Sei sulla pagina 1di 15

ETAPAS EVOLUTIVAS

DE LA SEXUALIDAD
EN LA INFANCIA Y
ADOLESCENCIA
 Neuropsicología
 Neurociencias
 Sueño
 Psicopatología
 Terapias
 Autores
 Educación

La sexualidad es un tema altamente debatido a lo largo de la historia. Consigo, ha traído


algunas implicaciones a nivel filosófico, religioso, cultural y social. En algunas ocasiones,
ha sido vista como un aspecto controversial. No obstante, si algo tenemos que tener claro,
es que es parte de nuestra naturaleza humana. Es por ello que, mientras más
normalicemos el conocer y hablar de estos temas, será más fácil cuidarnos y cuidar a los
que queremos. Nos proponemos entonces a conocer las diferentes etapas evolutivas de la
sexualidad en el ser humano, específicamente, en la infancia y adolescencia.

LA SEXUALIDAD EN LA INFANCIA
La capacidad del cuerpo humano para mostrar una respuesta sexual está presente desde
el nacimiento. A continuación, dividiremos esta etapa entre la lactancia y la infancia
temprana.

LACTANCIA (0-2 AÑOS)


Desde bebés, como parte del desarrollo y el crecimiento, se pueden observar ciertas
conductas. Por ejemplo, los lactantes juegan con sus propios genitales produciendo cierta
autoestimulación placentera. A pesar de que esta etapa es del “juego egocentrista”
(según Piaget), cuando hay interacción social entre ellos, los niños, se abrazan, acarician,
etc. Estas conductas forman parte de la intimidad erótica posterior en la vida. A pesar de
que no todas estas conductas son de tipo sexual, los niños pueden vivir situaciones
placenteras como colocarse objetos dentro de la boca, el chupeteo, ser abrazado,
arrullado, acariciado o mimado. En general, el contacto físico puede generar en el
lactante una reacción agradable, reacciones que influirán en la intimidad durante la

etapa adulta (Feldman, 2007).

Por otro lado, la relación madre/ padre/ cuidador-hijo es muy importante para las
relaciones sexuales y emocionales en etapas posteriores. Este vínculo comienza desde
el nacimiento y se prolonga hasta el final de esta etapa. Se facilita por las formas de
contacto físico que se le demuestre al lactante. Estas experiencias son las primeras que
vivimos con respecto al amor y el apego. A los 2 ½ o 3 años, el niño puede identificar
su sexo biológico. Al comienzo, piensa que estas diferencias radican únicamente por la
vestimenta y aspecto físico. No obstante, poco después adquiere consciencia del área
genital y de las diferencias que existen, mostrando curiosidad por estas. Mientras tanto,
entienden que pertenecen al mismo sexo de su progenitor correspondiente.

INFANCIA TEMPRANA (3-7 AÑOS)


En esta etapa se despierta en interés por múltiples áreas, incluyendo las actividades
sociales. Por lo tanto, no es poco común observar conductas de autoestimulación, no
obstante, los niños están en capacidad de aprender a diferenciar lo público de lo
privado. yo pondría acá que si eso pasa y no diferencias se les explique amablemente, no
que se les castigue A los 3 o 4 años comienzan a tener cierto concepto sobre la existencia
de diferencias genitales y se interesan en situaciones como las posiciones para orinar, por
ejemplo. Por otro lado, disfrutan de abrazar a sus padres, besarles e incluso proponerles

matrimonio.
A los 5 años los niños se vuelven más pudorosos debido al aprendizaje de las
restricciones sociales, las enseñanzas de los padres, etc. Esto termina en el juego
sexual, que es motivado principalmente por la curiosidad. Como resultado, a partir de los 4
o 5 años, la sexualidad de los niños vuelve más social. Es posible que los niños realicen
juegos imitando a los adultos (jugar al doctor), se abracen, besen, muestren sus
genitales, los manipulen, etc. Aproximadamente a los 5 años, los niños tienen formado un
concepto general de aspectos como el matrimonio, la pareja de géneros opuestos, entre
otros, por lo que practican juegos que impliquen la participación de diversos roles (jugar al
papá y a la mamá, por ejemplo).

