
117
Para el caso argentino, véase, Terán, Vida intelectual…, 2008; Positivismo y nación en la Argentina, Buenos Aires,
Puntosur 1987; Carlos A. Mayo y Fernando García Molina, El Positivismo en la política argentina (1880-1906) Buenos
Aires, Centro Editor de América Latina, 1997.
118
Terán, Positivismo…, p. 12; Historia…, p. 109.
119
Terán, 2010, p. 9. El autor manifiesta que prefiere el término “cultura científica” en vez de “positivismo” en el sentido
de muy pocos intelectuales argentinos cumplían cabalmente con los preceptos de Spencer y Comte.
59
duradera, orden estable y libertad permanente”,120 que permitieron emprender y organizar la
materializada en las leyes de educación laica, gratuita e integral, así como en el matrimonio
vida administrativa e institucional, por lo que la Capital debió cumplir con un rol destacado
desde el cual plasmar y poner de manifiesto el proyecto del régimen oligárquico que asumió
las riendas y formuló las directrices de las profundas transformaciones derivadas del proceso
Para el nuevo orden de estadalidad centralizada, los hombres del ochenta se dieron a
dinero y la justicia, por lo que se avocaron a establecer el Banco Nacional (que de hecho se
construyó en el mismo lugar que ocupó el primitivo Teatro Colón), la Contaduría General de
los imaginarios colectivos para una identidad colectiva, así como los marcos legales e
120
Julio A. Roca, en Cristina San Román, Roca y su tiempo. Selección y prólogo, Buenos Aires, CEAL, 1983, p. 77.
60
Una forma en que este sistema se perfiló fue a través de un programa constructivo en Buenos
permanente, que implicó una creciente densidad demográfica, con cambios significativos en
sustentado en un plan de una arquitectura pública que se configuró por medio de un conjunto
también los de importancia simbólica. Una gran diferencia con respecto a lo que sucedió en
régimen roquista, “la Nación debe ser el modelo a seguir: sus edificios deben representar la
idea del orden, la eficencia (en términos de conocimiento científico) y la ilustración (en
en 1880, sino que se extendió hasta ca. 1888 debido a que se carecía de un programa unificado
sobre cómo debía ser la Capital de la República tanto en su dimensión como en su disposición
121
Roberto de Gregorio, Norma de Cicco y Sergio Sendón, “Francisco Tamburini, Ingeniero-arquitecto. La construcción
del espacio del poder”, en Arestizabal, Tamburini, La obra…, p. 47.
122
Véase, Shmidt, Palacios sin reyes…., en especial los capítulos II y III, pp. 41-139.
61
Como lo menciona Shmidt, el programa edilicio fue “una superposición fragmentaria
que estaba experimentando la ciudad y sobre el cual las particularidades de la cuestión capital
el extranjero, claro ejemplo de esto fue la figura del ingeniero piamontés, Inspector General
de Obras de Arquitectura y diseñador del nuevo Teatro Colón, Francesco Tamburini,124 quien
Una Capital tiene intereses y problemas diferentes a los de una ciudad. Desde el
momento en que Roca y “la generación del ochenta” se encumbraron en lo más alto de la
estructura política se hizo evidente esta cuestión, existió la convicción de que un mundo
material, conformado por un programa de arquitectura pública para ser la sede de las
nacional argentino. Durante el primer informe que rindió Roca ante el Congreso, en mayo de
Designada esta ciudad para capital permanente, tenemos que pensar en dotarla de todas
aquellas mejores indispensables para el ornato, la comodidad y salubridad de un gran
pueblo. Hacen falta para el honorable Congreso, el Poder Ejecutivo y la Suprema Corte
de Justicia, edificios dignos de la nación y de los representantes de su soberanía y para
casi todas las oficinas de la administración, residencias cómodas y aparentes a las
funciones que en ellas se desempeñan. Por el ministerio del ramo se os presentarán los
planos y presupuestos de una casa para el Congreso, de otra para el Poder Ejecutivo y
de otros edificios de que no se puede prescindir por más tiempo.125
123
Shmidt, Palacios sin reyes…., p. 140.
124
Claudia Shmidt, “Edificios públicos para una “capital permanente”. Proyectos y obras públicas de Francisco Tamburini
en Argentina, 1883-1890”, en Instituto de arte americano e investigaciones estéticas”, No. 81, 1997, pp. 22.
125
Julio A. Roca, citado en Shmidt, Palacios sin reyes..., pp. 126 y 127.
62
Los edificios públicos debían ser representaciones dignas de las instituciones de la nación,
situación que ya había sido prevista por Alberdi; la respetabilidad era indispensable para
ejercer el poder, por lo que enfatizó en que “el lugar de residencia influye en la respetabilidad,
aptitud y prestigio de la autoridad, así como del hombre (…). La respetabilidad del gobierno
más que en las bayonetas reside en la superioridad real de sus luces y cultura, cuyas ventajas
La idea de Alberdi evidencia una cuestión que era ampliamente compartida entre
los grupos de poder de la segunda mitad del siglo XXI en la Argentina: la legitimidad del
dentro de los artilugios creados para tales fines, el diseño y construcción de los edificios
representativos sedes de las autoridades de gobierno y los de alto valor simbólico fueron
esenciales. Estas consideraciones también fueron confirmadas por Cané, al momento en que
desarrollaban los proyectos constructivos de los edificios dignos de la nación, Cané advertía:
“… puesto que somos republicanos, pensemos un poco en el humilde pueblo que no posee y
correctos”.127 Se puede constatar que a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, en el
fueron artilugios cargados con alto valor simbólico y civilizatorio que fueron utilizados como
126
Juan Bautista Alberdi, La República Argentina consolidada en 1880. Con la ciudad de Buenos Aires por capital, Buenos
Aires, 1881, p. 232.
127
Miguel Cané, citado en Shmidt, Palacios…, p. 153.
63
la nación, caso de las estátuas y monumentos, también eran representaciones y espacios desde
debían estar homologados tanto estilo, función, como en reflejar las ideas generales del
ambiente sociopolítico que erigían, a su vez, las ideas de nación: órden, progreso,
cosmopolitismo y modernidad.
del Estado nacional ya no se dirimiría por medio de las bayonetas, sino que se inauguró otro
búsqueda y elección de un estilo general para los edificios del programa constructivo para
que fuesen lo suficientemente reconocibles y representativos de las ideas de nación que tenían
Al respecto, Shmidt expresó que “en la búsqueda de una expresión posible para el
Estado iba tomando forma en la figura del palacio sin reyes”,129 con una clara influencia de
los modelos arquitectónicos europeo. Tal vez para entender la decisión de elegir el estilo del
128
Branislaw Baczko, Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzas colectivas, Buenos Aires, Nueva Visión, 1991, p.
8.
129
Alberdi, La República…,, p. 157.
64
A lo largo de la historia fueron el lugar de residencia de los reyes, desde dónde ejercía
su autoridad, eran espacios de sociabilidad restringida, ya que se reunían las clases sociales
privilegiadas donde su visibilidad era esencial, conversar sobre los sucesos e inquietudes
cotidianas, que a la postre, llevarían al rey para su consideración. También, fueron los
espacios en la que desde la época de Vivaldi, Bach y, en general, los músicos del barroco
invitación, sentado en el mismo salón que algun miembro de la familia real, se convirtió en
La diferencia entre los “palacios de los reyes” y los “palacios sin reyes”, y del porqué
de la elección de esta figura es que, si bien se mantenía el reflejo de la magnitud del poder al
desacralizó, por lo tanto, en los palacios sin reyes, el poder secularizado podía transmitir la
varios de los edificios sedes de las autoridades de gobierno, que, aunque no llevan
(1904), el Palacio de Aguas Corrientes (1894), el nuevo Teatro Colón (1908), entre otros.
65
Trazo del Palacio de Aguas Corrientes. Fuentes: imagen tomada de internet, fecha de consulta 11 de mayo
de 2020.
66
Litografía del nuevo Teatro Colón. Fuente:
https://jorgesabato.wordpress.com/2012/07/page/3/
Menciona Shmidt que salvo la imagen del palacio como forma arquitectónica para los
estética, ubicación, temas; tampoco de los edificios que deberían ser construidos primero, de
hecho, fueron una fuente de discusión entre las diferentes esferas de gobierno, municipal y
nacional. Sin embargo, lo que se puede encontrar en Buenos Aires es el estilo neoclásico que
impera en la mayoría de los edificios de aquella época. Tal vez el ejemplo más visible es el
edificio del Congreso, pero en la imagen de frente del nuevo Teatro Colón, se puede observar
el edificio rectangular, en la parte superior el frontier triangular y las columbas que sorportan
67
autoridades locales, y no obstante lo limitado de los parámetros de acción y de los recursos,
ciudad capital. Además, llevaron a cabo una “serie de obras de ornato, las útiles, las de
beneficencia, los hospitales, los asilos, los cementerios, las plazas, las calles, la limpieza
Roca advirtió que “no obstante lo limitado de sus facultades y lo escaso de sus
todo tiempo su consagración y patriotismo”.131 Sin embargo, más que una transformación
urbana encaminada a través de un programa al estilo deHausmann fue una serie de acciones
El nuevo rol de Buenos Aires como Capital de la República requería que sus edificios
fueran reflejo de los adelantos del país en materia de prosperidad económica, de capacidad
técnica y tecnológica y civilizatoria. Más allá que el gobierno nacional fungiera en Buenos
Aires de forma provisoria en décadas anteriores a 1880, la ciudad no contaba con edificios
130
“Don Torcuato de Alvear”, en La Ilustración Argentina, 30 de mayo de 1883, pp. 169 y 170.
131
Julio A. Roca, citado en Gorla, Evolución…., p. 59.
68
necesidad de dotar a la nación de edificios dignos de su carácter y sobrenía, lo hizo teniendo
132
A través de la Ley No. 3187, de 28 de noviembre de 1904, el Congreso autorizó la inversión de seis millones de pesos
para la construcción del Palacio para el Congreso. El arquitecto encargado del diseño fue el arquitecto italiano Vittorio
Meano, quien por cierto también fue el encargado de proseguir y concluir las obras del Nuevo Teatro Colón a la muerte de
Francesco Tamburini. Ministerio de Obras Públicas, Memoria presentada al Honorable Congreso, Buenos Aires, Talleres
gráficos de la Penitenciaría Nacional, 1908, pp. 296 y 297.
69
Fotografía del Palacio de Justicia. Fuente: La república Argentina en su primer
centenario (1810-1910), Edición facsimilar, Colección Panunzi, Ed. Biblioteca
Nacional, 2010.
2,540 edificios, con una media anual de 423; para la época en que el Estado nacional
monumentos- que le legitimaran y en los que se desarrollasen las funciones de “ser Estado”.
Entre 1881 a 1889, se construyeron 12,728 edificios, con una media anual de 1,413,
casi seis veces más que los anteriores cinco años. Para la década de 1890, el ritmo de
edificación se mantuvo, aunque con una ligera disminución; hasta 1897 se erigieron 11,621
inmuebles, dando como resultado una media anual de 1,660 edificios. Todo ello a pesar de
70
una fuerte crisis económica. 133 En las dos décadas del dominio del régimen roquista y de
pleno proceso de construcción del Estado, se erigieron poco más de 24 mil edificios, lo que
comenzó como una forma de dotar de “edificios dignos” a la nación. El objetivo era el de
construir los edificios representativos de Gobierno, por lo que no es casual que los primeros
edificios eran los proyectos prioritarios del gobierno nacional, y la mayor cantidad de
133
Ramón Gutiérrez, “La arquitectura de Buenos Aires en tiempos de Tamburini”, en Irma Arestizábal, Roberto de Gregorio
(et. al), La obra de Francesco Tamburini en Argentina. El espacio del poder I, Buenos Aires, Museo de la Casa Rosada,
1998, p. 19.
134
Para una mayor referencia sobre las problemáticas y desarrollo de la construcción de estos edificios, véase, Ibíd, pp. 130
y ss.; Radovanovic, Buenos Aires…, pp. 16 y ss.
71
programas de transformación y embellecimiento urbano, como la creación de parques
Aún cuando en los primeros años de la década de 1880 las naciones europeas, que
del ochenta” de construcción del Estado nacional, con la promulgación de leyes encaminadas
programa de arquitectura pública: construir los edificios públicos o al menos que fueran de
Eustaquio Díaz Vélez tenía razón cuando hizo un llamamiento a la Comisión para que no
tomara posesión del terreno y comprara el edificio del antiguo Teatro Colón, porque la
corporación de carácter temporal que pretendía tomar esa decisión no tenía autoridad sobre
ello y, nos interesa advertir, tampoco tenía la capacidad para ocuparse del arrendamiento y
administración del inmueble por las múltiples tareas que las autoridades nacionales y locales
tenían.
Cuestión que se corrobora en el hecho que a tan sólo tres días del vencimiento del
135
Sonia Berjman, Carlos Thays: un jardinero francés en Buenos Aires, Buenos Aires, Embajada de Francia en la
Argentina, 2009. La construcción de jardines públicos como una forma de mostrar modernidad y civilización inició con la
presidencia de Sarmiento, quien elaboró el proyecto del Parque 3 de Febrero a partir de sus viajes por Nueva York. A finales
del siglo XIX, un nuevo impulso se retomó con Roca, quien encargó a Thays la elaboración de una serie de jardines públicos
al estilo europeo y japonés en la ciudad de Buenos Aires, además de la construcción de Parques Nacionales, como el de
Iguazú.
136
Por ejemplo, en Alemania, en la región de Baviera, se inauguró el teatro “Príncipe Regente”. Las autoridades de gobierno
y el príncipe alemán no escatimaron recursos en construir un teatro con los estándares de mdoernidad, confort y lujo que
imperaba en el ambiente arquitectónico europeo.
72
del inmueble ni para hacerse cargo administrativamente del Teatro. Sin embargo, al momento
en que los hombres del ochenta articulaban el Estado, generando instituciones y leyes para
hizo imperante nacionalizar el primitivo Teatro Colón, aun cuando no existiese un plan
contrato de arrendamiento por el terreno con el empresario Ferrari, y no con los accionistas
del edificio.
concejal Tamini informó sobre la petición de autorización para adjudicar el Teatro Colón al
Banco Nacional, previa tasación.137 Entre los argumentos que esgrimió resaltaron las
intenciones de construir un nuevo teatro y los problemas legales originados por los contratos
Ferrari firmaron un contrato por el arrendamiento del primitivo Teatro Colón. El Municipio
se aseguró que el documento fuera ventajoso, como lo habían sugerido dos concejales en
137
Es de suponer que si las autoridades ya estaban en planes de vender el Teatro al Banco Nacional, entonces ya habían
tomado legal posesión del inmueble.
138
Actas del Concejo Deliberante. Año 1884, Buenos Aires, Imprenta LA UNIVERSIDAD de J. N. Klingelfuss, 1884, pp.
234 y 250.
73
1881. El documento constaba de 9 incisos, siendo los más importantes el primero, “Ferrari
toma en arrendamiento al teatro de Colón por el término de un año, que se contará desde el
día en que la Municipalidad sea puesta en posesión del establecimiento”;139 el segundo, fijó
la renta por el monto de veinte mil pesos; el tercero, “la Municipalidad se reserva todos los
palcos y entradas, cuyo uso estaba reservado a los actuales arrendatarios de Colón, con
hiciera uso de ellos, entonces Ferrari se vería obligado a entregar el precio obtenido; cuarto,
que la Municipalidad podría hacer las reparaciones necesarias, suspendiéndose el pago del
las fuentes consultadas, que existió un juicio legal entre Pellegrini y asociados con el
Municipio por la legal posesión del inmueble, ya que los accionistas no deseaban venderlo.
Es decir, el Municipio sin tener las garantías legales a su favor se apresuró a nacionalizarlo.
Lo aventurado de la corporación se entiende por el interés por parte del Estado en tener bajo
alguna sobre cuándo la corporación municipal entabló las negociaciones para la compra con
139
Cuestión que no sabemos cuándo sucedió, posiblemente a mediados de 1884.
140
Actas de la Comisión Municipal de la Ciudad de Buenos Aires correspondiente al año de 1882, Buenos Aires, Talles
Gráficos “OPTIMUS” de A. Cantiello, 1912, pp. 115 y 116.
74
los entonces propietarios del Teatro, sin embargo, tenemos algunas pistas que pueden
1883, La Gaceta Musical, a propósito de una petición para bajar el precio de las localidades,
informó que la justicia había resuelto a favor de la Municipalidad para que tomara posesión
del Teatro Colón y que la compraventa se haría después de la tasación. Días después, el 24
de junio de 1883, la revista recibió una carta de un “ex Municipal” que informaba que la
tramitación judicial continuaría porque apenas se nombrarían a los peritos para valorar el
edificio, cuestión que iba a llevar tiempo, y, además, era necesario que el Congreso discutiera
el asunto y que votara por los fondos para la indemnización, por lo tanto, del pago a los
Tamini dirigió la petición de enajenar el Colón al Banco Nacional, el dinero resultado de esa
Nacional se nacionalizó. No hubo un decreto ni Ley al respecto, las clausulas del convenio
espacio de entretenimiento y sociabilidad donde la visibilidad era una de las prácticas sociales
más importantes de las clases mediadas y adineradas, la exigencía de los veinte palcos lo
a la que representaba, sin embargo, no significó que la Municipalidad se hubiera hecho cargo
para ello, por lo que le cedió esa parte al empresario Ferrari, con el cual tuvo varias tensiones,
relación con los precios estuvo intrínsecamente relacionado con el hecho de que el primitivo
75
Teatro Colón, ya nacionalizado, era un bien público, por lo que, como sugeriría La Gaceta,
contrato de arrendamiento por el edificio del Teatro Colón, a pesar de las tensiones y
conflcitos que se generaron, la situación continuó hasta 1887. Los artículos del contrato
produjeron una serie de tensiones entre la opinión pública especializada, las autoridades
locales y el empresario; sobre todo por un asunto constante a lo largo de los años: el problema
de los asientos y palcos reservados para las autoridades que provocaron que se elevaran los
precios del espectáculo, provocando una serie de discusiones que giraron sobre ciertos puntos
que están profundamente ligados con el proceso de consolidación del Estado nacional, en
específico, las atribuciones y funciones del Estado, ya que el Colón se convirtió en un bien
público. El problema se acentuó porque a pesar del enorme interés por poner bajo su
municipal entabló un juicio legal para tomar posesión del Colón. En septiembre de 1882, las
autoridades aún sin serlo legalmente, se sabían propietarias del inmueble y elaboraron un
141
“Compañía Ferrari”, La Gaceta Musical, 10 de junio de 1883, p. 1.
76
contrato que no distaba de las obligaciones que el empresario había contraído con los ex
para generar ganancias, se veía obligado a elevar los precios del resto de las localidades.
empresario no podía, según él, a mantener su compromiso de llevar una compañía lírica,
preferiblemente europea, con artistas de fama probada, sin elevar el costo de las entradas.
sin embargo, era innegable que la compañía no se encontraba en su mejor situación. Era
entendible que un par de años atrás se hubiera incrementado el precio debido a factores como
la reputación de los artistas y el alza del valor del oro, porque los contratos celebrados entre
Ferrari y las compañías actorales estaban a precios comparables con ese metal, pero no era
comprensible que se mantuvieran esos elevados precios por un espectáculo que no llenaba
las expectativas. La empresa Ferrari contestó que bien sabía que la compañía no se
encontraba en las mejores condiciones posibles y que, en ese año la intención era la de bajar
el precio, sin embargo, para renovar y llenar a la compañía con grandes artistas, buscó la
contratación de esos elementos en Europa, lo que le significó contraer una fuerte deuda para
considera que estaba obligado, desde los contratos firmados con Pellegrini y asociados, a
142
“Compañía Ferrari”, La Gaceta Musical, 10 de junio de 1883, p. 1.
77
ceder veinte palcos por noche -lo que equivalía a doce mil pesos-, doscientos mil pesos
deberes, de su institución el velar por los intereses públicos, ella puede salvar, sin perjuicio
alguno para su venta, la grave dificultad que ha surgido”. Así pues, debido a las prerrogativas
que guardan las autoridades con el público, las autoridades se verían obligadas a ceder todas
las localidades a la empresa, lo que provocaría que éste no tuviera justificación alguna para
no bajar los precios, “poniéndolos al alcance de todas las clases de la sociedad”. Y las
autoridades tampoco podrían objetar tal situación porque en todo el mundo, según La Gaceta,
los “teatros de los Estados o Municipales, los que no están subvencionados con las rentas
públicas y son los más, tienen por lo menos grandes franquicias, y arriendos muy módicos
en los pocos que los establecen las autoridades; y esto es natural puesto que estos edificios
Las autoridades no sólo debían velar por la salud, higiene y seguridad, sino también
jardines y de otorgar todos los elementos para que pudieran asistir a las representaciones
líricas las cuales, para la segunda mitad del siglo XIX en todo el mundo occidental, eran el
espectáculo predilecto de las clases medias y las adineradas, por lo que todo lo ligado a ese
143
“Compañía Ferrari”, La Gaceta Musical, 10 de junio de 1883, p. 1.
144
“La Municipalidad empresaria”, La Gaceta Musical, 17 de junio de 1883, p. 2.
78
Según la revista, si el Colón ya era parte del Estado, por ese mismo hecho debería
velar por los intereses y el bien público de la comunidad, máxime que el teatro y la ópera
municipales no debieron tener las mismas exigencias que el sector privado para con el
empresario explotador del teatro. El problema era que en las clausulas, el Municipio se
reservaba el derecho de todos los palcos y entradas que eran propiedad de los ex propietarios,
Esta cuestión hacía que se elevaran los precios de las entradas, pero La Gaceta se
preguntó, ¿Por qué las autoridades deberían poseer palcos propios? cuando su misión era
velar por los intereses públicos, siendo la víctima: la comunidad, y argumentaba que “eso de
tener los señores Municipales un palco especial y libre entrada al teatro, sería altamente
rechazar los palcos, entonces, tomando el ejemplo de la experiencia europea, las autoridades
respondería que sería de mala imagen intervenir y financiar en un espectáculo para gente
La Gaceta lamentó esa situación y consideró que la corporación municipal dejó una
mala impresión a los ojos de las sociedades europeas porque era una situación única y
excepcional en el mundo occidental en el sentido de que una autoridad debe ser acatada. La
corporación en vez de otorgar todas las facilidades para que la empresa explotadora, en
145
“La Municipalidad empresaria”, La Gaceta Musical, 17 de junio de 1883, p. 1.
