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C a p ít u l o III

CAUSA MATERIAL Y CAUSA FORMAL

La m ateria y la forma, com o principios intrínsecos que


constituyen a todas las realidades corpóreas, se tratan p o r extenso
en Filosofía de la N aturaleza y, en parte, tam bién en M etafísica,
al tratar de la esencia de los entes m ateriales. C orresponde ahora
analizar estos com ponentes sólo desde el punto de vista de su
causalidad: en qué sentido son causa el uno y el otro, los diversos
tipos de causa m aterial y form al, el cfccto propio de cada uno de
ellos, etc.

1. N a t u r a l e z a d e l a c a u s a m a t e r ia l

Causa m aterial es aquello de lo cual y en lo cual se hace


algo («ex qua et in qua aliquid jit» )x. En este sentido afirm am os
que una silla está hecha de m adera, o una estatua de bronce, y

1. Cfr. A r is t ó t e l e s , Physica, lib. II, c.3, 194b 24. El eslagirila es el primer


filósofo en quien la noción de materia adquiere carácter técnico. N o obstante, en
sus predecesores se encuentran algunas elaboraciones filosóficas al respecto. Las
más importantes corresponden, sin duda, a P l a t ó n , que establece una contraposi­
ción entre el ser que es siempre y nunca cambia y el ser que nunca es y cambia
siempre (Cfr.. Timeo, 49 A ). Por esto, aunque considera la materia com o un recep­
táculo (jorá) de todas las formas (Ibidem, 51 A ), tiende a considerarla com o un no-
ser, pero un no ser existente frente al ser en sentido pleno que son las ideas, las
formas. También considera la materia com o lo otro respecto a las formas, com o lo
que cambia sin orden ni medida, y que el Demiurgo ordena según las ideas. En este
sentido la materia es lo mutable y visible (Ibidem, 30 A ) frente a la inm ovilidad e
inteligibilidad de las ideas puras.

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METAFISICA

que el bronce y la m adera son su causa m aterial; al m ism o tiem ­


po, advertim os que la form a accidental que configura al bronce
com o estatua o a la m adera com o silla es algo que inhiere en ellas,
que se encuentra en esa m ateria com o en su sujeto.
En relación a los otros géneros de causa, la m aterial puede
caracterizarse como:
a) P rin cip io p o te n c ia l pasivo: el c a rá c te r de p rin c ip io
es com ún a la causa m aterial y a las otras tres especies de causas,
pues el efecto que originan procede de algún m odo de todas ellas;
sin em bargo, es distinto el m odo en que se deriva de una y otra.
L a causa m aterial tiene razón de potencia pasiva que contiene al
efecto com o la potencia a su acto, es decir, de m odo im perfecto,
com o m era capacidad. La imagen, p o r ejem plo, se halla incluida
en el m árm ol inform e, pues se puede educir de él, pero de form a
potencial y deficiente, ya que para llegar a ser estatua requiere la
acción del escultor.
b) P erm anente en el efecto: en cierta m anera puede consi­
derarse com o una propiedad derivada de la anterior: por ser p o ­
tencia pasiva, la materia realiza la función de sujeto receptivo de
la forma. Igual que la forma, la m ateria persiste com o algo in trín ­
seco al sujeto, ya que una y otra son sus principios constitutivos.
A ristóteles, atendiendo a estas dos propiedades -o rig e n po­
tencial y su jeto - definió la causa m aterial com o «aquello de lo
que se hace algo, com o existiendo en él» (Metaf., II, 2, 1013a).
c) Indeterm inación: es otro de los rasgos distintivos de la
causa m aterial, que guarda un estrecho parentesco con su carácter
de potencia pasiva. En tanto que es potencia, la m ateria es algo
inacabado, indefinido, abierto a distintas posibilidades: y esa in ­
determ inación se cierra precisam ente cuando la form a actúa una
de esas posibles realizaciones. El m árm ol, por ejem plo, m ien­
tras está en potencia para ser esculpido, podría recibir m uchas fi­
guras distintas, dando lugar a m u ltitu d de esculturas: está indeter­
m inado con respecto a una u otra; y lo m ism o la m adera, que
puede dar origen a infinidad de m uebles dispares; o el bronce, que
se convertirá en vaso, objeto decorativo, cam pana, etc.

