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CAMBIOS FÓNICOS DE ÉPOCA VISIGODA (SIGLOS V AL VIII)

En este tema vamos a tratar de los cambios fónicos fechados entre el siglo V (en que
desapareció el Imperio Romano) y el siglo VIII (en que los musulmanes llegaron a la
península ibérica), época histórica caracterizada por una relativa uniformidad lingüística
en Hispania pues coincidió con el reino visigodo.
Una vez producida la separación política de los territorios que habían integrado el
Imperio Romano, se observa que las evoluciones lingüísticas pudieron variar de unas
zonas a otras: mientras que los cambios anteriores al siglo V se dieron en todas las
lenguas romances, no ocurrió lo mismo con los cambios posteriores al siglo V.
Los filólogos han dividido el antiguo Imperio en dos grandes regiones lingüísticas, la
Romania occidental (que incluye iberorromance, galorromance, occitanorromance,
retorromance y galoitaliano) y la Romania oriental (que incluye italorromance y
balcorromance). Dicha diferenciación se refleja bastante bien en varios de los
fenómenos que enumeramos a continuación:
-La diptongación de /ɛ/ y /ɔ/
-La prótesis de /e-/
-La evolución de CT, ŬLT y X /ks/
-La lenición consonántica

La diptongación de /ɛ/ y /ɔ/


Como ya hemos estudiado, el sistema vocálico latino constaba de diez unidades y, entre
sus rasgos, figuraba el de cantidad, de manera que en latín había vocales largas (de
pronunciación cerrada) y vocales breves (de pronunciación abierta). En el latín hablado,
como cambio más destacado, se desfonologizó la cantidad, por lo que las diferencias de
timbre (cerrado / abierto) en las vocales medias tónicas pasaron a ser fundamentales (el
vocalismo átono carece de dicha distinción). El sistema de diez vocales dio lugar al
sistema “románico común” de siete vocales tónicas, entre las cuales se cuentan las
cuatro siguientes:
Vocales medias cerradas Vocales medias abiertas
Ŭ Ō AU>/o/ Ŏ>/ɔ/
Ĭ Ē OE>/e/ Ĕ, AE>/ɛ/
Pero las vocales medias abiertas presentan variados resultados en las lenguas romances:
-En rumano diptongó /ɛ/ pero no /ɔ/.
-En sardo, en los dialectos del sur de Italia y en gallegoportugués no diptongaron
ninguna de las dos vocales.
-En francés e italiano han diptongado ambas pero solo en sílaba libre (o no
trabada).
-En castellano han diptongado las dos en todos los contextos: /ɛ/>/ié/, /ɔ/>/ué/1.
En resumen, la diptongación no se ha producido ni en todas las lenguas romances ni en
las mismas condiciones, de lo que se deduce que es un fenómeno posterior a la
fragmentación del Imperio. Sin embargo, contamos con ejemplos desde el siglo II, sobre
todo de /ɛ/, lo que se relacionaría con la prioridad de la diptongación en la vocal anterior
(por eso no ha diptongado /ɔ/ en rumano, ya que la Dacia fue abandonada el año 272),
pero se desconocen testimonios al respecto de gramáticos latinos contemporáneos y aun
posteriores. Parece, pues, que la diptongación se habría producido solo de manera
incipiente antes del siglo V, como demuestran ciertos alargamientos de estas vocales en
los casos procedentes de Pompeya (por ejemplo, EERAT por ERAT).

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La evolución en catalán y provenzal es algo más compleja. Por ese motivo no la vamos a analizar aquí.
La complejidad del fenómeno ha favorecido la diversidad de hipótesis explicativas,
ninguna de ellas satisfactoria. Así, se ha defendido la influencia de “superestrato” de las
lenguas germánicas, pero dicha teoría solo responde a la diptongación en francés,
provenzal o italiano del norte. En el caso de la península ibérica, se postula la influencia
de “sustrato” de las lenguas prerromanas, porque estas lenguas contaban con un sistema
vocálico de solo tres grados de abertura (frente al latín que, una vez desfonologizada la
cantidad, poseía un sistema de cuatro grados). No existe, por lo tanto, una explicación
unitaria del fenómeno dada la diversidad de resultados románicos: la diptongación de /ɛ/
y /ɔ/ debió de ser un proceso muy lento que no se consolidaría hasta época visigoda.

