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El estrés

Las dificultades de aprendizaje y su relación con el estrés y la autoestima.

El estrés es un estudio de cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy


superior al normal, suele provocar diversos trastornos físicos y mentales.

El estrés es común entre niños pequeños y es aún más común para los niños de primaria con
dificultades de aprendizaje y atención. Estos niños pueden no darse cuenta de que tienen
estrés, por lo que se debe prestar mucha atención a los niños de primaria, no siempre es fácil
notar los síntomas.

Cuando la mente esta sobrecargada puede afectar el cuerpo y las respuestas físicas al estrés
son comunes. Las quejas incluyen dolores en el cuerpo, cansancio, dolor de cabeza y de
estómago.

Los niños que sienten que no pueden sobrellevar los desafíos pueden actuar asustados e
inseguros.

Se aferran que no pueden por seguridad o pueden actuar como infantes, chupándose el dedo y
mojando la cama. Cuando los niños están abrumados se distraen o sé paralizan por miedo al
fracaso. Los maestros notan que ellos rehúsan hacer la tarea.

Los niños pueden sentir el estrés como si tuvieran ¨hormigas en la piel¨ o un cambio en el nivel
de energía, también pueden manifestar dificultad para dormir. Las rabietas son una respuesta
emocional al sentirse abrumados. Pareciera que cualquier cosa las genera, pero es un signo de
que algo más está pasando. Lidiar con dificultades de aprendizaje y atención puede dañar la
autoestima y causar estrés. Todos los niños sienten estrés de vez en cuando. La escuela
primaria está llena de desafíos, especialmente para estos niños. La mayoría de los niños con
dificultades de aprendizaje y atención no están conscientes de que tienen estrés. Los maestros
tratarán de mantener sus preguntas sin exigencias y una manera de abordar el tema puede ser
dibujando gente al entablar una conversación y diciéndole que sabe que algo le está
molestando. Tratará ponerle un nombre a ese algo, por, ejemplo: ¿Tienes miedo leer en voz
alta en la clase? o ¿Te sientes inseguro cuando intentas resolver problemas de matemática en
el pizarrón?

El simple hecho de hablar del asunto puede ser un alivio.

El maestro puede dividir las tareas en secciones, una página completa de problemas de
palabras o números puede parecer abrumadora, especialmente para niños con dificultades de
atención. Puede ser una alternativa separar los problemas en trozos, por ejemplo en grupos de
tres. Eso los puede hacer más accesibles. Es importante que los elogien por cada sección que
completan.

Y también puede ayudar prometerles que tendrían recursos divertidos entre cada sección
desarrollada.

Si un niño empieza una nueva actividad, por ejemplo karate, los padres harían bien visitar con
su hijo el lugar con anterioridad para que conozcan a la recepcionista, ver como son los baños
y el lugar donde practicará la nueva actividad y podrían aprovechar el momento para conocer
al instructor preguntándole qué harán el primer día de clases con la consiguiente reducción de
la ansiedad . La mayoría de niños sienten estrés ante nuevos desafíos. Eventualmente, algunos
se meten de lleno porque las experiencias pasadas le dan confianza, sin embrago, otros niños
con dificultades de aprendizaje y atención necesitan elogios cuando han hecho algo muy bien,
y puede ayudarlos a sentir menos miedo y más confianza a medida que van avanzando y
enfrentan desafíos más grandes.

Cuando un niño o niña enfrenta situaciones estresantes, le puede resultar de ayuda repetir
frases positivas, como por ejemplo. ¨No tengo miedo a probar¨ o ¨Yo puedo hacer esto ¨Estos
pensamientos van a sobrepasar los pensamientos negativos, por ejemplo, ¨Soy demasiados
tanto para hacer esto. La repetición de frases positivas una y otra vez tiene un efecto
calmante. Los padres deberían procurar a sus niños, un lugar organizado con rituales y rutinas
que no cambien y también darles seguridad. Ayuda crearles un fin de semana estructurado
porque se ha comprobado que los niños con mucho tiempo libre se vuelven ansiosos.

El estrés se acumula como el vapor en una locomotora. Los padres harían bien darles a sus
hijos muchas oportunidades para liberar esa presión, haciendo de la actividad física parte de la
vida diaria de su niño o niña y de toda la familia; que se divierten saltando la soga, cantando
en voz alta o bailando con su canción favorita. Los padres pueden darle un gran impulso a sus
niñas con dificultades en la escuela, dando importancia a las actividades después de la escuela
porque pueden ayudarle a liberar estrés, pero sin exagerar en la semana dejando algunos días
libres ya que le estarían creando más estrés a sus niños.

Si los padres y maestros le dicen al niño o niña lo que esperan de él o ella, eso puede reducir el
estrés. También deben considerar la ayuda externa facilitado que puedan aprender por
ejemplo, yoga, meditación, lectura o habilidades para el manejo del estrés.

El estrés en la niñez se puede presentar en cualquier situación que requiera que un niño se
adapte o cambie. Como hemos visto, el estrés puede ser provocado por cambios positivos,
como comenzar una nueva actividad, pero está vinculado con más frecuencia con cambios
negativos, como una enfermedad a la muerte de un ser querido. Los adultos en el hogar y/o la
escuela pueden ayudar al niño para que aprenda a reconocer las señales del estrés y
enseñarles maneras saludables para manejarlo. El estrés puede ser una respuesta a un cambio
negativo en la vida del niño. En pequeñas cantidades, el estrés puede ser bueno. Pero, en
exceso de estrés puede afectar la forma como el niño piensa, siente y actúa.

