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1. INTRODUCCIÓN
de la justicia juvenil, la diversion constituye uno de los esfuerzos más significativos para des-
procesalizar el derecho penal juvenil y desarrollar formas de reacción informal en el marco de
la comunidad. En este sentido, la diversion conlleva una crítica al control social de la delincuen-
cia juvenil basada en las sanciones penales. Vid. J. DAPENA, “La mediació penal: cap a una
justícia restauradora. La mediació i la reparació en la justícia juvenil”, en Forum, núm. 2,
2003, pág. 22.
3
Nos referimos especialmente a las reglas mínimas para la administración de la justi-
cia de menores (Reglas de Beijing, 1985), las reglas mínimas para la protección de los me-
nores privados de libertad (Reglas de la Habana, 1990), las directrices para la prevención de
la delincuencia juvenil (Directrices del Riad, 1990), las reglas mínimas de las Naciones Unidas
sobre las medidas no privativas de la libertad (Reglas de Tokio, 1990). Otras recomendacio-
nes del Consejo Europeo son: la R CE (87)20 sobre reacciones sociales ante la delincuencia
juvenil; la R CE (2003)20 del Comité de Ministros sobre nuevas vías para el tratamiento de la
delincuencia juvenil y el papel de la justicia juvenil; el dictamen (2006/C110/13) del Comité
Económico y Social Europeo sobre la prevención de la delincuencia juvenil, los modos de tra-
tamiento de la delincuencia juvenil y el papel de la justicia del menor en la UE; y la resolución
del Parlamento Europeo sobre la delincuencia juvenil: el papel de las mujeres, la familia y la
sociedad (2007). Vid. J. L. DE LA CUESTA, “¿Es posible un modelo comparado de reeducación
y reinserción en el ámbito europeo?”, en Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología,
núms. 9-10, 2008, págs. 15-26. Estos instrumentos no tienen fuerza obligatoria en el derecho
internacional; es decir, carecen de carácter vinculante o ejecutivo para los Estados. La CDN,
por el contrario, tiene fuerza obligatoria para todos los Estados partes.
MEDIACIÓN PENAL Y JUSTICIA JUVENIL RESTAURATIVA 375
4
A. GARCÍA-PABLOS, Tratado de criminología, 3ª ed., Valencia, Tirant lo blanch, 2003,
págs. 988 y ss., y Criminología. Una introducción a sus fundamentos teóricos, 4ª ed., Va-
lencia, Tirant lo blanch, 2001, págs. 479 y ss. Sobre el componente comunitario, Vid. G.
VARONA, La mediación reparadora como estrategia de control social. Una perspectiva crimi-
nológica, Granada, Comares, 1998.
5
J. M. TAMARIT, “Principios político-criminales y dogmáticos del sistema penal de
menores”, en VV.AA., Justicia penal de menores y jóvenes, Valencia, Tirant lo blanch, 2002,
pág. 28.
6
El modelo integrador o de justicia restaurativa surge como una alternativa al modelo
disuasorio clásico y al modelo resocializador. A. GARCÍA-PABLOS, Criminología..., op. cit.,
págs. 430 y ss., hace un análisis de estos sistemas a la luz de la crisis de la criminología clá-
sica. El modelo de justicia restaurativa vehicula una nueva concepción del delito como pro-
blema social y comunitario, cuyo abordaje implica al infractor, a la víctima, a la comunidad
y al sistema de justicia, a diferencia de la lectura del delito que hace el modelo clásico disua-
376 REALIDADES Y TENDENCIAS DEL DERECHO EN EL SIGLO XXI
9
A. PEARSON, “Can colombian community justice houses help the new criminal justice
system achieve restaurative results?”, in International Perspectives in Victimology, núm. 1,
vol. 3, March, 2007, págs. 14-21. Cfr. R. ARIZA, La justicia restaurativa para adolescentes
en Colombia, Bogotá, CIVIS, 2007, págs. 42, 53-54.