D istintos tipos de causa m aterial

Las características de la causa m aterial se encuentran reali­


zadas de formas diversas. En sentido estricto se dan en:

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LA CA U S A L ID A D

- la m ateria prim a: realiza de m odo pleno las notas pecu­


liares de la causa m aterial, pues es el sujeto que perm anece a
través de todos los cam bios sustanciales, recibiendo en sí las
formas que dan origen a los diversos entes corpóreos; es p u ra p o ­
tencia pasiva, desprovista por sí m ism a de cualquier acto y activi­
dad, y de ahí que sea algo imperfectísimo, incapaz de subsistir si
no es actualizada por una forma distinta de ella; es absolutam ente
indeterm inada, y p or eso puede entrar a form ar parte de un sinfín
de seres corpóreos en cada uno de los cuales obtiene una configu­
ración diversa. Es principio o causa de todos los entes corpóreos
porque, com o ya se vio, las form as sustancíales no espirituales
necesitan apoyarse, para subsistir, en una potencia distinta de
ellas, que es la m ateria prim a. Se advierte claram ente el carácter
causal de la m ateria si observam os que, para producir un efecto
m aterial, las criaturas necesitan siem pre contar con una m ateria
en la que ese efecto preexista de algún modo;
- la materia segunda: la sustancia, en cuanto es suscepti­
ble de recibir formas accidentales, es causa m aterial con respecto
a esas perfecciones. La m ateria prim a es causa material de que el
cristal sea y sea cristal; y ese m ism o cristal, ya constituido, es
causa m aterial con relación a sus distintos accidentes: color, figu­
ra, etc. La sustancia se denom ina m ateria «segunda» porque ya
presupone en su constitución a la m ateria prim a.

C o m o la m ateria tie n e razón d e a lgo im p e rfe cto , d e su jeto


del a c to , y de p o te n c ia en rela ció n a e l, to d o lo i|u e de algún
m o d o p resen ta e so s m ism o s rasgos p u ed e lla m a rse, au n c u a n d o
se trate d e u n a d e n o m in a c ió n a lg o im p r o p ia , c a u sa m a te ria l.
P or e je m p lo , las su sta n cia s e sp ir itu a le s c o n r esp ecto a su s p r o ­
p io s a c cid e n te s, p u es so n p e r fec cio n a d a s por e llo s; lo s a c c id e n ­
tes, en c u a n to so n a su v ez su jeto d e n u evas m o d ific a c io n e s
a ccid en ta les: c o m o la c a n tid a d en rela ció n al c o lo r , o la in te li­
g e n c ia r esp e cto a las v irtu d es in te le c tu a le s y a su s o p e r a cio n e s.

2. LA C A U SA FORM AL

C ausa fo rm a l es el acto o perfección intrínseca por el que


una cosa es lo que es, en el ám bito de la sustancia o en el de los
accidentes. Así, es form a lo que hace que un hom bre sea hom bre
-s u alm a-, o lo que le hace ser blanco -e l color-, pesado - l a canti­
d ad -, bueno - la v irtu d -, etc.

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METAFISICA

C ualquier form a es causa con respecto a su m ateria, porque


le hace ser en acto según u n a m odalidad determ inada de ser. La
form a sin la cual un ente no sería nada se denom ina fo rm a su s­
tancial; las que advienen a un ente ya en acto, añadiéndole u lte­
riores determ inaciones, son las fo rm a s accidentales. La form a sus­
tancial confiere al ente su m odo de ser fundam ental, que es la
sustancia: p or el alm a, el hom bre es hom bre y, por consiguiente,
es; las formas accidentales, al contrario, confieren a la sustancia
una configuración que, com o es obvio, sólo puede ten er lugar
supuesta la sustancia: la sustancia del hom bre tiene inteligencia,
voluntad, etc.
La forma sustancial es acto de la m ateria prim a, que la reci­
be com o su sujeto; las formas accidentales actualizan a la sustan­
cia que las sustenta (m ateria segunda).