PRE-ADOLESCENCIA Y SEXUALIDAD (8-12


AÑOS)
Este periodo es una etapa de transición entre la infancia, la pubertad y la
adolescencia. Alrededor de los 9 y 10 años comienzan los primeros cambios físicos. Es
decir, la formación de los botones de los senos en las niñas y el crecimiento del vello
púbico (debido a la adrenarca = maduración de las glándulas suprarrenales) (Papalia et
al., 2009). Muchos niños comienzan a sentirse físicamente atraídos por el sexo opuesto en

esta etapa.

Durante este periodo, suele existir poca conducta sexual entre hombres y mujeres,
muchas veces, debido a la división social entre ellos. Es común que escuchen por primera
vez sobre las relaciones sexuales en este periodo, sus principales reacciones son de
asombro e incredulidad. Asimismo, es común que existan momentos de exploración
sexual. De igual manera, se produce una transición en la naturaleza de las relaciones
sociales. En esta etapa los preadolescentes comienzan a participar en actividades mixtas
como las citas y la búsqueda o interés en tener una pareja.

ADOLESCENCIA: DESCUBRIENDO LA
SEXUALIDAD (13-19 AÑOS)
En esta etapa, ocurre un aumento repentino en el interés sexual. Este es producto de los
diversos cambios corporales y la toma de consciencia sobre ellos. Adicionalmente, se
produce un cambio y elevación en los niveles hormonales, sumado a un énfasis cultural
sobre el sexo y el ensayo de los roles adultos. Estos procesos varían en edad según la
persona, mientras más temprano se produzcan, más rápido se cumple el proceso y se
llega a la adultez (Delamater, 2006).

LOS CAMBIOS CORPORALES DE ESTA ETAPA


Esta etapa se ve marcada, sobre todo, por el hecho de que los adolescentes están
físicamente preparados para procrear y tener hijos. No obstante, no están
preparados psicológicamente para hacerlo. Procesos como la menstruación en las
mujeres y la eyaculación en los hombres, son las muestras de que el aparato reproductivo
está funcionando con normalidad. Adicionalmente, hay caracteres sexuales primarios,
secundarios y terciarios que preparan al adolescente y lo acercan más a su cuerpo de
adulto.

Para los varones, los niveles de testosterona tienen una fuerte relación con la actividad
sexual, coito, masturbación, grado de excitabilidad, etc. Por otro lado, en el caso de las
mujeres, el desarrollo de una figura “curvilínea”, la presencia de testosterona y, sobre todo,
progesterona y estrógeno, afectan principalmente sus conductas sexuales. Todas estas
conductas en los jóvenes suelen ser parte del descubrimiento y aprendizaje de la
propia sexualidad.

LA SEXUALIDAD A NIVEL SOCIAL


Esta es una etapa en donde la relación entre los pares es muy importante debido a que el
grupo social es su principal referente. En consecuencia, muchas actividades a nivel
sexual las realizan debido a la “presión social” del grupo. De igual manera, es una etapa
en donde muchos adolescentes experimentan hasta descubrir su orientación sexual
(Papalia et al., 2009). Esto, por supuesto, no es una decisión fácil, se trata de un posible
conflicto en su identidad que incluye un costo emocional, personal, familiar y social. En
consecuencia, es importante que el adolescente tenga la guía adecuada de un adulto,
especialmente de los padres, para poder orientar cualquier duda que tenga, lejos de
cualquier juicio de valor personal.

Es, precisamente en este momento de la vida, donde tienen una mayor curiosidad


sexual y es muy común que los adolescentes traten de probar y experimentar la mayor
cantidad de formas de vivir su sexualidad. Por lo que recalcamos que las guías e
información disponible para ellos son imprescindibles para evitar consecuencias que
puedan alterar su ritmo de vida. Por ejemplo, un embarazo no deseado o enfermedades
venéreas debido a las implicaciones físicas, psíquicas, emocionales y psicológicas que se
manifiestan con este tipo de experiencias para las que no suelen estar preparados
(Delamater, 2006).