10
El Consejo Superior de la Judicatura (CSJ) de Colombia formula como segundo reto
del SRPA el fortalecimiento de los mecanismos de justicia restaurativa, para lo cual, según seña-
la, han de generarse manuales para su aplicación por la Fiscalía General de la Nación. CSJ,
“Balance de SRPA 2009”, documento interno, 2009.
11
J. L. DE LA CUESTA, op. cit., págs. 09:1-09:36.
12
G. BAZEMORE, “Three paradigms for juvenile justice”, en B. Galaway y J. Hudson, Res-
torative justice international perspectives, New York Criminal Justice Press, 1996; G.
Bazemore y L. Walgrave (Eds.), Restorative juvenil justice. Reparing the harm of youth crime,
Monsey, Criminal Justice Press, 1999; A. Morris y G. Maxwell (Eds.), Restorative justice
for juveniles: conferencing, mediation and circles, Oxford, Hart publishing, 2001.
13
C. TIFFER, “Justicia penal juvenil. Instrumentos internacionales de Naciones Unidas”,
en C. TIFFER, J. LLOBET y F. DÜNKEL, Derecho penal juvenil, Costa Rica, ILANUD, DAAD, 2002.
Cfr. VV.AA. “Les systèmes comparés de justice pénale: de la diversité au rapprochement.
Actes de la Conférence internationale à l’occasion du 25è anniversaire de l’Institut supérieur in-
ternational de sciences criminelles Syracuse (Italie), 16-20 décembre 1997”, en Nouvelles
Études Pénales, núm. 17, 1998.
378 REALIDADES Y TENDENCIAS DEL DERECHO EN EL SIGLO XXI
14
E. CARRANZA y R. MAXERA, “Los sistemas de justicia penal juvenil en América La-
tina. Análisis comparado”, en Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Ju-
rídicas de la UNAM, 2005. Cfr. C. TIFFER, op. cit. En este sentido, el modelo de responsabi-
lidad ha supuesto una cierta homogeneidad de los sistemas en Europa y América Latina en
lo que respecta a sus bases filosóficas. Los modelos no han seguido el mismo ritmo en todos
los países ni han tomado las mismas opciones una vez adoptados. A este respecto, véase R.
Ottenhof (Coord.), “La responsabilité pénale des mineurs dans l’ordre interne et international”,
en Revue Internationale de Droit Pénal, 1/2 (75), 2004, págs. 25 y ss.
MEDIACIÓN PENAL Y JUSTICIA JUVENIL RESTAURATIVA 379
15
C. TIFFER, “Justicia juvenil. Instrumentos internacionales de Naciones Unidas y la ex-
periencia de Costa Rica”, documento elaborado para la UNICEF, México, octubre, 2000, pág. 7.
380 REALIDADES Y TENDENCIAS DEL DERECHO EN EL SIGLO XXI
16
J. L. DE LA CUESTA, op. cit., págs. 09:3, 09:27. Cfr., J. M. TAMARIT, op. cit., pág. 18;
DE LA CUESTA plantea la importancia de desarrollar bases y elementos comunes a todos los sis-
temas de responsabilidad y de establecer un conjunto de directrices complementarias que per-
mitan acentuar la intervención educativa y frenar el riesgo del punitivismo.
17
Durante la vigencia del Código del Menor (1989-2006), Colombia tuvo la segunda
tasa más alta de jóvenes privados de la libertad por cometer delitos (5.048) y la primera por
protección (12.644) entre los países de América Latina (Fuente: Boletín CELADE 55, 1995). E.
