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El análisis funcional aplicado comparte los mismos planteamientos teóricos que el análisis experimental
de la conducta. Se trata de interpretar el conductismo de Watson desde un planteamiento radical, sin
recurrir a mecanismos que no sean directamente observables
La explicación de la conducta no necesita recurrir a constructos hipotéticos, sino que puede y debe
hacerse analizando las relaciones funcionales entre las conductas externas y los estímulos ambientales
antecedentes y consecuentes. El concepto de función es esencial en este contexto porque resalta que lo
importante no es la conducta en sí, sino las consecuencias que produce; de ahí que se utilice el término
“operante” para referirse a todas las conductas que tienen el mismo efecto sobre el ambiente
Los planteamientos teóricos de Skinner se desarrollaron a partir de sus trabajos en el campo del
condicionamiento instrumental. El estudio experimental de este tipo de aprendizaje tuvo su origen en el
trabajo de Thorndike, quien formuló, entre otros principios, la Ley del Efecto (“Las consecuencias
agradables o satisfactorias que siguen a una respuesta incrementan la conexión entre estímulo y
respuesta, mientras que las consecuencias desagradables o insatisfactorias debilitan dicha conexión”).
Skinner investigó extensamente este tipo de aprendizaje y describió nuevos fenómenos y principios y
reformuló la Ley de Thorndike sin utilizar conceptos mentalistas ni supuestas conexiones E-R no
observables. Según la Ley empírica del efecto, el aprendizaje instrumental se entiende como “el
aumento en la probabilidad de una conducta como consecuencia de los cambios estimulares
contingentes a dicha conducta”
De acuerdo con el modelo conductista radical, la principal fuente de control de la conducta instrumental
son sus consecuencias. Cuando las consecuencias de una conducta hacen que ésta aumente, se dice que
la conducta ha sido reforzada. Sin embargo, el concepto de refuerzo en el contexto del aprendizaje
instrumental debe distinguirse de los conceptos de refuerzo y reforzador
Dado que el carácter reforzante o punitivo es una propiedad de los estímulos, se puede decir que los
mismos estímulos se pueden utilizar como reforzadores o como castigos, dependiendo de que en un
caso (estímulos apetitivos) se presenten (reforzadores positivos) o se retiren (castigos negativos) y que,
en el otro (estímulos aversivos) se presenten (castigos positivos) o se retiren (reforzadores negativos).
Sin embargo, la capacidad de aprendizaje del refuerzo y desaprendizaje del castigo guardan una relación
asimétrica: mientras que el refuerzo sí constituye un potente facilitador del aprendizaje, el castigo no lo
es igualmente del desaprendizaje
El control consecuente no es la única fuente de control de las conductas instrumentales. Las conductas y
sus consecuencias se producen en presencia de estímulos ambientales. Estos estímulos ambientales
pueden llegar a controlar la conducta si las consecuencias se producen sólo en su presencia y no en su
ausencia. A este tipo de control antecedente de la conducta instrumental se le denomina control de
estímulos, que se consigue reforzando la conducta solamente cuando ésta se produce estando presente
el estímulo. El control de estímulos muestra generalización cuando la conducta también se produce
ante estímulos similares, encontrándose un gradiente de generalización
Finalmente, la transferencia del control estimular de unos estímulos a otros mediante la transformación
gradual de los estímulos recibe el nombre de desvanecimiento. Se trata de conseguir que la conducta se
siga realizando mientras se introduce un nuevo estímulo de control o se retira gradualmente un
estímulo de control ya establecido
1.3.Desarrollos recientes:
La investigación experimental ha dejado claro no sólo el enorme poder que este tipo de relaciones tiene
para modificar comportamientos, sino también la complejidad de los factores que pueden intervenir en
su aprendizaje. Los primeros estudios resaltaron la importancia de la contigüidad temporal entre la
conducta y la consecuencia y no su relación de causalidad. La contigüidad temporal sin contingencia
supone que pueden aprenderse conductas por la mera coincidencia fortuita, lo que se conoce como
conducta supersticiosa. En este contexto, se han ido introduciendo conceptos cada vez más cognitivos,
como el de los juicios de causalidad
Otro desarrollo importante fue el relacionado con la indefensión aprendida, que hace referencia a las
dificultades de aprendizaje de nuevas respuestas después de haber sido expuestos a contingencias nulas
entre sus comportamientos y determinadas experiencias aversivas o traumáticas. La preexposición de
un individuo a una situación aversiva incontrolable produce un tipo de déficit que interfiere o impide el
aprendizaje posterior a nuevas respuestas
Otra línea de investigación reciente ha resaltado la relevancia de los factores biológicos y la necesidad
de tenerlos en cuenta como facilitadores o inhibidores del aprendizaje. No todas las respuestas se
pueden condicionar instrumentalmente ni con la misma facilidad: las conductas apetitivas y defensivas
tienen una mayor facilidad para ser aprendidas siempre que el procedimiento de reforzamiento sea
coherente con el sistema motivacional que sustenta tales conductas
