HABLA, TU SIERVO OYE
“Pues tus palabras son mis delicias”
Mayo 2020
“Este es el mensaje que hemos oído
de él, y os anunciamos: Dios es luz, y
no hay ningunas tinieblas en él. Si
decimos que tenemos comunión con
él, y andamos en tinieblas, mentimos,
y no practicamos la verdad;” (1 Juan
1:5-6).
Algunos sinónimos de la palabra
cultivar son practicar, desarrollar,
ejercitar, mantener. El agricultor cuida
la tierra y sus plantas usando los
medios que tiene a su alcance para
obtener de ella el fruto que desea. A la
vez desarrolla un conocimiento más
profundo de cuáles son las
necesidades del terreno para
entonces cultivarlo de forma eficaz.
Nuestra relación con el Padre es
posible gracias a la obra sacrificial de
Cristo y es el terreno que debemos
cultivar. Los medios para hacerlo han
sido provistos por Dios, pero la
responsabilidad de usarlos es
nuestra.
Al apóstol Juan le preocupaba el
estado de los creyentes en cuanto a
su comunión con Dios, y que el
enemigo, la vieja naturaleza y el
mundo, estuvieran ganando terreno
en sus corazones; preocupación que
se extiende hasta nuestros días.
Algunas preguntas que debemos
hacernos son ¿cómo voy en mi
relación con Dios? ¿cuáles son mis
prioridades? ¿estoy caminando con
él o sigo mi propio camino? Dios usa a
Juan para decirnos que nuestros
hechos revelan lo que hay en nuestro
corazón, “Si decimos que tenemos
comunión con él, y andamos en
tinieblas, mentimos, y no practicamos
la verdad;” y nos recuerda en quién
hemos creído, “Dios es luz, y no hay
ningunas tinieblas en él” (1Juan
1:5,6). Cuando uno lee este versículo
asienta con la cabeza en señal de que
estamos de acuerdo, pero una cosa
es la teoría y otra muy distinta, y difícil
de llevar a cabo, es la práctica. Aquí
todos fallamos porque en ocasiones
no creemos lo que Dios nos dice y
esto se manifiesta cuando no
practicamos la verdad.
Como hijos suyos, habiendo recibido
la luz del evangelio, nuestros hechos
y actitudes deben reflejar la verdad de
Dios, es decir, lo que profesamos
debe estar en consonancia con
nuestras acciones (el manzano no
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CULTIVANDO UNA COMUNIÓN
puede dar peras), de lo contrario
algo anda mal, estamos viviendo
una mentira. La exhortación es a
estar vigilantes en cuanto a la actitud
que tenemos frente a las situaciones
que Dios permite en nuestras vidas.
Si yo digo que creo en el amor del
Padre y desprecio a mi hermano,
hijo también de Dios, no estoy
practicando la verdad; si digo que
creo en el perdón y no he
perdonado, demuestra que yo tengo
un problema. Estas actitudes son la
razón por la que nos estancamos en
nuestro crecimiento espiritual.
Algo por lo que debemos orar
constantemente es que Dios forme
en nosotros la humildad ¡la
necesitamos! porque estaréis de
acuerdo conmigo en que no nos
gusta reconocer nuestro pecado
cuando Dios nos lo muestra, y no
debería ser así, sino entender la
realidad de esa naturaleza caída
que aun está presente. Recordemos
las palabras del apóstol Pablo, “Y yo
sé que en mí, esto es, en mi carne,
no mora el bien; porque el querer el
bien está en mí, pero no el hacerlo.
Porque no hago el bien que quiero,
sino el mal que no quiero, eso hago.
Y si hago lo que no quiero, ya no lo
hago yo, sino el pecado que mora en
mí.” (Romanos 7: 19-23). La
consecuencia de no admitirlo afecta
nuestra comunión con el Padre y con
los hermanos, además de dificultar
la obra del Espíritu en nosotros, “Y
no contristéis al Espíritu Santo de
Dios, con el cual fuisteis sellados
para el día de la redención.” (Leer
Efesios 4:17-32).