HABLAR DE SEXUALIDAD CON LOS NIÑOS


Y JÓVENES
Aprender y hablar de sexualidad es un paso importante para contribuir a una vida
saludable. Hablar con los niños y jóvenes sobre este tema es trascendental para generar
vínculos de confianza y convertirse en una fuente de apoyo. ¿Cómo hacerlo de forma
positiva? Repasamos algunas recomendaciones generales sobre el tema (Santacruz,
2017):

 Utilizar recursos y un lenguaje adecuado de acuerdo a la edad de los niños

o adolescentes.
 Abordar a la sexualidad con sus múltiples aspectos (emociones, deseo,
pareja, relaciones, afectividad, responsabilidad afectiva, prevención de situaciones
de abuso, consecuencias, etc.). Es decir, sin limitarse al aspecto anatómico
únicamente.
 Evitar emitir juicios de valor o juzgar conductas, dudas o preguntas que
surjan.
 Comunicar la información con naturalidad.
 Informarse previamente y estar constantemente actualizados con respecto a
la información compartida.
 Mostrar apertura y disponibilidad frente a cualquier duda.

CONCLUSIÓN
Sin duda alguna la sexualidad es un tema importante en nuestras vidas. Comprender que
este aspecto, lejos del tabú social, es necesario de abordar con los niños y adolescentes,
nos abre las puertas a la prevención de muchas situaciones negativas. Por otro lado y,
más importante aún, nos abre la puerta a vivir una sexualidad saludable y positiva, que nos
permita desenvolvernos día a día con responsabilidad y libertad. Resaltamos, por tanto, la
importancia de generar espacios de diálogo y apoyo desde tempranas edades,
naturalizando a la sexualidad como otra área fundamental en nuestras vidas.

La sexualidad en las diferentes etapas de


la vida y en situaciones especiales
 

En la infancia
Desde la visión de la vida sexual del ser humano como algo flexible, cambiante y en
permanente proceso de transformación, se capta en toda su hondura la realidad del
hecho sexual. La sexualidad no tiene una sola función, ni es algo particular de un
periodo de la vida del ser humano. No es algo rígido desde que nacemos hasta
nuestra muerte. Cada etapa de nuestra vida tiene sus peculiaridades y la sexualidad
no es ajena a esta realidad. Por ello, una visión positiva, enriquecedora y responsable
de las bondades del sexo permite disfrutar de lo bueno de nuestra sexualidad en cada
uno de los periodos de la vida.

La infancia, a la que se ha considerado un periodo asexuado de la vida tiene, por el


contrario, una gran importancia en la formación del ser sexuado. Cuando nacen, la
niña y el niño tienen un patrón de conducta sexual poco diferenciado. A excepción de
los órganos genitales, distintos en cada sexo, el comportamiento motor y sensorial es
semejante en ambos.

En este periodo, que se prolonga desde el nacimiento a la adolescencia, se producen


una serie de cambios físicos y psíquicos que constituyen el desarrollo. Para
comprender esta etapa como génesis de la sexualidad humana hay que tener en
cuenta los siguientes aspectos:

 El ser humano nace con unas estructuras centrales activas que son
determinantes de la frecuencia, la forma y la orientación de la conducta sexual.
Estas estructuras se relacionan y adaptan a la realidad externa y al sujeto.

 El desarrollo sexual es fruto de la persona y de su modo de actuar, de la


relación con su medio y de las circunstancias que de él emanan.

 En paralelo con los aspectos biológicos con los que nacemos, comienzan a
influirnos una serie de determinantes externos al sujeto y cambiantes en el
tiempo. Entre ellos podemos hablar de factores culturales, religiosos,
ideológicos y sociales. Se manifiestan a través de las pautas de crianza y
criterios educativos referidos al dimorfismo sexual (el hecho de que en la
especie animal humana hay dos sexo, el femenino y el masculino), con una
marcada influencia en la diferenciación psicosexual entre niñas y niños. Por
ello podemos considerar de un modo genérico que el desarrollo sexual es
consecuencia de la interacción del sujeto (formado por su cuerpo y su psique),
su medio socio-cultural y los acontecimientos que vaya experimentando.