146
“Una propuesta de Ferrari”, La Gaceta Musical, 8 de julio de 1883, p. 2.
79
beneficio del público, redujera el costo de las entradas, las autoridades se volvían empresarias
negociando a placer las entradas para beneficio no sólo de su renta, sino de las propias
La propaganda para la reducción de los precios se dio algunos días antes de que la
estipuladas, en especial el artículo tercero, para que de esa manera el empresario pudiera
reducir el precio y la municipalidad lograra cumplir con su deber con el público.147 Sin
embargo, una semana después, el 24 de junio de 1883, la revista dio a conocer que un “ex
Municipal” anónimo les envío una extensa carta a propósito de la inconformidad por el
contrato y por los altos costos de las localidades, en la cual les informaba que la propaganda
resultaría inoficiosa y les aconsejaba que no continuaran con ello, porque eso sería “predicar
últimos informes sobre la situación de la posesión del Teatro, dándose por enterado, y
aceptando el consejo del “ex Municipal”, que la Municipalidad no poseería del inmueble sino
En el transcurso de esos meses debían darse dos situaciones, primera, que recién se
nombrarían a los peritos especializados para tasar el valor del inmueble, cuya acción tardaría
un tiempo en realizarse; segunda, que todavía faltaba que el tema fuera llevado al Congreso
de la Nación para que se discutiera y se votaran los fondos necesarios para la indemnización
y pago a los accionistas. Entonces, la revista reconoció que a las autoridades municipales no
147
“La Municipalidad empresaria”, La Gaceta Musical, 17 de junio de 1883, p. 2.
148
“La Municipalidad empresaria”, La Gaceta Musical, 17 de junio de 1883, p. 2.
80
les quedaba otra opción que firmar el contrato de arrendamiento con el Ferrari, por lo que
de la concesión para explotar el considerado uno de los mejores Teatros de Ópera del mundo,
el Scala de Milán. Ferrari, ya contaba con la concesión del Teatro Municipal de Río de
Janeiro y del primer Teatro Colón de Buenos Aires. En Brasil e Italia, el empresario firmó
contratos con las autoridades municipales por un total de cinco años, bajo este argumento, la
revista solicitaba a las autoridades municipales que, en vista que se aproximaba la renovación
del contrato, consideraran extenderlo de uno a cinco años; además de que, acorde con lo
propuesto en los números anteriores de la revista, que la corporación otorgara algún tipo de
subvención a Ferrari y que si no fuera de ese modo, entonces que otorgara “condiciones
La justificación para tal petición era porque, según la revista, el Estado y las
autoridades del Municipio de Milán habían procedido así, “ha cedido la famosa Scala al Sr.
Ferrari, no solo acordándole una fuerte subvención anual que representa un millón y medio
de pesos en nuestra moneda, sino que le dará gratis la iluminación.”. Y también en Río de
Janeiro, tenía la concesión del teatro “D. Pedro II, sin restricción alguna, disponiendo por
completo de la sala con todas sus aposentadurías (sic) y abonando un alquiler sumamente
módico”. Si las autoridades siguieran ese ejemplo, “ceder el teatro sin más restricción que un
reducidos y al alcance de todas las clases de la sociedad, que esto es lo justo y equitativo,
149
“La Municipalidad y Colón”, La Gaceta Musical, 24 de junio de 1883, pp. 1 y 2.
150
“La Municipalidad y Colón”, La Gaceta Musical, 8 de julio de 1883, p. 1.
81
pues que el edificio es público y uno de tantos bienes de la comunidad.”151 No obstante, era
un bien común, ¿por qué se pagaría con dinero público?, ¿en verdad podía estar al alcance
de todas las clases sociales? La respuesta es que no, y eso se irá delineando más adelante.
En esa misma edición, la revista informó con júbilo que su propaganda empezaba a
dar sus frutos. Ferrari había elevado a la Municipalidad una propuesta solicitando que el
término del contrato fuera de cinco años, es decir, contando desde el año 1884, como lo había
hecho en Brasil e Italia, a contar desde 1884. Es decir, el contrato que próximamente se iba
a renovar sería únicamente por un año, y para el próximo era la propuesta de cinco años. A
dos nuevas óperas. Además, se mantenía el palco presidencial y se proyectaba construir otro
de las mismas proporciones, por lo que se eliminarían al menos cincuenta asientos para ello,
y dicho “palco será de la Municipalidad de la capital, cuyos miembros tendrán libre entrada
al teatro”.152
encontraba el costo de los palcos de las autoridades fue relevante porque estuvo ligada a la
historia política del país, incluso este asunto representó la discusión en determinado tiempo,
de las autoridades locales, provinciales y las nacionales cuando Buenos Aires fue sede
discusión acerca de la existencia del palco oficial tuvo su origen en el año de 1857, al
momento en que se iba a concluir la construcción del primitivo Teatro Colón. La Provincia
de Buenos Aires elevó una ley que autorizó disponer al gobierno de exonerar a la empresa
del pago de la renta por el terreno donde se edificó el teatro por el término de su contrato a
151
“La Municipalidad y Colón”, La Gaceta Musical, 8 de julio de 1883, p. 1.
152
“Una propuesta de Ferrari”, La Gaceta Musical, 8 de julio de 1883, p. 2.
82
cambio de que la compañía destinara un palco para el gobierno local. Sin embargo, en la
que pedir a uno de los propietarios un palco prestado para adornarlo con todas las insignias
oficiales para que lo ocupara el Gobernador de aquel entonces, por lo que la Cámara de
contrato, estipulando que la empresa destinaría “un palco para el Gobierno y otro para la
Así pues, el palco oficial en el primitivo Teatro Colón estaba destinado a la autoridad
nacional, más no a la local, “y tan era así, que cuando la coexistencia de los dos poderes en
esta capital era materia de una cumplida nota oficial la invitación que el de la Provincia, como
propietario del palco, dirigía a su huésped, el de la Nación, para concurrir a tal o cual fiesta
pública”. Por lo tanto, si bien debido a una “relajación en ciertas costumbres sociales y
administrativas” había cambiado el sentido original del palco oficial, el carácter que “siempre
ha tenido y debe tener… el palco oficial sea ocupado por el general Roca, cosa propia de lo
las autoridades locales en realidad no tenían derecho a exigir los propios, perocuando
153
“El palco municipal”, La Gaceta Musical, 15 de julio de 1883, p. 2.
154
“El palco municipal”, La Gaceta Musical, 15 de julio de 1883, p. 2.
155
“El palco municipal”, La Gaceta Musical, 15 de julio de 1883, p. 2.
83
críticas recibidas por ello porque sintieron que tenían derecho de hacerlo, al fin y al cabo, el
antiguo Teatro Colón a mediados de 1884 ya era de propiedad del Municipaio, que ya era
situación en torno a la propiedad de los palcos, entre las autoridades nacionales y las locales,
ejemplifica una problemática que se dio a lo largo de la llamada cuestión nacional, y se puede
Recién derrocado el régimen de Rosas, al igual que sucedió con el caso del Teatro
diseño como en su construcción la ganó el ingeniero inglés Edward Taylor, en 1854. Sin
embargo, el edificio una década después fue insuficiente porque el espacio era pequeño por
Ejecutivo Nacional elevó un proyecto a la legislatura para que se autorizaran los recursos
necesarios para la construcción de una nueva Aduana en los terrenos que se adquirieron entre
“para construir una Aduana en la Capital”, cuando “dicha capital no existe”. El problema
radicó, como lo analiza Shmidt, en que “la Aduana Nueva había sido construida no sólo como
una obra duradera sino permanente, para una ciudad cabeza de un estado provincial en
competencia con la Confederación”. El asunto fue que en Buenos Aires de mediados de siglo
confluían tres autoridades: las locales, las provinciales y las nacionales, y precisamente el
84
terreno y el edificio de la Aduana Nueva se encontraban entre estas tres esferas.156 Situación
los precios y del palco, y dio la nota que “ya que la Municipalidad se halla en posesión del
primero y más prestigioso de nuestros teatros, debe emplearlo no como fuente de renta, en
cuyo caso nos parece que no estaría justificada la posesión en sus manos, sino como un agente
que, según el periódico, en concordancia con los dichos de la revista, es su interés máximo
como autoridad de gobierno, por lo que aconsejaba que “desechase el palco oficial y las
entradas gratis” para que se redujeran los precios de las entradas del Paraíso.157
Esta propuesta, parecía estar acorde con la postura de La Gaceta, sin embargo la
Paraíso debido a que “los concurrentes, generalmente industriales y artesanos, son los que
menos frecuentan el teatro porque sus ocupaciones de la semana se lo impiden; de ahí que
sólo en las fiestas se ve muy concurrido… la reforma debe establecerse en las demás
localidades y entradas, cuyos precios son hoy muy elevados”. Y la revista hizo una defensa
de aquellas familias compuestas de cuatro o más personas que son concurrentes, por lo que,
en cada noche de espectáculo deben hacer una fuerte erogación monetaria, así pues,
manifestó, “en este sentido debe pedirse y exijirse (sic) por la Municipalidad la reducción de
los precios”.158
156
Claudia Shmidt, Palacios sin reyes..., p. 73 y 74.
157
Es la zona superior del teatro, debido a su lejanía y a su incomodidad, no tienen asientos, era usual que el público que
acudía ahí fueran personas con menos recursos porque eran las más baratas.
158
“La propuesta de Ferrari”, La Gaceta Musical, 15 de julio de 1883, pp. 3 y 4.
85
Cuando la revista propuso una subvención al empresario Ferrari argumentó que el
Colón era un bien público: las autoridades, el Estado o los municipios debían intervenir
delimitando claramente que era por el bien de la comunidad, sin embargo; aunque se puede
sobre entender que se refería a todas las clases sociales, la posición fue ambigua porque de
todos modos se mantenía la interrogante de¿a qué parte de la comunidad se refirió? ¿para el
bien de todas las clases sociales o sólo a las que acudían regularmente? Esta era la diferencia
Una situación por demás complicada porque, en efecto, los que regularmente
acudían, y para los que tenía una importancia central, era la alta sociedad bonaerense. Sólo
las clases adineradas podían adquirir un costoso abono para la temporada. Incluso, las voces
críticas calificaban tanto al propio edificio como al público que acudía como de
“aristocrático”. Entonces, ¿Por qué el Estado o el municipio debía, con recursos públicos,
ese fue parte del alegato de un concejal que se manifestó en contra de las subvenciones.
corporación no podían tener intereses directos e indirectos en los contratos celebrados entre
Orgánica aceptada en 1882. El artículo 69 estipulaba que “el municipal que se encuentre
comprendido en los casos del inciso 2° del art. 32, además de lo que se dispone en el artículo
33 quedará inhabilitado para ejercer cargos públicos duran seis años”. 159
159
“El Palco Municipal”, La Gaceta Musical, 22 de julio de 1883, p. 2.
86
El artículo 32 especificaba que las consideraciones legales y administrativas por las
que una persona no podía ser miembro del Concejo, por los motivos comprendidos en el
segundo inciso de ese artículo: “los que estuviesen directa o indirectamente interesados en
fiadores”. 160 Para La Gaceta los concejales que se rehusaban a liberar el palco estaban
artículo 33, deberían ser cesados de sus funciones, situación que por supuesto no sucedió, al
Alvear iba a elevar una petición al Concejo Deliberante para que se autorizara la enajenación
por diez años los veinte palcos que habían pertenecido a los accionistas, además de cuatro
entradas por cada palco. Tal suceso iba en contra de la propaganda de La Gaceta, de La
Nación y del propio Ferrari, sin embargo, la justificación de Alvear fue que “las mejoras
practicadas últimamente y las que aún hay que hacer no deben ser costeadas con los fondos
especiales del Tesoro Municipal”.161 Sin embargo, esta situación esto era contrario a lo
Municipalidad pagaría por las reparaciones del inmueble, y en dado caso que los desperfectos
hecho, seis meses después, en sesión ordinaria del Concejo Deliberante, el Sr. presidente de
dicho organismo, Recke, autorizó al Sr. Intendente para que hiciera uso de un crédito por la
160
“El Palco Municipal”, La Gaceta Musical, 22 de julio de 1883, p. 2.
161
“Error funesto”, La Gaceta Musical, 16 de septiembre de 1883, p. 1.
87
cantidad de hasta setecientos mil pesos para el pago, entre otras cosas, “de las mejoras
Aires convertida en empresaria de teatros públicos”, manifestó la revista. Se nos informa que
el teatro, para septiembre de 1883, ya había pasado a manos de las autoridades municipales,
pero que eso había provocado una inversión de los papeles; equiparó a la autoridad pública
con el sector privado, porque estos últimos tenían sed de negocios, y explotaron, a su vez, al
empresario Ferrari, mientras que las autoridades, que “están a cargo de velar y cuidar los
intereses del público, que lo eligió y designó para esos fines”, esperaban sino hacer negocio
con los palcos y entradas gratuitas, alejándose de su misión original, siendo las víctimas, “el
pobre público”. Máxime que está situación era impulsada por el propio Intendente, el cual
copiaba “todo lo bueno que ha visto y ha conocido en Europa y dónde, como él debe saberlo,
a ningún teatro Municipal se le grava como él pretende hacerlo con el nuestro; pues, al
contrario, raro es el edificio de esa clase que no está subvencionado a fin de favorecer al
La revista se preguntaba el por qué esas reparaciones no debían hacerse con recursos
República, por lo que expresaba, “para ser lógico con su modo de pensar debería establecer
un peage (sic) a los rodados y un impuesto de piso a los paseantes para así reunir fondos y
162
Actas del Concejo Deliberante correspondiente al año de 1884, Buenos Aires, Imprenta LA UNIVERSIDAD de J. N.
Klingelfuss, 1886, p. 49.
163
“Error funesto”, La Gaceta Musical, 16 de septiembre de 1883, p. 1.
88
costear esas valiosas construcciones”, y lamentándose de tal situación, en que el Teatro
parece que sólo nuestro teatro, por lo mismo que el público que concurre tiene que pagar
por penetrar a él y gozar de los espectáculos que, educando ofrece, y a pesar de ser un
edificio público, cuya adquisición va a pagarla con dinero del mismo pueblo, no lo
considera como bien del Municipio y no quiere distraer un solo peso de las rentas
propias.164
que se oponía a la petición del Intendente Alvear para enajenar las localidades por el término
de diez años, entre sus argumentos mencionó que muy pocas compañías podrían sobrellevar
esa carga, y, a su juicio, “es un deber del Municipio favorecer a las empresas teatrales, tanto
más cuando que siendo considerado el teatro como la escuela de las costumbres, el municipio
está interesado directamente en procurar que estén al alcance de todas las fortunas”.
Consideraba que el Colón gozaba de una reputación como el mejor teatro de Sud-América,
fuente de mejoras en la cultura del país, por eso no apoyó la propuesta de Alvear.
de cuarenta y cinco mil pesos por el arrendamiento del terreno y del edificio, el cual tendría
una duración de ocho años; segundo, el arrendatario no podría disponer del primer piso, el
cual la municipalidad se reservaría, así como se reservaba el derecho del palco municipal
cada año llevara una compañía lírica de primera categoría, a realizar las reparaciones
necesarias, disponiendo para ello los mejores materiales, a reducir la entrada del Paraíso no
164
Needell, Belle époque…, 2012.
89
excediendo los veinte pesos, a no aumentar el precio de la Cazuela; cuarto, se exoneraría al
en cuanto a que no imponía “ridículas restricciones, y por que (sic) consigna el derecho que
la Corporación tiene para intervenir en los precios de las localidades, puntos esenciales de la
propaganda iniciada”, sin embargo, consideraba que las rebajas debían ser “extensivas y
proporcional” a todas las zonas y localidades.166 Recuérdese que la revista se preocupaba por
el artesano y el industrial, que de vez en cuando podía acudir a un espectáculo, pero sobre
todo, abogaba por aquél padre de familia que acudía regularmente con tres o cuatro personas
a las clases más privilegiadas, para que éstos pudieran continuar disfrutándolo.
política del país, como el hecho de que Buenos Aires fue sede de las autoridades nacionales,
provinciales y locales, entonces, ¿quién podía hacer uso del palco oficial?, precisamente la
discusión en torno a los elevados precios fue porque las autoridades municipales querían la
propiedad del palco oficial y de los ex accionistas. Pero también reflejó las tensiones y
rechazara la petición del Intendente Alvear para enajenar por diez años la cantidad de veinte
palcos y cuatro entradas por cada uno de ellos, Alvear vetó la negativa y la propuesta de la
165
“Triunfo de nuestras opiniones”, La Gaceta Musical, 23 de septiembre de 1883, p. 1.
166
“Triunfo de nuestras opiniones”, La Gaceta Musical, 23 de septiembre de 1883, p. 1.
90
Comisión, a lo que ésta respondió bloqueando el veto de Alvear, lo que ocasionó la amenaza
específicamente, Alvear se empecinó a enajenar los veinte palcos “para que sean ocupados
por una sociedad high-life”,167 pero más adelante se supo que no era el Intendente el que
defendió la propiedad de los palcos para la municipalidad, sino fueron los miembros del
que sería que se continuara con lo propuesto por el Intendente, y que su misión, como
autoridad, era favorecer a la empresa para rebajar los precios de todas las localidades, que en
última instancia son “los intereses de la mayoría de la población”. Sin embargo, en el fondo
la revista favorecía una high-life como criticaba a Alvear, porque esa mayoría de la población
a la que se refería era un pequeño grupo social que podía costear el espectáculo en el Teatro
Las tensiones entre Ferrari y las autoridades municipales continuaron, pero la postura
solicitó a las autoridades nacionales y locales una subvención, o cuando menos una prórroga
para el pago del alquiler. Todo parece indicar que la revista, al ir investigando más sobre la
actividad de Ferrari en Buenos Aires, Brasil e Italia, se percató que sus alegatos para negarse
a reducir los precios de las locales, por motivo de la cesión de propiedad de los palcos y
de renombre, eran falsos. Mientras tanto, dentro de la corporación municipal las discusiones
167
“Cuestión Colón”, La Gaceta Musical, 30 de septiembre de 1883, p. 2.
91
reflejaron que no había un plan y un consenso sobre las acciones administrativas en el Teatro
Colón y con Ferrari. Sin embargo, lo que verdaderamente importaba era que el edificio ya
estaba nacionalizado.
Hasta mediados de 1884 la crítica de la revista había sido dirigida en contra de las
alabar los éxitos artísticos y empresariales de Ferrari en el extranjero, sin embargo, a partir
de la segunda mitad de ese año, se dio un viraje, las críticas se dirigieron, en su mayoría al
empresario. Todo comenzó con la denuncia que Ferrari había violado una de las primeras
cláusulas del contrato firmado en 1882, él se había comprometido a llevar una compañía de
primer orden y no había sucedido ni había intenciones que eso fuera a suceder.
Esa falta provocó que el Intendente Alvear le hubiera requerido para obligarlo a
cumplir con la cláusula. La crítica de la revista, que antes estaba dirigida en mencionar que
el contrato de 1882 era desfavorable para el empresario, ahora, resaltaba que ese mismo
documento era “monstruoso” y favorecía a todas luces a los intereses de Ferrari, “en perjuicio
En esa misma edición de La Gaceta apareció una carta de una “conocida literata”,
bajo el seudónimo de “una abonada”, que decidió exponer su experiencia en torno a “los
anónima literata estuvo encaminada hacia aquella aristocracia abonada, que según ella era
“muy vulgar y cursi”, que podía darse el lujo de adquirir un palco por abono, y que soportaba
168
“¡Qué vergüenza!”, La Gaceta Musical, 15 de junio de 1884, p. 1.
92
desagrado ante la mala calidad de las representaciones. Argumentó que “raro me parece que
la aristocracia abonada que ha vivido tantos años en la vieja Europa, no recuerde que en
Londres hasta ha llegado a hacerse una revuelta popular a causa de haber subido algunos
peniques los precios de las localidades en los principales teatros”, y si bien había casos en
los que el público asistía a representaciones baratas y de mala calidad, los espectadores sabían
la calidad del espectáculos por el que pagaron, pero no era el caso de lo sucedido con las
representaciones del Colón, por lo que manifestaba que “el público debe preocuparse de lo
que paga, y que, lejos de ser incompatible con la cultura y elegancia el silbar, es utilísimo y
Comisión Municipal, con la cual tenía firmado el convenio, a solicitar una subvención para
poder traer de Europa una compañía lírica de primer orden, con la cual trabajaría de “mayo
a julio en Colón o en el teatro que lo reemplace”. Tal proposición fue condenada por la
su postura inicial, que había firmado un contrato con la Municipalidad; quedando obligado
al artículo tercero del contrato, el cual estipulaba que el empresario debía llevar una compañía
169
“Una abonada”, La Gaceta Musical, 15 de junio de 1884, p. 2.
170
“Bomba”, La Gaceta Musical, 17 de agosto de 1884, p. 1.
93
ejemplo la experiencia de los teatros municipales en Europa, y utilizando las mismas
obligaciones contraídas:
Es efectivamente cierto que la mayor parte de los teatros europeos son subvencionados
por las Municipalidades o los Estados, pero es también cierto que esas subvenciones se
conceden mediante severas restricciones y en provecho también de los Municipios.
¿En el caso ocurrente, qué beneficio ofrece al Municipio el empresario Ferrari?
