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SEMINARIO “ÉTICA Y POLÍTICA DEL CAMPO LACANIANO, CICLO 2017,


IDENTIDAD Y HETERIDAD”. REUNIÓN DEL 8 DE MAYO DE 2017.
LECTURA CRÍTICA DE LA TERCERA SESIÓN DEL SEMINARIO AÚN, “A JAKOBSON”
PABLO PEUSNER

1) SOBRE EL SEMINARIO ENCORE (1972-1973)


-Conviene recordar cómo era registrado el seminario:
• estenografía (MariaPierrakos, “La tapeuse de Lacan”)
• dactilografía (todas disponibles en Internet)
• establecimiento (recorte, “chapa y pintura”) a partir de la
dactilografía.
• En algunos casos, como el de Encore, también hay registro sonoro
(grabación) —de hecho hay versiones francesas construidas a partir de tales
grabaciones.
La versión “oficial” de la editorial Seuil, establecida por JAM, cuya primera edición
es de 1975, fue la única fuente a partir de la cual se realizó la traducción española que
publica Paidós desde 1981.
Creo que la mejor versión española es la de mi querido maestro Ricardo Rodríguez
Ponte, fundamentalmente porque considera las variantes textuales entre siete (7) fuentes
(dos de las cuales son las versiones de Seuil y Paidós), pero donde también hay versiones
que se establecieron a partir de los registros sonoros. La traducción de RRP incluye tales
variantes en un aparato crítico de gran rigurosidad, que además explica referencias, repone
fechas y alusiones cruzadas. También propone una traducción, a mi entender, más correcta
del título del Seminario: RRP lo titula “Otra vez”. El título en la versión de Paidós no solo
es pobre, sino claramente erróneo, ya que le falta la tilde al término “Aún”. (Anécdota
apócrifa acerca de cómo Lacan le puso el título al seminario: Encore, otra vez, una vez
más, todavía más, mais ainda…).La versión RRP está disponible en el blog del CC
La sesión del seminario de la que vamos a hablar a continuación, es la del martes
19 de diciembre de 1972, y si bien en la versión oficial figura numerada como la segunda,
es en realidad la tercera. Dicha versión no considera que la sesión anterior, la del 12 de
diciembre, deba “tenerse en cuenta”, puesto que, salvo una breve introducción, Lacan habló
poco ese día por cederle la palabra a François Récanati, quien presentó su conocido (y
célebre) texto “Predicación y ordenación”, excluido de la versión oficial del seminario,
aunque incluido en la revista Scilicet. En la versión oficial, dicha sesión aparece como
“complemento” de la primera y por lo tanto no fue numerada. Entonces, si somos
coherentes con la lógica del Seminario, esa por la cual se le otorga la palabra a los
2

asistentes y eso cuenta, la sesión que vamos a comentar es la número #III,


independientemente de lo que diga la versión oficial.
Finalmente: no era extraño que notables pensadores contemporáneos de Lacan
asistieran a su seminario. Si asistían, Lacan no se privaba de nombrarlos. En los días
previos a la sesión del seminario que vamos a trabajar, Jakobson había pronunciado unas
conferencias en el College de France y Lacan había asistido. Ese martes, Jakobson estaba
en el auditorio y Lacan se dirige a él elogiosamente, citando una frase suya (de Jakobson),
que supuestamente dijo durante esas conferencias, en la que afirma que “todo lo que es del
lenguaje sería del dominio de la lingüística”. Esto es muy posible porque era una especie de
aforismo de Jakobson, repetido desde una intervención en la Universidad de Indiana en
1958, en la que se apropió de un aforismo célebre de Publio Terencio1. Lo cito (y perdonen
mi latín): Linguista sum; linguistici nihil a me alienum puto. “Soy lingüista, nada del
lenguaje me es ajeno”. Cerró así su muy sólida defensa de la pertinencia de la lingüística en
la poética, en un texto que fue mucho más allá porque incluyó en su desarrollo la
presentación de las seis funciones del lenguaje: la intervención se publicó como
“Lingüística y poética” y es el último material incluido en sus Ensayos de lingüística
general (libro publicado en español por la editorial Seix Barral, en Barcelona, en Julio de
1975).El texto está disponible en el blog del CC