La prótesis de /e-/
La prótesis es la adición de un sonido a inicio de palabra. En este tema vamos a hablar
de la prótesis de vocal /e/ que se produjo ante /s/ “líquida” o “impura”, es decir, la /s/
seguida de consonante oclusiva sorda /p, t, k, q w/, cuyos casos más antiguos,
correspondientes a /i/, datan del siglo I: ISMURNA por SMYRNA (ejemplo procedente de
Pompeya).
Para explicar este cambio hay que tener en cuenta que la /s/ en interior de palabra no
formaba conjunto con la consonante siguiente, sino que, como coda, pertenecía a la
sílaba anterior: AS-TU-TIA, DE-TES-TOR… Es probable que esta “regla” se generalizara a
la posición inicial de palabra. A ello se añade que la /s/ inicial se pronunciaría de
manera enfática (por constituir sílaba aparte), lo que hubo de favorecer la anteposición
de un elemento vocálico (en latín como en romance lo normal es que las sílabas cuenten
con una vocal). Si en un principio la aparición de la vocal protética estaba condicionada
según terminara la palabra anterior en vocal o en consonante (alternancia que perdura en
el italiano, la scuola / in iscuola, la sposa / per isposa), solo en la Romania occidental
se ha acabado generalizando el cambio:
Latín Romania occidental Romania oriental
SCHOLA escuela, escola, iscola, école scuola, şcoală
SPATHA espada, espaza, ispada, épée spada, spată
STARE estar, être stare

La evolución de CT y X /ks/
En el tema anterior (véase Cambios en el latín hablado) observamos que la consonante
velar de palabras como PUGNA o STAGNU, por estar en posición implosiva, tendía a
debilitarse. Como consecuencia de dicho proceso, se producía su vocalización en [i̯ ] y
posteriormente la palatalización de /n/>/ɲ/.
En época visigoda también se debilitó la velar de la secuencia consonántica CT,
debilitamiento que ya en el mismo latín reflejaban las alternancias BRATTEA / BRACTEA
y COTTANA / COCTANA. Ahora bien, la vocalización en este caso solo se encuentra en la
Romania occidental, mientras que en la Romania oriental se produjo bien la asimilación
consonántica a /t/, caso del italiano, por ejemplo OCTO>otto (también en el sardo), bien
la confusión con /p/, como en rumano (OCTO>opt).
Para explicar la evolución particular de la Romania occidental se ha pensado tanto en la
tendencia general a la sílaba libre como en la influencia del “sustrato” celta. En la
Península Ibérica se ha mantenido este grado de la evolución -i̯ t- en catalán,
gallegoportugués, aragonés y parte del asturleonés, mientras que el castellano, al menos
a partir del siglo XI, presenta la palatalización de /t/ por influencia de la semivocal: > /ĉ/
(prepalatal africada sorda). Pero de esta evolución particular del castellano hablaremos
en el próximo tema.
Un proceso semejante siguió la secuencia X /ks/, si bien es cierto que el debilitamiento
de la velar fue anterior en este. La vocalización en [i̯ ] y la posterior palatalización de /s/
dio en la península ibérica (no solo en castellano) > /š/ (prepalatal fricativa sorda).
También tendremos que tratar de este cambio en el tema siguiente.