Nuestro Dios siempre nos dirá la
verdad y nuestra responsabilidad es
creerle y obedecerle. Por gracia
hemos sido puestos en esta relación
con el Padre. Por eso he puesto el
ejemplo de cultivar porque me gusta
Nº 63
pensar en mi relación con el Padre
como algo hermoso y que tengo que
cuidar, con la capacidad que viene de
él.
Juan nos habla de un andar y es así,
porque a medida que vamos
avanzando en nuestra vida cristiana,
necesitamos la luz del Señor, la cual
revela el pecado que hay en nosotros,
para que lo confesemos delante de él
y recibamos su perdón.
No tengamos miedo en sincerarnos
con el Padre amoroso, pues conoce
perfectamente nuestra condición
caída, es inútil ocultarnos de él y
aparentar algo que no somos. Esa es
la trampa del enemigo quien quiere
que permanezcamos en la oscuridad
y confusión, más Dios quiere que
veamos lo que está mal en nosotros
para despojarnos de ello y vestirnos
de su justicia y santidad, “En cuanto a
la pasada manera de vivir, despojaos
del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos, y
renovaos en el espíritu de vuestra
mente, y vestíos del nuevo hombre,
creado según Dios en la justicia y
santidad de la verdad.” (Efesios 4:22-
24).
Por último, pero no menos importante,
recordemos que el perdón de Dios es
una promesa “Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad.” (1Juan
1:9). Confiemos en su perdón pues el
sacrificio de Cristo es suficiente y
eficaz. ¡Gracias a Dios por esta
provisión! En él tenemos esperanza y
vida abundante para continuar.
Así que hermanos, habiendo sido
alumbrados con el evangelio de
Cristo, nuestra parte es permanecer
en este camino que nos conduce cada
vez más a un profundo conocimiento
de Dios, adquiriendo sus
pensamientos para hacer lo que nos
pide, siendo su anhelo formar el
carácter hermoso de su amado Hijo
en nosotros y a lo cual sólo podemos
expresar gratitud y adoración.
“Porque Dios, que mandó que de las
tinieblas resplandeciese la luz, es el
que resplandeció en nuestros
corazones, para iluminación del
conocimiento de la gloria de Dios en la
faz de Jesucristo.” (2 Corintios 4:6).
DIANA ZAMBRANO
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“Pues tus palabras son mis delicias”
Mayo 2020
“Prosigo a la meta, al premio del
supremo llamamiento de Dios en
Cristo Jesús.” (Filipenses 3:14). Este
era el estandarte del apóstol Pablo, él
mismo decía “no que lo haya
alcanzado, sino que prosigo”. Desde
que tuvo su encuentro personal con
Cristo, comenzó a subir esos
peldaños que le llevaban al premio
del supremo llamamiento. Así que,
sugerimos algunos peldaños que
debemos subir cuando somos salvos,
ya que existen muchísimos
escalones en esta vida para alcanzar
otras metas que tienen que ver con la
eternidad.
Antes de comenzar, un peldaño es un
travesaño o plataforma horizontal de
una escalera en los que se apoya el
pie al subir o bajar. Suele asociarse
con alejarse o acercarse a un objetivo
o meta.
El primer peldaño que nos
encontramos es el del
RECONOCIMIENTO. Existen varios
usos para esta palabra, sin embargo,
lo resaltante de la implicación del uso
de ella, es el hecho del “examen
detallado y meticuloso que se realiza
al objeto o a la persona objeto de
interés, para percibir su naturaleza,
su identidad o circunstancias y
características.” Un ejemplo es la
experiencia de aquel hijo prodigo del
cual el Señor Jesucristo contó en la
parábola de Lucas 15, “Y volviendo
en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en
casa de mi padre tienen abundancia
de pan, y yo aquí perezco de
hambre!” (Lucas 15:17).
El Segundo peldaño es del
ARREPENTIMIENTO. Se entiende
como la “conciencia de haber caído
en el error, en un acto injusto, rechazo
al pecado, propósito de enmendar la
falta, de reparar el daño ocasionado.
Es el proceso por el cual uno cambia
de parecer o de opinión.”