2) ROMÁN ÓSIPOVICH JAKOBSON


Algunos comentaristas, como por ejemplo Michel Bousseyroux, afirman que Lacan
encontró en Jakobson (probablemente tanto como en Lévi-Strauss), al garante de su teoría
estructural de lo simbólico. Desde 1956 y a través de Jakobson, Lacan introdujo en el
psicoanálisis el significante, la metáfora y la metonimia, refiriéndose de entrada a los
trabajos de Jakobson sobre la afasia. Estos trabajos (publicados originalmente entre 1939 y
1963, algunos redactados en alemán y otros en inglés) fueron reunidos y publicados
primero en francés (1969) y luego en español en un libro titulado Lenguaje infantil y afasia
(Ed. Ayuso, Madrid, 1974).
Lacan introduce la sesión situando una dificultad: “Parece difícil no hablar
tontamente del lenguaje” y “me di cuenta de que era difícil no entrar en la lingüística a
partir del momento en que el inconsciente estaba descubierto”. Y si al lingüista nada del
lenguaje le es ajeno, Lacan prefiere inventar una lingüistería. Un poco para evitar las
amonestaciones que, según afirma, ya ha recibido por partes de otros lingüistas (que no son
Jakobson —obviemos aquí eso de que Jakobson “lo quiere a Lacan”), al utilizar las
herramientas teóricas de dicho campo en sus habituales maniobras de apropiación. Y tal vez
otro poco porque a la lingüistería del analista, algunas cosas le son ajenas, incluso algunas
de las descriptas por Jakobson en su modelo de la comunicación sobre el que se apoyan las
funciones del lenguaje (como ejemplo, basta con citar el metalenguaje). Así, las fórmulas
que fundan la lingüistería lacaniana, al menos en esta sesión del seminario, son: (1) “el

1
Publio Terencio. “El enemigo de sí mismo” (165 AC)
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inconsciente está estructurado como un lenguaje” y (2)“el decir es justamente lo que queda
olvidado detrás de lo que es dicho en lo que se escuchaentiende” (así dice la estenografía,
mientras que la versión oficial pone allí la frase tal como aparecerá en L’étourdit, poco
tiempo después, en 1973. Lacan anuncia durante la sesión del seminario que ese texto
aparecerá en el cuarto número de Scilicet, la revista de la Escuela, esa en la que solo los
textos de Lacan llevaban firma y que él llamaba “mi aperiódico”).
Dejo pasar la referencia al poema de Rimbaud, “A una razón” y el error de Lacan,
ya que el estribillo del poema no es “un nuevo amor”, sino “el nuevo amor”.
Y desemboca en los cuatro discursos (RRP nos explica en nota al pie que no hay
motivo para pensar que Lacan los escribió, aunque en la versión oficial, allí están: ¡qué
bueno sería saber qué gráficos son de Lacan y cuáles de su “establecedor”, sin necesidad de
ir en busca de las estenografías!). Encontramos aquí una afirmación novedosa: “hay
siempre alguna emergencia del discurso psicoanalítico en el pasaje de un discurso a otro”.
Y también afirma su esfuerzo por hacer escuchar que la “noción de discurso hay que
tomarla como lazo social, como tal fundado sobre el lenguaje”. Sigue la crítica a la noción
de “información”, fundamentalmente por tratarse de una idea con la que coquetea la ciencia
(hay una referencia al ADN y los mensajes que transmite), y que supone la proporción
sexual que no hay.
Pero en esta sesión del seminario Lacan no solo celebra al gran lingüista, sino que
también rinde homenaje a su posición frente a la poesía. En 1914 (a sus 18 años) Jakobson
escribió algunos poemas con el seudónimo de Aliagrov, y luego, a lo largo de su obra,
analizó muchos poemas en diversos escritos. En la conferencia que ya nombré de 1958,
definió a la función poética del lenguaje como una función que va más allá de los límites de
la poesía, teniendo primacía sobre las otras funciones de la comunicación verbal
(referencial, fática, emotiva, conativa y metalingüística)2.
¿Por qué es importante esta estrecha relación entre Jakobson y la poesía para Lacan?
Porque Jakobson plantea que en la función poética se determina al sentido mediante el
sonido. Así, el significante que solemos definir como diferencia que discrimina, que separa
y distingue, pasa a tener función de causa que determina al sentido. Y es una idea que
armoniza con la tesis de Lacan en el Seminario: el sonido, la materia sonora determina el
sentido.

3) EL SIGNIFICANTE (ALGUNAS PUNTUACIONES QUE CONDUCEN ALALANGUE)


¿Qué es el significante? y luego ¿qué es un significante?—se pregunta Lacan.
Lacan afirma que hereda la noción del significante, de Saussure y de mucho más
allá: los estoicos y San Agustín están en la serie de quienes abordaron la cuestión. Pero que
2
V. la divertida novela de Laurent Binet. “La séptima función del lenguaje”, Seix Barral, 2016, donde la
muerte de Roland Barthes conduce a una investigación policial para encontrar el supuesto texto en que
Jakobson habría descripto la séptima función del lenguaje.
4