Absolutamente ninguno y antes al contrario pingues ganancias en provecho propio del
individuo: teatro en brillantes condiciones para la empresa, una compañía de primer
orden costeada por el Congreso, según sus pretensiones, explotación exclusiva del
negocio, precios escesivos (sic) y a su entera libertad.171
Ferrari exponía que a lo largo de siete años que llevaba explotando el primer Teatro Colón
lo había hecho siempre en situación precaria y que, por lo tanto, era indispensable que las
de los comentarios, recogió una nota de un periódico italiano, La Scena de Venecia, del 16
de julio de ese mismo año de 1884. Ferrari había escrito al periódico italiano que en Buenos
Aires en ese año había recibido un abono tal, que parecía fabuloso, entonces, se preguntaba
Además, haciendo cuentas de las 45 presentaciones que tuvo a lo largo de tres meses, el
empresario reportó ganancias por cerca de los 5, 443,537 pesos, y gastos por cerca de
3,900,000 pesos, lo que da un excedente de cerca de millón y medio de pesos en tres meses,
por lo que, dijo la revista, “antes que precaria, es lisonjera por demás la situación de su
empresa”.172
Las fuentes documentales sugieren que las discusiones y los elevados costos de las
entradas continuaron, por lo menos, , hasta 1886. Pero desde un año antes, 1885, la situación
171
“Bomba”, La Gaceta Musical, 17 de agosto de 1884, p. 1.
172
“Bomba”, La Gaceta Musical, 17 de agosto de 1884, p. 1.
94
iba de a poco resolviéndose. El 29 de mayo en sesión del Concejo Deliberante, el Sr.
Reboredo, “acojiendo (sic) un clamor general sobre los precios muy crecidos”, pedía al
Concejo que se nombrara una comisión para que revisara el contrato firmado en 1882, que
había sido renovado anualmente, y se negociara con el empresario para la disminución de los
precios actuales. La petición fue aceptada y se eligió a los concejales Reboredo, Martínez J.
Un mes después, el concejal Aleu, pidió a Alvear que diera cuenta a la instancia
local de lo que habían obtenido por la venta del palco propiedad de la Municipalidad en el
teatro Colón, lo que supone que en las negociaciones entre Ferrari y la corporación municipal
se llegó al acuerdo, como lo había sugerido La Gaceta en 1881, de bajar los precios a costa
de la propiedad de los palcos. Sin embargo, el Intendente Alvear manifestó que la resolución
del Concejo, de autorizar la venta del palco de su propiedad, se había suspendido por el
Presidente del Concejo Deliberante encabezado por Porcel de Peralta. Este último contestó
entre Alvear y el Concejo Deliberante, había recibido una carta firmada por varios concejales,
pidiéndole que suspendiera la venta del palco, porque no consideraban que fuera necesario
local que poseía en el teatro Colón”. Acto seguido, el Concejo decidió que la ordenanza que
173
Actas del Concejo Deliberante. Año 1885, Buenos Aires, Imprenta LA UNIVERSIDAD de J. N. Klingelfuss, 1886, p.
18.
95
dispuso la venta del palco quedaba anulada,174 lo que resalta que los interesados en mantener
la Nación de forma unánime rechazó la solicitud de subvención por parte del empresario
hizo el despecho de una Comisión especial para revisar si el empresario había cumplido con
todas las disposiciones del contrato, ya que debido a las erogaciones que había hecho para
ciertas reparaciones y formar una nueva compañía a la altura de las exigencias, había
solicitado se le eximiera el pago del alquiler desde mayo hasta diciembre de 1885.
La revista tachó tal propuesta como una forma de “regalar a Ferrari” dinero de las
rentas del Municipio. También acusó que altas influencias dentro de la corporación municipal
rechazarían e incluso pedirían la anulación del contrato. Y que, como se pretendía negociar,
Ferrari a cambio de esa subvención se comprometía a reducir los costos de todas las
localidades, de igual manera era un ultraje, ya que el empresario había obtenido mayores
beneficios con la cesión de todo el edificio, incluidos los locales aledaños, generándole
empresario todo aquello que hacía poco más de año y medio la revista solicitaba con urgencia
174
Actas del Concejo Deliberante. Año 1885, Buenos Aires, Imprenta LA UNIVERSIDAD de J. N. Klingelfuss, 1886, p.
32.
96
Días después, el 26 de junio, la Comisión especial encargada para realizar una serie
de arreglos con el empresario Ferrari se reunió en sesión secreta. El concejal Martínez Julián
manifestó que se había entregado un extenso informe para dar cuenta de los pormenores del
asunto, y que la información dada era suficiente para acatar lo aconsejado. Otro concejal,
Aleu, felicitó a la Comisión especial ya que con ese informe se guardaba reconocimiento de
la honradez de los miembros del Concejo y de la Comisión de Hacienda, los cuales en última
tachado por unos de despilfarro, y por otros de regalo de los intereses comunales, a
beneficio del señor Ferrari. Sin embargo, él no consideraba oportuno para los intereses
del Municipio, la donación que se proponía, por cuanto el contrato acuerda al
arrendatario, suficientes ventajas que él ha aumentado con el exagerado precio que ha
puesto a las localidades y con la inejecución de varias de las obligaciones que el
contrato le imponía, ventajas que constituyen una excesiva subvención para el
empresario.175
Según el concejal Aleu, con el incremento de los precios, Ferrari obtenía más de ochenta mil
pesos al mes de lo que le generaba la explotación del teatro “antes de ser propiedad
subvención. El concejal Socas, manifestó que, en vez de exonerar a Ferrari del pago del
alquiler de los meses de mayo a diciembre, se le otorgara una prórroga para que los abonara.
Sin embargo, Aleu expresó su rechazo a la propuesta “porque estando afectada la renta de
todo el edificio, al pago de la deuda contraída para su adquisición, de acuerdo con las
disposiciones de la Ley Orgánica, el Concejo no podía donarla, so pena de acusar con sus
objetaba algún tipo de subvención con fondos municipales, debía recordar con son cobros al
175
Actas del Concejo Deliberante. Año 1885, Buenos Aires, Imprenta LA UNIVERSIDAD de J. N. Klingelfuss, 1886, pp.
44-46.
97
pueblo, y estos son “no para subvencionar empresas teatrales, que sólo aprovechan unos
Todavía Aleu fue más incisivo, expuso que la condición que imponía Ferrari para
rebajar el precio de las localidades, significaría a la vista de todos que la Municipalidad fue
“indolente para influir en la rebaja de precios del pan y de la carne…, y que ahora despierta
solo para que se rebaje el precio de un artículo de lujo, que solo los ricos lo aprovechan”, y
que el agravio era aún mayor, porque se exceptuaban de la rebaja, las localidades que más
aprovechaban las clases medias y pobres, las de la cazuela y el paraíso, las cuales, el
estipulado en el contrato.
primero del contrato, que Ferrari obtendría una prórroga para el pago del alquiler desde el
mes de mayo hasta diciembre, siempre y cuando se comprometa a una rebaja no menor al
30% en el precio de las entradas y las localidades, “con excepción de la cazuela y el paraíso,
que se cobrará con arreglo al contrato existente”. 176 Esta información es corroborada a través
de La Gaceta, que en su número del 28 de junio de 1885, notificó que el Concejo se negó a
la donación del importe del alquiler de los meses de mayo a diciembre, pero si se le otorgó
una prórroga para que se pagara al inicio del siguiente año, y que el empresario se
numerosos programas de intervención que tenía y debía cumplir, no podía dejar de percibir
176
Actas del Concejo Deliberante. Año 1885, Buenos Aires, Imprenta LA UNIVERSIDAD de J. N. Klingelfuss, 1886, pp.
44-46.
177
“El Concejo Deliberante y el empresario del Colón”, La Gaceta Musical, 29 de junio de 1885, p. 5.
98
recursos económicos máxime que, ante la vista de la sociedad, las representaciones líricas
eran sólo para las clases adineradas y en ascenso, no eran para todos, entonces, ¿por qué se
experiencia europea que mencionó La Gaceta parece que era cierta, en Europa existía una
intervención estatal, pero también estaba sujeta a criterios e intereses de los grupos de poder
subvenciones producían ciertos escándalos por las mismas situaciones que pretendían
llevarse a cabo en el Teatro Colón: el apoyar con recursos públicos un espectáculo de las
clases adineradas.
En Europa del siglo XIX, nos dice Christophe Charle, debido a su importancia
cultural y simbólica, los teatros de ópera fueron objeto de una fuerte intervención estatal que
especialmente en las naciones emergentes, como, por ejemplo, la experiencia checa, italiana
y alemana. Por lo tanto, la subvención del Estado en última instancia no iría encaminada
debido al bien de la comunidad en sí, sino en la función sociopolítica que pudieran ejercer
las autoridades nacionales a través de las representaciones, por lo que en “París, Viena y
Berlín, en varios teatros tuvieron el privilegio de reducir su riesgo financiero, pero a cambio
necesitaban del apoyo de las subvenciones oficiales, pero esta situación atrajo una serie de
178
Christophe Charle, Théâtres en capitales. Naissance de la société du spectacle á Paris, Berlin, Londres et Vienne,
Francia, Albin Michel, 2008, p. 12.
179
Andrés Moderno Mengíbar, La Ópera en Sevilla en el siglo XIX, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1998.
99
dificultades, precisamente en cuanto a las facultades y el destino de los recursos del Estado,
En Latinoamérica sucedió algo similar. Para el caso mexicano, Luis de Pablo Hammeken,
manifestó que la ópera en el México decimonónico orbitó la esfera política debido a que esta
forma de arte tenía una importancia sociopolítica para los gobernantes, los cuales sabían que
prebendas y beneficios”, como subsidios y subvenciones, sin los cuales, dice el autor,
La prórroga para el pago del alquiler causó molestia en la revista, máxime que en
los siguientes meses las autoridades locales de Montevideo habían abierto a licitación la
explotación del Teatro Solís, en la cual participó y ganó el secretario particular de Ferrari, el
Sr. Campoantico, quien era representante de los intereses del empresario, por lo tanto se debe
La propuesta de Ferrari, vía Campoantico, era la de 20,000 pesos por el año de 1886;
y entre el pago inicial de 8,000 pesos y el adelantado obligado, de la renta de los meses de
enero a mayo, 10,000 pesos. El empresario debía desembolsar una suma de 18,000 pesos de
forma inmediata, antes de iniciar la explotación y ganancia del Solís; entonces se preguntó
180
Moderno, La Ópera…, p. 169.
181
Luis de Pablo Hammeken, “Ópera y política en el México decimonónico: El caso de Amilcare Roncari”, en Secuencia
(2017), no. 97, enero-abril, p. 148.
100
la revista ¿Por qué la Municipalidad exoneró el pago de los alquileres al empresario? por lo
Pero también fuera de la corporación municipal existieron las voces que apoyaron la petición
de Ferrari y la decisión de hacerlo del Consejo Deliberante, por ejemplo, la revista El Arte.
Esta consideraba que era “muy justa y natural la pretensión del empresario Ferrari de que se
le exhonere (sic) del pago del alquiler del teatro” por el año de 1885, sino también creía que
el Intendente Alvear debía apoyar esa solicitud; su argumento era que en la ciudad de Buenos
Aires “ni el teatro lírico, ni las bellas artes en general, reciben apoyo moral ni material
Sin embargo, tal argumento de El Arte era equivocado, pues desde la época virreinal
ha existido en la ciudad de Buenos Aires una prolífera vida artística teatral y musical. A
partir de 1747 con la construcción del primer teatro, El Corral, se fueron erigiendo, en su
mayoría por inversión privada y en menor medida la pública, un conjunto de teatros, como
el Teatro de la Ranchería, construido por el primer empresario teatral de Buenos Aires, don
Francisco Velarde; el proyecto inconcluso del Coliseo, el antecesor del primero y el nuevo
supuesto el antiguo Teatro Colón, 1857; el Teatro de la Ópera, 1872; el Teatro Variedades,
182
“Montevideo”, La Gaceta Musical, 27 de septiembre de 1885, p. 1.
183
“La empresa del Teatro Colón”, La Gaceta Musical, 12 de diciembre de 1885, p. 2.
184
Manuel Artacho, Noticias para la historia del Teatro Nacional, Buenos Aires, Imprenta de LA UNIVERSIDAD, 1940,
pp. 331 y ss.
101
Estos edificios dedicados a las representaciones teatrales, líricas, bailes y actos de
magia, delinearon una sociedad ávida por consumir más espectáculos de este tipo. Como
dinero en una ciudad cuyas autoridades favorecían todos aquellos espectáculos que iban
Fue por ello que La Gaceta dirigió sus críticas al Sr. Ferrari, puesto que esa tradición
artística rica e importante en Buenos Aires, en la que por sus múltiples templos dedicados a
las artes escénicas y líricas se presentaron varios de los más prominentes artistas y compañías
Las decisiones tomadas en el seno del Concejo Deliberante por la mayoría de los
revista, manifestando que esa actitud de la Municipalidad era parte de “la corrupción
administrativa” alentada por una serie de “altas influencias” que orillaban al Intendente
comunidad se les subordine a los intereses de un individuo? en ninguno”, sin embargo, hacía
tres años atrás eso era lo que la revista solicitó y lo argumentó como una razón de Estado.
Para la revista, el empresario Ferrari había violado reiterada y sistemáticamente varias de las
cláusulas del contrato, incluso se había modificado para su beneficio, por lo que le era
inconcebible que Ferrari haya acudido al Congreso a solicitar un apoyo financiero para llevar
185
Mimo Böhm y Fabrio Grementieri, Buenos Aires. Capital del Espectáculo, Buenos Aires, Ediciones Lariviére, 2017.
102
una compañía lírica de primer orden, cuestión a la que estaba obligada desde un inicio por
entonces, “todo esto no tuvo en cuenta el Sr. Ferrari cuando se presentó al Congreso con su
1886, el concejal Cadret manifestó que la solicitud presentada por el empresario arrendatario
del teatro, pidiendo que le exonerara del pago del alquiler del edificio, debía ser atendida. La
moción fue apoyada y aprobada, para después ser leída y sancionada; un proyecto presentado
por varios concejales referente a la cuestión, que por todos lados por el que se le mire, fue un
contrato con todas las ventajas para el empresario Ferrari. El artículo primero lo exoneró del
pago de los arrendamientos debidos hasta el mes de diciembre de 1885, por el Colón y todos
carácter de subvención, el goce del edificio Teatro”; cuarto, el Sr. Ferrari quedó exonerado
exoneración de los impuestos municipales, que sumado a todos los beneficios que recibió por
parte del Consejo Deliberante, sería la siguiente etapa del episodio de tensiones: la cuestión
todos los aspectos al empresario Ferrari. Ante esta situación la revista, tachando de corrupta
186
“La empresa del Colón”, La Gaceta Musical, 20 de diciembre de 1885, p.2.
187
Actas del Concejo Deliberante. Año 1886, Buenos Aires, Imprenta LA UNIVERSIDAD de J. N. Klingelfuss, 1888,
pp. 9 y 10.
103
a la Municipalidad, emprendió una serie de alegatos en contra del empresario y la corporación
publicación, eran una afrenta a la sociedad pues las autoridades municipales tenían el fin
primero y último el velar por la comunidad, pero no podían hacerlo porque beneficiaban a
un empresario y aun “teatro aristocrático”. Esta discusión continúo, más o menos, hasta que
Buenos Aires, dando por hecho que el Colón ya no respondía al nuevo clima de ideas y
en el Municipio de la Capital que se aplicarían para el resto de ese año. El artículo décimo
estaba dedicado al impuesto por el valor de 15 entradas generales que los teatros “de todas
clases” debían entregar a la Municipalidad. En efecto, todas las noches los supervisores
recorrían los teatros para cobrar ese impuesto, sin embargo, el único que no lo hizo fue el
Colón, alegando que “como Colón es un edificio municipal, no estaba obligado a abonar tal
impuesto”, lo que refuerza la hipótesis de que el resto de los teatros eran de propiedad
privada y que sólo el Teatro Colón, debido a su importancia simbólica, tuvo el interés por
parte de las autoridades nacionales y locales para que fuera de propiedad pública.
La negación del empresario a pagar el valor de las quince entradas como impuesto
municipal fue discutida en el Concejo Deliberante. Cinco días después que La Gaceta diera
solicitó que se debatiera un proyecto que había sido firmado por varios concejales, por el
que se condonaba al empresario la obligación de pagar dicho impuesto. Los firmantes del
proyecto expusieron los motivos de tal propuesta, se puso a votación, y la Comisión rechazó
104
tal consideración, enviándola a la Comisión de Hacienda para que fuera estudiada con más
detalle.188
exonerarlo tiene por explicación que el éxito económico logrado durante el primer mandato
de Roca, 1880-1886, había entrado en crisis recién iniciado el año de 1886, durante el
mandato de su cuñado, Juárez Celman. El proyecto económico de los hombres del ochenta
era demasiado ambicioso, se incrementó el gasto público, lo que orilló al gobierno a solicitar
empréstitos al extranjero. En 1892, la Argentina debía a los mercados financieros poco más
de novecientos millones de pesos, tan sólo el 85% de esa deuda se había contraído en la
década de 1880.
inversionistas extranjeros el 20% del ingreso en divisas; en 1884, se incrementó al 40%; para
189
1887, el 44%. Para sufragar tales déficits, el gobierno emitió de manera descontrolada
papel moneda, lo que inherentemente disparó la inflación, por lo que hubo reacciones de la
Como se ha manifestado, una parte del proyecto político de los hombres del ochenta
Municipalidad necesitaba de recursos para llevar a cabo tal impronta. Entonces, para obtener
188
Actas del Concejo Deliberante. Año 1886, Buenos Aires, Imprenta LA UNIVERSIDAD de J. N. Klingelfuss, 1888, p.
241.
189
Horacio Vázquez Rial, “El ochenta”, en Horacio Vázquez Rial (dir.), Buenos Aires, 1880-1930. La capital de un imperio
imaginario, Madrid, Alianza, 1996, p. 92.
105
Municipalidad decidió tomar otras medidas que afectaron y volatilizaron aún más el
descontento social.
un presupuesto de gastos, sin embargo, la revista consideraba que la mayor parte de esos
egresos iban destinados “superfluos y de mero lujo”, como el condonar impuestos y dar
Precisamente, estas estimaciones las realizó el concejal Aleu en 1885; recuérdese que
manifestó que las autoridades, aun cuando el Teatro fuera un bien público, no podían
favorecer las peticiones del empresario Ferrari, cuando la corporación municipal no había
Ferrari enfrentaba diversos escándalos tanto en Buenos Aires como en Brasil. Resultó que
el domingo 13 de junio de 1886 el Sr. Prevost, tenor principal, de la compañía lírica llevada
a la Argentina por el empresario, se negó a presentarte por motivo que, según él, le había
pagado una quincena, por lo que fue necesaria la policía para llevar al tener al Teatro.
190
“Desastre Social”, La Gaceta Musical, 6 de junio de 1886, p. 1.
106
El tenor comentó que durante la semana había recibido “notas anónimas”
informándole que recibiría un conjunto de rechiflas por parte del público e impulsadas por
el propio Ferrari, por lo que un par de amigas, miembros de la compañía, le aconsejaron que
no se presentara esa noche. La Gaceta, con tono de satisfacción, comentó que el espectáculo
“fue un hazme reír para el público e indigno de nuestra primera escena lírica”. Esta situación
no era la primera vez que le ocurría a Ferrari, a lo largo de los años como empresario del
Colón, había sido objetivo de silbidos, como lo refirió “la abonada” anónima. Mientras tanto,
el Consejo era criticado por “sordo e indiferente” ante las quejas y muestras de
Así pues, hasta sus últimas ediciones, en 1887, la revista continuó con su crítica hacia
el empresario y las autoridades municipales, sin embargo, dentro de sus múltiples alegatos
central del ambiente político de la época que, tal parece, fue una situación presente en varios
simplemente querían que el teatro fuera municipal, sin embargo, es necesario reiterar que no
tenía la experiencia ni un plan concreto de intervención, y esa fue una de las conclusiones a
En su número del 9 de agosto de 1885, la revista dedicó casi por completo una nota
sobre la situación del Colón, de todo lo sucedido desde hacía al menos dos años atrás, las
discusiones, las peticiones, los conflictos, etc., y ahí, se expuso que gran parte del problema
191
“Tres años”, La Gaceta Musical, 20 de junio de 1886, p. 1.
107
sucedió debido a la falta de experiencia y conocimiento por parte de las autoridades
municipales.
Terminado el plazo por el cual una sociedad particular era propietaria del edificio del
Colón, y pasado este al dominio de la Municipalidad, la corporación entró en
negociaciones con el mismo empresario Ferrari… Grave error por cierto en que incurrió,
pues aportándose de las reglas universales para estos casos, cerró una negociación sin el
estudio necesario y sin el conocimiento suficiente de la materia que trataba; de ahí que,
el contrato se presta a ser burlado a cada paso en su base más esencial.192
Para finales de 1887, La Gaceta Musical cesó sus publicaciones; el empresario Ferrari a pesar
llegar a un acuerdo con el dueño del Teatro de la Ópera para arrendar el inmueble por un año;
las autoridades municipales estaban soñando y proyectando el nuevo Coliseo para la ciudad
de Buenos Aires. Las tensiones entre estos tres actores que tuvieron como telón de fondo el
más importante teatro durante la segunda mitad del siglo XIX se desvaneció, y lo hicieron
justo cuando se entendía que la vida y gloria del Colón había terminado.
Toda esta situación de los palcos y los altos precios de las entradas estan
igual que Hemmeken ejemplifica para el caso mexicano, lo mismo sucedió en la Argentina,
legitimidad, por eso es que las autoridades se empecinaron en tomar posesión del inmueble,
adminsitrativamente, lo que condujo a celebrar una serie de contratos con Ferrari que
generaron una serie de malestares para un conjunto de agentes que, sin embargo, se
República, poseía un edificio digno para la nación que lo legitimaba, el empresario Ferrari
192
“Nuestro teatro lírico”, La Gaceta Musical, 9 de agosto de 1885, p. 1.
