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Facultad de Psicología y Ciencias Sociales

Psicopatología
Módulo 2

Facultad de Psicología y Ciencias


Sociales

LICENCIATURA

EN

PSICOPEDAGOGÍA

PSICOPATOLOGÍA
Módulo

2 MÓDULO I: INTRODUCCIÓN A

Autora del material: Lic. Carmen Torcigliani

Licenciatura en Psicopedagogía 1 Educación Virtual


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Psicopatología
Módulo 2

Apreciado/a Psicopedagogo/a:

Recapitulando, los objetivos propuestos en el módulo 1 eran los


siguientes:

1. Definiciones clásicas y actualizadas. Desarrollo histórico del concepto.

2. Integración de conceptos sobre patología psíquica.

3. Criterios de Salud y Enfermedad.

4. Las “Reglas de Oro” en Psicopatología.

Ahora empezaremos con el módulo 2.

UNIDAD 2: MODELOS PSICOPATOLÓGICOS CLÁSICOS: EL


MODELO MÉDICO
1. Semejanzas y diferencias del Modelo Médico con otros Modelos de abordaje.

2. Haciendo un poco de historia: ¿Cómo surgió y qué es el Manual Diagnóstico y Estadístico de


Enfermedades Mentales (DSM)
3. Diferencia del DSM IV y el CIE 10 (Clasificación Internacional de Enfermedades)

4. ¿Cómo utilizar este manual como herramienta diagnóstica? Terminología técnica

5. Clasificación Nosológica por el DSM IV

6. Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia: Retraso mental, trastornos del aprendizaje,
de las habilidades motoras, de la comunicación, etc.

Antes de comenzar con el desarrollo de esta Unidad, consideramos importante transmitirles algunas
EXPERIENCIAS PREVIAS.
Sabemos por lo que nos comentan los alumnos que cursan la materia en forma presencial, que incluir
este tema en el programa les resulta complicado de entender, árido para captarlo y de alguna manera
inútil para usarlo en la práctica cotidiana. En cierto modo tienen razón, en psicología y psicopedagogía
tenemos otros Modelos tanto para el diagnóstico como para el abordaje terapéutico que son mucho más
útiles y plásticos; pero hay algunos aspectos positivos que no se pueden negar. Por ej.: si Ud va a tener
la oportunidad de trabajar en un hospital (público o privado), o como perito en la justicia, o llenar un
formulario para facturar en una obra social o en una medicina prepaga y no lo hace con los criterios del
DSM IV, se los van a rechazar. Algo parecido va a ocurrir si presenta una investigación en un nivel
internacional, donde deberá comenzar diciendo algo así como: “según el DSM IV....” , a menos que sea
un Congreso Psicoanalista que están “sentados radicalmente en la vereda del frente”.

Semejanzas y diferencias del modelo médico con otros modelos de abordaje:

· SEMEJANZAS:

Siempre que estemos hablando de Psicopatología, nos estamos refiriendo a un DIAGNÓSTICO; sea que para
ello nos valemos de una conducta observable (signos de conductas como gestos, postura, vestimenta, etc.),
al relato de un tercero que acompaña al paciente; a la conducta interna del sujeto que él mismo nos expresa
sobre sus emociones y/o sentimientos, a la forma de ver la vida a través de sus pensamientos, creencias o
valores; o al relato de un sueño, de la decodificación de un acto fallido o de un lapsus linguae.
En todos los casos nos basamos en “anécdotas” aportadas por el paciente o familiar/es, que desde el marco
teórico de referencia (ECRO) del terapeuta (a veces valiéndonos de pruebas diagnósticas auxiliares o no,

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“entiende o significa” que dicha anécdota es un delirio que corresponde a un determinado cuadro nosológico,
o a una creencia limitante, o a problemas de jerarquías o de fronteras familiares, o a un “juego psicológico”,
etc. En resumen, mucho es lo que se ha dicho y se dice todavía sobre el acuerdo o no en los diagnósticos y
particularmente en los encasillamientos, en clasificaciones rígidas, que cosifican y etiquetan al paciente. Lo
cierto es que hay Modelos Psicopatológicos más rígidos que otros pero en cualquier caso el terapeuta
necesita de un referente conceptual que le permita “leer científicamente esa anécdota” que le cuenta el
paciente para poder instrumentarlo como herramientas que le ayuden a encontrar una salida más efectiva al
problema que lo trae a la consulta.

· DIFERENCIAS:

Como ya analizamos en el Capítulo I sobre cuáles fueron las razones históricas que le dieron al Modelo
Médico ese rasgo característico que muchos especialistas califican de “rigidez”, que en su momento fue
necesario para imprimirle el sello de científico, en la actualidad continúa manteniendo el mismo perfil quizá
innecesariamente ya.

LAS CRÍTICAS QUE SE LE HACEN A ESTE MODELO SON:

- El diagnóstico se formula desde una posición metodológica empirista.

- Es puramente descriptivo y estático.

- Se basa en un análisis pormenorizado de los síntomas

- Hace sólo descripciones de conducta, sobre todo de conductas observables.

- No es fundamental encontrar la causa que llevó al sujeto a ese estado y si lo hace, hay una fuerte
tendencia a buscar la base orgánica.
Haciendo un poco de historia

Como ya señaláramos en la Unidad I muchas nociones y algunos términos se han impuesto


internacionalmente de modo progresivo, siendo la nosología de Kraepelin de finales del siglo XIX la que ha
constituido hasta hoy el hilo director; con pequeñas modificaciones de detalles.
Al lado de estas nosologías existían otras que eran producto de un acuerdo entre psiquiatras y escuelas del
mismo país y que inicialmente nacieron con fines administrativos y para la información a organismos
internacionales como la Organización Mundial de la Salud. Estas nosologías consideradas como oficiales
desde hace mucho tiempo, no han sido objeto de clasificación hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
La Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE), establecida por la OMS es el resultado de una
confrontación entre las concepciones de los expertos de los países miembros y su última versión CIE 9
representa un cierto consenso internacional. A los países miembros se les recomienda el uso de esta
clasificación internacional.

Inmediatamente después de la II Guerra Mundial, en los EEUU había varias versiones de nosologías oficiales.
La Asociación Americana de Psiquiatría tomó la iniciativa de proponer, con la ayuda de un comité de
expertos, una nosología única, que debía ser revisada periódicamente en función de los avances del
conocimiento. La versión inicial de este “Manual Diagnóstico y Estadístico” o “DSM” apareció en EEUU en
1952. Uno de los compromisos más importantes que este comité se propuso, fue el de mantener la
compatibilidad con la clasificación de las enfermedades mentales del CIE 9, excepto en aquellos casos donde
se vuelva absolutamente insalvable la diferencia.
¿Por qué la elección de emplear en esta asignatura el dsm y no la cie?

La CIE es una Clasificación Estadística no sólo de los Trastornos Mentales, sino también de otras
enfermedades y estados patológicos: de complicaciones de embarazo, parto, y puerperio; de anormalidades
congénitas, de causas de morbilidad y mortalidad perinatal, de accidentes, intoxicaciones y violencias, y de
síntomas, signos y estados definidos como patológicos. Se emplea sobre todo en la clasificación de la
información sobre morbilidad y mortalidad con fines estadísticos, como lo demuestra su nombre: “Clasificación
Estadística Internacional de Enfermedades, Lesiones y Causas de Enfermedad”. En esencia la CIE es una
clasificación estadística de enfermedades y no un nomenclador nosológico. La CIE es revisado rigurosamente
cada 10 años para su actualización.

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Hasta su quinta revisión (1938) no tenía prevista una sección aparte para los trastornos mentales. En dicha
revisión se le asignó un apartado con 4 sub - categorías en la sección de enfermedades del sistema nervioso
y de los órganos de los sentidos: a) deficiencias mentales, b)esquizofrenias, c) psicosis maníaco-depresivas y
d) trastornos mentales restantes.
En los EEUU los clínicos y profesionales responsables de la asistencia a los pacientes, vieron que
necesitaban una clasificación más específica en su práctica clínica que la proporcionada por la CIE.

Cuando se fue a elaborar el DSM II, se tomó la decisión de basarse en la explicitada en la sección de
trastornos mentales de la 8º edición de la CIE. Ambos fueron editados en 1968. A pesar de esto se pudo ver
que algunas áreas específicas de la clasificación no parecían suficientemente precisas para su plena utilidad
en clínica e investigación.
En enero de 1980 se edita el DSM III que es digna de ser resaltada por la originalidad de principios con el que
fue construido. Desde el punto de vista formal, los dos elementos fundamentales son: 1) el sistema multiaxial
(que sigue siendo empleando en el DSM IV y sobre el que ya ahondaremos), y el empleo de un el sistema de
“criterios diagnósticos” para definir las categorías de enfermedades. En cuanto al contenido, la originalidad no
es menor ya que la terminología difiere considerablemente de la usada tradicionalmente en el ámbito
internacional. Además contiene un importante número de categorías nuevas.
Luego del DSM III, editaron el DSM III R (es decir el Renovado), actualmente está en vigencia el DSM IV y
hay trascendidos que en EEUU ya se habría editado el DSM IV R (Renovado). Sobre esto no tenemos
información precisa.

Los aportes que se le reconocen al manual:

- Proporciona un ordenamiento útil para la práctica clínica. No provee de pautas terapéuticas; excepto la de
sugerir algún tipo de medicación (útil sólo para psiquiatras).

- El diagnóstico claro es muy importante para fundamentar un tratamiento.

- La clasificación permite y facilita una comunicación clara entre especialistas. Sea que se refiera a
profesionales de diferentes áreas de la salud por Ej.: en el ámbito hospitalario (público o privado) o de
algún tipo de cobertura social. También a profesionales de la justicia (jueces, peritos, etc.)

- Facilita la investigación y la comunicación entre investigadores y especialistas. Es particularmente


relevante la importancia que se le asigna en una investigación clínica, el mencionar a qué categoría del
nomenclador se está haciendo referencia en el “objeto” de investigación.

- Es una herramienta útil para la enseñanza de la Psicopatología.

- Mejora la recogida de “datos” en la actividad clínica, ya que están particularmente pautadas cómo hacerlo.

- Un error bastante común es creer que la clasificación de los trastornos mentales sirve para clasificar a los
individuos, cuando en realidad lo que se clasifica son los trastornos que aquellos padecen.
El DSM IV1 ha sido publicado en dos versiones:

1. La versión del Manual “completo” (*) que consta de una primera parte donde:

- se dan pautas sobre el USO DEL MANUAL (pág. 1 a 11)

- una lista con la clasificación completa de los trastornos mentales agrupados en categorías y subcategorías
(pág. 13 a 39)

- a partir de la pág. 39 comienza a mencionar cada una de las categorías y subcategorías diagnósticas
haciendo una detallada descripción del cuadro nosológico que está tratando. Acompañada de datos
estadísticos sobre prevalencia, frecuencia según edad y sexo, tipo de población, etc.

(*) De aquí en adelante, cada vez que hagamos mención de un apartado con número de página, nos
estaremos refiriendo a esta versión del Manual.

1
COMITÉ ELABORADOR: “Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales” (DSM IV) – Ed. Masson – Barcelona 1995

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2. La versión del Manual “Breviario”2: donde como su nombre lo indica contiene los mismos elementos
que el Manual completo, sólo que en una apretada síntesis descriptiva de cada categoría y
subcategorías. La versión completa posee 895 páginas, mientras que el Breviario tiene 362 páginas, casi
la mitad del tamaño del completo. Con esto queremos transmitir la idea que para el recién iniciado en el
uso del Manual, la versión completa le provee, obviamente, una cantidad de información mucho más
abundante respecto a la descripción de los diferentes trastornos que le van a ayudar a arribar a un
diagnóstico más preciso, (en particular cuando se trate de un diagnóstico diferencial) que la versión corta.
Ésta también posee:

- El listado completo con las categorías y subcategorías diagnósticas

- Breve descripción de los patrones de cada cuadro; incluyendo algunos criterios a tener en cuenta.

Entrevista psicodiagnóstica descriptiva

Para la recolección de datos que le van a permitir hacer un diagnóstico por el DSM IV, es necesario
administrar una Entrevista Descriptiva es decir centrada en síntomas. Esta entrevista es de tipo “cerrada” o
estructurada (estilo anamnesis). Parte del concepto (como ya dijimos) que los trastornos mentales se
manifiestan con un conjunto de signos, síntomas y conductas características. Un curso previsible, una
respuesta al tratamiento de algún modo específico y a menudo una incidencia familiar. Los estudios dicen que
la herencia y el aprendizaje pueden contribuir a la incidencia familiar.

El Método para aplicarla es observar al paciente, su comportamiento y motivarlo a describir su problema. Si


su trastorno fuera de una gravedad importante, del tipo débil mental profundo o psicótico; que el sujeto no
estuviera en condiciones de dar sus propias respuestas, se le solicita a la persona acompañante (con
preferencia algún progenitor u otro pariente) que lo haga. En la recolección de datos es de gran importancia
conocer:

a) Motivo de consulta

b) Desde cuándo comenzó con los síntomas.

c) Si es la primera vez que los sufre o ya tuvo trastornos semejantes.

d) Si recibió tratamiento/s anterior/es, hace cuánto y durante cuánto tiempo.

e) Si tiene algún tipo de diagnóstico médico, en particular neurológicos, metabólicos u hormonales por los
que ha sido o es medicado.
Si considera necesario, pueden ser aplicadas pruebas o tests estandarizados que le ayuden a ampliar su
diagnóstico, por ej. El Test de Inteligencia Wisc, o algún otro. Kaplan3 en su libro “Sinopsis de Psiquiatría”
(que es un texto que aclara, amplía y colabora en el uso del DSM IV) sugiere en muchos casos el tipo de
pruebas estandarizadas que se pueden aplicar para agregar otros elementos diagnósticos a los recolectados
en la/s entrevista/s . También puede ser aplicada una “hora de juego”, si el paciente es muy pequeño o el
profesional lo considera necesario.
TERMINOLOGÍA TÉCNICA ESPECÍFICA USADA EN EL MANUAL

(Para mayor información sobre este tema, consulte el Glosario al final de esta unidad o remítase al DSM IV,
en el apartado Uso del Manual)
Especificaciones de la gravedad de la enfermedad

· Leve: Son pocos los síntomas requeridos para el diagnóstico. Hay un ligero deterioro en la actividad
social, laboral, etc.
· Moderado: Los síntomas o deterioro están entre “leve” y “grave”

· Grave: Los síntomas exceden los requeridos para el diagnóstico o está muy afectada la actividad social o
laboral.