él se vio obligado a topologizarlo, escribiéndolo sobre una barra bajo la cual se encuentra el
significado. Y volviendo a referirse implícitamente a Jakobson afirma que “el significante,
de ninguna manera, puede limitarse al soporte fonemático”.
Porque Lacan es jakobsoniano cuando afirma que el significante es pura diferencia
y que no puede limitarse al soporte fonemático que le otorga la fonología. A Lacan le
interesó la tesis de Jakobson que afirma que solo el fonema es un signo diferencial, puro y
vacío, pura alteridad. Pero Jakobson sostiene que el Uno del significante no es el fonema,
porque su estructura es disociable en cualidades distintivas que no pueden descomponerse.
Para cualquier lengua del mundo, el número de esas cualidades distintivas es mucho más
restringido que el número de sus fonemas. Estos rasgos diferenciales son las partículas
básicas de materia significante y los fonemas sus átomos. Jakobson afirma que, por
ejemplo, para el francés, esas diferencias significantes se reducen a cinco, mientras que el
sistema consonántico cuenta con quince consonantes.
Y aquí conviene una digresión respecto de la sesión del seminario, para recordar
una tesis de Jakobson publicada ya en 1936 en su artículo “Lenguaje infantil, afasia y leyes
generales de la estructura fónica”. Cito:
Un niño es capaz de articular en su balbuceo una suma de sonidos que nunca se
encuentran reunidos a la vez en una sola lengua, ni siquiera en una familia de lenguas (…) y
pierde prácticamente todas sus facultades de emitir sonidos cuando pasa (…) a la
adquisición de sus primeras palabras. (…). Lo más sorprendente es que otros muchos
sonidos comunes a su balbuceo y a la lengua adulta desaparezcan igualmente, a pesar del
modelo que esta última representa para él3.

Lo que Jakobson describe y teoriza como “balbuceo” no es otra cosa que lalengua
del niño. Eso que, un poco más tarde, en su conferencia de Ginebra Lacan llamará “el agua
del lenguaje”. En ese momento, están allí presentes, impregnándolo, todos los sonidos
imaginables. Pero en un segundo momento, emerge una nueva función del sonido, una
función apoyada en el sistema estricto de oposiciones significantes de cada lengua. Lacan,
con Jakobson, dice que el significante es lo que se escuchaentiende, pero como
diferenciado, lo que permite una discriminación de sentido a partir del sonido.Entonces, el
significante es el Uno de pura diferencia, cuya función nos permite aprender y hablar una
lengua.
Luego dedica algo de tiempo a desplegar algunos valores de la tontería: (1) “la
tontería no es una categoría semántica, sino un modo de colectivizar el significante”. (2) “el
significante es tonto”. (3) “La tontería es una dimensión en ejercicio del significante”. Las
tres frases remiten al significante que fundamenta el lazo social, que nos une y nos permite
desconocer la forclusión de la proporción sexual producida por el lenguaje(estoy

3
Jakobson, Roman. “Lenguaje infantil, afasia y leyes generales de la estructura fónica”, en Lenguaje infantil
y afasia, Ed. Ayuso, Madrid, 1974, pp. 31-32.
5

parafraseando a Colette Soler en su Lacan, lecteur de Joyce, donde hace un uso bastante
particular de la noción de forclusión).
Hasta aquí, Lacan rinde homenaje a Jakobson… Pero me pregunto cuánto de lo que
ocurrió en esa sesión estaba realmente preparado por él, hasta dónde había planeado el
golpe de timón que se venía. ¿Esperó a tener a Jakobson en su auditorio para presentarlo, lo
sabía de antemano, o fue en el calor de esa clase que se le ocurrió? Porque si Lacan es
jakobsoniano adhiriendo a la idea del significante como Uno de pura diferencia cuya
función nos permite aprender y hablar una lengua, es lacaniano al afirmar que la función
significante es la de hacernos gozar. Sosteniendo que el significante se sitúa a nivel de la
sustancia gozante, lo sitúa como la causa del goce.
En la página 66 de su libro Lacan, el borromeo4, Michel Bousseyroux comenta este
giro de Lacan. Cito:
¡Esto es novedoso! Ya sabíamos que la causa estaba del lado del objeto a, causa del
deseo. Pero de la causa del goce Lacan aún no había dicho ni una palabra. El significante
tiene una función de causación en el nivel de lo real. El significante como tal (…) no es
sustancia pensante ni sustancia extensa, es sustancia gozante, en cuanto que se define
únicamente a partir de lo que se goza de un cuerpo que el significante corporiza.