108
se benefició a através de subvenciones y apoyos financieros. Situación que cambió cuando
A mediados del siglo XIX la construcción del primitivo Teatro Colón en la ciudad de Buenos
Aires estuvo determinado por el valor simbólico de modernidad y civilización que un Teatro
Estado nacional tomó nuevos impulsos en 1880 con el ascenso de Roca, el teatro mantuvo su
valor simbólico pero adquiridó uno estratégico, como edificio máximo del arte y la cultura,
era parte esencial del programa de arquitectura pública para que el Estado nacional poseyera
edificios dignos de la nación, representates del nuevo orden, por ello se municipalizó el
Teatro, el primitivo Colón no respondía a las nuevas exigencias de una ciudad que se
transformaba, pero antes había que definir el territorio y forma de la Capital, así como iniciar
con las acciones del programa de arqutectura pública, como la transformación de la Plaza de
embellecer y modernizar una parte céntrica de la ciudad, se trazó y abrió la Avenida de Mayo
y la Avenida diagonal norte, mientras tanto, el primitivo Colón seguía dando funciones. Esta
situación cambió al momento en que se logró la anexión de los pueblos de Belgrano y Flores,
109
en 1888, la cuestión capital quedó sellada, la Capital ya tenía su forma y extensión definitiva,
el siguiente paso era llevar a cabo el diseño y construcción de los edificios públicos que la
Colón.
de una nueva casa lírica, se acercaban los festejos del Centenario y se necesitaban de
emblemas que reflejaran el momento de júbilo por la prosperidad económica y los resultados
materiales del proyecto político de construcción del Estado nacional. Los proyectos
constructivos del programa de arquitectura pública fueron una forma de mostrar ese
momento, por ello, el primitivo Teatro Colón ya no respondía a las exigencias de ese nuevo
surgieron a corde a las nuevas exigencias y expectitivas de los habitantes, los cuales veían en
las revistas de circulación imágenes de una Europa moderna, próspera y civilizada, entonces,
mejor posible.
Buenos Aires transformaron sus hábitos, sus gustos, sus formas de entretenerse, el espíritu y
establecimientos adaptarse a esas exigencias. Por ejemplo, en los primeros días del año de
1906, se inauguró en pleno corazón de Buenos Aires, el nuevo y elegante “Bar Fuentes”. Los
110
conscientes de los cambios de la ciudad, de los gustos de los clientes, de las inclinaciones del
público y de las necesidades acordes a los nuevos tiempos de los comercios de ese género.
primer café, el “Café Sin Nombre”. Mencionaron que si una persona adulta hubiera podido
deslumbrante luz proveniente de las múltiples lámparas eléctricas, reflejadas por los varios
un cambio significativo de los nuevos clientes que exigían que se les asombrara para poder
comercios que no se adaptaban a las exigencias que los cambios de gusto enmarcaban. Un
Establecimientos que hacía veinte años habían sido concurridos rápidamente podían ser
olvidados y borrados por completo de la traza urbana para ser rentados por nuevos espíritus
tiempo alcanzar popularidad y riqueza, “los vestigios, los recuerdos del pasado apenas si se
conservan y sólo tan grandes esfuerzos de memoria, o con el esfuerzo de memoria, o con el
eficaz auxilio de algún veterano, testigo de las épocas por completo borradas, por el
193
“Las transformaciones de nuestra ciudad. Ayer y Hoy. Progresos comerciales en Buenos Aires”, en Caras y Caretas, 20
de enero de 1906, año IX, no. 381, pp. 55 y 56.
194
“Las transformaciones de nuestra ciudad. Ayer y Hoy. Progresos comerciales en Buenos Aires”, en Caras y Caretas,
20 de enero de 1906, año IX, no. 381, p. 55.
111
El nuevo clima invitaba a las autoridades en construir un nuevo Teatro de Ópera,
porque el antiguo Teatro Colón, que a mediados de siglo era un edificio símbolo de
“el (primitivo) Colón, que es un antiguo teatro, nada de particular tiene que haya deficiencias,
una de ellas, la falta de espacio”, y su aspecto no era digno de las compañías y de los precios
de los espectáculos que se presentaban”.195 En ese mismo sentido, Vittorio Meano, quien se
hizo cargo del proyecto del nuevo Teatro Colón después de la muerte de Tamburini,
manifestó, “ha sido pues con penoso sentimiento que iba a poco a poco afirmándose la idea
modernos”.196
venta del primitivo Teatro Colón al Banco Nacional, el dinero obtenido debía ser utilizado
para el pago de la deuda reconocida con los expropietarios, y el restante se debía utilizar
Capital”.197 Está es la primera noticia que se puede corroborar dentro del Concejo Deliberante
sobre la intención de construir el nuevo Teatro Colón, pero sólo queda en interés, todavía no
la noticia de que el Intendente Alvear tenía la idea y ánimo de edificar un gran teatro, y esa
noticia entusiasmó a una sociedad habituada y con gusto por el arte lírico, pero gran parte de
195
“La Opera en Colón”, La Gaceta Musical, 17 de octubre de 1886, p. 1.
196
Victor Meano, El nuevo Teatro Colón, Buenos Aires, Kraft, 1892, p. 1.
197
Actas del Concejo Deliberante. Año 1884, Buenos Aires, Imprenta LA UNIVERSIDAD de J. N. Klingelfuss, 1884, pp.
234 y 250.
112
la decisión de un nuevo teatro se debió a la transformación de la ciudad de Buenos Aires en
ni siquiera se había lanzado convocatoria alguna para la licitación y concurso del proyecto,199
en cambio, lo que si hubo fue una serie de opiniones y conjeturas sobre la ubicación dentro
especulado que sería el terreno que ocupaba el Cuartel de Bomberos, frente de la Plaza Lorea.
Por su parte, La Gaceta creía que “el coliseo proyectado, encontraría mucho mejor placé en
el terreno del boulevard Callao”, justo el lugar que hoy ocupa el Congreso de la Nación,
porque esa parte presentaba con creces los adelantos de la ciudad, ya que existía la necesidad
“de que ese teatro ocupe la cara oeste de la gran Avenida de Mayo”. Y se aventuraba a
vaticinar “que ni el terreno del Cuartel de Bomberos y mucho menos el que ocupa el edificio
que fue del Ferrocarril del Oeste, frente a la plaza General Lavalle (lugar en que de hecho
No es casual que las primeras noticias sobre el proyecto de un nuevo Gran Teatro
siendo un edificio de alto valor simbólico debía estar en un sitio estratégico. Por lo tanto, los
edificios más emblemáticos del programa de arquitectura pública, como la Casa de Gobierno,
198
“El Gran Teatro Municipal”, 17 de octubre de 1886, p. 1.
199
Hasta octubre de 1888, el Congreso Nacional creó la Ley 2381, la cual llamó a licitación a todos los interesados para la
construcción del nuevo teatro. Esta misma se llevó acabo hasta el 11 de marzo de 1889.
200
“El gran Teatro Municipal”, La Gaceta Musical, 17 de octubre de 1886, p. 1. El paréntesis es mío.
113
fue asunto menor en las discusiones en el Congreso y en el Municipio, dependieron de
encontró inmersa en los debates y situaciones de la cuestión capital. Debe recordarse que a
República, pero esto no significó que el problema haya sido finiquitiado, después de ello y
hasta 1888, surgieron nuevos debates y tensiones por la formas y extensión de la capital. Las
a los hombres que deseaban borrar los fantasmas arcaicos del pasado colonial y rosista. La
los impulsó a imitar la experiencia urbana parisina. En “En viaje”, Miguel Cané retrató su
experiencia de visitar la ciuda de París, la cual era el modelo civilizatorio y urbano que se
debía seguir para alcanzar la modernidad. Cané escribió, “… luego, túneles, puentes,
París”.202
Para los hombres del ochenta existió la posibilidad no sólo de emular esa
experiencia, podían controlar la ciudad y también podían convertir a Buenos Aires en una
201
Shmidt, Palacios sin…, pp. 95-192.
202
Cané, En viaje…, p. 41.
114
tierra de porvenir. Para esos hombres no se trató de un deseo jovenil e ingenuo, existían las
posibilidades materiales y, sobre todo, el deseo político de realizarlo, el propio Cané, que
tuvo una participación importante como Intendente que continuó la labor de Alvear, reflejó
esta aspiración: “No tembláis de llegar a la cúspide de la civilización tan deseada”.203 Esta
situación no pasó desapercibida por diversas miradas, como la del periodista Francisco
Dávila, quien a principios de la década de 1880, bosquejó los cambios materiales y morales
que impulsaban a
Ante tales expectativas, la acción municipal a cargo del Intendente Alvear fue clara en tomar
modernizar y embellecer esa zona. El punto neurálgico de ese programa fue la transformación
siguiendo el modelo de boulevard parisino, uno de los inventos urbanos más difundidos para
Comisión de Hacienda, se declaró de utilidad pública la apertura de una avenida al estilo del
“venía a dar cumplimiento a las aspiraciones del vecindario de la Capital, que esperaba con
203
Miguel Cané, citado en Radovanovic, Buenos Aires…, p. 73.
204
Francisco Dávila, La babel argentina. Pálido bosquejo de la ciudad de Buenos Aires en su triple aspecto material, moral
y artístico, Buenos Aires, Imp. A Vapor de “El correo español”, 1886, pp. 7-19.
205
Véase, Radovanovic, Buenos Aires…, pp. 67-99.
206
CEDOM, Actas… al años de 1885, p.59.
115
ansiedad ver cumplida la gran obra de ornato e higiene para la ciudad, como era el boulevard
proyectado por la Intendencia Municipal”. Este proyecto tenía una gran importancia, si París
tenía la Avenida de la Ópera, entonces Buenos Aires tendría la suya, porque la colocaría a
“la cabeza de las principales del Sud América, por cuanto podría construir dos grandes
Para la traza y apertura de la Avenida de Mayo se tuvo que demoler parte del antiguo Cabildo,
el atrevimiento de llevar tal decisión se debió al interés de que el punto céntrico, simbólico,
con la Casa de Gobierno, el poder económico, con el Banco de la Nación, el religioso, con la
Catedral Metropolitana, se conectara de forma recta con algún proyecto del programa de
arquitectura pública. en ese entonces había la posibilidad que fuera el Congreso de la Nación
207
CEDOM, Actas… al años de 1885, pp. 64 y 65.
116
o el nuevo Teatro Colón. El otro gran boulevard se proyectó para que se extendiera en forma
diagonal hacia el norte de la ciudad, hasta la emblemática Plaza Lavalle, lugar que antes
ocupaba el Ferrocarril Oeste, residencia de varias de las familias más acaudaladas de aquella
época.
Ilustración que muestra las dos avenidas. Se observa que al final de la Avenida
de Mayo se encuentra el Congreso de la Nación, mientras que en la avenida
diagonal se encuentra el Palacio de Justicia y el nuevo Teatro Colón. Fuente:
Caras y Caretas, 3 de abril de 1913, año XVI, no 757, p. 90.
Entonces, en los puntos donde culminarían las dos avenidas, la Av. De Mayo como la
diagonal norte se perfilaban los emplazamientos para los edificios públicos representativos
117
Plano elaborado por Jean Désiré Dulin, 1915, para ser expuesta en el Pabellón Argentino de la Exposición Internacional
“Panamá-Pacífico”. La ciudad proyectada en forma ordenada y cuadricular. Partiendo del nuevo puerto -Puerto Madero-,
del Jardín Colón, de la Casa de Gobierno y de la Plaza de Mayo, parten los tres principales boulevards. En línea recta la
Avenida de Mayo que interconecta el centro con el Congreso de la Nación. Hacia la derecha, la Diagonal Norte, que
interconecta el centro con la Plaza Lavalle, morada del Palacio de Justicia y del Teatro Colón. A la izquierda, la Diagonal
Sur. Fuente: < https://www.buenosaires.gob.ar/noticias/el-monumental-dibujo-de-la-buenos-aires-de-1915-un-tesoro-
oculto-por-mas-de-un-siglo>
En octubre de 1887, La Gaceta, informó que la propuesta del Intendente para iniciar la
creación del “gran Teatro Municipal” -nacional- había sido aprobada, decidiendo conservar
especializarse en temas musicales abogaba y apostaba para que el teatro tuviera un especial
se modernizaba con los Tramways, con grandes avenidas, se establecían grandes almacenes
208
“El local para el nuevo Teatro”, en La Gaceta Musical, 30 de octubre de 1887, p. 1.
118
de productos ultramarinos como Gath & Chaves, el futuro parecía no tener límites, se hizo
evidente erigir un nuevo Teatro. Por ello, el 20 de octubre de 1888, el H. Congreso, por Ley
número 2381, autorizó al presidente Roca lanzar la licitación para la construcción de un teatro
Municipal, entre las bases del concurso se encontraban algunas características que debía tener
el diseño, debería tener la capacidad para al menos dos mil personas, el empresario podía
construir una serie de accesorios relacionados con el teatro, el costo no sería menor a los
$3.000.000 de pesos y se debían depositar en el Banco de la Nación la suma del 2% del valor
bastante clara para evitar cualquier tipo de problema legal que se pudiera desencadenar, como
sucedió con el contrato de arrendamiento elaborado en 1857, que “al vencimiento del plazo
estipulado (40 años), el teatro, con todos los accesorios, los terrenos expropiados y edificios
alguna”.209
agosto de 1887, el Congreso Argentino promovió la Ley no. 1969, por la que se autorizaba a
la Municipalidad de la Capital la venta del primitivo Teatro Colón al Banco de la Nación por
expropiación del primitivo Teatro Colón, el resto se destinaría para la construcción del nuevo.
En las bases del concurso de licitación para el nuevo Colón se consideró un estimado del
poco más del triple del valor de la venta. Entonces, si el primitivo Teatro Colón todavía para
principios de 1880 guardaba su valor y respetabilidad como todavía el mejor y máximo teatro
209
Francesco Tamburini, Memoria del Departamento de Obras Públicas de la Nación. 1889-1891, Buenos Aires, vol. III,
p. 59. El paréntesis es mío.
119
de ópera de aquella época, podemos imaginarnos la magnificencia del proyecto del nuevo
Teatro.
duración del usufructo del teatro, 40 años, y que se deberían considerar dos alternativas de
ubicación para su construcción, la primera, entre las calles de Cerrito, General Viamonte,
las calles de Entre Ríos, Pozos, Victoria y Rivadavia -ubicación del Congreso de la Nación-,
“si a juicio del Poder Ejecutivo fuese más conveniente esta ubicación, tomando por base los
proyectos de embellecimiento de la Capital”. 210 La primera opción era la más probable, pero
en dado caso que las autoridades hubieran considerado que el extremo de la Avenida de Mayo
fuera la mejor locación para el nuevo Teatro, entonces se notificaría la decisión, cuestión que
no sucedió.
de emplazamiento del nuevo Teatro Colón, hasta octubre de 1888, sin embargo, en realidad
desde septiembre de 1886 se iban estableciendo los sitios para ambos edificios. En Shmidt
se encuentran algunas claves que determinan que desde los años de 1885 a 1887 se había
perfilado la construcción del Congreso en los terrenos propiedad del Estado y donados por
parte de la familia Rodríguez Peña, ubicados entre las calles de Rodríguez Peña, Paraguay,
Charcas y Riobamba, 211 el sitio que actualmente ocupa el edificio. En cuanto al nuevo Teatro
Deliberante autorizó al Intendente para que se gestionase la entrega del terreno que había
210
Tamburini, Memoria…, p. 59.
211
Shmidt, Palacios…, p. 168. En buena medida, las dinánimas de la burocracía, el acarreo de expedientes, por ejemplo,
determinaron la decisión de la ubicación del Congreso.
120
sido ocupado la Estación del Parque, en la Plaza Lavalle, “a fin de levantar en ese terreno de
Imagen de la Plaza del Congreso y el edificio del Congreso de la Nación. La ubicación del edificio se encuentra
en el extremo de la Avenida de Mayo, también considerado para el emplazamiento del nuevo Teatro Colón.
Fuente: Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Arquitectura del Estado de Buenos Aires (1853-1862),
Buenos Aires, Instituto de Arte Americano, 1965.
Se observa cómo dos áreas fueron las prioritarias en la acción y proyectos de las autoridades
nacionales y municipales para establecer y emplazar los edificios -palacios- sedes de las
deben entender por la influencia del modelo parisino, de conectar los edificios públicos entre
212
Caamaño, Historia…, p. 130; Blas Matamoros, El Teatro Colón, Buenos Aires, Centro Editor de américa Latina, 1972,
p. 18. Cabe destacar que las actas del Concejo Deliberante que ambos autores mencionan no se pudieron localizar y
corroborar, además, en el resto de la bibliografía especializada sobre el asunto del edificio no se hacen mencion. Ambos son
autores respetados y su lectura es obligada, ese asunto queda en esperar para su corroboración.
121
si por medio de una construcción que reflejara modernidad, belleza y civilización, es decir,
la cuestión capital.
Para las autoridades era indispensable intervenir una pequeña parte de la Capital
podría evidenciar las capacidades económicas, humanas y técnicas, para su realización, así
como ponerse a la par de las naciones más modernas emulando los estándares de modernidad,
belleza y civilización. De igual manera, a través del programa de arquitectura pública, los
modernos, eran una excelente forma de proyectar al transeúnte los éxitos y posibilidades del
proyecto político y legitimarlo, por lo tanto, la ubicación de los edificios públicos fue
Capital, la Plaza de Mayo, y a partir de ahí se interconectaron los puntos específicos de los
122
Plano de la parte céntrica de la
Capital. En la parte inferior se
encuentra la Plaza de Mayo, en
línea recta se encuentra la Av.
De Mayo, en su extremo se ubica
el Congreso de la Nación. De la
Plaza hacia la derecha se observa
la Diagonal Norte, culmina en la
Plaza Lavalle, donde se ubican
el Palacio de Justicia y el nuevo
Teatro Colón. Fuente:
Municipalidad de la Ciudad de
Buenos Aires, Arquitectura del
Estado de Buenos Aires (1853-
1862), Buenos Aires, Instituto
de Arte Americano, 1965.
Tal vez la última decisión sobre dónde ubicar el nuevo Teatro Colón estuvo en manos de las
únicas tres propuestas que se recibieron. Debido a las bases del concurso, a entrega de planos
y estudios, así como la fuerte suma de dinero que debía depositarte como garantía, sólo los
empresarios Camilo Bonetti, Francisco B. Astigueta y Angel Ferrari, pudieron cumplir con
los requerimientos. Lo interesante es que en las tres propuestas fue prevista la construcción
del edificio en la manzana de la antigua Estación del Parque, en la Plaza Lavalle. La propuesta
de
123
Planteaba un teatro para 4.500 espectadores con un costo superior a $4.000.000.,
incluyendo una serie de edificios anexos… Una cuarta propuesta llegó con atraso y
fue presentada por el arquitecto Juan Tosi. Consideraba un terreno cuadrado de 130
m de lado pero no utilizaba toda la superficie.213
Imagen de frente del proyecto de Juan Tosi. Fuente: Roxana de Bello y Graciela Weisinger, La Plazoleta del
Teatro Colón, Buenos Aires, Talleres Trama, 2016, p. 9.
Imagen lateral del proyecto de Juan Tosi. Fuente: Roxana de Bello y Graciela Weisinger, La Plazoleta del
Teatro Colón, Buenos Aires, Talleres Trama, 2016, p. 9.
213
Roxana Di Bello y Graciela Weisinger, La Plazoleta del Teatro Colón. 100 años como escenario porteño, Buenos Aires,
Talleres Trama, 2016, p. 8.
124
El jurado dictaminó que el proyecto de Astigueta era económicamente más ventajosa, pero
que existían consideraciones que se debían detallar, como el elevado costo de los edificios
Tamburini, era la más superior. La propuesta “era un proyecto grandioso, que basándose
sobre altos conceptos, tomaba la forma, las dimensiones, y el carácter de los mejores colieos
Opinamos que la propuesta del señor Angel Ferrari, bajo el punto de vista artístico, es
muy superior a la del señor Francisco Astigueta; y que tratándose de monumentos
públicos, no debe el Gobierno entrar en cuestiones de renta, cuando ellas perjudican
la belleza y adulteran el destino de un edificio.215
Vista del proyecto arquitectónico ganador de Tamburini. Fuente: Arestizabal, La obra de…, p. 85.
214
Meano, El nuevo…, p. 17.
215
Tamburini, Memoria…, p. 62.
125
Imagen lateral del proyecto de Tamburini. Fuente: Roxana de Bello y Graciela Weisinger, La Plazoleta del
Teatro Colón, Buenos Aires, Talleres Trama, 2016, p. 12.
Los proyectos del concurso de licitación pueden ofrecer varias pistas sobre el ambiente
sociocultural intelectual que imperaba a fin de siglo en la Argentina. Podemos observar que
aunque en las bases no se mencionara que el diseño arquitectónico debía estar basado en la
figura del Palacio, como si lo contempló el programa de arquitectura pública, las propuestas
contratado a petición directa del presidente Roca en 1883 para llevar a cabo varios proyectos
General de Arquitectura de la Nación para la edificación de los espacios del poder, que
tuvieron como imagen la del Palacio. Tuvo a su cargo, por ejemplo, la ampliación y
126
escuelas, hospitales, en varias ciudades de la Argentina.216 Gozó de mucha popularidad y
protección por parte del mismo Roca. El propio presidente separó la sección de Arquitectura
del Departamento de Obras Públicas, oficina encargada de llevar a cabo y vigilar las obras
de los edificios públicos, del que Tamburini fue Inspector General. Roca creó y dejó a su
mismo el creador del proyecto del nuevo Teatro Colón y de inspeccionar su construcción.217
teatros de ópera europeos, los diseños del concurso para el nuevo Teatro Colón muestran
una exacerbación de esta cuestión. El proyecto de Tosi tuvo una influencia del Teatro de
Ópera de Garnier en París, mientras que Tamburini del Teatro de Viena y de Frankfurt.