Características propias de esta etapa


La sexualidad infantil tiene una serie de características que la hacen diferente a la de
otras etapas de la vida:

 La sexualidad en las etapas posteriores de la vida va a tener su base en la


sexualidad infantil.

 Lo genital no tiene importancia en esta etapa.

 Los aspectos sociales y afectivos asociados a lo sexual tienen una gran


relevancia.

 Los juegos sexuales de este periodo se basan en la enorme curiosidad y la


tendencia a imitar que le son propias.

 Las expresiones de la sexualidad en esta etapa reflejan las necesidades del


propio desarrollo.

 El que se puedan establecer vínculos afectivos satisfactorios en este periodo


va a facilitar un referente para un desarrollo armónico en la edad adulta.

 Las preferencias sexuales no están determinadas.

Superar problemas como los celos permiten ver el mundo de modo menos
egoísta y aprender que compartir no es perder sino ganar

Primer año de vida


En este periodo la relación entre el bebé y su madre tiene un efecto modelador de
enorme importancia. Hay autores que hablan de que la vinculación en el contacto, el
apego y la separación van a constituir el núcleo de la personalidad y la sexualidad del
sujeto en el futuro.

De los 2 a los 6 años


En esta etapa de la vida del niño y la niña hay una serie de cambios fundamentales
(motores e intelectuales) para su desarrollo en general y que tendrán un significado
especial para el desarrollo sexual.

 El control de esfínteres y el modo de afrontar los padres y madres las


circunstancias que los rodean puede influir en el desarrollo de la sexualidad del
adulto.

 Los problemas de celos y su superación le van a permitir ver el mundo de las


relaciones de modo menos egocéntrico y aprender que compartir no es perder,
sino ganar.
 La curiosidad que siente en esta etapa se hace extensiva también a su
sexualidad. De ahí que podamos hablar de curiosidad informativa hacia el
mundo que le rodea, curiosidad por lo físico y lo emocional, y también en el
plano sexual. El niño explora su propio cuerpo y las sensaciones que va
percibiendo. Aquí se corre el riesgo de que la actitud de los adultos no sea
colaboradora. Deben evitarse los gestos de desaprobación, los silencios o la
incomodidad, porque se convierten en un cúmulo de mensajes para los niños y
las niñas que influyen de manera notable en la percepción que tendrán sobre
su cuerpo. Es evidente que el niño o la niña van a sentir curiosidad por el otro u
otra. Querrán investigar en las diferencias físicas; aparecen conductas que se
pueden denominar como voyeuristas (mirar) y exhibicionistas (mostrarse).
Comienzan los juegos en los que los/as niños/as imitan conductas de marcado
carácter sexual, que ven en su entorno, en la televisión etc. Incluso en los
últimos años de esta etapa co mienzan las actividades autoexploratorias y
autoestimulatorias que pueden generar angustia en los mayores y provocar
reacciones reprobatorias hacia el menor si no se contemplan como naturales y
no se juzgan ni se intentan corregir. En esta etapa tiene una especial
importancia el proceso de identificación e imitación de modelos de conducta
sexual, que comienzan a definir las actitudes ante la sexualidad y los modos de
relacionarse en los planos erótico y afectivo.

De los 7 a los 10 años


En este periodo el niño y la niña son más autónomos, se manejan mejor en el mundo
real y conocen su identidad sexual. Por otra parte, la escuela adquiere una mayor
importancia en su desarrollo, aunque de poco sirve en esta disciplina si el mundo
académico continúa sin aportar ningún tipo de educación sexual reglada. Es un
periodo en el que las prohibiciones en todo lo concerniente a lo corporal y a lo sexual
se hacen mucho más explícitas. De ahí que las conductas sexuales se hagan menos
espontáneas y abiertas, sean más sutiles y ocultas, y logren pasar desapercibidas a
ojos de los adultos. De manera errónea, estas conductas pueden llevar a considerar
esta etapa como de desinterés sexual o periodo de latencia. Sin embargo, persisten
los juegos sexuales, que, aunque adquieren unas motivaciones añadidas, parten de la
curiosidad como elemento básico. El niño y la niña se afirman en lo que conocen por
observación de la conducta de los adultos; son conscientes de las sensaciones físicas
y emocionales asociad as al contacto y la cercanía física; experimentan la excitación
sexual y la relación afectivo-sexual con su grupo de iguales. Por ello, las actitudes de
reprobación o castigo por su curiosidad pueden tener una influencia negativa en el
desarrollo posterior de la esfera psico-sexual de la persona.