Continuamos con el ejemplo de
Lucas 15 cuando el muchacho se dijo
a sí mismo: “Me levantaré e iré a mi
padre, y le diré: Padre, he pecado
contra el cielo y contra ti. Ya no soy
digno de ser llamado tu hijo; hazme
como a uno de tus jornaleros.” (Lucas
15:18,19).
El tercer peldaño que debemos subir
es el de la CONVERSIÓN-
SALVACIÓN. “El significado literal de
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PELDAÑOS QUE HAY QUE SUBIR
la palabra es "darse la vuelta", "girar
hacia atrás", "volverse a". La
conversión significa que “el alma se
vuelve del pecado a Dios. Apartarse
del pecado es ese paso de
arrepentimiento, mientras que el
volverse a Dios es el acto de fe
m e d i a n t e e l c u a l l a
salvación se hace posible (Efesios
2:8, 9).” Ahora nos encontramos con
el desenlace de la historia de Lucas
15, “Y levantándose, vino a su padre.
Y cuando aún estaba lejos, lo vio su
padre, y fue movido a misericordia, y
corrió, y se echó sobre su cuello, y le
besó. Y el hijo le dijo: Padre, he
pecado contra el cielo y contra ti, y ya
no soy digno de ser llamado tu hijo.
Pero el padre dijo a sus siervos:
Sacad el mejor vestido, y vestidle; y
poned un anillo en su mano, y calzado
en sus pies. Y traed el becerro gordo y
matadlo, y comamos y hagamos
fiesta; porque este mi hijo muerto era,
y ha revivido; se había perdido, y es
hallado. Y comenzaron a
regocijarse.” (Lucas 15:20-24). Dice
la palabra, “El tiempo se ha cumplido,
y el reino de Dios se ha acercado;
arrepentíos, y creed en el evangelio.”
Cada vez que vamos alcanzando un
peldaño y pisando fuerte, nos vamos
acercando hacia la meta, es
importante notar que vamos
adquiriendo más estabilidad y
confianza. Si los primeros tres
peldaños nos hablan de base o
fundamento, los tres que siguen nos
hablan de firmeza y confirmación de
las promesas de Dios.
El Cuarto peldaño es el de las
CONVICCIONES. “Es la seguridad
que tiene una persona de la verdad o
certeza de lo que piensa o siente.”
Esto enseña el apóstol en su carta a
los Efesios: “para que ya no seamos
niños fluctuantes, llevados por
doquiera de todo viento de doctrina,
por estratagema de hombres que
para engañar emplean con astucia
las artimañas del error,” (4:14), “Por lo
cual estoy seguro de que ni la muerte,
ni la vida, ni ángeles, ni principados,
ni potestades, ni lo presente, ni lo por
venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni
ninguna otra cosa creada nos podrá
separar del amor de Dios, que es en
Cristo Jesús Señor nuestro.”
(Romanos 8:38, 39).
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El quinto peldaño es el de las
PRUEBAS (EXPERIENCIAS
DIVERSAS). “Acción de probar a
alguien o algo para conocer sus
cualidades, verificar su eficacia,
saber cómo funciona o reacciona, o
qué resultado produce. El en Hebreo
es (Bachan) y (Dokimadzo) en
Griego, son términos benignos, pues
por medio de ellos Dios expresa la
idea de “poner a prueba” con la
intención de otorgar completa
aprobación. Podemos entender que
no es más que el instrumento por
excelencia que Dios utiliza para sacar
el mejor Oro de nuestra mina
espiritual”.
Eso mismo leemos en Hechos
“confirmando los ánimos de los
discípulos, exhortándoles a que
permaneciesen en la fe, y
diciéndoles: Es necesario que a
través de muchas tribulaciones
entremos en el reino de Dios.”
(14:22), “Y no sólo esto, sino que
también nos gloriamos en las
tribulaciones, sabiendo que la
tribulación produce paciencia; y la
paciencia, prueba; y la prueba,
esperanza;” (Romanos 5:3,4)
El sexto y penúltimo peldaño es el del
CONOCIMIENTO Y LA SABIDURÍA.