L a causalidad ejem plar

Especial interés presenta la causa ejemplar, o m odelo que


guía al agente en la realización de su obra. En la actividad artísti­
ca, m anual, técnica, etc., el proyecto concebido en la m ente o la
imagen externa, fuente de inspiración, determ ina la especie y las
características del futuro efecto: el agente tiende a plasm ar en una
m ateria concreta (m ateria segunda) la form a ejem plar antes con­
cebida; en este sentido la causa ejem plar se equipara a la formal
intrínseca, aun perm aneciendo siem pre exterior al objeto. Si repa­
ram os que toda la naturaleza no es m ás que una obra de arte del
C reador, hay que concluir que en la Inteligencia divina se hallan
las Ideas ejem plares o m odelos de todas las cosas creadas, com o
en el artista están los paradigm as de sus diversas producciones.
L a causalidad ejem plar se encuentra en todos los procesos
causales; pero m ás que un quinto género de causa, se asim ila a la
causa form al, y es una condición esencial para que el agente sea
realm ente causa. En efecto, ningún agente puede producir un
efecto que él m ism o no posea, si bien de otro m odo, en su m ism a
naturaleza (nadie da lo que no tiene): p o r tanto, toda causa agente
p ro p ia y adecuada (no las causas per accidens) es a la vez causa
ejem plar de sus efectos. Y esto sucede de dos maneras:
a) L a s ca u sa s n a tu ra les p o see n la p erfec ció n q u e c o ­
m u n ican de m odo natural: por ejem plo, un viviente trasm ite su

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LA C A U S A L ID A D

propia especie, y de ninguna m anera puede producir un efecto su­


perior a su perfección ontológica2.
Sin em bargo, las causas naturales pueden producir efectos
superiores si obran com o instrum entos de causas superiores: por
ejem plo, los elem entos físico-quím icos del cuerpo* llegan a causar
fenóm enos vitales, porque actúan bajo la dependencia dinám ica
del alm a.
b) L a s causas inteligentes poseen la perfección que p ro d u ­
cen de un m odo intencional o espiritual, com o «idea ejem plar»
que concibe el agente inteligente y que luego plasm a en una m ate­
ria (si es un agente creado), o crca (si es la C ausa Prim era, que es
Dios).

3. R e l a c io n e s e n t r e la c a u s a m a t e r ia l y la f o r m a l

C om o hem os venido observando, la relación entre la m ate­


ria y su form a correspondiente puede resum irse diciendo que «la
m ateria es potencia respecto de la form a, y ésta es acto de la m a ­
teria». Se trata ahora de exam inar en qué sentido una y otra son
causas m utuas y causas del todo corpóreo. Com o es lógico, al
estudiar este tem a nos seguimos m anteniendo dentro del ám bito
de las sustancias corpóreas, pues sólo en éste se puede hablar p ro ­
piam ente de m ateria.

M ateria y fo rm a son causas del com puesto corpóreo

La estrecha dependencia que guarda cualquier sustancia cor­


pórea con respecto a sus principios intrínsecos m anifiesta con
claridad que estos -m a te ria y fo rm a- son causa de la sustancia
com pleta del ente corporal.
E l ente corpóreo depende de su m ateria prim a y de su fo rm a
sustancial en cuanto al ser y al grado específico en que posee el
ser. De ahí que si se sustrajera la m ateria o la forma, inm ediata­
m ente la cosa dejaría de ser, y pasaría a convertirse - s i hay un

2. El evolucionism o no ha conseguido explicar satisfactoriamente cóm o es


posible que de grados inferiores de entidad surjan grados superiores de ser (Cfr.,
por ejemplo, E. G i l s o n . De Aristóteles a Darwin r vuelta, EU N SA , Pamplona
1978).

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M ETAFISICA

cam bio de fo rm a- en otro tipo de sustancia. Es notorio que n in ­


gún anim al, p o r ejem plo, puede existir sin cuerpo, y que cuando
pierde su forma sustancial se corrom pe, dejando de ser lo que era.

A lg o sem ejan te ocurre co n la m u tu a in te g ra c ió n entre su s­


ta n cia (cau sa m aterial) y a ccid en tes: para qu e e x ista u n a p erfec­
c ió n a c cid e n ta l d eterm in a d a se requiere ta n to u n a su sta n cia
ap ta para p o seerla (m ateria segu n d a) c o m o la e fec tiv a in h e r e n ­
cia de la form a a ccid en tal: y a sí, lo s se n tid o s so n form as a c c i­
d e n ta le s q u e s ó lo p u ed en darse en las su sta n cia s a n im a le s, la
e v a p o r a ció n es un a c cid e n te qu e s ó lo c o n v ie n e a los líq u id o s,
pero a su v e z n o to d o s los líq u id o s se evap oran de h ech o .