2
DSM-IV “Breviario” – Criterios Diagnóstios – Ed. Masson – Barcelona 1995
3
KAPLAN, H.: “Sinopsis de Psiquiatría” - Ed. Panamericana Médica – 8º Edición - Bs. As. 1999

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Especificaciones del curso de la enfermedad

¨ En Remisión Parcial: Con anterioridad se cumplían todos los criterios pero en la actualidad sólo alguno de
los síntomas permanece.
¨ En Remisión Total: Ya no existe ningún síntoma de enfermedad

¨ Historia anterior: Son criterios diagnósticos que se cumplían en el pasado aunque ahora el sujeto esté
recuperado.

¨ Recidiva: tras un período de tiempo en que ya no se cumplen todos los criterios del trastorno, desarrollan
ciertos síntomas que sugieren la vuelta a su trastorno original pero que no cumplen las exigencias
diagnósticas específicas.

v Diagnóstico principal

Es absolutamente importante que quede claro que DIAGNÓSTICO PRINCIPAL se considera en el DSM IV al

SÍNTOMA MOTIVO DE INTERNACIÓN O MOTIVO DE CONSULTA, no lo que el profesional “entiende” que


puede ser la causa o circunstancias que están dando origen al trastorno.
l En hospitalización: el diagnóstico principal corresponderá al síntoma responsable del ingreso del
paciente a la institución donde quedará hospitalizado.
l En asistencia ambulatoria: el diagnóstico principal será el motivo de consulta. Cuando el diagnóstico
principal corresponde al Eje I, esto se indicará colocándolo en primer lugar. Cuando una persona cuente
con diagnósticos en el Eje I y en el Eje II, se supondrá (por consenso entre especialistas) que el
diagnóstico principal está ubicado en el PRIMER LUGAR del Eje I. En caso de que esté ubicado en otro
Eje, se hará EXPLÍCITAMENTE la salvedad entre paréntesis que ése es el Diagnóstico Principal.
v Diagnóstico Provisional

l Se utiliza cuando existe una clara presunción de que todos los criterios para un trastorno se cumplirán
pero no se dispone de la suficiente información para hacer un diagnóstico firme, al lado del código y al
lado del nombre se coloca la aclaración “provisional”. Por ejemplo si se estuvieran aplicando tests que
todavía no terminaron de evaluarse y el Registro de Evaluación debe ser completado.
q También se usa cuando el diagnóstico diferencial depende de la duración de la enfermedad y no se
poseen datos precisos al respecto.
¨ Códigos adicionales: Aquí se especifican:

- Trastornos Mentales No Especificados. Por ej.: Trastornos No Psicóticos

- Cuando en el Eje I No hay diagnóstico (ver en el Manual el Código que le corresponde)

- Cuando en el Eje II No hay diagnóstico ver en el Manual el Código que le corresponde)

EVALUACIÓN MULTIAXIAL

Se lo denomina de esta manera pues las categorías y subcategorías diagnósticas fueron agrupadas en 5 Ejes
Temáticos, con el objetivo de facilitar una evaluación completa y sistemática de los distintos trastornos
mentales, enfermedades médicas, problemas psicosociales, ambientales y del nivel de actividad.
El término Eje puede prestarse a confusión, pues es probable que Ud. piense que se aplica a un análisis o
ubicación lineal al estilo de los ejes cartesianos empleados en estadística. En realidad sería más apropiado
hablar de GRUPOS ya que como decíamos antes, caja EJE es un grupo de categorías y subcategorías
nosológicas. De este modo al analizar un caso de acuerdo a cada uno de los Ejes, está considerando cada
aspecto de interés en el análisis, es decir: el aspecto emocional, psíquico, mental (Eje I y II), el aspecto físico
(Eje III), el aspecto social (Eje IV) y el aspecto general del paciente que permite hipotizar la evolución o el
pronóstico del paciente (Eje V).

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EJE I: Incluye todos los trastornos de la clasificación, excepto trastornos de la personalidad y retraso
mental.

¨ Cuando un individuo sufre más de un trastorno en este Eje, deben registrarse todos. En este caso, se
colocará en primer lugar el Diagnóstico Principal.

¨ Cuando no presente ningún trastorno en este Eje se codificará con el código adicional Z03.2 [V71.09]. (Ver
Manual)

¨ Cuando haya que demorar un diagnóstico hasta tener mayor información, se codificará como Diagnóstico
Aplazado, con el código adicional R69 [799.9]

EJE II: Incluye Trastornos de Personalidad y Retardo Mental (solamente)

¨ También puede utilizarse para hacer constar Mecanismos de Defensa y características desadaptativas de
la personalidad

La codificación en este Eje no implica que su patología o enfoque terapéutico sea diferente a las codificadas
en el Eje I. Se han colocado en un Eje aparte para guiar una codificación más exhaustiva en trastornos que
quizá puedan pasar desapercibidos.

EJE III: Incluye Enfermedades Médicas actuales que son potencialmente relevantes para la comprensión o
abordaje del trastorno mental del sujeto. (En el caso de profesionales como Psicólogos y/o Psicopedagogos,
es recomendable contar con la certificación médica que acredita dicha enfermedad)

¨ Cuando se supone que un trastorno mental es consecuencia fisiológica directa de la enfermedad médica,
en el Eje I debe diagnosticarse un trastorno mental debido a enfermedad médica, y esa enfermedad debe
registrarse tanto en el Eje I como en el Eje III.

EJE IV: Incluye Problemas Psicosociales y Ambientales que pueden afectar el diagnóstico, pronóstico o
tratamiento de los trastornos mentales.

¨ También pueden incluirse los estresores positivos o negativos (*), cuando el sujeto tiene dificultades para
enfrentarse con ellos.
(*) Este tema será desarrollado en la Unidad de Modelo Sistémico

EJE V: Incluye la Evaluación de la Actividad Global. Significa una apreciación del nivel general de actividad
del sujeto. Esta información sirve para planificar el tratamiento, predecir la evolución, etc. Este eje es
probablemente el menos estructurado, es decir el más ambiguo en la evaluación por este Manual. De ahí que
más de una vez se producen discrepancias importantes a la hora de comparar evaluaciones hechas por
diferentes profesionales, en particular con los alumnos. Nosotras solemos sugerirles que tengan en cuenta la
edad del sujeto objeto de la evaluación. Es bien sabido que los niños pequeños suelen ser más plásticos y por
lo tanto revertir síntomas con más facilidad que uno mayor. También tengan en cuenta si el sujeto y/o su
familia van a comenzar un tratamiento o sólo es objeto de un diagnóstico. Otro elemento importante a
considerar es el tiempo que el paciente manifiesta los síntomas y si han llegado a la consulta por sí mismos o
han sido derivado. Uds. saben que el grado de conciencia de enfermedad y deseo de curación en cada caso
es muy diferente.
El registro en este Eje puede hacerse utilizando la Escala de Evaluación de la Actividad Global (EEAG).
Esta Escala sólo debe ser utilizada en relación a la actividad psicosocial, social y laboral. (Esta Escala se
halla en la pág. 34 del Manual).

Es importante tener presente que al hacer el Diagnóstico por medio del DSM IV

- No se tiene en cuenta si la sumatoria de síntomas (por ej.: un niño derivado por la escuela con
problemas en lengua y matemáticas, problemas de conducta, enuresis, etc.) se deben a que los
padres están en proceso de divorcio y por ese motivo el niño manifiesta todos esos trastornos.

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- Se considerará siempre el Motivo de Consulta como el Diagnóstico Principal y se consignarán a


continuación, en el Eje que corresponda de la planilla, cada uno de los síntomas.

- En la pág.36 Ud. tiene un formulario que le permite hace el diagnóstico con la Modalidad Multiaxial.
Otra forma de hacerlo es con el Formato No Axial que figura en la pág 37. (En general para los
principiantes les sugerimos la primera modalidad, que es más directiva y les permite tener todos los
aspectos diagnósticos presentes.

Aplicación práctica:

A continuación haremos una breve descripción del caso de un niño cuyo diagnóstico será consignado a modo
de ejemplo, en la planilla de Registro de Evaluación Multiaxial que figura más adelante.
Descripción Sintética del Caso:

Un niño de cinco años que dice solamente "mamá", "papá" y "coco". Oye y entiende los discursos y
conversaciones cuando se comentan temas de interés para él. Emite una serie de sonidos o gritos
inarticulados, con los cuales ha llegado a formar una especie de vocabulario personal que la gente de la
familia han aprendido a descifrar. En particular, un hermano suyo, de once años ha llegado a tan cabal
entendimiento de sus primitivos medios de expresión que le sirve como intérprete cuando los otros vacilan. Si
no lo comprenden y no acceden inmediatamente a sus requerimientos sufre accesos de ira que ponen en
conmoción a toda la familia para lograr adivinarlo, satisfacerlo y calmarlo. Los padres afligidos por el temor de
que el niño sea mudo, y dolorosamente compadecidos de él, le complacen en cuanto pueden y se adelantan
a sus deseos. Es centro y objeto del cariño y los cuidados de todos los miembros de su familia. Duerme en
una cuna en la habitación paterna. Como tiene cara bonita y sedosos cabello, lo peinaron con rizos largos,
como a criatura pequeña, casi hasta los cinco años de edad. Él reclama la ayuda de su madre para todos sus
menesteres. Si la necesita y ella no lo advierte, se agita, llora y se enfurece. Come escasamente, en particular
si la comida se la ofrece la madre. Si ingiere algún alimento lo hace en cualquier momento y nunca lo hace
por sí mismo. Pero - hecho curioso- si su madre no está en la casa y no hay a su lado quien le sirva y auxilie,
se arregla sólo perfectamente, para cualquier actividad de la vida diaria. En el examen clínico no se descubre
en él padecimiento ni lesión orgánica alguna. Oye, cuando atiende, y ejecuta puntualmente órdenes muy
complejas. Contesta a algunas preguntas con sonidos ininteligibles, que la madre traduce con su aprobación.
Al invitársele a observar con atención los movimientos de labios y lengua para articular varios sonidos (“p”, “r”,
“f”; etc.) e imitarlos, valiéndose de un espejo, lo hace. Llega a decir, separadamente, todas las sílabas de
unas cuantas palabras, pero cuando se trata de pronunciarlas enteras torna a su original léxico o enmudece.

Es un niño sano físicamente; oye bien, puede hablar, pero no lo hace. Es el más pequeño de cuatro hijos, seis
años menor que el que le antecede. Articuló las primeras sílabas cuando y como lo hacen todos los niños y
este hermano; para quien fue como un juguete, halló gracioso su balbuceo, lo remedó, adaptó al suyo su
propio lenguaje, y le evitó la necesidad de expresarse de otra manera para ser entendido. Durante algún
tiempo, sus monosílabos divirtieron a la familia. Por ser el menor, era en extremo mimado. Más adelante, con
el correr del tiempo, su falta de progreso comenzó a alarmar a los padres. Atribuyeron la anomalía a defecto o
enfermedad y rodearon al niño de más solícitos cuidados. En rigor, a pesar de que crecía normalmente,
siempre lo trataron con la atenta devoción que inspira un niño muy pequeño. Nunca se pensó en enseñarle a
hablar con método y persistencia, ni en negarle sistemáticamente las cosas que solicitaba si no se expresaba
bien, ni en darle el tratamiento adecuado a un niño de su edad. Se le siguió levantando, vistiendo, ayudando
en todo, y él llegó a adquirir, de esta manera, especial dominio sobre todos los de su casa.
Análisis del caso:

1) Para comenzar, subraye datos que le resulten significativo. Sean de tipo personal, como también los
relacionados a los síntomas, duración del cuadro, etc.

2) Detecte con claridad ¿cuál es la persona motivo de la consulta? En este caso la consulta se realiza por un
niño de 5 años. (Sobre los datos y síntomas de éste, se llenará la planilla de Registro de Evaluación
Multiaxial).
3) Trate de ubicar ante todo el Motivo de Consulta (recuerde que sobre éste recae el Diagnóstico Principal).

4) También recuerde que cada síntoma descrito, es consignado en forma independiente, si es que el Manual
no los incluye como criterios diagnósticos del cuadro principal.

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5) Busque el apartado de la pág. 13: Clasificación DSM-IV con códigos CIE-10. Como ya dijimos ahí figura el
listado completo de los diferentes trastornos. Ud. podrá ver que dentro de un recuadro en gris figura el
nombre genérico de cada categoría de trastornos. Por ej.: Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o
la adolescencia (39). Este número y todos los otros que en este listado figuran entre paréntesis
corresponden a la página donde comienzan a desarrollarse las características diagnósticas de cada
trastorno.

6) También podrá observar que en letra mayúscula y en negrita figuran las Subcategorías de cada trastorno.
Por ej. TRASTORNOS DE APRENDIZAJE (48). Recordamos que el nº corresponde a la página.
7) Dentro de ésta o de cualquier otra categoría Ud. va a encontrar un código, el nombre de un trastorno y el
nº entre paréntesis (el de la pág. donde figura). Por ej.: F80.1 Trastorno del lenguaje expresivo (58).
Notará Ud. que en la página 58 donde están las características diagnósticas y otros elementos, el nombre
del trastorno figura de la siguiente manera:
F80.1 Trastorno del lenguaje expresivo [315.31] Este Nº entre corchetes corresponde al código que en la
CIE tiene el mismo trastorno. Esto se hace atendiendo a lo que ya se explicó del interés de los dos comités
que elaboran cada Manual de mantener en la medida de lo posible la máxima correspondencia de criterios
NOTA: Le sugerimos preseleccionar 2 ó 3 nombres de posibles diagnósticos que se puedan aplicar a cada
caso y luego remitirse en el DSM IV a la/s hoja/s correspondientes, leer las características diagnósticas,
síntomas y trastornos asociados. Pero particularmente lo que figura en un recuadro bajo el título Criterios
para el diagnóstico. De esta manera tendrá la certeza de que el trastorno asignado es el que mejor describe
las características del caso que desea diagnosticar.