El apóstol Pablo lo había entendido
muy bien, lo que él había aprendido y
vivido en el pasado, lo llegó a tener
como basura y pérdida con el solo
propósito de alcanzar el
conocimiento de Cristo. “para que el
Dios de nuestro Señor Jesucristo, el
Padre de gloria, os dé espíritu de
sabiduría y de revelación en el
conocimiento de él,” (Efesios 1:17) “Y
ciertamente, aun estimo todas las
cosas como pérdida por la excelencia
del conocimiento de Cristo Jesús, mi
Señor, por amor del cual lo he perdido
todo, y lo tengo por basura, para
ganar a Cristo,” (Filipenses 3:8),
“Porque si estas cosas están en
vosotros, y abundan, no os dejarán
estar ociosos ni sin fruto en cuanto al
conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo.” (2 Pedro 1:8)
Por último, el peldaño que nos hace
alcanzar la meta, RECOMPENSA Y
EL GALARDÓN. “El significado
bíblico de recompensa se refiere la
retribución o reconocimiento que se
obtiene a partir de acciones y
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conductas satisfactorias para quien la
da. La biblia nos enseña que no debe
mal interpretarse o entenderse la
salvación eterna como una
recompensa, sino más bien como un
acto y una muestra de amor
desinteresado en la voluntad divina
de Dios.”
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de
corazón, como para el Señor y no
para los hombres; sabiendo que del
Señor recibiréis la recompensa de la
herencia, porque a Cristo el Señor
servís.” (Colosenses 3:24), “Mirad por
vosotros mismos, para que no
perdáis el fruto de vuestro trabajo,
sino que recibáis galardón completo.”
(2 Juan 1:8), “He aquí yo vengo
pronto, y mi galardón conmigo, para
recompensar a cada uno según sea
su obra.” (Apocalipsis 22:12).
Todos estos peldaños que vamos
conquistando en nuestro andar por
este mundo, como hijos de Dios,
deben estar fundamentados en las
palabras del Señor, dichas por el
apóstol, con las cuales comenzamos
esta reflexión, PROSIGO A LA META,
AL PREMIO.
JOAB CERVINI
CONTENDER POR LA FE
“Amados, por la gran solicitud que
tenía de escribiros acerca de nuestra
común salvación, me ha sido
necesario escribiros exhortándoos
que contendáis ardientemente por la
fe que ha sido una vez dada a los
santos.” (V.3)
¡Contender ardientemente! ¿Qué nos
está pidiendo el Señor? ¿pelear?
¿batallar? ¿ardor? ¿celo? ¿No
parece esto contrario a la
mansedumbre a la que somos
llamados? Absolutamente NO. En
todo caso, es contrario a la
mansedumbre que entendemos, a la
que denigra la sociedad, distinta a la
que se nos anima a tener. El mismo
Señor fue ejemplo de contender con
ardor. Allí le vemos en el templo
volcando las mesas en dos
ocasiones. En ambas, la ciudad
estaba repleta de judíos religiosos
deseosos de cumplir con la tradición
de apersonarse en Jerusalén para la
fiesta de la Pascua, “Decid a la hija de
Sion: He aquí, tu Rey viene a ti,
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Manso, y sentado sobre una asna,
Sobre un pollino, hijo de animal de
carga... Y la gente que iba delante y
la que iba detrás aclamaba,
diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en el nombre
del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
Cuando entró él en Jerusalén, toda
la ciudad se conmovió, diciendo:
¿Quién es éste? Y la gente decía:
Este es Jesús el profeta, de Nazaret
de Galilea. Y entró Jesús en el
templo de Dios, y echó fuera a todos
los que vendían y compraban en el
templo, y volcó las mesas de los
cambistas, y las sillas de los que
vendían palomas; y les dijo: Escrito
está: Mi casa, casa de oración será
llamada; mas vosotros la habéis
hecho cueva de ladrones.” (Mateo
21:5, 9-13). También dice Juan:
“Estaba cerca la pascua de los
judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y
halló en el templo a los que vendían
bueyes, ovejas y palomas, y a los
cambistas allí sentados. Y haciendo
un azote de cuerdas, echó fuera del
templo a todos, y las ovejas y los
bueyes; y esparció las monedas de
los cambistas, y volcó las mesas”
(2:13-15).