CARRANZA, C. TIFFER y R. MAXERA, “La reforma de la justicia penal juvenil en América Latina”,
documento elaborado para la XI Sesión de la Comisión de las Naciones Unidas sobre Preven-
ción del Delito y Justicia Penal, ILANUD, abril, 2002. Cfr. M. ÁLVAREZ, Vivencias y derechos:
el adolescente trasgresor de la ley penal, Instituto de Estudios del Ministerio Público de la
Procuraduría de Bogotá, Bogotá, 1999, págs. 20, 164, 167 y ss. Según datos del Instituto de
Estudios del Ministerio Público de Colombia, tras la entrada en vigencia del SRPA en 2006, la
medida de privación de la libertad, en su modalidad de internamiento preventivo, se ha apli-
cado en forma excesiva. De las 1.103 sanciones impuestas en Bogotá y Cali entre el 15 marzo
y el 15 diciembre de 2007, 235 fueron privaciones de libertad. Este 21% se incrementa hasta
en un 10% al contabilizar los jóvenes ubicados en internamiento preventivo por períodos de
dos a cuatro meses. M. ÁLVAREZ et al., Semillas de cristal..., op. cit., págs. 5, 31, 33. De acuerdo
con un informe de 2007 del CSJ, el número de menores internos con medidas preventivas y de-
finitivas asciende a 2.959. CSJ, documento citado.
MEDIACIÓN PENAL Y JUSTICIA JUVENIL RESTAURATIVA 381
do seis años antes mediante la ley 599 de 2000— cuyo proceso y medidas deben
permitir a los jóvenes asumir la responsabilidad jurídica de sus actos y garan-
tizar la finalidad educativa, la protección integral y la justicia restaurativa, a
través de sanciones no privativas de la libertad, medidas alternativas a la jus-
ticia penal y garantías penales y procesales reconocidas por el derecho inter-
nacional. Aunque hasta hace poco concluyó la implementación del SRPA18, las
evaluaciones realizadas a la fecha indican problemas de implementación, con-
tinuación del modelo tutelar en cuanto a concepción y procedimientos, recur-
so excesivo a la institucionalización, y escasa implementación de los mecanis-
mos de justicia restaurativa19. Con todo ello, como ya se señaló, es importante
que se haya abierto la posibilidad de implementar la justicia restaurativa en
Colombia en un ámbito que ha demostrado tanto potencial para su desarrollo.
18
La implementación del SRPA fue prevista de manera gradual en cinco fases: la primera
el 15 de marzo de 2007 y la última el 1º de octubre de 2009. En virtud de la revisión de la apro-
piación presupuestal, se adicionó una sexta fase que inició el 1º de diciembre de 2009 (decr.
3840 de 2008).
19
M. ÁLVAREZ et al., ops. cits., 2008, 2009. Cfr., R. ARIZA, op. cit.; DNI COLOMBIA, “Aná-
lisis del libro II del Código de Infancia y Adolescencia: SRPA”, documento interno, 2008.
382 REALIDADES Y TENDENCIAS DEL DERECHO EN EL SIGLO XXI
24
Especialmente, la “Propuesta preliminar de declaración de los principios básicos del
uso de programas de justicia reparadora en asuntos criminales” del Congreso de las Naciones
Unidas, 2000, y los “Principios básicos para la aplicación de programas de justicia restitutiva
en materia penal” del ECOSOC de las Naciones Unidas, 2002. En el ámbito europeo: la R CE
(99)19 sobre la “Mediación en materia penal”, la R CE (99)26 sobre la “Elaboración y aplica-
ción de medidas de mediación y justicia restitutiva en materia de justicia penal”, y la decisión
marco del Consejo de Ministros de la UE relativa al “Estatuto europeo de la víctima en el proceso
penal”, 2001; entre otros documentos como el Libro Blanco de la Justicia y el Pacto de Estado
para la Justicia, 2001. Vid. L. F. GORDILLO, Para América Latina resulta de especial interés
la “Declaración de Costa Rica sobre la Justicia Restaurativa en América Latina”, presentada
en 2005, págs. 249 a 260.
MEDIACIÓN PENAL Y JUSTICIA JUVENIL RESTAURATIVA 385
27
O. VÁSQUEZ, “Un concepto renovador de la administración de justicia. ¿Qué es la jus-
ticia juvenil restaurativa?”, en Justicia para crecer. Revista especializada en Justicia Juve-
nil Restaurativa, núm. 1, diciembre 2005-febrero 2006, Perú, págs. 16-17. Cfr. TAMARIT, “La
mediación reparadora...”, op. cit., pág. 57.