A continuación transcribiremos (textualmente) un formulario de Registro de evaluación multiaxial, a los efectos


de dar un ejemplo de cómo se completa y qué aspectos son necesarios tener en cuenta de acuerdo al caso
anterior.
Registro de evaluación multiaxial

El siguiente formulario se presenta como un posible procesamiento para informar acerca de evaluaciones
multiaxiales. En algunos centros este formulario puede utilizarse exactamente tal como aquí se presenta; en
otros el formulario puede adaptarse para satisfacer sus necesidades especiales.
Eje I: Trastornos clínicos

Otros problemas que pueden ser objeto de atención

Código diagnóstico Nombre DSM-IV

F 80 .1 Trastorno del lenguaje expresivo [315.31]


____________________________________________________________________________________

F 9 8 . 2 Trastorno de la ingesta alimentaria de la inf. y la niñez [307.59]


____________________________________________________________________________________

Eje II: Trastornos de la Personalidad

Retraso Mental

Código diagnóstico Nombre DSM-IV

Z 03.2 Sin Diagnóstico


____________________________________________________________________________________

Eje III: Enfermedades médicas

Código o CIE-9-MC Nombre CIE-10 o CIE

De acuerdo a los estudios realizados no hay índices de alteraciones física

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____________________________________________________________________________________

Eje IV: Problemas psicosociales y ambientales

Verificar

l Problemas relativos al grupo primario Especificar Sobreprotección. Educ. Fliar Inad.

l Problemas relativos al ambiente social Especificar ______________________________________

l Problemas relacionados con la enseñanza Especificar____________________________________

l Problemas laborales Especificar______________________________________________________

l Problemas de vivienda Especificar_____________________________________________________

l Problemas económicos Especificar____________________________________________________

l Problemas relativos al acceso a los servicios médicos Especificar__________________________

l Problemas relativos a la interacción con el sistema legal o el crimen Especificar______________

q Otros problemas psicosociales y ambientales Especificar_________________________________

Eje V: Escala de Evaluación de la actividad global Puntuación: Síntomas Moderado (percentil 51-60)

Período de tiempo: aprox. 3 años ________________________________________________________

CASOS PARA PRACTICAR EL DIGNÓSTICO POR MEDIO DEL DSM-IV

NOTA: Tenga en cuenta que en el momento de hacer la evaluación, se va a encontrar con datos incompletos,
algunos un poco confusos o con escasa precisión temporal o relacional. Igualmente consideramos válidos los
ejemplos para su ejercitación, ya que tienen elementos suficientes como para lograr el objetivo deseado (que
Ud. pueda practicar el manejo del Manual, sin que un error en su diagnóstico afecte a ninguna persona).
También la carencia de algunos elementos le va a hacer tomar conciencia a Ud. sobre los datos que son
imprescindibles de recolectar para hacer un diagnóstico DSM IV.

Ejercicio para su práctica.

Caso 1:

Una chica de trece años, que padecía accesos consistentes en mareos, temblores, sacudidas de tipo
convulsivo y desvanecimiento. Durante el acceso, musitaba palabras incomprensibles y frases incoherentes.
Crisis de llanto y risa entrecortada alternaban con momentos de silencio. Las primeras manifestaciones
patológicas parecían remontarse al año anterior a la consulta. Concurría al colegio secundario, al que había
ingresado por voluntad de los padres, y estando en clase padeció mareos que fueron vistos por profesores y
alumnos, y que la obligaron a abandonar el aula. En el curso de dos exámenes se mareó sin caerse. Al
realizar poco después una diligencia, viajando sola a Buenos Aires -vivía en un pueblecito suburbano- por
primera vez tuvo una intensa descompostura, sufrió un acceso convulsivo, perdió el conocimiento y fue
llevada al hospital. El examen físico y neurológico fueron negativos. Pese a la existencia de una leve
inestabilidad bioeléctrica, sin signos focales ni caracteres comiciales, se consideró el caso como psicógeno y
fue sometida a psicoterapia, lo que condujo a la curación. Durante el tratamiento se pusieron de manifiesto
conflictos de la niña con la familia, problemas y tensiones correspondientes a la edad, que daban nacimiento
a los síntomas.

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Caso 2:

Una niña de diez años presenta, entre otros síntomas crisis de llanto, depresión, temor a la oscuridad y a la
sociedad, después de un grave accidente de auto. El tratamiento revela que el accidente había sido sentido
como castigo del padre, que manejaba el coche.

Antes del accidente había sido violento y severo con ella y por lo tanto la niña abrigaba resentimiento hacia su
progenitor.

Caso 3:

Una niña de seis años padece desde hace quince días un grave estado de angustia y depresión, acompañado
de crisis de llanto, inapetencia, enuresis y dolores abdominales. La primera crisis se produjo al presenciar la
niña, una escena violenta entre la madre y la abuela: lloró y gritó desesperadamente como presa de terror, y
desde entonces no se separa de la madre, ni de día ni de noche, cuando la madre va al baño permanece
ansiosa delante de la puerta, temiendo que le ocurra algo.
La sintomatología cede rápidamente al tratamiento psicológico. Se establece que las discusiones entre la
madre v la abuela eran frecuentes y originaron en la niña sentimientos contradictorios de temor y rencor hacia
la madre que, por otra parte, era impaciente y severa con ella. La violenta disputa presenciada solo precipitó
un estado de ánimo latente, haciéndole temer que pudiera realmente sucederle algo grave a la madre como
castigo por los rencores que ella había abrigado.
Caso 4:

Una niña de doce años se presenta a la consulta en un verdadero estado de agotamiento. Desde hace dos
meses tiene crisis de llanto que duran hasta dos o tres horas y se repiten de día y de noche. Demuestra,
además, miedo a los cuchillos por temor de "matar a alguien". La crisis empezó cuando un coche casi la
atropelló a ella y a la madre: empezó a temblar; no podía convencerse de que a la madre no le hubiera
ocurrido nada; desde entonces sigue en este estado y observa a la madre a cada rato; no se separa de ella.
Se descubre que la niña padecía desde hacia tiempo un grave conflicto: delgada, menuda, sensible y tímida,
tiene un hermano menor, fuerte y dominador, que pelea con ella v la aterroriza constantemente sin que la
madre la defienda y proteja. El atropello del coche cristalizó sus temores de que pudiera suceder algo a la
madre, como en su resentimiento había fantaseado. Su odio constantemente reprimido le infundía el temor de
poder "matar a alguien".

BIBLIOGRAFÍA OBLIGATORIA

DSM IV - Introducción, pág. XV; Uso del Manual, pág. 1; Clasificación DSM IV con Códigos CIE 10, pág. 13;
Evaluación Multiaxial, pág. 27; Trastornos de Inicio en la Infancia, la niñez o adolescencia, pág. 39

BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA

COMITÉ ELABORADOR: Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales (DSM IV) – Ed.
Masson – Barcelona 1995
DSM-IV Breviario – Criterios Diagnóstios – Ed. Masson – Barcelona 1995

KAPLAN, H.: Sinopsis de Psiquiatría - Ed. Panamericana Médica – 8º Edición - Bs. As. 1999 - Cap. IV, V, VI,
VII, IX, X, XIII, XVIII

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UNIDAD 3: OTROS MODELOS PSICOPATOLÓGICOS


APORTADOS POR ALGUNAS NUEVAS CIENCIAS DE LA CONDUCTA:

1) Fundamento teórico-técnico de cada Modelo tratado.

2) Aportes específicos a la psicopatología y algunas técnicas terapéuticas aplicables a situaciones


conflictivas genéricas o específicas, de acuerdo al:
a) Modelo Conductual

b) Modelo Cognitivo e Interpersonal

c) Modelo Humanístico-Existencial

d) Modelo Sistémico

e) Modelo Transaccional

Modelos en Psicopatología

Nuestra intención en esta Unidad es tomar sólo los elementos de cada Modelo que nos van a permitir
detectar los problemas, las conductas o situaciones que generan malestar en el/los pacientes y con
los que a través de diferentes técnicas, según la Escuela, se pueden modificar para aliviar el malestar
o la dificultad que los lleva a la consulta. Será necesario mencionar algunos aspectos de la teoría, pero
sólo a los fines de fundamentar el rasgos “disfuncional” que cada Modelo jerarquiza.Todo lo que se
refiere al fundamento teórico de cada uno de ellos, Ud. los hallará en forma más desarrollada en libros
como Kerman, B.:“Nuevas Ciencias de la Conducta”, Kertész, R.: “El Análisis Transaccional
Integrado”, o algún otro que oportunamente mencionaremos y que figuran en nuestra bibliografía.
Al final del desarrollo de cada Modelo, Ud. encontrará un mapa cognitivo en el que podrá visualizar de
forma sintética e integrada todos los conceptos correspondientes al mismo, además de diferentes
actividades que le permitirán aplicar los mismos.

A) MODELO CONDUCTISTA

El modelo de conductista surge dentro de la Psicopatología como una oposición a los enfoques tradicionales
en el área de la salud mental, así como también, como una alternativa válida, capaz de hacer frente y
presentar soluciones más adecuadas a los problemas., desarrollando sus propias estrategias, producto, en su
mayoría, de varias décadas de estudio e investigación experimental sobre el comportamiento.
Este proceso tiene su inicio hacia principios de siglo, con el descubrimiento de Iván Petrovich Pavlov,
científico Ruso, del reflejo condicionado, principio en el cual se apoya la teoría conductista.
Posteriormente, a partir de la década del 50 se publican numerosos trabajos para señalar las diferencias de
este modelo con la psiquiatría ortodoxa de tipo organicista y el psicoanálisis, los cuales fueron al comienzo, la
oposición a la que hacía frente.
En esta clase se pondrá de relieve tanto esta oposición como el desarrollo del modelo de conducta anormal
alternativo propuesto por este enfoque.

Ver el cuadro “Psicología conductista”

Es evidente que el punto fundamental de la controversia es el concepto de enfermedad mental en cuanto que
es base de los demás.

Como todo paradigma que revoluciona una disciplina, la Terapia del Comportamiento surge y se desarrolla en
parte motivada por el descontento con el status quo anterior, por lo tanto opone respuestas diferentes en
cuanto a su concepción, de los modelos que regían hasta entonces el panorama de la salud mental y
especialmente críticas a las prácticas tradicionales:

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En los modelos tradicionales los trastornos de conducta se consideran enfermedades mentales. Por lo tanto,
es esperable clasificar a quienes presentan trastornos como pacientes que muestran síntomas causados por
una enfermedad subyacente. La enfermedad tiene que ser diagnosticada y tratada.

El modelo comportamental no acepta el término enfermedad dado que considera que las leyes del
aprendizaje son las que explican el origen y el mantenimiento tanto de las llamadas conductas anormales
como de las normales. Por lo tanto es a partir del aprendizaje que tenemos conductas normales o anormales,
con lo cual, corrigiendo ese aprendizaje “defectuoso”, se puede corregir la conducta desviada. Lo
conductistas, gustan hablar de un modelo psíquico para explicar los trastornos de conducta, usando los
principios del condicionamiento clásico o el operante justificando de esta manera, su rechazo al modelo
médico. Hacen críticas mordaces a las definiciones del concepto de enfermedad mental y sostienen que
ninguna conducta es enferma en sí misma, que toda conducta se aprende y se mantiene de acuerdo a las
leyes generales del aprendizaje.

Cuestionan así que la mayoría de los problemas psiquiátricos se deben a un deterioro orgánico.

Postulan que tanto a médicos como a psicoanalistas se han detenido demasiado en la etiología, la causa, el
origen, sosteniendo en cambio que lo importante muchas veces no es la causa original de una conducta
desadaptada, sino aquello que la mantiene y, en consecuencia como profesionales de la salud, dirigirnos a
que es lo que puede hacerse para eliminarla.
Aún cuando la causa es normalmente orgánica, como en una lesión cerebral, puede que no exista un método
para eliminar la disfunción orgánica que ésta provoca, pero quizás sea posible brindar un entrenamiento o un
ambiente especial que mitiguen los efectos de la disfunción orgánica, ofreciendo alguna habilidad alternativa.
El modelo comportamentalista, embanderado por Watson, se mostró algo escéptico ante la idea de considerar
los problemas de conducta como enfermedades de la mente. Su premisa fundamental es el renuncia a las
doctrinas animistas, propias de la Edad Media, sostienen los conductistas. Expresado en forma positiva esto
conduce a reconocer, como objeto de estudio, el comportamiento de los organismos en interacción con su
medio. La psicología perdería así su carácter de buscadora de la naturaleza del “alma” para ceñirse al
comportamiento de los organismos. Esto significa que el conductismo solo se abocará a aquello que puede
observar y comprobar, obviando lo inasible, llamándose esto alma o inconsciente. Este movimiento implica un
reconocimiento abierto de que el comportamiento es el único material susceptible de ser estudiado. Sólo
aquello pasible de ser observado, o sea las conductas del individuo, son material de estudio y susceptible de
cambios. Las terapias comportamentales, sin embargo, no desconocen la existencia de procesos
cognoscitivos y mediacionales. Lo peculiar frente a estos procesos es el reconocer el carácter inferencial de
nuestra aproximación a ellos. En cuanto a las leyes que rigen estos procesos, como también la precisión del
rol que ellos juegan en la adquisición, mantenimiento y cambio el comportamiento, es un problema de ciencia
psicológica propiamente tal y no de modelos.

Creemos que una postura tan radical respecto al objeto de estudio de la psicología en general y de la
psicopatología en particular, es el aspecto más débil del Modelo y que tiempo después motivó el desarrollo
del Modelo Cognitivo, al no poder explicar procesos psíquicos como los sueños, las emociones, y la conducta
incosciente. En la actualidad, excepto los conductistas a ultranza, no existe otra Escuela que niegue el lugar
del inconsciente; algunas lo llaman mente inconsciente; le otorgan más o menos importancia en la vida
psíquica humana; pero ninguna puede negar su existencia.
Los modelos de condicionamiento como alternativa

Si el terapeuta detecta una CONDUCTA inapropiada en el paciente (Modificar alguna fobia específica: por ej.
a los perros, o lograr el control de esfínteres en un niño); o desea generar en él una conducta adecuada que
no la aprendió porque en su familia no se practicaba, por ej. dar o recibir lo que el Modelo de AT llama
“caricias positivas”, podrá utilizar el condicionamiento para tales objetivos.
A modo de repaso de lo que Ud. ya aprendió sobre condicionamiento en la materia de Nuevas Ciencias,
diremos: QUE UN REFLEJO INCONDICIONADO es la Respuesta refleja que todos tenemos desde el
nacimiento frente a determinados estímulos. Por ej. parpadear cuando tenemos un estímulo muy próximo a
los ojos, segregar saliva cuando tenemos hambre y vemos comida o hablamos de ella (“se me hace agua la
boca”). A este tipo de ESTÍMULOS se los llamo INCONDICIONADOS y también a la RESPUESTA que
provocaban.