Las etapas de la sexualidad, según


Sigmund Freud
Por: @MarianaTiquet -   17 de septiembre, 2015
 
4.2k

Conoce cuáles son las etapas de la sexualidad, según


la psicología de Sigmund Freud.

Misterioso y complejo es el hombre cuyas acciones tienen un fondo que debería ser
analizado. Por ello, el interés de Sigmund Freud se centró en conocer más sobre el ser
humano, en las etapas que experimenta y cómo se desarrolla en cada una de ellas. Ello
le llevó a desarrollar su teoría acerca de las etapas de la sexualidad.

La sexualidad es parte esencial de la vida de todos los seres humanos, pues desde que
nacemos gozamos de ésta. Cómo se desarrolla depende, de acuerdo con Freud, de las
experiencias vividas en distintas etapas, además de lo que hay en el inconsciente,
aparentemente alejado del ser humano y poco visible pero de gran relevancia. De
acuerdo con el padre del psicoanálisis, la sexualidad es un tema clave en la personalidad
e influye de una manera u otra en las decisiones que tomamos día a día. 

Durante su vida realizó diversos ensayos sobre la teoría psicoanalítica y las fases de la
evolución de la libido. Tres ensayos sobre la teoría sexual (1905) fue la primera edición
en la que mostró el desarrollo de éste: la sexualidad infantil y la sexualidad puberal y
adulta. Entre la primera y la segunda mostró un periodo de latencia, es decir un periodo
en el que se detenía el desarrollo sexual.

Uno de los aportes más relevantes de Freud fue argumentar que el camino hacia una
actitud sexual madura comenzaba desde la infancia y no en la pubertad como muchos
creían. Para llegar a esta conclusión, Freud se dedicó a observar el comportamiento de
los niños y analizar prácticas tan inocentes como podía ser chuparse un dedo, lo que en
realidad está relacionado con la sexualidad. Más tarde, entre 1913 y 1923, introdujo una
serie de estudios dentro de la etapa pregenital: oral, anal y fálica.

Etapa oral
Esta es la primer etapa que distingue Freud. En ésta el placer se centra en la boca, por lo
que es importante que el bebé experimente. Cuando esta en la etapa oral conoce el
mundo a través de la boca, así es que puede conocer su entorno. Por eso es común que
el niño se chupe el dedo o que todo lo que encuentre a su alrededor se lo lleve a la boca.
Los padres que impiden que los bebés vivan esta etapa estarán perjudicando al niño y
éste podrá tener algunos traumas más adelante por no haberlo vivido como era debido.
Es también por eso que es importante que cuando se deja de dar pecho al niño se haga
paulatinamente y no de un día a otro. Esto podría tener efectos posteriores negativos,
pues se trata del primer placer del bebé. La relación con la madre también es muy
importante, pues hay una relación entre comer y ser comido.
 

Etapa anal
Esta etapa se presenta entre el segundo y tercer año y es cuando toda la atención se
centra en el control de los esfínteres. Así el niño encuentra placer al momento en el que
defeca. De acuerdo con Freud, el niño se da cuenta que entrega una parte de su cuerpo
cuando defeca. Es importante que esta etapa se viva en el momento justo. Que se le
enseñe al niño con paciencia y sin demasiadas presiones. Si se maneja mal puede
generar en un futuro problemas de estreñimiento y provocar algunas obsesiones. Se trata
de una fase que Freud describe como actividad-pasividad; la primera también la conoce
con el nombre de pulsión de dominio que es el deseo por apoderarse con fuerza del
objeto. La segunda está más relacionada con la expulsión y retención de las heces, que
se relacionan con el rechazo. De acuerdo con Freud, esta etapa es importante por la
simbolización; en la edad adulta se verán algunos aspectos relacionados con el orden,
avaricia o testarudez, dependiendo de cómo se haya pasado la etapa
anal. 