Los desarrollos anteriores apuntan a la necesidad de incorporar aspectos explicativos que van más allá
del marco teórico en el que se sitúa el conductismo radical. Sin embargo, la complejidad de los factores
que afectan al condicionamiento operante ha sido también resaltada. Por ejemplo, es muy raro que se
produzcan contingencias únicas o individuales, sino que lo normal es que se produzcan contingencias
múltiples y contingencias competitivas. Desde esta perspectiva, la conducta operante se entiende como
una conducta de elección entre alternativas diferentes (ley de igualación de Hernstein), de forma que la
frecuencia de una conducta puede alterarse no sólo manipulando la contingencia de la conducta
seleccionada, sino también manipulando la contingencia de las conductas competitivas
Finalmente, otra línea de investigación es la que se refiere al papel del lenguaje del psicoterapeuta
Todas las técnicas operantes de adquisición de conductas implican el uso del reforzamiento positivo o
del negativo. En muchos casos, la adquisición se entiende en el sentido de incrementar la probabilidad
de una conducta que ya existe en el repertorio del individuo, pero con una tasa de respuesta muy baja.
Sin embargo, en otros casos, las conductas a adquirir no existen en el repertorio de la persona, y el
simple reforzamiento no es posible sin la ayuda de otros procedimientos complementarios. Estos
procedimientos son el moldeamiento, el encadenamiento, la imitación y la instigación
También se denomina aprendizaje por aproximaciones sucesivas, sirve para instaurar conductas que no
están en el repertorio de la persona. Se refuerzan las nuevas aproximaciones, cada vez más cercanas a la
conducta objetivo, dejando de reforzar las viejas aproximaciones, que quedan cada vez más lejanas. Con
este procedimiento, vamos moldeando, dando forma poco a poco
2.1.2. El encadenamiento:
Se trata de una técnica que se utiliza para instaurar conductas, y consiste en descomponer la conducta
final/objetivo en conductas más simples que, cuando se encadenan, conforman la conducta final. La
diferencia entre encadenamiento y moldeamiento se encuentra en el mantenimiento o no de las
subconductas que llevan a la conducta final. En el moldeamiento ya no se mantienen las subconductas
mientras que en el encadenamiento sí
Una vez adquirida la conducta, se deja de reforzar y se empieza a reforzar la segunda subconducta, pero
sólo si va precedida de la primera. Cada nueva subconducta es, por tanto, objeto de reforzamiento, pero
siempre que vaya precedida de las anteriores subconductas. La conducta final es la secuencia de todos
los eslabones
Se trata de facilitar la ejecución inicial de una nueva conducta reproduciendo la conducta de un modelo.
Desde la perspectiva operante, este tipo de aprendizaje se explica por las consecuencias reforzantes que
tiene la propia conducta imitativa. Desde esta perspectiva, el aprendizaje no se produce durante la
observación, sino, posteriormente, durante la ejecución de la conducta imitada
2.1.4. La instigación-guía:
Se utiliza cuando la conducta que se está intentando enseñar resulta difícil de adquirir mediante
aproximaciones sucesivas, encadenamiento o imitación. Consiste en ayudar físicamente a ejecutar la
conducta
En la medida en que estas ayudas ya no son necesarias, se deben ir retirando de forma progresiva. Los
estímulos de ayuda física tienen el objetivo de captar la atención hacia la conducta que debe
aprenderse, así como la de facilitar su ejecución para que pueda ser reforzada
De acuerdo con el modelo operante, las conductas se adquieren y se mantienen por sus consecuencias
reforzantes. Dejar de reforzar una conducta significa iniciar su desaprendizaje o extinción. Los
programas de reforzamiento son la clave para ayudar a mantener una conducta adquirida, incluso para
aumentar su probabilidad, sin tener que seguir reforzando la conducta de forma continuada
Los programas de reforzamiento continuo son los que se utilizan durante la fase de adquisición,
mientras que los programas de reforzamiento intermitente son los que se utilizan durante la fase de
mantenimiento e implican administrar las consecuencias reforzantes de forma contingente a la
conducta, pero de acuerdo a un criterio de tiempo o de número de conductas
Los programas de razón son aquellos en los que la recompensa se basa en el número de respuestas que
da la persona. Este número de respuestas puede ser fijo o variable. Los programas de intervalo son
aquellos en los que la recompensa se aplica contingentemente a la primera respuesta que ocurre
después de que ha pasado un cierto periodo de tiempo. El reforzamiento es independiente de que
durante el intervalo temporal de no reforzamiento se hayan realizado o no las conductas. Ese periodo
de tiempo también puede ser fijo o variable
Los 4 programas tienen efectos bien diferentes. Los cuatro programas mantienen las respuestas, pero
con un patrón de incremento diferentes. En los programas de intervalo y razón fijos, después del
reforzamiento se observa una paralización de la tasa de respuestas, reanudándose su ejecución
transcurrido un tiempo. En los programas de intervalo y razón variables, sin embargo, se observa una
línea ascendente estable en la que se sigue realizando la conducta de forma regular, sin interrupciones.