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Por ej.:

Ver Comida Salivar

ESTÍMULO INCONDICIONADO REFLEJO INCONDICIONADO

Pavlov descubrió con sus famosos experimentos con perros que si colocaba otro Estímulo Neutro (un sonido,
luz fuerte, olor penetrante) llamado Condicionado porque es puesto a propósito, muy próximo en el tiempo al
Estímulo Incondicionado, con la repetición sucesiva de esta situación, podía eliminar el Estímulo
Incondicionado y dejar sólo el Estímulo Condicionado y obtenía la misma Respuesta. A este tipo se la llamó
Respuesta Condicionada, porque ya no es natural como la Incondicionada, sino que es aprendida (por la
repetición) y además está asociada a un estímulo que naturalmente no lo provocaría.
Hay razones para buscar sus orígenes en los trabajos de John Watson. Además de fundar el conductismo,
Watson realizó, junto con su esposa Rosalie Rayner Watson, un famoso experimento en el que lograron
inducir, artificialmente, el miedo a las ratas en un niño de once edad, el pequeño Albert, (Watson y Rayner:
Conditioned emotional reactions. 1920). Inicialmente el niño no mostraba miedo ante las ratas, pero las
conductas de miedo aparecieron luego de presentarle juntos la rata y un ruido muy fuerte. La repetición de
esa presentación emparejada hizo que pronto el niño mostrase miedo ante la aparición de la rata sola.
Posteriormente, el niño reaccionaba con temor ante un conejo blanco y ante objetos de peluche, o cualquier
otro objeto cubierto de pelo.
Por supuesto que con esto no demostraron que todas las conductas neuróticas son resultado de un
condicionamiento como éste, pero sí mostraron cómo una reacción fóbica podía desarrollarse de esta forma.
Y, lo que es más, el trabajo sugirió que, en un caso de este tipo, el problema podría eliminarse mediante una
técnica de contracondicionamiento, tal como el procedimiento de extinción. Mary Cover Jones, alumna de
Watson, sería una de las primeras en utilizar tal técnica en el tratamiento de una fobia a los animales
pequeños. (Jones: 1924).
Watson, apoyado en los descubrimientos de Pavlov, puso el acento de sus experimentos en los Estímulos
más que en las Respuestas. Si Ud. observa la conducta de un fóbico, generalmente no tienen “miedo” a un
sólo tipo de cosa o situación, sino que tienen miedo a múltiples cosas: Por ejemplo un niño con Fobia Escolar,
al investigar cuando comenzó, a lo mejor la madre le diga ....“en 1º grado tenía una maestra muy gritona, que
los retaba por cualquier cosa y él se asustaba mucho”. Ahora el niño está en 3º y no quiere ir a la escuela
porque tiene miedo. El Estímulo cambió (la maestra ya no es la misma) pero la Respuesta sigue siendo igual.
Al igual que los perros de Pavlov el E ya no era el mismo (cambió la cominda por un timbrazo), pero la R era
la misma (la salivación).

Skinner también usó el método de condicionamiento, pero a diferencia de Watson, se preocupó para logar un
método que permitiera cambiar la Respuesta no deseada, por una deseada o esperada. Por esto al
condicionamiento de Watson se lo llamó Condicionamiento Respondiente, mientras que al de Skinner,
Condicionamiento Operante. Para lograr este objetivo él utilizaba lo que denominó los Reforzadores son
estímulos cuya inclusión aumenta la frecuencia de utilización de la Respuesta deseada.
· Algunos Refuerzos añaden algo a la situación, estos son los Refuerzos Positivos y se presentan a
continuación de la Respuesta esperada. Por ej.: "si levantas el aplazo, te compro la remera que vos
queres"
· Otros Refuerzos suprimen algo de la situación, a éstos los llamó Refuerzos Negativos y se presentan
antes de la Respuesta esperada. Se trata de una ausencia después de una presencia efectiva y esto
equivale a decir que suprimimos el Estímulo Reforzador. Por ej.: "hasta que no levantes el aplazo, no salis
a bailar" (es decir que el adolescente ya iba a bailar antes de que sacara el aplazo)

· CASTIGO: según Skinner es la retirada de un Refuerzo positivo (no comprarle la remera) o la


presentación de uno negativo (no ir a bailar)

· Con este tipo de reforzadores, para que realmente sean efectivos, hay que tener presente varias cosas:

1. Que el reforzador apunte a una situación que al sujeto realmente le interesa.

2. Que sean algo concreto y objetivo

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3. Que sea acotado y medible en el tiempo. No sirve decir: “Nunca más vas a ...” porque después de un
tiempo todos se olvidan qué debía o no debía hacer el sujeto. Y aunque se acordaran: ¿alguien puede
estar penalizado el resto de su vida?

4. Que sea proporcinal a la conducta que se desea corregir (No será conveniente ni proporcional prohibir a
un adolescente que por un año que no vaya a bailar porque se sacó un aplazo).

En resumen, el condicionamiento clásico, basado en una conducta operante está relacionado con un estímulo
determinado, en cambio, el condicionamiento respondiente, carece de un estimulo específico, pero sí recibe
del medio ambiente reforzadores que acentúan o alientan la utilización de determinada conducta, porque la
utilidad del reforzador, es siempre aumentar la frecuencia de la conducta esperada.

Ud. Se preguntará cómo es posible desde el punto de vista psicopatológico, la aplicación de esta nueva
alternativa teórica?. En la fase de constitución de las técnicas de modificación de la conducta se va a
constatar que estos principios de la conducta operante pueden aplicarse a la conducta humana.
Un enfoque de este tipo de la conducta individual permitió un riguroso análisis de las condiciones de la
conducta y a la vez el manejo de las contingencias de reforzamiento que pueden modificarla; por eso ha
contribuido decisivamente al surgimiento de técnicas de modificación de conductas.
Sin embargo, pese a los trabajos de éstos y otros autores, las técnicas para modificar conductas indeseadas
no se desarrolla como tal en forma significativa hasta la década del ’50 en la que se publican varios trabajos
importantes: Lindsley, Skinner y Solomon (1953), sobre el condicionamiento operante en pacientes psicóticos.
El informe de Wolpe (1958) acerca del éxito de los que hoy se denomina desensibilización sistemática en el
tratamiento de pacientes neuróticos. Y el artículo de Arnold Lazarus (1958): Nuevos métodos en psicoterapia:
Estudio de un caso.

En los ’60 aparecen dos revisiones científicas y proponen como sustitutos del término de enfermedad mental
conceptos como: Conducta anormal, conducta desviada, conducta desadaptada o simplemente conducta-
problema.
En las listas de sus aplicaciones pueden estar presentes conductas puntuales como: Niños que se chupan el
dedo, problemas para hablar en público por ejemplo, tanto como conductas consideradas síntomas por otros
modelos como la ansiedad, o referirse a los cuadros de nosografías clásicas como neurosis o psicosis, por
ejemplo.
El lugar que tiene lo que en otros modelos es el diagnóstico del caso, es sustituido aquí por la “evaluación
conductual”.

Se denomina así al proceso de obtención de información que permite tomar decisiones sobre la producción
de un cambio de conducta y además -lo cual lo diferencia más de la noción de diagnóstico- implica la
evaluación de ese cambio, todo ello dentro del marco de la terapia para modificar la conducta.
O sea que la evaluación conductual es un proceso continuado a lo largo de toda la intervención modificadora
que tiene como objetivos:
I.- Identificar las conductas que integran un “problema” y las variables que están controlando su aparición.

II.- Establecer los objetivos que se quieren lograr con la intervención.

III.- Suministrar información relevante para la selección de las técnicas de modificación más apropiadas en
cada caso.
IV.- Valorar de una manera precisa los resultados de la intervención, tanto a medida que éstos se van
produciendo como a su finalización.

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Sus características básicas son:

1) Evaluación de unidades conductuales.

Una de las características fundamentales es el centrarse en unidades conductuales y no en las causas


subyacentes a las mismas, tal vez determinados conflictos o rasgos. Ahora bien, se denomina
tradicionalmente conductas o unidades conductuales a una repuesta o serie de repuestas observables, ya sea
directamente, como puede ser en las conductas motoras, o a través de aparatos, caso de las conductas
psicofísicas. Dentro de este marco, sólo se acepta como conductas a las repuestas externas, públicas, visible.

2) Identificación de variables controladoras actuales.

En la evaluación conductual se asume que las conductas, tanto interna como externas, son función, en su
mayor parte, de los factores ambientales actuales. Además, se matiza que la relación entre esos factores y
las conductas se explica dentro del marco de los principios del aprendizaje. Aún reconociendo el papel que
juega la historia de aprendizaje individual en la génesis de la situación actual, lo determinante en la
evaluación es la identificación de las variables que están controlando actualmente la conducta en cuestión.
3) Énfasis en la observación y la cuantificación.

El tomar como unidades de análisis las conductas mismas, lleva aparejado que se ponga el énfasis en que las
conductas con las que se opera deben ser susceptibles de observación y cuantificación. Éstas tienen que
estar especificadas de tal forma que mediante la observación no pueda existir duda sobre si una conducta en
cuestión está ocurriendo o no. Del mismo modo, se considera necesario poder cuantificar los
comportamientos a través de medidas de frecuencia, intensidad o duración, lo que permite establecer
comparaciones cuantitativas respecto a otras conductas y detectar cualquier variación producida en la propia
conducta que está siendo analizada.
4) Evaluación individualizada.

De la necesidad de conocer las variables que controlan en la actualidad una conducta dada se deduce que
toda evaluación conductual se lleva a cabo de una forma individualizada, donde se efectuará en cada ocasión
una “explicación” del comportamiento que permita establecer “predicciones” encaminadas a su alteración, o,
lo que es lo mismo afirmar relaciones entre estrategias de intervención y modificaciones conductuales.

Con respecto a esto, Bandura escribe en 1969 “al requerir una clara especificación de las condiciones de
tratamiento y una evaluación objetiva de los resultados, este enfoque posee una característica autocorrectiva
que lo distingue de otras aproximaciones al cambio personal en las cuales el tipo de intervención es
pobremente definido y donde sus efectos psicológicos rara vez son evaluados objetivamente”.
En síntesis

Teniendo como trasfondo la situación descripta anteriormente surge en


el área de salud mental en la década del 60 la Terapia del
Comportamiento.
En su desarrollo comúnmente se distinguen las siguientes vertientes

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I. La reflexología rusa especialmente con los trabajos de Pavlov y Bechterev.

II. El auge de la psicología experimental tanto en lo que respecta a sus técnicas de investigación como
a los principios teórico-empíricos desarrollados para explicar fenómenos de la importancia del
aprendizaje, motivación, procesos cognitivos, etc.

III. La investigación y labor clínica de autores tales cono Wolpe (1958 y 1969), Eysenck (1960 y 1964) y
Shapiro (1966) cuyos trabajos han cimentado las bases para un intercambio constante de
información entre la psicología experimental y la investigación y práctica clínica.
IV. Los aportes de la psicología social especialmente con los estudios de Goldstein (1971) en la
influencia social, de Mc Ginies y Ferster (1971) en refuerzo del comportamiento social y de Bandura
(1969) en aprendizaje vicario.

V. Los nuevos desarrollos en psicología evolutiva. Bijou y cols. (1969).

VI. La cristalización de un marco de referencia generalmente denominado "modelo psicológico o modelo


psicosocial".

Ejercicios para su Práctica

1. Si los padres de un niño son llamados al colegio porque tiene problemas de conducta y cuando vuelven a
la casa el padre le pega para corregir esa conducta. ¿Qué tipo de condicionamiento está generando:
operante o respondiente? Si es el 1º tipo ¿se trata de un reforzador positivo o negativo? Justifique la
respuesta.

2. Un niño hace berrinches a cada rato. Su madre actúa con indiferencia a estas
conductas. Cuando el niño deja de hacer berrinches, la madre lo felicita. Explique
teóricamente este ejemplo teniendo en cuenta los reforzadores.
3. Dé 1 ejemplo, absolutamente diferente a los del texto, de cada uno de los 3 condicionamiento estudiados.

4. ¿Qué es el condicionamiento?

5. ¿En qué difiere el condicionamiento clásico del condicionamiento operante, y de un


ejemplo donde Ud. Pueda aplicar ambos?

TERAPIA DEL COMPORTAMIENTO

Otra premisa fundamental del modelo psicológico se refiere a la conceptualización del problema de
anormalidad. Como ya mencionamos anteriormente, la importancia está centrada en no rotular al paciente, y
por otra parte y en este sentido las preguntas que quienes comparten este modelo se formulan son, si las
leyes que rigen la adquisición, mantenimiento y cambio de las denominadas conductas normales, son o no
distintas a las que rigen las denominadas conductas anormales.

Otras premisas compartidas amplia y explícitamente por los terapeutas del comportamiento incluyen:

a) El requerimiento explícito de que tanto en la descripción como en la explicación del


comportamiento los conceptos sean formulados de manera tal que lo que acerca de
ellos se asevere, sea susceptible de ser verificado experimentalmente.
b) Los terapeutas del comportamiento conciben la terapia como un aspecto dentro del
problema general de la adquisición, mantenimiento y cambio comportamental. Esto
conlleva una ausencia de teorizaciones ad hoc para la terapia, como así también un

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c) concepto amplio de “laboratorio”. Este concepto amplio va desde laberintos para


animales hasta las comunidades, pasando por aprendizaje humano, hospitales,
colegios y hogares.

d) Se acepta como responsabilidad de los terapeutas del comportamiento el diseño de una estrategia
terapéutica explícita. Esto implica conducir cada tratamiento como una investigación experimental.
e) Es preocupación principal de los terapeutas del comportamiento el conducir su acción terapéutica en
condiciones tales que permitan concluir en qué medida y de qué manera las operaciones por ellos
realizadas son en efecto responsables de los resultados terapéuticos obtenidos.
f) Los terapeutas del comportamiento consideran su objeto de estudio como un fenómeno natural y sujeto
a leyes. En virtud de ello consideran como carente de base la polémica sobre el grado de control que el
terapeuta debe ejercer en el tratamiento. Ellos conciben su tarea como la aplicación sistemática de
principios empíricamente comprobados. De ellos se deriva el conocimiento acerca de cómo y qué
variables deben ser controladas para promover, de común acuerdo con el paciente, los cambios
deseables.
g) Wolpe (1969) define: “terapia del comportamiento o terapia de condicionamiento es el uso de los
principios del aprendizaje experimentalmente establecidos para el proceso de modificar el
comportamiento desadaptativo. Los hábitos inadecuados son debilitados y eliminados, a la vez que se
instauran hábitos adaptativos”, es decir, se desaprenden conductas inadecuadas, pero se reasprenden
conductas más apropiadas.
Todas las definiciones enfatizan la necesidad de sustentar la Terapia del Comportamiento en principios
validados científicamente. Sin embargo ellas incorporan términos tales como “adaptativo”, “anormal” y
“beneficioso” cuya especificación involucra un juicio de valor, que es propio de quien evalúa el
comportamiento y no es un atributo del mismo. Este problema tiene ramificaciones para la práctica
terapéutica con relación a la elección de metas y objetivos a lograr en la terapia. Los terapeutas del
comportamiento abordan este problema requiriendo en forma explícita la participación activa del
paciente en la selección de metas, contribuyendo con el paciente a plantearlas en términos susceptibles
de ser definidos y evaluados objetivamente. Begelman (1971). Krasner (1969).