Etapa fálica
Durante esta etapa el placer se centra en los genitales. Freud la exploró a detalle en 1923
en La organización genital infantil. Esta etapa ocurre entre los 3 y 5 años y es cuando
los niños y niñas buscan diferenciarse entre sí y se dan cuenta de las diferencias. No
sólo lo notan a través de la vestimenta, sino también entre los genitales. Es cuando
surgen preguntas sobre por qué los niños tienen pene y las niñas no. Se vive una
curiosidad que no debe ser reprimida. Las respuestas que se den a los niños son
fundamentales en esta etapa para que no obstruyan otras capacidades de aprendizaje en
general. Esta etapa se denomina fálica porque Freud hablaba de la relevancia del falo.
Para él lo más relevante era el falo y no la vagina.

Etapa de latencia
Este periodo se encuentra entre la niñez y la adolescencia. Es una etapa relativa en la
que se detiene la investigación sexual infantil. Se vive un periodo en el que, debido a la
represión ya existente, se vive una especie de amnesia infantil. La sexualidad volverá a
aparecer en la pubertad. 

Etapa genital
Esta etapa ocurre al momento en el que el cuerpo experimenta cambios físicos, por lo
que los genitales son el interés central de los individuos. La pubertad es una etapa que
muchos describen como difícil, pues hay muchos cambios tanto físicos como psíquicos
que pueden ser invasivos. Durante muchos años el tema de los cambios en el cuerpo y
de la sexualidad eran ignorados por los padres, a quienes les resultaba más fácil evitar el
tema, sin embargo, en años más recientes se ha visto la importancia de mantener una
discusión abierta con los jóvenes para que puedan aclarar dudas y así no tengan tramas
en la vida adulta

Educar en sexualidad es función de los padres y la recomendación es hacerlo con


naturalidad desde que los niños son pequeños, atendiendo a su madurez
emocional e intelectual, evitando adelantar contenidos que pueden entenderse
con facilidad más adelante. Para desarrollar más a fondo este tema, la psicóloga
Mónica Poblador responde en esta entrevista a las preguntas que con más
frecuencia nos hacemos los padres para educar a nuestros hijos en sexualidad.

Cómo adaptar la educación sexual a la edad de los


niños

¿Cuándo debemos comenzar la educación sexual de nuestros hijos?


Desde el principio, desde que nacen nuestros hijas o hijas. Se educa con los
abrazos, con las caricias, con las muestras de afecto, con el contacto piel con piel...
y esto se empieza a educar en la cuna. Mucho antes de las preguntas o los
'tocamientos'. El contacto corporal y la comunicación con las figuras de apego del
bebé, pueden ser decisivos para establecer una sexualidad sana.

Porque en los brazos el bebé aprende los sentimientos de seguridad y protección.


Los bebés también tienen capacidad de sentir placer, de encontrarse a gusto y a
disgusto, aunque todavía estén muy lejos de incorporar significados eróticos a
estas sensaciones. En definitiva, desde la cuna ya se aprende a reconocer y
expresar emociones. 

¿Cuáles son las edades infantiles del descubrimiento de la sexualidad y qué


necesitan los niños en cada una de ellas? 
Las primeras manifestaciones de vida sexual en la infancia se producen desde
bebé. Poco a poco, el bebé va desarrollando nuevas capacidades lingüísticas y
motoras, con las que progresivamente irá participando e incorporándose a su
entorno. Hablamos de la etapa que va entre los 18-24 meses hasta los 6 años.

Es a partir de este momento cuando, cuando cobrará importancia cómo se


resuelva la curiosidad o sus preguntas, la actitud que se tenga ante sus
tocamientos o los modelos de pareja, hombres y mujeres, que les ofrecemos para
que se identifiquen. 

¿Cuándo aparece la curiosidad por los genitales?


Es lógico que, en estas primeras edades, aparezca la curiosidad por los genitales y
por las diferencias entre niños y las niñas o con las personas adultas. A partir de
los 6 años hasta los 12 años si preguntamos a los padres y madres sobre la
curiosidad y la actividad sexual de sus hijos e hijas, muchos dirán que es poca.