216
Claudia Shmidt, “Presentar la nación. Obras y proyectos de Francisco Tamburini en Argentina. 1883-1890”, en
Arestizabal, La obra de…, pp. 217 y 218. Dentro de sus proyectos estuvieron los de la ampliación y reforma de la Casa de
Gobierno de Buenos Aires y la de Córdoba, el Teatro Rivera Indarte -Cordoba-, la Escuela Superior de Medicina -Buenos
Aires-, Hospital Militar Central -Buenos Aires-, Hotel de Inmigrantes -Buenos Aires-.
217
Anales de la Sociedad Científica argentina, Buenos Aires, Imprenta de Pablo E. Coní e hijos, 1893, p. 8.
127
Fotografía del Teatro de Viena. Fuente:
Victor Meano, El nuevo Teatro Colón y los
principales teatros del mundo, Buenos
Aires, Encuadernaciones Trabucco,
Volúmen I, lámina 2.
arquitectura pública, en nuestro caso el nuevo Teatro Colón, fue un instrumento para
respondió a los intereses de hacer visible ese proyecto modernizador, civilizador y de holgura
económica. En las grandes ciudades del país: Rosario, Entre Ríos, Córdoba, Santa Fe y
Corrientes, se experimentó una fiebre por transformar sus ciudades como una forma de
128
los hombres del ochenta. La construcción de teatros ópera, con una influencia de los teatros
ÓPERA
Algunas ciudades importantes del país como Rosario y Santa Fe compartían con Buenos
los hombres del ochenta. La actividad industrial de la ciudad de Rosario se expandió de forma
conectaba con el puerto y las otras ciudades del litoral que favorecieron su producción
la mano de obra inmigrantes. El crecimiento económico impulsado por las ideas de progreso
que desde los grupos de poder locales y los nacionales, con sede en la Capital, favorecieron
modernización.
sinónimo de progreso y modernización, por lo que se dio una progresiva mejora en los
Independencia, las clases más acomodadas vieron abrir el hipódromo, además de teatros y
socio culturales que el cambio del paisaje urbano y la forma de experimentarla habían
modificado.
129
Al igual que el nuevo Teatro Colón de la Capital, la construcción del Teatro de
Ópera comenzó en el año de 1889 por una iniciativa de la sociedad civil. La Sociedad
Anónima Teatro de la Ópera compró un terreno a unas cuantas cuadras del centro de la ciudad
para el emplazamiento del teatro, del que dicen en la memoria descriptiva del proyecto, se
expresó la voluntad de diseñar “un teatro moderno”, con mejores sustanciales en higiene,
seguridad y acústica, tomando como modelos los grandes teatro slíricos de Europa como la
De forma imprevista la Sociedad Anónima quebró debido a los altos costos que la
construcción del inmueble representó, lo que muestra que la edificación de estos espacios
de origen alemán, Emilio Schiffner, compró el inmueble tal cual se encontraba, lo que le
218
Patrimonio Argentino, Buenos Aires, Clarín, vol. I, p. 36.
130
benefició ya que todavía podía realizar algunas modificaciones para que el teatro fuera
todavía más moderno que los iniciadores del proyecto. habían visualizado.
La disposición interna del teatro concuerda con la de los teatros más importantes de
esa época, la sala tiene la forma de una media herradura. Salvo la sección de graderías, desde
el vestíbulo se pueden acceder a las siete plantas que el inmueble guarda. En la sala principal
se encuentra un gran plafón, en la que el artista Giusseppe Carmignani elaboró una serie de
medallones con retratos de los más grandes y famosos compositores europeos del siglo XIX:
Verdi, Wagner, Bellini y Rossini, entre otros, en galardonan la cornisa circular de la gran
sala.
Dos años más tarde, en junio de 1904, el teatro fue inaugurado, “motivo más que
fundado de regocijo fue para la sociedad rosarina, la inauguración del teatro Colón, cuyo
edificio constituye para aquella ciudad un exponente de riqueza, buen gusto y elegancia”. El
edificio era símbolo de modernidad y civilización, contaba con los atributos necesario para
situarse a la par de construcción que se realizaban en Buenos Aires. A pesar de que no tenía
la monumentalidad del nuevo Teatro Colón, los elementos que denotaban opulencia,
elegancia, confort, buen gusto, así como las innovaciones tecnológicas, estaban presentes.
Así pues, en junio de 1904, el teatro abrió sus puertas y posicionó a la ciudad de Rosario en
La ciudad de Santa Fe, al igual que Rosario, vivía un esplendor económico debido
a su importante papel en la actividad agroindustrial de exportación del país. Sus ricas tierras
de la época signada por el proyecto político y social de “la generación del ochenta” para
construcción del Teatro Municipal, iniciada en 1903 a cargo del arquitecto argentino Augusto
131
Plou, quien en Buenos Aires estuvo a cargo del diseño y construcción de varios edificios
santafesina una sala de espectáculos líricos que le posicionara a nivel nacional en cuanto a la
ciudad de Santa Fe tendrá doble motivo de íntima satisfacción por el adelanto, que él
219
“Santa Fe. El nuevo teatro municipal”, Caras y Caretas, 16 de septiembre de 1905, año VIII, no. 363, p. 58.
132
EL NUEVO TEATRO COLÓN, UNA APROPIACIÓN DE, Y, PARA LA “HIGH
SOCIETY”
apropiación, incluso en obsesión. El interés de los grupos de poder, de las clases medias y
adineradas de Buenos Aires por emular los patrones culturales europeos, como se ha
moderno y civilizado, pero también, para re afirmar el lugar de los grupos de poder en el
conjunto social, cultural y político. Precisamente, el diseño y ornamentación del nuevo Teatro
comprender como parte del interés de los grupos de poder en convertir a la Argentina en una
nación moderna y civilizada, entonces, siguiendo e interactuando con los modelos que se
creían eran los más avanzadas; pero también, se evidencia un genuino interés por los las
clases adineradas en un proceso de europeización, por que se tenían en un alto valor y porque
las naciones europeas. A través de sus páginas e imágenes se daban a conocer las modas y
tendenciales de las sociedades europeas de la belle époque. Las clases sociales urbanas
estaban por medio de la información impresa al tanto, por ejemplo, sobre los últimos
220
Fue un conocido semanario argentino que se editó entre 1898 y 1941. Es de suma importancia para analizar el proceso
de construcción de la argentina moderna. La popularidad que alcanzó en sus primeras décadas de circulación corresponde
a los años de la difusión del imaginario de la belle époque y el proceso de construcción del estado nacional argentino, por
lo qu resulta de gran atractivo el analizar la forma de satirizar a los hombres que estaban construyendo las bases, y, sobre
todo, de las representaciones socioculturales de la sociedad argentina en sí misma y de las europeas.
133
acontecimientos de la pujante transformación de las metrópolis: las amplias y anchas
habían construido y que yacían portentosos ante la mirada de una sociedad auto definida
la sociedad de espectáculo entra de lleno por las bambalinas de las cortinas de la modernidad.
Un testigo de la época que dio cuenta de este fenómeno fue el escritor francés
Anatole France, quien en su viaje a la ciudad de Buenos Aires, se encontró con un aire
europeizante que recorría por el puerto, en la que los opulentos miembros de las élites
galardonado con el premio nobel de literatura, fue hospedado por un magistrado de la élite
porteña, quien, con orgullo, le mostró su casa, en especial su sala, la cual fue construída y
adornada con los mejores y más finos objetos provenientes de Europa. El poeta escribió
tiempo después sobre esta experiencia: “Quand un argentina a gagné un certain nombre de
“pesos” il donne dans les antiquitiés. Il vent en Europa; il achète, à tort et à trevers, quelques
natale le fleur du bazar. On accepte tour. Ill va des salles, entières de copies impudentes”.221
atestiguó y aborreció, era una forma de consolidar su presencia como clase social dominante
en la estructura. Cuando los hombres del ochenta arribaron al poder, trajeron consigo todos
221
Anatole France, citado en Aníbal E. Cetrangolo, Opera, barcos y banderas. El melodrama y la migración en Argentina
(1880-1920), Madrid, Biblioteca Nueva, 2015, p. 82.
134
opulentos, modernos y cosmopolitas la trasladaron de su seno interior a los espacios
Justicia, y, sobre todo, el nuevo Teatro Colón, en su interior como en su exterior, representan
sus valores y sus aspiraciones, “durante la belle èpoque, además, el interés por expresar status
fue especialmente alto” porque “ no sólo el modo de vida, sino el mismo lugar de la high
society en la sociedad” era necesario consolidar y poner de manifiesto, que sucedía al mismo
sobresaliente, pero también, la propuesta financiera era eficiente y conveniente para las
autoridades. Se hace visible una gran problemática. Se hizo mención que a lo largo de 1882
a 1888 se firmaron varios contratos de arrendamiento por el terreno y edificio del primitivo
Teatro Colón entre Ferrari y la corporación municipal. Esos contratos, según algunos
corporación municipal a los ojos de los habitantes de la ciudad y a los de la opinión pública,
como La Gaceta Musical. Gran parte de los problemas estuvieron originados por los altos
costos de los precios de las entradas, justificadas por Ferrari, debido a complicaciones
222
Losada, La alta…, pp. XXIV-XXVII.
135
económicas y a los veinte palcos y entradas que las autoridades municipales le exigían,
incluso se dirigió a las autoridades nacionales, y no a las locales, para solicitar subvenciones
$3.533.000?, y, que además, si fuera necesario expropiar las propiedades adyacentes del
edificio, sería acosta del empresario. Entonces, ¿bajo que criterios o consideraciones, las
autoridades se decantaron por el empresario Ferrari, con el que en más de cinco años tuvieron
Al momento en que Ferrari se hizo sabedor que su propuesta fue la elegida, sólo
contaba con los recursos suficientes para dar el deposito del 2% del valor de la obra, y con
para su construcción.224 No tenía los recursos suficientes, fue una apuesta arriesgada de su
parte, pero tuvo una solución, el resto del dinero lo obtuvo mediante la venta, que en realidad
fue empréstito a futuro de 46 palcos, con un valor cada uno de $60.000 pesos, 225 a varias de
¿Quiénes eran las familias que podían dar un pago por adelantado por esa suma?
Fueron familias y personajes, los “antiguo concurrentes al teatro Colón, (que) de común
acuerdo con el Gobierno Nacional, establecieron las bases para fundar un Nuevo Teatro
223
Las ayudas financieras en términos de subvenciones, exenciones, y apoyos financieros fue una práctica usual en todos
los países.
224
El artículo 5 del contrato para la construcción del nuevo Teatro Colón decía: “el Concesionario se compromete a termina
las obras del teatro en el plazo de 30 meses a contar del día que se inauguren oficialmente los trabajos, debiendo proseguir
a pagar una multa de cinco mil pesos, por cada mes de retardado en la conclusión de la obra, salvo caso de fuerza mayor
comprobada”. Tamburini, Memoria…, p. 63.
225
El total del dinero obtenido fueron $2.760.000 pesos.
136
monumento a la sublime entre las artes”.226 Entre esos antiguos recurrentes estaba el cuñado
del presidente Roca, Juárez Celman, los Pacheco Anchorena, los Peña,227 Demarchi,
ligadas a los grupos políticos y a las actividades económicas que impulsaban el éxito
económico del país, funcionarios públicos de primer orden, etc., la mayoría de ellos,
miembros del Club del Progreso, todos pertenecientes a la high society, y ligados, por varios
intereses y razones, al proyecto político de los hombres del ochenta. Quienes impulsaron, y
financiaron, el proyecto de construcción del nuevo Teatro Colón, a interés del gobierno
nacional y municipal, fueron las élites económicas y sociales de Buenos Aires, entonces, en
buena medida, al principio, el proyecto estuvo respondió a los valores de clase de ese grupo.
meses a partir de la entrega de los terrenos donde se edificaría. Estuvo previsto que sucediera
el 17 de julio, pero los terrenos no estaban del todo libres, ahí todavía se encontraba el Estado
Mayor, no se habían encontrado nuevos locales para su traslado, además, en esos días se
gestó la Revolución del Parque, un intento armado de derrocar el gobierno del cuñado de
226
Meano, El nuevo…, p. 17.
227
Familia acaudalada que donó varios de los terrenos en dónde se edificaron varios de los edificios públicos, como el
Congreso de la Nación.
228
Uno de los principales promotores de la transformación urbana en Buenos Aires, tercer y último arquitecto a cargo de la
culminación del nuevo Teatro Colón.
137
Roca, Juárez Celman, en plena crisis económica que vivía el país. No fue sino hasta el 7 de
noviembre que iniciaron los primeros trabajos de excavación, pero hasta los primeros días de
febrero se empezó la excavación para el sótano y cimientos, para dar paso al resto de las
demoliciones. Hasta el 25 de mayo de 1890 se coloca la primera piedra, sin embargo, hasta
agosto dieron inicio los trabajos de albañilería, se hicieron algunos pisos y techos de diversos
palcos. La construcción estaba demasiado atrasada por los inconvenientes expuesto, no había
ninguna garantía que el teatro se construiría en el número de meses establecidos. Así sucedió,
El contrato obligaba a Ferrari a pagar una multa por cada mes de retraso, por lo que
acudió al Poder Ejecutivo a pedir una prórroga para la entrega del edificio, argumentó que la
demora del Estado Mayor para entregar los locales retrasó la obra, no mencionó que él estaba
en crisis económico, sólo que los atrasos se debían a la grave crisis económica por la que
pasaba el país. El presidente Roca elevó un decreto el 8 de octubre de 1892 para concederle
a tenerlo listo en Enero de 1895. Se observa, y se comentara más adelante, las constantes
el años de 1890 la Argentina sufrió una grave crisis económica, los trabajos del nuevo Teatro
Colón se detuvieron.
tendido de vías férreas a lo largo del territorio para crear e integrar el mercado interno y
229
Algunas historias de las situaciones del atraso en su construcción de encuentran en Caamaño, Historia…, pp. 132 y ss.
138
permanente a través de la materialización de una transformación -embellecimiento y
las cosas estaban por cambiar, y drásticamente. Inflación y depreciación económica fueron
los factores iniciales que provocaron la precarización del salario de los trabajadores. El
por la falta de recursos muchas obras fueron suspendidas, simplemente el Estado no tenía los
El inicio de la construcción del nuevo Teatro Colón estuvo signado por atrasos y la
falta de recursos económicos, si bien Ferrari logró vender a futuro 46 palcos a varias familias
y personajes acaudalados, cuyo valor financiaría casi en su plenitud el proyecto, los recursos
llegaban esporádicamente, por lo que se hizo difícil llevar a cabo las labores necesarias. La
situación era delicada, como la salud de Tamburini, quien falleció el 3 de diciembre de 1890.
Murió el primer responsable del nuevo Teatro Colón, el que le dio vida, un arquitecto que
desde su llegada a la Argentina en 1883 se dedicó a construir los espacios del poder en una
ciudad que necesitaba a través de sus edificios convertirse en la Capital del País y re afirmar
230
Andrés M. Regalsky, El proceso económico. Argentina 1880/1839, Madrid, Fundación MAPFRE/Penguin Random
House, 2012, p. 14.
231
Para conocer más de toda su labor edilicia en la Argentina, véase, Arestizabal, La obra…, 1997.
139
El proyecto muy inconcluso de Tamburini lo continuó su socio y connacional, Vittorio
Meano.232 En el informe especial que redactó sobre la situación de la construcción del nuevo
Teatro Colón, reconoció que ante la premura del concurso de licitación, Tamburini se había
falleció. El problema radicó en que posterior a su muerte, se dieron a conocer una serie de
las autoridades, el que en años anteriores había sido un arquitecto de fama y prestigio, útil en
el engranaje del Estado nacional a través de la edificación de los espacios de poder, estaba
la causa de que hagamos públicos este estudio, es dar a conocer de cómo, no buscamos
de ningún modo el eludir la confianza del Gobierno y del público, como se ha querido
insinuar por alguien mal informado; así como también el interesar a las personas
capaces y prácticas en la materia, a fin de que nos sean pródigas en consejos al
respecto… Presentamos con nuestra firma este trabajo para asumir completamente la
responsabilidad ante la crítica; pero nos incumbe el deber de declara, en reverente
homenaje a la memoria de Tamburini, que a él solo pertenece el mérito de la idea
general del proyecto. 233
Si algo reconoció Meano de su fallecido amigo y maestro era que había realizado un estudio
detallado de los mejores teatros europeos. El ingenio de Tamburini hizo que “nuestro teatro
tendrá algo de semejanza con algunos entre los mejores y más recientes de la Europa, tales
como la Ópera de Viena, de París, de Múnich, de Frankfurt, etc. Pero al parecerse tales
teatros entre sí, prueba suficientemente que una ley, la disposición interna, rige la distribución
general de las masas. Así es que nuestro edificio tendrá, como los citados, el privilegio de
232
Es interesante el hecho que según el censo Municipal del año de 1887, eistían en Buenos Aires alrededor de 120
arquitectos, 107 eran extranjeros, para 1895, hubo 394 profesionales, 328 de ellos eran foráneos, más de la mitad eran
italianos. Precisamente, debido a la falta de profesionales es que Roca pidió al embajador del país en Roma la contratación
de Tamburini para que tuviera un rol importantepara la construcción de edificios dignos para la nación. Véase, Rita Molinos
y Mario Sabugo, Vittorio Meano. La vida, la obra, la fama, Buenos Aires, Fundación Por Buenos Aires, 2004, p. 20.
233
Meano, El nuevo… p. 1.
140
indicar a primer vista su propio destino.”234 A partir de lo diseñado y elaborado por
Tamburini, Meano re ealaboró el proyecto y entregó los planos definitivo en 1892, privilegió
la arquitectura ecléctica, “los caractéres generales del renacimiento Italiano, altenados con la
Lo diseñado por Tamburini y rea afirmado por Meano, reflejó el sentir de toda una
emular los patrones culturales europeos en el país, como en el resto de Argentina, sí era una
forma de tener un pedazo de civilización europea en territorio propio, pero, sobre todo, y lo
que verdaderamente interesaba, era que fue una manera de convertirse en naciones modernas
y civilizadas.
La re elaboración del
atrasó aún más las obras de construcción del teatro, Ferrari, Meano y el gobierno nacional y
234
Meano, El nuevo…, p. 2.
235
Meano, El nuevo…, p. 2.
141
local e encontraban cada vez más presionados por un proyecto estancado que ponía en
entredicho las capacidad del empresario y del Estado para su materialización. En plena crisis
económica, el proyecto, bastante costoso, fue un reflejo de la situación del gobierno y del
El proyecto del nuevo Teatro Colón tuvo su impulso decisivo al momento en que
quedaba sellada la cuestión capital. Es verdad que desde inicios de 1880 existió el interés
por un nuevo teatro pero había otros proyectos y programas más prioritarios, “se establecían
criterios de urgencia para determinar las prioridades en la asignación de los recursos. Los
fueron los programas iniciales, ya que a partir de ahí se modernizaría la parte céntrica de la
ciudad donde se establecerían los edificios públicos representativos. Todo esto promovido y
de estabilidad económica, los proyectos, como vimos con las propuestas del concurso de
236
Shmidt, Palacios…, p. 97.
142
licitación para el nuevo teatro de ópera, fueron monumentales, porque existía la confianza en
lo material y en las capacidades humanas y técnicas para su realización. Sin embargo, la crisis
deseba continuar con su proyecto era necesario tomar acciones y decisiones en torno a los
proyectos edilicios, como el caso del nuevo teatro Colón, como una demostración de la
En 1892 por fin hay un dictamen sobre las modificaciones de Meano al diseño
verde para que prosigan las labores. Meano corrigió el diseño original a partir de las
que el Departamento había hecho al diseño original de Tamburini, mientras que en lo estético
fue una continuidad entre ambos diseños, sin embargo, “del punto de vista estético el primer
proyecto podía reputarse esteriormente más bello, por la mayor variedad de las partes, el
actuales también un hermoso edificio y tiene la ventaja de ser más ámplio, más cómodo, más
237
Meano, El nuevo…, p. 8.
238
Meano, El nuevo…, p. 12.
143
Con la noticia de que el Departamento de Obras Públicas aprobó el diseño de
Meano, Ferrari se aventuró y se comprometió a tener listo el teatro para 1894. No sucedió.
Los acontecimientos políticos de la Revolución del Parque en 1890, la crisis económica que
azotaba al país, y la propia de Ferrari, paralizaron las obras. Pasaban los años y no había una
acción, una decisión, una chispa que hiciera que la construcción se reactivara. La situación
fue tan apremiante que el presidente de la república sometió la cuestión a estudio y solución.
Buschiazzo y Mitre, entre otros, visitó el lugar de la construcción para dar un informe
de dadas las circunstancias financieras por las que atravesaba Ferrari, aún con reticencia,
Aquí se ha tratado de hacer caducar la concesión del nuevo Teatro Colón, en vez de
solicitar la sanción de una lei que socorriera a la empresa (…) hemos visto pretender
aplicar ordenanzas municipales recientes a obras ejecutadas con anterioridad a las
mismas, i quitar a la atribuida empresa el derecho a la construcción del teatro, en vez
de hacer sancionar por la municipalidad alguna solución que coadyuvara a la
terminación del grande coliseo, que, en sustancia, a los pocos años habría pasado a ser
gratuitamente propiedad de la Nación.239
La propuesta era salvar el proyecto, porque el nuevo Teatro Colón era un emblema, fue una
forma para dotar, según las palabras del redactor del informe, Santiago Barabino, “de una
se encontraba la finalidad del programa de arquiectura pública: construir los edificios dignos
para la nación, que mostrasen los avances, en este caso, de su civilización, de su cultura. Por
ello, se apludía “sin reservas” la decisión de la empresa y la Municipalidad, por iniciativa del
239
“Nuevo Teatro Colón”, en Revista Técnica, 1896-1897, p. 299.