4) GOCE, GRAMÁTICA, VERBO


Lacan articula las cuatro causas aristotélicas con el goce:
• Hay que ubicar en el cuerpo —bajo el modo de la causa material— esa parte
significada y mortificada por el acceso significante.
• Curiosamente, el significante —bajo el modo de la causa final— es lo que hace
alto al goce. ¿Retoma aquí Lacan la satisfacción paradójica de Freud, esa que
suponía displacer para un sistema y placer para el otro?
• Bajo el modo de la causa eficiente, Lacan sitúa al proyecto con el que se limita
al goce.

Pero antes de situar el último modo de la causa, volvamos a Jakobson. La tesis


fundamental de la poética de Jakobson es que la gramática rige la composición del poema,
que la gramática es la causa formal que lo estructura5, y mutatis mutandis, Lacan vuelve a
ser jakobsoniano.
La tesis de Lacan es que hay que ubicar en la gramática —bajo el modo de la causa
formal— la incidencia del significante como causa de goce. ¿Y qué quiere decir esto? Que
la gramática la da forma, le da cuerpo al goce causado por el significante. Esta forma que la
gramática le da al goce, obedece a reglas que determinan cierto ordenamiento (por eso el
ejemplo de “Pedro pega a Pablo”).

4
Publicado por Psicoanálisis y Sociedad, Barcelona, en 2016
5
“La poética de la gramática y la gramática de la poética”, publicado en inglés en 1981
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Y nos sorprende, casi al final de la sesión, la siguiente afirmación:


El verbo se define por ser un significante notantonto (…) porque efectúa el pasaje
de un sujeto a su propia división en el goce —y lo es todavía menos en cuanto que deviene
signo, cuando, a esta división la determina como disyunción.

La afirmación de Lacan exige un esclarecimiento, porque es algo oscura —al


menos, a mi entender. Lo primero que debemos decir es que si el verbo es notantonto es
porque se hace signo y efectúa el paso de sujeto a objeto, directamente o indirectamente,
mediante el complemento de objeto directo o de objeto indirecto. Y lo que ahí se goza es la
división del sujeto en su goce, división que produce disyunción exclusiva entre el sujeto y
su ser de goce: o el sujeto o el goce. Así el significante, al convertirse en signo, deviene
significante gozado. Tenemos entonces aquí planteada una disyunción entre el significante
gozado y el hablanteser.
En síntesis, la gramática pasa a ser un aparato de goce.

5) INCIDENCIAS
En la primera reunión de este seminario, manifesté mi preocupación acerca de este
giro lacaniano. Recordé que este seminario suele ser presentado como aquel en el que
Lacan produce un cambio en lo que un célebre comentador llamó “los seis paradigmas del
goce”. Concretamente, supone la aparición del sexto paradigma, llamado “el de la no-
relación”.
Según Khun, inventor del término en sentido epistemológico, un cambio de
paradigma supone superación y abandono del paradigma anterior. Recuerdo que aquella
noche, Gabriel Lombardi sugirió que consideráramos a este movimiento un cambio de
perspectiva, más que de paradigma. Creo que es una propuesta sensata, sin duda, a
condición de que lo pongamos a trabajar en su incidencia clínica. Al fin y al cabo, este
espacio es nuestro seminario de articulación entre el espacio del Foro, la Escuela y el
Colegio Clínico.
El cambio de perspectiva es evidente y me animo a resumirlo con los siguientes
enunciados:
El lenguaje y su estructura ya no es un dato originario, primario, sino que es
derivado de lo que Lacan llamará lalengua, el sonido antes de su ordenamiento gramatical
y lexicográfico. Por lo tanto, lalengua está en disyunción con la estructura del lenguaje. Y,
en consecuencia, la palabra ya no supone la comunicación, sino el goce.
7

Probablemente, este cambio de perspectiva constituya la condición de posibilidad


para comenzar a cuestionar la pertinencia de intentar operar sobre el goce a partir de la
palabra y el sentido.
**

Me despido, con algunas preguntas, que formulo con enunciaciones diferentes:


Como enseñante del CC, me pregunto: ¿Qué cambia en nuestra clínica a partir de la
perspectiva que sitúa al significante como la causa del goce? ¿Acaso una idea así no
impacta directamente sobre nuestra teoría de la interpretación analítica? ¿Cómo transmitirla
a nuestros cursantes, generalmente formados en la perspectiva anterior?
Como miembro del Foro: ¿Qué efectos produce esta idea en nuestra noción de
inconsciente? ¿Acaso esta perspectiva es la que desemboca inevitablemente en la noción
del ICR?
Como miembro de Escuela: Supongo que esta disyunción que Lacan introduce entre
el hablanteser y su goce, tiene sus efectos en nuestro modo de considerar el fin de análisis.
Entonces, ¿exige una revisión de los principios que rigen al dispositivo del pase?

Aún, otra vez, una vez más… demasiadas preguntas y pocas respuestas, 45 años
después…

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