La lenición consonántica
Debemos volver al consonantismo latino y fijarnos en las oclusivas que había en
posición intervocálica. El latín tenía tres series de consonantes en dicho contexto:
-Tres oclusivas sonoras de cantidad breve: -B-, -D-, -G-.
-Tres oclusivas sordas de cantidad breve: -P-, -T-, -C-.
-Tres oclusivas sordas de cantidad larga (gráficamente “geminadas” o dobles):
-PP-, -TT-, -CC-.
Las tres oclusivas sonoras de cantidad larga (-BB-, -DD-, -GG-) tenían escaso rendimiento
funcional (es decir, distinguían pocos pares de voces; los ejemplos son de palabras
prefijadas como ABBREVIARE, ADDUCERE o AGGERE) y se confundieron con las
oclusivas sonoras correspondientes (BB>B, DD>D, GG>G).
Desde la época imperial hasta los inicios románicos todas estas consonantes se
debilitaron:
a) Las sonoras se convirtieron en fricativas o aproximantes, llegando en algunos
casos a desaparecer por completo.
b) Las sordas de cantidad breve se sonorizaron por asimilación a sus entornos
vocálicos.
c) Las sordas de cantidad larga se simplificaron.
Está claro que la fricatización de las sonoras, la sonorización de las sordas y la
simplificación de las geminadas son fenómenos interdependientes, tres “cambios en
cadena”. Desde el punto de vista fonológico, supone una reorganización de las
oposiciones del sistema: frente a la distinción breve / larga y sorda / sonora que
funcionaba en latín, se pasa a la distinción sorda / sonora y aproximante / oclusiva.
Pero el “ablandamiento” o lenición de las consonantes no solo afectó a las oclusivas (si
bien es cierto que cabe matizar las consecuencias que tiene en las demás consonantes
tanto en lo relativo a las evoluciones según los romances como en la cronología) porque
en latín, entre vocales, también se oponían -S- y -SS-, ambas sordas y fricativas. La
simple se sonorizó y la doble se simplificó. La otra fricativa, la labial - F-, era poco
frecuente en posición interior y además los ejemplos de - FF- correspondían a palabras
prefijadas (del tipo de AFFIRMARE), pero es posible la sonorización de la consonante
simple.
En cuanto a las nasales y líquidas, todas ellas sonoras, el latín presentaba las siguientes
oposiciones con un notable rendimiento funcional: -L- / -LL-, -R- / -RR-, -N- / -NN-, -M- /
-MM-. Mientras que las nasales bilabiales confluyeron en la simple, las vibrantes han
mantenido hasta hoy la oposición de cantidad (e incluso han llevado la larga a la
posición inicial). Mayor interés tienen las alveolares: el castellano ha mantenido la
distinción mediante la palatalización de las geminadas (-LL-> /λ/, -NN-> /ɲ/). De las
consecuencias que en nuestra lengua tuvieron estos cambios hay que volver a hablar en
el próximo tema.
La cronología del fenómeno no está exenta de controversias. Los ejemplos de
sonorización son escasos y poco claros antes del siglo V: se ha discutido la validez de
los procedentes de Pompeya porque muestran el fenómeno en inicial de palabra
(BOMPEIANA por POMPEIANA) o tras consonante (OPORDET por OPORTET), y la
aportación del Appendix Probi no es relevante al respecto.
La sonorización quizá arrancó a finales del siglo III porque no se da en rumano. Por otro
lado, los ejemplos encontrados abundan más en la zona occidental, lo que avalaría la
teoría del “sustrato” celta que se citará más adelante.
La simplificación de geminadas es más difícil de comprobar dado que en el latín
hablado existía también un fenómeno de tendencia contraria, la “geminación expresiva”
reflejada en casos como CAMERA NON CAMMARA, tomado del Appendix Probi.
La fricatización afectó sin duda a B como se ha dicho en el tema anterior y puede
comprobarse en las confusiones con V. Más dudas plantean D y G. Las únicas pruebas
consisten en la pérdida de la consonante ( AUSTO por AUGUSTO, MAESTER por
MAGISTER).
Las causas del fenómeno general de ablandamiento consonántico tampoco se conocen.
Una explicación “interna”, sistemática, es la tendencia a reducir la tensión articulatoria
con que se pronuncian las consonantes en contexto intervocálico (porque las breves
presentan menos tensión que las largas, las sonoras menos que las sordas, las fricativas
que las oclusivas). Ahora bien, ¿por qué solo triunfó el ablandamiento en la Romania
occidental? Para explicar la extensión geográfica se ha postulado, una vez más, la teoría
del “sustrato” celta. Se sabe que las lenguas célticas experimentaron un debilitamiento
de las consonantes entre vocales. La teoría defiende que sus hablantes trasladaron esa
tendencia al latín que aprendían.

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