240
“Nuevo Teatro Colón”, en Revista Técnica, 1896-1897, p. 299.
144
Esta situación acarreó un serio problema para las autoridades impulsoras del nuevo Teatro
Colón, porque los comentarios siguientes de la comisión eran los mismos que a nivel general
del carácter del grande teatro lírico, y no a una emprea privada por meritoria que fuera”.241
Máxime que entre la empresa Ferrari y las autoridades municipales, a lo largo de la década
Serie interesante poder indagar los diferentes tipos de modalidades de obra pública
que se llevaron a cabo en los proyectos principales del programa de arquitectura pública, ya
durante el proyecto de los hombres del ochenta, no se han encontrado referencias sobre ello.
Gobierno, del Congreso de la Nación y del Palacio de Justicia, como eran específicamente
edificios publicos sedes de las autoridades, lo más seguro es que la construcción corrió a
cargo del Estado, en cambio, el nuevo Teatro Colón, aunque formaba parte del engranaje
como edificio de alto valor simbólico, como un espacio de dominio artístico y cultural, un
cuya explotación era de carácter privado. Entonces, tal vez, por ello es que si bien el interés
primero de su construcción era una necesidad estratégica legitimadora por parte del Estado,
241
“Nuevo Teatro Colón”, en Revista Técnica, 1896-1897, p. 299.
145
La salvación del proyecto era su municipalización, por lo que por decreto, el
Congreso, la Ley no. 3473, del 19 de enero de 1897, autorizó “la tranferencia a la
construcción y explotación del Teatro Colón”. Bajo esta ley, el municipio se haría cargo de
todo lo relacionado para la construcción y terminación de la obra, por lo que podría disponer
Buschiazzo, que opinaban que la solución era la demilición, sin embargo, el Estado debía
Esa opción no era viable para las autoridades, el nuevo Teatro Colón, por mucho
prestigio de la nación y de la capital”.244 En efecto, el Estado no podía dar marcha atrás con
el proyecto del nuevo Teatro Colón, era un edificio cuya carga simbólica era parte del
engranaje para consolidar la presencia del nuevo orden en la Capital de la República, del
La inesperada muerte de Meano en 1904 fue otro momento de difícil situación para
el nuevo Teatro y para las autoridades; sin embargo, la obra en su exterior ya estaba casi
efecto, el municipio decidió contratar al arquitecto belga Julio Dormal, uno de los principale
242
José B. Peña, Deuda de la Municipalidad de la Capital, Buenos Aires, Imprenta de Juan A. Alsina, 1907, pp. 139-141.
243
Caamaño, La historia…, p. 143.
244
Francisco Bollini, citado en Julius Hodge, “The construction of the Teatro Colón”, en The Americas, 36(2), 1979, p.
234.
146
una ciudad que se aventuraba al futuro.245 Al ser el nuevo encargado del proyecto, decidió
dotar al inmueble de todo el confort y ornamentación al estilo europeo que fuera posible. No
disposiciones y estilo que debían responder a que la Capital podía competir en cuanto a
en el nuevo Teatro Colón son entendido a la luz de las exigencias de una época en donde el
toda una época de esplendor. Los recursos invertidos eran parte de las medidas estratégicas
Ha costado mucho, un verdadero dineral, debido a las vicisistudes que pasó la obra;
pero en cambio, Buenos Aires tiene en él uno de los mejores teatros del mundo, y
podríamos decir que el mejor de todo. La Ópera de París le aventaja en algunos
detalles, como ser la bellea… pero no desde otros puntos de vista. La sala y el
proscenio, por ejemplo, han sobrepujado las dimensiones del San Carlos de Nápoles
y la Scala de Milan.247
245
Horacio Vázquez-Rial (dir.), Buenos Aires, 1880-1930. La capital de un imperio imaginario, Madrid, alianza Editorial,
1996; Margarita Gutman y Thomas Reese (ed.), Buenos Aires 1910. El imaginario par auna gran capital, Buenos Aires,
Argentina, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1999; Margaritua Gutman (ed.), Buenos Aires 1910. Memoria del
porvenir, Buenos Aires, Argentina, Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, 1999.
246
Caamaño, La historia…, p. 157.
247
Caras y Caretas, “El teatro colón”, 25 de mayo e 1908, no. 503, pp. 55 y 56.
147
EL TEATRO NACIONAL DE MEXICO
Francisco Z. Mena, envió una petición al secretario de Hacienda, José Yves Limantour, para
qué éste a su vez elevará a la Cámara de Diputados del Congreso una iniciativa para obtener
recursos por la cantidad de $250.000 pesos para varias reparaciones que se realizarían en el
máximo teatro de ópera del país, el Teatro Nacional.248 Unos meses después, en abril de 1901,
el ingeniero Gonzalo Garita, responsable de llevar acabo dichas remodelaciones, informó que
el otro proyecto que se estaba llevando a cabo en esos momento: la remodelación del Palacio
Nacional, había agotado los recursos para tal efecto, por lo que solicitaba se le permitiera
utilizar el dinero destinado al teatro para proseguir con las obras en el edificio sede del Poder
Ejecutivo.249
Esta situación, la remodelación tanto del Teatro como del Palacio Nacional, tal vez
hubiera pasado inadvertido, podríamos suponer que en algún momento de la historia del
México Independiente hasta fines del siglo decimonónico se efectuaron algún tipo de planes
248
Archivo General de la Nación (AGN), Ministerio del Interior (MI), Fondo de Obras Públicas (FOP), Comunicaciones y
Obras Públicas (COP), Teatro Nacional (TN), exp. 522/1, p. 4.
249
AGN, MI, FOP, COP, TN, exp. 522(2, p. 5.
148
construcción edilicia representativa del liberalismo y del orden republicano, así como los de
alto valor simbólico, como lo fue el Teatro Nacional, el máximo Teatro de Ópera del país. El
interés último fue una razón de Estado, como una forma de legitimar el proyecto político de
y del progreso.
grupos de poder era la insistencia en llevar a cabo un proyecto político para construir un
Estado nacional que pudiera encausar al país a las sendas del progreso y la modernidad. Al
nacional, con un territorio definido, unificado y administrado por un sistema político liberal,
federal y representativo de la nación; con una identidad colectiva, construida bajo un modelo
cultural homogeneizado, abierto al mundo y con la suficiente capacidad para disponer de los
bastos recursos con el que el país contaba como motor para el progreso material.250
Una vez rotos los vínculos políticos con la corona española, se fragmentó el espacio
político heredado de la colonia, lo que ocasionó una atomización del poder en las diferentes
regiones del nuevo país. El reacomodo de las estructuras hizo necesario responder a los
intereses y mediar entre los grupos de poder regionales y los nacionales, por lo que el
250
Luis alberto de la Garza, “Algunos problemas en torno a la formación del Estado mexicano en el siglo XIX”,
en Estudios políticos, vol. 2, no. 2, 1983, p. 18.
149
federalismo surgió como un elemento de unidad política que podía hacer consenso en la
Estado nacional.
nacional. Una forma de constatar está situación es evidenciando que México y Argentina
transitaron por diferentes modelos de gobierno: dos imperios y gobiernos centralistas, pero
sólo a partir de una unidad y consenso político entre los diferentes intereses de las fuerzas
regionales y las nacionales se consolidaron los proyectos de Estado nacional. Aunque a partir
personalista con la figura de Porfirio Díaz y Julio A. Roca, ello no significó que la autonomía
de las diferentes regiones hubiera sido menguada. Por lo que, al menos para ambas naciones,
gobernar regiones, mas no ciudadanos, lo que ocasionó que con la Constitución quedara
“plasmada una inestable fórmula transaccional entre soberanías en pugna: la de los pueblos,
251
Josefina Zoraida Vázquez, “El federalismo mexicano, 1823-1847”, en Marcello Carmagnani, Federalismos
latinoamericanos: México/Brasil(Argentina, México, Fondo de cultura Económica/El Colegio de México, 2011, p. 15.
252
De igual forma la consolidación del proyecto de Estado nacional está invariablemente vinculada al desarrollo del
liberalismo económico.
253
Marcello Carmagnani (coord.), “El federalismo liberal mexicano”, en Carmagnani, Federalismo…, p. 136.
150
la de las regiones/estados y la de aquellos que pretendían crear espacios con cierta autonomía
para la nación”.254
independiente, el país osciló entre el proyecto fallido de un Imperio, luego una república
federal y luego otro de carácter centralista. En ese lapso de tiempo, sólo el gobierno federal
de Guadalupe Victoria, 1824-28, fue el único que puedo terminar en el plazo establecido.
como lo hizo el “mito unificador del liberalismo” a fines de siglo, a mediados de la década
de 1830 y principios de 1840 las tensiones por la reorganización del espacio político
implementó el gobierno centralista en México, el cual duró once años. Los estados se
miembros, y las rentas también quedaron bajo el control del gobierno central, por lo que la
autonomía de los estados fue, si acaso, escasa. De esa forma, el centralismo se ligó con la
figura personalista de Santa Anna, cuyo poder y decisiones impactaron en las diferentes
regiones.
representaciones líricas gozaron de una popularidad creciente entre las clases sociales más
254
Patricia Funes, “Fin de la Revolución y principio del orden. Ideas para construir Estados”, en Historia mínima de las
ideas políticas en América Latina, México, El Colegio de México, 2014, pp. 32 y 33.
151
acomodadas. Desde el año de 1805 cuando se estrenó la primera representación de ópera en
la ciudad de México, 255 el universo de las funciones de ópera comenzaron a tener una
distinciones sociales y culturales como el “ver y ser vistos”, es decir, la posibilidad de que
dentro del conjunto de individuos que compartían los valores de una clase social,
especialmente elevada, los más prominentes, junto con las autoridades, pudieran ser
También, como lo hemos visto para el caso argentino y como Luis de Pablo
Hammeken lo ha hecho manifiesto para la segunda mitad del siglo XIX mexicano,256 en el
la vida política de ambos países a través de un Estado nacional para insertarse en las corriente
importante, porque los hombres de letras del siglo decimonónico idealizaron en,
referencia, los países y sus sociedades podían transformarse y convertirse de igual forma.
255
Esta se dio en el Coliseo Nuevo, una obra traducida de Demenico Cimasora, titulada “El filósofo burlado”.
256
Luis de Pablo Hammeken, La República de la Música. Ópera, política y sociedad en el México del siglo XIX, México,
Públicahistórica, 2018.
257
Así como en Argentina se encuentran los escritos de Alberdi, Sarmiento y Echeverría en los que se desarrollan las bases
para ese Estado nacional, en México, los escritos y debates entre, por ejemplo, José Luis María Mora y Lucas Alamán, lo
hicieron de igual manera.
152
El problema es que en la ciudad de México, los teatros existentes de aquella época,
como el teatro Nuevo México, eran construcciones provisorias de madera, con un aspecto no
digno para una ciudad que fue capital del virreinato más rico e importante de los territorios
de ellas de estilo barroco que ejemplificaban el poder y riqueza económica del poder
religioso; una Catedral, de las más grandes e imponentes del mundo; una enorme cantidad de
pasaron a ser de las autoridades de México independiente, cuya arquitectura suntuosa fue
tomada de la imagen de los Palacios, maravillaron a ojos propios y extraños, como el viajero
inglés Charles Latrobe, quien confirió a la capital el nombre de “La Ciudad de los Palacios”.
Una situación por demás problemática para los grupos de poder que buscaban
insertar al país en las sendas de la modernidad y progreso, porque en los primeros veinte años
siglo.
los planes edilicios no tuvieron una gran importancia, aunque les interesaba mostrar ciertos
las estructuras de poder y control. Tal vez, la mejor cuestión que mejor ejemplifica este
258
Arnaldo Moya Gutiérrez, Arquitectura, historia y poder bajo el régimen de Porfirio Díaz. Ciudad de México, 1876-
1911, México, Concejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2012, pp. 65-75.
153
periodo de la historia es la actitud de Rosas en Buenos Aires: la ciudad se controla, más no
se interviene.
Aunque en los primeros veinte años de vida independiente, en la capital del país no
se llevaron a cabo grandes programas de transformación urbana, ya sea por los constantes
guatemalteco, Francisco Arbeu, junto con el presidente Antonio López de Santa Anna,
promovieron la construcción del Teatro Nacional, mejor conocido como Teatro de Santa
Anna. Un teatro de ópera digno de la capital del país, en dónde se pudieran presentar
espectáculos operístico, pero, sobre todo, dónde las autoridades de gobierno, en especial el
aquellos gestos, eventos o situaciones que lo distinguieran social y políticamente, tanto fue
así que se auto denominó “Su Alteza Serenísima”. Para Santa Anna y sus allegados el esos
público de ritos y símbolos fue una forma importante para el gobierno centralista. Por ello,
él mismo aprobó el diseño del arquitecto alavés Lorenzo de Hidalga y él mismo consiguió el
dinero entre sus amigos acaudalados a cambio de la propiedad de diversas localidades del
teatro, y de igual forma, solicitó a las autoridades locales la cantidad de $80.000 pesos a
el desarrollo profesional al igual que sobre su labor edilicia en la ciudad de México durante
259
Hammeken, La República…, p. 42.
154
el gobierno de Santa Anna, y cuya fama continuó hasta el Segundo Imperio. De hecho el
hay que mencionar que tuvo oportunidad de continuar sus estudios en la ciudad de París en
Ciudad de la Luz tuvo contacto con las tendencias arquitectónicas más importantes de
Europa, las cuales llevó consigo a México en 1838. Contrajo nupcias con la hermana del
los contactos con los grupos de poder de la política mexicana le redituaron en la realización
de dos obras de suma importancia: el Mercado de la Plaza del Volador y el Teatro de Santa
Anna.
Como se dijo, Santa Anna favorecía todo aquello que le redituara a su persona y
Plaza del Volador algunas inscripciones alabando y elogiando la figura del presidente, el
cuál, según uno de los discursos inaugurales del mercado, era el hombre que sentaba “los
Al mismo tiempo que se llevaban a cabo las obras del mercado de la Plaza del
Volador, se realizaban las obras del Teatro de Santa Anna. El empresario Arbeu deseaba
construir un edificio sólido y monumental digno de la ciudad, mientras que Santa Anna
quería, a través del edificio, realzar su figura personalísima, por ello, seleccionaron el diseño
De la Hidalga, no importando los altos costos del inmueble procuraron buscar los fondos
260
Capitán N. Oropeza, citado en, Enrique Olavarría y Ferrari, México a través de los siglos, México, Cumbre, 1953, t.
IV, p. 478. Para vanagloria de “Su Alteza Serenísima”, el día de la inauguración del mercado ocurrió el dia de su
cumpleaós, el 13 de junio de 1844.
155
Litografía a color de Casimiro Castro del Teatro de Santa Anna. Fuente: Revista
Bicentenario, no. 39 (enero-marzo), 2018.
Se insiste que para la mitad del siglo XIX, el universo operístico comenzaba a adquirir los
signos de distinción que en especial la caracterización durante la segunda mitad del siglo. A
nivel social, el acudir a la Ópera era un signo de distinción sociocultural, era una forma de
poseer y construir un gran Teatro de Ópera era un elementos de distinción entre las naciones
más modernas y civilizadas, era una forma de situarse a la par en la corriente del progreso y
proyecto, contaba con el aval y el apoyo del presidente, tenía un diseño sólido y elegante,
tenía las posibilidades materiales para ello, el proyecto del teatro se convirtió en una meta de
vida, incluso ante los elevados costos y el riesgo de caer en bancarrota, no claudicaría en ser
261
Al momento en que el Teatro Nacional se diseñó y se edifició, 1842-1844, en Europa el teatro Municipal de Hamburgo,
el San Carlos en Nápoles y el Reggio de Turin, gozaban de mucha fama y admiración.
156
el impulsor de dicho inmueble: “… no por esto me limité a lo posible, cuando los recursos
El proyecto se puso en marcha con la compra inicial del predio donde sería
edificado. Los terrenos comprados pertenecían a Jacinto Antonio Valdéz, entre las calles de
Vergara, lo que hoy en día es la calle de Bolívar, con cruce con lo que hoy es la avenida
Cinco de Mayo. Para aquella época era el único edificio de importancia entre el Zócalo y la
Alameda Central.
obra en un plazo de dos años, compromiso, que de hecho se cumplió, no hubo grandes
contratiempos en su edificación. El teatro tenía capacidad para tres mil espectadores, contaba
con cinco niveles de palcos, y como la mayoría de los teatros de ópera, tenía la forma de una
262
Arbeu mencionó que el deseaba un teatro cuya “solidez, la magnitud de un monumento en que sinduda mi amor propio
se ha interesado más que mi deseo de utilidad”. Véase, Manuel Francisco Álvaréz, El doctor Cavallari y la carrera de
ingeniero civil en México, México, Imprenta A. Carranza, 1906, p. 86.
157
Óleo del interior del Teatro de Santa Anna, pintado por el paisajista italiano Pedro Gualdi.
En 1844 el empresario Arbeu planeó inaugurar el teatro con una velada artístico literaria, en
donde se convocarían a los mejores poetas mexicanos para ello, al mismo tiempo en que se
contrató a uno de los mejores violinistas del mundo, Maximiliano Bohxer, el cual se
1844. Algunas referencias, como la de Ignacio Ulloa del Río, mencionan que hubo bastante
desinterés por parte de los artistas literarios mexicanos, pocos fueron los que se presentaron
a la convocatoria lanzada.264
Otras referencias mencionan que los discursos inaugurales fueron varios y de gran
263
Ignacio Ulloa del Río, Palacio de Bellas Artes. Rescate de un sueño, México, Universidad Iberoamericana, 2007, p. 20.
264
Del Río, Palacio…, p. 20.
158
importancia de la construcción del Teatro, enfatizando que la capital tenía un edificio digno
de ella, y que cualquier viajero o transeúnte local podía observar los adelantos y “grado de
civilización y cultura a que ha llegado la nación en los pocos años que han pasado desde que
se sacudió del yugo de su antigua metrópoli”, además, el teatro “en su parte física será un
que lo dicho por Zerecero, los discursos sobre el Teatro se sobrecargaron a la respetabilidad
y orgullo que representaba para el país, y, que además, colocaba al país, al menos en este
El literato Manuel Payno, uno de los máximos escritores del siglo XIX mexicano,
tuvo oportunidad de manifestar el significado del Teatro Nacional para con el devenir del
país. En su novela El fistol del Diablo puso de manifiesto el “orgullo” para el mexicano que
la capital del país tuviera un teatro de tal envergadura. Nos interesa señalar que el personaje
principal de dicha novela es Arturo, un joven mexicano al que sus padres envían al extranjero,
específicamente Inglaterra, para continuar sus estudios y se ponga en contacto con las
torno a sus visitas a los espectáculos de ópera. Payno evidencia la importancia social del
De igual forma, el periódico El Siglo XIX hizo mención sobre la construcción del
teatro, cuya edificación había sido una “necesidad de tiempo atrás para poner este ramo de
civilización y de mejora, en armonía con los soberbios monumentos que decoran nuestra
capital, y con la suntuosidad de sus fiestas; era preciso poner al Teatro al nivel del gusto y de
265
Anastasio Zerecero, citado en Hammeken, La República…, p. 42.
266
Manuel Payno, El fistol del Diablo, México, Porrúa, 1992.
159
tantas otras mejores formales y materiales”, y después vino la referencia europea, “el
mexicano que conoce los mejores teatros de Europa, no sentirá humillación ni vergüenza al
Nos interesa recalcar que a mitad del siglo decimonónico mexicano, mientras las tensiones
entre los proyectos de Estado nacional, centralismo o federalismo, y que inhibieron acciones
importancia y el valor que el universo de la Ópera tenía entre los grupos de poder en México.
El escritor Manuel G. Revilla, mencionó está importancia al señalar al Teatro de Santa Anna
como “el único edificio del México independiente, que por su magnitud e importancia y por
267
“Teatro de Santa-Anna”, en El Siglo XIX, 18 de febrero de 1844, p. 4.
160
la rara perfección con que llegó a ejecutarse, pudo competir con los admirables templos y
palacios”.268 Si para la forma de ejercer el gobierno durante la presidente de Santa Anna, los
ritos, las ceremonias, los símbolos fueron un papel preponderante para afianzar su figura
personalísima, todos los anteriores discursos o comentarios que exaltaban al teatro de ópera,
como un edificio digno del país, la construcción más importantes desde la consumación de
y su persona.
Interior del Teatro de Santa Anna. Col. Banco de México. Fuente: Elisa García Barragán, “El arquitecto Lorenzo de la
Hidalga”, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, núm. 80, 2002.
268
Manuel G. Revilla, citado en García, “El arquitecto…”,…, p. 108.
161
LOS MAXIMOS TEATROS DE ÓPERA EN MEXICO Y ARGENTINA DURANTE
los primeros grandes teatros de ópera a mitad del siglo XIX, podemos encontrar una serie de
similitudes y diferencias que pueden ayudar a entender cómo fueron y se dieron las relaciones
entre estos edificios y los diferentes proyectos políticos, en especial con el largo proceso de
Ambos edificios fueron una iniciativa por dotar a la ciudad de México y la ciudad
de Buenos Aires de soberbios teatros líricos como un mecanismo para, y como constatación
de los avances civilizatorios de ambos países, un valor y una meta muy arraigada y
compartida entre los grupos de poder en México y Argentina. Aunque en ambos casos el
proyecto surgió a partir de interés privado, en México, la autoridad nacional dio las
con la figura de Antonio López de Santa Anna, mientras que Argentina ya había transitado
de un gobierno centralista, el de Rosas, hacia uno de carácter federal, aunque las tensiones y
Esto es importante, porque en México, el teatro para Santa Anna sirvió como un
incluso llevó su nombre; en Argentina, el primitivo Teatro Colón sirvió para afianzar la
162
Centralismo o federalismo, no importaba, simplemente a mitad del siglo decimonónico, el
alto valor simbólico y civilizatorio del Teatro de Ópera fue un instrumento legitimador
político de Estado nacional, esa configuración se irá modelando hacía fines del siglo XIX y
principios del XX, en la medida en que el proyecto se consolidaba. El Estado que se estaba
del país, no necesitó re afirmar esa posición, ha sido históricamente el espacio político de
concentración de las diferentes esferas del poder, por lo que desde la época virreinal, existían
los edificios públicos sedes representativos de las autoridades de gobierno, los de alto valor
transcurrió a lo largo del siglo decimonónico hasta la década de 1880, y aunque en Buenos
Esta situación que parece inadvertida tuvo una especial repercusión si tomamos
como objeto de análisis las reiteradas modificaciones del nombre del teatro en México.