El diagnóstico y diseño de tratamiento en la terapia del comportamiento

La Terapia del Comportamiento, como toda empresa científica, reconoce explícitamente la necesidad de
clasificar los fenómenos que estudia.
Las deficiencias empíricamente demostradas de la gnoseología psiquiátrica vigente (véase al comienzo de
esta unidad) han llevado a la Terapia del Comportamiento a desarrollar formas y categorías distintas de
clasificación. (Diagnóstico).

A este conjunto de procedimientos y categorías se le denomina Análisis Funcional del Comportamiento. Sus
fundamentos y metodología pueden ser estudiados en autores tales como: Cautela (1968), Ferster (1965),
Kanfer y Saslow (1969), Reese (1966).
La Terapia del Comportamiento utiliza como categoría diagnóstica, términos que resumen un conjunto de
leyes que rigen el comportamiento clasificado. Por lo tanto, el proceso de clasificar (diagnosticar), consiste en
dilucidar qué leyes son las que rigen el comportamiento a ser clasificado. Una vez terminado este proceso se
afirma que tal conducta ha sido explicada toda vez que aparece como una instancia particular de una ley
general. Se desprende de lo mismo que una vez clasificado un comportamiento cabe aplicar, para los efectos
de su modificación, todo el conocimiento empírico-teórico que se resume en las leyes que lo rigen.

Conviene explicitar que el proceso de aislamiento metodológico del comportamiento así como también la
detección de las variables que lo controlan, no implica clasificar a las personas.
Otras premisas que conlleva el análisis funcional del comportamiento y que están sujetas a verificación
empírica son:

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a) No se postulan diferencias en cuanto a los mecanismos que regulan el aprendizaje y ejecución de los
comportamientos denominados “normales” y los “anormales o mal adaptatados”.

b) Los problemas que una persona presente pueden ser varios y puede darse el caso que se rijan por leyes
distintas. De ser así, el tratamiento debe ser específico afectando las variables que controlan cada una de
las “conductas problemas”. De no ser así, vale decir, de no conducir a un tratamiento específico, se estima
que la terapia será ineficiente. Esta premisa explica por qué es común que en la conducción de un
tratamiento los terapeutas del comportamiento empleen varias técnicas, cada una de ellas relacionadas
con la obtención de un logro terapéutico específico. Lo anterior explica la importancia que se asigna en la
v Terapia del Comportamiento al análisis funcional del mismo, ya que es este procedimiento el que
permite diseñar una estrategia explícita de tratamiento.
Como modo de ilustración puede citarse el caso de un paciente que entre sus problemas presenta ingestión
excesiva de alcohol, marcada angustia frente a diversas situaciones y un repertorio comportamental muy
pobre para enfrentar la vida de relación social. Un caso complejo como éste necesitaría de técnicas
específicas y distintas para la reducción o extinción total de la ingestión alcohólica. La extinción de la repuesta
de angustia necesitaría de otros procedimientos terapéuticos. Lo mismo sería válido para los efectos de
permitir al paciente adquirir un repertorio comportamental que le permita adquirir habilidades sociales para
mantener una vida social de acuerdo a los objetivos que él mismo, en colaboración con el terapeuta, fije.

Antes de comenzar con las técnicas específicas de la terapia del comportamiento, Ud. Está en este momento
en condiciones de repasar algunos conceptos fundamentales:
1) ¿Cuáles son los objetivos de la evaluación conductual?

2) ¿Qué significa y cuál es el objetivo de clasificar un comportamiento?

LAS TÉCNICAS DE LA TERAPIA DEL COMPORTAMIENTO

Se pasará ahora a enunciar algunos de los principales paradigmas de adquisición, mantenimiento y


cambio del comportamiento y de las técnicas que para estos efectos se han diseñado.
Adquisición, mantenimiento y extinción de repuestas emocionales desadaptativas (angustia)

La Terapia del Comportamiento concibe la angustia como una repuesta aprendida. Una adecuada revisión de
los fundamentos teórico-empíricos que sustentan tal afirmación se encuentran en Eysenck y Beech (1971). A
partir de tal información se han elaborado diversas técnicas para la extinción de tal repuesta. La más
difundida de todas es la denominada Desensibilización Sistemática. Wolpe (1958, 1969). La técnica de
desensibilización sistemática implica generar una repuesta antagónica a la ansiedad (relajación) en presencia
de los estímulos que la provocan. Estos estímulos son presentados por el terapeuta en la imaginación o “in
vivo”. La práctica sucesiva de este procedimiento permite lograr la sustitución de la repuesta de angustia por
la repuesta adaptativa adquirida en el curso del tratamiento.
Una adecuada revisión de la voluminosa información documentando la eficacia de esta técnica como también
de los estudios destinados a precisar los agentes efectivos de cambio que ella involucra se encontrará en
Paul (1969), Reyes y Yulis (1972).
Basado en el “Principio de Inhibición Recíproca” propuesto por Wolpe se han desarrollado técnicas para el
tratamiento de problemas sexuales: Obler (1973); para el tratamiento de problemas angustiosos en niños:
Lazarus y Abramovitz (1962); Busto, Luco y Yulis (1971), etc.

A partir del “Principio de Extinción”, vale decir, la exposición forzada a los estímulos condicionados aversivos
en ausencia de los estímulos incondicionados nocivos se han derivado otras técnicas para extinguir la
repuesta de angustia. Las más difundidas de ellas son la Inundación (“Flooding”): Hodgson y Rachman (1970)
y la Terapia Implosiva: Aye (1972), Stampt y Levis (1967).
Adquisición, mantenimiento y extinción del comportamiento por métodos operante y refuerzo
negativo
Otro importante mecanismo que explica la génesis y mantenimiento de vastos y variados tipos de
comportamiento es el de refuerzo. Vale decir, la regulación del comportamiento por medio de las
consecuencias que acarrea. Las bases teórico-empíricas que sustentan este tipo de aprendizaje como así

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también las derivaciones técnicas que de ellas se han generado han sido adecuadamente revisadas por
Krasner (1971). Como ejemplo de comportamiento cuya susceptibilidad de ser gestados y controlados por
medio de la aplicación sistemática de las contingencias de refuerzo, se pueden citar el comportamiento social:
Mc Ginnies y Ferster (1971); el comportamiento verbal: Salzinger (1969) y el comportamiento “psicótico”:
Ayllon (1965).
Basadas en estos principios se han desarrollado técnicas que padres maestros han utilizado con eficiencia
como poderosos agentes para modificar trastornos infantiles. Patterson (1971). Berkowitz y Graziano (1972).
Otro campo en el cual estas técnicas han sido utilizadas con inusitado éxito es el tratamiento de pacientes
psiquiátricos crónicos. Ayllon y Azris (1969); Birky, Chambliss y Wasden (1971).
Adquisición del comportamiento social y afectivo

Además del poderoso rol jugado por las contingencias del refuerzo hay otros paradigmas que explican la
adquisición del comportamiento social y de la expresión afectiva. Uno de los más importantes de ellos, tanto
por el cúmulo de información teórico-empírica en que se sustenta como por las distintas modalidades de
tratamiento que de él se han derivado, lo constituye el aprendizaje vicario o por modelamiento. Bandura
(1969). Técnicas específicas para facilitar la adquisición de lo que se ha denominado comportamiento asertivo
y de la expresión emocional han sido desarrolladas a partir de todos los paradigmas mencionados.
Básicamente estas técnicas apuntan a resolver el problema en que, ya sea por exceso de angustia, ausencia
de repertorio, o ambos, el paciente no pueda expresar sus deseos, afectos, o hacer valer sus derechos de
una manera adecuada y que en la medida de lo posible, le permitan obtener refuerzos positivos para su
comportamiento. Es conveniente reseñar que estas técnicas sirven como un excelente ejemplo para mostrar
la particularidad de este enfoque con respecto a otras posiciones acerca de la terapia. En efecto, los
terapeutas del comportamiento en vez de interpretar las deficiencias o carencias comportamentales de una
persona, procuran activamente gestar las condiciones que permitan al paciente adquirir el repertorio
adecuado para suplir tales carencias.
Uso de contingencias aversivas

Muchas veces los terapeutas enfrentan la necesidad de suprimir un comportamiento por las consecuencias
adversas que éstas acarrean al paciente. Ejemplo de ellas serían la ingestión de alcohol, la ingestión excesiva
de alimentos, etc. Para enfrentar estos problemas los terapeutas del comportamiento han diseñado una serie
de técnicas que se agrupan bajo el rótulo de “Terapias Aversivas”. En ellas el terapeuta maneja una serie de
eventos que permiten transformar en repulsivo el comportamiento que se pretende erradicar. Generalmente
estas técnicas se aplican en un esquema de evitación y/o escape, Ardila (1970), es decir, se gesta una
situación en que el sujeto puede escapar o evitar la situación aversiva a través de la ejecución de un
comportamiento deseable, opuesto al que se desea eliminar.
La aplicación de estas técnicas ha dado origen a importantes discusiones acerca de sus aspectos éticos;
Begelman (1972). Desde un punto de vista técnico es importante señalar que para hacer perdurar los cambios
obtenidos por el uso de estas técnicas el terapeuta debe elaborar una estrategia que permita al paciente
adquirir un repertorio comportamental para llenar el “vacío de comportamiento” creado; Tinling (1972)

El manejo terapéutico del comportamiento verbal y mediacional

Como se señalara anteriormente la Terapia del Comportamiento considera que es un problema experimental
dilucidar el rol jugado por los factores cognoscitivos en la determinación del comportamiento. La información
al respecto debe ser analizada minuciosamente toda vez que la evidencia hasta el momento muestra que
estos procesos influyen de manera distinta y específica en las diversas clases de comportamientos, es decir,
que estos procesos mediacionales no son erráticos. Incluso la información actual muestra que muchos de
ellos se rigen por las mismas leyes que explican otros tipos de comportamiento anteriormente revisados;
Kimble (1961), Staats y Staats (1964).

A partir de la información aludida se han elaborado una serie de técnicas con el objeto de controlar la
participación de los procesos mediacionales en la gestación del cambio comportamental. Entre ellas son
dables destacar:
a) La terapia racional emotiva, Ellis (1964), cuyo objetivo es modificar la codificación y análisis irracional que
muchas veces los pacientes hacen de ciertas circunstancias vitales.

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b) Wolpe (1969, 1971) ha desarrollado la técnica denominada detención del pensamiento (Thought
Stopping), que se ha probado utilidad en el control de procesos ideacionales comúnmente asociados con
el nombre de “Obsesiones”.

c) En virtud de la capacidad de los pensamientos e imágenes de proveer claves de una manera similar a las
ambientales para guiar a reforzar el comportamiento, Cautela (1970, 1972) ha elaborado la técnica
denominada condicionamiento encubierto (Covert-conditioning). Esta técnica permite tanto extinguir
conductas inadecuadas como generar un repertorio comportamental más amplio y adaptativo.
d) Meichenbaum (1973) ha desarrollado una técnica que, basada en los principios de moldeamiento del
comportamiento, permite controlar el rol de los procesos mediacionales como variables del
“comportamiento impulsivo”.
Revisión panorámica de los problemas que han sido abordados por la Terapia del Comportamiento

La siguiente será una reseña bibliográfica escueta de los problemas que están siendo abordados por la
Terapia del Comportamiento. El volumen del material publicado hace imposible una revisión exhaustiva. Para
facilitar el acceso al material se hará una lista de problemas, siguiendo la nomenclatura clásica e indicando
para cada uno de ellos algunos de los trabajos para hacer así más expedita la profundización que el lector
quiera realizar:
1. Problemas maritales y familiares: Col (1972); Carter y Thomas (1973); Zuc (1971).

2. Neurosis obsesiva compulsiva: Boetsch y Yulis (1963); Beech (1971); Roper, Rachman y Hodgson
(1973).
3. Depresión: Lewinsohn (1969); Lazarus (1968).

4. Fobias y estados de ansiedad: Crowe, Marks, Agras y Leitemberg (1972); Fazio (1970); Mealiea y Navas
(1971).
5. Obesidad: Martinelli (1972); Stuart (1971); Wollershein (1970).

6. Histeria: Parry Jones (1970); Alford, Blanchard y Buckley (1972).

7. Alcoholismo y adicción a drogas: Sobell, Sobell y Christelman (1972); Volger, Lunde, Johnson y Martin
(1970); Liberman (1968); O’Brien, Raynes y Patch (1968); Wolpe (1965).
8. Perturbaciones sexuales: Curtis y Presly (1972); Hallon y Rachman (1972); Razani (1972);
Wickramankera (1972)

9. Tartamudez: Crowder y Harbin (1971); Fransella (1971); Webste y Brutten (1972).

10. Esquizofrenia: Hartlage (1970); Matefy (1972); Nydegger (1972); Olson (1971).

11. Pacientes crónicos institucionalizados: Cohen, Florin y Grusche (1972); Lloyd y Abel (1970); Upper y
Newton (1971).
12. Delincuencia: Burchard y Tyler (1965); Jones (1965); Schwitzgebel y Kolb (1964); Stuart (1971).