Sin embargo, ocurre todo lo contrario, es probable que algunos juegos continúen,
y que tanto la curiosidad, como la importancia que tiene lo que se ve y se oye,
haya aumentado. Lo que no se ve no significa que no existe. Será esta una etapa
muy adecuada para trabajar desde lo importante, sin prisas y sin urgencias.  

¿Cómo debemos nombrar los genitales?


Dentro de la educación sexual está el contribuir a que los genitales sean una parte
aceptada de un cuerpo aceptado. Para ello, es preciso que tengan su nombre, que
estos no sean despectivos y que ayuden a distinguir cada una de las partes.

Es decir, que no vale utilizar un mismo nombre para dos cosas. Por ejemplo,
'culete' para referirse al culo y, a la vez, para la vulva. O 'culete de adelante' y
'culete de atrás' que sigue generando confusión. Dos cosas, dos nombres. 
¿Se puede preparar el camino para abordar ciertos temas en la adolescencia?
La preadolescencia es momento de preparar los cambios futuros, antes de que
lleguen, para no llegar tarde. El mensaje que les debemos dar es: sabemos que
nadie se queda sin madurar, cada uno tiene su ritmo, y al final, sea cual sea el
resultado, éste será el de un cuerpo preparado para el placer, el afecto, y para las
relaciones personales y eróticas. 

¿Qué debemos hacer cuando descubrimos a nuestro hijo explorando su


cuerpo?
Estos tocamientos o masturbación infantil, al principio, tienen como objeto la
autoexploración pero, enseguida, tendrán también como objeto el placer. Es
indudable que, los niños o niñas de estas edades que se tocan, lo hacen porque
encuentran sensaciones agradables. No se trata de situarse a favor o en contra, ni
de juzgar si es bueno o malo, sino de valorar si la conducta se presenta de forma
adecuada o inadecuada.

No es igual, ni debemos actuar igual, si la masturbación se realiza, en un


restaurante, en un parque público o en el recreo o si lo hace a solas en su cuarto.
En los primeros casos se le podrá decir 'esto aquí o ahora no se hace, cuando
estés tu solo'. De este modo se dan criterios, no se juzga, y se señalan
alternativas. 

¿Qué pasa cuando lo hacen con otros niños y niñas?


Es habitual que niños y niñas, en algún momento, jueguen a tocarse o a
desnudarse y lo suelen hacer por varias razones: por 'curiosidad', tanto por el
cuerpo propio como por el del otro, ya sea ese otro del mismo o de distinto sexo o
por 'imitación' de lo que ellos consideran que puede suceder en el mundo adulto y
por lo agradable que pueda resultar el juego en sí mismo.

Si con la masturbación se debía aprender a distinguir entre el ámbito público y el


privado, ahora con más razón. Pero además, ahora, también deberemos estar
atentos a que nadie esté jugando a algo a lo que no quiera jugar o con lo que no
se lo pase bien. Si es un juego, tiene que ser querido y divertido para los dos o si
no dejaría de ser un juego.

Estos juegos no tienen trascendencia y casi siempre tienen fecha de caducidad, en


cuanto dejen de resultar novedosos. También podemos aprovechar estas
situaciones de charla posterior para hablar de sexualidad: de diferencias entre los
niños y las niñas, de amistad, etc. 

¿Qué es lo que no debemos hacer? 


- Hacerles sentir que están haciendo algo malo. Regañar, castigar, insultar.

- Prohibir la amistad con ese niño o niña por jugar 'a esos juegos'

- Montar un escándalo que involucre a los demás, por ejemplo a familiares u otros
padres o niños y niñas.

- Recordar continuamente el hecho y comentarlo con otras personas.

Cada padre y madre podrá razonar por qué son contraproducentes todas estas
reacciones de los adultos. No vayamos a generar un problema donde no lo hay, o
a transmitir un concepto de la sexualidad basado en el miedo, en lo prohibido, en
lo tabú, concepto que cuando queramos cambiar en otras edades, como la
adolescencia o la juventud, ya lleguemos bastante tarde.

Potrebbero piacerti anche