Por otra parte, se observa que la inclinación general de los 4 programas es mayor para los programas de
razón que los de intervalo. Todo ello sugiere unos efectos diferentes en el mantenimiento de las
conductas que deseamos implantar
Los programas de reforzamiento intermitente pueden combinarse para formar programas complejos.
Los criterios de intervalo y de razón, por ejemplo, pueden combinarse para generar programas de
reforzamiento diferencial de tasas altas o bajas. Del mismo modo, se pueden generar programas
múltiples combinando de forma secuencial varios programas simples
2.3.Técnicas de reducción de conductas:
2.3.1. La extinción:
Consiste en eliminar los reforzadores que están manteniendo la conducta no deseada. Se trata de
romper la relación existente entre la respuesta y sus consecuencias. Este procedimiento consigue
reducir la frecuencia de la respuesta hasta los niveles previos al reforzamiento o eliminarla
completamente. No obstante, desde que se inicia la extinción, la conducta se sigue manteniendo
durante un cierto tiempo
Los programas que mantienen la misma tasa de respuesta durante más tiempo son los de razón variable
y razón fija. Los programas de intervalo fijo producen un aumento de la tasa de respuesta
inmediatamente después de iniciada la fase de extinción, reduciéndose posteriormente poco a poco.
Finalmente, los programas de intervalo variable mantienen la tasa de respuesta bastante estable hasta
que se inicia una rápida y progresiva reducción. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, durante las
fases finales de la extinción, todos los programas suelen producir recuperaciones espontáneas de las
conductas
La extinción no está exenta de problemas. Aparte de que al inicio del procedimiento la conducta que se
pretende reducir tiende a incrementarse y de la presencia de las respuestas espontáneas, hay que tener
en cuenta los efectos emocionales que provoca la retirada de los reforzadores. La omisión de una
consecuencia positiva esperada es equivalente a un castigo negativo y el principal efecto emocional de
no recibir una recompensa esperada (premio) es la frustración y, asociada, la ira o el enfado. Por ello, se
recomienda que la extinción no se aplique nunca sola, sino en combinación con procedimientos de
reforzamiento positivo de conductas alternativas
El castigo positivo consiste en aplicar algún tipo de estímulo o suceso aversivo contingente a la conducta
que se pretende eliminar. El objetivo es reducir la probabilidad de dicha conducta. E trata de uno de los
procedimientos más utilizados por 2 razones:
Sin embargo, el castigo positivo apenas se aplica en los programas operantes de modificación de
conducta y, cuando se aplica, se hace de forma muy diferente por varias razones:
En el contexto de las técnicas operantes de reducción de conductas, cuando se usa el castigo, siempre se
aplica de forma muy diferente a su uso habitual. En primer lugar, se aplica en combinación con las
técnicas de reforzamiento positivo de conductas alternativas; en segundo lugar, se prefiere el castigo
negativo al castigo positivo y, en tercer lugar, si, a pesar de todo, hay que aplicar algún tipo de castigo
positivo, éste se aplica sustituyendo los estímulos aversivos por alguna tarea que sea socialmente
apropiada o que corrija la situación alterada (por ejemplo, la sobrecorrección)
Este procedimiento consiste en retirar reforzadores positivos de forma contingente a una conducta no
adecuada. Las 2 formas de castigo negativo más utilizadas en contestos aplicados son el tiempo fuera y
el coste de respuestas
Tiempo fuera:
Coste de respuestas:
Consiste en la retirada de un reforzador positivo de manera contingente a una conducta inadecuada (es
como una multa por una infracción). Debe cumplir una serie de condiciones:
El reforzamiento positivo es el más eficaz, tanto para adquirir conductas deseables como para reducir las
indeseables. La reducción se puede conseguir reforzando conductas incompatibles con la conducta
problema (reforzamiento diferencial de respuestas incompatibles) o reforzando periodos libre de
conducta problema (reforzamiento diferencial de otras respuestas)