Cambió al menos siete veces en poco más de medio siglo de vida. Comenzó realzando la
figura de Santa Anna, por lo que el nombre del proyecto original, “Teatro Nacional”, se
cambió al de “Teatro de Santa Anna”, cuando éste tuvo que salir de la esfera pública, volvió
a su nombre original “Teatro Nacional”, al momento en que “Su Alteza Serenísima” volvió,
el teatro pasó a llamarse, de nueva cuenta, “Teatro de Santa Anna”. Con el pronunciamiento
163
del Plan de Ayutla, el desconocimiento del gobierno centralista y el regreso al federalismo,
el teatro cambió de nombre a “Gran Teatro Nacional”, ahora ya no era sólo el nombre alusivo
a la nación, sino que se incorporó el superlativo, una forma de constatar las nuevas
aspiraciones y anhelos. Cuando Maximiliano de Habsburgo tomó las riendas del país y se
inauguró el Segundo Imperio, el teatro pasó a llamarse, por evidentes razones, “Teatro del
Imperio”, pero al poco tiempo que la aventura imperial fue derrocada y se re instauró el
sistema federal, se cambió, otra vez, a “Teatro Nacional”. Por último, el máximo teatro de
ópera del país al iniciar el nuevo siglo, y con aspiraciones modernistas y progresistas que
en Argentina esta situación no ocurrió, el nombre nunca varió, entre un primitivo y un nuevo
locales y los nacionales no han tenido ningún problema con esta cuestión, en la capital hay y
se han construido la mayoría de los edificios públicos nacionales, por lo que su control, el
poder sobre ellos, como la capacidad de cambiar el nombre al teatro de ópera más importante
del país, es una empresa bastante llamativa y ambiciosa. En el caso de Buenos Aires, los
grupos de poder rehusaron a federalizar la ciudad más importante y cederla a las fuerzas
nacionales, los edificios públicos construidos hasta antes de 1880 eran de carácter local, y
modificación del nombre del teatro, que gozó al igual que en México de fama, orgullo y
164
respetabilidad, no se modificó. Sólo hasta que Buenos Aires se volvió capital del país, sede
de las autoridades de gobierno es que se hizo deseable intervenir y tomar control sobre el
edificio.
PODER Y MODERNIDAD
comprar el Teatro Nacional a la dueña del edificio, para ese entonces era la viuda de Agustín
Cerdán. Si bien el presidente Santa Anna había tomado mucho intererés en la construcción
del teatro, consiguiendo los fondos necesarios con varias de las familias más prominentes de
de diversos palcos, el impulsor y primer dueño del teatro fue el empresario Arbeu. Lo
interesante es que aunque el Teatro Nacional era un edificio privado, en diversas situaciones
las autoridades de gobierno habían tenido bastante control sobre él, modificaron su nombre
siete veces.
La suma acordada por el edificio y las casas adyacentes fue de $415.000 pesos, tres
Ha quedado terminada la escritura de compra del Teatro Nacional, cuya minuta había
sido firmada por un alto empleado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en
representación del seño ministro, y la viuda de don Agustín Cerdán, propietaria del
edificio. Todo fue comprado por la suma de cuatrocientos quince mil pesos, siendo
por cuenta del comprador los gastos que se originen, pagando al contado ciento
cincuenta mil y en abonos anuales de ciento veinte mil hasta completar el total. El
gobierno, por medio de su representante y del notario Gil Mariano León, tomó
posesión del citado edificio.269
269
Diario del Hogar, año XIX, jueves 28 de junio de 1900.
165
La intención del gobierno de Díaz era la de comenzar un proyecto de remodelación y
compra del Teatro Nacional se dio al momento en que el gobierno federal emprendió un
El triunfo de Benito Juárez, en 1867, contra las fuerzas conservadoras, las del Segundo
articulación de las diferentes esferas del país en un proyecto liberal, republicano y federal, es
decir, un Estado nacional. Sin embargo, esas ilusiones rápidamente se fueron esfumando, el
país todavía no se encontraba pacificado, existían reductos de las fuerzas conservadoras, las
arcas del erario públicos se encontraban vacías derivado de años de contínua financiación de
proyectos económicos, mucho menos para el pago de la deuda pública, por si fuera poco, las
166
relaciones con el sector externo se encontraban deterioradas por el fusilamiento de
Maximiliano.270
se evidenciaron aun más con la insurrección de Porfirio Díaz, un general héroe de diversas
guerras, quien ante su derrota en las elecciones presidenciales, proclamó el Plan de la Noria
en 1871 para evitar una nueva reelección de Juárez, argumentando el alejamiento a los
sin embargo, falleció al año siguiente, por lo que el presidente de la Suprema Corte de Justicia
Hasta el año de 1876 continuaron los enfrentamientos entre los mismos liberales,
hasta que la Revolución de Tuxtepec, encabezada por el general Porfirio Díaz y conformada
por diversos grupos liberales contrarios al gobierno de Juárez y de Lerdo, derrocó al gobierno
interino de éste último. Este acontecimiento es de suma importancia para el devenir histórico
del país porque cuando Díaz se convirtió en presidente lo hizo con diversas fuerzas de apoyo,
al igual que Roca en Argentina, gozó de popularidad entre la milicia, fue un héroe de las
“los científicos”, un grupo de intelectuales influenciados por los preceptos del liberalismo y
270
Benito Juárez recibió una gran cantidad de solicitudes para condonar la vida de Maximiliano. Se recibieron solicitudes
de lógias masones de todo el mundo, del presidente de los Estados Unidos, Andrew Johnson, del emperador Francisco José,
del emperador Pedro II. Véase, Mauricio Tenorio Trillo, La Paz. 1876, México, Fondo de Cultura Económica, 2018, p. 33.
271
El Plan de la Noria evidenciaba el carácter noscivo de la reelección: “la reelección indefinida es un mal de menos
trascendencia por perpetuidad de un ciudadano en el ejercicio del poder, que por la conservación de las prácticas abusivas”.
Véase, “Plan de la Noria”, en Gloria Villegas y Miguel A. Porrúa (coord.), Leyes y documentos constitutivos de la nación
mexicana. Entre el paradigma político y la realidad, México, Miguel Angel Porrúa, Vol. I, t. 2., serie 3, pp. 1182 y 1186.
167
El grupo de “los científicos” logró aglutinaron un conjunto de intelectuales como
Justo Sierra, Emilio Rabasa, José Yves Limantour, entre otros, que si bien tenían
pacificación del país como pre rrequisito fundamental como la base del orden y del progreso.
Adoptaron de manera decisiva la corriente del liberalismo, que desde 1867, según expresa
Hale, “se le identificó irrevocablemente con la nación misma”, porque apartir de sus
evidencias materiales tangibles se posibilitaba la viabilidad del proyecto político del país, por
instauraba, en México, las bases de una política científica, cuya base fue la formación de “un
biologicas, sociales y económicas del país”.273 Para que ese programa fuera aplicado tanto
Sierra como Rabasa creyeron que era esencial y necesaria la centralización de la vida política,
elementos de paz, orden y seguridad, para detectar los problemas y rezagos del país, y a través
menguarlos.274
Con un gobierno de esa naturaleza creyeron que se podía imponer el orden, poner
fin a medio siglo de conflictos políticos, y entrar a un periodo de paz para alcanzar el pleno
272
Charles A. Hale, La transformación del liberalismo en México a fines del siglo XIX, México, Fondo de Cultura
Económica, 202, p. 15.
273
La Libertad, 4 de enero de 1879.
274
Hale menciona tres de los más prominentes positivistas de la época, Sierra, Rabasa y Bulnes, “consideraban optimista
un gobierno autoritario como preludio de un verdadero régimen liberal que asegurase la renovación de las instituciones”.
Véase, Hale, La transformación…, pp. 29 y 53.
168
atracción y desenvolvimiento de las inversiones locales y, sobre todo, las extranjeras. Para
ambos, sólo a partir de la acción del Estado, encarnado en la figura personal de Díaz, se podía
consolidar una estabilidad sociopolítica que propiciara el progreso económico y moral, como
Dentro del plano netamente intelectual existía un rechazo del positivismo hacia los
generales, las ideas igualitarias. Uno de los positivistas más activos, Justo Sierra, a través de
la revista La libertad, criticó y evidenció que en más de medio siglo de vida independiente,
el liberalismo sólo había llevado conflictos políticos y anarquía.276 Ante este aparente
conflictos intelectual, se debe considerar que los hombres de letras, “los científicos”, como
“la generación del ochenta”, eran a la vez positivistas y liberales. En un plano muy simple,
ambos grupos tomaron de esas corrientes filosóficas los principios que mejor se adaptaron a
las necesidades que las circunstancias de México y Argentina se imponían, es decir, fueron
en el proceso de modernización, como los cambios bruscos en las formas de vida, la misma
liberalismo y del positivismo permitió a este grupo de poder sentar las bases del “Orden y
De las diversas ramas que componen la filosofía del liberalismo, la que alcanzó su
punto de éxito durante el régimen de Díaz, fue la económica. Con la “pax” porfiriana que
275
Leonardo Lomelí Vargas, Liberalismo oligárquico y política económica. Positivismo y economía política del Porfiriato,
México, Fondo de Cultura Económica, 2018, p. 30.
276
Charles A. Hale, Emilio Rabasa y la supervivencia del liberalismo porfiriano, México, Fondo de Cultura Económica,
2011, p. 24.
277
Gabino Barreda, citado en Hale, La transformación…, pp. 19 y 20.
169
privada y de las inversiones, un elemento esencial del Estado liberal, que redituó al régimen
de Díaz un conjunto de alianzas económicas, las cuales, en buena medida, se dirigieron hacia
mercados regionales en uno nacional que favoreció la libre circulación de las mercancias
Esta situación se constatan con la actividad del empresario inglés Weetman Pearson,
cuyos negocios en México fueron los más éxitosos del imperio británico en todo el mundo.
régimen de Díaz, favorecieron para crear este tipo de alianzas empresariales con las
inversiones extranjeras, sobre todo, directas. Pero ambién, “Pearson, compartía y entendía,
nación”.279
hay una relación directa entre estas inversiones y la consolidación del Estado nacional. Se
instauraron dos gobiernos, con una centralización de la vida adminsitrativa y política, con
278
Véase, Sandra Kuntz Ficker (coord.), La expansión ferrovaria en América Latina, México, El Colegio de México, 2016,
pp. 54-86.
279
Paul Garncer, Leones británicos y águilas mexicanas. Negocios, política e imperio en la carrera de
Weetman Pearson en México, 1889-191, México, Fondo de Cultura Económica, 2013, p. 28
170
principios económicos similares para el desenvolvimiento de infraestructura, del comercio,
A partir del éxito de las políticas que tendieron a favorecer el crecimiento económico
es que se pudieron tener los recursos suficientes para emprender una serie de mejoras en
estéticos, como evidencia y legitimidad del proyecto político impulsado por el régimen de
todavía más el crecimiento económico. Sin embargo, a partir de las formas en que ese
en 1910.
vida democrática, con las continuas reelecciones de Días, no obstante, también Juárez las
tuvo, elecciones fraudulentas y la nula movilidad política de los sectores sociales urbanos en
ascenso. Para Reyes Heroles la gran crítica hacía el régimen se Díaz se dirije hacia la nula
Los hombres que conformaron la generación de “los científicos”, nos dice François-
280
Garner, Leones…, p. 29.
281
Véase, Priscilla Connolly, El contratista de don Porfirio: obras públicas, deuda y desarrollo desigual, México, Fondo
de Cultura Económica, 1997.
282
Jesús Reyes Heróles, El Liberalismo mexicano. Los orígenes, México, Fondo de Cultura Económica, Vol. I, 1982, p. 17.
171
por el liberalismo a los que les toca el destino auto impuesto de la reconstrucción de un país
civiles: Rosendo Pinea, Emilio Rabasa, Ramón Corral, José Yves Limantour, entre otros.
encuentra la mayoría de los científicos, de los positivistas, para quienes el periodo metafísico
en común, al igual que en Buenos Aires, y en las capitales de toda latinoamérica, eran
miembros de una serie de círculos restringidos de sociabilidad como “El Club del Progeso”
una predilección por los modelos y patrones culturales europeos, los cuales intentaban
emular, no como una cuestión puramente imitativa, sino porque era una forma de transitar
hacia la modernidad. Cómo lo expresa Mauricio Tenorio Trillo, lás elites mexicanas “no
incentivar las obras de infraestructura necesarias para el país. Durante la mayor parte de la
283
François-Xavier Guerra, México: del Antiguo Régimen a la Revolución, México, Fondo de Cultura Económica, vol. I,
2010, p. 61.
284
William H. Beezley, Judas at the Jockey Club and other episodes of Porfirian Mexico, United states of America,
University of Nebraska, 2004.
285
Mauricio Tenorio Trillo, Artilugio de la nación moderna. México en las exposiciones universales, 1880-1930, México,
Fondo de Cultura Económica, 1998, p. 38.
172
década de 1880 la estabilidad del régimen y del crecimiento económico se hizo visible, el
Estado incentivo la construcción de una amplia red de ferrocarrilla que pasaron de ser 640
km en 1876 a 12,172 en 1989. Las inversiones extranjeras de Gran Bretaña y los Estados
textil, la de los cigarrillos, de cerveza, por lo que durante esa década el promedio de
Esos recursos posibilitaron gastos honerosos para proyectar una imagen moderna y
de Díaz tenía especial interés en participar de forma reiterada y ostentosa en estos eventos.
Fueron los eventos predilectos para que todas aquellas jóvenes naciones que quisieran
mostrarse ante las naciones más modernas y civilizacdas en cuanto a sus propios progresos,
con la finalidad de equipararse con aquellas naciones, pero también para atraer inversiones
mapas, bases estadísticas, un conjunto de productos agrícolas y minerales, con el fin de que
los inversores interesados pudieran conocer de mejor manera las posibilidades productivas,
extractivas y financieras del país. A partir de la participación del México estas inverciones
286
Tenorio, Artilugio…, p. 60.
173
La clave para el gobierno de Díaz era la de mostrar, y crear, los progresos del país,
vida administrativa, y la necesidad de crear los cuadros técnicos burocráticas para ello, se
conformó un equipo profesional, los llamados “magos del progreso”, dedicado a establecer
redes de relaciones a nivel local, municipal, estatal y nacional, para recabar datos estadísticos,
gráfica de un pasado nacional aceptable”,287 que pudiera ser difundido en las exposiciones
universales para promover una imagen moderna, próspera y civilizada, de una nación con un
pasado glorioso.
caída internacional de la Plata y un par de años de malas cocechas, que inhibió que el país
llevara algunos planes proyectados para mostrar una imagen próspera y moderna, como
Hacienda, José Yves Limantour, favorecieron una serie de superavits del erario público, el
infraestructura necesarios para proseguir con la consolidación del proyecto político, y así
legitimarse. Dentro de los programas más importantes para, y como forma de constación del
287
Tenorio, Artilugio…, p. 80-
174
EL PROYECTO DE MODERNIZACIÓN DEL TEATRO NACIONAL Y
artísticas, estaba preocupado por la situación que según personajes ilustres de la vida
sociopolítica del país atravesaban las representaciones dramáticas, las cuales según ellos eran
malas, como El Diablo pescador y La inocente Dorotea, realizadas por actores poco
talentosos y en templos dedicados a la musa Talía que lamentablemente para esa época eran
incendios y cuya higiene era lamentable, con olores putrefactos, muchos de ellos contaban
con un sanitario y sin las menores medidas de seguridad ante cualquier contingencia. Era
necesario una intervención estatal para que el teatro mostrara una imagen progresista y
civilizada de un México moderno, por lo tanto, era necesario la remodelación del antiguo
Teatro Nacional.
La situación que reinaba en los teatros de la ciudad capital escandalizó a una sociedad
el país y a nivel internacional. Las señoritas de las familias acomodadas, emulando las
tendencias de moda de París, salían a las calles con sus elegantes y pomposos vestidos,
muchos de ellos de encaje, que en aquellos años denotaba opulencia, con sombreros muy
amplios adornados con flores, en las manos siempre llevando guantes hasta los codos, un
288
En el año de 1881 el licenciado José Yves Limantour fue regidor del H. Ayuntamiento de la ciudad de México y desde
1888 hasta 1892 miembro de la Junta de Desagüe, diputado al Congreso de la Unión. Después de una prolífica carrera
política asume el cargo de ministro de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, cargo que asumió hasta la renuncia de
Porfirio Díaz en 1911. Además de ser político, fue un acaudalado empresario, siendo accionista de la colonia Condesa y de
la famosa cigarrera El Buen Tono.
175
abanico y un paraguas, desprendiendo las más ricas fragancias que se podían adquirir todavía
en la tradicional “Farmacia París”, en el Palacio de Hierro y las nuevas tiendas de lujo que
abrían sus puertas en las recién remodeladas avenidas principales de la ciudad, como El Paseo
suficientemente ricos, en automóviles, con sus elegantes trajes negros, corbata, bastón en
por lo que la situación que reflejaba el teatro, en tanto arte y espacio físico, les resultara
representaciones teatrales. Los teatros en donde se montaban las mejores obras fueron el
pesar de que eran considerados los mejores teatros de la época que debían guardar los
elementos de confort e higiene dignos de un país civilizado, la situación estuvo muy lejos de
ello. Incluso en el Arbeu, que fue dependiente de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas
Artes para el fomento de la cultura nacional durante los primeros años posrevolucionarios, y
289
El Boletín Municipal, Tomo II, Núm. 19, 5 de mayo de 1901, p. 4.
290
Tal parece que uno de los mejores teatros de la época fue el Arbeu, incluso en los primeros años de la década de los años
veinte del siglo XX, llegó a ser dependiente de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes para el fomento de la
cultura nacional, y era concurrido por los grupos más selectos de la sociedad capitalina.
176
que era concurrido por los grupos más selectos de la sociedad capitalina, “los W.C. se les ha
relegado a los lugares inadecuados como son los huevos obscuros de las escaleras, en donde
además de faltar la luz, faltan el aire y el aseo, sobrando en cambio, el mal olor, la inmundicia
encuentra en todo el Teatro, un lugar para beber agua, solo en la cantina anexa”.291
espacio físico, para los primeros años del siglo XX el H. Ayuntamiento de la ciudad de
México, debido a la situación que la ciudad atravesó durante la revolución, no pudo vigilar
la situación de las representaciones y el inmueble de los teatros. No contaba con los recursos
monetarios ni humanos para poder llevar a cabo una inspección habitual en ellos. No sería
sino hasta el año de 1921 cuando el ayuntamiento nombra al maestro compositor Miguel
Lerdo de Tejada como jefe de la Sección de Diversiones Públicas para llevar a cabo las
labores de vigilancia en los diversos espacios públicos destinados a las diferentes opciones
de espectáculo. En la inmensa mayoría de los informes que llevaron a cabo los inspectores
hecho, no hubo uno solo teatro de la ciudad que cumpliera con las disposiciones mínimas
sanitarias y estructurales. También es menester mencionar que en el año de 1922 de todas las
multas e infracciones impuestas por los inspectores sólo una haya sido por actos inmorales
dentro de los espectáculos y las demás por faltas administrativas y el deterioro del inmueble,
además de no contar con los servicios públicos establecidos, como W.C. en mantenimiento
y buen estado.292
291
AHDF, A, DP, vol. 811, exp. 1635.
292
De febrero a octubre de 1922, se levantaron noventa multas por parte de los inspectores y re inspectores. De estas noventa,
cuarenta y nueve, el cincuenta por ciento, fueron de tres infracciones: cambio de programa, por comenzar después de la
hora estipulada y por último por no contar con el programa debidamente sellado por parte del ayuntamiento, siendo la
segunda infracción la que mayor número tuvo, treinta. AHDF, Ayuntamiento, Diversiones Públicas, vol. 810, exp. 1589.
177
Durante el Porfiriato, los teatros se esperaban fueran partícipes de una modernización
urbana. En específico, se quería que fueran uno de los puntos centrales del impulso
urbanístico que mostraría a nivel internacional el digno progreso del país en materia
edificación del Teatro Juárez (1872-1903), aunque la culminación de dicho inmueble estuvo
a cargo del arquitecto Antonio Rivas Mercado y el ingeniero Alberto Malo. En San Luis
encomendó a uno de los arquitectos favoritos del régimen de Díaz, el arquitecto José Noriega,
“renombre” y con ciertas cualidades de comodidad, calidad y prestigio, sólo uno era
considerado como el gran teatro principal en donde los personajes más influyentes de la vida
social, política, económica y cultural de la ciudad se reunían habitualmente para dejarse ver
y también para apreciar representaciones teatrales: el Teatro Nacional o de Santa Anna. Sin
embargo, ya no respondía a las exigencias del progreso y modernidad que el régimen de Díaz
ocasionó el primer superávit de las finanzas públicas a partir de 1894, a tan sólo un año de
que el ministro Limantour tomara posesión de su digno cargo, intervino a favor de mejorar
la situación del arte dramático para que la calidad de las representaciones mejorase evitando
así los sainetes inmorales, vulgares y el libertinaje (que eran vistos como freno para la
178
modernidad) que se podía suscitar en las representaciones, también como preparativo de los
festejos del Centenario de la Independencia de México para que la capital de acuerdo con la
ideología del progreso económico, material y urbano, contara con un nuevo Teatro Nacional
a la altura de los más suntuosos y modernos del mundo, que exaltaran al régimen, y que su
querían mostrar con respecto al Teatro que representaría a la nación mexicana ante el mundo
Por ello, la modernización del viejo Teatro Santa Anna cobró especial interés en los
requeridas para poder comprar por la suma de 415 mil pesos el antiguo Teatro Nacional o de
Santa Anna para ser remodelado exhaustivamente acorde con los parámetros de modernidad.