Los niños aprenden a responder al estrés a medida que crecen y se desarrollan.

Muchas situaciones estresantes que para un adulto son manejables causan estrés en un niño.

Como resultado, incluso los pequeños cambios pueden tener un impacto en los sentimientos
de inseguridad y confianza del niño. El dolor, las lesiones, las enfermedades, las dificultades de
aprendizaje y atención y otros cambios más son fuentes de estrés para los niños. Las causas del
estrés pueden incluir entre otros, la preocupación por las tareas escolares o por las notas,
problemas con los amigos, el acoso escolar o las presiones de los compañeros, tienen
pensamientos negativos de ellos mismos, corporales tanto en los varones como en las niñas, la
crisis financiera en el hogar, el divorcio, etc.

Como se ha señalado antes, es posible que los niños n se den cuenta de que están estresados.
Si los síntomas empeoran o se presentan nuevos síntomas, los padres pueden sospechar de un
aumento en el nivel de estrés del niño.

Los síntomas por lo general son de naturaleza física y emocional o de comportamiento. Los
físicos incluyen la disminución del apetito y otros cambios en los hábitos alimentarios, dolor de
cabeza, empezar a mojar la cama o hacerlo frecuentemente, pesadillas, alteraciones en el
sueño, molestia estomacal o dolor de estómago, otros síntomas físicos sin ninguna
enfermedad. Los emocionales incluyen la ansiedad o preocupaciones, incapacidad por
relajarse, miedos nuevos o recurrentes, aferrarse al adulto y/o no querer perderlo de vista,
rabia o llanto, incapacidad para controlar sus emociones, comportamiento agresivo (terco),
regresión a comportamientos típicos de etapas anteriores o renuncia a participar en
actividades familiares o escolares.

En el hogar los padres pueden ayudar a sus hijos a responder ante el estrés de forma
saludable. Para esto deben brindar al niño un hogar sano, seguro y confiable; la rutina en el
hogar debería ser reconfortante; siempre darles buenos ejemplos; ser selectivos con los
programas de televisión, libros y juegos; escuchar al niño sin criticarlo; fortaleciendo los
sentimientos de la autoestima; dándoles la oportunidad de hacer elecciones y tener algún
control sobre su vida; estimulando la actividad física; reconociendo los signos de estrés no
resuelto en el niño, por sí buscando asesoría profesional médico o terapista cuando los signos
de estrés no disminuyan ni desaparezcan normalmente.

El siglo XXI ha traído numerosos avances técnicos y tecnológicos así como nuevas formas de
vivir, de descubrir el mundo, etc. Sin embargo, el estrés puede que sea una de las mayores
locuras de esta era que nos toca vivir. El estrés infantil es una triste realidad que tenemos que
presenciar hoy en día. Y es que el ritmo acelerado también afecta a los más pequeños, que ven
amenazada su seguridad en numerosas ocasiones. El estrés en niños es, prácticamente natural,
como en casi todos los seres humanos en niveles normales. El cortisol hormona responsable de
activar los núcleos de alarma y atención, desencadena una reacción a posibles peligros o alerta
de algún problema. El problema del estrés surge cuando estos niveles de cortisol permanecen
en auge durante más tiempo del que dura esa actividad o situación que lo provoca. En ese
momento estamos hablando de estrés como enfermedad. Cuando los adultos pensamos en
nuestra infancia, y a menudo, nos imaginamos felices y despreocupados; nadie piensa que los
niños puedan tener problemas.

No todo el estrés es malo, las cantidades moderadas de presión impuestas en el hogar, la


escuela pueden motivar a un niño a mantener altas calificaciones en la escuela o a participar
más en actividades deportivas. Manejar con éxito situaciones o eventos estresantes aumenta
la capacidad de un niño de sobre llevarlos en el futuro. Como se ha señalado antes, cuando el
estrés es continuo o particularmente intenso, tiene repercusiones tanto en la psiquis como en
el cuerpo. Los eventos estresantes repentinos acelerarán la respiración y los latidos del
corazón de un niño, le contraerá los vasos sanguíneos, le aumentará la presión arterial y la
tensión muscular y, tal vez, le causarán malestar en el estómago y dolores de cabeza.
En suma, el estrés es un mal que aqueja a la humanidad actual y es la raíz de múltiples
enfermedades. Este mal consiste en tener más de un pensamiento a la vez y en el exceso de
crecer que el papel que interpretamos es real. El estrés es también hincarse con las espinas de
distintas rosas a la vez y sin tomarse el trabajo de analizar el mensaje que trae esa rosa; muy
por el contrario, lo que hacemos es continuar con nuestra vida como si fuera normal. Decimos
que el estrés es la raíz de las enfermedades actuales porque tenemos muchas ideas rodando
en la cabeza, sin escuchar a nuestro corazón y al no escuchar tampoco escuchamos a nuestra
alma y, por lo tanto, no sanan nuestras heridas ni aprendemos las lecciones. Esa es la trampa
en que vivimos hoy en día los seres humanos, porque nos han hecho crecer que el estrés es
parte del éxito.

Los niños son muy sensibles a los cambios a su alrededor, y en especial son muy sensibles a los
sentimientos y las reacciones de sus padres, aunque esos sentimientos no se comuniquen
directamente con palabras. El temperamento de los niños varía y, por lo tanto, estos son
bastante diferentes en su capacidad para enfrentar el estrés y los problemas diarios. Algunos
niños son de trato fácil por naturaleza y se adaptan fácilmente a los acontecimientos y a las
nuevas situaciones. A otros, los cambios en sus vidas los destabilizan.

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