28
En su “Informe sobre la juventud mundial”, 2005, ECOSOC de las Naciones Unidas
recomienda sustituir los tradicionales objetivos de la justicia penal por los de la justicia
restaurativa, como una manera de garantizar el interés superior del niño, al mismo tiempo que
se presta atención efectiva a la seguridad pública.
29
E. GIMÉNEZ-SALINAS, “La mediación en el sistema de justicia juvenil: una visión desde
el derecho comparado”, en Eguzkilore, núm. 10, País Vasco, 1996, pág. 207. Sobre las po-
tencialidades de los programas de mediación-reparación con menores de edad, Vid. L. E.
MORÁS, “Desafíos y oportunidades en la administración de justicia de menores”, en Herra-
mientas, núm. 1, año 1, 2000, pág. 102.
30
Para el caso de América Latina, véanse E. CARRANZA, C. TIFFER y R. MAXERA, op. cit.;
cfr. E. CARRANZA y R. MAXERA, “Los sistemas...”, op. cit.; y R. MAXERA, op. cit. Para el caso
de Europa, véanse E. GIMÉNEZ-SALINAS, “La mediación. Una visión desde el derecho compa-
rado”, en La mediación penal, colección Justícia i Societat, núm. 19, 1999; y E. Giménez-
Salinas (Dir.), Legislación de menores en el siglo XXI: análisis de derecho comparado, Estu-
dios de derecho judicial, núm. 18, Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 1999.
MEDIACIÓN PENAL Y JUSTICIA JUVENIL RESTAURATIVA 387
de los países que han adecuado sus legislaciones a la CDN y a los demás instru-
mentos emanados de ella, a pesar de que en algunos casos esta adecuación no
haya estado acompañada de un ejercicio práctico, o incluso, de propuestas para
su implementación. Ciertamente, a la luz de los planteamientos de la justicia
restaurativa, y en particular, de los principios de los nuevos sistemas de respon-
sabilidad penal de menores, la mediación ha ganado protagonismo como me-
canismo de diversion, arrojando grados variables de finalidades educativas
respecto al joven infractor, un grado relativo de compensación por el daño a la
víctima o a la comunidad, y dosis variables de involucramiento de la comunidad
y participación de las organizaciones sociales. En este sentido, es posible afir-
mar que la mediación ha permitido articular en un solo mecanismo la desjudi-
cialización y desprocesalización de los menores de edad que arriban al sistema
de justicia, convirtiéndose así en una alternativa conveniente a los fines del mo-
delo de responsabilidad penal de menores, que a su vez evita los inconvenien-
tes propios de un proceso altamente formalizado.
De acuerdo con la recomendación CE R (99)19, la mediación es una op-
ción flexible y comprehensiva a la que apelan voluntariamente la víctima y el
ofensor para buscar una solución a los conflictos que han conllevado al delito,
mediante la ayuda de un tercero imparcial. Esta recomendación es la que de-
fine los principios generales de la mediación, tanto en la jurisdicción penal
juvenil como en la de adultos, e incluye entre sus consideraciones que los Estados
miembros deben a) tender cada vez más a la mediación como complemento o
alternativa al procedimiento penal tradicional, b) posibilitar la participación
penal de la víctima, el delincuente y la de todos aquellos implicados como partes,
incluida la comunidad, c) reconocer el interés legítimo de las víctimas a expre-
sar las consecuencias de la victimización, comunicarse con el delincuente y
obtener excusas y una reparación y d) reforzar en los infractores el sentido de
la responsabilidad, brindándoles la oportunidad de rectificar.