M ateria y fo rm a son causas m utuas

Del m ism o m odo que el ente no puede subsistir sin sus com ­
ponentes intrínsecos, tam poco la m ateria y la form a sustancial de
las sustancias corpóreas pueden encontrarse disociadas entre sí: la
causalidad de am bas se reclam a m utuam ente. «La m ateria se dice
causa de la forma, en cuanto la form a no es sino en la m ateria; de
m odo análogo, la form a es causa de la m ateria, en cuanto que ésta
no tiene ser en acto si no es por la form a»3. Por tanto, de algún
modo la m ateria es causa de la forma, y la form a de la m ateria;
pero su función causal es diversa:
a) En el caso de la m ateria prim a y la form a sustancial, la
fo rm a es causa de la materia en cuanto la organiza específica­
m ente y le da el ser; es decir, en cuanto confiere al com puesto el
ser por el que subsisten tanto una com o otra. L a materia, sin e m ­
bargo, no da el ser a la form a, pero la sustenta: en las sustancias
m ateriales, la form a, por su im perfección, no puede ser si no se
encuentra recibida en una m ateria; desde este punto de vista, la
m ateria perm ite ser a la forma, y la causa.
P or esa diversidad de funciones en la constitución del com ­
puesto, debe afirm arse que la materia es por y para la form a, y no
viceversa4; esto ex p lica que pu ed an ex istir form as esp iritu ales,

3. T o m á s d e A q u i n o , D eprin cipiis naíitrae, c .l .


4. Esto implica la imposibilidad de que la materia exista sin la forma, pues­
to que todo su ser lo recibe justamente de ella. Si no se comprende correctamente
esta ordenación puede hablarse de un ser de la materia y un ser de la forma. Esto
llevó, por ejemplo, a E s c o t o y O c k h a m a afirmar que Dios puede crear una
materia sin forma (Cfr. E s c o t o , O pus oxoniense, II, dist. 12, q. 1, n. 1; O c k h a m .
Sum m ulae in tib. Physic., I, c. 17 . La misma idea se encuentra en S u á r e z Cfr. Disp.
metaph., XV, sect. 9, n. 3).

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LA CAU S AL ID AD

m ás perfectas que las corpóreas, no recibidas en m ateria - lo s á n ­


geles-, o independientem ente de la m ateria que inform an -e l
alm a h u m a n a -: «Puesto que la m ateria recibe por m edio de la
form a el ser determ inado y actual (contraído a un m odo específi­
co), y no al contrario, nada im pide que haya algunas form as que
reciban el esse en sí m ismas, y no en un sujeto distinto de ellas:
pues no depende la causa del efecto, sino más bien al contrario»5.
b) La función causal m utua entre la sustancia y las formas
accidentales presenta características en parle iguales y en parte
diversas a las de la m ateria prim a y su forma correspondiente: en
am bos casos la form a es acto, y hace ser en acto a su m ateria res­
pectiva; pero m ientras la form a sustancial hace ser sin m ás, y su
sujeto es pu ra potencia, la form a accidental no hace ser sin más,
sino ser de un m odo secundario -te n e r cantidad, cualidades, e tc .-
y su sujeto es un ente ya en acto. A dem ás, los accidentes son
por el ser de la sustancia, aunque confieren a ésta nuevas determ i­
naciones.
En consecuencia, «com o lo que es m enos principal se orde­
na a lo m ás principal, Ia materia (prima) es «para» la forma
sustancial, m ientras que la forma accidental es «para» el perfec­
cionam iento del sujeto (materia segunda)»6.

B ib l io g r a f ía

L . C e n c i l l o , Hvlé. L a m ateria en el corpus aristotelicum,


C .S.I.C ., M adrid 1958. J. G o h e e n , The Prohlem q/'M atter and
Farm in «De ente el essentia» o f T hom as Aquinas, Cam bridge
(Mass.) 1940. 1. H u sik, M atter a n d Farm in Arislolle, Berlín
1912.

5. T o m á s d e A q u i n o . D e subsiantiis separatis, c . 8 .
6. Idem. Sianm a Theologiae. 1, q. 7 7 , a. 6 , c.

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