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Publio Terencio. “El enemigo de sí mismo” (165 AC)
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inconsciente está estructurado como un lenguaje” y (2)“el decir es justamente lo que queda
olvidado detrás de lo que es dicho en lo que se escuchaentiende” (así dice la estenografía,
mientras que la versión oficial pone allí la frase tal como aparecerá en L’étourdit, poco
tiempo después, en 1973. Lacan anuncia durante la sesión del seminario que ese texto
aparecerá en el cuarto número de Scilicet, la revista de la Escuela, esa en la que solo los
textos de Lacan llevaban firma y que él llamaba “mi aperiódico”).
Dejo pasar la referencia al poema de Rimbaud, “A una razón” y el error de Lacan,
ya que el estribillo del poema no es “un nuevo amor”, sino “el nuevo amor”.
Y desemboca en los cuatro discursos (RRP nos explica en nota al pie que no hay
motivo para pensar que Lacan los escribió, aunque en la versión oficial, allí están: ¡qué
bueno sería saber qué gráficos son de Lacan y cuáles de su “establecedor”, sin necesidad de
ir en busca de las estenografías!). Encontramos aquí una afirmación novedosa: “hay
siempre alguna emergencia del discurso psicoanalítico en el pasaje de un discurso a otro”.
Y también afirma su esfuerzo por hacer escuchar que la “noción de discurso hay que
tomarla como lazo social, como tal fundado sobre el lenguaje”. Sigue la crítica a la noción
de “información”, fundamentalmente por tratarse de una idea con la que coquetea la ciencia
(hay una referencia al ADN y los mensajes que transmite), y que supone la proporción
sexual que no hay.
Pero en esta sesión del seminario Lacan no solo celebra al gran lingüista, sino que
también rinde homenaje a su posición frente a la poesía. En 1914 (a sus 18 años) Jakobson
escribió algunos poemas con el seudónimo de Aliagrov, y luego, a lo largo de su obra,
analizó muchos poemas en diversos escritos. En la conferencia que ya nombré de 1958,
definió a la función poética del lenguaje como una función que va más allá de los límites de
la poesía, teniendo primacía sobre las otras funciones de la comunicación verbal
(referencial, fática, emotiva, conativa y metalingüística)2.
¿Por qué es importante esta estrecha relación entre Jakobson y la poesía para Lacan?
Porque Jakobson plantea que en la función poética se determina al sentido mediante el
sonido. Así, el significante que solemos definir como diferencia que discrimina, que separa
y distingue, pasa a tener función de causa que determina al sentido. Y es una idea que
armoniza con la tesis de Lacan en el Seminario: el sonido, la materia sonora determina el
sentido.
él se vio obligado a topologizarlo, escribiéndolo sobre una barra bajo la cual se encuentra el
significado. Y volviendo a referirse implícitamente a Jakobson afirma que “el significante,
de ninguna manera, puede limitarse al soporte fonemático”.
Porque Lacan es jakobsoniano cuando afirma que el significante es pura diferencia
y que no puede limitarse al soporte fonemático que le otorga la fonología. A Lacan le
interesó la tesis de Jakobson que afirma que solo el fonema es un signo diferencial, puro y
vacío, pura alteridad. Pero Jakobson sostiene que el Uno del significante no es el fonema,
porque su estructura es disociable en cualidades distintivas que no pueden descomponerse.
Para cualquier lengua del mundo, el número de esas cualidades distintivas es mucho más
restringido que el número de sus fonemas. Estos rasgos diferenciales son las partículas
básicas de materia significante y los fonemas sus átomos. Jakobson afirma que, por
ejemplo, para el francés, esas diferencias significantes se reducen a cinco, mientras que el
sistema consonántico cuenta con quince consonantes.
Y aquí conviene una digresión respecto de la sesión del seminario, para recordar
una tesis de Jakobson publicada ya en 1936 en su artículo “Lenguaje infantil, afasia y leyes
generales de la estructura fónica”. Cito:
Un niño es capaz de articular en su balbuceo una suma de sonidos que nunca se
encuentran reunidos a la vez en una sola lengua, ni siquiera en una familia de lenguas (…) y
pierde prácticamente todas sus facultades de emitir sonidos cuando pasa (…) a la
adquisición de sus primeras palabras. (…). Lo más sorprendente es que otros muchos
sonidos comunes a su balbuceo y a la lengua adulta desaparezcan igualmente, a pesar del
modelo que esta última representa para él3.