Las calles de la ciudad de David se
llenaron de vendedores ambulantes
provistos de todo tipo de simbolismo
r e l i g i o s o y, a p r o v e c h a n d o l a
masificación, el negocio les invitaba
a plantearse por qué no vender
además otros objetos, aunque no
fuesen imprescindibles para adorar.
Las proximidades al templo solo
eran un preámbulo al lugar donde se
cocía la idolatría judaica. Allí no
estaba Dios. Jesús, Dios con
nosotros, Dios hecho hombre entró
manso y sentado sobre un pollino,
cumpliendo la profecía de Zacarías
9:9, “Alégrate mucho, hija de Sion;
da voces de júbilo, hija de Jerusalén;
he aquí tu rey vendrá a ti, justo y
salvador, humilde, y cabalgando
sobre un asno, sobre un pollino hijo
de asna.”
Aunque de carne y hueso, con
necesidades iguales a las de
cualquier mortal, el Señor conservó
el celo que le identifica con el Dios
santo, “el celo de tu casa me
consume” (Salmo 69:9), “la santidad
conviene a tu casa, Oh Jehová, por
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los siglos y para siempre.” (Salmo
93:5). Un celo sin pecado, como él
s o l o p u e d e e x p r e s a r. U n l a t i r
acelerado en su corazón al ver hasta
dónde es capaz de extenderse la
ceguera espiritual, lo que el pecado
nos lleva a hacer a sus criaturas. Las
palabras de lamento sobre Jerusalén
también procedían de la misma
conmoción, ¿os imagináis al Dios que
todo lo sabe, maravillado por la
incredulidad de su pueblo?
Ese estado de estupefacción tuvo sus
momentos de expresión verbal: los
echó fuera y les llamó ladrones,
después de recordar a viva voz, y
delante de todo judío, que aquel lugar
era la casa edificada para que Dios
hiciese habitación entre su pueblo,
razón principal por la que todos
debían acudir allí. Fue el mismo
estado que le llevó a expresar de
manera física y ardiente su
desacuerdo: dio azote de cuerdas,
esparció las monedas y volcó las
mesas y las sillas.
El Señor no fue impasible a la burla
que contra Dios practicaba Israel. No
debo serlo yo por la fe que profeso. Si
mis actos me llevan a deshonrar a
Dios, es hora de contender
ardientemente para poner fin a esto, y
ponerme del lado del Salvador, ya no
más del lado de las excusas acerca de
mi debilidad y humanidad. Mucho
tengo que hacer para glorificar Su
Nombre, empezando por reprender el
pecado que me lleva a faltarle. ¡Es la
hora de los valientes! Tiempo para
defender la fe y decir: soy de Cristo y
con su ayuda declararé y afirmaré mis
pasos para defender la santidad que
él quiere para mi vida. Es el momento
de quitarse la capa que nos postra y
no nos deja servirle como merece.
Tiempo de tomar decisiones que me
lleven a una lucha santa, con un
triunfo seguro. Basta ya de
presentarme avergonzada por haber
caído una vez más en el error. Hoy me
he levantado diciendo y haciendo lo
que es para Su gloria, como me
e x h o r t a e l a u t o r, a c o n t e n d e r
ardientemente por la fe que me llevó
un día al arrepentimiento y hoy me
salva de la derrota espiritual con la
que la carne, el mundo y el enemigo
de mi alma quiere marcar mi vida.
ANA RUIZ
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“Pues tus palabras son mis delicias”
Mayo 2020
“El principio de la sabiduría es el
temor de Jehová; Los insensatos
desprecian la sabiduría y la
enseñanza.” (Proverbios1: 7)
(Continuación…) El mes pasado
dijimos que el temor de Jehová es
una vida de Adoración, Obediencia y
Servicio.
En esta entrega continuamos
hablando del Servicio.
Temor de Jehová = Servir. Acción.
El servicio a Dios debe ser basado
única y exclusivamente en su
palabra, no en lo que a nosotros nos
parezca mejor, como mejor nos
convenga o haciendo nuestras
propias obras.