Sin duda, la mediación tiene una finalidad preponderante respecto a la
víctima y al infractor, si bien la comunidad desempeña un papel esencial a tra-
vés de los servicios comunitarios y del ejercicio del control informal de la crimi-
nalidad. Respecto al infractor, la mediación pretende que el menor se respon-
sabilice del hecho delictivo y sus consecuencias ante la víctima y la comunidad
a través de la reparación simbólica y material del daño causado y del procedi-
miento mismo; mientras que la víctima encuentra en esta alternativa un espa-
cio para ser escuchada, expresar la manera como se ha visto afectada y sus
necesidades derivadas del delito. Otros beneficios de la mediación respecto al
conglomerado social son la devolución del conflicto a sus protagonistas, el acer-
camiento de la justicia al ciudadano y la promoción de formas participativas de
reacción al delito. Por lo anterior, se puede afirmar que la mediación es una op-
ción responsabilizadora e integradora, ya que son los propios afectados por el
delito quienes valoran el daño causado y buscan alternativas de reparación, de
388 REALIDADES Y TENDENCIAS DEL DERECHO EN EL SIGLO XXI
acuerdo con las posibilidades que les otorga el marco legal y al amparo de la ad-
ministración de justicia que aporta las garantías y el escenario para su desarrollo.
La mediación, al igual que las demás alternativas de diversion, se ha de-
sarrollado en el ámbito de la justicia juvenil sobre la consideración de que la
respuesta punitiva no es la opción más adecuada con la que cuenta la sociedad
para abordar la situación del joven. Por el contrario, comulga con la idea de
que la respuesta al delito debe contribuir a incrementar la competencia perso-
nal y social del autor y favorecer su autonomía, estimulando un cambio de con-
ducta y facilitando canales para que pueda reflexionar sobre las propias accio-
nes y afrontar los conflictos de forma responsable. No obstante, a diferencia
de otros mecanismos de diversion, la mediación trasciende los objetivos ne-
tamente pedagógicos y de compensación del daño, al situar al menor respon-
sable del acto punible frente a la víctima, especialmente en los casos de media-
ción directa, a la vez que posibilita el restablecimiento del tejido social mediante
diversos canales de participación de la comunidad31. Por todo ello, la media-
ción forma parte de las nuevas tendencias de política criminal y su aplicación
se ha ampliado a todas las fases del procedimiento, antes limitada a los supues-
tos de sobreseimiento32.
Finalmente, es preciso destacar que a pesar de ocupar una posición pre-
ferente entre las distintas tendencias político-criminales contemporáneas, la
mediación y demás mecanismos de diversion no implican el destierro del fun-
damento preventivo de la intervención penal o su sustitución por el principio
de reparación33, ni un abandono de las reglas del derecho penal, aun cuando se
lleve a cabo de forma extrajudicial34. Todo lo contrario, siendo la expresión más
31
Vale la pena destacar el hecho de que en estos programas, la preocupación de las
víctimas no se haya centrada exclusivamente en la restitución económica; sino que manifies-
tan, además, aspectos como la relación futura entre las partes y los compromisos de no agre-
sión y no reincidencia. J. Dapena y J. Martín (Coords.), La mediación penal juvenil en Ca-
taluña, España, Estudio de la Dirección General de Medidas Penales Alternativas y de Justicia
Juvenil, Departamento de Justicia, Generalidad de Cataluña, Barcelona, 1998.
32
A este respecto, se critica el hecho de que generalmente la mediación se restrinja a los
supuestos de faltas o delitos menos graves, ya que cierra el paso a supuestos de mediana
gravedad. Véanse B. CRUZ, “La mediación en la ley orgánica 5 de 2000, reguladora de la res-
ponsabilidad penal de los menores: conciliación y reparación del daño”, en Revista Electró-
nica de Ciencia Penal y Criminología, núms. 7-14, 2005, pág. 18; J. DAPENA, “La mediació
penal...”, op. cit., pág. 23.
33
Solventado el requisito de no contradecir el fin preventivo general de la intervención
penal, nada impide que este modelo se dirija específicamente al tratamiento del conflicto
interpersonal provocado por el delito, incluso cuando ello no contribuya a la pacificación social.
Vid. B. CRUZ, op. cit., págs. 12-13. Cfr. J. QUERALT, “La mediación en España y perspectivas
internacionales”, Criminal justice reform: Lessons learned, community involvement and res-
torative justice, Vienna, 17th April, 2002, quien incluye esta cuestión en las objeciones polí-
tico-criminales que plantea a la admisión de la mediación.