Lo que Jakobson describe y teoriza como “balbuceo” no es otra cosa que lalengua
del niño. Eso que, un poco más tarde, en su conferencia de Ginebra Lacan llamará “el agua
del lenguaje”. En ese momento, están allí presentes, impregnándolo, todos los sonidos
imaginables. Pero en un segundo momento, emerge una nueva función del sonido, una
función apoyada en el sistema estricto de oposiciones significantes de cada lengua. Lacan,
con Jakobson, dice que el significante es lo que se escuchaentiende, pero como
diferenciado, lo que permite una discriminación de sentido a partir del sonido.Entonces, el
significante es el Uno de pura diferencia, cuya función nos permite aprender y hablar una
lengua.
Luego dedica algo de tiempo a desplegar algunos valores de la tontería: (1) “la
tontería no es una categoría semántica, sino un modo de colectivizar el significante”. (2) “el
significante es tonto”. (3) “La tontería es una dimensión en ejercicio del significante”. Las
tres frases remiten al significante que fundamenta el lazo social, que nos une y nos permite
desconocer la forclusión de la proporción sexual producida por el lenguaje(estoy
3
Jakobson, Roman. “Lenguaje infantil, afasia y leyes generales de la estructura fónica”, en Lenguaje infantil
y afasia, Ed. Ayuso, Madrid, 1974, pp. 31-32.
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parafraseando a Colette Soler en su Lacan, lecteur de Joyce, donde hace un uso bastante
particular de la noción de forclusión).
Hasta aquí, Lacan rinde homenaje a Jakobson… Pero me pregunto cuánto de lo que
ocurrió en esa sesión estaba realmente preparado por él, hasta dónde había planeado el
golpe de timón que se venía. ¿Esperó a tener a Jakobson en su auditorio para presentarlo, lo
sabía de antemano, o fue en el calor de esa clase que se le ocurrió? Porque si Lacan es
jakobsoniano adhiriendo a la idea del significante como Uno de pura diferencia cuya
función nos permite aprender y hablar una lengua, es lacaniano al afirmar que la función
significante es la de hacernos gozar. Sosteniendo que el significante se sitúa a nivel de la
sustancia gozante, lo sitúa como la causa del goce.
En la página 66 de su libro Lacan, el borromeo4, Michel Bousseyroux comenta este
giro de Lacan. Cito:
¡Esto es novedoso! Ya sabíamos que la causa estaba del lado del objeto a, causa del
deseo. Pero de la causa del goce Lacan aún no había dicho ni una palabra. El significante
tiene una función de causación en el nivel de lo real. El significante como tal (…) no es
sustancia pensante ni sustancia extensa, es sustancia gozante, en cuanto que se define
únicamente a partir de lo que se goza de un cuerpo que el significante corporiza.
4
Publicado por Psicoanálisis y Sociedad, Barcelona, en 2016
5
“La poética de la gramática y la gramática de la poética”, publicado en inglés en 1981
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5) INCIDENCIAS
En la primera reunión de este seminario, manifesté mi preocupación acerca de este
giro lacaniano. Recordé que este seminario suele ser presentado como aquel en el que
Lacan produce un cambio en lo que un célebre comentador llamó “los seis paradigmas del
goce”. Concretamente, supone la aparición del sexto paradigma, llamado “el de la no-
relación”.
Según Khun, inventor del término en sentido epistemológico, un cambio de
paradigma supone superación y abandono del paradigma anterior. Recuerdo que aquella
noche, Gabriel Lombardi sugirió que consideráramos a este movimiento un cambio de
perspectiva, más que de paradigma. Creo que es una propuesta sensata, sin duda, a
condición de que lo pongamos a trabajar en su incidencia clínica. Al fin y al cabo, este
espacio es nuestro seminario de articulación entre el espacio del Foro, la Escuela y el
Colegio Clínico.
El cambio de perspectiva es evidente y me animo a resumirlo con los siguientes
enunciados:
El lenguaje y su estructura ya no es un dato originario, primario, sino que es
derivado de lo que Lacan llamará lalengua, el sonido antes de su ordenamiento gramatical
y lexicográfico. Por lo tanto, lalengua está en disyunción con la estructura del lenguaje. Y,
en consecuencia, la palabra ya no supone la comunicación, sino el goce.
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Aún, otra vez, una vez más… demasiadas preguntas y pocas respuestas, 45 años
después…