Es importante tener siempre en
cuenta que no hay servicio a Dios sin
sacrificio, ni sufrimiento. El apóstol
Pablo es un ejemplo de ello, sabemos
cuánto padeció por anunciar el
evangelio y cómo aprovechó cada
circunstancia de su vida para dar
testimonio del Señor, “Entonces
vinieron unos judíos de Antioquía y de
Iconio, que persuadieron a la
multitud, y habiendo apedreado a
Pablo, le arrastraron fuera de la
ciudad, pensando que estaba
muerto.” (Hechos 14: 19). Aún
estando herido, no dejo de anunciar
la palabra. En Filipos fue maltratado,
humillado, encarcelado y esto
tampoco impidió que continuara con
el propósito que Dios había puesto en
su corazón.
Cuando el servicio al Señor lo
hacemos basado en su palabra,
debemos tener bien claro que es él
quien nos capacita y nos da todo
cuanto necesitemos para llevar a
cabo las obras que él ya ha preparado
de antemano para que andemos en
ellas. Dios mismo estará con
nosotros, en todo momento, lugar y
circunstancia, “Así que, hermanos
míos amados, estad firmes y
constantes, creciendo en la obra del
Señor siempre, sabiendo que vuestro
trabajo en el Señor no es en vano.”
(1 Corintios 15:58), “En lo que
requiere diligencia, no perezosos;
fervientes en espíritu, sirviendo al
S e ñ o r ; ” ( R o m a n o s 1 2 : 11 ) ,
“Solamente que con diligencia
cuidéis de cumplir el mandamiento y
la ley que Moisés siervo de Jehová os
ordenó: que améis a Jehová vuestro
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EL TEMOR DE JEHOVÁ. PARTE II
clamor de ellos, y los salvará.” (Salmo
145: 19).
Tenemos a un Dios que es perfecto y
así de perfecto es su obrar. Él no hace
las cosas a medias, no improvisa, ni
desecha a nadie, su obra es completa
y su anhelo es completar de forma
perfecta lo que falta a cada uno de
nosotros.
Si quieres ser sabio teme a Jehová y
deléitate en él, “Así que, recibiendo
nosotros un reino inconmovible,
Dios, y andéis en todos sus caminos; tengamos gratitud, y mediante ella
que guardéis sus mandamientos, y le sirvamos a Dios agradándole con
sigáis a él, y le sirváis de todo vuestro temor y reverencia;” (Hebreos 12: 28)
corazón y de toda vuestra alma.”
(Josué 22: 5). ALEXA CASTRO
¡Fascinantes versículos!
Cuando adoramos y obedecemos
con todo nuestro corazón y alma,
estamos preparados para un servicio
Servir no es
activo, lleno gozo, diligente,
responsable y constante. Esto es el
resultado de la obra de Dios en hacer mucho,
nuestras vidas, es el ciclo de todo
creyente.
Es cierto que estamos en esta carne,
somos débiles, imperfectos, etc. pero
sino obedecer
una vez puestos delante de Dios con
un corazón sincero, genuino, él
puede obrar maravillas en nosotros
siempre.
porque lo que para nosotros es
imposible para Dios no lo es.
Maravilloso tema en cuanto al temor
de Jehová que es el principio de la
sabiduría y como no puede ser
menos, Dios está dispuesto a
bendecirnos cuando anhelamos esa
sabiduría basada en el temor de su
santa persona, “Bienaventurado el
hombre que siempre teme a Dios;
Mas el que endurece su corazón
caerá en el mal.” (Proverbios 28:14),
“El temor de Jehová aumentará los
días.” (Proverbios 10:27), “Riquezas,
honra y vida Son la remuneración de
la humildad y del temor de Jehová.”
(Proverbios 22:4), “En el temor de
Jehová está la fuerte confianza; Y
esperanza tendrán sus hijos. El temor
de Jehová es manantial de vida Para
apartarse de los lazos de la muerte.”
(Proverbios 14: 26-27), “El ángel de
Jehová acampa alrededor de los que
le temen, Y los defiende. Temed a
Jehová, vosotros sus santos, Pues
nada falta a los que le temen.” (Salmo
34: 7-9), “Cumplirá el deseo de los
que le temen; Oirá asimismo el ANA RUIZ