13. Problemas motores en niños: Myers y Reibert (1971); Menlick y Gruen (1973).

14. Problemas sociales en niños: Carlin y Armstrong (1968); Nolan y Pence (1970).

15. Problemas de rendimiento escolar: Fyhetakis y Gary (1970); O’Leary y Drabman (1971).

16. Psicosis infantil: Bartlett, Ora, Brown y Butler (1971); Graighead, O’Leary y Allen (1973).

17. Retardo mental: Butz y Hasuzi (1973); Whitman, Zacaras y Chardos (1971); Zimmerman y Rusell (1969).

18. Enuresis: Finley, Beserman, Bennett, Clap y Fibley (1973); Turner y Young (1966); Turner, Young y
Rachman (1970).

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A esta altura de su estudio, Ud. podrá sin ninguna duda describir:

1. ¿En qué consiste la desensibilización sistemático, y cuál es su utilidad?

2. ¿Qué se entiende por “terapias Aversivas”?

B) MODELO COGNITIVO

Este modelo consiste en la aplicación de diferentes técnicas tendientes a la modificación de creencias


disfuncionales tanto así como errores en el procesamiento de la información.
Entendemos por cogniciones, cualquier fragmento de conocimiento, de creencia o de opinión, que la persona
tiene de si mismo y del ambiente que la rodea.
Desde el punto de vista histórico debemos remontarnos a la historia de la cognición en la filosofía, cuyos
exponentes no dudaron en centrar su atención en comprender los pensamientos que los llevaban a sentirse
emocionalmente desconcertados, y a partir de este entendimiento, modificar el malestar concomitante.
Muchos pensadores aportaron sus planteos, pero fue Aarón Beck un pionero en el área de las terapias
cognitivas y la depresión.
Beck considera que el individuo no reacciona tanto a las cosas o a las situaciones en si mismas, como a la
percepción que de ellas tiene y a la interpretación que de ellas hace. A través de estas interpretaciones dota a
los objetos de significados especiales, a los que más tarde reacciona de forma afectiva.
El patrimonio personal, es lo que Beck define como un patrón de referencia a partir del cual se interpretará el
resto de los acontecimientos y de los objetos. El núcleo central del patrimonio personal es la autoimagen, que
es aquella imagen que un ser humano tiene de si mismo. Es en torno a esta autoimagen, que se agrupan y se
organizan las cosas que son importantes para él (familia, amigos, propiedad, etc.). . Eventos y objetos son
evaluados, para ver si comportan una restricción, una amenaza o un menoscabo a dicho patrimonio, en cuyo
caso conducirá a sentimientos negativos, o bien, si pudieran ser considerados como un agregado, entonces
despertarían alegría, por ej. Por lo tanto, Beck concibe las emociones en función de determinadas
cogniciones.

Sin embargo, tales cogniciones forman parte de un proceso automático, de modo tal que en general, el
paciente no tiene conciencia de ellos.

Ver el cuadro “Modelo Psicológico Cognitivo”.

Beck habla también de la tarea cognitiva, que consiste en una autoimagen negativa, una interpretación
negativa de la experiencias, y en consecuencia una visión nihilista del mundo. En este sentido, las
alteraciones emocionales encuentran su punto de apoyo en las llamadas “falacias” de las que Beck
desprende cinco grupos principales.
1. Personalización: Sucesos del mundo exterior que son autoreferidos, sin justificación o de manera
extrema, con lo cual adquieren una importancia selectiva.

2. Pensamiento polarizado: Tendencia a sostener un pensamiento dicotomizado (blanco negro, buenos


malo) .
3. abstracción selectiva: Se descontextualiza el evento, atribuyéndole un valor excesivo, en detrimento de
otros.
4. Hipergeneralización: Aspectos generalizados en enunciados universales

5. Exageración: Alteración o desfiguración en la percepción de sucesos.

La meta esencial es entrenar al paciente para que tome conocimiento de sus pensamientos automáticos, y en
cuanto a las valoraciones y falacias autodestructivas que trae en consecuencia.
Otro importante exponente del modelo cognitivo es Arnold Lazarus, quién abogó por un eclecticismo Técnico,
y designa con una sigla BASIC ID las diferentes áreas en las que se desenvuelven las personas y en las
cuales pueden aparecer problemas. Estas áreas son: conducta (B-ehavior), afectividad (A-ffect), sensación

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(S-ensation), imagen (I-magery), pensamiento (C-ognition), campo social (S-ocial) y problemas en relación
con drogas (D-rugs).

Lazarus sostiene que casi siempre hay más de un área afectada, por eso desde la psicopatología es
importante tener en cuenta el continuo de los aspectos.
Lazarus ha llamado a su tratamiento “Terapia Multimodal” ya que se aplica sobre dos o más modales.

El tercer representante fundamental de este modelo es Albert Ellis, quien desde la década del 50, comenzó a
elaborar su Terapia Racional Emotiva, la cual fuera presentada en 1956 en la Asociación Psicológica
Americana. Esta terapia, atiende básicamente las cogniciones disfuncionales, bajo la forma de un sistema de
creencias, dada la importancia que estas tienen en el deterioro del bienestar psíquico, y la concomitante
perturbación de las conductas. Un ejemplo de idea irracional, podría ser “No soy capaz de lograrlo”. Siempre
detrás de cada creencia, se encuentran en forma solapada los “Deberías ser”, ideas de cómo uno debería ser,
pero para lo cual no cumple los requisitos. Estos Deberías son los que el ingles Ellis llama “must”.

Siendo sus inicios como psicoanalista, Ellis elabora poco a poco la idea de una terapia fuertemente directiva,
basada en un debate racional. A comienzos de la década del 60, y como reacción a las objeciones de los
psicólogos con tendencia psicodinámicas, en el sentido que privilegiaba los aspectos cognitivos, denominó a
su enfoque, terapia racional emotiva, denotando así el relieve dado a los procesos emocionales.
Después de la lectura de esta breve introducción, Ud. Está en condiciones de discernir:

1. En qué consiste el modelo cognitivo

2. Cuál es la importancia del aporte de Aarón Beck

La terapia racional emotiva. El A-B-C

Esta terapia está basada en la psicopatología que provocan los proceso cognitivos disfuncionales. Estos
están representados en la forma de “actitudes irracionales”, o de conglomerados o de sistemas de creencias
irracionales, que se asocian en falsas conclusiones, hipergeneralizaciones, simplificaciones indebidas, etc.
Por esta interrelación entre percepción conducta sentimiento y pensamiento, estos procesos cognitivos
afectan todo el funcionamiento humano.

Según el esquema ABC, después de un Estimulo (Activating event), una persona vivencia una Consecuencia.
Es decir, si chocó con el auto, surgen consecuencia en el mejor de los casos, solamente emocionales, o de
conducta, nunca más vuelvo a conducir, por ej.. Si obtengo una baja calificación en el colegio, no continuo
estudiando. Contrariamente a este supuesto en el que A es causa de C, Ellis la corrige agregando B que es el
sistema de creencias (Belief system). Este sistema de creencias, que son generalizaciones del pasado, hacia
el futuro, basada en nuestra interpretación de nuestras experiencias, ya sean estas placenteras o penosas.
Estas forman nuestro marco de referencia, y al ser tomadas como reales, ya no son cuestionadas. Muchas
veces estas creencias forman parte del acervo familiar y son transmitidas como una pauta más de nuestra
crianza, con lo cual quedan fijadas mucho antes de que estemos en posición de cuestionarlas. Tal vez pueda
pensar ahora, cuales podrían ser algunas de las creencias más frecuentes en a) la deserción escolar, b) el
fracaso escolar.
Metodología en la estrategia de tratamiento

El terapeuta guía el proceso, hacia la identificación de los supuestos inadecuados, luego explicar los
fundamentos teóricos y los efectos negativos de los pensamientos distorsionados. Ellis sostiene que el
enfoque racional emotivo es de naturaleza didáctica, y que la relación terapeuta paciente es como maestro
discípulo. El terapeuta enseña muchas cosas que bien podría haber comunicado un profesor de psicología,
con la salvedad que se apunta a los contenidos particulares del paciente.

La terapia exige un trabajo a la manera del “diálogo socrático”, en el que el paciente es guiado hacia lo
irracional de sus cogniciones. Por eso es de vital importancia que el paciente tome conciencia de las mismas
a partir de sus autoverbalizaciones e imágenes.

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Luego de entrenar al paciente para que pueda reconocer las cogniciones inadecuadas, se las examina y se
las somete a una exhaustiva prueba de realidad.
El modelo cognitivo interpersonal

Este modelo está basado en el paradigma “pienso, veo, siento, hago” (Kertész, 1994), y sostiene que en la
medida que se puedan realizar cambios cognitivos, estos traerán aparejados cambios a nivel emocional, y por
lo tanto en el comportamiento.

La secuencia es la siguiente:

1. un estímulo llega a la neocorteza, es decir a nivel del pensamiento o la formación de ideas (Hemisferio
Izquierdo)

2. Se produce la formación de imágenes (Hemisferio Derecho)

3. Luego de estos procesos neocorticales, la información sobre estas ideas o imágenes, llega al cerebro
lìmbico, responsable de la generación de emociones, y la consecuente conducta.
Al producir, en la etapa de cambio, un cambio cognitivo, es posible también modificar las emociones.

Para obtener más información acerca de la metodología de este paradigma, puede remitirse al texto: “Análisis
Transaccional Integrado”, Dr. Roberto Kertész (Capítulo 8, El VI Instrumento, Pág. 144- 146)

Ver el cuadro “Modelo Cognitivo – Interpersonal”.

Las técnicas de la Terapia cognitiva

Debate: Consiste en establecer un “dialogo socrático”, con el paciente acerca de sus creencias, y por al
descubierto lo irracional de las mismas, así como también, dejar en evidencia el influjo destructor que ejerce
sobre las conductas.
Detención del pensamiento: Se pide al paciente que se concentre en pensamientos que le generen ansiedad,
y de manera repentina se le dice BASTA!
Técnica de retribución: Paciente y terapeuta revisan los eventos y aplican las leyes de la lógica para atribuir
responsabilidad a quien corresponda.
Búsqueda de alternativas: Se analizan diferentes opciones frente a un determinado evento, controlando lo
positivo y lo negativo de cada alternativa.
Cambiar las ideas irracionales, por racionales positivas. Se identifica la idea perturbadora y luego se loe
opone una idea racional y positiva. Se puede agregar también el origen de la idea irracional.

Ejercitación para su práctica:

1. Revise el caso N 4, presentado en la Unidad 2, y detecte cuales pueden ser las creencias. Por favor,
fundaméntelas.
2. Intente convencer a un grupo de personas de su confianza, acerca de la validez de su creencia.

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c) MODELO EXISTENCIALISTA

Como reacción operada contra los sistemas de despersonalización producto de las corrientes del
pensamiento científico del siglo XIX, surgió en Europa, en los años posteriores a la segunda guerra mundial,
un movimiento llamado Existencialismo. En su aspecto filosófico, el existencialismo postula que el individuo
es, en un continuo de elecciones, libre de definir la dirección de su vida, pero al mismo tiempo, esta libertad le
impone responsabilidad por las posibles consecuencias de su elección, de modo que esa libertad es al mismo
tiempo una fuente de angustia.
En cuanto filosofía, el racionalismo de Hegel, sostenía que el progreso intelectual avanza por una secuencia,
en la que una idea, la tesis, da lugar a una idea opuesta, la antitesis, y ambas se sintetizan en una nueva
unidad, que a su vez se convierte en tesis y reinicia el ciclo. Para nuestros propósito, es importante destacar,
el lugar central del progreso intelectual, con la implicación de una cantidad de jerarquías intelectuales. En un
momento en que la fuerza de la iglesia disminuía, Hegel encontró una audiencia bien predispuesta de
teólogos alemanes, al ofrecer una alternativa a los dogmas de la fe, basada en demostraciones lógicas.

El antecedente más importante es el filósofo alemán M. Heidegger (1889-1976), creando el Daseinanalysis o


Análisis del Ser, en el que afirma la esencia del hombre como ser en el mundo, y la angustia como intrínseca
a la situación humana, consecuencia inevitable de su ser para la muerte. En el intento de escapar de esta
angustia, el hombre puede constituir su existencia en inauténtica. Heidegger fue alumno de E. Husserl (1895-
1938), creador de la fenomenología moderna, entendida como un método que apunta a la descripción de lo
dado en la experiencia inmediata. Los existencialistas han manifestado que el hombre moderno sufre la
pérdida de sentido de su ser; se ha visto alienado y fragmentado psicológicamente por la mecanización, como
dice Heidegger, en una confusión, ya que a lo largo de la historia las personas están ligadas al ser en
términos de cosas u objetos, alienándose del ser como vivir. Esto interrumpe su contacto con el mundo y crea
un síndrome de despersonalización. Se lo maneja y controla, y llega verse a sí mismo como una cosa, no
pudiendo recrear una existencia verdaderamente humana.

Ver el cuadro “Psicología Existencial”.

El análisis existencial que deriva directamente del análisis del ser y adopta como método el fenomenológico,
constituye una nueva concepción de los modos de enfermar del psiquismo. Uno de sus principales estudiosos
es Ludwig Binswanger (1881- 1966), psiquiatra suizo, alumno de Jung y Bleuler, y gran amigo de Freud, pese
a sus profundas disidencias. No es el fundador del existencialismo pero en su obra encontramos muchos de
los principios de este enfoque. Otros precursores son Minkowski (Francia), Straus y Von Gebsattel
(Alemania), M. Boss (Suiza), Buytendjk (Holanda), V. Frankl e I. Caruso (Austria).
Binswanger define al Análisis Existencial como “un sistema antropológico de investigación científica, que
apunta a la esencia del ser humano”, es decir, el análisis fenomenológico de la existencia humana real. El
objetivo de Biswanger era hacer que el terapeuta experimentara el mundo tal como lo hacia el paciente
Describe los fenómenos dados, descartando teorías explicativas de la existencia en términos de energía,
inconsciente, sí mismo, etc.; los fenómenos son la realidad, la verdad se revela en la misma experiencia, si la
persona está abierta a ver, sin hipótesis o prejuicio. Utiliza el método fenomenológico, describiendo la
experiencia tal como aparece inmediatamente en la conciencia, con un lenguaje concreto y de palabras
comunes, exento de términos técnicos.