34
La mediación debe ubicarse dentro del derecho penal y regirse según sus principios
generales, aunque se lleve a término fuera del proceso penal. E. GIMÉNEZ-SALINAS, “La con-
MEDIACIÓN PENAL Y JUSTICIA JUVENIL RESTAURATIVA 389
7. CONCLUSIONES
1. Los sistemas de justicia penal de menores han transitado, en América
Latina y en algunos países de Europa, de sistemas tutelares a sistemas de justi-
42
J. DAPENA y J. MARTÍN, op. cit., págs. 31-32; EQUIPO DE MEDIACIÓN..., op. cit., pág. 65.
MEDIACIÓN PENAL Y JUSTICIA JUVENIL RESTAURATIVA 393
cia o responsabilidad penal juvenil. La CDN (1989) ha marcado una pauta tem-
poral y de principios en este sentido, así como los demás instrumentos interna-
cionales que desarrollan la materia. Hoy día, prácticamente todos los Estados
partes en la CDN cuentan con legislaciones especiales reguladoras de la respon-
sabilidad penal de los menores de edad.
2. En esta nueva arquitectura, los sistemas de justicia juvenil han incor-
porado principios de justicia restaurativa y del modelo de las 4D (descrimi-
nalización, desjudicialización, diversion y debido proceso) en el marco de pro-
cedimientos garantistas y respetuosos de los derechos de los menores de edad.
En esta vía se ha configurado una nueva política criminal de justicia penal ju-
venil, que se determina por el carácter sancionador-educativo de las medidas
y los procedimientos, el desarrollo de los principios de oportunidad e interven-
ción mínima, la aplicación de los principios de la justicia restaurativa, la flexi-
bilidad en la adopción y ejecución de las medidas y la competencia de las enti-
dades en materia de ejecución.
3. El modelo de responsabilidad penal juvenil hace de la responsabilidad
penal de los adolescentes y de la finalidad educativa y reparadora de los proce-
dimientos y las medidas el eje del sistema. Fundamentalmente, incorpora meca-
nismos de desjudicialización y diversion, entre los cuales se destaca la media-
ción reparadora víctima-infractor que se vincula, en ocasiones, a medidas de
orden comunitario. El desarrollo de estos procedimientos parte del reconoci-
miento de los menores de edad como sujetos de derechos que deben articular
un proceso responsabilizador y reparador frente a la víctima del delito, y, en al-
gunos casos, de la comunidad. Sus características esenciales son la especifici-
dad de un derecho penal de menores que aboga por procesos garantistas, flexi-
bles, sumarios, únicos y confidenciales; la desjudicialización y diversificación
de la acción penal, la incorporación de un amplio cuadro de medidas y sancio-
nes, y el desarrollo de los principios de oportunidad, intervención mínima y sub-
sidiariedad.
4. Gracias a este nuevo marco de política criminal y a que el derecho penal
de menores ha servido de campo de experimentación de nuevas prácticas, las
legislaciones o sistemas reguladores de la responsabilidad penal de menores han
incorporado y desarrollado la mediación víctima-infractor en diversos grados,
ampliando sus alcances y posibilidades procesales en los sistemas de justicia
más avanzados. Con base en el desarrollo conceptual que han hecho de la misma
los instrumentos internacionales y en la investigación práctica sobre las posi-
bilidades que esta ofrece para el abordaje del conflicto y de las consecuencias
derivadas del delito, tanto para las partes primarias como para la comunidad y
el sistema de administración de justicia, la mediación tiende a posicionarse hoy
como el principal mecanismo de diversion en los sistemas de justicia juvenil.
5. La ventana de oportunidad que han abierto en Colombia la ley 906 de 2004
(SRA-CPP) y el SRPA, a través de la ley 1098 de 2006, para la aplicación de princi-
394 REALIDADES Y TENDENCIAS DEL DERECHO EN EL SIGLO XXI
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