El reforzamiento positivo como técnica de reducción de conductas comparte los mismos principios que
las técnicas de adquisición y mantenimiento. En particular, si las conductas incompatibles son difíciles o
complejas, deben aplicarse las técnicas apropiadas para facilitar su adquisición (moldeamiento,
encadenamiento, imitación o instigación)
Los programas de economía de fichas son programas muy estructurados que intentan maximizar la
eficacia de las técnicas operantes combinando diferentes técnicas y reforzadores. Tienen como
característica general el uso de reforzadores generalizados que se cambian por reforzadores de apoyo
de acuerdo con unas reglas de intercambio. El valor del reforzador generalizado depende de la variedad,
frecuencia y magnitud de los reforzadores primarios con los que se ha asociado. Las ventajas de estos
programas son las siguientes:
1) Fase de muestreo:
En esta fase se establece la ficha o punto como reforzador generalizado, demostrando su valor como
objeto de intercambio. En ocasiones, las explicaciones verbales son suficientes pero puede utilizarse un
“muestreo” que consiste en entregar, de forma gratuita, unas fichas con independencia de sus
conductas y, a continuación, permitirles cambiar las fichas por los reforzadores de apoyo de acuerdo con
las reglas de intercambio establecidas
En esta fase sólo se entregan fichas de manera contingente a las conductas que se desee establecer o
incrementar. Las principales características de esta fase son las siguientes:
El objetivo último es facilitar la aparición y consolidación de determinadas conductas. Una vez que estas
se han conseguido y consolidado, el paso siguiente consiste en poner esas conductas bajo el control de
las condiciones naturales en que actúa la persona. En ese momento se procede a la retirada del
programa de forma progresiva, sustituyendo poco a poco las fichas por otros reforzadores disponibles
en el medio natural
Esto se puede llevar a cabo de diferentes maneras: aumentando el tiempo entre la entrega de las fichas,
incrementando el criterio, reduciendo el número de fichas ganadas, aumentando el número de fichas
necesario… Todo esto se facilita si, durante la aplicación del programa, la entrega de las fichas o puntos
ha sido acompañada de reforzadores sociales, de forma que éstos pueden servir ahora como
reforzadores generalizados que sustituyan, en parte, a las fichas. Se trata, por tanto, de establecer
diferentes niveles de contingencias reforzantes que vayan evolucionando a condiciones más similares a
los intercambios reforzantes de la vida cotidiana
3.1.Contrato conductual:
El contrato conductual es otro tipo de programa bien estructurado en el que se combinan diferentes
técnicas de adquisición, mantenimiento y reducción de conductas. Un contrato conductual es un
documento escrito en el que se explicitan las acciones que los firmantes están de acuerdo en realizar y
en el que se establecen las consecuencias reforzantes de su cumplimiento. El procedimiento implica el
intercambio recíproco de recompensas contingentes en relación a las conductas específicas. Los
contratos conductuales deben incluir:
Cuando se realizan contratos conductuales con niños, debe tenerse en cuenta, además:
Todos los programas de economía de fichas como los contratos conductuales son, en general,
instrumentos muy potentes de modificación de conducta. La clave del éxito suele ser la sistematicidad
en la aplicación del reforzamiento positivo por las conductas adecuadas y el no reforzamiento accidental
de las conductas inadecuadas
El autocontrol fue descrito por Skinner como una modalidad más de control ambiental: aplicarse a uno
mismo las mismas técnicas que se utilizan para controlar la conducta de los demás. El autocontrol
también plantea el problema de la motivación y voluntad: la tasa de respuesta (criterio de aprendizaje
para el conductismo radical) es más un índice de motivación para realizar una conducta ya adquirida que
un índice de su nivel de aprendizaje. Por tanto, se podría decir que los programas operantes de
reforzamiento positivo tienen éxito porque consiguen motivar a las personas a realizar determinados
comportamientos dejando de realizar otros