El análisis existencial revela dos dimensiones del existir: Por un lado, las acciones y manifestaciones
naturales, los “entes” reales; y por otro lado, una dimensión esencial, cualidad propia de ser de tales entes,
cuyo modo de ser es la existencia, y que no puede reducirse a la suma de sus apariciones. La persona es un
ser humano total, que incluye las cualidades organísmicas, pero se prolonga más allá en su aspiración
esencial de trascendencia. El ser humano es un ser en el mundo, y esto implica de por sí su trascender, como
característica exclusiva del hombre y diferencial respecto de otros seres vivientes. El ser en su existencia
trasciende hacia el mundo, ambos términos se constituyen en el acto mismo de trascender, ninguno puede
entenderse sino en relación con el otro.
La trascendencia implica la posibilidad de superar su condición y las necesidades básicas, utilizando la
facultad de abstraer, simbolizar e ir más allá de los límites de determinadas coordenadas espacio-temporales,
de pensar a nivel de “lo posible”. Esta capacidad de trascender la situación inmediata es la base de la libertad,
entendida como capacidad de superar el determinismo, apelando a una vasta gama de posibilidades en
cualquier situación.

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Es preciso hacer algunas aclaraciones respecto de los conceptos “mundo” y “tiempo”, a los que los
existencialistas le otorgan vital importancia en este campo de la psicopatología.
El mundo es una realidad configuradora de sentido del ser, en tanto ser en el mundo, el hombre construye su
personalidad como una manera única de situarse en y hacia el mundo. Los analistas existenciales distinguen
tres aspectos del mundo en los que el ser humano vive simultáneamente: El Umwelt, que es el mundo
circundante, natural o biológico, el mundo de los objetos que nos rodean, e incluye las necesidades, impulsos
e instintos biológicos; el Mitwelt, co-mundo, mundo de las interrelaciones entre personas, la existencia se
realiza a sí misma al comprometerse con el otro, ser-con es constitutivo de la existencia; y el Eigenwelt,
mundo propio, representación autorreflexiva (sus propias ideas), relaciones del individuo consigo mismo.

El concepto de tiempo se presenta como el desplegarse del ser en su vocación de realización. No es un


tiempo cronológico, o de etapas evolutivas, es decir, una dimensión objetiva. El tiempo de la existencia es el
tiempo del devenir. El hombre siempre está siendo en un constante desarrollo entre los polos radicales del
nacimiento y la muerte. El tiempo es el “corazón de la existencia”, la dimensión característica de la
personalidad humana. Heidegger dice que “existir es proyectarse uno mismo sobre el horizonte de la
temporalidad”. Sólo el hombre tiene la capacidad esencial de “soldar el tiempo”, es decir, la capacidad de
incorporar el pasado al presente y organizar los actos a la luz de las perspectivas futuras.

El futuro es un tiempo que los existencialistas destacan constantemente, porque “el ser intenciona con la mira
puesta en el límite de su existencia”, el ser del hombre es una existencia que tiende hacia la muerte. La
historia no sólo se explica por las vicisitudes pasadas sino también por el modo en que tiende hacia adelante,
que se proyecta en el devenir, lo cual a su vez provee un nuevo sentido a los sucesos del pasado. Hay una
continuidad temporal: La historia abarca el futuro que cada ser humano va construyendo a través de cada uno
de sus actos, ya que un “hombre sólo puede comprenderse a sí mismo mirando la silueta que proyecta sobre
el porvenir” (R. May: Existencia. Pág. 96).

Binswanger en su práctica psiquiátrica hace prolijas descripciones semiológicas, siguiendo los criterios
nosográficos y nosológicos de la fenomenología.
El primero son los “procesos”, que tienen un comienzo, un curso y un desenlace definitivos, de naturaleza
biológica; evolucionan por brotes, que dejan efectos irreversibles (son ciertas esquizofrenias). En el segundo,
la enfermedad radica en una disposición natural del organismo anímico, por la cual se desencadenan
trastornos endógenos, como la psicosis maníaco-depresiva; éstos evolucionan por fases, que remiten ad-
integrum: Una vez superada la fase, el paciente se recupera totalmente. Estos dos primeros tienen una base
de morbilidad orgánica, conocida o postulada. Sus síntomas son incomprensibles pero explicables y consisten
en la interrupción en la continuidad de sentido de la vida psíquica. El tercero son las alteraciones primarias de
la personalidad, es decir, anormalidades psíquicas accesibles a la comprensión psicológica (como enlace de
sentido entre el motivo y la reacción). De éstas, algunas constituyen “reacciones” patógenas pasajeras a
vivencias aisladas, son reacciones vivenciales anormales por la intensidad, motivo o duración de la repuesta
emocional; otras son “desarrollos” patógenos duraderos de la personalidad anormalmente dispuesta, es decir,
que por un trastorno caracterológico sufren o hacen sufrir a los demás, como en el caso de las psicosis y
neurosis.

El fenómeno patológico, según el modelo existencial, implica la pérdida del hilo conductor en la construcción
de esa historia, con la consiguiente pérdida de sentido y anclaje de su “ser en el mundo”. La tarea de
reelaboración de la biografía interior tiende a reparar esa pérdida y recuperar el sentido. Para esto el
terapeuta debe introducirse en la situación del paciente (no en los hechos sino en la vivencia).
También es importante destacar la participación de Martin Buber (1787-1965), por sus aportes a la teoría
existencialista, en el campo de la psicopatología. Su aporte más importante, fue la noción de encuentro. En su
libro Yo y Tú (1923), Buber insistía en el diálogo entre personas, y entre el individuo y Dios. Sostiene que de
los dos participantes del diálogo, surge una unidad. De modo que Buber formula como encuentro este
aspecto en el que agrega una dimensión social de crecimiento personal.

La importancia del encuentro adiciona que la plena potencialidad curativa se realiza sólo en la medida en que
el terapeuta pueda covivenciar comprensivamente la experiencia del paciente. El enfermar empobrece al
Eingenwelt, lo limita en su cualidad esencial de libertad, reduciendo la gama de posibilidades para “planificar o
construir” el mundo. Es en el encuentro con el terapeuta comprometido totalmente en la situación donde se
generarán las condiciones para que el paciente pueda recuperar su libertad. De aquí se deriva también la
gran flexibilidad en los métodos y técnicas de la psicoterapia existencial, en repuesta a los modos de vivenciar
la situación. La meta de la psicoterapia no es la resolución de conflictos, sino la realización personal a través
de la recuperación del sentido de la existencia, perdido en el curso de la enfermedad.

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Viktor Frankl es un psiquiatra austriaco, nacido en 1905, es el creador de la logoterapia, tema sobre el cual ha
escrito varios libros. En 1942 fue recluido en un campo de concentración nazi, donde murieron sus padres y
su reciente esposa: Fue una experiencia decisiva, a partir de la cual se produce un giro hacia la humanización
de la psicoterapia. En 1946 escribe Un psicólogo en el campo de concentración (editado posteriormente como
El hombre en busca de sentido), obra en la que plasma su experiencia convirtiéndola en un mensaje de
esperanza: El ser humano puede ser desposeído de todo excepto de su propia existencia, y aún así persiste
en su búsqueda irrenunciable de sentido. Cita a Nietzche: “Quien dispone de un porqué para vivir, es capaz
de soportar casi cualquier cómo”, y sostiene que aquellos prisioneros que encontraban un sentido a su
existencia aún en esas dramáticas condiciones, eran los más aptos para sobrevivir. Él mismo desarrolló allí,
en el campo de concentración, las bases de su teoría, que iba escribiendo en mínimos papelitos, y esa misión
a cumplir ayudó a que pudiera soportar las más aberrantes situaciones. Cuando estos hombres perdían su
punto de apoyo espiritual, sobrevenía un derrumbe psíquico por el cual se encerraban en una apatía y
negativismo que los conducía rápidamente a la muerte.

En 1956 publica Teoría y terapia de las neurosis, que constituye la exposición más completa de su
pensamiento psicopatológico. Divide los trastornos mentales en psicosis, de etiología somatógena y neurosis,
de etiología psicógena. También describe las pseudoneurosis o neurosis funcionales, de etiología
somatógena pero con perturbaciones similares a las neuróticas; y las patologías psicosomáticas, de
desencadenante psicógeno pero consecuencias biológicas. La diferencia etiológica es fundamental puesto
que de ahí se deriva el tipo de terapéutica: Biológica, psicoterapia, o un complemento de ambas.

Ahora bien, el aporte fundamental de Frankl es la postulación de una forma particular de tratamiento, la
logoterapia, que se plantea como un complemento de la psicoterapia. La psicoterapia en sí tiene una meta
negativa, la desaparición o alivio de los síntomas, y la logoterapia se ofrece con la meta positiva de encontrar
un sentido a la vida allí donde se lo ha perdido. Cuando los síntomas psicógenos se desencadenan como
expresión de una crisis más profunda, de dimensión existencial, se hace necesaria la logoterapia: Técnica
terapéutica que atiende a la necesidad de encontrar un significado a la vida.

En este punto Frankl describe una nueva forma de trastorno neurótico: La neurosis noógena, que surge en el
plano del espíritu, como expresión de una frustración existencial, del sentimiento de falta de sentido. A partir
de sus experiencias en el campo de concentración y la vivencia de situaciones límites de sus pacientes,
sostiene que el sufrimiento nos da la posibilidad de realizar los valores de actitud, es decir, cómo se soporta el
destino cuando ya no existe ninguna posibilidad de evitarlo o cambiarlo.

Técnicamente la logoterapia sigue las premisas de la terapia existencial: Atiende más al futuro que al pasado,
da una gran importancia a los aspectos vivenciales, y enfatiza el encuentro comprensivo de terapeuta y
paciente. Pero no elabora una biografía interior al estilo de Binswanger, sino que recurre a la apelación del
paciente para que use las fuerzas más primordiales en la superación del vacío existencial, para que, en la
realización de los valores de su vida, tome conciencia de su responsabilidad. El terapeuta es un guía que
ofrece caminos alternativos en la búsqueda de significado que haga su vida digna de ser vivida.
Al definir el existencialismo, Rollo May se ha referido a él en estos términos: “Es el intento de comprender al
ser humano sin caer en la tradicional escisión entre el sujeto y el objeto, que tan negativa influencia ha
ejercido en el pensamiento y en la ciencia del Occidente, desde poco después del Renacimiento”. Estudiemos
más de cerca esa “escisión entre el sujeto y el objeto”: La posición existencial es un reto al enfoque cartesiano
tradicional de un mundo lleno de objetos, por un lado, y de sujetos que los perciben, por otro. Evidentemente
ésta es la premisa básica del método científico: Existe una serie de objetos en el mundo, con un conjunto
finito de propiedades, que pueden llegar a conocerse mediante la investigación objetiva. La posición
existencialista, por el contrario, contempla a la persona no como un sujeto que, bajo circunstancias
favorables, puede percibir la realidad externa, sino como una conciencia que participa en la construcción de la
realidad. Para recalcar este hecho, Heidegger siempre se refirió al ser humano como Dasein. Da (“ahí”), sein
(“ser”). Se refiere a que el hombre está ahí, es un objeto que forma parte del mundo (un “ego empírico”) y al
mismo tiempo lo constituye (es decir, un “yo trascendental”). Dasein es al mismo tiempo el sujeto que otorga
significados y el objeto conocido. Cada Dasein constituye su propio mundo, por tanto, estudiar a todos los
seres humanos con un mismo instrumento convencional, como si habitaran en el mismo universo objetivo, es
introducir un error monumental en las propias observaciones.

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En este momento Ud. Podrá pensar, a modo de síntesis, acerca de los diferentes aspectos que abarca la
terapia existencial.

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Técnica y estrategia de la psicoterapia existencial

Teniendo en cuenta que la base filosófica de la terapia existencial está sustentada por las nociones de vacío,
angustia, libertad, encuentro, ¿cuáles serán los elementos necesarios para llevar adelante una terapéutica
basada en estas nociones?

Estos ingredientes son difíciles de enumerar y aún más de delimitar. Porque en realidad: ¿Es posible definir y
enseñar cualidades tales como la compasión, la “presencia”, la preocupación por alguien, la ampliación del
propio yo en el otro, la capacidad de tocar al paciente en los niveles más profundos o, la más etérea de todas,
la sabiduría?
En 1892, Sigmund Freud trató, con resultados muy positivos, a Elizabeth von R., una joven que padecía de
dificultades psicógenas para andar. Freud atribuyó su éxito exclusivamente a su técnica terapéutica de la
abreacción, es decir, al alivio de ciertos deseos y pensamientos nocivos mediante la técnica de hablar de ellos
para eliminar la represión. Sin embargo, al estudiar sus notas, llama la atención el resto de las actividades
terapéuticas que llevaba a cabo con la paciente. Por ejemplo, la envió a visitar la tumba de su hermana y la
indujo a mantener una cita con un joven a quien encontraba atractivo. Dio muestras, asimismo, de un “interés
amistoso por las circunstancias que lo rodeaban” sosteniendo entrevistas con algunos parientes de la joven
en un intento de beneficiarla: Por ejemplo, “suplicó” a su madre que mantuviera abiertos los canales de
comunicación, para permitir a Elizabeth una descarga periódica de sus pensamientos. Enterado por aquélla
de que la joven no tenía la menor posibilidad de casarse con el viudo de su hermana, Freud le transmitió
personalmente esta información. Ayudó también a desenredar los líos financieros de la familia. En distintas
etapas, enseñó a Elizabeth a afrontar con serenidad el hecho de que el futuro de todo el mundo es
inevitablemente incierto. La consolaba repitiéndole que no era responsable de sus sentimientos indeseables y
le hacía saber que el hecho de sentirse culpable por éstos era una prueba evidente del elevado valor moral de
su carácter. Por último, después de concluir la terapia, se procuró una invitación para asistir a una fiesta a la
que debía concurrir también Elizabeth, a fin de tener la oportunidad de “verla bailando agitadamente”. Uno se
pregunta hasta qué punto ayudaron estos elementos terapéuticos extraordinarios a la curación de Elizabeth.
Excluirlos de la teoría sería un craso error.

Muestro propósito es proponer y explicar un enfoque psicoterapéutico, una estructura teórica y una serie de
técnicas derivadas de ella, que sirva de marco de referencia para muy distintos elementos extraordinarios de
la psicoterapia. La denominación misma de este enfoque, PSICOTERAPIA EXISTENCIAL, constituye un
desafío a cualquier definición sucinta, porque las características subyacentes de la orientación existencial no
son empíricas, sino profundamente intuitivas, y por sobre todo, altamente humanas. Empezaré exponiendo
una definición formal y procuraré irla aclarando a través de la presente obra: La psicoterapia existencial es un
enfoque dinámico que se concentra en las preocupaciones enraizadas en la existencia del individuo.

