Religión, Cultura Popular Tradicional y No Tradicional del Campesinado.

En una revisión de la literatura sobre los campesinos, Everett Rogers ha aislado

ocho elementos de una "subcultura del campesinado", que vienen a ser
características normativas aparentemente comunes a los agricultores de
subsistencia, cualquiera sea su ubicación geográfica: desconfianza en las
relaciones interpersonales, ausencia de una predisposición a innovar, fatalismo,
bajo nivel de aspiraciones, ausencia de capacidad para diferir gratificaciones,
perspectiva de tiempo limitada, familismo, dependencia de la autoridad
gubernamental, falta de orientación cosmopolita (es decir, hacia esferas más
amplias de la sociedad), y un bajo nivel de "empatía", es decir, de habilidad para
colocarse a sí mismo en el lugar de otra persona y poder imaginarse su
comportamiento. Como se demostrará más adelante, el campesino venezolano
posee la mayoría de estas características, por lo menos en relación a los demás
grupos de su propia sociedad, aunque se están notando algunos cambios en ellas.

En el área de la religión el campesino es ambivalente. En general está cerca del

promedio en cuanto al sentimiento de que la religión es importante en la vida
diaria, ya que un 58 por ciento de los asentados y un 52 por ciento de los no
asentados manifestaron que para ellos era muy importante; sin embargo, es el
grupo que tiene el índice más bajo de asistencia a la iglesia. Este último hecho es
atribuible en gran medida a la inaccesibilidad relativa de las iglesias, pero puede
reflejar en gran parte la falta de motivación.

La baja asistencia a la iglesia es una consecuencia lógica de la poca exposición

de los campesinos a las enseñanzas religiosas. Esto, a su vez, le da mayor
importancia a su gran aceptación de las normas eclesiásticas en cuanto a control
de natalidad y divorcio. Los campesinos están entre los grupos que toman la
posición moralista más fuerte en contra del divorcio y del control de la natalidad
(los rangos y los porcentajes de los grupos rurales para cada una de las medidas
de religiosidad anteriormente mencionadas se dan en el O sea, que aunque los
campesinos no son asiduos asistentes a la iglesia, han internalizado
profundamente los valores de la misma. Como lo demuestran los datos de las
otras muestras rurales, el alto nivel de religiosidad de tipo tradicional caracteriza a
la sociedad rural.

Sin embargo, esta religiosidad no los lleva hasta el punto de percibir el papel que
ha desempeñado la iglesia en el desarrollo económico y social o el que
desempeña en la política. Los campesinos están entre los grupos que menos
perciben a la iglesia como desempeñando un papel positivo en el desarrollo eco-
nómico del país, y entre los que en menor proporción reconocen que la iglesia
tiene un papel que jugar en la política, ya sea influyendo sobre los votantes o
sobre los partidos.