Limantour a cargo, derogó la cantidad de 150 mil pesos de contado para la compra del
inmueble mientras que el dinero restante se pagaría en bonos anuales de 120 mil pesos.
Francisco Z. Mena contrata al arquitecto de fama mundial, el italiano Adamo Boari para que
llevara todo el manejo para una remodelación exhaustiva del antiguo Teatro Nacional. Las
prerrogativas que el general Mena le pidió a Boari recién aterrizó en México fue que el Teatro
debía ser moderno, original (de acuerdo a la cultura de México), atractivo, seguro y elegante.
Debía entregar los planos de las remodelaciones que se efectuarían, así como una memoria
Boari por parte del encargado de dar rienda a las aspiraciones de modernidad en la ciudad de
México fue que el arquitecto italiano tenía un prestigio a nivel internacional debido a los
179
pabellones que diseñó para el gobierno brasileño cuando las autoridades brasileñas estaban
ciudad de Chicago, en donde entabló relaciones estrechas con algunos de los ingenieros más
prominentes de la época, además, en la misma ciudad diseñó algunos pabellones para los
afamados despechos de arquitectos, John Root Wellborn y Daniel Hudson Burham, quienes
A finales del año de 1899, después de un estudio minucioso del antiguo teatro, Boari
necesarias, en las que se dio importancia a las cuestiones de higiene, mejoras en el servicio
público y administrativo bajo el punto de vista económico, así como una ruta crítica para que
los trabajos fueran eficientes. Según él, todos los requerimientos del teatro fueron
considerados, desde el aspecto y disposición de la luneta, los accesos del inmueble, los palcos
reparación del Teatro Nacional y de la construcción del Palacio de Correos, le hizo ver que
no había considerado el paso de los coches por el edificio,294 cuestión que no era una mera
y de materiales de fino acabado,295 cuestión que entró en cierto conflicto con la idea de Boari,
el cual pensaba que en muchos casos era mejor demoler que remodelar. De hecho, fue una
293
Ulloa, Construcción…, p. 28.
294
AGN, MI, FOP, COP, TN, 522/2, hoja 21.
295
Ulloa, Construcción…, p. 30.
180
impresión que tanto Boari como Garita compartían, en las circulares dirigidas a las diferentes
dependencias y secretarías se vislumbra que en realidad la reparación del antiguo Teatro sólo
Supremo Gobierno buscaba otro lugar apropiado para la edificación de “un Gran Centro de
noviembre de 1900, dirigió a la Cámara de Diputados, a través de la SHCP, una carta para
que se le otorgara la cantidad de 250 mil pesos, importe que contempló las reparaciones
totales para el antiguo Teatro Nacional.297 De ese monto, el día 5 de diciembre de 1900, el
ingeniero pidió a la Secretaría la cantidad de 30 mil pesos para cubrir los gastos semanales
otorgan los recursos pedidos. Sin embargo, cuatro meses después la Tesorería General de la
Nación le informó que la partida para la remodelación sólo contaba con la cantidad de 225
mil pesos, pero que en vista que ese dinero difícilmente se invertiría en ese mismo año, y
Teatro, el gobierno de Díaz a principios del año de 1901 decide suspender la ansiada
reparación del que en otros tiempos fuera el mejor y concurrido por las clases sociales más
296
AGN, MI, FOP, COP, TN, 522/2, hoja 6.
297
AGN, MI, FOP, COP, TN, 522/1, hoja 3.
298
AGN, MI, FOP, COP, TN, 522/2, hoja 3.
299
AGN, MI, FOP, COP, TN, 522/1, hoja 5.
181
empezaran las diligencias necesarias para la construcción de uno nuevo. Los presentimientos
que ambos tuvieron se hicieron realidad al momento que el gobierno ratificó la demolición
al considerar que aún “con las reparaciones necesarias por modernas, dotando así a la ciudad
convencimiento de que era imposible conservar el antiguo edificio porque las reparaciones
La política positivista de “orden y progreso” durante el régimen de Díaz trajo consigo grandes
dividendos al país, al menos en lo económico y político, sin embargo, los beneficios más
visibles fueron sólo para unos pocos, para los grupos acomodados. Las ganancias, entre otros
muchos rubros, se vieron reflejadas en las transformaciones urbanas que en las ciudades más
implementación de las nuevas tecnologías a los servicios públicos como los sistemas de
población se transportaba ya no por medio de animales, como había imperado durante todo
industrial, en y a orillas de la ciudad empiezan a ser más atractivas, la fuerza laboral toma
menos tiempo en trasladarse de las casas al trabajo. Pero el transporte no sólo afecta a la
300
Boletín Municipal, “Obras”, Tomo I, Núm. 18, 14 de mayo de 1901, p. 1.
301
Georg Leidenberger, La historia viaja en tranvía. El transporte público y la cultura política de la ciudad de México,
México, Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa, 2011.
182
relación dicotómica ocio-trabajo, también modifica la oferta y las formas de entretenimiento,
al reducir el tiempo de traslado las personas tienen más tiempo libre que pueden utilizar en
forma en que la gente las experimentaba y se las apropiaba. De los faroles para iluminar las
vías públicas se pasó al alumbramiento eléctrico, este hecho posibilitó que las autoridades
tuvieran mayor control social, ya que se pensaba que los actos inmorales y la inseguridad
eran más proclives a suceder en la oscuridad.302 Al respecto de prácticas sociales que ante los
ojos de los grupos de poder atentaban contra la moral, las buenas costumbres y, sobre todo,
eran un freno para la modernidad, existió la intención de ejercer un control social para poder
orientar, en específico, al “pueblo bajo” el cual se identificaba con “los estratos más
peligrosos y menos educados de la sociedad mexicana, es decir, con aquellos que podían
tener todo menos una cultura. Los sectores dirigentes y estudiosos de la sociedad mexicana
significativa la manera en que sus habitantes la experimentan, antes bien es parte y reflejo de
302
Loyo, “El México”, en Escalante et al., Historia mínima, p. 181.
303
Pérez, “El pueblo”, en Bejar y González (coord.), La identidad, p. 68.
304
Eguiarte, “Espacios públicos”, en Historias, 12(enero-marzo, 1986, pp. 91-102.
183
En efecto, los grupos de poder a través de la ciudad y del poder simbólico de sus
Por lo tanto, la ideología del progreso y de la modernidad tan visibles en el régimen de Díaz
transporte urbano para demostrar el fortalecimiento del proyecto nacional porfiriano. En otras
palabras “el gobierno central encontró en la obra pública de proporciones monumentales una
Al respecto, Mario Barbosa afirma que, para el caso específico de la ciudad de México
de fines del porfiriato y las primeras décadas del siglo XX “es claramente perceptible un
transformar la vida capitalina, en los ámbitos de las prácticas gubernamentales hay una
ideología que influyó en las élites y, en particular, en los legisladores y en los administradores
305
Moya, Arquitectura…, p. 36.
306
Moya, Arquitectura…, p. 54.
307
Barbosa, El trabajo…, pp. 25-26.
184
Chapultepec, Alameda, Zócalo, con las estaciones de ferrocarril”. 308 Avenidas que además
fueron utilizadas para los recorridos y rituales públicos, así como también una forma de
nuevas colonias y barrios, las diferentes clases sociales se asentaron en la urbe a partir de una
acomodadas que desde antaño se habían asentado en las primeras calles del zócalo capitalino
emigraron hacia las recién formadas colonias. Las clases privilegiadas se asentaron en las
los sectores medios lo hicieron en Santa María de la Ribera. Por último, los sectores populares
mostrar una imagen urbana moderna de México, sin embargo, la realidad eres diferente. En
la ciudad capital convivía lo moderno con sus tranvías y automóviles, y lo lacustre con su
transporte por medio de animales, las milpas y los huertos. Es necesario poner de manifiesto
que la expansión urbana no representó en ningún sentido una mejor y mayor oferta de
alojamiento para gran parte de los sectores sociales no privilegiados en la capital del país.
308
Barbosa, El trabajo…, p. 38.
309
Barbosa, El trabajo…, p. 56.
185
Una buena parte de la población de la ciudad vivían en vecindades de barrios y arrabales
populares.310 Vivir en una vecindad era hacerlo en un cuarto al lado de cinco u ocho personas
más, compartiendo las necesidades vitales entre amigos, compañeros, familiares o conocidos.
Algunas otras veces esos cuartuchos eran habitados por varias parejas por lo que en realidad
no existía espacio para la vida privada e íntima y la mayoría de ellas sin los servicios básicos
socialmente a los grupos sociales, también lo hacían sus formas de entretenimiento. Para las
poco se iban introduciendo los casinos, los “clubes” como el de la bicicleta y patinaje, los
con influencia de otros países y de sano entretenimiento y, sobre todo, actividades acordes
con los ideales de modernidad, una forma de mostrar su posición social, la riqueza, y sobre
todo su carácter progresista. Estas formas de ocio las realizaban los mexicanos modernos.313
310
Speckman, De barrios.
311
Romero, Latinoamérica…, p. 251.
312
Lorenzo, “Entre el vicio”, en Barbosa y González (coord.…), Problemas…, pp. 227-255. Un excelente
ejemplo de la realidad de la alta sociedad de la ciudad de México y sus formas de entretenimiento lo podemos
encontrar en Beezley, Judas at the Jockey Club.
313
Beezley, Judas…, p. 82.
186
apropiaba de los cambios tecnológicos que mejoraban enormemente su calidad de vida. Es
entendible que la sociedad burguesa porfirista se sintiese confiada en sí misma, por lo que la
situación que reflejaba el teatro, en tanto arte y espacio físico, les resultara alarmante. En el
Boletín Municipal, a propósito de la demolición que se haría del antiguo Teatro Nacional o
de Santa Anna para construir uno nuevo que reflejara el momento de confianza y progreso
representaciones teatrales. Los teatros en donde se montaban las mejores obras fueron el
pesar de que eran considerados los mejores teatros de la época que debían guardar los
elementos de confort e higiene dignos de un país civilizado, la situación estuvo muy lejos de
ello. Incluso en el Arbeu, que fue dependiente de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas
Artes para el fomento de la cultura nacional durante los primeros años posrevolucionarios, y
que era concurrido por los grupos más selectos de la sociedad capitalina, “los W.C. se les ha
relegado a los lugares inadecuados como son los huevos obscuros de las escaleras, en donde
además de faltar la luz, faltan el aire y el aseo, sobrando en cambio, el mal olor, la inmundicia
314
El Boletín Municipal, Tomo II, Núm. 19, 5 de mayo de 1901, p. 4.
315
Tal parece que uno de los mejores teatros de la época fue el Arbeu, incluso en los primeros años de la década
de los años veinte del siglo XX, llegó a ser dependiente de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes
para el fomento de la cultura nacional, y era concurrido por los grupos más selectos de la sociedad capitalina.
187
y lo más rudimentario para las exigencias de nuestros pobres organismos. Ni un lavabo se
encuentra en todo el Teatro, un lugar para beber agua, solo en la cantina anexa”.316
espacio físico, para los primeros años del siglo XX el H. Ayuntamiento de la ciudad de
México, debido a la situación que la ciudad atravesó durante la revolución,317 no pudo vigilar
la situación de las representaciones y el inmueble de los teatros. No contaba con los recursos
monetarios ni humanos para poder llevar a cabo una inspección habitual en ellos. No sería
sino hasta el año de 1921 cuando el ayuntamiento nombra al maestro compositor Miguel
Lerdo de Tejada como jefe de la Sección de Diversiones Públicas para llevar a cabo las
labores de vigilancia en los diversos espacios públicos destinados a las diferentes opciones
de espectáculo. En la inmensa mayoría de los informes que llevaron a cabo los inspectores
hecho, no hubo uno solo teatro de la ciudad que cumpliera con las disposiciones mínimas
sanitarias y estructurales. También es menester mencionar que en el año de 1922 de todas las
multas e infracciones impuestas por los inspectores sólo una haya sido por actos inmorales
dentro de los espectáculos y las demás por faltas administrativas y el deterioro del inmueble,
además de no contar con los servicios públicos establecidos, como W.C. en mantenimiento
y buen estado.318
316
AHDF, A, DP, vol. 811, exp. 1635.
317
Para una mejor comprensión del desasosiego y vicisitudes que atravesó la ciudad de México y el
ayuntamiento, véase, Rodríguez, Historia del desasosiego.
318
De febrero a octubre de 1922, se levantaron noventa multas por parte de los inspectores y re inspectores. De
estas noventa, cuarenta y nueve, el cincuenta por ciento, fueron de tres infracciones: cambio de programa, por
comenzar después de la hora estipulada y por último por no contar con el programa debidamente sellado por
parte del ayuntamiento, siendo la segunda infracción la que mayor número tuvo, treinta. AHDF, Ayuntamiento,
Diversiones Públicas, vol. 810, exp. 1589.
188
La diferencia entre la experiencia porfiriana con respecto a las anteriores fue que por
primera vez se dieron cuatro condiciones necesarias: estabilidad social y política; una
que se incluían los teatro; y la voluntad para hacerlo. La apuesta del gobierno de Díaz de
enaltecer tanto la triada patriótica encarnada con las figuras de Hidalgo, Juárez y el propio
porfirista que tuvieron con respecto al proyecto nacional siempre tuvieron a Europa, y en
específico a Francia, como modelo cultural. Tal pareciera que la decisión de los gobernantes
por construir y no remodelar se deba a que, como bien menciona Ulloa del Río, en los
periódicos de la época se informaba a los lectores, que casi siempre eran los estratos medios
y altos, de los eventos artísticos de Europa y los Estados Unidos, sin menospreciar lo
desde muy temprano, en expendios y calles se pregonaba la edición con noticias del
Teatro Imperial de San Petersburgo y del Municipal de Génova al servicio de sinfónicas,
ballets y representaciones con personajes que subían al escenario de la mano de los
autores. Se podían leer en las páginas interiores aquellos prolongados entusiasmos ante
la ceremonia oficial que, apreciada desde los palcos, anfiteatros del Teatro de Palermo y
de la soberbia Ópera de París.
Por consiguiente, los ojos afrancesados del gobierno porfiriano consideraron oportuna la
construcción de un Teatro Nacional en la capital del país, tan espectacular, elegante y
319
Moya, Arquitectura, p. 35.
189
moderno que todos los asuntos de diseño, antes de ser comenzados por un arquitecto
extranjero, deberían considerarse con cuidadosa preparación. Y es que los mejores
espectáculos artísticos del mundo requerían de algo más que el antiguo Teatro de Santa
Anna.320
personajes del talante del ministro Limantour no escatimaran un solo peso, ni lugar
privilegiado de la traza principal del zócalo capitalino para que ahí reposara el Gran Teatro
progresista de México. Pensamiento que compartiría el mismo Boari, a su arribo al país había
dejado en claro la importancia social y cultural de los teatros, los cuales para él eran
reposaría el nuevo Teatro, se decidió que el mejor lugar sería al lado de la emblemática,
de Santa Isabel. El lugar era idóneo, estaba acordonado por varias arterias principales del
zócalo, entre las calles de Santa Isabel (hoy día Eje Central), el Puente de San Francisco (hoy
día avenida Juárez), podía estar conectado con el Paseo de la Reforma y con el Palacio
Nacional. Así mismo, uno de los motivos por lo que se decidió comprar todos los terrenos y
casas alrededor del ex convento fue que el Ayuntamiento proyectó la construcción de una
gran explanada, que se llamaría Explanada Guardiola, con la finalidad de que la ostentosidad
y magnificencia del nuevo inmueble quedara enteramente visible a los ojos de los
transeúntes.
320
Ulloa, Construcción, p. 41.
321
Boari, La Construcción, p. 343.
190
Por ello, se dispuso nada más y nada menos la cantidad de 1 millón 800 mil pesos
para la compra del ex convento y terrenos aleñados, así como para las excavaciones
necesarias. Esa suma de dinero tan sólo era el comienzo, según los cálculos del propio Boari
la construcción del nuevo Teatro costaría aproximadamente 4 millones 200 mil pesos. Sin
embargo, por diversos motivos esa suma de dinero no sería suficiente. La erogación de los
Díaz y en auto representarse ante los ojos propios y foráneos como una clase social confiada,
pujante y ostentosa.
El día 24 de mayo de 1901, el presidente Díaz a través del ministro Limantour nombró
banquero y empresario, el Sr. Guillermo de Landa y Escandón, para que gestionara todo lo
relacionado con la adquisición de las fincas aledañas en donde se construiría el Teatro, así
rectificación de las calles y avenidas aledañas con la finalidad de que los accesos viales
estuvieran acordes a los parámetros de modernidad: calles anchas para que el tranvía y los
del antiguo Teatro, sin embargo, antes del trágico destino del inmueble se realizó una última
y “pomposa” celebración con motivo del “Adiós al Nacional”. Como era de esperarse, sólo
un selecto grupo de los más prominentes políticos, artistas, intelectuales y empresarios del
191
porfiriato acudieron.322 Con ese último acto se vislumbró la retórica oficial, un espacio
para que se pudieran reunir y después vender aquellos elementos que tuvieran valor, como
mármol, tapices, espejos, etc., esto con la finalidad de obtener una ganancia económica, todos
los recursos que se pudieran reunir para la nueva edificación debían ser obtenidos.
Una vez empezada la demolición y adquiridos todos los terrenos de lo que sería la
próximas al lugar donde residiría permanente el nuevo Teatro. Convirtieron las pequeñas
calles aledañas en una gran vialidad: la avenida Juárez, la cual conectaría al Teatro con el
El ejemplo europeo bastaba para moldear las aspiraciones modernistas de las autoridades del
ayuntamiento que veían en la expansión urbana una nueva ciudad con edificios que no
322
Ulloa, Construcción, p. 32. El autor menciona que la celebración fue ofrecida a la esposa del presidente Díaz
por parte del llamado “círculo de amigos del general Porfirio Díaz”.
323
Boletín Municipal, Tomo II, Núm. 7, 22 de enero de 1904, p. 107.
192
transportes animales o andar a pie, antes bien, estaban elaborados para una sociedad
Otra vialidad de primer orden para las autoridades fue la calle de 5 de mayo.325 Una
vez seleccionada la ubicación del nuevo Teatro, se procedió a prolongar esta calle para
prolongación era un proyecto que se tenía que realizar si o si. El presidente Díaz, por medio
la plaza (Explanada de Guardiola) del Teatro Nacional.326 A pesar de las airadas protestas de
de los héroes patrios: Hidalgo, Juárez y el mismo Díaz, así como las instituciones
republicanas y liberales. Por lo tanto, el hecho de transformar y nombrar una calle aledaña
con el nombre de Juárez y conectarla con el Paseo de la Reforma, al igual que conectar el
corte republicano y liberal) con el Teatro Nacional, es el mejor ejemplo de la retórica oficial
324
El Boletín Oficial, Tomo II, Núm. 2, 7 de enero de 1903, p. 210.
325
Véase, Alemán, Teatro, p. 24, 44. El autor refiere reiteradamente que el Antiguo Teatro Nacional fue
demolido para prolongar la calle 5 de Mayo.
326
AGN, MI, FOP, COP, TN, 522/3, hoja 11.
327
Ulloa, Construcción, p. 53. El autor refiere algunos de los negocios que se vieron afectados por las
demoliciones efectuadas a propósito de la prolongación de la calle de 5 de mayo: “La Imperial” y “La Europea”.
193
Calle 5 de Mayo, al fondo se observa el antiguo Teatro Nacional.
Fuente: “Calle 5 de mayo”, Álbum la capital de México, Biblioteca Francisco Xavier Clavijero.
A la par de las demoliciones efectuadas en donde residiría el Teatro y las obras en las calles
próximas, se comisionó a Boari para que efectuara un viaje de cuatro meses a Europa para
que estuviera en contacto y analizara las nuevas tendencias arquitectónicas -Art nouveau y
Arte decó- en la construcción de los más fastuosos teatros del viejo continente. Dicho viaje
le proporcionó datos suficientes para emprender la tarea de diseñar el Teatro, pero también
El Teatro Privado es tan sólo una especulación comercial. Los Teatros de Corte se rigen
y conservan a expensas del Monarca, y es natural que tengan un carácter fastuoso, sin
preocupaciones de la economía de la institución.
Los Teatros Nacionales difieren de los últimos mencionados en que el Teatro de Corte se
considera como un adminículo de lujo y boato de dicha Corte, El Teatro de Gobierno es
una institución tributaria de arte y de la educación del pueblo y, por consiguiente, cae
también bajo el dominio de la Economía Pública.328
328
Boari, Construcción, pp. 15-23.
194
Para los primeros años del siglo XX la visión que tenían los círculos ligados al nuevo Teatro
Nacional difería con las que tenían ellos mismos al menos una década atrás y con Boari
también. En un inicio había una genuina preocupación por contar con un Teatro que fuera la
punta de lanza de un renovado proyecto cultural y social que pudiera difundir los preceptos
como un monumento simbólico del poder del régimen, el Teatro se empezó a configurar
proyecto de y para los grupos que ostentaban el poder, el cual debía rendir cuenta de la
modernidad:
Lejos empezaban a verse los años en que los teatros eran construidos enteramente de madera,
329
AGN, MI, FOP, COP, TN, 522/9, hoja 18.
195
196