Podemos afirmar entonces que el enfoque existencial es algo más que un acento sutil o una perspectiva
implícita empleada en forma involuntaria.
El enfoque existencial es un paradigma psicoterapéutico efectivo y valioso, racional, sistemático y coherente.

La terapia existencial: Una psicoterapia dinámica

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La psicoterapia existencial es una forma de psicoterapia dinámica.

Para comprender una de las características básicas del enfoque que tratamos, es necesario, pues, aclarar
antes qué significa terapia dinámica.
Psicodinámica existencial

La posición existencial hace hincapié en un tipo diferente de conflicto básico: No se trata ya de una lucha
contra las tendencias instintivas reprimidas ni contra los adultos significativos, tras la interiorización de sus
figuras, sino de un conflicto que deriva del enfrentamiento del individuo con los criterios intrínsecos mismos de
la existencia. Esto significa ciertas preocupaciones esenciales, a ciertas propiedades específicas que
ineludiblemente forman parte de la existencia del ser humano en el mundo.

El método consiste en una profunda reflexión personal. Las condiciones son igualmente simples: Soledad,
silencio, tiempo y libertad, con respecto a las distracciones cotidianas que suelen llenar el mundo de nuestras
experiencias. Si podemos “poner entre paréntesis” el mundo cotidiano, si reflexionamos intensamente sobre
nuestra “situación” en el mundo, nuestra existencia, límites y posibilidades, si llegamos al fondo subyacente a
todos nuestros fundamentos, nos enfrentamos invariablemente con los supuestos de la existencia, con las
“estructuras profundas”. Con frecuencia este proceso de reflexión se cataliza a través de ciertas experiencias
urgentes, denominadas, por lo general, situaciones “límite”, entre las que se incluyen el enfrentamiento con la
idea de la propia muerte, con algunas decisiones importantes e irreversibles o con el colapso de algunos
esquemas fundamentales que nos proporcionaban una serie de significados.

Básicamente se centra en cuatro preocupaciones esenciales: La muerte, la libertad, el aislamiento y la


carencia de un sentido vital. El desafío del individuo con cada uno de estos hechos constituye el contenido de
un conflicto dinámico existencial.
La muerte: La preocupación esencial más obvia y más fácil de comprender es la muerte. Ahora mismo
existimos, pero en cualquier momento dejamos de hacerlo. Nos sobrevendrá la muerte y no hay escapatoria
posible. Ésta es una verdad terrible y ante ella respondemos con un terror cerval. Uno de los conflictos
existenciales primordiales es la tensión que se crea entre la conciencia de la inevitabilidad de la muerte y el
deseo de continuar siendo.
La libertad: Otra preocupación esencial, aunque mucho menos accesible que la primera, es la libertad.
Solemos concebirla como algo indudablemente positivo. De hecho durante toda su historia de la humanidad
se centra en el anhelo de libertad y su lucha por alcanzarla. Sin embargo, desde la perspectiva de su
fundamento básico, lleva implícitos grandes temores. Desde el punto de vista existencial, supone la ausencia
de una estructura externa. Pese a lo que pueda parecer por la experiencia cotidiana, el universo del ser
humano carece de un diseño inherente. Por el contrario, el hombre es completamente responsable y se
convierte en el autor de su propio mundo, de su estilo de vida, de sus designios, elecciones y acciones. En
este sentido, la “libertad” tiene una implicación aterradora: Significa que no tenemos debajo de los pies ningún
suelo, que no hay nada, sólo un abismo vacío. Por tanto, el conflicto entre la falta de base y el deseo de
encontrar unos cimientos, una estructura, constituye una dinámica existencial fundamental.

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El aislamiento existencial: La tercera preocupación esencial es el aislamiento; fundamental con respecto a


las demás criaturas y al resto del mundo, que tiene lugar a niveles mucho más profundos que el aislamiento
interpersonal con la soledad que le caracteriza, o el intrapersonal, relacionado con algunos aspectos de uno
mismo. Independientemente de la intimidad que establezcamos con otros seres, existe una barrera final e
intransitable: Cada uno de nosotros nace solo y muere solo. Por consiguiente, la tensión entre nuestra
conciencia de absoluto aislamiento y nuestro deseo de obtener contacto, protección e integración como parte
del mundo en su conjunto constituye otro conflicto existencial.
La falta de sentido vital: El cuarto supuesto básico de la existencia es la carencia de un sentido vital. Si
tenemos que morir, si nos vemos forzados a constituir nuestro propio mundo, si cada uno de nosotros está
básicamente solo en medio de un universo indiferente; ¿Cuál es el significado de la vida? ¿Por qué vivimos?
¿Cómo debemos vivir? Ya que no existe para nosotros una estructura predeterminada, tendremos que
elaborar nuestros propios significados vitales, que deberán ser lo suficientemente firmes como para soportar
los avatares de la vida El conflicto dinámico surge, pues, tendremos que buscar los propios significados en un
universo carente de sentido.

Características generales de la Psicodinámica Existencial

Por tanto, la “psicodinámica existencial” se refiere a estas preocupaciones esenciales y a los temores y
motivaciones inconscientes generados por cada una de ellas.
Su enfoque conserva la estructura dinámica básica trazada por Freud pero modifica radicalmente su
contenido.
La fórmula según la cual:

Impulso → Angustia → Mecanismo de defensa4


4
Donde la angustia es una señal de peligro, porque si se da rienda suelta a las pulsiones instintivas, el organismo se pone en una situación de peligro,
ya que el yo se ve inundado por el ello y en este caso suele ser inevitable la búsqueda. Donde la angustia es una señal de peligro, porque si se da
rienda suelta de castigo o retaliación (en forma de castración o abandono); y los mecanismos de defensa restringen la gratificación directa de los
instintos, pero permiten su expresión indirecta, es decir, en forma de desplazamiento, sublimación o simbolización.
2 Donde la angustia surge del miedo a la muerte, del aislamiento, de la carencia de base y de sentido vital y, por su parte, los mecanismos de defensa
son de dos tipos: Mecanismos de defensa convencionales, descritos exhaustivamente por Freud, Anna Freud y Sullivan, y que defienden al individuo
de la angustia general sin tener en cuenta su origen. Los mecanismos de defensa específicos, que describiremos en breve y que cumplen la función
específica de defender al individuo frente a cada uno de los temores existenciales primarios.
La orientación existencial

Si bien no existe un léxico psicoterapéutico en relación con palabras tales como “elección”, “responsabilidad”,
”libertad”, “aislamiento existencial”, “mortalidad”, propósito en la vida” o “voluntariedad”, el terapeuta-hombre
reconocerá fácilmente estos conceptos. Seguramente, los que poseen cierta experiencia trabajan
implícitamente dentro de un marco de referencia existencial; perciben las preocupaciones del paciente en la
“médula de sus huesos” y responden a ellas. La orientación existencial es cambiar el enfoque de los
psicoterapeutas para que presten cuidadosa atención a las preocupaciones esenciales, lleven a cabo las
transacciones acaecidas en la periferia de la terapia formal y las coloquen en el sitio que les corresponde, es
decir, en el centro del escenario terapéutico.

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Las fuentes existenciales de temor les resultan conocidas a los psicoterapeutas, porque son seres humanos
que comparten en su vida personal las mismas experiencias, ya que no son del dominio exclusivo de los
individuos con problemas psicológicos. Una vez más nos gustaría repetir que los psicoterapeutas forman
parte de la condición humana.
Todo individuo atraviesa una serie de etapas evolutivas, caracterizada cada una de ellas por un cierto tipo de
angustia. Todos pasamos por el nacimiento inquietante de sentimientos agresivos y sexuales, por el dolor de
la individualización y de la separación y por muchas otras etapas nodulares y críticas del desarrollo.

La universalidad de la tensión interna es una de las razones principales por las que los estudiosos encuentran
tantas dificultades cuando tratan de definir y describir la normalidad; la diferencia entre lo normal y lo
patológico es cuantitativa, no cualitativa.

Muchas veces es preferible volver la espalda a los hechos existenciales, ya que sólo hay dos maneras de
enfrentarse a ellos: Como una verdad que llena de angustia o como una negación, y ambas son bastante
difíciles de asimilar.
Una posición terapéutica existencial sirve para conjurar este dilema. La sabiduría no lleva a la locura y la
negación no conduce a la cordura. El enfrentamiento con los criterios básicos de la existencia es doloroso,
pero a la postre es curativo. Tal vez resulte penoso enfrentarse con estos dilemas, pero al final del camino es
aliviador encontrar una respuesta.

Una buena labor terapéutica lleva siempre aparejada la posibilidad de una prueba de realidad y la búsqueda
de una iluminación personal. El terapeuta que decide evitar ciertos aspectos de la realidad y de la verdad
está colocando la terapia sobre una base falsa.
Ahora que Ud. Comprende la importancia de la psicología humanística y los temas esenciales que aborda,
podemos pasar al problema del método.

Acerca del método

El método adecuado para llegar a comprender el mundo interior de otro individuo es el “fenomenológico”, es
decir, analizar directamente los fenómenos y encontrarnos con el individuo sin necesidad de emplear
instrumentos “estandarizados” ni supuestos previamente establecidos. En la medida de lo posible, es
necesario “poner entre paréntesis” las perspectivas del mundo en que uno se mueve y entrar en el de la
experiencia del otro individuo. Este enfoque para llegar a conocer a otra persona es sumamente fácil de
aplicar en psicoterapia: Todo buen terapeuta trata de relacionarse de este modo con sus pacientes. Es lo que
se conoce con el nombre de empatía, presencia, genuina comunicación, aceptación sin prejuicios o actitud de
“ingenuidad disciplinada” para emplear la afortunada frase de May.
Los terapeutas existenciales han insistido siempre en que debe intentarse la comprensión del mundo privado
del paciente antes que concentrarse en las desviaciones que éste presenta con respecto a las “normas”. Pero
el enfoque fenomenológico, que es por definición no empírico, presenta problemas ingentes y aún no
resueltos al investigador que se esfuerza por conseguir normas científicas elevadas en su trabajo.

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d) EL MODELO EXISTENCIALISTA

Se trata de un paradigma dotado de una considerable capacidad explicativa; es sencillo y económico (porque
descansa en un número relativamente pequeño de supuestos básicos) y accesible (porque estos supuestos
se basan en experiencias intuibles por cualquier individuo introspectivo). Más aún, está dotado de un
fundamento humanístico en consonancia con la naturaleza profundamente humana de la empresa
terapéutica.

Pero es un paradigma, no el paradigma; es decir, útil para algunos pacientes, pero no para todos; válido para
algunos terapeutas y no para otros.
La orientación existencial es un enfoque clínico entre muchos. Sirve para interpretar los datos clínicos pero,
igual que sucede con otros paradigmas, carece de la hegemonía exclusiva y es insuficiente para explicar toda
la conducta. El ser humano es demasiado complejo y lleno de posibilidades para ello.
La existencia es inexorablemente libre y, por tanto, incierta. La confrontación con la propia situación
existencial nos recuerda que los paradigmas son débiles barreras que uno se crea para defenderse del dolor
y de la incertidumbre. El terapeuta maduro, tanto dentro del enfoque teórico existencial como dentro de
cualquier otro, debe ser capaz de tolerar esta incertidumbre fundamental.

Ejercitación para su práctica:

1) ¿Cuáles son los criterios básicos que sustentan el modelo existencialista?


2) Reflexione acerca de su sentido de la vida hasta este momento, si ha observado algún cambio, y de ser
así hacia donde.

e) MODELO SISTÉMICO

El modelo sistémico se inicia con la teoría de Ludwig Von Bertalanffy , en el cual la patología se encuentra
asociada al modo particular que tiene un sistema en la interrelación de sus elementos constitutivos. Es decir,
que el patrón interrelacional que permite la conformación de ese sistema es patológico.

Desde este modelo es fundamental tener en cuenta la teoría de la comunicación, dado que la interrelación
entre los miembros de un sistema está regida por la comunicación, sea esta verbal o no verbal. Cuál es el
efecto que puede provocar un mensaje sobre una persona dada, será el motivo de una reacción concomitante
a partir de la cual se desencadenará una secuencia comunicacional. Si esta es patológica loso síntomas
estarán a la vista, ya que una vez instaurado un patrón, los vínculos quedan establecidos, y se reiterarán en
función de ese modelo.

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Todos estos aspectos, los profundizaremos en la siguiente unidad, ya que es de fundamental importancia los
detalles psicopatológicos que podemos referir.
f) MODELO TRANSACCIONAL

Este modelo cuyo creador fue Eric Berne, Tiene un enfoque humanístico y considera a las personas que
padecen, como exactamente eso. No como enfermos, sino como personas que necesitan ayuda en un
momento dado.
Desde el punto de vista de la psicopatología, se vale de instrumentos (ampliados por el Dr. Roberto Kertész),
que utiliza a los fines de modificar sistemas de relación, obtener permisos, modificar mandatos, corregir
caricias. etc. que estudiaremos en profundidad en la unidad 5 .

BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA:

Beck, A.; Terapia cognitiva de la depresión, Editorial The guilford Press, New York, 1979

Brune- Mazel;the Evolution of Psychotherapy,1985

Diltis, R.; Las creencias,Editorial Urano,Barcelona, 1996

Ellis,A.; Manual de terapia racional emotive, Desclée de Brrouever, Bilbao,1987.

Frankl, V.; El hombre en busca de sentido, Editorial Herder,, Barcelona, 1979

Fromm, E; Miedo a la Libertad, Editorial Planeta, Barcelona, 1985

Kerman, B. Y col.; Nuevas ciencias de la conducta: aplicaciones para el tercer milenio, Editorial UFLO,
Buenos Aires, 3ª edición, 2007
Kertész, R; Y Col.; Análisis Transaccional Integrado, Editorial IPPEM, Buenos Aires, 1997

Kriz, J.; Corrientes fundamentales en psicoterapia, Editorial Amorrortu, Buenos Aires, 1997

Ladouceur, R.; Fontaine, O.; Cottraux, J; Terapia cognitiva y comportamental, Editorial Masson, Paris, 1994

Maslow, A.; El Hombre autorrealizado, Editorial Troquel, Buenos Aires, 1993

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Revista Congrat 92: VII Congreso Argentino de Análisis Transaccional y Nuevas Ciencias de la Conducta,
editorial IPPEM, Buenos Aires.

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